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TALLER

LA PARTICIPACION COMO FUNDAMENTO PARA LA


CONSTRUCCION DEL PLAN DE DESARROLLO

Por Gustavo I. de Roux

OBJETIVO DEL TALLER

Proporcionar a los participantes elementos conceptuales y metodológicos para:

1. Construir, con la comunidad educativa de las redes, un concepto de


participación, apropiado para la planificación participativa;

2. Develar, con la comunidad educativa, las barreras que la limitan la


participación; y

3. Diseñar, con la comunidad educativa, regla de juego y estrategias que la


estimulen.

4. Actuar como dinamizadores de la participación par la autogestión en las redes


educativas;

ENFOQUE PEDAGOGICO DEL TALLER

El taller se desarrollará utilizando una pedagogía participativa que tendrá como


principios orientadores los siguientes:

Énfasis sobre el desarrollo de capacidades, competencias y criterios: iniciativa


y recursividad, creatividad, e imaginación, solidaridad y habilidad para analizar
y resolver problemas. Este énfasis explicita el entendimiento de que la entrega
de conocimientos, en el proceso educativo, debe instrumentar
transformaciones profundas en los sujetos, desdibujando así el sentido del
conocimiento por el conocimiento.

Los conceptos sobre participación no se trasmiten, sino que se construyen con


los participantes. Más que “vender” contenidos lo que importa es desarrollar
capacidades para recrear, reinventar, e innovar estrategias par incentivar la
participación; para descubrir los problemas que la limitan, para analizarlos y
diseñar alternativas de solución;

Recuperación de la experiencia concreta de la gente, de sus saberes, actitudes


y conductas, de sus percepciones e interpretaciones sobre fenómenos, como
punto de partida del proceso educativo y como insumos para la reflexión. El
cambio de comportamientos y práctica no se logra por el simple contacto con el
conocimiento científico, pues la gente no reemplaza mecánicamente unos
conocimientos por otros ni altera necesariamente un comportamiento por
efecto de un nuevo saber. Es por eso importante develar, ante todo, la lógica y
sentido de las representaciones sobre los problemas concretos y ubicar el
conocimiento nuevo dentro de la trama de racionalizaciones que posee la
gente;

Hay que consultar, exaltar y validar la experiencia concreta de los funcionarios


y de los líderes comunitarios, con relación a la participación comunitaria, para
construir conjuntamente – desde allí – alternativas que permitan potenciarla;

Propensión a crear ambientes lúdicos para la realización de los eventos


educativos de manera tal que se faciliten las manifestaciones espontáneas y la
expresividad natural, culturalmente determinadas. La didáctica debe favorecer
la recreación de una visión enriquecida de los problemas, en eventos donde los
participantes puedan desarrollar su inventiva para solucionarlos;

Horizontalidad en la relación pedagógica, que implica redefinir el papel del


maestro para entenderlo como un facilitador del aprendizaje. Esto supone que
el maestro establezca relaciones simétricas y de diálogo, de confianza y
enriquecimiento mutuo, evitando a la vez la dispersión temática:

Reconocimiento y uso de diferentes caminos para acceder al conocimiento. En


la realidad cotidiana el aprendizaje sensorial tiene una importancia innegable,
como lo tiene el aprendizaje desde lo concreto. Lo importante e avanzar, a
partir de esas formas de captar la realidad, hacia explicaciones y
racionalizaciones que permitan internalizar el significado de lo que se aprende;

Predilección por el aprendizaje centrado en problemas, como referentes


obligados para propiciar su análisis y búsqueda participativa de solución. Es
en ese proceso reflexivo donde se desarrolla la creatividad, el sentido de
trabajo en equipo y la capacidad para analizar y solucionar problemas;

Los problemas relacionados con la participación/no participación, constituyen el


eje de la reflexión para la construcción de soluciones;

Preferencia por técnicas dialógicas, grupales y activas. Dialógicas, por cuanto


se trata de una pedagogía de la pregunta y porque el diálogo permite desatar
la palabra, paso inicial y obligado en un proceso creativo de participación;
grupales, por cuanto se trata de fortalecer la solidaridad y la capacidad de
trabajar en grupo; y,

Validación del aprendizaje adquirido, no en términos de cosas memorizadas,


sino de la calidad de la participación en la elaboración y ejecución de los
proyectos para mejorar condiciones de vida.
TEMAS QUE ABORDARAN EL TALLER

1. El significado de la Participación

2. Decisión y Participación

3. La concertación

4. Barreras institucionales a la Participación

5. Actitudes y comportamientos que entorpecen la Participación

6. Las reglas de juego para dialogar y concertar

CREDITOS

El desarrollo de los temas y las lecturas correspondientes han sido adaptados de:

Roux, Gustavo. 1996. “La Participación en la Elaboración del Plan de Acción”.


Cuadernillo No. 2 de la serie Aprendiendo a Planificar Participativamente el
Desarrollo de Comunas y Corregimientos. Cali: Alcaldía de Cali, / Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD.

Tema No. 1: El Significado de la participación.

Objetivos

Explicar la variedad de formas como puede entenderse la participación


comunitaria dependiendo de la conceptualización que la sustente.

Analizar eventos simulados de participación y determinar las características


que asumió en ellos.

Determinar las limitaciones a procesos de participación en la vida real, con


características similares a los presentados en la lectura.

Tiempo de lectura y discusión

1 hora

Método

Lectura en pequeños grupos.

Discusión con base en la guía de discusión que se encuentra al final de la


lectura.
Elaboración de una relatoría que recoja las conclusiones a las que llegó el
grupo.

Presentación de la relatoría de cada grupo en plenaria.

Absolución de interrogantes planteados por los grupos, en la plenaria, y


comparación de discusión de presentaciones grupales.

Tiempo para la plenaria

45 minutos (aproximadamente)

Lectura 1: Las Muchas Facetas de la Participación

En alguna ocasión el Consejo de la Red Educativa “La Esperanza” estaba reunido


para comenzar a elaborar el Plan de Desarrollo de la Red. En eso, el profesor
Chávez, docente del núcleo escolar, intervino para decir:

“El Plan de Desarrollo de la Red es un plan participativo, ¿verdad? Pero, ¿qué es


participación? Me llama la atención que todo mundo este de acuerdo con eso de la
participación. ¿No será acaso porque cada quien la entiende a su manera? Me
parece importante que entre nosotros esté claro ese concepto. Participar: ¿es
asistir a las reuniones? ¿es opinar en ellas? ¿es que le consulten a uno cosas?
¿es colaborar?”.

Esta pregunta dejó pensativos a los demás miembros del Consejo, lo que fue
evidenciado por un prolongado silencio. Al cabo de un rato el profesor Jurado,
Coordinador de la Red, rompió el silencio para decir:

“Yo les propongo que leamos y discutamos unos casos sobre participación que
tengo aquí y que, a partir de su análisis, construyamos entre todos un concepto de
participación con el que estemos de acuerdo. ¿Les parece?”

Como todos asintieron, el coordinador de la red procedió a leer los siguientes


casos:

La participación en la Maicera

Resulta que en alguna ocasión dos amigos discutían acaloradamente sobre si las
gallinas participaban o no cuando se las llamaba para darles el maíz. Uno de ellos
argumentaba que sí participaban porque ninguna se quedaba sin asistir a la
reunión de la repartición de la comida. Además, insistía en que el hecho de que
las gallinas se pelearan entre ellas por la comida demostraba su interés en
participar.
Sin embargo el otro no aceptaba que la presencia de tanta gallina en el evento
fuera prueba palpable de participación exitosa. Para él, la validez del motivo que
congregaba a las gallinas desvirtuaba el que hubiera participación pues
encontraba obvio que por la comida hubiera estampida.

La Participación Recluta

Cuentan que una vez un recluta se leyó la Constitución Nacional, en la que hace
énfasis sobre la importancia de la democracia y de la participación ciudadana.
Entonces, consideró emocionado que si el sargento que comandaba su pelotón se
enteraba de lo que estaba escrito en ellas, cambiaría su actitud autoritaria por una
más democrática y participativa. Por eso, en la próxima ocasión en que le tocó
formar con el pelotón, levanto la mano y exclamó:

“¡Pido la palabra!”

“¿Qué quééé?” – tronó la voz del sargento –

“Pero mi sargento”, replicó el recluta, “si la Constitución habla del derecho a


participar…”

“¡Qué participación ni que niño muerto!” – vociferó enfurecido el sargento.


“¡Ustedes aquí participan solo en lo que yo decida, cuando yo lo autorice y en la
forma como yo ordene!”

“Pero… ¿y la democracia?”, insistió tímidamente el recluta.

“Pues les voy a aplicar la democracia para que todos se la aprendan. Quedan
elegidos para hacer 200 flexiones seguidas. ¡A tierra! ¡Marrr!”

Por la noche, fatigado y adolorido, el recluta se quejaba ante sus compañeros


sobre la incomprensión del sargento. “Imbécil”, le expectó uno de ellos, “por tu
culpa nos clavaron de una toda tu teoría de la participación y nos pusieron a
participar hasta reventar. Participa callado sólo en lo que te manden para que la
participación no nos perjudique”.

La Participación Esquemática

Se dice que hace algunos años llegó a vivir a una ciudad de la costa atlántica un
profesor europeo de danza, conocedor de muchos ritmos y estilos. Al poco tiempo
de establecido allí, el profesor abrió una academia en la que se matricularon
muchos alumnos atraídos por su fama.

“La danza”, - les decía el profesor a sus alumnos, - “es una actividad estética que
debe ser ejecutada siguiendo unos patrones rítmicos, unos pasos pre-establecidos
y unas formas convencionales. La danza se hace al tenor de una melodía que
tiene su partitura. Para ser buen danzarín, hay que ajustase a los formatos
rítmico, melódico y ritual de la danza”.

El profesor enseñaba, de acuerdo con esos principios, los pasos, los giros, las
poses y las formas de cada danza en particular, insistiendo siempre sobre la
importancia de no salirse del esquema apropiado.

Los alumnos por su parte participaban con gusto en las danzas de la academia,
pero, como buenos costemos, sentían picazón con tanta rigidez y por eso trataban
de improvisar y crear nuevos pasos y estilos. Sin embargo, el profe, cuando esto
ocurría, los reconvenía para que no se salieran de la norma y de la rutina, y los
obligaba a participar apegados al esquema en el que los había entrenado.

Muchos, terminaron formando su propio combo de danza por fuera de la


academia. En esa forma participaban dentro de la academia pegados al esquema
y, por fuera de esta, de una manera espontánea, libre y creativa.

La Participación Carnetizada

En cierta oportunidad se vinculó la una comunidad una institución muy prestigiosa


para desarrollar programas de desarrollo social. Al cabo de muy corto tiempo,
había organizado grupos para trabajar en diversos frentes: vivienda, salud,
educación y recreación. La trabajadora social de la institución tenía bajo su
responsabilidad el capacitar a los grupos sobre cómo participar en las actividades.

“Nosotros los funcionarios de la institución, con la aprobación claro está de la


Directora”, - le explicó a la comunidad, - “programamos las actividades de nuestros
proyectos institucionales con la colaboración de ustedes, pues nuestros proyectos
son participativos.

“Ustedes” – continuó diciendo – “pueden participar en decisiones que tienen que


ver con quiénes se vinculan, o a qué horas se hacen las reuniones. Pero como
nosotros somos los que sabemos y los que tenemos la experiencia y los recursos,
por eso controlamos la gestión de los proyectos. Claro que siempre les vamos a
preguntar por su opinión, vamos a consultarlos, porque estos son proyectos
participativos y para el beneficio de la comunidad. ¿Tienen alguna pregunta?”

“Sí”, señaló un joven. “¿Cómo hace uno para participar en los programas?”

“Bueno”, respondió la trabajadora social, “en primer lugar tiene que inscribirse en
el programa deseado. Después nosotros lo evaluamos para ver si cumple con los
requisitos que tenemos para cada programa. Una vez aceptado, lo carnetizamos
y el participante se tiene que comprometer a cumplir con el reglamento que
tenemos establecido. Claro que, como nuestros programas son participativos, los
participantes son autónomos para retirarse si quieren”.
“¿Y cómo participa la comunidad?” – quiso saber una señora.

“Muy fácil. Siguiendo las pautas que les damos. La comunidad tiene que aportar
trabajo voluntario, materiales y asistir a las reuniones que citemos. Al final de
cuentas las obras son para beneficio de la comunidad. Lo importante es que se
dejen dirigir para que podamos avanzar con rapidez y eficacia”.

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Terminado el relato de los casos, el coordinador invitó a los miembros del Consejo
a discutirlos y a analizarlos en cada caso si hubo o no participación y por qué.

Guía de discusión: El Consejo de la Red se metió entonces en una acalorada


discusión sobre el tema. Pero como no llegaron a conclusión alguna, acordaron
consultar la opinión de ustedes.

¿Hubo o no hubo participación en cada caso?

¿Por qué?

Si no hubo, ¿qué faltó para que efectivamente se diera participación auténtica?

¿Qué se requiere para que ésta se pueda dar?

El relator del grupo debe presentar las conclusiones en plenaria.

Tema No. 2: Decisión y Participación

Objetivos

Analizar la discusión presentada entre los personajes que intervienen en los


diálogos contenidos en la lectura.

Evidenciar la relación que tiene la participación con el protagonismo, el poder,


la conciencia, la autonomía y la toma de decisiones.

Avanzar en la construcción de una concepción de participación.

Tiempo de lectura y discusión

1 hora

Método

Lectura en pequeños grupos


Discusión con base en la guía de discusión que se encuentra al final de la
lectura.

Elaboración de una relatoría que recoja las conclusiones a las que llegó el
grupo.

Presentación de la relatoría de cada grupo en plenaria

Absolución de interrogantes plantados por los grupos, en la plenaria, y


comparación de y discusión de presentaciones grupales.

Tiempo para la plenaria

45 minutos (aproximadamente)

Lectura 2: Lo que tiene que ver la participación con la decisión.

La reunión siguiente del Consejo de la Red empezó muy animada. Jacinto, uno
de los representantes de los estudiantes, propuso para comenzar seguir
discutiendo el tema de la participación. Según él, todo eso de la participación era
puro cuento pues a quienes menos les daban oportunidad de participar era a los
alumnos. Para sorpresa de todos los profesores Genarino Cerón, un directivo-
docente, pidió la palabra para expresar su opinión al respecto.

“Para mí” – señaló, “eso de la participación es muy claro y no se necesita darle


mucha vuelta. La participación es una estrategia que consiste en motivar a los
padres de familia y a los alumnos para que colaboren con los programas de las
instituciones educativas. Si cooperan con las actividades que los directivos y
docentes controlamos y que hayamos definido de antemano, los programas de la
red se agilizan y benefician a todos”.

“¿Cómo así?” – intervino una madre de familia. “¿Entonces, según Usted, la


participación es una manera para controlar a la gente?”

“En cierta manera sí” – respondió el don Genarino. “La participación es un


mecanismo muy útil para logar que la comunidad haga lo que las instituciones
quieren que se haga”.

“Ahora entiendo” – acotó en tono sarcástico el profesor Zapata, un docente muy


crítico, “por qué hay muchos que conjugan el verbo participar de la siguiente
manera:

Yo participo
Tú manipulas
Él impone
Nosotros participamos
Ellos deciden”
Don piloso, un líder comunitario, miembro del Consejo, quien había permanecido
callado hasta el momento, pidió entonces la palabra para decir:

“A nosotros los de la comunidad nos llaman a colaborar como cargaladrillos. Para


que aportemos mano de obra y tiempo de nosotros. Esa es la participación que
siembre nos piden”.

“En mi opinión” – señaló el director del colegio La Sabiduría, uno de los planteles
articulados a la Red – “con mucha frecuencia escuchamos decir que hay
participación cuando se colabora en alguna actividad o en algún evento. Para mí
eso no tiene nada de malo, pues colaborar en una manera de participar. La
pregunta que habría que hacer sería la siguiente: ¿Hay verdadera participación
cuando se colabora en algo decidido por otros sin tener claras las razones del por
qué se colabora? Para mí se participa solamente cuando se interviene en la toma
de decisiones”.

“Sí, pero de decisiones importantes”, se adelantó a decir un padre de familia. “A la


comunidad muchas veces la ponen a decidir sobre asuntos irrelevantes o poco
importantes. Por ejemplo, a qué horas deben hacerse las reuniones. Pero para
las decisiones gordas a la comunidad le hacen pistola”.

En ese momento tomó de nuevo la palabra don Piloso, avezado líder comunitario
que hacía parte del Consejo, y habló de la siguiente manera:

“Para mí participar significa intervenir, tomar parte en situaciones, actos o hechos,


en interacción con otros actores sociales e institucionales. Pero, ¡ojo! No significa
intervenir de cualquier manera. Significa intervenir con capacidad protagónica,
es decir, con capacidad de analizar situaciones con criterio y competencia,
expresar y sustentar debidamente sus puntos de vista y negociarlos con
habilidad”.

“Es cierto” – señaló el profesor Genarino. “Sin embargo yo creo que esa palabrita
de protagonismo se presta para muchas confusiones. Hay mucho líder con
exceso de protagonismo y eso les pasa también a muchos políticos. Creen que se
las saben todas y, por afán de ser protagonistas, terminan hablando y decidiendo
por los demás”.

“Me está malinterpretando, profesor” – replicó don Piloso. “En los casos que usted
se refiere se trata de un protagonismo individual. Yo estoy hablando de un
protagonismo colectivo, de comunidad. El protagonismo implica presencia activa
en los eventos en que se interviene, no para recibir órdenes e indicaciones sobre
actividades en las cuales se debe colaborar o sobre cosas que se deben hacer,
sino para ser copartícipe en el trazado de derroteros y en la toma de decisiones.
Para que un grupo u organización pueda ejercer protagonismo, se requiere que
tenga conciencia de sus derechos así como también de sus deberes”.
“Yo no quisiera que pasáramos por alto otro punto que tiene que ver con el tema”,
dijo el profesor Zapata. “Se trata de la autonomía. Yo pienso que la participación
auténtica es una participación autónoma, lo que significa intervenir libremente
desde posiciones propias y para expresar los intereses que se tengan como actor
social. Como alguien decía la participación se ve afectada por intentos de
imposición o de manipulación”.

“Perdone, profe", - intervino don Pepe, un padre de familia. “Pero usted se olvida
que hay grupos y personas que tienen más poder que otros y que además tienen
capacidad para hacer valer ese poder y para imponer sus intereses o sus puntos
de vista. Eso se da en la política, se da entre los grupos de la comunidad y se da
entre las instituciones educativas y las comunidades. Por eso la participación en
decisiones es difícil de darse en la práctica”.

“Por ejemplo en el colegio” – continuó diciendo el padre de familia - “el director es


el que manda, el que se las sabe todas, el que tiene poder. ¿Usted cree que en
aras de la participación él estaría dispuesto a ceder parte de su poder? Por eso la
participación es tan difícil”.

“Yo sé que es difícil” – acotó doña Cándida, una docente, de la escuela primaria
Buenavista. “La participación es un mecanismo para ganar espacios en esas
relaciones de poder”.

“Pero allí hay una cosa que no es clara” – señaló pensativo el padre de familia.
“La manera como se expresa el poder limita la participación, pero es con la
participación que se gana poder. ¿Cómo es eso?”

“Así es, don Pepe” – respondió la profesora. “Por eso hay que aprender a
participar. Miren, les voy a contar una anécdota:

Hubo una vez un experto en natación que se sabía todo sobre


ese tema. Se sabía la historia de todos los campeonatos,
conocía las leyes de flotación, asesoraba a campeones de todos
los estilos con las mejores indicaciones y conocía todas las
marcas. Pero un día, atravesando un río se le volteó la canoa,
cayo al agua y se ahogó pues no sabía nadar.

Después de narrar la anécdota, la profesora concluyó:

“Así como a nadar se aprende nadando, a participar se aprende participando”.

“¿Entonces para qué tanta teoría?” – preguntó el estudiante.

“Por que tenemos que saber que tipo de participación es la que vamos a ejercitar
en la elaboración y ejecución del Plan de Desarrollo de la Red” – respondió el
coordinador de la Red.
Lo avanzado de la hora y el cansancio que se reflejaba ya en los rostros de varios
de los miembros del Consejo, hicieron aplazar la continuación de la discusión para
la reunión siguiente.

Guía de discusión: Discuta – en relación con la participación, los siguientes


términos:

Protagonismo

Autonomía

Intereses

Poder

Conciencia

Toma de decisiones

Luego, a partir de los elementos contenidos en la lectura y de su discusión en


grupo, elaboren conjuntamente

Una concepción tentativa de participación

El relator del grupo debe presentar, en plenaria la conclusiones de la discusión


grupal.

Tema No. 3: La Concertación

Objetivos

Analizar la discusión presentada entre los personajes que intervienen en los


diálogos contenidos en la lectura 3.

Determinar dificultades y conflictos que pueden presentarse en un proceso de


concertación entre comunidad e instituciones.

Reflexionar sobre las características del “diálogo de saberes” implícito en un


proceso de concertación entre comunidad e instituciones.

Tiempo de lectura y discusión

1 hora
Método

Lectura en pequeños grupos

Discusión con base en la guía de discusión que se encuentra al final de la


lectura.

Elaboración de una relatoría a que recojas las conclusiones a las que llegó el
grupo.

Presentación de la relatoría de cada grupo en plenaria.

Absolución de interrogantes planteados por los grupos, en la plenaria, y


comparación de y discusión de presentaciones grupales.

Lectura 3: Concertación: Diálogo de saberes en un escenario de tensiones.

Para el Consejo de la Red era claro que la participación adecuada era un


ingrediente fundamental, no solamente para la elaboración del Plan de Desarrollo
de la red sino también para su ejecución y seguimiento. Sin embargo, eso no era
suficiente. El Consejo se proponía orientar un proceso concertado de
construcción de una propuesta de acción, de un Plan de Acción para el Desarrollo
de la red, y aún faltaba tela por cortar con relación al tema. ¿Cómo era ese
cuento de “elaboración concertada”? Para algunos miembros del Consejo la cosa
era fácil pues – según decían – eso consistía en irse poniendo de acuerdo en el
camino sobre lo que debería hacerse. Una madre de familia, miembro del
Consejo era por ejemplo de la opinión de que “en el camino se arreglan las
cargas”.

Pero otros, como el coordinador de la red y el líder comunitario, seguían


insistiendo en agotar la discusión sobre las características de un proceso de
concertación. Para ellos, sin reglas de juego claras uno se podía perder
fácilmente en el camino. De tanto insistir lograron entonces que el Consejo
siguiera dedicándole tiempo al asunto.

Estaban en esas cuando la señorita Ester, una docente que tenía un magíster en
planeación educativa, intervino de la siguiente manera:

“Aquí habemos varios profesionales que nos hemos quemado las pestañas en la
Universidad y que sabemos exactamente que es lo que hay que hacer. Si a los
profesionales no nos creen lo que planteamos y que se basa en conocimientos
científicos y técnicos, quiere decir que aquí sobramos. Yo propondría que
nosotros los docentes les explicáramos a los representantes de la comunidad, a
los padres de familia y a los estudiantes qué es lo que hay que hacer y cómo hay
que hacerlo, hasta que les quede bien clarito. Eso para mí es concertar”.
“Perdone, profesora, pero yo creo que precisamente por eso se han cometido
muchos errores” – intervino el director del núcleo.

“Nosotros los de la comunidad no somos tarados” – intervino el líder comunitario.


Tenemos ideas, tenemos iniciativas. Nos damos cuenta cuando las cosas no
funcionan bien y tenemos propuestas para mejorarlas o para solucionar los
problemas”.

“Así es” – señaló el coordinador de la red. “Los profesionales tenemos un


conocimiento universal, de leyes generales, pero la comunidad tiene un
conocimiento particular derivado de su propia experiencia. Es en el diálogo de
estos saberes como pueden construirse visiones enriquecidas de la realidad y
soluciones apropiadas”.

“Sí” – acotó un padre de familia. “La creatividad de la gente, su sentido común, su


experiencia, sus tradiciones, sus maneras de vivir lo cotidiano, de organizarse,
todas esas cosas son aportes que hace la comunidad a ese diálogo. Pero sobre
todo su conocimiento concreto de los problemas que tiene que afrontar todos los
días”.

“Yo estoy de acuerdo” – señaló el estudiante. “Yo he sido testigo de – que aquí en
la red la gente no solamente conoce los problemas educativos que padece sino
que también tiene iniciativas, que tiene soluciones, que tiene…..”

“Bueno” – interrumpió la señorita Ester. “Si la comunidad y los estudiantes se las


saben todas, pues entonces sí que de verdad sobramos los directivos y los
docentes. ¡Ustedes me están dando la razón con otros argumentos!”

“Ni la comunidad se las sabe todas ni los profesionales, directivos y docentes nos
la sabemos todas, profesora” – interpuso el coordinador de la red. Tenemos que
construir, con la porción de experiencia y conocimiento que todos tenemos, una
propuesta sólida, rica y sustentada, en diálogo de saberes y de experiencias”.

“¿Sería como tejer una tela pero con hilos diferentes?” – preguntó el estudiante.

“Esa es una bonita manera de decirlo” – respondió el coordinador. “Pero para


tejerla habría que ponerse primero de acuerdo porque unos podrían querer que la
tela fuese de un color y otros de otro, o que tuviese una u otra forma. Además no
faltaría quien quisiera que su hilo fuera el que más se notara en la tela”.

“Ese tejemaneje me recuerda algo que hay que tener en cuenta cuando se
concerta” – intervino el líder comunitario. En todos los grupos, comunidades e
instituciones existen conflictos que se reflejan en las relaciones que estableen sus
miembros entre sí o con otros. Existen conflictos de liderazgo, de autoridad, de
intereses o motivados por percepciones distintas”.
“Así es” – acotó la directora del núcleo. “El conflicto siempre está presente y el
problema no es que exista, sino que se lo esconda, se lo evite, o se lo maneje en
forma inadecuada. En nuestras discusiones de concertación no debemos eludir el
conflicto ni asustarnos por las tensiones que genere entre nosotros”.

“Muy cierto” – acotó el padre de familia. “A lo mejor vamos a encontrar en esta


concertación posiciones tercas o intentos para imponer puntos de vista. Pero eso
no importa. No estamos dialogando entre ángeles sino entre personas y los
humanos tenemos pasiones y defectos mezclados con virtudes y cualidades. Lo
importante es que sepamos manejar con altura y con razones las situaciones
difíciles cuando se nos presenten”.

“¡La telenovela, la telenovela!” – exclamó la directora del núcleo levantándose


repentinamente de la silla. “¡Tamaño conflicto que voy a tener con mi marido
porque me traje la llave del cuarto donde está el televisor!”

Guía de discusión: La lectura debe servir de base al grupo para enriquecer la


discusión sobre dos aspectos el diálogo de saberes y el conflicto.

¿Qué hechos, situaciones o circunstancias pueden entorpecer el


“diálogo de saberes”?

¿Qué sugerencias se pueden hacer para que ese diálogo sea


fructífero y constructivo?

¿Cuáles pueden ser las fuentes de conflicto en un proceso de


concertación del plan?

¿Cómo se podría manejar adecuadamente el conflicto?

El relator del grupo debe presentar los resultados de la discusión, en plenaria.

Tema No. 4: Barreras institucionales a la participación

Objetivos

Analizar características de la cultura y de las prácticas institucionales que


afectan la participación comunitaria.

Determinar acciones que se pueden sugerir a las instituciones para que


jueguen un papel facilitador de la participación.

Tiempo de lectura y discusión

1 hora
Método

Lectura en pequeños grupos.

Discusión con base en la guía de discusión que se encuentra al final de la


lectura.

Elaboración de una relatoría que recoja las conclusiones a las que llegó el
grupo.

Presentación de la relatoría de cada grupo en plenaria.

Absolución de interrogantes planteados por los grupos, en la plenaria, y


comparación de y discusión de presentaciones grupales.

Lectura 4: A veces la institución entraba la participación.

A la reunión siguiente del Consejo de Red faltaron varios integrantes pero, por no
retrasar la iniciación de la elaboración del Plan de Acción, decidieron de todas
maneras hacerla. La discusión comenzó retomando el tema anterior y las
intervenciones giraron alrededor de los temas “participación” y “concertación”, que
habían dado origen a un debate amplio y constructivo en las reuniones anteriores.
En una de las intervenciones alguien expresó que uno de los problemas de
algunas instituciones educativas es que “le tienen miedo a la gente, a los padres
de familia y a los estudiantes” y que por eso terminan marginándolos o
excluyéndoles de las decisiones y remplazándolo en la ejecución de acciones que
puede realizar la comunidad. Al escuchar este, un director de núcleo, integrante
de la red, intervino para decir:

“Eso no siempre es cierto, pero desafortunadamente en ocasiones lo es.


Precisamente hoy traje una fábula, “la fábula del arca”, que quisiera compartir con
ustedes. No sé quien es el autor, pero creo que es un brasilero. Yo la recorté de
una revista pero desafortunadamente no me fijé en quien la había escrito. Les
pido que me dejen leerla porque creo que nos sirve para mirar ese aspecto de las
relaciones entre las instituciones y la comunidad. ¿Puedo leerla? Dice así:

Fabula del Arca

Cuentan que, en cierta ocasión, hizo Dios llamar al Cielo al Rey de un país. “No
voy a darte mayores detalles”, le dijo, “pero necesito que hagas construir, en un
plazo de un mes, un arca bien grande”.

El Rey regresó a su palacio y le contó a un amigo la orden que le había dado Dios.
“No te preocupes”, contestóle su amigo, “al otro lado de las montañas vive un viejo
fabricante de arcas. El te solucionará ese problema”. El viejo fue llamado
entonces al palacio y el Rey le mandó fabricar el arca más grande de que fuese
capaz. El anciano recibió la orden taciturno, y regresó a su taller donde, por
generaciones, se habían construido las mejores arcas del reino.

Pero uno de los sabios del Consejo Real encontró conveniente aconsejar al Rey al
respecto. “Majestad”, le dijo, “si se trata de la voluntad de Dios, me parece
imprudente adjudicar al viejito la construcción del arca. Su técnica es artesanal, y
está ampliamente superada por el knowhow moderno. Le recomiendo crear un
grupo de trabajo interdisciplinario e intersectorial que coordine el PROYARCA,
como podríamos denominar al Proyecto”.

A los 15 días el viejito ya tenía lista la madera, pero los técnicos dudaron de su
calidad. Por tal motivo recomendaron al Rey crear una compañía que investigase
los bosques del Reino y se encargase de aprovisionamiento de madera para el
Proyecto. Se decidió entonces crear la MADEARCA, una empresa que tendría la
ventaja adicional de obtener ganancias. Pero como la empresa no podía quedar
al arbitrio de un grupo de expertos, se creó una superintendencia a la que se
denominó la SUPERARCA.

A los 20 días se descubrió un gigantesco robo de materiales en la SUPERARCA


que ya ahora entonces disponía de miles de empleados. Para evitar nuevos
desfalcos se creó una gerencia de control, de la que se responsabilizó a un
funcionario muy honrado, proveniente del sector privado, y a la que se denominó
con el nombre de GERARCA. Pasados 25 días del encuentro del Rey con Dios, la
MADERARCA había empezado a producir ganancias, con el concurso de fincas
de apoyo que estableció para contribuir al Proyecto.

Mientras tanto el viejito, olvidado por los sabios y los expertos, fue a la capital del
Reino por recursos para continuar con su labor. Pero allí se enteró de que el
dinero, que inicialmente le había asignado, había sido trasladado al Departamento
de Relaciones e Imagen – IMARCA – responsable de la imagen publicitaria del
Proyecto. Se presentó entonces donde el Virrey que por esa época había sido
nombrado Presidente de una compañía subsidiaria, la COMARCA, encargada de
la comercialización de productos. Al presentar sus argumentos, fue acusado de
oponerse al sistema PROARCA, controlado por computadores y, con suerte, pudo
evitar ser arrestado por oponerse a la programación.

Cumplido el plazo el Rey fue llamando nuevamente ante Dios. “¿Y el arca?”.
“Señor, tienes que darme 15 días más. Tenemos centenares de hombres
trabajando día y noche en el Proyecto. Aún no hemos comenzado el montaje, pero
ya tenemos el diseño y los planos y nos encontramos a punto de iniciar la
ejecución”. “Muy bien”, accedió Dios, no sin antes alertarlo a “tener el arca
concluida dentro del nuevo plazo”.

De regreso al Palacio el Rey convocó a sabios y expertos y determinó que la


COMARCA apresurase su labor. Para tal efecto fue instituido un Comité
Interinstitucional y se vincularon contratistas. Se trabajó sin descanso y, pasado
10 días, se constaba ya con la estructura del arca; a los 12 días se perfilaba la
proa; a los 13, la popa. A los 14 días el Coordinador del Proyecto, en una
ceremonia ampliamente cubierta por los medios de comunicación, inauguró la
puesta e la primera tabla.

Al día siguiente se enteró el Rey que sería necesario solicitar un nuevo


aplazamiento de 10 días para la entrega del arca. Y, contra su voluntad, no tuvo
más remedio que acudir al Cielo para tal propósito. Sin embargo, Dios no lo
recibió. Le envió un Santo, quien le comunicó la mala noticia: “no habrá
aplazamiento. Dice Dios que ya le dio suficiente prórroga para cumplir el
compromiso”.

De regreso a su Reino el Rey empezó a sentir una llovizna que poco a poco fue
convirtiéndose en fuerte lluvia. Pasado 3 días seguía lloviendo. El Gran Salón
Dorado estaba inundado, así como todo el país. La gente, desconcertada, tenía el
agua a la cintura.

Estaban reunidos el Rey con sus sabios, técnicos y expertos para analizar la
situación, cuando uno de ellos divisó, a través de una ventana, una pequeña
mancha que asomaba en el horizonte. Era un barco, ¡un arca!

“¿Y esa arca?”, preguntó el Rey, “¿quién va en ella?”. Era el anciano Noe quien
en su arca solo llevaba animales. Pasó lentamente frente a ellos mientras que el
Rey, los Ministros, los sabios, los técnicos y los expertos, continuaban reunidos en
comités, con agua al cuello, buscándole una solución al problema.

Guía de discusión: El grupo, tomando como base el contenido de la lectura, debe


detectar y analizar procederes en que a veces incurren las instituciones escolares
y que entraban la participación.

¿Cuáles son éstos?


¿Qué razones explicarían las prácticas institucionales que limitan la
participación?
¿Cómo debería actuar una institución educativa para facilitar realmente la
participación en la toma de decisiones?

Tema No. 5: Actitudes y Comportamientos que entorpecen la Participación

Objetivos

Analizar actitudes y comportamientos de docentes y directivos que entraban la


participación.

Reflexionar sobre las circunstancias que dan lugar al surgimiento de actitudes


y comportamientos antiparticipativos.
Determinar actitudes y comportamientos positivos y que favorecen la
participación.
Tiempo de lectura y discusión

1 hora

Método

Lectura en pequeños grupos

Discusión con base en la guía de discusión que se encuentra al final de la


lectura.

Elaboración de una relatoría que recoja las conclusiones a las que llegó el
grupo.

Presentación de la relatoría de cada grupo en plenaria.

Absolución de interrogantes planteados por los grupos, en la plenaria, y


comparación de y discusión de presentaciones grupales.

Lectura 5: A veces docentes y directivos, aunque con buena intención,


entraban la participación.

En la reunión del Consejo de la Red el Coordinador comenzó expresando lo


siguiente:

“Ya vimos como muchas prácticas de las instituciones educativas, derivadas de la


cultura institucional, afectan la incorporación de toda la comunidad educativa en
toma de decisiones. Miremos ahora lo que pasa con las actitudes y
comportamientos de nosotros los docentes y directivos. Dediquemos un poquito
de tiempo a mirarnos nosotros mismos. Muchas veces no somos concientes de
cómo actuamos frena a la comunidad, frente a los padres de familia y los
estudiantes. Por eso muchas veces no somos concientes de que nuestras propias
actitudes entorpecen la participación”.

“Permítanme que le narre unas anécdotas para ilustrar mejor este caso” –
continúo el Coordinador. Hay docentes y directivos, pero también líderes
comunitarios, que tienen la tendencia a ver en los problemas carencias ajenas,
torpezas ajenas, falta de compromiso ajeno, por su incapacidad de verse ellos
mismos. Les termina pasando lo que le pasó a una persona que estaba bebiendo
y quien después de tomarse muchos tragos, y ya borracho, se quedó mirando
fijamente a un amigo que estaba tomando con el amigo y le dijo: “será mejor que
no sigas bebiendo porque ya estas empezando a ponerte borroso”.

“O se aferran a esquemas y formulismos” – continuó narrando, “como le sucedió a


una señora que pasó inútilmente varias horas tratando de armar, con la ayuda del
“manual de instrucciones”, un aparato que acaba de comprar. Finalmente se
rindió y salió a buscar ayuda dejando esparcidas las piezas sobre la mesa de la
cocina. Al regresar se llevó tamaña sorpresa pues la empleada del servicio había
ensamblado el aparato y éste funcionaba perfectamente. “¿Cómo diablos lo
hiciste?”, preguntó sorprendida. “Pues verá, señora. Como yo no sé leer ni
escribir me tocó usar el cerebro”.

“La incapacidad de reconocer el saber de los demás” – prosiguió el coordinador,


“no en la retórica pero en la práctica, e incorporarlo a la construcción de una visión
enriquecida de la realidad, lleva a diagnósticos equivocados. Interpretar la
realidad desde la lectura institucional, cuando se hace en forma prepotente y sin
incorporación de la lectura que fluye desde la cultura y desde la fenomenología
comunitaria, conduce a distorsiones de la realidad y a prácticas equivocadas. Por
eso hay quienes terminan haciendo lo que hacía aquel sastre que cortaba el
cliente a la medida de la camisa que ya tenía elaborada”.

“O como aquel hombre docto” – prosiguió diciendo, “que llegó a ser Primer
Ministro de un Rey. En cierta ocasión, mientras deambulaba por el palacio, vio por
primera vez en su vida un halcón real. Hasta entonces, ese hombre ilustrado
jamás había visto semejante clase de paloma. De modo que tomó unas tijeras y
cortó con ellas las garras y el pico del halcón. “Ahora pareces una paloma de
verdad”, dijo, dejándolo de nuevo volar.

O las lleva a diagnostica los problemas correctamente pero con derivaciones


equivocadas, como le pasó a un médico que, tras examinar detenidamente a un
paciente, le dijo: “usted tiene neumonía”, y a continuación le preguntó: “¿Es usted
músico?” “Sí”, respondió asombrado el paciente. “Y me atrevo a asegurar que
usted toca un instrumento de viento”, señaló el médico. “¡Exacto! ¿Cómo lo
supo?” “Muy fácil”, replicó el médico, “su lesión en el pulmón se debe a que ha
sido sometido a una presión intensa. Y dígame, ¿Qué instrumento de viento toca
usted?” “acordeón”, le respondió el paciente.

O construyen soluciones que no se corresponden con la particularidad del


problema, como le pasó a un señor que, al llegar a la casa oyó ruidos
sospechosos en la sala. Preocupado, miró por la cerradura y vio que su esposa lo
estaba engañando con otro sobre el sofá. Compungido y sin valor para afrontar la
situación buscó a un amigo íntimo para contarle el caso y pedirle consejo al
respecto. El amigo procuró calmarlo y le dijo “En realidad no sé que decirte. Eres
tu quien tiene que decidir que hacer”. Una semana después se encuentran de
nuevo y el agraviado, ya con aire de tranquilidad, le contó a su amigo: “Ya
solucioné el asunto. ¡Vendí el sofá!”

O construyen soluciones muy bien intencionadas pero profundamente


equivocadas, como le pasó a un mono de muy buen corazón que, en alguna
ocasión hallándose al borde de un río divisó un pez que nadaba placenteramente
en un remanso. Compadeciéndose de él, lo sacó del agua para salvarlo de
perecer ahogado.
O estimulan soluciones en la gente que no les resuelven el problema, como le
aconteció al empleado de una empresa que padecía de una embarazosa
debilidad: cada vez que tenía que hablar con el jefe se orinaba en los pantalones.
El jefe que era un hombre comprensivo. Le aconsejó ver a un especialista. Una
semana después volvió el empleado a rendirle un informe al jefe y ¡zuas! Se volvió
a mojar en los pantalones. “¿No fue usted a ver al especialista?”, le preguntó el
jefe. “Sí señor, pero como no estaba fui a ver a un psicólogo y ya estoy curado.
Ahora me importa un rábano si me orino en los pantalones”.

O usan metodologías incorrectas, como le sucedió a un hombre que tenía un perro


y a quien le habían dicho que el aceite de bacalao era bueno para el animal, por lo
que decidió darle una dosis diaria. Para hacerlo, sujetaba por la fuerza la cabeza
del perro entre sus rodillas, lo obligaba a abrir la boca y le vertía el aceite por el
gañote. Pero un día el perro logró soltarse y el aceite se derramó sobre la
baldosa. Para asombro del amo, el perro regresó dócilmente en actitud de querer
lamer el aceite. Solo entonces comprendió que lo que el perro rechazaba no era
el aceite, sino el modo de administrárselo.

O proponen soluciones concertadas con un concepto erróneo de democracia,


como sucedió en un Jardín Infantil donde compraron un gatito para que los niños
jugaran. En una ocasión uno de los niños le preguntó a la maestra si el animalito
era macho o hembra. Para no abordar el tema, la maestra prefirió responder que
no sabía. Entonces otro niño dijo: “yo sé cómo podemos saber”. “¿Cómo?”, quiso
saber la maestra intrigada. “muy fácil”, dijo el niño, “¡votemos!”.

Otra práctica que suele ocurrir es la de culpabilizar a la comunidad de que las


cosas no funcionen, como hizo Oscar Wilde cuando en una ocasión, después del
estreno de una de su obras que había sido un completo fracaso, al preguntarle
cómo había resultado la presentación, respondió: “La obra fue un éxito, pero el
público resulto un completo fracaso.”

O como hizo un psicólogo con un paciente a quien le dijo: “Llevo 10 años


tratándole ese complejo de culpa y usted todavía se culpabiliza por esa
pendejada. ¡Debería darle pena!”

Guía de discusión: En el Grupo deben identificarse comportamientos, actitudes y


práctica, comunes en el personal docente y directivo de las instituciones
educativas que puedan llegar a entorpecer o dificultar procesos participativos y
concertados para elaborar y ejecutar el plan de acción de la red.

¿Cómo afectarían dichos comportamientos, actitudes y prácticas la participación


ampliada de la comunidad educativa en la toma de decisiones, en la concertación
y en la vigilancia de las acciones?
¿Por qué surgen y son tan frecuentes comportamientos como los señalados en la
lectura?
¿Qué se puede hacer para transformarlos?
El grupo debe además señalar comportamientos, actitudes y prácticas que
favorecerían la participación genuina y ampliada. Las conclusiones del grupo
deben presentarse en plenaria.

Tema No. 6. Las Reglas de Juego para Dialogar y Concertar


Objetivo
Reflexionar sobre la importancia de tener reglas de juego claras para dialogar y
concertar la elaboración de un plan de acción.

Determinar reglas de juego para una concertación simulada.

Tiempo de discusión. 1 hora

Método

Discusión en pequeños grupos con base en la guía de discusión que se


encuentra al final de la lectura.
Elaboración de una relatoría que recoja las conclusiones a las que llegó el
grupo.
Presentación de la relatoría de cada grupo en plenaria.
Absolución de interrogantes planteados por los grupos, en la plenaria, y
comparación de y discusión de presentaciones grupales.

Lectura 6: No se puede jugar si no se tienen de antemano reglas de juego


claramente definidas.

“Yo creo que valió la pena”, empezó reconociendo un docente en la siguiente


reunión del Consejo de Red, “que hayamos reflexionado sobre actitudes frente a la
comunidad educativa. Medí cuenta que yo, que me considero demócrata, soy
bastante impositivo”.
En la misma forma se expresaron otros participantes, relevando la importancia de
mirarse, de analizar los comportamientos personales que afectan la participación.

El coordinador, tomó luego la palabra para decir:


“Hemos visto que concertar es establecer consensos en dialogo respetuoso de
saberes; que la concertación se da en un escenario donde se expresan poderes y
que hay desbalances entre grupos y entre estos y las instituciones y, además, que
en la concertación aparecen tensiones y conflictos que reflejan los que se dan en
la comunidad y en la ciudad. Ahora, es importante que pactemos entre nosotros
unas reglas de juego o un reglamento, si ustedes prefieren, aceptado por todos y
que nos precise en qué condiciones vamos a dialogar y a concertar”.

Guía de discusión: Elaborar en grupo una propuesta de reglas de juego para


garantizar una forma dialogada y concertada para construir el Plan de Desarrollo
de la Red.
Recopilación. Jaime Parra Erazo. Abril de 2012.

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