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Bloque 2

Procesos psicológicos básicos


en psicología de la actividad física
y del deporte

5. Motivación: «rmotoD> en el deporte.


6. Ansiedad, estrés y nivel de activación.
7. Atención y concentración.
8. Personalidad y autoconfianza.
9. Liderazgo, comunicación y cohesión de equipo.
Capítulo 5

Motivación: «motor» en el deporte

i. INTRODUCCIÓN

La motivación tiene un papel fundamental en todos los ámbitos de la vida, pues actúa
como un auténtico motor para que los individuos realicen cualquier actividad. En el
deporte, es uno de los elementos principales desde el punto de vista psicológico, pues
explica la iniciación, la orientación, el mantenimiento y el abandono de una actividad
físico-deportiva. En el ámbito de la actividad física, los comportamientos no se podrían
comprender sin hacer mención al término motivación. Situaciones de extrema dureza
física y mental, en las que el deportista se obliga a estar al límite, son frecuentes en el
deporte competitivo, donde, sin lugar a dudas, la motivación es el elemento que permi­
te seguir adelante. H ill (2001) hace alusión de forma indirecta a esta faceta de motor
cuando menciona que el deportista se compromete y persiste en el deporte gracias a la
motivación, ayudándole a superar todas las consecuencias negativas de la actividad.
El control de la motivación es una de las metas de la PAFD. Tanto en el deporte de
recreación como en el de competición tener una motivación adecuada permite predecir
la continuidad en la actividad y la persistencia en la consecución de objetivos. Por ello,
los entrenadores y directivos intentan que los deportistas estén motivados y éstos sen­
tirse motivados para poder hacer frente a las exigencias de la actividad. Sin embargo,
la variabilidad de la motivación se hace patente en cualquier ámbito, observándose que
dentro de un grupo deportivo existe una diversidad palpable: a unos deportistas les m o­
tiva un tipo de entrenamiento, a otros un ambiente o unos ejercicios determinados, etc.
Entre las funciones del psicólogo del deporte está el conseguir regular la motivación y
que todos los participantes gocen de un estado óptimo a lo largo de la temporada. La
tarea es complicada por el carácter individual de la misma, pero se pueden encontrar

139
140 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

elem entos que den estabilidad y que sirvan de base para que la actividad presente un
carácter motivante (por ejemplo» crear un clima de diálogo con los deportistas, tener un
espacio adecuado para el entrenamiento, etc.).
Este objetivo, como es obvio, no le corresponde únicamente al psicólogo, sino que
también a los entrenadores y demás personas del contexto deportivo, que deben procurar
entender los condicionantes que hacen que una actividad sea más atrayente, los motivos
que llevan a los niños a iniciarse y mantenerse, el porqué del abandono, hasta dónde
puede llegar el esfuerzo de un deportista motivado, etc., lo que proporcionará mayor
control sobre la actividad física o deporte que se practica. El psicólogo del deporte ac­
tuará, en unas ocasiones, como observador y transmisor de aquellos aspectos que pueden
estar afectando, positiva o negativamente, a la motivación de los deportistas (y demás
personas del contexto deportivo); en otras, interviniendo de forma individual o grupal.
A lo largo de este capítulo se describen los elementos que giran en tomo a la mo­
tivación en el ámbito de la actividad física y del deporte. Se intenta explicar lo que se
entiende por motivación recopilando las definiciones clásicas del término y ofreciendo
una propuesta integradora que permita establecer una base conceptual para entender los
diferentes supuestos teóricos que se han desarrollado a lo largo del tiempo. A partir de
estos modelos y de la distinción de los tipos de motivación, se presentan las perspectivas
actuales que la estudian, proponiendo un nuevo modelo que, desde el deporte, es adapta­
ble a cualquier situación de la vida. Los motivos que más influencia tienen en el inicio,
mantenimiento y abandono de una actividad físico-deportiva se desarrollan en la segun­
da mitad del capítulo con la intención de que actúen como factores de prevención en los
programas de preparación de los clubes o equipos. Finalmente, se identifican las claves
de la motivación en los entrenamientos y las competiciones, así cuino los déficit más
frecuentes de motivación en deportistas y algunas posibles soluciones a los mismos.

2. DEFINICIÓN DE MOTIVACIÓN

El concepto motivación proviene del verbo latino movere, que significa «mover», por
lo que un estado de alta motivación se relaciona con términos com o excitación, ener­
gía, intensidad o activación (Escartí y Cervelló, 1994; Roberts, 1995). Este significado
etim ológico permite entender, en cierta medida, el por qué relacionar motivación con
motor, pues lo que mueve a un individuo para la realización de prácticas deportivas está
basado en la motivación, es decir, se convierte en un auténtico motor para la práctica.
Cashmore (2002) y W oolfolk (1996) se refieren a ello apuntando que la motivación es
un estado o proceso intemo que activa, dirige y mantiene la conducta hacia un objetivo,
En esta línea, Vallerand y Thill (1993) la entienden como un constructo hipotético que
describe las fuerzas internas y/o extemas que producen la iniciación, dirección, intensi­
dad y persistencia de la conducta.
La interpretación de lo que es la motivación viene de los trabajos clásicos de psico­
logía social y de psicología de la educación. Desde hace tiempo, tanto en el ámbito de
la organización y de la empresa como en el educativo, se ha venido tratando el concepto
com o algo fundamental para que el rendimiento de los trabajadores-alumnos fuera el
más adecuado. De esta forma, por ejemplo, en un estudio clásico, Campbell y Pritchard
(1971) se referían al aspecto motivacional en la psicología de la organización e indus­
trial tomándolo como un factor que induce a tomar decisiones para el inicio de una
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL DEPORTE 141

actividad, para realizar un determinado nivel de esfuerzo y para persistir en él durante


un determinado tiempo. Igualmente, en el ámbito de la psicología de la educación, se
ha estudiado lo que lleva a los alumnos a estar más o menos motivados con la actividad.
En este sentido, han destacado los trabajos de N icholls (1989), que traslada del ámbito
educativo al deportivo las teorías de la motivación.
A l realizar una valoración global de los trabajos procedentes de la psicología social
y de la psicología de la educación, se puede concluir que tal vez los estudios desde la
psicología social estén más relacionados con el deporte de elite, pues se compara el
máximo rendimiento de un ámbito profesional con el de otro (empresa con deporte),
mientras que los de psicología de la educación se acercan a la actividad recreativa y al
deporte de base o iniciación.
Teniendo en cuenta estas perspectivas, adentrarse a abordar el término motivación
desde una óptica única no resulta fácil. Son muchos los factores presentes en la moti­
vación de un individuo, de ahí que existan distintas teorías que tratan de explicarla en
función del peso que le den a cada uno de ellos. Roberts (1995) hace referencia a «aque­
llos factores de la personalidad, variables sociales y/o cogniciones que entran enjuego
cuando una persona realiza una tarea para la cual es evaluada, entra en competición con
otros, o intenta lograr cierto nivel de maestría» (p. 31). Como se aprecia, se centra en
los aspectos que conforman la motivación y las posibles tareas a las que se enfrenta un
individuo. Por su paite, Dosil y Caracuel (2003) realizan una explicación más exhaus­
tiva del proceso, definiendo la motivación com o un «factor disposicional que depende
de ciertas características del sujeto, como su condición (física y psíquica) actual o su
biografía (gustos, preferencias, etc.), así com o de objetos o eventos a los que tiende
a acercarse o a alejarse, de los factores nivel de privación, necesidades, temperatura
ambiente, etc., que aumentan o disminuyen en cada momento el valor motivacional,
así como de las relaciones — actuales e históricas— de ese individuo con sus motivos
particulares» (p. 176).
Teniendo en cuenta estas aportaciones, y guardando una relación directa con el
modelo que se expone en el Apartado 3.5, se realiza un nuevo planteamiento de la defi­
nición de motivación procurando que sea operativo e integrador:

La motivación es una variable psicológica que mueve al individuo hacia la rea­


lización, orientación, mantenimiento y/o abandono de las actividades físico-depor­
tivas, y suele estar determinada por la asociación cognitiva que el sujeto hace de
las diferentes situaciones (si es positiva, mayor motivación; si es negativa, menor
motivación; si es neutra, dependerá de la construcción cognitiva que realice por
la influencia del entorno y de sus propias convicciones) en función de una serie de
factores (individuales, sociales, ambientales y culturales).

Escartí y Brustad (2002) o Weinberg y Gould (2007) hacen referencia a las dimen­
siones dirección e intensidad por las que un individuo puede explicar su motivación.
A estas dimensiones, otros autores han añadido tres patrones de comportamiento rela­
cionados con la motivación en la actividad física y el deporte: persistencia, motivación
continuada y resultados (Biddle, 1995; D osil y Caracuel, 2003; Maehr y Braskamp,
1986; Rodríguez Allén, 2000). Basándose en estos planteamientos, se definen:

— Dimensión direccional: responde al por qué un sujeto se orienta hacia un tipo de


actividad/objeto u otra/o.
142 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

— Dimensión intensidad: se relaciona con el esfuerzo en realizar determinadas


actividades (empleo de tiempo y energía).
— Dimensión persistencia: hace referencia a la concentración en la realización de
una determinada tarea, a lo que dura el ejercicio.
— Dimensión «motivación continuada»: complementa a la anterior y se dirige
hacia la continuidad en la realización de una actividad.
— Dimensión resultado: las inferencias que se pueden hacer con la observación de
los resultados de una determinada actividad.

Igualmente, Weinberg y Gould (2007) señalan que cada ve 2 son más los psicólogos
del deporte que aceptan una perspectiva interaccional de la motivación por la cual la
motivación no depende únicamente de rasgos del individuo (perspectiva centrada en
el participante) o de la situación (perspectiva centrada en la situación), sino de una in­
teracción entre ambas. Este tipo de planteamiento promueve la formulación de teorías
necesarias para entender la motivación en el ámbito de la actividad física y del deporte
(se desarrollarán en el Apartado 4 de este capítulo).

3. TIPOS DE MOTIVACIÓN

La motivación ante una misma situación varía de unas personas a otras, por lo que una
característica importante es su carácter individual. La motivación del deportista, como
la de cualquier persona, se puede modificar, por lo que es necesario conocer los diferen­
tes tipos para poder utilizar las estrategias adecuadas para la intervención.
La clasificación de los tipos de m otivación se realiza desde las tendencias mo-
tivacionales de los deportistas con la intención de explicar los elem entos que confi­
guran la iniciación, la orientación, el mantenimiento y el abandono de la actividad
físico-deportiva:

— Motivación básica y motivación cotidiana (Buceta, 1999a): la primera, es la


base estable de la motivación, la que determina el compromiso del deportista
con ese deporte. Depende, fundamentalmente, de los resultados y del rendi­
miento personal. La segunda, se refiere al interés del deportista por la actividad
en sí misma con independencia de los logros deportivos y, mayoritaiiamente,
relacionada con el rendimiento personal cotidiano y el constructo divertimento
deportivo propio de la realización de la actividad (por ejemplo, compañeros de
entrenamiento agradables, ejercicios divertidos, etc.).
— Motivación intrínseca y motivación extrínseca (Krane, Greenleaf y Snow, 1997;
Valdés, 1998): la primera, se refiere a aquellos deportistas que están motivados
desde sí mismos intrínsecamente, es decir, su propia determinación y la acti-
vidad/pmeba son suficientes para que estén motivados. El hecho de entrenar y
competir tienen un valor alto para el deportista, que se siente bien realizando
la actividad. N o depende de refuerzos externos, sino de refuerzos internos, y
está relacionada con la autosuperación, con la mejora de sus marcas, con la
satisfacción personal por los avances físicos o psicológicos, etc. La segunda, se
relaciona con deportistas que dependen de refuerzos que provienen del exterior
necesarios para entrenar y competir: becas, trofeos, prestigio social, etc.
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL DEPORTE 143

Mientras que la m otivación intema es más duradera, pues está controlada


por autorrecompensas (disfrute, probarse a uno m ism o, autoirealización, expre­
sión.. 0, la motivación extema varía constantemente de recompensas, por lo que
se considera una m otivación más inestable para el deportista (De D iego y Sa-
gredo, 1992; Duda y Nicholls, 1989; Duda, Chi y Newton, 1990). Ambas suelen
convivir en un m ism o deportista y el peso que se le otorga a cada una dependerá
del momento en que se encuentre. Pese a todo, suele prevalecer siempre una por
encima de la otra.
La motivación intrínseca se puede explicar desde una triple dimensión, que
puede emplearse para delimitar las situaciones en las que ésta puede tener más
peso (Vallerand y Rousseau, 2001):

a) M otivación intrínseca de conocimiento: practicar una actividad por el placer


y satisfacción que se experimenta cuando se aprende o se explora.
b) Motivación intrínseca de ejecución: practicar una actividad por el placer y
satisfacción que se siente cuando el deportista intenta ejecutar algún ejerci­
cio, realizar algún movimiento o enfrentarse a una situación nueva.
c) Motivación intrínseca de experimentar sensaciones: practicar una actividad
por el placer y satisfacción de experimentar sensaciones diferentes a las
habituales.

— Motivación orientada hacia el ego y motivación orientada hacia la tarea (Duda,


2001; Nicholls, 1989): la primera, se refiere a que los deportistas están motiva­
dos por la competencia con otros deportistas tanto en retos como en resultados
(juzgan su nivel de capacidad, si son o no competentes, comparándose con los
demás); en la segunda, la motivación depende de estos retos y resultados, pero
no en comparación con los demás, sino como impresiones subjetivas de dominio
y progreso personal (los sujetos juzgan su nivel de capacidad basándose en un
proceso de comparación con ellos mismos).

Gutiérrez (2000) hace una reflexión sobre los estudios de la motivación en los
últimos años, concluyendo que los diferentes tipos de m otivación (extrínseca, intrínse­
ca, de logro, orientación de metas, de competencia...) han servido a los investigadores
para tener mejor conocim iento de la forma en que los participantes en actividades
físicas y deportivas pueden desarrollar, mantener e incrementar sus niveles de m o­
tivación personal. A sí, se puede llegar a la conclusión de que cierto tipo de motiva­
ciones, com o la orientada al resultado, la de «ego» o la extrínseca, pueden, en algún
caso, resultar perjudiciales en cuanto a la participación en la actividad, puesto que
el deportista le otorga a elem entos extem os, que se escapan de su control, un valor
determinante en el mantenimiento. Este tipo de motivaciones suele tener más peso al
iniciar la actividad pero para que el deportista se mantenga, es conveniente que exista
un equilibro con la m otivación intrínseca/motivación para la tarea o que sean éstas las
que pasen a ocupar un papel dominante. Los trabajos de Ntoumanís (2001) y X iang
y Lee (2002) son ejem plos de cóm o la orientación hacia la tarea y las determinantes
motivaciones intrínsecas determinan la continuidad en una actividad y la reducción
de las tasas de abandono.
144 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y D E L D E PO R T E

4. TEORÍAS DE LA MOTIVACIÓN

E l estudio de la motivación, tanto en la psicología general com o en e l ámbito de la ac­


tividad física y del deporte, ha sido-una búsqueda continua de la teoría «correcta» que
pudiese explicar el rango de conductas de ejecución de los sujetos (Roberts, 1995). Las
diferentes concepciones teóricas que se han formulado a lo largo del tiempo pueden
situarse en un continuo que va desde el paradigma m ecanicista al paradigma cognitivo.
L os defensores del primer paradigma afirman que la m otivación del deportista depende
de los estímulos ambientales. Los que optan por el paradigma cognitivo, defienden que
el deportista es un sujeto activo en la construcción de su conocim iento y, por tanto, tie­
ne la capacidad de procesar las diferentes situaciones y actuar sobre ellas. Esto permite
que el individuo ejerza un mayor control sobre su m otivación.
Otros planteamientos generales de la motivación son la perspectiva humanista y el
aprendizaje social. La corriente humanista, que en ocasiones se conoce como psicología
de «tercera fuerza», ha surgido com o reacción a la perspectiva conductual y al psico­
análisis de Freud, y sus representantes más notables son A. M aslow y C. Rogers. Este
planteamiento enfatiza en las fuentes intrínsecas de la motivación, com o las necesidades
que la persona tiene de autoirealización, la tendencia de actualización o la necesidad de
autodeterminación. D esde esta perspectiva, motivar a los deportistas implica fomentar '
sus recursos internos, su sentido de competencia, de autoestima, de autonomía y de
autorrealización; en resumen, este planteamiento parte de la creencia de que la persona
está motivada de modo continuo por la necesidad innata de explotar su potencial.
El aprendizaje social para la motivación comprende, asim ism o, una serie de teorías
entre las que se encuentra la teoría sociocognitiva de Bandura, que se estudiará más
adelante. Este planteamiento integra tanto a los conductuales com o a los cognitivos.
Considera la motivación como el producto de dos fuerzas: la expectativa del individuo
de alcanzar una meta y el valor que le otorga a ésta.
Estas cuatro perspectivas, de las que surgen teorías con más participación de un
planteamiento que de otro, se recogen en el Cuadro 5.1, en el que aparecen tanto la
fuente de motivación com o las influencias que la determinan.

Cuadro 5.1. Cuatro perspectivas de la motivación

A p re n d iz a je
C o n d u c tu a l H u m a n is ta C o g n o sc itiv a
so cial

FUENTE DE R efu erzo R efuerzo R efuerzo R efuerzo


M O T IV A C IÓ N extrínseco. intrínseco. intrínseco. . extrínseco e
intrínseco.

IN F L U E N C IA S R efuerzos, N ecesidad de C reencias, V alor de


IM P O R T A N T E S reco m p en sas, autoestim a, atribuciones las m etas,
incentivos y au torrealización y de éxito ex p ectativa d e
castigos. autodeterm inación. y fracaso, alcanzar las
expectativas. metas.

T E Ó R IC O S Skinner. M aslow . W einer. B andura.


CLAVE D eci. Covington,

F uente : Woolfolk (1996).


MOTIVACIÓN: «MOTOR» D EL DEPORTE 145

Cuadro 5.2. Trabajos representativos sobre las teorías de la motivación


en los últimos diez años
• ' , *y H ' .
A b o rd a je d e fo rm a B id d le (1 9 9 5 . 1997b), E scartí y C ervelló (1 9 9 4 ), G ilí (2000),
g e n e r a l .......... • ■■ ■-;■ H ardy, Jo n es y G ould (1996), M oran (2004 ), R oberts (1995),
R o b erts, S p in k y P em berton (1999), S ín g er y O rbach (1999),
T h ill y B r u n d (1 9 9 5 ), W ein b erg y G o u ld (2 0 0 7 ), W e iss y
F errer-C aja (2002).

A b o rd a je d e íó n n a : 1 í . — Teoría de la motivación de logro: C lew s y G ross (1997),


p a rtic u la r (descripción . _ H arw o o d y B iddle (2002), N icholls (1995).
d e cada teoría) : — Teoría de la motivación intrínseca-extrínseca'. Vallerand (1997),
V allerand y Perreault (1999), Vallerand y Rousseau (2001).
— Teoría de la atribución: B iddle, H anrahan y Sellare (2001),
F o n s e c a y P aula-B rito (2001), G u allar y B alag u er (1994),
H an ra h an (1997), M cA uley y B lissm er (2002).
— Teoría socio-cognttiva: D u d a (1 9 9 5 ), D u d a y B a lag u e r
(1999), D uda y H all (2001), E scartí (2002), E scartí y B rustad
(2002).

Teniendo en cuenta este marco de referencia, se presentan ios enfoques teóricos


más empleados en el ámbito investigador de la actividad física y del deporte: teoría de
la motivación de logro, teoría de la motivación intrínseca-extrínseca, teoría de la atribu­
ción (aproximación cognitiva) y teoría sociocognitiva (Escartí y Cervelló, 1994; Rober-
ts, 1995). N o es el propósito de este texto profundizar en demasía en cada uno de ellos,
pues son muchos los autores que ya lo han hecho con extensos capítulos de manuales de
PAFD (Cuadro 5.2). N o obstante, se considera importante señalar los aspectos funda­
mentales de estos cuatro modelos y presentar una propuesta que pretende completarlos
desde una vertiente más aplicada: la teoría de la asociación cognitiva.

4.1. Teoría de la motivación de logro

Los planteamientos iniciales de esta teoría se atribuyen a Adler (1924), se aplicó al


ámbito del deporte años más tarde (Murray, 1938) y su desarrollo más importante se
debió a Atkinson (1957) y McClelland (1961), quienes elaboraron un modelo con gran
tradición en el ámbito de la actividad física y del deporte. En este modelo se otorga al
deporte un carácter de logro, es decir, se define como un contexto en el que los sujetos
participantes intentan superarse. Siguiendo a Escartí y Cervelló (1994) y Weinberg y
Gould (2007), la motivación de logro depende de factores personales (motivo de con­
seguir éxito o evitar el fracaso) y situacionales (probabilidad de éxito/ffacaso y valor
incentivo del éxito/fracaso) que interactúan y explican la motivación. De esta forma,
un deportista con unas características personales tenderá a buscar el éxito o a evitar el
fracaso dependiendo, fundamentalmente, de la probabilidad con que perciba el éxito/
fracaso en el entrenamiento o la competición, así como del valor que le otorgue a esa
actividad (tanto si consigue el éxito como si fracasa). A partir de la interacción de estos
componentes, el deportista presentará una determinada conducta (la conducta de logro).
En la Figura 5.1 se presentan los elementos descritos.
146 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

ANTECEDENTES MOTIVACIÓN CONSECUENTES

F uente: Adaptado de Weinberg y Gould (2007).


Figura 5.1. Teoría de la motivación de logro.

Como se puede observar en la Figura 5.1, en la teoría de la motivación de logro


existen unos antecedentes que determinan la m otivación y que, com o consecuencia,
hacen que el deportista se comporte de una forma u otra. En los antecedentes, Gilí
(2000) define los motivos de logro como alcanzar el éxito (capacidad de sentir orgullo
o satisfacción en la realización) o evitar el fracaso (capacidad de sentir vergüenza o
humillación com o consecuencia del fracaso). En las influencias situacionales, la pro­
babilidad de éxito dependerá del adversario y de la dificultad de la tarea, y el valor del
incentivo será mayor si el éxito se consigue en situaciones donde la tarea presenta una
dificultad alta. La teoría ha demostrado que los deportistas de alto nivel se concentran
más en el orgullo, eligiendo situaciones de riesgo y buscando el desafío, mientras que
deportistas de niveles inferiores se centran en el m iedo al fracaso, tratando de evitar
situaciones que conlleven riesgo. Por este m otivo, la teoría tiene una gran aplicabi-
lidad al ámbito de la competición, por lo que los entrenadores y las demás personas
relacionadas con el deporte deben observar qué tipo de m otivación presentan sus
deportistas procurando fomentar aquella dirigida al éxito y a la superación de las
dificultades.

4.2. Teoría de la motivación intrínseca-extrínseca


Esta teoría se basa en la de la evaluación cognitiva, formulada por Deci (1971) y
desarrollada por D eci y Ryan (1985), que trata de estudiar los efectos que tienen
las actividades que realiza el sujeto en la m otivación intrínseca, m otivación e x ­
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL DEPORTE 147

trínseca y en la desm otívación, S egún estos autores, el deportista tiene la necesi­


dad de sentirse com petente en la actividad que realiza, por lo que se predice que
cuando no existe esta percep ción , la m otivación intrínseca dism inuye y es más
probable que se produzca la desm otivación. En el ámbito de la PAFD, la investi­
gación sobre m otivación intrínseca y extrínseca es de las más productivas (véase
Chatzisarantis y Hagger, 2007). En lo s últimos años se ha desarrollado el m ode­
lo jerárquico de la m otivación intrínseca y extrínseca (Vallerand, 1997; Vallerand y
Perrault, 1999; Vallerand y Rousseau, 2001, y Vallerand, 2007), que hace referencia
a la existencia de tres niveles de generalidad (global, contextual y situacional) en los
que interactúan los tipos de motivación descritos y explican el porqué el individuo está
motivado intrínsecamente, extrínsecamente o desmotivado:

— N ivel global (personalidad-rasgo): se relaciona con los rasgos de personalidad,


por lo que hace referencia a una orientación motivacional general, característica
de cada individuo, que explica que unos deportistas tengan una motivación in­
terna, otros externa y otros carezcan de motivación.
— N ivel contextual (vida cotidiana): hace referencia a la orientación motivacional
que tiene el deportista en los diferentes contextos en los que realiza su actividad
cotidiana (por ejemplo, deportivo, familiar, escolar, etc.).
— N ivel situacional (estado): se considera que al igual que existe la motivación
com o rasgo en el nivel global, existe una motivación estado por la cual el depor­
tista tiene un tipo u otro de motivación, dependiendo de la situación en la que
se encuentre (por ejem plo, en un entrenamiento de gimnasio o en el campo de
juego, en un entrenamiento grupal o individual, etc.). ___

A partir de la distinción de los tres tipos de motivación y los niveles en los que se
presentan, la teoría postula que la m otivación facilita que se alcancen tres consecuen­
cias: afectivas, cognitivas y conductuales (Vallerand y Perrault, 1999). Es decir, la teo­
ría identifica los mecanismos que subyacen a los cambios motivacionales del deportista
teniendo en cuenta diferentes factores que están presentes y predice las consecuencias
en la actividad: positivas o negativas.

4.3. Teoría de la atribución (aproximación cognitiva)


Los últimos años en el estudio de la motivación han estado dominados por el paradigma
cognitivo (Roberts, 1995). Aunque los primeros estudios en los que se utiliza la moti­
vación desde el enfoque cognitivo se atribuyen a Tolman (1932), han sido los m odelos
de Heider (1958) y de Weiner (1972) los que supusieron el paso fundamental para la
comprensión de la motivación en el deporte desde este paradigma.
Son muchas las teorías que se han basado en el modelo cognitivo de la motivación
deportiva. Una de las más importantes es la teoría de la atribución, que se ocupa de
estudiar el modo que tiene el deportista de interpretar su conducta y la de los demás.
La teoría de Heider (1958) constituyó el inicio de la investigación sobre las atribu­
ciones, que ha ocupado un espacio importante en la literatura de PAFD durante los
últimos treinta años, aunque su interés ha decrecido en la actualidad (Biddle, Hanrahan
y Sellars, 2001). Esta teoría estudia las atribuciones que hace el individuo y permite
entender el grado de motivación con el que se enfrentará a las diferentes actividades.
148 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

Según esta propuesta, las explicaciones que dan los deportistas a los resultados de sus
actuaciones (de éxito o fracaso) suelen ser cuatro: habilidad o capacidad, esfuerzo, difi­
cultad de la tarea y suerte. Fonseca y Paula-Brito (2001) hacen referencia a que esta teo­
ría establece que las atribuciones se producen por causas internas y externas (locus de
control) y que no es hasta años más adelante (con la obra de Weiner) cuando se añaden
otras dimensiones que influyen en la atribución de éxito o fracaso: estabilidad/inestabi-
lidad y controlables/mcontrolables. En el Cuadro 5.3 se plasma esta relación.
En esta teoría se le otorga al deportista un papel activo en el proceso atribucional.
Según atribuya el resultado de su actuación a una u otra causa, sus expectativas de éxito
o fracaso para entrenamientos o com peticiones futuras se verán afectadas, así como
el esfuerzo que necesitará para la ejecución. Por tanto, si un deportista que obtiene un
resultado positivo atribuye el éxito a factores internos, aumenta su motivación, produ­
ciendo un efecto inverso a si el resultado hubiese sido negativo. Igualmente, cuando
el resultado positivo se atribuye a factores estables, com o puede ser la habilidad del
deportista, se asocia con el éxito en futuras actuaciones (lo contrario sucedería en el
caso de que se atribuyera el éxito a factores no estables, com o la suerte). Sin embargo,
una de las limitaciones de la teoría está en el hecho de que lo que para algunos depor­
tistas es algo inestable e incontrolable (por ejemplo, azar), para otros es algo estable e
incontrolable, por lo que debe primar la percepción del deportista sobre la clasificación
dentro de un estilo atribucional u otro. Igualmente, trabajos recientes como los de Rees,
Ingledew y Hardy (2005) apuntan a que en un futuro se deberá atender más al contexto
social en el que se forman las atribuciones.
En el ámbito de la actividad física y del deporte, los deportistas, cuando finalizan
una competición o mcluso después de los entrenamientos, suelen buscar los motivos
por los que se ha producido un determinado resultado, atribuyendo el éxito o el fracaso
a unos factores u otros. El psicólogo del deporte deberá ayudar a que este «análisis» lo
hagan de forma adecuada, es decir, que el deportista realice una valoración realista de lo
que ha acontecido. Educar en las atribuciones será otra de las funciones de entrenadores
y psicólogos del deporte.

Cuadro 5.3. Locus de control, estabilidad y grado de control de las atribuciones


del deportista

L o c u s d e c o n tro l E s ta b ilid a d G r a d o d e c o n tro l E je m p lo s

C ontrolable N o realizar en tren am ien to s


E stable
In co n tro lab le H ab ilid ad /cap acid ad
In terno
C ontrolable F altar a la com p etició n
In estab le
Incontrolable L esión

C o n tro lab le O pción del e n tren ad o r


E stable
In controlable V alor d el ad v ersario
E x terno
C ontrolable A cción de u n co m p añ ero
Inestable
Inco n tro lab le A zar

F uente : Fonseca y Paula-Brito (2001). Adaptado de Weiner (1972).


MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL DEPORTE 149

4.4. Teoría sociocognitiva

La formulación de esta teoría se debe a Bandura (1986) y se basa en las expectativas


y valores que los individuos adjudican a diferentes metas y actividades de ejecución
(Roberts, 1995). Dentro de esta aproximación, existe una serie de «miniteorías» que se
han utilizado en el deporte para explicar la motivación: autoeficacia (Bandura, 1986), la
competencia percibida (Harter, 1980) y las diferentes perspectivas de meta de ejecución
(Dweck, 1986; Maehr y Nicholls, 1980; Nicholls, 1981). A continuación, se hace una
descripción general de las mismas:

— Teoría de la autoeficacia: formulada por Bandura (1977) y con numerosas


aportaciones recientes (Balaguer, Escartí y Villamarín, 1995; Escartí, Cervelló
y Guzmán, 1996; Escartí y Guzmán, 1999; Feltz y Lirgg, 2001; Feltz, Short y
Sullivan, 2007), hace referencia a la influencia que tienen los juicios ¿el indi­
viduo acerca de su capacidad en la motivación y la conducta. Las expectativas
que tiene un deportista pueden ser de autoeficacia y de resultado. La primera,
es la capacidad percibida para ejecutar con éxito una determinada acción; mien­
tras que la segunda, es la probabilidad percibida de que un comportamiento
producirá un resultado específico. En el deporte orientado hacia la competi­
ción, es frecuente observar cierta «fragilidad» de autoeficacia percibida en los
deportistas en el sentido de que les resulta complicado valorar de forma realista
cómo será su ejecución/actuación en la competición. Por este motivo, tanto el
psicólogo del deporte com o los entrenadores deben desarrollar esta habilidad en
los deportistas, por la cual las expectativas sean las adecuadas en lasjliferentes
situaciones a las que se tendrá que enfrentar. Los deportistas con mayor auto-
eficacia percibida tienen mayor resistencia al fracaso, emplean mayor esfuerzo
para conseguir sus objetivos; en definitiva, controlan mejor su motivación.
— Teoría de la competencia percibida: se le atribuye a White (1959) y se basa en
que los deportistas se motivan por la necesidad de ser eficaces en su entorno
(«sensación de competencia»). La percepción de competencia es cambiante y
depende de factores físicos, sociales y cognitivos que sirven para discernir cuál
es el motivo que hace que un deportista se mantenga en la actividad. Es impor­
tante tener en cuenta que la percepción de competencia suele variar con la edad:
por ejemplo, los jóvenes tienen una dependencia mayor que los adultos a lo que
le digan los significativos (entrenador, padres u otros compañeros), por lo que la
«sensación de competencia» estará determinada, en gran medida, por ellos.
— Teoría de la perspectiva de metas: se sitúa en los enfoques contemporáneos de
las teorías motivacionales de metas de logro (Castillo, Balaguer y Duda, 2000) y
proviene del ámbito educativo (Ames, 1995; Escartí y Brustad, 2002; Nicholls,
1989). Ha adquirido en los últimos años una gran importancia en la investiga­
ción en PAFD. Se basa en la existencia de dos objetivos de logro que reflejan el
criterio por el que los sujetos juzgan su competencia y por el que, subjetivamen­
te, definen el éxito o el fracaso en ese contexto de logro (el deporte): metas de
maestría y metas de competitividad. A partir de esta teoría, se han realizado nu­
merosas investigaciones que han provocado que este tipo de metas reciban otras
denominaciones: tarea-ego (Nicholls y Duda), aprendizaje-ejecución (Dweck),
maestría-habilidad (Ames), maestría-competición (Roberts y Balagué).
150 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

Como se ha adelantado en los tipos de m otivación, cuando la meta es de


maestría (tarea), los sujetos juzgan su nivel de capacidad basándose en un
proceso de comparación con ellos mismos, mientras que cuando la meta es
de competitividad (ego), los sujetos juzgan su nivel de capacidad, si son o no
competentes, comparándose con los demás.
Siguiendo los trabajos de Duda (2001), Duda y Nicholls (1992) y Escartí
y Brustad (2002), los sujetos orientados a la «tarea» en el ámbito del deporte
lo perciben como una actividad que fortalece la capacidad de cooperación y la
responsabilidad social que incrementa el interés por el aprendizaje y por ser
mejores ciudadanos, por cumplir las reglas, por esforzarse al máximo y por
mejorar la salud y las habilidades propias del deporte. Por su parte, los sujetos
orientados hacia el «ego» perciben la actividad com o un sistema de enseñanza
para la vida en sociedad, una ayuda para adquirir mayor reconocimiento y esta­
tus social, aumentar la popularidad y conseguir riqueza económica.

4.5. Un nuevo modelo motivacional:


teoría de la asociación cognitiva

Las teorías cognitivas han sido las que han dominado las investigaciones sobre la m o­
tivación en los últimos años. W einer (1972) marca el inicio de una nueva era en los
estudios sobre la motivación en el deporte: los individuos que tenían una alta o baja
motivación percibían de forma diferente el éxito y el fracaso en una competición o ac­
tividad deportiva. Con este autor, la noción de que los pensamientos, y más en concre­
to las atribuciones, eran variables fundamentales en el proceso de la motivación toma
un cariz importante contribuyendo a que surgiera interés por el estudio de los pensa­
mientos, y cómo éstos cambian cuando el contexto social se modifica. Como apunta
Moran (2004), supuso la ruptura con las teorías que se centraban en la personalidad,
ocupándose de entender los pensamientos y percepciones que guían el comportamiento
del deportista.
Partiendo de las teorías cognitivas y teniendo en cuenta las aportaciones que pro­
ponen la interacción ambiente-individuo (Bandura, 1986; W einberg y Gould, 1996),
se presenta el modelo de la Figura 5.2, en el que se considera que la motivación es
el producto de la interacción entre el deportista y el ambiente. Am bos elem entos se
conciben importantes, pero se le da más peso al primero, pues tiene la posibilidad
de minimizar o controlar la influencia del ambiente. El m odelo está desarrollado
para el ámbito de la actividad física y del deporte, pero se puede extrapolar a otras
situaciones de la vida, por lo que pretende dar una explicación de la motivación de
cualquier individuo añadiendo una serie de aspectos que pasan inadvertidos en otros
planteamientos teóricos.
El modelo teórico se basa, fundamentalmente, en que el individuo (deportista)
ante cualquier situación realiza una serie de asociaciones cognitivas que dependen de
varios factores (individuales, sociales, culturales o ambientales), que hacen que una
situación se perciba com o positiva o negativa (cuando es conocida) o neutra (cuando
es nueva). Aquellas situaciones en las que tienen más peso los aspectos positivos
serán más motivantes para el individuo, aquellas donde tengan más peso los aspectos
negativos le resultarán m enos motivantes. Cuando una determinada situación apenas
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL D EPO RTE 151

Figura 5.2. Teoría de la asociación cognitiva.

tenga aspectos positivos o negativos (irrelevante), se considerará neutra, y el sujeto


no estará ni motivado ni desmotivado para realizarla. Las situaciones neutras acaba­
rán transformándose en positivas o negativas, dependiendo de los factores que cada
deportista asocie a ellas.
Como se puede apreciar, el sujeto desempeña un papel fundamental en esta teoría.
Por ello, se plantea la elaboración de una escala de motivación personal (EMP) con
la que, con una puntuación numérica de 0 (nada motivante) a 10 (muy motivante), el
sujeto pueda evaluar las distintas situaciones e informar si las percibe com o positivas,
negativas o neutras.
Las puntuaciones en la escala de motivación personal (EMP) se obtienen a partir
de una serie de factores (individuales, sociales, culturales y ambientales). Entre los
factores individuales, las experiencias previas y el reto que supone la actividad a eva­
luar son fundamentales. Con estos elem entos entran en juego la motivación intrínseca
y extrínseca, la m otivación hacia el ego y hacia la tarea..., que ya se han descrito.
Generalmente, cuanto mayor es el reto para el deportista y mejores experiencias pre­
vias, mayor es la motivación. Los aspectos sociales también tienen un papel impor­
tante, pudiendo condicionar la puntuación (por ejemplo, que un am igo le informe que
él ya ha realizado la actividad y es muy divertida). Igualmente, los factores culturales
y ambientales pueden tener un valor relevante en las decisiones del deportista. La
cultura en la que vive puede convertir una actividad en positiva o negativa (por ejem ­
plo, el fútbol puede ser una actividad motivante en algunas culturas) al igual que el
152 PSICOLOGÍA D E LA ACTIVIDAD FÍSICA Y D E L D EPO RTE

am biente-contexto (por ejem plo, que lo s am igos se reúnan para realizar una actividad
deportiva im plique tomar algo posteriorm ente).
D esde e l m odelo se tiene en cuenta que la motivación es alterable y varía según las
asociaciones cognitivas que realiza e l sujeto. E s en este sentido en el que el m odelo
cobra su mayor aplicación, pues el deportista puede valorar las diferentes situaciones
mediante la escala de motivación personal (EMP) y el entrenador/psicólogo intervenir
sobre ellas. Encontrar el equilibro entre aquellas situaciones que puntúan bajo en la
escala y aquellas otras en las que las puntuaciones son altas permitirá un control de
la m otivación a lo largo del tiempo. D e esta forma, actividades tediosas para algunos
deportistas, com o puede ser el trabajo de gim nasio (por ejemplo, puntuación de 3 en la
EMP), se pueden contrarrestar con otras com o la utilización de música en el gimnasio
(p.e., puntuación 9 en la EMP) o bromas por parte del entrenador mientras se hacen los
ejercicios (por ejemplo, puntuación 7 en la EMP).
U n ejem plo de tres sujetos ante la m ism a situación puede resultar ilustrativo
(Cuadro 5.4).
La novedad de este enfoque radica en que el sujeto puede controlar su motivación,
algo fundamental en el ámbito de la actividad física y del deporte (por ejemplo, en oca­
siones hay que entrenar aunque se esté «desmotivado», hay que dar una clase de aerobio
aunque no apetezca, etc.). Por esta circunstancia, aunque una situación sea desmotivan­
te o neutra para un deportista, puede realizar un «autodiálogo positivo» que le ayude a
transformarla en motivante asociándola a otros factores que son agradables (lo positivo
de la situación). D e esta forma, se llegaría al objetivo último de la psicología: el control
del comportamiento por parte del sujeto.
Sin embargo, hay muchos deportistas que no poseen esta capacidad. Estas personas
tendrán más dificultades para realizar las asociaciones cognitivas adecuadas (realistas,
con una descripción detallada de los elementos positivos y negativos) y dependerán más

Cuadro 5.4. Ejemplo de la variabilidad de la motivación en diferentes sujetos

S itu a c ió n J u g a r sd g o lf e n la p la y a

S U JE T O 1 L e atrae m u ch o ju g a r, a unque n u n c a h a practicado e sa activ id ad . C o n sid era


q u e tien e h abilidad y q u e p u e d e h a ce rlo bien. H a com p rad o d o s p alo s d e g o lf y
organizado el ju eg o (b u scar el lugar, com pañeros, etc.). E n la escala de motiva­
ción personal, evalúa la activ id ad co m o m uy m otivante (1 0 puntos).
S U JE T O 2 T am b ién le atrae el ju e g o , aunque nun ca lo ha practicado. E n la escala de mo­
tivación personal, la a ctividad le re su lta m otivante, pero h ay otras q u e e n este
m o m ento lo son m ás, p o r la s qu e no cam biaría el tiem p o q u e d ed ica a ellas.
P u n tú a com o 7 la a ctividad del g o lf, pero afirm a qu e le ap etece m u ch o q u e
llegue el m om ento de ju g a r.

S U JE T O 3 N o le apetece jugar, pero com o sus dos am igos v an a ir y le h an insistido en


q u e se lo pasará m uy b ie n a p ro v ech a para acudir y p asar u n ra to ag rad ab le co n
ello s en un contexto relajan te (la playa). E n la escala de motivación personal
ju g a r al g o lf a penas significa nad a (es neutra y la p untú a c o n u n 4 ), p ero le d a
im portancia a acudir en com pañía d e sus am igos (puntúa co n u n 9 ) y a u n lugar
que le resulta agradable (puntúa c o n un 7).
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL DEPORTE 153

de la situación que de sí m ism os. Por ello, es importante que el deportista se asesore
con un psicólogo del deporte para potenciar esta habilidad y conseguir un mayor control
sobre las situaciones.
La motivación varía tanto a nivel interpersonal com o intrapersonal, es decir, difiere
de unas personas a otras y puede alterarse en la misma persona siempre dependiendo
del momento concreto en el que se encuentre, de las circunstancias ambientales, etc.
Por esa razón, en el m odelo propuesto, existe reciprocidad entre los tres grados de
motivación (alta, media y baja), puesto que el sujeto puede pasar de uno a otro en poco
tiempo, y son los que explican que la probabilidad de que un deportista realice un com ­
portamiento sea alta, m edia o baja.
En e l futuro, se deberá profundizar en el desarrollo de este modelo realizando listas
de situaciones concretas en las distintas modalidades deportivas que se podrán evaluar
desde las escalas de motivación personal (EMP). Las asociaciones cognitivas de los
deportistas se podrán cuantificar (puntuaciones de cada situación), lo que permitirá
configurar los contextos motivacionales apropiados para la práctica.

5. EVALUACIÓN DE LA MOTIVACIÓN EN EL ÁMBITO


DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

La motivación, como el resto de las variables psicológicas que influyen en la actividad


física y el deporte, debe evaluarse con el objetivo de mantenerla estable a lo largo del
tiempo. Los instrumentos de evaluación generales que con más frecuencia se utilizan en
el ámbito de la PAFD se recogen en Anguera (2002), por lo que únicamente se describi­
rán los que evalúan, de forma específica, la motivación del deportista.
Entre las posibilidades de evaluación de la motivación, la más aconsejable es aque­
lla en la que el psicólogo del deporte realiza un trabajo de observación en el lugar de
entrenamiento y competición, pues le permite prevenir posibles situaciones de baja
motivación, intervenir cuando éstas se produzcan y mantenerla estable a lo largo de
la temporada. Esta «evaluación continua» de la motivación es la garantía para que un
equipo, deportista o grupo mantenga controlada su motivación.
Además de la observación directa, conviene utilizar la entrevista tanto con los de­
portistas como con los entrenadores o personas relevantes del contexto deportívo/no
deportivo.
Por último, se señala una serie de instrumentos que se utilizan con frecuencia en
la investigación: las escalas y cuestionarios. Cada uno de ellos suele tener un plantea­
miento teórico en el que se sustenta. Escartí y Cervelló (1994) describen cinco de los
más importantes en PAFD, que surgen a partir de la teorías de la orientación de logro y
de la sociocognitiva:

— Escala de orientación hacia el logro (achievement orientation inventory, AOI)


de Ewin (1981): mide la orientación hacia la habilidad deportiva (deseo de man­
tener la sensación de poseer habilidad para realizar la actividad), hacia la tarea
(evalúa la disposición del deportista para centrarse en la realización más que en
el resultado) y hacia la aprobación social (mide la necesidad de aprobación de
los deportistas).
154 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

— Escala de orientación hacía la competición ( competitive orientation inventory,


COI) de Vealey (1986): mide la orientación a la ejecución (la meta del deportis­
ta es realizar correctamente el procedimiento) y la orientación a los resultados
(la meta del deportista se centra en el resultado).
— Cuestionario de orientación en el deporte ( sport orientation questionnaire,
SOQ) de Gilí y Deeter (1988): mide la competitividad (deseo de conseguir el
éxito en el deporte mediante el trabajo y el dominio de habilidades), la orien­
tación al triunfo (deseo de ganar en la competición) y la orientación a la meta
{deseo de conseguir metas personales en el deporte).
— Cuestionario de orientación al ego y a la tarea (task and ego orientation tn sport
questionnaire, TEOSQ) de Duda y N icholls (1989): mide la orientación hacia la
tarea (hacia la competencia con los otros) y la orientación hacia el ego (hacia la
autosuperación sin compararse con los otros).
— Cuestionario de percepción del éxito (perception o f success questionnaire,
POSQ) de Roberts y Balagué (1989): mide la competencia (deportistas que aso­
cian el éxito a ser mejores que los demás) y la maestría (deportistas que asocian
el éxito con la mejoría a nivel personal). Recientemente, Roberts, Treasure y
Balagué (1998) realizaron una revisión del cuestionario.

Igualmente, a partir de la teoría de la atribución, se han elaborado cuestionarios


con aplicación directa al ámbito del deporte, como, por ejemplo, la escala de estilo
atribucional en el deporte (sport attributional style scale, SASS) de Hanrahan y Grove
(1990), la escala de dimensiones causales revisada ( revised causal dimensión scale,
CDS-IÍ) de McAuley, Duncan y Russell (1992), o la escala de causas de éxito en el
deporte (causes of success in sport scale, CSS) de Treasure y Roberts (1994). D esde la
teoría de la motivación intrínseca-extrínseca, el instrumento más empleado en los últi­
mos años ha sido la escala de motivación en el deporte (sport motivation scale, SMS)
de Pelletier, Fortier, Vallerand, Tusson, Briere y Blais (1995).
Otros autores (Capdevila, 1997; D osil, 1999; Ostrow, 2002) ofrecen un listado con
un número elevado de instrumentos de evaluación. En el Cuadro 5.5 se recogen algunos
de los cuestionarios más utilizados en las investigaciones de los últimos treinta años.
Algunos de estos cuestionarios (por ejemplo, el TEOSQ, PMCSQ y el POSQ) se
han traducido y adaptado a la población española (Balaguer, 2003), lo que ha facilitado
su utilización en el ámbito de investigación. D e todos modos, cada vez son más los
cuestionarios de motivación que se elaboran en los países de origen sin tener que acudir
a traducciones y validaciones (por ejemplo, el cuestionario de motivaciones de inicio,
mantenimiento, cambio y abandono de la actividad deportiva, MIMCA de Marrero,
Martín-AIbo y Núñez, 1999). Sin embargo, como las revistas de mayor impacto del
área son las anglosajonas, los instrumentos que no se publican en ellas no gozan de la
difusión que merecen, quedándose en el país de origen cuando, por su interés, los debe­
rían conocer toda la comunidad científica.
Por último, un aspecto que se considera debería estar presente en la construcción
de escalas y cuestionarios es el de crear instrumentos de evaluación específicos para
cada modalidad deportiva y para cada actividad física. Los condicionantes de cada
una de ellas serían distintos y de esta forma los motivos estarían relacionados con la
práctica, la orientación, el mantenimiento y el abandono. Cuanto mayor sea el cono­
cimiento de la modalidad y de las situaciones que en ella se suceden, mayor compren-
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL DEPO RTE 155

Cuadro 5.5. Instrumentos de evaluación de la motivación en la actividad física


y en el deporte*

; Instrumento Autores v Año

Incentive M otivation Inventory (IM R R. B. A lderm an y N. L. W ood 1976


Sport Satisfaction Inventory (S PI) N . R. W hittafl y T . O rlick 1979
M otiv a tio n for P h y sic a l A c tiv ity Q u estio n - R. T e laro s y M . Silvennoinen 1979
naire (M PA Q )*
Self-m otivation inventory * (S-M I) R. K. Disfaman, W . Idees y W, P. M organ 1980
M otives fo r C om petidor) S cale (M C S) D. Y o u ngblood y R. M . Suinn 1980
A chievem ent Q rientation Inv en to ry (A OI) M . E . E w in 1981
Com petition-R elated M otives S cales (C -R M S) J .D .W iU is 1982
P aiticipation M otivation Q uestionnaire (PM Q) D . L . G ilí, J. B. G ross y S. H uddleston 1983
T e st o f E n d u ra n te A th le te M otiv es (TE A M ) K . Jo h n sg aid 1985
M otives fo r C om petition S cale (M C S) M . R . W eiss, B . J. B redem eier 1985
y R . M . S h ew ch u k
C o m pedtive O rientation In vento ry (C O I) R . S. V ealey 1986
S port C om petence Inform ation S cale (SC IS) T . S. H o m y C . A . H asbrook 1987
A dherence to E xercise Q uestionnaire* (AEQ) D . S ieg el, J. Jo h n so n y C. N ew h o f 1987
S port O rientation Q uestionnaire (SO Q ) D. L. G il! y T . E . D eeter 1988
T a sk and E go O rientation in S p o rt Q uestion­ J. L. D u d a y J. G . N icholls 1989
naire (TEO SQ )
Exercise and Sport G oal Invento ry * (ESG I) D . B u ito n , T. R aed ek e y E. Carrol 1989
Perception o f Success Q uestionnaire (PO SQ ) G . C. R oberts y G . B alagué 1989
Exercise M otivation O uestionnaire (EM Q)* D. A, D zew altow ski 1989
lntrinsic M otivation Inventory (IM I) E, M cA uley, T. E. D uncan y V. V. Tam m en 1989
P ersonal In cen tiv es fo r E x e rc is e Q u e stio n ­ I. L. D uda y M . K. T a p p e 1989
naire (PIEQ)*
Sports Achievem ent M otivation Test (SAM T) M. L. K am lesh 1990
Exercise M otivation Q uestionnaire (EM Q)* J. M. Silva, A. C o m eliu s y E. C arpenter 1992
Causal D im ensión S cale (C D S-II) E. M cA uley, T. E, D uncan y D, Russell 1992
P e rc e iv e d M o tív a tio n a l C lim a te in S p o rt J. J. Seifriz, J. L. D uda y L. Chi 1992
Q uestionnaire (PM C SQ )
Exercise M otivations Inventory (EM D* D. M arkland y L. H ardy 1993
Com petitive M otive Inventory (CM I) Y .P in g 1993
Sport Paiticipation M otivation Q uestionnaire A. P. M cK ee, C. A. M ahoney y J. K rem er 1994
(SPM Q)
Sport M otivation S cale (SM S) L. G. Pelletier, M . S. Portier, R. J. V allerand, 1995
K. M, T usón, N. M . B riére y M. R. Blais
S port M otivation S cale (SM S) D. S. B utt 1995
Exercise M otivation S cale (EM S)* F, Li 1999
Global M otivation Scale (G M S) F. G uay, M . R. B lais, R. I. V allerand 1999
y L. G. Pelletier
P e rc e iv e d M o tív a tio n a l C lim a te in S p o rt M . L. N ew ton, J. L . D uda y Z. Yin 2000
Questionnaire-2 (PM CSQ -2)
Sítuational M otivation S cale (SIM S) F. G uay, R. J. V allerand y C. M . B lanchard 2000

* Instrumentos dirigidos hacia la práctica de actividad física.


156 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y D E L DEPORTE

Cuadro 5.5. Instrumentos de evaluación de la motivación en la actividad física


y en el deporte* {continuación)

i* In str u m e n to ; ’1 / Áutpres : '; - Año


A c h ie v e m e n t G oals Q ucstíon n aires (A G Q -s) D . E Conroy, A. J. EU iot y S. M . H o fer 200 3
S tu d e n t A th le te s’ M o tiv a ü o a T ow ard S ports J. L . G aston-G ayles 2005
a n d A cadem ics Q uestíonnaíre (SA M SA Q )
D ia g n o s is o f L e am in g M otivatíon in P hysical T. N ish id a 2007
E d u c a tió n T est (D LM PE T)
M o tiv a tio n a l C lim ate S cale fo rY o u th S ports R. E . Sroith, S. P. C u m m in g y F. L . SmoU 200 8
) (M C S Y S )

sión de lo s elem entos que pueden estar afectando a la m otivación de los deportistas.
A l respecto, un trabajo pionero fue el de Klint y W eiss (1987), que presentan un cues­
tionario específico para determinar los m otivos que llevan a las gimnastas a participar
en esa modalidad.

6. MOTIVOS PARA LA PARTICIPACIÓN Y EL ABANDONO


DE LA ACTIVIDAD FÍSICA/DEPORTE

Un término que se confunde generalmente con motivación es el de «motivo». Es impor­


tante distinguirlos, pues son conceptos que se utilizan frecuentemente en el ámbito de
la actividad física y del deporte, Siguiendo a Bakker, Whiting y Van der Brug (1990),
los m otivos hacen referencia a la disposición del individuo, a las razones que le llevan
a hacer algo, y se caracterizan por ser estables; la motivación la relacionan con un
estado determinado del organismo, al que responsabilizan de realizar una actividad en
más o m enos tiempo, y está determinado por factores internos (personales) y extemos
(situacionales). /

6.1. Motivos para comenzar la práctica y mantenerse


en actividades físicas/deportivas

En el Apartado 2 del capítulo se hace referencia a que la motivación es el motor para


que el individuo se inicie o se mantenga en una actividad física o deporte. Sin embar­
go, la respuesta al porqué realiza la actividad y se mantiene en ella se encuentra en los
motivos.

6.1 . i . Motivos para comenzar la práctica de actividades físicas/deportivas

Los motivos que llevan al inicio de la práctica de un deporte o de una actividad física
son variopintos. Como indican Cantón, Mayor y Pallarés (1995), para que una persona
comience a practicar una actividad física o un deporte y se mantenga hace falta que ésta
tenga algún atractivo o la virtualidad de satisfacer alguna de sus necesidades. Por esta
razón, es necesario conocer los motivos por los que los sujetos comienzan una actividad,
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL D EPORTE 157

puesto que serán la base para establecer el mantenimiento en la misma. En el estudio


de los m otivos se han utilizado preferentemente los cuestionarios, que desde un doble
enfoque, sociológico y psicológico, han proporcionado las bases para establecer las teo­
rías de la motivación.
En el ámbito español, han sido relevantes los trabajos realizados por García Ferran­
do (2006), de los que se extraen algunos de los datos que permiten distinguir los moti­
vos que llevan a la población general a la práctica de actividades físicas y deportivas,
así com o la evolución con el paso del tiempo (Cuadro 5.6).

Cuadro 5.6. Motivos para ta práctica deportiva en tos últimos años

Motivos paría la práctica deportiva 2005 (%) 2000 (% ) ÍM 5(% ) Í9 9 Ó(%) Í985(9¿) 1980(%)

P o r h a c e r e je rc ic io fís ic o 60 58 52 58 65 58

P o r d iv e rs ió n y p asar e l tie m p o 47 44 44 46 52 51

P o rq u e le g u s ta e l d e p o rte 34 34 37 40 53 47

P o r m a n te n e r y /o m e jo ra r la salu d 32 27 26 — — —

P o r e n c o n tra rs e c o n a m ig o s 23 24 21 28 28 25

P o r m a n te n e r la lín e a 16 13 14 15 28 15

P o r e v a sió n (e s c a p a rse d e lo h ab itu al) 10 8 10 8 14 14

P o rq u e le g u s ta c o m p e tir 3 4 4 4 7 —

O tro s m o tiv o s 3 2 3 4 5 2

F uente : García Ferrando (2006).

Com o se puede observar en el Cuadro 5.6, se enuncia una serie de motivos y los
porcentajes de la población que los indican. Podría decirse que el motivo que tiene más
peso para los españoles al comenzar la práctica de una actividad deportiva es «por hacer
ejercicio físico», que ha permanecido com o el más elegido con el paso del tiempo. Otros
com o «por diversión y pasar el tiempo», «porque le gusta el deporte», «por mantener la
salud» y «por encontrarse con amigos» alcanzan unos porcentajes altos, manteniéndose
con porcentajes similares a los de otros años. En general, no se aprecia un cambio sus*
tancioso en el peso que la población da a los motivos de práctica deportiva.
Asimismo, es conveniente hacer una distinción según el género, puesto que los
motivos que indican hombres y mujeres suelen ser diferentes. De esta forma, siguiendo
los trabajos de García Ferrando (2006), se aprecia que tienen más peso entre los hom­
bres motivos com o «por diversión y pasar el tiempo», «porque le gusta el deporte»,
«por mantener y mejorar la salud» y «por evasión»; frente a otros en las mujeres: «por
encontrarse con amigos» o «por mantener la línea».

6,1.2. Motivos para el mantenimiento en una actividad fisica/deportiva

El mantenerse activo en un deporte o actividad física suele guardar relación directa


con la orientación de la misma. El deporte dirigido hacia la competición está inmerso
en un círculo de reforzadores estrechamente vinculados con la motivación extrínseca
158 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPO RTE

del practicante, lo que suele tener mucha importancia en el mantenimiento o abandono.


Con esta motivación externa puede coexistir una m otivación interna que, probablemen­
te, será la que adquiera más fuerza para continuar en el deporte de com petición en los
momentos en los que el deportista atraviese por dificultades. Por su parte, en el deporte
orientado hacia la recreación, suele predominar la m otivación interna, aunque también
pueden estar presentes reforzadores externos que condicionan la práctica: amigos, en­
trenamientos en lugares agradables, etc.
Como se ha podido ver, parecen tener una presencia mayor los m otivos externos
en la competición y los internos en la recreación. W einberg y Gould (2007) com ple­
tan estos datos apreciando variables m otivacionales y em ocionales implicadas en la
actividad deportiva, entre las que destacan aprobación social, com petición, autodo­
minio, estilo de vida, m iedo al fracaso, forma física y salud, amistad y asociaciones
personales, éxito y logro, resultados tangibles, reconocim iento, intimidad/control,
heterosexualidad, condiciones de la com petición-espectadores, independencía/indi-
vidualidad, entorno -—familiar— (compañeros de equipo, entrenadores...), descarga
emocional, estatus, autodirección/conciencia y com prensión racional. Según estos
autores, estas variables son las que conforman el entramado m otivacional de la acti­
vidad física/deportiva.

6 .2. Motivos por los que no se practica o se abandona


una actividad física/deportiva
Al igual que sucedía con los motivos para comenzar la práctica de una actividad física
o deporte, existen numerosos motivos que explican la no práctica y el abandono o el
cambio de actividad.
Algunos de los motivos que argumenta la población española para no practicar una
actividad física o deporte se recogen, igualmente, en e l estudio de García Ferrando
(2006). Se puede observar cómo los motivos más escogidos son la «falta de tiempo»,
que «no le gusta» la práctica, y «por la edad», entendiéndose que frecuentemente el
tercer motivo se refiere a personas mayores. Otros motivos que, aun teniendo m enos
peso, se pueden considerar importantes son: «por pereza y desgana», «sale cansado del
trabajo o estudio», «por salud» u otros (Cuadro 5.7).
Cervelló (2002) define el abandono deportivo com o «aquella situación en la cual
los sujetos han finalizado su compromiso explícito con una especialidad deportiva
específica» (p. 175). Es conveniente aclarar la diferencia entre el abandono específico
del deporte (abandonar la práctica de un determinado deporte) y el abandono general
del campo (abandonar cualquier tipo de actividad deportiva). En esta línea, y siguiendo
a Weiss y Chaumenton (1992), se puede considerar el abandono deportivo com o un
continuo que va desde los que se retiran de un deporte particular, pero pasan a practicar
otro deporte o el mismo deporte con distinta intensidad, hasta aquellos que se retiran
definitivamente del deporte.
Los motivos que llevan a los sujetos a abandonar la actividad física o deporte guar­
dan una relación directa con los motivos de participación. Cervelló (2002), haciendo
una revisión de los trabajos sobre el tema en los últimos años, recoge entre los princi­
pales motivos de abandono «la falta de competencia», «el conflicto de intereses», «los
problemas de tipo grupal» y «la falta de motivación».
MOTIVACIÓN: «MOTOR» D EL DEPO RTE 159

Cuadro 5.7. Motivos por los que no se hace deporte en la población no practicante
en los últimos años

M otivos p o r los q ó e no se h a c e d e p o rte 4 2 0 0 5 (%) 2000 (% ) 1995 (% ) 19 90 (% ) 19 8 5 ,(% j i& 0 C % )

F alta de tiem po 43 45 53 54 58 42

N o le gusta 36 39 35 26 29 23

P o r la edad 27 32 26 30 28 41

P o r perez a y desgana 23 21 20 19 — —

S ale cansado del trabajo o estudio 16 15 13 16 22 8

N o le enseñaron en la escuela 6 8 13 11 17 14

P or la salud 14 15 12 11 12 14

N o le ve utilidad o beneficios 5 8 8 5 2 3

N o h ay instalaciones deportivas cerca 5 5 7 8 9 -

N o hay instalaciones deportivas adecuadas 2 2 1 6 7 6

O tras razones 5 3 5 2 4 2

F uente : G arcía Ferrando (2006).

Estas conclusiones permiten configurar el porqué del abandono de una actividad


deportiva. Al respecto, W einberg y Gould (2007) apuntan que una de las variables
fundamentales para la explicación de los abandonos en el ámbito del deporte, es. la «per­
cepción de la habilidad personal», es decir, cóm o un deportista percibe la evolución de
sus capacidades en un deporte concreto. Esta percepción vendrá definida por los éxitos
y fracasos en los entrenamientos y competiciones.
A partir de los resultados de este tipo de investigaciones, se han creado m odelos
teó-ricos que ofrecen explicaciones más consistentes de la conducta del abandono de­
portivo. El Síndrome de «estar quemado» ( bumout) y el sobreentrenamiento ( overtrai-
ning) son dos corrientes que están teniendo aceptación tanto en el ámbito investigador
com o en el aplicado y se verán en el Capítulo 15.
En resumen, se puede afirmar que las causas o motivos de inicio, mantenimiento y
abandono o cambio de actividad tienen un nexo en común. Al realizar un análisis de los tra­
bajos publicados en los últimos treinta años, se observa que son más de veinticinco los que
se han centrado en especificar los motivos más utilizados en la participación y en el aban­
dono. En el Cuadro 5.8 se recogen los cinco motivos que, por orden de preferencia, más se
han citado en las investigaciones de PAFD (se han recogido los motivos que se presentan en
quince trabajos de investigación de algunas de las revistas especializadas en PAFD).
Una vez que se conocen los motivos de participación, mantenimiento y abandono,
la intervención en la variable motivacional resultará más sencilla, puesto que estarán
presentes los factores que la están determinando. Martín-Albo, Núñez y Navarro (2003)
señalan que una estrategia adecuada para controlar la motivación de los deportistas es
la de clasificar los diferentes deportes en función de la evolución motivacional que en
ellos se debe seguir, posibilitando que si un deportista sufriera una evolución inadecua­
da se pudiera reorientar hacia aquella modalidad en la que presentase una evolución
motivacional más afín.
160 PSICOLOGÍA D E LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

Cuadro 5.8. Motivos de participación y abandono citados en las investigaciones


de PAFD

M o tiv o s d e p a r tic jp a c ió n ' M o t iv o s d e a b a n d o n o •

1. ° M e jo ra r la fo rm a físic a 1 ° F a lta d e in te ré s 0 diversió n


2. ° E q u ip o /afília ció n 2. ° C o n flicto d e in tereses/o tro s co m p ro m iso s
3 . ® D iv ersió n 3. ° P resió n e n e l en tren am ien to /falta d e h ab ilid ad
4. ® M e jo ra r h ab ilid a d es 4. " F a lta d e tiem p o
5 . ® C o m p eten c ia /d e sa fío 5. " L esiones

7 . CONTROLE INTERVENCIÓN EN LOS DÉFICIT


DE LA MOTIVACIÓN

L a mayoría de las modalidades deportivas requieren gran cantidad de horas de entrena­


m iento para poder progresar, por lo que la variable motivación se considera imprescin­
dible. Su utilización de forma adecuada hace que e l deportista mantenga la adherencia,
independientemente de si los entrenamientos son duros, difíciles, aburridos o repetitivos.
Estar motivado es la mejor garantía de que el deportista haga todo lo posible por con­
seguir el objetivo planteado. La competición, por lo que implica, suele tener un carácter
motivante en sí misma (es el objetivo de la mayoría de los deportistas), por lo que los es­
fuerzos deben centrarse en el control de otras variables psicológicas sin incidir en exceso
en el aumento de la motivación, aunque sí en su control, pues, de no ser así, podría tener
consecuencias negativas para el rendimiento (precipitación, estrés, agresividad, etc.).
Los entrenadores y los profesores de educación física hacen mención continua a
la motivación. Entre sus objetivos prioritarios para los entrenamientos y clases está el
lograr que los deportistas/alumnos estén motivados, así com o prevenir y tratar los posi­
bles déficit de motivación.
En cuanto a la prevención de los posibles déficits en la motivación y el manteni­
miento de la misma, los entrenadores/profesores y/o el psicólogo del deporte deberán
procurar unas condiciones ambientales y sociales propicias para que no se produzcan
«altibajos» motivacíonales, donde la propia actividad adquiera un carácter de estabili­
dad, resultando agradable y motivante para los practicantes. Tener una motivación ade­
cuada aumentará la confianza del deportista en sus posibilidades, disminuirá la ansiedad
y el estrés, facilitará la concentración en la tarea..., por lo que se debe trabajar a lo largo
de la temporada tanto en los entrenamientos com o en las competiciones.

7.1. La motivación en los entrenamientos


Son numerosos los estudios que hacen referencia a la forma de motivar al deportista en
los entrenamientos. A lo largo de su desarrollo evolutivo-deportivo, el deportista va pa­
sando por una serie de etapas donde el aspecto motivacional está más influido por unas
cosas que por otras. Pese a todo, es comúnmente aceptada la idea de que el clima m oti­
vacional que se respire en tomo a la práctica deportiva será lo más importante. Como se
verá en el Capítulo 11, dedicado al deporte de iniciación, el ambiente que provocan los
entrenadores, padres y compañeros de entrenamiento es fundamental para la motivación
de los niños en los primeros años de vida deportiva.
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL DEPORTE 161

Generalmente, cuando el deportista comienza en una actividad físico-deportiva


son claves las recompensas externas (motivación extrínseca). A medida que se siente
más cóm odo en la especialidad, adquiere habilidades básicas y logra los primeros éxi­
tos deportivos, la motivación intrínseca parece ganar en importancia, siendo el factor
determinante para que el deportista se mantenga en la actividad. Este planteamiento
resulta interesante para los entrenadores y profesores de educación física, pues permite
entender el valor de los refuerzos y recompensas externas com o medio para potenciar y
mejorar la motivación interna del deportista. Algunas estrategias que se pueden utilizar
para conseguir este objetivo son (Newton y Duda, 1997; Treasure y Roberts, 1997):

— Planificar sesiones de entrenamiento/clases variadas y entretenidas (dentro de


lo posible).
— Recompensar el esfuerzo y el desarrollo en la ejecución deportiva más que el
resultado.
— Recompensar cada logro que se vaya alcanzando en consonancia al mismo (sin
sobrevalorarlo o infravalorarlo).
— Utilizar feeáback sobre los progresos deportivos.
— Potenciar el refuerzo no sólo unidireccional (entrenador-deportistas), sino tam­
bién entre los propios deportistas.
— Favorecer la aparición de una motivación interna en los deportistas.

Además de estas estrategias directas, se podrían emplear otras (indirectas): cambiar el


lugar de entrenamiento (por ejemplo, en un equipo de baloncesto: si entreoau siempre en
un pabellón cerrado, ir a un espacio abierto a realizar algunos ejercicios), variar.el tipo de
ejercicios y ser creativo o estrenar aparatos nuevos (por ejemplo, pulsómétros, aparatos
de pesas, etc.). En ocasiones, estos cambios pueden ser suficientes para que un deportis-
ta/equipo encuentre una motivación lo suficientemente consistente como para realizar
gustosamente la actividad..
Otro aspecto que se debe trabajar, por estar directamente relacionado con la mo­
tivación (principalmente en el deporte base), es el constructo divertimento deportivo
(Scanlan y Simons, 1995; Beirán y D osil, 2002). Diferentes estudios han demostrado
que la razón principal para comenzar a participar en un programa deportivo es el deseo
de divertirse en él, mientras que la no diversión suele ser determinante para abandonar­
lo (Gilí, Gross y Huddleston, 1983; Gould y Hom, 1984; W eiss y Peüichkoff, 1989).
Por todo ello, se debe procurar que los deportistas que se entrenan diariamente se
diviertan realizando la actividad; com o entrenadores, buscando nuevas estrategias de
entrenamiento creativas y distintas; com o psicólogos, mostrando la importancia de este
constructo a entrenadores y, en la medida de lo posible, enseñando a los deportistas el
lado divertido de la actividad. La naturaleza de las fuentes de divertimento se resumen
en el trabajo de Scanlan y Simons (1995):

— Fuentes relacionadas con el logro y su reconocimiento: hacen referencia a la di­


versión que produce la sensación de logro y el reconocimiento del mismo. Una
situación frecuente en el ámbito del deporte es aquella en la que los deportistas
comentan lo sucedido en el entrenamiento o la competición. Un ambiente ade­
cuado en este momento puede resultar motivante para los integrantes del grupo,
pues se refuerza el logro y se reconoce socialmente.
162 PSICOLOGIA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y DEL DEPORTE

— Fuentes no-de-logro: aquellas que no están relacionadas con la realización, sino


que con las interacciones entre los compañeros del equipo o entrenamiento.
Hace referencia a las amistades que están presentes en el contexto deportivo,
suponiendo un «extra» raotivacional que resulta divertido y propicio para en­
contrarse bien en la actividad.
— Fuentes relacionadas con el movimiento en sí mismo: las características de la
actividad pueden resultar divertidas para los deportistas independientemente del
grado de competencia en la misma.

7.2, La motivación en las competiciones


El control de la motivación no se debe centrar única y exclusivam ente en los entrena­
mientos, sino también en la competición. Aunque la propia competición suele tener
carácter motivante, se ofrece una serie de orientaciones que pueden ayudar a que el
entrenador y los deportistas las afronten con garantías de éxito:

— En los momentos que preceden a la competición, el entrenador debe dedicarse a


resaltar lo que se espera del deportista reforzando la idea de esfuerzo y minimi­
zando la importancia del resultado. Esto motivará al deportista sin presionarlo.
— Durante la competición puede influir tanto la comunicación verbal del entrena­
dor como la no verbal, es decir, todas aquellas instrucciones transmitidas con fir­
meza, gestos y posturas corporales y facíales que muestren una actitud luchado­
ra, un control del estrés visible, una postura de estar centrado en lo que ocurre en
la competición... ayudarán a que el deportista esté motivado por la realización.
El deportista lo reflejará en la competición, por lo que la labor del entrenador
durante este período de tiempo cobra una importancia incalculable. Unas ins­
trucciones adecuadas en un momento puntual pueden ser el elemento motivador
para cambiar la actitud del equipo o deportista.
— Una vez que acabe la competición, el entrenador debe estar al lado del depor­
tista, y si lo considera apropiado, dirigirle unas palabras. Cuando el resultado
ha sido positivo, la motivación es alta, mientras que cuando ha sido negativo,
existen más probabilidades de que el deportista esté desmotivado. El entrenador
debe acercarse al deportista para que se sienta apoyado. La proximidad física,
independientemente del resultado obtenido, aumenta la motivación y fortalece
la relación entrenador-deportista.

7.3. Déficit en la motivación y trabajo psicológico


El trabajo específicamente dirigido a esta variable no suele incluirse en la planificación
de la temporada de los deportistas, por lo que la motivación de éstos fluctuará depen­
diendo de las circunstancias que se sucedan a lo largo de la misma (por ejemplo, la
motivación disminuye tras perder tres partidos de fútbol consecutivos, pero al ganar el
cuarto se recupera y los jugadores vuelven a sentirse muy motivados). La falta de con­
trol de la motivación desencadena déficit que se aprecian, frecuentemente, en el con­
texto de los entrenamientos y competiciones. Algunos de los más comunes los describe
Buceta (1999a) indicando cuál es la mejor forma de trabajar desde la PAJFD:
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL D EPO RTE 163

Falta de interés por la actividad: se puede considerar que un deportista padece


este déficit de la motivación cuando el esfuerzo que realiza en la actividad es
inferior ál que realmente podría hacer para mejorar su nivel de forma. Este con­
dicionante puede darse en cualquier deportista tanto de forma continua com o
temporal. La pérdida de interés viene determinado, generalmente, por conflic­
tos con otras actividades, por un coste elevado de la misma o por beneficios
(objetivos) no suficientemente potentes. Por este motivo, el trabajo psicológico
se centrará en el establecimiento de objetivos y en la utilización de m odelos a
imitar. Los objetivos deberán ser de resultado y presentar cierta dificultad con la
intención de despertar el interés del deportista. Los modelos a imitar pueden ser
deportistas con habilidades similares que han alcanzado objetivos importantes,
modelos con los que se sienten identificados o ellos mismos en com peticiones
en las que obtuvieron un buen resultado.
Falta de confianza: aunque la variable autoconfianza se verá detenidamente en el
Capítulo 8, la estrecha relación con la motivación hace que ocupe un espacio en
este apartado. Los deportistas que presentan poca confianza en sí m ism os tienen
mayor probabilidad de desmotivarse, por lo que el psicólogo y los entrenadores
deben estar pendientes para que esto no ocurra. Es importante distinguir que
aunque el deportista tenga baja confianza en sus posibilidades, el interés por la
actividad puede ser alto, por lo que el procedimiento empleado anteriormente
no es el más apropiado. E l trabajo específico para solucionar este déficit debe
ir dirigido a aumentar la confianza, para lo que se pueden utilizar objetivos de
realización con la intención de que el deportista aprecie que va consiguiendo
mejoras en su rendimiento (lo que implica aumento de confianza). Igualmente,
la utilización de modelos cercanos para el deportista puede ser adecuado siempre
y cuando tengan unas características similares (o las perciba así) y pertenezca a
la misma categoría.
Desánimo: suele producirse por los resultados en los entrenamientos o las com ­
peticiones. N o implica necesariamente que el deportista padezca falta de interés
o falta de confianza, sino que es la consecuencia de que (pese a estar esforzán­
dose al máximo) las cosas no salen como desea. Se suele producir cuando el
cuerpo no reacciona de forma adecuada al entrenamiento, no se compite al nivel
esperado, se producen varias lesiones, contratiempos, etc., y no se encuentran
soluciones. Los deportistas experimentan un malestar por la situación que puede
acabar con el abandono de la actividad. Tres estrategias son recomendables para
estos casos: dejar pasar un tiempo, recuperar lo perdido (si todavía es posible) y
buscar nuevos incentivos. Cuando se produce una «mala racha», a veces lo más
adecuado es dejar pasar un tiempo, lo que suele tener un efecto positivo para
comenzar de nuevo con el esfuerzo de la actividad y estar motivado. En otras
ocasiones, es importante hacer un análisis realista de la situación procurando
detectar si todavía es posible recuperar lo que se ha perdido y cóm o realizarlo.
Por último, si el deportista no está motivado y muestra un desánimo total por la
actividad, lo más propicio es encontrar nuevos incentivos lo suficientemente po­
tentes com o para que la motivación vuelva a instaurarse en el día a día. El poder
de la motivación es tal que si un deportista consigue encontrar algún objetivo
suficientemente atractivo, puede pasar de estar desanimado a estar altamente
motivado por la nueva alternativa. Un ejemplo ilustrativo de cóm o superar el
164 PSICOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA V D EL DEPORTE

desánimo ha sido el primer español en ganar el Rally Dakar; com enzó su partici­
pación en la carrera en 1996, fue líder y una caída le hizo abandonar en la cuar­
ta etapa; en 1997 abandonó, igualmente, por caída; en 1998 fue una avería lo
que le ob ligó a abandonar cuando había sido líder durante cuatro días e iba en
segunda posición; en 1999 un golpe con una piedra fue la causa de la retirada;
en 2 0 0 0 rom pió el motor y volvió a abandonar, al igual que en las ediciones de
2001 y 2002. En 2003 consigue la victoria. La persistencia, creer en uno mismo,
tener fe... son los ingredientes del deportista de alto nivel que continúa im plica­
do en la actividad ante la adversidad y el desánimo.
— A g otam ien to p sicológico; es com ún que lo experim enten los deportistas a
m edida que avanza la temporada. El agotam iento p sicológico su ele coincidir
co n la etapa final de un m acrociclo cuando ya se han realizado algunas o
todas las co m p eticion es para las que se ha preparado el deportista. Puede ir
acom pañado de agotam iento físic o o surgir independientem ente de éste. L os
deportistas de m odalidades con com p eticion es periódicas (todas las sem anas)
tienen m ayor probabilidad de padecer este déficit. El problema fundamental
radica en e l h echo de que se produzca antes de llegar a las com p eticion es
im portantes o, en com p eticion es periódicas, durante.las m ism as. S u ele ser el
resultado de la exigen cia de los entrenamientos y las com peticiones (por ejem ­
p lo , la ev alu ación del entrenador, la necesidad de autosuperarse, e l procurar
dem ostrar el estado d e forma en lo s entrenam ientos, e l e x ceso de viajes, etc.),
que p o co a p o co van «cargando la m ente» del deportista. Las repercusiones se
pueden hacer notar a nivel físic o , m ostrándose desid ia en lo s entrenam ientos ■
y p ocas ganas de com petir. S u ele ser e l m om ento que esco g en entrenadores y
deportistas para descansar. A n iv el p sico ló g ico , el objetivo fundam ental será
recuperar la energía, por lo que se recom ienda realizar una p ausa tem poral de
entrenam ientos y /o com p eticion es para «recargar las p ilas y vaciar la carga
m en tal». S in em bargo, en o ca sio n e s, esto resulta im p osib le y el p sic ó lo g o
d el deporte d eb e procurar m inim izar e l estrés que están produciendo las s i­
tuaciones que agotan p sicológicam en te al deportista. Para e llo , puede utilizar
técn ica s d e reducción de estrés, que se verán en el próxim o cap ítulo. Tam bién
es im portante no confundir el can san cio p sic o ló g ic o con lo s d éficit de m oti­
v a ció n d escritos con anterioridad, p u es estrategias com o e l increm ento del
interés por la actividad o el aum ento d e la confianza en sus habilidades no son
ad ecu ad as en este con texto.
— Alteraciones psicopatológicas: pueden estar relacionadas con la actividad depor­
tiva y afectar notablemente a la motivación del deportista. El deporte de compe-
tición actual tiene elementos potencialmente dañinos para los participantes, que
deben controlar los psicólogos y/o los entrenadores, En los últimos meses, dos
noticias conmocionaron el deporte por este tipo de problemas. El fallecimiento
de las estrellas del ciclismo José María («Chava») Jiménez y Marco Pantani,
asociadas a problemas psicopatológicos, son dos casos extremos que se pueden
evitar mediante la prevención y/o detección precoz de los síntomas asociados a
psicopatologías específicas. Tanto el entrenador como el psicólogo del deporte,
ante la sospecha de que un deportista puede padecer algún tipo de psicopatolo-
gía, deben derivarlo a un especialista, pues una intervención inadecuada podría
tener consecuencias nefastas.
MOTIVACIÓN: «MOTOR» DEL DEPORTE 165

Desde un punto de vista más global, son muchas las estrategias psicológicas que se
emplean en el control de la motivación. D e entre ellas, dos de las más utilizadas son el
modelo y el establecimiento de objetivos, que se desarrollarán en los Capítulos 10 y 13,
respectivamente.

8 . CONCLUSIONES

La importancia de la motivación en el ámbito de la actividad física y del deporte ha


quedado contrastada a lo largo del capítulo. La complejidad de la variable se constata
en el hecho de que ha sido una de las más estudiadas a lo largo del tiempo, lo que ha
proporcionado numerosos modelos e instrumentos de trabajo que, desde perspectivas
distintas, han intentado dar una respuesta única a lo qué es y a cóm o actuar sobre ella.
Sin embargo, todavía no se ha alcanzado un punto de vista comúnmente aceptado y se
observa que en el ámbito investigador las diferentes corrientes siguen analizando los
elementos que componen sus propuestas.
En el ámbito aplicado, es frecuente que se confunda el término motivación utilizán­
dolo indiscriminadamente en cualquier situación. Los entrenadores suelen encontrar
respuesta a los problemas psicológicos del equipo o deportista en esta variable, lo que
hace que actúen en ocasiones bajo un prisma inadecuado que no repercute positivamen­
te en los deportistas. Distinguirlo de otras variables psicológicas y tener clara la forma
de trabajar sobre el constructo será uno de los objetivos del aprendizaje de los entrena-
dores/profesores de educación física.
En el futuro, la motivación mantendrá su estatus como una de las variables psicológi­
cas más estudiadas y se incidirá en los aspectos motivacionales específicos que afectan a
los deportistas de diferentes modalidades. De esta forma, se estará actuando sobre el ini­
cio, el mantenimiento y la prevención de abandonos en la actividad física y el deporte.

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