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Originalmente denominados barra fuerte, por el vespertino argentino La Razón en octubre de 1958,
a raíz del asesinato policial del joven Mario Linker en el partido entre Vélez Sarsfield y River Plate. El
término aparece en Argentina a comienzos de la década de 1960, y luego se fue extendiendo su uso
por toda América Latina. En Brasil se los denomina "torcidas organizadas", mientras que en otros
continentes son conocidos como hooligans o ultras.
Generalmente las barras bravas, también llamadas el grueso de la hinchada, utilizan banderas
(denominadas trapos o lienzos) y diferentes instrumentos musicales. Las barras bravas también se
caracterizan por ubicarse en las tribunas populares, aquellas que frecuentemente carecen de
asientos y donde los espectadores deben ver el partido de pie.
El accionar de estos grupos se limitaba a los estadios en los días de partido, y no solían organizarse
frecuentemente para acompañar al equipo de visitante ni tenían como objetivo provocar violencia,
ya que la misma solía surgir de forma espontánea y generalmente en partidos que estaban
resultando difíciles para su club, de modo de intentar influir en el resultado al amedrentar al equipo
rival y la terna arbitral mediante insultos y el lanzamiento de proyectiles, aunque ocasionalmente
invadían el campo de juego y llegaban a recurrir a los golpes. También se encargaban de amedrentar
o atacar a los hinchas rivales que intentaran perjudicar a los jugadores de su club mediante los
mismos métodos. Debido a su comportamiento, ya a fines de dicha década, algunos periódicos
llegaron a describir a estas barras como bravas, por lo que aparece la conjunción barra brava por
primera vez, pero no utilizada como una denominación.
La motivación que alegan los barristas para su actuar desmedido es la pasión excesiva que sienten
por un club, pero hay cierta parte de las barras cuya motivación no proviene de su afección por el
club, sino por su afán de aprovecharse de las circunstancias, y delinquir. Sin embargo, las razones
reales del accionar negativo de estos grupos son menos subjetivas, hay disputas por intereses
concretos, un ejemplo es la repartición de entradas otorgada por las dirigencias de los clubes. “Las
entradas. Lo que ocurre es que no hay un criterio formal para determinar la cantidad de entradas
que se le da a cada grupo perteneciente a la barra, y muchas veces se incurre en desigualdades, lo
que fomenta los conflictos entre barras que alientan a un mismo equipo. Es decir, la problemática
surge porque los barristas no son lo suficientemente civilizados como para resolver sus problemas de
una manera más inteligente.
Las barras bravas son manifestaciones negativas del comportamiento del individuo, y no
contribuyen al desarrollo de virtudes para su perfeccionamiento humano, ya que llevan a cabo
actividades que los rebajan humanamente al hacer daño a otras personas, es decir, tiene
consecuencias en diversas dimensiones del ser humano que muchas veces se pasan por alto, o se
sesgan de manera reduccionista, como por ejemplo el futuro esperado de los miembros de las
barras.
Por ejemplo si analizamos el principio del trabajo, podemos observar que los involucrados
usualmente truncan sus estudios o están desocupados, de manera que en vez de realizar una
actividad que los dignifique y que les permita sostenerse independientemente, se dedican a estas
actividades que no solo los denigra en cierta medida, porque no desarrollan su capacidad de
servicio, sino que además no les significa ingreso alguno. Es decir ninguna de las dimensiones del
trabajo que son tan importantes, se ve satisfecha. Inclusive, en los elementos de mayor capacidad
económica, que tienen acceso a trabajos dignos, se puede ver afectado su desempeño debido a esta
mala influencia.
En el corto plazo, es vital, distinguir a los elementos más radicales, o con mayor reincidencia dentro
de las barras, respecto de aquellos que son menos dañinos. Para esto, una medida que ya se ha
planteado antes es el empadronamiento de los hinchas de manera que sean identificables por parte
de las autoridades, al ser realizadas las denuncias. Por otro lado, las barras y sus agrupaciones
deberían tener líderes formales reconocidos públicamente, que sean capaces de asumir
responsabilidades, logrando así un mayor orden, y una manera de que ellos mismos tomen
conciencia y tengan interés de solucionar correctamente sus problemas internos. Además, debe
haber un mecanismo formal y estricto para la asignación de entradas por parte de los dirigentes a las
barras, de esta manera, se evita la posible corrupción o la entrega desigual de entradas debido a
intereses particulares.
Teniendo en cuenta, que las barras bravas como tales han tenido una presencia prolongada en el
país y que cada vez son más violentas, es muy posible que el problema permanezca por un buen
tiempo, también en gran medida por los intereses que puede haber, y porque desgraciadamente son
parte del acervo cultural por más efectos negativos que puedan tener. Lo ideal no es erradicarlas por
completo, pues la finalidad verdadera de alentar a un equipo y dedicarle voluntariamente dinero,
tiempo, etc., no tiene nada de malo. Lo ideal es conservar el espíritu original y desechar lo
perjudicial no solo para los demás hinchas que alentamos a un equipo sanamente, como para los
mismos barristas radicales que ven afectados su integridad personal y su futuro.
En general, la actividad de las barras bravas no fomenta el bien común porque no contribuye ni al
desarrollo de la dimensión material ni al de la dimensión inmaterial. Por un lado el tiempo que
utilizan para dedicarse a eso podría ser mejor invertido en actividades que fomenten la educación, la
salud, etc. Y por otro lado, no contribuye a la tenencia de virtudes, ya que por lo general se rompen
leyes. Además, se tienen objetivos orientados solo al “beneficio” de los que conforman las barras, y
no de toda la población. También, se daña la justicia, porque se hace daño a propiedad que es de
todos o le pertenece a alguien en particular.
Desde el primer asesinato en Rosario 1922 en el duelo entre Tiro Federal y Newell's, el número de
víctimas hasta la fecha ha crecido de manera escandalosa a 201 muertos y gran cantidad de heridos.
Cabe señalar que hace un año, la organización 'Salvemos al Fútbol' llegaron a contabilizar 312
muertes pero un tercio de esta cantidad no fue precisamente por hechos violentos.
Estas son las barras bravas más peligrosas y violentas del mundo : La 12 (Argentina). Equipo:
Boca Juniors Los borrachos del Tablón (Argentina). Equipo: River Plate Fans del PAOK (Grecia).
Equipo: PAOK UltrAsian (Turquía). Equipo: Galatasaray Ultra Bad Boys (Serbia). Equipo: Estrella Roja
Irriducibili (Italia). Equipo: Lazio Mancha Alvi-Verde (Brasil). Equipo: Palmeiras Ultras Sur (España).
Equipo: Real Madrid Curva Nord (Italia) Catania. Equipo: Catania Garra Blanca (Chile).