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16 noviembre, 2018jmagdalena
1-INTRODUCCIÓN
Realmente siempre han existido mujeres escritoras en castellano o en ladino de España,
de Israel, de los diferentes países hispanoamericanos o de otras partes del orbe
terráqueo. Sin embargo desde el principio ha imperado el prejuicio medieval de ignorar a
estas poetisas, narradoras y dramaturgas que durante tanto tiempo fueron silenciadas,
ignoradas o algo peor. Esto peor era sobre todo la hoguera de la Inquisición o leyes sálicas
educativas. De ahí que únicamente aristócratas y monjas católicas hayan logrado que sus
nombres traspasaran la terrible criba del tiempo. Por ejemplo, Pilar Cabanes Jiménez, el
anónimo de “Mujeres escritoras en la Edad Media” y la base de datos “BIESES” nos indican
así numerosos ejemplos de la Baja Edad Media: 1) nobles como Florencia Pinar y su
poesía; Leonor López de Córdoba que legó unas memorias; o Constanza de Castilla con su
devocionario y la poesía de Isabel de Villena; 2) y alguna monja como la mística Teresa de
Cartagena. Con la Edad Moderna la situación no cambió demasiado, todo y las fulgurantes
figuras de las religiosas Santa Teresa de Jesús o Sor Juana Inés de la Cruz, o de las laicas
como Mariana de Carvajal, o sobre todo María de Zayas con su narrativa, Feliciana
Enríquez con su teatro y la poesía de Ana Abarca, Ana Caro, Leonor de la
Cueva, Cristobalina Fernández, y Oliva Sabuco, entre otras.
Fue a partir de la Edad Contemporánea, como nos viene a decir Mª del Carmen Simón
Palmer en su bibliografía, cuando ya desde el siglo XIX las escritoras en español
comenzaron a desligar su arte literario de la religión y los prejuicios machistas, aunque la
mayoría siguió siendo autodidactas, y en ocasiones también tomaran seudónimos
masculinos por discreción como el de “Félix de Haro” de Teresa de Escoriaza y “Gabriel
Luna”/”Perico de los Palotes” por Carmen de Burgos o medio siglo antes “Remigio
Andrés” por Rosario de Acuña y “Fernán Caballero” por Cecilia Böhl de Faber, no así la
madre de Cecilia, Frasquita Larrea (ni la antagonista materna Margarita López de Morla).
Otras continuaron tolerando quedarse, hasta cierto punto, bajo el amparo masculino
como la insigne Rosalía de Castro, o Faustina Sáez, o Eva Canel, Patrocinio de
Biedma o Rosario de Acuña, o María de la O Lejarraga o Blanca de los Ríos. Pero esto ya
no iba a durar demasiado, y el mensaje de las sufragistas femeninas alcanzó a las
hispanoparlantes españolas a partir del siglo XX, siendo su precedente más claro la
erudita, eminente, precursora de todos los detectives literarios en español (con su Ignacio
Selva) y la sin par escritora Emilia Pardo Bazán. Y así es como llegamos a las escritoras del
estilo de la Generación del 98, a la que se podría incluir la inigualable Emilia Pardo Bazán.
De acuerdo con críticos como Lidia Falcon y Mercedes Blesa, efectivamente es muchísimo
más fácil encontrar información ingente de los escritores masculinos que de los femeninos
(como se ve en el compendio de Francisco Rico et alii) de los más importantes literatos de
esta Generación del 98: Miguel de Unamuno (1864-1936), Ramón del Valle Inclán (1866-
1936), Manuel Gómez-Moreno (1870-1970), Ángel Ganivet, Jacinto Benavente, Carlos
Arniches, Vicente Blasco Ibáñez, Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, Ricardo y Pío Baroja,
Azorín, Ramiro de Maeztu (1875-1936), Manuel y Antonio Machado, José M.ª Gabriel y
Galán, Miguel Asín Palacios y Francisco Villaespesa (1877-1936). Pero, ¿De verdad no
había en España escritoras en ese tiempo? Claro que sí. Y aquí, no se hablará más de ellos,
sino de ellas.
“He dicho en alguna ocasión que estas mujeres de las generaciones del 98, del 14 y del 27
representan el eslabón perdido de la continuidad de la historia femenina en España,
porque todas las grandes libertades que ellas consiguieron durante la Segunda República,
luego con el parón de Franco y del exilio, se perdieron para la tercera generación que
somos nosotras, formadas ya en la democracia. Ocurre que no teníamos esa referencia,
era como un eslabón perdido, donde no sabíamos enlazar la generación de nuestras
madres con la generación justamente anterior, ausente en la cultura española”.
Así pues, aunque los propios componentes masculinos no eran proclives a incluir mujeres
en “su Generación del 98”, de hecho sí hubo grandes mujeres que podrían considerarse
miembros de ella de pleno derecho como Consuelo Álvarez Pool (1867-1959), Sofía
Casanova (1861-1958), Carmen de Burgos (1867-1932), Regina de Lamo Giménez (1870-
1947), María de la O Lejarraga (1874-1974), Blanca de los Ríos (1862-1956), Belén de
Sárraga (1874-1951), Concha Espina (1869-1955), María Goyri (1873-1954), Carmen
Karr (1865-1943) y además las tardías Matilde Ras (1881-1969), María de Maeztu (1881-
1948) y Carmen Baroja (1883-1950), pues se encuentran en esa franja de fechas de
natividad típicas de todos sus miembros (1861-1883) y sus características generales en su
vida y obras coincidieron como veremos a continuación. Por tanto los estudiosos de la
literatura del siglo XXI debemos reconstruirse y sacarlas del olvido.
3-CARACTERÍSTICAS DE LA GENERACIÓN DEL 98
Las autoras de la generación mantuvieron, al menos al principio, una estrecha amistad y
organizaron reuniones y puntos de encuentro (Consuelo Álvarez y otras pertenecieron al
grupo del Ateneo y María de Maeztu entre otras rigió la Residencia de Señoritas y el
Lyceum Club femenino,…) y se opusieron a la España de la Restauración; autores como
Mercedes Blesa, Lidia Falcon y Mari Carmen Simón han analizado hasta qué punto pueden
considerarse verdaderamente una generación del 98 femenina, inclusive o paralela. Lo
indiscutible es que comparten por igual una serie de puntos en común:
Sienten un gran interés y amor por la Castilla de los pueblos abandonados y polvorientos;
revalorizan su paisaje y sus tradiciones, su lenguaje castizo y espontáneo. Recorren las dos
mesetas escribiendo libros de viajes, resucitan y estudian los mitos literarios españoles y
el romancero. Quizás los ejemplos más claro sean Concha Espina con Tierras del Aquilón y
Carmen Baroja y sus obras etnológicas. Por otra parte autoras como Blanca de los Ríos con
sus estudios de los autores españoles barrocos y María Goyri sobre el romancero también
contribuyeron al interés por los grandes hitos literarios españoles.
Rompen y renuevan los moldes clásicos de los géneros literarios, creando nuevas formas
en todos ellos. En la narrativa ellas prefieren los artículos periodísticos y el ensayo
pedagógico que la simple novela realista, todas ellas participan en el periodismo aunque al
igual que Unamuno con sus novelas y la novela impresionista y lírica de Azorín, también
experimentan con el espacio y el tiempo y pueden hace vivir al mismo personaje en varias
épocas.
Ideológicamente comparten las tesis del regeneracionismo, pero también de las nuevas
corrientes feministas y socialistas. Son incluso más anarquistas que el propio Valle Inclán.
Ofrecen un carácter subjetivo en sus obras. La subjetividad toma mucha importancia en la
generación del 98 y en el modernismo.
Por un lado, los intelectuales más modernos, secundados a veces por los propios autores
criticados, sostenían que la generación del 98 se caracterizó por un aumento del
egotismo, por un precoz y morboso sentimiento de frustración, por la exageración
neorromántica de lo individual y por su imitación servil de las modas europeas del
momento.
Por otra parte, para estas escritores de la izquierda revolucionaria de los años treinta, la
interpretación negativa de la rebeldía noventayochesca se une a una fundamentación
ideológica: el espíritu finisecular de protesta responde al sarampión juvenil de un sector
de la pequeña burguesía intelectual, condenado a refluir en una actitud espiritualista y
equívoca, nacionalista y antiprogresiva. Todas participan en grupos o convenciones
feministas y en convenciones revolucionarias del socialismo, anarquismo y republicanismo
en general.
Los problemas a la hora de definir a la generación del 98 siempre han sido (y son)
numerosos ya que no se puede abarcar la totalidad de experiencias artísticas de una
extensa trayectoria temporal. La realidad del momento era muy compleja y no permite
entender la generación basándose en la vivencia común de unos mismos hechos históricos
(ingrediente básico de un hecho generacional). Esto se debe a un triple motivo:
La crisis política de finales del siglo XIX afectó a bastantes más escritores que los
englobados en la generación masculina del 98.
No se puede restringir la experiencia histórica de los autores nacidos entre 1864 y 1875
(fechas de nacimiento de miembros masculinos como Unamuno y Machado) al
resentimiento nacionalista producido por la pérdida de las colonias. Se afianzaba además
por aquellos años en España una comunidad social y económica casi moderna.
El auge del republicanismo y la pugna anticlerical (1900-1910), así como importantes
huelgas, sindicalismo, movilizaciones obreras o atentados anarquistas, es obvio que
fueron más perseverantes que a los nacidos en ese lapso de tiempo.
4-LAS 12 ESCRITORAS DE LA GENERACIÓN DEL 98
Es obvio que los números no son siempre ni los más próximos ni los más lejanos, todo
depende de la perspectiva desde el que los mira. En esta ocasión se han encontrado doce
dignas representantes, o paralelas a los doce escritores que se podrían citar por igual para
la Generación del 98. Se busca un equilibrio, no volver a las injustas falsedades del pasado.
Evidentemente no todas participaron por igual del fervor por la literatura, muchas de ellas
más que literatas fueron políticas, pues les apasionaba mucho más el mundo de la política
que el propiamente literario. Otras grandes escritoras fueron algo posteriores o algo
anteriores y se demora su estudio para posteriores trabajos.
Solo entre 1920 y 1930 regresa seis veces a España. Escribe más de cuatrocientos artículos
y cuatro libros. En 1925 su nombre se baraja entre los candidatos españoles al Premio
Nobel de Literatura. Ese mismo año recibe la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia
de Alfonso XIII por su colaboración con la Cruz Roja durante la 1ª Guerra Mundial.
Publicó novelas, cuentos, una comedia y más de 1200 artículos en periódicos y revistas en
Galicia (España) y Polonia. Su producción literaria, de narrativa, poesía y teatro fue muy
prolífica. Incluyen cuatro colecciones de poesía, cinco novelas, ocho novelas cortas,
relatos cortos, una obra de teatro que Benito Pérez Galdós le estrenó una obra en el
teatro español un libro infantil y ocho volúmenes de comentarios sociales, culturales y
políticos, además de más de mil artículos en publicaciones gallegas, españolas,
hispanoamericanas y polacas. Impartió numerosas conferencias sobre la situación de la
mujer y relaciones internacionales, tanto en España como en Polonia, tradujo obras
clásicas del polaco y el ruso al castellano.
A Blanca de los Ríos se deben numerosos estudios sobre Tirso de Molina, Santa Teresa de
Jesús y Calderón de la Barca, a los que hoy generalmente se les reprocha, al menos en lo
biográfico, un escaso rigor documental, que hace a Tirso hijo ilegítimo del Duque de
Osuna, algo que se ha demostrado es completamente improbable; mucho mejor es la
edición crítica de sus Obras completas. Esta labor le valió el reconocimiento por parte de
la Real Academia Española, de la que no llegó a formar parte pese a que fue presentada su
candidatura.
Según el autor del artículo sobre la autora de la Wikipedia, forma parte de la generación
de escritoras del 98, compuesta entre otras por Emilia Pardo Bazán, Carmen de Burgos,
Colombine, Sofía Casanova, Rosario Acuña, Blanca de los Ríos Lampérez o María de
Maeztu. Como escritora ya fue reconocida por el escritor y crítico literario Rafael Cansinos
Ansséns en su obra La nueva literatura, volumen II La literatura femenina (1917).
Posiblemente su mejor literatura, más allá de sus tremendas y estentóreas filípicas contra
el capitalismo y la religión, sean sus primeros doce poemas de El Progreso de Asturias
(1903, en general de tema amoroso y aún, estaban firmados por Consuelo Álvarez) y su
única novela La Casona del Pinar. Novela autógrafa, de carácter autobiográfico, narra en
esta novela la vida de tres generaciones de la familia Hidalgo de Mendoza.
Además de su intensa obra periodística son destacables sus conferencias en el ámbito del
movimiento feminista; como por ejemplo: La misión social de la mujer (1911) y La mujer
en España. Entre sus novelas más populares puede citarse Alucinación (1905), Los
inadaptados (1909) y la más célebre Puñal de claveles, escrita al final de su vida y basada
en el suceso conocido como el crimen de Níjar, que tuvo lugar el 22 de julio de 1928 en el
Cortijo del Fraile, en los Campos de Níjar, y que fue una de las inspiraciones con que contó
Federico García Lorca para sus Bodas de sangre.
Entre muchos otros premios y honores, en 1914 y en 1924 recibió premios de la Real
Academia Española por La esfinge maragata y Tierras del Aquilón respectivamente.
Además, en este último año, fue nombrada hija predilecta de Santander, erigiéndose a tal
efecto en 1927 un monumento diseñado por Victorio Macho e inaugurado por Alfonso
XIII, que también la nombró dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María
Luisa. Ese mismo año le fue concedido el Premio Nacional de Literatura por su obra Altar
mayor. Además fue nominada para el Nobel de Literatura.
7–REGINA DE LAMO JIMÉNEZ (Úbeda. 1870-Barcelona 1947).
Escritora y periodista anarquista. Apasionada defensora del sindicalismo y del
corporativismo, difundirá las ideas más avanzadas que nacen con el siglo XIX: el control de
natalidad y el aborto, la eugenesia, la eutanasia, el amor libre.
Lamo inició su carrera profesional como profesora de música y canto, pero pronto su
inquietud le llevó a ampliar su campo de actuación a otros ámbitos y desarrollar una
carrera multidisciplinar. Escribió artículos de prensa y ensayo. Fue periodista, rapsoda,
escritora de poesía y de teatro. Además, difundió con pasión el control de natalidad y el
derecho al aborto, la eugenesia, la eutanasia y el amor libre. En su faceta feminista, fue
activista de los derechos de la mujer. También es conocida por ser colaboradora de Lluis
Companys.
Y aún destacó más en teatro, ella misma nos explica el por qué, en su libro de
memorias, Gregorio y yo, afirma que tras el estreno de El ama de la casa en 1910
abandonó su puesto de maestra y se dedicó exclusivamente a la literatura, animada en
todo momento por su esposo. Escribió sus obras más comprometidas y experimentales
entre 1925 y 1930. En varias de ellas se sugiere que el amor romántico es un engaño. Su
teatro es pedagógico y crítico con la idealización del amor. Era una escritora intelectual de
izquierdas que ya no vivía con su marido siempre más preocupado por el éxito comercial.
Varias de estas obras tienen como eje un triángulo amoroso. Así Mujer (1925), La hora del
diablo (1926) Triángulo (1929) y Sortilegio (1930) texto inédito que nunca se estrenó en
España. Esta última es la única tragedia de la autora.
Belén de Sárraga escribía tanto en prosa como en verso y sus escritos, en su mayoría, se
reparten en publicaciones libertarias como Adelante, El Amigo del Pueblo, El Obrero, El
Porvenir del Obrero, La Protesta. Y en el periódico del Partido Obrero Socialista de Chile, El
Despertar de los Trabajadores. Aunque también tenía otras obras, tanto en formato libro
como en folleto: Minucias (1902) …
Maeztu evolucionó desde un europeísmo inicial, ligado a su vinculación con la JAE, a una
postura más cercana a la de su hermano Ramiro, tradicionalista católico-hispanista. Para
ella la vocación pedagógica es una llamada íntima y afirmó que “la escuela debe ser para
el maestro el altar donde ofrenda a Dios su vida”. Ello le hizo identificarse con Santa
Teresa de Jesús y afirmar que si ésta viviera en el siglo XX fundaría hospitales, escuelas y
universidades. El libro El problema de la ética, la enseñanza de la moral, escrito durante su
exilio en 1938, compendia un pensamiento pedagógico que coloca a la religión como eje
de la educación. En él, Maeztu establece la conexión entre moral y religión, a través de la
cadena lineal moral-deber-regla-obligación-disciplina-autoridad-admiración-religión. Esta
idea la había ya planteado en 1925 en el ensayo que había escrito sobre la educación en el
Instituto Escuela. Para ella “la obediencia que la disciplina exige no significa negación de la
voluntad propia; consiste simplemente en someterse a la voluntad del guía porque es el
mejor que conoce el camino”.
En 1926 puso en marcha el teatro de cámara El mirlo blanco en el salón de la casa familiar.
Compartió este proyecto con sus hermanos y amigos Valle Inclán, Azorín y Manuel Azaña.
Sus amigas, la mexicana Isabel Oyarzábal y Magda Donato (alias de Carmen E. Nelken)
estrenaron allí El amor de D. Perlimplím en una adaptación que hizo Federico García Lorca
de su obra para el teatro de cámara.
5-CONCLUSIONES
Es obvio que al abrir un poco el lapso de los natalicios de sus miembros, se admiten a un
grupo más amplio y mejor representado de la literatura castellana de España. Como
hemos señalado las características generales eran compartidas en mayor o menor medida
tanto por los escritores como por las escritoras del momento, los hermanos y las
hermanas (como en el caso de los Baroja y los Maeztu), vivieron un mismo momento
histórico y sus letras dieron testimonios paralelos de ello en un paralelo estilo literario.
Es cierto que, como en todo, se pueden encontrar peculiaridades masculinas y femeninas,
que sean diferentes en sus extremos. Efectivamente todos ellos, miembros masculinos y
femeninos, declararon y mostraron un interés por la problemática social española, aunque
el femenino hizo más hincapié en la cuestión femenina que los hombres. En cambio, los
hombres dieron más protagonismo a los oficios masculinos, especialmente los de ámbito
rural, que las mujeres. Pero unos y otras mostraron una clara preocupación por la
situación española del momento.
El interés por buscar nuevos moldes para la literatura que los meramente realistas y
tradicionales, también se puede mostrar en ambos géneros de escritores, puede que en
los hombres sea más conocida esa voluntad de innovación literaria, pero tampoco estuvo
ausente en la docena de cultas y comprometidas literatas tratados en este trabajo. Sobre
la ambivalencia de adquirir un nuevo lenguaje literario a la vez que recuperar los términos
más castizos y genuinos del mundo castellano, ambos géneros lo desarrollaron
profusamente, en el caso femenino los préstamos de las nuevas ideologías políticos
proliferaron en todos sus escritos, ya contra la religión ya contra la hipocresía social y
política, por otra parte en los artículos y cuentos de Concha espina o Carmen Baroja sobre
el encaje español, por ejemplo, también se aprecia este gusto por lo castizo.
Ninguno de los dos géneros perdió el interés por los grandes hitos de la historia literaria
de España y del mundo. Si Azorín los contrastaba en Clásicos y modernos y siguió con sus
estudios cervantinos y luego seguía en plan europeo como buen francófilo (sobre Molière
y Racine) que era, Blanca de los Ríos y su amiga Emilia Pardo Bazán hacían otro tanto
sobre autores barrocos y luego eran capaces de hablar también sobre los grandes autores
decimonónicos rusos.
Ciertamente parecen un pelín posteriores las escritoras a los escritores, como unas pizcas
de sal diferente en cuanto a la intensidad de las características, pero siendo hermanas y
hermanos, y asistiendo a eventos comunes, no puede negársele más tiempo su inclusión
en un mismo momento y movimiento literario.
6-BIBLIOGRAFÍA
-Anónimo. “Mujeres escritoras en la Edad Media”.
Link: https://lclcarmen1bac.wordpress.com/2012/04/09/proyecto-mujeres-escritoras-
escritoras-de-la-edad-media/
–Blesa, Mercedes (2016). Debes conocerlas. Huso Editorial.
–Rubio, Eloy (2016). “Mercedes Blesa y Marifé Santiago: Las mujeres del 98, del 14 y del
27 son el eslabón perdido de la historia femenina en España”. “Tamtampress”, en
WordPress. Link: https://tamtampress.es/2016/12/21/m-blesa-m-santiago-las-mujeres-
del-98-del-14-y-del-27-representan-el-eslabon-perdido-de-la-continuidad-de-la-historia-
femenina-en-espana/
-Cabanes, Cristina. “Escritoras en la Edad Media”.
Link: http://webs.ucm.es/info/especulo/numero33/escrimed.html
-Escobar, Julia. “Carmen Baroja, una mujer del
98”. https://www.clublibertaddigital.com/ilustracion-liberal/2/carmen-baroja-una-mujer-
del-98-julia-escobar.html
-Falcon, Lidia (1998). “Mujeres del 98”. El País, 1 abril 1998.
Link: https://elpais.com/diario/1998/04/01/opinion/891381605_850215.html
-Hurtado, Amparo (1998). Carmen Baroja y Nessi, Recuerdos de una mujer de la
generación del 98. Tusquets Editores.
-Simón, M.ª del Carmen (1991). Escritoras Españolas del siglo XIX: manual bio-biográfico.
Castalia.