Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Monición:
Hermanos: Oremos para que a ejemplo de san Francisco muchos
jóvenes puedan dar respuesta a la invitación que Jesús les hace: “Ven y
sígame”.
“La mies es mucha y los segadores pocos; rogad al dueño de la mies
que envíe operarios a su ciega”. Respondiendo a este llamado que Cristo
nos hace como comunidad cristiana y franciscana, oremos como lo
hacían los primeros cristianos para que el Padre envíe ardientes
apóstoles como Pedro, Pablo, Santiago, y Francisco a trabajar por el Rino
de Dios.
“Considera, oh hombre, en cuán grande excelencia te ha puesto el Señor
Dios, porque te creó y formó a imagen de su amado Hijo según el
cuerpo, y a su semejanza (cf. Gén 1,26) según el espíritu. Y todas las
criaturas que hay bajo el cielo, de por sí, sirven, conocen y obedecen a
su Creador mejor que tú. Y aun los demonios no lo crucificaron, sino que
tú, con ellos, lo crucificaste y todavía lo crucificas deleitándote en vicios
y pecados. ¿De qué, por consiguiente, puedes gloriarte? Pues, aunque
fueras tan sutil y sabio que tuvieras toda la ciencia (cf. 1 Cor 13,2) y
supieras interpretar todo género de lenguas (cf. 1 Cor 12,28) e
investigar sutilmente las cosas celestiales, de ninguna de estas cosas
puedes gloriarte; porque un solo demonio supo de las cosas celestiales y
ahora sabe de las terrenas más que todos los hombres, aunque hubiera
alguno que hubiese recibido del Señor un conocimiento especial de la
suma sabiduría. De igual manera, aunque fueras más hermoso y más
rico que todos, y aunque también hicieras maravillas, de modo que
ahuyentaras a los demonios, todas estas cosas te son contrarias, y nada
te pertenece, y no puedes en absoluto gloriarte en ellas; por el contrario,
en esto podemos gloriarnos: en nuestras enfermedades (cf. 2 Cor 12,5)
y en llevar a cuestas a diario la santa cruz de nuestro Señor Jesucristo
(cf. Lc 14,27)”.
(Admonición V: Que nadie se enorgullezca, sino que gloríese en la cruz
del Señor).
A. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO
B. INCENSACIÓN
C. Saludo del celebrante: Bendito y alabado sea el Santísimo
Sacramento del Altar. (x3)
R// Sea por siempre bendito y alabado
D. LECTURAS:
Monición:
Hermanos, el Señor llama a Samuel y él acude sin tardar. Samuel es
modelo del joven desprendido y generoso que quiere servir a Dios. La
voz del Señor requiere de oídos atentos que escuchen como Samuel y
pongan en práctica su mensaje. Oremos para que nosotros estemos
siempre atentos a la voz del Señor y podamos responder con alegría.
Servía el niño Samuel a Yahveh a las órdenes de Elí; en aquel tiempo era
rara la palabra de Yahveh, y no eran corrientes las visiones. Cierto día,
estaba Elí acostado en su habitación - sus ojos iban debilitándose y ya
no podía ver- no estaba aún apagada la lámpara de Dios, y Samuel
estaba acostado en el Santuario de Yahveh, donde se encontraba el arca
de Dios. Llamó Yahveh: «¡Samuel, Samuel!» El respondió: «¡Aquí
estoy!», y corrió donde Elí diciendo: «¡Aquí estoy, porque me has
llamado!» Pero Elí le contestó: «Yo no te he llamado; vuélvete a
acostar.» Él se fue y se acostó. Volvió a llamar Yahveh: «¡Samuel!» Se
levantó Samuel y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has
llamado.» Elí le respondió: «Yo no te he llamado, hijo mío, vuélvete a
acostar.» Aún no conocía Samuel a Yahveh, pues no le había sido
revelada la palabra de Yahveh. Tercera vez llamó Yahveh a Samuel y él
se levantó y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has
llamado.» Comprendió entonces Elí que era Yahveh quien llamaba al
niño, y dijo a Samuel: «Vete y acuéstate, y si te llaman, dirás: Habla,
Yahveh, que tu siervo escucha.» Samuel se fue y se acostó en su sitio.
¡Vino Yahveh, se paró y llamó como las veces anteriores «Samuel,
Samuel!» Respondió Samuel: «¡Habla, que tu siervo escucha!»
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Monición:
La llamada de Dios es fuerte y cautivadora, su voz penetra hasta lo más
hondo de los oídos de quienes le escuchan y enamora los corazones
para una misión noble y grande. Esta también fue la experiencia de
Francisco, quien sintió en su corazón este inquietante llamado, al cual
respondió: “Señor qué quieres que haga”. En el relato bíblico que
escucharemos se nos narra como Saulo es un celoso israelita que
persigue a los cristianos; pero se convierte después de ser llamado por
Dios, en el servidor ardiente que lucha con entusiasmo por la Gloria de
Cristo. Oremos con el corazón despejado, para decirle al Señor que
nuestra vida está en sus manos.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Amén.
Y toda criatura que hay en el cielo y sobre la tierra, y las que hay debajo
de la tierra y del mar, y las que hay en él:
Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:
Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.
Como era en el principio y ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Amén.
Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.
I. Tantum Ergo
II. Incensación
III. Antífona: Les diste Señor el Pan del Cielo.
R/ Que contiene en sí todo deleite.
TODOS:
Te adoramos, Santísimo, Señor, Jesucristo, aquí y en todas las iglesias
que hay en todo el mundo y te bendecimos pues, por tu santa Cruz
redimiste al mundo.