Colección “Espacios para la lectura”. 2ª. ed. México, F. C. E., 2001.
por Graciela Leticia Raya Alonso
L as grandes pasiones de la escritora
Graciela Montes son la escritura y los niños, su prolífica producción es prueba de ello, pero sobre todo de su compromiso con ambas pasiones. De ahí que el eje en torno al cual gira en general su obra ensayística sean la his- toricidad de la infancia y la oposición cultural entre la imaginación o fanta- sía (propia tanto del mundo de los ni- ños como del de la literatura) y la rea- lidad (impuesta por los adultos). No obstante, en El corral de la infancia in- troduce un elemento más: la influencia de la economía en las políticas cultura- les y editoriales. Y es que, en un mundo donde la economía de mercado se ha vuelto una de las principales directrices pareciera que no hay lugar para la imaginación, lo que para una escritora comprometi- da como Graciela Montes constituye una importante preocupación.Reflejo de ello es que la autora no se ha confor- mado “simplemente” con escribir his- torias para niños, sino que se ha com- penetrado profundamente con ellas,
2007, México, ISSN: 0187-358X. pp. 231-235 231 INVESTIGACIÓN BIBLIOTECOLÓGICA, Vol. 21, Núm. 42, enero/junio, 2007, México, ISSN: 0187-358X, pp. 231-235 como ella misma evidencia con los es- siendo guía de múltiples generaciones, tudios que ha llevado a cabo sobre el a pesar de estar “contaminados”, en investigador francés Marc Soriano re- mayor o menor medida, por ese virus lacionados con la literatura como me- llamado fantasía y por ende estar peli- dio para acercar a los niños a la fanta- grosamente inclinados hacia la crítica sía y al conocimiento; así como con las social, pues tanto las moralejas inser- tesis del psicoanalista heterodoxo Do- tas en los cuentos de Perraul diseña- nald Winnicott con respecto al juego y das para alertar a las jóvenes incautas su importancia para el desarrollo y ad- como en el caso de la Caperucita roja, quisición de conocimientos del niño, como la fantasía realista con un toque donde el libro puede ser convertido en de crítica social presente en historias un “objeto transicional”, tal como la como La vendedora de fósforos (La fos- muñeca o el oso de peluche. forerita) de Andersen, y hasta en el Tales investigaciones le han servi- nonsense (el absurdo, el disparate) de do para enriquecer su propia escritu- la Alicia de Carrol, se tocan directa- ra y sobre todo para transmitirnos una mente temas fundamentales del mun- idea quizá elemental, pero no por ello do de los adultos que si no hubieran menos importante: no existe nada más sido acordonadas oportunamente hu- serio para un niño que el juego, y la lec- bieran producido serias fisuras en ese tura puede formar parte de él. Porque orden perfectamente delimitado por el niño, a diferencia del adulto, se rela- las reglas sociales e institucionales. ciona de manera natural con la lectura. Esta reflexión en torno a su propia No necesitamos pedirle que crea en lo experiencia lúdica le da pie a la autora que lee, para él esa historia que le ha si- para desarrollar seriamente el tema de do leída es real, cada palabra, cada di- la infancia y el lugar que ocupa den- bujo, cada inflexión que el adulto rea- tro de la sociedad; tema que durante lice durante el espacio de lectura serán mucho tiempo estuvo marginado, ca- asimilados, vividos, memorizados, ri- si ignorado, hasta que poco a poco fue tualizados hasta que sin apenas darse haciéndose presente para llegar a ocu- cuenta ya formen parte de su vida. par una posición igual de importante Lección que Graciela Montes ha que otros temas para el desarrollo y entendido a partir de su propia expe- bienestar de la comunidad. Sociedad riencia como lectora, porque no esta- que, sin embargo, debido a la vulne- mos únicamente ante una imaginativa rabilidad del niño considera que debe escritora sino también ante una gran protegerlo y resguardarlo, incluso de lectora y como tal tiene sus autores sí mismo. Este reconocimiento del ni- predilectos, los clásicos de la literatura ño como ese “otro”, igual, aunque di- infantil: Charles Perrault, Hans Chris- ferente, requirió transformar, inventar tian Andersen y Lewis Carroll, quie- y reinventar toda una realidad para él nes con sus historias han sido y siguen comenzando por la alimentación, el 232 RESEÑAS
vestido, el trabajo (y más tarde la le- damentales: la infancia es una catego-
gislación del mismo) hasta las activi- ría histórica y la oposición fantasía- dades de tipo intelectivo como el jue- realidad es una cuestión cultural. go, la escritura y la lectura. Y dado que Su perspicacia para ver la infancia la literatura tiene un alto contenido de como categoría histórica le permite fantasía e imaginación, cuando el niño plantear que uno de los primeros co- entra en contacto con ella puede darse rrales que se construyen en torno a los de manera natural ese pacto con la lec- niños es la familia. Institución que se tura, que en los adultos es un artificio, encarga de transmitirle de manera in- de ahí que Graciela Montes haga hin- mediata los valores y prejuicios pro- capié en la importancia de incorporar pios de la sociedad de la que forma la lectura como parte de un juego que a parte, imponiéndole de paso una pri- la postre contribuya para generar lec- mera barrera a la imaginación. Poste- tores e incluso futuros escritores. riormente esa tarea la continuarán las Y aquí nuevamente habla la voz de instituciones educativas, que dejando su experiencia, pues Graciela Montes atrás la tradición oral propia de la fa- se nutre de la vitalidad de los niños cual milia, le darán al niño las herramien- si fuera un “ogro”, y al interactuar con tas técnicas del lenguaje (que puede ellos le basta con proponer una pala- ser convertido en un instrumento de bra o un tema para de inmediato darse control, en tanto que impone un signi- cuenta de que ha logrado interesarlos y ficado unívoco para las palabras y las hacerlos que se sumerjan por completo cosas y, al mismo tiempo, limita el co- en un mundo aparte donde el tiempo nocimiento al establecer “rangos” de se diluye y la fantasía se desborda. Y es palabras propias para cada edad). La que la imaginación es una caracterís- escuela es entonces el segundo corral tica connatural a la infancia que sólo de la infancia. Donde se hace de la lec- cede ante la paciente y consistente ba- tura un monótono ejercicio de apren- rrera que los adultos construyen alre- dizaje. Para cuando esos niños alcan- dedor del niño. Cerco hecho con tro- zan la adolescencia la mayoría de ellos citos de realidad que poco a poco van han extraviado la imaginación. acorralando la fantasía hasta anular o, Las reflexiones de esta autora nos por lo menos, contener la creatividad. hacen conscientes de que hasta no hace Por ello no es casual que la autora mucho tiempo los niños vivían, en mu- haya decidido comenzar El corral de chos sentidos, ignorados y marginados la infancia con los ensayos más rele- del mundo de los adultos, hasta que el vantes del libro: “Realidad y fantasía desarrollo de la economía enfocada al o cómo se construye el corral de la in- mercado los hizo objeto de su interés y fancia” y “No hay como un buen ogro contribuyó a que los niños fueran “in- para comprender la infancia”. Donde tegrados” a la sociedad, no precisa- gratamente desarrolla estas ideas fun- mente en condiciones de igualdad o de 233 INVESTIGACIÓN BIBLIOTECOLÓGICA, Vol. 21, Núm. 42, enero/junio, 2007, México, ISSN: 0187-358X, pp. 231-235 reconocimiento, sino como un nicho realidad y la fantasía y se crea un lu- de mercado no explotado antes. Esta gar nuevo, diferente y propio, al que interferencia de la economía va a tocar puede accederse únicamente si se cru- todas las esferas de la vida (alimento, za ese umbral, que para Graciela Mon- vestido, educación, recreación...), has- tes constituye la frontera indómita a la ta llegar a la industria editorial. que sólo el lector comprometido con Y aquí su escritura se torna grave la lectura puede llegar. Al someter la al mostrarnos cómo esta penetración escritura a las reglas del mercado, se de la economía se convierte en una ata- aniquila la imaginación, se encierra al dura para los escritores de libros in- lector entre las paredes de la objetivi- fantiles, quienes más que dar rienda dad, se cancela su poder de decisión e suelta a su creatividad tienen que su- incluso se anula como lector al presen- jetarse a una serie de fórmulas proba- tarle aventuras del todo predecibles, das enfocadas a la venta. Aspecto que, disfrazadas de novedosos estilos inte- nos indica, también ha hecho mella en ractivos a partir de los cuales el lector el género literario en sí mismo, pues elige acciones precisas que conducen al ser considerado como un objeto de a caminos preestablecidos, aun cuan- mercado está siendo fragmentado en do la publicidad ofrezca construir “su géneros cada vez más específicos. propia aventura”. Este cerco impuesto a la literatura Así, a partir de dos ideas base: la llevó a la creación de la llamada “litera- historicidad de la infancia y la oposi- tura infantil”. Mas los niños, a pesar de ción cultural entre la fantasía y la reali- su aparente inocencia, pueden ser pa- dad, Graciela Montes va hilando a tra- ra el orden instituido un peligro laten- vés de sus ensayos la delicada relación te, esta situación, nos dice la autora, ha entre: la lectura y su potencial creati- guiado a los censores literarios a vaciar vo; la imaginación y su potencial de a la “literatura infantil” de toda res- ruptura; el uso del lenguaje como he- ponsabilidad, compromiso y memo- rramienta del poder; la escritura, el ria, y a convertirla en un género sujeto mercado y las formas de dominación a la comercialización y a las fórmulas presentes en el mundo editorial; así co- fáciles y de rápido consumo. Fenóme- mo el derecho a sentir el placer de la no de suma importancia para la lectu- escritura y a disfrutar del goce de una ra pues al romperse el diálogo entre el lectura creativa e imaginativa. Donde emisor y el receptor se pierde también la “literatura infantil” se ha vuelto un a esos futuros lectores potenciales que sutil instrumento de control que sirve son los niños y los adolescentes. para “vigilar” y “castigar” —tal como Cuestión de suma importancia planteaba Foucault— a quienes tras- (aunque la literatura no es la vida y pasan sus fronteras y que van más allá leer no es vivir) es que por medio de del niño, y se aplica también a las socie- la lectura se cruza la frontera entre la dades en su conjunto, leer a Graciela 234 RESEÑAS
Montes nos hace cuestionarnos acerca construimos para “salvaguardar” a
de nuestros propios corrales, los que nuestros propios niños.