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FUNDACIÓN DE VILLA DE LEYVA

Antecedentes

Un conflicto social da lugar a la fundación de Villa de Leyva. En el año de 1571 se


da un levantamiento en Tunja de algunos de los soldados que habían
participado en la fracasada expedición que había partido de España a órdenes
de Pedro Malaver de Silva y Diego Fernández de Serpa. Se dijo que “ andaban
tan inquietos que daban ocasión a que se temiese alguna conspiración en
Tunja… porque se quejaban de andar vagabundos por no tener en que
ocuparse ni ganar para el sustento”. Junto con estos soldados participaron
también campesinos, hijos de “conquistadores”, que no tenía tierras ni trabajo y
carecían de todo recurso. Para los Tunjanos estaban atentando contra la
seguridad social.

Se ha dicho que el Presidente de la Real Audiencia, don Andrés Venero de Leiva


“atemorizó a Tunja y se hicieron varios ahorcamientos públicos y que el 29 de
marzo de 1572 viajo a Tunja y en los 15 días que allí estuvo, condenó a muerte a
5 personas, aquietó de nuevo la ciudad”
Luego presentó la propuesta de “formación de filiales villetas donde los alzados
apaciguaran su revuelta”.

Se decide la fundación de una Villa y los comisionados oficiales, el Corregidor


de Justicia Mayor de Tunja y Vélez, el Alcalde Ordinario de Tunja y sus
cabildantes, viajan al Valle de Saquencipá y declaran que es el lugar más
cómodo, conveniente y acertado para la fundación de la Villa. El lugar está
ubicado “cerca de una sierra de lomas de donde bajan dos quebradas, y al lado
de un arroyo próximo a los aposentos del Encomendero Juan Barrera”. El sitio
escogido para la fundación era un lugar sagrado del pueblo muisca donde estaban
ubicadas las Cucas (bohíos santuarios Muiscas, que quieren decir “Casa Santa” )
y lugar considerado como un centro astronómico y meteorológico donde se
reverenciaba al sol.

La fundación genera conflictos con los indígenas, los encomenderos de Tunja y


los sacerdotes dominicos. Se asignaron tierras en el territorio sagrado muisca
de Saquencipá contraviniendo las mismas disposiciones de las Leyes de
indias que lo prohibían y arrebatando la propiedad territorial de los indígenas.
Se da una fuerte resistencia indígena frente a la presión sobre sus tierras y las
exigencias de mano de obra y de tributos. Los indígenas son expulsados de
sus tierras a las vertientes
Junio 12 Fundación de Nuestra Señora de Leyva

Se señalan plaza y solares y extensiones de tierra sin tener en cuenta las


tierras cultivadas de los indígenas y si eran suficientes para albergar toda la
gente.

El 15 de 1572 Junio Bernardino Mojica presenta ante el Cabildo la solicitud para


que no se funde la villa de Leyva “por considerar que tal fundación iba en
detrimento de Tunja”. El 12 de agosto de ese año la Real Audiencia encomienda
al Contador Real de la comisión de revisar todo lo actuado y tomar las
determinaciones más convenientes para asegurar la perpetuidad de la Villa.
Se asignan solares en la villa. El 15 de diciembre se ordena la realización de un
plano señalando el nombre de los beneficiados. Se elabora el primer plano de
Villa de Leyva, en el cual se indican las veintisiete cabezas de familias
beneficiadas de solares.
Este plano es el más antiguo que se conoce en Colombia correspondiente a la
fundación de una ciudad o villa. El 19 de diciembre se hace el señalamiento de
Ejidos por parte del contador de la Real Audiencia, Corregidor y Justicia Mayor
don Juan de Otálora y el 29 de diciembre la Real Audiencia imparte su
aprobación a todo lo actuado por el señor Juan de Otálora. La presencia de
numerosos grupos indígenas en toda la región limitava el número de los
posibles vecinos de Leyva. “Este último aspecto fue el más criticado, pues se
ofrecieron tierras a tantas personas que no podrían caber en toda la comarca
circunvecina, al decir del Contador Juan de Otálora”. 1

El presidente Venero de Leyva al ratificar los autos del Corregidor dice en su


providencia: “a los indios no se les han tomado ni quitado tierras de que
reciban notable daño, ni a sus encomenderos ningunas labranzas” y en julio
confirmó la fundación, pero instruyó a Juan de Otálora, nuevo Corregidor de
Tunja, de “anular los proveimientos de huertas que se hicieron el mes de
junio, teniendo en cuenta el desorden creado por su desatinada repartición 2
Otálora repartió 215 fanegas de sembrados entre nueve personas de las que
se habían avecindado en la Villa.

El cacique de Sáchica y su encomendero García Zárate, acusan ante la


autoridad real las actuaciones de Otálora. Se quejan de “que por causa de su
proveimiento hizo muy grande agravio y perjuicio a sus tierras y labranzas que
de tiempo inmemorial habían tenido y poseído”. “…se hizo muy grande agravio y
perjuicio a sus tierras y labranzas que de tiempo inmemorial a esta parte habían
tenido y poseído y tenían y poseían”

En 1572 Don Luis de Iguaque, por medio de otro memorial a la Real


Audiencia, pide el “despueble de la Villa”, se presenta un reclamo ante la
corona española por parte de las comunidades indígenas de Saquencipá, Sáchica,
Suta y Monquira en el sentido de que la fundación de Villa de Leyva violaba las
leyes de Indias, promulgadas por Carlos V en 1542 que prohibían “hacer esclavos
a los indios y arrebatarles sus bienes… y no se tomara nada contra su voluntad”.”.
La política oficial de la Corona española “era que los pueblos donde se debían
asentar los muiscas debían tener acceso a terrenos adecuados para la
agricultura” … pero con la fundación se continuaron los atropellos iniciados por los
conquistadores a las ideas y valores culturales de los indígenas, así como a su
derecho de propiedad colectiva sobre la tierra. En enero de 1575 Don Sebastián
Cacique de Sáchica y sus capitanes Sisatoque, Siatama y Suta, en nombre
propio y de los indios del repartimiento, del cual es encomendero Diego
García Zárate, dicen que se les ha causado grave daño con el reparto de sus
tierras a los españoles que los han atropellado y robado. Cientos de
indígenas piden la devolución de sus tierras

El oidor Francisco de Auncibay, en 1574, encargado de atender estas


demandas, constata que las adjudicaciones se habían hecho desconociendo los

1
A. Corradine, Fundación de la Villa de Leyva y su Desarrollo” en: “Villa de Leyva: Huella de los
Siglos.” Bogotá, 1986.
2
Gabriel Camargo. Fundación y Proceso de Villa de Leyva. Boletín de Historia y Antigüedades
legítimos derechos de los indígenas y que, efectivamente, en Saquencipá no
había tierras desocupadas para los españoles. Don Juan de Castellanos se
compadece y condena los atropellos denunciados, pero opina que en
Saquencipá deben dejarse unos doce o veinte españoles para “que no quede
despoblada de españoles”.

Los frailes dominicos de los pueblos vecinos, entre ellos el superior de Tunja,
exponen que se devuelvan las propiedades arrebatadas a los indígenas y además
de oponen a la fundación de Villa de Leyva. El procurador de la Villa, don Diego
de Gómez Caballero, señala que terrenos arriba de Saquencipá, existen espacios
desocupados que pueden ser utilizados para el traslado de la Villa. Continúan los
reclamos y denuncias de los indígenas.

Se inicia un transitorio y lento traslado de la Villa al otro lado del arroyo, en


terrenos abajo de los aposentos, donde tenía un molino el encomendero
Barrera.

En 1574 Juan de Alvis, escribano de cámara del rey Felipe, de acuerdo con el
presidente y oidores de la Audiencia y Cancillería Real ordena requisar los
santuarios y prohibir los ritos y ceremonias de los indígenas. El cacique de
Turmequé, Diego de Torres, presenta el primer memorial de agravios contra los
encomenderos por los atropellos y torturas contra los indígenas; denuncia el
incumplimiento de las cédulas reales, el fraude en los tributos y el engaño con las
encomiendas.

La Real Audiencia ordena una nueva visita al corregidor Jove; este examina la
región, verifica las afirmaciones de los vecinos y acepta la propuesta de traslado
“no sin antes conocer que la mayor parte de los primeros pobladores habían
abandonado el lugar y renunciado a las tierras otorgadas, mientras que el
número de los aspirantes se había aumentado sensiblemente”.

El corregidor Jove pide que, atendiendo las justas causas alegadas, se mude
la Villa (al actual sitio) “ por ser mejor y más sano.” Luego, es aprobado por el
Cabildo y la Audiencia de Santa Fe. 3 Mediante un auto se ordena el traslado de la
villa al actual emplazamiento y se ordena la elaboración de un nuevo plano con
la indicación de los nuevos beneficiados. En el plano realizado se indican los
nombres de unos 120 adjudicatarios, además de dos conventos, San Francisco
y Santo Domingo, y casas de Cabildo y carnicería. Se asignan solares a los
caciques de Saquencipá, Monquirá y Suta y a un indígena yanacona llamado
Diego Yaya y dos solares para los molinos de Francisca Morales; el número de
manzanas crece considerablemente, este sería el segundo plano más antiguo.

Las principales razones invocadas para propiciar el traslado son: “la


disposición de la tierra, asiento y aguas ser muy convenientes para los

3
Archivo de Indias. Audiencia de Santafé, 88.
edificios por ser los materiales muy perpetuos… el sitio donde al presente está
el pueblo está dispuesto para coger mucha cantidad de trigo”.

Villa de Leyva surge como centro de poder, los pueblos de indios quedan bajo su
jurisdicción. La mano de obra indígena ya no concurre a concentrarse en
Tunja, lo hace en Leyva.

En 1575 la Villa se trasladó de la ribera norte de la quebrada a la del Sur, al sitio


llamado el “Infiernito”, al frente del actual Parque arqueológico de saquencipá.

En 1577, cinco años después de la primera fundación de Villa de Leyva y


cinco años antes de la segunda, y como complemento a las Capitulaciones
que ordena a la iglesia imponer la religión a la fuerza, Juan de Alvis,
escribano de cámara del Rey Felipe con su mandato y con acuerdo del
Presidente y oidores de la Audiencia y Cancilleria real , ordena incautar las
representaciones del culto muisca , la destrucción de los adoratorios secretos
y la pena de muerte a los infractores, especialmente a los mohanes,
sacerdotes y filósofos muiscas. El oficio es pregonado públicamente en todos
los mercados e iglesias antes de la misa en las poblaciones de Saquencipá,
Iguaque, Monquirá, Scáchica, Suta, Cucaita, Sora y otras.

Numerosos templos y bohíos donde se hacían las ceremonias de culto y se


guardaban las ofrendas son quemados junto con las piezas de ofrendas y
culto que no son de oro: mucuritas, vasijas, mantas, mochilas ídolos de
algodón y palo.

El 10 de Mayo 1582 se hace el acta de la nueva fundación con el nombre de Villa


de Nuestra Señora de La Candelaria. La jurisdicción de Villa de Leyva abarcó
administrativamente el territorio de Ráquira, Suta y los pueblos vecinos,
extendiéndose por el occidente hasta los páramos de Tinjacá y Chiquinquirá, y
por el norte hasta la región de Moniquirá.
Las tierras invadidas nunca fueron restituidas a los indígenas.

En 1592 surgen los Resguardos de Indígenas. Las primeras comunidades que


recibieron las tierras del Resguardo fueron, en 1595, las de Chiquinquirá,
Moniquirá e Iguaque. Las comunidades indígenas enfrentan muchos problemas
debido a los intereses de los latifundistas por sus tierras.

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