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1. El significado de la Participación
2. Decisión y Participación
3. La concertación
CREDITOS
El desarrollo de los temas y las lecturas correspondientes han sido adaptados de:
Objetivos
1 hora
Método
45 minutos (aproximadamente)
Esta pregunta dejó pensativos a los demás miembros del Consejo, lo que fue
evidenciado por un prolongado silencio. Al cabo de un rato el profesor Jurado,
Coordinador de la Red, rompió el silencio para decir:
“Yo les propongo que leamos y discutamos unos casos sobre participación que
tengo aquí y que, a partir de su análisis, construyamos entre todos un concepto de
participación con el que estemos de acuerdo. ¿Les parece?”
La participación en la Maicera
Resulta que en alguna ocasión dos amigos discutían acaloradamente sobre si las
gallinas participaban o no cuando se las llamaba para darles el maíz. Uno de ellos
argumentaba que sí participaban porque ninguna se quedaba sin asistir a la
reunión de la repartición de la comida. Además, insistía en que el hecho de que
las gallinas se pelearan entre ellas por la comida demostraba su interés en
participar.
Sin embargo el otro no aceptaba que la presencia de tanta gallina en el evento
fuera prueba palpable de participación exitosa. Para él, la validez del motivo que
congregaba a las gallinas desvirtuaba el que hubiera participación pues
encontraba obvio que por la comida hubiera estampida.
La Participación Recluta
Cuentan que una vez un recluta se leyó la Constitución Nacional, en la que hace
énfasis sobre la importancia de la democracia y de la participación ciudadana.
Entonces, consideró emocionado que si el sargento que comandaba su pelotón se
enteraba de lo que estaba escrito en ellas, cambiaría su actitud autoritaria por una
más democrática y participativa. Por eso, en la próxima ocasión en que le tocó
formar con el pelotón, levanto la mano y exclamó:
“¡Pido la palabra!”
“Pues les voy a aplicar la democracia para que todos se la aprendan. Quedan
elegidos para hacer 200 flexiones seguidas. ¡A tierra! ¡Marrr!”
La Participación Esquemática
Se dice que hace algunos años llegó a vivir a una ciudad de la costa atlántica un
profesor europeo de danza, conocedor de muchos ritmos y estilos. Al poco tiempo
de establecido allí, el profesor abrió una academia en la que se matricularon
muchos alumnos atraídos por su fama.
“La danza”, - les decía el profesor a sus alumnos, - “es una actividad estética que
debe ser ejecutada siguiendo unos patrones rítmicos, unos pasos pre-establecidos
y unas formas convencionales. La danza se hace al tenor de una melodía que
tiene su partitura. Para ser buen danzarín, hay que ajustase a los formatos
rítmico, melódico y ritual de la danza”.
El profesor enseñaba, de acuerdo con esos principios, los pasos, los giros, las
poses y las formas de cada danza en particular, insistiendo siempre sobre la
importancia de no salirse del esquema apropiado.
Los alumnos por su parte participaban con gusto en las danzas de la academia,
pero, como buenos costemos, sentían picazón con tanta rigidez y por eso trataban
de improvisar y crear nuevos pasos y estilos. Sin embargo, el profe, cuando esto
ocurría, los reconvenía para que no se salieran de la norma y de la rutina, y los
obligaba a participar apegados al esquema en el que los había entrenado.
La Participación Carnetizada
“Sí”, señaló un joven. “¿Cómo hace uno para participar en los programas?”
“Bueno”, respondió la trabajadora social, “en primer lugar tiene que inscribirse en
el programa deseado. Después nosotros lo evaluamos para ver si cumple con los
requisitos que tenemos para cada programa. Una vez aceptado, lo carnetizamos
y el participante se tiene que comprometer a cumplir con el reglamento que
tenemos establecido. Claro que, como nuestros programas son participativos, los
participantes son autónomos para retirarse si quieren”.
“¿Y cómo participa la comunidad?” – quiso saber una señora.
“Muy fácil. Siguiendo las pautas que les damos. La comunidad tiene que aportar
trabajo voluntario, materiales y asistir a las reuniones que citemos. Al final de
cuentas las obras son para beneficio de la comunidad. Lo importante es que se
dejen dirigir para que podamos avanzar con rapidez y eficacia”.
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Terminado el relato de los casos, el coordinador invitó a los miembros del Consejo
a discutirlos y a analizarlos en cada caso si hubo o no participación y por qué.
¿Por qué?
Objetivos
1 hora
Método
Elaboración de una relatoría que recoja las conclusiones a las que llegó el
grupo.
45 minutos (aproximadamente)
La reunión siguiente del Consejo de la Red empezó muy animada. Jacinto, uno
de los representantes de los estudiantes, propuso para comenzar seguir
discutiendo el tema de la participación. Según él, todo eso de la participación era
puro cuento pues a quienes menos les daban oportunidad de participar era a los
alumnos. Para sorpresa de todos los profesores Genarino Cerón, un directivo-
docente, pidió la palabra para expresar su opinión al respecto.
Yo participo
Tú manipulas
Él impone
Nosotros participamos
Ellos deciden”
Don piloso, un líder comunitario, miembro del Consejo, quien había permanecido
callado hasta el momento, pidió entonces la palabra para decir:
“En mi opinión” – señaló el director del colegio La Sabiduría, uno de los planteles
articulados a la Red – “con mucha frecuencia escuchamos decir que hay
participación cuando se colabora en alguna actividad o en algún evento. Para mí
eso no tiene nada de malo, pues colaborar en una manera de participar. La
pregunta que habría que hacer sería la siguiente: ¿Hay verdadera participación
cuando se colabora en algo decidido por otros sin tener claras las razones del por
qué se colabora? Para mí se participa solamente cuando se interviene en la toma
de decisiones”.
En ese momento tomó de nuevo la palabra don Piloso, avezado líder comunitario
que hacía parte del Consejo, y habló de la siguiente manera:
“Es cierto” – señaló el profesor Genarino. “Sin embargo yo creo que esa palabrita
de protagonismo se presta para muchas confusiones. Hay mucho líder con
exceso de protagonismo y eso les pasa también a muchos políticos. Creen que se
las saben todas y, por afán de ser protagonistas, terminan hablando y decidiendo
por los demás”.
“Me está malinterpretando, profesor” – replicó don Piloso. “En los casos que usted
se refiere se trata de un protagonismo individual. Yo estoy hablando de un
protagonismo colectivo, de comunidad. El protagonismo implica presencia activa
en los eventos en que se interviene, no para recibir órdenes e indicaciones sobre
actividades en las cuales se debe colaborar o sobre cosas que se deben hacer,
sino para ser copartícipe en el trazado de derroteros y en la toma de decisiones.
Para que un grupo u organización pueda ejercer protagonismo, se requiere que
tenga conciencia de sus derechos así como también de sus deberes”.
“Yo no quisiera que pasáramos por alto otro punto que tiene que ver con el tema”,
dijo el profesor Zapata. “Se trata de la autonomía. Yo pienso que la participación
auténtica es una participación autónoma, lo que significa intervenir libremente
desde posiciones propias y para expresar los intereses que se tengan como actor
social. Como alguien decía la participación se ve afectada por intentos de
imposición o de manipulación”.
“Perdone, profe", - intervino don Pepe, un padre de familia. “Pero usted se olvida
que hay grupos y personas que tienen más poder que otros y que además tienen
capacidad para hacer valer ese poder y para imponer sus intereses o sus puntos
de vista. Eso se da en la política, se da entre los grupos de la comunidad y se da
entre las instituciones educativas y las comunidades. Por eso la participación en
decisiones es difícil de darse en la práctica”.
“Yo sé que es difícil” – acotó doña Cándida, una docente, de la escuela primaria
Buenavista. “La participación es un mecanismo para ganar espacios en esas
relaciones de poder”.
“Pero allí hay una cosa que no es clara” – señaló pensativo el padre de familia.
“La manera como se expresa el poder limita la participación, pero es con la
participación que se gana poder. ¿Cómo es eso?”
“Así es, don Pepe” – respondió la profesora. “Por eso hay que aprender a
participar. Miren, les voy a contar una anécdota:
“Por que tenemos que saber que tipo de participación es la que vamos a ejercitar
en la elaboración y ejecución del Plan de Desarrollo de la Red” – respondió el
coordinador de la Red.
Lo avanzado de la hora y el cansancio que se reflejaba ya en los rostros de varios
de los miembros del Consejo, hicieron aplazar la continuación de la discusión para
la reunión siguiente.
Protagonismo
Autonomía
Intereses
Poder
Conciencia
Toma de decisiones
Objetivos
1 hora
Método
Elaboración de una relatoría a que recojas las conclusiones a las que llegó el
grupo.
Estaban en esas cuando la señorita Ester, una docente que tenía un magíster en
planeación educativa, intervino de la siguiente manera:
“Aquí habemos varios profesionales que nos hemos quemado las pestañas en la
Universidad y que sabemos exactamente que es lo que hay que hacer. Si a los
profesionales no nos creen lo que planteamos y que se basa en conocimientos
científicos y técnicos, quiere decir que aquí sobramos. Yo propondría que
nosotros los docentes les explicáramos a los representantes de la comunidad, a
los padres de familia y a los estudiantes qué es lo que hay que hacer y cómo hay
que hacerlo, hasta que les quede bien clarito. Eso para mí es concertar”.
“Perdone, profesora, pero yo creo que precisamente por eso se han cometido
muchos errores” – intervino el director del núcleo.
“Yo estoy de acuerdo” – señaló el estudiante. “Yo he sido testigo de – que aquí en
la red la gente no solamente conoce los problemas educativos que padece sino
que también tiene iniciativas, que tiene soluciones, que tiene…..”
“Ni la comunidad se las sabe todas ni los profesionales, directivos y docentes nos
la sabemos todas, profesora” – interpuso el coordinador de la red. Tenemos que
construir, con la porción de experiencia y conocimiento que todos tenemos, una
propuesta sólida, rica y sustentada, en diálogo de saberes y de experiencias”.
“¿Sería como tejer una tela pero con hilos diferentes?” – preguntó el estudiante.
“Ese tejemaneje me recuerda algo que hay que tener en cuenta cuando se
concerta” – intervino el líder comunitario. En todos los grupos, comunidades e
instituciones existen conflictos que se reflejan en las relaciones que estableen sus
miembros entre sí o con otros. Existen conflictos de liderazgo, de autoridad, de
intereses o motivados por percepciones distintas”.
“Así es” – acotó la directora del núcleo. “El conflicto siempre está presente y el
problema no es que exista, sino que se lo esconda, se lo evite, o se lo maneje en
forma inadecuada. En nuestras discusiones de concertación no debemos eludir el
conflicto ni asustarnos por las tensiones que genere entre nosotros”.
Objetivos
1 hora
Método
Elaboración de una relatoría que recoja las conclusiones a las que llegó el
grupo.
A la reunión siguiente del Consejo de Red faltaron varios integrantes pero, por no
retrasar la iniciación de la elaboración del Plan de Acción, decidieron de todas
maneras hacerla. La discusión comenzó retomando el tema anterior y las
intervenciones giraron alrededor de los temas “participación” y “concertación”, que
habían dado origen a un debate amplio y constructivo en las reuniones anteriores.
En una de las intervenciones alguien expresó que uno de los problemas de
algunas instituciones educativas es que “le tienen miedo a la gente, a los padres
de familia y a los estudiantes” y que por eso terminan marginándolos o
excluyéndoles de las decisiones y remplazándolo en la ejecución de acciones que
puede realizar la comunidad. Al escuchar este, un director de núcleo, integrante
de la red, intervino para decir:
Cuentan que, en cierta ocasión, hizo Dios llamar al Cielo al Rey de un país. “No
voy a darte mayores detalles”, le dijo, “pero necesito que hagas construir, en un
plazo de un mes, un arca bien grande”.
El Rey regresó a su palacio y le contó a un amigo la orden que le había dado Dios.
“No te preocupes”, contestóle su amigo, “al otro lado de las montañas vive un viejo
fabricante de arcas. El te solucionará ese problema”. El viejo fue llamado
entonces al palacio y el Rey le mandó fabricar el arca más grande de que fuese
capaz. El anciano recibió la orden taciturno, y regresó a su taller donde, por
generaciones, se habían construido las mejores arcas del reino.
Pero uno de los sabios del Consejo Real encontró conveniente aconsejar al Rey al
respecto. “Majestad”, le dijo, “si se trata de la voluntad de Dios, me parece
imprudente adjudicar al viejito la construcción del arca. Su técnica es artesanal, y
está ampliamente superada por el knowhow moderno. Le recomiendo crear un
grupo de trabajo interdisciplinario e intersectorial que coordine el PROYARCA,
como podríamos denominar al Proyecto”.
A los 15 días el viejito ya tenía lista la madera, pero los técnicos dudaron de su
calidad. Por tal motivo recomendaron al Rey crear una compañía que investigase
los bosques del Reino y se encargase de aprovisionamiento de madera para el
Proyecto. Se decidió entonces crear la MADEARCA, una empresa que tendría la
ventaja adicional de obtener ganancias. Pero como la empresa no podía quedar
al arbitrio de un grupo de expertos, se creó una superintendencia a la que se
denominó la SUPERARCA.
Mientras tanto el viejito, olvidado por los sabios y los expertos, fue a la capital del
Reino por recursos para continuar con su labor. Pero allí se enteró de que el
dinero, que inicialmente le había asignado, había sido trasladado al Departamento
de Relaciones e Imagen – IMARCA – responsable de la imagen publicitaria del
Proyecto. Se presentó entonces donde el Virrey que por esa época había sido
nombrado Presidente de una compañía subsidiaria, la COMARCA, encargada de
la comercialización de productos. Al presentar sus argumentos, fue acusado de
oponerse al sistema PROARCA, controlado por computadores y, con suerte, pudo
evitar ser arrestado por oponerse a la programación.
Cumplido el plazo el Rey fue llamando nuevamente ante Dios. “¿Y el arca?”.
“Señor, tienes que darme 15 días más. Tenemos centenares de hombres
trabajando día y noche en el Proyecto. Aún no hemos comenzado el montaje, pero
ya tenemos el diseño y los planos y nos encontramos a punto de iniciar la
ejecución”. “Muy bien”, accedió Dios, no sin antes alertarlo a “tener el arca
concluida dentro del nuevo plazo”.
De regreso a su Reino el Rey empezó a sentir una llovizna que poco a poco fue
convirtiéndose en fuerte lluvia. Pasado 3 días seguía lloviendo. El Gran Salón
Dorado estaba inundado, así como todo el país. La gente, desconcertada, tenía el
agua a la cintura.
Estaban reunidos el Rey con sus sabios, técnicos y expertos para analizar la
situación, cuando uno de ellos divisó, a través de una ventana, una pequeña
mancha que asomaba en el horizonte. Era un barco, ¡un arca!
“¿Y esa arca?”, preguntó el Rey, “¿quién va en ella?”. Era el anciano Noe quien
en su arca solo llevaba animales. Pasó lentamente frente a ellos mientras que el
Rey, los Ministros, los sabios, los técnicos y los expertos, continuaban reunidos en
comités, con agua al cuello, buscándole una solución al problema.
Objetivos
1 hora
Método
Elaboración de una relatoría que recoja las conclusiones a las que llegó el
grupo.
“Permítanme que le narre unas anécdotas para ilustrar mejor este caso” –
continúo el Coordinador. Hay docentes y directivos, pero también líderes
comunitarios, que tienen la tendencia a ver en los problemas carencias ajenas,
torpezas ajenas, falta de compromiso ajeno, por su incapacidad de verse ellos
mismos. Les termina pasando lo que le pasó a una persona que estaba bebiendo
y quien después de tomarse muchos tragos, y ya borracho, se quedó mirando
fijamente a un amigo que estaba tomando con el amigo y le dijo: “será mejor que
no sigas bebiendo porque ya estas empezando a ponerte borroso”.
“O como aquel hombre docto” – prosiguió diciendo, “que llegó a ser Primer
Ministro de un Rey. En cierta ocasión, mientras deambulaba por el palacio, vio por
primera vez en su vida un halcón real. Hasta entonces, ese hombre ilustrado
jamás había visto semejante clase de paloma. De modo que tomó unas tijeras y
cortó con ellas las garras y el pico del halcón. “Ahora pareces una paloma de
verdad”, dijo, dejándolo de nuevo volar.
Método