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El ingreso a la vida social ocurre en el terreno del lenguaje, concretamente en el lenguaje oral.
Las palabras orales son el espacio del afecto del vínculo amoroso, son la instancia del
reconocimiento del otro en tanto sujeto amado. Pero esas formas de lenguaje están cargadas de
valoraciones, de cierto tipo de palabras, de entonaciones,
Es la magia del lenguaje, o el efecto de la pausa. , cuando los humanos podemos poner en
lenguaje nuestra experiencia aparecen nuevas formas de vida social. A su vez, al objetivar en
lenguaje nuestra experiencia, nos vemos obligados a reflexionar esa experiencia, a distanciarnos
de ella, a analizar la experiencia.
Pasa la reflexión sobre el papel de la institución educativa en la construcción de esa “voz social”.
La necesidad desde la educación formal se construya las condiciones para la vida social, para la
participación de las primeras formas de ciudadanía y democracia. Se relaciona directamente con
el trabajo pedagógico a través del lenguaje oral que ocurren las interacciones y que se construyen
los vínculos sociales y los vínculos afectivos.
Cada niño o niña debe estar en condiciones de usar la lengua oral para vincularse a diferentes
tipos de interacciones, dentro y fuera del espacio escolar. De otro lado, la lengua oral es el
espacio adecuado para la construcción del respeto por el otro y el reconocimiento de las
condiciones de la comunicación, que en última instancia son las condiciones del funcionamiento
de un grupo social y de una democracia.
Es tarea de la escuela garantizar el dominio de esas formas comunicativas y discursivas, pues son
la base para que los estudiantes tengan éxito en sus participaciones de la vida social. Es
importante aclarar que hay cierto tipo de situaciones comunicativas orales de carácter académico,
formal, que también es necesario conocer y dominar, por ejemplo, la exposición, la sustentación,
la disertación, la explicación.
LEER, HABLAR, ESCRIBIR ¿DERECHOS O CONDICIONES DE LA VIDA
CIUDADANA?
El fenómeno de la lectura suele verse - de hecho es el discurso que más circula- , como un
derecho de los ciudadanos. el acceso al lenguaje (oralidad, lectura y escritura), además de
constituirse en derecho, es una condición de la vida ciudadana y del funcionamiento de la
democracia. Si los ciudadanos no están en condiciones de comprender un programa de gobierno,
de construir un punto de vista sobre las ideologías que circulan, o si no están en condiciones de
comprender y producir los textos requeridos para participar de la vida social e institucional.
leer no es sólo un asunto de derechos de los sujetos, no es sólo asunto de avanzar hacia un país
“más culto”, que consume más libros, es un asunto dominantemente político. El ejercicio pleno
de la vida social implica el dominio de las formas del discurso oral. Los niños y niñas deben estar
en condiciones de hablar en contextos diversos, deben poder emplear formas discursivas
particulares en atención a propósitos específicos.
leer no es sólo un asunto de derechos de los sujetos, no es sólo asunto de avanzar hacia un país
“más culto”, que consume más libros, es un asunto dominantemente político. Por tanto, los
índices de lectura, así como los niveles de comprensión de texto con que cuenta un país, se
relacionan, de modo estrecho, con las condiciones de funcionamiento de la democracia.
Para todos es claro que fundamentalmente lo que se hace en un aula de clases es hablar. Si al
pensar en un aula de clases de los primeros grados, nos preguntamos cosas aparentemente obvias
como ¿quién habla?, ¿para qué se habla?, ¿cómo se habla?, ¿quién decide quién y cómo se
habla?, aparecerán ante nosotros muchos elementos a veces invisibles en la cotidianidad de la
vida de las aulas.
(Edwards y Mercer, 1988) nombrar como la ley de los dos tercios dos tercios del tiempo habla el
docente y un tercio los estudiantes. Ese tercio que corresponde a los estudiantes se reduce a casi
nada, A este duro diagnóstico debe agregársele otro de carácter cualitativo desde preguntas como
¿Y cómo hablan los que hablan, si es que hablan? ¿Por qué callan los que callan? ¿Cómo hablan
los niños y niñas en esos breves espacios? ¿Qué ocurre con lo que es dicho en la clase, es
retomado como parte del tejido discursivo? ¿O se habla para participar, pero el contenido de lo
dicho no afecta el discurso colectivo?
El acceso a las prácticas de lenguaje oral está determinado por factores sociales y culturales,
pues, por ejemplo, un niño que proviene de círculo familiar en el que se habla poco, de un grupo
de amigos en que predomina cierto modo particular de habla, y estudia en una escuela donde
básicamente se le enseña a escuchar, a recibir información, a callar, está en condiciones distintas
de otro niño que proviene de entornos donde circula diversidad de modos de hablar, donde el
habla es un espacio importante. La lengua está ahí, en la cultura, así como lo están las prácticas
sociales de lenguaje, pero el acceso a ellas no es homogéneo, pues dado su carácter sociocultural,
está también marcado por las condiciones socioculturales de los sujetos.