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¿Existe Dios según la Ciencia y la Filosofía?

Dr. Ronald Martínez Rodríguez.


Enero del 2020

Siempre se ha dudado acerca de la existencia de Dios o los Dioses, así que el cuestionarse
sobre su existencia no es nada novedoso. Sin embargo, a través de los años, y con vibrante
fuerza en la ciencia y filosofía contemporánea, vemos renacer la pregunta. Hasta existen
muchos grupos y canales de Internet en donde se sigue repitiendo la cuestión.
No pienso resolver todos los problemas que conlleva este tema con un simple ensayo,
pero puedo ayudar al lector interesado a orientarse entre tanto desatino que se dice de
Dios, especialmente en la modernidad.
Los 4 evangelios pueden ser un primer punto de arranque, recomiendo a todo el mundo
que los lea y los relea, puesto que merecen nuestra consideración y respeto. De su lectura
se deriva que existió un personaje llamado Jesús, el cuál hacía milagros, hablaba con gran
sabiduría y se proclamaba hijo de Dios. Esto fue insoportable para los religiosos
fundamentalistas de la época, desembocando en el terrible acto de la crucifixión de Jesús.
El alegato de que era hijo de Dios quedó fijado en nuestras mentes en el momento de la
resurrección: tal y como lo había proclamado, Jesús parece haber realmente resucitado de
acuerdo a los evangelios.
Por supuesto que esto trajo consigo una revolución religiosa, las personas comenzaron a
reunirse en el nombre de Jesús, hasta hoy existen muchos grupos cristianos que le siguen,
empezando por la Iglesia Católica que se proclama Universal, es decir, válida para todo el
mundo. Inclusive nuestro conteo del tiempo se divide en dos partes: antes de Cristo y
después de Cristo.
En la época medieval surge un movimiento llamado escolástica, mismo que pretendía
estudiar las escrituras para eliminar todas sus contradicciones. En la escolástica baja
encontramos a Santo Thomas de Aquino, quien pretendía introducir la razón a todos los
preceptos religiosos, así, el matrimonio existe porque es racional que las personas se unan
en parejas de distinto sexo para llevar a cabo la reproducción, el no robar existe para que
podamos vivir libres de la amenaza constante de ser robados, de este modo,
sucesivamente se derivan los 10 mandamientos como racionales y razonables.
La Escolástica también es un método de trabajo intelectual: su enseñanza se podía limitar
en principio a la repetición de los textos antiguos, y sobre todo de la Biblia (principal
fuente de conocimiento). A pesar de todo ello, la escolástica incentivó la especulación y el
razonamiento, pues suponía someterse a un rígido armazón lógico y una estructura
esquemática del discurso que debía exponerse a refutaciones y tener listas las respectivas
defensas.
Esta idea perduró por un buen tiempo hasta que apareció Guillermo de Occam en el siglo
XIV, con su famosa Navaja de Occam, que suponía que las explicaciones simples son
mejores que las complejas, especialmente si las complejas incluyen nombres que se dan a
cosas de dudosa existencia, como el alma, la eternidad o la conciencia. Todos esos
nombres deberían desaparecer para facilitar el análisis lógico de las sentencias científicas
y filosóficas. Este concepto revolucionó la ciencia y sirvió como un primer ataque frontal
contra la religión, puesto que la lectura de la Biblia tendría que ser al pie de la letra y libre
de conceptos abstractos innecesarios, una tarea prácticamente imposible.
En el siglo XVIII el filósofo alemán Immanuel Kant separó definitivamente la ciencia de la
religión al aseverar y argumentar de manera profunda que la metafísica no es una ciencia.
Ésta se basa en enunciados básicos diferentes de la ciencia como lo es la existencia del
libre albedrío.
Los movimientos contra la religión y la metafísica continuaron hasta llegar a Nietzsche,
quien en el siglo XIX afirmó de manera contundente que “Dios no existe”.
Otra forma de ataque a las religiones y la metafísica se da a través del desarrollo de la
ética, de acuerdo con la ética contemporánea lo bueno es una categoría indefinible y
relativa, por lo tanto, no existen las cosas buenas o malas, con ello la religión queda
desprovista de su contenido ético.
A pesar de todo sigue habiendo una gran cantidad de científicos que creen en Dios y lo
argumentan de forma muy sólida. Así que el ataque ha sido más en lo teórico que en lo
real. Un ejemplo muy conocido es el físico estadounidense Michio Kaku. También existen
detractores terribles como Richard Dawkins.
Se pregunta uno cómo es posible que personajes tan inteligentes y reconocidos lleguen a
conclusiones contrarias sobre Dios, definitivamente tiene que haber algo extraño en
nuestro pensamiento sobre lo divino que crea tanta división entre nosotros, inclusive
existe actualmente una gran cantidad de religiones en todo el mundo que no se ponen
para nada de acuerdo sobre lo que Dios significa y cómo debería influir en nuestras vidas.
En la modernidad se sostiene que la ciencia no puede responder satisfactoriamente a las
grandes preguntas que el ser humano hace, si tenemos en cuenta que éstas son las que
más interesan al ser humano, por su profundidad e importancia, comprenderemos por
qué la razón humana, aún reconociendo la dignidad del conocimiento científico positivo,
no es capaz de detenerse en dicho horizonte como límite último alcanzable por el esfuerzo
racional, sino que, de un modo natural se ve llevada a trascender el ámbito de la realidad
sensorial para poder hallar el fundamento no empírico de la realidad.

Dada esta situación, la ciencia resulta incapaz de determinar si Dios existe o no, si el alma
humana existe o no, y si la respuesta fuera positiva, determinar de qué está formada el
alma o si es inmortal o no. Tampoco podremos hallar en el ámbito de la investigación
científica experimental la razón última de nuestra existencia, o la respuesta que nos
clarifique cuál es el sentido de nuestra muerte o el del dolor y el sufrimiento moral.
En cuanto a la Filosofía tampoco podrá dar una respuesta absoluta y completa a todos
estos interrogantes, pero sí podrá arrojar mucha luz y contribuir a descubrir que el ser
humano tiene, por naturaleza, una apertura hacia la trascendencia.
Por ejemplo, esto se ve claro con el filósofo alemán Kant quien defiende el poder teórico
de los imperativos categóricos al afirmar que “las personas no pueden ser usadas como
medio para realizar fines que no le sean propios”. Para él, este es un imperativo definitivo
que no puede ser negado por ningún ser humano. A este tipo de enunciados les llamó
trascendentes, significando que son independientes de lo empírico.
Por este medio, según Kant, se puede reconstruir toda la ética, mostrando, por ejemplo,
que toda mentira da lugar a resultados negativos puesto que se viola la confianza de los
demás miembros del grupo social, abusando de éste supuesto implícito.
Habermas también afirma que se pueden construir enunciados éticos a partir de la
opinión de las personas sobre un tema, el medio específico para lograrlo es el diálogo
racional que incluye gran cantidad de supuestos para ser efectivo. Por ejemplo, los
participantes deben ser estrictamente sinceros, esto es, no afirmar nada sin que
verdaderamente sea lo que se piensa. También separa a la ética, que nos proporciona un
sistema de proposiciones verdaderas a partir del diálogo teórico, de la moral, que se
basaría en los enunciados y prácticas que son aceptados en un diálogo real, como sucede
en las comunidades.
Hasta el momento nadie ha logrado desarrollar una ética firme a partir de los enunciados
de Habermas, sólo se tienen principios fundamentales, además de que esos supuestos
también son cuestionables. Por ejemplo: cómo resolver el problema de la libertad igual,
no hay forma fácil de compensar todas las variables de la libertad para dar a cada quien lo
que se merece y proteger a los grupos más pobres.
Tal vez algún día todos estos problemas se puedan resolver y así se conformará una ética
real que funcione, por el momento sólo existen propuestas que por lo general son
incompatibles entre sí. Las personas no sólo difieren en cuanto a lo que entienden por
diálogo racional, sino que no pueden dar una definición universal de lo racional,
distinguiéndolo de lo razonable. De nuevo lo razonable se puede definir, pero no hay una
definición universal que nos saque de problemas y elimine todos los conflictos reales. Por
ejemplo, si es razonable o no permitir que las mujeres decidan sobre el uso de su cuerpo
para realizar un aborto, o si esto debería ser una cuestión fijada por la duración del
embarazo.
Regresando a la ciencia intentaremos entender algo más sobre el origen del Universo con
el fin de tratar de encontrar a Dios como una de sus variables o como su Creador.
Veamos qué nos dice la Ciencia sobre la existencia de Dios. Hasta hace poco se creía que
el universo era estable y eterno, esta era la opinión de Newton y el modelo prevaleciente
hasta la aparición de la teoría de la relatividad. Einstein, dotado de un ingenio increíble
para su época, demostró que el espacio y el tiempo estaban relacionados y que la
gravedad se puede explicar por esta relación. Con el mejoramiento de los telescopios se
ha encontrado evidencia en favor de Einstein, por ejemplo, la desviación de la luz por
objetos que tienen la suficiente masa para desviarla, así como la comprobación de que la
luz tiene una velocidad constante. Muy recientemente ya se ha fotografiado un agujero
negro, lo que de nuevo favorece la hipótesis de Einstein.
Cuando se le preguntaba a Einstein, como gran científico que era, si creía en Dios o no,
contestaba que creía en el Dios de Spinoza, algunos especulan que esto lo hacía nada más
para evadir la pregunta porque por otro lado se le atribuye decir: “Todo aquél que está
seriamente comprometido con el cultivo de la ciencia, llega a convencerse de que en
todas las leyes del Universo está manifiesto un espíritu infinitamente superior al hombre,
y ante el cual, nosotros con nuestros poderes debemos sentirnos humildes”.
Luego se descubrió que nuestro universo se estaba expandiendo de forma acelerada, lo
que refutó la antigua idea de estabilidad que el mismo Einstein apoyaba. El escenario ya
estaba dado para que se descubriera el inicio del Universo, puesto que si estaba
creciendo, debió crecer desde el principio partiendo de un inmenso o infinito punto
original. Esta imagen merece una explicación más detallada.
Así como el Universo se expande a una tasa acelerada en tiempo real, debería reducirse si
lo vemos con el tiempo invertido, así en el año 1000 tendría que haber sido más pequeño
y así sucesivamente llegaríamos a un único punto en que toda la energía del Universo
estaría contenida, un segundo después ese equilibrio se rompió y el Universo se expandió
a una tasa mucho mayor que la velocidad de la luz, algo casi inconcebible para el ser
humano. Se supone que este Big Bang ocurrió hace unos 14 mil millones de años.
En el momento del Big Bang se creó el tiempo y el espacio, no tiene mucho sentido hablar
de algo que pasó antes del Big Bang porque nuestro Universo no existía y por tanto el
tiempo tampoco. Personalmente me cuesta mucho pensar en un momento en que toda la
energía del Universo estaba confinada en un solo punto puesto que no habría forma de
que un espacio tan pequeño contuviera toda la energía, pero eso es lo que afirma la
ciencia, incluso sabiendo que la energía nunca se destruye, por lo que ese punto
contendría toda la energía del universo.
Los científicos se dan cuenta que aquí falta algo por explicar, puesto que según su propio
modelo el Big Bang era una singularidad, esto es, no se aplicaban en ese momento original
las leyes de la física. Algunos especulan que allí se formaron diferentes universos con
diferentes leyes, pero no tienen una explicación sólida.
Otros científicos tratan de evitar de algún modo la singularidad diciendo que en el
nacimiento del Universo se creó otro en la dirección opuesta, en donde el tiempo se
cuenta en forma inversa a nuestro Universo. Incluso Stephen Hawkin, pensaba que había
un efecto parecido al de dar vueltas a la tierra, esto es, que llegar al Big Bang no era el
punto inicial, sino llegar a un monto o paquete de energía que provenía de un ciclo
anterior, de tal forma que nuestro Universo sería como una esfera que se achica y amplía
eternamente.
No obstante, todas estas son especulaciones, lo único que se sabe con relativa certeza es
que el universo tuvo origen en un punto tremendamente denso en el que cabía toda la
energía que existe. Esto es así por la primera ley de la termodinámica que nos dice que la
energía siempre permanece constante, no se puede crear o destruir. En cuanto a la
materia, en el Big Bang la energía estaría tan apretada, que no podría existir materia, sólo
partículas subatómicas. Al fin, nadie sabe con certeza cómo se creó el Universo aparte de
lo que ya hemos mencionado. Aceptemos esto y continuemos.
Los creyentes en Dios no tienen problema en aceptar el Big Bang puesto que lo que inició
el Universo fue la mano de Dios, es el momento exacto de la creación. Así lo podríamos
dejar, pero esta perspectiva trae otras consecuencias curiosas e interesantes para
fundamentar o no la existencia de Dios.
Supongamos que no hubo un Creador. Esto se puede fundamentar así: ¿si alguien o algo
fue lo que provocó el surgimiento del Universo qué clase de ente fue? No lo hemos podido
ver en absoluto, no actuó más ni dejó ninguna pista adicional para que la ciencia siguiera
obteniendo proposiciones válidas, no simples conjeturas. Éste es el terrible callejón sin
salida en que se encuentra la ciencia, y posiblemente así se quede para siempre. No creo
entonces que haya una respuesta satisfactoria.
En la hipótesis contraria aceptamos que hubo un Creador, nos creemos las primeras
palabras del Génesis y decimos: “En el principio creó Dios los cielos y la Tierra”. Esto es un
dogma de fe y por tanto ya no estamos en el terreno de la ciencia sino en el de la
metafísica.
Las proposiciones de la metafísica no se pueden probar estrictamente, como bien lo
señala Kant, porque eso sólo es posible en el terreno de la ciencia. No obstante, hay un
gran margen para la especulación filosófica.
Así, si existe un Dios Creador, no nos ha dejado muchas pistas para la demostración de su
existencia, excepto que aceptemos los evangelios como verdades irrefutables, lo cual no
podemos tampoco hacer como filósofos, esto es, encontramos una limitación similar a la
que encuentra la ciencia y tenemos que callar.
Sin embargo, hay más terreno para la especulación. Ya vimos que según la ciencia Dios no
existe o no puede probarse su existencia, ahora veamos qué sucede en el terreno de la
especulación metafísica.
En un primer momento estamos desconcertados puesto que Dios actúo de forma
misteriosa, no dejó pistas para especular mucho. Por ejemplo, podríamos decir que Dios
creó el Universo y lo dejó tal cual es, actuó como una máquina creadora de Universos, y se
esconde de nosotros porque quiere que nos salvemos de la muerte por medio de la fe,
valga como evidencia de ello la existencia de los 4 evangelios que nos hablan en detalle de
cómo fue su paso por la Tierra y de cómo podemos salvarnos para encontrarnos con él en
el cielo.
Hay un argumento lógico que también pretende deshacerse de Dios, señalando que si
hubo un Creador al principio del universo, este Creador necesita otro Creador porque
algo no puede salir de la nada, y así continúa el argumento hasta el infinito, de modo que
necesariamente tendríamos infinitos Creadores porque no sabemos adónde cortar el hilo.
Personalmente este argumento no me convence mucho porque con tal infinidad de
Dioses es muy raro que no hayamos visto a ninguno, así que prefiero quedarme con un
único Creador de acuerdo a la tradición Cristiana.
Ahora bien: ¿Por qué si Dios es Todopoderoso se esconde de nosotros y no se manifiesta
tal cual es? Esta es una pregunta difícil, tal vez él tiene un plan para el Universo que no
quiere señalar, y le interesa que por nuestro libre albedrío lo reconozcamos aunque no lo
hayamos visto. También hay muchos relatos de aparición de lo divino, como pueden ser
los milagros de los Santos o la misma existencia de ellos. A un nivel menor están los
relatos personales de experiencias con Dios, como la curación espontánea, o el alegato de
muchas personas de haberse comunicado con Dios. Insisto en que todo esto es
especulación y seguimos sin una respuesta definitiva, ni en positivo, ni en negativo.
Así que si Dios existe, no sabemos por qué se esconde de nosotros. Tal vez podríamos
decir que venimos de la Nada, o volviendo a mezclar con la ciencia de nuevo, decir que no
fuimos creados por nadie, sino que somos un accidente consecuencia del Big Bang. Ésta
sería una buena explicación para un científico que se ajusta a la teoría de la evolución de
Charles Darwin. Esto a mí no me convence ni me consuela en absoluto, sigue quedando en
el aire si la evolución era un plan diseñado por Dios desde la Creación.
Continuando con mi especulación vamos a suponer que Dios es único y viene de la Nada.
Esta es otra versión que no puedo aceptar porque a la nada nadie la ha visto, sólo hemos
visto y sentido cosas existentes o conceptos abstractos como el tiempo, el espacio, la
causa y el efecto, la conciencia, etc. Me atrevo a decir que no existe ninguna Nada, sino
que es la simple negación de la existencia, que sólo se puede hacer a nivel teórico.
He pasado por muchas dificultades para postular que Dios creó el Universo y que es único.
Falta todavía una pregunta muy difícil por contestar: ¿Por qué Dios permite tanto mal
gratuito en el mundo? Siendo Todopoderoso como lo debe ser, para él no habría ninguna
dificultad para eliminarlo.
No tengo una respuesta para esto, tendría que sugerir que todo es un gran Plan de Dios
para fortalecernos, y que es necesario que conozcamos el bien y el mal para nuestro
perfeccionamiento aquí en la Tierra. Sin embargo, esta respuesta es algo desalentadora y
tendremos que dejarla como un interrogante que nadie ha podido resolver.
Por último, me dirijo al lector para decirle que la cuestión de la existencia de Dios nunca
ha sido una pregunta fácil, y tal vez la mejor respuesta es que cada quien decida por sí
mismo si cree o no, eso sí, teniendo toda la información relevante. Desconfíe de las
respuestas fáciles y de las simplificaciones excesivas a la hora de entender a Dios y su
relación con el mundo. Gracias por su atención.

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