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Veliscek, Elisabet
Mundos impresos : grabadores modernos en Rosario / Elisabet Veliscek
y Esther Finkelstein. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires :
Fundación OSDE, 2015.
100 p. ; 22x15 cm.
ISBN 978-987-9358-90-0
Artistas:
Santiago Minturn Zerva, Ricardo Warecki, Pedro Barrera,
Rubén de la Colina, Rosa Aragone
por Elisabet Veliscek y Esther Finkelstein
Desde el inicio del siglo XX, la ciudad de Rosario contó con la presencia de
un conjunto destacado de grabadores que adoptaron la xilografía como medio
artístico, a la par que mantenían una producción pictórica. La elección del
grabado en madera implicaba una toma de posición por lo moderno y una
vía alternativa para quienes deseaban expresarse por fuera de las instituciones
culturales tradicionales. La madera les ofrecía posibilidad de síntesis y
significaba un retorno al trabajo artesanal para el cual era de importancia vital la
habilidad manual. A su vez, la multiejemplaridad a un bajo costo abría nuevos
espacios de circulación tales como diarios y revistas, folletos políticos o libros.
La popularidad de las imágenes grabadas y su relación con la ilustración de
textos a menudo ha servido como un instrumento de reflexión política y social,
pero también como una forma de experimentación con el lenguaje.
1
La modernidad como una construcción compuesta por diferentes momentos es una idea que gira en torno
a la obra de diversos autores. Entre ellos citamos: Frisby, David, Fragmentos de la modernidad. Teorías de
la modernidad en la obra de Simmel, Kracauer y Benjamin, Madrid, Visor, 1992 [1985] y del mismo autor,
Paisajes urbanos de la modernidad: exploraciones críticas, Bernal/Buenos Aires, Universidad Nacional
de Quilmes/Prometeo, 2007 [2001]. También puede encontrarse en Calinescu, Matei. Cinco caras de la
modernidad, Madrid, Tecnos, 2003 [1991].
4
arte de Rosario que fueron, por sí mismos, casos peculiares de la modernidad
estética.
5
circulación de sus estampas. Se trata de un recorte parcial, no necesariamente
el único y, ante todo, una reflexión sobre la forma en que algunos artistas
rosarinos desarrollaron una potente producción gráfica a la par de su obra
autónoma. Una serie de figuras con diversos intereses estéticos e ideológicos
que ensayaron modos siempre personales de representar tópicos sociales y
culturales. Se trata, en definitiva, de pequeños mundos impresos, pequeños
fragmentos del grabado moderno en la ciudad de Rosario.
2
Las relaciones entre escritores y artistas bohemios dentro del campo cultural son estudiadas en Bourdieu,
Pierre, “La bohemia y la invención de un arte de vivir” y “Los intercambios entre los pintores y los
escritores”, en Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario, Barcelona, Anagrama, 1995 [1992],
pp. 88-93 y 201-209. Por otro lado, las implicancias políticas de esta figura aparecen en Drew Egbert, Donald,
“Utopismo y romanticismo; la bohemia y el ‘arte por el arte’ mismo”, en El arte y la izquierda en Europa. De
la Revolución Francesa a Mayo de 1968, Barcelona, Gustavo Gili, 1981, pp. 146-158.
3
Drew Egbert, Donald, ibíd.
4
Aguirre Sotomayor, Luis Ernesto, “G. Erminio Blotta, escultor autodidáctico”, en Revista de Historia de
Rosario, año XX, Nº 34, Sociedad de Historia de Rosario, 1982, pp. 21-51, 31.
5
Slullitel, Isidoro, “Los cafés”, en Cronología del arte en Rosario, Rosario, Editorial Biblioteca, 1968, pp. 23-26.
6
César Caggiano, Minturn Zerva, Cochet y Abel Rodríguez–,6 pero también, las
redacciones de los periódicos y de las pequeñas revistas. Los encuentros en los
cenáculos del café, recuerda Blotta, “afinaban nuestra sensibilidad artística y
nuestro espíritu selectivo. Nos hicieron estimar, en el curso de los años 1919 al
20, las sensaciones de la literatura rusa, la música clásica e impresionista, las
sugestiones que nos dejaron Carriere, Colet, Cézanne, los poetas parnasianos
y simbolistas, a valorar al inolvidable Malharro y al brioso y gigantesco
Mestrovich, y otras muchas cosas bellas”.7 Estas reuniones informales fueron,
a principios del siglo, complemento de las academias de arte y de las primeras
instituciones.8
6
Aguirre Sotomayor, Luis Ernesto, “G. Erminio Blotta…”, op. cit., p. 32.
7
Blotta, Erminio, “El arte pictórico y escultórico”, en La Nación, Buenos Aires, 4.X.1925.
8
Sobre la conformación del campo artístico en Rosario, la creación de las primeras instituciones y salones,
cfr. Fantoni, Guillermo, “El Perigord en la pampa. La pintura de Luis Ouvrad”, en Studi Latinoamericani,
Udine, CIASLA/FORUM, Nº 3, 2007, pp. 381-398.
9
Conversación con Arnoldo Gualino, 8.III.2015. Estos trabajos xilográficos fueron posteriormente recopilados
en un libro editado por Emilio Ghilioni a finales de los años noventa. Véase Santiago Minturn Zerva, 1895-
1964, obra xilográfica, Rosario, UNR Editora/Editorial Municipal de Rosario, 1996.
10
Cfr. Veliscek, Elisabet, “El río, el barrio y el paisaje: grabados de Ricardo Warecki y Santiago Minturn Zerva
hacia los años cuarenta”, en Separata, año XIII, Nº 18, CIAAL/UNR, Rosario, diciembre de 2013, pp. 32-46.
7
láminas dedicadas a la pintura.11
11
Véase “Museo de Reproducciones”, en Balance y Memoria MMBAJBC, 1937-1938, Rosario, p. 56. Archivo
MMBAJBC.
12
Sinópoli, Pedro, Minturn Zerva (1895-1964), Xilografías, Museo Municipal de Arte Decorativo Firma y Odilo
Estévez, Secretaría de Cultura y Educación, Rosario, mayo de 1997.
13
Ellena, Emilio, “Santiago Minturn Zerva”, en Santiago Minturn Zerva…, op. cit., p. 10.
14
Sobre el accionar de esta agrupación, véase: Rabinovich, Silvina, “Paisajes y estrategias: Refugio en los años
‘30”, en Separata, año V, Nº 9, CIAAL/UNR, Rosario, octubre de 2005, pp. 19-46.
15
Grela, Juan, “Las artes gráficas, obras de arte”, en El arte para todos, Muestra del arte gráfico argentino,
grabados y serigrafías, Rosario, Krass artes plásticas, s/f.
8
temática cargada de espiritualidad. Una forma de aislamiento del dinamismo
moderno y una mirada nostálgica hacia los entornos naturales y suburbanos que
estaban siendo desplazados por modernos edificios y nuevas construcciones.
Con sus “silenciosos mares de tierra arada”,16 Santiago Minturn Zerva expresó
una visión particular del mundo que se extendió a todos los ámbitos de su
vida, rebasando las filiaciones partidarias.
Los grabados que Ricardo Warecki17 realizó desde principios de los años
cuarenta no pueden desvincularse de las temáticas y repertorios propios de
su obra gráfica, que circuló ampliamente en los libros, diarios y revistas de
la ciudad. La marcada inclinación del artista hacia la ilustración de textos
mediante xilografías es la prueba visible de su interés por el trabajo artesanal y
los valores culturales que implica. Ya sea por los procedimientos formales, o por
los motivos y temas adoptados, estas obras se inscriben en esa vasta corriente
de movimientos estéticos que se desarrollaron en las principales metrópolis
durante el periodo de entreguerras y que, desde los años veinte hasta mediados
de los cuarenta, gozaron de una gran aceptación en Latinoamérica.
16
Expresión acuñada por el director de la revista Apolo, Luis Le-Bellot, al referirse a los grandes planos
de campo labrado y sin nubes en los paisajes de Alfredo Guido. Un registro temático que se amplía
entre los artistas para incluir nuevas preocupaciones sociales basadas en las condiciones de vida de los
lugareños, el barrio y las orillas del río. Cfr. Armando, Adriana, “Silenciosos mares de tierra arada”, en Studi
Latinoamericani, Nº 3, Udine, Universitá Degli Studi di Udine/Forum, 2007, pp. 369-383.
17
La obra gráfica y pictórica de este artista forma parte de un proyecto de investigación más amplio que
Elisabet Veliscek desarrolla en el marco del Centro de Investigaciones del Arte Argentino y Latinoamericano
de la Universidad Nacional de Rosario. Debido a la dispersión en que se hallaban sus grabados, los tacos
conservados por su nieto, Ricardo Truffer Warecki, fueron reimpresos por Gabriela Rodi en el Taller Bellini
Grabado e Impresión, a los fines de rescatar y recuperar parte de la producción de un artista significativo
de la historia del arte de Rosario durante el siglo XX.
9
sistemática en donde combinó la obsesión del ebanista con el ingenio del artista
dando rienda suelta a la destreza de la mano y a la fuerza de la imaginación.18
El trabajo minucioso con el buril le permitió crear incisiones de diferente
grosor y ahuecar porciones de madera de muy pequeño tamaño, logrando una
extraordinaria sutileza en los trazos. Debido a este método de incisión, cada
madera tallada se convierte en sí misma una pieza de arte, independientemente
del resultado posterior de la estampa impresa. Sus maderas presentan el
encanto del trabajo artesanal, una cualidad que lo une a su compañero, el
viejo xilógrafo Santiago Minturn Zerva. Con él realizó un conjunto de pequeños
grabados para el libro La barranca y el río de Abel Rodríguez, publicado en
1944 por el Círculo de Prensa de Rosario (CPR) –una serie de cuentos, cuyas
temáticas y estilo narrativo proponían un tipo de literatura vinculada con los
ideales de izquierda defendidos por el Grupo de Boedo–. La estrecha conexión
en los cuentos entre el agua, la melancolía y la miseria social reflejaba una
posición ideológica del escritor y de los artistas invitados a ilustrar el libro.
De hecho, Santiago Minturn Zerva, Ricardo Warecki y Abel Rodríguez eran en
aquel momento simpatizantes del anarquismo. La relación de camaradería
entre figuras que compartían los mismos intereses estéticos y políticos era
sugerida por Rubén de la Colina cuando recuerda las reuniones realizadas en el
taller de Ricardo Warecki, donde solía encontrarse a Gustavo Cochet.19 Si bien
la vinculación de Warecki con los movimientos políticos era indefinida, en todo
momento se identificó con partidos de centro-izquierda como el radicalismo
o de izquierda como el anarquismo. Al respecto, Drew Egbert señala que “la
vaguedad radical de muchos artistas les ha permitido simpatizar en general
con casi cualquiera de los movimientos antiburgueses y radicales, en tanto que
ese movimiento buscara mejorar la condición de los pobres y acercar ese arte
al pueblo”.20
18
Paul Westheim refiere a este “prototipo del grabador moderno que es artista a la vez que artesano” en
relación a la figura de Edward Munch. “El nuevo tipo de grabador en madera, artista artesano, sabe defender
su libertad aun ante las exigencias de la técnica”, sostiene el historiador. Cfr. Westheim, Paul, El grabado en
madera, Buenos Aires, México, FCE, 1954, p. 183.
19
De la Colina, Rubén, “La presencia rediviva de un gran maestro”, en La Capital, s/f, Archivo Rubén de la
Colina.
20
Drew Egbert, Donald, El arte y la izquierda en Europa…, op. cit.
21
Montes i Bradley, Ricardo Ernesto, “Desde la Almadía”, en Paraná, año 1, Nº 1, Rosario, invierno de 1941.
10
y escenarios inmersos en el silencio. Preocupaciones y temáticas de corte social
que Warecki complementa con otros géneros artísticos desarrollados a la par
como los retratos, escenas narrativas, alegóricas y religiosas, distanciándose
a menudo de la naturaleza muerta que consideraba un modelo “para ejercitar
una suerte de técnica displicente que parece ser muy del gusto de muchos
artistas y que se está imponiendo como un modo, o como una moda en nuestro
medio”.22 Una crítica que deviene, seguramente, de la abundante cantidad de
naturalezas muertas presentadas en los salones de pintura.
22
Warecki, Ricardo, “El XXVII Salón Anual de Artes Plásticas de Rosario”, en Anuario Plástica 1948, año X,
Buenos Aires, Ediciones Plástica, 1948, pp. 146-148, 146.
23
Veliscek, Elisabet, “De la melancolía al horror. Una aproximación a la gráfica de Ricardo Warecki”, en La
Trama de la Comunicación, Rosario, FCPyRI/UNR, 2015 (en prensa).
24
Estos aspectos de su obra son analizados en Veliscek, Elisabet, “Un mundo en casa. El interior doméstico
y la figura femenina en la obra de Ricardo Warecki”, en Cuadernos de Trabajo, Rosario, Fhumyar ediciones/
UNR, 2015 (en prensa).
11
la forma religiosa de las imágenes marianas o, a su inversa, está inspirada
en la mitología griega. Este último registro puede observarse en la xilografía
Muchachas (1943), donde las diosas que representan a las Tres Gracias se
transforman en mujeres humildes dispuestas según la ordenación antigua: la
figura central de espaldas con la cabeza vuelta y las otras dos levemente de
perfil, giradas hacia el frente. A diferencia de las representaciones clásicas de la
historia del arte occidental, donde las Cárites de carnaciones blancas y delicadas
simbolizan la belleza ideal, Warecki opta por representar figuras femeninas de
apariencia modesta y sencilla que realizan labores cotidianas. En este sentido,
la mujer del medio pareciera haber suspendido momentáneamente un instante
dedicado al aseo del hogar, que puede insinuarse por la escoba que sirve
de apoyo a uno de sus brazos, mientras otra de ellas regresa del mercado,
cargando un bolso con frutos y vegetales. El episodio mítico se convierte en
esta imagen en un encuentro casual entre mujeres de un barrio, aliviando así a
la iconografía antigua de su peso, concediéndole un giro moderno.
Como hemos visto, era muy frecuente que estas imágenes aparecieran
publicadas en diversos medios impresos, lo cual puede tener explicación en
que Warecki era también un periodista reconocido que se había desempeñado
desde temprano como columnista, crítico de arte e ilustrador en los diarios La
Capital, Tribuna y Crónica, así como en diversas revistas culturales. Asimismo,
en el CPR cumplió funciones como vocal, periodista y dibujante, forjando lazos
de intercambio y amistad con otros escritores, periodistas y artistas de su
época. Esta entidad se había convertido en un lugar de protección y amparo
institucional para un grupo de pintores politizados como Antonio Berni y Juan
Grela, a quienes Warecki reunió allí en un momento conflictivo marcado por el
desastre bélico y el avance del fascismo.25 Como recuerda Rubén de la Colina
en una nota periodística, Warecki convocó a Berni “con vistas de hacer un
movimiento en el orden nacional”, puesto que “le preocupaban las desuniones
y enfrentamientos entre los artistas, pero aún más le incomodaba la indiferencia
y el aislamiento tanto individual como de grupos”.26 En un escrito de 1952
Warecki se refería a esta coyuntura cultural debilitada, en el que hablaba del
hombre
25
El fracaso de la Unión Democrática generó un estado de desconcierto entre los artistas y fue en ese
momento cuando Ricardo Warecki reunió a un grupo de pintores en el Círculo de la Prensa de la calle Santa
Fe al bajo, antigua casa de los Uranga. Cfr. De la Colina, Rubén, Juan Grela, Rosario, GraficArte, 2006, p. 16.
26
De la Colina, Rubén, “La escultura en Rosario”, en La Capital, s/f, Archivo Rubén de la Colina.
27
Warecki, Ricardo. “La pintura, evasión y superación de lo imitativo. Naturalismo - Sensualismo -
Humanismo”, en Litoral, cuaderno Nº 1, Rosario, abril de 1952, pp. 49-58, 49.
12
al incremento de nuevos modos de sociabilidad y formas de agrupamiento,
por lo que durante aquellos años, Warecki fue miembro de asociaciones
civiles, agrupaciones e instituciones alternativas que se estaban formando en
la ciudad. En este sentido, entidades de una larga trayectoria como el CPR y
asociaciones culturales como AIAPE; organismos creados en los cuarenta
como Aricana y Amigos del Arte de Rosario28 o formas de agrupamiento
artístico como la Agrupación de Artistas Plásticos Independientes y el Grupo
Litoral,29 fueron espacios y centros culturales en los que colaboró aportando su
apoyo incondicional. Tal vez por eso supo ganarse el respeto de sus pares al ser
considerado uno de los “principales ilustradores argentinos”30 y un referente
del modernismo estético rosarino, a la vez que uno de los pocos luchadores
incansables “por la unidad del movimiento artístico en Rosario”.31
Carlos Setenta, quien hacia los años ochenta recibiera lecciones de dibujo
de Pedro Barrera (1921-1989), recordaba el perfil del artista en una entrevista
reciente:
Pedro Barrera era hermano de Irma, cuñada de mi abuela. Es decir que no era mi tío,
aunque siempre fue –y será– “el tío Pedro”. El “tío Pedro” de mi niñez era espigado
y altísimo. Perdida media pierna –“por culpa del cigarrillo”, decía mi abuela– usaba
bastón, y andaba con paso altivo y demorado. Seguramente tendría que ver en ello
la prótesis articulada, pero aún sin ella, creo que era un andar acorde a su manera
pausada de ser y hacer; era la misma austeridad con que mezclaba los colores, cebaba
un mate o llevaba un diálogo. El cráneo anguloso, de perfil aguileño, el bigote poblado,
el cabello abundante prolijamente cortado y siempre bien peinado hacia atrás daban
una primera impresión de severidad, que no era tal. Parco más que solemne, de trato
respetuosamente distante pero no frío, hablaba poco y fraseado, entonando como a
lo gaucho pero sin sentenciar, y con modos y expresiones de alguien muy cultivado
pero sin servirse de otros términos que los de uso coloquial. Su vida personal nunca
fue tema de conversación entre nosotros ni recurrió nunca a ejemplos de su pasado
durante las clases. No lo recuerdo citando autores, libros, ni referirse a otros artistas
de ninguna disciplina, pero apareció en el tiempo y en boca de personas que no se
conocen entre sí una posible formación en el taller de Juan Grela. (…) Barrera fue
pobre, nunca se casó, ni tuvo hijos. No legó nada. No se le conocen quejas sobre
su condición. Vivía con una magra jubilación de administrativo de alguna repartición
oficial y poco más. “Él vivía así, vaya a saber por qué, como los artistas, a la bohemia”.
Para la familia era una realidad extraña, que se encuadraba en la iconografía
estereotipada del arte.32
28
Sobre el rol de esta institución, véase Veliscek, Elisabet, “Motivos de la ciudad: salones modernos en
Amigos del Arte de Rosario”, en XVIII Jornadas de investigación del Área Artes del Centro de Investigaciones
de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Córdoba, UNC, 2014, (mimeo).
29
Sobre la función de estas agrupaciones, véase Fantoni, Guillermo, La diversidad de lo moderno: arte de
Rosario en los años 50, Rosario, Fundación OSDE, 2011.
30
Correas, Horacio, 20 años de permanencia en la pintura, Rosario, Galería Carrillo, 1973.
31
De la Colina, Rubén, “La escultura en Rosario”, op. cit.
32
Entrevista a Carlos Setenta, Arroyo Seco, octubre de 2014.
13
Esta caracterización de Barrera como una personalidad austera y bohemia con
“una ideología medio rara, presumiblemente de izquierda”, define la manera
en que los motivos de la vida cotidiana y las propias vivencias penetraron en
sus obras. Sin embargo, la aparente soledad con la que Barrera transitaba el
campo del arte hacia los años ochenta deja de lado una veta de su trayectoria
ocurrida entre los sesenta y los setenta en la que se relacionó con otros pintores
del medio, expuso sus obras asiduamente e incluso integró brevemente una
agrupación.
33
Cfr. entrada en Abad De Santillán, Diego, Gran enciclopedia de la provincia de Santa Fe, Tomo I, Ediar,
Sociedad Anónima Editora Comercial, Industrial y Financiera, Buenos Aires, 1967, s/p.
34
“Presentación del pintor Pedro Barrera”, Rosario, Julio de 1962, texto mecanografiado, Archivo Emilio
Ghilioni.
35
Éste se diferencia del grupo homónimo que, en el último tramo de los años setenta y principios de los
ochenta, formaron Emilio Ghilioni, Rodolfo Elizalde, Roxana Celman, Nélida Curvale, Celia Fontán, Arnoldo
Gualino, Claudio Gutierrez, Alberto Macchiaveli y Daniel Scheimberg.
36
Grela, Juan, “Conceptos rectores del Grupo Rosario”, Catálogo, Agrupación de Gente de Arte y Letras
“Impulso”, Buenos Aires, agosto-septiembre de 1964, Archivo Emilio Ghilioni.
37
“Despierta interés una Muestra Conjunto de Jóvenes Artistas”, en Crónica, Rosario, 4.VII.1963, S/p, Archivo
Emilio Ghilioni.
38
Ibíd.
14
que tales trabajos puedan pensarse en el sentido de una obra autónoma, a
diferencia de otros grabadores que utilizaron el pequeño formato, asociado
comúnmente a una función ilustrativa.
39
Conversación con Rodolfo Elizalde, Rosario, octubre de 2014.
40
Entrevista a Carlos Setenta, op. cit.
41
Ibíd.
15
frente al fuego mientras cocinan o preparan el “mate cocido”, acompañadas
a veces por el perro o el gato de la casa. A los hombres se los ve remando
en el río, concentrados en actividades de caza y pesca; también se presentan
en momentos de ocio y descanso, tocando la guitarra o disfrutando de la
naturaleza. Los muchachos del barrio fuman en una esquina, leen solitarios y
juegan o pasan el tiempo. Esta caracterización del suburbio como un lugar “de
la niñez austera, pero feliz, de potrero y barrilete, y como lugar de encuentro
cotidiano y solidario de la gente humilde”, fue una característica del grabado
social y político durante el siglo XX.42
Barrera valora “las pequeñas grandes cosas que rodean al hombre, protagonista
insoslayable de sus realizaciones”.43 En este sentido, perros, gatos, aves y
caballos son una parte esencial de los espacios naturales y domésticos. El
motivo animal adquiere gran importancia, convirtiéndose en protagonista
principal de muchas de sus estampas. También es posible encontrar, en este
conjunto, escenas que describen momentos de la intimidad mediante figuras
melancólicas en el interior de una habitación: mujeres y hombres sentados en
la cama con actitud pensativa y expresión de angustia.
42
Benavidez Bedoya, Alfredo, “Introducción”, en El grabado social y político en la Argentina del siglo XX,
Buenos Aires, Museo de Arte Moderno, 1992, pp. 11-17, 14.
43
Ghilioni, Emilio, “Pedro G. Barrera”, en 100 años de gráfica en Rosario y su región, Rosario, UNR Editora,
1994, p. 57.
44
Fantoni, Guillermo. Berni entre el surrealismo y Siqueiros: figuras, itinerarios y experiencias de un artista entre
dos décadas. Rosario, Beatriz Viterbo Editora/UNR, 2014.
16
cuenta es el tamaño o proporción del objeto. Nunca deben grabarse figuras de
un tamaño mayor al de una cuarta parte de la plancha”.45 De esta manera, la
exploración con los formatos y las proporciones siguen reflejando otro rasgo
más de su carácter experimental dentro de la técnica.
“La obra múltiple –escribió Rubén de la Colina poco antes de morir– creo que
tiene particularidades que le son propias. Quizás una de estas particularidades
sea que tan pronto alcanza su impresión en el papel, la obra busca el alcance
colectivo y la propiedad por el simple hecho de que alguien quiera conservarla
para sí”.46 Esta idea que formó parte de su libro póstumo de xilografías, refleja
lo que para el artista eran las posibilidades y potenciales de la imagen impresa:
la reproductividad y capacidad de llegar a un público amplio. Con el propósito
de difundir su propia obra siguiendo un papel de artista como docente y figura
erudita, De la Colina ilustró con grabados las páginas literarias de los diarios
Tribuna y Democracia, los programas de conciertos musicales organizados por
el Coro Estable de Rosario (en adelante CER) y el Conjunto Promúsica de Rosario
(en adelante CPdR) y los cuadernos Poemas y Maderas, un emprendimiento
iniciado en 1978 que combinaba poemas de Gary Vila Ortiz y estampas originales
de Rubén de la Colina. Su interés por la multiejemplaridad le llevó a realizar
grabados religiosos que obsequiaba en las festividades católicas, por lo que es
posible encontrar numerosas obras dedicadas a San Nicolás de Bari, una de
las santidades que representó asiduamente junto con el Niño Alcalde.47 Ambas
figuras pertenecen a la imaginería religiosa de La Rioja, provincia donde vivía
su familia y de la que heredó sus creencias. En un relato dedicado al personaje,
el artista reafirmaba esta idea: “El origen de mis xilografías con la imagen del
Niño Alcalde tiene mucho que ver con el entorno provinciano de mi infancia,
pero la permanencia en ese apego a través del tiempo responde esencialmente
a la pacificación que entraña esa curiosa imaginería”.48 Los grabados de San
Nicolás de Bari y el Niño Alcalde se inspiran en la festividad del Tinkunaco, un
ritual de antigua tradición del pueblo riojano que representa el encuentro entre
las dos figuras y “una ceremonia de extraordinario arraigo popular que, aunque
apoyada en creencias religiosas, conserva el clima ritual aborigen”.49
45
Cochet, Gustavo, El Grabado. Historia y Técnica, Buenos Aires, Poseidón, 1947 [1943], p. 120.
46
De la Colina, Rubén, “No hablo yo”, en Rubén de la Colina: Xilografías (1966-2006), Rosario, GráficArte,
2007, s/p. Estas mismas ideas aparecen enunciadas por el artista en el texto que realizó para el catálogo
de la muestra conjunta de los grabadores Liliana Gastón, Pedro Sinópoli, Julio Rayón, Rubén Porta y Mauro
Machado. Cfr. De la Colina, Rubén, Cinco Grabadores de Rosario, Secretaría de Cultura de la Municipalidad
de Rosario, s/d, Archivo Rubén de la Colina.
47
El artista realizó dos publicaciones dedicadas a estas figuras: Las Maderas de San Nicolás, en la que reúne
20 xilografías dedicadas a este motivo, y Maderas del Niño Alcalde, en el que relata su acercamiento a esta
figura religiosa. Cfr. De la Colina, Rubén, Las Maderas de San Nicolás, Rosario, s/e, s/f; y del mismo autor
Maderas del Niño Alcalde, Rosario, s/e, s/f, Archivo Rubén de la Colina.
48
De la Colina, Rubén, Maderas del Niño Alcalde, ibíd.
49
De la Colina, Rubén, “El Encuentro”, en Papiro, Nº 4, Rosario, CEDUCAR, noviembre de 1972, pp. 15-16,
Archivo Rubén de la Colina.
17
limpio, efecto de su gran virtuosismo en el manejo de las herramientas y la
técnica. Para incidir sobre la madera utilizaba gubias y cuchillas, estampando
la imagen mediante la presión de una cuchara. Aprendió las habilidades de
este oficio durante los años cuarenta a partir de las lecciones impartidas
por Juan Grela y José Planas Casas. Además, en esos años de formación se
perfeccionó asistiendo al taller de la Agrupación de Artistas Plásticos Refugio,
tomando clases de pintura con Hugo Ottman y de técnicas con Carlos Uriarte.
Fue en esta misma agrupación en la que se desempeñó como docente hasta
su disolución, dictando cursos de dibujo y pintura, una labor pedagógica que
continuó en importantes instituciones educativas de la ciudad. De hecho,
tanto en sus escritos como en su producción artística, el papel docente parecía
cumplir un rol de gran importancia. A través de sus textos, De la Colina se
proponía capacitar y orientar al público, apelando al uso de un lenguaje llano
y comprensible.50 Este propósito didáctico es también visible en su gráfica, en
tanto las temáticas abordadas instruyen sobre temas, sucesos y personalidades
referentes al mundo de la cultura, la religión y la música.
50
Pueden encontrarse enunciadas estas ideas en una entrevista realizada por Donoso, Edgardo, Rosario,
1.III.1999, pp. 27-29, Archivo Rubén de la Colina.
51
Estas mismas referencias describe Rubén Echagüe en los poemas que acompañan los grabados del libro.
Cfr. Echagüe, Rubén, “IV”, en De la Colina, Rubén, Rubén de la Colina…, op. cit.
18
otro rasgo más que marca la fuerte conexión con este lenguaje.
52
Dolinko, Silvia, “El canon del grabado moderno”, en Arte plural: el grabado entre la tradición y la
experimentación 1955-1973, Buenos Aires, Edhasa, 2012, pp. 23-57.
53
Gardelli, Raúl, La botella compartida, Rosario, Fundación Héctor I. Astengo, 1997, p. 2.
54
De la Colina, Rubén, “Divagaciones de la línea”, s/d, Archivo Rubén de la Colina.
19
Por otra parte, tanto por las temáticas como por la factura, se puede relacionar
estas estampas con los grabados primitivos medievales de los siglos XIV y
XV. Imágenes de un gran contenido simbólico, caracterizadas por su estilo
de puro contorno. La simplificación de las formas, el criterio de abstracción
y esquematización de las figuras, son rasgos que le aproximan a aquellas
propuestas. Creadas por artesanos para la ilustración de libros, no tenían otro
fin que ser un procedimiento de reproducción. Las matrices eran trabajadas
únicamente de modo lineal, siguiendo el modelo de dibujo a pluma, con el
objetivo de que el iluminador rellenara los espacios con color. A medida
que los libros comenzaron a imprimirse en mayor volumen, los grabados
fueron quedando sin iluminar, lo que llevó a que se aplicaran detalles y más
gradaciones entre los blancos y los negros.55 Otro aspecto que conecta las obras
de Rubén de la Colina a estas ilustraciones es la inclusión de signos y palabras.
Con el fin de reforzar el sentido o la idea que se quiere trasmitir, estos resultan
elementos decorativos que son parte constructiva-funcional de la superficie y de
la estructura arquitectónica de la imagen.
55
En los grabados primitivos la superficie todavía no responde a una representación ilusionista, sino que
mantiene su valor funcional, estructura heredada de la pintura mural y la pintura de libros medievales. Véase
Westheim, Paul, “La evolución del grabado en madera desde el siglo XIV hasta el siglo XX”, en El grabado
en madera, op. cit., pp. 17-22.
56
Fueron de gran importancia para la difusión de la técnica del grabado, los cursos realizados en Amigos del
Arte por Félix Pascual y, fundamentalmente, por Juan Grela. Cfr. Veliscek, Elisabet, “Motivos de la ciudad:
salones modernos en Amigos del Arte de Rosario”, op. cit.
57
Una aproximación inicial sobre el tema aparece en Finkelstein, Esther, “La producción de grabados de
Rosa Aragone en la década del cincuenta”, en Contardi, Sonia (comp.), Paradigmas teóricos y lenguajes
estéticos en América Latina, Rosario, Iracema ediciones, 2013, pp. 373-385. Para proceder a la construcción
de dicha investigación, fue necesario la reimpresión, a partir de tacos originales, de algunas estampas que
se encontraban en falta o en estado precario.
20
plano con un tratamiento dedicado a la superficie con tramas, adornos y
decoraciones variadas. El juego con las texturas y los ritmos lineales, es un
recurso que la autora suele repetir en su obra gráfica y pictórica, por lo que la
base de sus producciones se apoya en el dibujo. Es por esto que Rubén de la
Colina encuentra oportuno titular un texto dedicado a sus obras “Una fidelidad
al dibujo”, en el cual señala que “Rosa Aragone es una artista consecuente
con la práctica del dibujo” y continúa explicando que el sostén de cualquier
proyecto de orden visual se sustenta en esta técnica. A esta idea suma una
apreciación sobre la obra de la artista: “Todo este manejo de líneas, texturas
y planos se unen con una organicidad palpitante de vida”.58 Estos aspectos
que son mencionados sobre la obra de Aragone, son visibles también en las
xilografías de R. de la Colina, sumado a que ambos comparten un modo de
figuración sintético, plano y con una fuerte presencia lineal.
58
De la Colina, Rubén, Rosa Aragone. Tintas y Grafitos, Retrospectiva 1953-2005, Rosario, Pasaje Pam, agosto
de 2006.
59
Cfr. Clair, Jean, “Maquinismo y melancolía en la pintura italiana y alemana de entreguerras”, en Malinconia.
Motivos saturninos en el arte de entreguerras, Madrid, La Balsa de la Medusa, 1999, pp. 77- 112.
60
Dolinko, Silvia, “Impresiones sociales. Una lectura sobre la tradición del grabado en Argentina”, en
Separata, Año X, N° 15, CIAAL/UNR, Rosario, octubre de 2010, pp. 20-35.
21
fueron las búsquedas formales y la experimentación permanente con técnicas
y materiales. Un hecho que da cuenta de esto, es la existencia de estampas
que mantienen el mismo motivo y varían únicamente en su resolución, como
se produce en la serie trabajada basada en la obra Tetera y Frutas. Esta misma
práctica puede verse en las obras de otros artistas, por ejemplo en los grabados
de Pedro Barrera, se encuentran repetidos los modelos de personas y animales
con modificaciones en la composición y los tamaños; también es visible en las
estampas de Rubén de la Colina en que la insistencia en un mismo motivo lo
llevaba a jugar con diferenciaciones en las decoraciones y los planos de adornos;
y en las xilografías de Minturn Zerva, que a partir de sutiles alteraciones en el
tramado de líneas y en el esquema compositivo, transforma la atmósfera de los
paisajes representados.
61
Sobre este tipo de análisis de obras de maternidades, véase López Fernández, María, “La Madre: el
arquetipo esencial”, en La imagen de la mujer en la pintura española 1890-1914, Madrid, La Balsa de la
Medusa, 2006, pp. 308-317.
22
Como antes mencionamos, a comienzos de los cincuenta, Aragone junto con
Juan Grela y los demás alumnos del taller fundan la Agrupación de Grabadores
de Rosario. Se constituye como resultado de una reunión realizada en Amigos
del Arte, precisamente el 17 de noviembre de 1951, nombrando al artista
Santiago Minturn Zerva como presidente y a Rosa Aragone como secretaria.62
Teniendo como principal objetivo difundir en el medio local la técnica del
grabado en todas sus manifestaciones, se proponían hacer llegar cursos,
conferencias y exposiciones a los barrios de la ciudad. El lugar de encuentro
era la Asociación Amigos del Arte de Rosario, un espacio promotor de nuevos
artistas y agrupaciones locales, difusor de actividades culturales de música,
teatro, literatura y artes plásticas. No es casual que este grupo se geste en un
momento caracterizado por una expansión y consolidación del arte moderno
en el campo artístico rosarino, que coincide con un proceso más amplio de
canonización e institucionalización generalizada del modernismo, en donde
tendencias estéticas innovadoras y alternativas que antes actuaban por fuera de
las instituciones, comienzan a ingresar a los ámbitos formales.63 Es así que, en
este periodo de propagación de lo moderno en Rosario, la disciplina de grabado
fue teniendo más visibilidad. Es preciso remarcar que la presencia de Grela fue
primordial en este proceso, siendo un reconocido artista y miembro del Grupo
Litoral, sus exposiciones, talleres, charlas, conferencias y cursos dedicados a la
especialidad sirvieron para impulsar el reconocimiento y la difusión de la técnica
dentro del medio. La Agrupación comenzó su accionar con un reglamento y
con un libro de actas de reunión, a lo que se le agregó la incorporación de un
logotipo creado por Mele Bruniard, diseño que resultó seleccionado a través de
un concurso cuya participación era con seudónimo.64
62
Cfr. “Constituyéndose la Sociedad de Grabadores de Rosario”, en La Capital, Rosario, 17.IX.1951. El grupo
estaba conformado por Santiago Minturn Zerva, Juan Grela, José Beltramino, Julio Betría, Nilda Bustos,
Mele Bruniard, Luis Corrale, Flora Fiorini, Lucía Guerra Busso, José Lo Cascio, Guillermo Paino, Zulema
Piazza, José Vesely y Rosa Aragone.
63
Cfr. Fantoni, Guillermo, La diversidad de lo moderno…, op. cit.
64
Bruniard, Mele, “Agrupación de Grabadores Rosarinos”, en 100 años de gráfica en Rosario y su región, op.
cit., pp. 45-46.
65
Armando, Adriana, “Una perspectiva sobre la participación de mujeres artistas en Rosario”, en Avances.
Revista del Área Artes, CIFFyH/UNC, Nº 18, Córdoba, 2010/2011, pp. 39-50.
23
de estos reconocimientos destinados a mujeres, se pueden citar las menciones
que Rosa Aragone obtuvo por sus estampas. Estas fueron el Segundo Premio
en el Salón de Amigos del Arte de 1954 con su grabado Chica solitaria y el
Segundo Premio en el II Salón de Grabado realizado en la misma institución en
1952, con una impresión xilográfica titulada Naturaleza muerta, a elección de un
jurado conformado por Juan Grela, Santiago Minturn Zerva y Aldo Magnani.66 A
través de lo expuesto, es visible que, aunque la experimentación con la técnica
representa un tramo breve dentro de su larga trayectoria artística, su labor fue
lo suficientemente contundente e importante como para ser considerada un
referente más del grabado moderno en Rosario.
66
Véase “II Salón de Grabado en Amigos del Arte”, La Capital, Rosario, 5.VIII.1952.
24
25
Casas de mi barrio, s/f De mi barrio, (3/4 taco 38, lado A), s/f
Xilografía Xilografía
25,5 x 20 14 x 16
26
La puerta, versión 1, s/f
Xilografía
15 x 18
27
S/T, (3/4 taco 41, lado B), s/f
Xilografía
16 x 14
28
Terrazas, (2/4 taco 11, lado B), s/f S/T, (11/50), s/f
Xilografía Xilografía
20 x 25 14,5 x 18,5
29
La esquina, versión 2, (2/4), 1960 S/T, (20/50), s/f
Xilografía Xilografía
16 x 18 15 x 18
30
S/T, (20/20), s/f Galpones, s/f
Xilografía Xilografía
18 x 20 14 x 16
31
Suburbio, (33/50), 1948 Suburbio, s/f
Xilografía Xilografía
20 x 30 16 x 23
32
Estanque, (33/50), s/f
Xilografía
13 x 15
33
S/T, s/f Claro de luna, (1/10), s/f
Xilografía Xilografía
35 x 23 20 x 25
34
S/T, (P.A), s/f El molino, (2/4 lado 21 A), s/f
Xilografía Xilografía
20 x 25 20 x 16,5
35
Viejo embarcadero, (33/50), 1944
Xilografía
14 x 16
36
El puerto, s/f
Xilografía
16 x 18
37
La fábrica, (1/5 taco 18, lado B), s/f
Xilografía
14,5 x 18
38
39
Muchachas, (1/3), 1943
Xilografía
24,5 x 17
40
Usina, (1/3), 1944
Xilografía
17 x 24
41
El pescador y el cuentista, (1/3), 1944 S/T, (1/3) ca. 1945
Xilografía Xilografía
5x9 13 x 15
42
La barca, (1/3), 1944
Xilografía
13,5 x 9
43
S/T, (1/3) ca. 1945
Xilografía
16 x 13
44
S/T, (1/3) ca. 1945
Xilografía
24 x 17
45
Ovidio Lagos, (1/3), 1943
Xilografía
24 x 17
46
Situación de Andrade, Revista Paraná, 1943
Xilografía
20 x 13
47
Descendimiento de la cruz, (1/3), 1944
Xilografía
24 x 17
48
La asunción de Don Quijote, s/f
Xilografía
18,5 x 13
49
S/T, (1/3), ca. 1945
Xilografía
11,5 x 13,5
50
S/T, (1/3) ca. 1945
Xilografía
20 x 13,5
51
La terrible mentira de Sámbur
Revista Paraná, 1943
Linóleo
21 x 14
52
53
Impotencia?, (8/20), 1974
Xilografía
50 x 34
54
De la caza y la pesca, 1979
Xilografía
48 x 33
55
S/T, s/f
Xilografía
32 x 40
56
Un gran día…, (7/20), 1980
Xilografía
40 x 30
57
Muchacho esperando, (47/50), 1982
Xilografía
45,5 x 30
58
S/T, s/f
Xilografía
35 x 32
59
Chango pescador, (3/60), 1986
Xilografía
40 x 20
60
S/T, s/f Marinero de agua dulce, (P.A), 1986
Xilografía Xilografía
20 x 20 24,5 x 29,5
61
Figuras en el crepúsculo, (5/25), 1972 Motivo mural, (P.A), 1972
Xilografía Xilografía
37 x 54 40 x 29
62
El hombre de Broockin, (13/15), 1973
Xilografía
61,5 x 40
63
Experiencia, (11/50), 1968
Xilografía
48,5 x 34
64
Ponny, (4/15), 1970
Xilografía
55,5 x 35,5
65
Incomunicados, (9/25), 1973 El último tren, (9/25), 1972
Xilografía Xilografía
34 x 50 39,5 x 38 cm
66
El zurdo mendieta, (P.A), 1982
Xilografía
40 x 32
67
La criada y el perrito, (12/15), 1979
Xilografía
34 x 22,5
68
Mate cocido, (5/30), 1982
Xilografía
36 x 23
69
Bordadora, (36/60), 1982
Xilografía
40 x 30
70
S/T, s/f
Xilografía
34,5 x 24,5
71
Exceso de confianza, s/f S/T, s/f
Xilografía Xilografía
40 x 28,5 40,5 x 29
72
73
La violista, (2/10), s/f
Xilografía
19 x 12
74
El portátil, s/f La araucana, (P.A), s/f Robianesca, s/f
Xilografía Xilografía Xilografía
19 x 12 19 x 12 19 x 12
Santa Cecilia, (7/10), s/f Duetto, (P.A), s/f El arcángel San Gabriel, (2/10), s/f
Xilografía Xilografía Xilografía
19 x 12 19 x 12 19 x 12
75
El rey David, (P.A), s/f
Xilografía
19 x 12
76
El rey David, (P.A), s/f S/T, (P.A), s/f
Xilografía Xilografía
19 x 12 19 x 12
77
El buen pastor, (2/10), s/f La amistad, (4/30), s/f
Xilografía Xilografía
19 x 12 19 x 12
78
79
Con una pena, 1955
Xilografía
20 x 15
80
Angustia, ca. 1950
Xilografía
15 x 12
81
Mariela, 1956
Xilografía
22 x 12
82
Una Muchacha, 1953 Emilia, 1958
Xilografía Xilografía
15 x 10 19 x 14,5
83
Muchacha con chal, 1958
Xilografía
16,5 x 13
84
Figura, 1953 Figura, 1955
Xilografía Xilografía
20 x 14 20 x 15
85
Chica solitaria, 1954
Xilografía
20 x 15
86
Lector, 1952 Adolescente, 1956
Xilografía Xilografía
15 x 15 16 x 13
87
Despertar, 1955 Maternidad, ca. 1950
Xilografía Xilografía
20 x 12 24,5 x 13,5
88
Cantor, 1952
Xilografía
19 x 14
89
Nocturno, 1956
Xilografía
15 x 20
90
Nocturno (4/4), 1965
Xilografía
15 x 27
91
Pensativo, 1953
Xilografía
20,5 x 12
92
Naturaleza Muerta, 1955
Xilografía
17 x 12
93
Botellas, ca. 1950 Tetera y frutas, ca. 1950
Xilografía Xilografía
20 x 12 15 x 13
94
La ciudad de los inmortales
Figura, 1967 (Cuento de Borges),1965
Xilografía Xilografía
40 x 25 31 x 13
95
96
Santiago Minturn Zerva Galpones, s/f Terrazas, (2/4 taco 11 S/T, (1/3), ca. 1945
(1895-1964) Xilografía, 14 x 16 lado B), s/f Xilografía, 16 x 13
Colección Arnoldo Gualino Xilografía, 20 X 25 Colección Ricardo Truffer
Los viejos, (9/20), 1944
Xilografía, 16 x 14 La fábrica, (1/5 taco 18 lado S/T, (1/3), ca. 1945
Colección Arnoldo Gualino B), S/f Ricardo Warecki Xilografía, 13 x 15
Xilografía, 14,5 x 18 (1911-1992) Colección Ricardo Truffer
Viejo embarcadero, (33/50) Colección Arnoldo Gualino
1944 La terrible mentira de S/T, (1/3) ca. 1945
Xilografía, 14 x 16 La puerta, versión 1, s/f Sámbur, Revista Paraná Xilografía, 24 x 17
Colección Arnoldo Gualino Xilografía, 15 x 18 1943 Colección Ricardo Truffer
Colección Arnoldo Gualino Linóleo, 21 x 14
Suburbio, (33/50), 1948 Colección Ricardo Truffer S/T, (1/3) ca. 1945
Xilografía, 20 x 30 S/T, (11/50), s/f Xilografía, 11,5 x 13,5
Colección Arnoldo Gualino Xilografía, 14,5 x 18,5 Muchachas, (1/3), 1943 Colección Ricardo Truffer
Colección Arnoldo Gualino Xilografía, 24,5 x 17
La esquina, versión 2, (2/4) Colección Ricardo Truffer S/T, (1/3) ca. 1945
1960 S/T, (20/20), s/f Xilografía, 20 x 13,5
Xilografía, 16 x 18 Xilografía, 18 x 20 Ovidio Lagos, (1/3), 1943 Colección Ricardo Truffer
Colección Arnoldo Gualino Colección Arnoldo Gualino Xilografía, 24 x 17
Colección Ricardo Truffer La asunción de Don
Casas de mi barrio, s/f S/T, (20/50), s/f Quijote, s/f
Xilografía, 25,5 x 20 Xilografía, 15 x 18 Situación de Andrade Xilografía, 18,5 x 13
Colección Arnoldo Gualino Colección Arnoldo Gualino Revista Paraná, 1943 Colección Ricardo Truffer
Xilografía, 20 x 13
Claro de luna, (1/10), s/f S/T, (3/4 taco 41, lado B), s/f Colección Ricardo Truffer
Xilografía, 20 x 25 Xilografía, 16 x 14 Pedro Barrera
Colección Arnoldo Gualino Colección Arnoldo Gualino Descendimiento de la cruz (1921-1989)
(1/3), 1944
De mi barrio, (3/4 taco 38 S/T, (P.A), s/f Xilografía, 24 x 17 Experiencia, (11/50), 1968
lado A), S/f Xilografía, 20 x 25 Colección Ricardo Truffer Xilografía, 48,5 x 34
Xilografía, 14 x 16 Colección Arnoldo Gualino Colección Norberto
Colección Arnoldo Gualino El pescador y el cuentista Saltallegio
S/T, s/f (1/3), 1944
El molino, (2/4 lado 21 A), s/f Xilografía, 23 x 22 Xilografía, 5 x 9 El chico del gato, (10/30)
Xilografía, 20 x 16,5 Colección Arnoldo Gualino Colección Ricardo Truffer 1970
Colección Arnoldo Gualino Xilografía, 53 x 40,5
S/T, s/f La barca, (1/3), 1944 Colección Norberto
El puerto, s/f Xilografía, 35 x 23 Xilografía, 13,5 x 9 Saltallegio
Xilografía, 16 x 18 Colección Arnoldo Gualino Colección Ricardo Truffer
Colección Arnoldo Gualino Ponny, (4/15), 1970
Suburbio, s/f Usina, (1/3), 1944 Xilografía, 55,5 x 35,5
Estanque, (33/50), s/f Xilografía, 16 x 23 Xilografía, 17 x 24 Colección Norberto
Xilografía, 13 x 15 Colección Arnoldo Gualino Colección Ricardo Truffer Saltallegio
Colección Arnoldo Gualino
97
El último tren, (9/25), 1972 Bordoneo, (5/16), 1978 Muchacho esperando S/T, s/f
Xilografía, 39,5 x 38 Xilografía, 43,5 x 32 (47/50), 1982 Xilografía, 32 x 40
Colección Norberto Colección Norberto Xilografía, 45,5 x 30 Colección Norberto
Saltallegio Saltallegio Colección Norberto Saltallegio
Saltallegio
Figuras en el crepúsculo Encomienda de perros S/T, s/f
(5/25), 1972 (4/20), 1978 Gente de río, (P.A), 1983 Xilografía, 35 x 32
Xilografía, 37 x 54 Xilografía, 43 x 35 Xilografía, 50 x 30 Colección Norberto
Colección Norberto Colección Norberto Colección Norberto Saltallegio
Saltallegio Saltallegio Saltallegio
S/T, s/f
Motivo mural, (P.A), 1972 De la caza y la pesca, 1979 Chango pescador, (3/60) Xilografía, 37 x 30
Xilografía, 40 x 29 Xilografía, 48 x 33 1986 Colección Norberto
Colección Norberto Colección Norberto Xilografía, 40 x 20 Saltallegio
Saltallegio Saltallegio Colección Norberto
Saltallegio S/T, s/f
S/T, 1972 La criada y el perrito Xilografía, 40 x 32
Xilografía, 41,5 x 30,5 (12/15), 1979 La pulga, (7/25), 1986 Colección Norberto
Colección Norberto Xilografía, 34 x 22,5 xilografía, 29 x 24 Saltallegio
Saltallegio Colección Norberto Colección Norberto
Saltallegio Saltallegio S/T, s/f
El hombre de Broockin Xilografía, 40,5 x 29
(13/15), 1973 Un gran día…, (7/20), 1980 Marinero de agua dulce Colección Norberto
Xilografía, 61,5 x 40 Xilografía, 40 x 30 (P.A), 1986 Saltallegio
Colección Norberto Colección Norberto Xilografía, 24,5 x 29,5
Saltallegio Saltallegio Colección Norberto
Saltallegio Rubén de la Colina
Incomunicados, (9/25) Bordadora, (36/60), 1982 (1926-2007)
1973 Xilografía, 40 x 30 De la serie Bordadoras
Xilografía, 34 x 50 Colección Norberto (P.A), 1987 Duetto, s/f
Colección Norberto Saltallegio Xilografía, 40 x 25 Xilografía, 19 x 12
Saltallegio Colección Norberto Colección Florencia de la
El zurdo mendieta, (P.A) Saltallegio Colina.
Impotencia?, (8/20), 1974 1982
Xilografía, 50 x 34 Xilografía, 40 x 32 Exceso de confianza, s/f El arcángel San Gabriel
Colección Norberto Colección Norberto Xilografía, 40 x 28,5 (2/10), s/f
Saltallegio Saltallegio Colección Norberto Xilografía, 19 x 12
Saltallegio Colección Florencia de la
Sombrerito, (11/30), 1974 La mamá y el chango Colina
Xilografía, 45,5 x 33 (14/20), 1982 S/T, s/.f
Colección Norberto Xilografía, 32 x 38 Xilografía, 34,5 x 24,5 El buen pastor, (2/10), s/f
Saltallegio Colección Norberto Colección Norberto Xilografía, 19 x 12
Saltallegio Saltallegio Colección Florencia de la
La lectura, (17/25), 1975 Colina
Xilografía, 50 x 36 Mate cocido, (5/30), 1982 S/T, s/f
Colección Norberto Xilografía, 36 x 23 Xilografía, 20 x 20 El hijo pródigo, (15/20), s/f
Saltallegio Colección Norberto Colección Norberto Xilografía, 19 x 12
Saltallegio Saltallegio Colección Florencia de la
Chango, (9/25), 1976 Colina
Xilografía, 55 x 40 Muchacho con caballo S/T, s/f
Colección Norberto y perro, (4/25), 1982 Xilografía, 30,5 x 41,5 El portátil, s/f
Saltallegio Xilografía, 45 x 55 Colección Norberto Xilografía, 19 x 12
Colección Norberto Saltallegio Colección Florencia de la
Saltallegio Colina
98
El rey David, (P.A), s/f Rosa Aragone Pensativo, 1953 Emilia, 1958,
Xilografía, 19 x 12 (1929) Xilografía, 20,5 x 12 Xilografía, 19 x 14,5
Colección Florencia de Colección particular Colección particular
la Colina Abstracto, ca. 1950
Xilografía, 15 x 15 Una Muchacha, 1953 En el campo, 1958
El rey David, (P.A), s/f Colección particular Xilografía, 15 x 10 Xilografía, 24,5 x 13,5
Xilografía, 19 x 12 Colección particular Colección particular
Colección Florencia de Angustia, ca. 1950
la Colina Xilografía, 15 x 12 Chica solitaria, 1954 Muchacha con chal, 1958
Colección particular Xilografía, 20 x 15 Xilografía, 16,5 x 13
La amistad, (4/30) s/f Colección particular Colección particular
Xilografía, 19 x 12 Botellas, ca. 1950
Colección Florencia de la Xilografía, 20 x 12 Una Mujer, 1954 Infancia, 1963
Colina. Colección particular Xilografía, 19 x 15 Xilografía, 31 x 15
Colección particular Colección particular
La araucana, s/f Claroscuro, ca. 1950
Xilografía, 19 x 12 Xilografía, 17 x 12 Con una pena, 1955 La ciudad de los inmortales
Colección Florencia de Colección particular Xilografía, 20 x 15 (Cuento de Borges),1965
la Colina Colección particular Xilografía, 31 x 13
Maternidad, ca. 1950 Colección particular
La violista, (2/10), s/f Xilografía, 24,5 x 13,5 Despertar, 1955
Xilografía, 19 x 12 Colección particular Xilografía, 20 x 12 Nocturno (4/4), 1965
Colección Florencia de Colección particular. Xilografía, 15 x 27
la Colina Objetos, ca. 1950 Colección particular
Xilografía, 17 x 12 Figura, 1955
Ofelia, (5/11), s/f Colección particular Xilografía, 20 x 15 Figura, 1967
Xilografía, 19 x 12 Colección particular. Xilografía, 40 x 25
Colección Florencia de Tetera y frutas, ca. 1950 Colección particular
la Colina Xilografía, 15 x 13 La ventana, 1955
Colección particular Xilografía, 22 x 12
Robianesca, s/f Colección particular
Xilografía, 19 x 12 Cantor, 1952
Colección Florencia de Xilografía, 19 x 14 Naturaleza muerta, 1955
la Colina Colección particular Xilografía, 17 x 12
Colección particular
Santa Cecilia, (7/10), s/f Del Barrio, 1952
Xilografía, 19 x 12 Xilografía, 12 x 7,5 Adolescente, 1956
Colección Florencia de la Colección particular Xilografía, 16 x 13
Colina. Colección particular
Lector, 1952
S/T, (P.A), s/f Xilografía, 15 x 15 Durmiente, 1956
Xilografía, 19 x 12 Colección particular Xilografía, 14 x 12
Colección Florencia de Colección particular
la Colina Niña, 1952
Linóleo, 12,5 x 9 Mariela, 1956
S/T, (8/20), s/f, Colección particular Xilografía, 22 x 12
xilografía,19 x 12 Colección particular
Colección Florencia de Figura de mujer, 1953
la Colina Xilografía, 20 x 15 Nocturno, 1956
Colección particular Xilografía, 15 x 20
Colección particular
Figura, 1953
Xilografía, 20 x 14
Colección particular
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