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Facultad de Filosofía y Letras – U. N.

de Cuyo 1
Didáctica de la Lengua y de la Literatura
Prof. Matilde A. Domínguez

DIDÁCTICA DE LA LENGUA Y DE LA LITERATURA


Unidad III: Didáctica de la Lengua
Bloque 3: La Reflexión acerca de los hechos del Lenguaje
Análisis de caso - Parte 3
TEXTOS
 De GREGORIO de MAC, María Isabel
La gramática: condición necesaria pero no suficiente
En: Temas actuales en Didáctica de la Lengua - Centro de Lingüística Aplicada
Fac. de Humanidades y Artes – Un. Nac. de Rosario - 2000

El estudio del lenguaje despierta interés constante y desde las más dispares disciplinas se trata de
entender su complejidad. En la actualidad se ha instalado firmemente la discusión acerca de la situación de
enseñanza. Los constantes fracasos que se enfrentan, las frustraciones que presenta el verificar que los alumnos
comprenden cada vez menos lo que leen o producen han generado una permanente reflexión.
Este hecho alerta la necesidad de atender simultáneamente a estos requerimientos y a la diversidad de
teorías y escuelas que presentan soluciones. Son todas hipótesis científicas válidas como aproximación al estudio
de los hechos del lenguaje pero es conveniente formular las correspondientes reservas antes de aceptar
propuestas.
En los estudios del lenguaje se consideró siempre el abordaje formal de la gramática como uno de los
componentes básicos, por eso hay quienes prefieren ampararse en ese ámbito conocido, en la seguridad de la
descripción del sistema, antes que exponerse a la incertidumbre de nuevas teorías cuya aplicación es incierta
todavía.
El estructuralismo fue la gran primera alternativa. Cuando llegó a las escuelas, se instaló firmemente. Y
entonces, fue estudio del código. Codificar - decodificar / transmisión de información - descripción de productos.
Al enfrentar el complejo hecho comunicativo, resalta con evidencia que la información que el mensaje
conlleva es transmitida por medio del código, conjunto de reglas para combinar los elementos. Pudiera creerse,
entonces, que para el logro de la comunicación solo hace falta que el emisor y receptor sean competentes en el
conocimiento de ese código lingüístico que utilizan. Esta situación no es tan sencilla ni tan evidente. Todos
somos conscientes de la gran diferencia que existe entre los significados codificados y lo que realmente se
quiere decir. Este es un problema interesante, porque sostener que decodificar es comprender significa creer
que las lenguas son solo códigos destinados a la transmisión de información. Es creer que todos los contenidos
expresados son presentados de manera explícita. Y eso no es así en todos los casos.

Interacción lingüística
La interacción cara a cara, juego en el que intervienen infinidad de variables manifiestas a través de
signos verbales y no verbales, gobernados por el sistema de reglas, es un proceso dinámico e irreversible
mediante el cual se intercambia y se interpreta la información contenida en un mensaje en un contexto
determinado. es un proceso dinámico porque está sometido al movimiento y al cambio que facilitan el orden y la
estabilidad del sistema y es un proceso irreversible en el sentido en que no es posible retroceder después de a
emisión. Basta pensar en la dificultad de eliminar la información ya transmitida.
Consideremos ciertos ejemplos que, por no aparecer frecuentemente en los textos de lingüística pierden
su eficacia. Ante esta interacción:
A- ¿Vamos al cine esta tarde?
B- Tengo parcial de Lingüística el lunes.

La propuesta de B, que es una expresión afirmativa, evidentemente implica: No. Para poder asignar el
significado que, tanto emisor como receptor, sin necesidad de ser superdotados, entienden perfectamente, es
necesario que estén insertos en un contexto situacional compartido, en el que tener que rendir un parcial –
prueba de evaluación- supone un tiempo dedicado al estudio que no puede ser usado simultáneamente para
asistir a una función cinematográfica. Desde el enfoque gramatical, el análisis de ese enunciado no difiere en
esta interacción:
A- ¿Cuándo es el próximo parcial?
B- Tengo parcial de Lingüística el lunes.

La dependencia contextual para la asignación de significado es evidente.


Si recordamos las propuestas de GRICE (1975) podemos enfrentar dos posiciones en cuanto a la
existencia de un significado natural (Sdo n) y un significado no natural (Sdo nn). Podemos verificar las
diferencias entre las relaciones lógicas y las que se crean en la mencionada interacción verbal y graficar así:
Sdo n Sdo nn
Lógica Conversación
Semántica veritativa Pragmática situacional
Verdadero/falso Adecuación
Contexto ideal Contexto situacional
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Esto conduce al cuestionamiento de ciertas prácticas que valorizan una actividad gramatical rígida,
centrada sólo en categorías gramaticales, sin otro objetivo que el conocimiento de la teoría y no su proyección.
Acorde con lo que sostiene VAN DIJK ( 1991) el análisis del discurso abarca más que la mera descripción
de las estructuras textuales porque un discurso no es sólo texto sino también una forma de interacción. El
locutor se refiere por el discurso al mundo y al otro que está en ese mundo: “La realidad no se descubre sino
que interpreta, es decir, que se construye, se negocia, y se mantiene a través de las interacciones en las que
participamos”( LOMAS, 1993) El discurso se organiza en la interacción y a partir de esa instancia se producen
implícitos. Los signos, hábilmente combinados y hábilmente desentrañados, otorgan un valor añadido a la
significación puesto que aluden no sólo a la relación sintáctica sino también a la cooperación interpretativa de los
destinatarios.

Comprensión y gramática

¿En qué nos apoyamos para comprender?. En varios niveles. Comenzamos por la estructura sintáctica y
los elementos léxicos empleados, pero las conexiones sustentadas en nuestro conocimiento del contexto serán
factores decisivos en la comprensión. El proceso no se detiene en la decodificación literal, comprobamos cómo el
conocimiento de la estructura gramatical se vuelve insuficiente.
Siete días que cambiaron su vida [Aviso publicitario]
El primer día pidió el préstamo.
El segundo día encontró la casa.
El tercer día llamó al plomero, los pintores y el electricista.
El cuarto día eligió las cortinas y las alfombras.
El quinto día encargó los muebles.
El sexto día arregló con la escribanía.
Y el séptimo día descansó.
Le otorgaron el préstamo hipotecario del Banco XX.

En este caso se destacan los recursos que se apoyan en la estructura gramatical: por ejemplo la
organización sintáctica y la disposición de los elementos en la reiterada configuración lingüística. Tenemos un
ordenamiento numeral de los días, con marcadores discursivos, que presumimos corresponden a la semana,
por ser siete (lo que no está explicitado). Además la repetición circunstancial + verbo núcleo + objeto directo
establece la cohesión textual necesaria, enfatizada por la recurrencia del lexema “día” que se manifiesta en las
cinco [ sic ¿?] primeras oraciones .
La cantidad de información es mínima si se la compara con la cantidad de significación proveniente del
receptor, es decir del evaluador textual, activadas en las pistas o claves contextualizadotas que el productor ha
impreso y que el receptor interpreta. Por ejemplo si faltara el conocimiento acerca de la creación del mundo en
la religión cristiana, no se hubiera podido entender. La similitud con el relato bíblico contribuye a dar textura y
posibilita establecer relaciones: rapidez y milagro, que son las características que probablemente el publicista
quiso destacar. Y digo probablemente porque nunca el texto del productor es igual al texto del receptor. Por eso
hablamos de diferentes lecturas.
Podemos agregar que el tópico de este texto: eficiencia y agilidad del funcionamiento bancario está
afirmado por los campos semánticos que involucran todo lo necesario para la vivienda.
Pero al pasar quisiera destacar dos recursos que sólo la sintaxis puede aportar: ¿Cuál es el referente de esta
publicidad? ¿Adónde está mencionada esa identidad referencial? Dice su vida, y hacia el final aparece un
conector forma referida libre le, unida a un verbo en tercera persona de sujeto indeterminado. ¿Qué implica? No
se establece el receptor porque es justamente indeterminado, es para todos.
La gramática es, entonces, condición necesaria para transmitir esta informaciones, pero no es suficiente para
abarcar la complejidad del texto.

Gramática/Uso

Se retomamos el planteo inicial alrededor de la necesidad de optar entre diversas posiciones teóricas, puede
resultar esclarecedor preguntarse acerca de la esencia de la lengua. La respuesta debe ser que no es posible
asilarla de su uso puesto que existe solo por él, ya sea como pensamiento individual, ya sea como acto de
comunicación. Tenemos conciencia de la lengua cuando hacemos uso de ella, para comunicarnos con otros o con
nosotros mismos, al pensar (GARCÍA, 1988).
Y si no es posible disociar la lengua de uso, cabe preguntarnos: ¿en qué consiste saber una lengua? ¿Qué
se necesita para comprender una lengua? Se necesita conocer:
Las formas lingüísticas: sus relaciones y sus significados ……………… el sistema
La inserción de esas formas en el texto que se está creando ………….. la organización
El funcionamiento de ese texto en la interacción …………………………..el uso
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Un hablante competente maneja unidades y combinaciones y las utiliza adecuándolas a la situación de


producción. Quien aprende una lengua está en posesión de reglas para la aplicación de un sistema de signos, está
en condiciones de usar esas reglas. La organización del texto no se puede explicar con los mismos términos con los
que se explica la organización de la oración. Las estructuras y el uso del lenguaje son cosas muy distintas. Se
podrían ejemplificar estos conceptos con un breve análisis de una clase de construcción pasiva. Se trata en este
caso de una estructura gramatical en la que el objeto de la oración activa se convierte en sujeto, éste en
complemento agente y el verbo núcleo pasa a auxiliar + verboide (ser + participio).
La información fue ocultada.
La información fue ocultada por el gobierno.

La presencia de todos o la ausencia de alguno de los elementos mencionados no modifica la construcción


pasiva que, desde el nivel gramatical, sigue respondiendo al mismo contenido. El planteamiento desde una
perspectiva de la comprensión es radicalmente distinto. Se encaran otras posibilidades porque la inclusión de una
construcción pasiva en la organización discursiva genera inferencias que potencial la resignificación.
Por una parte, provoca el enfrentamiento entre: ¿qué es una pasiva? Con ¿para qué, cómo, cuándo y por
qué utilizamos la pasiva?, es decir un enfrentamiento entre gramática (análisis del sistema) y variaciones del uso.
Se vuelve necesario introducir un factor de variabilidad que ha de conjugarse con la explicación, es decir, en el
campo gramatical se puede explicar la formación de la pasiva en términos puramente morfosintácticas, sin atender
a su uso, de manera que ante la sucesión
Suj (ag) + Vtr + obj
se construye automáticamente la pasiva correspondiente
Suj (obj) + ser Vdo + Circst (ag)
mientras que en un análisis textual, además de describir esa construcción hay que proporcionar, al mismo tiempo,
una explicación que justifique la selección de formas en el uso real del lenguaje. Por otra parte, hay que proponer
respuestas a interrogantes tales como:
a) El agente como circunstancial no es frecuente en español ¿por qué? ¿en qué circunstancias se usa y en cuáles
no? ¿qué impacto de significado deviene si se introduce el agente cuando normalmente no se esperaba? Esto no
es una cuestión estilística, sino que está estrechamente ligado a la asignación de significados.
b) ¿Cuándo suele usarse la pasiva en español? Aquí la explicación debería incluir, por ejemplo, el papel del tema (o
tópico) del objeto/paciente frente al carácter irrelevante, secundario o fácilmente recuperable del agente; las
razones para un quiebre sintáctico, etc.

Estas son interpretaciones que no encuentran explicación posible en una gramática oracional tradicional ni está en
sus objetivos el proporcionarlas.En todos estos casos, utilizar solamente las reglas de la gramática para la
producción lingüística no es operativo.

Reglas/estrategias

Una regla responde a una correspondencia entre dos símbolos. Atiende a la formalización y no a los
contenidos. Las reglas hacen explícitas las regularidades. En la interacción la aplicación de reglas no es productiva.
Los enunciados están insertos siempre en un contexto. Sus condiciones operativas no son siempre iguales. No
bastará con reglas automatizadas sino que será imprescindible contar con otros procedimientos que permitan:
 evaluar las condiciones de cada contexto
 establecer las vías más adecuadas para alcanzar los objetivos
 apelar al conocimiento almacenado en memoria.

Habrá que tener en cuenta el conocimiento de las estructuras del lenguaje y de las condiciones contextuales
en las que puede y no puede utilizarse cada estructura. Esto depende de una diferenciación importante entre
reglas y estrategias.
Según VAN DIJK (1978), a diferencia de una regla, una estrategia puede operar sobre información estructural
incompleta, recibe información de varios niveles al mismo tiempo (sintáctico, semántico, pragmático, contextual o
cognitivo). Una estrategia está dirigida hacia un objetivo y depende de los intereses personales de los hablantes,
por lo tanto, su propiedad más importante es ser lo más eficaz posible. El aprendizaje de la lengua puede
entenderse como aprendizaje de estrategias y procedimientos.
El problema de las frontera entre la oración y el uso no se ha planteado en la gramática hasta muy
recientemente. Se daba por supuesto que la oración era la unidad máxima de la gramática y su límite superior
(HALLIDAY, 1978). Dentro de los límites oracionales, un elemento viene determinado por el anterior y por el
cotexto, pero ese determinismo no está en absoluto claro en el plano textual. En cuanto salimos de la oración nos
encontramos con un mundo complejizado. En lugar de operar con objetos simples más o menos abstractos como
las oraciones, enfrentamos objetos complejos, prácticamente individualizados, en los que la asignación de
significados obedece a su inserción en contextos concretos. Podemos afirmar que existe un salto cualitativo
fundamental de la oración al texto.
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Entre las distintas propuestas teóricas que abordan estas cuestiones, la pragmática se perfila como una opción
válida para estudiar los problemas de comprensión y producción textual con el aporte de sus dos grandes
dominios: la teoría de los actos de habla y el contexto.
En cuanto a los actos y el significado, sostiene LEVINSON (1989) que esta cuestión ha sido muy estudiada
desde el pasado; preguntarse qué significa un enunciado, se complica ahora con una posición distinta en la que se
pregunta, además, cuál es la fuerza de dicho enunciado (DE GREGORIO Y MARTÍNEZ, 1995). Además de la vieja
doctrina acerca de los significados, necesitamos una nueva doctrina acerca de todas las fuerzas posibles de los
enunciados (AUSTIN, 1982). Resulta muy ilustrativo un ejemplo tomado de LAKOFF (1972) quien se pregunta:
¿qué tipo de enunciados concretos se harán posibles a partir de una frase abstracta? Digamos: “Si tú abres la
puerta, te doy el látigo”. Puede que tengamos una idea clara de lo que significa, pero cuando contextualizamos, la
influencia cultural modificará totalmente el significado. En lo evidente, para nosotros, que no gustamos del látigo,
este enunciado se constituye en una amenaza. Es una convención admitida: el látigo hace mal. Si cambiamos la
convención y nos situamos en otro sistema institucional en el que el látigo produce placer, el enunciado deviene
entonces en promesa. La asignación de sentido depende de su inserción contextual.
La idea de que con el lenguaje se llevan a cabo actos complejos en situaciones concretas produciendo textos
organizados según una gramática es el fundamento de la pragmática lingüística (BANGE, 1976). La pragmática no
se contrapone a la gramática, como se ha venido sosteniendo. Es más, la gramática es una condición necesaria
aunque no suficiente. Para explicar las estructuras que subyacen en el discurso claro está que se necesita una
gramática de las estructuras. Pero para poder asignar significación, la pragmática concentrará en las marcas del
discurso las explicaciones una gramática de la oración no puede proporcionar. Insistimos en la necesidad de
estudiar el lenguaje como acción, como una acción entre interlocutores en distintos contextos comunicativos. Esto
supone que comunicarse es hacer cosas con determinadas intenciones en situaciones concretas y con la incidencia
de los saberes de los intervinientes. Es decir, que lenguaje, acción y conocimiento son inseparables (STUBBS,
1987).

Gramática/Pragmática

Gramática y pragmática son dominios complementarios. Se ocupan del sistema (ESCANDELL, 1996), de su
descripción, se diferencian en el tratamiento que hacen para justificar e interpretar los productos resultantes del
uso. Enfrentan el mismo objeto desde puntos de vista diferentes: la gramática desde un “enfoque formal” y la
pragmática desde una “perspectiva integral”. Para el logro de una comprensión más ajustada se necesitará
ciertamente de la sintaxis y la semántica, pero también y básicamente de la pragmática entendida como teoría
contextual. Desde esta perspectiva se considera a los hablantes operando con discursos como unidades
comunicativas contextualizadas y se ofrece un marco conceptual apto para la descripción, explicación e
interpretación de los múltiples fenómenos del lenguaje. Esta no es una tarea asilada, sino interdisciplinar.
De todos modos es posible señalar diferencias entre gramática y pragmática. Cada ciencia crea su objeto, la
pragmática aparece como buscando su objeto, sobre todo un objeto fijo, homogéneo. La gramática, lo tiene. Su
objeto es la oración bien formada, allí es posible estudiar las reglas.
La pragmática no ha creado ese tipo de unidad. Su unidad es el discurso, pero el discurso en contexto.
Entonces no puede asilarlo para proceder a su descripción, sino más bien suma otra dificultad: la inestabilidad de
los significados concebidos fuera de contexto. Este objeto que se utilizan cuando se interpreta un acto de
lenguaje. Estas operaciones, que relacionan las estructuras mentales con las estructuras lingüísticas, son su objeto
de estudio. Intenta explicar los mecanismos de producción y comprensión que ponen en acción esquemas
almacenados en la memoria que posibilitan establecer inferencias.
En este punto, la competencia comunicativa se vale de la gramática como entidad para el conocimiento de un
código que, en la mayoría de los casos, busca su realización plena en el plano comunicativo social.
La competencia gramatical es una condición necesaria sin la cual es muy difícil trascender los límites para
atender al uso porque se impone el conocimiento de recursos que organicen la comunicación lingüística. La
pragmática, con su consideración del discurso como unidad de uso contextualizada, se constituye en un
componente de importancia.

Gramática/comunicación. Oración/texto

Si consideramos que el discurso es una unidad comunicativa y la oración no lo es, esta diferencia deberá
reflejarse en su abordaje teórico. ¿O es que será posible subir desde las unidades menores, con una metodología
formal hasta el texto, sin que se produzca una catástrofe, es decir, un cambio radical, un cambio metodológico?
La teoría de Catástrofes es uno de esos métodos que define diversos tipos de procesos “suaves” o con
cambios bruscos, “catástrofes”, y proporciona una visión bastante detallada de su transcurso.
En suma, si el pasaje de la oración al texto corresponde a lo que se define como catástrofe, que surge como
respuesta repentina de un sistema a un cambio en las condiciones externas, habrá que pensar en las condiciones
contextuales. Se trata de pasar de un estado de equilibrio a otro, que en el caso del texto, está presionado por
variables internas y externas.
El contexto, en este enfoque, comprende un componente cognitivo que incluye la experiencia almacenada
en la memoria, un componente sociolingüístico que permite reconocer las situaciones, distinguirlas, seleccionar las
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variedades apropiadas y un componente cultural que abarca el mundo compartido por los participantes en la
interacción. Todos estos conocimientos están al servicio de la planificación de qué, cómo y cuándo se debe
aprender para comprender lo dicho y para potenciar el uso.
Ya en la década del 70, BARRENECHEA afirmaba que, al pasar de la oración al discurso, de la sintaxis a la
semántica y la pragmática; de las constantes a las variables y de los constatativos a los preformativos, se iniciaba
definitivamente una nueva etapa. La pragmática, con su consideración del discurso como unidad de uso
contextualizada, se perfila como ese componente de importancia decisiva, instalado allí con derecho propio, en esa
nueva etapa. Esta perspectiva posibilita la asignación de sentido textual, ya que todo texto surge de la negociación
entre una mitad codificable y otra mitad inferible. La gramática proporciona la mitad codificable y la
contextualización, la mitad inferible.
Los hablantes intentan encontrar el equilibrio óptimo entre la reducción del esfuerzo en los procesos del
productor y los del receptor para alcanzar una comprensión adecuada del mensaje con el mínimo esfuerzo
(BERNÁRDEZ, 1995). Y esto pede ser así pues ambos cuentan con la capacidad inferencial que, a partir de lo
contextual, es posible que incorporen al texto.

Valorizar una actividad gramatical rígida es cuestionable. Solo nos dará la cara codificable de la emisión. Por
supuesto que en el plano de las opciones que del sistema hace el productor del texto, estarán presentes ciertas
pistas que el receptor podrá seguir o no, según sus posibilidades o intereses, pero al mismo tiempo está toda la
tarea del receptor que completa, con la reasignación de sentido, toda la complejidad que supone la comprensión,
la individualidad que permite las múltiples lecturas de un texto. Como dice Borges “el tiempo de la escritura es
finito mientras que el de la lectura es infinito”.

Conclusión

En resumen: ¿cuál es la posición de la gramática? ¿es posible aborda la problemática de la compresión y la


producción comunicativa con lo específicamente gramatical?
“Para que la reflexión gramatical sea efectivamente un componente del aprendizaje del uso de la lengua es
necesario que trascienda los límites de la oración y se proyecte sobre la unidad de comunicación objeto de
aprendizaje: el texto” (Lomas, 1993:123).
Esto indica un peligro y hay que advertirlo. El cambio hacia lo discursivo, que implica situarse en un nuevo
paradigma lingüístico, puede llevar a abandonar la gramática que aún resulta útil y necesaria (BERNÁRDEZ, 1995).
Es un problema aún en estado de discusión, a pesar de que se admite que existe una relación entre las formas
lingüísticas y la función que cumplen los actos comunicativos. Es decir, que las condiciones de uso determinan las
estructuras mismas. La gramática interesada en la descripción de formas y estructuras difiere de la pragmática que
pretende descubrir los procesos y la dinámica de la comunicación.

Es necesario conocer el sistema lingüístico para poder usarlo. Este conocimiento se proyectará en la
enseñanza de estrategias lingüísticas pero sin descuidar la enseñanza formal de la gramática. La gramática debe
ocupar un plano de igualdad, no de primacía.

El discursos solo puede existir en el uso mientras que es posible imaginar oraciones independientes de él. Si
bien es importante rescatar la importancia del estudio del sistema es preciso reconocer que ese conocimiento
gramatical es una condición necesaria pero no suficiente para la interacción comunicativa.
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