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Este documento discute el tema del teatro vs la realidad. Explica que en las últimas décadas, el teatro ha comenzado a incorporar más elementos de la realidad a través de investigación documental, temas políticos y sociales actuales, y la inclusión de testimonios reales. También analiza ejemplos de compañías y obras de teatro en Latinoamérica y Europa que han explorado formas de representar la realidad de una manera más directa e involucrar a la audiencia de nuevas formas.
Este documento discute el tema del teatro vs la realidad. Explica que en las últimas décadas, el teatro ha comenzado a incorporar más elementos de la realidad a través de investigación documental, temas políticos y sociales actuales, y la inclusión de testimonios reales. También analiza ejemplos de compañías y obras de teatro en Latinoamérica y Europa que han explorado formas de representar la realidad de una manera más directa e involucrar a la audiencia de nuevas formas.
Este documento discute el tema del teatro vs la realidad. Explica que en las últimas décadas, el teatro ha comenzado a incorporar más elementos de la realidad a través de investigación documental, temas políticos y sociales actuales, y la inclusión de testimonios reales. También analiza ejemplos de compañías y obras de teatro en Latinoamérica y Europa que han explorado formas de representar la realidad de una manera más directa e involucrar a la audiencia de nuevas formas.
Teatro VS Realidad http://www.012.mx/blogs/3381-teatro-vs-realidad.html
Intentemos esbozar un estado del teatro y “la realidad”.
Si el primero es un convenio donde las cosas suceden en el aquí y el ahora, ¿hay algo más urgente que re-presentar la realidad que nos circunda? En cuanto se toma como marco referencial aquellos sucesos que política o socialmente inquietan al campo del arte y éste se transforma en un hecho escénico donde se privilegia en la mayoría de los casos la investigación documental y el anclaje en sucesos o personas, no “personajes”, la idea del teatro como ficción comienza a trastocarse. Tanto las artes visuales como el cine documental han aventajado al teatro en la irrupción de lo real con temáticas diversas, donde se han creado procesos de archivo estáticos o dinámicos para la producción de la obra. La necesidad del abordaje de lo real se manifiesta en la escritura de narrativas (artes visuales y cine) o dramaturgias que van desde la construcción de un texto ex profeso imbuido fuertemente por lo real, hasta la presencia en escena de algunos protagonistas de las historias que se cuentan, donde el relato se extiende y se sucede en un aquí y ahora presente, vivo, demandante, testimonial. Una de las constantes en estos procesos de interés por lo real es la interconexión de los elementos (visuales, sonoros, arquitectónicos, espaciales) que acuden a lo que Nicolás Bourriaud denomina estética relacional, donde cada disciplina se va contaminando entre sí para generar nuevos discursos que tocan lo transdisciplinar y en donde nuevos soportes y materiales escénicos se dan cita. El téorico español José Antonio Sánchez, es quien más ha estudiado la llamada “irrupción de lo real” en el teatro a partir del análisis de lo que considera un acercamiento tímido a la realidad en los espectáculos de Heiner Müller, Tadeusz Kantor o Robert Wilson, por ejemplo. De los años ochenta en adelante, la preocupación por lo real va a constituir una temática importante en el campo del arte y específicamente en lo escénico, sea éste teatro, danza o performance. Cambian las condiciones de pensar la representación, se cuestiona el concepto ficcional en el teatro y los edificios creados para tal efecto son cada vez más desacralizados en aras de una libertad y un contacto más cercano, real, con el público, hasta el punto de hacerlo partícipe de las acciones escénicas y como co- creador del espectáculo. Las calles, las escaleras, los espacios abiertos, los cementerios, las fachadas o ruinas de edificios se conciben como lugar idóneo para escenificar. En tanto al trabajo de los materiales con lo real, donde se toma un estado de cosas, político o de incidencia psico social en un periodo determinado, con su consabida carga de un componente político. Sánchez, lo afirma así: “El retorno de lo real implica también, obviamente, la opción por una práctica artística directamente comprometida en lo político y en lo social”. Acaso las muestras más inmediatas de esto se encuentran en los espectáculos de performance e intervenciones escénicas que tanto en México como en Latinoamérica han proliferado y aún son numerosas en muestras y festivales alternativos o de arte contemporáneo. Nombres, hay muchos. Tenemos al grupo peruano Yuyachkani y la recuperación de las memorias colectivas en sus espectáculos, el compromiso con las temáticas de lo real y el rescate de los saberes y mitos regionales. Mapa Teatro de Colombia con su trabajo de reconfiguración de espacios y la síntesis del discurso de la memoria y el despojamiento de los formatos convencionales de representación es portador fundamental del teatro vs realidad. La Candelaria, Teatro de los Andes o Roger Bernat, son otros creadores que en los últimos años han puesto énfasis en lo real. Este último con sus formatos de teatro participativo ha trastocado la idea de representación y se ha concentrado en la gestación de procesos colectivos de creación. Un texto de gran valía que aborda el trabajo de algunos colectivos que se mencionan es el de Ileana Diéguez “Des/tejiendo escenas. Desmontajes: procesos de investigación y creación”, donde la estudiosa incluye testimonios y referencias de primera mano para entender en parte el abordaje de lo real y su transformación en espectáculo escénico. Las historias mínimas En el archipiélago del teatro y su forma de tomar la realidad como tema, caben entonces múltiples estéticas, determinadas poéticas, creaciones donde el testimonio directo a la par del involucramiento de personas comunes, por decirlo de alguna manera, no solamente de actores, se suman a un particular convivio teatral. En Argentina, a partir de la crisis de 2001, la irrupción de lo real toma una importancia fundamental en los trabajos de hacedores como Rafael Spregelburd, Javier Daulte o Ricardo Bartís. Durante ese periodo, la directora Viviana Tellas organizó a lo largo de cuatro años un ciclo de biodramas, donde invitó a teatristas diversos a trabajar sobre personas vivas en aquél país. Con ello, se procuró hablar de la vida “en bruto” para despojar al teatro de sus mecanismos ficcionales y dotarlo de una mayor carga de realidad. De entre los diversos montajes que se generaron, cada uno con su poética particular sin traicionar el constructo teórico propuesto por Tellas, destacó “La forma que se despliega”, de Daniel Veronese, donde la reflexión sobre la pérdida de un hijo, es decir, sobre la ausencia, se convierte en un ensayo sobre el dolor y el vaciamiento. Estos biodramas incluyeron en algunos casos la participación de los propios familiares de quiénes se hablaba, para que relataran los entresijos de su cotidianidad. Al respecto de la contaminación de lo real en el teatro argentino y la resolución escénica de cada uno de los teatristas al biodrama, Óscar Cornago, escribió: “La diversidad de sus poéticas garantizó la diferencia en los caminos adoptados, lo que no impide extraer algunas reflexiones comunes. Lo primero que debemos constatar es, por tanto, la variedad de maneras de confrontar el teatro con la realidad, la escena con la vida o el personaje con la persona, las distintas posibilidades para citar la realidad desde la escena, para abrir el espacio a eso que llamamos vida”. Recientemente, hacedores como Lola Arias o Federico León, se han insertado en la corriente de lo real. Arias, quien está muy vigente en el plano internacional y visitó México en 2010 como parte del festival Transversales, puso en escena “Mi vida después”, una reconstrucción o mejor dicho, retrato familiar a partir de fotografías, recuerdos de los padres y amasijos de ropa que va cayendo al escenario desde el comienzo de la obra. León en tanto con “Yo en el futuro”, otro trabajo de reconstrucción de la memoria y la infancia ha puesto como otros, al teatro argentino en el debate de lo real para la escena, lo que es urgente, importante y necesario contarse para que signifique. Apenas en febrero pasado, León estuvo en el Festival Escena Contemporánea de Madrid con esta obra al igual que el colectivo alemán Rimini Protokoll, una de las agrupaciones más innovadoras en el campo del teatro documental y que se caracteriza por la integración de no actores en sus espectáculos sino en varios casos, a los propios involucrados en el tema. Con “Black Tie”, programada también en Escena Contemporánea, los alemanes construyen el relato de la vida de Miriam Young Min Stein, alemana nacida en Corea y que fue adoptada a los 9 meses. ¿Quién soy?, es la pregunta más importante con la que inicia el montaje y alrededor de la cual van cuestionándose aspectos como la bondad, el altruismo, la ayuda internacional. Hay también en esta puesta una frase devastadora: “Fuiste encontrada en una caja en Corea del Sur en 1977, envuelta en periódicos”. Con los pocos indicios de sus antecedentes que tiene sobre sus orígenes, Miriam Young Min Stein traza unas coordenadas para saber dónde situarse y contar su propia historia. De Colombia, han sido también vitales las aportaciones a lo real de Mapa Teatro, que con “Testigo de las Ruinas”, hurgó entre 2001 y 2003 el proceso de desalojo y demolición del barrio Santa Inés-El Cartucho, en Bogotá, que generó entre otros materiales escénicos: libros, paseos, video instalaciones e intervenciones teatrales. La mirada en el Zócalo ¿Cómo entender entonces ya el contexto teatral para que siga funcionando como tal: un espectáculo de teatro? Al dotar de sentido los registros documentales, testimonios e historias personales que involucran una lectura y puesta en el aquí y ahora de lo real, la significación del espectáculo se multiplica para que sea percibido como un acontecimiento escénico que vitaliza la mirada de los otros y los hace complejizar la historia que se cuenta para catapultarla a diversos planos de reflexión. Con el proyecto de “La rebeldía”, Luisa Pardo y Gabino Rodríguez, del colectivo mexicano: “Lagartijas tiradas al sol”, han elaborado todo un fresco de los acontecimientos guerrilleros en nuestro país. Su última puesta “El rumor del incendio”, donde una mujer toma el papel protagonista y al final nos damos cuenta que todo el tiempo se estuvo hablando de la madre de Luisa Pardo, la directora; contempló más de un año de investigación donde a través de un blog y la edición de un libro en conjunto con un trabajo de video, se fue construyendo el recorrido de los hallazgos de su investigación. Uno de los espectadores que presenció el trabajo en España, escribió en un blog de discusión. “Podemos pensar que ayer Godot venía de México aunque fuese disfrazado del Angelus Novus de Klee: Lagartijas tiradas al sol en El rumor del incendio pone escena un tipo de teatro al que ya no estábamos acostumbrados: representación, máscaras, narratividad, figuraciones, muñecos, fragmentos, citas, palabras, historias, personajes, ficciones, documentos, montaje, reflexividad, etc.” La mirada sobre los acontecimientos políticos y sociales es un tipo constante de abordaje de la realidad, de lo que por ejemplo ha hecho su veta de exploración Teatro Ojo, con Héctor Bourges a la cabeza. Sus intervenciones públicas son eminentemente políticas, poniendo en el plano de lo real algunos de los imaginarios sociales más recurrentes. Así han intervenido La Plaza de las Tres Culturas, el Multifamiliar Juárez, el antiguo edifico de Relaciones Exteriores, la ex cárcel de Lecumberri o los pasajes de y el Zócalo mismo. Las acciones escénicas que protagonizan llevan como marca la participación del otro, que hace multiplicar y expandir la mirada sobre lo teatral su impacto en el espacio tiempo en el que se desarrolla. Y es precisamente ese otro el que le imprime en su construcción mental el cariz teatral al concebirse entonces la escena como acontecimiento, más preocupada por el proceso y las reacciones que se generan. Si la realidad es convulsa, violenta y con múltiples contextos, ¿a qué sitio hay que ir para preguntar sobre lo que es necesario ponerse en escena? Con sus excepciones, pasaron en la polisemia teatral, de unos quince años a la fecha, las escenificaciones de un teatro fundamentado en las obras de repertorio en espacios convencionales, junto con las temáticas sobre el narcotráfico y las historias puestas en papel en un texto dramático, a un teatro más enfocado en lo circundante pero no desde la dramaturgia de un hacedor (dramaturgo o director) dictatorial, sino a escarbar en los testimonios de la historia, en recopilar periódicos, audios y entrevistar o poner frente a los otros a ese hombre o mujer que tiene toda una vida por contarnos. ¿Qué tipo de teatro o abordaje teatral necesitamos entonces? ¿Cuál es el teatro que debe re-significarnos o re-presentarnos como contemporaneidad social? ¿Por qué la ficción por la ficción misma ya no toca tan hondo? Con sus múltiples variantes, el interés por lo real parece ser un campo escénico en plena efervescencia en tanto se construye como memoria de la historia, de la reformulación de los mitos fundacionales de lo que llamamos patria o incluso de los sinsabores de una familia o comunidad perdida en la Sierra. Inmerso desde hace años en procesos de laboratorio de creación e interés por la significación de los objetos, los contextos, lo espacial y la idea de la re-presentación dentro del teatro, Jorge Vargas con Teatro Línea de Sombra ha construido en los últimos años un discurso poderoso sobre el teatro y lo real. “Amarillo” ha constituido todo un diálogo en torno a la idea de la migración, los migrantes y el abandono. Con esta apuesta, Vargas se ha puesto a conversar con la corriente del teatro de lo real en el mundo. Recientemente, “La forma que se despliega”, a partir del texto de Daniel Veronese y que aún está en temporada, ofrece una disección puntual de algunos cuestionamientos fundamentales como el entendimiento de lo real, la ficción, la simulación de la representación, el despojamiento de artificios y el trabajo con los objetos y las atmósferas que entran en la vertiente de lo que Sánchez denomina como teatro expandido. La intervención textual de Noé Morales Muñoz y el trabajo de objetos de Shaday Larios, amén de los protagonistas, conviven atinadamente en este montaje. Más confabuladores de la escena y lo real son además Rubén Ortiz y Alberto Villareal, quienes incluyen un lenguaje poético al que hay que prestar mucha atención. No obstante la ocupación de estos y más hacedores por lo real en el teatro, existen pocos estudios al respecto que se hayan documentado desde el punto de vista académico, pues su referencia se encuentra más en revistas y algunas reseñas periodísticas. Como documento para un presente vertiginoso, vale mucho la pena ir configurando esta historia reciente de lo real en el teatro nacional, cuyo dinamismo, estéticas y lenguajes aún tienen mucho qué decirnos
Pensar La Posmodernidad Óscar Cornago Resistir en La Era de Los Medios Estrategias Performativas en Literatura Teatro Cine y Television Madrid Frankfurt Am Main Iberoamericana Vervuert 2005