Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTELIGENTES
La ciudad de Nueva York desea realmente ser una “ciudad inteligente”. En el otoño de 2013, la
New York University, con el apoyo del gobierno de la ciudad, abrió el Centro de ciencia urbana
y progreso, bajo la dirección de Steven E. Koonin, ex subsecretario de ciencias del
Departamento de energía durante la administración de Obama. Koonin prevé que habrá
trabajo en un amplio rango de proyectos de calidad de vida y eficiencia urbana, que varían
desde la gestión del tráfico hasta la reducción de 30 a 50% del consumo de agua y electricidad
en un periodo de diez años.
Los datos de zonificación, clasificación de edificios y flujo de tráfico, junto con las rutas y los
tiempos de recolección del Departamento de sanidad, se usarán para optimizar la recolección
de basura. El objetivo será dar servicio a tantos distritos comerciales como sea posible a mitad
de la noche, cuando el tráfico sea más ligero y se moleste a la menor cantidad de residentes. A
continuación se tiene un plan para ensamblar imágenes térmicas de edificios en toda la ciudad,
que servirá como base para estudios del uso de la energía.
Un terabyte de información (que equivale a 143 millones de páginas impresas) fluye a diario
hacia la Oficina de iniciativas políticas y estratégicas de Nueva York desde cada esquina de la
ciudad: la información varía desde certificados de defunción hasta minutas como el tipo de
calderas y aspersores instalados en los 900,000 edificios de la ciudad. A esa oficina se le asignó
la tarea de reducir la cantidad de conversiones ilegales (la creación de unidades de vivienda
adicionales en edificios que carecen de la infraestructura requerida legalmente, como los
medios adecuados de salida y el cableado eléctrico). El equipo combinó los datos de 19
agencias y creó un modelo para optimizar. Las inspecciones de los edificios. La edad del
edificio, los permisos de reparación, avisos de ejecución hipotecaria, pagos tardíos de
impuestos y demás datos similares, alimentaron un programa que abasteció un incremento del
13 al 70% de inspecciones de edificios que identificaron una vivienda peligrosa. Anteriormente,
los 200 inspectores de edificios de la ciudad habían intentado en vano responder a las más de
20,000 quejas anuales, basados únicamente en descripciones de quejas incompletas.
Los participantes en una competencia llamada Big Apps, que comenzó en 2009, usan los más
de 1,000 conjuntos de datos que ahora están disponibles al público en el NYC Open Data Portal
como su recurso principal. En la categoría Best Jobs and Economic Mobility de 2013, la
aplicación ChildCareDesk obtuvo el primer lugar. Los mapas, las reseñas en Yelp y los informes
detallados de diversas agencias de acreditación de la ciudad ayudan a la toma de decisiones de
los padres, y un sistema de alertas les notifica cuando surge una vacante. Otras aplicaciones
ganadoras en años anteriores proveen las ubicaciones de baños públicos y las rutas más
seguras para los ciclistas. Flowers ve incluso más datos de los que pueden explorarse: los
cientos de miles de mensajes diarios que se publican en Twitter, Facebook y demás sitios de
social media. Las quejas que no llegan a las agencias municipales con respecto a restaurantes
antihigiénicos, basura que no se recolectó y calles inseguras, se pueden obtener de estas
fuentes para promover la causa de mejorar la calidad de vida de los neoyorquinos. Tal vez esto
vaya demasiado lejos para los defensores de la privacidad que han estado observando el
movimiento Big Data/Smart City con cautela.
Aunque reconocen el potencial de Smart City para mejorar los servicios y ayudar a los
ciudadanos, grupos como la Unión de libertades civiles de Nueva York se preocupan por los
posibles abusos de privacidad. Sin duda alguna, la liberación de datos públicos, incluso sin
intención de vigilancia, debe incluir salvaguardias. Europa se mantiene un paso adelante de
Estados Unidos en el movimiento hacia las ciudades inteligentes. Barcelona es una de las
ciudades europeas que va a la vanguardia. Sus inversiones incluyen conexiones a Internet de
alta velocidad en todo un vecindario, así como puntos de carga de electricidad para autos y
motocicletas, lo cual reduce el uso de energía y genera ingresos. Los sensores conectados a los
contenedores de basura alertan a los trabajadores cuando necesitan vaciarse. Los conductores
pueden usar una aplicación de teléfono inteligente para encontrar el lugar de estacionamiento
más cercano disponible en las calles de la ciudad. Los sistemas de irrigación integrados en los
parques de Barcelona monitorean la humedad del suelo y activan los aspersores cuando se
necesita agua. La ciudad espera reducir su factura de agua en un 25% al año después de
instalar sensores en los parques locales, para producir ahorros anuales aproximados de casi
$60 millones. Barcelona desperdiciaba mucha agua y ahora puede controlar el sistema
directamente desde un iPad.
Los científicos de investigación de Intel conciben ciudades inteligentes con conductores que no
sólo conocen la velocidad del automóvil que va delante de ellos, sino que pueden ver al mismo
tiempo tres automóviles a la derecha, a la izquierda y detrás. Más aún, las cámaras pueden
detectar si los conductores circundantes están viendo hacia arriba, hacia abajo o hacia delante,
y si uno de ellos está balanceando un vaso junto con el volante de dirección. Estos “estados del
conductor” alimentarán programas de modelado predictivo para calcular las probabilidades de
que ocurra un accidente y qué vehículos están mejor posicionados para evitar una calamidad.
Preguntas:
1. ¿Qué tecnologías emplean Nueva York y Barcelona para que sus ciudades funcionen
con más eficiencia y mejore la calidad de vida de los ciudadanos?
2. ¿Cuáles son los aspectos de administración, organización y tecnología que deben
tratar las iniciativas de “ciudades inteligentes”?
3. ¿Qué problemas resuelven las “ciudades inteligentes”? ¿Cuáles son las desventajas?
4. Mencione ejemplos de cuatro decisiones que se mejorarían en una “ciudad
inteligente”.
5. ¿Le preocuparía si se utilizaran datos de social media para complementar los datos
públicos y ayudar a mejorar la prestación de servicios municipales? ¿Por qué?