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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COSTA RICA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

ESTADO, SOCIEDAD Y CIUDADANÍA

PHD PATRICIA ALVARENGA

TEMA:

FANATISMO DEPORTIVO EN COSTA RICA:


MASCULINIZACIÓN DEL FÚTBOL REPRESENTADO
EN LAS BARRAS BRAVAS. 1990-2017

ESTUDIANTES:

VIVIANA CARTIN NUNEZ


JOSUE CORDERO BENAVIDES
DANIEL SANCHEZ CORTES

Si bien es cierto, el deporte ha sido parte fundamental del proceso de socialización


humana desde tiempos antiguos. Véase por ejemplo al circo romano, las olimpiadas griegas o
inclusive el juego de pelota en las culturas precolombinas. Estas actividades se caracterizaron
por representar distintos rasgos de la sociedad predominante de cada época. Dichas
manifestaciones, no han sufrido un gran cambio en la actualidad, pues el deporte se sigue
encontrando ligado a los comportamientos sociales de algunos individuos. De allí nuestro
interés en relacionar al deporte y sus efectos con la sociedad.
En primer lugar, se busca comprender ¿qué es el fanatismo? Una vez entendido esto,
se buscará explicar por qué el fanatismo deportivo es uno de los principales responsables de
las agresiones, hurtos y disturbios protagonizados por las barras bravas de los principales
clubes del fútbol nacional de Costa Rica.
Al trabajar en este tema no se pretende realizar un recuento de las acciones violentas
llevadas a cabo por estos grupos contraculturales denominados “barras bravas” sino más bien
se trata de dar una explicación del porqué dichas agrupaciones acuden constantemente a
manifestaciones violentas para expresar sus ideales en torno a lo que acontece dentro de un
terreno de juego, o bien, contra otras fanaticadas. Para llevar a buen puerto lo propuesto
anteriormente, primeramente, se dedicarán unas cuantas líneas de este cuerpo teórico a
identificar los antecedentes internacionales de este tipo de grupos, esto con el fin de explicar
de una forma fehaciente los orígenes de dichas agrupaciones en territorio costarricense.
Seguidamente, se definirá el concepto de fanatismo, para luego relacionarlo con las
manifestaciones de las barras bravas costarricenses, las cuales tienden a ser una
representación elocuente de comportamientos de índole masculina. Por último, se hablará
acerca de los grupos sociales más perjudicados tras las acciones violentas motivadas por el
fanatismo deportivo, ya sean estas ocasionadas por miembros de alguna barra brava o no.

En las últimas décadas el fenómeno social de las llamadas “barras bravas” ha afectado
el ámbito deportivo, con un énfasis en el fútbol. Por lo tanto, es conveniente analizar de
manera breve los antecedentes que propiciaron la llegada de estas agrupaciones en el ámbito
deportivo costarricense. El origen de dichas agrupaciones por lo general tiene sus raíces en
movimientos similares. Entre los casos más peculiares y convenientes para este análisis, se
encuentran las agrupaciones que surgieron en la parte Sur del continente americano y en
Inglaterra.

Ahora bien, el germen de las agrupaciones violentas o “barras bravas” en la parte Sur
del continente americano se puede remontar a 1913 durante un “Súper clásico” en el cual se
enfrentaron Argentina contra Uruguay. Cabe resaltar que la violencia dentro del deporte
siempre ha estado presente. Sin embargo, hay acontecimientos que funcionan como

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precursores para el desarrollo de algún tipo de conducta; el enfrentamiento de estos dos
equipos fue uno de esos. Luego de estos enfrentamientos entre hinchas argentinos y
uruguayos, se comenzó a desarrollar una cultura de violencia en relación al fútbol. Dicha
conducta antideportiva se intensificó con en nacimiento de barras como la 12 de Boca
Juniors. La barra brava de “Boca” de manera veloz consiguió gran poderío en el ámbito
deportivo, llegando a intimidar dentro y fuera de los eventos deportivos y relacionándose en
otras acciones delictivas.

La violencia en el ámbito deportivo dentro del continente europeo también se


convirtió en una influencia para el posterior desarrollo de “barras bravas en América. En esta
corriente los llamados “Hooligans” son el fenómeno de mayor peso. Los llamados
“Hooligans” en el fútbol de Inglaterra se relacionan de manera directa con personas de rasgos
violentos, delictivos y antideportivos. El “hooliganismo” dentro del fútbol inglés puede
rastrearse desde 1898, sin embargo, este fenómeno se intensificó a partir de los años sesenta.
La violencia entre las barras o la hinchada de equipos como el Liverpool o el Manchester
United marcaron un precedente en las conductas delictivas en relación con el deporte.

Cabe mencionar que la violencia y el desarrollo de agrupaciones violentas inspiradas


por los llamados “hooligans” en Europa se extendieron como un virus. Llegando a territorios
como Países Bajos, Bélgica, España, Italia, entre otros. En este último territorio surgieron las
llamadas “Ultras” que son los grupos de hinchas relacionados con conductas agresivas en los
eventos deportivos.

Entonces bien, para comprender la influencia de las barras bravas en la sociedad, hace
falta analizar la construcción de la identidad de dichos grupos. Gran parte de estos grupos
comparten características específicas que los identifican como parte de las barras bravas.
Estas agrupaciones por lo general están conformadas por población joven con alto nivel de
vulnerabilidad y riesgo social. Por lo tanto, cabe hablar de una construcción identitaria desde
las actitudes de los involucrados, tratando así la violencia, la juventud y la vulnerabilidad
social como los principales factores que los identifican.

Como se mencionó antes, los jóvenes son la mayoría más significativa en estas
agrupaciones, esto debido principalmente a las condiciones de vulnerabilidad social en que se
encuentran inmersos. También juega un papel fundamental la construcción de una identidad
colectiva dentro de la sociedad o lo que Tamayo llamaría una membresía. Los jóvenes en la

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construcción de la identidad buscan pertenecer no solo a la sociedad, sino también a algún
grupo en el cual la población tenga características, actitudes, intereses y posturas ideológicas
similares. Por lo cual, de manera rápida los jóvenes se identifican y relacionan con grupos
como las barras bravas.

Si hablamos de una construcción ideológica colectiva se debe tener presente a Butler.


La misma basándose en el principio de la performatividad es de utilidad para analizar
procesos como la pertenencia a las barras bravas. Esto partiendo desde la importancia del
lenguaje para definir un modelo o un patrón a seguir. Un ejemplo de lo anterior puede ser que
un joven que en dado momento de su vida se involucra con agrupaciones de barras bravas se
vuelve miembro de una, por mencionar algo la “12” o la “Ultra” –barras de La Liga
Deportiva Alajuelense y Deportivo Saprissa-. En el momento que este joven es identificado
como miembro de la “12” u otra agrupación de barra brava, ya está marcado por la
performatividad del lenguaje y, por lo tanto, tiene un accionar o proceder en relación a su
condición como miembro de dicha agrupación.

Por otro lado, enfatizando en el origen de las barras bravas en Costa Rica, se debe
señalar el germen de dicho fenómeno. La llegada de las llamadas barras bravas a nuestro país,
puede rastrearse cerca de los años noventa, para ser más exactos alrededor de 1994-95. Bajo
la influencia de grupos antideportivos como la “12” original de Boca Juniors en Argentina,
los hinchas de los equipos nacionales como Alajuelense, Cartaginés, Herediano y Saprissa se
comenzaron a identificar como grupos con ideologías en torno a la participación deportiva.
Como en otros países las barras bravas se caracterizan por su conducta, la misma violeta y
con relación estrecha con actos delictivos.

Las agrupaciones antes señaladas no sólo difunden el pánico y la violencia en los


escenarios deportivos, sino también en las calles. Gran parte de los miembros de las barras
están relacionados con agrupaciones delictivas en las cuales hay presencia de drogas, armas y
violencia. Tal violencia fuera de los escenarios deportivos se presenta por lo general en la
previa de los encuentros y en ocasiones más numerosas al finalizar los eventos deportivos. La
violencia y conducta anárquica que presentan algunos miembros de las barras bravas que se
transforma en actos delictivos en las calles afecta la seguridad de los ciudadanos. Los asaltos,
robos y el daño material por parte de algunos de los miembros de estas agrupaciones nos
revelan además una posible estructura criminal encubierta bajo la máscara de simples barras

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de hinchada deportiva. Puesto que gran parte de los problemas ocasionados por miembros de
estas barras quedan impunes por miedo a represalias.

Ahora bien, antes de dar inicio con la explicación de los comportamientos


manifestados por parte de los miembros de las distintas barras bravas costarricenses,
primeramente, es meritorio definir el concepto de fanatismo. Ya que, este influye de manera
directa en las conductas tomadas por todas aquellas personas pertenecientes a agrupaciones
de dicha índole. Por un lado, Carlos Tabbia, define al fanatismo como una rígida actitud que
no admite variaciones. Es decir, este se refleja mediante manifestaciones de intolerancia
como una defensa ardua de los ideales del sujeto. La fe ciega en una idea y la posesión de la
verdad justifican un determinado actuar (1). Sobre el mismo punto, Adolfo Menéndez
enfatizó que, aunque el fanatismo suele surgir a partir de las religiones, también puede nacer
de orígenes políticos, culturales, artísticos y deportivos, partiendo del hecho de que este
sentimiento se deriva de cualquier idea o doctrina. Se caracteriza por un deseo agitador de
imponer un determinado sistema de creencias, en algunos casos mediante la violencia (2).
Como se pudo apreciar en el párrafo anterior, el fanatismo se enfoca en la defensa por
parte de un individuo o grupo determinado, de un conjunto de creencias, afiliaciones o
valores de manera dogmática, incurriendo en algunas ocasiones, a comportamientos violentos
para rectificar la validez de los mismos. Este tipo de conductas, son habituales dentro de los
grupos organizados denominados “barras bravas”. Los cuales, tienden a acudir a la violencia
tanto física como verbal para brindar apoyo a los equipos deportivos a quienes aclaman. Una
vez entendido esto, surgen un par de interrogantes sumamente válidas, las cuales radican
primeramente en establecer ¿A qué se debe el fanatismo presente en estos grupos?, para
luego determinar: ¿mediante qué acciones tanto físicas como verbales se manifiesta el
fanatismo deportivo presente en las barras bravas de fútbol?
En miras a responder el primer cuestionamiento, cabe destacar que los miembros de
dichas agrupaciones han sido fuertemente influenciados por sus superiores dentro del grupo.
Esta influencia se encuentra materializada en un conjunto de acciones que estas personas
llevan a cabo, las canciones que cantan y los “valores” que profesan. Por lo general, la edad
promedio de ingreso a las barras es de 14 a 16 años, y en su mayoría, quienes ingresan y
forman parte de la hinchada son varones. Esta amplia suma de hombres dentro de las
agrupaciones, hace que se manifiesten con acciones de índole machista e irracional, según lo
acontecido en la cancha de futbol.

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Estos comportamientos no surgen de la nada, por lo general se deben a antecedentes
familiares como por ejemplo la ausencia de una figura paterna, o en su defecto mediante la
búsqueda de aceptación por parte de los semejantes de la persona en cuestión. En miras a dar
una mejor explicación de lo anterior, es apreciable tener en cuenta lo argumentado por
Mónica Geary, quien expone lo siguiente:
“Entonces, se puede decir que hay algunas razones por la violencia en los estadios de
fútbol que se relacionan a la masculinidad. Uno, es que hay algunos hombres que necesitan
compensar por su falta de masculinidad. A estos hombres les podrían faltar trabajos, podrían
no tener el respeto o reconocimiento que desean, o podrían no tener una voz política, etcétera.
También, por el ausentismo de los padres, puede ser que existan algunos miembros que no
tienen modelos masculinos adecuados para aprender la masculinidad y lo que significa ser un
hombre. Por eso, en las barras, los miembros se los pueden enseñar. Por lo tanto, ser un
miembro de una barra es una manera de formar una identidad masculina.” (3)

Por otra parte, en lo que concierne a la resolución de la segunda interrogante,


corresponde explicar las manifestaciones físicas y verbales de los fanáticos, esto con el fin de
entender como el fútbol da pie a la concretización de actos vandálicos y violentos, así como
también de conductas de índole machista.
Respecto a los actos de vandalismo perpetrados por miembros de las cuatro
principales barras bravas de nuestro país (La Doce, La Ultra, La Garra y La Fuerza Azul)
cabe destacar que los mismos se llevan a cabo bajo el marco de algún encuentro de fútbol que
enfrente a algunos de los clubes con más afición de Costa Rica, pues mediante robos y riñas
contra miembros de otras barras, se busca lograr una superioridad sobre las mismas. Dicho de
otra forma, el fanatismo inmerso dentro de los miembros pertenecientes a una determinada
barra brava, hace que busquen reafirmar su superioridad ante sus semejantes de cualquier
manera, sin escatimar en que estas formas involucren actos de violencia. Un ejemplo
concreto de lo anterior mencionado es la importancia que para los miembros de estas
agrupaciones tienen sus indumentarias, las cuales los identifican como miembros de la barra
y les motivan un orgullo significativo. Por tanto, robar a un adversario de una barra ajena
alguna de sus vestiduras, significara para el perpetrador del acto un símbolo de orgullo para él
dentro de su barra. Mientras que, para la víctima del robo, será un símbolo de humillación.
Esto último, se puede apreciar en lo expuesto por algunos miembros de la doce, quienes ante
cuestionamientos sobre sus prendas respondieron lo siguiente:

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“La camiseta es una simbología de estar en la Doce y es importante porque tiene el
respeto y ya se sabe que uno está en la Doce, y sea como sea como todo es símbolo el escudo
de la Liga y de la Doce que simboliza estar en la Doce y participar con ellos siempre” (4)
“Digamos si a mí me quitaran la camisa entonces para mi es malísimo, el hecho de
quitar una camisa transmite respeto a la barra, el que yo soy mejor porque le quite la camisa a
qué se yo, digamos a “A” que es dirigente de una peña de la Ultra. Cada camisa que uno quite
transmite respeto y ya las cintas es lo mismo” (5)

Por otro lado, en lo que respecta a las manifestaciones verbales de estos grupos, se
puede afirmar sin temor a caer en error que las mismas se han caracterizado (y caracterizan)
por tener un alto contenido machista. Dicho contenido se basa en las actitudes fanáticas de los
mismos, quienes, en su afán de mostrarse superiores a sus contrincantes de barras, acuden a
terminologías de clase machista, expresadas estas mediante insultos y cánticos. Es común
escuchar en los estadios de fútbol en Costa Rica, insultos que hacen referencia a la hombría
de un determinado jugador, dándole al mismo una categoría femenina, siendo esto una ofensa
a su masculinidad. De igual forma, una vez que el cotejo deportivo finaliza, se ha vuelto
rutinario escuchar insultos referentes a la masculinidad por parte de la hinchada del equipo
ganador hacia los hinchas perdedores, las cuales destacan primordialmente el concepto de la
penetración. Sobre esto, Sandoval, argumentó lo siguiente:
"Meses después, cuando Costa Rica le ganó a Estados Unidos, clasificando de esta
manera a la Copa Mundial, algunos fanáticos que salían del estadio cantaban: "Ganamos,
vencimos, picha y huevos les metimos"(6).
“Cuando el equipo propio gana, los fanáticos emplean imágenes de penetración de
los fanáticos rivales. Una victoria o una derrota es simbolizada por fanáticos en
términos de hostigamiento homosexual. El penetrar es el mayor símbolo de la
respetabilidad masculina. Lo que más amenaza es el ser penetrado y, a su vez, la
penetración feminiza al oponente. La penetración funde el poder y la sexualidad,
pues es una forma de posesión. El cuerpo se convierte en el portador de la
respetabilidad. Transgredir los límites del cuerpo es una de las principales formas de
ejercer el poder o de socavar al adversario” (7)

Tal y como se pudo apreciar en las citas anteriores, la feminización del perdedor del
partido se hace evidente, así como también la apropiación de hazañas ajenas por parte del
aficionado. Otra manifestación de dichas actitudes lo demuestran los cánticos de las Barras,

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como por ejemplo la famosa canción “es para vos” dedicada a la afición morada por parte de
la barra organizada alajuelense y viceversa. Y para finalizar este espacio dedicado al
fanatismo deportivo y sus manifestaciones, cabe destacar que, si bien es cierto, estas
conductas fanáticas y machistas son realizadas por miembros de barras bravas en su mayoría,
estas personas no son las únicas en exteriorizar este tipo de actitudes. Para muestra de lo
anterior, la cita expuesta anteriormente acerca de la victoria de Costa Rica ante los Estados
Unidos, es fuente fidedigna de un comportamiento sumamente machista, y no involucró a
ningún miembro de alguna Barra Brava. De igual manera, es cotidiano notar como los
cánticos e insultos machistas interpretados en un primer plano por las barras bravas en los
estadios, son posteriormente acompañados por una amplia mayoría de los asistentes al
estadio. En palabras más sencillas, quienes comienzan el canto son los hinchas de la Ultra o
la Doce, y a estos se unen gran parte de los aficionados reunidos en el reducto deportivo,
cantando al unísono las melodías con alto contenido machista e insultante.

Otro punto a desarrollar en el presente escrito es el debate en Costa Rica producido


por los riesgos del fanatismo y la lucha de barras bravas del fútbol. Este debate ha tomado
fuerza en los últimos años, exponiendo que, si bien es un problema que involucra a muchas
partes, los más afectados terminan siendo mujeres y niños víctimas de agresión. Es necesario
entonces entender cómo las víctimas de este fanatismo descontrolado comenzaron a volverse
receptores de ataques físicos, verbales e incluso psicológicos, en un proceso que nació con la
única intención de apoyar a los distintos equipos de fútbol, pero poco a poco se fue
convirtiendo en una manifestación cargada de violencia por parte de estas barras bravas, las
cuales afectan también a las autoridades del país, al obligarlas a idear planes de seguridad
para el resto de la población.
De entrada, una de las consecuencias más notorias provocadas por los constantes
pleitos entre las barras es los saqueos de locales comerciales cercanos a los estadios,
especialmente en zonas alejadas de la capital. Ante estas situaciones es requerida la
intervención de las autoridades futbolísticas, así como del gobierno, colaborando en la
aprobación de una ley que castigue los actos violentos y hasta racistas, en muchos casos, con
una prohibición de ingreso de los individuos participantes a los escenarios deportivos, sin
embargo, la aplicación de esta clase de leyes realmente no significa un freno para este tipo de
actividades delictivas, ya que el problema de fondo es la existencia de las mismas barras
bravas y las pocas o nulas acciones que los clubes llevan a cabo para erradicarlas.
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Otra parte de la población que se ve sumamente perjudicada es la que se encuentra
presente en el estadio a la hora de un conflicto. El enfrentamiento de los equipos de fútbol
más reconocidos en Costa Rica (Liga Deportiva Alajuelense. Deportivo Saprissa, Club Sport
Herediano y Club Sport Cartaginés) crean conflictos también entre sus respectivas barras
bravas, producto de una disconformidad, un gane no previsto o lo que ellos consideran una
falta no justificada marcada por los árbitros. Cuando estas barras se enfrentan en el estadio
exponen a toda persona que se encuentre ya sea dentro de la instalación o cerca de ella, sin
tomar en cuenta la cantidad de familias expuestas en el proceso que pueden terminar heridas.
Uno de los conflictos más reconocidos a nivel nacional fue el ocurrido entre barras del
Cartaginés y el Herediano, culminando solamente cuando uno de los hinchas heredianos le
lanzó una enorme piedra a la cabeza a otro de la barra contraria mientras estaba en el suelo.
Las familias que se encontraban en el lugar tuvieron que salir huyendo con la esperanza de
que la lluvia de piedras no alcanzara a nadie, en especial a los infantes. El resultado de este
hecho violento fue la aprehensión preventiva de dos sujetos por el delito de robo agravado.
Cabe mencionar que ambos fueron los primeros hinchas procesados penalmente por delitos
cometidos en un estadio de Costa Rica.
Por último, si bien la mayor parte de la población expuesta es perjudicada de alguna
manera por la constante lucha entre las barras, el porcentaje más alto, y en constante aumento
debido a ello es el de violencia doméstica contra mujeres e infantes en las casas. La idea es
que no se le puede asignar la responsabilidad al fútbol, ni ligarlo automáticamente a la
violencia contra las mujeres, sin embargo, señaló que hay contextos que provocan ira,
frustración por el penal robado o el consumo de licor que, en conjunto, exacerban las
actitudes de abuso de poder y ejercicio de violencia contra las mujeres y sus hijas e hijos. Los
oficiales de la Fuerza Pública registran un promedio de llamadas atendidas por violencia
intrafamiliar durante un partido de hasta 20 llamadas por hora. Es por ello que las autoridades
promueven un programa de “tarjeta roja a la violencia intrafamiliar”, realizando más
patrullajes en los barrios y aumentando la presencia policial. Incluso, se ha girado una
directriz para que cualquier incidente que ingrese como hecho de violencia sea atendido de
inmediato por unidades policiales. Además, extendieron un llamado especial para no exceder
en el consumo de alcohol, pues muchas de estas denuncias estuvieron acompañadas por la
ingesta de licor. Esa labor se realizó de la mano con el Instituto Nacional de las Mujeres
(INAMU), en protección de las mujeres, niños y niñas.

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Conclusión
En cuanto al fanatismo, es meritorio afirmar que este se trata de una conducta
irracional, la cual se basa en defender un punto determinado sin medir las consecuencias de
tal acción. En el caso de las Barras Bravas costarricenses, esta conducta se manifiesta
mediante comportamientos violentos, así como también mediante la gesticulación de
consignas y cánticos machistas. Esto con la finalidad de defender la superioridad de la Barra
a la que se es perteneciente.
Es necesario hacer un llamado a la reflexión de la ciudadanía en general, en estos
casos sobre todo a los hombres, que reconozcan y eviten las situaciones que les exacerba sus
manejos abusivos de poder; a las mujeres que denuncien los hechos y a los amigos,
conocidos, vecinos, familiares, y a la comunidad en general, que no permanezcan callados
como cómplices de un problema de salud pública y de seguridad ciudadana que afecta a todos
y todas. Las mujeres cuentan con un acceso directo a la línea del 9-1-1 con la plataforma del
INAMU para obtener información para que puedan denunciar e identificar situaciones de
riesgo para ellas y sus familias. La violencia contra las mujeres es un tema de responsabilidad
que involucra a la sociedad entera.

Referencias
1. Carlos Tabbia, El fanatismo, la identidad y el pensamiento. (España: Conferencia para el
Grupo de Psicoterapia Analítica de Bilbao, 2009), 2.
2. Adolfo Menéndez, Fanatismo y Misticismo, (Madrid: Ensayo Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes, 2003), 3,4.
3. Mónica Geary, Las Barras Bravas Centroamericanas y la violencia masculina, (Costa
Rica: Fundación Justicia y Género, 2016), 29.
4. David Víquez, Juventud, Barras de fútbol e Identidad social. (Tesis de Licenciatura en
Psicología Universidad de Costa Rica, 2006), 64.
5. Ibid.
6. Carlos Sandoval, Fuera de juego: Fútbol, identidades nacionales y masculinidades en
Costa Rica, (Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2019),132.
7. Ibid.

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Bibliografía

"De los Hooligans a las Barras Bravas: Hincha británico de comportamiento violento y
agresivo", BBC Mundo, 3 de noviembre de 2005, URL:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/newsid_4371000/4371158.stm
"El País de España compara a las barras bravas de Costa Rica con las maras de
Centroamérica", La Nación, 26 de febrero de 2014, URL:
https://www.google.com/amp/s/www.nacion.com/puro-deporte/futbol-nacional/el-pais-de-
espana-compara-a-las-barras-bravas-de-costa-rica-con-las-maras-de-
centroamerica/GXJY2OGK2ZARXI6UY7Z2SKNFCI/story/%3foutputType=amp-type
"Las barras bravas del fútbol, semilla de las maras en Costa Rica", El País, 26 de febrero de
2014, URL:
https://www.google.com/amp/s/elpais.com/internacional/2014/02/26/actualidad/1393392445
_323589.amp.html
Mónica Geary, Las Barras Bravas Centroamericanas y la violencia masculina (Costa Rica:
Fundación Justicia y Género, 2016)
Adolfo Menéndez, Fanatismo y Misticismo (Madrid: Ensayo Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes, 2003)
Onésimo Rodríguez Aguilar, "Pandillas, cuadrillas y barras de fútbol: prácticas plurales de la
juventud" , Revista Rupturas (Costa Rica) 8 (julio-diciembre 2018), URL:
https://doi.org/10.22458/rr.v8i2.2115
Carlos Sandoval, Fuera de juego: Fútbol, identidades nacionales y masculinidades en Costa
Rica (Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2019)
Carlos Tabbia, El fanatismo, la identidad y el pensamiento (España: Conferencia para el
Grupo de Psicoterapia Analítica de Bilbao, 2009)
David Víquez Calderón, Juventud, barras de fútbol e identidad social (Tesis de Licenciatura
en Psicología, Universidad de Costa Rica, 2006.

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