Está en la página 1de 2

Lectura 4 “LA DIGNIDAD DEL HOMBRE COMO SER PERSONAL

La Declaración universal de los derechos del hombre se inicia con estas


palabras: "Considerando que el reconocimiento de la dignidad inherente al
hombre y de los iguales e inalienables Derechos de todos los miembros de
la familia humana, constituye el fundamento de la libertad, de la justicia y
de la paz del mundo". La pregunta es, ¿hasta qué punto esta magnífica
declaración ha contribuido a salvaguardar la paz del mundo y la inalienable
dignidad de la persona humana, cada día escandalosamente más
conculcada y despreciada?

"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos,


dice el artículo primero de dicha declaración. Desgraciadamente, desde
nuestras propias interpretaciones e intereses lo predicamos o unívoca o
equívocamente; porque el problema central es siempre la cabal
comprensión de la realidad humana, a la que no se deben anteponer
particularismos políticos, económicos, sociales, religiosos, etc.

El hombre es ante todo y por encima de todo, como lo afirma Zubiri, "una
unidad de sustantividad". Nada se antepone a nada en la realidad profunda
del ser humano; es un ser integral, no dual. En este sentido es el hombre
como tal cuerpo y alma, materia y espíritu, o como se les quiera llamar, el
que construye su mundo, el que se salva en términos Religiosos. Por eso no
podemos creer que la dimensión de la dignidad haga referencia, como
pretenden algunos autores, a la dimensión espiritual y no material del
hombre. Cuando en el Génesis 1,26 se lee: "hagamos al hombre a nuestra
imagen y semejanza", se refiere al hombre en su total comprensión.

Carecen de fundamento quienes pretenden referir esa afirmación


exclusivamente al alma y no al cuerpo, apoyándose en que éste no posee
voluntad libre ni incorruptibilidad. Estas distinciones dualistas son
justamente las culpables de la crisis de valores, en la que se sumerge el
hombre de hoy. De hecho la pérdida de la verdadera comprensión del ser
personal, y en consecuencia de la dignidad humana, significa haber perdido
el fundamento de toda axiología. Ya anotaba Pío XII "La época actual se
distingue por un claro contraste entre el inmenso progreso realizado por las
ciencias y la técnica y el asombroso retroceso que ha experimentado el
sentido de la dignidad humana”.

En América Latina, el problema central frente a esta crisis de valores no se


da tanto en la oposición entre riqueza y pobreza, sino entre la estructura de
una conciencia dominadora y la actitud de quien acepta la dominación como
algo "suyo", propio de su condición.

Da la impresión de que desde la conquista, cuando fue negado nuestro ser


personal, nos hubiéramos acostumbrado demasiado a este tratamiento de
"seres de segunda", "actores de la historia", que hoy traducimos en nuestro
reconocimiento de "pueblos subdesarrollados". Afirma Noé Zevallos, que:
“La dependencia promueve relaciones humanas monstruosas y pervertidas.
Al indigente se le va haciendo necesario el depender y el poderoso desea
ser solicitado por el indigente para sentirse más humano. Las señoras que
dedican su tiempo, su dinero y su afecto en preparar los regalos a los niños
pobres y las señoras que pierden largas horas en colas aún más largas para
recibirlos, demuestran hasta qué punto la dependencia ha creado un medio
antihumano como complemento natural".

El problema de la dependencia no nace en la exterioridad sino que se incuba


en la interioridad; hoy más que nunca somos los principales responsables
de nuestro estado dependiente; es casi nuestra segunda naturaleza.

La sociedad de consumo nos ha convertido en objetos del libre comercio,


porque nos crea un mundo ficticio, que cree dominar totalmente. Así, ejerce
dominio sobre el tiempo que se le representa como rentabilidad, domina las
cosas apropiándoselas en forma injusta, violenta y egoísta y domina las
personas negándoles su dignidad, manipulándolas y esclavizándoles.

Terminemos con algunas consideraciones sobre el fundamento de la


dignidad de la persona.

Es Santo Tomás quien con claridad expresa el sentido último de la dignidad


del ser humano. Así dice: "La persona humana significa una naturaleza con
un determinado modo de existir. La naturaleza que la persona incluye en su
significación es la más digna de todas las naturalezas, esto es, la naturaleza
racional según su género. De modo semejante el modo de existir que
importa a la persona es el más digno, a saber, que algo 'exista de por sí'

Así que es de la propia naturaleza humana de donde surge su inalienable


dignidad; surge de su naturaleza racional y libre. La ciencia, la virtud, la
técnica, la cultura, la santidad, la familia, la organización social, la
república, la Iglesia, son en el fondo resultados de la significación de la
persona humana.

La dignidad existe en la persona, y está en la base de su pensamiento y de


sus sentimientos más nobles e inalienables. Es necesario reconocerla,
hacerla valer y crecer. La persona es más que pensamiento, conciencia y
acción; pero se revela en ellos y se significa o envilece con ellos.

Después de realizada la lectura defina:


Qué es la Dignidad Humana?
Qué es lo que más nos hace dependientes en Colombia?
Cómo se vive y evidencia la dignidad humana?

También podría gustarte