Está en la página 1de 30

PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN MATERIA DISCIPLINARIA-Jurisprudencia de la

Corte Constitucional

FUERO SINDICAL-Prueba de que el quejoso pertenecía a la organización sindical


ASDECCOL

DECLARACIÓN DE INSUBSISTENCIA-Empleado de carrera administrativa y que se


encontraba aforado

DECLARACIÓN DE INSUBSISTENCIA-Estabilidad del funcionario al servicio de la


administración pública/DEBIDO PROCESO-Vulneración por removerse en forma
irregular a un empleado de carrera administrativa y aforado

No puede desconocerse que la carrera administrativa tiene garantías y prerrogativas que


aseguran la estabilidad y progreso del funcionario al servicio de la administración pública. En
consecuencia, el investigado debió dar cumplimiento al canon constitucional y legal de que el
ejercicio de la facultad de remover empleados de carrera administrativa no se puede hacer
sino con sujeción a los procedimientos propios de la carrera. Por consiguiente, le conculcó el
debido proceso al quejoso, conforme se puntualizó en el pliego de cargos.
El investigado previamente a la declaratoria de insubsistencia del quejoso, no solicitó ante la
autoridad judicial respectiva, el levantamiento del fuero sindical, tal como lo estipula el
Código Sustantivo del Trabajo, conculcándole el debido proceso al citado funcionario, como
se precisó en la imputación disciplinaria.

FUERO SINDICAL-Jurisprudencia de la Corte Constitucional

En diversos pronunciamientos ha señalado la Corte Constitucional que la institución del fuero


sindical es una consecuencia de la protección especial que el Estado otorga a los sindicatos
para que puedan cumplir libremente la función que les compete, cual es la defensa de los
intereses de sus afiliados. En consecuencia, la garantía foral busca impedir que, mediante el
despido, el traslado o el desmejoramiento de las condiciones de trabajo, se perturbe
indebidamente la acción que el legislador le asigna a los sindicatos.
También ha sostenido la Alta Corporación que cuando se despide, traslada o desmejora a un
trabajador que goza de la garantía del fuero sindical, sin que medie autorización judicial, el
trabajador puede acudir a la jurisdicción laboral en acción de reintegro, porque no tramitar
previamente una autorización judicial para despedir al funcionario aforado, incluso en los
casos de reestructuración de pasivos, constituye una omisión que genera una vulneración al
debido proceso y a los derechos de asociación, libertad y fuero sindicales.

CONDUCTA DOLOSA-El disciplinado era consciente de la infracción de la ley


disciplinaria e inobservó los preceptos legales

Comparte este Despacho la determinación adoptada por el A quo en este aspecto, porque el
disciplinado era consciente de la infracción de la ley disciplinaria, pues sabía que el quejoso,
estaba resguardado por los derechos de Carrera Administrativa y fuero sindical, y es
indudable que el Contralor investigado tuvo la oportunidad de valorar los hechos para decidir
el comportamiento que debía asumir de acuerdo a lo que las normas legales le instaban,
pero optó por inobservar los preceptos legales, no actuó conforme a derecho pudiendo y
debiendo hacerlo.
Radicación No. 161-4632

En el caso de autos, sin duda alguna, objetivamente se vulneró la ley disciplinaria, y


subjetivamente estuvo en la mente del disciplinado la conciencia de tal transgresión, pues a
sabiendas que el quejoso era de carrera administrativa y estaba aforado, su voluntad estuvo
dirigida inequívocamente a desarrollar la conducta ilícita que lo hace merecedor del reproche
disciplinario, pues no actuó conforme al deber que legalmente le correspondía. En razón a
que no acató al canon constitucional y legal de que el ejercicio de la facultad de remover un
empleado de carrera administrativa y cobijado por fuero sindical, no se puede hacer sino con
sujeción a los procedimientos propios de la carrera y conforme lo consagra el Código
Sustantivo del Trabajo, resquebrajándole el debido proceso.

CALIFICACIÓN DE LA FALTA-Gravísima a título de dolo/FALTA GRAVÍSIMA-No


opera la dosificación en el caso sub lite

Sobre la calificación de la falta, el operador disciplinario sostuvo que se trataba de una falta
gravísima, por cuanto así está catalogada por el legislador en el numeral 61 del artículo 48
del CDU.; decisión que comparte plenamente este Despacho por estar así demarcada en la
ley disciplinaria.
En el caso sub lite y tratándose de falta que ha sido catalogada como gravísima por expresa
denominación legal, no opera el sistema de graduación, porque al estar comprobada su
comisión y adjudicada a título de dolo, solamente es procedente la máxima sanción, que
corresponde a la destitución del cargo; cuando la conducta tiene, como en este caso, una
calificación en el ordenamiento disciplinario, no hay lugar a derivar beneficios por
circunstancias atenuantes, estos solamente operan respecto de la inhabilidad general, como
acertadamente dosificó la primera instancia, sin que tenga ninguna objeción al respecto el
Ad quem, porque la Corte constitucional ha avalado el sistema de reincidencia en materia del
derecho disciplinario, y es obvio, porque la conducta oficial tiene que ser observada a
plenitud, el servidor público en la relación de sujeción con el Estado está obligado a observar
un riguroso comportamiento oficial.

SALA DISCIPLINARIA

Bogotá, D.C., ocho (8) de abril de dos mil diez (2010).


Aprobado en Acta de Sala No.15.

Radicación No.: 161-4632 (013-137782/06)


Disciplinado: ALBERTO URIBE OÑATE
Cargo y Entidad: Contralor General del Departamento del Cesar
Quejoso: Luis Alberto Mieles Castilla
Fecha queja: 18 de mayo de 2005
Fecha hechos: 25 de abril de 2005
Asunto: Apelación fallo de primera instancia

P.D. Ponente: Dr. RAFAEL EUGENIO QUINTERO MILANÉS

Con fundamento en las atribuciones conferidas por el numeral 1 del artículo 22 del
Decreto 262 de 2000, la Sala Disciplinaria conoce por vía de apelación, la decisión
proferida por la Procuraduría Primera Delegada para la Vigilancia Administrativa con
fecha 15 de diciembre de 2009, mediante la cual declaró disciplinariamente
responsable al doctor Alberto Uribe Oñate, en su condición de Contralor General del

2
Radicación No. 161-4632

Departamento del Cesar, y lo sancionó con destitución del cargo e inhabilidad


general por el término de doce (12) años.

ANTECEDENTES PROCESALES

Los hechos motivo de averiguación disciplinaria tuvieron su génesis en la queja


presentada el 18 de mayo de 2005, por el señor Luis Alberto Mieles Castilla, quien
denunció presuntas irregularidades atribuibles al doctor Alberto Uribe Oñate, en su
calidad de Contralor Departamental del Cesar. Puntualizó que participó en la
convocatoria, de concurso abierto de méritos No 018 de19 de abril de 1999, pasando
satisfactoriamente los exámenes, y por resolución No. 000298 de 18 de junio de
1999, fue incluido en la lista de elegibles y luego por resolución No. 00312 de 21 de
junio de 1999, fue nombrado en período de prueba en el cargo de Auxiliar
Administrativo, empleo del cual tomó posesión el 23 de junio de 1999, donde siempre
obtuvo magníficas calificaciones. Añadió que en el mes de noviembre de 2003
ingresó al sindicato de las Contralorías de Colombia ““ASDECCOL””, como miembro
de la junta directiva.

Señaló que a pesar de lo anterior, el doctor Uribe Oñate por resolución No. 000355
de 2 de septiembre de 2004 lo declaró insubsistente, pero el 3 de marzo de 2005 el
Juzgado Segundo Laboral del Circuito de Valledupar ordenó su reintegro, el cual se
concretó en la resolución No. 00139 de 31 de marzo de 2005.

Manifestó que el 26 de abril de 2005 solicitó al Contralor el disfrute de sus


vacaciones, obteniendo como respuesta su nueva insubsistencia a través de la
resolución No. 000168, de la cual se le notificó el 2 de mayo de 2005, sin que s ele
diera copia de dicho acto administrativo (fls. 1 a 4 C. No. 1).

La Procuraduría Regional del Cesar, el día 23 de mayo de 2005, dispuso la apertura


de indagación preliminar contra el doctor Alberto Uribe Oñate, en su calidad de
Contralor General del Departamento del Cesar (fls. 35 y 36 C. No. 1), quien se
notificó personalmente de dicho auto el 1° de junio de 2005 (fl. 152 C. No. 1). La
citada Regional a través de proveído de fecha 10 de febrero de 2006 remitió por
competencia las diligencias disciplinarias a la Procuraduría Delegada para la
Moralidad Pública (fl. 166 C. No. 1).

La Procuraduría Primera Delegada para la Vigilancia Administrativa, a quien por


equivocación se repartió el expediente por la Oficina de Registro y Control, por auto
de 5 de octubre de 2006, dispuso devolver el informativo a la Procuraduría Delegada
para la Moralidad Pública, al estimar que a esa dependencia ordenó la Regional la
remisión del proceso, con suficiente “asidero jurídico” (fls. 191 y 192 C. No. 1). Una
vez las diligencias a cargo de la Procuraduría Delegada para la Moralidad Pública y
al considerar que no tenía competencia para asumir dicho asunto, promovió conflicto
negativo de competencias a dicha Delegada (fls. 196 y 197 C. No. 1). Esta Sala
Disciplinaria mediante providencia de fecha 25 de enero de 2007 resolvió dicho
conflicto de competencias, asignando el conocimiento del proceso a la Procuraduría
Primera Delegada para Vigilancia Administrativa (fls. 200 a 202 C. No. 1).

3
Radicación No. 161-4632

La Procuraduría Primera Delegada para Vigilancia Administrativa, el 22 de marzo de


2007, ordenó la apertura de investigación disciplinaria en contra del doctor Alberto
Uribe Oñate, en su condición de Contralor General del Departamento del Cesar (fls.
205 a 207 C. No. 1), y el disciplinado se notificó personalmente de tal determinación,
el día 8 de mayo de 2007 (fl. 230 C. No. 1).

La citada Delegada a través de providencia calendada 22 de mayo de 2009 , formuló


pliego de cargos al mencionado funcionario (fls. 279 a 285 C. No. 1), quien se notificó
personalmente del auto de cargos, el día 8 de junio de 2009 (fl. 140 C. No. 2), y el
día 26 del mismo mes y año nombró apoderado (fl. 152 C. No. 2), haciendo éste
entrega en la misma fecha del correspondiente escrito de descargos, solicitando la
práctica de pruebas (fls. 144 a 151 C. No. 2).

Por auto de 28 de julio de 2009, el A quo consideró que los descargos fueron
presentados extemporáneamente, porque el término vencía el 24 de junio de 2009,
no obstante decretó algunas pruebas de oficio, incluyendo allí las solicitadas por el
defensor en memorial de justificaciones (fls. 154 y 155 C. No. 2). De esta decisión se
notificó personalmente al disciplinado el 11 de agosto de 2009 (fl. 216 C. No. 2). El
operador disciplinario mediante proveído de 6 de octubre de 2009, corrió traslado
para presentar alegatos de conclusión (fl. 275 C. No. 2), auto que fue notificado por
estado el 8 de octubre de 2009 (fl. 276 C. No. 2), accediendo el apoderado a
presentar alegaciones el día 21 de octubre de 2009 (fls. 280 a 282 C. No. 2).

Agotada la etapa probatoria, el operador jurídico profirió la providencia calendada 15


de diciembre de 2009, por la cual halló responsable disciplinariamente al doctor
Alberto Uribe Oñate, en su condición de Contralor General del Departamento del
Cesar, y le impuso sanción de destitución del cargo e inhabilidad general por el
término de doce (12) años (fls. 285 a 306 C. No. 2). En dicho fallo se dispuso notificar
personalmente al investigado y a su defensor, sin que conste en autos la notificación
al primero, pero si al segundo, el día 18 de diciembre de 2009 (fl. 309 C. No. 2),
quien el día 14 de enero de 2010, presentó escrito a través del cual impugnó la
decisión sancionatoria, esto es, dentro del término legal (fls. 310 a 316 C. No. 2);
recurso de apelación que le fue concedido en el efecto suspensivo a través de auto
de fecha 18 de enero de 2010 (fl. 318 C. No. 2).

DECISION DE PRIMERA INSTANCIA

Conforme se indicó en precedencia, la Procuradora Primera Delegada para la


Vigilancia Administrativa, mediante fallo de fecha 15 de diciembre de 2009, halló
responsable disciplinariamente al doctor Alberto Uribe Oñate, en su calidad de
Contralor General del Departamento del Cesar, y le impuso sanción de destitución
del cargo e inhabilidad general por el término de doce (12) años (fls. 285 a 306 C.
No. 2).

Mencionó el operador disciplinario que respecto de la entidad encargada de realizar


el registro de los funcionarios de carrera en las Contralorías Departamentales y
Municipales, la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado, en la
radicación No. 683, M. P. Humberto Mora Osejo, conceptuó al Ministro de Gobierno,
que la Comisión Nacional del Servicio Civil no tiene competencia para administrar las
carreras especiales, porque el artículo 130 de la Constitución Nacional expresamente
le denegó esa atribución; que corresponde a la ley regular las carreras especiales y

4
Radicación No. 161-4632

determinar su administración y vigilancia, y mientras ello sucede la vigilancia de las


carreras compete al director o jefe de cada entidad.

Señaló el A quo que superada la fase de selección y aprobado el correspondiente


período de prueba, no es la inscripción la que genera el derecho a las prerrogativas
que otorga la carrera administrativa, y como lo conceptuó el Consejo de Estado, la
obligación legal de llevar el correspondiente registro de los funcionarios
pertenecientes a carrera administrativa le competía a la Contraloría Departamental
del Cesar.

Concluyó el Operador Jurídico que el señor Luis Alberto Mieles Castilla, se


encontraba amparado por los beneficios de la carrera administrativa, tales como la
estabilidad, es decir, que no podía ser removido del cargo sino por las causas
previstas en el artículo 41 de la ley 909 de 2004, normatividad que omitió el
disciplinado Uribe Oñate. Toda vez que por resolución No 312 de 21 de junio de
1999, el Contralor General del Departamento del Cesar lo nombró en período de
prueba por el término de 4 meses. Además, tomó posesión el día 23 del mismo mes
y año, en el cargo de Auxiliar Administrativo, y las calificaciones de servicios que
obtuvo del año 1999 a 2003 fueron buenas.

Que igualmente el señor Mieles Castilla estaba amparado por fuero sindical,
conforme lo estableció el Tribunal Superior de Distrito Judicial de Valledupar, al
señalar que la notificación al empleador de la inscripción de la junta directiva de
“ASDECCOL”, se efectuó el 2 de mayo de 2005 a las 8:00 a. m. y la notificación al
señor Mieles Castilla de la resolución No 168 de 25 de abril de 2005, por la cual fue
declarado insubsistente, se realizó el mismo día 2 de mayo de 2005 a las 10:00 a. m.

Que coligió el citado Tribunal que el señor Mieles Castilla estaba protegido por la
garantía del fuero sindical y que el empleador era conocedor de esta situación
cuando optó por desvincularlo de su cargo, sin contar con la autorización judicial para
ello, pues no solicitó el levantamiento del fuero sindical.

Sobre el ingreso anómalo del señor Mieles Castilla a la Contraloría del Departamento
del Cesar, sin cumplir con los requisitos del manual de funciones para el cargo, que
alega la defensa como planteamiento para hacer cumplimiento a lo preceptuado en
el artículo 5 de la ley 190 de 1995, estimó la Delegada que no tiene justificación,
porque dicha irregularidad no fue el argumento del acto administrativo de
insubsistencia, porque allí se consignó que el señor Luis Alberto Mieles Castilla, es
empleado de libre nombramiento y remoción, por no encontrarse inscrito en carrera
administrativa. Agregó la Delegada que la potestad conferida por el inciso 1° deI
artículo 5 de la Ley 190 de 1995, según sentencia C-672 de 2001, debe llevarse a
cabo respetando el debido proceso, conforme el procedimiento señalado para la
revocatoria directa de los actos administrativos, y el investigado omitió tal trámite
procedimental.

Así las cosas, señaló la primera instancia que el propósito del señor Uribe Oñate fue
el de defraudar normas de imperativo cumplimiento, que consagran las causales de
retiro del servicio de quienes están vinculados en carrera administrativa y favorecidos
por la estabilidad (art. 41 de la ley 909 de 2004) y por fuero sindical (art. 406 del C. S.
T.), por cuanto que el señor Mieles Castilla era presidente suplente de la Junta
Directiva del Sindicato “ASDECCOL”, y al declararlo insubsistente no dispuso
previamente el levantamiento del fuero sindical como le correspondía. Además, no

5
Radicación No. 161-4632

procedía la insubsistencia, por ser empleado de carrera administrativa, la excepción


era haber obtenido una calificación no satisfactoria en la evaluación de su
desempeño laboral, o haber adelantado el procedimiento de revocatoria directa del
nombramiento por no reunir presuntamente los requisitos de ley,

En lo que respecta a la imputación subjetiva de la falta, el operador disciplinario la


mantuvo a título de dolo, porque el implicado Uribe Oñate “conocía y quería la
realización de la conducta además de entender plenamente su ilicitud, porque ya
existía el antecedente judicial que ordenaba el reintegro del quejoso por estar
amparado por fuero sindical, frente a una declaratoria de insubsistencia que el mismo
había proferido el 2 de septiembre de 2004, sin embargo, después de 32 días del
reintegro, lo declaró nuevamente insubsistente, transgrediendo normas de obligatorio
cumplimiento, relativas al fuero sindical y a la carrera administrativa, que protegían al
señor Mieles Castilla, toda vez que el investigado tenía el deber funcional de conocer
y aplicar las normas sobre movimiento de personal, y protección del derecho de
asociación de los servidores públicos. Además, de acuerdo a la jerarquía del cargo,
le permitía contar con la asesoría jurídica permanente para actuar de acuerdo con el
marco legal.

Puntualizó el A quo que el estar acreditadas la tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad


del disciplinado, el doctor Uribe Oñate es responsable del cargo endilgado.

Como la falta fue imputada como dolosa y está catalogada como gravísima por el
numeral 61 del artículo 48 de la Ley 734 de 2002, el A quo le impuso sanción de
destitución e inhabilidad general de 12 años, según el criterio consagrado en el literal
a) del numeral 1 del artículo 47 del CDU, por presentar antecedentes disciplinarios
dentro de los cinco años anteriores a la comisión de la falta.

RECURSO DE APELACIÓN

Tal como se anotó con antelación, notificado personalmente el apoderado del doctor
Alberto Uribe Oñate, impugnó el fallo sancionatorio y sustentó por escrito el recurso
de apelación, a través del cual solicitó su revocatoria, con fundamento en los
siguientes razonamientos jurídicos (fls. 310 a 316 C. No. 2):

Indicó el recurrente que el ejercicio del poder punitivo dentro del Estado de derecho
debe estar sometido a los más estrictos controles, con el designio de hacer efectivo
el respeto de las garantías individuales y la seguridad jurídica. Esos controles que se
establecen a través del principio de legalidad, y el Estado como principal
propugnador del respeto a las garantías fundamentales de los coasociados, tiene
como postulado la interpretación restrictiva de la Ley disciplinaria, debiendo procurar
liberar del ámbito de validez de la misma aquellas conductas que resulten de dudoso
encajamiento, pues esa es la función que debe cumplir el principio de legalidad.

Los tipos disciplinarios describen acciones “y éstas siempre implican un elemento


subjetivo, el tipo siempre comprenderá un aspecto objetivo y un aspecto subjetivo.
La acción típica concreta no se puede establecer sino a partir de la consideración del

6
Radicación No. 161-4632

contenido de la voluntad del procesado y del enjuiciamiento jurídico del hecho tal
como éste se ha desarrollado en concreto, o sea, como realmente se produjo,
porque de no ser así, se infringiría el principio de tipicidad”.

El tipo, es la descripción de la conducta prohibida descrita por el legislador en el


supuesto de hecho de una norma disciplinaria; tipo disciplinario que tiene una triple
función: “1) Una función seleccionadora de los comportamientos humanos
disciplinariamente relevantes; 2) Una función de garantía, en la medida que solo los
comportamientos subsumibles en aquel pueden ser sancionados disciplinariamente
y; 3) Una función motivadora general, por cuanto con la descripción de los
comportamientos en los tipos disciplinarios, el legislador indica a los servidores
públicos qué comportamientos están prohibidos y espera que con la conminación
contenida en el catálogo de tipos, aquellos se abstengan de realizar la conducta
prohibida”.

De acuerdo a las anteriores reflexiones, refirió el apoderado que la conducta asumida


por su representado no merece reproche disciplinario, porque durante todo el periodo
que regentó como Contralor Departamental del Cesar, atendió con diligencia y
profesionalismo los casos de esta entidad, y respecto del señor Luis Mieles Castilla,
siempre estuvo atento en demostrar que desde la vinculación de este funcionario al
Ente Fiscalizador, se presentaron muchas irregularidades que en su momento el
doctor Uribe Oñate puso en conocimiento de diferentes Organismos de Control. Lo
que se traduce en respuesta del 4 de mayo de 2006 a las observaciones del informe
preliminar de la auditoría a los hallazgos encontrados por la Gerencia Seccional V de
la Auditoría General de la República, en la Contraloría departamental del Cesar,
durante las vigencias 2004 y 2005.

En dicha contestación detalló las irregularidades desde el momento de vinculación


del señor Mieles Castilla, y se informó a la Auditoría General, que se solicitó al
Departamento Administrativo de la Función Pública, certificara si el señor Mieles
Castilla estaba inscrito en carrera administrativa, obteniendo respuesta que en el
registro público de la carrera que reposa en ese DAFP, no aparecen inscritos
funcionarios de la Contraloría Departamental del Cesar, y que la información que se
conserva no se actualiza desde el 12 de julio de 1999, y sugiere que se acuda con tal
finalidad a la Gobernación del Cesar, de donde se respondió mediante oficio
CGH0431 del 9 de febrero de 2004, confirmado por oficio CGH1720 de la misma
fecha, que entre los funcionarios que se encuentran inscritos en carrera
administrativa de la Contraloría Departamental del Cesar, no se halla el señor Luís
Mieles Castilla.

Precisó la defensa que no existe certificación alguna que demuestre que


verdaderamente y de manera legítima el señor Mieles Castilla, se encuentra inscrito
en carrera administrativa como funcionario de esa entidad, incluso la Gobernación
del Departamento del Cesar certificó que no se encuentra inscrito en carrera
administrativa, lo que conllevó al doctor Uribe Oñate a declararlo insubsistente.

Respecto al supuesto fuero sindical que se dice ostentaba el señor Mieles Castilla,
para no ser declarado insubsistente, por encontrarse aforado, manifestó el
profesional del derecho que para el día de la designación como dignatario de la Junta
Directiva de la Organización sindical, él no tenía la condición de miembro del
sindicato de “ASDECCOL” Cesar, porque por oficio de 2 de julio de 2004 informaba a
la Jefe División Administrativa y Financiera de la mencionada Contraloría, que ya no

7
Radicación No. 161-4632

era miembro activo de dicho sindicato, y solo se afirma sobre su ingreso al mismo el
día 2 de mayo de 2005, por parte del Presidente de la Asociación Sindical al Director
Administrativo de la Contraloría.

De donde emerge que el señor Mieles Castilla, no cumplía con los requisitos
mínimos exigidos por los estatutos de la Organización Sindical para ser designado
como directivo, que son 6 meses de permanencia en la colectividad sindical, por lo
tanto no podía ser elegido como presidente suplente del sindicato de “ASDECCOL”
Cesar. Es decir, que la designación del dicho funcionario en la junta directiva sindical
no reunía con el lleno de los requisitos exigidos, por lo tanto es violatoria de las
normas que regulan el tema sindical, artículo 10 de la Ley 584 de 2000, lo que
invalida la elección.

Señaló el recurrente que no se le puede hacer la imputación a título de dolo, sin


evaluar las verdaderos circunstancias de los hechos materia investigación por parte
de la Delegada, desconociendo la función que tenía el Contralor de declarar
insubsistente al señor Mieles Castilla, la cual no fue arbitraria, ni tampoco abusó de
su nivel máximo jerárquico dentro de ese órgano de control, porque su decisión fue
motivada, al considerar que este funcionario era empleado de libre nombramiento y
remoción, toda vez que no figuraba en la entidad documento alguno que lo acreditara
como empleado de carrera adscrito a esa entidad.

De otra parte, sostuvo el impugnante que se quebrantó el principio fundamental al


debido proceso consagrado en Carta Política, en razón a que se le transgredió al
investigado el derecho a la defensa técnica dentro de la presente investigación,
porque en su calidad de defensor del doctor Uribe Oñate, el día 26 de junio de 2009
presentó escrito de descargos, y en el acápite de pruebas solicitó recepcionar los
testimonios de los doctores Geomar Calderón Jiménez y Wendy Patricia Aroca
Morón, y citar al doctor Alberto Uribe Oñate, para escucharlo en versión libre sobre
los hechos materia de investigación, “tales pruebas fueron decretadas de oficio por
medio del auto de 28 de julio de 2009”.

Estos pruebas fueron conocidas por el operador disciplinario de conocimiento, solo y


únicamente por la presentación como defensor del implicado dentro del escrito de
descargo, y para la práctica de dichas pruebas no le fue notificado a su defensor”,
teniendo la obligación la Delegada “de garantizar el derecho a la defensa técnica con
la notificación del auto de pruebas y así poder tener dentro de la oportunidad
procesal del caso, la de intervenir de manera legal en la recepción de las pruebas
solicitadas. Por tal razón solicito de manera respetuosa la nulidad de lo actuado
desde el momento mismo de la expedición del auto de fecha 28 de julio de 2009 en
el que se decreta pruebas de oficio hasta lo actuado hasta ahora por el operador
disciplinario, toda vez que para la expedición del fallo de primera instancia no existió
la garantía por parte de la Procuraduría al derecho a la defensa técnica del
procesado, violación al debido proceso”.

CONSIDERACIONES DE LA SALA

Competencia.

Esta Sala Disciplinaria es competente para conocer del presente asunto en virtud de
la competencia otorgada por el numeral 1 del artículo 22 del Decreto 262 de 2000

8
Radicación No. 161-4632

respecto de la conducta del doctor Alberto Uribe Oñate, en su calidad de Contralor


General del Departamento del Cesar, por ser sujeto disciplinable por parte de este
Órgano de Control.

Según el artículo 142 de la Ley 734 de 2002, el fallo sancionatorio procede cuando
obre prueba que conduzca a la certeza de la falta y de la responsabilidad del
disciplinado. Por certeza debe entenderse ese valor epistemológico que excluye toda
duda razonable. A verificar si ella concurre o no, se dirige este proveído.

Cargos formulados.

En auto de 22 de mayo de 2009, dentro del expediente disciplinario, el objeto de


enjuiciamiento al doctor Alberto Uribe Oñate, en su condición de Contralor General
del Departamento del Cesar, fue del siguiente tenor (fls. 279 a 285 C. No. 1):

“CARGO ÚNICO

Al doctor ALBERTO URIBE OÑATE, en su condición de Contralor Departamental del


Cesar, para la época de los hechos, se le imputa el haber declarado insubsistente al
señor LUIS ALBERTO MIELES CASTILLA, del cargo de Auxiliar Administrativo
Código 550, mediante Resolución No 000168 del 25 de abril de 2005, notificada el
día 2 de mayo del mismo año, quien se encontraba vinculado por nombramiento
ordinario, en carrera administrativa y amparado por fuero sindical, desconociendo el
debido proceso.

De acuerdo al material probatorio existente en el expediente, se determina que el señor LUIS


ALBERTO MIELES CASTILLA, fue nombrado para el cargo de auxiliar administrativo en
período de prueba por cuatro meses, mediante la resolución No. 312 del 21 de junio de
1999, posesionándose el día 23 de junio del mismo año, obteniendo calificación satisfactoria
por sus servicios los años 1999, 2000, 2001, 2002, 2003, siendo declarado insubsistente
mediante resolución No. 355 del 2 de septiembre de 2004 , ordenándose su reintegro por el
Juzgado Segundo Laboral del Circuito, mediante providencia calendada el día tres de marzo
de 2005, orden cumplida por la Contraloría General del Departamento del Cesar, mediante
resolución 139 del 31 de marzo de 2005, siendo nuevamente declarado insubsistente,
mediante la resolución No 168 del 23 (sic) de abril de 2005, notificada el día 2 de mayo a las
11:30 a. m.,12 cuando ya en el despacho del señor Contralor reposaba la copia de la
comunicación del Presidente de la Asociación de Servidores Públicos de la Contraloría y de
la resolución No. 182 de 2005 emanada de la Dirección Territorial del Cesar en la que consta
que el señor LUIS ALBERTO MIELES CASTILLA, hace parte de la Junta Directiva de
“Asdeccol” Seccional Cesar, como presidente suplente.

En este orden de ideas, el señor LUIS ALBERTO MIELES CASTILLA, gozaba de la


estabilidad relativa que otorgan las normas de carrera administrativa, y en especial el artículo
41 de la ley 909 de 2004, de igual manera estaba amparado por el fuero sindical establecido
en el artículo 406 del Código Sustantivo del Trabajo 13, siendo necesario para levantar dicho
amparo, la orden judicial pertinente, que en el presente caso fue omitida, procediendo el
señor ALBERTO URIBE OÑATE, a utilizar las funciones asignadas, para declararlo
insubsistente desconociendo presuntamente la normatividad que le otorgaba estabilidad al
quejoso.

Luego de lo anterior y de acuerdo con las pruebas que hasta el momento reposan en el
expediente, deduce este Despacho que la falta en la que posiblemente incurrió el señor
ALBERTO URIBE OÑATE al proferir la resolución No. 000168 de fecha 25 de abril de 2005,
es la contenida en el numeral 61 del artículo 48 del C.D.U., en la que establece como falta

9
Radicación No. 161-4632

disciplinaria “Ejercer las funciones con el propósito de defraudar otra norma de carácter
imperativo”

Al investigado se le citaron como vulneradas las siguientes disposiciones legales:


numeral 61 del artículo 48 de la ley 734 de 2002, artículo 405 del C. S. del T., literal
c) y parágrafo 1 del artículo 406 ídem, artículo 41 y parágrafos 1 y 2 de la Ley 909 de
2004. La falta fue calificada como gravísima, por estar así catalogada por el artículo
48 del CDU, y la imputación subjetiva se hizo a título de dolo.

Nulidad invocada.

Ahora bien, respecto de la solicitud de nulidad impetrada por el defensor del


investigado, es primordial señalar que no toda irregularidad origina una nulidad sino
que, por el contrario para que se presente se requiere que la misma sea sustancial,
es decir, que de manera real afecte el debido proceso o que el disciplinado sea
procesado arbitrariamente, con desconocimiento de las garantías que para el
juzgamiento otorgan la Constitución y la ley.

Pues bien, manifestó el apoderado que se conculcó el principio fundamental al


debido proceso, porque se le transgredió al investigado el derecho a la defensa
técnica, en razón a que la versión del disciplinado y las pruebas testimoniales
solicitadas por él como defensor en memorial de justificaciones, fueron decretadas
de oficio por auto de 28 de julio de 2009, junto con otras pruebas documentales, y
que para la práctica de dichas pruebas no se notificó al apoderado, estando obligada
la Delegada a “garantizar el derecho a la defensa técnica con la notificación del auto
de pruebas y así poder tener dentro de la oportunidad procesal del caso, la de
intervenir de manera legal en la recepción de las pruebas solicitadas”. Por tal motivo
solicitó decretar la nulidad de lo actuado a partir del auto citado, porque para la
expedición del fallo recurrido no existió la garantía por parte del Operador jurídico al
derecho a la defensa técnica del doctor Uribe Oñate, por resquebrajamiento al
debido proceso.

Del análisis de la secuencia procesal, advierte el Ad quem que el investigado el día 8


de junio de 2009 se notificó del pliego de cargos de fecha 22 de mayo de 2009 (fl.
140 C. No. 2), y el día 26 del mismo mes y año designó apoderado (fl. 152 C. No. 2),
quien presentó memorial de descargos en la misma fecha, solicitando la práctica de
pruebas (fls. 144 a 151 C. No. 2), las cuales fueron ordenadas de oficio por auto de
28 de julio de 2009, al estimar el A quo que los descargos fueron presentados
extemporáneamente, pues el término venció el 24 de junio de 2009 (fls. 154 y 155 C.
No. 2); decisión de la cual se notificó personalmente al disciplinado el 11 de agosto
de 2009, mas no al defensor (fl. 216 C. No. 2), y cuyas pruebas fueron evacuadas
por el comisionado, conforme se observa a folios 226 a 229, 264, 265 y 267 a 268 C.
No. 2).

El operador disciplinario mediante proveído de 6 de octubre de 2009, corrió traslado


para presentar alegatos de conclusión (fl. 275 C. No. 2), auto que fue notificado por
estado el 8 de octubre de 2009 (fl. 276 C. No. 2), accediendo el apoderado a
presentar alegaciones el día 21 de octubre de 2009 (fls. 280 a 282 C. No. 2).

Examinada la diligencia de versión rendida al doctor Uribe Oñate, avizora la sala que
a éste se le recordaron los derechos como disciplinado contenidos en el artículo 92
de la ley 734 de 2002, así: “tiene derecho a designar apoderado para que lo asista

10
Radicación No. 161-4632

en la presente diligencia, a lo cual manifestó que no es necesario, razón por la cual


se le hace saber que puede designarlo en el transcurso del proceso cuando a bien lo
tenga”. Empero, y aunque el doctor Uribe Oñate había nombrado defensor con
anterioridad como se indicó en precedencia, no hizo referencia al respecto, ni solicito
su presencia, ni tampoco se opuso a su práctica por la ausencia de éste (fls. 226 a
229 C. No. 2).

Revisados los alegatos de conclusión, observa el Despacho que el apoderado hace


un somero análisis sobre las pruebas testimoniales que según él demuestran que el
investigado debe ser exonerado de responsabilidad disciplinaria, pero no cuestionó la
práctica de éstas ni que se le impidió controvertir las mismas como lo arguye en el
recurso de apelación, de donde se infiere claramente que ante la eventual anomalía
el apoderado se conformó, la aceptó y no ejerció, dentro de esta fase determinada, la
oposición a las pruebas practicadas sin su presencia, sino que esperó para esgrimir
la nulidad cuando la actuación disciplinaria ya había fenecido en primera instancia;
siendo su deber ejercitar los derechos oportunamente. Es indudable que si lo hubiera
argumentado en tiempo la Delegada hubiera hecho algún pronunciamiento al
respecto y posiblemente hubiera ordenado ampliar tales diligencias. El silencio del
defensor sobre tal aspecto da por subsanada la supuesta irregularidad, pues de él se
desprende su ausencia de interés o su renuncia al mismo, toda vez que no reclamó
en la etapa procesal respectiva, sino que esperó para plantear la nulidad por
vulneración al derecho de defensa de su representado en la sustentación del recurso
de apelación, cuando el mismo artículo 46 del CDU determina que la “solicitud de
nulidad podrá formularse antes de proferirse fallo definitivo”. Lo que significa que la
consintió, y que carece de legitimidad para censurarla ahora, por haberla convalidado
implícitamente y haber dejado precluir la oportunidad que tenía de protestarla, pues
como se transcribió anteriormente, en materia disciplinaria la solicitud de nulidad
tiene un término perentorio para alegarla, antes de emitirse fallo definitivo.

Además, la defensa en esta instancia procesal no comprobó con su ausencia en la


recepción de los dos testimonios y en la versión del investigado, qué afectación en
cuanto a la garantía de su representado se produjo, que realmente deba prevalecer
lo sustancial sobre lo simplemente formal. No probó que ante la restricción de la
defensa técnica en tales diligencias, qué desventaja obtuvo su defendido, y que de lo
contrario de haber intervenido en qué sentido, el resultado sería más favorable para
el disciplinado.

Así las cosas, y en este escenario procesal encontrándose el proceso para adoptar
decisión de segunda instancia, no es viable legalmente acceder a la NULIDAD
deprecada por el defensor, pues no se determinaron vulneraciones sustanciales que
puedan afectar el derecho fundamental al debido proceso.

Análisis y valoración probatoria.

A continuación el Despacho decidirá si de acuerdo a las piezas que conforman el haz


probatorio se deduce sin temor a equívocos que el doctor Alberto Uribe Oñate, en su
calidad de Contralor General del Departamento del Cesar, es responsable
disciplinariamente por la falta que le fue imputada en el pliego acusatorio.

Es importante destacar que la calidad de servidor público del disciplinado está


acreditada con los documentos allegados a folios 274 a 278 y 287 a 291 C. No. 1,
quien tomó posesión del Ente Fiscalizador el 13 de enero de 2004.

11
Radicación No. 161-4632

En relación con los planteamientos esbozados por el defensor del disciplinado en el


escrito de impugnación, debe señalarse que la Corte constitucional en relación con el
principio fundamental de legalidad en materia disciplinaria, sostuvo en sentencia C-
124 de 2003, reiterada en sentencia T-1102 de 2005, que de conformidad con lo
consagrado en el artículo 29 Constitucional, “nadie podrá ser juzgado sino conforme
a leyes preexistentes al acto que se le imputa (...)”.

“Esta disposición consagra el principio de legalidad en materia sancionatoria,


expresado en la doctrina jurídica con el aforismo latino “nullum crimen nulla poena
sine lege”, que constituye parte integrante del principio del debido proceso y en virtud
del cual tanto las conductas ilícitas como las sanciones correspondientes deben
estar determinadas en ley anterior a la ocurrencia de los hechos respectivos.

En relación con la aplicación de este principio tanto en materia penal como en


materia disciplinaria, la Corte ha expuesto:

“Esta Corporación ha afirmado que el principio de legalidad, como salvaguarda de la


seguridad jurídica de los ciudadanos, hace parte de las garantías del debido
proceso, pues permite conocer previamente las conductas prohibidas y las penas
aplicables, tanto en materia penal como disciplinaria. Este principio además protege
la libertad individual, controla la arbitrariedad judicial y administrativa y asegura la
igualdad de todas las personas ante el poder punitivo y sancionatorio del Estado. Por
eso es común que los tratados de derechos humanos y nuestra Constitución lo
incorporen expresamente cuando establecen que nadie puede ser juzgado sino
conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa (artículo 29). Esta Corte
también ha señalado que el debido proceso comprende el principio constitucional de
la legalidad de la conducta sancionada y de la pena a imponer.”

No obstante, existe una diferencia importante en la aplicación del principio de


legalidad respecto de la determinación de las conductas en los tipos legales del
ordenamiento penal, por un lado, y en los del ordenamiento disciplinario, por el otro,
que ha señalado la jurisprudencia de esta corporación, así:

“Con base en lo anterior, es de anotar como peculiaridad propia del derecho


disciplinario, la posibilidad de que las conductas constitutivas de faltas disciplinarias
se encuadren en la forma de tipos abiertos. A diferencia de la materia penal, en
donde la descripción de los hechos punibles es detallada, en la disciplinaria el
fallador cuenta con un mayor margen de valoración e individualización de las faltas
sancionables por la diversidad de comportamientos que pugnan contra los propósitos
de la función pública y del régimen disciplinario (…)” (subrayado fuera de texto).

Pues bien, al investigado Uribe Oñate la primera instancia le ha respetado el principio


de legalidad, toda vez que fue investigado y sancionado disciplinariamente por
comportamientos descritos como faltas disciplinarias en el CDU vigente al momento
de la comisión del hecho, conforme lo prevé el artículo 4 ídem.
Si observamos la disposición legal del CDU en la cual se le encuadró la conducta al
disciplinado, numeral 61 del artículo 48 de la ley 734 de 2002, de acuerdo a este tipo
disciplinario estamos frente a una falta disciplinaria eminentemente dolosa, pues la
expresión “con el propósito” contenido en él así lo da a entender.

12
Radicación No. 161-4632

Sin embargo cuando estudiemos lo concerniente a tipicidad y sanción ahondaremos


sobre dicho principio de legalidad.

En lo relativo a que el comportamiento desplegado por su defendido no merece


reproche disciplinario, porque siempre que regentó el ente fiscalizador, estuvo atento
en demostrar que desde la vinculación del señor Luis Mieles Castilla se presentaron
muchas irregularidades que puso en conocimiento de diferentes organismos de
control, y que no acreditaba los requisitos para ser designado directivo de “Asdeccol”.

Esta afirmación desconcierta al Despacho, pues el Tribunal delSuperior Distrito


judicial de Valledupar, Sala Civil, Familia, Laboral, en sentencia 9 de junio de 2006,
donde ordenó el reintegro del señor Luis Alberto Mieles Castilla, al cargo que
ocupaba, por ausencia del levantamiento del fuero sindical, señaló que la resolución
No. 00182 de 2 de mayo de 2005, proferida por “la Dirección Territorial del Cesar del
Ministerio de la Protección Social, evidencia el hecho de la inscripción en el registro
sindical de la Junta Directiva de la Organización Sindical de Primer Grado
denominada ASOCIACIÓN DE SERVIDORES PÚBLICOS DE LAS CONTRALORÍAS
DE COLOMBIA ““ASDECCOL””, Seccional Cesar con personería jurídica número
001863 de julio de 1996, y que LUIS ALBERTO MIELES CASTILLA, hoy accionante,
es el Presidente suplente de la misma.

De acuerdo con lo estatuido por la parte final del artículo 113 del Código Procesal del
Trabajo y de la seguridad Social, modificado por el artículo 44 de la Ley 212/2001,
esa prueba permite presumir la existencia del fuero sindical, es decir que el actor es
merecedor de esa garantía foral”.

Destacó dicha Corporación que la comunicación donde se informa que el señor


Mieles Castilla era miembro de la junta directiva de “Asdeccol”, fue notificada “a cada
una de las partes, que esa actuación con el empleador se surtió a las ocho de la
mañana (8:00 a. m.) del día dos (2) de mayo de dos mil cinco (2005), mientras que
con el trabajador ello ocurrió a las diez de la mañana (10:00 a. m.), de ese mismo
día, mes y año, de todo lo cual se puede concluir que el despido es posterior a la
notificación de la elección del empleado como miembro de la junta directiva de la
organización sindical”

Dicho Tribunal no le otorgó ningún valor demostrativo a la constancia estampada en


la comunicación de despido, por la doctora Wendy Patricia Aroca Morón, Jefe de
recursos Humanos, en cuanto a que el 26 de abril de 2005, el señor Mieles Castilla
se negó a recibirla; al estimar que es una prueba que proviene de la demandada, sin
respaldo de otro medio de prueba, y que es principio del derecho probatorio que a las
partes de un proceso no les está permitido elaborar sus propias pruebas para
aprovecharse de las mismas.

Así las cosas, concluyó el Ente colegiado “que si está demostrado que el trabajador
es merecedor de la garantía del fuero sindical y que el empleador era conocedor de
ese estatus cuando optó por desvincularlo de su cargo, sin que contara con la
autorización judicial para ello, por no aparecer tampoco, que haya conseguido por
vía judicial el levantamiento de ese fuero sindical” (fls. 167 a 179v C. No. 2,
subrayado fuera de texto).

En acatamiento a lo dispuesto por el citado Tribunal, el doctor Uribe Oñate, en su


condición de Contralor, mediante la resolución No. 000329 de 14 de agosto de 2006,

13
Radicación No. 161-4632

ordenó el reintegro del señor Mieles Castilla al cargo de Auxiliar Administrativo de


dicho Ente Fiscalizador (fls. 246 y 247 C. No. 1).

También consta en autos que el señor Luis Alberto Mieles Castilla por oficio de fecha
26 de abril de 2005, solicitó al doctor Uribe Oñate se le concedieran vacaciones para
disfrutarlas a partir del 2 de mayo de 2005 (fl. 15 C. No. 1).

Empero, el doctor Alberto Uribe Oñate, Contralor Departamental del Cesar, mediante
oficio calendado 26 de abril de 2005, le informó al señor Mieles Castilla, que en uso
de sus atribuciones legales, por resolución No. 000168 de 25 de abril de 29005, lo
declaró insubsistente del cargo que venía desempeñando; documento que aparece
recibido por el señor Mieles Castilla el 2 de mayo de 2005 a las 11:10 A. M. (fl. 16 C.
No. 1). En la resolución No. 000168 de 25 de abril de 2006 de insubsistencia, el
disciplinado argumentó que el cargo que viene desempeñando es de libre
nombramiento y remoción, por no encontrarse inscrito en carrera administrativa y que
no está amparado por fuero sindical (fl. 248 C. No. 1).

El señor Mieles Castilla el 3 de mayo de 2005, a las 4:30 p. m., solicitó al Contralor
Uribe Oñate en virtud del derecho de petición revocar la resolución No. 00168 de 25
de abril de 2005, porque no se cumplió con lo previsto en el artículo 44 del C. C. A., y
por que goza de fuero sindical, “de conformidad con la notificación que se le realizara
el mismo 2 de mayo de 2005 de la Asamblea realizada el 21 de abril de 2005, a las
08:30 A. M., es decir, mucho antes de que me informaran de la Resolución en
mención.

De ser negativa esta solicitud, le notifico que ella agota la reclamación administrativa
del artículo 6° del C. de P. L., modificado por el artículo 4° de la Ley 712 de 200 (sic),
sea para acudir a la justicia ordinaria o a la contenciosa administrativa (…)”. Este
instrumento también aparece con copia al Gobernador y a la Procuraduría Regional
del Cesar, donde aparecen los sellos de recibido el mismo día 3 de mayo de 2005 (fl.
19 C. No. 1).

A pesar de clarificarle el señor Mieles Castilla al investigado que estaba aforado, no


revocó el acto administrativo de insubsistencia, y el que dicho funcionario hubiera
comunicado el 2 de julio de 2004 a la Contraloría que ya no pertenecía al sindicato,
tal situación no era óbice para que posteriormente se volviera a afiliar a “Asdeccol”
Seccional cesar.

En escrito de 30 de marzo de 2005, rubricado por el investigado, explica a la


Procuraduría Regional del Cesar, que conforme los oficios que adjuntó, el señor
Mieles Castilla no estaba inscrito en carrera administrativa, y que la vinculación de
dicho funcionario fue irregular, toda vez que no aparece convocatoria, esta no fue
pública, no aparece la forma como se hizo la calificación para que resultara
favorecido con el nombramiento etc. (fls. 230 y 231 C. No. 2). Así mismo, a través del
documento de 17 de mayo de 2005, también relató a la Procuraduría, que el 26 de
abril de 2005 el señor Mieles Castilla se negó a notificarse de la resolución de
insubsistencia, manifestando que necesitaba la asesoría de un abogado, conforme
constancia de la doctora Wendy Aroca Morón, notificándose de la insubsistencia el 2
de mayo de 2005, sin que gozara para ese entonces de fuero sindical, porque había
renunciado a la vinculación del Sindicato desde el 2 de julio de 2004 (fls. 22 a 24, 30
y 31 C. No. 1).

14
Radicación No. 161-4632

En acta de visita especial realizada en la Contraloría Departamental del Cesar, en


declaración jurada afirmó la doctora Wendy Aroca Morón, Jefe de Recursos
Humanos, que el Contralor Uribe Oñate solicitó al Comité de Control Interno, del cual
hace parte ella, al doctor Arnaldo Valera Mojica, Asesor Jurídico, y al doctor Geomar
Calderón Jiménez, abogado externo, “que estudiáramos y analizáramos la hoja de
vida del señor LUIS ALBERTO MIELES CASTILLA, para ver las condiciones en las
cuales ingresó a la entidad es decir si reunía los requisitos para el cargo que ocupo
(sic) y determinar si existe irregularidades en la vinculación del mismo” (fls. 71 a 75
C. No. 1).

De acuerdo al material probatorio existente en el expediente, se evidenció que el


señor Luis Alberto Mieles Castilla, concursó para el cargo de Auxiliar Administrativo
de carrera administrativa en la Contraloría del Departamento del Cesar, según
convocatoria No. 018 de 19 de abril de 1999, y ocupó el primer puesto, con un
puntaje de 80 en la lista de elegibles, conforme resolución No. 000298 de 18 de junio
de 1999, siendo nombrado para el cargo de auxiliar administrativo en período de
prueba por 4 meses, mediante la resolución No. 312 del 21 de junio de 1999,
posesionándose el día 23 de junio del mismo año, obteniendo calificación
satisfactoria en el período de prueba y por sus servicios durante los años 1999 a
2003, quien fue declarado insubsistente por resolución No. 000355 de 2 de
septiembre de 2004, ordenándose su reintegro por el Juzgado Segundo Laboral del
Circuito, mediante providencia de fecha 3 de marzo de 2005; decisión obedecida por
el Contralor General del Departamento del Cesar, a través de la resolución 000139
de 31 de marzo de 2005, y posteriormente, el 25 de abril de 2005, nuevamente lo
declaró insubsistente, mediante la resolución No 000168, decisión que le fue
notificada al señor Mieles Castilla el 2 de mayo de 2005, a las 11:10 a. m., cuando
precisamente ese mismo día a las 8:30 a. m. se había notificado a la Contraloría de
la comunicación de 25 de abril de 2005, suscrita por el Presidente de la organización
sindical “Asdeccol”, Seccional Cesar, donde informaba que el señor Mieles Castilla
era miembro de esa organización sindical, según elección de junta directiva
efectuada el 21 de abril de 2005. Reintegro de dicho funcionario que fue ordenado
por el Tribunal Superior Distrito judicial de Valledupar, Sala Civil – Familia - Laboral,
en sentencia 9 de junio de 2006, al comprobar que no le fue levantado el fuero
sindical (fls.13 y 16 C. No. 1, 167 a 179v C. No. 2, 21 y s.s., y 63 C. No. 3, 10 a 23,
33, 34, 116, 117, 119 y 273 a 274 C. No. 1 Fiscalía).

En cumplimiento a lo resuelto por dicha Corporación como se indicó anteriormente, el


investigado Uribe Oñate, a través de la resolución No. 000329 de 14 de agosto de
2006, ordenó el reintegro del citado funcionario (fls.13, 246 y 247 C. No. 1).

Pues bien, el disciplinado aportó fotocopia del oficio No. CGH-0431 de 19 de febrero
de 2004, suscrito por la Coordinadora de Gestión Humana de la Gobernación del
Cesar, por medio del cual da respuesta al Contralor, sobre seis funcionarios de esa
entidad que se encuentran inscritos en carrera, y que no se halló registro que
demuestre que el señor Luis Alberto Meles Castilla y otros, se encuentren inscritos
en carrera administrativa (fls. 252 y 253 C. No. 2).

A su vez, obra a folios 249 a 251 C. No. 2, el oficio No. 2004EE5936 de fecha 2 de
julio de 2004, rubricado por la Jefe de la Oficina Asesora Jurídica del Departamento
Administrativo de Función Pública, a través del cual respondió la consulta elevada
por el Contralor Uribe Oñate, que revisado el Registro Público de carrera del DAFP,
el cual no se actualiza desde el 12 de julio de 1999, no aparecen inscritos

15
Radicación No. 161-4632

funcionarios de la Contraloría General del Departamento del Cesar, por tanto, le


solicita dirigirse a la Coordinación de Gestión Humana de la Gobernación del Cesar,
para que suministre la información (fls. 249 a 251 C. No. 2).

Igualmente, en diligencia de versión rendida por el doctor Alberto Uribe Oñate, el 10


de septiembre de 2009, manifestó que cuando se le abrió investigación aportó los
documentos que desvirtuaban la acusación, y que al parecer no fueron tenidos en
cuenta por la Procuraduría, los cuales adjunta nuevamente, entre ellos, el oficio de
30 de marzo de 2005, que dirigió a la Procuraduría, donde explicó
pormenorizadamente todo el concurso abierto de mérito llevado a cabo en la
Contraloría del departamento del Cesar; copia del acta de visita efectuada en dicho
Ente de Control, donde se advierten las irregularidades desde la vinculación del
señor Mieles Castilla; resoluciones del manual de funciones que evidencian el
irregular ingreso de dicho funcionario, desconociendo el artículo 5 del la ley 190 de
1995, normatividad a la cual le dio aplicación al declararlo insubsistente. Respecto
del fuero sindical que supuestamente tenía dicho funcionario, señaló que instauró
acción de nulidad, porque se violaron los estatutos en razón a que no podía ser
designado representante sindical de “Asdeccol”, por no ser miembro de esa
asociación, porque no cancelaba las cuotas etc.

Finalmente indicó que sus decisiones estuvieron revestidas de buena fe y ajustadas


a la ley, y que le dio valor probatorio y credibilidad a las certificaciones emitidas por el
Departamento Administrativo de la Función Pública, ente regulador de la carrera
administrativa y a la certificación de la Gobernación del Cesar, y no a las maniobras y
manipulaciones del quejoso (fls. 226 a 229 C. No. 2).

Debe señalarse que de conformidad con los dos documentos precitados y lo


depuesto por el investigado, no era prueba suficiente para sostener que el señor
Mieles Castilla no era funcionario de carrera administrativa, por la sola circunstancia
de no estar inscrito a ella, porque no se puede pasar por alto que el 12 de julio de
1999, fecha en que quedó ejecutoriada la sentencia C-372 de 1999 no se podía
convocar a concursos de ingreso o ascenso para proveer cargos de carrera, porque
la sentencia declaró la inexequibilidad de las disposiciones que reglamentaban los
organismos competentes para realizar los procesos de selección a la carrera
administrativa, tanto de carácter general como de las Entidades Territoriales y la
especial de las Contralorías Territoriales (Comisiones Seccionales de Carrera), y
mientras el Legislador expide la normatividad donde regule la carrera en las
Contralorías Territoriales, para adelantar tales procedimientos.

Además es importante referir a lo testificado por el Ex contralor del Departamento del


Cesar Francisco Andrade Zambrano ante la Fiscalía, el 20 de febrero de 2005, quien
fungió en el cargo desde junio de 1998 hasta diciembre de 2000, y narró que la
Asamblea Departamental reestructuró dicha Contraloría, y se hizo necesario realizar
un proceso de carrera administrativa, razón por la cual se contrató la asesoría del
doctor Uribe Oñate, un profesional con amplio conocimiento y experiencia en dicho
tema, quien se encargó del diseño, planificación y asesoramiento, y participó en
dicho proceso como Asesor con una comisión conformada por los directivos de la
Contraloría y el Secretario General; proceso que se realizó con todas las garantías y
con mucha transparencia, y a los participantes se les dio una puntuación de acuerdo
al nivel de estudio, experiencia, examen por escrito y entrevista, concluyéndose que
el señor Luis Alberto Mieles Castilla debía ocupar uno de los cargos de Auxiliar,
porque acreditaba los requisitos para ello.

16
Radicación No. 161-4632

Señaló que las personas elegidas en ese concurso que pasaron el período de prueba
no fueron inscritas en carrera, pero la Corte Constitucional estableció que quienes se
hallaban en determinada etapa, adquirían los derechos propios de carrera
administrativa, aunque no estuvieran inscritos (fls. 101 a 110 C. No. 1 Fiscalía).

Conforme lo anterior, es incomprensible que el investigado hubiera declarado


insubsistente nuevamente al señor Mieles Castilla, no obstante que había sido
ordenado su reintegro, conforme se enunció anteriormente, sin calcular los efectos
que generaría esta decisión a la administración pública, porque era conocedor de
todo lo relacionado con el concurso abierto que precisamente implementó en dicha
Contraloría, tal como lo declaró el Excontralor Francisco Andrade Zambrano, y que
se corrobora con el contrato de prestación de servicios suscrito 5 de abril de 1999,
entre dicho Contralor y el doctor Alberto Uribe Oñate, cuyo objeto en síntesis
consistía en asistir técnicamente al Contralor General del departamento del Cesar en
la realización de concursos para proveer cargos vacantes de nivel profesional,
administrativo y asistencial; diseñar, elaborar, aplicar y calificar las pruebas escritas
de conocimiento según la convocatoria, y responder técnicamente a la Contraloría
por el desarrollo del proceso hasta su culminación (fls. 101 a 110 C. No. 1 Fiscalía).
Por tanto, sabía de antemano el investigado de la situación real del señor Mieles
Castilla, esto es que no estaba inscrito en carrera administrativa, pues el registro
público de carrera administrativa no se actualizaba desde el 12 de julio de 1999,
fecha de ejecutoria de la sentencia de la Corte Constitucional C-372 de 1999, que
declaró inexequibles las Comisiones Seccionales del Servicio Civil que funcionaban
en las distintas Gobernaciones. .

Igualmente, el Departamento Administrativo de la Función Pública había enviado a


varias entidades, incluso a dicha Contraloría, las Circulares números 1000-02 de
fecha 14 de julio de 1999 y 1000-04 del 8 de septiembre de 1999, la primera, donde
hacía referencia a la sentencia C-372 de 1999, y precisaba que, “al tenor de lo
dispuesto en el artículo 23 de la ley 443 de 1998, también ostentan derechos de
carrera quienes habiendo sido nombrados en período de prueba lo hayan superado
satisfactoriamente, así no pueda surtirse el respectivo registro y los obtendrán
quienes, con posterioridad lo superen con calificación de servicios satisfactoria.

En consecuencia los nominadores deberán tener en cuenta los derechos de carrera


adquiridos por los empleados, de tal manera que al tomar decisiones de carácter
administrativo se respeten dichos derechos, ajustándose a la normatividad vigente
sobre la materia (…)”.

La segunda, donde se aludió a los alcances de la sentencia de la Corte


Constitucional por la cual se declaró la inexequibilidad de varios artículos de la Ley
443 de 1998, y que el DAFP elevó consulta al Consejo de Estado sobre su incidencia
en los procesos de selección que se hallaban en trámite y sobre la provisión de los
empleos de carrera, respondiendo la citada Corporación, que “si con anterioridad al
12 de julio de 1999, el acto de conformación de lista de elegibles se encontraba en
firme, puesto que no se encontraban pendientes de resolver recursos o
reclamaciones que pudieren afectar su orden, las entidades deberán proveer los
empleos de carrera, utilizando las mismas, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo
22 de la ley 443 de 1998 y en su Decreto Reglamentario 1572 del mismo año ”
(subrayado fuera de texto, folios 141 a 146 C. No. 1).

17
Radicación No. 161-4632

Así mismo, obra el oficio No. 2004EE7531 de fecha 23 de agosto de 2004, suscrito
por la Jefe de la Oficina Asesora Jurídica del Departamento Administrativo de la
Función Pública, donde le responde a la señora Margarita Rosa Parody Fernández,
quien también concurso en dicha Contraloría, respecto del reconocimiento de los
derechos adquiridos en carrera administrativa, así:

“(…) si usted fue nombrada previo concurso abierto y al finalizar el período de


prueba fue calificada en su desempeño laboral satisfactoriamente, adquirió los
derechos de carrera aunque no este inscrita en el Registro Público de los Empleados
de Carrera Administrativa (…) De tal forma que la falta de inscripción en el Registro
Público de los Empleados de Carrera, no es motivo para desconocerle sus derechos
frente a la carrera administrativa, pues dicha inscripción se surtirá una vez sea
conformada la Comisión Nacional del Servicio Civil, que es el organismo competente
(…)” (subrayado fuera de texto, folios 147 y 148 C. No. 1).

No cabe duda que el desempeño laboral del señor Luis Alberto Mieles Castilla fue
evaluado satisfactoriamente, no solo en el período de prueba, sino anualmente hasta
el año 2003, tal como lo prevé el artículo 30 de la Ley 443 de 1998; período de
prueba que como se ha señalado en precedencia, inició el 21 de junio de 1999,
siendo calificado el 25 de octubre de 1999 (fls. 10 a 23 C. No. 1 Fiscalía y fls. 21 y
s.s. C. No. 3 Fiscalía).

Por consiguiente, el doctor Uribe Oñate estaba enterado de la situación real en que
se encontraba el señor Mieles Castilla, limitándose de acuerdo a su conveniencia a
consultar únicamente si estaba inscrito en el Registro Público de Carrera
Administrativa, lo cual sabía de antemano que no, a raíz de la emisión de la
Sentencia C-372 de 1999, toda vez que a partir de su ejecutoria, 12 de Julio de 1999
este registro no se actualizaba, y que tampoco podían figurar en la lista de Gestión
Humana de la Gobernación del Cesar, máxime que como se precisó anteriormente,
estuvo asesorando y trabajando con todo lo relacionado con los concursos abiertos,
y sabía que el tema principal de la inexequibilidad de la sentencia C-372 de 1999 fue
el registro, el cual suspendió; pero tal circunstancia no despojaba al señor Mieles
Castilla de los derechos de carrera administrativa.

De acuerdo a las probanzas enunciadas en precedencia, no se puede concluir como


lo señala el defensor que su representado debe ser eximido de responsabilidad
disciplinaria, pues no podía declarar insubsistente al señor Luis Alberto Mieles
Castilla, porque todo el record de la convocatoria de este funcionario, reposaba en su
hoja de vida, que desde luego fue analizada previamente por el inculpado antes de
desvincularlo, y que se reitera conocía por haber asesorado al Contralor de la época
sobre este asunto, sin que para esa entonces hubiera advertido que el señor Mieles
Castilla no acreditaba los requisitos para el cargo para el cual lo había nombrado el
Contralor Andrade Zambrano; sin embargo, hizo constar en el acto administrativo de
insubsistencia, que era funcionario de libre nombramiento, porque no estaba inscrito
en carrera administrativa, y además, que no estaba amparado por fuero sindical.

Así mismo, las pruebas documentales mencionadas explícitamente señalaban que


con anterioridad al 12 de julio de 1999, fecha de ejecutoria de la sentencia C-372, si
el funcionario se encontraba nombrado en periodo de prueba; designación que
conservaba su validez, por haber superado las etapas del concurso, aunado a ello, la
Fiscalía Once Delegada ante los Juzgados Penales del Circuito, Unidad de Delitos
contra la Administración Pública del Cesar, en sentencia de 25 de enero de 2006,

18
Radicación No. 161-4632

mediante la cual profirió resolución de acusación contra el doctor Alberto Uribe


Oñate, refirió que el 27 de septiembre de 1999, bajo la radicación No. 1218, la Sala
de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado, ante consulta elevada por el
Ministro del Interior, la Contraloría General de Cundinamarca y la Auditoría Interna
del Fondo de Ahorro y Vivienda Distrital -Favidi-, conceptuó claramente:

“…Los actos administrativos dictados por las contralorías territoriales en los


procesos de selección convocados por estas entidades con anterioridad al 12 de julio
de 1.999, día de ejecutoria de la sentencia de la Corte Constitucional, en los cuales
no hubiere quedado en firme “la lista de elegibles”, por no haber sido publicadas
perdieron su fuerza ejecutoria; por tal razón, no pueden surtir efectos hacia el futuro,
al desaparecer el fundamento legal que los sustentaba…El nombramiento del
servidor que se encuentre en periodo de prueba, conserva su validez, en razón a la
presunción de que las etapas para el concurso y vinculación fueron cumplidas con
arreglo a la ley…” (Subrayado fuera de texto, folios 72 a 86 C. No. 4 Fiscalía ).

Por consiguiente, en sus explicaciones tanto el Departamento Administrativo de


Función Pública como el Consejo de Estado fueron lo suficientemente diáfanos y
explícitos, para determinar palmariamente que el señor Mieles Castilla se encontraba
en carrera administrativa y que no era un funcionario de libre nombramiento y
remoción como lo determinó el disciplinado.

Se reitera que las consultas formuladas por el disciplinado fueron soslayadas, pues
estuvieron encaminadas únicamente a establecer si el funcionario desvinculado
estaba inscrito en el Registro Público de Carrera Administrativa, ritualidad que
conocía de antemano el doctor Uribe Oñate no acreditaba el señor Mieles Castilla,
pero ello no era obstáculo para predicar que no estaba en carrera administrativa,
pues la finalidad fue la de pretender justificar la remoción de dicho servidor público.

Corrobora lo anterior, lo testificado por el señor Luis Alberto Mieles Castilla, el 31 de


mayo de 2005, quien consideró que de parte del doctor Alberto Uribe Oñate hubo
persecución, porque en dos oportunidades lo declaró insubsistente, incurriendo en
falsedad en la resolución de insubsistencia, que no era empleado de carrera
administrativa por no estar inscrito en ella, y que el cargo es de libre nombramiento y
remoción, cuando la inscripción en el registro público de carrera administrativa, no le
otorga esos derechos al funcionario, sino el haber concursado, pasado
favorablemente el período de prueba y logrado calificación satisfactoria. Manifestó
que el artículo 159 del Decreto 1572 de 1998, reglamentario de la Ley 443 del mismo
año, señala claramente que son empleados de carrera aquellas personas que estén
inscritas en el registro, y quienes aún no estando inscritos hayan superado
satisfactoriamente el período de prueba. En lo relativo al fuero sindical que según el
Contralor no lo ampara, indicó que el 4 de abril de 2005 solicitó al Presidente del
Sindicato “Asdeccol”, Cesar nuevamente su vinculación (fls. 131 a 135 C. No. 1).

También reafirma lo indicado en precedencia, lo declarado por la funcionaria de la


Contraloría, doctora Wendy Patricia Aroca Morón, el 10 de septiembre de 2009,
quien sostuvo que el señor Mieles Castilla ingresó en el año de 1998 a ese Ente
Fiscal, y después concursó para un cargo de carrera administrativa, resultando
elegido, quien entró a desempeñar el período de prueba por 4 meses, el cual fue
superado, y desde allí hasta la fecha, fue calificado satisfactoriamente por los
diferentes jefes inmediatos. Agregó, que según certificaciones expedidas por la
Oficina de Recursos Humanos de la Gobernación del Cesar y según “los archivos

19
Radicación No. 161-4632

existentes en su hoja de vida e historia laboral, hasta la fecha no se encuentra


inscrito en la carrera administrativa, pero es de anotar, que tiene los derechos de
carrera administrativa según lo que expresa la ley 909 que es la que rige la carrera
administrativa, por motivo de que el régimen especial que se dice que tienen las
contralorías territoriales hasta la fecha no se conoce” (…) “después que un
funcionario haya concursado para un cargo de carrera administrativa y haya
superado el período de prueba respectivo, el cual es por cuatro meses, adquiere los
derechos de carrera administrativa, siendo la inscripción a la misma solo un visado
para terminar el proceso después de adquirido los derechos”.

Igualmente indicó dicha declarante que el Contralor solicitó información si el señor


Mieles Castilla estaba inscrito en carrera administrativa, informándosele que no lo
estaba (fls. 264 y 265 C. No. 2).

Así las cosas, no es aceptable lo manifestado por el defensor, que el cargo


desempeñado por el señor Mieles Castilla era de libre nombramiento y remoción, y
tampoco podía pretender ello el investigado, para desvincularlo como se ha indicado,
sin seguir el procedimiento de carrera administrativa.

Respecto de las irregularidades denunciadas por el inculpado ante los organismos de


control, por la no acreditación de requisitos por parte del señor Mieles Castillas, no
son de recibo tales explicaciones, porque tales pruebas no se incorporaron al
plenario, además, la referencia a tales anomalías a la Auditoría General fue el 4 de
mayo de 2006, esto es, después de más de un año de haber declarado insubsistente
a dicho funcionario.

De otra parte, el doctor Geomar Calderón Jiménez, exfuncionario de la Contraloría,


testificó el 16 de septiembre de 2009, que cuando llegó a la entidad, estaba el señor
Luis Alberto Mieles Castilla quien “decía que era de carrera administrativa, pero en
realidad esa carrera administrativa en la Contraloría Departamental es prácticamente
algo que no tiene ningún soporte de documentos, que lo único que existe es en cada
hoja de vida un acto administrativo que especifica la existencia de un concurso de la
carrera administrativa, pero que inclusive fue en una provisionalidad que era limitada
o condicionada por un término de tres (3) meses (…)”.

Que el señor Mieles Castilla no cumplía con los requisitos para ocupar el cargo en
ese entonces, y las calificaciones que debían hacer los Jefes de Sección las hacían
los Jefes Inmediatos, calificaciones que efectuaban sin seguir los parámetros de ley;
irregularidades que pasaron desapercibidas por los antecesores del doctor Uribe
Oñate, pero una vez conocidas por éste, y habiéndose presentado situaciones de
conflicto laboral con el señor Mieles Castilla, quien con los otros funcionarios
sindicalizados hacían caso omiso a las órdenes impartidas por el Contralor y lo
trataban mal, aduciendo este privilegio y estar en carrera administrativa.

Mencionó que el Contralor solicitó a la Carrera Administrativa y a Recursos


Humanos, quiénes eran los miembros de carrera administrativa de esa Contraloría, y
dentro de las certificaciones no se hallaba el señor Mieles Castilla, por tanto el doctor
Uribe Oñate decidió declararlo insubsistente, quien luego alegó el supuesto fuero por
ser miembro de la junta directiva del Sindicato “Asdeccol”, cuando es curioso porque
ellos habían renunciado al Sindicato, pero cuando fue declarado insubsistente, “no
solo era del sindicato sino que pertenecía a la Junta Directiva de dicha Asociación
Sindical en su calidad de Vicepresidente, es decir con fuero”.

20
Radicación No. 161-4632

Finalmente señaló que el Contralor al declarar insubsistente al señor Mieles Castilla


lo hizo con el ánimo de mantener el equilibrio dentro de su administración, tratando
de ponerle límite a la actuación irrespetuosa y desafiante que existía de parte del
señor Mieles Castilla; decisión que tomó el doctor Uribe Oñate “sin tener
conocimiento de la existencia de normas especiales laborales” (fls. 267 a 269 C.
No. 2).

De acuerdo a lo declarado por el doctor Calderón Jiménez, se desprende que habían


dificultades en cuanto a las relaciones entre el investigado y el señor Mieles Castilla,
por el trato porfiado y descomedido respecto de las órdenes impartidas; pero no es
aceptable como lo asevera el testigo, que la insubsistencia fue con el ánimo de
mantener la armonía dentro de su administración, pues este no era el camino a
tomar, porque no se ajustaba a los mandatos legales, toda vez que dicho funcionario
estaba aforado y se hallaba en carrera administrativa, por tanto, disponía de un
mecanismo legal válido como era el adelantamiento de un proceso disciplinario en
contra del señor Mieles Castilla.

El servidor que se vincula previa superación rigurosa de un conjunto de etapas que


ponen a prueba su idoneidad personal e intelectual para desempeñar la función, le
da estabilidad en la administración pública, y su retiro del servicio ostentando tales
condiciones está rodeado de plenas formalidades, pues solamente, mediante acto de
insubsistencia, motivado en una calificación insatisfactoria o el resultado de una
destitución en un proceso disciplinario, pueden dar lugar a la declaratoria de
insubsistencia.

Debe resaltarse, que los objetivos centrales del sistema de carrera administrativa y la
obligatoriedad de sus postulados, deben respetarse, en el entendido que su manejo
debe ser ajeno a cualquier clase de motivación o interés, porque de lo contrario, se
desnaturaliza el sistema mismo, al dejarse de lado el mérito y capacidades, para
darle paso a otros de diversa índole.

No puede desconocerse que la carrera administrativa tiene garantías y prerrogativas


que aseguran la estabilidad y progreso del funcionario al servicio de la administración
pública. En consecuencia, el investigado Uribe Oñate debió dar cumplimiento al
canon constitucional y legal de que el ejercicio de la facultad de remover empleados
de carrera administrativa no se puede hacer sino con sujeción a los procedimientos
propios de la carrera. Por consiguiente, le conculcó el debido proceso al señor Mieles
Castilla, conforme se puntualizó en el pliego de cargos.

Respecto del cuestionamiento del apoderado al supuesto fuero que ostentaba el


señor Mieles Castilla, conforme se transcribió en precedencia, el Tribunal Superior de
Valledupar, Sala Civil, Familia, Laboral, en fallo de 9 de junio de 2006, donde ordenó
el reintegro de dicho funcionario, fue claro en sostener que la resolución No. 00182
de 2 de mayo de 2005, de la Dirección Territorial del Cesar del Ministerio de la
Protección Social, demuestra el hecho de la inscripción en el registro sindical de la
Junta Directiva de la Organización Sindical de Primer Grado “Asdeccol”, Seccional
Cesar y que Luis alberto Mieles Castilla, es el Presidente suplente de la misma.
Prueba que permite presumir la existencia del fuero sindical, según lo previsto en la
parte final del artículo 113 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social,
modificado por el artículo 44 de la Ley 212/2001.

21
Radicación No. 161-4632

Así mismo, precisó la Corporación que el despido fue posterior a la notificación de la


comunicación sobre la elección del señor Mieles Castilla como miembro de la junta
directiva de “Asdeccol”, la cual fue notificada al empleador el día 2 de mayo de 2005
a las 8:00 a. m., y al trabajador en esa misma fecha a las 10:00 a. m. Por tanto, el
señor Mieles Castilla era “merecedor de la garantía del fuero sindical”, y que el
Contralor cuando optó por desvincularlo del cargo, era conocedor de esa situación
sin que contara con la autorización judicial para ello, por no aparecer que por vía
judicial hubiera solicitado el levantamiento del fuero sindical” (fls. 167 a 179v C. No.
2).

En efecto, consta el escrito de 25 de abril de 2005, rubricado por el Presidente de la


junta directiva de “Asdeccol”, Seccional Cesar, mediante el cual le comunica al
Representante legal de la Contraloría Departamental del Cesar, acerca de la
integración de la nueva junta directiva, donde entre otros, fue designado el señor
Mieles Castilla como suplente del Presidente de dicha junta directiva; instrumento
que aparece notificado a un funcionario de la Contraloría el 2 de mayo de 2005,
donde está registrada una firma ilegible y la hora en manuscrito: “8:30 A. M.”, aunque
se aclara difiere media hora de la que señaló el Tribunal en el fallo prenombrado
(“8:00 a. m”.) (fl. 13 C. No. 1).

También reposa el oficio calendado 26 de abril de 2005, suscrito por el doctor Alberto
Uribe Oñate, Contralor Departamental del Cesar, dirigido al señor Luis Alberto Mieles
Castilla, Auxiliar administrativo, a través del cual le informa que en uso de sus
atribuciones legales, por resolución No. 000168 de 25 de abril de 2005 lo declaró
insubsistente del cargo que venía desempeñando; documento que aparece recibido
por el señor Mieles Castilla el 2 de mayo de 2005 a las “11:10 A. M.”, hora que
también diverge de la señalada por el Tribunal (“10.00 a.m.”) (fl. 16 C. No. 1).

Aunque la diferencia de dichos minutos no tiene mayor relevancia para este


Despacho, porque lo cierto es que la notificación que se realizó a la Contraloría fue
con suficiente antelación que la notificación de la insubsistencia al señor Luis Alberto
Mieles Castilla.

Así mismo, obra fotocopia del acta de Asamblea General Ordinaria No. 1°, de fecha
21 de abril de 2005, de la Asociación de Servidores Públicos de las Contralorías de
Colombia - “ASDECCOL” - Junta Directiva Seccional Cesar, donde consta que se
designó nueva junta directiva, y aparece nombrado el señor Mieles Castilla como
suplente del Presidente (fls. 66 a 68 C. No. 1).

De igual forma, reposa documento sin fecha, suscrito por el señor Mieles Castilla, por
medio de la cual autoriza al pagador de la Contraloría General del Departamento del
Cesar, que a partir del 1° de mayo de 2005, descuente y ponga a disposición de la
Junta Directiva de ““ASDECCOL”” Seccional Cesar, el 1% del sueldo mensual, valor
correspondiente a la cuota de aporte ordinario (fl. 27 C. No. 1).

La Inspectora de Trabajo del Ministerio de la Protección Social, envió el oficio de 26


de abril de 2005 al Contralor Departamental del Cesar, recibido el 2 de mayo del
mismo mes y año, aunque se desconoce la hora, por medio del cual le informa y
pone en conocimiento que la Organización Sindical, Asociación de Servidores
Públicos de las Contralorías de Colombia - “ASDECCOL” - Seccional Cesar, solicitó
la inscripción de la nueva junta directiva elegida en Asamblea, según documentación
presentada el 21 de abril de 2005, la cual discriminó en dicho instrumento (fl. 86 C.

22
Radicación No. 161-4632

No. 1). También obra la inscripción de la citada junta directiva en el registro sindical,
que se llevó a cabo mediante la Resolución No. 00182 de 2 de mayo de 2005 (fls. 87
a 89 C. No. 1).

Según las probanzas enunciadas, no cabe duda que la Organización Sindical


“Asdeccol” Seccional Cesar, en acta de Asamblea General Ordinaria No. 1° de 21 de
abril de 2005, designó nueva junta directiva, donde se nombró al señor Mieles
Castilla como suplente del presidente; decisión de la cual se había notificado la
Contraloría con antelación a la notificación de la insubsistencia del señor Mieles
Castilla, conforme se corroboró con los documentos enunciados en precedencia y tal
como lo estableció el Tribunal Superior de Valledupar, Sala Civil, Familia, Laboral, en
sentencia de 9 de junio de 2006, sin que la Corporación hubiera cuestionado la
legalidad de las decisiones adoptadas por “Asdeccol” Seccional Cesar, por el
contrario les dio plena validez.

En diversos pronunciamientos ha señalado la Corte Constitucional que la institución


del fuero sindical es una consecuencia de la protección especial que el Estado otorga
a los sindicatos para que puedan cumplir libremente la función que les compete, cual
es la defensa de los intereses de sus afiliados. En consecuencia, la garantía foral
busca impedir que, mediante el despido, el traslado o el desmejoramiento de las
condiciones de trabajo, se perturbe indebidamente la acción que el legislador le
asigna a los sindicatos.

También ha sostenido la Alta Corporación que cuando se despide, traslada o


desmejora a un trabajador que goza de la garantía del fuero sindical, sin que medie
autorización judicial, el trabajador puede acudir a la jurisdicción laboral en acción de
reintegro, porque no tramitar previamente una autorización judicial para despedir al
funcionario aforado, incluso en los casos de reestructuración de pasivos, constituye
una omisión que genera una vulneración al debido proceso y a los derechos de
asociación, libertad y fuero sindicales.

Así las cosas, el investigado previamente a la declaratoria de insubsistencia del


señor Luis Alberto Mieles Castilla, no solicitó ante la autoridad judicial respectiva, el
levantamiento del fuero sindical, tal como lo estipula el Código Sustantivo del
Trabajo, conculcándole el debido proceso al citado funcionario, como se precisó en la
imputación disciplinaria.

Es importante anotar que, no está acreditado en autos que el señor Mieles Castilla
no reunía los requisitos mínimos establecidos por los estatutos de la organización
sindical para ser nombrado directivo de “Asdeccol”, ni obran pruebas que corroboren
tal afirmación, conforme lo esgrimió el apoderado, por ende, este Despacho no
puede admitir lo planteado en tal sentido por la defensa.

Tipicidad.

La adecuación típica efectuada por el fallador de primera instancia está bien


deducida en la medida en que la conducta enrostrada al doctor Alberto Uribe Oñate,
fue porque en su calidad de Contralor General del Departamento del Cesar declaró
insubsistente al señor Luis Alberto Mieles Castilla, del cargo de Auxiliar
Administrativo Código 550, mediante Resolución No. 000168 de 25 de abril de 2005,
notificada el día 2 de mayo del mismo año, quien se encontraba en carrera
administrativa y amparado por fuero sindical, inobservando el debido proceso.

23
Radicación No. 161-4632

Incriminación al citado servidor público que se adecuó a las descripciones de las


siguientes disposiciones legales y que encuadra justamente en la falta gravísima allí
prevista:

Artículo 48 de la Ley 734 de 2002. “Faltas gravísimas. Son faltas gravísimas las
siguientes (…):
Numeral “61. Ejercer las funciones con el propósito de defraudar otra norma de
carácter imperativo”.

Artículo 405 del Código Sustantivo del Trabajo: “Se denomina "fuero sindical" la
garantía de que gozan algunos trabajadores de no ser despedidos, trasladados ni
desmejorados en sus condiciones de trabajo, sin justa causa, previamente calificada
por el juez del trabajo”.

Artículo 406 ídem. “Están amparados por el fuero sindical:

“(…) c) Los miembros de la junta directiva y subdirectivas de todo sindicato,


federación o confederación de sindicatos, sin pasar de cinco (5) principales y cinco
(5) suplentes, y los miembros de los comités seccionales, sin pasar de un (1)
principal y un (1) suplente. Este amparo se hará efectivo por el tiempo que dure el
mandato y seis (6) meses más;

“(…) PARAGRAFO 1o. Gozan de la garantía del fuero sindical, en los términos de
este artículo, los servidores públicos, exceptuando aquellos servidores que ejerzan
jurisdicción, autoridad civil, política o cargos de dirección o administración.

Artículo 41 de la Ley 909 de 2004. Causales de retiro del servicio.. El retiro del
servicio de quienes estén desempeñando empleos de libre nombramiento y
remoción y de carrera administrativa se produce en los siguientes casos:

a) Por declaratoria de insubsistencia del nombramiento en los empleos de libre


nombramiento y remoción;
b) Por declaratoria de insubsistencia del nombramiento, como consecuencia del resultado no
satisfactorio en la evaluación del desempeño laboral de un empleado de carrera
administrativa;
c) <Literal INEXEQUIBLE (C-501/05).
d) Por renuncia regularmente aceptada;
e) <Literal CONDICIONALMENTE exequible> Retiro por haber obtenido la pensión de
jubilación o vejez; (C-501/05).
f) Por invalidez absoluta;
g) Por edad de retiro forzoso;
h) Por destitución, como consecuencia de proceso disciplinario;
i) <Literal CONDICIONALMENTE exequible> Por declaratoria de vacancia del empleo en el
caso de abandono del mismo; (C-1189/05).
j) Por revocatoria del nombramiento por no acreditar los requisitos para el desempeño del
empleo, de conformidad con el artículo 5o. de la Ley 190 de 1995, y las normas que lo
adicionen o modifiquen;
k) Por orden o decisión judicial;
l) Por supresión del empleo;
m) Por muerte;
n) Por las demás que determinen la Constitución Política y las leyes.
PARÁGRAFO 1o. <Parágrafo INEXEQUIBLE> (C-501/05).

24
Radicación No. 161-4632

PARÁGRAFO 2o. Es reglada la competencia para el retiro de los empleos de carrera


de conformidad con las causales consagradas por la Constitución Política y la ley y
deberá efectuarse mediante acto motivado”.

Conforme se discriminó anteriormente, los literales e) y el i) fueron declarados


condicionalmente exequibles por la Corte Constitucional, mientras que el literal c) y el
parágrafo 1° fueron declarados inexequibles, circunstancia que no tuvo en cuenta el
operador jurídico.

Así las cosas, el operador jurídico, enmarcó los comportamientos reprochados al


Contralor en los tipos que estructuran faltas disciplinarias, en cuya incursión se
deriva responsabilidad y la imposición de la consecuente sanción, a lo cual hay que
agregarse que, según el artículo 27 del CDU, las faltas disciplinarias se realizan por
acción u omisión.

Es de anotar, que el tipo descrito en el artículo 48-61 del CDU es un tipo en blanco
que comporta una falta disciplinaria eminentemente dolosa “Ejercer las funciones
con el propósito de defraudar otra norma de carácter imperativo”, pero que requiere
su remisión a otra norma, que permita al intérprete determinar inequívocamente el
alcance de la conducta disciplinaria, esto es, el de señalar qué disposiciones son de
carácter imperativo y que desde luego deben describir de manera detallada las faltas,
razón por la cual fue necesario el reenvío a los artículos 405 y 406, literal c) y
parágrafo del Código Sustantivo del Trabajo, y artículo 41 de la ley 909 de 2004, de
carrera administrativa, que comportan conductas precisas que inobservó el
investigado, al declarar insubsistente al señor Luis Alberto Mieles Castilla, quien era
funcionario de carrera administrativa y estaba aforado, por tanto, su desvinculación
tenía que ceñirse a las facultades previstas para remover empleados de carrera
administrativa y previa autorización de la autoridad judicial sobre el levantamiento del
fuero sindical, lo que comporta vulneración del debido proceso.

En consecuencia, la adecuación típica efectuada por el A quo está bien inferida, en


razón a que la falta está configurada a partir de la previa relación funcional, es decir,
que surge como resultado del incumplimiento de las funciones que le competen al
disciplinado en el ente fiscalizador, como se indicó anteriormente, y por cuanto la
incriminación al Contralor General del Departamento del Cesar encuadra justamente
en las faltas prenombradas, además, según el artículo 23 del CDU, constituye “falta
disciplinaria, y por lo tanto da lugar a la acción e imposición de la sanción
correspondiente, la incursión en cualquiera de las conductas o comportamientos
previstos en este código que conlleve incumplimiento de deberes, extralimitación en
el ejercicio de derechos y funciones, prohibiciones y violación del régimen de
inhabilidades, incompatibilidades, impedimentos y conflicto de intereses, sin estar
amparado por cualquiera de las causales de exclusión de responsabilidad
contempladas en el artículo 28 del presente ordenamiento”.

En el caso de autos hay certeza que el doctor Alberto Uribe Oñate, en su calidad de
Contralor General del Departamento del Cesar, declaró insubsistente el
nombramiento del señor Luis Alberto Mieles Castilla, a través de la Resolución
números 000168 de fecha 25 de abril de 2005, conociendo que dicho funcionario
había adquirido derechos de carrera administrativa y que estaba aforado, derechos
que no les respetó, pues tenía que haberse ceñido a las causales previstas en el

25
Radicación No. 161-4632

procedimiento de carrera para desvincularlo, así como en el Código Sustantivo del


Trabajo, transgrediéndole el debido proceso.

Por tanto, no le asiste razón a la defensa cuando argumenta desconocimiento del


principio de legalidad porque la conducta enrostrada no encaja debidamente en las
normas descritas como infringidas.

Naturaleza de la falta.

Sobre la calificación de la falta, el operador disciplinario sostuvo que se trataba de


una falta gravísima, por cuanto así está catalogada por el legislador en el numeral 61
del artículo 48 del CDU.; decisión que comparte plenamente este Despacho por estar
así demarcada en la ley disciplinaria.

Ilicitud Sustancial.

Se evidenció que investigado Uribe Oñate desconoció sin ninguna justificación los
deberes funcionales asignados como servidor del Estado, que le fueron citados en el
pliego acusatorio, tal como se describió en el acápite de tipicidad, pues no se puede
ignorar que el derecho disciplinario protege el correcto desempeño de la función
pública, y de parte del disciplinado hubo infracción sustancial de dichos deberes, al
no obrar conforme la función social que le competía como funcionario público, toda
vez que se apartó del cumplimiento de las obligaciones que devienen de la función
que ejecutaba como Contralor General del Departamento del Cesar, atentando
contra el buen funcionamiento del Estado y por ende contra sus fines, al vulnerar el
deber legal de respetar y proteger los derechos de carrera administrativa y fuero
sindical que aseguraban la estabilidad y progreso al servicio del Ente Fiscalizador,
del señor Mieles Castilla. Máxime, que el Tribunal de Valledupar en sentencia del 9
de junio de 2006, condenó al ente de control, ordenó el reintegro del empleado y el
pago de los salarios y prestaciones sociales dejadas de percibir, con el antecedente
que con anterioridad ya había declarado insubsistente a este servidor público, y así
mismo, tuvo que ordenar su reintegro por orden judicial.

Culpabilidad.

La imputación subjetiva la hizo el operador jurídico en el pliego de cargos a título de


dolo, la cual mantuvo en la decisión objeto de alzada, al establecer que el
investigado Uribe Oñate “conocía y quería la realización de la conducta además de
entender plenamente su ilicitud”, porque se había ordenado el reintegro del señor
Mieles Castilla por estar amparado por fuero sindical, a quien había declarado
insubsistente el 2 de septiembre de 2004, y a pesar de ello a los 32 días posteriores
al reintegro de dicho funcionario lo declaró nuevamente insubsistente, transgrediendo
normas de obligatorio cumplimiento, como el respeto al fuero sindical y de carrera
administrativa que protegían al señor Luis Alberto Mieles Castilla, pues el inculpado
tenía el deber funcional de conocer y aplicar las normas sobre movimiento de
personal; y protección del Derecho de Asociación de los servidores públicos”.
Aunado a ello, la jerarquía del cargo que desempeñaba, que le permitía “contar con
la asesoría jurídica permanente para actuar de acuerdo con el marco legal”.

Comparte este Despacho la determinación adoptada por el A quo en este aspecto,


porque el doctor Alberto Uribe Oñate era consciente de la infracción de la ley
disciplinaria, pues sabía que el señor Luis Alberto Mieles Castilla, estaba

26
Radicación No. 161-4632

resguardado por los derechos de Carrera Administrativa y fuero sindical, y es


indudable que el Contralor investigado tuvo la oportunidad de valorar los hechos para
decidir el comportamiento que debía asumir de acuerdo a lo que las normas legales
le instaban, pero optó por inobservar los preceptos legales, no actuó conforme a
derecho pudiendo y debiendo hacerlo.

Está plenamente demostrada la actitud dolosa del doctor Uribe Oñate, porque tenía
pleno conocimiento que el señor Mieles Castilla, estaba designado y posesionado en
período de prueba, para el 12 de julio de 1999, fecha de ejecutoria de la sentencia C-
372 de 1999, es decir, que había superado la etapa de la conformación de la lista de
elegibles, aspecto sobre el cual se habían pronunciado el Departamento
Administrativo de la Función Pública, mediante las Circulares números 1000-02 y
1000-04 de 14 de julio y 8 de septiembre de 1999, respectivamente, y la Sala de
Consulta del Consejo y Servicio Civil del Consejo de Estado, el día 27 del mismo
mes y año, en cuanto a que si las listas de elegibles estaban vigentes y en firme, los
cargos debían proveerse en carrera administrativa, y que los nombramientos que se
encuentren en período de prueba conservan su validez. Por consiguiente, el
inculpado sabía que el señor Mieles Castilla no era funcionario de libre
nombramiento y remoción, por la sola circunstancia de no encontrarse inscrito en el
registro de carrera, quien en la lista de elegibles obtuvo el puntaje mas alto;
precisamente en el concurso público que diseñó el doctor Uribe Oñate como Asesor
del Contralor de la época, inclusive posteriormente obtuvo buenas calificaciones, y
como lo señaló el Ex contralor Francisco Javier Andrade Zambrano el señor Mieles
Castilla se nombró en un empleo para el cual cumplía con los requisitos de ley.

Además, como se precisó en desarrollo de este proveído, si el doctor Uribe Oñate


hubiera tenido duda si el señor Mieles Castilla era o no de carrera administrativa, es
incuestionable que las consultas las hubiera elevado en tal sentido, lo cual no hizo,
sino que se circunscribió a indagar si estaba inscrito en el Registro Público de
Carrera Administrativa, lo cual sabía por anticipado que no, pero como se ha
mencionado, el designio era el de justificar la insubsistencia; fue porfiado en
desvincular otra vez al mencionado funcionario, no obstante que con anterioridad lo
había restituido al cargo, por orden de un Juzgado Laboral que dispuso su reintegro
al determinar en ese entonces que el señor Mieles Castilla estaba aforado.

Es más, el mismo señor Mieles Castilla el 3 de mayo de 2005, le insistió al Contralor


que estaba amparado por fuero sindical, y en virtud del derecho de petición le solicitó
revocar la resolución de insubsistencia, “de conformidad con la notificación que se le
realizara el mismo 2 de mayo de 2005 de la Asamblea realizada el 21 de abril de
2005, a las 08:30 A. M., es decir, mucho antes de que me informaran de la
Resolución en mención (…)”.

No obstante lo anterior, el disciplinado no hizo nada para dejar sin valor legal el acto
administrativo de insubsistencia, sabiendo que para desvincular un funcionario
protegido por fuero, debía obtener previamente la autorización judicial, conforme lo
prevé el Código Sustantivo del Trabajo.

Así las cosas, en el caso de autos, sin duda alguna, objetivamente se vulneró la ley
disciplinaria, y subjetivamente estuvo en la mente del doctor Alberto Uribe Oñate la
conciencia de tal transgresión, pues a sabiendas que el señor Mieles Castilla era de
carrera administrativa y estaba aforado, su voluntad estuvo dirigida inequívocamente
a desarrollar la conducta ilícita que lo hace merecedor del reproche disciplinario,

27
Radicación No. 161-4632

pues no actuó conforme al deber que legalmente le correspondía. En razón a que no


acató al canon constitucional y legal de que el ejercicio de la facultad de remover un
empleado de carrera administrativa y cobijado por fuero sindical, no se puede hacer
sino con sujeción a los procedimientos propios de la carrera y conforme lo consagra
el Código Sustantivo del Trabajo, resquebrajándole el debido proceso.

En este orden de ideas, está plenamente demostrado en el proceso la existencia de


la falta atribuida al disciplinado y no queda duda alguna que el investigado actuó con
dolo, valoración de carácter subjetivo realizada por la Delegada que como se indicó
en precedencia comparte plenamente la Sala, apartándose el Despacho de los
argumentos esgrimidos por la defensa tendientes a desvirtuar el dolo en cabeza de
su defendido.

Dosificación de la sanción.

En el fallo de primera instancia se le impuso al doctor Alberto Uribe Oñate, en su


calidad de Contralor General del Departamento del Cesar, sanción de destitución del
cargo e inhabilidad general por el término de doce (12) años, por estar rotulada la
falta como gravísima e imputada a título de dolo (art. 48-61 del CDU). la inhabilidad
se impuso, teniendo en cuenta el criterio previsto en el literal a) del numeral 1 del
artículo 47 de la ley 734 de 2002, por presentar antecedentes disciplinarios dentro de
los cinco años anteriores a la comisión de la falta.

En efecto, en el caso sub lite y tratándose de falta que ha sido catalogada como
gravísima por expresa denominación legal, no opera el sistema de graduación,
porque al estar comprobada su comisión y adjudicada a título de dolo, solamente es
procedente la máxima sanción, que corresponde a la destitución del cargo; cuando la
conducta tiene, como en este caso, una calificación en el ordenamiento disciplinario,
no hay lugar a derivar beneficios por circunstancias atenuantes, estos solamente
operan respecto de la inhabilidad general, como acertadamente dosificó la primera
instancia, sin que tenga ninguna objeción al respecto el Ad quem, porque la Corte
constitucional ha avalado el sistema de reincidencia en materia del derecho
disciplinario, y es obvio, porque la conducta oficial tiene que ser observada a
plenitud, el servidor público en la relación de sujeción con el Estado está obligado a
observar un riguroso comportamiento oficial.

De acuerdo a lo anterior, quedan sin ningún sustento legal las argumentaciones del
apoderado sobre el desconocimiento del principio de legalidad al disciplinado.

En este orden de ideas, la Sala confirmará el fallo objeto de alzada, por no haberse
desvirtuado el cargo formulado en contra del doctor Alberto Uribe Oñate, en su
calidad de Contralor General del Departamento del Cesar, el cual constituye falta
disciplinaria al tenor de lo preceptuado en el artículo 23 de la Ley 734 de 2002, por
infracción a las preceptivas legales señaladas en el pliego acusatorio, tal como se
registró en el acápite de tipicidad.

En mérito de lo expuesto, la Sala Disciplinaria de la Procuraduría General de la


Nación, en uso de sus atribuciones legales,

RESUELVE

28
Radicación No. 161-4632

PRIMERO. NO DECRETAR LA NULIDAD de la actuación disciplinaria, solicitada por


el defensor del doctor ALBERTO URIBE OÑATE, ello de conformidad con las
precisiones realizadas en el cuerpo de este proveído.

SEGUNDO. CONFIRMAR el ordinal primero de la parte resolutiva del fallo proferido


el 15 de diciembre de 2009, a través del cual la Procuraduría Primera Delegada para
la Vigilancia Administrativa, halló responsable disciplinariamente al doctor ALBERTO
URIBE OÑATE, identificado con la cédula de ciudadanía No. 5.566.678 de
Bucaramanga, en su condición de Contralor General del Departamento del Cesar,
por el cargo imputado en este proceso disciplinario, y le impuso sanción de
destitución del cargo e inhabilidad general por el término de doce (12) años ,
conforme lo anotado en la parte motiva de esta decisión.

TERCERO. Por el CENTRO DE NOTIFICACIONES de la Procuraduría General de la


Nación NOTIFICAR el contenido de la presente decisión a los sujetos procesales,
conforme lo enunciado en el artículo 101 del CDU en armonía con el artículo 107
ídem, al doctor ALBERTO URIBE OÑATE, en Cra. 13 No.6C-46 Barrio San Carlos, de
Valledupar; al doctor LÁCIDES SALVADOR TORO OÑATE, defensor del doctor
ALBERTO URIBE OÑATE, quien se localiza en la calle 19 No. 4 – 88, Ofic. 502, telf.
3424012, Bogotá D. C. (fl. 151 C. No. 2). Advirtiéndole que contra la misma no
procede ningún recurso por hallarse agotada la vía gubernativa.

CUARTO. A través de la Procuraduría Primera Delegada para la Vigilancia


Administrativa, REMITIR copia de los fallos de primera y segunda instancia al
Presidente de la Asamblea Departamental del Cesar, para efectos de la
ejecución de la sanción impuesta, debiendo procederse también a la anotación y
registro de la misma, de acuerdo a lo preceptuado en el numeral 4 del artículo 172 y
parágrafo del artículo 172 de la Ley 734 de 202.

QUINTO. Por la Procuraduría Primera Delegada para la Vigilancia Administrativa,


INFORMAR de las decisiones de primera y segunda instancia a la División de
Registro y Control de la Procuraduría General de la Nación, de conformidad con la
circular No. 055 del 23 de septiembre de 2002 emanada del despacho del
Procurador General de la Nación y en los incisos, primero y segundo del artículo 174
de la Ley 734 de 2002, respecto del reporte de sanciones disciplinarias.

SEXTO. REGISTRAR las constancias a que haya lugar y DEVOLVER el expediente


a la Procuraduría Primera Delegada para la Vigilancia Administrativa.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

29
Radicación No. 161-4632

RAFAEL EUGENIO QUINTERO MILANÉS


Procurador Primero Delegado
Presidente

MARGARITA LEONOR CABELLO BLANCO


Procurador Segunda Delegada
Proyectó. Dra. Amparo Rojas V.
Rad. No. 161-04632 (013-137782)

30

También podría gustarte