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Participación en
la preparación de
actividades en
instituciones sociales
Objetivos:
— Establecer un programa de actividades
para personas con diferentes niveles de
dependencia.

— Describir herramientas y metodologías


para la motivación del dependiente
en la participación de las actividades
institucionales.

— Realizar un plan informativo y un calendario


de actividades y seguimiento del dependiente
evaluando las capacidades del alumno, sus
implicaciones y el nivel participativo.

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Anagrama «LUCHA CONTRA LA PIRATERIA»
propiedad de Unión Internacional de Escritores.
Índice
Introducción
1. Protocolos de actuación y seguimiento de
los mismos
1.1. Diseño y planificación de protocolos
para actividades institucionales
1.2. Protocolos institucionales en la
atención a la dependencia
1.3. Registro de los protocolos de
actividades
2. Participación del usuario en las actividades
diarias de la institución
2.1. Planificación de actividades
institucionales
2.2. Participación en actividades de
personas con gran dependencia
2.3. Coordinación y control de la
participación social institucional
3. Autonomía del usuario
3.1 Marco conceptual con relación a la
Actividades de la Vida Diaria: AVD
3.2. Valoración y clasificación de la
autonomía y la dependencia
4. Acompañamiento en las actividades de la
vida diaria del usuario según instrucciones
del profesional responsable
5. Información a los usuarios para el desarrollo
de las actividades
5.1. Características de la información de las
actividades institucionales
5.2. Herramientas para modular la
respuesta del usuario con relación a la
información que se le debe dar

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Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Introducción
Los centros de atención a personas dependientes, son instituciones especializadas en
brindar cuidados especiales, socio – sanitario, para una relación de ayuda en aquellas activida-
des que de forma total o parcial, incapacitan a la persona para la supervivencia y el desarrollo
personal en un entorno familiar debido a diferentes motivos.

Las instituciones que atienden a personas con dependencia y, por lo cual, incapacita a la
misma para ser autónoma en la actividad normal, requiere un plan integral de cuidados que inclu-
ya la garantia de preservar en todo momento el máximo de potencial de autonomía y la cobertura
de las necesidades básicas, así como el fomento del desarrollo personal intelectivo, psicológico
y social fomentando y activando programas de inserción social dentro de la Institución que esti-
mulen la autonomía y las relaciones sociales mejorando la autoestima y el desarrollo personal del
dependiente, siempre teniendo en cuenta sus capacidades físicas y psíquicas.

La persona con una dependencia alta requiere una planificación individual, para organizar
y adecuar unas actividades que teniendo siempre en cuenta la cobertura de las necesidades
fisiológicas y básicas para la supervivencia física, le dignifiquen como persona y le tengan con
una ocupación en el que se sienta productivo e integrado en una comunidad que forma parte de
su vida cotidiana formando su familia institucional.

Todos los profesionales que participan en la oferta de servicios de estas instituciones de-
ben implicarse directamente en los objetivos y en el plan de cuidados integral de los residentes;
la coordinación de los diferentes estamentos que intervienen en el cuidado de estas personas,
hacen posible una existencia de calidad y dignidad humanas, y son los auxiliares socio – sa-
nitarios como nexo de unión de los diferente estamentos (medicina, enfermería, trabajo social,
fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, psicólogo, podólogo, etc…), los que prestan cuidados
finales, que en gran parte ejecutan la mayoría de las intervenciones finales sobre los residentes,
por ello, tienen que participar en la elaboración de los protocolos, conocerlos y participar en
su evaluación en clave de mejora continua que permitirá instituciones eficaces, eficientes y de
alta calidad humana. Deben conocer las herramientas, los métodos para la ejecución de estas
actividades, cuáles son las características específicas de los usuarios que determinan las inter-
venciones programadas y cómo pueden responder ante posibles incidencias que puedan surgir
durante la práctica diaria.

1. Protocolos de actuación y seguimiento


de los mismos
Todos los expertos coinciden que la base de la calidad científico – técnica, económica – fi-
nanciera y de satisfacción del usuario es la la normalización; es decir, que las intervenciones que
forman parte de la oferta de la Institución a los usuarios, sea planificada, programada y homo-
génea para todos aquellos que están implicados; es decir, que todos los responsables realicen
cuidados profesionales de acuerdo a un modelo determinado, a un proceso específico y a un
control de resultados que permitirá confirmar que los objetivos se cumplen y que los usuarios
están adecuadamente atendidos.

Para la normalización de la actividad, se requiere de una serie de herramientas estructura-


les, que van a permitir desarrollar paralelamente los programas de calidad, y que se basan en un

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Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

grupo determinado de residentes que tienen niveles de dependencia similares y, por tanto, unos
cuidados establecidos que se les debe administrar con rigor y basado en la evidencia de lo bien
hecho, es decir, con protocolos de actuación que siendo planificados desde la investigación y la
experiencia, garanticen la seguridad y la máxima satisfacción personal, del usuario y su familia.

Los planes normalizados, por lo tanto, son herramientas básicas de la gestión de cuidados,
que permite prever resultados, comportamientos y, por tanto, acciones para corregir o mejorar
la asistencia; reduce considerablemente la variabilidad intrínseca de los procedimientos, ya que
integra para todos de la misma manera, toda la actividad que se le ofrece al residente durante
su estancia y reduce los errores, al evitar improvisaciones, subjetividades y cambios de última
hora.

Definición

Los procesos normalizados, definen la secuencia, duración y respon-


sabilidad óptima de las actividades de los profesionales, para una asisten-
cia individualizada pero bajo un esquema generalizado, que se adecua al
nivel de necesidades específicas del residente, minimizando retrasos, mejo-
rando el uso de recursos y maximizando la calidad de la asistencia.

Es una herramienta de coordinación, pues detalla las actividades del día a día en la aten-
ción a los residentes que han sido valorados de forma objetiva y han sido clasificados en un nivel
de cuidados, de esta manera, se consigue la optimización de la secuencia de los procedimientos
necesarios sin dejar tiempos muertos ni retrasar decisiones claves del proceso por falta de infor-
mación o capacidad para la misma.

Todos los residentes, deben tener planificado cada día lo que debe incluir sus cuidados,
evitando ineficiencias, información redundante y decisiones retrasadas o prematuras.

Al identificar la participación de cada profesional en la atención del residente, se evitan ro-


ces en responsabilidades mal definidas y se mejora el ambiente laboral, por otra parte, permiten
la programación de cuidados desde el mismo momento del ingreso y se traza una trayectoria
por la cual entendemos que debe ir para conseguir unos objetivos que se pactan entre todos los
profesionales e incluso el propio usuario y/o familia.

Por otra parte, la gestión de cuidados, proporciona a los profesionales, seguridad legal
ante demandas por mala práctica, como cualquier otro acto de protocolización. Son una podero-
sa herramienta educativa para los profesionales de nueva incorporación y, sobre todo, en centros
autorizados dan cohesión y validez a los programas de formación profesional.

Los procedimiento estandarizados como los protocolos, dan una visión global del plan de
atención y cuidados del residente y especialmente del proceso de toma de decisiones, antici-
pando las posibles complicaciones, las posible soluciones y sobretodo mantiene una continua
evaluación de los procesos que evita errores dramáticos en procesos de máximo control como la
administración de medicamentos, el control de constantes o la seguridad de los dependientes.

Son una valiosa forma de informar al paciente y sus familiares. Les informa de lo que pue-
den esperar día a día y establece un compromiso de la institución con su atención y cuidado.
Reduce la ansiedad ante los ingresos, y da garantía y tranquilidad a la familia que deposita la
confianza en el equipo socio – sanitario implicado.

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Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

1.1. Diseño y planificación de protocolos


para actividades institucionales
Para diseñar y planificar los protocolos institucionales, es necesario la coordinación y parti-
cipación de todo el equipo socio – sanitario:

Equipo sanitario:

Medicina.

Enfermería.

Fisioterapeutas.

Terapeutas ocupacionales.

Psicología.

Trabajo social.

Técnicos de cuidados socio – sanitarios.

Personal administrativo.

Personal asistente o de apoyo:

Cocina.

Mantenimiento.

Limpieza.

Etc.

El diseño y la planificación de los protocolos institucionales, supone la inversión de tiempo


grupal para la organización de todo el plan integral de gestión del centro entre el que se incluirá
como oferta productiva final la calidad del cuidado de la persona dependiente, por ello supone
integrar un plan de calidad en el que se compromete:

La gestión de cuidados y los aspectos científico – técnicos.

La gestión analítica económica – financiera – estructural del centro.

La gestión de recursos humanos.

La seguridad laboral.

Todo ello garantizará:

Cuidados específicos, individuales.

Máxima autonomía y adaptación del cuidado al paciente.

Seguridad para usuarios y familia.

Seguridad para los profesionales.

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Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Satisfacción de usuarios y familia.

Satisfacción de profesionales.

Eficiencia técnica y económica.

Los protocolos de actuación institucionales, es el producto final de un procedimiento pla-


nificado, organizado, coordinado y controlado que específicamente en los centros de asistencia
a dependientes, se formulan con objetivos y estrategias para la acción; se establecen criterios
y normas para la actividad de manera que el trabajo sea homogéneo y de acuerdo a lo progra-
mado y estableciendo un sistema continuado de control de indicadores que permiten evaluar
los resultados de forma permanente, adaptando los cuidados a la evolución de los residentes y
estableciendo áreas de mejora continua de calidad, en base a la actualización de métodos de
trabajo, tecnologías y terapéuticas.

Cualquier herramienta de normalización, suele ser precedida de un proceso de diseño e


investigación que debe seguir un esquema similar a los ciclos de aseguramiento de la calidad:

ANALIZAR – PLANIFICAR – EJECUTAR – EVALUAR

En los centros de atención a dependientes, la línea metodológica de planificación de cuida-


dos y protocolización de actividad se basa en los llamados: mapas de cuidados.

Definición

Un mapa de cuidados es un plan estándar que intenta predecir el


curso o evolución de la salud de las personas en base a criterios clínicos,
sociales, psicológicos; permitiendo y estableciendo un programa de activi-
dad para la cobertura de necesidades tanto básicas, instrumentales como
terapéuticas si procede; es decir, se especifican los cuidados diarios que
el usuario requiere para alcanzar los resultados planteados a problemas de
salud específicos en un marco temporal determinado.

Su principal característica es que son planes abiertos que permiten individualizar los cui-
dados según las necesidades de cada paciente en el transcurso del tiempo.

En los mapas de cuidados, el plan de actuación, contempla al residente desde una pers-
pectiva integral y lo convierte en el principal protagonista al centrar en él la orientación de cuida-
dos. Los profesionales disponen así, de una herramienta de gestión de cuidados, en la cual reci-
ben toda la información necesaria sobre los requerimientos del usuario de forma global, y evalúa
los cambios que experimenta como resultado de los mismos, lo que le permitirá proporcionar una
óptima atención socio - sanitaria en todo momento.

Otro de los objetivos que se persiguen con la aplicación de los mapas de cuidados es la
cohesión y la comunicación entre los diferentes profesionales que intervienen en el cuidado de
la persona dependiente; lo cual, facilita el seguimiento, los cambios en tiempo real y los registros
para la evaluación de la actividad productiva del centro o institución.

Estos sistemas, son base de la evaluación de la calidad global del centro, la planificación en
la gestión administrativa – económica (RRHH – RRMM – etc.), la docencia y la investigación.

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Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

La característica que hace fuerte a la protocolización de la actividad en centros de atención


a personas dependientes es la forma de trabajo sistemático y continuo que obliga al registro
pormenorizado de los procedimientos de manera que a cada problema se le asigna un resultado
y una intervención, generando una matriz de actuación.

No todos los pacientes requieren la misma intensidad de cuidado1; cada individuo, res-
ponde de una manera determinada a una situación o un estímulo; la normalización se basa en
generar planes a partir de la observación de respuestas similares que pudieran ser receptoras de
una atención similar; sin embargo, la naturaleza del ser humano es imprevisible.

La clasificación de la persona en un nivel de cuidados determinado, mejora la utilización de


recursos humanos y materiales así como estructurales, facilitando la programación de activida-
des adaptadas a un grupo homogéneo, lo cual al ser más específico mejora resultados finales;
también nos permite baremar la estancia y el coste de la atención socio - sanitaria, rentabilizando
mejor los recursos disponibles.

Una gestión de cuidados eficiente, garantiza el mejor resultado a un coste razonable, y por
ello, debemos adaptar los recursos a las necesidades para disminuir las incidencias que provo-
quen variaciones de las estimadas.

La estandarización ó protocolización de los cuidados no sustituye en ningún caso la in-


dividualización. Cuando se aplica un resultado concreto para el residente, se debe hacer con
indicadores específicos, con criterios de individualización. Las constantes, los datos analíticos,
el estado de ansiedad, todo dependerá de la normalidad base del usuario y ajustaremos los
resultados a su particularidad.

Dos pacientes con la misma patología invalidante, el mismo nivel de cuidados, sin embargo,
pueden tener rangos o criterios de resultado diferentes en el control de su salud, porque uno es
diabético y otro no, o porque las capacidades de uno con respecto a otros son diferentes.

Los protocolos de actividad se deben diseñar siguiendo una metodología en el que el técni-
co auxiliar de cuidados socio – sanitarios debe estar plenamente identificado e implicado:

Recuerde

Planificar y Diseñar el protocolo:


Valoración de las necesidades de los residentes en base
a un sistema de clasificación.
Definir los resultados que se quieren conseguir:
beneficio socio - sanitario, económico y de satisfacción
para todos.
Establecer el método: definir criterios, estándares,
parámetros de medida e indicadores de control.
Esquema del protocolo – Algoritmo de actuación.
Establecer los recursos humanos, materiales y
organizativos necesarios, así como los tiempos de
ejecución.

1. GUERRERO CASTILLO, Juan José. ¿El Cuidar, los GDRs y los Planes de Cuidados en los Hospitales? Rv. Cuidados
de enfermería NC Journal. 2005 nº 1. http://www.cuidadosdeenfermeria.com/index.php?option=com_content&task=vi
ew&id=21&Itemid=46 Revisado Noviembre 2010.

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Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Organizar los sistemas de medición y las herramientas


para analizarlos.
Establecer la estructura del protocolo (los pasos y
tareas que implica) y comunicar e informar a ls que van
a aplicarlos para corrección de deficiencias o mejoras.
Es conveniente pilotar durante un periodo de tiempo los
protocolos para saber si cumplen los resultados que se
esperan y limar flecos que en el diseño teórico se han
podido quedar, y sobre todo ver si cumple los criterios
de eficacia y eficiencia que se habían planteado.

Ejecución y programación:
Cada residente debe tener una ficha personal con su
plan de cuidados específico, que incluirá el nivel de
aplicación de los protocolos institucionales.
Cada unidad debe tener de forma diaria un programa de
actividad esquemático, que incluye las intervenciones,
actividades y tareas para cada residente, cuando, como
y quienes deben realizarla.
Cada profesional debe tener un cronograma de
actividad diaria, en su turno en el que se establezcan
las actividades que deben realizarse al residente y que
debe ser chequeada al inicio, intermedio y final del turno
para verificar su realización o las incidencias que se
hayan producido al respecto.

Verificar – Controlar el protocolo.


Verificación causas / Verificación efectos
Realización de la medición de los indicadores
establecidos y generar un sistema de recogida,
clasificación y análisis de los mismos diarios, semanales,
mensuales, según proceda.
Comparar los resultados obtenidos con los resultados
esperados
Interpretación de los resultados reales (Resultados
esperados – Resultados obtenidos) e interpretar los
mismos en términos de eficiencia clínica, económica y
social.
Realizar un informe cuali – cuantitativo pormenorizado
por áreas y servicios destacando los logros y las áreas
de mejora.
Mejorar: Siempre podemos promocionar a mejores niveles de
calidad.
Siempre debemos plantearnos, qué ha fallado; ¿por qué no se
han obtenido los resultados esperados?; Si hemos diseñado
bien la producción, y las acciones han sido las correctas,
buscaremos los indicadores que nos permita evaluar el
resultado e intentaremos saber qué factores han intervenido:

Tres son los factores que pueden influir en los resultados:


Falta de conocimiento de la acción en los procesos
productivos.
Falta de medios necesarios en la producción. (Recursos
humanos, materiales, organizativos, económicos)
Motivación de los profesionales que llevan a cabo
las acciones productivas.(Mala praxis, desidia, falta
de autonomía, falta de liderazgo, falta de incentivos,
desinterés por las normas técnicas en la ejecución de la
actividad, etc.).

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Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Definición

La evaluación y el seguimiento es un proceso que consiste en de-


terminar y en aplicar criterios y normas con el fin de emitir un juicio sobre
los diferentes componentes del programa o protocolos tanto en su concep-
ción, como en lo relativo a su ejecución.

Evaluar y hacer un seguimiento de las actividades asistenciales implica controlar lo que


se ha hecho, como se ha hecho y que resultados se han obtenido y compararlo con lo que pla-
nificamos o sería deseable que hubiera ocurrido; es decir, la situación que hemos planificado,
como debería ser, con su modelo prototipo, y averiguar de qué manera podríamos acortar las
distancias entre realidad y deseo.

La condición de calidad surge de la confrontación del ser con el deber ser.

La evaluación o el control de los protocolos, tiene como finalidades:

Idoneidad de la actividad.

Racionalidad del funcionamiento.

Eficacia del desarrollo de los procesos.

Uso adecuado de los recursos invertidos.

Resultados eficientes.

La evaluación de los protocolos de las actividades, corrige:

Procedimientos, planes y objetivos.

Organización y asignación del trabajo.

Orientación, entrenamiento y política de estímulos.

Recuerde

Se debe valorar:
1. Si se han seguido las actividades por todos en todas sus
fases.
2. Si se han invertido los recursos que se habían planificado o
establecido.
3. Si se han seguido las normas de seguridad establecidas.
4. Si se ha registrado adecuadamente los indicadores de
medición.
5. Si los resultados que esperamos se han conseguido.

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DOLOR

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LEVE MODERADO INTENSO IRRUPTIVO

Fármacos 1er Fármacos 2º escalón Fármacos 3ª escalón


escalón +/- +/-
Fármacos 1er escalón Fármacos 1er escalón

Otros opioides:
PARACETAMOL CODEÍNA MORFINA MORFINA rápida
FENTANILO
METAMIZOL TRAMADOL 5-10 mg / 4h y FENTANILO Transmucosa
OXICODONA
AINE 25-50% / día OXICODONA rápida
BUPRENORFINA

Control dolor Control dolor Dolor no controlado


Dolor controlado
o efectos adversos

SÍ NO SÍ NO
Revisar el diagnóstico.
Paso a liberación retardada, dividir la dosis entre Valorar el tratamiento con técnicas especificas
Continuar 2 y administrarar cada 12 horas. Rotación de opioide.
Continuar

En cualquier situación valorar TERAPIA ADYUVANTE

DOLOR NEUROPÁTICO METÁSTASIS ÓSEAS HIPERTENSIÓN ENDOCRANEAL_COMPRENSIÓN NERVIOSA

Antidepresivos Radioterapia
Corticoides
Anticonvulsionantes Bisfosfonatos

Guía rápida del manejo del dolor: Paliativos


Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Fuente:http://www.guiasalud.es/egpc/cuidadospaliativos/herramientas/algoritmos.html?current=four
Anexo: Protocolo de contención mecánica
http://www.fundacionmanantial.org/ssm_area_3/programas/guias/guia_contencion.pdf
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

1.2. Protocolos institucionales en la


atención a la dependencia
Los protocolos recomendados en centros para atención de dependientes pueden variar
entre centros, pero las sociedades científicas, las asociaciones de usuarios y las instituciones
socio – sanitarias, establecen como procedimientos mínimos que se deben incluir:

1. Protocolo de recepción, acogida y clasificación de residentes (RAC).

2. Protocolo para la valoración del nivel de dependencia y cuidados (Índice de BARTHEL


– índice de KATZ – Minimental …).

3. Protocolo de mantenimiento y control de la salud:

3.1. Controles del estado de salud (citas médicas – recetas - análisis – etc).

3.2. Control de enfermedades crónicas (citas médicas – recetas - análisis – etc).

3.3. Administración de medicamentos

3.4. Control dispositivos terapéuticos (sondas, bolsas colostomías, prótesis).

4. Protocolo de actividades básicas de la vida diaria (ABVD), según nivel de cuidados:

4.1. Alimentación - Hidratación.

4.2. Higiene corporal.

4.3. Movilidad – Nivel de actividad física.

4.4. Eliminación (Urinaria – Enteral):

4.4.1. Protocolos de control de la incontinencia.

4.4.2. Protocolo de cambios de dispositivos de eliminación (pañal, colector).

5. Protocolo para la seguridad física:

5.1. Protocolo de prevención de accidentes y caídas.

5.2. Protocolo de prevención y actuación lesiones cutáneas/tisulares (UPP – UV –


Heridas).

5.3. Protocolo de medidas de contención física y psíquica.

6. Protocolos para la higiene mental:

6.1. Protocolo para la adaptación y el afrontamiento de la enfermedad, la dependencia


y la muerte.

6.2. Protocolo para la implicación en actividades recreativas y de ocio.

6.3. Protocolo para la facilitación de la expresión de valores y creencias.

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Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

1.3. Registro de los protocolos de


actividades
Todas las instituciones, tienen formularios para la realización de los registros socio - sani-
tarios, ya que esto también garantiza la homogeneidad en la continuidad de los cuidados con la
referencia y los indicadores con los que trabajamos con el residente.

El apoyo tecnológico e informático de los sistemas de información en la actualidad, ha


abierto un amplio abanico de posibilidades al registro socio - sanitario, lo cual está posibilitando
la utilización de las escalas clinimétricas, tablas, cuadros de valoración y registro, planillas…
que facilita y dirige la comunicación interprofesional, con metodología común para el registro de
tareas o actividades.

El registro de la historia clínica y socio – sanitaria del usuario y el plan de cuidados, debe
adaptarse a la idiosincrasia de cada institución y sistema, aunque en general se aconseja que
siga un orden concreto para evitar que se nos escapen datos relevantes que puedan provocar
errores en el cuidado.

Los registros de los protocolos, deben hacerlo las personas que han realizado la ejecución
final o el responsable del mismo; ya que de esta manera se evitarán errores de comprensión o
percepción de frases o la especificación del dato subjetivo. No hay que olvidar que los registros
de asistencia, son documentos legales y que, por tanto, hay que cuidar su legibilidad, su claridad
en la exposición y su validez documentada.

Toda anotación, desde la base de datos hasta la evolución y seguimiento de los residentes,
deben ser registrados con fecha y hora, así como la identificación personal de quien lo hace
(nombre y apellidos), además de su firma; es una manera de constatar la responsabilidad profe-
sional y de tener un buen arma de defensa, ante posibles problemas de denuncias o cuestiona-
bilidad de la atención que se ha prestado, es la garantía de la realización del protocolo.

Los registros deben recoger los siguientes documentos:

Base de datos:

Datos de filiación.

Datos de financiación y aseguradora si procede.

Datos sobre el área a cual pertenece y ubicación exacta en el centro.

Hoja de pertenencias del usuario.

Documento de consentimiento informado de asistencia general.

Autorización de familiares.

Documentos informativos de paciente y familia.

Registro de Voluntades anticipadas de la persona usuaria si procede.

Registro de Visitas, indicando el nombre del residente que recibe la visita, la


vinculación de los visitantes, y la hora de entrada y salida.

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Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Registro de Salidas de personas usuarias, con indicación de hora de salida y de


regreso.

Registro clinimétrico:

Valoración inicial o de ingreso: es conveniente indicar el nivel de cuidados


asignado.

Historia clínica: debe incluir diagnósticos y terapéuticas específicas.

Historia de enfermería: debe incluir diagnósticos y terapéuticas específicas.

Historia socio – sanitaria: debe incluir diagnóstico y perfil social.

Historia psicológica: debe incluir diagnósticos y perfil psicológico.

Registro del procedimiento asistenciales. Alguno de ellos…:

Registro del Plan de Cuidados Individualizado.

Ficha de seguimiento del Plan de Cuidados Individualizado.

Ficha de seguimiento de la Participación en el Programa de Actividades


programadas, quedando constancia del nombre de los residentes que han
participado.

Registro de Dietas, indicando persona y tipo de alimentación.

Registro de Actividades de los protocolos de higiene, movilidad, etc.

Registro de Prescripciones Médicas, indicando profesional que prescribe (firma);


dosis y distribución de tomas; fechas de inicio y final de la prescripción; y otras
consideraciones.

Ficha clínica: Registro de Control de Constantes y Balance Hídrico, tratamientos


de Enfermería, programa de rehabilitación, etc.).

Registro de Caídas de los usuarios, indicando las circunstancias y sistema de


prevención acordado.

Registro de usuarios con Incontinencia de Esfínteres, indicando medida de


atención prescrita y de promoción de la continencia.

Registro de Úlceras por Presión, indicando causa originaria, tratamiento, y fecha


de aparición y de curación.

Registro Libro de Incidencias.

Etc.

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Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Recursos de la Red Integrada de Salud

2000 2002 2003 2004 2006

1. Recursos Ambulatorios

Número Número Número Número Número


Centros de Asistencia en
Salud Mental a nivel de
45 57 57 57 57
Distrito

2. Recursos Hospitalarios

Número Camas Número Camas Número Camas Número Camas Número Camas

Unidades de
Hospitalización breve de
adultos (todas las áreas) 13 462 14 481 13 468 15 469 16 460

Unidades de
Hospitalización Psiquiátrica
niños y adolescentes 2 34 2 34 2 34 2 34 2 39

Unidades de Cuidados de
media duración 3 106 3 101 4 127

Unidades de Cuidados de
larga duración 2 34 2 34 11 988 11 902 11 882

3. Recursos de Hospitalización Parcial

Número Plazas Número Plazas Número Plazas Número Plazas Número Plazas

Hospitales de Día 8 213 7 169 9 233 9 233 9 243

Hospitales de Día para ni-


ños y adolescentes 2 60 2 60 4 125 3 145

4. Recursos de rehabilitación

Número Plazas Número Plazas Número Plazas Número Plazas Número Plazas

Centros de Rehabilitación 10 865 11 971 13 1.121 14 1.145 16 1.320


Psicosicial

Centros de Día 7 147 8 177 10 242 16 407 11 670

Centros de Rehabilitación
de larga duración 7 248 6 288 9 438 9 438 5 150

5. Recursos de Alojamiento Protegido y Reinsercción Social

Número Plazas Número Plazas Número Plazas Número Plazas Número Plazas

Mini-residencias 7 128 9 180 10 210 12 296 14 355

Programa A.R.C.O. n.d n.d n.d 13 1 8 1 8 1 8

Pisos Protegidos /
Supervisados 21 67 25 86 25 86 22 68 44 147

Pensiones Supervisadas 3 11 3 11 3 11 3 11 3 11

Fuente: Informe Anual para el Consejo Económico y Social. Instituto Madrileño de la Salud 2006.

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Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

2. Participación del usuario en las


actividades diarias de la institución
Las opciones que una persona puede elegir de cara a participar en la realización de activi-
dades, propuestas o programas en una institución cerrada o semicerrada, con relación a la aten-
ción a personas dependientes, va a depender de varios factores, que pueden resumirse en:

Factores endógenos: capacidades de la persona (física, cognitiva, anímica).

Factores exógenos: capacidad del centro, estructura, recursos…

Factores coyunturales: situaciones determinadas que pudieran dificultar la acción


programada, por ejemplo, lluvia cuando hay una actividad exterior programada.

Son varios los objetivos que se persiguen con la participación del residente en las acti-
vidades institucionales y que tienen que ir en relación a los planes o programas de cuidados
establecidos según el perfil del residente que se asiste; pero todos deben confluir en unas metas
continuamente revisables, como son: mantener al máximo la autonomía de las personas, adaptar
progresivamente los programas y la participación a las capacidades y garantizar en todo mo-
mentos la seguridad física y psíquica de la persona dependiente, siempre teniendo en cuenta el
grado de vulnerabilidad que tiene según su situación basal.

El concepto de “capacidades” se ha incorporado con fuerza en la planificación de la aten-


ción de los pacientes dependientes, especialmente en cuanto a la vulnerabilidad (la probabilidad
de que se produzca un suceso negativo para la persona).

Las capacidades han sido definidas ampliamente por varios autores, y se define como los
recursos físicos, psíquicos (cognitivos – perceptivos) y sociales de los que dispone una persona y
que le permiten el desarrollo de su funcionalidad con seguridad para la supervivencia, así como la
toma de decisiones y la intervención en casos agudos. Para ello se producen estrategias de afron-
tamiento, decisión de cambio y adaptación que permite a la persona funcionar de forma digna2.

La conciencia de que todas las personas incluso algunas con ciertos niveles de dependen-
cia, disponen de determinadas capacidades propias que permiten la visión de la misma como
agentes activos de su propio desarrollo.

Ahora bien, la propuesta del enfoque de las capacidades, como base de conceptualización
del desarrollo humano, fue formulada en los años 80 por el economista AMARTYA SEN, premio
Nobel de Economía en el año 1998. Tal enfoque de las capacidades hay que entenderlo como
una alternativa teórica de valoración del bienestar, y consecuentemente de la pobreza y del de-
sarrollo. El enfoque parte de entender la vida humana como un conjunto de acciones y estados
(doings and beings), y considera que se alcanza el bienestar cuando la vida, el conjunto de
acciones y estados, adquiere una cierta calidad (SEN, 1993:31). Es decir, valorar la calidad de la
vida implica estimar esas situaciones.

SEN, utiliza dos categorías: funcionamientos y capacidades, esenciales en la elaboración


del enfoque, entendiendo la capacidad como la posibilidad de funcionar.

2. DUBOIS Alfonso, http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/28

1-15
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Los funcionamientos son los estados de existencia y las acciones que una persona
efectivamente consigue o realiza a lo largo de su vida: “las cosas que logra hacer o ser al vivir”
(SEN, 1993:31).

Los funcionamientos pueden ser actividades, como leer o escribir; estados físicos, como
estar bien alimentado o sano; situaciones mentales, como estar contento; o, funcionamientos
sociales, como estar integrado a la sociedad (SEN, 1985:77).

Los funcionamientos forman, pues, parte constitutiva de la vida de una persona; y la vida
puede considerarse como un determinado conjunto de funcionamientos relacionados entre sí.

En consecuencia, el bienestar dependerá de la naturaleza del estado en que se encuen-


tra una persona, o, dicho de otra manera, dependerá de los funcionamientos logrados (SEN,
1995:53).

Las capacidades, se entiende como referencia última del bienestar. Cuando una persona
consigue realizar un conjunto de funcionamientos, parece lógico pensar que ha tenido frente a sí
una serie de posibilidades y que ha optado por aquellas que ha valorado como más adecuadas
a su bienestar.

No se sabe si ese abanico de posibilidades ha sido muy amplio o no, pero, salvo situacio-
nes extremas, siempre habrá realizado alguna elección.

Difícilmente podrá afirmarse que una persona ha conseguido el bienestar si no ha tenido


opción alguna para elegir los funcionamientos logrados, es decir, que los ha conseguido de ma-
nera impositiva sin participación alguna de su parte.

Definición

Los posibles conjuntos de funcionamientos a los que una persona


puede optar es lo que se llama capacidad de funcionamiento.

Capacidad de funcionamiento significa, pues, que una persona tiene ante sí una gama de
posibles funcionamientos a los que puede acceder, pero al no ser posible hacerlo con todos,
debe elegir una de las múltiples combinaciones de funcionamientos que podría conseguir con
sus recursos.

En definitiva, una persona está obligada a elegir aquel conjunto de funcionamientos que,
dentro de sus posibilidades, contribuya más a su bienestar.

Entre los funcionamientos y las capacidades hay una relación estrecha que se manifiesta
en estos vínculos:

a) La capacidad de conseguir funcionamientos es lo que constituye la libertad de la


persona, porque esa capacidad expresa las oportunidades reales que una persona
tiene para alcanzar el bienestar (SEN, 1995:54).

b) El propio bienestar alcanzado dependerá de la capacidad de funcionamiento que se


tenga. Es decir, el mismo hecho de tener ante sí una amplia gama de opciones para
elegir debe entenderse como parte integrante del bienestar; una vida será más rica en
cuanto tenga más opciones de elección.

1- 16
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Resumen

La libertad de bienestar, determinada por la capacidad de funciona-


mientos de una persona, se convierte en la referencia clave del bienestar.

Los funcionamientos y las capacidades constituyen lo que realmente debe evaluarse para
medir hasta dónde se ha conseguido el bienestar, por encima de la disponibilidad teórica de
bienes y servicios que se ofrecen.

La simple posibilidad de actuar libremente forma parte del bienestar y no sólo porque tener
mayor libertad implique tener frente a sí mayores ofertas de funcionamientos. El bienestar no se
identifica con el resultado de un determinado estilo de vida, sino que depende de cómo se ha
elegido ese estilo de vida.

Es importante que entendamos que las actividades programadas en una institución, tienen
que estar diseñadas tras el análisis y la valoración de las necesidades y de las demandas espe-
cíficas de los residentes, atendiendo al grado de autonomía y capacidad.

La oferta de actividades institucionales deben seguir criterios objetivos e idiosincráticos con


relación al perfil de las personas a quien se presta asistencia.

2.1. Planificación de actividades


institucionales
La participación debe ser voluntaria pero requiere trabajo de motivación por parte de los
profesionales; de hecho se recomienda establecer unas actividades mínimas obligatorias, para
que se produzca un contacto inicial y que la propia persona vaya demandando progresivamente
las diferentes propuestas, que en la atención individual y en el plan de cuidados se plantean
como retos y resultados de la acción profesional.

En la valoración continuada, es importante realizar la entrevista psicológica en la que se


descubrirán aquellas actividades o elementos personales que nos indicaran las posibles pro-
puestas u oferta que le podemos hacer a la persona, acordando con la misma si es posible la
temporalidad y el calendario de actividad. Se tendrá en cuenta:

A la persona:

Habilidades que conserva.

Lo que le hace disfrutar o le irrita.

Los momentos idóneos para efectuarlas.

Los problemas físicos que pueda tener para realizarlos.

La actividad:

Que sea susceptible de convertirse en una rutina diaria.

Que refuerce las habilidades que aún conserve.

1-17
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Que le haga sentirse útil y valorado.

Que sea adecuada a su proceso evolutivo.

Que le ayude a conservar una cierta relación con su pasado.

Que sean más repetitivas a medida que la enfermedad progresiva.

El entorno:

Planificar actividades seguras.

Proporcionarle elementos que le ayuden a recordar.

Evitar los objetos que le asusten o confundan.

Eliminar los materiales, objetos y productos peligrosos.

En el diseño de la programación de actividades, tendremos también en cuenta las posibles


dificultades que nos encontraremos en la realización de la actividad como barreras arquitectóni-
cas, horarios, venta anticipada, etc…

Fines de la participación en actividades institucionales de los residentes:

Desarrollo y/o mantenimiento de capacidades cognitivas, sensitivas y


perceptivas.

Practicar las habilidades físicas, psíquicas y sociales.

Mantener la máxima autonomía posible en cada etapa o fase evolutiva.

Facilitar y fomentar la integración social.

Facilitar y dinamizar la comunicación interpersonal.

Fomentar y motivar el desarrollo personal.

Incentivar la voluntad.

Motivar la autoestima.

Dinamizar y facilitar la toma de decisiones.

Criterios para la participación en actividades institucionales de los residentes:

Organizar actividades en tiempo suficiente para adaptarse a todas las


capacidades.

Actividades al aire libre, salidas que permitan el contacto social externo.

Actividades que permiten hacer terapia al mismo tiempo, como juegos de


memoria, habilidades para el lenguaje.

Actividades artísticas (pintar, cantar) les producen placer y satisfacción y


desarrollo de capacidades.

Actividades de ocio que pueda resultar satisfactoria socialmente: bailes, bingo.

Actividades de relax, de sensaciones, de fomento de las percepciones.

Actividades del estilo vida diaria como ir de compras, pasear, ir a la peluquería,


cine, paseo.

1- 18
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

2.2. Participación en actividades de


personas con gran dependencia
Una de las premisas, como ya hemos dicho, es adaptar las actividades a todo tipo de capa-
cidades, la participación del residente de forma activa será mayor o menor en este sentido, pero
si tenemos a un gran dependiente, no hay que descartar actividades pasivas como:

Musicoterapia.

Cromoterapia.

Presoterapia.

Lectura pasiva de poesía, novelas, noticias, etc.

Hidroterapia.

Paseos o salidas al aire libre.

Pase de imágenes como fotos, cine, novelas, etc…

Las actividades pasivas, exige disponer de recursos humanos y materiales específicos, y


por ello el diseño, la planificación y organización de las actividades deben seguir un calendario
adecuado, que permita rentabilizar al máximo y conseguir el máximo de objetivos.

Así, organizar el baile de los sábados:

1. Los capaces bailarán.

2. Los menos capaces pueden bailar con ayuda.

3. Los incapaces verán u oirán la música y se les invitará a mover los brazos de forma
pasiva.

Las actividades siempre van dirigidas a áreas de mejora de su salud y promoción de la


autonomía, y son propuestas atractivas y que motivan a la participación porque tiene un reporter
positivo para la salud

Tipo de actividades que pueden desarrollarse de forma obligatoria ó voluntaria:

Psicomotricidad: coordinación musical, actividades lúdicas y juegos cooperativos


que estimulen las partes del cuerpo a través de la acción y el movimiento para
mantener la actividad funcional, el nivel de autonomía personal alcanzable por el
usuario y fomentar la participación en grupo.

Higiene mental: actividades de relajación, control del estrés, control emocional


para aumentar el autocontrol, reducir y superar la ansiedad, el estrés y sus efectos
psicosomáticos, así como ayudar a identificar alteraciones emocionales negativas.

Desarrollo de la instrumentalidad: ejercicios de orientación a la realidad para


usuarios con pérdida de memoria, desorientación, trastornos confusionales o
demencias, a través del reconocimiento e identificación de colores y formas, señales
en la deambulación, así como manualidades en grupos de interacción social.

1-19
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Habilidades cognitivas/perceptivas y de memoria: entrenamiento para el


mantenimiento de memoria, percepción e información activa.

Charlas y juegos en grupo (petanca, bolos, dinámicas de grupo).

2.3. Coordinación y control de la


participación social institucional
Cada residente debe tener una agenda de actividades integrada en su cronograma del plan
de cuidados. La planificación se realizará a corto y medio plazo, se aconseja una agenda sema-
nal porque la planificación es más sencilla, realizando la evaluación tras finalizar cada actividad,
y una global, como parte de los objetivos del plan de cuidados.

La agenda de actividades, incluirá de los horarios correspondientes, los controles de salud


y citas médicas necesarias, así como la participación en actividades terapéuticas, educativas,
de ocio, recreativas.

Se realiza en base a ello, un cronograma global de todos los residentes, para conocer el
número de participantes en cada actividad, sobre todo de especial importancia en aquellas que
requieren limitaciones.

Ejemplo

Agenda Individual

LUNES MARTES MIÉRCOLES JUEVES VIERNES SÁBADO DOMINGO

Asamblea Asamblea Asamblea Asamblea Asamblea Asamblea

10 - 11
Lectura Lectura Lectura Lectura Lectura Lectura Terapias
actualidad actualidad actualidad actualidad actualidad actualidad alternativas

Paseo
11 - 12 Gimnasia Gimnasia Gimnasia
grupal
Actividad: Taller de
pintura
Taller
Taller memoria Taller de Museo/ Taller
12 - 13 Exposición MISA
plástica Y teatro plástica
lenguaje

16 - 17 Telenovela Telenovela Telenovela Telenovela Telenovela Telenovela Telenovela

18 - 19 Actividad: Peluquería
Fisiotera- Mesa de Visita Visita
Bingo
peuta debate Museo/ familiar familiar
19 - 20 Pedicura
Exposición

21 - 22 Cine
Series TV TV TV TV TV TV
inolvidable
22 - 23

1- 2 0
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Ejemplo

Agenda General

Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes

Espacio de Espacio de Espacio de Espacio de


9:00
Convivencia Convicencia Convicencia Convicencia

• Psicoterapia • Psicoterapia • Psicoterapia • Psicoterapia


individual Constitución individual individual individual
del Campo
10:00 • Tratamiento • Tratamiento • Tratamiento • Tratamiento
de la Salud
Psicofarma- Mental Psicofarma- Psicofarma- Psicofarma-
cológico cológico cológico cológico
• Acciones • Acciones • Acciones de • Acciones
11:00 de Soporte de Soporte Soporte de Soporte
Social Reunión Social Social Social
Equipo
• Entrevistas • Entrevistas • Entrevistas • Entrevistas
Hospital de
familia familia familia familia
12:00 día
• Almuerzo • Almuerzo • Almuerzo • Almuerzo
Pacientes Pacientes Pacientes Pacientes

13:00 Almuerzo Almuerzo Almuerzo Almuerzo Almuerzo

Taller de Arte
Taller de
Taller de Artes Dramático
14:00 Taller literario Horticultura y
Plásticas y Expresión
Jardinería
Corporal

3. Autonomía del usuario


“Autonomia” deriva de los vocablos latinos autos (por sí mismo) y nomos (Ley), o sea darse
alguien sus propias leyes, sin injerencia extrañas, sin que dependa de otros; sin embargo, no
es conveniente, desde el punto de vista asistencial, entender el término dependencia como lo
contrario de autonomía, de forma absoluta, toda vez que podemos hablar de grados o niveles de
autonomía y grados o niveles de dependencia.

Definición

La autonomía es la capacidad de controlar, afrontar y tomar, por pro-


pia iniciativa, decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con
las normas y preferencias propias así como de desarrollar las actividades
básicas de la vida diaria3.

La autonomía personal se entiende relacionada con la vida independiente, tal como es


promovido por los colectivos de personas con discapacidad. La autonomía personal implica al

3. Ley 39/2006 de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de
dependencia. Aprobada por el Congreso de los Diputados el 30 de noviembre de 2006 (publicada en el BOE nº 299
de 15 de diciembre del 2006).

1-2 1
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

derecho de cada persona de poder tomar las decisiones que afectan a su vida personal, y espe-
cialmente el de poder vivir en el lugar que uno quiera y ser atendido por las personas (asistencia
personal) que uno desee, y hacer las cosas que desea dentro de sus funcionalidad.

En esta posición, y teniendo en cuenta el concepto de funcionalidad, podemos afirmar


pues, que consideramos a la persona completamente autónoma, independiente, cuando tiene la
capacidad para el autocuidado, entendiendo que éste forma parte de los seres vivos, ya que la
capacidad de supervivencia, depende en gran parte de la capacidad para autocuidarse.

Se le supone al ser humano específicamente, capacidad para afrontar las actividades


necesarias para mantener y desarrollar sus procesos fisiológicos y para mantener una con-
vivencia social, dentro de las normas legales y sociales del entorno en donde se ubica su
hábitat, es decir, se le supone autónomo.

Definición

La dependencia es el estado de carácter permanente en que se en-


cuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad
o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física,
mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras perso-
nas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria
o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad
mental, de otros apoyos para su autonomía personal.

Por su parte, el Consejo de Europa, define la dependencia como “la necesidad de ayuda o
asistencia importante para las actividades de la vida cotidiana” o de manera más precisa, como
“un estado en el que se encuentran las personas que por razones ligadas a la falta o pérdida de
autonomía física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de asistencia y/o ayudas importantes a
fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria y, de modo particular, los referentes al cuidado
personal”.

Es decir, la falta de autonomía conduce a algún grado de dependencia, cuanto menos au-
tónomo eres, más dependiente eres y viceversa.

A partir de la Conferencia de Alma Ata (1978) sobre la importancia de la atención primaria


en los sistemas sanitarios, se pone de manifiesto, la necesidad de tornar a un modelo de partici-
pación, de fomento de la autonomía, de autorresponsabilidad y consenso y acuerdo en el manejo
de la salud, con respecto a las personas con algún grado de dependencia y/o sus familias.

Desde hace años, la OMS y otras instituciones internacionales, recomiendan romper con
el modelo biomédico, a un modelo abierto, desde una perspectiva socio – sanitaria, donde de-
jamos el paternalismo y proteccionismo de la salud, para implicar a las personas en su propio
cuidado o en el cuidado de sus dependientes, es decir, cuidar a alguien que está vinculado
socialmente.

1- 2 2
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Definición

El autocuidado de la salud4, es la estrategia para la mejora y trata-


miento de patologías crónicas o enfermedades invalidantes, y la misma
debe estar considerada tanto de forma explícita y permanente en los mo-
delos de atención socio – sanitaria, en el que toda vez que partimos de
unas capacidades disminuidas, nuestro objetivo es preservar la máxima
autonomía de las personas con dependencia, es decir, mantener el mayor
grado de funcionalidad posible de las personas.

Las cuestiones que debemos plantearnos como profesionales, son ¿qué ocurre cuando
la capacidad para el autocuidado está mermada en un grado u otro?, ¿Qué factores favorecen
la pérdida de autonomía y cuáles el autocuidado?, ¿de qué recursos disponemos para afrontar
social y profesionalmente la dependencia?

La OMS, destaca la importancia de considerar en la actualidad a la salud como algo diná-


mico, flexible, objetivo. MILTON TERRIS (1975) enfatizo la dimensión social de la definición de
salud, y ha sido uno de los precursores del cambio en los modelos de manejo de la salud por
las personas y los profesionales, ya que define a la Salud como “un estado de bienestar físico,
mental y social y la capacidad para funcionar y no meramente la ausencia de enfermedad o
incapacidad”.

3.1. Marco conceptual con relación a la


Actividades de la Vida Diaria: AVD
La conceptualización de la salud conduce inevitablemente a la definición de la enfermedad,
permitiendo la incondicionalidad de la interacción y equilibrio bio – psico – social y estableciendo
la enfermedad desde el punto de vista de la disfunción orgánica, que inevitablemente produce
un grado menor de salud, pero no, la no salud, es decir, tendríamos un problema de salud debido
a una patología, que a su vez consterna el plano psicológico y el plano social.

Hay que diferenciar la patología del problema de salud, porque la persona que tiene una
enfermedad no siempre es una persona que está enferma desde el punto de vista de la defini-
ción de la salud; es decir, un invidente no es un enfermo, si es capaz de equilibrar y controlar su
vida, si es capaz de funcionar con su problema viviendo una vida plenamente eficaz (trabaja, se
relaciona, se cuida…).

Un niño, no está enfermo pero no es autosuficiente para la supervivencia; es decir, tiene un


nivel de dependencia; al igual que muchos ancianos que gozan de buena salud, requieren ayuda
para su vida porque la evolución normal del ser humano conduce a incapacidades, pero no por-
que tengan patologías agudas que le invaliden; por supuesto, que una persona con enfermedad
invalidante, puede ir progresivamente adquiriendo menor funcionalidad y mayor dependencia,
pero podemos mantenerle en un buen grado de salud, si vamos retrasando esa inevitable, a
veces, evolución.

4. Medical Publishing, Internet; GRIÑÁN MARTÍNEZ, Mª Carmen. Libro Autocuidado de la Salud: Dirigido a profesio-
nales sanitarios y cuidadores de pacientes con enfermedades crónicas [Internet]. Versión 271. Autocuidado de la
salud. 2009 oct 3. Disponible en: http://knol.google.com/k/internet-medical-publishing/libro-autocuidado-de-la-
salud/23lvr9hhdbqmt/1. Revisión Noviembre 2010.

1-2 3
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Información

Un 9% de la población española, según la Encuesta sobre


Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud de 1999, presenta algu-
na discapacidad o limitación que le ha causado una dependencia para
las actividades de la vida diaria o necesidades de apoyo para su auto-
nomía personal, muchas de estas personas, no pueden ser atendidas en
sus domicilios, por lo que deben ser institucionalizadas con el objetivo de
garantizar una buena calidad de vida y una asistencia adaptada a sus ne-
cesidades no cubiertas.

En España, la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal


y Atención a las personas en situación de dependencia, abre un importante abanico de posi-
bilidades sociosanitarias – económicas para ayudar a las personas que en la actualidad y de
cara al futuro tienen problemas de dependencia; obviamente cuando los recursos son limitados,
es necesario establecer unos criterios objetivos para distribuir los recursos de acuerdo al nivel
de autonomía y necesidad económica; así desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad, el Real Decreto 174/2011, de 11 de febrero, que aprueba el baremo de valoración de
la situación de dependencia establecido por la Ley 39/2006. El baremo que se establece en el
Anexo I de esta norma determina los criterios objetivos para la valoración del grado de autonomía
de las personas, en orden a la capacidad para realizar las tareas básicas de la vida diaria, así
como la necesidad de apoyo y supervisión a este respecto para personas con discapacidad
intelectual o enfermedad mental.

Definición

Actividades de la Vida Diaria (AVD), son las tareas más elementales


de la persona, que le permiten desenvolverse con un mínimo de autonomía
e independencia, tales como: el cuidado personal, las actividades domésti-
cas básicas, la movilidad esencial, reconocer personas y objetos, orientarse,
entender y ejecutar órdenes o tareas sencillas5.

Los parámetros representativos del nivel de dependencia en AVD se dividen en actividades


básicas y actividades instrumentales y se clasifican en:

Actividades básicas de la vida diaria:

Fisiológicas: oxigenarse – eliminación (regulación de esfínteres) –


termorregulación.

Autocuidado: alimentarse –– higiene personal – vestirse/desvestirse,


automedicación y control de su salud.

Movilidad: transferencias corporales, desplazarse dentro y fuera del hogar.

5. Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de
dependencia. Aprobada por el Congreso de los Diputados el 30 de noviembre de 2006 (publicada en el BOE nº 299
de 15 de diciembre de 2006).

1- 2 4
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Actividades instrumentales de la vida diaria:

Actividades instrumentales domésticas: cocinar – comprar - manejar dinero


en la compra-uso de máquinas y aparatos en la limpieza – realizar limpieza en
casa.

Capacidad para la toma de decisiones: capacidad perceptivo-cognitiva


en cuanto a decidir qué hacer, cómo hacerlo… como manejar su vida social,
laboral, personal, control de su tratamiento y adherencia, capacidad para buscar
estrategias, afrontar una situación y estar preparado para buscar alternativas.

Traslado y orientación: orientarse en la calle, poder manejar esquemas


estructurales, ser capaz de encontrar un lugar con unas instrucciones, ser
competente para recordar lugares y hechos para poder ubicarse y decidir dónde
ir y como ir (medio de transporte, tiendas, centro de salud…).

Actividades avanzadas de la vida diaria (AAVD): son aquellas que nos permiten
instaurar y conservar relaciones y contactos sociales definiendo la participación en el
funcionamiento de la comunidad.

La pérdida de capacidad y funcionalidad en la vida diaria, lleva a las necesidades de


apoyo para la autonomía personal; aquellas que requieren las personas que tienen discapacidad
física y/o mental para hacer efectivo un grado satisfactorio de autonomía personal en el seno de
la comunidad.

Diferenciamos la ayuda en la dependencia en las actividades para cubrir las incapacidades


de la persona, pero el fomento de la autonomía que se basa en un refuerzo permanente de la
autoestima de la persona y en un respeto absoluto a su dignidad personal y al ejercicio de su
voluntad para que pueda, si no ha perdido sus facultades mentales, decidir libremente sobre su
vida.

Según el “Informe sobre el proyecto de Ley de Promoción de la Autonomía Personal y


Atención a las personas en situación de dependencia” destaca como uno de los ejes del pro-
yecto “la promoción de la autonomía personal” que se basa en facilitar los medios y condiciones
precisas para que las personas puedan llevar una vida con el mayor grado de autonomía posible.
Siendo este proyecto el que se basa en la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de opor-
tunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad.

3.2. Valoración y clasificación de la


autonomía y la dependencia
La última Asamblea Mundial de la Salud (resolución WHA 54/21) aprobó la «Clasificación
internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud» (CIF)61. A partir de esta re-
solución, la OMS pone a disposición de particulares, Administraciones y Estados una herramieta
que trata de aproximar, simplificar y unificar tanto terminologías como sistemas de graduación de
todos los problemas relacionados con la discapacidad.

6. Organización Mundial de la Salud (2001): Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la


Salud. Edita la versión en lengua española: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

1-2 5
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Hasta la fecha, la única clasificación de «referencia» de la familia de clasificaciones de la


OMS era la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Desde ahora, sin embargo, tanto
la CIF como la CIE se colocan en el mismo nivel.

Los problemas de funcionamiento y discapacidad relacionadas con las condiciones de


salud alteradas de las personas, permiten entender la CIF como referente para7:

1. Favorecer una futura unificación de los sistemas de valoración de la discapacidad /


dependencia, aproximándolos a métodos internacionales, que puedan ser compatibles
con los de otras Administraciones y Estados.

2. Simplificar y optimizar el proceso de valoración.

3. Hacerlos más comprensibles, tanto para la Administración como para profesionales y


usuarios.

La capacidad para el autocuidado, y que representa la base de las necesidades del usuario
en relación al nivel de ayuda o al nivel de atención socio – sanitaria requerida, debe ser valorada
de forma integral e integrada; es decir, desde el punto de vista del usuario como ser bio – psico –
social en el que convergen e interaccionan todo tipo de factores, es decir, clínicos, psicológicos
(culturales – perceptivos – valores y sociales (vivienda – trabajo – recursos sociales - económico,
etc., así como las necesidades en cuanto a recursos sanitarios y tipo de asistencia socio – sani-
tario que demanda.

La valoración de la capacidad para las actividades básicas de la vida diaria, tiene que partir
del análisis estructural de la persona:

Factores fisio – patológicos.

Factores socio – económicos.

Factores socio – culturales.

Habitualmente se tiende a considerar la dependencia como un hecho estático, lineal o pro-


gresivo y con un abordaje especialmente reduccionista; por ello, debemos identificar claramente
la diferencia entre la relación de la dependencia con la discapacidad, tendiendo a clasificarlas
y valorarlas por separado, como si fueran cosas distintas y hay que darse cuenta que la de-
pendencia, es la relacionada con las condiciones de salud alteradas, siempre es consecuencia
de un grado severo de discapacidad. De hecho, en algunos contextos y colectivos se prefiere
hablar de Personas con Discapacidad Severa (PDS) o Personas con Gran Discapacidad, que de
personas dependientes.

Desde un punto de vista técnico, interesa conocer el grado de incapacidad de la persona


para su autocuidado y protección, para establecer objetivos claros en la planificación de cuida-
dos, por ello independientemente de los baremos institucionales para estimar ayudas al respecto
según impone la conocida Ley de la Dependencia, desde la perspectiva profesional del cuidado
nos interesa escalas o sistemas de valoración y clasificación que me permitan establecer niveles
de ayuda.

7. Atención a las personas en situación de dependencia. Libro Blanco. Inserso. Fuente: http://www.inserso.es/
InterPresent1/groups/inserso/documents/binario/bcapg.pdf

1- 2 6
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

La valoración se aplica pasando un cuestionario y observando directamente a la persona.


En el caso de personas con afectación de su capacidad perceptivo-cognitiva (por discapacidad
intelectual, enfermedad mental, sordoceguera, daño cerebral, etc.) el cuestionario se aplicará en
forma de entrevista y con la participación de persona que conozca debidamente la situación del
solicitante.

En el Baremo de Vida Diaria, se consideran diez actividades: las de autocuidado (comer y


beber, regulación de la micción/defecación, lavarse, otros cuidados corporales, vestirse, mante-
nimiento de la salud), las de movilidad (transferencias corporales, desplazarse dentro y fuera del
hogar), las tareas domésticas; y fuera de ellas para personas con afectación de su capacidad
perceptivo-cognitiva: la capacidad de tomar decisiones.

En el baremo específico para menores de 3 años se centra en la evaluación de las va-


riables de desarrollo (actividades motrices y adaptativas), así como en las necesidades de
apoyo en salud (peso al nacer, necesidad de soportes para funciones vitales y medidas de
movilidad).

Hay muchos referentes para establecer criterios de autonomía; los más utilizados son las
escalas de valoración de las Actividades Básicas para la Vida Diaria (ABVD), como la de
BARTHEL ó el índice de KATZ y las escalas de valoración de actividades instrumentales como la
de Escala de LAWTON y BRODY ó escalas o test para evaluar la capacidad mental (Escala de
demencia de BLESSED; Cuestionario de reserva cognitiva, Minimental State Examination, etc.).

Todas estas escalas, test o cuestionarios, conforman la base de la clasificación para la apli-
cación de cuidados, ya que la institucionalización lleva implícito que la persona residente tiene
algún grado de discapacidad; de forma básica podemos establecer tres grandes grupos:

1. Dependientes ligeros – importante grado de autonomía.

2. Dependientes – importante limitación de la autonomía.

3. Gran dependencia – generalmente no autónomos.

Para la valoración del grado de dependencia, podemos establecer una metodología basa-
da en diferentes herramientas valorativas:

1. Observación directa.

2. Entrevista al paciente y/o cuidadores informales.

3. Exploración.

4. Baremación: aplicación, puntuación e interpretación de las escalas, test o


cuestionarios.

Componentes de la discapacidad que se valoran en las escalas de


dependencia

Al entender la discapacidad y, por tanto, la dependencia de las personas, como una rela-
ción compleja entre las condiciones de salud alteradas (inmadurez, trastornos o enfermedades),
las funciones o estructuras corporales afectadas (deficiencias), las limitaciones para realizar di-
versas actividades y, por último, los factores del contexto tanto personal como ambiental en el

1-2 7
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

que se desenvuelve la persona, actuando éstos a modo de barreras o de ayudas, nos encontra-
mos con múltiples parámetros de estudio y con metodologías de medición distintas.

Según la propuesta de la CIF, establecemos parámetros, en forma de diagrama interrela-


cional, dividido en tres grandes bloques con características comunes a la hora de su medición y
graduación, que nos permite simplificar, para una mayor comprensión y sistematización.

Los tres componentes que destacamos son:

La deficiencia.

La limitación para actividades.

La ayuda personal.

1º Estructura y funciones corporales.


Deficiencia.

2º Actividades que realiza la persona:


limitaciones y restricciones.

3º Contexto en el que interactúa:


ayudas personales o técnicas y barreras.

En la actualidad nos encontramos aún lejos de conseguir un método o instrumento unifi-


cado y consensuado internacionalmente para la valoración de las situaciones de dependencia;
sin duda, por la universalización del problema y su pluridisciplinaridad, afectando a problemas
no sólo de tipo sociosanitario, sino también cultural, económico o contextual de difícil estudio,
sistematización e implementación hasta la fecha.

La primera dificultad, por tanto, que nos encontramos, es valorar la pluralidad, la gran varia-
bilidad de los parámetros que intervienen, porque, los instrumentos de medición que se utilizan
para valorar la dependencia, son muy especificados y no contempla los multiparámetros, por lo
que, debemos realizar una serie de valoraciones por separado, estableciendo una interrelación
e inferencia final para concluir en una clasificación determinada.

Escalas de clasificación de nivel de dependencia para Actividades de la Vida Diaria


(AVD).

Escalas de de Clasificación Funcional.

Escalas, baremos o test de Medida de Independencia Funcional (MIF).

1- 2 8
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Escalas, baremos o test de Funcionamiento físico y problemas estructurales (RAI).

Escalas, baremos o test de Necesidad de Ayuda de Tercera Persona (ATP).

Escalas, baremos o test de Cuidado de larga duración.

Estas escalas, baremos o test de Incapacidad Física ó de Incapacidad Funcional, de


Autovalimiento, de Autonomía, de Adaptación a las dificultades para realizar de forma indepen-
diente o autónoma las actividades de autocuidado, con el calificativo de «funcionales» (de inca-
pacidad funcional, de independencia funcional, etc., se han desarrollado a partir que BARTHEL
clasificara una serie de actividades que denominó «básicas» como «clasificación funcional».

Aunque algunos autores, pretenden desligar la valoración de la discapacidad, la autonomía


y la capacidad de realización de actividades, de la tipificación; sin duda, en el ámbito de cui-
dados, estas herramientas de valoración, nos permite afrontar la planificación de la atención al
dependiente desde un punto de vista integral, ya que debemos separar lo que es la planificación
estatal o gubernamental de la dependencia con la planificación y la gestión de cuidados del
dependiente en una institución.

La CIF, aconseja no utilizar el término autonomía usada a modo de antónimo de la palabra


dependencia, confundiéndose con el de autodeterminación (como capacidad de decisión sobre
su propia vida) con el que se usa actualmente cada vez con más frecuencia, como ejemplos: la
Ley del Testamento Vital que recoge el «derecho a la autonomía del usuario y al consentimiento
informado»; o en la Recomendación del Consejo de Europa Nº R(98)9: «Se considera que el
principio de autonomía para personas dependientes debe ser una guía para toda política relativa
a personas en situación de dependencia».

Por último, la valoración de la dependencia suele estar en muchos casos solapada en una
serie de valoraciones denominadas multidimensionales, globales o integrales, cuyos objetivos
van normalmente mucho más allá del estudio de los problemas de funcionamiento /discapacidad
y dependencia de la persona, como son el del seguimiento de los tratamientos, planificación y
adecuación de servicios, coordinación de profesionales y cuidadores, etc.

4. Acompañamiento en las actividades


de la vida diaria del usuario según
instrucciones del profesional
responsable
La importancia de las tres esferas básicas, (físico, psicológico y social), en la terapéutica
de personas con problemas de salud o en la enfermedad, radica en la interacción del ser huma-
no con su entorno y con la interactuación en los tres indisolubles elementos que conforman a la
persona.

Definición

Salud: equilibrio del intorno y entorno de los seres humanos y el equilibrio


entre lo físico, psíquico y social de la propia persona; es decir, el funciona-
miento eficaz y con calidad de vida de las personas en un entorno deter-
minado.

1-2 9
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Los técnicos profesionales de la familia sanitaria y socio – sanitaria, son los encargados de
llevar a cabo las actividades finales del cuidado de personas en situación de dependencia, ayu-
dando a estas personas y sus familias o allegados a tener una adecuada calidad de vida.

Los/las técnicos en cuidados socio – sanitarios, participan en todas las etapas de los pro-
cesos de planificación del cuidado de las personas con niveles de dependencia y grado de
autonomía personal, en una relación de ayuda para realizar actividades planificadas delegadas
o derivadas del plan de cuidados para la cobertura de las necesidades básicas e instrumentales,
por lo que, no solo nos limitamos a la sustitución del usuario en actividades cuando él no puede,
sino que debe atender a un proceso de ayuda con un rango terapéutico en el que se le enseña
a vivir y a funcionar con el máximo de potencialidad de sus capacidades, hay que dejarle hacer
hasta que realmente no pueda.

La promoción de la autonomía personal incide en las múltiples áreas de la vida:

Prevención de riesgos y control de la salud para retrasar el progreso de la


dependencia, evitar complicaciones secundarias y secuelas invalidantes de forma
permanente.

Mejora de la calidad de vida: adaptación y afrontamiento de su incapacidad, adaptar


y potenciar el mayor grado de autonomía en las actividades de autocuidados y generar
un alto grado de satisfacción personal.

Potenciar relaciones sociales: participación en las actividades del centro,


participación en actividades culturales, viajes, excursiones, juegos…

Los cuidadores formales centrarán la actividad sobre la persona dependiente en diferentes


áreas para el fomento de diferentes habilidades:

Habilidades adaptativas: aquellas destrezas de la vida diaria necesarias para vivir,


trabajar y jugar en la comunidad. Son las siguientes:

Cuidado personal (Autocuidado).

Vida en el hogar.

Autocontrol.

Salud y seguridad.

Desarrollo de la identidad personal: son comportamientos que generan la


automotivación y la expectativa de futuro, permiten hacer planes, sentirse desarrollado,
tener un horizonte.

Trabajo - estudio.

Creatividad – actividades plásticas.

Participación – Competición.

Afrontamiento/Adaptación.

Imagen personal.

1- 3 0
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Habilidades sociales: incluye aptitudes y actitudes, que permiten la interacción con


el entorno, y que desarrollan la identidad personal, la estima personal y el afecto.

Comunicación.

Utilización de la comunidad.

Actividades de ocio y recreativas.

Habilidades de control de sentimientos.

Relaciones sociales.

Aunque una importante parte de las actividades del cuidador es la cobertura de las
necesidades fisiológicas, aquellas personas dependientes con capacidades mantenidas, deben
llevar un programa en el cual se incluya los otros aspectos de la vida, como el ocio, las relaciones,
el desarrollo de la persona que forman parte de las necesidades básicas del ser humano y que si
no van paralelas a lo fisiológico terminan por afectar seriamente la salud del individuo.

Muchas personas con dependencia, pierden la ilusión por la vida, cayendo en la desespe-
ración, la depresión y finalmente la enfermedad; pero, la asistencia directa de los profesionales
que atienden a personas fuera del ámbito de las patologías, es decir, en un ámbito socio – sa-
nitario y no sanitario, deben entender su trabajo como una relación de interacción profesional –
residente, en el que se trabaja conjuntamente para conseguir resultados eficaces y eficientes, en
el que el acompañamiento a las personas centra el trabajo y que el nivel de intervención sobre la
persona viene determinado por la capacidad de la misma para su AVD.

La relación de ayuda se establece en base a varios criterios:

1. Sustitución total de las AVD (básicas e instrumentales), porque la persona no


puede realizarlas por cualquiera de las causas que se han referido, permitiendo si
es posible un grado máximo de autonomía en cuanto a las decisiones personales de
participación, comunicación y desarrollo personal.

(Por ejemplo, persona con retraso mental profundo, con deficiencias físicas
añadidas).

2. Sustitución parcial de una, varias o todas las AVD (básicas e instrumentales), ya que
la persona puede participar en su autocuidado en un grado determinado, permitiendo
si es posible un grado máximo de autonomía en cuanto a las decisiones personales
de participación, comunicación y desarrollo personal.

(Por ejemplo, persona con retraso mental moderado, Tabla Clasificación Retraso
mental).

3. Apoyo educativo y adiestramiento de una, varias o todas las AVD (básicas e


instrumentales), ya que la persona puede realizar su autocuidado en un grado alto,
permitiendo un grado máximo de autonomía en cuanto a las decisiones personales de
participación, comunicación y desarrollo personal.

(Por ejemplo, persona con retraso mental leve, Tabla Clasificación Retraso mental).

4. Terapéutica específica en trastornos o desequilibrios físicos, psíquicos y/o sociales,


ya que la persona puede realizar su autocuidado en un grado alto, pero requiere

1-3 1
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

una terapia concreta que facilita la readaptación, reinserción o integración a su modo


de vida, permitiendo un grado máximo de autonomía en cuanto a las decisiones
personales de participación, comunicación y desarrollo personal. Las terapias pueden
ser realizadas por diferentes profesionales (enfermería, fisioterapeutas – terapeutas
ocupacionales, psicólogos…).

Por ejemplo, persona que ha perdido sus piernas en un accidente sin ninguna otra
secuela; persona que ha sufrido un accidente cardiovascular con secuelas motoras y
de afasia; persona que ha perdido la visión; etc…).

R. Mental Leve R. Mental R. Mental Grave R. Mental


Moderado Profundo

Su coeficiente osci- El coeficiente oscila Coeficiente entre Coeficiente inferior


la entre 50-55 y 70. entre 35-40 y 50-55. 20-25 y 35-40. a 20-25.

El lenguaje es más Lenguaje expresivo Su lenguaje es muy Dificultad para com-


tardío. y comprensivo es limitado. prender órdenes
limitado. sencillas.
Logra una ade- No son autónomos
cuada autonomía Limitaciones en su en locomoción, Necesita de cuida-
personal. autonomía perso- comida, aseo … dos a lo largo de
nal. toda su vida.
Tiene dificultades Deben tener una
en el aprendizaje Necesita adaptacio- escolarización en Se le debe desa-
escolar. nes muy significa- aulas específicas. rrollar hábitos y
tivas. destrezas.

Tabla de comparación de los retrasos mentales

Grupos de discapacidad:

Niños o adolescentes con discapacidad física pero no psíquica: no motivo de


institucionalización en general a no ser que no disponga de recursos económicos y/o
sociales.

Niños o adolescentes con discapacidad psíquica pero no física: suelen tener


problemas de psicomotricidad, la institucionalización depende del nivel de autonomía
e independencia para ABVD y de los recursos económicos y/o sociales que disponga.
Se aconseja centros de día especializados para facilitar la integración social y familiar.

Niños o adolescentes con discapacidad física y psíquica: generalmente son motivo


de institucionalización abierta o cerrada, independientemente del nivel de recursos
económicos y/o sociales disponibles. Suelen tener muchos problemas de autonomía
e independencia.

Adultos con discapacidades físicas: no suelen ser motivo de institucionalización a


no ser que no tenga recursos económicos y/o sociales.

Adultos con discapacidad psíquica pero no física: suelen tener problemas de


adaptación social y familiar, pero no son motivo de institucionalización, solo en niveles
muy bajos de autonomía e independencia para ABVD, o cuando existen problemas de
recursos económicos y/o sociales. Suele ser aconsejable centros de día hasta que el
nivel de cuidados sea insostenible en el domicilio.

1- 3 2
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Adultos con discapacidad física y psíquica: generalmente son motivo de


institucionalización abierta o cerrada. Suelen tener muchos problemas de autonomía
con alto grado de dependencia.

Ancianos: la edad es vinculante para la institucionalización, cualquier trastorno físico


y/o psíquico se agrava con la edad, por ello se aconseja evaluación continuada de
la progresión de la discapacidad y autonomía de estas personas. Indudablemente el
nivel de recursos económicos y sociales influyen categóricamente en la capacidad
para desarrollar y retrasar la pérdida de autonomía.

Cabe la posibilidad que existan centros socio – sanitarios con personas autónomas
e independientes para las AVD, que son residenciales, pero la oferta de actividades
nunca serán obligatorias ya que estarían en un régimen abierto de tipo hostelero.
No obstante, la oferta de actividades debe ser amplia y adaptadas a cada nivel de
cuidados que requieran.

5. Información a los usuarios para el


desarrollo de las actividades
La información es un derecho, así lo dice la Ley General de Sanidad, la Ley de Promoción
de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia y, sobre todo,
la básica reguladora de la autonomía del usuario y de derechos y obligaciones en materia de
información y documentación clínica8.

En los últimos años, se ha cuidado legislativamente el principio de autonomía del usuario


como base de la atención sanitaria, reconociendo, por ejemplo, el derecho a no ser informado o
el derecho a ser informado, de modo adecuado a sus posibilidades de comprensión, incluso en
caso de incapacidad del usuario.

Aunque estamos hablando de un sector socio – sanitario, a nadie se le escapa que la ma-
yoría de las actividades en las que participa el usuario en centros de atención al dependiente,
puede ser desarrollada dentro del plan de atención y que pueden tener objetivos terapéuticos
desde el punto de vista del desarrollo de su salud.

Todos los residentes de una institución socio – sanitaria, debe tener como no puede ser de
otra manera una histórica clínica que debe seguir las reglas jurídicas al respecto, independiente-
mente que se acompañe de una historia de enfermería, una historia social, psicológica, etc…

En los cuidados socio – sanitarios, intervienen profesionales de diferentes estamentos que


deben trabajar de forma multidisciplinar de tal manera que las actividades que la institución
programa deben ser adecuadas a objetivos o resultados para su salud desde el más amplio
sentido de la acepción, así cualquier actividad que se plantee como integrada en el programa
de actividades que se oferta al residente, debe ir acompañada del consenso, de la planificación,
organización y control de los mismos en los diferentes aspectos que compete, toda vez que se
debe adaptar a capacidades físicas, psíquicas e incluso sociales.

8. Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en
materia de información y documentación clínica.

1-3 3
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

La introducción de sistemas de información en los centros socio – sanitarios, nos pueden


permitir una mejor gestión de los registros, del manejo de la información y, sobre todo, de la
disposición del residente y familias, a la evolución y la evaluación de la persona durante su asis-
tencia.

Toda la información referente al paciente y sus actividades dentro de las instituciones socio
– sanitarias, están sometidas al secreto profesional, a la protección de datos y principalmente, a
la claridad y respeto a la autonomía de la persona. Los derechos y deberes de personas y profe-
sionales, deben estar implícitos en los programas de actividades de los centros socio – sanitarios
así como a la información dirigida a residentes y familias sobre las mismas, independientemente
que deban cubrir otros aspectos como:

Respeto y ética social.

Fomento de la participación.

Clarificación de la información: comprensible, concreta…

No discriminativa.

Atractiva y motivadora.

5.1. Características de la información de


las actividades institucionales
La transmisión de la información de las actividades institucionales dirigidas a residentes
dependientes, debe realizarse con gran amplitud, garantizando que llega a todas las personas
motivo de nuestra intención y que las personas que no se incluyen en las mismas no se sientan
afectadas o discriminadas.

La información debe ser transmitida, siempre con diferentes tipos de canal:

De forma verbal.

De forma no verbal (iconos, símbolos).

De forma escrita.

En la planificación de la exposición de la información sobre actividades institucionales a


residentes dependientes, incluimos:

Valorar las necesidades y demandas de nuestros usuarios.

Tener plan B, e incluso en algunas C, previniendo incidencias que alteraren el programa


de actividades.

Garantizar el cumplimiento de al menos un 80% de la oferta realizada.

Ser ambicioso en los objetivos de participación.

Valorar el clima social.

Lugar de exposición.

1- 3 4
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Momento de la exposición.

Capacidades cognitivas y perceptivas de las personas (especialmente en los procesos


de pensamiento o interpretación).

Posibles problemas durante el proceso de comunicación.

Previsión de dudas o preguntas al respecto.

Utilizar estrategias de comunicación terapéutica y social.

Asociar las actividades a planes de cuidados estandarizados e individualizados,


lo cual, nos permite la captación de los individuos que son motivo de nuestros
objetivos.

Cada residente, debe tener su propia información de lo que como profesionales deseamos
en cuanto a su participación en las actividades del centro, y cada paciente recibirá la información
exacta adecuada a sus características, pero es recomendable hacer también una información
global, general, para que las personas se integren, se automotiven entre ellas y ante todo se fo-
mente la relación social a través de la creación de un clima grupal participativo.

Diferenciamos:

Actividades terapéuticas: individuales – grupales.

Actividades formativas: individuales – grupales.

Actividades de transmisión de noticias específicas: individuales.

Actividades de transmisión de noticias institucionales: individual/grupal.

Actividades de ocio: individuales/Grupales.

Es importante destacar el carácter de la estructura de la propuesta de actividades:

Nivel de decisión de la persona:

Carácter obligatorio: el residente debe aceptar de antemano la participación


en las mismas como parte de su plan de cuidados.

Carácter obligatorio pero consensuando el momento de la participación. Se


propone al residente en su plan de cuidados, pero no se especifica cuando
realizarla sino que el residente decide en qué momento participa en esa
actividad, por ejemplo, debe realizar una actividad plástica; el residente decide
cuándo y qué actividad entre las propuestas.

Carácter opcional: son obligatorias pero puede elegir entre varias opciones
propuestas.

Carácter voluntario: no están planificadas en su plan de cuidados base, sino


que se incorpora toda vez que la persona decide participar en ella, para lo cual,
debe consultar al responsable de sus cuidados la posibilidad de hacerlo según
sus capacidades. Por ejemplo, ir a una excursión determinada.

1-3 5
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Nivel de socialización:

Carácter individual: actividades dirigidas y realizadas a la persona de forma


individualizada, forma parte de su plan de cuidados diario e incluye las
actividades para la vida diaria.

Carácter grupal: actividades dirigida específicamente a residentes por tener


alguna característica específica. Por ejemplo, actividades para menores de 10
años.

Carácter general: para todos los residentes.

Ámbito de organización y realización:

Carácter Interno: actividades organizadas por la institución en el que se


encuentra el dependiente

Carácter Externo: actividades organizadas por instituciones públicas y/o


privadas distintas a la de residencia del dependiente. Por ejemplo: marcha de
un Ayuntamiento para minusválidos.

Ejemplo

Participación como institución en un concurso de belenes organi-


zado por el Ayuntamiento de la localidad.

Actividad voluntaria – grupal – Interna/Externa

5.2. Herramientas para modular la


respuesta del usuario con relación a la
información que se le debe dar
Dentro de la planificación de la información de las actividades, hemos de plantear, las inci-
dencias que pudieran existir con respecto a las mismas, especialmente con respecto a la negati-
va o rehúse del usuario a las actividades obligatorias, o no querer participar en ninguna opcional
o voluntaria, lo que reduce considerablemente su participación social.

No debemos considerar como actividades sociales, aquellas que forman parte de su cui-
dado y que obviamente son obligatorias y que deben formar parte de la rutina diaria. Debido al
perfil de competencias de cada usuario, estaremos más o menos implicados en la participación
en estas actividades pero no son motivo de valoración en cuanto a participación social, toda vez
que es individual (higiene, alimentación, eliminación, etc.).

Para una mejor organización del centro, estas actividades de la vida diaria para el auto-
cuidado, llevan una programación estándar y permanente, y cada cuidador responsable será el
encargado de informar al usuario de que debe realizarla, recordando las rutinas.

1- 3 6
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Ejemplo

Juan: 17 años Parálisis cerebral desde 3 años, residente desde hace 10 meses.

Nivel de dependencia ABVD: II Independiente con ayuda para algunas ABVD,


aunque le supone mucho iniciar la higiene personal.

Nivel de autonomía: II Lenguaje expresivo y comprensivo pero limitado. Se


ha conseguido buen nivel de manejo instrumental. Hace bien las elecciones
personales con relación a su cuidado y actividades recreativas. Se orienta
dentro del centro pero no fuera. Se irrita fácilmente cuando se contraria y se
niega a participar en las actividades sociales del centro. Se indigna y se niega a
veces a ordenar su habitación. Protesta por casi todo lo que es hacer algo y rara
vez hemos conseguido que por propia elección participe en alguna actividad
social fuera del centro.

Planificación de agenda individual: rutina diaria

Actividad Tareas Nivel de ayuda

Despertar Acompañamiento -
8:00 Con despertador
supervisión
Eliminación Lavado de manos y cara
8:05 Acompañamiento
Aseo predeporte Enjuague bucal
8:15 Gimnasia básica - psicomotricidad
(Incluye ducha - aseo personal Acompañamiento -
8:45 Higiene personal en habitación
básico, vestirse) supervisión
Desayuno (en comedor) Coger bandeja
09:00 Acompañamiento
Recoger bandeja
Ventilar habitación
Ayuda en las actividades
Hacer la cama Acompañamiento -
9:30 domésticas
Organizar ropa supervisión
Ordenar escritorio
10:00 Asamblea grupal: Nivel I - II
10:30 ACTIVIDADES FORMATIVAS OBLIGATORIAS
Descanso Tiempo libre
11:15 Acompañamiento
Almuerzo
11:45 ACTIVIDADES FORMATIVAS OBLIGATORIAS
12:30 TALLERES OPCIONALES
Ayuda en las actividades Ayuda en comedor en la
13:15 domésticas preparación de bandejas y Nivel de ayuda: 1
mesas
Comida Coger bandeja
13:30 Acompañamiento
(en comedor) Recoger bandeja
14:00 LIBRE Supervisión
15:00 ACTIVIDADES FORMATIVAS OBLIGATORIAS
15:45 ACTIVIDAD SOCIAL OBLIGATORIA
Tiempo libre
17:00 Descanso Acompañamiento
Merienda
17:30 TALLERES OPCIONALES
18:15 TALLERES VOLUNTARIOS
18:30 ACTIVIDAD DEPORTIVA VOLUNTARIA
19:15 TIEMPO LIBRE Supervisión
Ayuda en las actividades Ayuda en comedor en la
19:45 domésticas preparación de bandejas y Nivel de ayuda: 1
mesas
Continúa en la siguiente página

1-3 7
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Cena Coger bandeja


20:00 Acompañamiento
(En comedor) Recoger bandeja

20:45 Asamblea grupal: Nivel I - II

21:15 ACTIVIDAD SOCIAL OBLIGATORIA

22:00 ACTIVIDADES VOLUNTARIAS

Asearse: lavado de cara,


manos, pies y dientes Acompañamiento
23:00 Fin del día
Ponerse pijama y supervisión
Acostarse
Ejemp

El nivel de planificación de actividades obligatorias, voluntarias y opcionales, depende de


los objetivos que se planteen en la atención al usuario.

Una agenda atractiva, con actividades adaptadas a los gustos del usuario, resultará más
convincente, y, sobre todo, cuando se pacta y se llegan a acuerdos con el mismo.

Dentro de las herramientas de información, la entrevista de planificación debe integrar las


siguientes actividades:

Determinar la capacidad mental y cognitiva del individuo en la toma de decisiones y


acuerdo que viene determinado por el nivel de autonomía personal.

Se le plantea por escrito si es posible y verbalmente, con una comunicación eficaz


(utilizando las técnicas de comunicación precisas), asertiva y motivadora el plan que
hemos previsto, con las alternativas posibles.

Explicar y describir las actividades y el nivel de exigencia específico.

Animamos al usuario a que determine sus preferencias en la oferta y que manifieste


sus contrariedades o sus sugerencias.

Invitamos al usuario a que se comprometa en la participación voluntaria, estableciendo


el nivel de participación deseado en un tiempo deseado, dejando por escrito el
acuerdo.

Si no lo tiene claro, podemos concertar otra entrevista para ultimar el compromiso de


participación y objetivos.

Invitamos al usuario a que manifieste sus sentimientos, miedos, percepciones, una


vez hemos firmado el contrato de participación.

Invitamos al usuario a que incluya en su agenda personal las actividades pactadas


(nosotros lo haremos en la nuestra).

Dejamos una copia al usuario y otra en el plan de cuidados.

Durante la entrevista de información y acuerdo de participación con el usuario, observare-


mos aquellas señales que nos indica que puede existir un conflicto de intereses e incidencias en
la respuesta a la oferta.

Silencio – mutismo.

Hiperactividad – no quiere escuchar.

1- 3 8
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Rechazo absoluto sin discusión.

Irritación – enfado – agresividad.

Si se detecta cualquier incidencia que pudiera hacer fracasar la participación o la actividad


en si misma, es mejor no acordar, y se replantea la situación, estableciendo una intervención de
motivación/persuasión con el objetivo de:

Facilitar la toma de decisiones.

Cambios actitudinales.

Afrontamiento efectivo.

5.2.1. Elementos de la motivación/persuasión/negociación


A) Clases de modificación

Motivaciones extrínsecas:

Se inicia fuera de los intereses, necesidades y actitudes del individuo y no forma parte
del objetivo directo de la propia actuación.

No es uno el que conscientemente la elige, sino que es propuesta desde fuera por
otros factores (el profesional sanitario, la patología, la sociedad, los otros...).

Puede ser:

Repulsiva: motivación coactiva. Se basa en el miedo al castigo.

Atractiva: motivación incentiva. Se basa en el atractivo de la recompensa.

Motivación intrínseca:

Procede del propio individuo.

Forma parte del objetivo directo de la propia actuación.

Trata de proponer una respuesta a los intereses, necesidades y actitudes de éste en


relación con su problema de salud, obteniendo un beneficio personal.

Actúa como fin en sí misma e implica un determinado grado de maduración personal,


siempre va unida a un logro en sí mismo.

Está en relación a retos personales, a objetivos de desarrollo personal y/o profesional,


que dependan de sí mismo.

El propio individuo establece sus propios límites, y sabe cuánto de si mismo hay en el
objetivo.

B) Modos de motivación

Motivaciones coactivas:

Un refuerzo negativo inducen a abstenerse o a hacer lo que el que se considera


necesario, con el fin de evitar el daño propuesto.

1-3 9
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Las personas pueden actuar porque se sienten coaccionadas por la familia, por el
trabajo.

Son muy eficaces a corto plazo.

Las consecuencias de aplicar una motivación coactiva es:

a) Crean agresividad, tanto más cuanto menos justificada está la conducta exigida.
Esta agresividad es un rechazo y aislamiento.

b) Se busca la mínima actuación exigida.

c) Inducen a ocultar la trasgresión y a burlar la vigilancia.

d) Absorben parte de la atención necesaria para conseguir los objetivos


planteados.

e) Influyen en la conciencia propia del individuo de forma negativa al considerársele


trasgresor potencial.

f) Desresponsabilizan al propio individuo del objetivo al no identificarse con él,


alejándoles y creando aislamiento social.

Motivaciones incentivas:

Su fundamento es el beneficio final obtenido.

Un refuerzo positivo inducen cumplir adecuadamente el tratamiento o las


recomendaciones con el fin de conseguir una recompensa en su salud, desarrollo
personal o su satisfacción.

Generalmente, la persona espera de las actividades mucho más de lo que realmente


son y desmotiva en cuanto sus expectativas no se han cumplido, por eso deben ser
ajustadas a la persona y sus expectativas.

Información veraz.
Expectativa reales.
Objetivos adecuados a las capacidades del usuario.

Las motivaciones incentivas van muy ligadas a las necesidades del individuo y la percep-
ción de las mismas, recordemos que en la Teoría de las necesidades humanas de MASLOW, se
identifican varios niveles de necesidad según la prioridad que da la persona a las mismas.

1- 4 0
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Jerarquía de necesidades humanas de A. MASLOW

Moralidad,
creatividad,
espontaneidad,
solución de
problemas, falta de
prejuicios, aceptación de
los hechos.
Autorealización

Autoestima, confianza, logros, respeto


de/por los demás.
Estima

Amistad, familia e intimidad sexual


Amor/pertenencia

Seguridad corporal, de empleo, recursos,


moralidad, familia, salud y propiedad.
Seguridad

Respirar, comida, agua, sexo, sueño, homesotasis y


excreción
Fisiológicas

Fuente: www.revistahospitalarias.org

Podemos centrar con respecto a la motivación, según MASLOW, que:

Las personas vamos necesitando diferentes logros a lo largo de nuestra vida, cuanto
mayor nivel de autonomía mayor nivel de cobertura de necesidades tendremos.

Tendemos a solucionar primero las necesidades básicas e ir ascendiendo hasta llegar


al desarrollo personal, por lo que, si no existe la cobertura anterior difícilmente se
deseará obtenerlas. No se trata de ser independiente o no tener enfermedades, sino
funcionar con ellas, ser capaces de asumirlas, afrontarlas y controlarlas.

El deseo de desarrollo personal, solo se tendrá si previamente tenemos el ámbito de


seguridad y sociabilidad equilibrado.

Como profesionales podemos ofertar al usuario, una propuesta de actividades que


vayan adquiriendo cuerpo a la pirámide de necesidades cubiertas personales, de esta
manera vamos adaptando la actividad al individuo.

Teoría de las expectativas: la actividad propuesta debe tener una valencia positiva, es
decir el mayor beneficio con el menor esfuerzo.

1-4 1
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

INPUT ACTUACIÓN OUTPUT

La motivación grupal - Terapias grupales

Características de un grupo:

Interacción directa entre los miembros.

Problemas comunes.

Objetivos terapéuticos comunes.

Existencia de emociones y sentimientos colectivos.

Emergencia de una estructura informal de distribución de las polaridades


afectivas.

Existencia de un inconsciente colectivo.

Establecimiento de un equilibrio interno y de un sistema de relaciones con el


medio circundante.

Todos los miembros de un grupo u organización tienen unas necesidades comunes,


que son:

Aceptación. La motivación grupal


Información. Nos permite establecer relaciones e intereses comunes
al grupo.
Objetivos.
Permite establecer líneas de motivación personal.

Control. Mejora la motivación intrinseca.

Recuerde

La comunicación eficaz es la base de la incentivación grupal y tera-


pia grupal.

5.2.2. Modular la conducta inadecuada


El castigo como modo coactivo para modular una conducta inadecuada, está negando la
oportunidad de tomar decisiones y de responsabilizarse al individuo de la acción que ha reali-

1- 4 2
Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

zado. En cambio, las consecuencias naturales y lógicas hacen que la persona, sea capaz de
entender o ver, las consecuencias de sus acciones, de su comportamiento y evitan que se haga
sumiso.

No debe implantarse castigos por lo que se hace, sino que tras elegir hacer algo, recibe las
consecuencias que conlleva su decisión.

He aquí las diferencias esenciales entre el castigo y las consecuencias naturales9:

CASTIGO CONSECUENCIAS NATURALES

Expresa el poder de la autoridad


Expresan el orden social
personal

Se relaciona con el comportamiento Dejan claro el comportamiento


inadecuado adecuado

Hace ver al niño que es malo No implican ningún juicio valorativo

Enfocan el comportamiento hacia el


Enfoca hacia el pasado
presente y el futuro

Está asociado a una amenaza Están basadas en la buena voluntad

Exige obediencia Permiten elección

Para instaurar conductas adecuadas, se deben definir con claridad las normas y los resul-
tados de las conductas, que han de conocer los individuos con anterioridad, la supervisión de
una acción o actividad, da libertad a la persona para hacer, sabiendo que luego se le va a pedir
responsabilidades.

Ejemplo

Lavarse las manos – comer. "Si no te lavas las manos, no


comes".
Ir al baño – dormir. "Si no haces pis antes de acostarte, no
puedes ir a dormir".
Vestirse – ir al colegio. "Si no te vistes, no puedes ir al colegio".
1er plato – 2º plato – postre. "Si no comes el 1er plato, no hay
postre".
Poner la mesa – comer. "Si no pones la mesa, no come nadie".
Recoger los juguetes – jugar. "Hasta que no recojas este
juguete, no podrás jugar con el otro".
Hacer las tareas – ver la televisión. "Si no acabas los deberes,
no puedes ver la TV".

9. Intervención sobre la conducta en niños con síndrome de Down. RUIZ RODRIGUEZ, Emilio.

1-4 3
Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

A) Corrección de conductas inadecuadas sin utilizar el castigo

Definición

Conducta inadecuada es toda aquella conducta que interfiera en el de-


sarrollo o en el aprendizaje, la que rompa la dinámica natural de vida de
la persona y que pueda dañar así mismo o a otros o la que se desvía de
lo considerado típico en niños de edad similar (CIDAD, 1990; PATTERSON,
2004 – adaptado para la generalidad de personas con dependencia por C.
DUQUE 2011).

Técnicamente hablando, un castigo es cualquier consecuencia que presentada después


de una conducta reduce la frecuencia, intensidad o duración de la misma. En la práctica, se
entiende por castigo una intervención que desagrada a la persona, aplicada tras la aparición
de una conducta inapropiada. Se produce, por tanto, una motivación coactiva, con resultados a
corto plazo pero no instaura una corrección permanente.

Además de producir alteraciones emocionales negativas (como rabia, frustración, desen-


canto, ira, deseos de revancha), no da ninguna idea de cómo mejorar la conducta.

En otras palabras, el castigo informa de lo que se ha hecho mal, pero no de cuál es la


actuación correcta, por lo que no asegura que el individuo, sepa cómo tiene que actuar en otra
ocasión.

Se han de reservar los castigos únicamente para conductas peligrosas (por ejemplo, “¡no!”,
cuando acerca sus dedos a un enchufe) o cuando todas las demás estrategias no han surtido
efecto en personas con reducido nivel de capacidades mentales, porque entenderá de forma
acción/reacción, pero en general luego debemos realizar una activa pro-activa.

La utilización de refuerzos positivos es una técnica más útil de adquisición de conductas


adecuadas con personas con problemas de autonomía, siendo los reforzadores sociales, como
los elogios, las sonrisas y las palabras de ánimo, los más eficaces.

Otra medida válida es el reforzamiento de conductas incompatibles con las inapropiadas. Es


el caso del entrenamiento en habilidades sociales o en el empleo creativo del tiempo de ocio, por
ejemplo, con la lectura, que limitan la aparición de conductas estereotipadas y autoestimulantes.

La adquisición de capacidades lingüísticas o sociales, para la interacción, permite la expre-


sión de las dificultades, lo cual induce a eliminar conductas disruptivas.

Es conveniente que las conductas inadecuadas, de ira o de rechazo, no se prolonguen;


para ello, las técnicas de distracción y diversión son las más adecuadas. El espacio y la reflexión
permiten iniciar un nuevo diálogo, una nueva negociación (RUIZ, 2004). Apartarle o apartarse
uno mismo de la situación es la mejor estrategia si la reacción se ha descontrolado. Se le ha de
explicar que le dejamos hasta que se tranquilice para que lo piense. Es imprescindible mantener
la calma y si no es posible, hay que alejarse y volver cuando se haya alcanzado la serenidad
precisa.

De todos modos, cualquier intento de intervención en esos momentos es muy probable que fra-
case, ya que el bloqueo emocional producido no permite ningún abordaje racional constructivo.

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Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

B) Terapias para modificación de conducta

La terapia cognitivo-conductual se basa en las teorías del aprendizaje, en concreto el condi-


cionamiento clásico, el condicionamiento operante y el aprendizaje social, ampliadas en épocas
recientes con las aportaciones de las técnicas cognitivas.

Su objetivo es instaurar, mantener, cambiar o suprimir conductas, asumiendo que están


moldeadas por contingencias ambientales inadecuadas. Se parte de que tanto la conducta nor-
mal como la “anormal” se adquieren según las leyes del aprendizaje y, por tanto, por medio de
esas mismas leyes pueden ser modificadas. Si se ha producido un mal aprendizaje, el tratamien-
to consistirá en reaprender bien lo que se ha aprendido mal.

Al analizarlas, interesan más los determinantes actuales que los antecedentes lejanos, por
lo que hay que centrarse en el “aquí y ahora”. El análisis implicaría la evaluación detallada de la
conducta problemática que se desea modificar, la definición de las variables que la mantienen,
la aplicación de la técnica concreta y la valoración de los resultados. Para recoger datos, se
pueden utilizar entrevistas, autorregistros, escalas o cuestionarios, aunque la observación con-
ductual, es la estrategia más empleada y eficaz.

Se ha de realizar un registro de la conducta-problema, en el que se recoja la situación y


los momentos en que aparece, las personas presentes y su frecuencia, intensidad y duración. El
registro sirve para objetivar la conducta y permitirá la posterior comprobación de los resultados
del programa de intervención. Muchas conductas que parecen muy preocupantes, en realidad
se presentan con muy poca frecuencia o apenas duran unos segundos.

La terapia supone:

Análisis funcional de la conducta.

Aplicación de técnicas de modulación de la conducta.

Evaluación y corrección.

Análisis funcional de la conducta

El análisis funcional de la conducta intenta averiguar los factores responsables de la pro-


ducción o mantenimiento de los comportamientos calificados como alterados o disruptivos y la
relación de contingencias entre ellos establecida (CIDAD, 1990). Para una intervención eficaz
que se base en un análisis funcional de la conducta es preciso comenzar por definir con claridad
y de forma observable la conducta que se quiere variar.

Hay que estudiar los antecedentes y los consecuentes de la conducta, siguiendo la secuen-
cia lógica “antecedentes – conducta – consecuentes”. Para ello, se plantearán las preguntas:
¿qué ocurrió antes? (¿cuándo ocurrió la conducta?, ¿dónde?, ¿quién estaba presente?, ¿qué
hacían las demás personas antes de que ocurriera?) y ¿qué ocurrió después? (¿cómo reaccionó
cada persona a la conducta del niño?).

Entre los antecedentes se incluyen los internos y los externos de la situación y las personas
presentes. Algunos antecedentes internos que pueden explicar las conductas anómalas pue-
den ser (LORENZ, 2005):

Estado de salud: malestar, catarro, infección, dolor no manifestado, apnea del sueño,
hipotiroidismo, medicación, etc.

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Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

Cansancio, hambre, falta de sueño.

Dificultades sensoriales: problemas de visión o audición.

Capacidad de comunicación limitada.

Carencia de habilidades sociales básicas.

Causas psicológicas: egocentrismo, etapa de negativismo, adolescencia, reacción


ante el nacimiento de un hermano, baja autoestima, etc.

Problemáticas añadidas a la base de la discapacidad, enmarcadas dentro del


denominado diagnóstico dual, como trastorno de hiperactividad con déficit de
atención o autismo, por ejemplo, que requieren una intervención específica (CAPONE
et al., 2007; GARVÍA, 2007).

Algunos antecedentes externos:

Las demandas de la situación: exigencia excesiva en casa o en el colegio, peticiones


que desbordan al niño, ausencia de normas, estilo educativo rígido e inflexible, etc.

El comportamiento de los compañeros del niño en el colegio, los hermanos en casa,


otros familiares o vecinos o los propios padres, son antecedentes externos que pueden
explicar en muchos casos la conducta inadecuada.

Variaciones en su vida: cambio de colegio, de etapa, de compañeros o de domicilio,


salida de casa de sus hermanos, pérdida o ausencia de un familiar, estado de salud
de los padres, etc.

La intervención sobre esos ámbitos es la primera estrategia útil de prevención para


evitar la aparición de la conducta inadecuada y para corregirla cuando ha surgido. Un
estudio riguroso de los posibles antecedentes que están provocando el comportamiento
del niño nos proporcionará valiosas ideas para realizar una intervención efectiva.

Los consecuentes, son los resultados que la conducta del niño produce en el
ambiente.

La probabilidad de aparición de una respuesta está en directa relación con sus


consecuencias inmediatas.

Habitualmente la conducta se mantiene cuando se obtiene algún tipo de refuerzo de


ella, por lo que es preciso preguntarse qué beneficio está obteniendo el individuo.

El reforzador más importante suele ser la atención de los cuidadores y la persona


puede llegar a comportarse de forma inapropiada exclusivamente por obtener esa
atención.

Por tanto, la intervención se ha de dirigir a variar las consecuencias, introduciendo otras


diferentes dirigidas a modificar la conducta.

Técnicas de modificación de conducta

Los procedimientos de modificación de conducta se han mostrado como estrategias muy


útiles de intervención con las personas con discapacidad intelectual (FEELEY y JONES, 2007).

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Participación en la preparación de actividades en instituciones sociales

Constituyen un enfoque de tratamiento con múltiples ventajas, ya que son fáciles de aplicar, rápi-
dos, de bajo costo y adaptables a múltiples contextos.

Algunas técnicas útiles para la intervención con personas con discapacidad mental, son
el reforzamiento, la economía de fichas, el modelado o aprendizaje por observación, el mol-
deamiento o aprendizaje por aproximaciones sucesivas y el encadenamiento o aprendizaje de
cadenas de estímulos y respuestas, para aumentar las conductas.

Para disminuirlas o eliminarlas, se pueden emplear la extinción o supresión de los reforzado-


res que las alimentan, el tiempo fuera o aislamiento y el castigo (CABALLO, 1993; Pear, 1993).

1. Técnicas para implantar conductas. Se utiliza la técnica o técnicas para implantar


una conducta cuando esta conducta no se encuentra en el repertorio del usuario.

Las cinco técnicas más comúnmente aplicadas son las siguientes:

a) Moldeamiento. Reforzamiento sistemático e inmediato de aproximaciones a la


conducta blanco (conducta que se desea instaurar) hasta que ésta aparezca en
el repertorio de conducta, es decir, se instale. Se debe especificar con precisión
al usuario, la conducta seleccionada para el moldeamiento, seleccionar
reforzadores potentes y utilizarlos cada vez que la conducta se aproxime a la
deseada.

b) Modelamiento. Aprendizaje mediante la observación e imitación, consiste en


una herramienta en la que se utiliza un modelo que ejecute conductas verbales
y motoras exactas que se esperan del usuario, mientras éste observa y escucha.
Para el uso eficaz del modelamiento se deben seleccionar modelos competentes
con estatus o prestigio.

c) Instigación. Es una ayuda especial, manual, verbal o visual, que se le da al


paciente durante la intervención para incrementar el éxito en la actividad. Las
instigaciones pueden clasificarse en físicas, visuales y verbales.

Las instigaciones físicas, a su vez pueden ser totales y parciales. La instigación


física total es el máximo grado de apoyo y ayuda, también conocido como
asistencia u orientación manual o física, se utiliza para obtener del usuario
respuestas motoras como la utilización correcta del hilo dental, en donde se le
toma la mano al usuario y se le guía en la ejecución de las respuestas motoras
componentes de la destreza en la técnica que se está enseñando.

En la instigación física parcial, se proporciona una señal física (por ejemplo,


tocarle los dedos al utilizar un instrumento o material) a manera de sugerencia
de la parte del cuerpo que debe mover para realizar la actividad motora.

d) Instrucciones verbales. Son normas o pautas específicas que indican a la


persona el comportamiento concreto a producir, es decir, que resultados y bajo
qué circunstancias en particular. Las instrucciones verbales específicas aceleran
el proceso de aprendizaje.

e) Sugerencias. Existen dos clases de sugerencias la sugerencia directa es una


incitación para iniciar una serie de respuestas y es dirigida específicamente a
un determinado usuario, por ejemplo, se le dice al paciente: “que te parece,

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Apoyo en la organización de actividades para personas dependientes en instituciones

¿si paseamos y vemos como están las hojas de los árboles?. La sugerencia
indirecta es cuando se incita a otra persona diferente de aquel al que se desea
enseñar, en este caso se comenta con otro usuario o cuidador “Sabes, el parque
está tremendo en esta época del año, ayer fuimos a ver las hojas caídas”.

2. Técnicas para mantener o incrementar conductas:

a) Reforzamiento. Se puede clasificar en: reforzamiento positivo, negativo,


descriptivo e intermitente.

El reforzamiento positivo consiste en suministrar una consecuencia


inmediatamente que se emita una conducta determinada y se refiere al efecto
conseguido una vez aplicado un procedimiento.

Los refuerzos negativos aumentan la conducta de huída o de evitación.

b) Contratos de contingencia. Es un acuerdo entre dos o más partes, que


establecen las responsabilidades de cada una, en relación con un determinado
objeto o actividad.

c) Economías de fichas. Es un programa de refuerzo sistemático donde se premia


con fichas a los sujetos que presentan conductas deseadas, las fichas ganadas
pueden cambiarse por alimentos, actividades o privilegios.

3. Técnicas para reducir conductas:

a) Extinción: es la discontinuación o eliminación del reforzador de una conducta


que anteriormente se reforzaba. La manera más efectiva de erradicar una
conducta reforzada anteriormente es ignorándola y para ello se debe ser
constante y persistente.

b) Saciedad: es la disminución o eliminación de una conducta inadecuada


consecuente al reforzamiento continuo y aumentado de la misma conducta.

c) Castigo: consiste en suministrar un estímulo punitivo inmediatamente después


de presentarse la conducta blanco, provocando que la frecuencia de esta
disminuya. Es aplicar al sujeto un estímulo adversivo como consecuencia de
una respuesta inaceptable.

d) Reforzamiento de conductas incompatibles: es la disminución de una


conducta que es incompatible con la conducta que deseamos modificar.

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