Está en la página 1de 18

GUÍA DE LABORATORIO #15

Nombres:​ Carolina Amarís (201613157), Sergio Arrieta (201429056), Carlos Mario Díaz

(20161859) y Valery Serje (201429054).

Objetivos

Objetivo General:

Conocer las principales características del pensamiento analógico y cómo el lenguaje influye

en el mismo para comprender, también, cómo los seres humanos usamos este tipo de

razonamiento en las actividades de razonamiento en la vida cotidiana.

Objetivos Específicos:

● Conocer el test de Raven y su aplicación.

● Comprender las diferencias y la relación entre el pensamiento y el lenguaje.

● Aplicar la teoría a la vida cotidiana para desarrollar ejemplos de esta.

Introducción

El razonamiento es una de las habilidades cognitivas esenciales que le permiten al

individuo aplicar el conocimiento ya adquirido en contextos distintos. Según González

(1998), sin esa posibilidad de hacer deducciones e inferencias, el individuo tendría que

adquirir un conocimiento específico para cada contexto puntual, imposibilitando el desarrollo

de comportamiento adaptativos funcionales. Dentro de este marco, es entonces importante

estudiar la lógica, puesto que más que estudiar el razonamiento, esta está interesada por

elaborar teorías acerca del proceso del razonamiento. (Páez, 2010)

Según la literatura, existen dos tipos de razonamientos, inductivo y deductivo,

siendo el inductivo el cual permite ampliar la información semántica a partir de la


información encontrada en el contexto, mientras que el deductivo permite llegar a una

conclusión específica, partiendo de las premisas que el contexto ofrece (González, 1998;

Oliva, 2004; Páez, 2010; Pérez, 2015).

El razonamiento analógico, por su parte, comparte características con el pensamiento

inductivo y con el deductivo. En primer lugar, basa la información obtenida en premisas que

implican una comparación, llegando a conclusiones explícitas en las premisas (pensamiento

deductivo) y, además, implica que se generalice la información obtenida en contextos nuevos

(razonamiento inductivo) (Cañada, 2007) Por eso, estudiar el pensamiento analógico así

como comprender las características del razonamiento inductivo y deductivo, tanto en la

teoría como en la práctica es relevante para comprender cómo funciona el pensamiento y,

además, cómo el mismo está mediado por el lenguaje.

Análisis de la teoría

1. ¿Por qué el lenguaje juega un papel importante para el pensamiento analógico?

En primer lugar, para estudiar el razonamiento analógico, es necesario comprender

qué se entiende por este tipo de pensamiento o cómo se comprende el término ‘analogía’. Las

analogías son –en esencia– comparaciones entre dos fenómenos que comparten cierto

parecido a nivel estructural (Oliva, 2004). En ese sentido, el pensamiento analógico es “la

transferencia de información de un dominio ya conocido a un dominio no conocido”

(Martínez, Herrera, Valle & Vázquez, 2002). Es decir, la utilización de información que

compete a un fenómeno particular, en términos de otro que se le parece.

Para Oliva (2004), esta transferencia de información se hace a modo de comparación

entre dos conceptos o situaciones y tiene el objetivo de facilitar la comprensión de la

información desconocida, creando un modelo mental que permite –por un lado– comprender
dicha información ‘no asequible a la experiencia’ o no aprendida anteriormente, por medio de

información más familiar, y –por el otro– posibilita la generación de nuevas ideas y de

conocimiento de carácter científico (Goswami, 1992, citado en Martìnez, 2002; Oliva, 2004).

Bajo este concepto de pensamiento analógico, es posible afirmar que las analogías son

formas de pensar o esquemas de pensamiento pues, así como los modelos mentales descritos

por Moreira (1997) y Montealegre (2004), estas permiten ordenar eventos o representaciones

no conocidas, facilitando la comprensión de las mismas, lo que le permite al individuo

asimilar y acomodarse al entorno, tal como lo dijo Piaget (1936), refiriéndose a los esquemas

mentales.

En ese orden de ideas, teniendo en cuenta que el pensamiento analógico cumple con

las características antes descritas, es posible afirmar que este tipo de razonamiento puede

enmarcarse dentro del concepto de pensamiento discursivo o lógico verbal descrito por Piaget

(1936) y Luria (1980), pues además de ser una habilidad cognitiva que organiza conceptos y

representaciones, permitiendo acceder a información independiente de la experiencia directa,

el pensamiento analógico está estrechamente ligado al lenguaje, al punto en que algunos

remontan su aparición al desarrollo mismo de la habilidad lingüística (Curtis & Reigeluth,

1984, citado en Oliva, 2004).

En esa línea, para estudiar el papel que juega el lenguaje en el pensamiento analógico,

es vital analizar el rol que desempeña la habilidad lingüística en el pensamiento

lógico-verbal, para luego observar la importancia del lenguaje en las características más

específicas del pensamiento analógico.

De acuerdo con lo anterior, es pertinente preguntarse: ​¿​Por qué el lenguaje juega un

papel importante para el pensamiento analógico? Como se afirmó anteriormente, las

analogías (o pensamiento analógico) pueden ser entendidas como modelos mentales que
facilitan la comprensión de determinada información, los cuales se entienden bajo el marco

de pensamiento lógico verbal. Dicho esto, el lenguaje juega un papel vital para el desarrollo

del pensamiento analógico porque organiza las representaciones bajo una lógica discursiva

que desempeña un rol clave en la construcción de significados, categorías y relaciones entre

dichas representaciones que se organizan (Coseriu, 1990). Además, el lenguaje aporta una

cualidad que es exclusiva del pensamiento lógico; al trascender la experiencia, el lenguaje

permite identificar como distintos fenómenos aparentemente similares y -en el marco del

pensamiento analógico- el lenguaje permite identificar como similares conceptos que, al

experimentarlos, parecen distintos (Luria, 1980).

Asimismo, la lógica discursiva del lenguaje desempeña el mismo papel en el

pensamiento analógico. Según Martínez (2002), en el pensamiento analógico existe un

componente léxico en el que “encontramos analogías de sinónimos, antónimos y metonimias”

(Martínez, 2002, p5), en el que se ve involucrada no sólo una lógica lingüística de carácter

semántica, que organiza los conceptos en función de su significado, sino que existe también

un componente sintáctico que ordena la analogía en función de la relación entre los

conceptos. En ese sentido, el lenguaje desempeña un papel vital porque además de aportar los

significados a las representaciones que se comparan, permite establecer -mediante su

estructura- las reglas que el individuo debe ‘conocer’ para consolidar el razonamiento

analógico (Abregú, 2009).

Por un lado, la influencia del componente semántico en el pensamiento analógico es

evidente pues es mediante los significados que el lenguaje desempeña su función más básica

en el pensamiento: la construcción de representaciones y categorías que son designadas por

palabras (Coseriu, 1990); dicha función designativa resulta esencial para la tarea de comparar

significados pues, tal y como lo explica Martínez (2002), para llevar a cabo analogías, “es
necesario un manejo del lenguaje y vocabulario adecuado” (p.5-24). Sin embargo, la

semántica desempeña otro papel crucial en el pensamiento analógico pues, si se entiende el

significado desde la perspectiva de Luria (1980), es decir, como una red de nexos y relaciones

que existe tras cada palabra, estas relaciones que se pueden hacer entre los significados son

esenciales para la construcción de comparaciones entre los mismos, al ser estos los que

construyen la información que se organiza en los modelos mentales (Luria, 1980;

Montealegre, 2004). Así, por ejemplo, el componente semántico es esencial en analogías en

las que se involucran sinónimos o antónimos. Un caso que podría reflejar dicho fenómeno es

la siguiente analogía: ​Caliente ​es a ​frío​ como ​Guerra​ es a ​paz; ​pues allí es necesario

comprender el significado de los conceptos involucrados y la relación entre los mismos para

construir la comparación.

De igual manera, la sintaxis cumple una función organizadora en el desarrollo de

analogías pues esta desempeña un rol fundamental en la organización del pensamiento en

general y, por lo tanto, del pensamiento analógico. Según Acero (1998), las reglas sintácticas

establecen relaciones de “jerarquía, linealidad y adyacencia” (p.29) que son esenciales para

construir comparaciones analógicas entre distintos conceptos; estas relaciones están

evidentemente mediadas por el uso estructurado del lenguaje, el cual aporta la posibilidad de

establecer dichos nexos entre conceptos.

Todo lo dicho se puede evidenciar de manera empírica analizando la capacidad de

razonamiento analógico en niños con Trastorno Específico del Lenguaje (TEL). En un

estudio realizado por Martínez (2002) se encontró que pacientes diagnosticados con TEL

tienen un rendimiento significativamente menor, en relación con individuos sin el trastorno,

en el desarrollo de tareas que implican razonamiento analógico de todo tipo. Lo anterior

demuestra el papel vital del lenguaje en el desarrollo del pensamiento analógico, entendiendo
que la capacidad lingüística aporta tanto los significados y las características a los conceptos

a comparar, así como la capacidad de trascender la experiencia y trasladar conocimientos de

un dominio conocido a otro. Además, las reglas del lenguaje, la sintaxis y la semántica

permiten también establecer los patrones mediante los cuales se construyen las relaciones

analógicas.

2. ¿Hasta dónde se puede hablar de lenguaje y en qué momento comienza el

proceso de pensamiento?

Siempre ha existido un gran debate sobre si el pensamiento antecede al lenguaje o el

lenguaje antecede al pensamiento. Para algunos autores como Vygotsky (1982), el lenguaje

influye y es anterior al pensamiento puesto que una mayor habilidad cognoscitiva necesita de

un lenguaje que permite hacer abstracciones. En ese sentido, como el pensamiento es un

proceso psicológico complejo, necesita también un lenguaje complejo. Por otro lado, Piaget

(1969) aunque afirme que el lenguaje juega un papel determinante en el proceso de

desarrollo, dice que este no es crucial, y sostiene que la cognición no depende del lenguaje

para su desarrollo, sino que en un inicio se asocia más con los esquemas sensoriales y

motores que organizan la experiencia del individuo porque el proceso de desarrollo ocurre a

través de la acción y los resultados de las acciones.

Sin embargo, hoy en día se sabe que entre lenguaje y pensamiento existe una relación

inseparable y dialéctica en la que hay un círculo genético de una perpetua acción

recíproca.(Restrepo, 2017). Para muchos autores, el pensamiento se ve reflejado en el

lenguaje, lo precisa y lo determina; a pesar de eso, el lenguaje es una herramienta necesaria

–aunque no suficiente– para que el individuo que, a través de ponerle nombre a entidades de

su realidad, puede superar lo perceptivo, pues desarrollar la habilidad lingüística le permite


ordenar su mundo y tener abstracciones más móviles, que dan paso a un pensamiento más

formal y simbólico (Piaget, 1969; Luria, 1980; Vigotsky, 1982).

Piaget (1969) también afirmó en su teoría de desarrollo cognitivo en la cual hablaba

de la adaptación como estructura subyacente del pensamiento, que se refiere a cómo

interactúa el sistema cognitivo con el mundo exterior, siempre reconstruyendo y

reinterpretando la estructura del medio hasta que esté encaje con su propio marco de

referencia, y señala los mecanismos de organización y acomodación como aquellos que lleva

a cabo el individuo en este proceso. Si retomamos lo que él dijo, y lo aplicamos al lenguaje,

sería válido afirmar que, conforme pasan los años, el desarrollo del lenguaje se vuelve

necesario para que el pensamiento se vuelva más lógico y, a su vez, para que sea más

eficiente el proceso de interacción social en el que una persona comunica su pensamiento de

forma efectiva y además es capaz de comprender con mayor facilidad al otro, (Ramos, 2015)

lo que nos llevaría a pensar que de una u otra forma que la línea entre pensamiento y el

lenguaje no es tan clara.

Adicionalmente, según Ramos (2015) cuando se hace una revisión genética de estos

procesos, se encuentra que la relación entre ambos varía a lo largo del desarrollo en lugar de

verse constante. Podemos encontrar una fase prelingüística en el desarrollo de la inteligencia

como lo señaló Vygotsky (1982), y una fase preintelectual en el desarrollo del lenguaje como

afirmaba Piaget (1969) que converge en un momento donde “el lenguaje se hace intelectual y

el pensamiento se hace verbal, se reconoce por dos rasgos” (Ramos, 2015)


Pasos a seguir

1. Observen los cinco ejemplos de las matrices progresivas de Raven que aparecen

en la figura 6.

2. Decidan cuál es la solución correcta para cada uno de los casos.

Caso 1. En este caso la respuesta correcta es la 6

Caso 2. En este caso la respuesta correcta es la 2

Caso 3. En este caso la respuesta correcta es la 5

Caso 4. En este caso la respuesta correcta es la 8

Caso 5. En este caso la respuesta correcta es la 6


3. Por medio de palabras, expliquen cuál fue el procedimiento para llegar a la

conclusión propuesta para cada ítem.

En el primer ítem se llegó a la conclusión de que la respuesta era la número 6 debido a

que eran congruentes en forma y en número encajando perfectamente con la figura de

muestra, en el segundo ítem se pudo concluir que la respuesta es la 2 ya que esta tiene un

patrón en los cuadrados de los extremos y así completamos la figura con la respuesta siendo

la que mejor se adecuaba, en el tercer ítem se llegó a que la respuesta correcta es la 5 debido a

que al comparar los nudos de los círculos se encontró un patrón de sumas y restas, cuando los

nudos son internos al círculo se pueden interpretar como números negativos y cuando son

externos serían positivos y así se encontraba el valor de los círculos inferiores, en el cuarto

ítem al combinar los nudos de la izquierda con los centrales presentando como resultado el de

la derecha, en el quinto ítem se consumó que la respuesta es la 6 ya que al ver todos los

fragmentos de este, habían tres de cuadrados, tres de equis y solo dos de líneas llevando a que

faltaba una de líneas y de tres porque al compararlos con los cuadros y las equis falataban el

mismo número de las líneas.

4. Decidan si el pensamiento utilizado es inductivo o deductivo y justifique su

respuesta.

Según González (1998) para diferenciar entre el pensamiento inductivo y deductivo,

es necesario acudir a los conceptos de probabilidad y validez de los argumentos, porque una

conclusión de carácter deductivo proviene estrictamente de las premisas, es decir que la

misma no aumenta la información semántica en el individuo (Pérez, 2015) mientras que el

razonamiento de tipo inductivo infiere conclusiones que implican información nueva o que
no necesariamente se encontraba dispuesta en las premisas. Lo anterior significa que, para

González (1998), las conclusiones deductivas “solo comprenden información basada en las

premisas [...] mientras que las conclusiones inductivas van más allá” (p.85). En ese orden de

ideas, si se asume que,en la actividad propuesta, la información dada por los patrones

representa las premisas del ‘argumento’ y la respuesta, la conclusión, es necesario evaluar si

la respuesta encontrada se deriva estrictamente de la información dada (validez) o si la

incrementa con cierta seguridad (probabilidad).

En ese sentido, teniendo en cuenta lo propuesto por González (1998), para analizar si

el tipo de razonamiento utilizado es deductivo o inductivo, el primer paso es comprobar si la

respuesta responde más al concepto de validez o al concepto de probabilidad. Al respecto, en

necesario tener en cuenta que, en el caso de la tarea a realizar, la respuesta es correcta o

incorrecta (sin puntos intermedios) por lo cual no puede hablarse de que la conclusión es o

no, probable; entendiendo por esto que la conclusión del razonamiento debería ser analizada

en el marco de la validez.

Por otro lado, para González (1998), si se asume como cierta la información dada en

las premisas, es imposible que la conclusión válida no sea verdadera, porque la conclusión

obtenida “se deriva directamente de las premisas” (Pérez, 2015), mientras que en el

razonamiento de tipo inductivo, las conclusiones a las que se llega son probabilísticas, es

decir que existe la posibilidad (aunque no probable) de que la conclusión no sea verdadera,

así las premisas lo sean. por eso, en el caso de la actividad propuesta, si se tiene en cuenta de

manera adecuada la información dada por el patrón, es imposible que la respuesta planteada

sea incorrecta, es decir que existe la seguridad de que la conclusión a la que se llega es la

verdadera, cumpliendo así las características de un argumento de tipo deductivo.


En ese sentido, teniendo en cuenta que las respuestas obtenidas no son de carácter

probabilístico, y que existe la certeza de que la conclusión a la que se llega es correcta, pues

es perfectamente concordante con la información dada en el patrón (premisa), es posible

afirmar que el razonamiento que permitió llegar a las conclusiones en la actividad propuesta

tiene características de tipo deductivo.

Sin embargo, también fue posible observar que la actividad propuesta implica

razonamiento de tipo inductivo, en primer lugar porque existe una tendencia a la

generalización, tendencia que comparten el razonamiento de tipo inductivo y analógico

(Cañadas, 2007), es decir, el individuo que realiza la prueba se ve en la tarea de trasladar la

información que aporta el patrón para elegir una nueva figura, lo que implica ampliar la

información semántica, una característica del razonamiento inductivo (Pérez, 2015).

Dicha ampliación semántica está implicada también en el análisis de los patrones; por

ejemplo, para analizar el patrón número 2, es necesario hacer explícito el hecho de que el

‘coloreado’ vertical izquierdo permanece siempre estático mientras que aquello que cambia,

lo hace en la mitad ubicada en la parte superior. Conocer esta información es esencial para

poder llegar a una conclusión adecuada y lo dicho implica un alto porcentaje de razonamiento

inductivo (implica llegar a nueva información), en comparación con patrones como el

primero en el que la simple observación de la figura basta para llegar a la conclusión correcta

pues, la opción a escoger simplemente es “copiar” el patrón mostrado, lo cual no amplía la

información dada.

En conclusión, para realizar de manera adecuada la tarea, es necesario aplicar los dos

tipos de razonamiento; el deductivo, porque la conclusión a la que se llegue tiene que partir y

corresponder con la información dada en las premisas, implicando la validez de la respuesta e

inductivo porque, en algunas ocasiones, es necesario ampliar la información otorgada para


llegar a la conclusión adecuada. Un ejemplo de ello es la figura número 4, en la que

pensamiento deductivo e inductivo se utilizan --a nuestro modo de ver-- en la misma

proporción pues, en primer lugar, se amplía la información para saber cómo ‘gira’ la figura

que se muestra en el patrón, pero la respuesta --de igual manera-- surge claramente de aquello

que el patrón muestra.

Reflexión y profundización

1. Piensen en al menos 3 relaciones teóricas entre el laboratorio de razonamiento

lógico (numero 13) y el presente.

“Best (2002) define la pragmática como el conjunto de reglas sociales sobre el uso

del lenguaje y las estrategias que emplean los hablantes para darle coherencia a varias

oraciones”. (Restrepo, 2012) En este caso, la aplicación del conjunto de reglas sociales aquí

descrito implica el uso de razonamiento lógico de varios tipos. Teniendo en cuenta que el

conjunto de reglas que describe Best (2002) no están escritas sino que, por el contrario, están

implícitas en el contexto, la aplicación correcta de dichas normas requieren del razonamiento

deductivo, inductivo y analógico del hablante pues, al enfrentarse a una situación más o

menos desconocida, el sujeto se verá en la obligación de inferir las reglas propias para

establecer una comunicación adecuada.

Para ello, el individuo deberá deducir información que aporta el contexto en el que se

encuentra (por ejemplo, si en las situaciones ‘formales’ se utiliza un lenguaje no coloquial y

el individuo se encuentra en una situación que considera formal, deduce que debe utilizar

lenguaje no coloquial). Además, el individuo deberá comparar la situación en la que se

encuentra con una situación antes parecida, apelando al pensamiento analógico (por ejemplo,
si el individuo está por primera vez en la sustentación de una tesis de doctorado, comparará la

situación con otras exposiciones o conferencias que haya dictado). También, el individuo se

verá forzado a inferir información sobre cómo debe comportarse lingüísticamente,

información que el contexto no necesariamente le aporta. (por ejemplo, un sujeto nacido en

Barranquilla, Colombia, puede inferir que, como en su lugar de origen se ‘tutea’ a los amigos,

en otros lugares del país, es probable que sea adecuado el mismo comportamiento, lo cual no

resulta cierto).

2 - ​“Al hablar se deben tener en cuenta una serie de variables, tales como la edad del

interlocutor, su jerarquía o rango, el contexto en el que se esta, sí es una comunicación

formal o si es informal, entre otras, y todo esto se lleva a cabo de manera prácticamente

mecánica o inconsciente” (​ Restrepo, 2012).​ ​Todas estas relaciones entre variables son, en

conjunto, basadas en el raciocinio y el análisis de cada sujeto como individuo frente a los

demás. Si un individuo no realiza las inferencias adecuadas, teniendo en cuenta la

información que ofrece el contexto, surgirían juicios de valor distintos a los que se deben

aplicar o malos entendidos, como también tratos formales o informales –dependiendo del

caso– hacia una persona en específico. En estos casos, para comportarse de acuerdo a las

normas sociales que rigen el momento, el sujeto deberá remitirse constantemente a

inferencias que concluya a partir de su razonamiento lógico, pues le resulta imposible

aprender nuevas reglas sociales cada vez que se exponga a una situación novedosa.

3 - Para que la pragmática facilite la comunicación es necesario tener en cuenta los

marcos de referencia que son las fórmulas de tipo social que se manifiestan por medio de

expresiones lingüísticas más o menos estereotipadas y que permiten generar expectativas o

presuposiciones; se refieren a situaciones y nociones que permiten relacionar unos conceptos


con otros. (Frías, 2001). Esto relacionándolo con una de las características de la matriz de

Raven que “evalúa la posibilidad de trascender e ir más allá de lo dado y lo evidente”.

(Restrepo, 2012) esto al poder generar expectativas o suposiciones, permite responder el test

de Raven al momento en que la persona genera sus propios conceptos mentales para así dar

una respuesta que bajo su criterio es la correcta.

2. ?Cómo se puede relacionar este laboratorio con situaciones de la vida cotidiana?

a. Piensen en 3 analogías posibles.

Los conceptos relacionados con este laboratorio se pueden relacionar con situaciones

de la vida cotidiana porque el razonamiento y el análisis –en conjunto– son usados tanto en

contextos personales como sociales en nuestro diario vivir. Las actividades que hacemos

diariamente y las decisiones que tomamos, con frecuencia están influidas por el análisis y el

razonamiento lógico. Por ejemplo, el solo hecho de estar relacionando este laboratorio con la

vida cotidiana es un ejemplo de razonamiento y análisis que implica pensamiento de tipo

deductivo, inductivo y analógico. Descartes defendía la postura de que la diferencia entre ser

humano y no serlo era el razonamiento, advirtiendo que la principal capacidad del ser

humano es la de razonar -inferir y deducir- conocimiento a partir del contexto que nos ofrece

la cotidianidad.

Por ejemplo, “el razonamiento causal es una habilidad de dominio general que se va

enriqueciendo con el refinamiento de habilidades meta-cognitivas que permiten desligar el

razonamiento del contexto inmediato” (Jiménez-Leal, 2014). Por lo que, en la vida cotidiana,

si no existe un razonamiento y un análisis previo de las situaciones, entonces no podríamos

convivir en sociedad ni suplir nuestras necesidades más básicas. “Varios estudios han
encontrado que la facilidad para imaginar o explicar una hipótesis causal consistente con el

conocimiento previo” (Koehler, 1991, citado por Jiménez-Leal, 2014), lo cual implica,

necesariamente, el uso de la información obtenida anteriormente que se traslada a otro

contexto particular (Martínez, 2002). Algunos ejemplos de analogía que usamos diariamente

son:

a. La frase “¿Amigos? Amigo el raton del queso” implica un pensamiento

analógico de tipo metonímico. En ella, la persona que enuncia la oración duda

de la amistad entre un hombre y una mujer, dando a entender que una de las

partes de la amistad tienes intenciones sexuales (“se lo quiere comer”) con el

otro. En la frase se manifiesta una comparación clara en la que se compara la

parte ‘malintencionada’ de la amistad con un ratòn y el sujeto ‘ingenuo’ con

un queso.

b. En clases de educación primaria, muchos docentes afirman que “el motor de

un automóvil es como el corazón y que ‘el cerebro es el conductor’”; este tipo

de enseñanza implica el desarrollo de un pensamiento analógico en el niño

pues este se ve obligado hacer una transferencia de información entre dos

sistemas que se parecen estructuralmente (Oliva, 2004). En ella, el niño (y el

maestro que la propone) debe apropiarse de información propia de un área

específica (conocimiento sobre la anatomía humana) para aplicarla en otra

(mecánica).

c. Según un anuncio de la Revista Líbero [si te lo explican con fútbol, lo

entendés] (2014), “conocer a los suegros es como un partido de fùtbol, debes

tener la pelota, hablar y hablar, porque así no dejas que el rival te ataque; no

dejas que tus suegros te hagan preguntas”. En mensaje es, en sí mismo, una
analogía que requiere que el receptor del mensaje involucre conocimientos

sobre el fùtbol en una situación radicalmente distinta como “conocer a los

suegros”; en esta analogía puede verse muy claramente la transferencia de

información de un dominio conocido a otro dominio ‘no tan conocido’

(Martínez, 2002).

Teniendo en cuenta que en el pensamiento analógico existe un componente léxico en

el que se representan conceptos de manera oral y escrita, además de especificar las relaciones

existentes entre los conceptos (Martínez, 2002).

Dentro de este componente léxico del pensamiento analógico, se encuentran analogías

relacionadas con el significado de los conceptos y otras analogías relacionadas con la relación

entre conceptos.

Referencias

Abregú, L.F. (2009) Evolución del razonamiento analógico en niños: seguimiento desde los

seis hasta los once años de edad.​ Avances en Psicología Latinoamericana​, 27 (1), p.

97-110.

Acero, J. J. (1998). ​Filosofía del lenguaje I: semántica​ (Vol. 1). Editorial CSIC-CSIC Press.

Best, J.B. (2002). Psicología cognoscitiva. Quinta Edición. México, Thomson Editores.

Cañadas, María C. (2007). ​Descripción y caracterización del razonamiento inductivo

utilizado por estudiantes de educación secundaria al resolver tareas relacionadas con

sucesiones lineales y cuadráticas.​ Tesis doctoral. Granada: Universidad de Granada.

Coseriu, E. (1990). Semántica estructural y semántica cognitiva. ​Homenaje al Profesor

Francisco Marsá/Jornadas de Filología,​ 239-282.

Frías, X. (2001). Introducción a la pragmática. ​Revista Philologica Romanica,​ 1-35.


Jimenez-Leal, W., & Gaviria, C. (2014). Desarrollo y el aprendizaje del razonamiento causal:

análisis de una tensión aparente. ​Universitas Psychologica,13(​ 4).

doi:10.11144/javeriana.upsy13-4.darc

Luria, A. (1980). ​Lenguaje y pensamiento​ (1ra ed.). España: Fontanella.

Martínez, L., Herrera, C., Valle, J., Vásquez, M., & de Fonoaudiología, E. (2002).

Razonamiento analógico verbal y no verbal en niños preescolares con trastorno

específico del lenguaje. ​Revista chilena de Fonoaudiología,​ ​3(​ 1), 5-24.

Montealegre, R. (2004). La comprensión del texto: sentido y significado. ​Revista

Latinoamericana de psicología,​ 36 (2) 243-255.

Moreira, M. (1997) Aprendizaje significativo: un proceso subyacente. ​Actas del encuentro

internacional sobre el aprendizaje significativo​, ​19​, 44.

Oliva, J. M. (2004). El pensamiento analógico desde la investigación educativa y desde la

perspectiva del profesor deficiencias. ​Revista electrónica de enseñanza de las

ciencias,​ ​3(​ 3), 363-384.

Páez, A. (2010). ​Introducción a la lógica moderna​ (2nd ed.). Bogotá: CESO, Universidad de

los Andes.

Pérez Castro, C. (2015). ​Pensamiento deductivo e inductivo.​ Presentation, Universidad

Autónoma del Estado de Hidalgo.

Piaget, J. (1936). El nacimiento de la inteligencia en el niño. Recuperado de

http://www.fondationjeanpiaget.ch/fjp/site/textes/VE/JP36_NdI_avpropos_intro.pdf

Piaget, J. (1969). Lenguaje y pensamiento en el niño. Madrid. Ediciones de lectura.

Ramos, E. (2015). ​Lenguaje y pensamiento​. ​Ideasapiens​. Recuperado el 19 de Abril de 2017,

de ​http://septien.mx/wp-content/uploads/2015/03/Lenguaje-y-pensamiento.pdf
Restrepo, A. (2012). Curso de Pensamiento y Lenguaje. Universidad de La Sabana. Chía,

Colombia.

Restrepo, A. (2017), “Pensamiento y lenguaje” (clase), Universidad de La Sabana. Chía,

Colombia.

Vigotsky, L. S. (1982). Obras Escogidas. Problemas de psicología general. Moscú. Ed.

Pedagógica. Tomo II.

También podría gustarte