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Así fue la Huelga del 71 en Ecopetrol.

Creado en Domingo, 29 Marzo 2015 11:19 | Email

Por: Eutimio Hernández Gamarra.

ANTECEDENTES. Más que antecedentes laborales —porque las relaciones entre la empresa y sus
trabajadores habían mejorado sustancialmente con la presidencia del Doctor Mario Galán Gómez
— lo que más influyó fue el tinte extremista de la Federación de Trabajadores Petroleros
(FEDEPETROL) en la frustrada creación de la Federación de Trabajadores Independientes que, al
abortar su creación, devino en el Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR), que
luego dio origen a la creación del partido político que lleva este nombre.

LA HUELGA.

La huelga se inició por un motivo por demás baladí. El 25 de Julio de 1971, tras un daño en la
Planta Viscorreductora de la Refinería, la empresa tuvo que afrontar su reparación de emergencia
contratando para entonces a muchos trabajadores temporales (llamados también eventuales).

Frente al aumento de personal laborando, ante Ia limitación de la Cafetería interna del Complejo
para atenderlos a tiempo y para que el personal no se expusiera al sol en la fila de entrada a la
misma hora por largo tiempo y a la vez no encontrara el almuerzo frio porque las marmitas no
eran suficientes, se programaron dos (2) turnos para entrar al almuerzo, que por disposición de la
Convención Colectiva de Trabajo firmada entre Ecopetrol y la USO era: —'gratis, bueno, sano y
abundante'—.

La orden de tomar el almuerzo para un grupo de trabajadores era a las 10:30 am y para otros a
las 11:30 am. Eso fue todo.

Algunos trabajadores llamaron a la USO y esta rechazó la orden de la empresa y ordenó un cese
de labores en la inspección de los trabajos, paro que se cumplió durante el resto de la jornada
laboral.

Por los anteriores hechos, la empresa solicitó la declaratoria de ilegalidad del cese de actividades
y a la vez permiso para sancionar y despedir a los dirigentes sindicales Ricardo Mantilla, Manuel
Salvador Tamayo, Heriberto Bautista, Parmenio Arias y Pablo Acuria Campanella.

La USO, en reunión de Asamblea General del 28 de julio, aprobó la huelga y obtuvo la autorización
para decretar la hora CERO en todos los Distritos del país. Entre los trabajadores del Complejo
Industrial y los del Distrito de Producción de El Centro, sumaban en ese momento más o menos
unos 3.000 empleados.
El día 5 de agosto de 1971 a las 6:00 en punto de la mañana, se inició la huelga general en la
Refinería con un desfile del sindicato recorriendo los talleres y oficinas centrales, motivando a los
trabajadores a abandonar los sitios de trabajo e invitándolos a que se sumaran al paro.

A nosotros de acuerdo al 'Plan de Emergencia' nos correspondió prestar servicio en la Planta


Eléctrica junto con el ingeniero Ángel María Díaz que en ese momento era Superintendente de
Servicios Técnicos y otros supervisores y operadores de la Planta Eléctrica. Ese día presenciamos
una verdadera batalla campal entre miembros del Ejército Nacional, (que impedían la entrada de
los huelguistas a la Planta Eléctrica de la Refinería) y un grupo de trabajadores que, usando el
monitor de un hidrante de contra-incendio, los atacaban con piedras y ladrillos. La clara intención
de los huelguistas era entrar directamente a las plantas para apagar las calderas y sacar de servicio
a los generadores de energía.

LA MUERTE DE FERMIN AMAYA.

Detrás de las calderas y los generadores eléctricos donde nosotros estábamos ubicados, quedaba
la caldera 'Peerles', una generadora de vapor rápido que los huelguistas veían como un buen
objetivo para su control por la cantidad de generación que producía. Un soldado, igual que en la
Planta Eléctrica, impedía la entrada de trabajadores que se proponían a apagarla con un monitor
de un hidrante de contra-incendio. El obrero Fermín Amaya se metió por debajo del chorro de
agua del hidrante para desalojar al soldado del lugar y en el forcejeo el soldado le disparó el fusil
que tenía cruzado y lo hirió gravemente.

En este sitio exactamente encontró, lamentablemente, la muerte el trabajador Fermín Amaya.


(Foto Cortesía de Estudio Joya)

Unos trabajadores llevaron a rastras hasta la Puerta de Filtros, a unos 300 metros, al herido donde
rápidamente lo subieron al platón de una camioneta que conducía un oficial del Ejército, de
inmediato se dirigieron a La Botica, que quedaba a la entrada de Refinería. Más adelante los
alcanzó una ambulancia de Ecopetrol a donde pasaron al herido, el cual falleció antes de recibir
atención médica de urgencia.

RETENCIONES y TORTURAS.

De aquí en adelante el conflicto tomó todos los visos de agresividad y violencia. Los huelguistas
adelantaron la apagada de las Calderas B-951-952 y las Plantas de crudo y refinación. Al tiempo en
la Cracking Modelo IV se sucedía el hecho más escalofriante de violencia. Los huelguistas
retuvieron dentro de la sala de control a un grupo de supervisores y directivos entre otros, al
ingeniero de la Superintendencia de Mantenimiento, Marco Tulio Restrepo, al supervisor de
instrumentos Alirio Peña Mercado, al supervisor de soldadura Enrique Gómez y a los ingenieros
José Teodoro Rincón y Eduardo Escaño.

Pero lo más grave de la retención fue que los torturaban quitándoles las camisas, empapándolas
en gasolina y haciéndoselas poner nuevamente bajo la siguiente advertencia: — "Si entra el
Ejército les prendemos fuego"—.
Después que el desarrollo de las acciones adquirió esa atmosfera de guerra declarada, y habida
cuenta que los huelguistas habían amenazado con volar la Refinería si se intentaba desalojarlos, el
Ejército debió comprender que solo podía sacarlos por la fuerza.

Efectivamente, cuando un destacamento había intentado penetrar rebasando el enmallado


trasero que da al río Magdalena, los dirigentes ordenaron energizar eléctricamente la malla
utilizando un cable de alta tensión y cuando un oficial amenazó por un altavoz con romper la
resistencia de la garita por la fuerza, un trabajador se encaramó sobre un tanque de etileno, con
una tea encendida y advirtió que — "si la tropa entraba a la zona industrial se inmolarían todos
antes de permitirlo"—. El tanque no era de etileno era de combustible.

NUEVO COMANDANTE DEL BATALLON BOGOTA.

Ante la gravedad que estaban tomando los hechos, el entonces Gobierno del Presidente Misael
Pastrana Borrero, (1970 a 1974), cambió al Comandante del Batallón Bogotá —que era un
Teniente Coronel— por un General de apellido Rodríguez Liévano. El nuevo Comandante, llegó a
Barrancabermeja y una vez reconocido por la tropa se trasladó a la Gerencia de Refinería.

DESALOJO DE LA REFINERIA.

El General, por medio de un oficial del Ejército, ordenó a los huelguistas abandonar en el menor
tiempo posible las instalaciones de la Refinería, pero estos respondieron poniendo condiciones por
la puerta donde querían salir. El General, perentoriamente, les hizo saber que tenían máximo una
(1) hora para cumplir el desalojo o sino él entraba con la tropa a sacarlos. A lo anterior, el Gerente
del Complejo Industrial, ingeniero Luis E. Flórez le dijo que: —"debían obrar con mucha prudencia
para evitar una tragedia mayor"— a lo cual le respondió el General: —"Gerente aquí el que
manda soy yo y la orden está dada"—.

Los huelguistas ante el hambre, la sed y la señal de mando del General Rodríguez Liévano
desalojaron la Refinería por la Puerta de Filtros. Después de ocurrido esto dejamos la planta
eléctrica y regresamos al taller de instrumentos.

LA TRAMPA QUE NO PISAMOS.

Desalojada la zona industrial, había que reiniciar las operaciones de encendido de Calderas y
Plantas de Crudo y Refinación. Después de un rápido recorrido por las Unidades de Proceso,
estando en el taller, recibimos la orden que debíamos acompañar a los supervisores al encendido
de la Caldera Distral B-951, B-952.

A la orden anterior le respondimos a nuestro jefe, el señor Fabio Castillo que, por prudencia y
seguridad y menos con todo lo que había pasado en el día, esa operación no lo debíamos hacer de
noche sino el día siguiente a partir de las 6:00 de la mañana.

Comunicado esto a los jefes superiores (superintendente de Mantenimiento y Operaciones) estos


nos mandaron a decir que —"si estábamos cansados nos fuéramos a casa y volviéramos el día
siguiente, pero la operación de las calderas había que reiniciarla esa misma noche"—.
Salimos de la Refinería, tomamos un taxi y nos dirigimos a la casa ubicada en la calle 10 con
carrera 21 (hoy calle 50 # 19-20). Media cuadra antes de llegar a la casa nos bajamos del taxi
para tomarnos una cerveza en la tienda de la esquina. Al dueño del establecimiento, que estaba
en la puerta, le preguntamos:

¿Oiga… qué pasa en la puerta de mi casa que hay tanta gente?

El señor respondió: —No ve que lo están llorando porque a usted lo mataron—.

Salí de inmediato y al llegar encontré mi casa, llena de vecinos y la mujer llorando porque
acababan de recibir una llamada telefónica que le advertían: —Ahí se lo dejamos muerto—.

En ese mismo instante recibimos una llamada de la Jefatura de Turno de la Refinería donde nos
informaban que, esa misma noche, supervisores de operaciones que intentaban iniciar el
encendido de una de las Calderas Distral se les produjo una fuerte explosión, de frente,
ocasionándoles graves lesiones personales sobre todo en la parte superior del cuerpo. Esto
corroboraba la llamada de: —Ahí se lo mandamos muerto—.

El día siguiente fue allanada la sede de los sindicatos de Refinería y El Centro y privados de la
libertad los dirigentes sindicales y trabajadores huelguistas. Dos días después de reiniciar labores
los instrumentistas Rafael Castillejo, Ramiro Vega y otros dos más renunciaron de sus cargos. El
autor no comenta nada del anterior suceso.

La huelga del 71, de 18 días de duración, que se inició por un hecho por demás baladí, como fue
un cambio de horario por la división en dos turnos para la toma del almuerzo de 10:30 am para
unos y 11:30 am para otros, dejó como resultado lo siguiente:

— Suspensión de la Personería Jurídica del sindicato de la USO por parte del Ministerio del
Trabajo.

— Suspensión de la Personería Jurídica de Fedepetrol por parte del Ministerio del Trabajo.

— 36 Trabajadores llamados penalmente a un juicio por Consejo Verbal de Guerra por retención y
secuestro de Supervisores y personal Directivo de Ecopetrol.

— 36 Trabajadores condenados en Consejo Verbal de Guerra a 5 años de prisión por retención y


secuestro, que después fue rebajada y en algunos casos amnistiados.

— 180 Trabajadores despedidos de Ecopetrol de los diferentes Distritos de la empresa en todo el


país.

Para las izquierdas —izquierdas de siempre de Colombia y del mundo— estas son: "grandes
hazañas revolucionarias, NO importándoles a quienes se lleve".

EUTIMIO HERNANDEZ GAMARRA es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL.


Puede ser contactado en el correo electrónico: euraher.colcontroles@gmail.com

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