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Corte Constitucional
Comparte este Despacho la determinación adoptada por el A quo en este aspecto, porque el
disciplinado era consciente de la infracción de la ley disciplinaria, pues sabía que el quejoso,
estaba resguardado por los derechos de Carrera Administrativa y fuero sindical, y es
indudable que el Contralor investigado tuvo la oportunidad de valorar los hechos para decidir
el comportamiento que debía asumir de acuerdo a lo que las normas legales le instaban,
pero optó por inobservar los preceptos legales, no actuó conforme a derecho pudiendo y
debiendo hacerlo.
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Sobre la calificación de la falta, el operador disciplinario sostuvo que se trataba de una falta
gravísima, por cuanto así está catalogada por el legislador en el numeral 61 del artículo 48
del CDU.; decisión que comparte plenamente este Despacho por estar así demarcada en la
ley disciplinaria.
En el caso sub lite y tratándose de falta que ha sido catalogada como gravísima por expresa
denominación legal, no opera el sistema de graduación, porque al estar comprobada su
comisión y adjudicada a título de dolo, solamente es procedente la máxima sanción, que
corresponde a la destitución del cargo; cuando la conducta tiene, como en este caso, una
calificación en el ordenamiento disciplinario, no hay lugar a derivar beneficios por
circunstancias atenuantes, estos solamente operan respecto de la inhabilidad general, como
acertadamente dosificó la primera instancia, sin que tenga ninguna objeción al respecto el
Ad quem, porque la Corte constitucional ha avalado el sistema de reincidencia en materia del
derecho disciplinario, y es obvio, porque la conducta oficial tiene que ser observada a
plenitud, el servidor público en la relación de sujeción con el Estado está obligado a observar
un riguroso comportamiento oficial.
SALA DISCIPLINARIA
Con fundamento en las atribuciones conferidas por el numeral 1 del artículo 22 del
Decreto 262 de 2000, la Sala Disciplinaria conoce por vía de apelación, la decisión
proferida por la Procuraduría Primera Delegada para la Vigilancia Administrativa con
fecha 15 de diciembre de 2009, mediante la cual declaró disciplinariamente
responsable al doctor Alberto Uribe Oñate, en su condición de Contralor General del
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ANTECEDENTES PROCESALES
Señaló que a pesar de lo anterior, el doctor Uribe Oñate por resolución No. 000355
de 2 de septiembre de 2004 lo declaró insubsistente, pero el 3 de marzo de 2005 el
Juzgado Segundo Laboral del Circuito de Valledupar ordenó su reintegro, el cual se
concretó en la resolución No. 00139 de 31 de marzo de 2005.
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Por auto de 28 de julio de 2009, el A quo consideró que los descargos fueron
presentados extemporáneamente, porque el término vencía el 24 de junio de 2009,
no obstante decretó algunas pruebas de oficio, incluyendo allí las solicitadas por el
defensor en memorial de justificaciones (fls. 154 y 155 C. No. 2). De esta decisión se
notificó personalmente al disciplinado el 11 de agosto de 2009 (fl. 216 C. No. 2). El
operador disciplinario mediante proveído de 6 de octubre de 2009, corrió traslado
para presentar alegatos de conclusión (fl. 275 C. No. 2), auto que fue notificado por
estado el 8 de octubre de 2009 (fl. 276 C. No. 2), accediendo el apoderado a
presentar alegaciones el día 21 de octubre de 2009 (fls. 280 a 282 C. No. 2).
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Que igualmente el señor Mieles Castilla estaba amparado por fuero sindical,
conforme lo estableció el Tribunal Superior de Distrito Judicial de Valledupar, al
señalar que la notificación al empleador de la inscripción de la junta directiva de
“ASDECCOL”, se efectuó el 2 de mayo de 2005 a las 8:00 a. m. y la notificación al
señor Mieles Castilla de la resolución No 168 de 25 de abril de 2005, por la cual fue
declarado insubsistente, se realizó el mismo día 2 de mayo de 2005 a las 10:00 a. m.
Que coligió el citado Tribunal que el señor Mieles Castilla estaba protegido por la
garantía del fuero sindical y que el empleador era conocedor de esta situación
cuando optó por desvincularlo de su cargo, sin contar con la autorización judicial para
ello, pues no solicitó el levantamiento del fuero sindical.
Sobre el ingreso anómalo del señor Mieles Castilla a la Contraloría del Departamento
del Cesar, sin cumplir con los requisitos del manual de funciones para el cargo, que
alega la defensa como planteamiento para hacer cumplimiento a lo preceptuado en
el artículo 5 de la ley 190 de 1995, estimó la Delegada que no tiene justificación,
porque dicha irregularidad no fue el argumento del acto administrativo de
insubsistencia, porque allí se consignó que el señor Luis Alberto Mieles Castilla, es
empleado de libre nombramiento y remoción, por no encontrarse inscrito en carrera
administrativa. Agregó la Delegada que la potestad conferida por el inciso 1° deI
artículo 5 de la Ley 190 de 1995, según sentencia C-672 de 2001, debe llevarse a
cabo respetando el debido proceso, conforme el procedimiento señalado para la
revocatoria directa de los actos administrativos, y el investigado omitió tal trámite
procedimental.
Así las cosas, señaló la primera instancia que el propósito del señor Uribe Oñate fue
el de defraudar normas de imperativo cumplimiento, que consagran las causales de
retiro del servicio de quienes están vinculados en carrera administrativa y favorecidos
por la estabilidad (art. 41 de la ley 909 de 2004) y por fuero sindical (art. 406 del C. S.
T.), por cuanto que el señor Mieles Castilla era presidente suplente de la Junta
Directiva del Sindicato “ASDECCOL”, y al declararlo insubsistente no dispuso
previamente el levantamiento del fuero sindical como le correspondía. Además, no
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Como la falta fue imputada como dolosa y está catalogada como gravísima por el
numeral 61 del artículo 48 de la Ley 734 de 2002, el A quo le impuso sanción de
destitución e inhabilidad general de 12 años, según el criterio consagrado en el literal
a) del numeral 1 del artículo 47 del CDU, por presentar antecedentes disciplinarios
dentro de los cinco años anteriores a la comisión de la falta.
RECURSO DE APELACIÓN
Tal como se anotó con antelación, notificado personalmente el apoderado del doctor
Alberto Uribe Oñate, impugnó el fallo sancionatorio y sustentó por escrito el recurso
de apelación, a través del cual solicitó su revocatoria, con fundamento en los
siguientes razonamientos jurídicos (fls. 310 a 316 C. No. 2):
Indicó el recurrente que el ejercicio del poder punitivo dentro del Estado de derecho
debe estar sometido a los más estrictos controles, con el designio de hacer efectivo
el respeto de las garantías individuales y la seguridad jurídica. Esos controles que se
establecen a través del principio de legalidad, y el Estado como principal
propugnador del respeto a las garantías fundamentales de los coasociados, tiene
como postulado la interpretación restrictiva de la Ley disciplinaria, debiendo procurar
liberar del ámbito de validez de la misma aquellas conductas que resulten de dudoso
encajamiento, pues esa es la función que debe cumplir el principio de legalidad.
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contenido de la voluntad del procesado y del enjuiciamiento jurídico del hecho tal
como éste se ha desarrollado en concreto, o sea, como realmente se produjo,
porque de no ser así, se infringiría el principio de tipicidad”.
Respecto al supuesto fuero sindical que se dice ostentaba el señor Mieles Castilla,
para no ser declarado insubsistente, por encontrarse aforado, manifestó el
profesional del derecho que para el día de la designación como dignatario de la Junta
Directiva de la Organización sindical, él no tenía la condición de miembro del
sindicato de “ASDECCOL” Cesar, porque por oficio de 2 de julio de 2004 informaba a
la Jefe División Administrativa y Financiera de la mencionada Contraloría, que ya no
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era miembro activo de dicho sindicato, y solo se afirma sobre su ingreso al mismo el
día 2 de mayo de 2005, por parte del Presidente de la Asociación Sindical al Director
Administrativo de la Contraloría.
De donde emerge que el señor Mieles Castilla, no cumplía con los requisitos
mínimos exigidos por los estatutos de la Organización Sindical para ser designado
como directivo, que son 6 meses de permanencia en la colectividad sindical, por lo
tanto no podía ser elegido como presidente suplente del sindicato de “ASDECCOL”
Cesar. Es decir, que la designación del dicho funcionario en la junta directiva sindical
no reunía con el lleno de los requisitos exigidos, por lo tanto es violatoria de las
normas que regulan el tema sindical, artículo 10 de la Ley 584 de 2000, lo que
invalida la elección.
CONSIDERACIONES DE LA SALA
Competencia.
Esta Sala Disciplinaria es competente para conocer del presente asunto en virtud de
la competencia otorgada por el numeral 1 del artículo 22 del Decreto 262 de 2000
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Según el artículo 142 de la Ley 734 de 2002, el fallo sancionatorio procede cuando
obre prueba que conduzca a la certeza de la falta y de la responsabilidad del
disciplinado. Por certeza debe entenderse ese valor epistemológico que excluye toda
duda razonable. A verificar si ella concurre o no, se dirige este proveído.
Cargos formulados.
“CARGO ÚNICO
Luego de lo anterior y de acuerdo con las pruebas que hasta el momento reposan en el
expediente, deduce este Despacho que la falta en la que posiblemente incurrió el señor
ALBERTO URIBE OÑATE al proferir la resolución No. 000168 de fecha 25 de abril de 2005,
es la contenida en el numeral 61 del artículo 48 del C.D.U., en la que establece como falta
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disciplinaria “Ejercer las funciones con el propósito de defraudar otra norma de carácter
imperativo”
Nulidad invocada.
Examinada la diligencia de versión rendida al doctor Uribe Oñate, avizora la sala que
a éste se le recordaron los derechos como disciplinado contenidos en el artículo 92
de la ley 734 de 2002, así: “tiene derecho a designar apoderado para que lo asista
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Así las cosas, y en este escenario procesal encontrándose el proceso para adoptar
decisión de segunda instancia, no es viable legalmente acceder a la NULIDAD
deprecada por el defensor, pues no se determinaron vulneraciones sustanciales que
puedan afectar el derecho fundamental al debido proceso.
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De acuerdo con lo estatuido por la parte final del artículo 113 del Código Procesal del
Trabajo y de la seguridad Social, modificado por el artículo 44 de la Ley 212/2001,
esa prueba permite presumir la existencia del fuero sindical, es decir que el actor es
merecedor de esa garantía foral”.
Así las cosas, concluyó el Ente colegiado “que si está demostrado que el trabajador
es merecedor de la garantía del fuero sindical y que el empleador era conocedor de
ese estatus cuando optó por desvincularlo de su cargo, sin que contara con la
autorización judicial para ello, por no aparecer tampoco, que haya conseguido por
vía judicial el levantamiento de ese fuero sindical” (fls. 167 a 179v C. No. 2,
subrayado fuera de texto).
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También consta en autos que el señor Luis Alberto Mieles Castilla por oficio de fecha
26 de abril de 2005, solicitó al doctor Uribe Oñate se le concedieran vacaciones para
disfrutarlas a partir del 2 de mayo de 2005 (fl. 15 C. No. 1).
Empero, el doctor Alberto Uribe Oñate, Contralor Departamental del Cesar, mediante
oficio calendado 26 de abril de 2005, le informó al señor Mieles Castilla, que en uso
de sus atribuciones legales, por resolución No. 000168 de 25 de abril de 29005, lo
declaró insubsistente del cargo que venía desempeñando; documento que aparece
recibido por el señor Mieles Castilla el 2 de mayo de 2005 a las 11:10 A. M. (fl. 16 C.
No. 1). En la resolución No. 000168 de 25 de abril de 2006 de insubsistencia, el
disciplinado argumentó que el cargo que viene desempeñando es de libre
nombramiento y remoción, por no encontrarse inscrito en carrera administrativa y que
no está amparado por fuero sindical (fl. 248 C. No. 1).
El señor Mieles Castilla el 3 de mayo de 2005, a las 4:30 p. m., solicitó al Contralor
Uribe Oñate en virtud del derecho de petición revocar la resolución No. 00168 de 25
de abril de 2005, porque no se cumplió con lo previsto en el artículo 44 del C. C. A., y
por que goza de fuero sindical, “de conformidad con la notificación que se le realizara
el mismo 2 de mayo de 2005 de la Asamblea realizada el 21 de abril de 2005, a las
08:30 A. M., es decir, mucho antes de que me informaran de la Resolución en
mención.
De ser negativa esta solicitud, le notifico que ella agota la reclamación administrativa
del artículo 6° del C. de P. L., modificado por el artículo 4° de la Ley 712 de 200 (sic),
sea para acudir a la justicia ordinaria o a la contenciosa administrativa (…)”. Este
instrumento también aparece con copia al Gobernador y a la Procuraduría Regional
del Cesar, donde aparecen los sellos de recibido el mismo día 3 de mayo de 2005 (fl.
19 C. No. 1).
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Pues bien, el disciplinado aportó fotocopia del oficio No. CGH-0431 de 19 de febrero
de 2004, suscrito por la Coordinadora de Gestión Humana de la Gobernación del
Cesar, por medio del cual da respuesta al Contralor, sobre seis funcionarios de esa
entidad que se encuentran inscritos en carrera, y que no se halló registro que
demuestre que el señor Luis Alberto Meles Castilla y otros, se encuentren inscritos
en carrera administrativa (fls. 252 y 253 C. No. 2).
A su vez, obra a folios 249 a 251 C. No. 2, el oficio No. 2004EE5936 de fecha 2 de
julio de 2004, rubricado por la Jefe de la Oficina Asesora Jurídica del Departamento
Administrativo de Función Pública, a través del cual respondió la consulta elevada
por el Contralor Uribe Oñate, que revisado el Registro Público de carrera del DAFP,
el cual no se actualiza desde el 12 de julio de 1999, no aparecen inscritos
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Señaló que las personas elegidas en ese concurso que pasaron el período de prueba
no fueron inscritas en carrera, pero la Corte Constitucional estableció que quienes se
hallaban en determinada etapa, adquirían los derechos propios de carrera
administrativa, aunque no estuvieran inscritos (fls. 101 a 110 C. No. 1 Fiscalía).
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Así mismo, obra el oficio No. 2004EE7531 de fecha 23 de agosto de 2004, suscrito
por la Jefe de la Oficina Asesora Jurídica del Departamento Administrativo de la
Función Pública, donde le responde a la señora Margarita Rosa Parody Fernández,
quien también concurso en dicha Contraloría, respecto del reconocimiento de los
derechos adquiridos en carrera administrativa, así:
No cabe duda que el desempeño laboral del señor Luis Alberto Mieles Castilla fue
evaluado satisfactoriamente, no solo en el período de prueba, sino anualmente hasta
el año 2003, tal como lo prevé el artículo 30 de la Ley 443 de 1998; período de
prueba que como se ha señalado en precedencia, inició el 21 de junio de 1999,
siendo calificado el 25 de octubre de 1999 (fls. 10 a 23 C. No. 1 Fiscalía y fls. 21 y
s.s. C. No. 3 Fiscalía).
Por consiguiente, el doctor Uribe Oñate estaba enterado de la situación real en que
se encontraba el señor Mieles Castilla, limitándose de acuerdo a su conveniencia a
consultar únicamente si estaba inscrito en el Registro Público de Carrera
Administrativa, lo cual sabía de antemano que no, a raíz de la emisión de la
Sentencia C-372 de 1999, toda vez que a partir de su ejecutoria, 12 de Julio de 1999
este registro no se actualizaba, y que tampoco podían figurar en la lista de Gestión
Humana de la Gobernación del Cesar, máxime que como se precisó anteriormente,
estuvo asesorando y trabajando con todo lo relacionado con los concursos abiertos,
y sabía que el tema principal de la inexequibilidad de la sentencia C-372 de 1999 fue
el registro, el cual suspendió; pero tal circunstancia no despojaba al señor Mieles
Castilla de los derechos de carrera administrativa.
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Se reitera que las consultas formuladas por el disciplinado fueron soslayadas, pues
estuvieron encaminadas únicamente a establecer si el funcionario desvinculado
estaba inscrito en el Registro Público de Carrera Administrativa, ritualidad que
conocía de antemano el doctor Uribe Oñate no acreditaba el señor Mieles Castilla,
pero ello no era obstáculo para predicar que no estaba en carrera administrativa,
pues la finalidad fue la de pretender justificar la remoción de dicho servidor público.
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Que el señor Mieles Castilla no cumplía con los requisitos para ocupar el cargo en
ese entonces, y las calificaciones que debían hacer los Jefes de Sección las hacían
los Jefes Inmediatos, calificaciones que efectuaban sin seguir los parámetros de ley;
irregularidades que pasaron desapercibidas por los antecesores del doctor Uribe
Oñate, pero una vez conocidas por éste, y habiéndose presentado situaciones de
conflicto laboral con el señor Mieles Castilla, quien con los otros funcionarios
sindicalizados hacían caso omiso a las órdenes impartidas por el Contralor y lo
trataban mal, aduciendo este privilegio y estar en carrera administrativa.
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Debe resaltarse, que los objetivos centrales del sistema de carrera administrativa y la
obligatoriedad de sus postulados, deben respetarse, en el entendido que su manejo
debe ser ajeno a cualquier clase de motivación o interés, porque de lo contrario, se
desnaturaliza el sistema mismo, al dejarse de lado el mérito y capacidades, para
darle paso a otros de diversa índole.
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También reposa el oficio calendado 26 de abril de 2005, suscrito por el doctor Alberto
Uribe Oñate, Contralor Departamental del Cesar, dirigido al señor Luis Alberto Mieles
Castilla, Auxiliar administrativo, a través del cual le informa que en uso de sus
atribuciones legales, por resolución No. 000168 de 25 de abril de 2005 lo declaró
insubsistente del cargo que venía desempeñando; documento que aparece recibido
por el señor Mieles Castilla el 2 de mayo de 2005 a las “11:10 A. M.”, hora que
también diverge de la señalada por el Tribunal (“10.00 a.m.”) (fl. 16 C. No. 1).
Así mismo, obra fotocopia del acta de Asamblea General Ordinaria No. 1°, de fecha
21 de abril de 2005, de la Asociación de Servidores Públicos de las Contralorías de
Colombia - “ASDECCOL” - Junta Directiva Seccional Cesar, donde consta que se
designó nueva junta directiva, y aparece nombrado el señor Mieles Castilla como
suplente del Presidente (fls. 66 a 68 C. No. 1).
De igual forma, reposa documento sin fecha, suscrito por el señor Mieles Castilla, por
medio de la cual autoriza al pagador de la Contraloría General del Departamento del
Cesar, que a partir del 1° de mayo de 2005, descuente y ponga a disposición de la
Junta Directiva de ““ASDECCOL”” Seccional Cesar, el 1% del sueldo mensual, valor
correspondiente a la cuota de aporte ordinario (fl. 27 C. No. 1).
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No. 1). También obra la inscripción de la citada junta directiva en el registro sindical,
que se llevó a cabo mediante la Resolución No. 00182 de 2 de mayo de 2005 (fls. 87
a 89 C. No. 1).
Es importante anotar que, no está acreditado en autos que el señor Mieles Castilla
no reunía los requisitos mínimos establecidos por los estatutos de la organización
sindical para ser nombrado directivo de “Asdeccol”, ni obran pruebas que corroboren
tal afirmación, conforme lo esgrimió el apoderado, por ende, este Despacho no
puede admitir lo planteado en tal sentido por la defensa.
Tipicidad.
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Artículo 48 de la Ley 734 de 2002. “Faltas gravísimas. Son faltas gravísimas las
siguientes (…):
Numeral “61. Ejercer las funciones con el propósito de defraudar otra norma de
carácter imperativo”.
Artículo 405 del Código Sustantivo del Trabajo: “Se denomina "fuero sindical" la
garantía de que gozan algunos trabajadores de no ser despedidos, trasladados ni
desmejorados en sus condiciones de trabajo, sin justa causa, previamente calificada
por el juez del trabajo”.
“(…) PARAGRAFO 1o. Gozan de la garantía del fuero sindical, en los términos de
este artículo, los servidores públicos, exceptuando aquellos servidores que ejerzan
jurisdicción, autoridad civil, política o cargos de dirección o administración.
Artículo 41 de la Ley 909 de 2004. Causales de retiro del servicio.. El retiro del
servicio de quienes estén desempeñando empleos de libre nombramiento y
remoción y de carrera administrativa se produce en los siguientes casos:
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Es de anotar, que el tipo descrito en el artículo 48-61 del CDU es un tipo en blanco
que comporta una falta disciplinaria eminentemente dolosa “Ejercer las funciones
con el propósito de defraudar otra norma de carácter imperativo”, pero que requiere
su remisión a otra norma, que permita al intérprete determinar inequívocamente el
alcance de la conducta disciplinaria, esto es, el de señalar qué disposiciones son de
carácter imperativo y que desde luego deben describir de manera detallada las faltas,
razón por la cual fue necesario el reenvío a los artículos 405 y 406, literal c) y
parágrafo del Código Sustantivo del Trabajo, y artículo 41 de la ley 909 de 2004, de
carrera administrativa, que comportan conductas precisas que inobservó el
investigado, al declarar insubsistente al señor Luis Alberto Mieles Castilla, quien era
funcionario de carrera administrativa y estaba aforado, por tanto, su desvinculación
tenía que ceñirse a las facultades previstas para remover empleados de carrera
administrativa y previa autorización de la autoridad judicial sobre el levantamiento del
fuero sindical, lo que comporta vulneración del debido proceso.
En el caso de autos hay certeza que el doctor Alberto Uribe Oñate, en su calidad de
Contralor General del Departamento del Cesar, declaró insubsistente el
nombramiento del señor Luis Alberto Mieles Castilla, a través de la Resolución
números 000168 de fecha 25 de abril de 2005, conociendo que dicho funcionario
había adquirido derechos de carrera administrativa y que estaba aforado, derechos
que no les respetó, pues tenía que haberse ceñido a las causales previstas en el
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Naturaleza de la falta.
Ilicitud Sustancial.
Se evidenció que investigado Uribe Oñate desconoció sin ninguna justificación los
deberes funcionales asignados como servidor del Estado, que le fueron citados en el
pliego acusatorio, tal como se describió en el acápite de tipicidad, pues no se puede
ignorar que el derecho disciplinario protege el correcto desempeño de la función
pública, y de parte del disciplinado hubo infracción sustancial de dichos deberes, al
no obrar conforme la función social que le competía como funcionario público, toda
vez que se apartó del cumplimiento de las obligaciones que devienen de la función
que ejecutaba como Contralor General del Departamento del Cesar, atentando
contra el buen funcionamiento del Estado y por ende contra sus fines, al vulnerar el
deber legal de respetar y proteger los derechos de carrera administrativa y fuero
sindical que aseguraban la estabilidad y progreso al servicio del Ente Fiscalizador,
del señor Mieles Castilla. Máxime, que el Tribunal de Valledupar en sentencia del 9
de junio de 2006, condenó al ente de control, ordenó el reintegro del empleado y el
pago de los salarios y prestaciones sociales dejadas de percibir, con el antecedente
que con anterioridad ya había declarado insubsistente a este servidor público, y así
mismo, tuvo que ordenar su reintegro por orden judicial.
Culpabilidad.
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Está plenamente demostrada la actitud dolosa del doctor Uribe Oñate, porque tenía
pleno conocimiento que el señor Mieles Castilla, estaba designado y posesionado en
período de prueba, para el 12 de julio de 1999, fecha de ejecutoria de la sentencia C-
372 de 1999, es decir, que había superado la etapa de la conformación de la lista de
elegibles, aspecto sobre el cual se habían pronunciado el Departamento
Administrativo de la Función Pública, mediante las Circulares números 1000-02 y
1000-04 de 14 de julio y 8 de septiembre de 1999, respectivamente, y la Sala de
Consulta del Consejo y Servicio Civil del Consejo de Estado, el día 27 del mismo
mes y año, en cuanto a que si las listas de elegibles estaban vigentes y en firme, los
cargos debían proveerse en carrera administrativa, y que los nombramientos que se
encuentren en período de prueba conservan su validez. Por consiguiente, el
inculpado sabía que el señor Mieles Castilla no era funcionario de libre
nombramiento y remoción, por la sola circunstancia de no encontrarse inscrito en el
registro de carrera, quien en la lista de elegibles obtuvo el puntaje mas alto;
precisamente en el concurso público que diseñó el doctor Uribe Oñate como Asesor
del Contralor de la época, inclusive posteriormente obtuvo buenas calificaciones, y
como lo señaló el Ex contralor Francisco Javier Andrade Zambrano el señor Mieles
Castilla se nombró en un empleo para el cual cumplía con los requisitos de ley.
No obstante lo anterior, el disciplinado no hizo nada para dejar sin valor legal el acto
administrativo de insubsistencia, sabiendo que para desvincular un funcionario
protegido por fuero, debía obtener previamente la autorización judicial, conforme lo
prevé el Código Sustantivo del Trabajo.
Así las cosas, en el caso de autos, sin duda alguna, objetivamente se vulneró la ley
disciplinaria, y subjetivamente estuvo en la mente del doctor Alberto Uribe Oñate la
conciencia de tal transgresión, pues a sabiendas que el señor Mieles Castilla era de
carrera administrativa y estaba aforado, su voluntad estuvo dirigida inequívocamente
a desarrollar la conducta ilícita que lo hace merecedor del reproche disciplinario,
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Dosificación de la sanción.
En efecto, en el caso sub lite y tratándose de falta que ha sido catalogada como
gravísima por expresa denominación legal, no opera el sistema de graduación,
porque al estar comprobada su comisión y adjudicada a título de dolo, solamente es
procedente la máxima sanción, que corresponde a la destitución del cargo; cuando la
conducta tiene, como en este caso, una calificación en el ordenamiento disciplinario,
no hay lugar a derivar beneficios por circunstancias atenuantes, estos solamente
operan respecto de la inhabilidad general, como acertadamente dosificó la primera
instancia, sin que tenga ninguna objeción al respecto el Ad quem, porque la Corte
constitucional ha avalado el sistema de reincidencia en materia del derecho
disciplinario, y es obvio, porque la conducta oficial tiene que ser observada a
plenitud, el servidor público en la relación de sujeción con el Estado está obligado a
observar un riguroso comportamiento oficial.
De acuerdo a lo anterior, quedan sin ningún sustento legal las argumentaciones del
apoderado sobre el desconocimiento del principio de legalidad al disciplinado.
En este orden de ideas, la Sala confirmará el fallo objeto de alzada, por no haberse
desvirtuado el cargo formulado en contra del doctor Alberto Uribe Oñate, en su
calidad de Contralor General del Departamento del Cesar, el cual constituye falta
disciplinaria al tenor de lo preceptuado en el artículo 23 de la Ley 734 de 2002, por
infracción a las preceptivas legales señaladas en el pliego acusatorio, tal como se
registró en el acápite de tipicidad.
RESUELVE
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NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
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