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Labrador, C., 2002, Pedagogía Ignaciana en La Educación Superior PDF
Labrador, C., 2002, Pedagogía Ignaciana en La Educación Superior PDF
EDUCACIÓN SUPERIOR
Carmen Labrador
Introducción
Es preciso iniciar el tema con una breve referencia a los orígenes de la Pedagogía de la
Compañía de Jesús, puesto que constituyen una parte importante de esta aportación.
conocimiento experiencial,
Características todas ellas que se corresponden con sus señas de identidad, relacionadas
con la idea de San Ignacio de la dignidad de la persona humana que se realiza en un
universo concreto, mediante el desarrollo pleno intelectual, moral y espiritual.
Efectivamente un gran objetivo aparece como horizonte de fondo y da sentido a toda su
concepción educativa: "la formación del hombre libre, cambiante, perfectible", que con
carácter de globalidad se proyecta en el marco de la educación integral, síntesis del ideal
pedagógico del humanismo renacentista.
No podemos olvidar que los años previos a la aprobación definitiva del sistema educativo
de la Compañía de Jesús, Ratio Studiorum, coinciden en el tiempo con las etapas de mayor
florecimiento del Humanismo renacentista en Europa. Igualmente debemos recordar las
relaciones de San Ignacio con los humanistas en sus etapas de París y de Roma.
En este largo peregrinar por los caminos de su tiempo, un día de 1526 llegó a Alcalá,
ciudad próxima a Madrid (España). Iba a estudiar, porque pensaba que para ayudar a los
demás necesitaba prepararse y prepararse bien.
Llegó "como estudiante”, sin embargo era un estudiante atípico. Ni su edad -tenía treinta y
siete años- ni su atuendo, ni su modo de vida, ni su plan de estudios eran los que
correspondían a sus compañeros universitarios. Además de estudiar, en Alcalá, hizo otras
muchas cosas y muy distintas: mendigar para su propio sustento y el de otros pobres,
ayudar a todos y responder a los tres procesos inquisitoriales que le instruyeron las
autoridades eclesiásticas, como resultado del último pasó cuarenta y dos días en la cárcel.
En este conjunto de cosas, Ignacio de Loyola, que vive intensamente su época, con su
aguda captación de los signos de los tiempos, en sus reflexiones pedagógicas, entendió que
en los planes de estudio se debía incorporar la enseñanza de las humanidades clásicas,
como ya se hacía en otros lugares de Europa. La razón más poderosa, que parece haber
influido en esta decisión, fue de carácter pedagógico. Intuyó la ventaja que suponía para los
jóvenes estudiar en los humanistas clásicos las realidades permanentes del hombre a través
de ideas, sentimientos, valores y actitudes, que superan las circunstancias de cualquier
época histórica. Gran parte de estas ideas quedarán plasmadas en la Ratio Studiorum.
Parece oportuno abordar el tema desde tres ámbitos científicos que a la vez se implican
entre sí.
1
R. M. Sanz de Diego (ed.) (1991), San Ignacio de Loyola en Alcalá de Henares (1526-1527), Instituto de
Estudios Complutenses (CSIC), Provincia de Toledo de la Compañía de Jesús, p 9
3
Ignacio llegó a París en 1528. Allí permaneció siete años, llegaba desde Alcalá y
Salamanca. En París formó un grupo, algunos de estos compañeros se fueron con él.
Posteriormente eligió y adaptó aquellos métodos que le parecían más adecuados para los
fines de la educación que pretendía.
a) “Los Ejercicios Espirituales, se dice, no son un simple libro de lectura; son una
guía para la experiencia, un compromiso activo que capacita para un crecimiento en
libertad y lleva a un servicio fiel. La experiencia de Ignacio en Manresa puede ser una
experiencia personalmente vivida”. Cualquier persona tiene la posibilidad de descubrir, de
reconocer y comprometerse en la lucha por superar los factores interiores y exteriores que
impiden una respuesta libre. Esta respuesta se desarrolla positivamente en un proceso de
búsqueda, de nuevas preguntas y también de respuestas nuevas. Es, en definitiva, un
proceso de aprendizaje.
En las últimas décadas se ha incrementado de manera notable el interés por conocer lo que
este sistema educativo ha supuesto. Las reflexiones, generalmente se han orientado a la
práctica docente, en diferentes instituciones de distintos niveles.
Obviamente los que hemos dedicado alguna parte de nuestro tiempo, por interés personal e
intelectual y por compromiso profesional a estudiar en profundidad el origen y el
significado pedagógico de tan excepcional propuesta, coincidimos en los análisis. 3 Sólo en
algunas cosas discrepamos.
Este documento recoge en sus treinta capítulos el ideal de formación humana que ha
presidido siempre la dimensión educadora de la Compañía de Jesús. En él se trata con
distinta extensión la amplia y completa temática que hace referencia a planes, programas y
métodos de los estudios; a tiempos, espacios, orden y convivencia.
De la misma manera aparecen reglas comunes para todos los Profesores de las Facultades
Superiores y específicas para los profesores de cada una de las disciplinas: Sagrada
Escritura, Lengua Hebrea, Teología Escolástica, Casos de Conciencia, Filosofía, Filosofía
Moral y Matemáticas. Igualmente las reglas del Prefecto de Estudios Inferiores y
continuando con la misma estructura, reglas comunes para los Profesores de las Clases
Inferiores y las particulares de los profesores de Retórica, Humanidades, y Gramática en
sus tres niveles, suprema, media e ínfima.
Se establecen normas concretas y detalladas sobre los alumnos, sobre el modo de estudiar y
aprender, sobre los exámenes, los premios, las relaciones docentes, la convivencia y
cualquier otro aspecto que tuviera relación con la mejora de los estudiantes. Se configura
así un peculiar modo de ser y de hacer en educación, en el cual todo estaba previsto en
función del grado de eficacia y aprovechamiento conveniente para los discípulos.
Los estudios se organizan de modo parecido a los de la Universidad de París, en tres ciclos
de formación lingüística, filosófica y teológica. No podemos olvidar la experiencia y
2
C. Labrador y otros (1992), El Sistema Educativo de la Compañía de Jesús. La Ratio Studiorum,
Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Edición bilingüe. En lo sucesivo las citas de este documento se
toman de esta edición. En 2002 se ha reeditado el libro La Pedagogía de los Jesuitas. Ayer y hoy que amplía
el estudio histórico pedagógico y añade otros documentos.
3
R. E. Metts (1998), Ignacio lo sabía. La pedagogía jesuita y las corrientes educativas actuales, México,
ITESO
5
formación pedagógica de San Ignacio en sus años como estudiante, su conocimiento de los
métodos parisinos y el encuentro con los primeros compañeros, estudiantes laicos en su
mayoría. De aquel tiempo, como ya he indicado, datan los lazos que unen a la Compañía de
Jesús con el mundo universitario.
Pues bien, en nuestro caso, a partir de estos documentos y de algunas aportaciones de las
Congregaciones Generales, hemos abordado este estudio.
La consideración de la visión ignaciana del mundo y del hombre permite descubrir aspectos
tan relevantes como:
ayuda a la formación total de la persona a lo largo de toda la vida
da importancia a la actividad del estudiante
ayuda a la formación total de la persona en la comunidad
afirma la realidad del mundo en que se inserta la persona
estimula el conocimiento, el amor, la aceptación
promueve el diálogo
tiene en cuenta la dimensión religiosa del hombre
se orienta hacia los valores
El objetivo básico de este “proyecto” educativo es la formación del hombre total, “hombre
libre, autónomo, que libera su inteligencia, que se hace a sí mismo, que construye su
personalidad, que crea”
De esta manera los estudiantes al ser cada vez más autónomos intentarán el difícil
aprendizaje de su libertad y podrán asumir el riesgo de un compromiso vital que les
permitirá canalizar su energía hacia mejores formas de realización personal y social.
Entiendo que en los treinta capítulos del documento se recoge todo un sistema de enseñanza
y de educación
En la Ratio tenemos:
Unidad y jerarquía en la organización de los estudios.
División y gradación de las clases.
Confección de programas orgánicos y graduados en extensión y dificultad. Es
decir, “Conjunto de elementos interrelacionados entre los cuales existe una
cierta cohesión y unidad de propósito”.
Es, por lo tanto, un sistema organizativo completo, un sistema de educación.
Son tres momentos distintos con actividades diferenciadas que mutuamente se implican:
1. Prelección
3. Aplicación
4
Ratio Studiorum, p 92
5
-- -- p 87 .
8
Para realizar este ejercicio los estudiantes tenían que ser “constantes en ir a las lecciones y
diligentes en proveerlas y después de oídas, en repetirlas y demandar lo que no entienden y
anotar lo que conviene para suplir la memoria para adelante”
Un sencillo análisis del texto anterior describe unas escenas, riquísima en imágenes. Es
decir, en el escenario aparece, en primer lugar, una situación de aprendizaje que exige una
actitud en los alumnos. Tienen que ser constantes en la asistencia a las clases; diligentes en
la preparación de las lecciones; deben repetir lo estudiado para aprender mejor; preguntar
todo lo que no entienden y tomar notas que les faciliten el recuerdo de lo aprendido,
evitando así recargar la memoria de manera repetitiva. Estamos así ante un proceso
didáctico planificado junto con otros aspectos de gran eficacia para el aprendizaje.
Conviene señalar lo que ya en las Constituciones escritas por San Ignacio se explicita
“acerca del repetir”. Se dice: Tenga el Rector cuidado que se haga en alguna hora cierta en
las escuelas o en casa:
a) repitiendo uno,
b) oyendo los otros,
c) proponiéndose las dificultades que ocurren y
d) recurriendo al maestro en lo que no saben resolver bien entre ellos” 7
De nuevo estamos ante una imagen sumamente expresiva, enormemente plástica que
recuerda sin gran esfuerzo las actividades docentes que han presidido la vida cotidiana de
las instituciones de enseñanza durante siglos.
Además en estos ejercicios tenemos una muestra de cómo se puede ejercitar la memoria sin
“forzar” (obligar, exigir) el aprendizaje memorístico.
La noción de ingenio en la literature pedagógica del Humanismo renacentista expresa talento intelectual,
aptitud general, cualidad del espíritu.
6
Ratio Studiorum, p 257
7
Constituciones Compañía de Jesús, p 141
8
Ratio Studiorum, p 107
9
1. Los jesuitas habían optado por este procedimiento después de largos años de
experimentación en colegios de diferentes países consiguiendo resultados excelentes
en instrucción (“letras”) y comportamiento (“piedad”)
El profesor:
1. Lee sin interrupción una selección de textos. Después:
a) repite
b) explica
c) amplia
d) confirma la eficacia del aprendizaje, es decir, verifica si cada uno de sus
alumnos ha entendido el significado de los textos seleccionados, de las
explicaciones.
4. Resume el pasaje
5. Concluye
6. Y valora globalmente
Se puede afirmar que esta dinámica constituía el patrón didáctico de los centros de la
Compañía de Jesús tanto en los programas de ciencias como de letras.
c) facilitando el aprendizaje
En la segunda, el alumno trabaja para asimilar lo explicado.
Los profesores ofrecen apoyo y orientación, confían en el trabajo personal del alumno,
procuran el éxito de cada uno, rechazan la medianía...
La descripción de los escenarios es tan real que fácilmente se pueden representar los
diferentes momentos, las distintas acciones, las secuencias, en definitiva, el proceso
enseñanza-aprendizaje y los resultados educativos.
En este punto, merecen especial atención los debates, las disputas, excelente entrenamiento
en disciplina mental, ejercicio intelectual y práctica para la participación. Para las disputas
mensuales y semanales se establece la forma, el contenido, la periodicidad y el modo de
participar exigiéndose que al menos uno de los que intervinieran fuera doctor. Yo me
pregunto, ¿no es éste el sistema que siempre que podemos (y no siempre podemos)
seguimos con nuestros estudiantes ante determinadas cuestiones que consideramos
oportuno debatir?
Los días dedicados a las disputas, a los debates, no son menos eficaces que los dedicados a
las lecciones, a las clases. En consecuencia se recomienda insistentemente cuidar las
disputas y todo el texto es enormemente expresivo al respecto. 9
“tengan disputas en las clases durante dos horas…para que de ese modo los ingenios
se ejerciten más y se aclaren más las dificultades”
Quienes participan en estos debates deben ejercitarse previamente, para estar bien
preparados y evitar las situaciones de fracaso, frecuentes hoy en nuestras pruebas de
evaluación, exámenes, etc. Por eso dice: “No disputen en público, sino los más doctos de
los alumnos; los demás ejercítense privadamente, hasta que estén preparados de modo que
no se les tenga por indignos de hacerlo públicamente”10 (Evitan la exclusión)
9
Ratio Studiorum, Reglas de los profesores de Facultades Superiores, p 118
10
Ratio Studiorum, Reglas de Profesores de Facultades Superiores, p 119
11
Los estudiantes pueden expresar con libertad sus opiniones y, este hecho, que nos
sorprende, sin embargo está perfectamente indicado. Se dice: “Sea permitido en los actos
separase de las opiniones de sus maestros y defender, si quieren, las propias” conociendo
bien “los fundamentos y principios con que tratan de defenderlas”
Insiste en la idea y dice: ”Aún más, para que den mejor muestra de su talento, el presidente
les dejará contestar libremente y no les interrumpirá, sino cuando sea muy necesario” 11
En otro pasaje, leemos, refiriéndose a las disputas: “...hágalo con tal esplendor y aparato,
invitados también a argumentar otros religiosos y doctores, que de ello resulte algún
entusiasmo no infructuoso para nuestros estudios” 12
El prefecto “determine cuándo, de qué modo y dónde deberán reunirse las clases para
disputar entre sí. Y no sólo ordene antes el modo de proceder, sino que mientras se debate,
él mismo esté presente y procure que todo se haga con fruto, moderación y concordia. 13
Se ha escrito mucho sobre el tema y se ha dicho que los jesuitas fueron pioneros en la
formación de grupos capaces de realizar trabajos potenciando el papel del moderador. Es
preciso reconocer que las orientaciones de la Ratio Studiorum para conducir los debates o
las disputas están en el fondo de los más actuales métodos de discusión y debate.
Exigencias al profesor
11
Ratio Studiorum, p 263
12
Ratio Studiorum, p 151
13
Ratio Studiorum, p 171
12
Sólo me permito reproducir algunas citas sin intención de buscar las más expresivas y
exclusivamente a modo de ejemplo. Lo he publicado en otra ocasión.
Así, leemos: El profesor, “sea diligente y asiduo y solícito del provecho de los estudiantes
ya en las clases ya en otros ejercicios literarios” 14
Debe “interesarse por el estado de toda la clase y también por la aplicación y provecho de
los alumnos externos” 15
“Es propio de la dignidad del maestro no citar apenas un autor que él mismo no haya leído”
16
“Después de la lección quédese en la clase o cerca de ella, al menos un cuarto de hora, para
que los alumnos puedan acercarse y hacerle preguntas…” (disponibilidad…) 18
Debe “enseñar doctamente y con rigor” 19 <…> “no emplee mucho tiempo en cosas de
poca utilidad”; “no se muestre más familiar con unos que con otros”; “esfuércese con
ahínco en interpretar bien el texto (...) y ponga en ello no menos empeño que en las
cuestiones” 20
“Los que frecuentan <las clases> aprovechen no menos en la rectitud de vida que en las
bellas artes” 22
14
Ratio Studiorum, p 121
15
Ratio Studiorum. Reglas de profesores de Facultades Superiores, p 119
16
Ratio Studiorum. Reglas de Profesores de Facultades Superiores, p 115
17
Ratio Studiorum. Reglas de Profesores de Facultades Superiores, p 115
18
Ratio Studiorum. Reglas de Profesores de Facultades Superiores, p 116
19
Ratio Studiorum, p 123
20
Ratio Studiorum, p 127
21
Ratio Studiorum, p 139
22
Ratio Studiorum, p 157
23
Ratio Studiorum, p 155
24
Ratio Studiorum, p 147
25
Ratio Studiorum, p 117
13
Así podríamos seguir con las “Reglas de la Academia” o con temas de calidad, autonomía,
corrección, empleo del tiempo, etc. etc. No es pertinente en este momento.
Interés, esfuerzo y disciplina son otras categorías que demandan diálogo reflexivo y
facilitador porque el pensamiento, el ser y la acción en este diálogo reflexivo fundamentan
el aprendizaje eficaz.
Las notas precedentes facilitan el discurso sobre los valores educativos de este sistema que
aúna enseñanza y educación de una manera excepcional. Pienso, por una parte, que si
realmente se pretende una enseñanza eficaz, ésta no puede concebirse sin la realización de
actitudes y valores que constituyan el verdadero logro y realización personal y pienso
también, por otra parte, que una mirada a la historia nos muestra como en determinadas
ocasiones la consistencia de la educación ha tenido como pilares imprescindibles el interés,
el esfuerzo y la disciplina.
En este sistema son tantos los elementos que entran en juego a favor del desarrollo integral
del alumno que sería interesante dedicar un tiempo al análisis de estos factores de manera
exhaustiva. No es ahora el momento, sin embargo no renuncio a presentar algunas notas
que pueden ser objeto de reflexiones posteriores. Reflexiones a las que les invito.
a) de formación intelectual,
b) de capacitación para los aprendizajes sucesivos
c) de estructuración mental
d) de organización del conocimiento
e) de “crecimiento personal” en definitiva.
El método, pues, tiene un valor formativo en sí mismo.
Se puede decir que unidad, orden, ciclicidad, gradación, actividad, expresión, son notas
relevantes de esta metodología, así como la utilización de recursos didácticos adecuados a
las materias de estudio como pueden ser ilustraciones, representaciones, certámenes,
métodos variados “inventados oportunamente” para cada ocasión, porque “con nada se
debilita tanto la aplicación de los estudiantes como con la monotonía”.
Y para prevenir esta dificultad, de la que todos los que somos profesores podemos tener
experiencia, insiste en que “se deben proponer ejercicios tan variados, que además de la
utilidad que en sí encierren, resulten también gratos y dignos, para que con ese aliciente se
sientan más animados al estudio” Pienso que es un reto diario para nosotros.
A partir del análisis precedente del proceso de enseñanza-aprendizaje, el método deja de ser
un instrumento puramente mecánico para convertirse en un elemento personalizado y eficaz
para la enseñanza y la educación.
Se percibe una preocupación cada vez mayor sobre la finalidad de las instituciones con
respecto a la promoción de unos conocimientos que no sean puramente instrumentales.
Desde el punto de vista educativo, ser capaz de reflexionar en solitario es necesario pero no
suficiente. Si es cierto que “dada la naturaleza socialmente construida del saber y que el
significado se crea en relación con los demás es inevitable un proceso social” 26
Para Carl Rogers el objetivo de la educación “para sobrevivir en un ambiente que cambia
continuamente es la facilitación del cambio y del aprendizaje”. Aprendizaje que es
autoiniciado, significativo, experiencial de toda la persona. Un procedimiento que se dice
centrado en la persona. “La facilitación del aprendizaje significativo se basa en cualidades
que existen en la relación personal entre el facilitador y el aprendiz” 27
El modelo centrado en la persona, expresa lo que uno puede llega a ser. Es un conjunto de
valores, no fáciles de conseguir, que hacen hincapié en la dignidad del individuo, la
importancia de la elección personal, la significación de la responsabilidad, el gozo de la
creatividad.
Si bien, enseñar a aprender es algo que, naturalmente, debe ser previo, sin embargo es
preciso tenerlo en cuenta también en los niveles superiores.
El estudiante debe saber, por ejemplo, ha escrito Javier Burón, que no debe trabajar igual
con la mente quien pretende “entender”, comprender (aprendizaje cognitivo) que aquel que
26
A. Brockbank, I. Megill (2002), Aprendizaje reflexivo en Enseñanza Superior, Madrid, Morata, p 19
27
C. Rogers (1983), La libertad de aprende, p 62
16
debe memorizar; que inventar no es lo mismo que recordar, que pensar es diferente de
sentir. 28
Es conveniente conocer las distintas operaciones mentales, saber cómo, cuándo y para qué
debemos usarlas... (metacognición)
Presento aquí estas reflexiones porque las considero de utilidad a profesores, a estudiantes,
a responsables de formación y desarrollo profesional del profesorado.
Y las presento porque todos estos procesos mentales se siguen sistemáticamente en la Ratio
Studiorum. Igualmente el conocimiento autorreflexivo que tiene su mejor realización en los
Ejercicios Espirituales. El pensamiento, el ser y la acción en el diálogo reflexivo.
Estamos ante una postura teórica, fundamento de la práctica, que se proyecta en ella. Esa
práctica ha servido para mediar los valores dentro de nuestros esfuerzos teóricos y justificar
el interés, el esfuerzo, la disciplina para conseguir un aprendizaje más eficaz.
28
J. Burón (2002 ) Enseñar a aprender, Mensajero, ICE Universidad de Deusto, 6ª edición, p 9
17
Es algo que percibimos cuando, al hablar de metacognición, los diferentes autores hacen
énfasis en dos aspectos distintos:
Este nuevo interés ha dirigido la investigación a explorar cuales son las estrategias más
eficaces en el aprendizaje, lo cual ha dado como resultado un nuevo enfoque en la
instrucción y la aportación de una nueva metodología de trabajo al aprender.
Para conseguir estos objetivos es preciso dar un giro en la instrucción para que ésta consista
no sólo en transmitir conocimientos sino que se dedique también a los alumnos, de una
forma seria y sistemática, a desarrollar estrategias eficaces de aprendizaje y aprender a
aprender. 29
29
J.Burón, op. Cit. P 131
18
metacognitiva sobre estrategias y sobre el modo de valorar su eficacia son los que ofrecen
mayor garantía de un cambio estable en la forma de trabajar de los alumnos.
Una de las cuestiones que debería tenerse en cuenta es la transferencia que la planificación
de los contenidos de un programa puede facilitar con relación a diferentes disciplinas. Es
decir, la reflexión necesaria para que el valor formativo de las distintas materias pueda
ejercer en la formación de los estudiantes en el conjunto de su carrera.
En términos generales puede afirmarse que de esta manera es posible que los mismos
estudiantes se ejerciten y adquieran la autonomía suficiente para aprender por si mismos y,
lo que es mejor con su aprendizaje, construyan. Estamos así ante un proceso de adquisición
de procedimientos para aprender y conseguir que su aprendizaje sea significativo y
constructivo. Es, en mi opinión, el modelo de enseñanza-aprendizaje en educación superior
planteado en las últimas décadas y que, en nuestro caso, es una explicitación actualizada y
fundamentada de las actuaciones que, si no se expresan en términos psicopedagógicos,
están presentes varios siglos atrás en el documento de referencia.
El profesor debe considerar esta realidad, que tiene una fundamentación científica
indudable, como un hecho que se da y que se debe favorecer. La influencia que un
aprendizaje ya adquirido tiene en la adquisición de otros nuevos y en la solución de
problemas y cuestiones que emergen en nuevos contextos es la transferencia del
aprendizaje.
El estudio eficaz requiere que se distribuya el esfuerzo mental y la atención de acuerdo con
la importancia de las ideas y el grado de dificultad de los pasajes, dedicando más tiempo y
atención a lo que es esencial y/o difícil.
El profesor puede constatar, observar cual es la situación de sus alumnos y puede hacer
indicaciones útiles diferenciando entre los distintos aprendizajes, sus dificultades más o
menos importantes, el tiempo que se requiere para aprender según el grado de dificultad,
etc.
Tal vez, si analizásemos otros escritos actuales sobre formación del profesorado, una de las
constantes que aparecen en todos los países y en todos los sistemas educativos, que
conozco, tiene que ver con reformas.
En todas las páginas está presente de manera más o menos explícita, el interés por la
formación de los profesores.
En las últimas décadas se ha hablado y escrito mucho sobre los fines y enfoques de la
enseñanza y el aprendizaje que se tienen presentes para estimular un aprendizaje eficaz,
reflexivo y transformador, sin embargo no se dice mucho sobre cómo puede facilitarse ese
aprendizaje.
En tiendo que es posible hoy trabajar con la propuesta ignaciana. Primero ofrece a los
profesores un plan, una forma; segundo los profesores pueden reflexionar sobre su propia
práctica profesional; en tercer lugar los estudiantes, reconociendo el valor del diálogo
reflexivo, tienen un medio para pensar sobre su práctica, así como para reforzar el
aprendizaje sobre su mismo aprendizaje.
Relacionamos así las etapas y niveles de la enseñanza con el aprendizaje crítico y reflexivo
que se pretende en la educación superior e introducimos las condiciones de ese aprendizaje
desde tres aspectos: saber-conocer, hacer y sentir. Es necesario encontrar un equilibrio entre
los tres y no es tarea fácil.
Por último “la lectura de los signos de los tiempos” además de otras referencias pertinentes
en los documentos utilizados, nos permiten ser conscientes de algo tan importante para la
comunidad universitaria, como es el compromiso social.
Esta opción por la justicia supone que los estudiantes opten desde un sentido
cualificado y ético de la profesión y desde los valores sociales que se entienden
como fundamentales en una sociedad marcada por la injusticia. Opte por:
La disponibilidad
Por escuchar la llamada a “ser hombres para los demás” y tener un talante personal de
autotransformación para ser agentes de cambio en la sociedad y para crear y promover
nuevas actividades profesionales.
Cualquier profesión ha de ser vista como un servicio a los demás y una oportunidad de
promocionar la justicia.
Un apunte final
Este espíritu común, juntamente con las finalidades básicas, los objetivos y las líneas de
acción que se derivan de él pueden ser una realidad en todas los centros de la Compañía
hoy, en todos los países del mundo, aun cuando las aplicaciones más concretas sean muy
diferentes y muchos de los detalles de la vida académica dependan de factores culturales
diversos y de instancias externas.
En nuestro mundo en profundos cambios la creatividad llega a ser una de las dimensiones
de la educación de nuestro tiempo. La actitud de asombro y la afirmación de pensamiento
creativo, son dos momentos privilegiados del proceso pedagógico necesarios para fundar
una pedagogía adaptada a las necesidades del hombre y de la sociedad. Porque crear es
también crearse, es preciso edificar en sí mismo un ser activo, consciente de sus
posibilidades y limitaciones, abierto a todas las riquezas del universo en búsqueda
constante de formación equilibrada y armónica.
Estamos, pues, ante un importante desafío: Continuidad e innovación. Con esta perspectiva,
el esfuerzo y la dedicación se llenan de significado.
Termino con unas palabras del Padre Arrupe, jesuita que me inspira profundo respeto y
aprecio. La formación, “el humanismo que buscamos será abierto e interiormente libre, a
fin de estar siempre dispuesto a las modificaciones que se impongan, pero será también lo
suficientemente crítico para discernir los cambios que liberan, que dan a cada uno la
posibilidad de desarrollarse, de progresar, de expresarse más adecuadamente, de estar mejor
30
P. P-H Kolvenbach: “La universidad de la Compañía de Jesús a la luz del carisma ignaciano”, Roma 2001.
Documento mecanografiado.
23
A. M. D. G.
31
P. Arrupe, Hombres para los demás, Diáfora, 1983, p 99