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más edad que césar, murió el 22 de agosto de 1915. Al año siguiente, el poeta compuso
madre.
El poema es un diálogo que intenta el hablante con un interlocutor que está ausente, y
que el texto mismo (el discurso poético) revela, en el vocativo inicial “hermano”, y en el
En la última estrofa, de sólo dos versos, agrega la expresión “oye”, que funciona sólo
siguiente, después de la segunda cesura, ¿el hablante formula un “bueno?” Que convoca
mamá”.
Asistimos así a un texto que es un discurso (recrea el habla coloquial, con las
queda enmarcado por una apelación inicial que abre la expectativa, y se cierra con una
nueva apelación más urgente, que se vuelve dolorosa por el silencio que a ella continúa,
y porque remite al acápite del poema, que aunque es anticipo del texto poético, adquiere
blanco.
El tono coloquial mantiene, en tanto poema, un ritmo que lo identifica como tal, y que
estratégicamente en las estrofas para establecer, así, una cadencia de sonidos que, como
ecos, se van sucediendo, y que enfatizan, en los diecinueve versos del texto,
presente que alude a la situación concreta del hablante: “hoy estoy en el poyo de la
casa / donde nos haces una falta sin fondo!”. La expresión “sin fondo” visualiza la
abstracción “falta” (ausencia), dando así la dimensión de la carencia que para todos
(“nos”) significa aquella. En ese presente emerge (“me acuerdo”) un hecho que entra en
la categoría del pasado, porque, alude, sin duda, a la infancia, con toda la emoción que
el lenguaje coloquial en la supresión del término de enlace “a”: “jugábamos (a) esta
hora”.
estrofa hay elementos que acumulan un tono inquietante: “nos haces una falta sin
El hecho realizado por el sujeto del poema tiene su paralelo en el pasado con el que se
contrapartida trágica en la tercera estrofa, donde aflora una situación también evocada:
reconstruye toda la casa: “por la sala, el zaguán, los corredores”, espacio que puede
verse como lugar mítico, ya que es el espacio – escondite del hermano, anticipando así
el final de la estrofa, vv. 10 y 11, el llanto que se evoca (“me acuerdo”) remite al pasado
por el uso de un tiempo verbal, pretérito imperfecto, que prolonga la acción en el tiempo
La segunda estrofa se enlaza por la consonancia del verso 5 con el 2 de la primera; esta
Las expresiones enlazadas por esa coincidencia rímea son significativas: casa, mamá (1
y 3); alma, mamá (17 y 19). Esa asonancia, si bien es menos notoria en el espacio de la
“casa”, expresiones que son , para el estructurador del discurso, puntos en los que se
asienta el recuerdo del hermano muerto; para el poeta césar vallejo la casa será
partir de las expresiones “como antes” y “aquel juego” que establece la fluctuación
temporal en tanto el presente “ahora” ubica en el hoy, pero remite a un pasado que es el
informativo que trasciende al interlocutor nombrado porque provee de datos al lector del
poema. Nos enteramos así del hacho concreto: “tú te escondiste / una noche de agosto,
La alegría del juego da paso a la evocación, “pero, en vez de ocultarte riendo, estabas
triste”. Los versos finales de la estrofa acercan el dolor del yo lírico, señalado en ese
referencia temporal aporta el elemento clave para establecer la distancia entre pasado y
deseado, que se funde con la evocación, y la realidad, que devuelve una momentánea
otro hiato entre el “hoy” y el “ahora”, este último, un espacio temporal inmediato,
presente, y en éste, crea un espacio para liberar al yo lírico por imágenes que vienen del
tiempo lejano: una zona de felicidad que es la del juego. En el juego con el hermano,
aquel deriva a un momento concreto, aun esconderse en otra hora (la del alba), con una
alegría y pesar, presencia y ausencia, y que en los versos finales (18 y 19) vuelve al
juego como una necesidad del soñar liberador. Queda sólo la función fática del