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En el período en el que S. Freud escribió “Los tres ensayos para una teoría sexual”, la
clínica con las neurosis, los sueños y el chiste habían sido sus principales exploraciones
psicoanalíticas. Tales estudios le revelaron que en estas producciones psíquicas se
condensa la conflictiva entre la libido y el yo. El desarrollo del psicoanálisis se centraba
en la psicopatología de las neurosis y en su elaboración sobre la “Psicopatología de la
vida cotidiana”. El artículo sobre la sexualidad infantil fue una conmoción para la
cultura y la ciencia de principio de siglo. Fue el trabajo que más notas y agregados le
hizo a lo largo de toda su vida y se constituyó en el pilar fundamental del psicoanálisis.
La clínica freudiana con las neurosis muy tempranamente definió los términos del
conflicto psíquico entre dos polos, la sexualidad por un lado y el yo por el otro. Con
“Tres Ensayos” (1905), abordó el campo de la pulsión sexual y la sexualidad infantil,
patrimonio humano tabú, a partir del cual se desdibujo la frontera entre lo normal y lo
patológico. Las indagaciones sobre las perversiones sexuales, definidas como
aberración-desvío frente al parámetro de la reproducción y su objeto, inauguraron una
erótica humana. S. Freud alude, desde sus primeros escritos, a “la libido” como energía
de la pulsión sexual: aspecto cuantitativo, cuya manifestación dinámica muestra a las
magnitudes en juego en conflicto con la otra energía, la de las pulsiones yoicas y de las
pulsiones de autoconsevación: el interés. El conflicto energético en la primer teoría
pulsional quedaba así definido entre: la libido sexual y el interés.
En el escrito originario sobre los “tres ensayos”; Freud, dimensiona a la pulsión como
un concepto límite entre el soma y la psique que posee un fin, la descarga; una fuente:
el cuerpo erógeno; y objeto/s en los cuales descargar la tensión psíquica. Luego, en
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los escritos sobre la metapsicología, define a la pulsión como un empuje que
representa una presión que fuerza el trabajo psíquico del sujeto.
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En Pulsión y destinos de pulsión ( 1915) Freud señala distintos destinos de la misma.
No los elementos que la componen, (fuente-fin-objeto-empuje), sino los destinos que
la pulsión puede experimentar en el curso de su desarrollo. Ellos son: la sublimación, la
represión, la transformación en lo contrario y la vuelta hacia la propia persona. A
continuación añade Freud, tenemos razones para distinguir pulsiones de meta
inhibida, a saber mociones pulsionales de fuentes notorias y con meta inequívoca,
pero que se detienen en el camino hacia la satisfacción, de suerte que sobrevienen una
duradera investidura de objeto y una tendencia duradera. De esta clase es por ej. el
vínculo de la ternura que indudablemente proviene de las fuentes de la necesidad
sexual y por regla