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INFORME

EL AMOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA

PRESENTADO POR
NATALIA ANDREA CAMPOS OLAYA
GRADO
1101

DOCENTE
AURORA TORRES

AREA
LENGUA CASTELLANA

INSTITUCION EDUCATIVA DEPARTAMENTAL TECNICO INDUSTRIAL DE


TOCANCIPA

21 ABRIL 2020
EL AMOR EN LA PANDEMIA

Antes de que el coronavirus se cerniera sobre nosotros y los besos se volvieran


esquivos y las manos se desinfectaran para tocar, y en cada match el Tinder nos
redirigiera a las advertencias de la OMS, vi pasar varios artículos titulados, con el
facilismo de la época, igual que éste: "El amor en los tiempos del coronavirus".
Sobre todo eran notas a propósito del 14 de febrero en China, sobre no poder
salir a cenar con la pareja o darse una escapada romántica en San Valentín.
Pero, ¿y si el amor en tiempos del coronavirus tuviera que ver con otra cosa?
Tránsito Ariza, la madre de Florentino Ariza, el protagonista de la famosa novela
de García Márquez, solía decir que de lo único que se había enfermado su hijo,
"que siempre había tenido la salud de piedra de los enfermizos", es de cólera.
Pero "confundía el cólera con el amor, por supuesto, desde mucho antes de que se
le embrollara la memoria". Hay amores que son como una peste peligrosa, que
enferman y matan, claro, pero hay otros que curan y salvan.
A lo que voy es que el amor en los tiempos del coronavirus es complejo, porque
es el amor en los tiempos del odio, ese otro virus: ayer quemaron un centro de
refugiados en Lesbos. Hace una semana vimos a gente disparando en el mar a
gente desesperada. Vimos gasear a los niños, dejarlos a la intemperie, al alcance
de la pobreza y de la muerte. ¿Qué podría empeorar con un resfriado?

Pero entonces ocurre esto y ahora, quizá con suerte, algunos aprendan a
ponerse en el lugar del otro, ahora que el sistema hace aguas y empieza a
enseñar sus pústulas; que sus hogares pueden convertirse en sitios peligrosos,
que puedan hacerse así una mínima idea de cómo viven en esos países de los
que huye la gente a la que disparan en las costas; cuando Europa no esté a salvo
ni donde creía que estaba a salvo; cuando se cierren las fronteras también hacia
el otro lado; cuando escasee el alimento donde siempre hubo todo; cuando se
enfermen ellos, sus hijos o mueren sus padres porque llevan años torpedeando
el Estado de bienestar.
Si hay algo que ayer me hizo pensar que no todo está perdido son las reacciones
amorosas y solidarias a la epidemia, las redes de cuidados en el barrio, las
vecinas, las familias, los amigos y las militancias diversas, especialmente de
mujeres y migrantes, que se han activado inmediatamente después de
conocerse el alcance del virus en varias ciudades, las cancelaciones y cierres,
para darse apoyo mutuo. De pronto, gente que se ofrece a cuidar a la abuela
enferma, a los niños que se han quedado sin cole, a hacer la compra, a dar
apoyo psicológico y emocional ante la creciente ansiedad.
Ojalá menos privilegiados dando ese espectáculo bochornoso de arrasar y
desabastecer las tiendas de comestibles para almacenar en sus bunkers. Ojalá
menos medidas de urgencias clasistas que desconocen la realidad de las familias
trabajadoras y precarias. Y más gente ofreciéndose a velar por tantas migrantes y
sus hijos, que cuidan sin contrato, sin papeles, sin nada, expuestas a enfermarse
sin tener derechos laborales ni redes familiares. Ojalá esto sirva para que se den
cuenta de todo el trabajo invisible que subyace al ruido imparable de la
maquinaria que hoy desacelera. Que la crisis económica que se avecina no la
paguen las mismas de siempre. Y el cementerio de la peste se convierta en el
cementerio de las rosas.
Se me ocurre que en estos días, como los personajes de Gabo, podríamos tratar
intencionalmente de confundir un poco el coronavirus con el amor o con la
posibilidad del amor. O que la peste, la infección, el contagio, sean una
oportunidad para contagiarnos cosas mejores.
¿Y si el amor en los tiempos del coronavirus fuera esto?

No sacamos nada, si no hacemos un esfuerzo, un gesto , una emoción, una


expresión, cambiaria , el amor que esta obstaculizado, el amor es lo esencial las
magnitudes más precisas , la calidez de un sentimiento maravilloso, no debes darte
por vencido , pero no dejes que afecte el amor en tu pareja, tu familia , tu mascota,
sonríe has algo lindo , no dejes que la agonía , la desesperación , mucho menos el
dolor, termine con los sentimientos que se llevan construyendo desde el momento de
ese maravilloso día de conocer a alguien, no debemos darle la espalda a un ser
fantástico que hace que perdamos los estribos, con su aura que nos da más motivo
para salir de esta pandemia , anímate, dale amor, hacia no sea un beso ,un abrazo
,una choca las manos, pero un gesto , una acción cambia las cosas, dar más fuerza
emocional y protectora al amor , que no se desborde jamás.

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