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Caso clínico de John Nash "Una mente brillante"/ “A beautiful mind”

Caso clínico de John Nash "Una mente brillante"/ “A beautiful mind”

Julio Siles-López

3PV44

Instituto Politécnico Nacional


Caso clínico de John Nash "Una mente brillante"/ “A beautiful mind”

Caso clínico de John Nash "Una mente brillante"/ “A beautiful mind”

Una Mente Brillante


NOMBRE: JOHN NASH
FECHA DE NACIMIENTO: 13 DE JUNIO DE 1928
LUGAR DE NACIMIENTO: BLUEFIELD, VIRGINIA/USA
DECESO: 23/MAYO/2015
RELIGIÓN: ATEO

Historia Clínica

De pequeño fue un niño solitario al que le gustaba mucho leer y jugaba poco con los demás
niños de su edad. Su madre, que estudió varios idiomas en las universidades Virginia
Occidental y Colegio Martha Washington, le estimuló para que estudiara. Su padre, un
ingeniero eléctrico que luchó en la I Guerra Mundial, fue profesor de la Universidad de
Texas. A los catorce años empezó a mostrar interés por las matemáticas y la química, tal
vez influido por el libro que publicó Eric Temple Bell en 1937: Men of mathematics. Entró
en el Colegio Bluefield en 1941.

Ganó una beca en el concurso George Westinghouse. En junio de 1945 se matriculó en la


actual Universidad Carnegie Mellon para estudiar ingeniería química, a diferencia de su
padre. Pero fue su profesor quien, dándose cuenta de su habilidad para las matemáticas, lo
convenció para que se especializara en ellas. Tres años más tarde aceptó una beca de la
Universidad de Princeton para el doctorado de matemáticas.
En la Universidad de Princeton impartían clases Albert Einstein y John von Neumann, algo
que motivó su ansia por destacar y obtener cierto reconocimiento. Inventó un juego
«matemáticamente perfecto» (en el cual se basó posteriormente Hex) y en 1949 escribió un
artículo titulado Puntos de equilibrio en juegos de n-personas, en el que definía el equilibrio
de Nash. Con 21 años se doctoró con una tesis de menos de treinta páginas sobre juegos no
cooperativos, bajo la dirección de Albert W. Tucker. Consiguió inmediatamente
reconocimiento entre el resto de los especialistas y poco después comenzó a trabajar para la
RAND, una institución de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos dedicada a la
investigación estratégica.

En el verano de 1954 fue arrestado durante una redada policial. Se casó en 1957 con una
ex-alumna suya del MIT, la salvadoreña Alicia Lardé López-Harrison (1933-2015).9 Tras
un año de matrimonio se le diagnosticó esquizofrenia y todo cambió. Tras estar internado
durante cincuenta días en el hospital McLean, viajó a Europa, donde intentó conseguir el
estatus de refugiado político. Creía que era perseguido por «criptocomunistas» (agentes
comunistas infiltrados). Estuvo hospitalizado en varias ocasiones por períodos de cinco a
ocho meses en varios centros psiquiátricos de Nueva Jersey y salió creyendo que se había
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curado, hasta que decidió suspender su tratamiento con fármacos, lo que causó la
reaparición de las alucinaciones. A punto de ser internado nuevamente, se dio cuenta de sus
alucinaciones por lo que, usando la teoría de que todo problema tiene una solución, decidió
resolver por su cuenta su problema psiquiátrico y así, con el paso del tiempo, aprendió a
vivir con sus alucinaciones ignorándolas por completo.

Inicialmente la enfermedad mental de Nash se manifestó como paranoia; más tarde su


esposa describiría su comportamiento como errático. Nash parecía creer que todos los
hombres que usaban corbatas rojas formaban parte de un grupo de comunistas que
conspiraban contra él; Nash enviaría cartas a las embajadas en Washington, D.C.,
afirmando que ellos estaban estableciendo una especie de gobierno en el país.10 11 Sus
problemas psíquicos se manifestarían dentro de su vida profesional cuando en uno de sus
discursos sobre la Hipótesis de Riemann dado en la Sociedad Estadounidense de
Matemática de la Universidad de Columbia en 1959; Nash se notaría incomprensible en sus
palabras, por lo que sus colegas de la audiencia inmediatamente se darían cuenta que algo
estaba mal.

Entre abril y mayo de 1959 fue admitido en el Hospital McLean; donde fue diagnosticado
de Esquizofrenia paranoide. De acuerdo al Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales IV-TR, o DSM IV-TR.

En 1961 ingresa al Hospital Psiquiátrico de Trenton en Nueva Jersey. Y durante los 9 meses
siguientes pasaría períodos en hospitales psiquiátricos, en los cuales recibirían tratamientos
con fármacos antipsicóticos y terapias de shock con insulina.

Aunque los medicamentos que consumía eran recetados, Nash más tarde afirmaría que solo
lo hacía contra su voluntad. Desde 1970, ya no volvería a ser internado en un hospital
psiquiátrico, y se rehusaría a seguir consumiendo medicamentos.

Según Nash el inicio de sus trastornos mentales podía situarse durante los primeros meses
de 1959, cuando su esposa estaba embarazada. Describiendo el proceso como un cambio
"de un pensamiento racional científico hacia un pensamiento delirante típico de personas
que han sido diagnosticadas de 'esquizofrenia' o 'esquizofrenia paranoide'.

Nash sugirió que sus delirios estaban relacionados a su sensación de infelicidad, a sus
deseos de sentirse importante y reconocido, y a su forma característica de pensar, diciendo,
"Yo no habría tenido ideas tan buenas científicamente, si hubiera tenido una forma más
normal de pensar."

Síntomas

Pérdida de la realidad
Alucinaciones
Delirios de persecución (paranoia)
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Trabajo intelectual excesivo sin fines reales (recorta y marca revistas buscando códigos,
entrega cartas en lugares abandonados)
Automutilación (buscándose un implante)
Dificultad para relacionarse con la gente, sobre todo con las mujeres
Afán de superioridad

Relaciones interpersonales

Richard Sol y Bender: Compañeros de Universidad y colegas de Nash en Wheeler. Tiene


una buena relación con ambos, como colega y amigo.
Martin Hansen: Compañero de Universidad de Nash, y más tarde, director del campus
donde estudiaban. Comparte la beca Carnegie con Nash. Inicialmente él y Nash no
simpatizan, debido a que Martin busca hacer ver mal a Nash, y viceversa, pero más tarde
olvidan sus diferencias y se llevan mejor. Martin llega a permitirle a Nash tener un puesto
de profesor aún y con su enfermedad.
Charles Herman: Primer alucinación de Nash. Se presenta como un compañero de alcoba,
muy alegre, vivaz, constantemente animando a Nash.
William Parcher: Segunda alucinación de Nash. Se presenta como un director del
departamento de defensa de USA. Le pide a Nash el desciframiento de códigos escondidos
en revistas y periódicos para descubrir la trayectoria de una bomba elaborada por los rusos.
Le implanta un diodo de radio a Nash, con el cual podría entrar al edificio a hacer la
entrega de sus trabajos. Obviamente todo lo aquí escrito es alucinado por Nash.
Marcee: Tercera alucinación de Nash. Es la sobrina de Charles Herman, a la cual trata como
si fuera sobrina de él.
Alicia Larde: Inicialmente alumna y después esposa de Nash. Con ella Nash logra
relacionarse de una manera adecuada, considerando que presentaba dificultades para
relacionarse con las mujeres. Su relación se da de una manera normal, hasta un día en que
Nash le pide ansiosamente a ella que salga de la casa rápidamente, que no puede explicarle
lo que pasa, a lo cual ella reacciona con miedo y llama a un psiquiatra. Durante la
enfermedad de Nash se presentan algunos problemas maritales, sobre todo por la falta de
cuidados de Nash hacia su hijo y la falta de sexo en la pareja.
Dr. Rosen: Psiquiatra que atendió a Nash. Al principio Nash reaccionó con hostilidad hacia
él, creyendo que era un ruso que lo tenía atrapado. Después de que se entera de que está
enfermo, Nash lo trata de una manera normal, aunque no sigue el tratamiento.
Toby Kelly: Estudiante que discute con Nash, siendo este ya anciano, las teorías que tiene
en mente para recibir asesoría.
Thomas King: Persona que informa a Nash de su adquisición del premio Nobel.

Hipótesis de causa del cuadro clínico

No se puede descartar una posible disposición orgánica, aunque hay aspectos psicológicos
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mayormente determinantes de la patología. Posiblemente lo más importante sean los


impedimentos sociales que el mismo sujeto se coloca. La gente no le agrada y dice que él
no le agrada a la gente. Esa creencia debe estar fundada tal vez desde su infancia, por
alguna experiencia social indeseable. Su personalidad es muy retraída, agresiva. Afirma que
no quiere perder tiempo leyendo a “mortales inferiores” en clases, las cuales afirma que
destruyen el genio creativo. Tiene una personalidad a la vez muy narcisista, pues siempre
busca ser original, destacar, y no le gusta perder. En el momento en que pierde, afirma que
el juego es imperfecto. Este carácter narcisista, probablemente originado en una infancia de
alguna manera traumática, es lo que posiblemente sea el factor determinante de la
“psiconeurosis narcisista” que presenta.

Diagnóstico

Esquizofrenia paranoide.

Recomendaciones terapéuticas

Se llegó a manejar terapia de electroshocks y medicamentos. Se recomendaría únicamente


continuar con el tratamiento farmacológico, tal vez alguno no tan fuerte, para poder trabajar
terapéuticamente con el paciente. Una terapia con orientación analítica, tal vez con
orientación Kleiniana específicamente, sería útil en este caso. Se buscará ubicar al paciente
en la realidad, mostrarle aquellos aspectos de la realidad que ignora, y ayudarle a
integrarlos, pues se encuentran para él disociados. Se procuraría evitar la generación de
ansiedad con constantes interpretaciones, las cuales intensificarían la regresión ya
manifiesta del paciente. El enfoque terapéutico deberá centrarse en la progresión e
integración de factores disociados de la realidad del paciente. Mostrarle los aspectos sanos
y enfermos, “buenos” y “malos”, que ayudarán al paciente a organizar su personalidad
después de integrarlos. El analista deberá buscar colocarse como un objeto existente, en el
cual el paciente pueda encontrar su retorno a la realidad. En el paciente psicótico se dan
intentos de recuperación de objetos. Cualquier contacto que presente el paciente deberá ser
aprovechado por el analista. Deberá trabajar con cualquier parte sana del yo del paciente,
por más pequeña que ésta sea. En resumen, el analista debe primeramente mantener el
contacto con el paciente, para después poder continuar con el análisis, jamás perdiendo el
contacto con el paciente. Integrarlo poco a poco a la sociedad podría ser útil después de
llevar un buen tiempo en tratamiento.

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