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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD

Fase 3-
Elaborar resumen
y generar estrategias

Presentado por:

Karol Dayana Jaramillo Cod: 1036686851

Andrea Estefania Martinez Cod:

Luigy Daniel Mosquera Ubaldo Cod: 1035861990

Claudia Vanegas Sepúlveda Cód: 30401904

Grupo

403018_133

Presentado a:

Segundo Antonio Mena

Tutor

Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

Programa de psicología

Antropología Psicológica

Abril 2020
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD

Introducción

El presente trabajo se realiza con el fin de abordar los contenidos de la Unidad 2 del curso de
Antropología Psicológica, la cual encierra los conceptos y la aproximación de la psicología
antropológica y la psicología cultural, comprendiendo la historia que relaciona el encuentro entre
la mente y la cultura, entendiendo conceptualmente lo que refiere a la identidad, la diversidad y
la diferencia, y la aproximación a la construcción sociocultural en Colombia desde la perspectiva
del postconflicto. En base a la reflexión individual de las lecturas que contienen los temas
mencionados anteriormente, se construye el siguiente documento con la participación de los
integrantes.
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RESUMENES

1. Cubero, M. & Santamaría A. (2005) Psicología Cultural una aproximación conceptual e


histórica al encuentro entre mente y cultura.

La Psicología Cultural definida como la importancia de la cultura en el pensamiento humano,


donde este es capaz y necesita vivir en interacción con la cultura ya que esta constituye en buena
parte el pensamiento y acción del ser humano.

En la historia de la psicología existió y aún existe una gran contradicción. Por un lado, se
reconoce que una de las características que define a los seres humanos es su capacidad y
necesidad de vivir en contextos culturales, por otro lado, muchos psicólogos asignan un papel
secundario a la cultura como parte de la construcción de la vida mental. Es por eso, que la
psicología cultural se ha desarrollado principalmente como una respuesta alternativa a los
proyectos de psicología que no incluían como elementos a la cultura y a su relación dialéctica
con el individuo, como por ejemplo el proyecto de la Psicología Cognitiva.

Greenfield (1997), señala que quizá el error de estos enfoques fue mantener los términos de
dicha relación. Desde el enfoque de la Psicología Transcultural, los procesos cognitivos son
considerados capacidades globales, homogéneas y universales que pueden ser analizadas como
variables dependientes; en cambio la Psicología Cultural se centra en los aspectos diferenciales
de las mismas, resalta el papel de la cultura en el desarrollo psicológico considerándolo como
una característica específica de los seres humanos. . De este modo, la Psicología Cultural se torna
como un fenómeno indiferenciable de la propia mente.

La perspectiva racionalista de la ilustración

Encuentra sus raíces en la perspectiva empirista y racionalista del pensamiento ilustrado, se


caracteriza por defender modelos basados en la observación, naturaleza interna y mental de todos
los hombres y, sobre todo, por explicar las diferencias humanas sobre la base de la doctrina o el
ideal del progreso. (Braudel, 1980, Jahoda, 1992/1995; Jahoda & Krewer, 1997).

Según esta, la humanidad avanza de forma inevitable, por una sucesión fija de estadios o etapas
que suponen una evolución ascendente en el nivel de progreso desde el salvajismo hasta la
civilización. Esta es una evolución racionalista de la evolución de la cultura.

T. Waitz, considera que la cultura determina la forma de pensar y de relacionarse con los demás,
y analiza también el otro sentido de la relación. También el pensamiento incide en la cultura
generándola y preservándola. En este sentido la Psicología Transcultural podría considerarse la
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culminación de
esta línea de
pensamiento sobre la relación entre mente y cultura.

Su línea de argumentación básica continúa centrada en el estudio de los universales cognitivos y


las diferencias en estos generadas por las condiciones ecológicas, sociales, culturales e históricas
de vida. Así se entiende la relación entre los cognitivo y los aspectos socioculturales en términos
de variables dependientes e independientes respectivamente. Los datos se obtienen a partir de
estudios comparativos.

Según Berry, Poortinga, Segall y Dasen (1992), La Psicología Transcultural es el estudio de las
similitudes y las diferencias en el funcionamiento psicológico individual, en varias culturas y
grupos étnicos; de la relación entre variables psicológicas y variables socioculturales, ecológicas
y biológicas; y de los cambios en estas variables.” (p. 2).

Estos mismos autores definen tres objetivos que son:

Explorar y descubrir las variaciones de las conductas en otras culturas y buscar explicaciones

Poner a prueba lo generalizable que puede llegar a ser la teoría psicológica, cuando desde ella se
proponen hipótesis que se intentan corroborar en otras culturas

integrar los hallazgos obtenidos de los dos primeros objetivos, para desarrollar una psicología
más universal.

La rebelión romántica contra la ilustración

Esta es la segunda tradición en el estudio de la mente y la cultura. Está situado en la “Rebelión


Romántica”, Esta línea de pensamiento critica de la primera su empirismo y defiende la
necesidad de utilizar métodos evolutivos o históricos. También de manera muy especial critica su
defensa de la doctrina del progreso y la perspectiva racionalista del hombre y de su evolución
que ésta implica. Autores como G. Vico, y J. G Herder notamos que comparten tres pilares
básicos de sus teorías, lo cual dejo una gran huella en la psicología cultural:

Ambos diferían radicalmente en la noción de la cultura de la ilustración. En la ilustración la


noción de cultura se utilizaba en singular y la humanidad se conceptualizaba como un todo
indiferenciado. Vico y Herder asumen una idea de cultura en plural que supieron concretar en la
existencia de culturas específicas, a las que denominaron “naciones” y “pueblos”
respectivamente.

Ambos critican la idea de progreso de la humanidad. Se critica el implícito de que sea


humanidad entendida como un todo, que pasa por distintas etapas. Proponen como alternativa
que es cada una de las culturas la que transcurre por sus distintos momentos. El segundo
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implícito
rechazado es la
secuencia fija de etapas inalterables de la evolución de la naturaleza humana.

Es la potencialidad que otorgaron al lenguaje, como principal agente de los cambios de valores y
modos de pensamiento (Burke, 1985; Cole, 1996/ 1999).

El intento por reconciliar las ciencias naturales y culturales: la psicología de los pueblos

Existe otra dicotomía, la oposición entre las ciencias “naturales” y las “culturales históricas”.
Berlin (1981/1983) contrasta los supuestos de una y otra ciencia en relación a la naturaleza
humana:

Para la ciencia natural:

a) Cualquier pregunta real tiene una única respuesta verdadera,

b) El método para responder a los problemas es racional y aplicable universalmente,

c) Las soluciones a los problemas son verdaderas universalmente.

Para las ciencias histórico-culturales:

a) Las respuestas a las preguntas reales dependen de los supuestos y los puntos de vista
particulares proporcionados por la cultura en cuestión.

b) Tanto el método para llegar a una respuesta como lo que constituye un problema o una
respuesta son localmente contingentes, no universales.

De acuerdo a lo anterior, se comienza a encontrar propuestas para una psicología que incorpore
ambas cosmovisiones dentro de una única disciplina.

La propuesta de J. S. Mill llamada la Psicología Dual, defendía que los pensamientos, los
sentimientos y las acciones podían ser realmente objeto de estudio científico, (era de carácter
dual). La psicología utilizaría la experimentación y la deducción para producir leyes mentales y
elementales.

Esta segunda línea de pensamiento fue posteriormente desarrollada por el idealismo alemán,
fundamentalmente por el movimiento denominado como Psicología de los Pueblos. Sus
fundadores M. Lazarus y H. Steinthal. Estos autores utilizaron las ideas de Mill, junto con las de
Von Humboldt, con el objetivo de reconciliar las ciencias naturales y las culturales/históricas
(Jahoda, 1992/1995; Krewer & Jahoda, 1990; Whitman, 1984). La psicología desarrollada por
Lazarus y Steinthal se caracteriza, fundamentalmente, por poner en el centro de interés los
aspectos sociales y culturales de la vida de los individuos, en cuanto que responsables de la
constitución psicológica de éstos. Insistían en la necesidad de estudiar las conductas, actividades
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y
productos del
grupo. Y esto es porque consideraban que los fenómenos mentales colectivos tienen prioridad
psicológica y temporal sobre los fenómenos puramente individuales, sobre el desarrollo de los
cuales influyen decisivamente.

Las dos psicologías de Wilhelm Wundt

Wilhelm Wundt contribuyo notablemente planteando la psicología como una división de la


consciencia humana. Wundt adopto la estrategia de Mill, creando dos psicologías apropiadas
para los dos órdenes implicados de realidad diferente. Por una parte, la psicología fisiológica, el
estudio experimental de la experiencia inmediata, explica las leyes universales por las que se
combinan los elementos de la conciencia. Por otra parte, la psicología de los pueblos, debido a
los métodos de la primera se hacían imposible el estudio de los procesos psicológicos superiores,
consideraba que estos tenían un fuerte carácter social y eran influidos por la cultura. Wundt,
llamo a esta segunda rama de la psicología “Völkerpsychologie” y pensaba en entender como la
cultura penetra tanto en los procesos psicológicos colectivos como individuales,
transformándolos. La primera demanda el método experimental, la segunda la observación.
Alguna de estas fue abandonada.

En busca de una psicología de la mente y la cultura

A partir de Wundt nuestra disciplina se caracteriza por una etapa en la que la cultura es apartada
de todo proyecto psicológico tomando el rumbo de su primera psicología. Si examináramos
cualquier manual introductorio actual, podemos comprobar cómo se concede a la cultura un
papel menor.

En los años sesenta surge la denominada revolución cognitiva como reacción ante el tipo de
psicología dibujada por el conductismo radical. El proyecto inicial abanderado por la revolución
cognitiva, del que Bruner fue uno de sus máximos impulsores, tenía, de cara a nuestros intereses,
dos objetivos fundamentales.

pretendía instaurar el significado como objeto de estudio de la psicología. Su meta era “descubrir
y describir formalmente los significados que los seres humanos creaban a partir de sus
encuentros con el mundo, para luego proponer hipótesis acerca de los procesos de construcción
de significado en que se basaban.

la revolución cognitiva quiso, en un principio, incluir a la cultura en el esquema general de


interpretación de la naturaleza psicológica del individuo. Esta revolución pretendía ser más que
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una
manera de mejorar
el conductismo. Debía fundar una psicología centrada en el proceso de crear significado.

Así, en la construcción de la llamada Psicología Cultural, junto a la Psicología Transcultural, no


podemos olvidar la importancia de otras tradiciones desarrolladas a finales del siglo XIX y
principios del XX como la escuela histórico-cultural rusa de Vygotski, Leontiev y Luria; la
tradición cultural alemana, desde Dilthey a Boesch; la tradición británica de autores como Rivers
y Bartlett; el trabajo de Baldwin, Mead y Dewey en los Estados Unidos; el trabajo de Janet y
Bergson, y los psicólogos sociales inspirados en Durkheim, en Francia; etc. Estas y otras
tradiciones constituyen una especie de red de visiones y perspectivas coexistentes y mutuamente
enriquecedoras en la tarea de construir una Psicología Cultural.

La Psicología Cultural se puede definir desde la perspectiva categorial, donde sus raíces nacen de
la antropología, psicología y lingüística. Perspectiva teleológica, donde la dirección de esta es la
investigación y la teoría de la relación mente-cultura. La perspectiva politética, compuesta por
aproximaciones compartida por muchos presupuestos teóricos y metodológicos.

Por último, conviene reseñar no obstante que a pesar de la gran cantidad de autores y trabajos
que pueden estar relacionados con la constitución de una Psicología Cultural, son concretamente
una serie de trabajos teóricos, coincidentes casualmente en su fecha de publicación, los que de
alguna manera se han terminado considerando como marcadores de la emergencia de la
Psicología Cultural como una perspectiva teórica y metodológica con entidad propia.

2. Guerrero, P. (2002). Estrategias conceptuales para entender la identidad, la diversidad


y la diferencia. (Capítulos 1, 2, 4, 5 8 y 9).

 LOS NUEVOS ESCENARIOS DE LA ANTROPOLOGÍA

La antropología es la ciencia de la alteridad que busca acercarse a entender los significados, las
significaciones y sentidos que construye la diversidad humana para poder ser y estar en el
cosmos, el mundo y la vida. En consecuencia, se hace imprescindible una mirada crítica del
quehacer antropológico, plantearse de forma crítica la mirada que ha venido construyendo sobre
su “objeto” privilegiado de estudio: la cultura. La antropología debe empezar a entender la
cultura desde nuevas miradas y desde la perspectiva de una estrategia conceptual que considere
la potencialidad histórica de los sujetos que la construyen.

Hoy como nunca antes, la antropología se muestra realmente como la ciencia de las diversidades,
de las pluralidades y las diferencias humanas, ya no solo como la ciencia de “el otro”, de la
otredad, sino también de la mismidad, de “nosotros mismos”. En consecuencia, la antropología
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no
es sino la ciencia
de la alteridad, que busca comprender las relaciones de sentido que esas diversidades tejen. La
nueva antropología tiene la posibilidad de comprometerse con la vida, no únicamente para
entenderla, sino para transformarla; tiene la posibilidad no solo de descolonizarse, sino de
contribuir a la construcción colectiva de un nuevo sentido de civilización, de un nuevo proyecto
civilizatorio, no sólo desde una visión antropocéntrica, sino desde una perspectiva cósmica que
ponga la prioridad de la vida como centro del ser humano y de todo lo existente.

Antropología y globalización.

Actualmente la antropología se ve en la necesidad de comenzar a replantearse de forma crítica


sobre la mirada que ha venido construyendo en base a su “objeto” privilegiado de estudio: La
cultura debe empezar a entender la cultura desde nuevas miradas y desde la perspectiva de una
estrategia conceptual que considere la potencialidad histórica de los sujetos que la construyen
considerados los antiguos pueblos primitivos. Por lo tanto, hoy debemos ver a la antropología no
como ciencia del pasado anclada en el análisis de la tradición, sino como ciencia de la
contemporaneidad; es ahí donde la antropología puede mostrar su propia contemporaneidad,
pero, sobre todo, su perspectiva para entender la dinámica del futuro. Hay que trabajar en una
antropología de los sentidos, que vea las dimensiones y construcciones simbólicas del cuerpo, la
comida, los olores, las emociones, el género, las masculinidades y feminidades, la sexualidad, el
placer, la risa y la alegría; de la pena, del miedo, las sensaciones, que son las que nos dan el
verdadero sentido de lo humano, pues el ser humano no es sólo razón y lo que piensa, sino lo que
siente, lo que vive y lo emociona. Hay que romper el tiránico modelo cartesiano racionalista del
“pienso luego existo”, para incorporar uno más plenamente humano: el “siento, amo, luego
existo”. Debemos salir de los laberintos de la razón para empezar a transitar por los caminos del
corazón humano, en perspectiva de llenar a la ciencia en general y a la antropología en particular,
de ternura. Nos atrevemos a decir que este es el momento de empezar a trabajar en una
antropología de la ternura.

Antropología y contemporaneidad

La contemporaneidad de la antropología está ligada a la necesidad de plantear una reflexión


sobre el presente, de entender las nuevas situaciones, las nuevas realidades y problemáticas, los
nuevos actores y sujetos, los nuevos escenarios y procesos y tratar de encontrar una
interpretación antropológica a los mismos. Por lo tanto, el problema de definir la disciplina y su
objeto es un problema también de la contemporaneidad de la antropología dada la diversidad de
hechos y procesos que la misma contemporaneidad presenta. Esto implica que hay que empezar
a buscar los otros horizontes y escenarios de su praxis, comenzar a pensar y pensarnos por
nosotros mismos a partir de nuestras realidades y procesos, de nuestras especificidades
culturales, y considerar la contemporaneidad que estos tienen.
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Por
tanto, Es
importante ver que el proceso histórico que vive la humanidad le brinda a la antropología nuevas
posibilidades para que se piense a sí misma y pensar en la multiplicidad de otras problemáticas,
escenarios, actores, que debe interpretarlos, construirlos, analizarlos, desde su especificidad
teórica y metodológica, pero partiendo siempre de sus propias exigencias y realidades.

Por una antropología comprometida con la vida.

Si bien, el proceso de construcción de sociedades interculturales no solo que interpela y


cuestiona la realidad social en su conjunto, sino, además, al conjunto de la ciencia, sus miradas y
representaciones sobre la realidad misma; cuestiona las perspectivas teóricas, metodológicas, así
como sus prácticas, sus metas y éticas que adquieren un nuevo sentido frente a los desafíos de la
modernidad, la postmodernidad y la globalización del mundo, para plantearle como
requerimiento impostergable la necesidad de ir colectivamente pensando y repensando cómo
avanzar en la construcción de una nueva antropología, más comprometida con la vida, que
trabaje en la perspectiva de la esperanza y la ternura, porque lo que está en juego es la dignidad
de la vida en todas sus formas, la de un mundo en el que sea posible la felicidad de todos los
seres, donde no sea la razón instrumental sino el corazón abierto a la incertidumbre y la ternura,
lo que determine el latido de la existencia.

Por ende el proceso de globalización que pretende un modelo de sociedad homogeneizada, la


creación de una cultura planetaria que imponga la anulación de la diversidad y las diferencias, al
ver en ellas fuerzas insurgentes que enfrentarían a este proyecto civilizatorio, nos plantea tareas y
desafíos importantes para la construcción de sociedades interculturales; la posibilidad de
pervivencia de esas diferencias en un mundo globalizado es quizá uno de los más altos desafíos
que se plantea en el cercano mañana para la diversidad de actores sociales.

APROXIMACIÓN A UNA ESTRATEGIA CONCEPTUAL DE LA CULTURA

La cultura hace referencia a la totalidad de prácticas, a toda la producción simbólica o material,


resultante de la praxis que el ser humano realiza en sociedad, dentro de un proceso histórico
concreto. Hay que ver entonces, si la cultura es una construcción social presente en toda la
sociedad humana, esta no puede entenderse al margen de la misma sociedad, de los sujetos
sociales que la construyen, ni de los proyectos históricos que llevan adelante en sus luchas de
sentido. La cultura es posible porque existen seres concretos que la producen desde su propia
cotidianidad, en respuesta a una realidad en continua transformación.Si consideramos a la
antropología ya no como la ciencia de lo exótico, sino como la ciencia de la alteridad, la
diversidad, la pluralidad y la diferencia, se hace necesario la construcción de una estrategia
conceptual de la cultura, que nos ayude a pensar la unidad de la humanidad en la diversidad y a
comprender la diferencia en la rica pluralidad.
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La
palabra cultura
viene del latín colere que significa cultivar, en referencia a una de las actividades productivas, la
agricultura. Inicialmente el verbo latino tuvo el sentido de habitar y cultivar, referido a la
población rural, que mediante la agricultura deja de ser nómada para transformarse en sedentaria,
la agricultura les obligaba a establecer un lugar fijo de habitación. En la época medieval la
cultura se muestra subordinada a la teología y es definida con relación al culto de la religión
hasta la llegada del Renacimiento, que abre nuevos horizontes culturales. En el Renacimiento
prevalece el concepto de “humanitas” que recoge la confluencia de cultura subjetiva y objetiva,
el hombre traduce los sentimientos y experiencias de la época. Dante y Bocaccio, aunque no
usan la palabra cultura como tal le dan ese sentido. En el siglo XVIII se formula una definición
de cultura entendida con relación a “costumbres”, “tradición”, “herencia social”, pero por
razones ideológicas se mantiene la concepción de cultura que reproduce la metáfora de cultura
como el cultivo de la tierra, con relación al cultivo del espíritu. La cultura empieza a ser
entendida como la posesión de bienes culturales (espirituales) que determinan el buen gusto, los
modales y valores que corresponden a la burguesía dominante y se comienza a hablar de la
“cultura de las artes”, la “cultura de las letras”, la “cultura de las ciencias”. Se concibe también la
“cultura como acción”, la acción de instruir, y a la noción de “cultura como estado”, estado de la
mente cultivada por la instrucción, que le conduce al individuo a la cultura.

Edward. B. Tylor quien inicie la antropología como ciencia y quien dé al concepto de cultura una
dimensión diferente a la que se había sostenido hasta entonces. La cultura empieza a ser mirada
desde una perspectiva antropológica, pues la antropología ya se ha constituido como la ciencia
que se dedica a su estudio específico. Tylor define a la cultura como el objeto central de estudio
de la antropología y formula su clásico concepto de cultura, señalando que esta es “ese complejo
total, que incluye conocimientos, creencias, artes, leyes, moral, costumbres y cualquier habilidad
adquirida por el hombre como miembro de la sociedad”. Concepto que se mantendrá hasta
nuestros días. Esta noción reproduce la alemana vigente, pero introduce una mayor
formalización. Desde 1890 la palabra cultura se ha empleado con diversas acepciones, pero en
todos los casos se ajustan al horizonte que fuera planteado por Tylor.

Breve aproximación diacrónica

Etimológicamente la palabra “cultura” viene de latín colere que significa “cultivar”, la cual hace


referencia una de las actividades productivas, como lo es la agricultura. También Al principio
aludía a un habitar con los dioses, de ahí se derivará posteriormente la idea de rendir “culto” a
los dioses. Se considera que fue Cicerón quien emplea el vocablo cultura por primera vez como
concepto, pues en su Disputas Tusculanas habla por primera vez de cultura animi, cultura del
espíritu, partiendo de la analogía que se encuentra con el cultivo de la tierra, pero relacionándola
específicamente con toda la práctica humana que transforma las cosas que no se encuentran
originariamente en la naturaleza.
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La
noción de cultura
que está detrás del término, fue empleada antes que la propia palabra cultura como tal. Ya se
encuentra entre los griegos, Herodoto, Homero, Hipócrates, la noción de cultura animi, que la
entendían dentro de la paidea, o sea los valores que el hombre “sabio” o “culto” transmitía como
voz de la divinidad. Por consiguiente, Aristóteles, quien concibe una primera noción
antropológica de cultura al ponerla cercana al mundo humano, al mundo social, la polis, por
tanto al mundo de la razón filosófica, por eso dirá que “la filosofía es la cultura de la razón”.

LA CULTURA COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL

La cultura debe ser mirada como una “construcción” específicamente humana, resultante de la
acción social. La cultura es esa construcción que hizo posible que el ser humano llegue a
constituirse como tal y a diferenciarse del resto de los seres de la naturaleza, es el producto de
acciones sociales concretas generada por actores sociales igualmente concretos y en procesos
históricos específicos. la cultura es posible, porque existen seres concretos que la construyen
desde su propia cotidianidad como respuesta a la dialéctica transformadora de la realidad y de la
vida, por eso la cultura es una construcción social porque hace posible interacciones sociales que
dan sentido a la vida de un grupo, que regulan nuestra existencia desde el momento mismo en
que nacemos hasta cuando dejamos de ser parte de la sociedad si, nos lega la muerte, pero
siempre seremos miembros de una sociedad y de una cultura. Como dice Ruth Benedict: “la
cultura es lo que une a los hombres”.

Es mejor no confundir la relación entre cultura y sociedad. La sociedad puede ser cualquier
conjunto de individuos de cualquier especie, determinado agregado animal que se mantiene junto
como un grupo de interacción entre los que existe una “conciencia” de pertenencia. Una sociedad
humana es un conglomerado con esas características, sin embargo, en la sociedad humana, las
interacciones están marcadas por las construcciones culturales generadas por esa sociedad. Por
ello que no se conozca ninguna sociedad sin cultura. Una sociedad siempre está integrada por
gente, la cultura es, en cambio, la manera como esta gente se conduce. Por lo tanto: una sociedad
no es una cultura, posee una cultura. La sociedad humana es más que un conglomerado de
individuos, la unidad de esos individuos acorde a convenciones culturales específicas. La cultura
constituye una serie de patrones de normas integradas de conducta que hacen posible dar a esa
agrupación un distinto sentido para su existencia en sociedad y para asegurar la continuidad de la
misma. La cultura es una conducta compartida, una forma de pensar o actuar. Para considerarla
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parte de una
cultura debe ser
compartida por los miembros de una determinada sociedad, lo que quiere decir que los
significados y significaciones de dicha conducta para ser consideradas parte de una cultura,
deben ser comunes a los miembros del grupo, quienes deben conocer y compartir esos
significados con relación a un continuo socio-cultural.

La variación cultural la divide en cultura ideal y cultura real, la primera se refiere a la serie de
principios normas y valores que le dan a sus miembros los patrones ideales de lo que“debería
ser” y de lo que se “debería hacer”. La segunda se refiere a las normas de conducta que son
vividas en la realidad por los miembros de una cultura y que no necesariamente coinciden con las
normas ideales, al contrario, muchas de las veces entran en contradicción con ellas o implican su
rompimiento.

CULTURA Y NATURALEZA

La cultura hace posible que los seres humanos y las sociedades puedan construir un segundo
medio ambiente, un ecosistema humano que da sentido a su praxis vital. El ser humano es el
único animal que ha sido capaz de llegar a la construcción de la cultura, pues gracias a su
capacidad para la creación simbólica pudo ir más allá de su herencia biológica; capacidad que
como ser simbólico le posibilitó libre y arbitrariamente dotar de significados y significaciones a
las cosas y a los hechos, y dar sentido a su forma de ser y estar en el mundo. Es allí cuando se
origina la cultura que lo construye como un Homus Simbolicus, lo que significa que más que
agregarse a un animal terminado o virtualmente terminado, la creación simbólica y la cultura que
hizo posible fue elemento constitutivo central en la producción de ese animal.

La cultura es una construcción social específicamente humana, que surge de su praxis


transformadora mediante la cual se apropia de la naturaleza, la trasciende, la transforma y se
transforma a sí mismo. Otro aspecto que distingue a la cultura de la naturaleza es su referencia
axiológica (con relación a los valores) y teleológica (a los fines) que los humanos construyen
a partir de ella. El ser humano es la única especie que ha sido capaz de transformar sus
condiciones originarias de existencia convirtiéndose como señala Godelier en coautor de su
posterior evolución. En las culturas tradicionales, el ser humano es visto como parte integrante
de la naturaleza y no como su enemigo, la cultura no se construye contra la naturaleza, sino en
armonía, en diálogo con ella; la cultura es, como hemos señalado antes, un acto supremo de
alteridad con el ser humano y con todo lo existente en la naturaleza. Los seres humanos somos
seres biológicos y estamos sujetos a procesos marcados por nuestra naturaleza animal, no son
estos procesos los que determinan la vida humana en sociedad, sino aquellos que están
modelados culturalmente.
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LA
CULTURA
COMO RESPUESTA CONTRA-HEGEMÓNICA

Cultura e historicidad: la cultura es una construcción social e históricamente situada, en


consecuencia, es un producto histórico concreto, una construcción que se inserta en la historia y
específicamente en la historia de las interacciones que los diversos grupos sociales establecen
entre sí. Toda cultura es siempre histórica, está cargada de historicidad, pues surge como
respuesta a un determinado proceso del desarrollo de la historia humana. Ninguna construcción
cultural producida por la humanidad deja de estar atravesada por la historicidad, todas son el
reflejo de condiciones sociohistóricas concretas.

La cultura como construcción dialéctica: Es necesario ver la cultura desde la dialéctica de la


propia vida y la realidad, como un resultado, como respuesta, como creación ininterrumpida del
ser humano frente a ella, que los pueblos producen para mantenerse, para recrearse o innovarse
acorde a los cambiantes condicionamientos sociohistóricos. La cultura se nutre de la realidad, y
es esta la fuente que ofrece motivos para la producción simbólica. Mirar la cultura como
construcción dialéctica nos permite entender mejor los procesos que han sido abordados desde la
óptica del cambio cultural; los procesos de difusión, innovación, invención, así como los de
aculturación, reinterpretaciones sincréticas o de hibridación, heterogeneidad y bricolaje cultural
como los que caracterizan a las sociedades contemporáneas. Entonces es necesario tener claro
que dichos procesos de cambio sólo son posibles por la naturaleza dialéctica de la propia cultura
y entender el sentido dialéctico de la cultura nos posibilita tener un acercamiento más vital al ser
humano, para ver su praxis y entender lo que él cotidianamente construye como cultura. Por eso
no existen culturas estáticas ni intactas, solo existen culturas cambiantes sujetas, quiéraselo o no,
a los continuos procesos de transformación que caracterizan la dialéctica de la propia vida.

La defensa de la cultura hoy es parte fundamental de las propuestas programáticas y de los


proyectos históricos de las diversidades y los movimientos sociales contrahegemónicos, por lo
tanto, es uno de los escenarios privilegiados de conflictos, demandas identitarias, de lucha de
sentidos por el control de los significados y las significaciones sociales que inevitablemente se
expresan en toda sociedad. La cultura es un escenario de luchas de sentido por la vida y por
cambiar la vida. Para que haya eficacia simbólica en el ejercicio del poder, no bastan formas de
dominación económica o socio política, sino que se hace necesaria la dominación de los
imaginarios, del mundo de las representaciones, de los universos de sentido, la usurpación de la
memoria de los que sufren la dominación, pues esto hace posible el dominio de los cuerpos y las
conciencias, y permite al poder la legitimación y naturalización de la dominación. Este ha sido
un recurso que el poder ha instrumentalizado a lo largo de su historia.
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La
cultura es una
respuesta creadora frente a la realidad y la vida, por ello es un instrumento imprescindible para
su transformación. No podríamos entender dónde está esa fuerza que afirma a los pueblos indios
y negros en la lucha por la defensa de su identidad por más de 500 años de dominación. Los
pueblos indios y negros han venido resistiendo desde hace siglos desde su cultura, y desde ella
hoy insurgen para dejar de ser pueblos clandestinos y construirse como pueblos con destino. Por
eso la cultura, la diversidad cultural, la diferencia, tienen un sentido político insurgente y
contrahegemónico, pues no solo que hacen posible resistir e insurgir contra el proyecto
homogeneizante de la sociedad dominante que busca construir una cultura planetaria, que anule
la riqueza de la diversidad y la diferencia; sino que, además, les construye un sentido para seguir
luchando en el presente, en la perspectiva de la materialización de sus proyectos de futuro.

Analizar la cultura desde una dimensión política significa entenderla como constructora de
nuevos sentidos de alteridad, pues la cultura hace posible el encuentro entre los seres humanos a
través de todos los símbolos de la identidad y la memoria colectiva, que han sido socialmente
construidos. La cultura hace referencia a los testimonios de lo que somos, a las profecías de la
imaginación, así como a esa fuerza insurgente que orienta la lucha para enfrentar a aquello que
nos impide ser. La cultura ante todo es comunicación, no puede ser ni muda ni sorda, debe ser
grito constructor de nuevos lenguajes y nuevas voces que permitan crear y recrear la vida y
hablar no solo sobre la realidad, sino que a partir de ella ayudar a su transformación. 

La visión evolucionista de la cultura

A mediados del siglo XIX se establecerá un nuevo sentido del término cultura, el cual, que tenía
como eje una teoría de la evolución, sustentada en las nociones de universalidad, totalidad, orden
sucesivo y acumulativo, continuidad, necesidad, causalidad y progreso. Según esta visión, se
desarrollaron tres estadios de la evolución humana: El salvajismo, la barbarie y la civilización;
los cuales permiten elaborar y justificar un orden jerarquizado entre los seres humanos y las
sociedades. A partir de los anterior se inicia una dicotomía entre unos pueblos “salvajes y
primitivos” que son vistos como en estado natural y por tanto carentes de cultura, y otros pueblos
“civilizados”, los únicos portadores de razón y cultura. Dicotomía que con otros nombres, pero
con iguales connotaciones, se mantendrá históricamente hasta nuestros días.

3. Moreno, N. (2007). Psicología Cultural: el reconocimiento de una frontera


Antropológica en la explicación en psicología. Pp. 81-87.

Teniendo en cuenta las afirmaciones de Bruner (1990) que la cultura moldea la vida y la mente
humana, esta sostiene la idea de lo cultural como constitutivo de lo psicológico; tornándose
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como premisa
básica de la
psicología cultural.

El ser humano es un actor social activo en interacciones continuas como participante de la


cultura y de los potenciales mentales que puede desarrollar en participación de la cultura. La
identidad social corresponde a la inmersión en las interacciones, narrativas y representaciones
para un sistema complejo históricamente construido.

Cultura y psicología: del desconocimiento a la aparición del tópico

Para Bruner (1990) la marginación del problema de la cultura dentro de la psicología es una
consecuencia de las ópticas individualistas que esta disciplina imprime característicamente en su
producción. Por tanto, el análisis de este asunto retorna en que elimino aspectos de su estudio
que no pudieron ser tratados desde el método científico, asimilado como el único criterio de
validez y de verdad, también fracturó al ser humano, al extraer de él lo que considero
psicológico; con esto terminó compartimentando esa dimensión.

Para centrarse en la objetividad homogeneizadora, se busca cumplir con rigor criterios de


cientificidad de las ciencias naturales. En la psicología se le da miradas apenas tangenciales, en
los que la cultura es operacionalizada como una variable más, teniendo una de estudio de la
psicología a través de una búsqueda forzadamente determinista y esa posición es el resultado de
las pretensiones conexas a la visión de la psicología como ciencia natural.

El enfoque de la psicología cultural, así como la explicación cultural del comportamiento


humano, implica un cambio en el objeto de estudio de la psicología y traslada la búsqueda hacia
la naturaleza, las causas y las consecuencias de aquellos estados intencionales del hombre que
han sido omitidos por los enfoques clásicos.

Asumir la cultura. Alcances de su consideración en psicología

La psicología cultural se plantea como una necesidad en el campo de la psicología para adoptar
un enfoque histórico-interpretativo para comprender los productos culturales de los seres
humanos. En discusión con las teorías clásicas, las cuales cosifican el ser humano y no se tiene
en cuenta la dinámica social, en este enfoque se pretende dar una mirada cultural y psicológica,
buscando las explicaciones integrales y contextuales, reconociendo la complejidad y
multiplicidad sistémica de las interacciones, relaciones y organizaciones.

La base fundamental en la construcción de este enfoque constituye los otros procesos psíquicos
que ocurren en el campo de la interacción social, teniendo como punto de referencia la relación
de los individuos socializados. La cultura es la que permite la comprensión del sujeto enmarcado
en los estados intencionales como creencias, deseos y compromisos.
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Wundt
reflexionaba sobre
la idea de una psicología cultural como una necesidad en el campo de la psicología, en una clara
exhortación a esta ciencia para adoptar un enfoque histórico-interpretativo, al cual veía como el
único recurso posible en la comprensión de los productos culturales del hombre. También
Vygotsky, Berger y Luckmann, Gergen, Bruner, entre otros. sostienen que los procesos psíquicos
ocurren y, por tanto, es conveniente estudiarlos, en el terreno de la interacción social.

Sánchez (2000) señala que proyecto investigativo que presenta una oposición al racionalismo y
al culto predominante al funcionalismo y al individualismo, en donde, admitiendo la relatividad
se trata de un intento por superar la concepción solipsista de sujeto que persiste en dejar como
diferentes autores lo señalan - Vygotsky, Berger y Luckmann, Gergen, Bruner, entre otros - los
procesos psíquicos que ocurren.

Lo cultural constitutivo de lo psicológico

Aludiendo a los procesos implicados en la constitución del humano como procesos culturales, se
comprende la idea de intercambiar al hombre con su entorno mediado semióticamente por la
cultura. Esta comprensión parte del reconocimiento de una relación histórico-evolutiva que
promueve el cambio de la dinámica dentro del sistema.

Esta perspectiva posibilita comprender por qué la herencia cultural del grupo humano, al que un
sujeto pertenece, se fija históricamente en su memoria de largo plazo y se trata a lo histórico
como en tres niveles: En cuanto sucede a lo largo de la vida, porque sería la culminación
filogenética de la organización del sistema nervioso y también en el sentido que, evolutivamente,
han ido elaborándose códigos cada vez más complejos que culminan en el código semántico.

Por su parte, Vygotsky aporta mucho en este punto pues, al plantear el problema de la conciencia
como central en psicología, señala la necesidad de abarcar las complejidades de ese objeto como
fruto de la historia individual, pero también como determinación social, implicando el análisis de
las variables específicas que le configurarían evolutivamente durante su ontogénesis.

Por otro lado, en los marcos culturalistas, es reconocida la determinación de lo psicológico por lo
cultural en una relación bidireccional individuo y contexto -observado el contexto en una
perspectiva ecológica y situado el sujeto como actor social-, en donde se introducen al análisis
consideraciones históricas y contextuales específicas; en tal sentido, se trata de entender que
contexto y comportamiento son interactivos, en las cuales el contexto es aceptado jugando un
doble papel sobre el sujeto, por un lado, capaz de provocar en él determinadas conductas, por
otro, responsable desde el pasado del repertorio de conductas con las que cuenta el individuo.

En este sentido, se plantea que han ido ganando mayor espacio aproximaciones en las que se
retoma el análisis de los aspectos diferenciales del funcionamiento mental y de las causas que
generan tales diferencias. Esta división plantea el desarrollo de una discusión sobre el papel de lo
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individual y de lo
cultural en el
desarrollo psicológico.

El hombre realiza sus potenciales mentales a través de la cultura. El abordaje de este concepto y
analizar las implicaciones de los argumentos sostenidos por Bruner en la psicología, la
interlocución entre la psicología y la cultura es una cuestión que debe impregnarnos. Bruner
(1990) señala la marginación del problema de la cultura dentro del análisis de este asunto.
Entonces, la manera de indagar por lo psicológico también refiere a la consideración
individualista del ser humano como lo plantea el enfoque de la psicología cultural, en el objeto
de estudio de la psicología.

Para centrarse en la objetividad homogeneizadora, se busca cumplir con rigor criterios de


cientificidad de las ciencias naturales. En la psicología se le da miradas apenas tangenciales, en
los que la cultura es operacionalizada como una variable más, teniendo una de estudio de la
psicología a través de un búsqueda forzadamente determinista y esa posición es el resultado de
las pretensiones conexas a la visión de la psicología como ciencia natural, como par de las
consideración de la psicología vista como ciencia natural, señala que desde epistemologías
investigativas que plantean un sin embargo, este no sería el caso de la psicología y otras ciencias
sociales, pues estas autor complementa afirmando que la epistemología aplicada a las ciencias
sociales consideración en psicología teórica desarrollada en la psicología contemporánea por
Bruner, quien parte de los últimos trabajos de Wundt.

Sánchez (2000 ) señala que proyecto investigativo que presenta una oposición al racionalismo y
al culto predominante al funcionalismo y al individualismo, en donde, admitiendo la relatividad
se trata de un intento por superar la concepción solipsista de sujeto que persiste en dejar como
diferentes autores lo señalan - Vygotsky, Berger y Luckmann, Gergen, Bruner, entre otros - los
procesos psíquicos que ocurren.

Lo cultural constitutivo de lo que un sujeto pertenece, se fija históricamente en su memoria de


largo plazo y se sería la culminación filogenética de la organización del sistema nervioso y
también elaborándose códigos cada vez más complejos que culminan en el código semántico
(Azcoaga, 1997). Vygotsky argumentaba que las propiedades de esos procesos son internas, en
las formas superiores. Toda función psicológica superior atraviesa necesariamente una etapa
externa, cuando nos referimos a un proceso externo quiere decir que toda función psicológica
superior algún momento anterior a su transformación en una auténtica función psicológica
manera disímil a lo que regularmente omiten el exterior del sujeto y desestiman su juego en el
resultado ulterior.

Por lo cultural en una relación bidireccional que contexto y comportamiento son interactivos,
como lo expresan Maciá y Méndez (1988), el contexto es aceptado jugando un doble papel sobre
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el
sujeto, por un
superaría con creces la idea conductual de conductas, que contiene estímulos que jugaran un rol
omnipotente frente al sujeto. Bruner (1990) plantea que la psicología ha tardado mucho en
reconocer plenamente lo que la aparición de la cultura de Bruner resultan excepcionales, este
autor también afirma que la cultura moldea la vida y la mente humanas, de lo cultural en el
desarrollo psicológico esta controversia, resulta fuerte la postura culturalista donde se ha
entendido que propuestos por Vygotsky o Bruner, se perfila una aproximación que plantea la
relación entre el desarrollo individual y lo los dos tipos de reduccionismo propuestos ( interno -
externo, individuo - cultura ), considerando el “ determinismo ” socio – histórico. El posconflicto
se entiende como un período de tiempo en el cual se superan los conflictos armados,sea parcial o
totalmente. El fin de un conflicto armado, puede presentarse por la vía negociada o por vía
victoria/derrota armada. Colombia, el proceso de negociación entre el Gobierno del presidente
Santos y la guerrilla de las FARC-EP, posibilitan proyectar un periodo constructivo de
postconflicto. Teniendo en cuenta el balance de los datos en cuanto a reducción de homicidios
por el conflicto armado en Colombia, bajo la perspectiva anunciada, existe ya una reducción de
dicho flagelo, como lo afirma (Justicia y Nación, 2015):

“La tasa nacional de homicidios (el número de casos por cada 100.000 habitantes) podría estar
por debajo de 30, lo que no se logra desde finales de los 70. (...) la cifra de miembros de la
Fuerza Pública muertos en servicio en el 2014 llegó a 260. Este número es inferior al del 2013,
cuando alcanzó los 343. Se convierte en la cifra más baja en diez años, según el Ministerio de
Defensa Nacional. La cifra más alta fue la del 2005, con 629 uniformados. (...) De otro lado, el
número de guerrilleros muertos en combate fue de 275 en el 2014. Se convierte en una cifra
inferior a la del 2013, año en que se reportó un total de 316 subversivos dados de baja”.

Para Galtunf, los conflictos entendidos de forma positiva, pretenden un escenario constructivo
en cuanto a generadores de transformación social, a su vez, por la implicación pedagógica que
requieren, ya que posibilita el espacio para enseñar/aprender a gestionar los conflictos. El autor
propone el reconocimiento del“triángulo de la violencia”para interpretar su dinámica, desde la
violencia directa, la violencia estructural que evidencia la existencia de estructuras injustas que
no permiten la satisfacción de las necesidades y requiere planes y programas para transformar la
sociedad y crear el bienestar colectivo. Y la violencia cultural generadora de legitimación de esas
conductas a través de actitudes, estereotipos y visiones. (Arteaga, 2006).
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Constituida la
estabilidad política a través del postconflicto y desarrolladas progresivamente las sendas del
postconflicto: Reconciliación social y nuevo Diseño institucional, pueden permitirse y
construirse escenarios donde tanto las reformas institucionales, decisiones desde el Estado, serían
tan vitales y congruentes con las opciones que se abordan desde lo local o desde la ciudadanía,
desde las poblaciones que habitan las entidades subnacionales “excluidas”, incluso desde la
mismas víctimas, asumiendo una actitud endógena y no paternalista. Los procesos de
Construcción de Paz dependen de la consolidación del posconflicto, así sea en algunos
territorios, regiones o municipios.

Al terminar el conflicto armado y evidenciar el avance de los procesos de construcción de Paz, el


tejido social y el campo cultural dejan atrás la realidad de la guerra para iniciar
transformaciones, una de ellas como lo sostiene Brounéus, es la Reconciliación social, en la cual,
el lenguaje, la comunicación, la educación, las artes y el apoyo a iniciativas locales y endógenas
tendrán gran valor para la apropiación generalizada del concepto de vivir en paz.

En América del Sur en los años 80 ́s y 90 ́s se empiezan a estructurar procesos de justicia


transicional y reconciliación por medio de las Comisiones de la Verdad, como en los casos de
Argentina y Chile en el año de 1984 y de El Salvador en 1992. Méndez (2011) sostiene que en
Colombia, desde el gobierno del expresidente Virgilio Barco (1986-1990), el tema de la
Reconciliación se ha puesto en la agenda pública. Los gobiernos que le sucedieron, se han
caracterizado por introducir en el discurso y en los planes de gobierno, las bondades de la
reconciliación pero sin evidenciar avances importantes en el tema del postconflicto.

El concepto de Reconciliación según la CNRR (2006) es mirar la realidad por fuera de la


violencia, es fomentar la construcción de las relaciones sociales por medio de una convivencia
pacífica y una proyección de país alejado del conflicto. A partir de la revisión conceptual que
efectúa Ugarriza (2012) se reconoce la importancia y prioridad que se le debe asignar al tema de
Reconciliación Social como base originaria de procesos a largo plazo; el autor concluye que
varias posiciones teóricas sostienen que:El corazón de la reconciliación en contextos de conflicto
armado es, en primera medida, la construcción de confianza y cohesión para abrir paso a una
coexistencia pacífica entre ambas partes del conflicto, y una vez superado este reto, sí es posible
ahondar en procesos más complejos y de largo plazo. (p. 13). En particular, para Brounéus
(2007) la reconciliación es un proceso social que guarda relación con la historia y que se erige
desde la transformación de los individuos hacia la afirmación de intereses colectivos, bajo unos
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principios que
proyecten una paz
duradera. Un aspecto esencial en la Reconciliación Social es la reivindicación de las
potencialidades humanas, entendidas como los valores, habilidades sociales o las connotaciones
positivas del ser; partiendo de análisis sociológico que efectúa Fals Borda, el autor identifica en
Colombia la existencia de los “valores esenciales de la raza cósmica”, a saber: Entre ellos
destaco los valores de índole comunitaria y filantrópica, los de ayuda mutua, intercambio de
brazos, producción colectiva, resguardos, ayllus, mingas y respeto por la naturaleza, en fin,
valores altruistas que no han sido del todo destruidos o desplazados por el moderno
individualismo egoísta.(p. 5).

La reconciliación debe afianzar la creencia en las capacidades de las personas. Según Max-Neef
(1986), las capacidades o habilidades de las personas se fomentan cuando se destinan a la
defensa de sus necesidades (axiológicas y existenciales) y a la realización de sus libertades; para
el autor es imprescindible que las personas vivan sus necesidades: de ser, tener, hacer y estar, y
axiológicas: de subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación,
identidad y libertades. La reconciliación en Colombia, en donde a pesar de las diversas reformas
persisten problemáticas asociadas a la corrupción, débil cultura política, ineficiencia
institucional, etc.,debe desenvolverse bajo un escenario deliberativo que según Ugarriza (2012),
presupone “participación libre, igual y plural (2), en condiciones de respeto (3) y dedisposición a
ceder ante el mejor argumento (4), y dirigida a la búsqueda del bien común y losideales de la
justicia distributiva liberal (5)”.(p. 14)

4. Resumen lectura: Bastidas, L. (2015) Potencialidades humanas y capacidades


territoriales: sendas para el postconflicto en Colombia. Universidad de Nariño.
DESBORDES - Revista de Investigaciones de la Escuela Ciencias Sociales Arte y
Humanidades- UNAD.
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Conclusiones

En referencia al contenido expuesto podemos concluir:

Tanto la antropología como la psicología son ciencias muy jóvenes. En los últimos años la
velocidad del desarrollo científico ha sido vertiginosa, un hecho que tiene validez también en las
dos ciencias aquí tratadas. La antropología es más global, más general, abarca incluso el arte, la
ciencia, la religión, el vestido, la comida, las fiestas populares, la relación con el medio
ambiente, las relaciones sociales, la reproducción, la cosmovisión.

Es de gran importancia y utilidad antes de comenzar con el estudio de la psicología comprender


al hombre como ser total, novedoso y original. Estas dos ciencias sociales intentan explicar al ser
humano, desde distintos puntos de vista. Una, quizá, desde adentro hacia afuera; su mente, forma
de ser, manera de actuar, estudia al hombre individualmente.
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Referencias Bibliográficas

Cubero, M. & Santamaría A. (2005) Psicología Cultural una aproximación conceptual e


Histórica al encuentro entre mente y cultura. Recuperado
de http://www.redalyc.org/pdf/799/79902303.pdf

Guerrero, P. (2002). Estrategias conceptuales para entender la identidad, la diversidad y la


diferencia. Ed. Abya Yala.  Recuperado
de http://repository.unm.edu/bitstream/handle/1928/10559/La%20cultura%20estrategias
%20conceptuales.pdf

Moreno, N. (2007). Psicología Cultural: el reconocimiento de una frontera Antropológica en la


explicación en psicología. Pp. 81-87 Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?
id=139012670009                                                                                                                                                       
Bastidas, L. (2015) Potencialidades humanas y capacidades territoriales: sendas para el
postconflicto en Colombia. Universidad de Nariño. DESBORDES - Revista de Investigaciones
de la Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades - UNAD  Recuperado
de http://hemeroteca.unad.edu.co/index.php/desbordes/article/view/1867/2082     

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