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a Salir Cuentos reunidos - Dax--iia.

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Ecolìúmica 3' tslzán protf:gidos por]as1|:}'|:s :ucxin:-.m2. 1: internacionales dc1cop}'|'igl11-en
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rr Salir Cuentos reunidos -- III-.==-.--i!.¿i .ü.¦'n|;.ar«:;

Tiempo destrozado
Acerca de Ia autora (1959)
, Ampriro Drh-'ilrr naciú cn Pinos,
Zacat-:casi cn 1923. Paso gran parte
dc su vida en San Luis Potosi. ciondc
publico .sus primer-.1s obras [itcrarias¬
entre las que SE encuentran los
poemnrios 5-mimos ilrrjo IR furia (1950)
3.' Mcdiracioflcs a la orilla aim' sueño
{1954_i. Cinco años más tarde
apareció su primer libro de cuentos.
Tiempo ale.-:trazado (FCE. 1959). al
que lo siguió Música -.xmcrc-Ia HTCE.
l5"f›f1}. En l966 rccibiü la boca dcl
Centro Ibicxicano di: Escritores 3' cn
19?? su libro Árboiofl pcrrr]ì`cados fuc ganador dci Premio Xavier
Villaurrutia. El FCE pubiico cn 1985 una recopilación dc los
volL`1n1encs Tierrrpo dcsrrozndrr y fi-'Irisr`cr1 corrcrcía, titulada El-fuerte un
el iwsque.

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tu Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'ila_ _»fi.mparo

Fragmento de un diario
[julio Y agosto]

A mi padre
lmres .r de jrrlío

Mi vecino el señor Rojas pareció sorprencliclo al encontrarme


sentado en la escalera. Seguramente lo que llamo su atención fue la
mirada, notoriamente triste. Me di cuenta del vivo interes que de
pronto le desperté. Siempre me han gustado las escaleras, con su
gente que sube arras|;|'ar|-do el aliento, y la que baja como masa
informe que cae sorclamente. Tal vez por eso eseogí la escalera para
ir a sufrir.

jueves 10

llo)-' puse gran empeño en terminar pronto mis diarias tareas


doniesticas: arreglar el departamento, lavar la ropa interior.
preparar la comida. limpiar la pipa... Queria disponer de más
tiempo para elaborar los programas if escoger los te-mas para mi
ejercicio. Es bastante arduo el aprencli:-f.aje del dolor, gradual v
sistematiaado como una disciplina o como un oficio. TI.-li vecino
estuvo Observándome largo rato, P;-ajo la lu?. amarillenta del foco.
debo parecer transparente jr desleído. El diario ejercicio del dolor da
la mirada del perro abandonado, 1.' el color de los aparecidos.

' _; B-T 384


ct Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'ila. Arnpai'-:I

srilrurfo 12 clorriingo 20

De nuevo capo sobre mi la mirada insistente jr surgio la temida Fue un verdadero acierto graduar el dolor, darle categoría v limite.
pregunta del señor Rojas. Inútil decirle algo. Dejé que siguiera _-*tun cuando hay quienes aseguran que el dolor es interminable jr
bajando entre la duda. Yo continue con mi ejercicio. Cuando oí que nunca se agota, vo opino que después del 10° grado de mi
pasos que subían, un estremecimiento recorrió mi cuerpo, los escala. solo queda la memoria de las cosas, doliendo ya no en acción
conocía bien. Las manos jr las sienes comen:-Laron a sudarme. El sino en recuerdo. Pt] principio de mi aprendizaje crei que era
corazon daba rumbos desesperados jr la lengua parecía un pedazo de oportuno ir en ascenso, en practica gradual. Bien pronto comprobé
papel. Si hubiera estado en pie rne habria desplornado como un que resultaba muy pobre una experiencia asi. lil conocimiento y
títere. Sonri-5 al pasar... 'fo fingí que no la veía. Y segui con rnì perfeccion del dolor requiere elasticidad, sabio manejo de sus
practica. categorias v matices. jf caprichoso ensayo de los grados. Pasar sin
dificultad del 3" al 8° grado. del 4° al 1", del 1" al '.`f'° v. despues,
' -r recorrerlos por riguroso orden ascendente jr descendente... fs-le
_,rueres lr
apena interrumpir esta interesante explicacion. pero hay agua bajo
mis pies.
Estaba justamente en el 7'" grado de la escala del dolor, cuando fui
interrumpido cruelmente por mi constante vecino que subía
acompañado por una mujer. Pasaron tan cerca de mí que sus ropas lunes 21
me roaaron. Quedé impregnado del perfunte de la mujer, mezcla cle
alntizcle jr benjuí, viscoso. oscuro. húmedo. salvaic. Llevaba un ri. primera hora llego el dueño del edificio. Yo aún no acababa de
vestido rojo muy entall-ado. La miré hasta que se perdieron tras la secar el departamento. Grito, manoteo, dijo cosas tremendas.
puerta del departamento. 1-lablaban jf rcian al subir la escalera. .ftcostttmbrado como cstoj' a sufrir injusticias, neccdades jr mal
Reian con los ojos y con las manos. Eran pasion en movimiento. trato, su actitud fue solo un rclicjo de otras muchas. Se necesitaría
Cerrados en si mismos ni siquiera me vieron. Y mi dolor tan puro, de un artista autentico para conmoverme, no de un simple aprendiz
tan intelectual, quedo interrumpido jr contaminado en su limpia de monstruo. No le di la menor importancia. Mientras gritaba, me
esencia por una sorda comezón. Sensaciones pesadas jr sombrias declique a cortarme las uñas con cuidado v sin prisa. Cuando
descendieron sobre mi. Aquella dolorosa meditación. producto de terminé, el hombre lloraba. Tampoco me conmovió. Lloraba como
una larga jr dificil disciplina, quedo frustrada 1,' convertida en lloran todos cuando tienen que llorar. ¡Si hubiera llorado como jro.
miserable vehemencia. ¡Malditosf Golpeé con mis lagrimas las cuando llego a aquellas meditaciones del ?“ grado de mi método.
huellas de sus pasos. que dicen. _ _!

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a Salir Cuentos reunidos - B-en-'iIa. Amparo

sábado 26 _¡uev±'s F'

Con toda humildad confesare que soy un virtuoso del dolor. Esta No sé si podré salir de esta funesta prueba. Hoy trabajé tres horas
noche, mientras suiria hecho un nudo en la escalera. salieron a seguidas [lo cual es agotante 1,' excesivo) en el 6'-* grado de mi escala.
mirarme los gatos de mis vecinos. Flstaban asomhraclos de que el el más indicado para casos conto éste. Sutri conto nunca, tanto que
hombre tuviera tal capacidad para el dolor. .-*ipenas note su los vecinos me recogieron desniajrado al pie de la escalera. Aqui.
presencia. Sus ojos eran como teas que se encendían 5' se apagaban. bajo los vendajes, está la sangre coagtilada. Las carnes abiertas.
Debo haber llegado con toda seguridad al 10° grado. Perdí la cuenta. Tendré que aumentar o incluir como variedad del 5° grado, este de
porque el parosisrno del dolor. asi como el del placer, envueh-e 1,- las heridas reales. I\'o se me habia ocurrido antes, qtiíaá fue una
obnnbíia los sentidos. inspiracion divina esta caida dc la cscalcra. Un abrir los ojos a
nuevas disciplinas.

miércoles 30
martes 12
Estoy tan sombrío. tan flaco sf macilerito, que a veces cuando algún
desconocido sube la escalera, enloquece al verme. Yo estoy No he podido olvidar. Quiza sea castigo a mi soberbia, pues
satisfecho con el aspecto logrado. Es fiel testimonio de mi arte, de su empezaba a sentirme seguro, a soñar que manejaba el oiicio con
casi perfeccidri. maestria. I.o escribí el sábado 26 de julio. ¡Fatal confesión, las
palabras traicionan siempre tf se vuelven contra uno mismo! ¡Si solo
lo hubiera pensado! He tenido que practicar hasta el agotamiento
domingo 3 de agosto
los grados 6" 3-' 9°, dos horas cada uno. Después tuve que huir
precipílatiarnente a mi departamento. por temor de que aquello
No se cómo, ni con que palabras describir lo que hoy paso. .fluin
tfolvicra a suceder.
tic-mi:-lo al recordarlo. lfuc hace unas horas 3; no salgo de la sorpresa.
El remordimiento que tanto practico ahora cobra nos-'edad 1,' mc ha
cornrcrtido cn su presa. Es como si lo hubieran crcado justamente viernes 15
cuando yo don1inaba la escala completa. Cuando era todo un artista.
He caido en un error imperdonable. til-era de oficio, inaudito 1,' ¡Otra vez sucedio! Cuando el último sol de la tarde bañaba los
funesto. Si una sola vez hubiera dejado de practicar las disciplinas peldaños de la escalera. Siento su mano aún entre mis manos que le
que este arte exige, diria que era la consecuencia logica, pero be sido huían. Su mano tibia tf' suave. Dijo algo, yo no la oia. Sus palabras
obsenfante, fiel... eran como bálsamo sobre mis llagas. No quise saber nada. Me

10-11 sea ° °
tu Salir Cuentos reunidos - El-a',-'iIa_ _»fi.|np-aro

estaba prohibido. Pronunciaba mi nombre. Yo no la escuchaba. Mis practique cl 4” v cl F" grados. Uí sus pasos que se dctcnian varias
esfuerzos, mis propo-sitos v todo mi arte se estrellarian ante su veces, del otro lado. Sentí el calor de su cuerpo a traves de la puerta.
mirada de ciervo, de animal ddcil. El arte es sacrificio, renuncia, la Su perfume penetró hasta mi triste habitacion. Desde afuera turbaba
vocacion es vital. marca de fuego. sombra que se apodera del cuerpo mi soledad violentando mis defensas. (Íomprendi entre sollozos que
que la proyecta 1,' lo esclaviaa v consume... ¡Ni siquiera una ve:-t volvi la amaba.
la cabeaa para mirarla!
vie mes 29
lunes 18
La amo. si, y es mi peor enemiga. La que puede terminar con lo que
Me arranqtte las vendas y la sangre dejo su huella en la alfombra. constituye mi raaori de ser. La amo desde que senti su mario entre
'tambien sangro interiormente. Recuerdo la tibieaa de sus manos. mis manos. Si vo fuera un individuo común y corriente, como el
Esas manos que quizas ahora mismo acarician otro rostro. Por señor Rojas o como cl dueño del edificio, me acostaria con ella ff
primera vc: en mucho tiempo no salí a sentarme en la escalera, seria el nàufrago de su ternura. Pero vo me debo al dolor. Al dolor
temía que llegara en cualquier momento. Temia que dispersara mi que ejercito dia tras dia hasta lograr su perfeccion. Al dolor de
dolor con su sola presencia. amarla jr verla desde lejos, a través de una cerradura. La amo. si,
porque se desliza suavemente por la escalera como una sombra o
como un sueño. Porque no exige que la ame jr solo de ve:-'_ en cuando
scilrndo 23
se asoma a mi soledad.

En la mañana vino el señor Rojas. Peitso que algo me habia


sucedido al no verme en mi acostumbrado rincon de la escalera. lt-le domingo 31
trajo unas frutas 3; un poco de tabaco; sin embargo sospecho que no
es sincero en su preocupacion. l-lay algo secreto tf sombrío en su Si solamente fuera el dolor de remmciar a ella seria terrible, ¡pero
actitud. Quizás intenta comprar mi silencio, yo he visto a las magnifico! lista clase de stilrimicnto constituye una rama del 8°
mujeres que mete cn su departamento. Quizas quiere. .. grado. Lo ejcrcitaria diariamente hasta llegar a dominarlo. Pero no
es solo eso, le temo. Son más iuertcs que mis propósitos su sonrisa v
su voz. Seria tan feliz viéndola ir sf venir por mi departamento
martes 26
mientras el sol resbalaba por sus cabellos... ¡Eso sería mi ruina. mi
Fracaso absoluto! Con ella terminarian mis ilusiones jr mi ambición.
Iunto a la puerta cerrada, para sentirme más cerca de la escalera,
Si desapareciera... Su dulce recuerdo me roeria las entrañas toda la

12-13 si
rr Salir Cuentos reunidos - El-3'.-'iIa. Ampai'-:I

vida... ¡oh inefable tortura, perieceiún de mi arte...! ¡Sii Si mañana


leyera en los periódicos: “Bella joven muere al caer accidentalmente
de una alta escalera. _ El huésped

Nuriea olvidaré el dia en que vino a vivir con nosotros. Mi marido lo


trajo al regreso de un viaje.
Liuvábamos eriionces cerca de tres años de matrimonio.
Leniamu-is dos niños y yu- no era felix. Rcpresenmba para mi marido
algo asi como un mueble, que se acostumbra uno a ver en
determinado sitio. pero que no causa la menor impresión. Vixfianios
en un pueblo pequefm, incomunicado 1.-' distante de la ciudad. Un
pueblo casi muerto o a punto de desaparecer.
No pude reprimir un grito de hnrrnr cuando in 1:1' por primera
vez. Era lúguhre, siliiestro. Con grandes ojos. amai'i||ento$, Cälåi
redondos 'y' sin parpadeo, que parecian penetrar através de 1:-is cosas
gr de las personas.
Mi vida desdicliada se curwirtio en un infiemo. La misma noche
de su llegada supliqué a mi marido que no me condcnara a la
tortura de su compañia. No podia rusislirlo; me inspiraba
cieäeunfianza y horror. "Es cumplelamcnle inufensivu -dijo mi
marido mirándurne cun marcada inditerencía-. '1`e acustumbmrás
a su compañia 1,', si no lo consigL1es..." No hubo manera de
c-nnvencerln de que se lo llevara. Se quedó en iiuestra casa.
No fui ia unica en sufrir con su presencia. Todos los de la casa

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-mis niños, la mujer que me ayudaba en los quehaceres, su hijito- confiarme. llubo veces que, cuando estaba preparando la comida.
sentíamos pavor de el. Stilo mi marido gozaba teniéndolo alli. veia de pronto su sombra provectåndose sobre la estufa de leña. Lo
Desde el primer dia mi marido le asignó el cuarto de la esquina. sentia detrás de ini... vo arrojaba al suelo lo que tenía en las manos
Era ésta una pieza grande. pero huineda jr oscura. Por esos v salia de la cocina corriendo tj' gritando como una loca. Él volvia
inconvenientes vo nunca la ocupaba. Sin embargo él parecio nuevamente a su cuarto. como si nada hubiera pasado.
sentirse comento con la habitacion. Como era bastante oscura. se Creo que ignoraba por completo a Guadalupe. nunca se
aeomodaba a sus necesidades. Doríttía hasta el oscureeer j' nunca acercaba a ella ni la perseguía. No así a los niños v ami. A ellos los
supe a que hora se a-costaba. odiaba v a mi me aceehaba siempre.
Perdí la poca paz de que gozaba en la casona. Durante el día. Citando salia de su cuarto comenzaba la más terrible pesadilla
todo rnarchaba con aparente normalidad. `t'o me levantaba siempre que alguien pueda vivir. Se situaba siempre en un peque-t`1o eenador,
muy temprano, vestía a los niños que ya estaban despiertos, les daba enfrente de la puerta de mi cuarto. 'fo no salía mas. Algunas veces.
el desayuno v los entretenia mientras Guadalupe arrcglaba la casa jf pensando que aún dormía, vo iba hacia la cocina por la merienda de
salia a comprar el mandado. los niños, de pronto lo descubria en algun oscuro rincon del
La casa era muy grande, con un jardin en el centro v los cuartos corredor. bajo las enredaderas. ";.-*tlli está va, (_iuadalupe!“, gritaba
distribuidos a su alrededor. Entre las piezas v el jardin habia desesperada.
corredores que protegian las habitaciones del rigor de las lluvias 1,' Guadalupe v vo nunca lo nombrábamos, nos parecía que al
del viento que eran frecuentes. Tener arreglada una casa tan grande hacerlo cobraba realidad aquel ser tenebroso. Sientpre decíamos:
v cuidado el jardín, mi diaria ocupación de la mañana, era tarea "Allí esta, va salio. está durmiendo, él, él. él...”`
dura. Pero vo amaba mi jardin. Los corredores estaban cubiertos Solamente hacía dos cornídas, una cuando se levantaba al
por enredaderas que floreaban casi todo el año. Recuerdo cuanto anochecer v otra, tal vez, en la madrugada antes de acostarse.
me gustaba, por las tardes, sentarme en uno de aquellos corredores Guadalupe era la encargada de llevarle la bandeja, puedo asegurar
a coser la ropa de los niños, entre el perfume de las madreselvas v de que la arrojaba dentro del cuarto pues la pobre mujer sufría el
las bítgambilías. mismo terror que yo. Toda su alimentacion se reducía a carne, no
En el jardín cultivaba crisanlemos, pensamientos, violetas de los probaba nada más.
Alpes, begonias 'jr heliotropos. Mientras yo regaba las plantas, los Cuando los niños se dormian, Guadalupe me llevaba la cena al
niños se entretenian buscando gusanos entre las hojas. A veces cuarto. Yo no podía dejarlos solos, sabiendo que se habia levantado
pasaban horas, callados jr niuv atentos, tratando de coger las gotas o estaba por hacerlo. Una vez terminadas sus tareas, Guadalupe se
de agua que se escapaban de la vieja manguera. iba con su pequeño a dormir v vo me quedaba sola, contemplando
Yo no podia dejar de mirar, de vez en cuando, hacia el cuarto de el sueño de mis hijos. Como la puerta de mi cuarto quedaba siempre
la esquina. Aunque pasaba todo el día durmiendo no podía abierta, no me atrevía a acostarme, temiendo que en cualquier

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momento pudiera entrar jr atacarnos. Y no era posible cerrarla; mi de araños que sangraban. El dolor y el coraje que sintio fueron
marido llegaba siempre tarde jr al no encontrarla abierta habria terribles. Afortunadamente el niño no murio tj' se recupero pronto.
pensado... Y llegaba bien tarde. Que tenía mucho trabajo. dijo Temi que Guadalupe se fuera jr me dejara sola. Si no lo hizo, fue
alguna vea. Pienso que otras cosas también lo entretenían. _ _ porque era una mujer noble 1,' valiente que sentía gran afecto por los
niños jr por mi. Pero ese día nacio en ella un odio que clamaba
Una noche estuve despierta hasta cerca de las dos de la mañana, venganza.
ovendolo afuera... Cuando desperte, lo ví junto a mi cama, Cuando conté lo que había pasado a mi marido, le eítígi que se
tnirandome con su mirada Fija. penetrante... S-atte de la cama v le lo llevara. alegando que podía matar a nuestros niños como trato de
arroje la lámpara de gasolina que dejaba encendida toda la noche. hacerlo con el pequeño Martin. “Cada día estás más ltistérica, es
No habia luz eloclrica en aquel pueblo jr no hubiera soportado realmente doloroso jr deprirnente eontemplarte así... te he
quedarme a oscuras, sabiendo que en cualquier momento... Él se explicado mil veces que es un ser inoiensivo."
libro del golpe v salio de la pieza. La lámpara se estrello en el piso de Pensé entonces en huir de aquella casa, de mi marido, de ol...
ladrillo v la gasolina se intlamo rápidamente. De no haber sido por Pero no tenía dinero jr los medios de comunicacion eran dificiles.
Guadalupe que acudió a mis gritos, habria ardido toda la casa. Sin amigos ni parientes a quienes recurrir, me sentía tan sola como
Mi marido no tenia tiempo para escucbarme ni le importaba lo un huérfano.
que sucediera en la casa. Solo ltabláhamos lo indispensable. F.ntre Mis niños estaban atemoriaados, ya no querían jugar en el jardín
nosotros, desde hacia tiempo el afecto v las palabras se habían v no se sep-araban de mi lado. Cuando Guadalupe salia al mercado.
agotado. me encerraba con ellos en mi cuarto.
-Esta situacion no puede continuar _le dije un dia a
Vuelvo a sentirme enferma citando recuerdo... Guadalupe había Guadalupe.
salido a la compra jf dejo al peqtteño Martin dormido en ttn cajon -Tendremos que hacer algo v pronto -me contesto.
donde lo acostaba durante el dia. Fui a verlo varias vece.s, dormía -¿Pero que podemos hacer las dos solas?
tranquilo. Era cerca del mediodía. Estaba peinando a mis niños -Solas, es verdad, pero con un odio...
cuando oi el llanto del pequeño mezclado con extraños gritos. Sus ojos tenían un brillo extrano. Sentí miedo jf alegría.
Cuando llegué al cuarto lo encontré golpeando cruelmente al niño.
Aún no sabría explicar como le quité al pequeño 1_,f como me lance La oportunidad llego cuando menos la esperábamos. Mi marido
contra él con una tranca que encontré a la inano, jr lo ataque con partió para la ciudad a arreglar unos negocios. Tardaría en regresar.
toda la furia contenida por tanto tiempo. No se si llegue a causarle según me dijo, unos veinte días.
mucho daño, pues caí sin sentido. Cuando Guadalupe volvio del No se si él se entero de que mi marido se había marchado, pero
mandado. me encontro destnavada v a su pequeño lleno de golpes v ese día despertó antes de lo acostumbrado v se situo frente a mí

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a Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'iIa. Ampai'-:I

cuarto. Guadalupe if su niño durntieron en rni cuarto jr por primera Cuando mi marido regresó, lo recibimos con la noticia de su rnuerte
vez pude cerrar la puerta. repentina if desconcertante.
G uadaiupe §¡1_,'o pasamos casi toda la noche haciendo planes. Los
niños dorinian tranc|uiian'tente. De cuando en cuando oiamns que
llegaba hasta la puerta del cuarto 1,' la golpeaha con furia. ._
ii] dia siguiente dimos de desayunar a los tres niños y, para estar
tranquilas ff' que no nos estorbaran en nuestros planes, los
€l`iC-Él"i'-fll"fiÚ5 Éfl lili CUiìI'i'Ú. Guadaiilpfi fr' YO tf-'fli':i.fliÚS Iìlllflhflfi LÍÚSHS

por hacer y tanta prisa en realizarl-as que no podíamos perder


tiempo ni en comer.
Guadalupe corto varias tablas, grandes y resistentes. mientras yo
buscaba martillo ir clavos. Cuando todo estuvo listo, llegamos sin
hacer ruido hasta el cuarto de la esquina. Las hojas de la puerta
estaban entornadas. Conteniendo la respiración. bajamos los
pasadores. después cerramos la puerta con llave 1,' comenzamos a
clavar las tablas hasta ciausuraria totalmente. Mieiitras
trahajáhainos, gruesas gotas de sudor nos corrían por ia frente. No
him entonces ruido, parecia que estaba durmiendo profundamente.
Cuando todo estuvo termina-:lo. Guadaltipe ff' 'yo nos abraraiiios
llorando.
Los dias que siguieron fueron esp:-intosos. Vivió inueiios dias sin
aire, sin luz, sin alimento. .. A1 priiicipio golpeaba la puerta.
tiräntiose contra ella, gritaba desesperado, arañaba. .. Ni Guadalupe
ni yo podiamos comer ni dormir. ¡eran terribles los grito:-;...! A
veces ]:Iensábarnos que n1i marido regresaría antes de que hubiera
muerto. ¡Si lo encontrara asi...i Su resistencia fue mucha, creo que
vivió cerca de dos semanas...
Un dia ya no se oyó ningún ruido. Ni un lamento... Sin
ernhargo, esperamos dos dias nn-is. antes de abrir el cuarto.

- zu-21 asi
tu Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'ila_ _a.|np-aro

coñac y cremas para despues de la cena. No podia quejarse, lo


habian atendido demasiado bien. Y les debian de haber salido muy
caras aquellas cenas. ¿En quien pensaría ahora Carmela? ¿A quién le
Un boleto para cualquier parte prepararia suculentas cenas? ¿Quien vería asomarse sus muslos
cuando cru:›raba, descuidada, las piernas? Carmela tocaba el piano
después de la cena. la madre se tumbaba en un comodo sillon jr
comía bombon tras bombon mientras los suspiros levantaban su
e:-ruberante pecho. El escuclialia aquellas piezas tocadas con cierta
timidez v una suave ternura lo ¡lia im-fadienelo... Tenia que hablar
con su jefe cuanto antes. Petlirle el aumento de sueldo con decisión.
Dejo a los amigos que insistian en que se quedara con ellos gr salio Se pondria el traje de franela gris jf' la corbata azul marino con rayas
del club. rojas. llabía que estar bien vestido cuando se solicitaba algo. Pero si
No podia más. las piernas se le estaban entumeeienrlo. Casi tres el señor A le dijera: “Me extraña que solicite usted un aumento, no
horas sentado. La sinfonola tan fuerte, demasiado humo. Lo que parece necesitarlo...“ “Es que tengo que casarme". agregaria
querian era desquitarse. Por eso insistian en que se quedara. No inmediatamente. Así no estaba bien. Su jefe le diria: “¿(Io1no es eso
podian soportar que el ganara alguna vez. Y no creyeron cuando les de que tiene que casars-e?..."` Y el no podria soportar aquel tono
dijo que tenía trabajo en su casa. Marcos se habia puesto serio. “Los burlon jr mal intencionado. Tenía que ensayar, estudiar lo que iba a
amigos esclavizan. hijo.” Tenia razon su madre. ya no disponía de decirle palabra por palabi'a. _. Irene le preguntaba todos los dias si ya
libertad ni para irse a su casa cuando quisiera. Necesitaba estar solo. habia hablado con su jefe. Si supiera que no se atrevía, que todos los
pensar. Los días pasaban jr no habia hablado con su jefe... Al doblar dias lo intental:›a jr que no sabia que decir ni corrio empezar. Se
una esquina divisó la ventana de Carmela. Estaba abierta. pero ella pasaria la noche pensando hasta encontrar la manera de hacerlo.
estaria aún en la tienda bordando pañuelos. Solo habia aceptado Irene aseguraba que no le importaba esperar un poco; pero que en
cuatro invitaciones a cenar. Despues se alejo de ellas. La madre lo su casa opinaban de otra manera. "'l'e está haciendo perder el
incornodaba. 'l'-odo era falso en ella: aquella sonrisa mostrando tiempo 1.-' al final no se casará contigo.” Empezaba a cansarlo aquella
apenas los dientes, la tierna mirada. la voz. La sentía en acecho urgencia. llabía veces en que ya no tenia ganas de ver a Irene.
siempre. pronta para agarrar. Lo observaba detenidamente de arriba Aquella diaria pregunta empezaba a serle insoportable. ¡Si Carmela
abajo. llabia largos silencios. Tenia que elogiar los platillos que fuera sola.. .l
habian preparado especialmente para el. A hurtadillas miraba a
Carmela jr recorría ap-resuradamente su cuerpo. después desviaba la Cuando llegó a su casa, la sin-tema le avisó que un señor habia
mirada para que la madre no lo notara. Habia flores sobre el piano. estado a buscarlo varias veces.

22-23 asi
rr Salir Cuentos reunidos - El-a',-'ila_ _a.|np-aro

-¿Como se llama? sanatorio... Pero su madre era una mujer bastante fuerte 1,' sana. no
-No quiso dar su nombre cuando le pregunte. obstante su mal, además no era vieja, podria vivir unos quince o
-¿No es alguno de mis amigos? veinte años mas... El hombre de oscuro se quitaría el sombrero...
- -No. vo los cono:-:co bien. Éste es un señor muy serio, alto jr "¿F.s usted el señor )í?”`, le preguntaría ceremonioso. "Vengo a
flaco, vestido de oscuro... notificarle que aver se escaparon de nuestro sanatorio varias
Subio la escalera pensando quién podría ser la persona que pacientes. entre ellas la señora madre de usted, y no hemos podido
habia ido a buscarlo. Entro en su cuarto v se sento en la cama locali:-'arlas..."' ¡Qué podría hacer él para encontrarla! Daria parte a
pensativo. Encendio un cigarrillo. Solo los amigos lo buscaban en su la policia. Pondria avisos por la radio, en los periodicos. ¡Su pobre
casa. Para cualquier otro asunto lo veian en la oficina. Imagino un madre perdida! 'Ii-'agando dia v noche de un lado a otro. sin corner.
hombre flaco gr alto. como lo habia descrito la criada, vestido de siii abrigo. Le podría dar pulrnonia jr morirse. -jr el no sabria ni
oscuro. serio, sombrío... Iimpeaaria diciendo: “Le suplico. señor X, siquiera donde buscar su cadaver. Sola, en la noche. muerta de frio y
que tenga usted resignación v valor. Su madre se encuentra de hambre... Lo llamaba, lo llamaba... La veia caminando por una
moribunda 'jr no hay manera de salvarla. . _” ¿pago el cigarrillo. ¿Por carretera, cru'¿arse tf... ¡Que muerte más terriblel... Eneendio un
que pensaba en cosas tan desagradables? l-lacia pocos dias le cigarrillo jr suspirri. La habia llevado, con gran dolor, a un sanatorio
mandaron decir que su madre se encontraba bastante bien, que se donde estuviera atendida v vigilada. No podia cuidarla lo suficiente.
alinientaba v dormia lo suficiente. _. El hombre vestido de oscuro lo teniendo que trabajar, jr las criadas... Un hombre alto, flaco, muy
saludaría seriamente. después con voz grave le diría: “l.a mision que serio, vestido de oscuro. solo podría llevar una mala noticia... A lo
me ha sido encomendada es de lo más dolorosa. su señora madre ha mejor era un emisario que enviaban los padres de irene para hacerle
muerto repeininamente. Sírvase aceptar el testimonio de mis saber que va estaban cansados de esperar que pidiera el aumento de
sinceras condolencias..." Tendría que partir imnediatarnente. Esa sueldo v se casara. Podía ser alguien de la familia o alguna persona
rnisnia noche, en el último tren. Jtcornpaírado por el sombrío muy íntima de ellos... Tal vez no le permitirían ver mas a Irene.
emisario. Llegarían en la madrugada. Muerto él de frio, de sueño, de Seria posible. Los conocia bastante bien. Iiran capaces de todo. Y el
dolor. La encontraría en el deposito de cadáveres sobre una fria entonces quedaría en ridiculo. Le contarian a todo el mundo: “Le
plancha de mármol, o tal ver ya en el ataúd entre cuatro cirios. mandamos un emisario al pobre X, no volvera a poner los pies en
Antes de morir ella lo habría llamado, sin duda, jr el a esa hora tal esta casa". ¡Desdichados! A lo mejor se llevaban a lrene fuera de alli.
vez estaba jugando con sus amigos o pensando en las piernas de No volverían a verse nunca, o tal vez., cuando ya ella estuviera gorda,
Carmela. ¡Qué dolor verla amortajadal No podría soportarlo. No llena de niños 'jr de aburrimiento. Pero ella, ¿seria capaz de no hacer
abriría la caja, se quedaría sin verla por última vez. Pasaria varias nada, jr dejar que la manejaran como si fuera un títere? Tanto amor
horas solo con su muerta. Alguien le daría una taza de café aguado jr v tantas caricias, todo inentira. Los veía riéndose de él. Llenos de
desabrido. Al día siguiente la enterrarian en algún pueblo cercano al hipocresía dirian a sus amistades: "Después de todo, nos da lástima

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X, ¡el pobre mucl1acl1o!" No les concedería ese gusto. Exciiado. puedo recibirlo.
herido en lo mas profundo, caminaba de un lado a otro del cuarto No tenia valor para soportar el golpe v el dolor de una noticia.
con pasos rápidos. ,-iipagaba un cigarrillo. encendia otro... De Porque una noticia es como un puñal que...
pronto recordó que al salir de la oficina el gerente lo habia mirado - -El señor está en la sala esperándolo; :tro no sabia que usted no
de una manera muy extraña. "Mañana revisaremos su corte de queria verlo, como dio tantas vueltas, yo pense. _ _
caja”, le habia dicho niirándolo de arriba abajo. A lo mejor _Ftueno, dile que haga el favor de esperar, bajare luego.
sospeclialia que sus cuentas no estaban correctas o que él estaba Alli se quedaría esperando hasta el último dia del mundo. Él iria
robando... “Tengo una orden de arresto contra usted, señor X, por lejos. Donde no pudiera encontrarlo je decirle nada. Se iria rápido.
desfalco. . ¡Eso era el hombref, un detective, un agente de la policia sin hacer ruido, sin equipaje. Solo cogió el dinero que tenia
secreta que lo iba a arrestar. Pero a él nunca le habia faltado ni un guardado en un cajon de la comoda. la gabardina ff el sombrero.
solo centavo. No podia ser. lil hombre tie oscuro lo miraría Abrió una ventana; resultaba fácil, no estaba muy alto. Se descolgo
fijamente... "Señor K, la compañia le concede doce horas para suavemente. para no hacer ruido. En la esquina torno un taxi y
reponer el dinero que le falta. de lo contrario..." ¿Y de donde iba el ordeno al chofer que lo llevara a la estación del ferrocarril sin perder
a sacar ese dinero? Lo nieterían en la carcel por robo. Saldría su caso tiempo. El honibre no lo alcanzaría nunca. Aunque fuera por todo
en los periodicos. ¿Qué seria de su madre entonces? La echarian del el mundo. de ciudad en ciudad. de pueblo en pueblo. buscándolo.
sanatorio, o tal vez la llevaran a un centro de salud, uno de esos en Iamás le daria su mensaje. Quería hacerle daño, destroitarlo con una
los que no se paga nada v donde tratan a los enfermos como si noticia terrible, pero él habia sospecliado al instante v se habia
fueran animales. _. Se iniaginaba la cara que iban a poner irene y sus escapado. ._ Alli estaria en la sala sentado, muy tieso v niuv sombrío.
padres cuando leïeran la noticia en el periodico. Perderian un esperando a que bajara. esperando, esperando... cuando se diera
candidato, tal vez el único. “Te decíamos que era un mal tipo..." cuenta teniblaria de rabia, se pondria verde... seria tarde para darle
Pasarla los mejores años de su vida en una celda miserable. liúmeda alcance... no sabria nunca la fatal noticia. vii-'iría tranquilo, feliz...
gr rnalolienle. Allí em-ejecería. Olvidado de lodos, no habría nadie ¡habia tenido tanta suerte en poder salvarsel. .. escapándose por una
que se prr;-.ocupara por su destino. Nadie que lo llevara cigarrillos 3,' ventana. . . Se habia salvado, salvado...
un poco de cornpañia. Siri aire, sin sol, sin luz¬ terminaría
ttiberculoso... Se sento en el borde de la cama tf hundió la cabeza El empleado que despachaba los boletos del Ferrocanil c1'e],'o no
entre las manos, sollozand-ti. . _ haber entendido cuando X pidio que le diera un boleto de ida para
-Aqui está otra vez el señor que ha venido a buscarlo -dijo la cualquier parte.
sirvienta.
-¿Qué? ¿Que aqui está? -preguntaba fuera de si, livido.
desencajrado-_ Dile cualquier cosa, lo primero que se te ocurra, no

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calles se encuentran casi solas. A él le habia gustado siempre


caminar por la ciudad al atardecer, o a la medianoche; caminaba
hasta cansarse, después se metia en algún bar ir se emborrachaba
La quinta de las celosias suavemente; entonces recordaba a Eliot... "va¬_¡.famos pues, tú ir yo.
cuando la tarde se haya tendido contra el cielo como un paciente
eteriaado sobre una mesa; vayamos a través de ciertas calles
semidesiertas... la veces nadie lo oía, pero a él no le itnportabai la
niebla amarilla que frota su hocico sobre las vidrieras laniio los
rincones del atardecer. .. (otras veces venían los nitisicos negros 1,' se
senlaban a escucharlo, sin lograr entender nada. o irnprovisaban
Había anochecido sf Lrabriel Valle estaba listo para salir. Solia alguna música de fondo para acompañarlo] ¡y la tarde, la noche,
ponerse la primera corbata que encontraba sin preocuparse de que duerme tan apacible! alisada por largos dedos, dormida, fatigada...
armonizara con el traje; pero esa tarde se habia csfonrado por estar (el cantinero le obsoquiaba copas) ¡no[, no soy el principe llamlet ni
bien vestido. Se miro al espejo para hacerse el nudo de la corbata, se naci para serlo; soy un señor cortesano, uno que servirá para llenar
vio flaco, algo cncorvado, descolorido. con gruesos lentes de miope, una pausa, iniciar una escena o dos... {`¿Quién es ese tipo que recìta
pero tenia puesto un traje limpio sf planchado 1,' quedó satisfecho tantos ve1'sos?`. preguntaban a veces los parroquianosi. nos hemos
con su aspecto. Antes de salir leyó una vez nias la esquela v se la quedado en las cámaras del mar al lado de muchachas marinas
guardó en el bolsillo del saco. En la escalera se encontró con varios coronadas de algas marinas rojas 'gt cafes hasta que nos despiertan
compañeros. Todos comentaron su elegancia; recibio las bromas sin voces humanas ir nos ahogamos. . _” entonces se iba con la luz del dia
molestarse y se detuvo en la puerta para preguntar a la portera inuy blanca y ni uy hiriente a ahoga rse en el sueño.
como iba su reuma. Unas chicas que andaban en bicicleta por poco lo atropellaron.
-Está usted minf contento, joven -dijo la vieja, que estaba pero aquel incidente no le provoco el menor disgusto. lira tan feliz-r.
acostumbrada a que pasaran frente a ella 1,' ni siquiera la vieran. En que no podía enojarse por la torpc-:fa de unas muchachas. Sc sentia
la mañana, cuando le llevo la carta, lo encontro tumbado sobre la generoso, comprensivo. comunicativo también. Le hubiera gustado
cama, sin hablar. fumando v viendo el techo. lilla la había dejado saludar cortésmente a todos los que encontraba a su paso, aun sin
sobre el buró v se habia salido. Asi eran esos muchachos, de un conocerlos: "¡l3uenas tardes, o buenas noches, señoral", “¡Adit'is,
humor rntnr cambiante. señor. que la pase bien!“ “Permitame que le ayude a llevar la
Gabriel \-'alle caminaba por las calles con pasos largos 1,' seguros. canasta", hubiera querido decirle a una pobre vieja que llevaba un
se sentía ligero sf contento. Quedaban aún restos de nubes canaston de pan sobre la cabe-za. Llego a la esquina donde tenia que
coloreadas en el cielo. No había mucha gente. Los domingos las esperar el tranvia. empezaron a caer gotas de lluvia. Se levantó el

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cuello del saco y se refugio bajo el toldo de una tienda de guantes.


abarrotes... ¡Que mal se habia sentido aquella vez que acompañó a De pronto continuó:
Iana hasta su casa, después de insistirle mucho que se lo permitiera; -Los domingos son tan largos, uno tiene tantas cosas que hacer
ella siempre se negaba, aquella vez accedió coli desgano. I.lovir-.naba ir sin embargo no se quiere hacer nada, da una pereza horrible tener
cuando llegaron a la quinta, penso que lo invitaria a entrar mientras que lavar v planchar la ropa para la semana... despues se acaba el
la lluvia pasaba, “sera mejor que te vayas rápido, para que no te domingo jr uno se acuesta sin poder recordar nada, sino que paso
mojes”, habia dicho I-ana mientras abria la reja v se alejaba hacia la un domingo más. igual que todos los otros...
C353 Slli \"Úl\'¢l'S'ɬ PÉÚÉÚ Íflnlïlå E0533 Eli Hqllfll ITIÚIIÍÉIIÍÚ- NUÍÍCH SB ¡Pobre nnichadia! Lo que le pasaba era que debia sentirse muy
habia sentido tan humillado. Se quedó un rato cotttetnpiando la sola, no habia de tener quien la quisiera, 1,' era bien fea; sería difícil
quinta, después se alejo caminando Ientarnente bajo la lluvia. Por el que encontrara marido o novio asi de flaea y tiesgarbatia; el pelo
camino se iranquilizú v llego a la conclusion de que todo habia sido seco 1,- mal acomodado, los ojos inexpresivos, los labios contraídos.
una mala interpretación de su parte. Jana no era capa: de ofender a la pintura corrida. 1.' lan mal vestida, lan amarga... Recordó
nadie, mucho menos a el; tal vez le habia parecido inconveniente entonces a lana jr la satisfaccion asomo n su rostro.
invitarlo a pasar a esa hora, por vivir sola... El tranvía llego v -...v la lluvia -seguia diciendo la niuchacha flaca-. siempre
Gabriel Valle lo abordó de varias zancadas para no niojarse. Se la lluvia a toda hora, todos los dias... ¿o es que a usted le gusta la
acomodo al lado de una muchacha inuy' pálida v muy flaca, que lluvia?
apretaba nei¬rin-samente entre las manos unos guantes sucios ["'esta -Muclias veces ine molesta, claro está, sobre todo cuando hay
mujer está muy angustiada"'} y sintió entonces un gran deseo de que salir, pero es tan agradable oirla de noche, cuando ya no hay
poder transmitir a los demás siquiera un poco de aquella felicidad más ruido que el de ella misma, cayendo lenta, continuadamente.
que ahora tenia. La inucliacha flaca revolvia dentro del bolso fuera jr dentro del sueño. ._
buscando algo... La muchacha lo interrumpió -"Me quedo en la próxima
-Parece que ya no llueve -dijo él para iniciar una parada, que le vaya bien“- v se fue toda flaea y toda amarga hasta la
conversacion. puerta de salida.
-Pero lloverá más tarde -repuso ella en tono amargo-; no es Se corrió entonces al asiento de la ventanilla. Le gustaria hacer
ya suficiente que sea domingo, sino que llueva... un largo viaje, en tren. con Iana; ver pasar distintos paisajes. no
Lo miró entonces con una mirada fria. totalmente desbabitada; tener que preocuparse por nada, conocer juntos muchas cosas,
èl sintió que se habia asomado al vacio. ciudades. gentes. tener dinero para gastar, sf gastarlo sin pensar;
- -¿Le entristecen los domingos? sería bueno poder hacer el equipaje v partir. ahora mismo.
-Los domingos 'it-' todos los dias, pero... -se puso a mirar por mañana. _ _ Subió una pareja de jovenes, la muchacha se sentó al la-do
la ventanilla mientras sus manos seguían estrujando los viejos de Gabriel v él se quedó de pie junto a ella; se veian muy contento_=_:.

› su-31 si
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platicaban en voz baja, cogidos de la mano, rcian... Los miraba con mucho disuadirlai Porque tomaba demasiado en serio aquel trabajo:
gusto ("tambièn son felices"j; le hubiera gustado tener esa confianza le parecía sumamente interesante 'jr estaba convencida de que
con Iana. esa sencilla intimidad, pero era tan timida. tan delicada. llegaría a ser una magnifica embalsamadora; habia estudiado los
no se atrevía ni siquiera a tomarle una mano por temor a niolestarla. procedimientos de que se valían los egipcios para consenfar sus
¡cuánto trabajo le había costado comenztar a salir con ella! muertos; conocía muchos métodos diversos jr tenia Formulas
-Siempre me ha parecido una muchacha hosca, huraña v hasta propias que estaba perteccionanclo v que pensaba poner en practica
agresiva; tal vez se siente niuy superior a todos nosotros -le dijo un muy pronto; además estaba escribiendo un iibro.... esto le habia
dia Miguel. dicho aquella tarde en que el se habia arriesgado a tocar el tema. ¡Si
-Estás tnuy equivocado, lo que sucede es que lana es tnuj' que iba a resultar dificil! El doctor 1-Ioííman también protestaria; él
timida. pero yo la entiendo bien, ademas ha sufrido mucho. la la habia llevado a trabajar al hospital y era su colaboradora. ¡Y que
forma como murieron sus padres fue terrible. .. mal genio tenia el viejo! Cuando algo lc salia mal se rcstrcgaba las
-No discuto eso. claro que fue una verdadera tragedia, pero. . . manos. escupia, se rascaba el ment-on. mascaba algo imaginario...
-El dolor hace que las gentes se encierren en si mismas 'jr se ¡pero quo extraordinario cirujano era! Aquella trepanacion parietal
muestren aparentemente hoscas; pero es solo un mecanismo de que... Gabriel se dio cuenta que ya era su parada jf apresuradamente
defensa. una barrera inconsciente para protegerse de cualquier cosa se levanto.
que les pueda hacer daño nuevamente... Habia dejado de llover; olía a tierra humeda 'jf a hierba mojada.
-Puede ser... pero también puede ser cosa propia de su Estaba fresco pero no hacia frio. Resultaha agradable caminar por
temperamento alemán -dijo Miguel. aquella larga avenida de cipreses que conducía a la quinta. Miro el
No cabía duda de que a Miguel no le simpatiaaba lana, v no era reloj, faltaban veinte minutos para las ocho. llegaría a tiempo. l.a
de extrañar. Miguel tenia cierta torpeza interior que no le permitía esquela decia que lo esperaba a las ocho. Se debia de vivir inuv
penetrar en los demás, él entenderia de futbol, de rock and roll. de tranquilo por alli; sin ningún ruido, con tanto aire puro, pero estaba
tonterias, ¡qué superlicial rra! :nur retirado y muy solo. No le gustaba que lana hiciera ese
-Y siempre huele a íormol 1,- a balsoiormo. .. recorrido por las noches. Rcsultaba peligroso para cualquiera; había
Gabriel se había ido sin conlestarlc. ¡que estúpido podia ser pocas casas 3' poca gente; si uno gritaba, ni quién lo overa. En los
cuando se lo proponía! Si bien era cierto que al principio a ol periodicos siempre aparecían noticias de asaltos 'jr de... No le haria
también le resultaba muy desagradable aquel olor que despedia ningún reproche a lana por aquel silencio. ¡pobrecita!, también ella
lana. parecia que estaba impregnada totalmente de el, 1,' asi tenia que debia haber sufrido. lt-'Iris de un mes había pasado sin tener noticias.
ser. pues manejaba todos los dias aquellas sustancias. Pronto se Le parecia inexplicable aquella actitud de lana. Recordo aquellas
habia acostumbrado jr no le molestaba más. Cuando se casaran no le noches que fue hasta la quinta tratando inútilmente de verla, o
permitiría que siguiera en el anfiteatro, ¡jr vaya que le iba a costar aquellas largas esperas en la puerta del anfiteatro... Sus dedos

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palparon el sobre 1,' sintió un gran alivio; con esto habia terminado mi padre protegía. Me encanta el color 1; la pureza del tratamiento:
la angustia. Lo mejor seria casarse pronto; una ceremonia sencilla. observa la frescura de la tez, la humedad de los labios. parece como
sin invitados; les avisaria a sus padres cuando 1_,'a estuvieran casados, si estuvieran...
asi no podrian oponerse; los conocía bien, su madre era capaz de El sonido de unos pasos en el corredor interrumpió a lana, se
enfermar, de ponerse grave, tal vez hasta de morirse. ¿Pensaria lana volvio *y miro hacia la entrada; también Gabriel penso que alguien
que vivieran en la quinta? No sabria que decidir. No se atrevía a iba a aparecer.
llevarla a la pension: un cuarto solamente, una cama estrecha y -Mira qué bello piano -dijo lana, al tiempo que lo abría y
dura, el baño compartido con veinte estudiantes, y la comida tan acariciaba las teclas-, manta tocaba maraifillosamente.
mala, que se quedaria sie-inpre sin comer. Tendría que hacer a un -¿Tti también tocas? -pregunto Gabriel interruinpìéndola.
lado su orgullo y venirse a la quinta. Por lo menos podria estudiar -Me gustaba oírla tocar -continuo ella corrio si no hubiera
tranquilo. sin ruido de tramfias, sin gente molesta, solo el con oido la pregunta de Gabriel-; por las noches interpretaba a Mozzart,
lana... a Brahms, mi padre leia los periodicos, yo la escuchaba
Cuando llego la quinta se hallaba como de costumbre a oscuras; ernbclesada... sus rnanos eran tinas, los dedos largos, ágiles, tocaba
las celosias no permitían que la luz. del interior se tiltrara. La reja dulcemente, casi con sordina, nos decia tantas cosas cuando
estaba sin candado. Gabriel llegó a través del jardin hasta la puerta tocaba...
de la casa y' toco el tiinbre. Otro el sonido de una campanilla, volvio Otra vez los pasos llegaron hasta la puerta, Gabriel se quedo
a tocar. Por fin abrieron. Alli estaha lana, con un vestido de seda esperando... nadie entro. lana subio una cej-a como solia hacerlo
gris, casi blanco, pegado al cuerpo-, el pelo rubio suelto cayendo cuando algo le desagradaba if cerrri el piano bruscamente. l.e ofrecio
suavemente sobre los hombros. i.o saludó como si lo hubiera visto t1n cigarrillo a Gabriel ir lo iiwit-ti a sentarse. Ella Se acolnodo en una
el dia anterior. Muy desconcertado la siguio a través de un oscuro butaca grande. tapizada con terciopelo verde oscuro, distinta de los
pasillo hasta el salon profusanrente iluminado. Era una sala con demas muebles. Gabriel se encontraba muy incómodo en aquella
ninebles imperio, con muchos cuadros, la mayoria retratos, tibores, elegante sala tan llena de cosas valiosas, tan cargada de recuerdos.
lámparas, gobelinos, bibclots, un piano alemán de media cola, Queria hablar con Jana. habia estudiado el dialogo palabra por
estatuillas de mármol, una gran araña colgando en el centro del palabra tf ahora no sabia como empezar. Se encontraba torpe.
salón... molesto, jr conierusaba a sentirse nervioso. Le hubiera gustado que
-Éstos son los retratos de mis padres -dijo de pronto lana estuvieran en algún cafe, o en el parque, en cualquier sitio menos
mostrandole dos retratos colocados sobre la chimenea. alli. ._ Se acomodo en una silla cerca de ella.
- -ll-rI|.t¬y bien parecidos - repuso cortéstnente Gabriel. - -Pasaron tantos dias sin saber de ti - dijo tratando de iniciar
-Si. eran realmente hermosos... los retratos por otra parte son su conversacion.
bastante buenos. Los hizo un pintor austriaco desterrado. a quien -Aqui se sentaba siempre papá, a veces se quedaba dormido,

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¡mc cntcrnecia tantol, vivia cansado, trabajaba mucho, para que -lana, querida, salgamos de aqui: vamos a caminar un poco, a
nada nos faltara a mania v a mi, decia siempre cuando le platicar, vamos a...
reprochabamos, ¡pobre papal... a veces jugaba ajedrez con el doctor Ella retiro la mano jr lo miro fijamente. Entonces él vio de cerca
Hoffman, los domingos en la tarde; mamá servia el te jr las pastas. sus ojos, por primera vez esa noche, estaban increibletneute
después cogía su bordado, siempre bordaba flores jr mariposas, brillantes. las pupilas dilatadas, inmensas jr lagrimeantes... sintio
flores de durazno gs violetas; de cuando en cuando dejaba la costura que un escalofrío le corría por la espalda mientras la sangre le
'jf observaba a papá jugando con el doctor Hoffman, lo miraba con golpeaba las sien-es... lana se levanto 3,' fue a tocar un timbre, nadie
gran ternura conto si hubiera sido tin nino, su nino. Papá sentia aparecio, volvio a tocar, no hubo respuesta.
aquella mirada. buscaba sus ojos jr sonrei-an; "esos novios", solia -Quiero el té, bien caliente -grito lana.
decir el viejo l-loffrnari. .. Gabriel queria salir de alli, respirar aire puro, no ver más los
Alguien había llegado hasta la puerta y Gabriel podia escuchar retratos, ni el piano, salir dc aquella sala agobiante, de aquel mundo
una respiracion acelerada; ,lana callo bruscamente jr su cara se de objetos, de tantos recuerdos, de aquella noche desquiciante, de
cndurecio. Nunca había visto Gabriel aquella expresion tan dura, aquel aturdimicnto. El gran candil con sus cien luces calentaba
tan fria, tan distinta de la que el amaba, de la que el guardaba dentro demasiado. Necesitaba aire v el aire no alcanzaba a penetrar a traves
de si... Seguía escuchando la respiracion cerca de la puerta, tan de las celosias, la puerta de cristales que comunicaba con el jardín se
fuerte, tan agitada como la de una tiera en celo... se sentia mal, cada encontraba cerrada... El reloj de la chimenea dio la media, la noche
vez mas, disgustado con todo 1,' con el mistno, aquella atmosfera le se habia eterni:-tado para Gabriel jr el tiempo era una linea
resultaba as†'ixi-ante, aquellos pasos, aquella respiracion. aquella inlinitamente alargada. lana regreso a sentarse en la misma butaca v
mujer tau lejana, tan desconocida para él. Habia hecho tantos encendio un cigarrillo.
proyectos, habia planeado lo que iba a decirle, lo que ella -¿ütié ha sucedido, lana? Dituelo.
conte-staria, todo, y ahora lo habia olvidado todo, no sabía va que -Asi era vo entonces -dijo ella seítalaitdo el retrato de una
decir ni de que hablar. Recorria con la vista los cuadros, los retratos. jovencita.
las estatuillas, el gobclino lleno de figuras que danaaban en el campo No esta conmigo, penso dolorosamcnte Gabriel.
sobre la hierba, la gran araña que iluminaba el salon, todo parecia -l:`.l dia que rne hicieron el retrato, cumplía diccisois años;
rigido alli v con ojos, miles de ojos que observaban, que lo ccrcaban mama me habia hecho el vestido, era de organza azul: “es del mismo
poco a poco, 1.-' la respiracion, detrás de la puerta, aquella respiracion color que los ojos", dijo papá; por la tarde tuimos a tomar helados 'jr
que empezaba a crisparle los nervios. después al teatro, mama comento que la obra era un poco atrevida
- -¡Basta jfa, Walter! - -grito de pronto lana -, ¡basta, te digo! para una niña; “ya es una joven", agrego papá con una sonrisa, “está
Gabriel se levanto jr fue a sentarse junto a ella, tomo su mano, bien que vaya sabiendo algunas cosas"; el doctor Hot'fman me
estaba fría v htinieda. _. regalo el collar que tengo en el retrato. ¿no es lindo. . _?, era de cristal

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de roca color turquesa. el color azul siempre ha sido mi predilecto. lo habia hecho creer. concebir lo imposible. aquellos meses... todo
¿a ti te gusta? falso. tingido. planeado, actuado tal vez. Sintio de pronto un enorme
-Es el color de tus ojos. pero... ¿por qué no hablamos de disgusto de si mismo 1; el dolor de haber sido tan torpe. tan ciego.
nosotros? tan iluso; dolor de su pobre amor tan niño. La miro con rencor, casi
Se escucho el ruido de una mesa de té que alguien arrastraba; con furia, con furia, si. desatada, de pronto desenfrenada y terrible.
lana se levanto precipitadamente jr salio de la sala; regreso con la Fila sonreía con aquella sonrisa que bien conocía, aquella sonrisa
mesa. Gabriel recordó en ese momento la primera vea que la vio en inocente que tanto lo había coitniovi-do ir. _.
el hospital, conduciendo aquella camilla... -¿No esta muy caliente el té? -pregtmto lana.
-Le mandé decir que no imtrin terrnimxdo de prepamrio -le dajo No le contestó, la seguia mirando sonreir, las pupilas dilatadas.
Irma al doctor Hojjìrimi. los dientes blancos, agudos; detrás de ella los retratos también lo
-Esrri inen, Irma, no estort.-e ahora. miraban sonrientes... Los pasos llegaron nuevamente hasta la
Ella se hizo rr nn lado sin decir más y se sentó en um: barrita; riesrie puerta...
alli obserlactbrt con gran rzterrcitin las mrmos del doctor floflnirrn -Te dije que no molestaras. que no molestaras. Gabriel advirtió
trobajrrrtrfrr ltríbilriterite en aquel ctrerpo muerto... que su frente sf sus manos estaban empapadas en sudor, y comenzsi
lana servia el té. a sentir el cuerpo pesado 'y un extraño hormìgueo que poco a poco
- -¿Con crema o solo? lo iba invadiendo; estaba completamente mareado y temía. de un
-Prefiero solo. momento a otro, caer de pronto en un po:-to hondo; se ailojo la
Cuando le clio la taza Gabriel volvio a mirar de cerca aquellas corbata. se enjugò el suclor; necesitaba aire. respirar; camino hasta
pupilas enormemente clilatadas 3; iagrimosas jr sintió algo extraño una ventana, habia olvidado las celosías [aquí todo es recuerdo.
casi parecido al miedo; "ojos que no me atrevo a mirar de frente hasta el airei; se tumbo de nuevo en la silla, pesadamente. Encendio
cuando sueño". estos ojos no podria el guardarlos para su soledad. un cigarrillo 3; miro a lana como se mira una cosa que no dice nada.
para aquellas noches en que 1.-agaba por la ciudad y no tenia más -'l`t't querías conocer mi casa. mi vida . .. estas aqui. _.
refugio que meterse en algún bar y beber, beber. hasta que la luz del lil rostro sonriente de lana se iba 1.-' regresaba, se borraba.
dia lo obligaba a hundirse en las sábanas pereudidas de su cama de aparecia, los dientes blanoos que descubrian los labios al sonreir. las
estudiante. pupilas dilatada:-2. se perdia, regresaba otra vez. ahora riendo, riendo
-¿Está bien de azúcar? cada vez más fuerte. sin parar; él se paso la mano por los ojos. se
-Si. gracias -contestó el. restregó los ojos. todo le claba vueltas. aquel extraño gusto en el té.
Qué importancia poclia tener ahora el azúcar, las palabras, si todo giraba en torno de él. los retratos, el gobelino. las estatuillas, los
todo estaba roto, perdido en el vacio, en el sueño tal vez, o en el bihelots¡ [ana se iba jr volvia, riéndose; la araña con sus mil luces lo
Fondo del mar, en el capricho de ella, o en su propia terquedacl que cegaba. el piano negro, los pasos en el pasillo. las ventanas con

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celosias blancas, la respiracion, el rostro de Iana blanco, muy medio de dos füretros de hierro... aquel aire pesado, dulce. fetitio le
blanco, entre una niebla perdi-èndose, regresando, acercándose, los penetraba hasta la misma sangre, un sudor trio le corría por todo el
dientes, la risa, los pasos nuevamente, la respiración detrás de la cuerpo, quiso buscar un apoyo sf tropezo con algo, cavendo al suelo;
puerta, las figuras danzando sobre la hierba en el gobelino, algo muy pesado, grande, cajro entonces sobre el; rodaron por el
saliéndose de alli, bailando sobre el piano, en la chimenea, aquel suelo a oscuras, entre golpes, gritos, carcajadas, olor a cadáver, a éter
sabor. aquel gusto tan raro del té... lana decía algo, la vio levantarse v tormol, entre golpes sordos, brutales, de bestia enloquecida.
v abrir la puerta de cristales que daba al jardín v salir. resoplando, cada vez màs... Y los ojos claros de Iana eran como los
Gabriel se incorporo dando traspiés; cuando alcanzo la puerta sf ojos de una fiera brillando en la noche, maligna 1,' sombría... Sobre
respiro el aire fresco de la noche, sintió que se recobraba un poco, lo Gabriel caía una lluvia de golpes ntecclados con terribles
sulìclcntc para carninar. lana caminaba por un sendero hacia el carcajadas...
fondo del jardin, el la seguia torperncntc, tambalcandosct cada vea -Sheccsss, no tanto ruido, que puedes dcspertarlos -decía
sentia que era el último paso, su último paso en aquella húmeda Jana.
noche de otoño; todo fallaba en el, su cuerpo no le obedecia, solo su
voluntad lo llevaba, era ella la que arrastraba al cuerpo; og,-'o los
pasos que venian detras de él, duros, sordos, pesados, no intento ni
siquiera darse la vuelta, era inútil pa, no podria hacer nada, todo
estaba perdido, ya no habia esperanza ni deseo de buscarla, queria
apresurar el iinal jr caer en el olvido como una piedra en un poso;
perderse en la noche, en lo oscuro, olvidar todo, hasta su propio
nombre v el sonido de su voz... v los pasos cada vez mas cerca, una
sombra se provectaba adelante jr él va no sabia cuál de las dos
sombras era la suya; los pasos estaban ahora junto a él jr aquella
respiracion jadeante. ..
lana habia llegado hasta una puerta al fondo del jardin jr por alli
entro. Cuando Gabriel logro llegar, las dos sombras se habian
juntado. Un golpe de aire dulaon jr nauseabundo le azotó la cara; el
estómago se le contrajo, trato- de salir al jardin nuevamente *jr
respirar. Ya habian cerrado la puerta... estaba oscuro v solo una
débil claridad de luna se filtraba a través de las celosias; distinguió a
lana hacia el centro del salon, desde alli lo miraba desafiante, en

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rr Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'iIa. Ainpai'-:I

preparaba su club.
-Me gustaria mucho que fueras con nosotras -le dijo de
pronto a María.
Lacelda - -Claro que irá - -se apresuró a asegurar la señora (Íaniino.
antes de que Maria pudiera decir algo-_
Maria sonrió débilmente a su madre jf siguió tomando el
chocolate. También ella tendria que hablar de algo. conversar con su
madre sf con su hermana; pero temia que su voz la del-atara jr que
ellas se dieran cuenta que algo le sucedía. Y no podria decirlo nunca
a nadie. Su madre se moriría con una noticia asi, 1,- Clara lal vez no
Cuando Maria Camino bajo a desayunar. ya estaban sentadas en el lo ereeria.
comedor su madre y su hermana Clara. Pero la señora Carnino no -¿No quiere un poco de mermelada? -se atrevió a preguntar a
empraaba a comer si sus dos hijas no estaban ala mesa. Maria llego su madre. acercàndoie tímidamente la mermelada de naranja que
sileneiosarnenle. Al salir de su cuarto habia escuchado sus propios ella habia preparado el dia anterior.
pasos 1,' le parecio que hacia mucho ruido al caminar. Y no queria -Gracias, querida. ¡ah. es la que tú preparaste! -decia la señora
llamar la atencion ni que la notaran ese día: nadie debía sospechar Camino 1; la miraba tiernamente.
lo que le pasaba. Cuando se dio cuenta de que su madre jf su Eso habia sido ayer jr qué lejano parecia. Ella podia preparar
hermana ya estaban en el comedor sintió un gran malestar. Su mermeladas 3; pasteles. sentarse a tejer junto a su madre, leer varias
madre le preguntaria por que se habia retrasado sf las habia hecho horas, esfiuchar música. .ahora ya no podria hacer eso, ni nada. Ya
esperar. F.ntrr_'i en el comedor bastante co-hibida. Al inclinarse para no tendria paz ni tranquilidad. Cuando terminaron de desayunar.
besar a su madre vio su propio rostro reflejado en el gran espejo Maria subió a su cuarto 1.1 lloró sordamente.
italiano: estaba niuy pálida jr ojerosa. Pronto se darían cuenta de ello
su madre y su hermana. Sinlió que un viento frío le eorria por la Casi todas las veladas la señora Camino jr Clara jugaban a las earlas
espalda. La señora Camino no le pregunto nada, pero en cualquier con Mario Olaguibel, prometido de Clara, 1,' con el primo de Mario,
momento lo haria y ella tendria que tener preparada alguna excusa. Iosé juan. A Maria no le gustaban los juegos ele cartas. le parecían
Diria que el reloj se le habia parado. Mientras mondaba una aburridos e inútiles. Mientras jugaban. Maria se sentaba cerca de la
manaana sabía que su madre 1,' Clara la estaban obse1¬.'ando; tal vea chimenea jr tejía en silencio. Y sòlo interrumpia su labor para sentir
ya habian sospechado; bajó la mirada 1,' supo que habia enrojecido. alguna crema o licor que su madre ordenaba. F.sa noche Maria pidio
Pero afortunadamente Clara Camino empezó a hablar en ese que le permitieran jugar con ellos. Todos quedaron ntuy
momento de una exhibición de modas, que con lines benéficos sorprendidos y la señora Camino se siutio muy complacida "de que

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tu Salir Cuentos reunidos - El-a',-'ila_ _ifi.|np-aro

la pequeña Maria comenaara a mostrarse sociable". Ella habia hacer nada, nada...
pensado que tal vez el juego lograra distraerla un poco. Pero
resultaba inútil el esfuerzo. No podia concentrarse jr jugaba Maria Camino se dio cuenta, un dia, de que lose Iuan Olaguibel
torpemente. A cada momento miraba el reloj sobre la chimenea. podria ser un refugio para ella, o tal vea su única sah.facir`in. Podria
espiaha las puertas, oia pisadas. Cada vez que hacia una mala jugada casarse con el, viajar mucho, irse lejos, olvidar... Tenia bastante
se turbaba j' enrojecia. La señora Camino fumaba con su larga dinero jf podria llevarla adonde ella quisiera, adonde él no la
boquilla de marfil. encontrara. Luchando contra su natural timidez, comenzo a ser
-Vaiiios, vamos, querida, piensa tus jugadas -le decia de vez amable con él jr a conversar. Esta nueva reaccion de Maria fue
en cuando, para no mortifiearla. recibida con bastante agrado no solo por josé Juan Olaguibel, sino
José Juan sonreía como queriendo alentarla. por toda la familia, lo cual Íaeilitaba las cosas. Cuando no jugaban a
-La proxima vea jugara mejor, no se preocupe -le habia dicho las cartas pasaban la velada conversando. Maria descubrio que
al despedirse. resultaba agradable platicar con él. Empezó a sentirse bien en su
Maria subio lentamente la escalera hacia su cuarto jf al abrir la compañia jr a distraer un poco su preocupación. Poco a poco iba
puerta tuvo la sorpresa de aquella presencia... conociendo la ternura j' la esperanza. Empezaron a hacer proyectos
jr planes jr al poco tiempo Maria lucia un anillo de compromiso, jr la
La señora Camino se mostraba mujr contenta de ver que Maria boda quedo tijada para el proximo mes de enero. Ella hubiera
pasaba los dias ocupada, "esa niña siempre Fatigada jf sin ánimo querido acelerar la fecha del matrimonio *y huir de aquella horrible
para nada ahora esta activa constantemente". Maria habia logrado tortura que tenia que sufrir noche tras noche; sin embargo, no podia
su proposito; su madre jr Clara ereian que su salud habia mejorado j' despertar sospechas de ninguna especie. Su boda tendria que
que se sentia contenta 3; diligente. Era la única forma de evitar que realizarse con toda normalidad, como si no pasara nada, como si
ellas sospeeliaran lo que le sucedía. Pasaba horas arreglando el ella fuera una mueliaeha común 1,' corriente. Por las noches se
desiran jr la despensa, desempolvando la biblioteca, ordenando los esforaaba en retener lo mas posible a josé Juan. A medida que las
closets. Ellas la creían entretenida jr no podian sorprender aquella horas pasaban j' se acercaba el momento en que los Úlaguibel se
angustia que ensombreeia su rostro, ni sus manos temblorosas jf despedian, Maria ernpeeaba a sufrir aquel terror desorbitado de
torpes. María no lograba apartar de su mente, ni un solo instante, quedarse sola; tal vez el ya la estaba esperando allá arriba en su
aquella imagen. Sabia que estaba condenada, mientras viviera, a cuarto y ella sin poder hacer nada para evitarlo, sin poder decirle a
sufrir aquella tremenda tortura jr a callarla. Los dias le parecian lose Iuan que se la llevara esa misma noche jf la salvara de aquel
cortos. huidizos, como si se le fueran de las manos, 'jr las noches martirio. Pero alli estaban delante su madre j' Clara que nada sabian
interminables. De solo pensar que habria otra más, temblaba jf ni podrian saber nunca. María los veia subir al autoniovil; entonces
palidecia. Él se aeercaria lentamente hasta su lecho jf ella no podría cerraba la puerta 1,' una muda desesperacion la consumía...

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rr Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'iIa. .+ï`impa|'-:I

llabian pasado octubre 1,' noviembre haciendo compras jr cosas por arreglar. Cuando Maria oyó aquella noticia experimento
preparativos para la boda. Iose [uan habia adquirido una vieja una gran felicidad, de solo pensar que se libraba de su presencia por
residencia que estaba reconstruj.-'endo lujosamente. Muy complacida unos dias. Sintio que aquel cerco, que empezaba a estrecbarse sobre
la señora Camino acompañaba a su hija a todos los sitios adonde ella, de pronto se rompía. Tomo varios ponches de naranja. se rio de
habia que ir, jr la ayudaba a seleccionar las compras. Maria estaba cualquier cosa tf lo beso al despedirse.
cansada. Todos los días, mañana jr tarde, habia algo que hacer; Al dia siguiente María se levanto sintiéndose contenta jr ligera.
escoger telas. muebles, vajillas, ir a la ntodista, a la borda-dora. Durante el desayuno Clara noto que tenia los ojos brillantes 3; que
discutir con el arquitecto sobre la casa. elegir colores de pinturas Sflllfflla 5l.l"l Él-š`l1'S¢ Clllflllfl.

para las habitaciones, alfombras, cortinas... Se dio cuenta con gran -Tienes el aspecto de las mujeres satisfechas -le dijo.
tristeza jr desencanto que aquel hermoso juego de liberacion la habia Maria comprendió todo en aquel momento. Y supo por que era
cansado y que no quería saber ya ni de la boda, ni de José juan, ni de tan feliz. Estaba ganada para siempre. Ya nada mas importaría. lira
nada. Empezeo a sentir disgusto citando oia que llegaba, lo cual hacia como una hiedra pegada a un árbol gigantesco, sumisa y confiada.
varias veces durante el dia. con el pretexto de consultarle alguna Desde esc momento el dia se torno una enorme espera, un deseo
cosa. Contenzú- a chocarle su voz, el leve beso que le daba al interminable...
despedirse por las noches, los labios frios 3,' húmedos, su Pero Iosé Iuan Ulaguibel no se marcho para Nueva York.
comrersacion: “la casa. las cortinas, las alfombras, la casa, los Cuando Maria lo vio llegar por la noche, se apoderó de ella una
muebles, las cortinas..." Ella no podia más, ya no le importaba Furia tal que enmudecio por completo. No presto atencion a nada de
salvarse o padecer toda la vida. Sólo quería descansar de aquella lo que le explicaba, estaba tensa de ira. Él no advirtió el odio que
tremenda fatiga, de ir todo el dia de un lado a otro, de hablar con habia en sus ojos. Mientras lose Iuan hablaba jr sonreía satisieelio.
cien gentes, de opinar, de escoger cosas, de oir la voz de lose Juan... ella hubiera querido... Sin importarle lo que pensaran su madre y su
Queria quedarse en su cuarto, sola, sin ver a nadie, ni siquiera a su novio, corrió escaleras arriba hacia su cuarto. Alli lloró de rabia, de
madre y a Clara. estar sola. cerrar los ojos, olvidar todo. no oír ni fastidio. .. hasta que él llego gr se olvidó de todo. ..
una palabra. nada, “la casa. los muebles, las alfombras, la ropa
blanca, las cortinas, la casa, la modista, los muebles, la vajilla. . .” La última noche del año, la señora Camino dispuso una espléndida
Emperaba a sentirse el frío de diciembre jr una noche Clara cena. Solo asistieron los familiares más cercanos tj' los Ulaguibel.
preparo unos ponches. Maria, totalmente lejana, bordaba cerca de la Clara lucia hermosa jj' felix. Habían decidido, ella jr Carlos, efectuar
chimenea. La señora Camino jr Clara jugaban canasta uruguaya con una doble boda 'jr juntos hacer el recorrido por Europa. La señora
los Glaguibel. lose Iuan hablo de un viaje que tenía que hacer a Camino no pudo evitar urnas lagrimas de felicidad. “satisfecha de
Nueva York, por asuntos de familia, lo cual le contrariaba haber encrmtrado tan magniiìcos partidos para sus queridas niñas”.
sobremanera por estar tan cercana la fecha de la boda jr haber tantas Maria estaba pálida 'ji' sombría. l.Ievaha un traje blanco de hrocado

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tt Salir Cuentos reunidos - Da',-'iIa. Amparo

italiano, ceñiclo jr largo como una túnica. Casi no habló en toda la cuulrjuier lloro; siempre estumos juntos; sr' no liicieru tonto frio yo
noche. Todos, excepto ella, gozaron la cena, pero Maria sabia muy serio compieturneute feliz. pero tengo mucho ƒrio y me duelerr los
bien donde estaba su única felicidad, jr aquella tiesta fue larga jr huesos; ayer me golpeó cruelmerrte y grite mucho, mucito... ,lose ƒuou
agotadora. Las manecillas del reloj no se ntovian. El tiempo se habia se puso frío. muy frio; rro lo deje ccter, sirro reslrulor sucrverrterrte; lo
detenido... luna lo luïrñrrlru y sus ojos estubutt _ƒr`j`os; rorulriéri los ratos se quedar:
con los ojos fijos; se qtredd dormido sobre el césped, trajo tu Juno;
Ahora el tiempo también se ha detenido... ¡Qué cuurto tau frío y estubo muy liluruïo... yo lo estuve 1-'ieruio ruuclto roto... quisiera
osrurol, :ou oscuro que el rzfio scjuruo con lo noche; yu uo sé curírtrio usomurrrie u eso vcutuuu y poder ver los otros ltubituciorics... no
empiezan ni ciitímio Ierrutnun los dins; quiero Hornr de frio. mis olcunao, está muy aim y él puede venir y sorprcnderoie, como llego u
huesos esuiu lielurios y me duelen; siempre estoy subido en tu camu, cuulrguier hs-ru, cuorifos veces rpiiere... se puede euojory golpeorme. ..
mrroriijgotudrr. crizumio moscas, espiruuio u los ratones que crren Ese ruido en el rinctirr uouel: otro ruton, lo cogeré antes que él llegue,
irremeuliulrlerrieute en mis mimos; el cuurto estoi lleno de cutlriveres de pues cuuno'o veujgu ya no podré hacer nudo...
moscas y ole rutorres; huele u lrumerirrrl y o rotones putreƒirctos, pero
no me iruportu, que los erttierrerr otros. yo no tengo tiempo; este
castillo es oscuro yƒrio como todos los castillos: yo sabio que el tenia
:rn castillo... ¡qué lirrrlo estar prisioriercr en un castillo. que lir¡.do.';
siempre es de uoclte; él no rieju que nadie me veo; mi cosa lia de estar
muy lejos; hutrio una chimenea ruuygroude cu la tribiioreca de papá y
yo urregluiru y ttescrupoivutiu los libros; yo quiero uuu cliirrreucu puro
rnleutnrme, pero no me atrevo o dctfirscio, me rin miedo, se puede
enojar. yo no quiero que se enoja corrmigo; no luiblé ui uuu pulritiru
con esos liorubres que vinieron, podria llegar y sorpreuriermc; me meti
en lu currrrr y me topé lo cum con los cobijrts; siempre esiuruos juntos;
e'dòmle esitírr momti J” f.`lrrru?; Clrtru es mi liermuuu muJ=-or; ¡Jr
' 'o no los
quiero. les tengo nrierio, que no verrgrm. que no vengorr...! Tal vez yo
están muertos y tienen los ojos abiertos y brillurites corrio los tenia
lose' ƒuou aquello noche; yo queria cerrorle los ojos porque me dulro
miedo que rue estuviera 1-'ici-ido; tenia ios ojos muy abiertos y muy
lrrillurires... 'serás uuu bello novia. todo trluucrf, lo luna rurrtirién cru
lrloricu, muy blanco y ruuyƒriu; con-to siempre es de rzoclte él vierte u

as-49 asa ° °
c Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.mp-aro

seca jr casi sin respiracion, tratando de localiaarlos entre aquel


apeñuscamiento humano. Estaban hacia la mitad del carro, cerca de
la puerta de salida, aprisionados como él. sin poder inoverse. No
Final de una lucha
habia podido ver bien a la mujer. Cuando pasaron por la calle le
parecio hermosa. ¿Lfna hermosa rubia, bien vestida, del brazo de
éi...? Tenia prisa por que bajaran del tren Y poder ahordarlos. Sabia
que no podría soportar mucho tiempo aquella situacion. Los miro
encaminarse hacia la puerta de salida 3-' bajar. Trato de segtlirlos.
pero citando logro salir del tranvía, ellos habian desaparecido. Los
busco inútilmente, durante varias horas, por las calles cercanas.
Estaba comprando el periódico de la tarde, cuando se vio pasar, lintraba en todos los establecimientos. husmeaba por las ventanas
acoinpañado de una rubia. Se quedo inmóvil, perplejo. lira el de las casas, se detenia un buen rato en las esquinas. Nada; no los
mismo, no cabía duda. Ni gemelo ni parecido; era el quien habia encontro.
pasado. Llevaba el traje de casimir ingles y la corbata listatia que le Abatido. desconcertado, tomó el tranvía de regreso. Con aquel
habia regalado su mujer en Navidad. "Aqui tiene su vuelto", decia la infortunado encuentro su habitual inseguridad había crecido a tal
vendedora. Recibió las monedas 1,' las guardó en el bolsillo del saco punto que no sabía ya si era un hombre o una sombra. Se metió en
casi sin darse cuenta. El hombre sf la rubia iban ya por la esquina. un bar, pero no en aquel adonde acostumbraba tomar la copa con
Echo a andar tras ellos apresuradamente. Tenía que hablarles, saber los amigos, sino en otro donde no lo conocieran. No queria hablar
quién era el otro y donde vivia. Necesitaba averiguar cuál de los dos con nadie. Necesitaba estar solo. encontrarse. Hebio varias copas.
era ei tferdaciero. Si él. Durán, era el auténtico dueño del cuerpo tf el pero no pudo olvidar el encuentro. Su mujer lo esperaba para cenar.
que habia pasado su sombra animada, o si el otro era el real y el su igual que siempre. No probo bocado. La sensación de ansiedad y de
sola sombra. vacio le había llegado al estomago. Aquella noche no pudo acercarse
Caminaban cogidos del brazo y parecian contentos. Duran no a sit mujer. cuando ella sc acosto a su lado. ni las siguientes. No
lograba alcanzarlos. A esa hora las calles estaban llenas de gente 1,' podia engaítarla. Sentia remordirnientos, disgusto de si misrno.
resultaba dificil caminar. Al doblar una esquina ya no los vio. Pensa Qttizás a esa rnisrna hora el estaba poseïendo a la hermosa rubia...
que los habia perdido gi' experimentó entonces aquella angustiosa
sensacion, mezcla de temor sf ansiedad, que a menudo sufría. Se Desde la tarde aquella en que se vio pasar con una rubia, Durán se
quedó parado mirando hacia todos lados. sin saber qué hacer ni encontraba bastante mal. Cometia Frecuentes equivocaciones en su
adonde ir. Supo entonces que él era quien se había perdido. no los trabajo del banco. Estaba siempre nervioso, irritable. Pasaba poco
otros. En ese momento los vio subir a un tranvía. Llego con la boca tiempo en su casa. Se sentia culpable, indigno de Flora. No podia

50 51 84
a Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'iIa. Arnpai'-:I

dejar de pensar en aquel encuentro. Durante varios dias habia ido a No podia seguir asi. Tenia que hablarles, saberlo todo. åcabar con
la esquina aquella donde los vio v pasaba horas enteras aquella doble vida. No queria seguir viviendo con su mujer jr con
esperándolos. blecesitaba saber la verdad. Conocer su condición de Lilia al mismo tiempo. Atnaba a Flora de una manera tranquila.
cuerpo, o de simple sombra. serena. Habia querido a Lilia con desesperacion, con dolor de si
Un dia aparecieron nuevamente. Él llevaba aquel viejo traje café mismo, siempre humillado por ella. l.as tenia a las dos, las
que lo habia acompañado tantos años. Lo reconoció al instante; se acariciaba, las poseía al mismo tiempo. Y solo una de ellas lo tenia
lo habia puesto tantas veces... le traia de golpe muchos recuerdos. realmente; la otra vivia con una sombra. Toco el timbre de la puerta.
Cainirtaba bastante cerca de ellos. Era su mismo cuerpo, no cabía Volvió a tocar... Había tenido muro paciencia pcnsrmdo que a lo
duda. La misma velada sonrisa, el cabello a punto de encanecer, el largo eso la gomzrío. Espembu o Lilia en la puerto de su coso, se
:nodo de gastar el tacón derecho, los bolsillos siempre llenos de conlenrobo con verlo. Con que aigrmos veces lo dejara ocumpmìorlu
cosas. el periodico bajo cl brazo... Era él. Subìo tras ellos al tranvía. lmstrz donde ello iba. Enrorices regresrrbo rr lo pcnsirìn tranquilo; lo
Alcansú a aspirar el perfume de ella... lo conocia, Sorlilege de Le llrtbira visto. le hrrbiri hablado... 'l`ocö nuevamente el timbre. Úyó en
Galion. A-quel perfume que Lilia usaba siempre y que un dia el le ese momento gritar a Lilia. 'liritaba desesperada como si la
habia regalado haciendo un gran esfuerzo al comprarlo. Lilia le estuvieran golpeando. Y la golpeaba él mismo, cruel v salvajemente.
habia reprochaclo que nunca le regalaba nada. La habia amado Pero él nunca tuvo valor para hacerlo. aun cuando muchas veces lo
durante varios años, cuando era un pobre estudiante que se moria deseo... f.r'lr'o estriba muy bello con un vestido de raso azul. lo miró
de hambre y de amor por ella. Ella lo despreciaba porque no podia ƒrforrzente nrierztrns decia: `-'Voy it salir oi teatro con mi orrzigo, no
darle las cosas que le gustaban. Amaba el lujo. los sitios caros. los puedo recil.¬Irre". Él llevaba el título que le liobíoo entregado ese
obsequios. Salía con varios hombres. con el casi nunca... Había fnismo día, queria qtreƒoero lo primera en verlo. Había pensado que
llegado con gran rirm'o`cz iz lo tienda. conferido el dinero para ver si lo ƒelr`cr`tor¢'a por aquella calificacion ron olta que bolita logrado sacar.
era sigìcrenre. “Sortilège es im hello aroma -dijo la muchochíto del Las lioliƒa dicho o sus rfornpmìcros que Lilia lo ricomporìrtrlri al baile,
mostrador-; le guslord sin dudo o su novio." Lilia no estubo en su con el cool celebrobrar: lo rernairmcldn dc sus estudios. “lispero un
cosa cuando fue rr llevarle el perfirrrre. Listar-o esperdndoio varios momento, Lilia, solo quiero ,o±rdr'rIe... "` Un corro se había .dereriírio
horas... Cmmdo se lo dio, Lilia recibio el regalo sin entusiasmo, m' frente rr lo coso. l" Lilia no ofo yo lo que él estubo diciendo. Lo lrobío
sirfrriero lo obriti. Siritid rmrr grrrrr rl'esilus¡`Úrr. Aquel perƒunie ero todo tornoslo de un brazo tratando de rrsterrealrr stilo lo rreccsririo para
y más de lo que él podía' .darle y ri ello no le ímportrrba. Liiirr em bella hacerle lo irrtfitrrriorz. .Ello se desprenditi de lo mrmrr que lo sujetabrr J;
yƒrio. Or'deimlm. Él no podio complacerio... Bajaron del tranvía. corrid hasta el coche que la esperaba. La vio sentrrrse muy cerco del
Duran los siguio de cerca. Habia resuelto no abordarlos en la calle. hombre que iiobfo ido ir imscorlrr, lo 1-'io besorlo, rrlcorrzd o oír su risa.
t",aminaron varias calles. Finalmente entraron en una casa pintada Sirrtiri que todo la sorigre se le subio n lo criba:-¿o J; por printer@ ves
de gris. Alli vivian. sin duda. En el número 27"?. Alli vivia con l.ilia. tuvo gorros de tenerla entre sus brazos y acabar con ello. lenceria

- sz-sa. asi
a Salir Cuentos reunidos - Elm-'iIa. .lïlnwpar-:I

pedazos. AquéHr¡_†'ì4r: la primera vez que bebƒú hasta perderse por mundo. A veffss cfespermba por la nufhe sinfierado qm' era Lllíf: quien
cunrplftu... \-"ul¬|.fic'1 a tu-car el timbre. nadie respondía. Seguia oyendo darnlífr fx su Índfr. palpuba al cuerpfl de Flora y .rzlgfl pm' dentro se le
gritar a Lilia. Empezó entnnces a gnlpear la pue1'ta. No pndía dejarla desgnrrabn. Un día desapareció Lilia. la había crlvirfado. Cnnlenzú al
morir en sus prnpias manos. Tenía que salvarla... “Lu único que acostmrmlaramr ff Flora y a quererla. F'a.~:ar'o›r anos... Apenas se nian
quiero es qrm nue dejas an paz, no 1»'f.1.lvcr n vvzrta nunca”, halna diclto lns gritns de Lilia, eran muy débiles, apagadns. cnmn si... Derrihñ la
l'.iEia aquella rwche, la última que la 1.-fo. La Fmhía estadn esperando P uerta v. entró. La casa estaba com 1aletanmnte a nscuras.
para despedirse. No podía .-=e_g'1u'r vivierldo en el mƒsnw Iugarque ella, la lucha fu¢ larga Y sorda, terrible. Varias veces, al caer, tocó el
y .mfriemio día a dir: sus cíemtres 3* lzrmzíllacíones. Tena: que partir, cuerpo inerte de Lilia. Había muerto antes de que él pudiera llegar.
alejarse para siempre. Lilia había descflmfifio del aura cerrando con Sintiú su sangre tibia aún, pag:-ujusa. Sus cabellos se le enrcclaron
ƒrmla la portazuela. Un ¡wm-Erre bajó ¿ms ella, y alcanzfindola, la varias veces cn las mantas. El continuó aquclla oscura lucha. Tenía
comenzó ff: gulpear. El había ma-rí¿1`o en su aymfa. Camada el :mngn (1 ue llc ar hasm cl Íìn, hasta 'ïl Lu: sólo ucdara Durán. u ul otro. ..
de Lilia se marchó en su rrrammóvil, Lílírr lloraba. La había abruzmiu
fíemnmrmfe. prufegíénffula; ±'ntunr.'|:*.s sr: s±'pa¡"Ú lJmsr.'r4n1em'±' flv él' y I-[acia la me-rliannche salió Durán de la casa pintada de gris. Iba
dijo que rw qursrfn ver!-rr más. Toda se rebelfl en su 1`m'erim'. Se herido. Eamhaleante. Miraba con recelo hacia todas partes. como el
arrepintió de haberla l:`bradc± de los gnlpcs. de lmberlf rnustrado su que teme ser cl.em:ubie1'tn y detenido.
ternum. Que el afro la hulìifra matado, habría .nda :-tu salva.-Iiórr. A!
día siguƒerlfe se marchó de aquella ciudad. Tania que l1|:.|¿r de l'.|'lr`a y
lifmrarse para siemprf de aquel amm' qua IG aïfnpezfucñeda y
hurniifflha. No haI›¦'a :=idn_fri±rílol1›ídarla. La veía en iodm; las rnujeres.
Creía mlcontmrlrl en los rnmuías, en los cines, an los cafés. A veces
segmìz por la calle Imstmue ram a una mujer, hasta descubrir que no
era Lilia. Off; su vu:-3.', ¿ru risa. Recorcïfaha sus_.I'rnses, suformfz de vestir,
su mrmem de cmvmmr, su cuerpo tibio, elástico, que mn pam; wfes
laabíxa ¿enfría entre los brazos, y el perjìfnre de su cuerpa nlezclndu con
Surtilègc. La clulfn su pubreza y se ¿lf's¿fsper'uba cl rnenudu. pensfrrido
que cun f.linc'r-rr Lilia ff: lmllrfn qxefrídu. Habfa pasada varias años
vivierrdn de aquel recuerda. Un día apnrfcifl Flora. Él se halna dejadfr
llevar sin enfusrìïsnm. Pensaba que la única jh-rrna de terminar mn
l',il1'a em tcniendn otra nmgƒrzr mzrm. Se ¡rabia casado sin pasión. Flnm
em buen@ Iierrla, comprensiva. Habrìi respetado su resarvfz, su otra

54-55 354 ° °
tu Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'iIa_ _»fi.|np-aio

no la conmovian, seguia atizando cl fogon, soplando las brasas


como si nada pasara. Desde mi cuarto del desván los oía chillar.
Siempre llovia. Sus gritos llegaban mezclados con el ruido de la
Alta cocina
lluvia. No morían pronto. Su agonía se prolongaba
intermirtahlemente. Yo pasaba todo ese tiempo encerrado en mi
cuarto con la almohada sobre la cabeza, pero aun así los oía.
Cuando despertaba. a medianoche, volvia a escucharlos. Nunca
supe si aún estaban vivos, o si sus gritos se habian quedado dentro
de nii. en mi cabeaa, en mis oidos. fuera 3; dentro, martill-ando.
desgarrando lodo mi ser.
Cuando oigo la lluvia golpear en las veinartas vuelvo a escuchar sus A veces veia cientos dc pequeños ojos pegados al cristal gotcantc
gritos. Aquellos gritos que se me pegaban a la piel como si fueran de las ventanas. Cientos dc ojos redondos 1;' negros. Ojos brillantes,
vcntosas. Subian de tono a medida que la olla sc calcntaba jr cl agua húmedos dc llanto, que imploraban misericordia. Pero no habia
empezaba a hervir. También veo sus ojos, unas pequeñas cuentas misericordia en aquella casa. Nadie se conmovia ante aquella
negras que sc los salian de las órbitas cuando sc cstaban cocicndo. crueldad. Sus ojos jr sus gritos me seguían, *jr me siguen aún, a todos
Nacian cn ticmpo de lluvia. en las huertas. Escondidos entre las partes.
hojas, adheridos a los tallos. o entre la hierba húmeda. De alli los Algunas i-'ec-es me mandaron a comprarlos; yo siempre
arrancaban para venderlos. y los vendían bien caros. A tres por regresaba sin ellos asegurando que no habia encontrado nada. Un
cinco centavos regularmente 3;, cuando habia muchos, a quince dia sospecharon de mi 'jr nunca más fui enviado. iba entonces la
centavos la docena. cocinera. Ella volvia con la cubeta llena, yo la miraba con el
En mi casa se compraban dos pesos cada semana, por ser el desprecio con que se puede mirar al mas cruel verdugo, ella fruncía
platillo obligado de los domingos. y con más frecuencia si habia la cliata n-aria jr soplaba desdcñosa.
iiwitados a corner. Con este guiso mi familia agasa_iaba a las visitas Su preparacion resultaba ser una cosa muy complicatla j- tomaba
distinguidas o a las muy apreciadas. “No se pueden comer mejor tiempo. Primero los colocaba cn un cajon con pasto 1,' los daba una
preparados cn ningún otro sitio”, solia dccir mi madre. llena dc hierba rara que ellos comían, al parecer con mucho agrado, jr que les
orgullo, cuando clogiaban el platillo. servia de purgante. Alli pasaban un dia. Al siguiente los bañaban
Recuerdo la sombría cocina 1,' la olla donde los cocinaban. cuidadosamente para no lastimarlos. los secaban jr los metían en la
preparada 'jr curtida por un viejo cocinero frances; la cuchara de olla llena de agua fria, hierbas de olor jr especias. vinagre 'jf sal.
madera muy -oscurecida por el uso jr a la cocinera, gorda. Cuando el agua se iba calentando empezaban a chillar, a chillar.
despiadada. implacable ante el dolor. Aquellos gritos clesgarradores a chillar... Chillaban a veces como niños recién nacidos, como

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a Salir Cuentos reunidos - Da'.-'iIa. Amparo

ratones aplastados, como murciélagos. como gatos estrangula-tios,


corno mujeres histéricas. . _

Muerte en el bosque
Aquella vez, la última que estuve en mi casa, el banquete fue largo 1,'
paladflado.

El hombre venía rcaminando con pasos lentos if pesados, casi


arrastrando los pies. Las manos en las bolsas de la gabardina y los
braaos sueltos, abandonados. Delataba cansancio, una fatiga de
siempre. Llrwal:-a ol cigarrillo constantemente entre los labios como
si formara parte de ellos. Habia un anuncio dc manta en el balcon
cle un eclificio: "Se alquila departamento vacío". El hombre se
encogio de hombros al leerlo if siguio su camino con el mismo
clesgano...
-Ya no puedo aguantar más en esta miserable jaula, no hay
sitio ni para una palabra. No se puede uno mover porque todo está
lleno de cosas. Tienes que buscar otro departamento -le repetía
todos los dias su mujer.
-Para decìrine eso no necesitas gritar -le contestaba. Todo está
lleno de cosas, es cierro. De esas casas que tú has ido ammrilrmdo y
que me lima hecho imopormlrle esta casa... estas miicetims crm jlores
de papel de estrrmr, colgados por todos lodos, hasta en el bario: las
paredes mpizadrts de mlemlarios con praisrijes de invierno y rollizos
nenes sorrriemío. con retratos de todo lr: jrinrƒliri y hasta de los rrnrigos,
con cuadros lreclios de popotes pi`ntrrdos_: los cosƒureros y las cajitas;
los conejos de yeso y las pnlommr; las muñecos de ermmore derteñidns

aa-59 354 ° °
tt Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'ila. Atnpat'-:I

y stttíos oliendo rr lrtmtedrtd; tosƒrutus de cero llenos de mosca... -Si rio bcbiera tanto cafe, ni fumara, ni me tomara unas copas,
-Y ni siquiera me oyes lo -que te digo -decia furiosa. no podria mover un solo dedo; no qttieres ver que estoy totalmente
-Si te escucho. pero bien sabes que no tengo tiempo para agotado...
dedicarme a buscar otro departamento. Otro sitio que tri te - -Pues a ver de donde sacas Fuerzas 1,' te das un tiempecito para
encargará; de nrrttirttrr y licitar de cosas. ._ buscar departamento...
-Si vo viniera solamente a dormir. tampoco me importaria.
pero como soy la que sut`re este cajon estov decidida a cambiarme. Y ésta era aquella muchacha esbelta, con sus blusas siempre
aunque nie quede sin comer. alntidonadas 3' sus faldas de mascota que él iba a esperar todas las
¿Y a qué otra cosa podria él venir sitio a tumbarse un rato ¿tf a tardes ala salida de la oficina. .. caminaban por las calles cogido-s de
tratar dc dormir? Scotia horror de llegar a aquella casa, de -.fer a la la mano... se dctcnían en los escaparates de las grandes tiendas para
mujer que había amado gorda 1.- sucia. despeinada. olicndo a cebolla elegir cosas que nunca podrian comprar... behian cafe de chinos
todo cl tiempo. con las medias deshiladas ff' Hojas, el fondo salido... entre proyectos ir miradas... contaban todos los días cl dinero que
A veces se la quedaba mirando con gran dolor v cierta ternura. asi iban ahorrando para casarse... El hombre suspiro tristemente y se
com-o se contempla la tumba de tin ser querido. detuvo. volvio la cabeza 1; alcamto aún a ver al anuncio que habia
-Ten paciencia. dentro de unos meses tendré una semana libre quedado varias cuadras atrás. Regreso hasta el edificio. Echo una
v entonces buscaré algo mejor. mirada al tablero de los timbres v tocó el de la portería. Toco. volvio
-Y mientras tanto, vo aqui volviéndome loca. "ía no soporto a a tocar. Otra vea ¡nas v nadie respondía. De promo se dio cuenta de
los niños brincando sobre las camas gr destruyéiidolo todo, porque que la puerta se encontraba abierta 1,' entro. No había nadie en la
no tienen donde jugar. -[Habia lie-Cho todo por malcriar a los niños 1,' planta baja. Subió una oscura escalera gr apenas se atrevio a tocar el
ahora se o_uejaba._l Te exijo que busques un departamento timbre de un departamento. Casi al instante aparecio en la puerta
inttiediatatriente. una mucliaclta muy pintada. pero desaliñada y sucia.
-No te das cuenta de que estoy muy cansado. de que me siento -¿Que se le ofrece?
mal. -Busco informes del departamento que está desocupado 1,' no
-l:`.l resultado de tanto café, dc tanto cigarro, de tantas copas... contestan cn la portería -dijo con timidez.
-Es que estoy muy cansado. a veces pienso al despertar que ya -Esa vieja nunca atiende nada, no se como no la han corrido.
no podre levantarme mas. Todo lo que hago me cuesta mucho Mire usted. el departamento vacío está en el quinto piso. pero la
esfuerzo. vieja tiene las llaves. Ella vive en la azotea, alli la puede encontrar.
- -¡(Ílaro[. descansas poco, trabajas mucho 1; bebes café todo el -Muchas gracias, señorita.
dia... Con ese dinero que irtalgastas en los catiës, en los cigarrillos 1,' Cotriettao a subir más lentamente que cuando caminaba por la
en copas podriamos vivir un poco mejor. calle. Una escalera, otra, otra... Se dettivo un poco, respiro hondo.

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ri Salir Cuentos reunidos - El-a',-'iIa_ _»fi.|npa|'o

»¬
lirú el cigarrillo que va estaba terminado jr encendió otro. Siguió :nuera asiixiado entre ellas." En su casa tenia siempre la sensacion
subiendo. _ . subiendo... de c|ue un dia aqttel mundo de objetos se animaria 1,' se echaria sobre
-¿Quién llamaba a la portería? -grito una voz de mujer. Él él. Sintió un gran malestar jr apartó la vista de la mujer que seguia
miro hacia arriba, de donde salía la voz, jr descubrio a una mujer sacando cosas... Miro hacia arriba. Habia nubes blancas. Seria
gorda 1,' cliaparra que se asoinaha por la escalera. bueno agarrar un puñado. Se veian tan cerca...
-Yo llamé -contesto-. quiero ver el departamento vacio. -Yo no sé que se me ha hecho ese papelito donde apunte el
-Voy por las llaves. espéreme allí, ahorita bajo, El hombre número, estov segura de que io guarde aquí -decía la mujer,
espero pacientemente a que la inujer bajara con las llaves jr abriera mientras sacaba 3-' volvia a meter en el cajon de la mesa cosas v mas
el departamento. No era una gran cosa. pero la estancia era amplia y cosas.
tenia sulìciente Iue, buena orientacion. Debía de ser caliente en el l-'asú una bandada de pájaros. Los siguio con la vista 1,- los vio
invierno; una recamara para los niños y otra para ellos, un baño llegar a su destino: cl bosque. Regresaban a dormir entre los árboles.
bastante dccoroso. .. Siniió entonces nostalgia de los árboles, deseo de ser arbol...
-¿(_Ãuanto renta? -le pregunt-t':› a la portera. (“Al1ora lo encuentro, ahora lo encuentro", decia la mujerl... vivir
-Yo no sé, señor, pero si a usted le interesa le puedo dar el en el bosque, enraizado, siempre en el mismo sitio, sin tener que ir
teléfono del dueño para que se arreglen. de un lado a otro, sin moverse mas; siempre allí mirando las nubes v
- -Si. el departamento me interesa, ¿cuál es el número? las estrellas, jr las estrellas se apagarían jr se volverian a encender jr la
-No me lo sé de memoria, pero allá arriba en mi cuarto lo mujer seguiría buscando, buscando... la noche, el dia, otra noche.
tengo apuntado. se lo ire a traer. otro dia, 1,' la mujer buscando, buscando. buscando desesperada el
-Yo iré con usted. número de un teléfono... jr él en el boscjue siii importarle liadfl. sin
Subió tras ella 1,' llegaron a la azotea. oir ya sonar papeles v cajones v cosas... descansando de aquella
-.-'iiiora se lo doy -dijo la mujer entrando en el cuarto. Abrió fatiga de toda su vida, de los tranvias, de las calles llenas de gente v
el cajon de una desvencìjada mesa 3; empezó a sacar tapones de de ruido, de la prisa, de los relojes, de su mujer, de la horrible
vidrio, una vela, cordones de lana para las iren'.-Las, monos arrttgados vivienda, de los niños... sin oír las máquinas de escribir ni las
v descoloridos, un pedairo de espejo, cajas vacías, frascos, unos prensas del periodico, ni los linolipos, ni los diez telefonos sonando
anteojos, corcbos, unas tijeras rotas... El hombre se habia quedado a un mismo tiempo... tendria silencio 1,' soledad para pensar, tal vez
aftiera, recargado en la puerta del cuarto, jr desde alli miraba a la para recordar, para detenerse en algún minuto hondamente vivido,
mujer que revolvía el cajón sin encontrar nada. Y cada vez sacaba para oir de nuevo una palabra, una sola palabra... t".-Xqui guarde ese
más cosas. “Donde quiera es lo mismo -pensaba al obseivarla- -, papelito, me acuerdo inujr bien, aqui lo guardi'-Í""'f|... encontrarse de
almacenar basura. llenarse de cosas inútiles por si algún dia sirven, pronto en el bosque rodeado de arboles silenciosos, sostenido por
juntar cosas y mas cosas con desesperacion, hasta que un día se hondas raíces. mirando las estrellas v las nubes... el viento mecería

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a Salir Cuentos reunidos - B-a',-'iIa. Atnpar-:I

suavemente sus ramas jr los pajaros se hospedarian en su follaje... escaleras como si lo fueran persiguiendo... (“Señor, señor, esperese,
¡vida tranquila jr leve la de los árboles, llenos de pajaros jr de aqui tengo el número", repetía la mujer gorda mientras bajaba tras
cantos. __! {"Pero si vo lo guarde aqui, estojf bien segurawj... del dia a el hombre.) Y tal era la prisa que el hombre llevaba que se le cayó el
la noche cientos de cantos, miles de cantos en sus oídos, ante sus sombrero. Pero siguio bajando, sin detenerse a recogerlo, hasta
ojos fijos, fuera jr dentro de el un eterno coro, el mismo coro ganar la puerta de salida... ("Su soinhrero, señor, se le cavñ- el
siempre, j' ei sin poder oir ya ni sus propios pensamientos sino el sonibrero”, gritaba entonces la mujer.) Fila lo recogió 1,' salio con el
alegre canto de los pájaros... padeciendo sus picotazos en el cuello. a la calle. Vio al hombre que iba corriendo calle abajo... ["Su
eii los brazos extendidos. en los ojos, jr el a su merced sin poder sombrero. señor, seeeñíiñooor, seeeñíiñooor, seeeññíiooorrr...")
mover ni un dedo y altuventarlos... tener que sufrir los vientos todavia corrio varias cuadras tratando de entregarle el sombrero.
huracanados que arrancan las ramas jf las hojas. .. quedarse desnudo Jadeando 3,- muy fatigada desistio de sti einpefio y se quedo
largos meses. .. inmúvil bajo la lluvia helada 1,' persistente, sin ver el mirandolo correr calle abajo hasta perderse en el bosque.
sol ni las estrellas... morir de angustia al oir las hachas de los
leñadores, cada vez mas cerca, más, más. . . sentir el cuerpo mutilado
jr la sangre escurriendo a chorros... los enamorados grabando
corazones e iniciales en su pecho... acabar en una chimenea,
incinerado... ['“Ya me estoj' acordando donde guarde el papelito")
ver pasar un dia a sus hijos 1,' a su mujer, jf él sin poder gritarles
"Soy vo, no se vayan”. ellos no se detendrían bajo su sombra. ni lo
mirarian siquiera, no les comunicarian nada su etnofiicin ni su
alegria. "Empieza a soplar el viento, mira como se mueven las hojas
de ese árbol”, dirían los niños sin reconocerlo, y el alli, clavado en la
tierra, enrnudecido para siempre, lleno de pajaros 3,- de... ("¡`t'a lo
tengo. ya lo tengo, aqui está ya el númeroi". decía a vos en cuello la
mujer.) Al escuchar los gritos el hombre se estremeciú- bruscamente.
como si bubiese caido, dentro del sueño, en tin pozo sin fondo.
lvliro a la mujer que le alargaba el papel, con e.\ttrañeza, como si
nunca antes la hubiera visto. De pronto se dio vuelta jr comenzo a
bajar la escalera apresuradamente. ("r\qui está el número, señor, ya
lo encontré", gritaba la mujer desconcertada por completo.) Pero el
hombre no la oía, o va no le importaba oírla. v seguía bajando las

a-Basa O 0
ri Salir Cuentos reunidos - El-a',-'iIa_ _»fi.mpa|'o

quien gustaba de la nitisica 3; los buenos libros: la poesia de Shelley 1,'


la de Keats, los Sonetos del portugues 1.-* las novelas de las hermanas
Bronte. Ella misma se preparaba los alimentos 3,' limpiaba la casa
La señorita Julia
con verdadero agrado. Siempre se le veia pulcra; vestida con
sencillez 1,' propiedad. Debió de haber sido bella; aun conservaba
una tez fresca y aquella tranquila 3' dulce mirada que le daba un
aspecto de intìnita bondad. Desde hacía iilgún tiempo estaba
comprometida con el señor De Luna, contador de la empresa, quien
la acompañaba todas las tardes desde la oficina hasta su casa.
I-.Igiinas veces se quedaba a tornar un café y a oir música, mientras
La senorita Iulia, como la llamaban sus companeros de ofieina. la señorita Julia tejía slgítn sueter para sus sobrinos. Cuando había
llevaba más de un ines sin dormir, lo cual ernpezaba a dejarle un buen concierto asistían juntos; todos los domingos iban a misa jr,
huellas. Las mejillas habían perdido aquel tono rosado que Julia a la salida, a tornar helados o pasear por el bosque. Despues Iulia
conservaba, a pesar de los años, como resultado de una vida sana, comia con sus hermanas y sobrinos; por la tarde jugaban canasta
metódica 3,' tranquila. Tenia grandes 3' profundas ojeras 1,' la ropa se uruguaya tf tomaban el té. Al oscurecer ]ulia volvia a su casa muy
le notaba iloja. Y sus coinpañeros habian obser'-rado, con bastante satisfecha. Revisaba su ropa sf se prendía los rizos.
alarma, que la memoria de la señorita Julia no era como antes.
Olvidaba cosas, sufría frecuentes distracciones if lo que más les Hacia mas de un mes que Iulia no dormía. Una noche la había
preocupaba era verla sentada, ante su escritorio, cabeceando, a despertado un ruido extraño como de peqtlenas patadas sf carreras
punto casi de quedarse dormida. Ella que siempre estaba fresca jr ligeras. Eneendio la luz y busco por toda la casa, sin encontrar nada.
activa. Su trabajo había sido hasta entonces etìcieute 3,' digno de todo Trato de volver a dormirse ji no pudo conseguirlo. A la noche
elogio. En la ofieina empezaron a hacer conjeturas. Les resultaba siguiente sucedio lo mismo, if asi. día tras día. .. Apenas comenzaba
inexplicable aquel cambio. La señorita Iulia era una de esas a. dormirst: cuando el ruido la despertaba. La pobre julia no podia
muchachas de conducta intachable if todos lo sabían. Su vida podía mas. Diariamente revisaba la casa de arriba abajo sin encontrar
tomarse como ejemplo de moderación y rectitud. Desde que sus ningún rastro. Como la duela de los pisos era bastante vieja, Iulia
hermanas menores se habian casado, Iulia vivia sola en la casa que penso que a lo mejor estaba llena de ratas, sf eran éstas las que la
los padres les habian dejado al morir. Ella la tenia arreglado con despertaban noche a noche. Contrato entonces a un hombre para
buen gusto jr escrupulosamente limpia, por lo que resultaba un sitio que tapara todos los orificios de la casa, no sin antes introducir en
agradable, no obstante ser una casa vieja. Todo- alli era tratado con los agujeros un raticida, Tuvo que pagar por este trabajo sesenta
cuidado sf cariño. El menor detalle delataba el tino espíritu de Iulia, pesos. lo cual le parecio bastante caro. F.sa noche se acostó satisfeelia

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pensando que habia ya puesto fin a aquella tortura. Lc molestaba permitio que Carlos de Luna la acompañara, porque le apenaba
mucho, sin embargo, haber tenido que hacer aquel gasto, pero se sobremanera que llegara a saber que su casa se encontraba llena de
repitió muchas veces que no era posible seguir en vela ni un dia ratas. El señor De Luna podia pensar que no habia la suticiente
màs. Estaba durmiendo plácidamente cuando el tau conocido ruido limpieza, que ella era desaseada jr vivia entre alimañas. Coloco una
la despertó. Fácil es imaginar la desilusión de la señorita Iulia. ratonera en cada una de las habitaciones, con una ración de queso
Como de costumbre revisó la casa sin resultado. Desesperada se envenenado, pues pensaba que si las ratas lograban salvarse de la
dejo caer en un viejo sillón de descanso v rompio a llorar. .alli vio ratonera moririan envenenadas con el queso. Y para lograr mejores
fllílldllfi-IÍ.ÍÉl."¬ . _ resultados 'jr eliminar cualquier riesgo, puso un pequeño recipiente
con agita, envenenada tambien, por si las ratas se libraban de la
Como a las once de la mañana julia no podia de sueño; sentia que trampa 1,- no gustaban del queso. pues imagino que sentirían sed,
los ojos se le cerraban v el cuerpo se le aflojaba pesadamente. Fue al despues de su desenirenado juego. Toda la noche escucho ruidos,
bano a echarse agua en la cara. Entonces ovú que dos de las carreras, saltos, resbaloncs.,. ¡Aquellas ratas se diverlian de lo lindo,
muchachas hablaban en el pasillo, junto a la escalera. pero seria su última fiesta! Este pensamiento le comunicaba algunas
-¿Te fijaste en la cara que tiene ho1_,'? fuerzas y le abria la puerta de la liberacion. Cuando el ruido
- -Shdesastrosa. terminó, va en la madrugada, Iulia se le"vantt'› llena de ansiedad a ver
-No se como puede presentarse a trabajar asi. hasta un niño cuántas ratas habían caido en las ratoneras. No encontro una sola.
sospecharia. _. Las ratoneras estaban vacías, el queso intacto. Su única esperanza
-¿Entonces tu también crees. ..? era que. por lo menos, hubieran bebido el agua envenenada.
-¡Pero si es evidente. . .E l.a pobre julia einpeao a probar diariamente un ni1e"-'o veneno. Y
-1\'unca me imagine que la señorita lulia. .. tenia que comprarlos en sitios diferentes 1,' donde no la conocieran.
-Lo que a mi me da coraje es que se haga pasar por una santa. pues en los lugares adonde habia ido varias veces comenzaban a
-A mi me du mucho dolor verla, la pobre ya no puede ni con su verla con miradas malicìosas, como sospechando algo terrible. Su
alma. situacion era desesperada. Cada día sus fuer;-:as disminuían de
-¡(.Ilaro!, a su edad... manera notable. llabia perdido su alegria habitual 1,' la tranquilidad
Iulia sintio que toda la sangre se le subía a la cabeza. Le de que siempre habia gozado; su aspecto comenzaba a ser
comenzaron a temblar las manos v las piernas se le atlojaron. Le deplorable y su estado ne1¬.'ioso, insostenible. Perdió por completo
resultaba dificil entender aquella infamia. Un velo tibio le nublo la el apetito jr el placer por la lectura :lr la música. Aunque lo intentaba,
vista 1.-' las lagrimas rodaron por las mejillas encendidas. no podia interesarse en nada. Lo único que leia jr estudiaba con
desesperacion eran unos viejos libros de farrnacopea que habian
La señorita julia compró trampas para ratas, queso y veneno. Y no pertenecido a su padre. Pensaba que su única salvacion consistiría

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e Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'iIa_ _»fi.|np-aro

cn descubrir ella misma aljgún poderoso veneno que acabara con dejo muy desconcertadas. Aumentaron entonces sus cuidados jf
aquellos diabúlicos animales. puesto que ningún otro producto de atenciones hacia la pobre hermana. Poco después decidieron que
los ordinarios surtia efecto en ellos. Iulia necesitaba un buen descanso jr que debia solicitar cuanto antes
un "pern'tiso" en su trabajo. Iulia también se daba cuenta de que
l.a señorita Iulia se habia quedado dormida. Alguien le toco estaba muy cansada ¬_v que le hacia falta reponerse. pero veia con
siiavemente un hombro. Desperto al instante, sobresaltada. gran tristeza que sus hermanas dudaban también del único j' real
-El jefe la llama. señorita Julia. motivo que la tenia sumicla en aquel estado. Se sentia observada por
julia se restrcgo los ojos, niuv apenada. y se empolvo ellas hasta en los detalles nt:-is iitsignificatttes. j' ni que decir de la
ligeramente tratando de borrar las huellas del sueño. Después se oficina, donde su conducta llevaba a los cornpañeros a pensar en
cnearnirio hacia la oiìcina del señor Lemus. Apenas si llamo a la motivos lnimillantes gr vergonaosos. La incomprensión jr la bajera
puerta. Y se sento en el borde de la silla. estirada. tensa. El señor de que era capas la mayoría de la gente la habian destrozado 1,'
Lemus comenzó diciendo que siempre había estado contento con el deprimido por completo. Recordaba constantemente aquella
trabajo de Iulia, eficiente jr satisfactorio. pero que de algún tiempo a conversacion que habia tenido el infortunio de escuchar, 1,' la
la fecha las cosas habian cainbiado j' él estaba muy preocupado por reconvencidn del señor Lemus... jr entonces las lágrimas le rodaban
ella... Que lo habia pensado bastante antes de decidirse a hablarle... por las mejillas tj' los sollozos subian a su garganta.
Y le aseguraba que, por su parte, no habia prestado atención a La señorita Iulia estaba encariñada con su trabajo, no obstante la
ciertos rumores... (esto último lo dijo bajando la vista), Iulia habia serie de humillaciones tf calumnias que a últimas fechas habia
enrojeci-:lo por completo, se atìanr-.ó de la silla para no caer, su tenido que sufrir. Llevaba quince años en aquella oficina, jr siempre
corazon golpeaba sordamente. No supo como salió de aquel privado habia pensado trabajar allí hasta el último día que pudiera hacerlo, a
ni si alcanzo a decir algo en su defensa. Cuando llego a su escritorio menos que se le concediera la dicha de formar un hogar conto a sus
sintió sobre ella las miradas de todos los de la oficina. hermanas. Pensaba que era poco serio andar de un trabajo en otro, 1,'
Afortunatlamente el señor De Luna no estaba en ese momento. Iulìa que eso no podía sentar ningún buen precedente. Después de
no hubiera podido soportar semejante humillacion. mucho cavilar resolvio que no le quedaba más remedio que solicitar
un permiso. corno deseaban sus hermanas, 1.-' tratar de restablecerse.
Las hermanas se dieron cuenta bien pronto de que algo muy grave
sucedía a Iulia. Al principio aseguraba que no tenia nada, pero a Las relaciones de Iulia con el señor De Luna se habian ido entriando
medida que las cosas entpeoraron 'jr que Iulia file perdiendo la poco a poco. jr no porque esta fuera la intencion de ella. Cuando
estabilidad tuvo que confesarles su tragedia. Trataron inútilmente entpezo a sufrir aquella situacion desquiciante, se rehusó a verlo
de calmarla jf le prometieron ayudarla en todo. Junto con sus diariamente conto hasta entonces lo hacía, por temor a que el
maridos revisaron la casa varias veces sin encontrar nada, lo cual las sospechara algo. F.aperimentaba una enorme vergiienza de que

ru-ri si
e Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'ila_ _a.|np-aro

descubricra su tragedia. De sòlo imaginario sentia que las manos le extremo, habia querido esperar a tener la consistencia moral
sudaban tf la angustia le provocaba náuseas. Despues va no era solo necesaria. asi como cierta tranquilidad economica que le permitiera
ese temor, sino que julia no tenia tiempo para otra cosa que no sostener un hogar con todo lo necesario jr seguir ajrudando a sus
fuera preparar venenos. Había improvisado un pequeñísimo ancianos padres. Habia conocido a Iulia desde tiempo atras, después
laboratorio utilizando algunas cosas que se habia encontrado en un tuvo la suerte de trabajar en la misma oficina, lo cual facilitó la
cajon, jr que sin duda su padre guardaba como recuerdo de sus años iniciacion de aquella amistad que poco a poco se fue transformando
de farmacéutico, pues unos años antes de morir vendio la farmacia jr en hondo afecto. .-'t últimas fechas. el señor De Luna se hallaba inujf
solo se dedicaba a atender unos cuantos enfermos. En ese preocupado v confuso. Julia habia cambiado notablemente, v el
laboratorio Iulia pasaba todos sus ratos libres v algunas horas de la sospechaba que algo muy grave debía de ocurrirlc. Se mostraba
noche rneaclando sustancias extrañas que. la mayoria de las veces. reservada, evitaba hablarle a solas. ljmpczo a sufrir en silencio aquel
producían emanaciones insoportables o gases que le irritaban los repentino v extraño cambio de Julia jr a esperar que ttn dia le abriera
ojos tf la garganta, ocasionándole accesos de tos 1.' copioso su corazón 1.-' se aclarara todo. Pero julia cada dia se alejaba mas jr el
lagrimeo... Ptsí las cosas. Ittlia ya no tenia tiempo ni par para señor De Luna empexo a notar que en la oficina se comentaba
sentarse a escuchar música con el señor De Luna. Se veian poco, si también el cambio de lulia. Despues llegaron hasta el frases
acaso una vez por semana jr los domingos que iban a misa. Pero maliciosas jr mal intencionadas que tuvieron la virtud, primero de
Iulia sentia que aquel afecto era de tal solidez jr firmeza que nada lo producirle honda indignación jr, después, de prender la duda 1,' la
podia menoscabar. "Un sentimiento sereno ji tranquilo, conto una desconfianaa en su corazon. En este estado fue a consultar su caso
sonata de Bach; un entendimiento espiritual estrecho jf profundo, con el reverendo padre Cuevas. que desde hacia muchos años era su
lleno de pureza 3,' alegria. _ Asi lo ltabía definido julia. confesor jr guia espiritual jr quien resolvia los pocos problemas que
Y el señor De Luna pensaba igual que Julia respecto a la nobleza el buen hombre tenia. El reverendo padre le aconsejo que esperara
de sus relaciones. “tan raras v difíciles de encontrar, en tm mundo un tiempo prudente para ver si julia volvía a ser la de antes o, de lo
cnloquecido y lleno de perversión, en aquel desenfreno donde ya contrario, se alcjara de ella detinitivamentc. ya que a lo mejor esa
nadie tenia tiempo de pensar en sti alma ni en sti salvacion, donde era una prueba palpable que daba Dios de que esa union no
los hogares cristianos cada ver eran más eseasos..." jr daba gracias convenía jr estaba encaminada al fracaso jr al desencanto, 1,' podia
diariamente por aquella bella dádiva que se le habia otorgado jr que ser. tal vez, un grave peligro para la salvacion de su alma.
tal vez el no merecia. Pero Carlos de Luna era un hombre en
extremo piadoso, hijo 'jr hermano ejemplar. contador honorable jr La señorita ]L1lia llego una tarde, última que trabajaba en la oficina. a
muy competente. Pertenecia con gran orgullo a la Orden de pedirle a Carlos de Luna que la acompañara hasta su casa porque
Caballeros de Colon de cuya mesa directiva formaba parte. Ta hacia queria comunicarle algo importante. Éste la recibió con marcada
algunos años que deberia haberse casado, pero él, responsable en frialdad, de una manera casi hostil, como se puede ver algo que está

- ?2-ra. ser
tu Salir Cuentos reunidos - El-a'.-'iIa. .+ï`«nipan:|

produciendo daño o un peligro inmediato 1; temido. Iulia, más con el pañuelo varias veces. Estaba tan pálido como un muerto v la
cohibida que de costumbre por la actitud de Carlos, le relato en el voz se le quebraba constantemente. Después, un poco más calmado,
camino que iba a dejar de trabajar por un tiempo porque necesitaba siguió hablando “de la tremenda responsabilidad que el matrimonio
descanso. Carlos de Luna escuchaba sin hacer ningun comentario. implicaba, de los numerosos deberes v las obligaciones de los
Con sombrero tf paraguas negros v su habitual traje oscuro tenia co nyuges. . ."`
siempre un aire grave v taciturno, que ese día estaba mas acentuado. Iulia estaba aún más pálida que él. F.I tejido habia caido de sus
Iulia lo invitó a pasar. Pviientras hacia el café eicperiinentaba un manos v la boca se le seco completamente. El dolor v el desencanto
gran bienestar. La sola presencia del señor De Luna le producía la habian traspasado de tal manera que temía no poder decir ni una
confianza v tranquilidad. Se rep-rochó entonces haberlo visto tan sola palabra. Haciendo un verdadero esfuerzo le aseguro que estaba
poco durante ese último tiempo. Se reprochú tarnbìen no haber de acuerdo con él, 3; que esa decision. sin duda, era lo mejor para
tenido el valor de coníiarle su tragedia. El la hubiera confortado jf ambos.
juntos habrían encontrado alguna solución. Decidió entonces
hablar con Carlos. La señorita _Iulia se sentia como una casa desbabiiada v en ruinas;
Los dos bebian el café, en silencio. De pronto Julia dijo: no encontraba sitio ni apovo; se habia quedado en el vacio; girando
-Carlos. _. vo quisiera decirle. _ _ a ciegas en lo oscuro; queria dejarse ir, perderse en el sueño;
- -Diga, Iulia. olvidarlo todo. Dejci entonces de preparar venenos v de inventar
-¿No quisiera oir algo de música? trampas para las ratas. Tenia la convicción de que aquellos animales
-Como usted guste. la perseguirian hasta el último día de su vida, jr toda lucha contra
Iulia se levanto a potter tintos discos, profundamente contrariada ellos resultaría inútil. No fue más los domingos a comer con sus
consigo misma. No se había atrevido, no se atrevería nunca. Las hermanas por no poder soportar el ruido que hacían los niños v
palabras se habían negado a salir. Tal vez aquella actitud demasiado menos atln jugar a las cartas. `l`ejia constantemente con manos
seca de Carlos la había contenido. Aquella mirada tan lejana cuando tembloro-sas; de cuando en citando se enjugaba una lágrima. Y solo
ella iba a empezar a contarle su tragedia. Cogio su tejido jr se sento. interrumpia su labor para asear un poco la casa v prepararse algo de
Entonces Carlos de Luna comenzo a hablar, mas bien a balbu-:car: comida. A veces se quedaba, algún rato, dormida en el sillon, jr esto
-julia, vo quisiera proponerle... mas bien... vo be pensado... era todo su descanso. Su hermana Mela iba todas las noches a
querida Ittlia... 'yo creo que lo mejor... es decir, tomando en acompañarla. Temian que algo le pasara, si la dejaban sola; tal era su
cuenta... Iulia, por nuestro bien jr salud espiritual... lo rnás esta-do. Y Íviela, cansada de las labores de su casa, caia rendida v se
conveniente es dar por terminado... bueno, quiero decir no llevar dormia proiìmdamente. A veces la desp-ertaban los pasos de Iulia
adelante nuestro proyecto de matrimonio... que iba v venía por toda la casa buscando las ratas, "aquellas ratas
Mientras el señor De l.una trataba de decir esto, se seco la frente infernales que no la dejaban dormir. .

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ir Cuentos reunidos - El-a'.-'iIa. .+ï`ttnpa|'-:I

Iulia tenia los ojos cerrados. pero estaba despierta 'y escuchaba los toda esperanza... reía estrepitosameote... ahora estaban en su
ruidos en la estancia... en la escalera... aquellas carreras... saltos... poder... ya no le harian daño nunca mas... hablaba 'y reía... lloraba
resbalones... después alli en su cuarto... llegando hasta su cama... de gusto si de emocion... gritaba... gritaba... ¡qué suerte haberlas
debajo de la cama. Abrió los ojos y se incorporó; algo de claridad descubierto, que suertel... risa y' llanto. grito:-¬._. carcajadas... con
penetraba por las viejas persianas de madera. Escucho como una aquellos ojillos rojos 1,' brillantes... gritaba... gritaba... gritaba...
estampida, una huida rápida, distinguió unas sombras alargadas jr Cuando Mala llegó, restregándose los ojos 3.' baste:-xando.
alcanzo a ver unos ojillos rnuy redondos, muy rojos y brillantes. encontro a julia apretanrlo furiosaniente su hermosa estola de
Encendio la luz y salto dela cama; ahora si las encuentro. .. Después mart-as cebellinas.
de algún rato de inútil búsqueda \fo1\.'i::`› a la cama tirítando de frio.
Lloro sordamenle. Se rnesaba los cabellos con desesperacion o se
clavaba las uñas en las palmas de las manos produciéndose un daño
que ya no sentia.
Aquella mañana la señorita Iulia se levanto haciendo un gran
esfuerzo. Dio algunos pasos tarnbaleaote 1,' se detuvo unos minutos
frente al espejo para componer.-se el cabello. El rostro que trio
reflejado no podia ser rnás desastroso. .abrio el closet para buscar
algo que ponerse y... ¡alli estabanl... Iulia se precipitó sobre ellas 3'
las aprisiono furiosamente. ¡Por tìn las habia descubiertol... ¡las
malditas, las malditas. eran ellasl... con sus ojillos rojos y
brillantes... eran ellas las que no la cleiaban dormir 3.' la estaban
matando poco a poco... pero las habia clesettbierto 1; ahora estaban
a su merced... no volverian a correr por las noches ni a hacer
ruido... estaba salvada... volveria-1 a dormir... volt-'cria a ser feliz...
alli las tenía fuertemente cugidas... se las enseñaria a todo el
mundo... a los de la oficina. . _ a Carlos de Luna... a sus hermanas...
todos se arrepentirian de haber pensado mal... se disculparian...
olvidaria todo... ¡rnalditas. malditasl... ¡qué daño tan grande le
habian hechol... pero allí estaban... en sus manos... reía a
carcajadas... las apretaba más... caminaba de un lado a otro del
cuarto... estaba tan feliz de haberlas descubierto... ya habia perdido

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rr Salir Cuentos reunidos- Ea tla »fi.|np-aro

Entramos en la Ilucrta Vieja, mi padre, mi madre sf tro. La puerta


estaba abierta cuando llegamos jr no habia ni perros ni hortelano.
Íbamos rnuy contentos cogidos de las manos. yo en medio de los
Tiempo destrozado
dos. Mi padre silbaba alegremente. l'\-*lan1:i llevaba una cesta para
comprar fruta. Habia muchas flores y olor a fruta madura. Llegamos
hasta el centro de la huerta, alli donde estaba el estanque con
pececitos de colores. Me solté de las manos de mis padres y corri
hasta la orilla del estanque. En el fondo habia manzanas rojas 1,'
redondas y los peces pasaban nadando sobre ellas, sin tocarlas...
queria verlas bien... me acerqué más al borde... más. ..
Primero fue un inmenso dolor. Un irse desgajando en el silencio. -No, hija, que te puedes caer -grito mi padre. Me volví -.-1
Desarticulándose en el viento oscuro. Sacar de pronto las raíces 1,- mirarlos. Mamá habia tirado la cesta 3.' se llevaba las manos a la cara,
quedarse sin apoyo, sordarnente cayendo. Uespeñándose de una gritando.
cima muy alta. Un recuerdo, una vision, un rostro, el rostro del -Yo quiero una manzana, papa.
silencio. del agua. .. Las palabras finalmente corno algo que se toca 1,' -Las manzanas son un enigma, niña.
se palpa, las palabras como materia ineludible. Y todo acompañado - -Yo quiero una manzana, una manzana grande 1; roja, como
de una música oscura sf pegajosa. Llna música que no se sabe de ésas...
donde sale. pero que se escucha. Vino despues el azoro de la rama -No. niña, espera... yo te buscaré otra manzana.
aerea sobre la tierra. El estupor del ave en el primer dia de vuelo. Brìnqué adentro del estanque. Cuando llegué al iondo sólo había
Todo fue ligero entonces jr gaseoso. l.a sustancia fue el humo, o el manzanas 3,' peces tirados en el piso; el agua habia saltado fuera del
sueño, la niebla que se vuelve irrealidad. Todo era instante. F`.l solo estanque jr. llevada por el viento, en remolino furioso, envolvio a
querer unía distancias. Se podia tocar el techo con las manos, o papa y a nramri. Yo no podía verlos, giraban rodeados de agua, de
traspasarlo, o quedarse flotando a medio cuarto. Subir 1,' bajar como agua que los arrastraba y los ocultaba a mi vista, alcjandolos cada
movido por un resorte invisible. Y todo más allá del sonido; donde veis más... senti un terrible ardor en la garganta... papá, mamá...
los pasos no escuchan sus huellas. Se podía llegar a traves de los papa, mama... yo tenia la culpa... mi papá, mi mama... 5-ali fuera
muros. Se podia reir o llorar, gritar -desesperadamente y ni siquiera del estanque. Ya no estaban alli. I-Iabian desaparecido con el viento
uno mismo se oía. Nada tenia valor sino el recuerdo. El instante sin y con el agua... comence a llorar desesperada... se habian ido...
fin estaba desierto, sin espectadores que aplaudicran, sin gritos. tenia miedo jr trio... los habia perdido, los habia perdido si yo tenia
Nada ni nadie para responder. Los espejos permanecían mudos. No la culpa... estaba oscureciendo... tenía miedo 1,' Frio... mi papá, mi
retlejaban lu:-:_, sombra ni fuego... mamá... miré hacia abajo; el fondo del estanque era un gran charco

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e Saltr Cuentos reunidos- La tla +tmpa|'o

dc sangre. .. -¿Por que no?


-l-Iace años la dejo apartada una señora v no se cuando vendrá
Un árahe vendía telas tinas en un cuarto grande lleno de casilleros. por ella.
-Quiero una tela muy linda para hacerme un traje, necesito - -Tal vez ya se olvido de la tela. ¿Por que no me la vende?
estar elegante jr-¬ bien vestida esa noche -le dije. -Si se olvido no tiene importancia, la tela se quedará aqui
-Yo tengo las telas más hermosas del mundo, señora... mire siempre, siempre, siempre; pero por ventura, querida señora. ¿sabe
este soberbio brocado de Damasco, ¿no le gusta? usted lo que esta palabra significa?. _. Bueno, ¿qué le parece esta que
-Si. pero vo quiero una cosa más ligera, los broc-ados no son tengo aqui?
propios para esta estacion. -Muy linda, la quiero.
-Entonces tengo esta. Fijese que dibujos... caballos, llores, -Debo advertirle que con esta tela no le saldrá nada, si acaso un
mariposas... v se salen de la tela... mirelos como se van... sc van... adorno para otro vestido... ¡r'thl, pero tengo esta que es un prim-or,
se van... despues regresan... los caballos vuelven solo en recuerdo. mire que seda mas lina 3.-' que color tan tierno 1,' delicado, es como
las mariposas muertas, las tlores disecadas... todo se acaba v un petalo. ..
descompone. querida señora... -Tiene razon, es perfecta para el traje que quiero, exactamente
- -¡No siga. por Dios! Yo no quiero cosas muertas, quiero lo que como yo la habia pensado.
perdura, no lo efímero ni lo transitorio, esa tela es horrible, me hace - -Se verá usted con ella como una rosa animada. Es mi mejor
daño, llévesela, llévesela. _ _ tela, ¿se la llevará sin duda?
-¿Y qué me dice de esta otra? -Por supuesto. corteme tres metros.
-Bella. _. ntuv bella en verdad... es como un oleaje suave yn _. -Pero... ¿qué es lo que estoy oyendo?, ¿cortar esta tela?.
-No. señora, está usted completamente equivocada. no es un ¿hacerla pedazos? ¡Qué crimen más horrendo! No puede ser, no...
oleaje suave, esta tela representa el caos. el desconcierto total. lo su sangre corriendo a ríos, llenando mi tienda, manchándolo todo.
informe. lo inenarrabie. .. pero le quedará sin duda un bello traje... todo, subiendo hasta mi garganta, altogándome, no, no. ¡que crimen
-Aparte de mi esa tela desquiciante, no quiero verla más... yo asesinar esta te1al,asesinarla lrlamente, solo porque es bella, porque
quiero una tela linda. va se lo dije. es tierna c indefensa, ¡qué infamia, que maldad, qué ser más
El árabe me miraba con sus negros ojos, hundidos tr brillantes. despreciable es usted, ticlcznable 1.' vil, v todo por un capricho! jräh,
Entonces descubri una tela sobre una n1esa. que crueldad, que crueIdad...!, pero le costará bien cara su maldad,
- -Déjeme ver ésta, creo que me gusta. _ _ la pagará con creces, v no podrá ni arrepentirse porque no le darán
-i's'lu}-' bonita, ¿verdad? tiempo; mire, mire hacia todos lados, en los casilleros, en las mesas,
-Si, me gusta bastante. solo hay' telas vacías, huecas, abandonadas; todos se han salido.
-Pero no puedo vendérsela. todos vienen hacia acá, hacia usted. jr se van cercando, cada vea más.

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tt Salir Cuentos reunidos- La lla +impa|'o

mas, más estrecho, mas cerca, hasta que usted ya no pueda moverse escribia algo en un gran libro, abierto sobre el mostrador. Empecé
[1] l'€5-pl['íìl.", ESI, ESI, fläl. _ . entonces a escoger libros rápidamente. antes de que se acabaran. Me
llevaria muchos, igual que los demás. Ya habia logrado reunir un
Sangre, ¡que feo el olor de la sangre! Tibia. pegajosa, la cogi v me gran altero, pero cuando quise cargar con ellos. me di cuenta de que
horroricé, me dio mucho asco 1,' me limpie las manos en el vestido. no podia con tantos. Los bra:-tos me dolian terriblemente con tanto
l.|or:-¡ba sin consuelo v los mocos me escurrian; queria esconderme peso y los libros se me cai-an sin remedio; parecia que se iban
debajo de la canta, a oscuras. donde nadie me encontrara... escurriendo de entre mis brazos. Decidí descartar unos, pero
"Lucinda, niña. déjame quitarte ese vestido v Iavarte las manos y la tampoco podia con los restantes; los brazos seguían doliendo de
cara; estas llena de sangre. criatura.” Mi mama me limpiaba la nariz manera insoportable y los libros pesaban cada vez más; dejé otros.
con su pañuelo... mama, mama, ¿por que mataron al borregoi, le otro, otro más, hasta quedar con un libro, pero ni con uno solo
salia mucha sangre caliente. yo la cogi, mamá, alli en el patio... Me podia... entonces me di cuenta de que ya no habia gente alli, ni
lavaron 3.' pusieron otro vestido v Quintila me llevo a la feria; mi siquiera el hombre de la caja. Toda la gente se habia ido y ya no
papá me dio muchos veintes, subi a los caballitos. en el blanco, quedaban libros, se los habian llevado todos. Sentí mucho miedo v
fueron muchas vueltas, muchas, v me dio basca... Quintila me fui hacia la puerta de salida. Ya no estaba. Coinenee a correr de un
compro algodón rosa v nieve de vainilla, el algodon se me hizo una lado a otro buscando una puerta. No habia puertas. Ni una sola.
bola en la garganta 1,' vomite otra vez, v otra, tenia la boca llena de Solo muros con libreros vacíos, como ataúdes verticales. (Íomence a
pelos, de pelos tiesos de sangre, nieve con pelos. algodon con gritar v a golpear con los puños a fin de que me overan y me sacaran
sangre...QuintiIa me metia el algodon en la boca... "abre la boca. de alli, de aquel salon sin puertas, de aquella tumba; yo gritaba.
hija, da unos traguitos. anda, se buena, bebe, te hara bien”. Yo no gritaba desesperada... sentí entonces una presencia, oscura.
quiero ese caldo espeso. voy a vomitar, no me den ese horrible informe; vo no la veia pero la sentia totalmente. estaba atrapada, sin
caldo, es la sangre del borrego. esta tibia, espesa; mi brazo. papa, me salida, empecé a retroceder paso a paso, lentamente para no caerme.
duele mucho, un negro muy grande 1.-' gordo se ha sentado sobre mi también avamzaba, lo sabia, lo sentía con todo n1i ser, ya no pude
braso v no me deja moverlo, mi braao, papa, dile que se vaya, me dar un paso mais, habia topado con un librero. sudaba
duele mucho. voy a vomitar otra vez el caldo. que espeso ir que copiosamente. los gritos subían hasta mi garganta 1.-' alli se ahogaban
amargo... cn un ronquido inarticula-do; va estaba muy cerca. cada vez más
cerca. y vo alli. sin poder hacer nada. ni moverme, ni gritar, de
Entré en una libreria moderna, llena de cristales v de plantas. Los pronto...
estantes llenos de libros llegaban hasta el techo. l.a gente salia
cargada de libros v se iban inuv contentos, sin pagar. F.l hombre que Estaba en los andenes de una estacion del ferrocarril, esperando un
estaba en la caja suspiraba tristemente. cada vez que alguien salia, v tren. No tenía equipaje. Llevaba en las manos una pecera con un

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tt Salir Cuentos reunidos- Ba lla amparo

diminuto pececito azul. El tren llego v vo lo abordó rápidamente, hasta la garganta, más adentro, más...
temía que se fuera sin n1i. Estaba lleno de gente. Recorri varios
carros tratando de encontrar un asiento. Tenia miedo de romper la
pecera. Encontré lugar al lado de un hotnbre gordo que fumaba un
puro v echaba grandes bocanadas de humo por boca. nariz v ojos.
Comencé a marea:-me 1,' a no ver gr oler más que humo, humo espeso
que se me filtraba por todos lados con un olor insoportable. F.|npe:-to
a contraerseme el estomago jj' corri hasta el tocador. Estaba cerrado
con candado. De-sesperada quise abrir una ventanilla. Las habían
reinachado. No pude soportar más tiempo. Vomite dentro de la
pecera una basca negra v espesa. Ya no podía verse el pececito azul;
presenti que habia muerto. Cubri entonces la pecera con mi pañuelo
florcado. Y comence a buscar otro sitio. En el último carro encontre
uno frente a una mujer que vestia elegantemente. La mujer miraba
por la ventanilla; de pronto se dio cuenta de mi presencia jr se me
quedo mirando fijamente. Era j.-'o misma, elegante jf vieja. Saque un
espejo de mi bolsa para comprobar mejor mi rostro. No pude
verme. El espejo no reflejo mi imagen. Sentí frio jr terror de no tener
va rostro. De no ser más yo, sino aquella marchita mujer llena de
jovas v de pieles. 'r' yo no queria ser ella. Ella era va vieja jr se iba a
morir mañana. talvez hoy mismo. Quise levantarme y huir, bajarme
de aquel tren, librarme de ella. La mujer vieja me miraba lìjarnente 3,*
vo supe que no me dejaria huir. Entonces una mujer gorda.
cargando a un niño pequeño, vino a sentarse al lado mio. La mire
buscando ayuda. Tambien era yo aquella otra. Ya no podria salir, ni
escapar, me habian cercado. El niño comenzo a llorar con gran
desconsuelo, como si algo le doliera. La madre, yo misma, le tapaba
la boca con un pañuelo morado jf casi lo ahogaba. Sentí profundo
dolor por el niño. ¡mi pobre niñol, jr di un grito, uno solo. El
pañuelo con que me tapaban la boca era enorme 1,' me lo metían

aa fa O 0
tu Salir Cuentos reunidos- |I'a ila »fi.|np-aro

estas circunstancias, vo no podia negarme cuando me necesitaban.


La única solución que encontre fue dejar a mi madre en un buen
sanatorio. al cuidado de una enfermera especial.
El espejo
Durante las tres semanas que duró mi viaje el hospital me tuvo
al tanto, diariamente. de la salud de mi madre. las noticias que
recibia eran bastante favorahlesi, con excepcion de “un aumento en
la temperatura que se presenta después de media noche,
acompañado de una marcada altera-:ion nerviosa".
El dia de mi regreso me presenté en la oficina tan solo para
avisar de rnì llegada 1,' corri al hospital a ver a mania. Cuando ella
Cuando mi madre me conto lo que le sucedía, se apoderó de mi una me vio lanzo un extraño grito, que no era una exelamaciön de
tremenda duda j- una preocupación que iba en aumento, aun sorpresa ni de alegria. Era el grito que puede dar quien se encuentra
cuando 1,-o trataba de no pensar en ello. en el interior de una casa en llamas jr mira aparecer a un salvador.
Veinte dias antes. mi madre se habia fraeturado una pierna al Asi lo senti j-'o. Era la hora de la comida. Con gran sorpresa
perder pie en la escalera de nuestra casa. Fue un verdadero triunfo comprobé que mamá casi no prohaba bocado, no obstante que tenia
conseguir una habitacion en el Hospital de Santa Rosa, el mejor de enfrente su platillo favorito: chuletas de cerdo ahumados jf puré de
todos los sanatorios de la ciudad. Como vo tenia urgente necesidad espinacas. Fstaba pálida, demacrada, jf sus inanos inquietas jf
de salir de viaje, precisaba acomodar a mamá en un buen sitio temblorosas delataban el estado de sus nervios. 'fo no me explicaba
donde disfrutara de toda clase de atenciones 1,' cuidados. Sin que le había sucedido. Siempre Iiabía sido una mujer serena.
embargo, yo experimentaba rernordimientos por dejarla sola en un controlada. optimista.
hospital, agobiada por el yeso y los dolores de la fractura. Pero mi Desde la muerte de mi padre, diez años atrás, viviamos solos con
trabajo en Tractors and Agricultural li/Iacliiner;.f Co. me exigía ese la servidumbre en nuestra enorme casa. No obstante que adoraba a
viaje. Como inspector de ventas debia controlar, de tiempo en mi padre. logro sobreponerse a su ausencia. Desde entonces nos
tiempo. las diferentes zonas que ab-areaban los agentes viajeros, pues identificamos de tal modo que llegamos a ser como una sola
generalmente sucedía que algunos de los vendedores no trabajaban persona jf jueces severos uno del otro. Su vida era sencilla jf sin
exhaustivamente sus plazas. en tanto que otros competidores preocupaciones economicas. Con la herencia de mi padre j-' nti
rcalizraban magnificas ventas. Mi trabajo me gustaba jr la compañia trabajo podiamos vivir con holgura. Los sinfientes se ocupaban
se había mostrado siempre rnujr generosa conmigo. “valioso totalmente de la casa, jf mi madre disponía de todo su tiempo, el
elemento". según el criterio de los jefes. lt-le habian otorgado un cual distribuia en visitas, compras, el salon de belleza, bridge una o
magnifico sueldo jr me dispensaban muchas consideraciones. En dos veces por semana, teatro, cine...

1
_.»'
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tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila Aiiip-si'i:i

En tres semanas mi madre habia sufrido un cambio notable. Era ternura.


una desconocida. Comprobe' entonces aquella alteración nerviosa de -Cuèntamelo todo, todo -le supliqtié.
la que me habian informado. Cuando la enfermera salio con la -Fue al dia siguiente de tu partida. por la noche. Estaba
bandeja de la comida, casi intacta, me dijo de pronto en voz mujf preparándome para dormir, cuando entro en el cuarto Lulu. la
baja, pero llena de angustia v desesperacion: "Querido mio, necesito enfermera nocturna. a darme una inedicina que toino a la
hablarte. lvie pasa algo terrible, pero nadie iriás debe saberlo. Nadie medianoche. Recuerdo que me puso la pildora en la boca con una
mas ha de darse cuenta. `v'en manana, te lo suplico. A la una de la cucharilla jr me ofrecio un vaso con agua. Ti-agué la pildora v eii ese
tarde. Cuando la enfermera salga a comer podremos liablar”. inoinento, no sé por qué, mire hacia el espejo del ropero v... -
La dejé, con la promesa de regresar al dia siguiente. lviuv mania interruinpiú bruscamente sii relato v se cubrió la cara con las
preocupado por el aspecto de nii madre me fui a ver al medico que manos. 'l`raté de calrnarla aeariciandole los cabellos. Cuando se
la atendia. descubrio la cara v pude ver sus ojos tin estrcmecimiento recorritfi
-La señora sufre de un agotamiento nervioso, ocasionado por mi cuerpo. Permanecimos un rato en silencio como dos extraños,
la impresión de la caida, el traumatismo inevitable delos accidentes uno frente al otro. No le pregunte lo que habia pasado, ni lo que
-me dijo, sin darle mucha importancia. Yo le expliqué entonces habia visto o creido ver en el espejo. Real o imaginado, debia ser
que mi madre nunca se habia dejado impresionar a tal punto por algo tremendo para lograr desquiciarla hasta ese grado-_ Creo que
nada -_ Hay que tomar en cuenta también la edad de su madre - - grite jr después perdi el sentido -continuo diciendo mamá- -_ A la
dijo-_ Frecuentemente se ven casos de inujeres serenas jr mañana siguiente pensé que todo habia sido un sueño. Pero por la
controladas que. cuando llegan a cierta edad. se tornaii excitables 1,' noche, a la misma hora, volvio a suceder v lo mismo sucede noche a
sufren niaiiitestaeioiies hisïéricas. ._ noche".
Sali del consultorio descontento v nervioso. Las opiniones del
doctor no habian logrado convencerme. Aqiiella noche no dormí, ni Después de esta plática con mi madre también vo comencé :i vivir
pude ir a la oticina al dia siguiente. los dias mas angustiosos de mi existencia. Perdí el interes por mi
Antes de la una estuve en el hospital. Mamá tenia los ojos trabajo; mc sentia cansado v lento. Dtirante las horas que pasaba en
enrojecidos e inllamados los párpados; supuse que habia llorado. la oficina me convertía en un automata. “Creo que he perdido la
Cuando nos quedamos solos me dijo: razr`in...“ El relato interrumpido, la angustia transformando su
-l-Ie vivido los dias más angustiosos que puedas imaginar. Y rostro, su desesperacion. giraban de continuo en mi mente.
solo a ti puedo confiar lo que me sucede. Tú el único juez que "Cuando la enfermera Lulú me dio la pastilla mire hacia el
me salve o me condene. (Ser el uno juez del otro lo habiainos jurado espejo..." Traté de apartar de su mente el temor que jfo mismo
al morir mi padre.) Creo que he perdido la razón -me dijo de enipeaaba a sentir. l.e prometí aclararlo todo jr devolverle la
pronto, con los ojos llenos de lágrimas. l.e tomé las manos con tranquilidad jr la coiitiainza en si misma, Dadas las condiciones en

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tu Salir Cuentos reunidos- [Ja ila +ï`tinpai'i:i

que se encontraba, los medicos decidieron que necesitaba majror Entonces decidi cambiar a mi madre a otro sanatorio, no
reposo, jr solo me permitieron visitarla miércoles jr domingos. obstante que resultaba dificil su traslado jr se corría el riesgo de
Yo pasaba los dias jr la majror parte de las noches tratando de estropear el jreso. Pero no podia dejarla asi, consumiéndose día a
encontrar alguna explicacion a todo aquello, jr la forma de dia. Tal vez en otro sitio se tranquiliaara jr olvidase aquella pesadilla.
remediarlo. Un dia pensé que tai vea a mi madre le desagradaha la Su cuarto de hospital era bueno, de los mejores que habia alli.
enfermera Lulú, en forma consciente o inconsciente, o le recordaba Fscrupulosainente limpio Y con muebles cuidados jr agradables, jr el
alguna vivencia de su infancia, provocando esto aquella extraña espejo era tan solo el espejo de un ropero. Bajo ningún aspecto
sitiiacioii. inmediatamente fiii a ver a la jefa de enfermeras para resultaba deprimente aquel cuarto. lleno de luz jr soleado, con una
suplicarle que cambiara a la enfermera de noche. Crei haber ventana al jardin. Sin embargo. a ella podia no gustarle jr
acertado. La señorita Eduviges sustitujfo a la enfermera Lulu, con predisponer sii ánimo para aquella situacion. Durante dias busque,
gran satisfaccion de mi parte. listo sucedio un jiieves jr tuve que en los ratos que mi trabajo me dejaba libres, un buen lugar donde
esperar hasta el domingo para saber el resultado del cambio. llevarla. En los sanatorios de primera no habia sitio, jr si muchas
solicitudes, que eran atendidas por riguroso turno. Y en los
El domingo desperté temprano jr me vesti sin tardanza. Queria estar sanatorios donde encontraba lugar, los cuartos eran deprimentes jr
a las diez de la mañana en punto en el hospital. Desajruné de prisa. hasta sórdidos. No era posible llevar a mamá, en el estado eri que se
bastante nervioso. Por el camino compré unos claveles. A mamá le encontraba, a un sitio donde sólo se agravaría su trastorno.
gustaban mucho las flores jr le entusiasmaba que se las obsecjuiaran.
Se habia hecho arreglar con todo cuidado para recibirine, pero Ese día llegué al hospital niuv desilusionado. Teinía entrar en el
ningún cosmético podia borrar las huellas del torineiito interior que cuarto de mamá jr darle la noticia de que no habia encontrado
la estaba consumiendo. donde cambiarla. Ella estaba terriblemente pálida jr decaida. Parecía
-Y bien -le dije cuando nos quedamos solos-, ¿te ha sido la sombra, el recuerdo de una hermosa jr sana mujer. l~lablabamos
simpática la nueva enfermera? los dos con dificultad, con grandes pausas, dando vueltas j- rodeos,
-Si. Es educada, atenta, pero... esquivando la verdad. Cuando por fin le dije que no era posible
-¿Pero que. _ .É sacarla de allí, sc llevo el pañuelo a la boca jr sollozco, lenta jr
-Sigue sucediendo lo mismo. No es ella ni la otra. Nadie tiene dolorosamente, como el que sabe que no hajr salvacion posible. El
la culpa, es el espejo, el espejo. _. viento penetraba por la ventana abierta jr era también pesado jr
Fsto fue todo lo que pude averiguar. Mamá no podia relatarme sombrío como aquella tarde de octubre. El fuerte olor de los tilos
mas. El solo recuerdo de “aquello” la desquiciaba totalmente. Nunca que llenaba el cuarto me asfiiciaba. Elia seguia sollozando, ahora
me habia sentido in-,is deprimido jr desesperado que ese domingo, sordamente_ Su dolor jr su desespei-am-.a me entorpecian jr
cuando sali del hospital. destrosrab:-in, Haría todo por salvarla, por no abandonarla en aquel

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tt Salir Cuentos reunidos- Ea tla »fi.|np-aro

abismo. Sentía que la noche habia caído sobre ella, cubriendola, ji desnudarme lentamente 1,' con todo cuidado para evitar que algún
ella se re1.'olvia entre sombras, indefensa, sola... mot-'ìniiento brusco denunciara mi nenfiosidad 1,' mi madre se diera
Resolvi entonces permanecer a su lado jr rescatarla. Pedi que me cuenta. Quería ante todo comunicarle calma. Doble los pantalones,
pusieran una cama adicional jr avisé que la acompañaria por las siguiendo el hilo de la raya, jr los coloque sobre el respaldo de la
noches. A nadie le sorprendio mi decisión. silla, junto con el saco 1,' la camisa. Ya en pijama me tendi sobre la
cama sin deshacerla aún. Desde alli dominaba, sin ninguna
riquella noche, primera que pase en el hospital con mamá, cenanios dificultad, la cama de mama 1,' el espejo.
earnero al horno jr pure de papa, competa de manzana 3,' cafe con Después de las once tf media manta comenzó a inqttietarse.
leche y bìzeoeltos. Mi madre se habia recobrado mucho con mi sola Moria las manos constantemente, las apretaba, se las llevaba Itacia
presencia. Cenú con regular apetito. Despues fttmamos varios la cara. Su frente estaba húmeda. No pudo seguir conversando.
cigarrillos, tal como lo acostumbrábarnos en casa, y charlamos Unos minutos antes de las doce de la noche llego la señorita
tranquilamente. Eduviges, trayendo una char-ulita con un vaso de agua 'jr una pastilla
Hacia las diez de la noche entro en el cuarto la señorita Eduviges en una cuchara. Cuando ella entro me incorpore sobre las
para arreglar la cama de mama *y revisar que la pierna fracturada almohadas para observar mejor. Ella llegó hasta la cama de niama jf.
estuviera en correcta posición para la noche. Yo las observé con a tiempo que le decia: “¿-Como se siente la .señora?". le acercaba a la
gran atencion, pero la actitud de ambas resultaba completamente boca la cuchara con la pastilla 1,' hacia que la tomara. En ese
normal. Mire hacia el espejo. Alli se reflejaba la imagen de la momento mamá grito. Mire el espejo, alli no se retlejaba la imagen
señorita Eduviges, alta, nnry delgada, casi huesuda. En su cara de Fduviges. F.I espejo estaba totalmente deshahitado y oscuro.
amable, enntareada por sedoso cabello castaño, destacaban los erisnttibrecido de pronto. Sentí que algo se rebultia en mi interior,
gruesos lentes de tniope. El espejo reflejo por algunos minutos tal vez el estomago, y se contrata; después experimente un gran
aquella imagen, exacta, fiel. .. vacio dentro de mi igual que en el espejo...
Mi madre estaba en calma ;-f sin tensidn aparente. Seguimos -¡Qtté pasa. señora, que pasa!
platicando sf haciendo proyectos: nuestra casa necesitaba, desde Úí que decia la enierrnera. Yo no podía apartar la vista del
hacia tiempo, un buen arreglo. Desde la muerte de papa no le espejo. Ahora tenia la casi seguridad de que de aquel vacio, de
habiamos hecho nada. Yo sugería encomendar la reparacion a un aquella nada, iba a surgir algo, no se que. pero algo que debía ser
buen arquitecto, pero mamá opinaba que eso nos resultaría muy inauditu- 1.-' terrible, algo cuya vista ni yo ni nadie podria soportar...
costoso jr proponía que era mejor conseguir algunos operarios jr me senti temblar jr un sudor frio corrió por mi frente, aquella
nosotros mismos dirigir la obra según nuestro deseo... angustia que empecé a sentir en el estomago iba creciendo.
Eran pesadas las once de la noche Y Yo etnperaba a sentirme creciendo, en tal forma que sin poder ya más lance' un grito ahogado
inquieto ante la proximidad de los acontecimientos. Comencé a jr me cubri la cara con las manos... Oi que la enfermera salia

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corriendo. Haciendo un poderoso esfuerxo llegue hasta la cama de cubierto. Mi madre jr yo nos miramos satisfechos de haber acertado.
mamá. Ella temblaba de pies a cabeza. Estaba lívida ff' su mirada Pero de pronto, bajo la sabana que cubría el espejo, empezaron a
tenia una expresion de extravío. Parecia febril. Le apreté las manos transparentarse tiguras informes, masas oscuras que se moirian
con fuet¬1a, jr ella supo entonces que yo habia compartido ya aquella angustiosamente, pesadamente, como si trataran en un esfuerzo
terrible cosa. F.n ese momento volvio la enfermera Eduviges desesperado de traspasar un mundo o el tiempo mismo. Entonces
acompañada por dos médicos. sentimos una oscura música dentro de nosotros mismos, una
-Siempre sucede lo mismo, noche tras noche -dijeron música dolorosa, como gemidos o gritos, tal vez sonidos
dirigiéndose a mi- a la misma hora se presentan estos trastornos. inarticulados salidos de aquel mundo que habiantos clausurado por
Yo no les hice ningún comentario, sabia que no podría pronunciar nuestra voluntad y temor. Nos descubrimos traspasados por mil
ni una palabra. espadas de musica dolorosa jr desesperada.. .
-Pongale una inyeccion de sevenal -le ordenaron a litluviges. A las doce jr eineo todo termino. Desaparecieron las sombras
Despues salieron los tres. bajo la sabana 1.-' la mtisiea ceso. El espejo quedo en calma. La
La enfermera regreso rápidamente con la injrecciún. Mientras se señorita Eduviges salio del cuarto sorprendida de que mamá no
la aplicaba a mi madre, me atreví a mirar el espejo... allí se reflejaba hubiera tenido su acostumbrado atque.
la imagen de ella, la cama de mamá, mi rostro desencajado. Eran Cuando quedamos solos, me di cuenta de que los dos
entonces las doce jr veinte minutos. llot-:ibamos en silencio. Aquellas sombras informes jr encarceladas,
aquella su lucha desesperada e inútil, nos habian hecho pedazos
Durante cinco dias sufrimos, noche a noche, mi madre 3; 'yo aquella interiormente. Los dos conocimos entonces toda nuestra insensatesf..
tremenda cosa del espejo. Yo entendía entonces el cambio sufrido
por mi madre, su desesperacion, su hermetismo. No habia palabras No ~rol~.fimos a cubrir mas el espejo. Habíamos sido elegidos y. como
para describir aquella serie de sensaciones que uno ¡ba sintiendo 1,- tales, aceptamos sin rebeldía ni violencia. pero si con la
padeciendo hasta la desesperacion. Y cada ver el presentimiento de desesperanza de lo irremediable.
que algo iba a surgir de pronto, se hacía más cercano, inmediato
casi. Y no podriamos soportarlo, lo sabíamos bien. Entonces pense
que la única solución consistiría en cubrir el espejo. Sería como
levantar un muro impenetrable. Un muro que nos salvara de...
Decidimos cubrir el espejo con una sábana. Cerca de las once de la
noche llevé a cabo nuestro plan. Cuando la señorita Eduviges se
prescrito, como de costumbre, un poco antes de las doce de la
noche, con su pastilla y su vaso de agua, el espejo se encontraba

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cine los domingos, de aquellas peliculas que nunca veíamos, de los


pañuelos llenos de lij'.=stt`cli: que teniamos que tirar en algún
basurero... En mi dolor olvide pedir a la portera que me abriera el
Moisés Y Gaspar
departamento de Leonidas. Tuve que despertarla; subio medio
dormida, arrastrando los pies. .-*illi estaban Moises jr Gaspar, pero al
verme hujreron despavoridos. La mujer dijo que les había llevado de
comer, dos veces al dia; sin embargo, ellos me parecieron
completamente trasijados.
-1"-ue horrible, señor Kraus, con estos ojos lo vi, aqui en esta
silla, como recostado sobre la mesa. Moises jr Gaspar estaban
El tren llego cerca de las seis de la rnariaita de tin dia de noviembre cchados a sus pies. Al principio crei que todos dormian, ¡tan qtiietos
húmedo jr frio. Y casi no se veía a causa de la niebla. Llevaba yo el estabanl, pero jra era mttj' tarde jr el señor Leonidas se levantaba
cuello del abrigo levantado j- el sombrero metido hasta las orejas; temprano jr salia a comprar la comida para Moises jr Gaspar. Él
sin embargo, la niebla me penetraba hasta los huesos. El comia en el centro, pero a ellos los dejaba siempre comidos; de
departamento de Leonidas se encontraba en un barrio alejado del pronto me di cuenta de que. _.
centro, en el sexto piso de un modesto ediiicio. Todo: escalera, Prepare un poco de cafe jr espere tranquiliisarme lo suiiciente
pasillos, habitaciones, estaba invadido por la niebla. Mientras subia para poder llegar hasta la agencia tiitteraria. ¡l.er'›nidas, Leonidas,
creí que iba llegando a la eternidad, a una eternidad de nieblas jr conto era posible que tú, el vigoroso Leónidas, estuvieras iitniovil en
silencio. ¡I.eti-nidas, hermano, ante la puerta de tu clepartamento me una fría gaveta del ref`rigerador.,.!
senti morir de clolorl F.| año anterior habia vertido a visitarte, en mis ri las cuatro de la tarde fue el entierro. Llovia jr el frio era
vacaciones de Navidad... "Ceitareinos pavo, relleno de aceitunas jr intenso. Todo estaba gris, jr solo cortaban esa monotonía los
castañas, espumoso italiano jr frutas secas", me dijiste, radiante de paraguas jr ios sombreros negros; las gabardinas j- los rostros se
alegria, "¡l\-toises, Gaspar, estamos de tìestal" Fueron dias de tiesta borraban entre la niebla jr la llutfia. Asistieron bastantes personas al
todos. Bebitnos mucho, platicamos de nuestros padres, de los entierro, tal vez, los compañeros de trabajo de Leonidas jr algunos
pasteles de manzana, de las veladas jtinlo al fuego, de la pipa del amigos. Yo me niovia en el mas amargo de los sueños. Deseaba
viejo, de su mirada cabii-¿baja jr ausente que no podriamos olvidar, pasar de golpe a otro dia, despertar sin aquel nudo en la garganta jr
de los sueteres que mama nos tejia para los inviernos, de aquella tia aquel desgarramiento tan profundo que embotaba mi mente por
materna que enterraba todo su dinero jr se moría de hambre, del completo. Uri viejo sacerdote pronunció una oracion jr bendijo la
profesor de matemáticas con sus cuellos muj' almiclonados j.r sus sepultura. Despues alguien, que no conocia, me ofrecio un cigarrillo
corbatas de moño, de las inuchaclias de la botica que llevábainos al jr me tomo del brazo con t`amitiaridad, expresandome sus

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cortdolencias. Salimos del cementerio. Alli quedaba para siempre era más intenso jf la lluvia seguia. Llevaba yo bajo el brazo una
Leonidas. botella de ron, comprada en una tienda que encontre abierta. El
Caminé solo, sin rumbo, bajo la lluvia persistente *y monotona. departamento estaba completamente oscuro ff congelado. Entré
Sin esperanza, mutilado del alma. (Inn Leonidas se había ido la trop-ezando con todo. encendi la luz jr conecte la calefaccion.
única dicha, el único gran afecto que me ligaba a la tierra. Destapé la botella nerviosamente. con manos temblorosas 3,' torpes.
Inseparables desde niños. la guerra nos alejo durante varios años. Alli, en la mesa, en el último sitio que ocupo Leonidas. me sente a
Encontrarnos, después de la lucha y la soledad, constituyó la mayor beber, a desahogar mi pena. Por lo menos estaba solo 3; no tenia que
alegria de nuestra vida. Ya solo quedábamos los dos; sin embargo. detener o disimular mi dolor ante nadie; podia llorar. gritar jr... De
muy pronto nos dimos cuenta de que debíamos vivir cada uno por pronto senti unos ojos detrás de mí, salte de la silla 1.' me di vuelta;
su lado y asi lo hicimos. Durante aquellos años hablamos adquirido allí estaban Moises jf Gaspar. Me habia olvidado por completo de su
costumbres propias. habitos e independencia absoluta. Leonidas existencia, pero alli estaban mirrindome fijamente, no sabria. decir si
encontro un puesto de cajero en un banco; tjfo me emplee de con hostilidad o dcsconfianea. pero con mirada terrible. No sttpe
contador en una compañia de seguros. Durante la semana, cada que decirles en aquel momento. Mc sentia totalmente vacio ff
quien vivia dedicado a su trabajo o a stt soledad; pero los domingos ausente, como fuera de mi. sin poder pensar en nada. Adenias. no
los pasábamos siempre juntos. ¡Éramos tan felices entonces! Puedo sabia basta que punto entendían las cosas... Segui bebiendo...
asegurar que los dos esperábamos la llegada de ese dia. Entonces me di cuenta de que los dos lloraban silenciosamente. l.as
Ptlgúrt tiempo después trasladaron a Leonidas a otra ciudad. lágrimas rodaban de sus ojos jf' caían al suelo, sin una mueca. sin un
Pudo renunciar jr buscarse otro trabajo. Él, sin embargo, aceptaba grito. Hacia la medianoche hice café jr les prepare un poco de
siempre las cosas con ejemplar serenidad, “es inútil resistirse. comida. No probaron bocado, seguían llorando rlesoladamente. ._
podemos dar mil vueltas 1.' llegar siempre al putita de partida..." Leonidas habia arreglado todas sus cosas. Quiza quemo sus
"Hemos sido muy felices, algo tenia que surgir, la felicidad cobra papeles, pues no encontré uno solo en el departamettto. Según supe.
tributo. . ." Esta era la lìlosolia de Leonìdas1,- la tomaba sin violencia vendio los muebles pretextando un viaje: los iban a recoger al día
ni rebeldía... “Hay cosas contra las que no se puede luchar, querido siguiente. La ropa y demás objetos personales estaban
]osc..." cuidadosamente empaeados en dos baúles con etiquetas a nombre
Leonidas partio. Durante algun tiempo fue demasiado duro mio. Los ahorros ¬jf el dinero que le pagaron por los muebles los
soportar la ausencia; despues comenzamos lentamente a organizar habia depositado en el banco, también a mi nombre. Todo estaba en
nuestra soledad. Una o dos veces por mes nos escribianios. Pasaba orden. .Solo me dejo encomendados su entierro tj' la tutela de Moisés
mis vacaciones a su lado 1,' el iba a verme en las suyas. Asi jr de Gaspar.
transcurría nuestra vida. _.
Era de noche cuando volvi al departamento de Leonidas. El frío Cerca de las cuatro de la mañana partimos para la estación del

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ferrocarril: nuestro tren salia a las cinco jr cuarto. Moises jr Gaspar unas mantas en la estancia para que durmieran. 'fo me en-cerre en
tuvieron que viajar. con grandes muestras de disgusto, en el carro de mi cuarto jf tomé un narcotico.
equipajes, pues por ningún precio Fueron admitidos en los de El dia siguiente era domingo jr eso me salvaba de ir a trabajar.
pasajeros. ¡Que penoso viaje! Yo estaba acabado tïsica jr Por otro lado no hubiera podido hacerlo. Tenía la intención de
moraltnente. Llevaba cuatro dias jr cuatro noches sin dormir ni dormir hasta tarde; pero tan pronto como hubo lu:-r., comencé a oir
descansar, desde que llego el telegrama con la noticia de la muerte ruido. Eran ellos que jra se habían levantado jr carninaban de un lado
de Leonidas. Traté de dormir durante el viaje; solo a ratos lo a otro del departamento. Llegaban hasta mi cuarto jr se detenian
consegui. En las estaciones en que el tren se detenia más tiempo. iba pegándose a la puerta, como tratando de ver a través de la cerradura
a informarme como estaban Moisés jr Gaspar jr si querian comer o, tal vez, solo queriendo escuchar mi respiracion para saber si aún
algo. Su vista me hacia daño. l-'arecian recrirninarme por su dorrnia. Entonces recordé que Leonidas les daba el desajrttno a las
situacion... “Yo no tuve la culpa, ustedes lo saben bien", les repetía siete de la mañana. 'l'uve que levantarme jr salir ra bttscarlcs comida.
cada vez, pero ellos no podian o no querian entender. lvle iba a ¡Qué duros j-' dificiles fueron los dias que siguieron a la llegada
resultar mujr dificil vivir en stt compañia, nunca me simpatizaron, de lr-loiscs jr de Gaspar a mi casa! Yo acostumbraba levantarme ttn
me sentia incomodo en su presencia. como vigilado por ellos. ¡Que poco antes de las ocho, a prepararme un cafe jr a salir para la oiicina
desagradable fue encontrarlos en casa de Leonidas el verano a las ocho jr media. pues el autobús tardaba media hora en llegar jr
anterior! Leonidas eludia mis preguntas acerca de ellos jr me mi trabajo empezaba a las nueve. Con la llegada de Drloisés jr de
suplicaba en los mejores términos que los quisiera jr soportara. "Son Gaspar toda mi vida se desarreglo. Tenia que levantarme a las seis
tan dignos de cariño estos infelices", me decia. Esa vez mis para ira comprar la leche jr las demás provisiones; luego preparar el
vacaciones fueron fatigosas jr violentas, no obstante que el solo desajruno que tomaban a las siete en punto. según su costumbre. Si
hecho de ver a Leonidas me llenaba de dicha. Él ja no fue más a me demoraba, se enfurecian, lo cual me causaba miedo, por no
verme, pues no podia dejar solos a Moises jr a Gaspar. Al año saber hasta que extremos podia llegar su cólera. Diariamente tenía
siguiente, la tiltinra vea que estuve con Leónidas, todo transcurrió que arreglar el departamento, pues desde que estaban ellos allí, todo
con mas normalidad. No me agraclaban ni me agratlarían nunca, se encontraba fuera de su lugar.
pero no me causaban jra tanto malestar. Nunca supe como llegaron Pero lo que más me torluraba era su dolor desesperado. Aquel
a vivir con Leonidas... Ahora estaban conmigo. por legado. por buscar a Leonidas jr esperarlo acechando las puertas. A veces,
herencia de mi inolvidable Leonidas. cuando regresaba jro del trabajo, corrían a recibirme jubilosos; pero
Después de las once de la noche llegamos a mi casa. El tren se al descubrirme. ponian tal cara de desengaño jr sufrimiento que jro
habia retrasado más de cuatro horas. Los tres estábamos realmente rompia a llorar junto con ellos. Esto era lo único que compartíatnos.
deshechos. Solo pude ofrecer fruta jr un poco de queso a Moisés jr a Hubo dias en que casi no se levantaban; se pasaban las horas
Gaspar. Coniieron sin entusiasmo, mirándome con recelo. Les tire tirados, sin ánimo ni interés por nada. Me hubiera gustado saber

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que pensaban entonces. En realidad nada les explique cuando fui a de este acostumbrado obsequio, nunca me pedia nada. La muerte de
recogerlos. No se si Leónidas les había dicho algo, o si ellos lo Leónidas interrumpió nuestra rutinaria relacion. Pasó más de un
sabian... mes antes de que buscara a Susy. Había vivido todo ese tiempo
entregado al dolor más desesperado, sólo compartido con Moises 1,'
Hacia cerca de un mes que Moisés tf Gaspar vivian conmigo cuando con Gaspar, tan extraños a mi como yo a ellos. Esa noche esperé a
adverti el grave problema que iban a constituir en mi vida. Tenia, Susy en la esquina del restaurante, segun costumbre, ty' subimos al
desde varios años atrás. una relacion amorosa con la cajera de un departamento. To-:lo lo que stlcedió fue tan rápido que me costó
restaurante donde acostumbraba comer. Nuestra amistad eiupezo trabajo entenderlo. Cuando Susy iba a entrar al dormitorio
de una manera sencilla, pues yo no era del tipo de hombre que descubrió a Moisés y a Gaspar que estaban arrinconados 1,'
corteja a una mujer. Yo necesitaba simplemente una mujer y Stisy tetnerosos detrás del sofá. Susy palideeio de tal modo que crei que
soluciono ese problema. Al principio sólo nos veíamos de tiempo en iba a desmaj,-arse, tiesptiés grito como una ioea ff se precipitó
tiempo. A veces pasaba un mes o dos en que únicaniente nos escaleras abajo. Corri tras ella 1; fue muy dificil calmarla. Despues de
saludábarnos en el restaurante. con una inclinación de cabeza, como aquel infortunado accidente, Susy no volvió más a mi
simples conocidos. Yo vivia tranquilo por algún tiempo, sin pensar departamento. Cuando queria verla, era preciso alquilar una
en ella, pero de pronto reaparecian en mi viejos y conocidos habitación en cualquier hotel. lo cual desnivelaba mi presupuesto sf
sintomas de nerviosidad, cóleras repentinas 1,' melancolía. Entonces me molestaba.
buscaba a Susy 1,' todo volvía a su estado normal. Despues, y casi por
costumbre, las visitas de Susy ocurrían una vez por semana. Cuando Este incidente con S11:-of fue sólo el principio de una serie de
iba a pagar la cuenta de la comida, le decia: "Esta noche, Susy”. Si eaiamidades. ..
ella estaba libre, pues tenia otros compromisos, me eontestaba: -Senor Kraus -me dijo un dia el portero del edifi-:io-, todos
"Será esta noche”, o bien: “lista noche no, mañana si está usted de los inquilinos han venido a quejarse por el irisoporiable ruido que se
acuerdo". Los demás cornprornisos de Susy no me inquietaban; origina en su departamento tan pronto corno sale usted para la
nada debia uno al otro ni nada nos pertenecía totalmente. Susy, oficina, Le suplico ponga remedio, pues hay personas como la
entrada cn años 3; en carnes, distaba mucho dc ser una belleza; sin señorita X, el scfior A, que trabajan de noche y necesitan dormir
embargo, olía bien sf usaba siempre ropa interior de seda con durante el dia.
encajes. lo cua] influia notablemente en mi ánimo. Jamás he Aquello me desconcerto jr no supe que pensar. Agobiados como
recordado uno solo de sus vestidos. pero si sus combinaciones estaban Moises jr Gaspar, por la perdida de su amo, vivian
ligeras. Nunca hablábamos al hacer el amor¡ parecia que los dos silenciosos. Por lo menos asi estaban mientras 1.-'o permanecía en el
estábamos rnuy dentro de nosotros mismos. A] despedirse le daba departamento. Como los veia tan desmejorados jr decaidos no les
algún dinero, “es usted nuij-.f generoso”, decia satisfecha; pero, fuera dije nada; me parecia cruel; además, yo no tenia pruebas contra

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ellos... disminttye. Yo bc destruido su única alegria... Pero mis


-Me apena volver con el mismo asunto, pero la cosa es ya remordimientos terminaron pronto; al dia siguiente supe que todo
insoportable -me dijo a los pocos días el portero-; tan pronto sale habia sucedido de la misma manera: el ruido, los gritos...
usted, comienzan a aventar al suelo los trastos de la cocina, tiran las Entonces me pidieron el departamento por orden judicial jf
sillas, mueven las camas 'jr todos los muebles. Y los gritos, los gritos, empezó aquel ir de un lado a otro. Un mes aqui, otro allá, otro...
señor Kraus, son espantosos; no podemos más, v esto dura todo el Aquella noche 'j-'o me sentia terriblemente cansado jr deprimido por
dia hasta que usted regresa. la serie de calamidades que me agobiaban. Teníamos un pequeño
Decidí investigar. Pedi permiso en la oflcina para salir un rato. departamento que se componia de una reducida estancia, la cocina.
Llegue al mediodia. El portero y todos tenian ra:-:,on. El edificio el baño j' una recamara. Decidí acostarrne. Cuando entre en el
parecia venirse abajo con el ruido tan insoportable que salia de mi cuarto, vi que ellos estaban dormidos en mi cama. Entonces
departamento. Abrí la puerta, Moises estaba parado sobre la estufa j- recordé. .. La última vea que visite a Leonidas, la misma noche dc
desde alli bombardeaba con eaeerolas a Gaspar, quien corría para mi llegada, me di cuenta que mi hermano estaba improvisando dos
librarse de los proyectiles gritando v riendose como loco. 'l`an camas en la estancia... "Moises 1,' Gaspar ducrrncn en la recamara,
entusiasmados estaban en su juego que no se dieron cuenta de mi tendremos que acomodarnos aqui", me dijo Leónidas bastante
presencia. Las sillas estaban tiradas, las almohadas botadas sobre la cohibido. Yo no entendi entonces conto era posible que Leonidas
mesa, en el piso... Cuando me vieron quedaron como paraliaados. hiciera la voluntad de aquellos miserables. Ahora lo sabía... Desde
-Es increible lo que veo -les grite encoleriaado-_ He recibido ese dia ocuparon mi casa j-' yo no pude hacer nada para evitarlo.
las quejas de todos los vecinos jf me negué a creerles. Son ustedes Nunca tuve intimidad con los vecinos por parecerme muj'
unos ingr-aros. Pagan mal mi hospitalidad jf no conservan ningún fatigoäo. Preferia mi soledad, mi indepenclencia; sin embargo, nos
recuerdo de su amo. Su muerte es cosa pasada, tan lejana que va no saludábarnos al encontrarnos en la escalera. en los pasillos, en la
les duele, solo el juego les importa. ¡Pequeños malvados, pequeños calle... Con la llegada de Moises 'jf de Gaspar las cosas cambiaron.
ingratos. . . l tin todos los departamentos que en tan corto tiempo recorrimos, los
Cuando terminé, me di cuenta de que estaban tirados en el suelo vecinos me cobraron un odio feroz. Llego un momento en que tenía
deshechos en llanto. Asi los deje 1,' regrese a la olicina. Me senti mal yo miedo de entrar en el edificio o salir de mi departamento.
durante todo el dia. Cuando volví por la tarde, la casa estaba en Cuando regresaba tarde por la noche, despues de haber estado con
orden jr ellos refugiados en el closet. Eitperimente entonces terribles Susy, temía ser agredido. (Jia las puertas que se abrian cuando
remordiniientos. senti que había sido demasiado cruel con aquellos pasaba, o pisadas detras de mi, furtivas, silenciosas, alguna
pobres seres. Tal vez, pensaba, no saben que Leonidas jamás respiración... Cuando por fin entraba en mi departamento lo hacia
volverá, tal vez creen que solo ha salido de viaje jf que un dia bañado en sudor frio y temblando de pies a cabeza.
regresara jf, a medida que su esperanza aumenta, su dolor Al poco tiempo tuve que abandonar mi empleo. temía que si los

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dcjaba solos podian matarlos. ¡Habia tanto odio cn los ojos de ellos saben que no puedo. que nunca podré llevar a cabo n1i mas
todos! Resultaba fácil forzar la puerta del departamento o. tal vez, el ardiente deseo. Por eso gozan. _. ¡Cuántas veces los habria matado si
mismo portero les podria abrir; el también los odiaba. Deje el hubiera estado en libertad de hacerlo! ¡Leónidas Leonidas. ni
trabajo 1.-' solo me quedaron, como fuente de ingresos, los libros que siquiera puedo juzgar tu decision! Me querias. sin duda. como yo te
acostumbraba llevar en casa, pequeñas cuentas que me dejaban una quise, pero con tu muerte jr tu legado has deshecho mi vida. No
cantidad minima, con la cual no podía vivir. Salía muy temprano. quiero pensar ni creer que me condenaste friamente 0 que decidiste
casi oscuro, a comprar los alimentos que yo mismo preparaba. No mi ruina. No. sé que es algo más fuerte que nosotros. No te culpo.
volvia a la calle sino cuando iba a entregar o a recoger algun libro, 1.' Leonidas: si lo hiciste fue porque asi tenia que ser... "Podríamos
esto. de prisa, casi corriendo, para no tardar. No volví a ver a Susy haber dado mil vueltas y llegar siempre al punto de partida . .
porfalu-1 de dinero y de tiempo. Yo no podia dejarlos solos ni de día
ni de noche jr ella jamas acccderia a volver al departamento.
Comencé a gastar poco a poco mis ahorros; despues, el dinero que
Lconidas rnc lego. Lo que ganaba era una miseria, no alcanzaba ni
para comer. menos aún para mudarse constantemente de un lado a
otro. Entonces tomé la decision de partir.
Con el dinero que aun me quedaba compre una pequeña y vieja
finca que encontré fuera de la ciudad unos cuantos e
indispensables muebles. F.ra una casa aislada Í'-e"`¢l semiderruida. Allí
vivìrí-amos los tres, lejos de todos, pero a salvo de las aceclianras.
estrechamente unidos por un lazo invisible, por un odio desc-arnado
y frío y por un designio inclescifrable.
Todo está listo para la partida, todo. o más bien lo poco que hay
que llevar. Moisés 3.' Gaspar esperan también el momento de la
marcha. Lo sé por su nerviosidad. Crou que están satisÍ1:cl1-us. Les
brillan los ojos. ¡Si pudiera saber lo que picnsan...l Pero no, mc
asusta la posibilidad de hundirme en el sombrío misterio de su ser.
Se me acercan silenciosamente. como tratando de olfatear mi estado
de ánimo o. tal vez, queriendo conocer mi pensamiento. Pero yo se
que ellos lo sienten, deben sentirlo por el júbilo que muestran, por el
aire de triunfo que los invade cuando yo anhelo su destruccion. Y

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Arthur Smith
Música concreta

r"trthur Smith se levanto como todos los dias a las siete menos
cuarto. Tomo sti acostumbrada ducha 1,' se afeitú con toda calma. A
las siete y media bajo a la cocina. Mrs. Smith le sirvio la taza de cafe
acabado de hacer, que el acostumbraba beber mientras leia el
Financial 'l"imes_ Esa mañana Arthur Smith retiro la taza de cafe, sin
probarlo siquiera, y dijo a su mujer que queria algo de fruta. Mrs.
Smith lo miró muy extrañada: aquello venia a romper una rutina de
muchos años. No juego oportuno hacer ningún comentario jr se
limito a ||e\›¬a1'le una tajada de melón jr plátanos. Arthur Smith
tampoco leyo el Firiancief Times tf si se puso a ojear, muy
entretenido, una revista de comics que su hijo Ierrjf habia dejado en
la cocina Mrs. Smith tuvo que hacerle notar que eran cerca de las
ocho if que si no se apuraha perdería el autobús. para la ciudad, de
las ocho jf cuarto. Él asintió con desgano 3,' se dispuso a tomar su
portafolio, el sombrero 3- el paragttas. 'fa en la puerta, se despidió de
su mujer con un ligero beso en la frente, como siempre lo hacia, ff
ella lo vio irse a traves del jardín.
Mrs. 'Smith volvió a la cocina 1,' se sento en el mismo .sitio que
habia ocupado su marido. Encendió un Lucky Strike 1,' empezo a
beber el café, ya Frio, que el hombre habia dejado. Estaba

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tt Salir Cuentos reunidos- E'a lla »fi.|np-aro

preocupada. Arthur era un hombre por naturaleza melódico jr siguio su tarea. llabia terminado con la cocina jr estaba conectando
ordenado, lleno de pequenos habitos jr rutinas que jamás rompia. la lavadora cuando sono el teléfono. I-Iablaban de la oiicina para
Además era un gran bebedor de café jr nunca, por ningun motijro, preguntar si Mr. Smith se encontraba enfermo. La mujer aseguró
perdonaba la taza matinal antes de tomar otra cosa. Desde que se que no jr que su marido habia salido para allá como de costumbre,
casaron [hacia dieciséis añosl, lo bebía diariamente. Cuando ella no que tal vez algo lo habia demorado. 't' suplicci que al llegar le dijeran
podia hacerlo por encontrarse enferma él mismo lo preparaba. S-olía que se coniunicara con ella.
decir que el estomago aullaha sin una taza de café caliente. Mrs. Smith comenzo a caminar por la casa sin saber qué hacer.
Mrs. Smith trato de no imjuietarse demasiado jr encogiéndose de Habia muchas cosas en qué ocuparse pero no tenia disposicion para
hombros se levanto jr fue a gritarles a Tom jr a Ierrjr que bajaran a nada. Aquella llamada de la oficina habia acabado de inquietarla.
desajrunar, porque jra eran las ocho pasadas. Los muchachos 'l`ernia que algo le hubiera sucedido a ,-itrthur por el camino. Penso
llegaron haciendo mucho ruido jr ella les sirvio sus liar-takes jr su en llamar ra los centros de emergencia jr preguntar, pero le parecio
leche. Cuando terminaron de desajrunar salieron corriendo para la absurdo, casi ridiculo. Arthur era en extremo precartrido jr
escuela, haciendo rebotar la puerta de resortes de la cocina. Mrs. cuidadoso. "Tal vez tuvo algo importante que hacer jr no fue a la
Smith subio la escalera, podian oirse las risas jr los gritos de los dos oficina, o llegara más tarde." Decidio que esto era lo mas lógico jr
pequeños en la recamara. Los encontró jugando alegremente. No que no había pasado nada jr ella no tenia por qué estar nerrtriosa.
querían dejarse vestir jr corrían de un lado a otro de la habitacion. Una vez que controló sus temores jr su preocupacion, se dispuso a
Por fin los atrapo jr, después de haberlos vestido jr peinado, bajo con terminar el arreglo de la casa. Después tomo una ducha tihia que le
ellos a la cocina. l.es arreglo su fruta. Ese dia estaban mujr traviesos. produjo un efecto sedante jr le quiro, por completo, la tension. Con
mas que de costumbre. Rompieron la botella de la leche jr el i`rasco toda calma coloco los tubos en el pelo humedo jr se maquillo con un
de la mermelada; Mrs. Smith le propino un buen manazo a cada poco mas de cuidado que de costumbre. Eligio un vestido de seda
uno jr los saco al jardin para que la dejaran en paz. “No es posible azul que le sentaba bien jr al terminar la toiiete estaba tranquila jr
poner en orden una casa, ni hacer nada, con niños corriendo por contenta de verse lirnpia jr arreglada. Se puso una parioleta en la
todos lados", decia siempre Mrs. Smith. Y todos los días tan pronto cabeza jr salio por la puerta del fondo, para que los niños no la
desajrunaban iban a jugar al jardin. Entonces ella comenzaba la vieran jr no intentasen ir con ella al supermercado a comprar
diaria rutina del hogar. comestibles.
Ese dia la mujer estaba nerviosa, no obstante que se repetia que En el superinercaclo Mrs. Smith encontrti a sus dos amigas
aquel incidente del café jr del Fi`nmict`r¿l Times tal vez no tenia íntimas jr mientras eseogian las provisiones charlaron alegremente.
ninguna importancia jr que era absurdo seguir pensando en ello. És-tarjr les contaba de una magnifica barata de zapatos que había en
Fmpezo a recoger la cocina jr a lavar los trastos. Un plato resbalo de Ps-[anguel's. De verdad estaban regalando los zapatos, ella se habia
sus manos jr se hizo pedazos en el suelo. Suspiro con desaliento jr comprado dos pares. negros jr azul marino. jr pensaba regresar por

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otros. Deci-dieron que irían las tres juntas el sabado por la mañana refrigerador jr de la lavadora, jr de quien sabe cuantas cosas màs...
que era el día que Mrs. Smith dedicaba para sus compras. Los Annjr se sintió protiindamente apenada jr habia dado media vuelta
sábados iba Amapola, una negra que una vez a la semana le para alejarse jr no escuchar más, pero en ese momento ft-lrs. Thorne
planchaba la ropa jr le hacia una buena limpieza a la casa, ademas la descubrio jr puso una cara mujr desagradable. Desde ese día jra no
cuidaba a los pequeños rj' ella podia salir sin ningún pendiente. saludaba a Annjr jr se hacia la desentendida cuando se encontraban
También irian a Harperis que estaba anunciando una liquidacion de en la iglesia o en el club. l.o del papa petrolero resulto un verdadero
vestidos por fin de temporada, jr se quedarían a lontfhar en el centro. embuste, ¡en qué forma se burlaha de ellas! Y ellas. comento Marjr,
Tal vez encontraran eii Hector`s Cafeteria a la pobre Eniiljr que habian sido imijr hondadosas con Mrs. Thorne, porque cuando llego
estaba tan abatida después de su divorcio con Harrjr. No cabía duda a vivir alli nadie la invitaba ni la tomaba en cuenta. Ellas fueron las
de que Harrjr había demostrado ser un liombre mujr torpe primeras en ser amables, pero no la volverian a saludar, jr el
clìvorciandose de limiljr, so sweet. su riíce! Aunque no podian negar domingo citando la encontraran en el oficio de la iglesia, pasarían
que a veces Emiljr descuidaba un poco la casa jr no atendia mujr bien de largo sin notarla. Ya para despedirse, Mrs. Smith les conto que
a llarrjr. Y algunos dias, cuando este llegaba de la oficina, no habia por fin había visto la tan comentada obra del Palace. Después de
comida jr Einiljr estaba en casa de las Warren jugando al poker. varias semanas de insistir con Arthur para que la llevara habia
Pvlarj' aseguró saber que Harrjr andaba con una chica de su misma accedido jr Fueron el sábado por la noche. El pobre Arthur, ¡tan serio
oficina, que presumía de rubia platinada, pero a quien ella habia jr respetuoso! [al recordar a Arthur, Mrs. Smith sintió que algo
conocido en el College cuando era bien inorena jr tenía el pelo desagradable se rebullía en su interior, pero sacudió el pensamiento
negro. Que ademas se jactaha de que su papá era abogado jr la infeliz jr continuó la charla), decia que aquella obra no era propia para
era hija de un chofer. ¡la pobre Fniiljr, so sii-rest, su nice, que infamia señoras. Ella estaba de acuerdo en que la piera era mujr atrevida jr
qtie Harrjr le hiciera una cosa asi! Se impresionaron mucho cuando picante. ¡Si hubieran visto la cara que Arthur tenia, rojo hasta los
Annj' les platico lo de Mrs. Thorne, su vecina. de quien ellas creían. cabellos! Ella habia sentido inucha ternura al observarlo tan
o mas bien ella misma les habia hecho creer, que era riquísirna jr que apenado. Convinieron en que la obra era tretnenclarnente arriesgada
su padre era un petrolero de 't`ei-ras, quien le hacia magníficos jr como casi todo el teatro moderno; pero como todas las señoras del
costosos regalos como el refrigerador, último modelo, que les habia club hablaban de ella, había que verla para no pasar por timoratas jr
enseñado aquel domingo cuando las invito a jugar a la canasta. Pero exponerse a burlas. Sin embargo, notaron que el reverendo Watson
un dia que Annjr estaba regando su jardin ojró que Mrs. Thorrie las habia mirado en una forma mujr especial el domingo, durante el
discutía acaloradainente con dos hombres en el porche de su casa. sermón, cuando se refirió a las personas poco sensatas que asisten a
Annjr no habia tenido la intención de escuchar lo que decían, pero espectáculos peligrosos jr censurables. Realmente había sido una
como hablaban a gritos se entero de que aquellos hombres iban a audacia el haber ido. Ta para salir del supermercado, Marjr les contó
embargar a lvlrs. Thorne, porque adeudaha varias letras del de un pastel de carne que había hecho el dia anterior jr que era

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verdaderamente delicioso, ademas de ser muy facil jr rápida su los niños desde la puerta de la cocina. Nadie aparecio. Los llamo
hecbura. Le pidieron la receta diciendo que ese mismo dia lo iban a nuevamente. Otra vez.. Utra vez más. impaciente. salio a buscarlos al
ensayar. Después de comprar los ingredientes necesarios para el jardin. Los encontro muy entretenidos jugando a las canicas con
pastel 1.-' comentar de prisa algunas novedades. se despidieron; todas Arthur Smith. Apenas podia dar crédito a lo que sus ojos veian: alli
tenian urgencia de volver a casa sf preparar algo para el lunch, estaba Arthur con los chicos. jugando a las canicas, en mangas de
ls-lrs. Smith entro, sin hacer ruido, por la puerta trasera para camisa jf sin corbata. F.I saco, el portafolio, el sombrero j' el paraguas
evitar que los chicos se dieran cuenta de que llevaba cosas de la tirados en la hierba. Alli habia estado, toda la mañana, con los
tienda. Cuando comían algo antes del lunch, después no querian niños, jugando en el jardin. No habia ido a la oficina por quedarse a
probar bocado 1; eso les perjudieaba. Decidio que haria el pastel de jugar a las canicas.
carne para la comida dela noche; a Arthur siempre le enlttsiasmaba -Arthur, .-irtltur. ¿que signiiìea todo esto?, dimelo -
que ella hiciera algo especial. Mientras eoeinaba una sopa de preguntaba la mujer completamente deseoncertatla y sin saber que
verduras para los chicos. escuchaba por radio los treinta minutos de pensar.
la novela del mediodia. la cual era so exciting and tender. Ese dia -jugamos muy bonito. toda la mañana, a las canicas -
tocaba el capitulo quinto. Mrs. Smith encendió un cigarrillo 1,' se contestaron a coro los niños 'j' Arthur Smith.
sentó a escuchar como la bella y dulce Ienny. que trabajaba junto -Arthur. Arthur -gimio angustiada la mujer, tratando de
con su madre en la cocina de la casa de los multimillonarios obtener una respuesta que la tranquilizara.
Morton, habia visto un día, en el jardin de la gran residencia, al Pero no la tuvo. Arthur Smith es-taba contando, con gran
_ioven Louis Morton, quien acababa de regresar de la India jr se dificultad, unas canicas;
enamoro locamente de él... "Y bien -decía el locutor al terminar el -Una 3; una dos jf dos cinco...
capitulo-, ¿que creen ustedes, queridas radioeseuehas, que suceda -Dos v dos son cuatro -dijo el mas pequeño de los niños.
en el proximo capitulo? ¿Que el joven multimillonario Morton -Cinco 1,' una siete v dos diez...
descubra el amor que la encantadora jenny siente por el. v que el -Dejame eontarlas a mí, papa, tú no sabes contar -dijo el otro
tambien se enamore de la jovencita? ¿Que la aristoerátiea familia niño.
este de acuerdo con el amor de estos hermosos jovenes, o de lo -Yo se contar hasta diez -volvio a decir el mas pequeño.
contrario que traten de alejarlos jr destruir su cariño? Mañana Sin decir una palabra más, porque tenia un nudo en la garganta.
estaremos nuevamente con ustedes dándoles la continuación de esta la mujer dio media vuelta 'jr se fue caminando hacia la casa,
bella historia de amor. Mientras tanto, no olviden que la leche en totalmente abatida. como si de pronto hubiera caido en un sueño
polvo Four Roses es el alimento ideal para..." Mrs. Smith apagó el denso tj' descjuiciante. que embotaba su razon y le estrernecia el
radio jr suspiro. Preparo unos szindwiches, sirvio la sopa, dos vasos alma. No podia pensar en nada ni darse ninguna explicacion tj' solo
de leche v la compota. Cuando todo estuvo listo en la mesa, llamo a deseaba ardientemente despertar de aquella cruel pesadilla en que

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estaba atrapada.
Los niños jr Arthur Smith entraron en la c-ocina detrás de ella v
se sentaron a la mesa.
Música concreta
- -Yo no tengo nada que comer -se lamento Arthur Smith al
ver solo dos cubiertos-_ A mi no me han servido mi comida -
repetía desolado, 3; gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas.
Mrs. Smith se apoyo en la estufa para no caer. Sentía que, por
moinentos, se iba a desplontar, que todo giraba en torno de ella 1,'
que un enorme dolor la desgarraba. Y un sollozo ahogado. ronco,
estremeció su cuerpo. Supo que había perdido a Arthur Smith; que
írente a ella, sentados en la mesa. habia tres niños. “Se parece a Marcela”. piensa Sergio deteniéndose, jr se da vuelta
para observar mejor a la mujer que solo ha visto de reojo al pasar
por la Librería lfraneesa... “¡Pero si es Marcela misrna!“, v no sale
del asombro al comprobar que esa desaliñada 1.-' ensombrecida
mujer que mira con desgano el escaparate es su amiga lvlarcela.
Tiene urgencia de llegar a la oiicina antes de las seis de la tarde pero
se queda unos minutos platicando con ella. No puede impedir
preguntarle antes de despedirse:
-Te noto desniejorada, ¿bas estado enferma?
-No precisamente -dice Marcela con clesaliento-, tal vez se
debe a que duermo mal.
-Por que no tomamos un café, cuando tú quieras, jf platicamos
un buen rato. Hoy me encantaria, pero tengo que revisar algunas
cosas antes de que salga mi secretaria.
Se va caminando de prisa pero lleva en la mente el rostro
marchito de Marcela. el notable descuido de su persona. Siente una
gran incomodidad consigo mismo, algo así como remordimientos
por haberla tenido tan olvidada. por verla tan poco en los últimos
meses. “Me he ido llenando de trabajo jf compromisos en una forma
bastante absurda: va ni siquiera puedo ver a las gentes que quiero."

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lodavia el año anterior se reunia a menudo con Marcela jr Luis, casi Llega a su departamento, cansado despues de un dia de trabajo. jf
todos los sábados por la noche en que oian música o se enfrascaban como aun es buena hora llama a Marcela para concertar una cita.
en discusiones sobre cualquier cosa. mientras sfaciaban una o dos Una, dos. tres llamadas, quiere oir su voz alegre como siempre:
botellas... "jAh. eres tú, Sergio, que gustol" Una llamada más jr contesta la
propia Marcela, pero no con la s-'oz que él conoce jr espera, que tiene
"¿Qué le pasará a iVlarce]a?", se pregunta de nuevo Sergio mientras necesidad de escuchar. Claro que si le ha dado gusto que sea él
se rasura. Piensa que tal ver ese cambio se debe al tiempo, que ya no quien la llama, lo siente, lo sabe bien, pero es indudable que algo
tienen veinte años y si están cerca de los cuarenta. Se quita la anda mal en ella. Quedan en verse al día siguiente. Desalentado.
jala-onadura jr se contempla en el espejo con detenimiento. “No es camina por la estancia. Le molesta que Velia esté fuera dela ciudad.
eso. debe tener alguna cosa, algo le debe ocurrir", j' le duele pensar Por lo menos hablaria con ella de su preocupacion por Marcela.
que sea algo serio, tanto que ha ocasionado un cambio lan pero la pobre es tan poeo atinada. Ya podria haber regresado,
desastroso, jr él sin saber nada. Bajo la ducha vuelve a la epoca de la quince dias son más que suficientes para toslarse 1,' lucirse en la
preparatoria, cuando Marcela jr el andaban siempre juntos: iban a playa... Decide leer un rato j' busca el libro de Miller. Se tumba en
las mismas fiestas. les encantaba caminar sin rumbo por la ciudad o un sillon; le duele ligeramente la pierna izquierda, se la frota con la
mataban las horas sentados en el café, "estaba mujf espigada jr tal mano; es un fastidio que aún le duela con el frio después de tanto
ver un poco pálida pero eso le daba un aire interesante, apenas se tiempo. Miguel no le cree cuando se lo dice jr nunca le receta nada.
pintaba jr recogía sus largos cabellos castaños hacia atrás como cola "estos médicos son una lata...” Se acuerda de cuando se rompio la
de caballo. era una linda mtlchachita”, se dice Sergio. Habían estado pierna. Marcela fue realmente la única persona que lo acompaño
todo ese tiempo tan cerca uno del otro que nunca se le ocurrio con constancia aquellas largas tardes en el hospital; los otros se
preguntarse qtie clase de afecto los unía. Marcela era como una cansaron pronto; la tal Irene se fue a visitar a su madre a San
parte de el mismo. Alguna vea se habia puesto romántico pero no Francisco. Marcela llegaba siempre muy fatigada: "Luis vendrá por
habian pasado de unos cuantos besos inocentes. Tal vez Marcela la noche. 'l'e compramos este libro. Luis dice que es muy bueno jf te
estuvo esperando a que el se decidiera, tal vea se canso de esperar j' gustara. . . ” Se sentaba con dilìcultacl [esperaba entonces su segundo
un dia se hizo novia de Luis. quien sabe... “A lo mejor ajfer estaba hijo) y le contaba todas las novedades. los chismes de los amigos. le
desvelada o un poco triste sin ganas de arreglarse jr n-o pasa nada; aeurno-daba las almohadas o le leia, sin cansarse, hasta que la tarde
ella está igual que siempre jr yo soj-f el que está haciendo una se iba jf llegaba la enfermera con la charola de la merienda. Luis iba
montaña. ¡qué bueno seria que solo fuera mi iinaginacionl” Y siempre a buscarla. com-'ersaban un rato más. ji despues se
comienza a leer el periodico mientras desajfulia hasta que deja de marchaban cogiclos de la mano con aquel aire de novios timidos que
pensar en su amiga. le hacia tanta gracia. El dia que se casaron él estaba tan nervioso
como el propio novio; tal ve?. un poco más. ya que Luis era más

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calniado para todo. Le parecia que Luis nunca terminaría de ruido, no están bien ahi.
vestirse, que llegarían tarde: despues perdieron los anillos y ya cerca -l.-'oy a pagar la cuenta -le dice-, nos iremos a mi casa.
de la iglesia él se paso un “alto“ y por poco se los llevan a la Marcela no responde pero acepta con la mirada. En el camino
comisaria. Habían llegado cuando ya todo mundo estaba inquieto... los dos hablan de cosas que no les interesan mayormente: si leiste tal
libro, si viste tal pelicula, que las noches empiezan a ser frias, que
Despiiés de las siete y media de la noclie, entra Sergio en el café del oscurece temprano, que los días no alcanzan para nada... Sergio
Ángel y encuemra a Marcela sentada a una niesa del fondo. conecta el radio del auto; la voz grave, cálida de Arinstrong los
-¿Hace tiempo que me esperas? -pregunta Sergio al darse envuelve. Marcela mira pasar los árboles de la avenida Tacubaya.
cuenta de que el cafe que bebe Marcela esta completamente frío-. “Fil walk along. because to .tell you the truth J"i`l be lonely, I don?
No tengo remedio, siempre llego tarde -torna la mano dc Marcela mina' being lonely when my lienrih rolls me you rare lonely too”. dice
y la retiene entre las suyas. Armstrong.
-No te aflijas -dice ella-, no me acordaba si habiamos -¿Te acuerdas -pregunta Sergio- cuando oiamos este disco
quedado de vernos a las seis y media, o a las siete y media, hasta raya rlo?
entonces... Marcela asiente pero el sabe qtie no puede llevarla hacia atrás,
- -Que eso me pase a mi es casi natural - -dice Sergio bromeando que ella está estancada en otro momento del cual no quiere o no
_, pero a ti. con esa increíble memoria que siempre has tenido y puede salir. Él vuelve a aquellos domingos en la tarde: Marcela, Luis
que yo tanto te envidio... y él en su pequeño cuarto de estudiante, bebiendo ron y escuchando
Marcela dice que su memoria ya no es la inisina, que se olvida a Armstrong. Marcela sentada en el piso con las piernas encogidas y
de todas las cosas o las confiinde, Sergio la mira fijamente tratando criizadas llevando el compás con un leve balanceo, I.uis tumbado a
de averiguar lo que le ocurre; como no tiene exito le pregunta: su lado mirando el techo y el dirigieiido una orquesta invisible.
-¿Qué te pasa, Marcela, que te ha sucedido? poseído, arrastrado por Louis...
lilla saca un cigarrillo y perrrianece callada. Sergio llama al
mesero y pide dos cafes. -llace frio -dice Sergio y comienza a arreglar los lerios para
-No se, todo ha sido tan confuso, tan inesperado, como un encender la chimenea.
sueño desastroso, una pesadilla: a veces creo que voy a despertar y Marcela se ha acomodado en una butaca hecha un ovillo. “Por lo
que todas las cosas estan intactas. menos ya no está tan tensa, pero ¿por que no habla, por que no
Iuega con su argolla de matrimonio, le da vueltas nerviosairiente cuenta lo que le pasa?"' Él se dedica a preparar el café y a los pocos
en el dedo, se la quita, se la pone, se la vuelve a quitar. Sergio intuye minutos el olor llena la estancia. Sirve las tazas y comienza a sentirse
que debe ser algo de Luis, algo que le duele y le cuesta trabajo decir. cercado por el silencio de Marcela. Es la primera vez, desde que la
Él también está incomodo, hay mucha gente en el cafe. mucho conoce, que no sabe de que hablar con ella. le pregunta si esta bien

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de azúcar; ella dice que si. Le ofrece un cigarrillo jr el enciende otro. de el mismo asi le duele. lrata. lo mejor que puede, de levantarle el
Marcela menea su café. åiergio se pone a hacer anillos con el humo. ánimo, de comunicarle esperanza... sòlo la muerte es irremediable,
-Luis me engaña 1.-' todo se ha roto entre nosotros. todo tiene solucion, las cosas pueden cambiar. será un mal
Sergio la mira sin saber que decir. momento, una experiencia dolorosa. pero siente dentro de él que
-Ha sido un golpe tremendo, como quedarse de pronto sus palabras son huecas, que no sirven. que son sólo palabras.
caminando sobre una cuerda Hoja. sin tiempo ni espacio donde deseos que no hacen milagros.
situarse.
-¿ Estás segura, Marcela? Había concertado una cena de negocios pero a última hora le avisan
-Claro que estoy segura, vo misma lo comprobé. A1 principio que se pospondrá para otra feclin. Tiene la noche libre pero no
:ne desconcerialia su actitud de despego hacia mi, cada ves más siente ganas de hacer nada nl de ver a nadie. La situacion de
marcado, sus ausencias. Me invente muchas excusas. di muchas Ivlarccla lo ha perseguido. Por más vueltas que le ha dado al
vueltas, no queria darme cuenta. problema no encuentra que puede hacer para ayudarla. Varias veces
-Debe ser algo pasajero, al_eún capricho -dice Sergio y va a se propuso hablar con Luis, pero desecho la idea. Todo le parece
buscar una botella. inútil, ineficaz. “Solo ellos mismos pueden arreglar sus cosas." Sabe
Marcela mueve la cabeza negativamente sf le alarga su copa. Él le que nadie cambia su vida o deja de hacer algo por consejo de un
sirve mientras piensa que las mujeres agrandan siempre las cosas; amigo. Decide irse para su casa 'v ahí comer algo. Cuando llega
siente frio sf atiea la lumbre. encuentra a Marcela sentada en el piso cerca de la chimenea.
-Hace apenas unos meses que lo descubri, después supe que -¡Tú aqui, nunca pensé...! -dice Sergio sorprendido 1,'
todo viene de tiempo znrás, varios años. contento de encontrarla.
Los Ieños arden en grandes llamas anar:-mjadas cuyo resplandor -Me dijeron que volveriss tarde. pero tuve una corszonada v
le da un aspecto más desolado al rostro marcliito de Marcela. Sergio me espere.
se acomoda hasta el fondo de la butaca y enciende un cigarrillo. -¡Que bueno que hayas vcnidol -dice Sergio inelinand-use a
-¿Quien es? bcsarla-. me tienes muy preocupado.
-Una eosturera. -Es el segundo coñac -dice ella señalando el vasito que esta a
Él se dice que aunque las cosas esten agrandadas por Marcela su lado-_ 1-Ie sentido mucho frio.
existen *If la han destruido. existen como esas llamas que bailan en la -Si. hace algo -dice Sergio sf va a sen-'i1'se una copa. Regresa sf
chimenea. No hay más que verla. que oirla, esta tan sola ip se sienta a su lado- -_ ¿Has hablado con Luis. te ha dado alguna
entristecida como una casa abandonada if en ruinas. Bebe un buen explicacion?
trago, la mira tan derrumbada, "¡mi pobre Marcela, la muchachita -Varias veces hemos hablado -dice Marcela con vor.
de cola de caballol”, tan de él, tan su hermana, como un bra?-.o o algo desalentada- pero es inútil, lo niega todo; dice que es invención

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mia v cada vez se abre entre nosotros una zanja mas honda. la descubri, eran sus ojos, vo los conocia, muchas veces segui a Luis
Vivimos agazapados, desconocidos, abogados por el silencio. con la esperanza de que tiieran solo sospechas infundadas de parte
-Tal vez con el tiempo... -empieza a decir Sergio, pero mia, pero él entraba siempre en el mismo edificio, Palenque 2Í›'{l, 'jr
Marcela no lo deja terminar. pasaban horas antes de que volviera a salir; supe que ahi vivia ella
-Hay algo más que no te conte el otro dia, por eso vine hov... pero nunca la habia visto... Un dia llegaron juntos en el auto de
también me persigue. Luis, la alcance a ver bien, los ojos saltones, inespresivos, los
-¿Quién? -pregunta Sergio frunciendo la frente. mismos ojos que descubrí bajo mi ventana entre las hierbas...
-Ella. Me persigue noche tras noche, sin descanso, durante Marcela se pasa la mano por la frente tratando de borrar una
largas horas, a veces toda la noche. se que es ella, recuerdo los ojos, imagen; despues enciende un cigarrillo. El reloj da las once de la
reconozco sus ojos saltones, ineitpresivos, se que quiere acabar noche, Sergio se sobres-alta. Se da cuenta de que es el reloj, su reloj,
conmigo 1,- tlestruirme por completo, va no duermo, hace tiempo cl que esta ahi sobre la chimenea desde hace tiempo, el que da las
que no me atrevo a dormir de noche, estaria a su merced, paso las horas igual, de la misma manera, pero que ahora le parece distinto.
horas en vela ovendo todos los ruidos del jardin, entre ellos Bebe un poco de coñac que tambien le sabe a otra cosa, con otro
reconozco el sujro, se cuando llega, cuando se acerca hasta mi gusto, como si todo v él mismo hubiera cambiado. “Estoy
ventana, cuando espia todos mis movimientos; el menor descuido embrutecido." Todo ha sido tan inusitado, tan confuso, que no sabe
me perdería. cierro las ventanas, reviso las puertas. las vuelvo a que pensar ni como entender. 1'»-lil pensamientos invaden su mente
revisar. no dejo que nadie las abra, por cualquiera puede entrar jr como fragmentos desarticulados, como las piezas en desorden de un
llegar hasta mi. son noches interminables ovéndola tan cerca, una motor, v el no encuentra la primera pieza, el punto de donde partir
tortura que me va Consulrtiendo poco a poco hasta que se ago-te mi para después seguir aeoniodando las otras. Su mente es una maraña
última resistencia jr nie destruva. .. dificil de desenredar.
-Toma, bebe ttn poco -dice Sergio alcanzándole la copa. El -¿Tti que harias, Sergio? -pregunta de pronto Marcela-.
siente que se ha quedado bloqueado, que no ha entendido bien 1,- dimelo.
qttisiera pregu niar jr aclarar pero ella no lo deja. Sergio la ve como una niña acorralada a punto de prccipitarsc
-Empecé a dormir mal cuando lo descubri todo y me pasaba que pide avttda.
las noches dando vueltas en la cama, ojrendo los ruidos de la noche, -Estás muy nerviosa, muy agobiada, jr cuando uno se
ruidos lejanos, vagos, comencé a distinguir uno que sobresalia de encuentra asi todas las cosas se transforman jr se agrandan...
entre los demás jr que cada vez era rnás fuerte 'jr más preciso, cada -No, Sergio, no son mis nervios, es su presencia ahi bajo mi
vez se acercaba más hasta llegar a mi ventana jr ahi permanecía ventana todas las noches, ese croar v croar v croar toda la larga
horas jr horas. después se iba, se desvanecia a lo lejos v a la noche noche".
siguiente regresaba; así todas las noches, igual, sin descanso, una ver. -¿De que estamos hablando. Marcela? -pregunta Sergio

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angustiado-, o más bien, ¿de quien estamos hablando? destrozado, hecho una mierda (otra vez el timbre). "¿QL1ien podra
-De ella, Sergio, del sapo que me acecha noche tras noche, seri", se pregunta con disgusto.
esperando sólo la oportunidad de entrar -sf hacerme pedazos. -Alguien toca -dice Marcela levantando la cabeza.
quitarme de ia vida de Luis para siempre. - -Si- contesta Sergio.
-Marcela querida, ¿no te das cuenta de que todo eso es solo -No quiero ver a nadie, saldrá por la cocina.
una fantasia? Una fantasía a la que te ha llevado tanto tiempo sin -Fìspera, no es necesario que abra.
dormir, tu ensimistnatiiiento. el dolor mismo, . _ 'tfuelve a sonar el timbre 1; una voz de mujer llama a Sergio.
-No, Sergio, no. -¡Tenia que ser Vella! -dice Sergio fastidiado-, solo ella es
-Si. querida, el sapo no existe, es decir, los sapos si existen pero capaz de armar tanto escándalo.
no ese que tu crees, ella. Será un sapo cualquiera que ha tornado la Decíden que lo mejor es abrirle antes de que despierte a todo el
costumbre de ir hasta tu ventana todas las noches... edificio con sus gritos. Sergio abre la puerta 3,' Vella se precipita
-No me entiendes, Sergio, todo es tan dificil de explicar. por adentro. Besa a Sergio 1.-' despues a Marcela que no se ha movido.
eso no te lo habia contado. No sabia, no sc como decirlo... Como espectadores mudos, la ven que empieza a quitarse el abrigo
-Yo te entiendo. Marcela. y los guantes mientras explica que no pudo avisar de su llegada. Al
-No me entiendes, no quieres entenderme. Piensas que son mis pasar para su casa habia visto luz en el departamento 1,' decidio darle
nen-'ios o tal ver, que estoy loca. _. una sorpresa y, como no le abria, comenzo a ponerse nerviosa
-No digas eso, yo solo pienso que estás irtuy nerviosa y muy temiendo que algo le hubiera ocurrido. "Qué podía haberme
destrozada. ocurrido. no teniamos ganas de ver a nadie”. piensa Sergio con
Marcela, que ha permanecido todo el tiempo en la misma disgusto sf esta a punto de decírselo, pero sus ojos se encuentran con
postura con las piernas encogidas, apoya la cabeza sobre las rodillas los ojos verdes de Vella gr el mal humor if la tirantez ceden: le dice
y comienza a sollozar. “Tiene la misma actitud. el mismo dolor que simpleniente que no pensaban que fuera ella. Velia nota que
aquella noche, cuando supo de la muerte de su abuela”, piensa Marcela ha llorado y trata de saber lo que le ocurre, pero Marcela ya
Sergio y le eomienra a acariciar el cabello sin decir nada. No no tiene alientos para hablar.
encuentra la palabra que la alivie; se siente tan torpe 3; mutilado -Me puse triste -es lo único que dice. Se despide casi
como si de pronto se hubiera agotado interiormente 1,' solo quedara inmediatamente 3-' Sergio la acompaña hasta su atttomovil.
dentro de él un embotamiento, una pesadez agobiadora {oye el -Te llamaré pronto -1,' la besa en la mejilla.
timbre de la puerta). lo único que sabe es que está sufriendo con Regresa al departamento sin darse ninguna prisa. Le molesta la
Marcela, tanto como ella y por ella [vuelve a oir el timbre): ei, que presencia de Velia. es cierto que la extrañaba 1,' queria que regresara.
siempre se ha defendido del sufrimiento 1,' huye por sistema de todo pero no en ese momento en que tiene necesidad de estar solo con su
lo que pueda causarle dolor, aqui está ahora completamente maraña de pensamientos.

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-Que bueno es volverte a ver -dice '\-'elia abraïcándolo. Sergio reconstruir todo lo que ella le ha contado. Pero Velia no se va v el
la besa levemente ir se sientan muy juntos. resto de la noche tiene que transcurrir como si nada hubiera pasado.
-Fueron muchos dias -dice Sergio, por decir algo, y su mano Beben otras copas. lt-"elia comenta sus vacaciones: el tiempo era
acaricia con desgano el brazo tostado de Velia, mientras piensa: increible, el agua deliciosamente tibia, todo mundo estaba en
“Podias haber regresado la semana pasada pero tuviste que llegar en Acapulco, que pena que Sergio no hubiera ido, se habria divertido
el momento en que vo no tengo ganas de nada, ni siquiera de ti 3,' mucho; aunque no le crevera, lo había extrañado una barbaridad...
soy un ernbrollo”. Preparan algo para comer, comen 1; hacen el amor. Después cuando
-¿Qtle le pasa a Marcela? Velia duerme a su lado, Sergio escucha los ruidos de la noche v
-Ella te lo dijo, estaba triste v lloro. vuelve a pensar en Marcela con angustia. “ahora ha de estar
El prepara unas copas y oye a 1-'elia diciendo que encuentra a viviendo otra de sus noches desquiciantes”.
Marcela muy desmejorada y como ensombrecida. Tal parece que
hubiera perdido, por completo. el interes en su persona 1,' en todo lo Sergio 1,' Velia se ban encontrado en un bar de Reforma a donde van
que la rodea. con trecuencia. Él mira con desgano la gente que entra v que sale.
-Si, es notable el cambio que ha sufrido -dice Sergio Las muchachas como patron, con el peinado abultado “a la italiana".
regresando con las copas. los ojos sumamente pintados v los labios pálidos; ellos con su
- -Y tú también tienes algo, algo que no me dices. ._ corbata de moño v su saquito entallado.
Sergio no contesta, bebe un poco. ¿Como decirle lo que él _¿Y Marcela. has sabido algo?
mismo no entiende, lo que le da vueltas por dentro jr no logra Sergio dice que ha estado nuiv ocupado v no ha podido buscarla.
atrapar ni parar? Velia insiste en saber lo que pasa jp' pregunta y ni siquiera llamarla por telefono.
Vllf-'l\'fi' 3 pfflglllllìïf. -Yo pienso que con un poco de tiempo se recuperará 1,' se
-Estoy preocupado por Marcela -comienza a decir Sergio v olvidará de todo -dice 's-'elia-, hasta de Luis, ¿no te parece?
termina contandole todo el problema, es decir, lo que el ha logrado -I'-rlarcela tiene un mundo muy especial. lleno de fantasias, por
rescatar: que Luis la engaña y eso ha sido un golpe mortal para la eso me preocupa tanto.
pobre Marcela, que se ha hundido por completo: ha dejado de -Pero va no es una niña, Sergio. Las fantasias son propias de la
dormir v su .sistema nervioso está sumamente alterado; sufre niñez, es absurdo a su edad apartarse de la realidad.
persecuciones de la amante de Luis, las cuales él está seguro de que Sergio la deja hablar. reconoce que es lo mismo que él se ha
solo existen en su mente. Esto es todo lo que Sergio cuenta: una estado diciendo durante dias 1,' dias. Él es el primero en admitir lo
historia de triangulo bastante igual a millones de historias del descabellado de la historia que se ha creado Marcela, pero también
mismo genero, pero él sabe que hav algo más, algo que ni el mismo sabe que esa fantasia la está ciestruvendo por completo y es eso lo
se cuenta v quiere quedarse solo v repasar el dialogo con Marcela. que lo desespera; de alguna manera él tiene que hacerla entender,

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila ifi.iiij:-aio

despertarla de esc sueño absurdo v volverla a la realidad... Se da sus enormes ojos que parecian estar ¬jra fuera de las órbitas a punto
cuenta de que Velia ya no dice nada v lo mira atentamente. de lanzarse sobre mi, lo se por las patas replegadas en actitud de
-lt-'Ie quedé pensando en Marcela -dice apenado jr le acaricia salto, porque se iba inflando enfurecido ante mi vista jr por su deseo
la mejilla. de destruirnie... de un golpe cerré la puerta jr di vuelta a la llave, eii
Ella sonrie indulgente. el mismo momento la oi estrellarse contra la puerta y croar, croar,
quejarse de dolor j' rabia, fue un instante el que me salvo, un solo
P-fttlj' teniprano, en la nianaiia, suena el telefono. Sergio salta de la instante, di otra vuelta a la llave v me quede pegada a la puerta
cama atarantado. Marcela se disculpa por haberlo despertado pero escuchando, geniia dolorosaniente, despues oi conto se iba vendo
necesita verlo, es rntij' urgente. El también así lo siente por el tono con sii sordo golpear, sus cortos saltos pesados... vo siidaba
de la vox, entrecortada ji' ji-ideante. copiosamente, despues rne desvanecí, cuando volvi en ini ya era de
-Ven en cuanto puedas, ahora mismo. dia. Me meti en la cama tratando de calentarme, tenia mucho frío y
Se mete a la rcgadera para acabar de despertar. Pensaba dormir mucho miedo, no lo logre, seguia temblando de pies a cabeaa,
hasta tarde como todos los domingos, pero no le pesa, hablara con entonces te llamé. ..
Marcela de una vez por todas 'jr todo el tiempo que sea necesario. De una manera automática fs-larcela se lleva a los labios la taza
lt.-lientras la espera prepara café jr unas tostadas, jr le telefonea a de café que no ha probado aún.
Velia para que no pase a buscarlo. Él irá por ella cuando termine de - -Debe de estar helado - -dice Sergio -, no lo tomes, voj,-' a
hablar con Marcela. calentarlo -v se va a la cocina pensando: `"¿ct'iiiio empezar a decirle,
Cuando Marcela llega se sientan a tomar el cafe cerca de la qué decirle?'”
ventana. "Tiene un aspecto deplorable", se dice Sergio. Regresa con el cafe caliente. te sirve a Marcela, se sirve el
-.-'tnoche -comienza a contar Marcela- todo estuvo a punto tambien. El sol entra 'ji baña la estancia, son las nueve 3' media de la
de terminar, es decir, pudo haber sido mi t`i1tinia noche, alguien, yo maiiana de tin domingo del mes de octubre, todo es real, cotidiano,
creo que Lupe, dejo abierta la puerta de la estancia que comunica al tan real como la rnujer que menea el cafe sentada frente a el, corrio
jardin, por ahi entro, vo habia escuchado durante varias horas su el mismo que saborea sti descanso semanal. Lo que no encaja a esa
croar v croar junto a mi ventana, despues se fue alejando cl ruido hora, son las palabras, el mundo que ella expresa.
hasta que se perdio, pensé que se habia ido v no dejó de -Te vas dejando llevar muy de prisa por tu imaginacirfin ji tus
sorprenderme... Un poco tranquila comencé a dormitar, de pronto nervios excitados; detente, querida, es un camino mujr peligroso, j' a
empecé a oir algo que caía pesadamente, de tiempo en tiempo, que veces es solo un paso, un paso que se da fácilmente, después. _.
se iba acercando cada vez más, cada ve?. más, nie levante v corri - -Como es posible que me digas estas cosas - -dice Marcela con
hasta la puerta de mi cuarto, ahi estaba en el lirili a unos cuantos gran desencanto-, que no comprendas; no es imaginacion, ni
pasos de mi puerta, tin salto bastaba para que entrara, ahi estaba con sueño, iii son mis nenfios como tú les llamas, es uiia realidad

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aterradora, dcsquiciante, es estar tan cerca de la muerte que uno croando, croando horriblerricnte, sin parar, afuera y dentro de los
empieza a sentir su frio sobre los huesos. oidos tengo su croar, su croar estúpido v siniestro...
-A veces uno sin querer -dice Sergio-, sin darse cuenta, Sergio la ve llevarse las manos a la cabeza tratando de taparse los
mezcla la realidad v la fantasía v las funde, se deja atrapar en su oidos. Siente un gran dolor, una corno desollada ternura que se le
maraña y se abandona a lo absurdo, es como irse de viaje hacia una anuda en la garganta; sabe que está a punto de llorar y se da vuelta.
ciudad que nunca ha existido. de cara a la ventana, para que ella no lo vea. Ve afuera la soleada
-Es dificil de explicar, de creer, pero existe v tú no quieres darte mañana de octubre, ve pasar los autoinoviles por la avenida de
cuenta; vo reconoei los ojos desde la primera noche que la sorprendi árboles dorados, algunas personas con canastas de comida para irse
entre las plantas bajo mi \-'e1'nana, la vi bien el día que iba con Luis. al cainpo, ve un vendedor de flores, un lechero, el cartero que pasa
los rriisrnos ojos saliones, frios, inexpresix-os, la cara demasiado en bicicleta; pasan algunas rnueliaclias casi niñas, recuerda a la niña
grande para su corta estatura, pegada sobre los hombros, sin de cola de caballo, quisiera, quisiera irse al campo, ayer, con aquella
cuello... niña, su amiga, su hermana, la parte de él que esta destrozado
Sergio se levanta jr camina por la estancia, despues se recarga de tapandosc los oidos, quisiera...
espaldas a la ventana 1_,' le dice: -Me voy, Sergio -dice Marcela tocándole el hombro con la
-Tienes que darte cuenta de lo ilógico de esta situacion. no es mano-, quiero comer con los niños.
posible que sea realidad esa loca fantasia que ha creado tu Sergio se vuelve sorprendido §¡ la mira irse, sin poder decirle
imaginacion, estás cansada. debilitada por el sufrimiento. nada. Se asoma de nuevo a la ventana: ve partir el autonidvil de
-Y la desesperación de saber que cada noche puede ser la Ii.-larcela y despues perderse por la avenida. Marca el número de
última, te lie dicho que fue solo un instante el que me salvo. un Vella y le pide que pase zi buscarlo; al colgar la bocina se arrepiente
instante, cerrar la puerta antes de que saltara sobre ini. de haberla llamado, hubiera sido mejor estar solo, pero tampoco eso
Sergio se da cuenta de que ella ya no puede salir de esa obsesión quiere, en realidad no quiere nada, tal vez con una copa se sienta
que la aprisiona dìstorsionándolo todo y que será inútil lo que el le mejor, tal vez, pero el ya no puede tener paz, sufre por Marcela
diga. como con una eníermodail que de pronto hubiera adquirido, nn
-¿Y ahora que hacer?, ¿si esta noche o mañana, o la otra puede mal ìnsufrible que no se puede hacer a un lado porque esta ahi fijo,
ser la última?, ¿que puedo hacer, Sergio?, perseguida, acechada sin doliendo constantemente.
descanso, noche a noche, minuto a minuto. sin tener el alivio del Vella lo encuentra cabizbajo. Pasean un rato por el bosque lleno
sueño, siempre atenta, escuchando, siguiendo sus movimientos de niños *ei-' de globos. Él apenas habla, se deja llevar. Después en el
como el reo que espera en su calabozo la hora final, ¿por qué ese bar le cuenta a Velia sus temores, la inutilidad de su esfuerzo v el
empeño, esa saña en terminar conmigo?, va me destroao al dolor que le produce no poder hacer nada por ls-larcela. Cuando
arrebatarme a Luis. ¿que niás quiere?, la noche entera croando. terminan de comer Vella le pregunta que quiere hacer, adonde

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila Aiiip-ai'-:i

quiere ir. salido. Vuelve a tocar. Una muchacha sin edad abre la puerta, Sergio
-Adonde tú quieras, me da lo mismo. sabe que es ella jr le dice que quiere hablarle. La muchacha se le
Pasean por la ciudad desierta coino todas las tardes de domingo, queda viendo entre sorprendida 1.-¬ temerosa. Del departamento
bajo un cielo pesado, agobiante, inc-eudiado por un crepúsculo salen unos extraños v confusos ruidos.
prematuro. Pasean un buen rato eii silencio, sin rumbo, hasta que el -¿ Me permite pasar?
aire fresco de la tarde les azota el rostro como un látigo de hielo; Ella no responde y hace el intento de cerrar la puerta. Sergio la
Vella detiene el auto y sube el capacete. Siguen vagando hacia detiene, introdticiéiidose al departamento. l.ocali?.a los extraños
ninguna parte. "Seria bueno ver a la costiirera", se le ocurre de sonidos que escucho al abrirse la puerta saliendo de un radio: "debe
pronto si Sergio, pero ¿para qué?, ¿que decir1e?... tal vez hablarle del ser música concreta o algo por el estilo, tal vez el programa
estado en que se encuentra Marcela, explicarle lo grave de la doniìnical de Radio Mil”, piensa Sergio mientras da una rápida
situacion, quìaa insinuarle qiie se vaya un tiempo de la ciudad, a lo mirada. al departamento: una larga mesa de cortar, una máquina
mejor con eso Marcela se tranquilice, el saberla lejos la mejore... le electrica de coser, un maniqui negro, un espejo, otros muebles... La
parece una idea descabellada, seria una comision que el nunca muchacha lo observa atentamente sin ofrecerle una silla pero el
hubiera aceptado... ¡pobre mucbacbal, su único delito era haberse toma asiento. Entonces ella hace lo mismo colocándose frente a el 'jr
enamorado de un hombre ajeno. Después de todo, ese tipo de desde ahi lo mira; el también la mira con extrañeza mientras saca un
relaciones sieiripre le han despertado lástima, ¿por qué no decirlo?, cigarrillo 1,' lo enciende. “Bastante rara la tipa", piensa Sergio.
también simpatía; siempre viviendo a la sombra sin poder dar la -He venido para hablarle de Marcela.
cara, abrazándose a oscuras, a liurtadillas, ahorrando al segundo -¿De quién? -pregunta ella con una vocecita meliflua 1,'
mes llenas -:le dolor y miedo. botadas con los años como un costal getatinosa que se le atraganta a Sergio.
de huesos inservibles. Realmente les tiene mucha lastima. Piensa -De mi aniiga Marcela, la esposa de Luis -dice Sergio irritado
que debe ser una buena iniieliaelia, piensa que se coninoverá al por la iieeia pregunta.
saber como se encuentra Marcela, Palenque ZTU. .. En el rostro de ella se medio dibuja una sonrisa entre burlona 3,'
Le pide a ti-'elia que lo lleve a la calle de Palenque donde vive la despectivo, dice algo que Sergio no alcanza a escuchar bien, algo que
amante de Luis. Velia lo mira muy sorprendida: el interpreta como un “no se de que me habla". El siente que no se le
-Pero tu ¿que vas a hacer ahi? puede oir porque habla como para adentro de ella misma 1,' porque
-i\`o lo se muy bien, pero siento que hablar con ella es mi único los desagradables sonidos, com-o gritos inarticulados, han
recurso jr lo voy a intentar. aumentado en intensidad. Sergio mira hacia el radio pero ella no
lt-'elia lo deja en la esquina del edificio 1.-' se queda esperándolo. hace nada por bajar el volumen, como si no le molestara el ruido o
Sergio sube hasta el tercer piso v toca el timbre del no se diera cuenta de él. Sergio empieza a hablarle de lt-larcela, a
departamento 15. Nadie responde. Teme que por ser domingo haya describir lo mejor que puede el dolor de su amiga, su desplome

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Cuentos reunidos - En |I1 Hrnp-ai-1:1

interior, sus nervios destroaados; le dice, le explica, vuelve a como si se fuera sumergiendo en un agua oscura 'jr densa, mientras
explicar, habla solo, ella no contesta, “no hay comunicacion, no le la sangre mancha el piso del cuarto.
interesa nada. no le conmueve nada". calla, pero él sabe que no es el Sergio arroja las tijeras jr se limpia las manos con el pañuelo, se
silencio de los seres enigrnáticos sino el de aquellos que no tienen contempla todo de:-:compuesto ante el espejo jr trata de arreglarse un
nada que decir, 1,' la música. es decir. esos como ruidos poco. Se enjuga el sudor jf se peina.
destemplados cada vez más fuertes, intolerablemente Fuertes sf
violentos como una agresión, envolviénelolos. aliogándolos... él Cuando sale a la calle ya ha oseureeido; dobla la esquina y ve el
vuelve a hablar, a explicar; sugiere que se vaya un tiempo, seria lo automovil de X-'eiìa y a Veiìa que lo espera adentro. Antes de
más conveniente para todos. Ella solo lo mira y lo mira fijamente; de reunirse con ella se detiene en un eslanquillo; compra cigarrillos jr
ver en cuando el ve la misma sonrisa, su utiliaada sonrisa de marca Lin número en el telefono.
mascara que le atlelgara aún más los labios alargándoios. Sergio -Si, sos' yo. Ya puedes dormir tranquila, querida mia, esta
habla cada vez más alto para hacerse oir, ella lo mira como noche jr todas las demás noches, el sapo no volverá jamas a
burlándose de su empeño; el tampoco puede dejar de mirarla, la molestarte.
cara es demasiado grande para su corta estatura, no tiene casi cuello,
como si tuviera la cabeza pegada a los hombros... Ahora ya no
sugiere. pide abiertamente', le exige que se vaya un tiempo lejos
mientras Marcela se recupera, ella lo mira con sus ojos saltones,
fríos, inexpresivos; Sergio casi grita para no dejarse op-acar por esos
ruidos que parecen salir de adentro de ella: un triste sf inoiioïono
eroar sf croar 1; croar a traves de toda la larga noehe. "tiene razon
Marcela, los ojos están fuera de las órbitas, los labios son una linea
de lado a lado de la enorme cabeza, se está inflando de silencio, de
las palabras que no ha dicho 1.-' se ha tragado. se ha inflado 1.-' me mira
con odio frio, mortal, mientras me envuelve con su estúpido jr
siniestro croar jr croar jr croar, con ese olor a cieno que despide, ese
olor a fango putrefacto que me va siendo insoportable aguantar, sus
miembros se repliegan, yo se que se prepara a saltar sobre mi,
inflada, croando, moviéndose pesadamente, torpemente..." La
mano de Sergio se apodera de unas tijeras 1,' clava, hunde.
despedaza... F.l croar desesperado empieza a ser cada ver más débil

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a Salir Cuentos reunidos- Ba lla Hrnp-ar-:I

juguetes y lo ropa que vamos ri llevar y ahorramos crisi todo el dinero


que mi prrdrc nos ria ios domingos, para dulces y helados. Con ese

E1 ¡ai-arsaeisseumbss dinero compramos las cosas que necesitamos para riuestrosjitegris...


durante ei' dia ei viejo convento es un ittgar' nmrnvilioso. Los
horas se nos van __iugando n to pelota en ei patio central 0 en eljardin.

,-1 Diego de Mesa Nuestro_jardín_ƒuc el cementerio de los frailes gr está lleno de tuniiios
que sólo tienen unas ¡rípidas de cantera al nivel del suelo; en algunas
todavia se pueden leer las nombres de los monjes, en otros están ya
I borrados. Sólo hay una tnnitm grande con rnoriuntertto, lo de un
obispo que. según cuentan, vino a w`s:`tr1r el convento ji se murio de
ri lo entrado de la capilla hay una inscripcion en latin que yo leo pronto. Nosotros corremos y irrincamos sobre las ttmiiirts airapamio
siempre cuando cruzo Ia prmrta... La memoria fue tan fiel que sintió ardillas o cazando mariposas; otros veces somos exploradores en
como si hiciera muy poco tiempo desde la ultima vez que estuvo en busca de grandes tesoros cuyo ltrilirizgo nos convertirri de la noche te ia

cl convento. Recordaba con toda claridad el gran patio central con rnaiiana en senores ¡.›aderosos.__ No pudo menos que sonreir. La
su majestuosa arqueria, la capilla a un lado, el jardin, el enorme lectura del diario lo complacía jr no dejó de sentir nostalgia de

comedor con su larga mesa, las galerías, las celdas, el escritorio de su aquella edad tan desprovista de malicia literaria jj' de las
complicaciones de la vida. lo habia escrito entre los nueve tj' los
padre, donde siempre lo encontraba escribiendo, leyendo,
pensando; la puerta que separaba el mundo de la luz tj' el mundo de dieciséis años 1: estaba dividido en dos partes: la primera contenía
la sombra, el mundo de lo conocido jr el mundo de lo desconocido, episodios de su infancia 3; la segunda el comienzo de su primera
de aquel misterio temido 1.-' anhelado... juventud. El diario quedo interrumpido cuando se fue a Francia.
todos ios veranos salimos de vocaciones y rnijnnrilia rento un Con este solo hecho habia sentido que pasaba a una etapa más seria
viejo convento abandonado para ir a descansar jr a ¡mir del rotor de de su vida y que el diario era un síntoma de adolescencia...
la ciudad. l-'o debo iiatier remdo unos cuantos meses la prinicra ve: al mzoeircrer todo camiiín de rostro; nriestro rasfillo [nosotros
que me ilevnron al convento y desde entonces no iremos dejado de ir jugantos a que el convento es un crrstillo legertdoriol se transforma en
verano tras verano durante n1i¢c.l`-tos mios. ¡Qué ƒeiices somos mis una serie de largos __v oscuras galerirts sumidas en el silencio. Por
ningún motivo nos hacen ir al _irrrdin a .rtirrrvesar soi-os el pario
hermanos y yo de dejar por un tiempo el departamento de la eiatiad,
la escuela y los tareas, de tener todo el dia para jugar y tanta espacio! central; liajo la luz de la iuno se pueirlan de sombras aterrodoros y
monstrtrosas. Los dttrnznos y ios almendras que ei viento mueve
comenzamos u lntcer planes y preparativos para los vacaciones
CDTI 1-'ÍJTÍIEJS PWESES [IE fílfflflpüfiflfl. SÍ:fl-Elffllflflflfliílš Cl-fl'fdfIItl`ÍJ'SIl'¡?1lIl'-Hifi .l[JS
serricjizn espectros qm: se abalanzan sobre nosotros... Marcos
encendió un cigarrillo jf avivo el fuego de la chimenea; el invierno se

13s-139 asa ° °
a Saltr Cuentos reuntdos- Ba tla +tmt:-ar-:I

anticipaba jr las noches empezaban a ser frias. Llegó a su duermen en ia misma ceititrt yo, soto. Jacinta. nuestra nana, me
departamento con la intencion de concluir el ensayo prometido a acotnpana y se queda mientras me desvisto; una vez que estoy en ta
Pablo para su revista. y al buscar unas fichas bibliográficas habia canta apaga ia veia y saie de ia reido. Entonces empieza ia nocite dei
encotttrado aque] viejo diario. Y alli estaba sin ganas ya de trabajar. terror para nti y no sé, ni sabré nunca, si para mis itermctrtos. Yo
En realidad se sentia muy cansado para intentar escribir, "dia januis ite podido cottfesaries mis pcinicos ni contfaries nada de io que
contpleto”. y le dio fastidio hacer un recuento de todo lo que habia me ocurre por ias noches; rento que se parten de mi y nte pongan
hecho... algún apodo ridicttio y iutrnittante. Yo t¡ttisiera pedirte a gritos a nn'
tnis iterrnanos y yo siempre tu-:ntos creido que en ia ttnntta del nana atte no nte deje soio y que no apague ia iuz, pero ia vergiienza
obispo esta ei tesoro que ios monjes enterraron cuando dejaron et me hace enntudecer... A los cuarcttta años tampoco podia venccrr el
convento. Hacemos excavaciones a tos todos det tnonarnento, tniedo a la oscuridad; se sentia perdido en la lì|tí¢b1a;a x-ecos cuando
pequeños túneies por donde intentamos iiegar hasta ei atatid dei de pronto se quedaba a oscuras, no podia moverse; siempre
obispo. .Siempre nos turnmnos para escarbory uno de nosotros o un presentia tropezar con algo o eitperimentaba la extraña sensación de
amigo vigiitt sttisitio en un tiri:-toi itr iiegada de aigtin intruso que pueda no encontrarse en su casa o cn el sitio donde estaba al apagarse la
deitttarnos con nuestros padres. Cuando nos iiamttrt a corner luz. sino en otro lugar totalmente desconocido 3-' poblado de
cubrimos cuidadosarnente ios agujeros con ramas y tierra para que presencias que lo rodeaban. Lo iban cercando y cada vez se
nadie pueda sospechar io que estamos itaciendo y no nos ganen ei estrechaban más sobre él...
tesoro... ci rntmdo teneilroso de to oscuridad ,tf et siicncio creciente se
nunca Fresnos podido itegar hasta ei ataúd dei obispo porque apodera de nn', cuando me quedo soto en ta celda, un sudor frio y
ios agujeros que nacemos un dia ai siguiente esttin otra wi: iienos de pegajoso nte surco ia jrente y pueden cscncilarsc tos latidos de nn'
tierra. Si alguna vez to conseguimos, yo nte pregunto si tendrentos ei corazon intentras ini! sombras se remueven en ia oscuridad. Me voy
vaior de abrirlo; aiii está sin duda et tesoro, pero ttirnbien esta et recogiendo en ta canta hasta quedar hecho un oviiio y jaio tos
obispo sin ojos ya y carcontido por ios gusanos y esto, reairnente, cobertores hasta ia nariz. 'trato de pensar entonces en ia Navidad o
resuita superior a nnestras_t'uerzas. Por ia sota proƒanacitìn de su en nti cnnrpteanos, en ios premios de ia escuela, pero todo resulta
tuntbo si nte persigue todas ias noches... intitii. nada ¡ogro distraerme ni aminorar mi miedo. Nunca puedo
tt ias siete de ia noche cenantos; mi padre se sienta a ia cerrar ios ojos. porque siento que asi aumenta ei peiigro. No pasan ias
caitecera de ia iarga mesa. A ios niños no se nos permite itabiar y horas y ias noches se itacen eternas. Sttntbras que van y vienen,
contentos siempre en siiencio. Ai terminar mi padre da gracias por ia murmaiios, pasos. roces de hábitos. aieteos. cadenas que se arrastran,
cena, por ei dia vt`1-'ido y por ntttcitas otros cosas. Después nos rumores de piegarias. qttejidos apagrtcios, un viento helado que me
despediritos de ciios ,tf sufrimos a acostornos . 'fo voy ei primero por ser tiega hasta ios huesos, ei obispo sin rostro frente a rni, sin rostro, sin
ei ntenor y cada ano de nosotros ¡teva sa veta. Mis dos iterntanos oios, ttaeco... Algunas veces se despertaba de pronto a mitad de la

-Q - 140-141 sei ° °
a Sahr Cuentos reunidos- Ba |Ia iïimp-ar-:I

nu-che; la débil lui: de la luna U del alumbrado de ia caiie que se tudo, se buscaban cun cierta frecuencia 1,' charlaban a gustu, peru
filtraba por la persiana su-iia tener un tinte iizultmu. casi metálica. 1,' siempre habia existido algo comi) una barrera interiur que él nu
todo comenzaba a girar dentro de una atmósfera inquietante. Su lograba franquear. Tal vez vivia muy encerrado en su propio mundo
corazóii latia con violencia 1,' un frio espanto in iba invaciieiidn hasta if nn le interesaba nimferse en ei de ellos. “Yo quisiera que fueras
lngrar paralizarin por crmipletn cuandn advertia que nn estaba .sn-Iri. rnás sencillo, asi cnmn tus hernianns, vives demasiado dentrn cie ti.
que alguien sentado frente a su cama lo observaba iijamente. hijo iiiin”, salia decirle su macire. “iflónin me gustaria penetrar en tu
penetrándnlo hasta ei aima con sus cuencas vacías... Transcurria rnundnl” Su mundn era sólo su nnind-0, lleno siempre de inquietud.
una eternidad de angustia jr pavor desorbiizido hasta que su mente angustia de todo 3: de nada, ansiedad acrecentada por los años.
fuiicioiiaba de nuevo y descubria, 0 más bien se daba cuenta de que desasusiego. andar de aquí para allá buscando- un sitiu, el sitio que
el obispo no era sino su ropa que habia dejado en desorden subre la no encontraba, nunca la pax, aburrimiento corisianle de lo que tenia
silla... u deseo de algo distinto: la soledad a cuestas siempre, ni siquiera su
cuando ia primera luz del diu comienza rr fiiimrse por ia ubra bastaba. sd-lo un el tiempo de 1a gestación era parte suya,
r.'irrrrii:Icryu rie la ceirirr, ei obispo se mr¡rr.'im y ron êi iris surnirrus y .ius después pudia hab-er i-ziciu la -de -utru. tan lejana. como nunca creada
ruidos. Ei terrur de .iri noche rfesrrpnrere y yu empiezri a reeurwrer ia pur el. _.
cei-:ia y todas mis casas. Me estira pm' primera vez en ia cama. ios
brrrzri:-7 fs' ias pI'erm1.r pierrieri .rar rigidez 1.' eaign de gflipe en ei sueña. Ai
para rato ia Wir: de ƒacirtta me obliga ii desperiiir...
II
me giumriu saber cómn pasara ias noches mis iierrmirms, si son
iguales :I ias mias. Peru uumra me he atrm-'iria al pregurimrffrs riada. A
ia hora dei riesrzyrmo esfrin siempre _fresms y contentos, iienos de todas ias rmci-¡es migo dei coiiverita. Cuando todos duermen me
planes para ei din. Aigzirms veces mi madre se fin menta de rm' escapo sin Hacer ruido. No puedo aún superar el niíedu de descubrir u
paiiiiez y de las bostezos que yo no puede tfumerier. “¿Iisi:5s enfermo, presemir en la sorda uscriridud de Eu ceiiiii ia _,I'ïgurr2 dei ubispe sin
ƒiiƒu, riormíste muii”, y me observa .fit-entmiienre. Yo me upresuru ii rostro que me ace-rhó tantes mios, ruamiu ya no pedía Emi:-er urrn msn
deiririe que estoy muy hier: y que dormí ¡adn ia noche. .-ifiierilrfis imbiu que ifivir ia nadie dei terror... 'Fendria unos tlieeiséis años cuandu
sieniu que me voy punienriu coicrruricr mite ei temur rie que mi prupia empeïú a escaparse por las nuchcs. Aún rccurtiaba ia cmuciún de
vu: me demmcie. Nu podria sopri-rtrir' ias preguriias de mis padres ni sus primeras huidas llenas de sobresaltos y del temor de ser
ias birria: de mis hermrmur después. “¿De mudo que usted ies tiene descubierto por sus padres...
miedo it iris _ƒuritu.rrria.r? ¿Y rdmfl .nm ios ƒantasnms. hijo nu'n?" tÍ`a.-;i flnjn aeusiarme para mi despertar suspeciias y cuaridu todo
nigri la voz de mi padre y pueiio itusta imizgiriarsu sriririi-;i1,.. Aúii nn está en mima sriign itpresuradumerite dei crmvenfn. En ia taberna dei
sabía gran cesa de sus hermanos. se querian bien respetáncin:-ze en pueiriø bebo aigrmfls cepas cor: ios rnucilaciws iïampesirms, ie ami es

142-143 354 ° °
u Salir Cuentos reunidos- Ba iia runp-aro

necesurio puru durme vuior. Me siento irusiurrte coiiiirido unie eiios, tomando cafe, a que se hiciera dc dia. ivluchas veccs sonaban las seis
tun decididos 1.-' directos en todos sus ucios. Ai priricipio no ucepiuirun o las siete de la mañana cuando por tin llegaba a su departamento v
muy bien mi conrpuniu pero poco u poco ire subido guriurrrie su encontraba a la portera barriendo la calle. “Fue larga la fiesta.
conƒiunzu y su estimación. .. joven", v ln miraba con ojos sospecliosos. _ _
Anoche habia bebido mucho, tontainente', ie daba rabia uuociie por poco y me desctibreit. Matilde suiid de iit cocino
recordarlo. La reunión marchaba muy agradableinentc y todo cuando yo creia que ya se huida acostado. Me pegué ii un pilar.- con
mundo estaba contento. josé era un gran conversaclor, sin duda irtcrusttiudonic eu iii, y detuve ia respiración. Por fortuna ci viento ie
alguna, lleno de ironia, afecto a burlarse de todos v de si mismo. De opugó tu veiu. Griuid oigo entre dierites y se voivid a encendcriu.
pronto lo molesto aquella broma de Iosé: conociéndoio tanto como Nunca ire corrido ton upriso. De sdio pensar que me hubieron
lo conocía no dudaba de que ya desde antes Iuibicra hecho reir a los descubierto y que 1-'ii no putiieru seguiran' escapomio por ius riociics,
clcm-fis a costa sttya. Se puso bastante tenso y comcnao a beber copa me senti' enƒeruio. En tu taberna todos io notaron. "Parece que te
tras copa hasta cmbrttlcceri-zc. Siempre cra lo mismo. por una cosa, iiubierun apuntado", dijo ,irrrolio ui verme, y me hizo beber sin
por otra, por nada, él bcbia como esponja; antes era la timidez, respirar, un buenƒujo de vino...
“darse valor", como pensaba a los dieciséis años, después. _. si mi madre supiera ddnde puso ius noches. su_,ii'iriu muciio y
.bien puedo decir que iievo uuu doble vida, durante ei diu soy no io entenderiu. Las madres nunca se resignun o que ios iii/ios dejen
uno en ei convento con mis padres y mis hermanos, ypor iu noche en de ser nirìns. A veces cuundo iu beso y ie doy ios buenos nociies me
iu iuiieriru soy otro; uiii beiro, ¿iuego u ia briscu, i)ui'io_fox ji' dunzçin 1- siento bastante cuipuirie de engurìuriu y experinicnto fuertes
ocoiro to noche en io estrecito como de Carmen... No se explicaba remordirnientos, pero cuando iiego a io reido no deseo nui.: que huir
como al pesar de ia gran timidez de aquel entonces que lo hacia de aiii a todo prisa. ..
ruborizarse ante la sola presencia de cualquiera de las amigas de sus fue peiigrosa io rirìu dc anoche y uuu suerte que yo no suiieru
liermanos, había buscado el cuerpo de una mujer para escapar dela con aigiin golpe notorio en io coro. Yo no debí intervenir. pero de no
noche it solas. .Miri pcrduraba aquella sensacion que lo Iiacia iioberio iiccho hubiera qucdutio muy mui en io opinión de todos y no
sentirse como cl único sobreviviente de un naufragio, sin voces, sin podria voiver más u iu tuirernu. Todo ei diu me sentí mui, udoiorido y
calor, como caer dc golpe cn la mucrtc, soledad dci cuerpo 1.-' soledad cunsmio, sin humor de iutcer nudo. ..
de adentro, vacío, oscuridad, silencio aplastante. Ese miedo a estar no estoy enrnnorurio de ffiurrnen, ƒnesierrto que ei umor debe
solo lo habia perseguido v lo perseguía siempre. Con frecuencia, ser otro cosu. Durante ei diu cusi no in recuerdo y no siento necesidad
cuando :ra iba para su cada a dormir, bien entrada la noche, después de veria. no sabria rri de qué imiriuric. Y no es que seu feo, todos ios
de haber estado en alguna ii-esta. lo asaitaba aquel temor muciiuciins iu errcuentrun guapo. fligurms veces ne pensado yu no
incontrolable. No llegaba a su casa, se metia en el primer bar o café iiuscariu nuis, pero no puedo dejaria, junto ct eiiu un tenm in nocite,
que encontraba abierto v allí esperaba pacientemente. bebiendo o su cuerpo es como un refugio... Seguia creyendo que el amor debia

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ser otra cosa; siempre que algo terminaba se repetía lo mismo 1,' parte de la noche hasta terminar el ensayo. Despttes se durmió
esperaba algo diferente, pero ya estaba bastante cansado, ¿por que profundamente.
no confesárselo?, de tantas entregas mezquinas. de tantos equivocos.
de encontrar solo el placer por el placer mislno, sin nada más. La luz del día entraba triunfante por la clarabova de la celda.
¡C-tinto envidiaba a veces a sus hermanos sf a algunos de sus amigos -Yo creia que va estabas levantado jr vestido; mira que te has
que encontraban una mujer y ahí anclaban, eran felices con su aprovechado hoy que tus padres han ido al pueblo -decia Iacinta
pequeña vida cotidiana carente de gran emocion tal vez, pero que en -, pero ya les avisará de tu flojera cuando vengan.
cambio les daba seguridad, compañia, jr no esa soledad agobiadora. Marcos abrió los ojos, con gran esfuerzo, jr nitro a Ia-cinta entre
cada vez más grande v eada vez más difícil de llenar, ese andar de la bruma del sueño.
aqui para allá como perro sin dueño, sin tener un hogar v si la -Y no pongas esos ojos de borrego agonizante que no me
libreta de direcciones llena de nombres y teléfonos de mil mujeres conmueves, a levantarse pronto. tus hermanos ya se están
que no significaban. la ma).-'oria de las veces, más que un breve desavunando -seguía diciendo Iacinta.
intervalo o un capricho. 5-intió frío, necesidad de tener alguien alli, El niño se removió en la canta v bostezo repetidas veces, jr a
un perro, un gato. un rostro familiar, aunque no fuera el gran amor medida que iba despertando y' su mente se empezaba a despejar.
ni la gran pasión; una compañia solamente. oír pasos, algo caer 1,' experimentaba una gran sensación de alivio al comprobar que por
romperse, otra 1'espiracir':n, el calor de un cuerpo confundiéndose Fortuna había pasado otra noche de espanto v va era nuevamente de
con el suvo dentro del sueño, un calor que ya de tan conocido le dia.
pareciera el suyo propio. Sintio más frio. se sir-rio una copa cle coñac
v se acercó a la chimenea. Comen:-.o a recorrer con la vista los libros.
los discos, sus colecciones de pipas v timbres, los mil objetos que
habia ido aetunulando a traves de los años, todas esas eos-as que
compraba para darle al departamento la sensacion de hogar, allí
estaba en medio de aquel mundo estático, angusttosamente solo.
Bebio un coñac y otro; el reloj de una iglesia distante dio las tres de
la mañana. Iìostezú, tenia sueño, aquella lectura le habia removido
muchas cosas que prefería ignorar por no tener solucion. Se
desnudo jr se metió en la cama. Antes de apagar la luz organizo su
plan para el dia siguiente: desayunar con X, después ir con el sastre,
recoger los libros que habia encargado v que va estaban en la
libreria, comer en cualquier sitio ff' ponerse a trabajar toda la tarde 1,'

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los domingos, que teníamos tiempo suficiente, cocinábamos algún


platillo especial. Paulina daba clases en la tarde, vo no. Pero iba con
ella para ajrudarla en las clases de dibujo o de bordado. Al atardecer
Detrás de la reja
saliamos de la escuela. En la casa siempre había algo que hacer:
arreglar nuestra ropa, corregir tareas, preparar pruebas. Cuando
hacia buen tiempo. al anochecer, acompañaba a mi abuela Dorotea
al rosario; ella sólo salía de la casa para ir a la iglesia, jf se pasaba los
dias sentada junto a la ventana de la sala, haciendo frivoliteï. Isabel v
.-"tdelaida eran nuestras amigas más íntimas; con ellas saliamos los
domingos enla tarde. Algunas veces asistiamos al cine. si la pelicula
Aqttel verano cumplí veintitrés años v Paulina cuarenta, sin le parecia conveniente a Paulina, de lo contrario ibamos a pasear al
embargo ella no representaba su edad 1.» parecia ser solo unos jardín jf tlespues a merendar a casa de nuestras amigas.
cuantos años mas-or que vo. Paulina era hermana de mi madre, y se
hiro cargo de mi a los pocos meses de nacida. al quedar huérfana. Me preguntaba, al igual que muchas personas. por qué Paulina no
Desde entonces viví con ella jr mi abuela Dorotea en una casa llena se habia casado siendo una muchacha guapa y llena de cualidades.
de flores jr de jaulas con pájaros, que eran la debilidad de n1i abuela. 'fo tenia unos diez años cuando se hizo novia de .~'slejandro, un
La casa. como todas las de pueblo. tenia un patio cuadrado con agente viajero que a todas las muchachas les gustaba. Fueron novios
habitaciones alrededor: la sala, la recamara de mi abuela, otra como un año; él iba a verla con frecuencia v se escrihian todas las
recamara que compartiamos Paulina v vo. el comedor, la cocina v semanas. Un dia me platico Paulina que se iba a casar v comenzo a
un pequeño jf rústico cuarto de baño. Paulina era profesora de hacerse ropa v a bordar sabanas v manteles. Pasaron meses v
primaria jr daba clases al grupo de cuarto año. siguiendo su ejemplo Alejandro no volvio a verla, despues dejo de escribirle. Paulina
vo también me recibí de maestra v me asignaron el primer año. a-tlelgaaü mucho, siempre estaba triste ji por las noches vo la oía
Nuestra vida era tranquila, metodica v ordenada, como ret`lejo de la llorar. Un dia la sorprendi guardando, en el fondo de un viejo baúl,
misma Paulina. Todos los dias nos Ievanlábamos a las seis jr media el retrato de Alejandro jr toda la ropa que habia bordado. _-ftlgunas
de la mañana; yo acomodaba jf saeudia la casa mientras Paulina gentes dijeron que Alejandro se habia casado en la ciudad. Mucho le
hacia el desavuno y mi abuela se -dedicaba a regar las macetas jf a costo a Paulina recuperarse de aquella pena pero va nunca más
darles de comer a sus pajaros. Despues de desayunar dejábamos quiso volver a tener novio. ¦3¬._ o una ve:-2 en la vida se puede uno
preparada la comida, nos arreglábamos v partiamos para la escuela, enamorar". vo creo que decia eso por no confesar que habia perdido
en donde debiamos estar a las ocho 'jr media. Al medio dia la confiamra en los hombres.
regresábamos a comer. La comida de diario era muy sencilla v solo

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El dia que cunipli veintitrés años Paulina quiso que nos alegraba mucho; aparte de que la queria 1,' me gustaba verla contenta
retrataramos. Bajo la luz de los reflectores se veia muy guapa. con su y animada, me atraian bastante las fiestas 1,' los paseos. Como todo
larga cabellera castaña recogida en lo alto de la cabeza, lo cual la esto se debia a Dario, senti por el mucho agradecimiento.
hacia parecer mas alta 1,' le dejaba despejado el rostro 1.-' sus grandes
ojos negros. Como era sábado 'if no habia escuela, por la tarde Fl director de la escuela donde trabajábamos le pidió a Paulina que
Fueron varias amigas. Paulina preparo una rica merienda y pasamos asistiera en su represeiuacion a un congreso de maestros que se
unas horas muy comentas. A los pocos dias nos invitaron a comer celebraba en México. El se encontraba enfermo y no podia hacer el
Isabel 3; Adelaida para festejar la llegada de su hermano, quien viaje. No obstante que esa deferencia le produjo a Paulina una gran
llevaba varios años estucliando en una ciudad del norte y hacía satisfaccion, yo la vi subir al tren con un aire de tristeza. .-'iclivirié el
rnucho tiempo que no lo ¬.-elarnos. motivo.
Resultaba dificil reconocer al Darío que habiamos visto partir: Paulina se fue tin jueves 1,' el domingo Isabel y _-fltdelaida pasaron
era más dcsenvuelio que los otros muchachos que conocíamos. por mi para ir a un dia de campo. Era la primera vea que yo salia
hablaba de muchas cosas 1,' vestía bien. Aquella noche, antes de sola. es decir, sin Paulina. Nos fuimos al campo en varios
do-rmirnost Paulina 1,' yo conversamos desde nuestras camas. como automoviles 'y en ninguno iba Dario. Pense que no habia ido por no
acostunibràbamos hacerlo. 1,' las dos estuvimos de acuerdo en estar Paulina, pero al llegar vi que ya estaba alli con otros
cuánto le habian servido a Dario aquellos años Fuera del pueblo. muchachos 1; que parecía muy contento. Iugarnos a la pelota 1,' a las
Aquel fue uno de los veranos más calientes que recuerdo, tanto escondidas antes de comer, después, en la tarde, cuando ya no habia
que no hubo Funciones de cine los domingos en la tarde, Y en su sol jr el calor era menos intenso, con un tocadiscos de cuerda nos
lugar se organi:-.aban dias de campo o ïardeadas con rines beneficos. pusimos a bailar. Baile con Dario todo el tiempo. nl principio me
También habia ltermeses en el atrio de la iglesia 3; lunaclas en los costaba esfuerzo seguirlo 1.' me retiraba de su cuerpo lo mas que
jardines, adonde siempre se bailaba. Isabel y Adelaida insistian podia.. l-loco a poco me fui sinlienclo con mas contlamra 3,-
rnttcho con Paulina para que sali-ëranios más seguido, y poco a poco dejandomc llevar por el. Todo cambio para mí en esa tarde. Como si
ella fue accediendo. Darío se nos unía dondequiera que nos descubriera por primera rea las cosas que siempre habia visto: las
encontraba. Era muy amable con las dos if nos atendía por igual; nos montañas doradas por el sol del atardecer, los árboles frondosos 3-'
invitaba refrescos, dulces, nos compraba flores. A mi me intiniidaba verdes, las mismas piedras, todo tenia vida, todo era hermoso. todo
mucho 1,' no sabia ni de que hablarle, en cambio. Paulina parecia me conmovia. Me atrevi a mirar de cerca a Dario 3-' me ruboricé
encontrarse muy a gusto. tanto que el logró hacerla bailar y reírse tontamente. Él sonrir':› 1,' me acercó rnas a su cuerpo. Seguimos
con sus bromas. Yo nunca la habia visto así 1,' comencé a notar que bailando 1,' bailando sin hablar. Me sentia tan ligera como si tlotara
se arreglaba mas. que siempre estaba de buen humor y aceptaba en una nube, como si mis pies no tocaran la tierra; cerré los ojos
todas las imfitaciones que nos hacian. Aquel cambio de Paulina me cuando semi sus labios sobre los mios, y la vida entera se detuvo de

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golpe. sufridos en que me consuniia cl miedo de que Dario no fuera mas.


:X1 dia siguiente segui viviendo todavia dentro del mismo sueño Pero cuando por tin venia j-' sus manos ansiosas me arrancaban la
que transfiguraba jr embellecia todo lo que me rodeaba. ¿penas bata jr nuestros cuerpos se encontraban. yo lo olvidaba todo.
supe lo que hice en la escuela, era como va no estar en mi misma.
sino mujr lejana, en otro instante mujr hermoso. Reconstruia paso a A los quince dias regreso Paulina jf al verla supe el porqué de mi
paso todo lo sucedido el dia anterior 'jr volvía a caer en el ensueño. angustia. Ella se había cortado j- riaado el pelo. llego muy contenta
AI atardecer salí a comprarle cigarrillos a mi abuela jr encontré a con regalos para todos: unas pantuflas para mi abuela. una blusa
Dario. Enrojeci al serlo 1,' no supe que decir. El dijo que queria rosa para mi. pañuelos para Isabel 1,' Adelaida, una corbata para
verme en la noche. Dario.
-No se si podre salir -le corilesle. -Te 'res muy bien -dijo al venrie- pero te noto algo extraño
-Buscaremos la manera de vernos ff estar solos -dijo él. -1,' me observaba con atención de pics a cabeza.
-\-"a a ser dificil -dije alemorizada. -Te probaron muy bien el viaje v los dias de descanso -dije
-Vendri' a las diez -dijo Dario antes de que yo pudiera tratando de desviar la conversación.
agregar nada más jf me acaricio la mejilla al despedirse. -No me bas dicho nada de mi pelo. ¿Te gusta como se me ve?
Entré a la casa presa de extrañas j' contradictorias sensaciones - -Si. claro. te queda muy bien - -pero no era verdad, parecia
que yo desconocía j' llena también de presentimientos jr temores. como otra Paulina sin su cabello largo que tan bien se arreglaba.
No se me ocurria ningún pretexto para salir a verlo, estaba Por la noche fueron a cenar lsabel, Adelaida jr Dario. Yo me
completamente aturdida. Por Fortuna mi abuela no se dio cuenta de sentía muy nerviosa v agobiada. Esquivaba a Dario jf temía hablarle,
nada. Cerramos como de costumbre v despues ella se acosta. Yo no como si el menor detalle fuera a delatarnie con Paulina. Al
podia hacer nada, ni siquiera leer la novela que tanto me gustaba; despedirse, aprovechando un momento en que no nos oí-an, me
miraba contiuuamerite el reloj y a medida que la hora se iba preguntó:
acercando crecía mi desasosiego. nl poco rato mi abuela apago la -Y ahora ¿que vamos a hacer?
luz. .'--ie estaba tlesnud-ando cuando alcance a oir unos ligeros -l\`o se. no se -fue lo único -que pude contestarle.
golpecilos en la puerta de la calle. Sin darme cuenta de lo que hacia Ya en la cama, Paulina hablaba de los lugares v las gentes que
me eche la bata encima 'jr corri al aaguan. me detuve a escuchar. conoció y de todas las cosas que habia hecho en Mexico. Yo apenas
después abri. Dario entró 'jr cerró la puerta sin hacer el menor ruido. la oia. seguia escuchando la pregunta de Dario jr mi respuesta
Alli, a oscuras. sin decir nada, me co1nenzö a besar j-¬ a acariciar. desesperanaada. Después va no la oí más. (laí de golpe en el sueño.
Entramos a la sala. Yo ya no tenia miedo ni recelos; solo el mismo
deseo que a los dos nos consumía. Siguieron días llenos de Durante varios días no tuve oportunidad de hablar a solas con
presagios. temores e incertidumbre, dias intensamente goaados 1,' Dario porque Paulina estaba siempre presente. Note con gran

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angustia que su simpatía por el era bastante manífiesta 3-' que no Sentí que la silla se tlesprendia de la rueda de la fortuna 1,' caia en
hacia nada por u-cultarla. Se sentaba a su lado ff lo prefería en el vacio.
cualquier circunstancia. En todas sus conversaciones estaba él. -¿Podrás podrás? -me preguntaba ansioso.
aunque no viniera al caso. Nunca pense llegar a un momento como ese en que tuviera que
En esos dias llego la feria del pueblo y el domingo en la tarde tomar una decision tan tremenda. Pese mis temores, mi resistencia a
Fuimos a divertirnos. Paulina subio a la rueda de la tortuna con lastimar a Paulina y mi deseo, 3; el deseo sobrepasaba todo.
Dario. Yo los miraba desde abajo; ella reía 1.-' se abra:-taba a él cuando Ella bebía siempre ames de dormirse una infusión de
estaban arriba. Era la primera vez que subía y de seguro le daba yerbabuena que yo le preparaba. A veces me olvidaba de dársela y al
miedo. “Es una diversión absurda 'if peligrosa. Pagar por ir a sufrir otro dia se lanientaba de que nadie se preocupaba por ella.
no tiene sentido", habia dielio siempre cuando yo o las muchachas -Si -dije resuelta a todo.
la invitribamos. A1 bajar estaba radiante, le brillsban los ojos y tenía -Conseguire algunos polvos que no tengan sabor. confía en mi,
las mejillas encendidas. Dario rne invito a subir if yo nu supe si te quiero la nio. ..
aceptar. pero ella insistió.
-¿Qué has pensado que podamos hacer? -me pregunto Dario. Mi mano temblo cuando verti el polvo en la irifusion. Probe un
-Yo no se. Dario, no se me ocurre nada. poco, no tenia sabor_ Llegue hasta la recamara con la ta:-ta de te.
- -No es posible seguir asi - -dijo Dario -_ Además Paulina me -Si vieras la cara que tienes, como si hubieras visto un muerto
tiene cercado, tú lo has visto. -dijo Paulina 3-' me observaba con curiosidad,
-Todo lo que sucede es terrible -comenté tristemente. -Es que estoy inuï caused:-1 -le contesté 1; comencé a
-Ni siquiera podemos casarnos -dijo de pronto-_ No tengo desxfestirme rápidamente, mientras ella saboreaba su yerbabiiena.
dinero. Dejé deudas en el Norte 1,' casi todo lo que gano aquí lo Me meti en la cama 1,' me puse a leer mi Marie de Iorge Isaaes, es
mando. decir, sólo aparentaba leer pues no lograba coneentrarrne en la
Hasta ese niornento supe que habia la posibilidad de casarme lectura. Ella se acosto despues de cepillarse el pelo con toda ea1rna,y
con Dario o mas bien que esa posibilidad no existia. El no tenía comenzo tambien a leer su Fabiola. Cumu a la media hora empezo a
dinero y yo jamás podria causarle una pena de esa índole a Paulina. bostcïar. A la hora estaba completamente dormida, ni siquiera tuvo
-No hay nada que hacer entonces -dije con una voz tan tiempo de apagar la luz. Tenia en la mano el libro que estaba
desalentada como mi alma. leyendo. se lo quite con cuidado if no hubo ninguna reacción;
-¿Y si Paulina durmiera toda la noche? -insinuó Dario. después le levanté la mano que cayo pesada tf lacia. Apagué la luz.
- -¿Qué quieres decir? P».-le deslicé silenciosamente al encuentro de Darío 1,' al trabarse
-Si tú pudieras darle algún narcotico, dormiria profundamente nuestros cuerpos todo dejo de pesar, y de doler; cesaron los
y nosotros podriamos seguimos viendo como cuando ella no estaba. remordimientos, las recriminaciones y los temores, existiendo sólo

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aquella noche infinita que nos pertenecía v los cuerpos que en ella después vo fingi que dormia, al poco rato ella apago la luz v no
caian jr se rescataban, descubriéndose y' reconociéndose hasta que la tardo niticho en quedarse quieta, pensé que dorniia profundamente
luz del dia los separaba. como siempre después de tomar el te.
Paulina buscaba cada ver. más a Darío, v el por no despertarle
sospechas. se dejaba querer. Yo sentia una gran pena por ella v me Desde ese dia todo cambió v nuestra vida fue utia tortura sin fin,
dolía demasiado lo que le estaba haciendo. Me repetía Por más que lo intentaba no nie atrevía a hablar con Paulina v a
constantemente que no era nii culpa que Darío iiie quisiera v me eitplicarle las cosas, sabiendo de antemano que todo seria inútil, y
hubiera preferido, 1; que era ella quien se estaba eiigañando v que si una vez pudo sobreponerse a un golpe a sti amor propio v a
haciendo las cosas más dificiles. En los bailes lo inonopoliraba. `i'o su orgullo, ahora ya no lo lograría. De otra persona hubiera sido
los miraba bailar con gran disgusto, -.-iunque despues vo lo tendría grave, viniendo de mi resultaba más doloroso v rnorlal. Hablåbamos
como ella nunca podria tenerlo. solo lo indispensable. Yo vivia agobiada v perseguida por los más
Una noche estábamos dormitando despues de haber hecho el atroces remordimientos al palpar su dolor v su desmoronamiento
amor, cuando alcance a oir tin ligero roce junto a la ptierta de la interno. El no poder ver a Dario ji' nuestro amor cortado tan
sala, despues una respiracion. Contuve la mia propia v me enderecè; bruscamente, nie suniía en hondo abatimiento. Lo deseaba más que
Dario se sobresalto también. Nos quedanios inmoviles uii rato, sin nunca v a todas horas iiie sorpreiidia inventando la manera, el sitio
saber que hacer; los dos estábairios aterrorizados. Cuando va no se donde pudiéramos vernos. L-'na niañaiia, mientras mis alumnos
ovo nada Dario se vistió apresuradameiite jr se fue. Yo entré a la copiabaii una leccion, escribi a Dario explicándole lo sucedido jr mi
rec-áinara. Paulina dormia como todas las noches. Pensé entonces necesidad de verlo. l.e envié la carta con el mozo de la escuela jf al
que habia sido nii imagiiiacioii v tranquila me dormí. Cuando dia siguiente tuve su respuesta. El también estaba desolado v lleno
desperté al dia siguiente, Paulina va no estaba en la cama. No dejo de temores, tambiéii queria verme, tendriamos que encontrar la
de sorpreiidernie el que se hubiera levaiitado sin despertarme. corrio manera, lo repetía varias veces eii sti carla.
siempre acosliinibraba hacerlo. La encontre en la sala observando Paulina se negaba a ir a todas partes, preteitlando mil cosas
las huellas de la alfombra. Me contesto los buenos dias con una voz cuando nos invitaban. Y si ella no iba, tampoco vo. Siempre habia
fria. Estaba pálida jr tensa. Supe entonces que fue ella quien nos hecho solo lo que ella queria. No gozaba de ninguna libertad v le
habia descubierto. Una ola de sangre me aturdio jr el cuarto me debia demasiado para poder exigir algo. Por las noches las dos nos
comenzo a dar vueltas. Tuve que sostenerme en una silla para no reniovianios en nuestras camas sin poder doririii', sumidas eii un
caer_ Habia sido ella tj' todo estaba perdido, ¿qué iba a pasar ahora silencio que era más agresivo que las palabras iriás crueles que nos
que lo sabia? `v'olvi a la recamara j' sobre el huro estaba la taza de hubiéramos dicho. Se me representaba constantemente la imagen
verbabuena, intacta. Trate de reconstruir en nii memoria como de Darío que nie esperaba en la oscuridad de la sala o me llamaba
habian sucedido todas las cosas la noche anterior: Ieímos un rato. desde lejos jr me urgia. v vo ni siquiera tenía el consuelo de llorar v

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gritar mi impotencia para correr a su lado. “Algo tendrá que pasar, dias v las noches siguieron pasando igual, como un tormento que
algo tendrá que pasar", me repetia a todas horas. no terminaba nunca. Una noche en que vo estaba en la recamara
Después ella comenzó a levantarse por las noches 'fr a caminar revisando unas tareas de la escuela, oi que Paulina y mi abuela
por el patio largas horas. Si las dos teniamos mal aspecto, el de hablaban en la sala, v como la anciana casi no oía, Paulina le
Paulina era peor que el mio. Comia mal, casi no hablaba. Mi abuela, explicaba a gritos que era conveniente vender las propiedades que
que raras veces se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor, le teniamos: unos terrenos de siembra que se rentaban cada año v unas
pregunto en varias ocasiones qué le pasaba. "bio tengo nada - casas viejas. Mi abuela Doroïea no comprendía la necesidad de
conrestaba siempre-, cansancio tal vez." Y sus ojos se clavaban en hacerlo y Paulina insistía que era más seguro tener el dinero en el
mi con una mirada llena de recriminaciones v reproches. banco que propiedades que no dejaban gran cosa y daban muchas
De cuando en cuando cambiábarnos una nota Darío v yo. listo molestias. Pero mi abuela no estuvo de acuerdo en lo que le
era lo único que me sostenía. Todas eran iguales; preguntas v proponia Paulina v no aeeedio a sus deseos. Paulina salio dela sala
preguntas que no podiamos responder. bastante molesta v se fue a la cocina a preparar la merienda. Yo no
En la escuela terminaron por darse cuenta de que algo le pasaba pude explicarme entonces cl porque de la decisión de Paulina de
a Paulina, dado su aspecto jr su manifiesta nerviosidad. Un dia la vender nuestras propiedades. Lo que ganábamos en la escuela nos
llamó el director, quien tenia algunos conocimientos de medicina. era suficiente para vivir, teníamos aparte el dinero de las rentas v
Debe haberle recetado algo que ella no se ocupo de comprar. Asi ella ahorraba todo lo que podia.
pasó algún tiempo, que fue una eternidad. Una vez en que yo estaba Siguió pasando el tiempo en que los dias se iban sin esperanza v
mirando jugar a mis alumnos en el recreo, no pude impedir que se las noches se eterni:-tahau. `r' las dos alli en aquella casa o en la
me salieran las lágrimas. No me di cuenta de que el director me escuela, siempre juntas y' desesperadas como dos condenados
observaba. Me llevo a su despacho. mudos. De vez en cuando iban a visitarnos Isabel 1; Adelaida, de
-¿Qué le pasa -me preguntó-: es a causa de Paulina? seguro las constantes negativas de Paulina a sus invitaciones les
-Si, me preocupa mucho -le conteste. lira lodo lo que yo impedían buscamos tan a menudo como antes. O ta] vez
podia decirle. sospechahan que algo andaba mal entre nosotras. no obstante que
-llace dias que me di cuenta de que anda mal -dijo el-. frente a ellas o a cualquier otra persona Paulina se eomportaba con
llabie con ella 1,' me conto que no duerme bien y que eso le afecta naturalidad, como si nada pasara.
los nervios. Le recomende un tdnico v un sedante nervioso, espero Fue en ese tiempo cuando enfermo mi abuela v no fue posible
que los esté toman do. salvarla. “Ya era muy grande", dijo el medico, 1.-' vo pense que sin
- -No la he visto tomar ninguna medicina - -me atrevi a decirle. haber dicho nunca nada, no pudo soportar lo que pasaba en aquella
-Voy a insistirle de nuevo -dijo él. casa sf se habia ido. Ni su enfermedad ni su muerte lograron
Pero si el director insistió Paulina no le hizo ningún caso y los reconciliarnos. La noche que la velamos volvi a ver a Darío, fue con

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sus hermanas v los tres nos dieron un abraro de pésame como se jr renunciar para siempre a Dario; estaba dispuesta a afrontarlo todo
acostumbra en tales casos. No pudimos decirnos nada. En el velorio antes que perderlo. Me desesperaba pensar que si el quisiera todo
Paulina estuvo, todo el tiempo, sentada entre Isabel jr Dario. sería Facil: “No tengo dinero, espera un poco, no tengo dinero,
Entonces supe que con él no estaba enojada. La muerte de mi abuela espera un poco". resonaba constantemente dentro de mi.
me ofrecio la libertad de llorar jr lloré mucho, por todo lo que no Fue entonces cuando el director de la escuela me mando llamar
habia podido en tanto tiempo pero no dejé de sentir nuevamente:
remordimientos por no llorarla a ella sino a mi misma. Velamos a -Sigo preocupado por Paulina -me dijo- 'jr temo que la
mi abuela en la sala, ahi donde Dario y vo nos habíamos amado muerte de su madre la ha empeorado. Couto vamos a tener
tantas veces. No pude, por mas que lo intentaba. seguir los rezos; en vacaciones, he pensado que seria conveniente que Paulina fuera a
mi mente surgían los recuerdos de nuestro amor; imagenes de Darío Leon, aprovechando esos día.s. Hay ahí un sanatorio de
que no correspondían al que estaba sentado al lado de Paulina, tan neuropsíquiatría que dirige un amigo mio, persona muy
serio 1,' callado, sino al otro, al que habia sido mio. competente en enfermedades nerviosas.
En el entierro pude hablar con el cuando Paulina no podia -Será dificil que Paulina acceda a ir -dije sin entusiasmo-:
vernos, protegidos por la gente que rodeaba la fosa. usted sabe que se ha negado a tomar las medicinas que le ha
-Huvamos, Dario -le supliqué. recetado.
- -Pero ¿adonde? No tengo dinero, tú lo sabes. - -Tranquilícese usted, ya le hice la sugestion v está de acuerdo
-No importa, trabajaremos los dos. en ir a que la receten_
-Espera un poco más. Ya habrá alguna manera de solucionar Yo no podía creer que fuera verdad lo que el director me estaba
esto -dijo él. diciendo v con trabajo pude seguir escuchandolo. Comencé a
Siguieron los rosarios a la muerta 1/ por lo menos al anochecer pensar mil cosas: que Paulina se iba a ver a un medico v vo me
iban algunas amistades a rezar. Yo sólo pensaba en el día que ya no quedaría sola en la casa; era demasiada felicidad, volver a ver a
hubiera visitas jr nos quedárarnos solas, frente a frente. Una vez que Dario, verlo sin nadie que nos estorbara, otra vez como antes; tres
terminaron los rosarios, v como ya mi abuela no podia oponerse, meses soñando en estar de nuevo con él, tres meses que había
Paulina comenzó a vender las propiedades. A mi me correspondía la contado dia a día, minuto a minuto, 3.-' de pronto noches v noches
parte de mi madre pero ella no me consultaba nada ni vo me atrevía sin fin para nosotros, era difícil creerlo, Dario tenia razon al
a pedirle explicaciones. Me pasaba los dias 'jr las noches tratando de decirme que esperara, Paulina se iba a Led-n, yo me quedaria en la
encontrar alguna solucion pero mis posibilidades eran muv casa, volveria a vivir nuevamente, aunque fueran unos días, aunque
limitadas: no disponía de dinero. puesto que Paulina lo fuera una sola vez, entre los dos encontrariamos la solucion, o lo
administraba todo, basta mi propio sueldo, v en tales circunstancias convenceria de que nos fuéramos lejos, lejos de aquel pueblo 'jr de
vo no encontraba a donde ir. Tampoco me atrevía a huir del pueblo Paulina, no estando ella todo sería fácil, podriamos trabajar los dos

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sf amarnos libremente, yo lo convenceria, yo lo convenceria. _. primeros dias, me suministraban continuamente narcútìcos que me
rknimada por la esperanza me acoste aquella noche pero la embrutecían y me tuvieron aislada. Ahora que mis fuerzas de luchar
niisnia excitación tf tantos pensamientos me impidieron conciliar el se han debilitado 'tf me voy tomando fisicamente docil, me sacan al
sueño 1_,' oí casi todas las horas. A la mañana siguiente dijo Paulina: jardin a tomar el sol. Ahi me siento bajo el naranjo a repasar mis
-.arregla tus cosas porque vamos a ir a Leon: voi; a consultar recuerdos. Casi no nie atrevo a preguntarme por Darío. No quiero
un médico para mi insomnio. Saldremos en el tren de la noche. saber nada, me rehúso, me niego. no quiero ni pensarlo, lo
Si las palabras del director de la escuela me hicieron recobrar la sospeelio. lo intuyo, pero no quiero, no quiero saber nada, seria
esperanza. las de Paulina me suntieron de golpe eii un pozo siii monstruoso. me mataria si fuera, no quiero pensarlo. sf ro se que si
fondo. (No veria a Dario, pero como lo había creído posible, me es, pero no quiero que sea, todo menos eso, que sea de Paulina, que
llevaba con ella, claro que no quería dejarme, lo ealeulaba todo. se entregue a ella corno se entregaba a rnl, igual, de la misma
sabía lo que yo hubiera hecho al quedarme sola, adivinaba mis manera, que la haga enloquecer de placer como a mí, no, no puede
pensamientos, mis deseos, era demasiado lista, demasiado cruel, ser, no, sería un crimen, un horror, v -f. C se que si es, pero quiero
.
como iba a dejarme con Dario, había sido un sueño, otro sueño más negarlo, engariarme, decirme que no, que no puede ser aunque sea,
que no se realizaba y todo hubiera sido tan fácil, tan hermoso, ella aunque yo lo sepa, sé que se vendio, necesitaba dinero tf Paulina lo
no podía ni siquiera imaginario, no conocia lo que era el amor, era tenia, los dos solos en aquella casa, sin testigos, sin miedo, sin
incapaz de amar, estaba herida en su orgullo solamente, el amor era sobresaltos, los dos solos cada noche, una noche 1; otra, noche a
otra cosa, jamás lo sabria.) noche, todas las noches de la vida, gozando y gozando una ve:-'_ 1,'
Como un automata arregle mi equipaje. Por la tarde llovió. lt-li otra, muchas veces, gozando sin tin, mientras yo me despeclaao de
ánimo ya tan detaido por la frtlstracion de mi última esperanza se dolor a cada instante y no acabo de morir, tal vea ya ni se acuerden
agravó con la tristeza de aquella tarde lluviosa. Con gran esfuerzo de mi, ni les importe siquiera saberme viva o muerta, ojala estuviera
lograba contener las lágrimas. En la noche tomarnos el tren para muerta jr no asi, rolda por la desesperacion '_r la rabia, sin poder
Leon. Habia cesado de llover gr la luna salio bastante siniestra; por lo hacer nada, sin que nadie me escuche, sin salvacion. yo la queria
menos asi me parecio a mí. Aquel grito largo de la locomotora, era mucho, mucho, y suíria por tener que haeerle daño, porque Darío
el mismo grito de mi amor 1,' mi desesperanaa. me amaba 3' me habia preferido, fue como un hechiao, un
encantamiento que me cegú, eran nuestros cuerpos que se
Van pasando los dias, iguales en su inutilidad ¬_tf en su tortura entendían a pesar nuestro, yo sufiia por ella que se ernpeñaba en
continuada. Yo repaso mi historia día a -dia, paso a paso. I.a historia engafiarse. no quería verla triste ni desesperada, yo la creia buena,
que nadie quiere oir, ni nadie quiere saber. Sigo implorando en pensaba que me queria como a una hija, jamas quise admitir que
todas las formas en que me es posible hacerlo, que me escuchen, que éramos como dos fieras harnbrientas sobre la misma presa, jamás
me dejen hablar. Pero todo es inútil. Ante mi desesperacion de los pensé en su egoísmo ni en su maldad. en su envidia, en el odio

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e Salir Cuentos reunidos- Ba ila Hiiip-ar-:i

siniestro jf descarnado que se le despertó hacia mi, jamás lo pense ni


lo crei, hasta ese dia en c|ue vine a acompatiarla para c|ue la
examinaran de sus nervios jr unos fuertes brazos me arrastraron
El desayuno
hacia dentro, mientras yo gritaba desesperada que yo no era la
enferma, sino la otra, Paulina, la que estaba detrás de la reja jr desde
ahi miraba, siii inmutarse. como me iban llevando.

Cuando Carmen bajo a desayunar a las siete tf media, segun


costumbre de la familia, todavia no estaba vestida, sitio cubierta con
sti bata de paño azul marino y con el pelo desordenado. Pero no fue
sòlo esto lo que llamo la atencion de los padres y del hermano, sino
sti rostro demacrado jr ojeroso como el de quien ha pasado mala
noche o sufre una enfermedad. Dio los buenos dias de una manera
automática jr se sento a la mesa dejándose casi caer sobre la silla.
- ¿Qué te pasa? - -le pregunto el padre, obsei¬.':indola con
atencion.
-¿Qué tienes, hija, estás enferma? -pregunto a su vez la madre
pasándole un brazo por los hombros.
-Tiene cara de no haber dormido -comento el hermano.
Ella se quedo sin responder como si no los hubiera esciicliado.
Los padres se miraron de reojo, muy extrañados por la actitud y el
aspecto de Carmen. Sin atreverse a hacerle mas preguntas
comenitaron a tlesaytinar, esperando que en cualquier momento se
recobrara. "A lo mejor anoche bebiú más de la cuenta jr lo que tiene
la pobre es una tremenda cruda", penso el muchacho. “Esas
constantes dietas para guardar la linea ya deben de haberla
afectado", se dijo la madre al ir hacia la cocina por el café jr los

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huevos revueltos. heridos, o a quienes se llevan a la cárcel.


-l-Iojf si ire zi la peluqueria antes de comer -dijo el padre. -Si le toca a uno, ni modo -dijo el muchacho-. Pero tu
-Hace varios dias que intentas lo mismo -comentó la mujer. comprenderás que no es posible quedarse muy tranquilo, en su casa,
- -Si vieras cuánta pereza me da el solo pensarlo. cuando otros están luchando a brazo partido.
-Por esa misma razon jfo nunca voy -aseguro el muchacho. -Yo no estov de acuerdo con esas tácticas que emplea el
-Y ya tienes una imponente melena de existencialista. Yo no gobierno -dijo el padre mientras untaha una tostada con
me atrevería a salir asia la calle -dijo el padre. mantequilla v se servia otra ta:-.a de cafe-, no obstante que no
-¡Si vieras que exito! -dijo el muchacho. simpatizo con los mitines estudiantiles porque vo pienso que los
-Lo que deberian hacer es ir juntos al peluquero -sugirió la estudiantes deben dedicarse sencillamente a estudiar.
madre mientras les servia el cafe jr los huevos. -Seria dificil que una gente “tan conservadora" como tú
Carmen puso los codos sobre la mesa j- apoyo la cara entre las entendiera un movimiento de este tipo -dijo el muchacho con
manos. ironia.
-Tuve un sueño espantoso -dijo con voz completamente -Soy', 'jr siempre he sido, partidario de la libertad v de la justicia
apagada. -agregó el padre-, pero en lo que no estoijf de acuerdo. _.
-¿Un sueño? -preguntó la inadre. -Soñé que habian matado a Luciano.
- -Un sueño no es para ponerse asi, niña - dijo el padre- -_ - -En lo que no estov de acuerdo - -repitió el padre- -_, ¿que
Anda, i:iesa¬j'iIinate. habian matado a quién? -pregunto de pronto.
Pero ella parecia no tener la menor intencion de hacerlo j' se -A Luciano.
qiiedo inmóvil jr pensativa. -Pero mira hija que ponerse así por un sueño tan absurdo; es
-itiiiaiiecio en trágica, ni modo -explico el hermano conio si vo sonara cometer un desfalco eii el banco v por eso me
sonriendo-. ¡Estas actrices inéditas! Pero mira, no te aflijas, que en enferin-ara -dijo el padre limpiandose los bigotes con la servilleta
el teatro de la escuela ptieden darte tin papel... -. 'l`ambìén he sonado, muchas veces, que nie saco la loteria, jr ya
-Dejala en pas -dijo la madre en tono de disgusto-. Lo unico VLÍS...

que consigues es ponerla más nerviosa. -Todos soñamos a veces cosas desagradables; otras veces cosas
El muchacho no insistió en sus bromas v se puso a platicar de la hermosas -dijo la madre-, pero ni unas ni otras se realizan. Si
nianifestacidn que habian hecho los estudiantes, la noche anterior, v quieres tomar los sueños según la gente los interpreta, muerte o
que un grupo de granaderos disperso lanzando gases lacrimogenos. ataúd significan larga vida o augurio de matrimonio, ji dentro de
- -Precisaniente por eso me inquieto tanto por ti - -dijo la mujer dos meses...
-; vo no sé io que daria por que no anduvieras en esos mitines tan -¡Y qué tai aquella ver. -dijo el hermano dirigiéndose a
peligrosos. Nunca se sabe como van a terminar ni quiénes salen Carmen- que soñé que me iba con Claudia Cardinale de

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vacaciones a la rnontañal Ya habiamos llegado a la cabaña y las -¿En donde va a ser la cena? -preguntó el muchacho.
cosas empezaban a ponerse buenas cuando tú me despertaste, ¿te -Todavia no nos hemos puesto de acuerdo, pero lo más seguro
acuerdas de lo furioso que me puse? es que sea en la terraza del Hotel Alameda.
- -No recuerdo muy bien como empezo... Después estábamos - -¡Que elegantes! - comento el muchacho- _ Te 'ra a gustar
en el departamento de Luciano. Habia claveles rojos en un florero. mucho -le aseguro a la madre-, tiene una vista magnifica.
tome uno, el más lindo jr fui hacia el espejo (comenzó a contar -Yo no se ni que voy a ponerme -se lamentó la mujer.
Carmen con una vor. pausarla jr lisa, sin inflexionesl. Me puse a -Te queda muy bien el vestido negro -le dijo el hombre.
jugar con el clavel. Tenia un olor demasiado filerte, lo aspire varias -Pero siempre llevo el mismo. ran a pensar que es el único que
veces. Había inúsica y tuve deseos de bailar. Me sentí de pronto tan tengo.
contenta como cuando era niña y bailaba con papá. Comencé a -Si quieres ponle otro, pero realmente te va muy bien ese
bailar con el clavel en la mano como si hubiera sido una dama del vestido.
siglo pasado. No me acuerdo como estaba vestida... La música era -Luciano estaba contento, mirandome bailar. De una caja de
linda y yo me abandonaba por completo. Nunca había bailaclo asi. cuero saco una pipa de marfil. De pronto termino la música, 'j' yo no
Me quité los zapatos jj' los tire por la ventana. La música no podia dejar de bailar. Lo intenté muchas veces. Desesperada quise
terminaba nunca 1,' yo comencé a sentirme niuy fatigada jr quise arrojar el clavel que me obligaba a seguir bailando. Mi mano no se
detenerme a descansar. No pude dejar de moverme. El clavel me abrio. Entonces hubo otra rez musica. De las paredes, del techo, del
obligaba a seguir bailando... piso, salian flautas, trompetas, clarinetes. saxofoiies. Era un ritmo
-No me parece que ése sea un sueño desagradable -comento vertiginoso. Un largo grito desgarrado o una risa jubilosa. Yo me
la mujer, sentía arrastrada por aquel ritmo, cada ve:-1 más acelerado 1,'
-Olvídate ya de tu sueño gr desayúnate -le re-go nuevamente el frenético. No podia dejar de bailar. El clavel me había poseído. Por
padre. más que lo intentaba no podia dejar de bailar, el clavel me habia
-No te ra a alcanzar el tiempo para vestirle if llegar a la oñeina poseído. ..
-agrego la madre. Los tres se quedaron unos minutos esperando que Carmen
Como Carmen no dio la menor muestra de atender lo que le continuara el relato; tiespttés se miraron cornunieandose su
decian, el padre hizo un gesto de desaliento. extrañeza jr siguieron desayunando.
-El sabado sera por tin la cena para don Iuiián; habrá que -Dame un poco más de huevo -pidio el muchacho a la madre
mandar el traje oxford a la tintoreria, creo que necesita una buena y miro de reojo a Carmen que se habia quedado ensimismada,
planchada - -le dijo a su mujer. mientras pensaba: "cualquiera diria que fumo mariguana".
-l.o mandare hoy mismo para tener la seguridad de que esté I.a mujer le sirvio al muchacho 1,' tomo- un vaso con jugo que
listo el sábado, a reces son tan informales. estaba frente a Carmen.

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-Bebe este jugo de tomate, hija, te sentará bien -le rogo. bailar jr los animalitos salian mas j' más. cada vez mas; hasta en mi
:Xi mirar el vaso que le otrecia su madre, el rostro de Carmen se cabeza habia animalitos de cristal; mis cabellos eran las ramas de un
desfiguró totalmente. enorme árbol en el que anidaban. Luciano se reía a carcajadas como
- -¡No, por Dios, no, no. asi era su sangre, roja. roja, pesada, yo nunca lo habia visto. Los instrumentos también comenzaron a
pegajosa, no. no, que crueldad, que crueldad! -decia golpeando las reirse, las ilautas *jr las trompetas, los clarinetes, los saxofones, todos
palabras v escupiendolas. Después escondió la cara entre las manos se reian al ver que vo ya no tenia espacio donde bailar, jf cada ver.
'jf comenao a sollorar. salian mas animalitos, más, más... llego un momento en que casi
La madre. ailigida, le acaricio la cabeza. no me movía. Apenas me balanceaba. Despues va ni eso pude hacer.
-Estas en fe rma, hija. Me habian cercado por completo. [lesolada mire el clavel que me
-¡Claro! -dijo el padre esasperado-. Trabaja mucho, se esigia bailar. ¡Ya no habla clavel, ya no habia clavel, era el corazon
desvela todas las noches, si no es el teatro, es el cine, cenas, de Luciano, rojo, caliente, vibrante todavía entre mis manos!
reuniones, en fin, ¡aqui está el resultado! Quieren agotarlo todo de Los padres jf el hermano se miraron llenos de confusion sin
una sola vea. Les enseña uno moderación jf “tú no sabes de estas entender va nada. Sobre ellos habia caido, como un intruso que
cosas, en tu tiempo todo era diferente", es cierto, uno no sabe de rompiera el ritmo de su vida jr lo desorganizara todo, el trastorno de
muchas cosas, pero por lo menos no acaba en. ._ Carmen. Se habian quedado de pronto mudos jr vacios, temerosos
- -¿Qué estás insinuando tú? -la voz de la mujer era de dar cabida a lo que no querian ni siquiera pensar.
abiertamente agresiva. -l.o mejor será que se acueste un rato jf tome algo para los
-Por favor -intervino el hijo-, esto ya se esta poniendo nervios, o de lo contrario todos terminaremos mal -dijo por fin el
insoportable. hermano.
-Luciano estaba recostada en el diván verde. Fumaba v reía. El -Si. en eso estaba pensando -dijo el padre-; dale una de esas
humo le velaba la cara. Yo solo oía su risa. Hacia pequeños anillos pastillas que lomas -ordeno a la mujer.
con cada bocanada de humo. Subí-an. subían, luego estallaban, se -Anda, hija, sube a recostarte un rato -decia agoblatla la
rompían en mil pedaaos. Eran minúsculos seres de cristal: madre, tratando de ayudaria a levantarse, sin tener ella misma
caballitos, palomas, venados, conejos, búhos, gatos... El cuarto se fuerzas para nada-. Llevate estas uvas.
iba llenando de animalitos de cristal. Se acomodaban en todos lados Carmen levanto la cara tj' su rostro era un campo totalmente
com-o espectadores mudos. Utros pennanecian suspendidos en el desvastado. En un murmullo que apenas se entendía dijo:
aire, como si hubiera cuerdas invisibles. Luciano reía mucho al ver -Asi estaban los ojos de Luciano. Estáticos jr verdes como
los miles de animalitos que echaba en cada bocanada de humo. Yo cristal opaco. La luna entraba por la ventana. I.a luz iria iluminaba
seguia bailando sin poder parar. Apenas si tenia sitio donde su rostro. Tenia los ojos verdes muy ahiertos, muy abiertos. Ya
moverme, los animalitos lo invadian todo. F.l clavel me obligaba a todos se habían ido, los instrumentos 'jr los animalitos de cristal.

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lodos se habian marchado. Ya no habia música. Solo silencio jr -dijo el padre.
vacio. Los ojos de Luciano me miraban fijamente, fijamente, como Tlre lost time I sou-' Paris, comenzo a tocar, al dar las nueve, el
si quisieran traspasarme. Y vo ahi a mitad del cuarto con su corazon reloj musical que le habian regalado a la madre en su último
latiendo entre mis manos, latiendo todavia... latiendo. _ _ cumpleaños. La mujer salio de la cocina con una tarta de te
-Llévatela a acostar -dijo el hombre a su mujer-. Vo)-' a h umeante v los ojos enrojecidos.
llamar a la oilcina diciendo que está indispuesta, jr creo que también -Ve subiendo -le dijo el hombre-, ahora la llevaremos.
al doctor -y con la mirada busco aprobacion. -Vaiiios para arriba, Carmen.
La madre v el hijo movieron la cabeza afirmativainente mientras Entre los dos la hicieron incorporarse. Ella se dejo conducir sin
sus ojos tenian una mirada de agradecimiento hacia el viejo que oponer ninguna resistencia v comenzo a subir lentamente la
cumplía su deseo mas inmediato. escalera. Estaba nitij- lejos de si misma j- del momento. Sus ojos casi
-Anda, hija, vamos para arriba -le tlijo la madre. fijos miraban hacia otra parte, hacia otro instante. Parecía una
Pero Carmen no se movio ni parecio escuchar. figura iantasmal que se desplazaba entre las rocas. No alcansaron a
-Dejala, '_vo la llevare -dijo el hermano-, prepárale un te llegar al iinal de la es-calera. Unos fuertes golpes en la puerta de la
caliente, le hará bien. calle los detuvieron. El hermano bajo corriendo pensando que seria
La mujer se dirigió hacia la cocina caminando pesadainente, el médico. Al abrirla puerta, entró bruscamente la policia.
como si sobre ella hubiera caido de golpe el peso de muchos años. El
hermano intento mover a Carmen 'jr al no responder ella, no quiso
violentarla ji' decidio esperar a ver si reaccionaba. Eiicendio un
cigarrillo v se sentó su lado. F.l padre termino de hablar por telefono
v se derruinbd en un viejo sillon de descanso desde el que observaba
a Carmen. "Ya nadie fue a trabajar este dia, ojalá jr no sea nada
serio." La mujer hacia ruido en la cocina, como si al moverse
tropeltara con todo. El sol entraba por la ventana del jardin pero no
lograba alegrar ni calentar aquella habitacion donde todo se habia
detenido. Los pensamientos, las sospechas, estaban agazapados o
veiados por el temor. La ansiedad y la angustia se escudaban en
desolada mudez.
El muchacho miro su reloj.
-Son casi las nueve -dijo por decir algo.
-El doctor viene para acá; por suerte estaba todavia en su casa

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e Saltr Cuentos reunldos- Ea lla »fi.|np-aro

mientras miraba v miraba su hermoso cabello blanco, peinado con


tanto gusto v esmero que me llamó- la atencion. Despues me fije en
sus ojos que eran de un color muy raro. entre verde 1,' azul.
Matilde Espejo
parecidos a esas piedras de aguainarina', luego caí en cuenta de que
eran iguales a los de Filidor, nuestro gato, 'jr por eso me gustaban
tanto.
Ella me invito a pasar para que pudiéramos hablar con toda
calma 3; comodidad, v me llevo a la sala. To sentí que entraba en
otra época o en un sueño al penetrar en aquella maravillosa sala con
muebles dorados Luis XV. un piano de cuarto de cola, cortinas de
Es increible como pasa el tiempo: entonces era 1940 ¿tf estamos en terciopelo verde jade, alfombras íinísimas, tapices y gol:-clinos por
1962. ¡veintidós añosl, apenas puedo creerlo. lis uno joven v todos lados, tibores. llores de porcelana, quinques. licoreras de
saludable, tiene el cabello negro y el cutis terso. y cuando se acuerda cristal cortado, rnetlallones con angelitos v enormes espejos en
está con la cabezea completamente blanca 3,' lleno de arrugas y de donde uno se veia de cuerpo entero. Me sente con sumo cuidado v
achaques. Veintidos años jr todavia me duele la historia de doña precaución. temiendo que aquella delicada silla cediera ante mi
Matilde, porque vo se muy bien ir no me lo podrán quitar nunca de peso. Estaba a tal punto impresionada por tantas cosas hermosas v
la cabeza, que era la persona más buena del mundo. incapaz de por las atenciones *y la amabilidad de la señora que apenas pude
hacerle daño a nadie. ni siquiera a una mosca. ílnnoci a doña decirle cuánto nos gustaba la casa Y nuestro deseo de rentarla.
Matilde mucho antes del cuarenta; este retrato que nos saco Pancho -¿De veras les gusta? -pregunto complacida-_ Si viera usted
en Chapultepec fue en ese año, pero ya teniamos algún tiempo de el cariño que le tengo a esa casita, ahí vivio mi querida hermana
ser amigas. Como en 1935 nos fuimos a vivir a la calle del Chopo. Sofía.
Asi conocí a doña Matilde que era la dueña de aquella casita. Ella Al decir esto se le llenaron los ojos de lágrimas. Saco entonces
también vivía en la misma calle del Chopo. en el número 12, a dos un pañuelo de lino con encaje de Bruselas v se los seco con suma
cuadras de la casa que nos rentaba. Me acuerdo como si fuera ayer discreción. Yo no sabia que hacer ni que decirle 1.-' me senti apenada
de la primera vez que la ví. 'loque la puerta y' salio a abrir una pensando que. de segttro. le habia removido algún recuerdo triste:
señora o señorita de bastante edad, toda vestida de negro. Pregunte sospeche que la hermana se habia muerto.
por dona Matilde Espejo. como rne habian dicho que se llamaba. -Perdoneme usted -dije por fin-, no era mi intencion. _ _
-Yo sov Matilde Espejo, ¿en que puedo seivirlei -dijo ella con - -No se apene usted. querida. Mi dolor está todavia reciente 1,'
una voz que me agrado mucho y que denotaba su fina educacion. no puedo aún dominarme cuando me pongo a hahlar de ciertas
Estoy interesada en la casa que renta usted le conteste. cosas. Pero ya paso. Si le gusta a usted la casa se la rento de

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inmediato. notificárselo a la señora. Después de la comida me fui a verla. Estaba


-lt-'lttchas gracias -dije gustosa. Luego le explique' que yo a unos cuantos pasos de su casa. cuando la vi que salía cargando un
necesitaba saber cuáles eran la renta y las garantias que ella pedia enorme ramo de claveles blancos. Quise regresarine, pensando que
para ver si ambas estaban dentro de nuestras posibilidades. Y no era oportuno interrumpirla, pero como ella ya me habia visto.
pensaba, con desencanto, que lo más probable era que esa renta no me acerqué y la saludé. Me dio la impresion de que le habia dado
estuviera a nuestro alcance. gusto verme, porque sonrió amablemente mientras contestaba a mi
-Las garantias que pido son solo el i:tnnpIimiento puntual de saludo y me preguntaba a su ver. como estaban todos por mi casa.
los pagos, nada mas -dijo ella-_ Y la renta es lo que ustedes -He pasado solo a comunicarle que ya estamos instalados y al
puedan pagar, es decir, lo que tengan asignado para ello. mismo tiempo a ponernos a sus ordenes -le dije.
Debe de haberse dado cuenta de la sorpresa gr estupor que rne -Qué amable es usted, querida. No sabe cuánto agradezco su
produjeron sus palabras, porque dijo: gentileza jr me apena muchísimo no invitarla a pasar, pero mire
-Piensa usted, seguramente, que soy muy bondadosa, pero no usted -dijo señalando los claveles-, ahora salgo a llcvarles estas
es eso. El que a usted le guste tanto la casa lo explica todo. Yo flores a mis queridos muertos. Dígame Listed si mañana le seria
deseaba rentarla a alguien a quien le gustara de verdad y supiera posible tomar conmigo una tacita de té.
apreciarla, porque quiero que se conserve como está sin ser -Claro que si, muchas gracias -me apresuré a contestarle
destruida. No sabe usted como la cuidaba mi pobre hermana. entusiasmada con la idea, ya que eran pocas o ninguna las
Al despedirnos me dio la mano, una mano pequeña y tan suave oportunidades que tenía de relacionarme con personas de la
y tersa como la de una niña. 'fo apenas la toqué porque temí categoria de dona Matilde. Las señoras que yo trataba eran las
lastimarla con la mía, áspera y rosca, como de cam pes-iua. esposas de los músicos coinpañeros de Pancho jf a nadie más.
nl dia siguiente. después de la comida, me vesti y arregle lo
Inmediatamente nos rnudanios a la casa del Chopo. Daba gusto ver mejor que pude. Hasta el eorsé me puse, pues siempre he creido que
como nos lttcian ahi los muebles que, a decir verdad, no eran gran uno debe estar de acuerdo con el lugar y las personas a las que visita.
cosa y ya estaban bastante usados, sobre todo el ajuar de la sala que Y como doña ll-'latilde era una gran dama yo debia presentarme ante
compramos cuando nos casamos y que tenia el tapiz muy ella lo mas decorosamcnte posible. Pancho estaba dando una clase
decolorado jr rasguñado por Filidor y Titina. "t"o habia quedado tan de violin cuando me oyó salir y se sorprendio de verme tan
desluinbrada por doña Matilde que no hacía sino hablar de ella, a prendida.
todas horas, con Pancho y los muchachos: que era una señora muy -¿Adoiide vas tan emperifollada? -preguntó mirrindome por
tina y elegante y que su casa era como un palacio, no se me caia de arriba de sus lentes.
la boca. -Voy a tornar el té con doña Matilde Espejo -le contesté
Como a los oelio dias de vivir en la nueva casa senti que debía sintiéndonte bastante importante ji' satisfecha

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Doña Matilde me condujo hasta la sala tomándome del brazo. habia dicho, alguna vez. mi madre v vo no queria hacer nada que no
con tal atencion v atiecto como si vo hubiera sido una señora de su estuviera bien frente a la señora.
misma clase 'jr mujr amiga suya. Eso es algo que jamás olvidare. Me -lvle apena mucho que se vajfa. querida. Vivo tan sola que
hizo sentar junto a ella en el sofa. para que estuviera más comoda, jr momentos como éstos son verdaderamente inapreciables. Pero
se dispuso a seivir el te mientras me preguntaba por Pancho jf los prométame usted que volverá otro dia a tomar el té conmigo.
muchachos. Nunca habia tomado un té más rico, asi se lo dije a l.e asegure que era un honor para mi gozar de su compañia j'
doña Matilde. que volvería siempre que ella melo permitiera.
-Me alegro mucho de que le guste, querida. Es un te delicioso
que vo adoro. Un te chino de pequeñas flores silvestres, diflcil de Como a la semana me llego una nota en papel color de rosa muy
conseguir 1,' bien caro. Pero que quiere usted, estoy tan mal Íino, donde me invitaba de nuevo a visitarla. l"I.te entonces cuando
acostumbrada a las cosas buenas que me es imposible pri»-arme de me dijo Pancho que le parecia absurdo que jro quisiera cultivar la
ellas. Le aseguro a Listed que soy capaz de cualquier cosa antes que amistad de doña Matilde. que perteneciamos a dos mundos
prescindir de mis peq ueños vicios. diferentes jr vo nunca podria corresponder a sus atenciones. Esto me
Esto lo dijo con mucha gracia jr con un encanto especial que lo entristecio mucho, pero luego me dije que si la señora me invitaba
cautivaba a uno_ De una cajita de lamina roja me ofreci-:'1 un yo no le iba a hacer un desaire v me fui a tomar el te con ella, sin
cigarrillo. hacer caso, por primera vea, de lo que Pancho decia. Yo siempre
-Es otro de los vicios -dijo sonriendo-. Uno de los tabacos respetaha v tomaba muy en cuenta todas sus opiniones porque era
más rubios que existen en el mundo 1,' tan suaves, que jamás más instruido que vo.
Iastiman la garganta. Pruébelos usted. estoy' segura de que le ftsi fue como se inicio aquella amistad que iba a durar por años
gustaran. v a traves de los cuales llegamos a queremos tanto. A pesar de que
acepté uno de los cigarrillos observando como ella colocaba el doña Matilde era una señora aristóerata 1,' de un medio totalmente
suyo, de la manera mas delicada. en una larga boquilla de mariìl. distinto al nuestro. jamás nos hizo un solo des-aire v siempre nos dio
Después del te tomamos coñac, mientras ella me mostraba un infinidad de pruebas jr demostraciones de cariño. Al principio nos
álbum de familia lleno de fotografias de caballeros 3' de damas veíamos una vez a la semana en que me invitaba a tomar el te.
sumamente elegantes jf distinguidos, jr me iba explicando quienes Despues de algún tiempo, comenzo a pedirme de cuando en cuando
habian sido. pues todos habían muerto va. Conocí a su hermana que la acompañara al cementerio a dejarles flores a sus muertos. Ella
Sofia, la que vivio en nuestra casita. a su mamá sf a su papá, a sus dos acostumbraba ir todos los sábados, con una devoción v cariño como
hermanos. Entonces me di cuenta de que eran pasadas las seis de la no he visto otros. F.n una ocasion en que le dije cuánto admiraba su
tarde v me dije que debia marcharme, aunque no tuviera ganas. constancia, ella me contesto: “Que no les falten nunca flores, es lo
porque no era nada correcto prolongar la primera visita. Eso me lo menos que puedo hacer por ellos, amiga mia. Debo tanto a mis

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queridos muertos". Siempre llevaba claveles blancos, decia que los de tan buena posicion jf con una casa tan elegante, no tenia
rojos eran para los vivos jr los blancos para los muertos. Tenia una si1¬.'ientes de planta; solo había una señora de entrada jf salida que le
propiedad en el panteón donde estaban enterrados todos sus hacia la comida jr le arreglaba la casa jr su ropa. El huerto ella misma
familiares, jr no solo l-es llevaba tlores cada semana sino que pagaba lo cuidaba. Nunca entendi como podia hacerlo con aquellas man-os
a un muchacho para que barriera la capilla jr quitara el polvo. tan finas. Cuando le tuve más confian-rra se lo pregunté: “Puno mi
Cuando vo la acompañaba arreglâbamos las flores en las macetas de soledad, querida. tan llena de recuerdos, jr me molesta la presencia
cantera; al terminar, ella se sentaba jr permanecía un buen rato de ciertas gentes". Nosotros pensamos que por tener tantas cosas de
quieta jf pensativa, seguramente rezando. Yo tambien rezaba, sin valor tal vea desconfiaba de la servidumbre. No dejaba también de
saber ni para quien, nada mas por acompañarla. De regreso del parecemos extraño el que no tuviera amistades entre las personas de
cementerio me invitaba a merendar, lo cual yo esperaba con su rnisrna clase, o por lo menos que nunca las frecttentara ¡tf viviera
entusiasmo pues siempre me servía algo exquisito. Una de esas tan aislada, pero como ella misma me lo dijo, le gustaba estar sola
noches despues de merendar, saco otra vea su album de retratos jr con todos sus recuerdos.
me mostro el de un caballero rubio de porte muy distinguido: “Éste Al principio jro era la única de rni familia que llevaba amistad
es `Wilber|:o, mi primer esposo. ¡Qué amor mas tierno fue el nuestro, con ella. Con el tiempo, también Pancho comenzo a tratarla jr a
querida! Cuando murio quedé completamente desolada". Asi supe admirarla como vo. Él iba, algunas veces. por las noches a
que doña Matilde había sido casada jr de seguro por dos veces recogerme jr entonces ella lo invitaba a pasar. (Íonversabamos un
puesto que dijo "mi primer esposo”. Recuerdo que comenté que rato mientras saboreábamos un brandj' o algún otro licor tinisimo
don Wilberto debio de haber sido un hombre mujr guapo. de esos que ella siempre nos ofrecía. Doña Matilde adoraba la buena
-Era bastante bien parecido -dijo ella-_ Aun muerto se veia música jr según me di cuenta, por lo que platlcaban Pancho jr ella.
como un principe, lo vistierou con su frae j' parecia como si solo conocia bastante. En su juventud habia tocado el piano, nos confeso
estuviera durmiendo. Lo velamos aqui en esta sala. una noche. Pero hacía muchos años que no lo tocaba, por lo que ya
Yo no podia dejar de mirar la Íotograiia de don Wilberto 1,- debia de estar completamente desafinado jf sordo. i-'ancho se ofrecio
trataba de imaginarme como seria vivir con un hombre tan guapo, jf a atlnárselo jr ella rehusó de una manera cortes, diciendo que ya no
como en la fotografia veia mujr fuerte jr lleno de vida, pense qtte podria volver a tocar, despues de tanto tiempo jr tantas desdichas.
tal vea habia sufrido algun accidente jr se lo pregunte a doña Sin embargo una noche ella misma le pidio a Pancho que cuando
Matilde. pudiera le diera una revisada al piano. En dos o tres veces mi
-No. querida -me contestó ella-, se tu-e acabando poco a marido lo dejo como nuevo jr le sacó unas voces que daba gusto. Un
poco, corno una vela que se consume lentamente. dia Pancho llevo su violín jf cuando menos acordé se pusieron los
dos a tocar. ¡Cñnio me acuerdo de ese tiempo jf de las cosas tan
Pancho jf vo siempre nos preguntábamos por qué siendo una dama bellas jr sentidas que tocaban: la Serenata de Toselli, Para Elisa, la

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.Estrrllilrr dc Ponce! La primera vea que tocaron la Serenrrtrt. doña Cuando cumplimos nuestras bodas de plata, doña Matilde fue
Matilde suspiro con mucha tristeza al terminar la ejecución y las nuestra madrina. ¡Que dia fue aquel! Por la mañana la misa. con la
lágriinas asomaron a sus ojos. iglesia llena de flores que ella envio jr una música como no recuerdo
- -¡(Íon1o le gustaba esta melodía a mi querido Reynaldo! - nos otra. ni siquiera la del dia en que nos casamos porque entonces no
dijo conmovida. pudimos pagar sino el organo. Desaj-'unamos en su casa con los
-¿Hermano suyo? -pregunto Pancho. muchachos 1,' nos sinfio unos bo-:ados como para reves. Ella estaba
-No, amigo mio. Reynaldo fue mi segundo esposo -contesto muy contenta, decia que las bodas la emocionahan mucho 3; no
ella 3; nos mostro una miniatura de tm caballero tnuy distinguido. paraba de hacer recuerdos de las suyas. Despues que terminamos de
con grandes bigotes oscuros jr unos ojos de mirada penetrante. desayunar nos llevó a la sala para darnos su regalo. Nos quedamos
-¿'l'ambien murio? -le pregunte. atentados. y sin saber ni que decirle, al recibir las escrituras, a
-Si, querida. mis tres maridos murieron. lil último, Octaviano. nuestro nombre, dela casa que nos alquilaba. lfue la sorpresa mayor
hace apenas cinco años. Desde entonces solo vivo de recuerdos 1,' tf más agradable de nuestra vida, no podiamos creerlo, era como
añoranaas -dijo con una voz tan dcsalentada, que Pancho v yo no estar soñando. Pancho y vo la abrazamos jr no pudimos contener las
encontrábamos la manera de distraerla jr quitarla de pensar en sus lágriinas. "No se pongan asi, amigos mios. es una celebracion. no un
infortunios. entierro -decía ella-_ É-'amos a tomar una copita jf a platicar." Nos
dio un licor muy fuerte 1,' muy fino que le gustaba mucho a clon
Algunos domingos o dias festivos ibamos los tres al Bosque de \'\"i|berto, su primer esposo. Y con aquel licor cuyo nombre no
Chapultepec a pasear por la Calrada de los Poetas o la de los recuerdo porque era muy difícil, nos pusimos. Pancho v vo, tan
Filosofos, que eran sus preferidas. Nos sentábamos en una banca a contentos como si tuvieramos veinte años. A ella nunca se le subían
la sombra de los altos arboles 1,' ella nos contaba de los lugares los vinos. de seguro porque estaba acostumbrada a ellos de toda su
maravillosos que habia conocido, cuando fue con sus padres y sus vida. "Mi pobre Willie terminaba una botella diariamente, lo
hermanos al viejo mundo. ¡Qtie bonito conversaba! Se iban las paladeaba con verdadera delicia. Hasta el último dia de su vida lo
horas oyendola. Parecia que uno estaba viendo aquellas bellas bebio". nos dijo, jr sonriü con ternura al recordar a su primer
ciudades o paseando en una gondola en Venecia, en donde decia CU1'l11IHrlI'lL`-I'0.

que habian vivido un año. También nos platicaba de los hermosos


conciertos que habia escuchado en los mejores teatros del mundo jr Al poco tiempo de nuestro aniversario Filidor jr Titina tuvieron
de las óperas fastuosas. Era increible cuántas cosas bahia visto jr gatitos jr uno de ellos, un macbito. sacó los mismos ojos de Filidor jr
sabía doña Matilde, jf todo eso lo contaba sin presunción jf no como de doña Matilde. Decidimos regalzirselo por tener el color de sus
otras gentes que vo he conocido v que solo tratan de deslumbrarlo a o_ios. Era precioso el gatito aquel, todo gris y con sus ojitos como
uno v hacerlo sentir ignorante y sin cultura, dos piedras de aguamarina. Ft doña lvlatilrle le gusto tanto que

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acepto el obsequio, no obstante que nunca en su vida habia tenido habia sucedido. Don Roberto estaba parado en la pttcrta de la botica
ningún animal en su casa. Le puso el nombre de Minou y lo queria y nos detuvo al pasar.
que daba gusto: le compraba carne picada especial y le arreglo una -Sera mejor que no lleguen hasta la casa. Parece que la cosa
cesta muy linda para que durmiera al lado de la cama de ella. Todos está algo fea y como ustedes son tan amigos de la señora no vaya a
los dias lo peinaba y le ponia monos de listones finos. Crecid muy ser que también les toque algo -dijo don Roberto.
bonito Minou con la buena vida que le daba doña Matilde, pero un -Como amigos de ella sabemos que debe ser algún
dia 14 de octubre que nunca olvidaré, se comio no se que alimaña rnalentendido, algo que se aclarará. No veo de que o por que
del huerto y se enveneno. Doña Matilde nos mando llamar con tengamos que ocultarnos -le dije muy molesta.
urgencia. La encontramos descompuesta y con los ojos enrojeeidos -Pues yo, en su lugar, no me daria mucho a ver -volvio a
y al pobre I»-iinou que apenas si respiraba. Todas las luchas que se le insistir don Roberto.
hicieron resultaron inútiles. Buscamos un veterinario que cobro -Don Roberto tiene rasdn -dijo Pancho, que siempre había
cien pesos solo por la visita: le aplico inyecciones y suero pero sido miedoso y enemigo de andar en enredos-, serà mejor que nos
Minou ya no pudo rcanimarse y murio cn las faldas dc doña vayamos a nuestra casa y esperemos a ver quo se sabe. Despues de
Matilde que lloraba inconsolable. Cuando se sereno un poco lo todo, ¿què podemos hacer nosotros? -dijo dirigiéndose a mi que lo
arreglo en su canasta con ilores y perfume y lo coloco en la sala. estaba mirando de feo inodo.
arriba del piano. Le preguntamos qué pensaba hacer con el gatito y Nos fuimos a nuestra casa y nos sentamos a preguntarnos una y
ella nos dijo que lo enterraria en el huerto para tenerlo más cerca. otra vez qué podía haber pasado. Asi estuvimos hasta bien entrada
Pancho se ofrecio a hacerlo pero doña Matilde no acepto. “lvluclias la noche. Al dia siguiente habia gran revuelo en la calle del Chopo.
gracias. amigos mios, son cosas que prefiero hacer yo misma", dijo Parecía una feria por la cantidad de gente que iba y venía y la que se
con su voz más triste. La dejamos sentada junto al gatito muerto; aglorneraba frente a la casa de doña Matilde. No se metían en ella
con un dolor tan grande que partía el alma. ¡Y quién nos hubiera porque los gendarmes no dejaban entrar a nadie, pero se subían a
dicho que era la tiltirna vea que veríamos a doña Matilde en su casa! las ventanas y a donde podian. Aún conservo los recortes de los
Al dia siguiente de la muerte dc Minou, despues de comer, yo periodicos: ¡era horrible lo que decian de la pobre señora! Por
estaba lavando los trastcs y Pancho dando una clase de solfeo, supuesto, meras calumnias y difamaciones de gente mala. Alguien.
cuando llego don Roberto, el boticario dc la esquina que era muy yo creo que unos vecinos que no la querian, y siempre estaban
amigo de Pancho, a decirnos todo excitado que habian llegado unos buscando la manera de molestarla porque nunca se relaciono con
automoviles llenos de policias. Se llevaron a doña Matilde con ellos ellos, dieron parte a la policia de que la señora estaba haciendo un
y habian dejado la casa vigilada. Nos quedamos tan sorprendidos y entierro en el jardin de su casa. Entonces fueron los agentes y
asustados como si hubiéramos visto una aparicion y sin saber ni qué aprehendieron, sin más. a doña Matilde y escarbaron el huerto. ¡Y
pensar. Cuando nos recobramos un poco nos fìiimos a ver que claro que encontraron la cajita con el pobre lvlinoul. y unos

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esqueletos humanos que fue por lo que hicieron tanto escándalo. prm`erttes pero rpterlrrrre con las .itet'er1citts. (Íttrrnttlo inltwnr-¿bn rr un
inventando las cosas mas espantosas. Seguramente. como me galo se le descitbrierclrt sus crírrrertes ocultos rr trrtvés de los rtrìrts, v
explicó Pancho, aquellos esqueletos serian de algunos pobres indios más cosas tan terribles tp crueles como éstas. Pancho ¬_,f vo hicimos
de los que los españoles sacriticaron por montones v enterraron por infinidad de luchas para que nos dejaran ver a doña Matilde, pero
todas partes. Pero con la buena e indefensa señora se ensañamn los no nos lo permitían. I.as hijas de don Octaviano aseguraban que no
periódicos, la policía jr los malos vecinos. Nosotros maliciamos que. escatintarian nada hasta no averiguar la verdad sobre la muerte de
a lo mejor, lo que querian era que ella les diera una fuerte suma de su padre. Nosotros comentábamos que lo que se proponian era
dinero para que se quedaran callados, lo cual sucede con mucha apoderarse de los bienes de doña Matilde, lo cual estaba tan claro
frecuencia. como el agua, y por lo mismo ponian tal empeño en decir las cosas
Para complicar mas el asunto aparecieron dos giieras que según mas horribles sobre ella.
ticelan los periodicos eran las hijas del difunto don Octaviano de los A los pocos días salio en los periodicos que se habian
Monteros. cl último esposo de doña Matiltle. Y estas señoras o encontrado vestigios dc arsénico cn los cadavercs del cementerio. en
señoritas, sabrá Dios lo que serian, abrigaban dudas de que su padre los encontrados en el huerto, 1,' hasta en cl gato. Que doña Matilde
no hubiera muerto de muerte natural v pidieron a la policia que se los habia asesinado suministrándoles pequeñas 3-' diarias dosis del
hiciera una investigacir`m exhumando el cadáver de don Octaviano. veneno. Era de no creerse hasta donde llevaron las calumnias v la
_-*ilegaban que su padre le habia dejado su ibrtuna integra a doña voracidad de las hijas de don Octaviano, quienes sin duda si
Matilde y a ellas ni un solo centavo. lo cual resultaba sumamente pagaron a los periodicos *y a los jueces. Pancho me explicó que los
extraño porque su padre las queria mucho. Como ellas se huesos 3: los cabellos de aquellos esqueletos ya no podian tener más
ent:ontral“:=an estudiando en un colegio en Sui:-'a cuando el señor que ceniza después de tantos años. especialmente don Wilberto. el
murio, siempre habian sospechado de doña Matilde. Tambien primer esposo de doña Matilde v sus dos hermanos que llevaban
decian que era demasiada casualidad que sus tres maridos hubieran mas de veinte años de muertos.
muerto de manera misteriosa, de enfermedades que nunca se supo Como nos dolía que no hubiera nadie que hiciera algo por doña
que habian sido, y que no solo ellos sino otros parientes de doña .N-latiltle, la pobrccita estaba sola en el mundo sin quien viera por
Matilde murieron en igual forma, que todos eran ricos 1,' ella ella y la dcfendiera de tantas infamias. Nosotros suplicábamos que
siempre quedaba como única heredera. nos dejaran hablar en su favor, pero nunca nos hicieron cl menor
Parecía que de pronto- todo mundo se hubiera vuelto loco; caso ni nos tomaron en cuenta. Los periodicos siguieron publicando
fueron al cementerio jr sacaron de sus tumbas a los parientes de cosas 1,' mas cosas. mientras duro el juicio. Por fin la declararon
doña Matilde jr se pusieron a analizar huesos tp cabellos v cuanto culpable de la muerte de sus tres maridos, dos hermanos, la
encontraban. Entre tanto era espantoso lo que decian los periodicos hermana, un tio v una tia. Clclio personas en total, tp nuestra pobre
de nuestra querida antig-az Asesina n sus tres rnuridos ,tf tt sus amiga que era de veras la persona más hondadosa v buena del

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mundo incapar; dc matar una mosca, v que habia llorado tanto por con cl periodico en la mano. En el lcimos que habia muerto la
la muerte del gatito quedo sentenciada, por asesina maniática if' anciana asesina v c-omo sospechaban que se habia suicidado se le iba
peligrosa, a prision perpetua. a practicar la autopsia. Nos pusimos a llorar como si se nos hubiera
Después supimos que habian vuelto a colocar a los muertos en muerto de nuevo nuestra madre v mirábamos 1.-' mirábamos el
sus nichos, en la propiedad de doña Matilde; menos a don periodico sin lograr convencernos de que era cierto lo que estaba
Octaviano, al cual sus hijas se llevaron a otra tumba. A los escrito. Despues de tantas cosas como le habian hecho, no creyeron
esqueletos que encontraron en el huerto 3' que inventaron que eran que hubiera muerto de muerte natural, que la mataron con sus
los de tin tio jr una tia de doña Matilde que vivieron con ella v que crueles calumnias. .›'tsi sort algunas gentes, especialmente la policia v
de la noche a la mañana habian desaparecido sin que nunca nadie los jueces. Y para salirse con la suya afirmaron que se ettvenetto con
diera razon de ellos, los pusieron en la bóveda de don Octaviano. arsénico, igual que como habia matado a sus victinias, solo que ella
que estaba desocupatla. torno la dosis de una ver. .aseguraban que escondía el veneno
dentro dc un medallún con el retrato dc sus padres que siempre
Un día logramos verla. A traves de las rejas de fierro ni siquiera llevaba puesto. Y como nadie salio cn defensa de doña Matilde asi se
pudimos abrazarnos. Se habia consumido por completo. Aparte de quedaron las cosas.
sus setenta v cinco años y de su delicado fisico, aquella pena tan Después de muchos trámites 'tr súplicas nos dejaron asistir a su
terrible la había deshecho. El mal trato. las incomodidades de la entierro. Solo fuimos nosotros dos de particulares Y varios agentes
prision. las groserias v las inhumanas calumnias que tuvo que de la policia v los sepultureros. Parece ser que accedieron, segun
soportar, habían sido demasiado para una señora de su condicion supimos, porque ella pidio, en una carta, que cuando muriera les
social v de su refinada educacion. Estuvimos con ella todo el rato fuera permitido al maestro de música Francisco Escobar y a su
que nos permitieron, tomados de sus manos por entre las rejas. digna esposa, amigos suyos muy dilectos, acompañarla a su sepelio.
Pancho 1,' vo no podiamos contener el llanto, ella solo se enjugaba Tambien fue, ahora que me acuerdo, un sacerdote que no se
una lágrima de ver en cuando, vo pienso que su educacion le causaba de echar agua bendita hacia todos lados gr a cada rato. y que
impedía llorar a lagrima viva en tin lugar como la cárcel, pero nos parecia muy nervioso. La enterraron, conforme a sus deseos, junto
decía palabras ticrnas v afectuosas: que nuestro recuerdo v cariño la con sus padres, por los que habia tenido verdadera adoración.
acompañaban siempre, que no la olvidáramos. Entonces nos dijeron Dentro de la caja de doña Matilde pusieron dos pequeños cofres con
que ya teniamos que irnos porque habia terminado la visita. Nos las cenizas de los señores. Pancho v vo le llevamos sus claveles
quedamos mirándola hasta que desaparecio tras la puerta de Fierro. blancos jr lloramos sin parar durante el entierro, 1,' despues, siempre
Ésta Fue la última ve:-'_ que vimos a doña Matilde, porque a los que nos acordábamos de ella y de su triste historia. Nos consolaba
pocos dias de nuestra visita murio repentinamente. lina mañana un poco verle los ojos a Filidor, porque era como estar viendo los
nos estábamos desavunando cuando llego don Roberto el boticario ojos de doña Matilde.

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gusto, un buen hombre de verdad, tan serio j' trabajador, nunca


andaba con amigos ni en parrandas, siempre de su casa a su trabajo,
tenia suerte Rosa: un marido como Santiago, sus hijos, una casita,
Tina Reyes
viéndolo bien era mucho tener, en cambio ella... Tina suspiro 1,'
nim-'io la cabeza tratando de desviar el rumbo de sus pensamientos.
No queria pensar en ella misma, ni en su vida, le hacia daño jf
siempre terminaba triste. Era demasiado doloroso vivir sola, sin
tener a quién hacerle falta; sin más que un cuarto en el tercer piso de
un edificio oscuro 5-' sucio. un cuarto tan estrecho donde apenas le
cabian sus cosas: la cama de lalon descoiorido por los años que una
Tina Reyes se despidio de sus compañeras de trabajo, con quienes vez habia ereido de oro, ia mesa donde comia 3' planehaba, la
habia caminado varias cuadras, j- subio al camion que la dejaba maquina de coser que le dejo su madre j' aquel viejo ropero que no
cerca de la casa de Rosa. Tuvo suerte de encontrar, a esa hora, un se habia atrevido a vender porque hubiera sido corno vender todos
asiento j-' se acomodo junto ala ventanilla. Estaba tan cansada como sus recuerdos: habia guardado los trajes de su padre jf de su madre,
todos los tines de semana, "menos mal que mañana es sabado". los de ella, algunos ahorros, retratos de familia, tantas cosas... Ahi
Medio dia de trabajo solamente, pero luego el domingo, jf ella no envejeceria en es-e triste cuarto. tan triste como ella misma, como
soportaba aquellos domingos: misa de 11:30, nieve de vainilla j' esa desesperanza que le iba aumentando dia tras dia; todo seria
chocolate, cine de segunda con programa doble, sala repleta de diferente si vivieran sus padres, pero ya eran tan viejos j' estaban tan
gente, de malos olores jf de humo; una torta j' una Coca-Cola a la enfermos... hubiera sido más duro verios sufrir años jf años, tal ve:-.
salida *ji quedaba terminado el domingo igual a otros cientos de era su destino haberse quedado sola en el mundo; ni siquiera podia
domingos anteriores jr a otros por venir; después el lunes jr el martes tener un gato o un perro en ese cuarto tan pequeño, el pobre
if toda la semana de trabajo completo sin tiempo para nada, ni canario que le regalo Rosa se habia muerto pronto, sin duda por
siquiera para pintarse las uñas. Esto pensaba mientras se veia el falta de aire j-' de sol. .. ¿como seria tener un departamento, como
barniz maltratado y comenzado a desc-aseararse. "Ojala jr Rosa este seria tener marido, hijos, un hombre que la abrazara jr le dijera
bien", la Semana anterior ia habia visto muy cansada, era natural "Tina" con voz cariñosa?, aunque tuviera que trabajar tanto corno
con tanto trabajo, eiia sola para todo el quehacer tj' atender a los Rosa, pero sabiendo que ai anochecer el llegaría; cenar juntos
niños jr a Santiago. Menos mal que Santiago era tan bueno con ella j' platicando de todas las cosas del día. de los niños, ver después la
le daba todo io que tenia, io único malo era que no contaba más que televisión jr, si no había, por lo menos oír un rato el radio, despues
con su trabajo jr que casi siempre andaban preocupados por dinero. dormir con ia cabeza apoyada en el hombro de él, ya no sentiría
pero como queria a Rosa, si no le daba comodidades no era por su tanto Frio por las noches, dormiria tranquila ojféndolo respirar, ver

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crecer a los niños, oirlos decir "mama Las lágrimas estaban a in1p rcsion-t`J. Tiene unos ojos mujr expresivos.
punto de salirsele pero al darse cuenta de que iba en un camion -Disculpe, señor -pudo, por fin, decir Tina-, pero yo no
lleno de gente logro sobreponerse jf solo una rodó por sus mejillas. acostumbro hablar con desconocidos.
.¿i.presuradarnente saco de su bolsa un espejito jf un pañuelo. Se seco - -Si usted me deja presentarme ya no seré un desconocido - -
los ojos jr se puso a mirar hacia afuera, muy apenada, temiendo que dijo el hombre-, ¿por qué no me da la oportunidad? ¿“r'erdad que
alguien se hubiera dado cuenta. El camion se detuvo en la esquina si vamos a ser amigos?
del Barba Azul que a la luz del dia resultaba aún más sordido Tina comenzo a caminar lo más aprisa que podia, deseando
pintado de anaranjado jr azul intenso. itpagado el anuncio de gas llegar cuanto antes a casa de su amiga jf ponerse a salvo de aquel
neon que ella miraba todas las noches. No cabía duda de que era un impertinente. Cruao una calle con el semáforo en rojo y tuvo que
barrio malo gr peligroso, corno Rosa siempre le decia, pero estaba correr para evitar que la atropellaran. Cuando gano la acera respiro
cerca de su trabajo jr el cuarto solo rentaba cien pesos, que era todo satisftrcha pensando que habia logrado burlar al tipo.
lo que ella podia pagar. Se estird la falda para cubrirse las rodillas -Si tuvieramos algún amigo común, nos presentaria (ahi estaba
que estaba enseñando 1,' volvio a pensar en aquellas noches cuando otra vez a su lado), pero mucho me temo que no tengamos ninguno.
el sueño se le iba jf pasaba las horas mirando el letrero luminoso del ¿No me podria dar la oportunidad?
Barba Azul que se encendia jr se apagaba, escuchando, todo el Tina no le contesto. Decidio que lo mejor seria no hablarle una
tiempo, hasta el amanecer aquella frenética música de locos. Veia palabra más, para que se cansara jr la dejara en paz.
salir infinidad de parejas cantando o riéndose a carcajadas, a veces -l.e aseguro que usted me ha simpatistado mucho -decia él,
se daban de golpes ahi en plena calle, gritándose los insultos más sin desanimarse por el silencio de Tina-, desde que la 'ri me
bajos, luego se reconciliaban jf se perdían, abrazados. por las calles impresionó.
oscuras, otras veces llegaba la patrulla 1,' cargaba con ellos, Ella Nunca le habia parecido tan lejos la casa de Rosa. ¿Y si Rosa no
siempre habia despreciado a aquellas mujeres fáciles jf perversas, su estuviera y encontrara la puerta cerrada? Siempre la esperaba los
risa se le quedaba en los oidos. tenia que taparse la cabeza con la viernes a esa hora. _.
almohada jr solloicaba de indignaei-on jf protesta hasta quedarse -Pero si es tan sencillo ser amigos -insistía él.
dormida... Se dio cuenta de que jra era su parada 1.' bajo del camion. ¡Que tal que Rosa se hubiera ido a ver al medico j' no regresara
'i-'io con gusto que todavia quedaba algo de luz jt que no se sentia aún! La semana pasada le habia dicho que no se sentia bien...
frío. Resultaba agradable caminar. -¿No me va a decir como se llama? -preguntaba el hombre.
-Perdone, señorita, ¿me permitiría que la acompañara? Llegó por fin a la casa de Rosa jr dio un suspiro de alivio cuando
Tina abrió enormemente los ojos jr se quedo casi paralizada por cerro la puerta tras de si. Se quedo unos minutos parada junto a la
la sorpresa. puerta hasta que escucho los pasos que se alejaban_ Rosa estaba
-Usted me ha simpatiaado. desde que subió al camion me planchando cuando aparecio Tina bastante excitada, con las mejillas

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encendidas sf jadeante por la carrera. Despues de beber un vaso de -lIa}›' días en que casi no nos vemos -se quejaba Rosa.
agua le contó a su amiga el incidente. con todos los detalles. Rosa rio -No sabes el gusto que me da esa noticia -dijo Tina ir penso
de buena gana 1.' quiso saber como era el tipo. que ya era hora que mejoraran de dinero, después de tantos años de
- -Ni siquiera le vi la cara - confeso Tina. vivir tan apretados.
Rosa siguió. un buen rato, haciendo comentarios )f bromeando Otra buena noticia era que la cajera de la Fábrica, donde
con Tina sobre lo sucedido. De pronto se le quedo mirando con trabajaba Santiago, se iba a casar 3,' dejaria libre el puesto.
cierta malicia: -Santiago cree que te lo puede conseguir. ¿No te parece que
-Estas en tu dia. no cabe duda -decia muerta de risa-. sería estupendo? -pregunto Rosa.
realmente te queda tnuy bien ese sueter azul. Tina se alegró mucho con esta noticia, porque ella siempre li-abia
Tina protestó diciendo que no era lo que Rosa pensaba pero se atnbieionado ese empleo. l-'ero también no dejo de sentirse mal al
fue acercando, como sin querer. hasta un ropero con espejo 1,- se pensar que si obtenía el puesto de cajera era porque esta lo dejaba
contempló en él. primero, con cierta timidez y temor de que Rosa se para casarse. Todo mundo tenia la posibilidad de casarse, miles de
diera cuenta de que se estaba mirando. despues, con cuidado if muchachas se casaban todos los dias menos ella. Pero Rosa no le dio
atencion. Sus manos se deslizaron sobre los senos y se apoyaron en mas tiempo de seguir pensando en su mala suerte porque comenzo
la cintura estrecha. No estaba mal. para ser sincera consigo misma a platicar de otras cosas. (Quando preparaban la cena, Tina se
tuvo que admitir que estaba bastante bien, pero que pena, que mala sorprendio haciendo planes: seguramente iba a ganar inás dinero.
suerte que ese cuerpo, tan bien hecho, se rnarchitara a la sombra de podria entonces retirar un pequeño departamento cerca de Rosa sf
la soledad, sin conocer ni una caricia. ni un goce. No pudo menos Santiago. Qué maravilla dejar para siempre ese horrible cuarto 1,' no
de lamentarse. volver a mirar el Barba Azul, ese antro sordido que tanto le
-Ya está bien, ya no te mires tanto -decia Rosa. impresionaba 1,' que ella despreeiaba con toda su alma; un trabajo
Tina se ruborizo y fue a sentarse en una meeedora. Tenía todo el diferente donde no habría que cumplir una tarea obligada como en
aire de niña sorprendida en una travesura. Cornerizú a meeerse 3- a la fabrica de sueleres donde tenía que hacer eien mangas o cien
sonreir eomplaeitla. ¡Qué bien se sentia siempre que veia a Rosa! cuellos sin que le quedara tiempo ni para respirar...
Platicando con ella se le iban las horas y se olvidaba de sus tristezas. Mientras cenaban comento Rosa que no tardaba en comenzar el
Cúrno le gustaria verla a diario. como antes cuando eran vecinas y frio if los muchachos ya no tenian nada decente que ponerse. Le
Rosa aun no se casaba 1,' ella 1.fi1.'ia con sus padres. _. pregunto a Tina si ella podia conseguirle. en la fábrica, algunos
Era casi seguro que le dieran un aumento a Santiago. contaba suéteres a buen precio. Tina aseguro que si. diciendo que a las
Rosa, con eso ya no tendria que trabajar horas extras por las noches. empleadas les hacian bastante descuento. Se pusieron entonces a
Estaban rnuy contentos. Aparte de que significaba un poco más de tomarles medidas a los chicos Y a elegir los colores mas
dinero que les solucionaria algunas cosas, se podrían ver más. convenientes. A los chama-:os les entusiasmo mucho saber que

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tendrian un suoter nuevo 1,' escogieron unos colores sobre los cuales podido tratar en otra circunstancia... “l'vIira, lina, tc presento a X.
Rosa no estuvo de acuerdo. Ella siempre les compraba la ropa es mi mejor amigo... X dice que está muv interesado en ti. si vieras
pensando en que les sirviera bastante jr no se vieran tan pavos. qué buen muchacho es... dice X que cuando le aumenten el sueldo
Les costo mucho trabajo acostar a los niños v una vez que lo te pedirá que te cases con él, te aseguro que te sacas la loteria. hav
lograron recogieron la mesa v se sentaron a platicar un rato más: pocos muchachos asi..."" Ftlguien pregunto por una parada 'jr el
Rosa oía por radio una novela. dos veces por semana; era una cobrador contestó que era la proxima. Tina se dio cuenta. entonces.
historia niuv bonita v muy interesante, lo único que le molestaba era de que había tomado otro camion. En su prisa por subirse no se
que a veces no la podia escuchar, pero como siempre. al comen-zar el habia cerciorado que no era el suyo. La sangre le golpeo las sienes v
programa daban un pequeño resumen de los capitulos anteriores se las piernas se le aflojaron. lvluy trastornada por lo que le estaba
podia seguir la historia, que lo conrnovía a uno de veras jf muchas ocurriendo bajo del camion.
veces lo hacía llorar; hasta a ella, que casi nunca lloraba, se le salian -La estuve esperando -dijo ol-1 tuve la coraeonada de que
las lagrimas oyendo Anitrt de i'rIoritemai'. Tina también habia volveria a salir.
escuchado un capitulo de esa historia, un dia que el encargado del Tina miraba hacia todos lados tratando de orientarse v ver
taller tuvo que salir v dejo el radio. Él siempre lo ponia en los donde podia tomar algún camion que la llevara hasta su casa.
programas de beisbol o en cosas que ella no entendía. pero ni modo. -Ya ve, es el destino -dijo él complacido.
Como va eran pasadas las nueve de la noche v no estaba Aquellas palabras fueron como un rafjfo que de pronto hubiera
Santiago para que la acompañara a tomar el camion. Tina decidio caido sobre ella. Sintio que habia entrado en un callejon sin salida jf
irse antes de que se hiciera más tarde. Al llegar a la esquina tuvo la su mente empezo a girar como un trompo acelerado. Recorclo de
segunda sorpresa de ese dia: ahí estaba el hombre que la habia golpe todas las historias que habia leido en los periodicos: asi
seguido en la tarde. No le habia visto la cara pero recordaba el color empezaban todas, siempre era lo mismo, igual le sucedio a aquella
del traje y la estatura. Penso devolverse a casa de Rosa pero como en pobre muchacha. se llamaba Celia, no hacia mucho tietnpo que lo
ese preciso momento vio llegar su camion lo abordo sin mas habia leido, lo recordaba muy bien... Se deuwo en la esquina sin
vacilacion. Crcyo que el hombre no habia tenido tiempo de subir jr saber quo hacer ni hacia donde ir. No se veia por ningún lado una
comenzo a tranquilizarse. El camion diu un brusco viraje v 'fina parada de camion. Enfrente habia una neveria mujr concurrida, se le
estuvo a punto de caer. Alguien la sostuvo oportunamente. Cuando ocurrio preguntar ahi. Entonces dijo el hombre:
iba a agradecer la atencion vio con espanto que era el niismo -La invito a tomar un refresco, ¿acepta?
hombre jr se trago las palabras que iba a decir. El solamente sonrió. Ella supo que ya era demasiado tarde para pretender escapar.
Entonces le vio la cara: “Es bastante joven v nada desagradable". nadie lograba nunca huir de su destino. Podia intentar mil cosas tj'
Más bien le parecio atractivo tj' casi deseo que, en ver de ser un todo seria inútil. A veces, el destino se presentaba de pronto como la
desconocido, fuera un amigo de Santiago 1,' de Rosa que ella hubiera misma muerte que un dia llega v va no hay nada que hacer. Solo le

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195-19? 384
a Sahr Cuentos re-unldos - Da ila +imp-aro

quedaba resignarse a su triste tin. Convencida de tal fatalidad se despertó...


dejo conducir docilmente. El muchacho insistia en saber mas cosas acerca de ella: de su
Se sentaron en la única mesa que estaba desocupada jf él pidió familia. con quién vivia. que le gustaba hacer, a donde
dos (loca-Colas. Había mucha gente jr mucho ruido, voces. acostumbraba ir... Tina empezo a eachumar a sus muertos jr a
carcajadas, la sinfonola puesta a todo volumen. Tina estaba inventar bermanas 'jr hermanos. No podia decirle que vivia sola. jf
co mpletamente aturdida 1.' muy asustada. que no tenia a nadie que la protegiera jr la salv-ara. Si él se enteraba
-.-*tún no sé Ciftnio se llanta -dijo él-, yo nte llamo juan era capaz de entrar a su cuarto 1.-' aiii mismo... a una pobre
Arroyo. muchachita la habían ahogado con sus propias almohadas, en su
-Cristina Re',-'es -dijo Tina, jr al momento se reproehó por no propia casa. después de... "¡qué cosa mas horriblel", jr un agua
haber dado otro nombre, pero ¿qué importaba después de todo? helada le caía por la espalda, produeiéndole escalofríos.
-Cristina. Tina, muy bonito nombre, me gusta -aseguro Él estaba contando que trabajaba en una imprenta, eso no era,
sonriendo el rnuehaeho. desde luego, lo que él queria pero como los trabajos estaban escasos
Al sonreir se le iluminaron los ojos. Tenia unos ojos negros algo jf dificiles de conseguir, habia que conformarse. Tenia un año de
rasgados. “No cabe duda de que tiene bonito mirar". no pudo haber llegado de Ciudad juárez donde radicaba toda su familia. Se
menos que pensar Tina. La mesera llegó con los refrescos. Mientras habia arriesgado a salir de alli pensando que en la capital se
el los servia ella observaba detenidamente las botellas jf el liquido. presentaban más oportunidades. Estaba viviendo en la casa de unos
Fstaba mujf bien enterada, por los periodicos, de que ponian drogas parientes lejanos a donde sólo iba a dormir, jr no dejaba de extrañar
en las bebidas, jr como habían llevado los refrescos destapados era bastante su casa jr su Familia... Tina lo escuchaba sabiendo de
muytacil... antemano que todo lo que dijera o pudiera decir era falso. Una
-Platiqueme de usted Tina, ¿que hace? -preguntaba el leccion aprendida de memoria jf practicada muchas veces, sabe Dios
muchacho mostrando un interés que ella sabía completamente cuántas. Todos los tipos como él actuaban de igual manera.
falso. Aparenlaban no romper un solo plato y engañaban hasta el ultimo
'lina comenzo a eontar, con gran dilieultad. que trabajaba en momento en que se desenmascaraban con el mayor cinismo. Ella no
una fabrica de sueteres. Repetia sin querer las palabras ijf el miedo le merecia tener un tin tan eruel. ya le eran bastantes duros la soledad
habia secado la garganta. Bebiú un poco de Coca-Cola, solamente jf la pobreza para recibir un castigo más. Comenzó a sufrir
un traguito. lo necesario para bumedecerse la boca 1,' darse cuenta. al intensamente j-' tuvo enormes deseos de echarse a llorar. 1,' se
mismo tiempo. si tenia algún sabor raro, pero no noto nada extraño preguntaba con desesperación jr sin respuesta qué cosa habia hecho.
en el refresco 'j' se tranc|uilir,o. .-'ltunque a lo mejor le ponian alguna por que o de que iba a ser castigada.
cosa que no daba sabor. A Celia le dieron algo en una bebida, jr la Habia tres parejas en la mesa de al lado. Tina vio, sin querer.
pobre no se enteró de nada sino hasta el dia siguiente que cuando una mujer de pelo rubio pintado le echaba los brazos al

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rr Salir Cuentos reunidos - Da ila Hmpar-:I

cuello al hombre que estaba junto a ella jr enirente de todo el mundo -Tendremos que tomar un libre -dijo él-, a esta hora ya no
comenzaba a besar]-o con el mayor descaro. Tina mir-o hay camiones.
inmediatamente a otra parte sintiendo que se habia ruborizado Eso era lo acostumbrado, lo que ella había leido en los
hasta los cabellos. Eran iguales a las que 1.-'eia salir del Barba Azul, no periodicos, siempre estaban en complicidad con el chofer de un taxi,
podia entenderlas ni disculparlas, ella era tan diferente, creia en el tal vez se proponía sacarla de la ciudad jr llevarla a uno de esos
amor, en las manos enlazadas, en las noches de luna, en las miradas lugares siniestros... asi le habia sucedido a aquella pobre de Celia. ._
y las palabras tiernas; durante mucho tiempo imagino como iba a Él sugirió que fueran hasta la esquina X, porque por alli siempre
ser su vestido blanco, conto estaria adornada la iglesia el dia de su pasaban libres, a cualquier hora. 'r' Tina seguia diciéndose que ahí
boda j' la nuisica que se tocarla... Experimento de pronto un miedo debia estar el tai-zi coniplice. Pero se dejo llevar, convencida, como
terrible. mortal, de las horas que seguirían, ¿adonde la iría a llevar?, estaba, de que ése era su destino y como tai tenia que curnplirse
¿como iria a empezar?, se preguntaba llena de angustia, acorralada aunque ella se rcsisticra. Y efectivamente no bien llegaron, el paro
en un callejon sin salida. un libre.
-¿Quiere otro refresco, Tina? -pregunto ol. Cuando cl muchacho le pregunto su direccion, ella se la dio sin
-i\`o, gracias -dijo ella. vacilar, segura de que la llevaria a otra muy distinta. Se acomodo en
-De veras, con toda confianza -insistió el. el asiento, arrinconandose 1,' bastante encogida, lo observo de reojo:
Rehuso nuevamente pero luego penso que era conveniente el pobre creia engañarla, como si ella no se enterara de lo que estaba
hacer tiempo sentados en la neveria porque allí no podria pasarle ocurriendo. En varias ocasiones casi tuvo deseos de reirse, pero
nada. Rebieron otro refresco jf él siguio platicando 3; preguntando, cuando se daba cuenta de que el lìnal se iba acercando. sentía como
sacándole las palabras. Él conversaba con una voz suave jf bien si se soltara el sostén de la cuerda por donde caminaba, cayendo en
modulada, como si acariciara con ella. “Debe tener mucha práctica”. el vacio, precipitandose de golpe en lo oscuro.
y algo como un horrnigueo ardoroso le corría por todo el cuerpo -¡Que noche más bonita! -comento el niuchaclio acercándose
cada vez que pensaba: ¿corrio sería el comienzo?, si era de los que a Tina-. 'fo creo que es la compañia la que me hace ver asi la
golpcaban a las muchachas brutalmente, o tal ver sin más noche. No hace nada dc frío. ¿Ya vio que luna tan grande? -gr tomo
explicacion se avalanraria sobre ella j' le arrancaria las ropas, la mano de Tina entre las suyas,
también habia algunos que primero asesinaban jr despues... Sintio La rnano de Tina estaba fria jr hfttneda, las del muchacho
mucho calor, saco su pañuelo jf se abanico con él, luego se enjugo la calientes jf secas. Tina miraba hacia afuera, hacia arriba,
frente. preguntándose si volveria a ver otra noche, otra luna como ésa, si
El le pregunto si estaba indispuesta jf Tina apenas pudo quedaria con vida, aunque despues de todo era casi lo mismo, si él
contestarle que no, que hacia mucho calor ahi dentro. Entonces el no la mataba, ella no podria vivir después de lo sucedido. ls-'loriria de
muchacho pago la cuenta jr salieron de la nevería. vergüenza sin poder alzar janrás la cara, de seguro que saldría en los
rr Salir Cuentos reunidos- Ea iia »fi.|np-aro

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periodicos, como tantas otras muchachas que corrieron la misma con quien salir, ni con quien platicar. jr decia mas cosas que lina
suerte. como ver entonces a Rosa j' a Santiago. como besar a los apenas escuchaba porque sus pensanlientos desencadenados la
niños... aturdían. El momento estaba cerca jr era presa del terror. Ni siquiera
- -Hacía mucho tiempo que no me sentia tan contento. Usted le contaba con la posibilidad de pedir auxilio v escapar. Todo le
da un parecido a una muchacha de Ciudad Iuárez, fuimos novios. avergonmha: ¿qué pensarian de ella?, tal vez que se lo habia
yo la quise mucho y siempre me acuerdo de ella. Tuve mala suerte. buscado. al lo mejor creían que era "una de tantas”, jr la trataban
no la dejaron casarse conmigo 1,' terminamos. Después se caso con como a ellas... que terribles debian ser las delegaciones, la policia,
otro que se la llevo de ahi v no la he vuelto a ver. las preguntas interminables v bocliornosas, ¿qué diria él?, los careos,
Ella se di_io que era natural que los padres se liubieran opuesto, los dos frente a frente llenos de odio, ella como blanco de todas las
de seguro que era una buena rnucliaclia y el la habia. .. miradas, los fotógrafos acosándola, la revisión rnédien, ella
-Me gustan mucho sus ojos porque son tan grandes 1,- tan Completamente desnuda en una mesa fria, sujeta de las muñecas y
bonitos como los de ella -decia el muchacho apretándole la mano. los tobillos jr todos como buitres sobre ella. manos, ojos. en ella,
Tina experimento algo extraño ¬jf desconocido que la iba adentro. afuera, por todas partes, j' ella desnuda ante cien ojos que
invadiendo. se dio cuenta de pronto que el muchacho le habia la devoraban. jamas, jamás. era preferible sufrir ella sola lo que
cogido la n1ano jr se la apretaba. la jaló muy avergonzada 'y molesta fuera, en silencio, sin que nadie mas lo supiera...
consigo misma por aquel descuido imperdonable. Trato de El auto se detuvo. F.l muchacho pago 'jr bajaron.
consolarse pensando que ella no tenia la culpa de todo lo que le Habia llegado el momento 1; toda ella giraba arrastrada por un
estaba ocurriendo; en ningún momento le habia dado lugar, se enorme remolino de pensamientos e imágenes que se agolpahan j'
porto tan seria como siempre. era la fatalidad, solo eso, ella era la se empalmaban j' se sucedían unas a otras con la rapidez de una
victima de un destino implacable. pero ¿como iria ri empezar? Se vio cinta cinematográñca desenrollada de prurito vertiginosamente.
despejada de sus ropas, en un cuarto sordido, a su merced j' él -¿Es aqui donde vive, Tina? -pregunto él.
av-enirando, avaneando hacia ella... La ola cálida de la vergtienza la Tina Ievaruo los ojos, que tenía clavados en el suelo, gr miró el
iba envolviendo jf al mismo tiempo el frio de la tlesnuclez la hizo editìcio donde vivia: pero que no era, porque no podia ser, porque el
estremecer v arrinconarse más en el asiento del automovil como si la habia llevado a otra parte. j' eran sus ojos los que la engañaban,
fuera un animal agazrapado. los que la hacían ver lo que no era verdad, su cuarto en el tercer piso
Él seguía hablando de la impresión que le habia causado volver a de un edificio miserable, adonde ella hubiera querido llegar como
encontrar los mismos ojos. En un momento, cuando ella subio al cualquier otra noche. lo que ella queria que fuera, pero que no era...
camion. él creyó que se trataba de su antigua novia. Pero resulto - -¿Me permite que la vaya a esperar mañana a su trabajo? -
mejor asi, estaba muy contento de conocer a Tina, de haberla decia el muchacho.
encontrado. cuando se sentia tan solo j' aburrido. sin tener a nadie Pero Tina ya no lo oiria más.

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ti Salir Cuentos reunidos - Da ila +iinj:-aro

Ella habia cruzado el umbral de su destino habia tra:-:puesto la


puerta de un sordido cuarto de hotel v se precipitaba corriendo calle
abajo en frenética carrera desesperada chocando con las gentes
El entierro
tropezando con todos como cuerpos a solas a oscuras que se
encuentran se entrecruzan se juntan se separan se vuelven a juntar
jadeantes vora-:es insaciabtes poseyendo ji' poseídos bajando 1,'
subiendo cabalgando en carrera ciega hasta el final con un desplome
un caer de golpe eii la nada fuera del tiempo v del espacio.
A ,lirlio jr Aiiroru Cortrzizrir

Volvió en si en un hospital, en un cuarto pequeño donde todo era


blanco jf escrupulosamente limpio, entre tanques de oxigeno jr
frascos de suero, sin poder moverse ni hablar, sin permiso de recibir
visitas. Con la conciencia vino también la desesperacion de
encontrarse hospitalizado v de una manera tan estricta. Todos sus
l.I`l[ÉI'lÍÚ$ Clfl CÚII1ll.11l.Ctl.I'SÉ CÚI1 Slil Úfifllflü, de "-'CI' H SU Sfififflliåfla.

íiieron inutiles. Los medicos v las enfermeras le suplícaban a cada


instante que descansara 1.-' se olvidara, por un tiempo, de todas las
cosas, que no se preocupara por nada. “Sii salud es lo primero.
descanse usted, reposc, repose, trate de dormir, de no pensar..."
Pero ¿como dejar de pensar en su oficina abandonada de pronto sin
instrucciones, sin direccion? ¿(Íc':in1o no preocuparse por sus
negocios j' todos los asuntos que estaban pendientes? Tantas cosas
que había dejado para resolver al dia siguiente. Y la pobre Raquel
sin saber nada... Su mujer 3; sus hijos eran acompañantes mudos. Se
turnaban a su cabecera pero tampoco lo dejaban hablar ni moverse.
“Todo esta bien eii la oficina, no te preocupes, descansa tranquilo.”
El cerraba los ojos jf fingía dormir, deba ordenes mentalmente a su
secretaría, repasaba todos sus asuntos, se clesesperaba. Por primera
vea en la vida sentia maniatado, dependiendo solo de la voluntad

204-zas sai ° °
a Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.|np-aro

de otros, sin poder rebelarsc porque sabía que era inútil intentarlo. usted..." 'tt' asi era siempre. Nunca penso que le llegara a pasar una
Se preguntaba también como habrian tomado sus amigos la noticia cosa semejante, el que siempre habia sido un hombre tan sano v tan
de su enfermeclad, cuáles habrían sido los comentarios. Ft veces, un lleno de actividad. Que tuviera de pronto que interrumpir el ritmo
poco adorinecido a Fuerza de pensar v pensar, identificaba el sonido de su vida 1.-' encontrarse clavado en un sillon de descanso. alli en su
del oxigeno con el de su grabadora, sf sentia entonces que estaba en casa, a donde desde algunos años atrás no iha sino a dormir, casi
la oficina dictando como acostumbraba hacerlo, al llegar por las siempre en plena niaclrugada; a comer de vez en cuando [los
mañanas; dictaba largamente hasta que, de pronto v sin tocar la cumpleaños de sus hijos y algunos domingos que pasaba con ellos).
puerta, entraba su secretaria con una enornte jeringa de inyecciones En la actualidad sólo hablaba con su mujer lo más indispensable.
y lo picaba cruelniente; abría entonces los ojos 1,' se encontraba de cosas referentes a los muchachos que era necesario discutir o
nuevo alll, en su cuarto del hospital. resolver de corntin acuerdo, o cuando tenían algun compromiso
Todo habia ernpeicado de una manera tan sencilla que no le dio social, de asistir a una liesta o de recibir en su casa. lil alejamiento
importancia. Aquel dolorcillo tan persistente en el brazo derecho, lo habia surgido a los pocos años de matrimonio. Él no podia atarsc a
habia atribuido a una simple reuma ocasionada por la constante una sola mujer, era demasiado inquieto, tal vez demasiado
humedad del ambiente, a la vida sedentaria, tal vez abusos en la insatisfecho. Ella no lo habia comprendido. Reproches, escenas
bebida... tal vez. De pronto sintió que algo por dentro se le rompía. desagradables, caras largas... hasta que al tin acabo por
o se abria, que estallaba. 'ji un dolor mortal. rojo, como una desentenderse totalmente de ella v hacer su vida como mejor le
puñalada de fuego -que lo atravesaba; después la caida, sin gritos. cornplacia. No hubo divorcio; su mujer no adtnitia esas soluciones
cayendo cada vez mas hondo, cada vez más negro. más hondo 3; más anticatolicas. jr se concretaron solo a ser padres para los hijos v a
negro, sin tin, sin aire, en las garras de la asfixia muda. cumplir con las apariencias. Habia llegado a serle tan extraña que va
Despues de algun tiempo, casi un ines, le permitieron irse a su no sabia que platicarle ni qué decirle. .fihora ella lo atendía con
casa, a pasar parte del día en un sillon de descanso 3; parte recostado marcada solicitud, que el no llegaba a entender si era todavía un
en la cama. Dias eternos sin hacer nada, leyendo solo el periodico, 1,- poco de afecto, sentido del deber, o tal vez lástima de verlo tan
eso despues de una gran insistencia de su parte. Contando las horas, enfermo. Como inem, se encontraba bastante incomodo ante ella,
los minutos, esperando que se fuera la mañana jf viniera la tarde. no porque sintiera rernordimierilos de ninguna especie (nunca
despues la noche, otro dia, otro, 1,' asi... Aguardando con verdadera habia tenido rernordimient-os en la vidal, solo su propio yo tenia
ansiedad que fuera algún amigo a platicar un rato. Casi a diario les validez., los otros funcionaban en relacion con su deseo.
preguntaba a los médicos con marcada impaciencia, cuándo estaria Pocos amigos lo visitaban. Los más intimos: “¿cò1no te sientes?",
bien, cuando podria reanudar su vida ordinaria. “l."a1nos bien. "¿c|ué tal va ese animoï", “hov te ves muy bien", “hav que darse
espere un poco mas.” "Tenga calma, esas cosas son niuy serias v no valor, animarse", "pronto estarás bien", "tienes muy buen
se pueden arreglar tan rápidamente como uno quisiera. Ajrúdeiios semblante, no pareces enfermo” [entonces sentia unos deseos

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incontrolables di: gritar que no estaba enfermo del semblante, que preocupacion que asomaba a los rostros de su mujer y de sus hijos;
como podian ser tan imbéciles), pero se contenía; lo decian su solicitud exagerada al no querer va casi dejarlo solo, sus miradas
seguramente de buena fe, además no era justo portarse grosero con llenas de ternura. _. Desde algunos dias atrás su mujer dejaba abierta
quienes iban a platicar un rato con él 'jr a distraerlo un poco. Esos la puerta de la recamara, contigua a la de él, jr varias veces durante la
momentos con sus amigos v los ratos que pasaba con sus hijos noche le daba vueltas con el pretexto de ver si necesitaba algo. Una
cuando no iban a clases, eran su unica distracción. noche que no dormia la ojifo sollozar. bio tuvo más dudas entonces.
Todos los días aguardaba el momento en que su mujer se metia ni abrigo más esperaiizas. l.o entendió todo de golpe, no tenia
bajo la regadera. entonces descolgaba el telefono v en voz. muy baja remedio v el tin era tal vea cercaiio. Experiniento otro
le hablaba a Raquel. A veces ella le contestaba al primer tiinbraao; desgarramieiito, mas hondo aún que el del ataque. El dolor siii
otras tardaba; otras no contestaba; él imaginaba entonces cosas que lírnìte ni esperanza de quien conoce de pronto su sentencia jr no
lo torturaban terriblemente: la veia en la cama, en completo puede esperar ya nada sino la muerte; de quien tiene que dejarlo
abandono, acompañada todavia, sin oir siquiera el timbre del todo cuando menos lo pensaba, cuando todo estaba organiicado
telefono, sin acordarse va de el, de todas sus promesas... En esos para la vida, para el bienestar fisico v economico; cuando habia
momentos queria aventar el teléfono jr las mantas que le calentaban logrado cimentar una envidiable situacion; cuando tenia tres
las piernas, jr correr, llegar pronto, sorprenderla (todas eran iguales. muchachos inteligentes jf hermosos a punto de convertirse en
mentirosas, falsas, traidoras, "el muerto al hoyo tj' el vivo al pollo", hombres', cuando habia encontrado una chica como Raquel. La
miserables, vendidas, cinicas, poca cosa, pero de él no se hurlaria. la muerte no estuvo nunca en sus planes ni en su pensainiento_ Ni aun
pondría en su lugar, la botaría a la calle, a donde debia estar. la cuando moria algún amigo o algún Familiar pensaba en su propia
enseñaria a que aprendiera a coiriportarse, a ser decente, se buscaría desaparicioii; Se sentia lleno -:le vida 1,' de energías. ¡Tenia tantos
otra nuichaclia niejor jr se la pondria enfrente, ya veria la tal Raquel. proyectos, tantos negocios planeados, queria tantas cosas! Deseo
ya veri'a...]i. Palido conto un iniierto y todo tembloroso, pedia a ardienteinente, con toda sii alma, encontrarse en otro día. sentado
gritos tin poco de agua y la pastilla calmante. Otro día ella frente a su escritorio dictando eri la grabadora, corriendo de aqui
contestaba el telefono rapidamente y todo se le olvidaba. para allti, corriendo siempre para ganarle tiempo al tiempo. ¡Que
Los dias seguían pasando sin ninguna mejoria. “Debe usted todo hubiera sido una horrible pesadilla! Pero lo más cruel era que
tener paciencia, esta es una cosa lenta, va se lo hemos dicho, espere no podia engañarse a si mismo. Habia ido observando dia a dia que
un poco nias." Pero él empezo a observar cosas bastante evidentes: su cuerpo le respondía cada vez menos, que la fatiga comenzaba a
las medicinas que disminuian o se tornaban en simples calmantes; ser agobiante, la respiración más agitada.
pocas radiografías, menos electrocardiograinas; las visitas de los Aquel descubrimiento lo hundió en una profunda depresion.
médicos cada vea más cortas jf sin comentarios; el permiso para ver Asi paso varios dias. sin hablar, sin querer saber de sus negocios, sin
a su secretaria v tratar con ella los asuntos más urgentes; la notable importarle nada. Después, 3; casi sin darse cuenta, enipezo. de taiito

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a Salir Cuentos reunidos- Ea iia »fi.|np-aro

pensar v pensar en la muerte, a fanailiariaarse con ella, a adaptarse a palabra, que cerraba un negocio v pasaba inmediatamente a otro, no
la idea. Hubo veces en que casi se sintió afortunado por conocer su soportaba a aquellos tipos que volvían al principio del asunto.
proximo tin v no que le hubiera pasado como a esas pobres gentes hacian mil observaciones, establecían cláusulas. imponían mil
que se mueren de pronto v no dan tiempo ni a decirles “Iesús te condiciones, ¡vaya que eran latososl... Mejor seria pensar en otro
a¬_t=ude"; los que se mueren cuando estan durmiendo v pasan de un cementerio. Se acordó entonces del Iardin, alli donde estaba
sueño a otro sueño. dejándolo todo sin arreglar. Era preiì-rihie enterrada su tia Matilde. No cabía duda de que era el más bonito:
saberlo v preparar por si mismo las cosas: hacer su testamento fuera de la ciudad, en la montaña. lleno de luz, de aire, de sol (por
correctamente. v también ¿por qué noi' dejar las disposiciones para cierto que no supo nunca como habia quedado ei monumento de su
el entierro. Quería ser enterrado, en primer lugar, como lo merecia tia; no tenia tiempo para ocuparse de esas cosas. no por falta de
el hombre que trabajo toda la vida hasta lograr una respetable voluntad. ¡ciaro!; su mujer le conto que lo habian dejado bastante
posicion economica 1.- social y, en segundo termino, a su gusto 3- no bien). Alli también estaba Pepe Antúnez, ¡tan buen amigo, 3,- que
a gusto 1; oonveniencias de los demas. “Ya todo es igual, para que bueno era para la eopal, nunca se doblaba, aguantaba hasta el final.
tanta ostentaciún, son vanidades que ya no tienen sentido", eso Ya cuando estaba alegre, le gustaba oir canciones de 'Liutv Cárdenas,
solian opinar siempre los familiares de los muertos. Pero para quien v por mas que le dijeron que dejara la copa nunca hizo caso. “Si no
lo dejaba todo. si tenia sentido que las dos o tres cosas últimas que fuera por éstas -decia levantando la copa- y una o dos cosas inás.
se llevaba fueran de su gusto. Enipeao por pensar cuál seria el ¡que aburrida seria la vidal" Y se murio de eso. Él tampoco habia
cementerio conveniente. FI] Inglés tenia fama de ser el mas sido malo para la copa: unos cuantos sv'hisk}=s para hacer apetito.
distinguido 3; por lo tanto debia ser el más costoso. Alli fue a una botella de vino en la comida, después algún coñac o una crema
enterrar a dos amigos 1; no lo encontró mal ni rleprimente; parecia y, si no hubiera sido porque tenia demasiados negocios v le quedaba
más bien un parque, con muchas estatuas y prados inuy bien poco tiempo, a lo mejor habria acabado como el pobre Pepe...
cuidados. Sin embargo se respiraba alli una cierta frialdad Penso también en el Panteon Frances. "Tiene su categoria. no cabe
establecida: todo simetrico, ordenado, exacto como la mentalidad duda, pero es el que más parece un cementerio, lan austero, tan
de los ingleses y, para ser sincero consigo mismo, nunca le habian depresivo. lis extraño que sea asi. pues los franceses siempre
sirnpatizado los ingleses con su eterna careta de serenidad, lan parecen tan llenos de vida y de alegria... sobre todo ellas... Renee,
nietúdicos, tan puntuales, tan llenos de puntos 1,' comas. Siempre le Dennise, Viviàne..." Y sonriú complacido, “¡guapas muchachas!"
costo mucho trabajo entenderlos las ocasiones en que tuvo negocios Cuando estaba por los cuarenta creia que tener una amante francesa
con ellos; eran minuciosos, detallistas 1_,' tan buenos financieros que era de muv buen tono y provocaba cierta envidia entre los amigos,
le producían profundo fastidio. Él, que era tan decidido en todas sus pues existe la creencia de que las francesas v las italianas conocen
cosas, que se jugaba los negocios muchas veces por pura todos los secretos v misterios de la alcoba. Después, con los años 'jr la
corazonada, que al tomar una decision habia dicho su última experiencia, llego a saber que el ardor 3,' la sabiduria eroticos no son

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a Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

un rasgo racial, sino exclusivamente personal. llabia tenido dos Despues tuvo que comprarle un automovil, porque perdia mucho
amantes francesas por aquel entonces. `lr"iviane no fue nada serio. A tiempo en ir v venir de la escuela, los camiones siempre iban llenos
Renée se la presentaron en un coctel de la embajada francesa: de gente sucia tj' de léperos que la asediaban con sus impertinencias;
- -Acabo de llegar... estoy muy desorientada... no se como a veces hasta necesitaba pedir ayuda. ¡jr claro que el no podia
empezar los estudios que he venido a hacer, usted sabe. un pais permitir esas cosas! Renée le había gustado mucho, era cierto, pero
desconocido... nunca se apasiona por ella. La relacion duro como un año. Después
-Lo que usted necesita es un padrino que la oriente, algo asi ella empezo a no dejarse ver tan seguido. "tengo que estudiar
COITICI Ull. ll.llÚI'..¬ mucho, reprobé una materia, v quiero presentarla a titulo de
La mirada con que ella acepto el ofrecimiento fue tan suficieitcia, un compañero me va a ayudar. . Cuando ella tenia que
signilìcativa, que el supo que podria aspirar a ser algo mas que tutor. estudiar, lo cual sucedía casi todas las noches, el pasaba a llevarle
Y asi íue, casi sin preambulos ni rodeos se habian entendido. Con la una caja de chocolates o algunos bocadillos; ella abria la puerta 1,'
misma naturalidad con que algunas mujeres toman un baño o se recibía el obsequio pero no le permitía entrar, “estando tú, no podré
cepillan los dientes, aquellas niñas iban a la cama. Le había puesto estudiar v tengo que pasar el examen", le daba un beso rapido v
un departamento chico pero agradable 1,' acogedor: una pequeña cerraba la puerta con un au revoir cliéri. Él se marchaba entonces un
estancia con cantina, una cocinita ff un baño. En la estancia habia poco fastidiado en busca de alg1.'m amigo para ver una variedad, o a
un cuuch forrado de terciopelo rojo que servia de asiento jr de cama. tomar algunas copas antes de irse a dormir a su casa... Aquel dia le
una mesa v dos libreros. Renée llevo solamente algunos libros, una llevo los chocolates como de costumbre. Se habia despedido. v va se
maquina de escribir jf sus objetos personales. Él le regalo un iba, cuando noto que llevaba desanudada la cinta de un zapato, se
toca-:liscos para que pudiera oir nnisica mientras estudiaba. Ella agacho para antarrársela, pegado casi a la puerta del departamento.
nunca cocinaba en el departamento, decia que no le quedaba tiempo Entonces escucho las risas de ellos 1,' algunos comentarios: “Ya nos
con tantas clases v se quejaba siempre de que comia mal, en trajeron nuestros cltocolates. ¡Pobre viejo tontol", decia el
cualquier sitio barato. Los hermanos estudiaban aún, el padre, un uiucltacito. Despues más risas, despues... ¡Lo que había sentido!
abogado ya viejo, litigaba poco. Por lo tanto de su casa lr: enviaban Torta la sangre se le subio de pronto a la cabeza, quiso tirar la puerta
una cantidad muy reducida para sus gastos. É.l no habia podido jf sorprenderlos, golpear, gritar; 1,' no estaba enamorado, era su
soportar que Renee viviera así v le regalo una tarjeta del Diners' orgullo, su vanidad por primera ve: ofendida. ¡Qué buena jugada le
Club para que comiera en buenos restaurantes. Al poco tiempo tuvo habia hecho la francesital Encendiú- un cigarrillo jr le dio varias
que cambiarla a otro departamento más grande jr, por supuesto, fumadas. No valia la pena, habia retlexionado de pronto, solo
más costoso. Ella se lamentaba continuamente de que el quedaria en ridiculo. o a lo mejor se le pasaba la mano ji' mataba al
departamento era demasiado reducido, de que se sentia asfntiar. de muchacho v ¿entonces?, ¡qué escándalo en los periodicos! Un
que los vecinos hacian mucho ruido v no la dejaban trabajar... hoinbre de su posición engañado por un estucliantillo, ¡daba risa!

- 1,- 212-213. 384


tu Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

Sus amigos se burlarian de el hasta el fin dc su vida. ya se lo impresion de que lo habian metido cn una caja que le quedaba
imaginaba. Adenias, toda la familia se enteraria. los clientes que lo chica. Pediría una carroza de las más elegantes sf caras para que las
juzgaban una persona tan seria jr honorable... No, de ninguna gentes que vieran pasar su entierro dijeran: debe haber sido alguna
manera se comprometería con un asumo de tal índole. Tomo el persona muy importante 1.' muy rica. En cuanto a la agencia
elevador *jr salio del edificio, estacion-ri su carro a cierta distancia j' funeraria donde seria velado no habia problema, Gayosso era la
espero iìunando cigarrillo tras cigarrillo. Queria saber a qué bora mejor de todas. Estas disposiciones irían incluidas en el testamento
salia el niucbacbo. para estar totalmente seguro. Espero hasta las que pensaba entregar a su ahogado jr que deberia ser abierto tan
siete de la mañana; lo vio salir arreglándose el cabello, bostezando. .. pronto el muriera para darle tiempo a la familia de cumplir sus
Después ella lo habia buscado muchas veces. Lo llamaba a su últimos deseos.
oficina, lo esperaba a la entrada, lo buscaba en los bares
aeostumbratlos. El permanecio inabordable; ya no le interesaba: Los dias empezaron a bacérsele cortos. A fueraa de pensar jr pensar
habia miles como ella. o mejores. Dennise no significó nada, se se le iban las horas sin sentir. Ya no sufría esperando las visitas de
acosto con ella dos o tres veces, y era mucho, pues todos sus amigos los amigos. por el contrario deseaba que no fueran a interrumpirlo
jr casi media ciudad. habian pasado solo una vez por su lecho; tenia ni que su secretaria llegara a informarlo o a consultarle cosas de sus
la cualidad de ser muy aburrida 1,' la obsesión de casarse con quien negocios. l.a familia comenzo a hacerse conjeturas al observar el
se dejara, además era larga jf flacucha, no tenia nada... cambio que habia experimentado después de tantos dias sumido en
Se decidio tinalmente por el Cementerio Iardin. quedaria cerca el abatimiento. Se le veia entusiasmado con lo que planeaba; sus
de su tía Matilde. Después de todo, ella fue como su segunda madre. ojos tenían otra ver. brillo. Permanecia callado, era cierto, pero
lo habia recogido cuando q_uedt'› huérfano jr le dio cariño jf ocupado en algo muy importante. Llegaron a pensar que estaria
proteccion. Ordenaria que le hicieran un monumento elegante 1,' madurando alguno de esos grandes negocios que solia realizar. Para
sobrio: una lápida de marmol con el nombre 1; la fecha. Compraría ellos este cambio fue un alivio, pues su depresion les hacia más dura
una propiedad para toda la familia; que pasaran alli a la tía Matilde 3,* la sentencia que se cernía sobre el.
a sus hermanos. Comprar una propiedad tenia sus ventajas: como Comenzó por escribir el testamento, las disposiciones para el
inversion era bastante buena, pues los terrenos suben de precio cnticrro las dejaria al final. ya que estaban totalmente plane-adas jr
siempre. aun los de los cementerios; aseguraba tambien que sus resueltas. La fortuna -fincas. acciones. dinero en efectivo- seria
hijos jr su mujer tuvieran donde ser enterrados; no sería nada dificil repartida por partes iguales entre su mujer 1,' sus tres hijos; su mujer
que acabaran con la herencia que iba a dejarles. ¡habia visto tantos quedaria como albacea hasta que los muchachos hubieran
casos de herencias cuantiosas dolo-rosamente dilapidadas! Su ataúd terminado sus carreras jr estuvieran en condiciones de iniciar un
seria metálico, bien resistente jr grande; no queria que le pasara lo trabajo. A Raquel le dejaria la casa que le habia puesto jr una
que a Pancho Rocha: cuando fue a su velorio tuvo la desagradable cantidad de dinero sulicienïe para que hiciera algún negocio. A su

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea lla rfi.|np-aro

hermana Sofia, algunas acciones de pctróleos; la pobre nunca estaba algún conocido. eso ya no era para el; pero ella insistió, insistió jr va
mujr holgada en cuestión de dinero. con tantos hijos jr con Emilio no pudo negarse. Recordaba aun el contacto de su cuerpo tan
que casi siempre terminaba mal en todos los negocios que generosamente dotado. su olor de mujer joven jr limpia, jr como si
emprendia. A su secretaria le daria la casa de la colonia del Valle: hubiera tenido un p-resentimiento, la habia estrecbaclo más.
habia sido tan paciente con él. tan fiel jr servicial, tenia casi quince Cuando la fue a dejar a su casa, no se quedo con ella; no se
años a su servicio... Su hermano Pascual no necesitaba nada, ya que sentia bien, tenia una extraña sensación de ansiedad, algo raro que
era tan rico como él. Pero su tía Carmen sí, aunque era cierto que le oprimia el pecho, lo sotocaba jr le diticultaba la respiracion;
nunca tuvo gran cariño por aquella vieja neurasténica que siempre apenas habia podido llegar a su casa jr abrir el garaje... Cumpliria
lo estaba regañando y censurando; en tin, asi era la pobre jr jra estaba estos deseos, sin avisarle a nadie, se esc-aparia. Desptlés de la comida
lan vieja que le quedaria sin duda poco tiempo de vida, que por lo resultaría facil: su rnujer dormia siempre una pequeña siesta jr los
menos ese tiempo tuviera todo lo que se le antojara. sirvicntes hacian una larga sobremesa. Él pasaba siempre las tardes
'lardó varios dias en escribir el testamento. No queria que nadie cn la biblioteca donde habia una puerta que comunicaba con el
sc enterara de su contenido hasta cl momento oportuno. Escribia en garaje. por alli saldria sin ser visto. En el clóset dc la biblioteca tenia
los pocos ratos en que lo dejaban solo. Cuando alguien llegaba, abrigo jr gabardina... Cuando regresara les explicaría todo. ellos
escondía los papeles en el escritorio jr cerraba con llave el cajón. entenderían. En su situación jra nada podia hacerle mal, su muerte
Todo habia quedado perfectamente aclarado para no dar lugar a era irremediable. Se quedara sentado inmóvil como un tronco o
confusiones jr pleitos, era un testamento bien organizado jr justo. no saliera a caminar. para el caso ya todo era igual... En aquel
defraudaria a nadie. Solo faltaba agregar alli las disposiciones para el momento entró su mujer: la tarde estaba fria. llo'-ria un poco. era
entierro, lo cual haria en cualquier otro momento. mejor irse a la cama. accedió de buena gana jr se dejo llevar. Antes
Dos cosas deseaba antes de morir: salir a la calle por última vez, de dormirse volvio a pensar con gran regocijo que al dia siguiente
caminar solo, sin que nadie lo vigilara jr sin que nadie en su casa se haria su ultima salida. Se sentia tan emocionado como el muchacho
ÚIllÚÍ'l:ll'l:l, Cillïìlïìâl' CÚITIU l.|Il¦:'l df! l;"5¡ì5 PÚIJÍÚS gfilllfiå QUÉ \"¦§lTl l¦:lI`l que se va por prirnera ver de parranda: veria a Raquel, veria otra vez
tranquilas sin saber que llevan ya sti muerte al lado jr que al crttzar la las calles, caminaria por ellas. ..
calle un carro las atropella 1,' las mata, o los que se mueren cuando
están leyendo cl periodico mientras hacen cola para esperar su Estaba en la biblioteca, coino de costumbre. sentado en su eterno
camión; queria también volver a ver una vez mas a Raquel, ¡la habia sillon de descanso. No se escuchaba el menor ruido. Parecía que no
extrañado tantol... La ultima vea que estuvieron juntos cenaron habia un alma en toda la casa. Sonrió coinplacido: todo iba a
fuera de la ciudad; el lugar era intiino jr agradable. mujr poca luz, la resultarle mas fácil de lo que habia pensado. Eran cerca de las cuatro
música asordinada. lenta... A las tres copas Raquel quiso bailar; el de la tarde cuando se decidio a salir. Saco del closet la gabardina.
se habia negado: le parecia ridiculo a su edad, podia encontrarse con una bufanda de lana jr un sombrero. Se arreglo correctamente v

t_,' 21 B-21 T 384


ru Salir Cuentos reunidos- |I'a ila »fi.|np-aio

escucho pegado a la puerta, pero no habia la menor señal de vida en


aquella casa, todo era silencio. un silencio alnsoluto. Bastante
tranquilo salió por la puerta del garaje. no sin antes haberse
colocado unos gruesos lentes oscuros para no ser reconocido.
Queria caminar solo. l.a tarde era gris if algo fría, tarde de otoño, ya Árboles petrìficados
casi invierno. Se acomodo la bufanda y se subió el cuello de la
gahardina, se alejó de la casa lo más rápido que pudo. Después. (1977)
confiado, aniinoro el paso 1-f se detuvo a comprar cigarrillos.
Encendiú uno 3; lo saboreo con gran deleite. ¡tanto tiempo sin
fumar! .-'ki principio les pedia siempre s sus amigos que le llevaran
cigarrillos, nunca lo hicieron. despues no volvio a pedirlos. Camino
un rato sin rumli-0, hasta que se dio cuenta de que iba en direccion
contraria a la casa dc Raquel y canibio su camino. Al llegar a una
esquina se detuvo: venia un cortejo fúnebre 'if ya no le daba tiempo
de atravesar la calle. Esperaría... Pasaron primero unos camiones
especiales llenos de personas enlutadas. después siguio una carroza
negra, nada ostentosa, común 'jr corriente. siii galas, "debía ser un
entierro niodesto”. Sin embargo, detrás de la carroxa. varios
camiones llevaban grandes ofrendas florales, coronas enormes y
costosas. “entonces se trataba de alguna persona importaiite”. Venia
después el auloniovil de los deudos. un Cadillac negro último
modelo, “igual al suyo”. 1'-.l pasar el coche pudo distinguir en su
interior las caras desencajadas 3,' pálidris de sus hijos y a su mujer
quc. sacudida por los sollozos. sc lapalna la boca con un pañuelo
para no gritar.

21s-219 384
a Salir Cuentos reunidos - B-a'.-'ila. Ainparo

El patio cuadrado

A mi madre †

A Inma j' a lorerz


Atardecia jr desde el patio descubierto se podía ver un crepúsculo
tan enrojecido como un incendio o como un mar de púrpura. lira
uno de esos patios dc provincia, cuadrados, con corredores 1,'
habitaciones a cada lado. lloracio estaba jttnto a mi mirando el
atardecer, 3; en los rincones de los corredores "linos enibozcados
permanecían replegaclos 1.' quietos corno si fuera un coro
secundario; un acompañamiento en sordina. o a soitu voce. No si
seria por aquel ocaso ensangrentado o porque era esa hora de la
tarde en que uno se siente especialmente triste que ninguno de los
dos liablábanios. De pronto descubri la silueta de un holnbre que se
recortaba contra el fondo rojisimo del cielo como un puñal negro.
clavado en el borde mismo de la cornisa del patio. Un minimo
impulso bastaba para que se precipitara al vacio.
-Se va a niatar -le dije a Horacio-. Se va a matar -dije de
nuevo. porque el hombre permanecía sin dar un paso atras, como si
estuviera. resuelto a lanzarse.
Btisqué con la mirada a lloracio pero ya no estaba junto a nii.
Me tranquilizo saber que habia comprendido rni mensaje ji lo iba a
salvar. Ansiosaniente esperé verlo llegar detrás del hombre; pero los
minutos pasaban j' Horacio no aparecía. Mientras. el atardecer se

- 1,- 220-221 sas ° °


tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila ifi.iiip-ai'-:i

dcsgajaba en jironcs sangrantcs. Entonces supe que Iloracio estaba -Aqui estoy, cn cl centro del cuarto -contesto entonces con
frente al suicida, en el otro extremo del patio, en idéntica actitud: una voz. muy queda, como si la ropa la .stif<icara.
corrio dos dagas clavadas frente a frente, como dos peones en un Me puse a reinover trajes y mas trajes tratando de apartarlos y
tablero de ajedrez. despejar el cainino hacia ella. Lograba pasar entre un perchero y
-Se va a matar -dije, ya sin esperanza. mirando al encontraba otro y despues otro y luego otro y otro. como si la ropa y
descoiiocido. los perclieros se niultiplicaraii y no nie dejaran nunca llegar hasta
Olivia. Por tin consegui sali r de aquel niiiiido de ropa y verla vestida
En ese niisiiio instante Horacio se precipitó al vacio. Los einbozados toda de negro y velado el rostro por gasas taiiibiéii negras. Estaba de
que habian permanecido inmoviles todo el tiempo lanzaron tin pie en el centro de un circulo, una circunferencia pequeñísiiiia que
graznitlo siniestro y se arrojaron voraccs sobre cl cuerpo caido, parecía pcrieneccrle.
cubricndolo con sus alas parduzcas y mcmbranosas. -¿Que haces aqtií? -le pregunte.
Yo comence a retroceder, a retroceder... Ella avanzó un paso, o nada, pero yo senti que sc encaminaba
Entre en el cuarto donde se guardaban los juguetes de la hacia mi, mientras sus manos apartaban las gasas que la velaban.
infancia, pero aquella habitacion llena siempre de muñecas, pelotas, -Estoy muerta -dijo-, ¿no te has dado cuenta de qtie estoy
osos. patines, era ahora un enorme vestidor con percheros repletos muerta, de que hace mucho tiempo que estoy muerta? -y al apartar
de ropa. Una vez que se entraba ahi ya no era posible ver siiio los velos que la cubrían yo tuve ante mi un rostro hueco, uiia
prendas de vestir por todos lados, como si fuera una tienda de cavidad donde yo niiraba el vacio-_ Estoy muerta, muerta...
empeño o de esas eii que se alquilan trajes para toda ocasion. Habia Y siguio avaiizaiido lentamente liacia iiii. Yo me lance entre
cientos. miles de vestidos lindos v costosos de los estilos y colores aquella maraña de vestidos, que ahora vol:-iban y eran negros
mas diversos; ciialquier prenda de ropa que uiio pudiera desear miircielagos ff' búhos v biiitres y telarañas que iiiis iii-anos
estaba alli. Con gran entusiasmo me dedique a prob:-irme todas las arraiicabaii en la huida...
cosas, pero nada me quctlaba bien, o era grande o era chico, largo, Yo comence a retroceder, a retroceder. ..
apretado. No habia nada a mi medida, nada. Comencé a
dcscsperarme y a sufrir verdaderamente por no encontrar algo de Mc precipitó dentro de una habitacion donde habia dos hombres dc
nii talla, pero no cesaba en mi empefio y me media vestidos y más edad, sentados frente a una mesa triangular, leyendo un gran libro
vestidos, y abrigos y sacos y capas, blusas y faldas y riégligés. Estaba bajo la luz blanquisima de una lámpara de látigo. Mi súbita
muy atareada cuando oí que me llamaban por mi nombre una y otra aparicion los sobresaltó y levantaron la vista del voluinen para
vez. Reconoci la voz de Olivia que salia de entre la ropa. observarme con todo detenimiento. .-*ilcancé a ver que leian l'.n
-Olivia, ¿doiide estás? -no hubo respuesta a mi pregunta. pero iriterpretitctciri de los sueiios, por lo que encontre muy coiiveniente y
volvi a oir el mismo llamado-. Olivia, Olivia, ¿donde estas? oportuno consultarles algo que me preocupaba niuclio desde hacia

222-223. 384
rr Sahr Cuentos reunidos- Ea |Ia »fi.|np-aro

tiempo. Acccdieron a mi súplica y me invitaron cortcsmcnte a libros 1; papclcs que sacaban de un gran archivero verde.
tomar asiento frente a la mesa en el tercer ángulo que estaba -¡Que vengan ahora las ntariposas negras! -gritaba el menos
desocupado. viejo. dándose golpes en el pecho como un hombre de las cavernas
- -Un hombre, el mismo siempre, me persigue con un enorme - _ ¡Sí! ¡Que vengan las mariposas negras a quemar sus pinches
puñal todas las noches cuando duermo. Es un tormento indecible el alitas en el fuego ancestral, el Fuego que no se consume nunca, el
temor con que vivo de que algún día me de alcance ¿rr yo no Fuego infinito de aver. de hoy v de mañana. ._
despierte más -les dije. -Éstas son las memorias de mi in†`ancia -gritaba riéndose a
-Bien sé vo lo que es eso -dijo el menos viejo de los dos-, vo carcajadas el más viejo-. Rsqufessut in pase en ti. ¡ob fue-gol, ¡oh
sufro la persecución diaria, constante, de una nube de mariposas magia rojal, ¡oh matriz redonda 1,' tibia que nos abortaste! -v
negras que aparecen siempre en cualquier momento, en cualquier d espedaraba ama rillentos papeles.
parte donde me encuentre. lis una nube espesa que se cierne sobre El otro hombre danzaba alrededor de la hoguera 3.- deshojaba sus
mi cabexa y' que, si corro. se desplaïa con el mismo ritmo de mi cartas de amor.
carrera no dcjanclomc sitio donde protcgcrmc y librarmc dc ella; me -Mc quiere, no me quiere, mucho, poquito, nada, mc quiere.
persigue sin descanso como una sombra delatora proyectada hacia no me quiere, mucho, poquito...
arriba; a veces la siento va tan cerca de mi que tengo que llevarme -Apúdanie -gritaba el más viejo mientras sacaba un enorme
las manos sobre la cabeza 1,' correr agachado, casi pegado al suelo. fajo de recibos. muchos de ellos timbrados -. incineremos las
para evitar el roce de sus alas taniizadas de un polvo parduaco sf rentas, los recibos de la luz, del tel-éiiono v del gas; los recibos de las
rancio... prostitutas que hemos archivado para llevar un minucioso
-Imágenes. simbolos, persecución siniestra -gritó el mas viejo. inventario de entradas tf salidas, para ser disciplina-dos y exactos en
interrumpiendo al otro-, no hay escapatoria posible al huir de nuestra contabilidad sexual v econontica, como los seres ordenados
nosotros niismos; el caos de adentro se proyecta siempre hacia que llevan su vida al dia 1,' que escriben su diario y sus memorias.
afuera; la evasión es un camino hacía ninguna parte... pero no Ita)- Yo comencé a desnudarrne, e iba arrojando a la hoguera las
que sufrir ni atermentarse, inieìemos el juego; el ambiente es prendas que me quitaba; como la única cooperacion que podía
propicio, solo la magia perdura. el pensamiento niagico, el sorlilegio ofrecerles para alimentar el fuego. Ellos, muy ocupados en su
inasible dela palabra... trabajo, solo levantaban. de cuando en cuando, los lentes
-Si, encendamos el fuego. hay c|ue adorar al fuego, la magia empañados por el humo v sonreian bastante complacidos por
roja, vibrante *jr abrasadora -decia ei otro hombre sacando su aquella espontánea muestra de colaboración.
encendedor, tf el encendedor era un gran ti-alo metailico, pulido v - -bio. eso no. eso no -grito el menos viejo al ver que el otro
reluciente. Los dos hombres iniciaron una hoguera con todo lo que hombre iba a arrojar al fuego tres cartapacios repletos de fotos-.
habia en la habitación, rompiendo sillas, bancos, apilando cojines. eso no, jamás. que se salven los retratos pornográticos, ¿que

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rr Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.|np-aro

hariamos despues, sin ellos? -dijo bajando el tono de la voz hasta preparacion, asi como asi -dijo muy serio rascandose el mentón
que llego a ser stilo un dulcisimo murmullo-, ¿que haríamos sin con un dedo largo j-' amarillento-; no, no es posible.
ellos esas largas noches del insomnio? -jr de sus ojos empezaron a -¿Puede decirme por qué?
rodar densas lagrimas- , piensa que nuestra imaginación 'ya no es - -Pero... ¿es que no sabe usted que para leer ese libro se
una virgen iinpetuosa sino una anciana que se fatiga jr solicita ayuda necesita haber llegado a un grado especial. es decir a un estado de
para atravesar una calle... gran purera mental?
-Bien, rescataremos los retratos pornograficos -dijo el más -Nunca lo he sabido, ni me interesa -le contesté marcando
viejo totalmente convencido por las pesadas lagrimas jf el bien las palabras. El se encogio de ltombros v se me quedo mirando
razonantiertto tati sensato de su amigo. ñjainente-. Y que clase de pureza se requiere para poder leerlo? -
-Rescatarernos los retratos porriograiìcos. matarili, rili, rili. pregurilé, ya en un torio mas amable.
mat-arili, rili, ron -cantabarnos ahora los tres tomados de las manos -La lograda a base de una diaria v ardua disciplina del espiritu
alrededor del fuego-, matarili, rili, rili, matarili, rili, ron, ¿que jf del cuerpo -dijo displicente, jr siguio sacudiendo libros.
quierc usted, matarili, rili, ron? -¿Y eso como se adquiere, mediante cuáles practicas?
Yo comenct-Í' a toser sin parar porque el polvillo de las alas -Bueno, es bastante complicado de explicar, tomaría mucho
quemadas de las mariposas negras se me metia hasta la garganta, tj' tiempo -jr se fue sin mas a atender a un señor que habia llegado.
el humo comenzaba a asfiitiarme. Sin despedirme de ellos, abrí la Yo me quede sin saber que pensar, muy extrañada jr molesta por la
puerta j' sali. actitud del joven pálido. Casi al momento regreso v me dijo:
ir' comencé a retroceder. _. -Creo que puedo recomendarle para empeaar el
entrenamiento. o sea como un simple paso de iniciacion, el Hotlin
2--le encontré en tm gran salon lleno de libros, algo asi como una Yoga.
gran biblioteca o libreria en reparacion, puesto que los volurnenes se -¿E1 Hntiia Yoga? No me parece nada del otro mundo. Debe
apilaban en el piso o sobre los bancos jr los estantes estaban vacíos. Listed saber que durante años nie he parado de cabeza todas las
Por todos lados habia libros. Un joven flaco jf pálido los sacudia con mañanas al levanta rme.
un plumero anaranjado, pero no hacia nada por acomodarlos en los -Eso no es nada -dijo con sarcasmo-, cuando usted pueda
anaqueles. Al verme se encaminti hacia mi j,-' me preguntó si deseaba hacer esto hablaremos -agrego al tiempo que se elevaba como un
algún libro. metro sobre el piso jr colocaba un libro en la tabla más alta del
- -Hace tiempo que busco el Rnbinnl Acha' - -le contesté. librero-_, o esto -añadió mientras tomaba aire por la nariz 1_,' jfo
-¿El Rohinai Aclií? -preguntó sorprendido. veia como se sostenía sobre el piso sólo con el dedo indice de la
-Si. el Rnbinai Adri. mano izquierda j' todo su cuerpo era una linea con los pies hacia
-Es bastante absurdo querer leer el Ruhinai i-tcltí sin ninguna arriba jf la cabeza hacia abajo sin tocar el suelo.

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a Salir Cuentos reunidos- La lla Htnpat'-:I

-¿Nada fácil, verdad? -dijo volviendo a su posición normal. -¿Por que no va usted por el? -dijo mirtindorne de una
-¿Y cuánto cuesta el R.rr.lJi`r1r¿l Achí? -se me ocurrió preguntar, manera tan burlona que me iue imposible soportar.
ya bastante molesta por la marcada impertinencia de aquel -¿Por que no? -contesté al tiempo en que me zambullia en la
jovencito tan flaco 1,' pálido. piscina.
-¿Que cuanto cuesta el libro? Usted no puede comprarlo, mi Al tirarme pensé que habria como dos metros de profundidad sf
estimada señora. que con la sola zambullida llegaría hasta el fondo. pero la piscina
Busqué en mi bolsa para saber cuánto llevaba jr vi que tenia resulto más honda 3; los lihros estaban mucho más abajo de lo que
cerca de doscientos pesos. calculaba. Segui sumergiéndome if cuando ya creia que mis manos
-Tengo dinero sttficiente para comprar ese libro y otros qtte se tocarían los libros me daba cuenta de que estaban aún mas abajo.
rnr: antojen -le conteste golpeando las palabras. todavía rnas, y asi segui hundiéndornr- mas y ni-as, cada vez más, en
-No se trata de dinero, señora. Usted no cornprende. .. el agua iluminada y Íosíorescente, hasta que senti que ya no tenía
-Pero entonces, ¿como puedo. ..? casi aire, que solamente rne quedaba el necesario para salir ff
-Su valor no es material, se lo he dicho a usted; hay que respirar. Comencé entonces a nadar hacia arriba con toda la rapidez
merecerlo o ganarle, rescatarlo si usted quiere. de que era capaz, no deseando ya ni libros ni ninguna otra cosa sino
Como se dio cuenta de que 1.-'o no entendia nada, dijo en un tono respirar, respirar hondo, llenar los pulmones, respirar una vez rnás,
más cordial: una ver. más, 'jr subía jr subía ya sin aire, desesperada por respirar un
-Venga conmigo, le mostraré donde se encuentra el Rafrinal poco de aire, de aire, de aire... hasta que mis manos chocaron con
xiclií. algo duro if metálico, algo como una tapa, como la tapa de un
l.o segui 3; pasamos a otro salon don-:le había una piscina en el enorme sarcófago.
Cfilìlffi.

-Mire al fondo.
En el fondo de la piscina que estaba ilurninada como si fuera un
escaparate habia muchos libros. Las letras fosforoscentes de los
titulos bailaban en el agua: r...a...b...i...n...a...l...a...ch...í ...si.
Rriliirml Aclir', ahi estaba.
-Pero ¿que hacen los libros dentro de la piscina? -le pregunté
sorprendida-_ ¿No se mojan?
- -Nada les pasa. -el agua es su elemento 1.' ahí estarán bastante
tiempo hasta que alguien los merezca o se atreva a rescaiarlos.
-¿Por qué no me saca uno?

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a Salir Cuentos reunidos - Ba. lla ›1.|n¡;:aro

jr perderlo de vista; pero un fuerte temblor se habia apoderado de


todo mi cuerpo, jr mis piernas apenas lograban sostenerme. Mi
corazon daba tumbos golpeando sordamente. De reojo, porque no
La rueda me atrevía a verlo abiertamente, lo miraba caminar junto a mi, casi
pegando su cuerpo al mio. De pronto, al atravesar la calle, el
pavimento se agrieto jr caimos los dos en un negro abismo, pero no
nos precipitamos de golpe hacia las profundidades sino que
deseendiamos como dentro de un remolino o de una fuerza
centrífuga que nos envolvia jr nos jalaba hacia sus entrafias. Alli.
juntos, atraídos por aquella fuersa arrolladora e irresistible.
Al salir del Sanborns de Niza. después de haber desajrunado con una alcanzaba a ver a Marcos a ira'-.res de la escasisirna elaritlad que adn
amiga rnì acostumbrado jugo de naranja, café jf tostadas con se iiltraba de la superlieie. A veces veia su cuerpo completo,
mantequilla, un sol tibio ìnundaba las calles. En mi reloj eran cerca desnudo, esbelto jr hermoso como habia sido; otras, la cabeza sola, o
de las ntieve, j-' contaba aún con media hora antes de asistir a la cita el cuerpo mutilado; despues, solo miembros sueltos, un brazo, una
con el señor Fernández. Decidí hacer un poco de tiempo mirando pierna, una mano, dedos crispados, los ojos, la boca distorsionada
los aparadores. Me detuve frente a uno de la calle de Hamburgo que por una sonrisa sarcástica. "No, por Dios", grite desesperada; es
atrajo especialmente mi atencion po-r unas preciosas bolsas de decir, grite dentro de mi, porque ya la vo?. no salia de la garganta jr
cocodrilo de excelente calidad jr de modelos originales j' novedosos, .solo el pensamiento nos comunicaba. “l'¬Ío. no quiero morir aún,
asi como carteras, cinturones, billeteras jr otros muchos objetos de déjante, tengo innumerables cosas por ltaeer, mi familia, mis
piel. En un espejo que se encontraba en el interior de la tienda me vi amigos, todo lo que amo, tengo mucho, mucho que terminar en la
reflejada, lo que aproveclié para arreglarnie un poco el cabello. vida, todo lo que me fue encomendado jr debo cumplir antes de
Cuando me estaba retocando el peinado, llego un joven jr se coloco irme, no, no deseo, no quiero morir ahora, no estojr dispuesta
a mi lado. nl sentir su mirada me di vuelta jr lo contemple frente a todavía, déjame salir, volver a la superficie, a la lux, al sol que amo, a
frente. lira un hombre joven, moreno. Un fuerte escalofrío me esas pequerias -:usas que se nos dan sin tributo, tu estás muerto
recorrio de pies a cabeaa. No podía ser otra persona, nadie mas, sino desde hace tiempo, ya no puedes hacer ni exigir nada, jra no tienes
el. "¿E....res Mar. ..cos?" "Si", escuche; pero sus labios no se que hacer aquí en la tierra, debes entenderlo, alejate, alejate de n1i,
movieron al hablar. Presa de una indecible angustia jr de un terror vete al sitio que te corresponde, en donde debes estar, en donde
indescriptible, de ese terror que entra en la vida por las puertas del descansaras con los que te precedieron, jro quiero vivir, vivir, hajr
alma, comencé a caminar rumbo al despacho del señor Fernández.. sangre caliente corriendo por mis venas, hajr tanto deseo, tantos
I-[ubiera querido correr, emprender una loca jr desenfrenada carrera deseos itisatistechos jr cl-amando, exigiendo su realizacion, déjame

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rr Salir Cuentos reunidos- Ea ita »fi.|np-aro

seguir viviendo, por piedad, he salido hace tan poco tiempo del alegria, la alegria de estar viva aun 1,' no muerta, o camino ha-cia la
infierno, estoy aún en pleno purgatorio, tti lo sabes bien. no he muerte como en el terrible sueño recien terminado. Si, era
sabido sino de torturas tf dolores, angustia :tf soledad, antes de morir maravilloso estar con vida a las siete de la mañana de un lunes de
quiero conocer muchas cosas en las que he soñado siempre, paises. agosto 1.' haber salido de aquel desquiciante sueño.
mares. ruinas. sitios hermosos, todo lo que alimenta el espíritu. -Buenos dias, señora, aqui está su té -dijo Iuana jr me acercó
conocer también antes de morir un hombre verdadero, total. la taza que tomaba siempre al despertar-; pero ¿qué le pasa? Está
íntegro, un hoinbre en toda la extensión 1,' sentido de la palabra, v muy pálida, ¿se siente mal?
no solo fragmentos 1,' despojos de seres ltumanos, aproximaciones o -No. estov bien. solo que tuve una pesadilla, una horrible
dolorosas caricaturas de un hombre con imágenes desleídas o pesadilla, pero gracias a Dios termino. ¿Ha llamado alguien por
terribles que desgarran el alma y las entrañas, conocer un hombre telefono?
autentico, sentir el amor v gozarlo, comprobar que existe la ternura -La señorita 'teresa llamo anoche. antes de que usted llegara,
verdadera y sencilla, la tranquilidad, la paz del alma, la dicha para recordarle que van a desayunar juntas.
burguesa y limitada de la mayoria de las gentes que van los sábados '1`on1é el te jr me meti a la regadera. Con el agua caliente cedió la
al cine v los domingos a comer al campo, quiero vivir, quiero ver tensión de los n1t`isculo.s jr, despues de frotarme el cuerpo con n1i
otra vez el mar, el cielo, los ojos de mis niñas, no quiero, no quiero colonia favorita, me sentí tan bien como si hubiera tenido un buen
morir aún, déjame por Dios, déjame vivir...” Y entre aquella descanso. Me vesti 'jr arregle cuidadosamente pues tenia que ver a
negrura. porque la luz ya solo era un recuerdo, yo sentía aquellos varias personas después de desaj-'unar con mi amiga Teresa.
miembros frios, desarttculaclos jr como gelatinosos que se adherían a El cielo estaba limpio. con un azul increíble cuando sali de casa.
mi cuerpo como si fueran ventosas o sangtlijuelas enloquecidas que cerca de las ocho. Con gran desencanto, al sacar el automovil me di
trataban furiosamente de cliuparme la vida, absorber mi set. cuenta que este tenia una llanta completamente baja, "siempre
arrastrándome más abajo. más abajo. cada vez más abajo, sin tienen que suceder estas cosas cuando uno lleva prisa", 1; me dispuse
apiadarse de int desesperacion, ni de los gritos que se a buscar un taxi, bastante eonlrariada. sabiendo que a esa hora es
transloi-n1aban en sordos ronquidos. o estcrtorcs. dentro de mi casi un milagro encontrar uno. Teresa ya habria llegado. sin duda
garganta. Entonces, si, entonces, llego desde nittj' lejos un largo alguna, porque las dos gustabamos de la puntualidad. Como lo
timbre que cada vez iba aumentando en intensidad. Abrí los ojos 'jr temía no logre conseguir ningún taxi 'jr tuve que tomar dos
respire honda, profundamente. Estaba empapada en sudor frio, n1i camiones para llegar hasta el Sanborns de Niza donde me esperaba
corazon latia desacompasado tj* la respiración era tan agitada como mi amiga. Cuando por fin logre llegar ella ya había empezado a
si hubiera corrido a través de la larga noche. “Las siete de la desayunar. Entraba a su trabajo a las nueve jr sólo faltaba media
mañana, gracias a Dios son las siete de la mañana". me oi decir de hora. Me tranquilizñ encontrarla comiendo tranquilamente, sf
manera casi automática, al tiempo en que experimentaba una gran comencé a contarle mis contratiempos.

'¬_,' 232-233 384


tt Salir Cuentos reunidos- Ba lla amparo

-Pero ¿que vas a destqrunar ahora? -preguntó interrumpiendo mirando los aparadores. Me detuve frente a uno de la calle de
mi relato *jr sonriendose porque de sobra sabia que nunca vario mi Hamburgo que atrajo especialmente mi atencion por unas preciosas
desayuno. bolsas de cocodrilo, de excelente calidad 'jr modelos originales jf muy
- -l.o mismo de siempre. novedosos, asi como carteras. cinturones. billeteras ¬j›¬ otros muchos
-No cabe duda de que comes como un pajarito. Yo no me objetos de piel. En un espejo, que se encontraba en el interior de la
explico como puedes vivir 1,' trabajar con esa alimentacion -decia tienda, me vi reflejada, lo cual aproveché para arreglarme un poco el
mientras clevoraba sus huevos con tocino jr frijoles retritos. v vo cabello. Cuando estaba retocando mi peinado llego un joven jf se
bebía lentamente mi café, después de haber tomado el jugo de coloco a mi lado. Al sentir su mirada me di vuelta jr lo contemple
naranja 3-' untaba una tostada con mantequilla. frente a frente. Era un hombre joven. moreno. Un fuerte escalofrío
-No me vas a creer si te cuento que Elvira ya se va a casar. me recorrió de pies a cabeza. No podia ser otra persona, nadie más,
-¿Es en serio, o estás bromeando? -le pregunte. sino el. Pero ¿usted no es Marcos, verdad.. .?
-I\`o, no, te lo digo en serio, ya aviso que trabaja sólo hasta el
dia último.
-¿Y como le hizo?
-Todo el mundo dice que es un milagro patentado. con esa
cara jr ese cuerpo - jr se sinfio otra taza de café.
-Ademas, es una tremenda enredosa. Yo siempre le saco la
vuelta.
-Y como tú todo el mundo. La que está que se muere de rabia
es lo Gücra. ¿Te acuerdas de las apuestas que hizo con todo el
mundo?
Y asi, entre comentarios de la t`tltima pelicula, de la barata del
Palacio de Hierro. de la carta de Luis Mario, de los zapatos de
Pertegaz que son un verdadero primor y tan comodos, v quedando
en vernos el sabado a las siete dc la noche para ir a la exposicion de
pintura francesa. Teresa se fue corriendo a los cinco para las nueve 1,'
yo todavia me fume otro cigarrillo, con toda calma.
Al salir del Fìanborns, un sol tibio bañaba las calles. En mi reloj
eran las nueve, 3,' yo contaba aún con media hora antes de asistir a la
cita con don Manuel Fernández. Decidí hacer un poco de tiempo

234-235 asa ° °
tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila aim:-ai'-:i

bebo, la mayoria de las veces, llevada por la curiosidad de conocer


su sabor v comprobar, al mismo tiempo, si son verdaderas o
supuestas las cualidades curativas que se les atribujreri. A través de la
La noche de las guitarras rotas larga experiencia que tengo en estas indagaciones debo confesar
que. algunas de las veces en que ensayo brebajes exóticos o poco
conocidos, he llegado a sufrir desde leves intoxicaciones hasta serios
envenenainientos; pero no por eso disininuve el vivo interés que
siempre lie tenido por la investigacion de las plantas inediciiiales ni
el asombro ante la comprobacioii de sus virtudes._`l
-Las hierbas cuestan muy poco -aclare a Jaina.
Una tarde de sabado, de esas en las que uno sale a comprar -Pero tu compras cientos, Shabada. ..
cualquier cosa, o simplemente a vagar horas jr horas por el centro de Mientras Iaina jr 3.-'o discutiamos, Loren tomó una de las
la ciudad v se detiene en cada aparador observando cuidadosamente guitarritas que estaban sobre uri mostrador junto con los hongos v
todos v cada uno de los objetos como si entre ellos se fuera a las maracas. v comenzo a rascar las cuerdas para averiguar si tenian
encontrar una ganga, o alguna otra cosa largo tiempo buscada, mis sonido como las grandes, o solo eran de juguete.
hijas 1,' vo caminàbamos por el pasaje que se encuentra detrás de la - -Deja esa guitarra, Loren. Les prometo que vendremos a
Catedral, rumbo al expendio de los herbolarios. Al pasar frente a un comprar una el proxirno sábado.
comercio de instrumentos musicales donde habia violines, chelos. -¡Qué bonito cutis tiene...! -miré hacia todos lados buscando
hongos, maracas jr, especialmente, guitarras de todos los tamaños. de donde salia aquella vor. que habia sonado tan suave-. Ha de usar
clases jr precios. mis niñas Se detuvieron embelesadas: cremas muy caras, ¿verdad?
-¡lt-'lira que linda guitarrita! -exclamó Iaina-. Co-mpramela. Entonces la descubrí sentada detrás de uno de los mostradores
Sliabada. al fondo de la tienda. casi escondida entre esc mundo de
-No puedo ahora, mi vida. instrumentos, y- no pude menos que sentirme totalmente íascinada
-Si. Shabada. compran-os una -pidio también Loren. por aquella mujer que parecia una auténtica muñeca de los veinte.
-No traigo dinero, niñas. Era de tez apiñonacla, con una impresionante palidez, que le hacia a
-Entonces, ¿con que vas a pagar todas las hierbas que compres? uno recordar La nrrmfmin rtirigicrt o Lrt clortrrt de las crirrrefios. Al
(laina sabe muy bien que entre mis grandes aficiones está la de acercarme más, observe que esa exagerada palidez se debia, en parte,
comprar toda hierba. semilla, raiz o corteza que tenga nombre raro a los polvos demasiado claros para su tono de piel jr usados en
o leyenda sobre sus facultades medicinales. Con ellas preparo exceso. Y en aquel marco encalado resaltahan notablemente sus
bastantes cosas, pero especialmente maceraciones v tisanas que enormes ojos negros 1,' unas profundas ojeras violáceas que le daban

t_ ' 235-23? 384


tu Saltr Cuentos reunldos- Ea lla »fi.|np-aro

un misterioso atractivo. La ceja era sólo una linea de lápiz negro a lo pasan sf uno...
Iean Harlow y la boca pintada de rojo encendido en forma de -¿No usa usted el romero?
corazón, “as de corazones rojos. boquita de una mujer. _ Llevaba el -¿El romero? Lo use. claro está, es de lo mejor...
pelo castaño oscuro peinado muy liso sf recogido hacia atrás en una - -Y la sielnpreviva. ¿la conoce?
especie de moño a medio hacer. o que estaba a punto de deshacerse. -Sólo he oido hablar de sus propiedades; pero nunca logré
I.o más increible de todo era su traje: un vestido de terciopelo saber como usarla. ¿Lo sabe usted?
granate. tan gastado por el uso que en algunas partes casi no tenía -Si. solo que ltay varias maneras de prepararla; todo depende
pelo, con olanes dc gasa color crudo en el cuello 3: en las ntatigas. de las particularidades de cada tipo de piel. Como yo vengo seguido
-No lo crea -le contesté, cuando logré salir un poco del por aqui, le voy a copiar algunas de las fórmulas que tengo, para que
estupor que su aspecto me produjo y de una extraña sensacion que usted elija la que lc parc-aca más conveniente.
comencé a sentir al verla. como si el tiempo diera marcha atras y yo En esc momento se qttctlo pcnsativa como tratando de recordar
hubiera estado alguna vez conversando la misma intrasccndcnte algo 1; se fue muy lejos, sc ausentó tanto que yo ya rno disponía a
charla con esa rnujcr, en la época de la que ella era fiel retrato. marcharme, cuando dijo dc pronto:
-¿Que se pone entonces? -Una cosa que es verdaderamente magniiica para los párpados
-Lociones 1,' cremas que :ro misma preparo. hinchados es la infusión de rosas. porque sabe usted, a veces uno
- -Y también tomas, Shábada - -agregó Iaina. chilla por las noches jr al dia siguiente los ojos amanecen hechos un
-Porque, sabe usted, po soy de Guadalajara -empezó, de desastre, bien ahotagados. Pero con unos Fomentos de infusión de
pronto, a contarme la mujer sin ningún preámbulo- y alli yo usaba rosas, apenas tibia. se desinflaman luego, luego... -vi entonces, en
varias cremas. jabones, lociones tf muchas otras cosas que una amiga lo oscuro de la noche, a aquella muñeca de los veintes llorando en
de mis tías me enseño a preparar. El esposo de esa señora, que era silencio sobre una dura 3; fría almohada, e itwoluntariantente fijé la
aleinán. habia trabajado en su jttventttd como químico en un vista en las ojeras violáceas tan inarcad-as 1; profundas. No pude
laboratorio de cosméticos de Berlín. Citando vino a México puso :nc-nos que pensar cn lo dcsdicltada que debia ser aquella extraña
una t`c1-rctc-ria en Guadalajara y sc caso con la amiga de mis tias. Si criatura para llorar asi a mitad de la noche-. Ustetl no ha de llorar
usted hubiera visto cuántos libros tenia 1,' las fórrnulas tan seguido, no tiene los párpados hinchados -y me ol:tst:1'val:›a con
magníficas que habia cn ellos; pero st: me han ido olvidando las deteninticnto-, pero .si algún dia... Mire, se pone en la lumbre un
recetas, confiando en la memoria nunca tuve la precaución de pozuelito asi -con la mano me indico el tamaño del jarro-, con la
anotarlas, y hace tiempo que ya no uso casi nada. Al verla -añadió mitad de agua. a calentar a fuego lento, muy lento, 1: al soltar el
con un dejo de melancolía -. no pude menos que fijarme en su cutis hervnr se le agregan los pétalos de las rosas, y entonces se tapa y se
tan limpio 1_,' terso. A mi se me han empezado a abrir los poros de la deja reposar un huen rato. _ _
nariz... ¡Si viera usted qué buen cutis tenía...l Bueno. los años Ninguna de las dos, ni ella ni yo, nos habiamos dado cuenta de

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tu Saltr Cuentos reunldos- [Ja lla tïitttp-at'-:I

quc mientras platictibamos tan cntusiasrnadas mis hijas probaban los ojos al descender de golpe a una realidad no esperada. Al
una guitarra tras otra, o bien sonaban un bongó con una mano v abrirlos vi junto a la vitrina donde vo estaba recargada unos toscos
con la otra una maraca, o ensajfaban los violines sacándoles sonidos pies calzados con zapatos muy maltratados *jr sucios. Y al levantar la
destemplados. cuando una vor: como un trueno. o un rugido. cortó vista encontre un cuerpo corpulento, convulsionado por la ira. que
de golpe nuestro diálogo, con tal violencia 'jr en una forma tan manoteaha grotes-camente o se mesaba los cabellos, j-' al gritar
sorpresiva, que yo senti como si aquella interrumpida conversacion ac-:ionaba v se agitaba de tal manera como si fuera a llegar al frenesí:
quedara ahora relegada a un remotisinio pasado. los braaos retorcidos, las facciones contraídas, distorsionadas. los
-¡Dejen alli, ninas. dejen, dejen, dejen las cosas en su lugar, no ojos extraviados. No supe bien a bien como era su rostro. porque
toquen más, que no toquen nada! ¿Me oyen? ¡l-Ian tnanoseado todo. como atraída por un imán toda mi atencion se detuvo en unos ojos
desarrcglándolo. cnsuciandolo, estropeitndolo, dejando pintados sus que se entre-cerraban j' se ernpequeñecian como los delas serpientes
dedos rnugrosos, 3; ella alli. mirando sin importarle nada! ¡Clarol, no cuando van a atacar v de ellos salia una mirada helada que
le han costado ni un solo centavo, que se acaben, si, que se acabe penetraba hasta los mismos huesos.
todo, todo, ¡que importal, pero ella sentada alli comodamente, Mis niñas se habian pegado completamente a mi y sentí sus
platicando encantada de la vida, dejando que cojan todas mis cosas manitas húmedas que buscaban protección.
y las llenen de dedos. de chicle. de babas, ¿qué he hecho?. ¿qué cosa Sin decir una palabra nos alejamos de allí, no sin antes mirar por
he hecho vo para merecer esto?. ¿por que mis cosas?. mis cosas. si. última vez a la niufteca vestida de terciopelo granate jr boca de
lo mío, jr la señora platicando, sin importarle nada, nada, ¿por qué?. corazón. Pero ella miraba ya sin mirar, se había ido, perdiendose
¿por qué, Dios mio...? por los sombrios túneles del miedo v el desencanto; hasta llegar a lo
Mis hijas se quedaron inmoviles, sorprendidas v aterroriradas profundo de la noche, donde silenciosa tf desesperadamente lloraba
por aquella voz j' la forma tan brutal en que se les privaba de su v lloraba cmpapando la almohada; hasta que la luz. del amanecer
entretenimiento; después depositaron tíinidamente sobre el entrara a través de la roida cortina encontrando. sobre el piso de la
mostrador los instrumentos musicales que tenian en las manos. :niscra alcoba. los pedasos de unas guitarras rotas y los fragmentos
Tambiiên yo conlìeso que me asusto jf dt-.sconcerto bastante aquella de aquella muñeca triste.
irrupción tan violenta 3-' cl tono de voz tan colórico jr
dcshumaniztado, en el momento en que menos se esperaba. Ella, la
muñeca morena. se estremeció de pies a cabeza. con un
sacudintiento de terror incontrolado, 1,' enmudeció.
Creo que involuntariamente cerré los ojos al escuchar todas las
cosas que aquel hombre proferia a gritos; tal vea, ahora pienso, el
estallido de esa horrible vor., como una luz hiriente, me hizo cerrar

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a Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.mp-aro

aquel hombre alto. flaco 1; desgarbado, se alejaba balanceándose de


un lado hacia otro como un titere con la cuerda deniasiado floja.
-Su invitación. caballero, si me hace usted el favor -solicitó un
Garden party mozo que recogía las invitaciones en la puerta.
-¿ln-vita-cion? ¿lrn-¬i|[|1ip}ta-cion?¿Min-vita-cioii di-ceus-tedd?
Yonun-cahe tenfiliipiido iiwi-ta-ci-ones, nisi-qui-era tarje-tass. sa-
beuss-tedd, yoso- lo heten-ido Iosbol-sillos va--:í-os ya-hora esstin-
menso {hip)do-lor, essta- pena que...
-Tenga la bondad de darme su invitacion, caballero -rogó el
inoeo. Pero el hombre ilaeo ya habia entrado al salón dejando al
El taxi se detuvo frente a una residencia muy iluminada de donde moro hablando solo.
salían música, carcajadas e infinidad de voces. El salón se encontraba demasiado iluminado 1.-' pletorico.
-Son 36.50 -dijo el chofer. Mujeres eleganti.sin1as muy escotadas o con las espaldas desnudas 1,'
-¿Qtiee di-ce? -preguntó el pasajero con tal extrañeza como si cubiertas de jtiyas desde la cabeza hasta los pies: hombres con trae o
lo sacaran de un profundo sueño. esmoquin. de riguroso puro 1,' opulenta humanidad la mayoria.
-Que son 36.50. El hombre flaco 3,' descuicladamente vestido se sintió bastante
-¿Tre-inn-ta yse-iss cin-cu-enta? ¿De ques-ta-ussted ha-blan- incomodo por el exceso de luz sf de humo- que le hacia arder los ojos
do? Yono sé aqué se re -fi- ere. de manera insoportable. Saco un pañuelo sucio y se lo paso
-Mire usted -replicó en tono airado el chofer, viendo cara a repetidas veces por la cara. Después lo guardo hecho bola ¬_v gritó a
cara al lionibre-, o me paga los 36.50 de la clejaela, o me obligará a voz en cuello:
usar de éstos -3; le mostró los puños. -Go-oodfi mor-m`í†1_gg eve-ry body!
-¡,›*ih...! Si... Iade-ja-da, sí, us-tedd meha-traido fihipi bass- Los que se encontraban cerca de el se dieron vuelta y lo miraron
iaquí, ess- ei-erto. ridículo e inaceptable. Un don nadie. No fallo quien comentara que
El pasajero conieiizó entonces a buscar en los bolsillos del saco 1,' "si ya le habia amanecido tan pronto al caballero".
elespues en los de los pantalones, hasta encontrar un billete El hombre lanzo entonces una estruendosa carcajada que nunca
arrugado que le entregó al chofer. Abrió la portezuela del automovil antes habia sido capaz de proferir en sus cuarenta 1.-' ocho años.
y tropezú al poner los pies en el suelo. Con un gran esfuerzo -Noti-ene impor-tanfhipflcia. esono-tie-nenin-guna
consiguio recuperar el equilibrio 1; se dirigió a través del jardin hacia irnporfihip]-tancia, di-ass ono-ches dalo miss-mo loim--por--tann--tes
la entrada de la mansión. (l1ip} quese-an bue-nos, lodi-go (hip-)}-'o por-quelo-sé, sise-ñorr.
¡Uiga. amigo. aqui está su cambio! gritaba el chofer. Pero yolo-sé...

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tt Salir Cuentos reunidos- La lla +imp-aro

En ese momento un hombre de mediana edad, correctamente podamos encontrar alguna, apartada sf discreta, donde pasemos
vestido. se abrio paso 'y llegó hasta el borracho interrumpiendo su inadvertidos.
alegato. -¿Aljar-din? ¿Essta-rá alli (Ze-li-na?
- -(Írei que nunca llegarias, ¡pero, hombre! - -exclamó en voz - -Podria ser.
baja para que nadie más lo opera-, te adverti claramente que se -Pe-ro... haydos pu-ertas -[hipfl ipsisa-limos poru-na, alome-jor
trataba de algo inuy especial y que tfinieras bien vestido. ¡Y mira Ce||[hip)ina en-tra por [hip] . _.
como estás, hecho una verdadera facha! Tú sabías muy bien, -.-itncla, ven.
Rogelio, que esta era la oportunidad, tal vez la única oportunidad -Os-car, ¿quedi-rec-cic`›n esla-deaqui? -pregunto Rogelio.
para que yo te presentara a don Ranton tf a don César Rubio. Que presa de una gran angustia.
conseguirte una invitacion fue un triunfo. O ¿es que quieres Óscar caminaba por delante 1,- la música 3.' el barullo general no
terminar tus dias en ese miserable puesto, con un sueldo infeliz que le dejaron escuchar a su amigo. La pregunta de Rogelio qtietlo sin
no te alcanza para nada? Después de la faena que he tenido que contestacion.
hacer por ti... De lo que he ponderado tus capacidades -Que medi-gass ladi-rec{hip]cion, porrfa-vor -pidio en el
administrativas, tu honradez, tu intachable comportamiento... colmo de la desesperacion-, si no me la ricm no te lo puerto decir
Ahora lo echas todo a perder presentándote como un vagabundo y. If.`eliirn._. -3,' volvio a suplicar timidamente-: Porfa-vor di-me ladi-
como si esto fuera poco, borracho. recihiplcion... no se ia direccirirt Celina no sé donde estoy ni dónde
Rogelio escuchaba la recontfencion como si estuviera dirigida a estás tai ahora ire perdido tr los dos o ti xv rr mi xt' Óscar cruel /1-'
otra persona, sin que le atañese en lo más mininio. De pronto logro despiadado no rue dice en donde estoy ru' en donde estás til ¿en dónde
entender algo de todo aquello que su amigo le decia sf sacudió la estamos Ceiínni...
cabeza como tratando de despejarse. El jardin estaba a media luz con faroles de colores colocados
-l`-ue don-dePe-rico lle-gue ato-marnie un traihiplgui-to. entre las ramas de los árboles 3.' reflectores veladas que creaban una
untra-gui-loan-tes dira canibi-arme de (hip) ropa, sl, derro-pa (hip) atmosfera irreal. Tambien habla arboles revestidos de serpeniinas y
pa-rave-nìr, un tragui[hip)to no-máss telo ju-ro porr mi san-iama- otros totalmente dorados o plateados, en los cuales las luces de los
dre, unoso-lo Ifhipfl pa-radar-mevalorr ypa-racer sialguicn mode-cia faroles producían efectos sugerentes. Algunas mesas se hallaban
don... distribuidas alrededor de la piscina que, premeditadamente, no
-Por lo que se ve, no fue solo un traguito, te has de haber tenia luz alguna. Desde una plataforma la orquesta ejecutaba,
bebido hasta al mismo Perico, pero, quitémn-nos de aqui, no quiero estrepitosamente, los ritmos mas populares del moinento. Óscar iba
que se hagan mas burlas a costa tuya. tr venia arrastrando a Rogelio jr buscando afanosamente la mesa más
-¿Adon-de melle-vas Ús-car? apropiada, hasta que una le pareció conveniente. Se sentaron
-Al jardin. Alli hay mesas tf, tal vez, con una Poca de suerte, cuidando Óscar que Rogelio quedara de espaldas al escenario tr sólo

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ii Salir Cuentos reunidos - Ba' ila rfirnp-ai'-:I

tuviera ante si la vista de aquel inmenso jardin. Cuando ya estaban a saludar a unas muchachas que lo llaniaban desde otra mesa.
instalados. Óscar noto sorprendido que habia lágrirnas en los ojos Óscar le ofrecio un cigarrillo a Rogelio. quien lo tomo como
de su amigo. autón-rata.
- -¡F"ero, hoinbrel. a tu edad. ._ anda, sécate los ojos. - -A--qui nohair (hip) nada quehe-berr - grito enfurecido- -.
Para ese tiempo ir con gran desconsuelo de Óscar, todo el queme-den al-go, algo (hip) debe-her, sí, yoqui-ero he-herr. be-
mundo habia invadido el jardin ocupando las mesas o berr...
disponiéndose a hacerlo. -¡fjállatel -le ordeno Óscar-, que ya va a emperar el
-Creo que tendremos variedad acuática -comento con otro. espectáculo.
un _io'-ren que estaba ahi cerca. todo está igual Celina como tú to dejaste igual nmiiz ha irmrabíruio
-Y, por supuesto, también el show de las rnulatas plalinadas. ms primujïas verdes que te regale er! Nrzviduu' debajo de la cama el
-Dicen que don Ramon le anda echando los perros a li-1 Suly. .. cuarto y todo la msn Hem: de Ir' de .tu perƒzmie estás en todos todos
-Ese viejo siempre trae unos forros de primera... pero no esms Celina (Ielimr donde estás...
-No se puede negar que tiene buen gusto. jr como además es _'l`engola gargan(l1ip]ta seca. seca, yanopu-cdo niha-blar. si,
uuu.-' espléndido. consigue lo que quiere. yano... ¿quëcla-se delu-gar ess [hip] éste donde no (hip) ledan auno
-¿Sab-euss-tedd do n-des-tá Ce-li-na? nada. nadade be-herr?
- -Caballero, yo solo sé donde están los whislq.-fs ir las princesas. - -Rogelio, contrólate, por favor. te lo suplico, piensa en el
¿quiere usted uno o una? ridiculo que haríamos si vienen a sacarnos.
-Yoqui-ero queme {hip,i diga don-des-tá Cel-ina, Cel-ina. -¿Qué desean beber los señores?
mi'C-e-lina. Óscar tomo un whisky jr Rogelio otro. pero al momento aclaró:
_¡Vamos, hombre! Bébase este high Emil a la salud de Celina -1.' -'fono qui-e-ro he-ber, quie-ro que me tr-ai-ga lhipl a Celina.
puso su propio vaso en la mano temblorosa del borracho. Ce-li-na, por-queCe-1ì|1a sefuee... -ir al decir esto. le cambio el
Rogelio se queiio un momento como sin entender ¡if sin -.fer tono de la voz hasta llegar a ser casi sollozo-, Cell-nase fue
siquiera la copa de whisky, luego,súbiiamen1e, se la bebio sin dejar ¿iisthìpiiedd sn-be?, Ce-lina sclue, mi [hip)Ce-lina. ..
ni gota. yu no debo beber porque rr tr' no te gusta Celina que yu bebo En ese momento Rogelio casi se ciiyó con todo 1.-' silla sobre una
iii siempre me decias... Pero ya rw bebo Ccrliriri sólo una copa U dos y dama opulenta jr cargada de joyas a más no poder.
no me prisa nada esta de lo lerrguri que sienrpre me crece no tiene -¿L-`ss-ted vacanlhipltar, algu-na (hip) a-ria?
inrporfmicin... (.`eli`rm aquella noche yo pensé que volveria: -¡Me ha quemado el vestido! -grito Fuera de sí la mujer. al
tempmrio... darse cuenta de que Rogelio le habia apagado el cigarrillo en la falda
-¡lio felicito, mi amigo, por su juego de garganta! Otro whisky de terciopelo.
más jr Celina se va al fondo del olvido... -ir el joven elegante se fue -¿Ffila-ria dela Ioihipicura?. ¡per-t'ec(hipJto!, ¡ess-tá uss-tedd

245-24? - ser
e Salir Cuentos reunidos- Ba lla eimt:-ar-:I

enn plan delalie-1'al(l'1ip)ta! se' cuando te enojatvris conmr'_go porque no tenirrrnos dinero siempre el
-¡El colmo, el colmo! is-le ha arruinado para siempre mi traje, ¡jr rnrririito dinero ya te decia... brrjrrste con ei vestido gris que tanto me
un vestido como estel, no es posible, no es posible. _. gristirba “después me cuentas eso" ya te iba a platicar que... que bella
Las señoras que compartían su mesa y otras sentadas cerca de estabas Celina aquella tarde .rdtmdo en ia tarde no se nie olvida oiias
ella, la rodearon haciendo mil comentarios en voz alta jr cuchicheos tan bien tri siernpre esteis lieiia eres niuj' baila “no tarriaré después
entre sí, mientras la orquesta ejecutaba una melodia con un ritmo hat1tanms"` yo no arteria que saiieras esa tarde ya sólo queria pero
tan desenfrenado 1,' el baterista se despeiiiaba a tal punto que, al tú... ya te queria decir "ahora vtteivo” jr' apenas dizque un beso en la
cutirirle los cabellos por completo la cara, podria decirse con justa mejilla no me deƒrzste nt que te besara en ta boca "me vas a arragar el
razon que tocaba a ciegas. vestido déjame no me despintes cima” stilo hiciste ana serial de
-¡Mi vestido, mi vesliilol despedida con la mano ya te he estado esperando esperando Celina
-¡Pero qué desastre, Ciirttrt, tu vestitlo tan lindo. . .É ririnde estás Celina dónde...
-¡Y lan costoso! Tú sabes. querida, que es nada menos que un -Siempre. en todos lados del mundo hay seres asi de
Balenciaga, me lo trajo Ramon, de París, cuando fue a la ordinarios, gente que uno ni siquiera conoce ni sabe de donde sale,
convención. que uno jamás invitaria. ..
-Yo nunca pensé que tilera un Baleiiciaga, ¡claro que se se a -Pe-ro... ¡sies a-ún la mis-ma, lamisnii-sima [hip] mu-jer! Di-
leguas que es un traje tino, pero aqui en México hajr cosas mujr me Ós-car ¿qui--en es esaes-canda--losa 1,' fe-a jr gor-darnujer? Si,
bonitas, que no le piden nada a Chapareli. o como se diga! (hip) ¿essa got-datan-fea?
-Los Balenciaga son costosos. costosisimos. Ramon lo mando Y Óscar, que no sabia donde meterse jr le pedia a Dios que se lo
hacer expresamente para mi. Fue diseñado de acuerdo con el color tragara la tierra. le contesto:
de mis ojos jr de mi pelo... -if se echo a llorar. -Es la esposa de don Ramon, es nuestra anñtriona. ¡Buena la
-¡Que falta de corisideracion hacer estas cosas, es un crimen, has hecho! ¿ Por qué, Dios mio, por que tendre siempre esta infame
un verdadero crimen. . .l jr perra suerte?
-Como dañar un Rafael o un Leonardo... -ïono laco-noioco niqili-ero cono-cerla. ¿Sa-lies Ós(hip)car?.
-¿Dcquüha-bla esa Ilhipl gor-da -pregunto Rogelio a su nome guss-tan, ninun-ca, nun-ca, en-mi desj-;ra(hip)ciada vi-da
amigo, sin percatarse de que Ú:-¡car habia enrojeciclo totalmente. mehan gus-tado e-sass mu-jeres tan (hip) got-das, estemal-dito
-¡SL queridas mias, como se los digo, es un verdadero hipo 1,' gritonass... trirrrbiérr te está esperandrt está rrmy triste si
cri1nen.._! vieras que triste estd jr que solo se siente sin ti pasd dias y dias sin
- -Hay que llamar a la policia... comer muchos dias carne Frfi Ceiirra mañana vierte yo trataira jr
-Pe-ro ¿port-qué gti-ta esainu-jer, port'-qué (hip) su-Pre? trataba de consoiario pero el pobre perrito tan chiquito tan ciriqtiitito
Celina ya sé que tri me amas verdad Celina que me amas ya lo sé si to tú to rninratias rnractm si mucho más que a ini ¿verdad? no to puedes

245-249 sat ° °
a Sahr Cuentos reunldos- Ba |Ia Hmp-ar-:I

ncgar' ei pobre tan mai acustumbmciu me miraba wir :mus ajos ruífc-lina scfllc, sr: fu-1:... ¿sa-bcus-tcdd?
tan .tristes me sigue mirfmfifl fffiiira mimmio crm :mus fljfis tan tristes -Si, claro, ya lu- sé desde hace un buen ratn.
tan tristes que yn... -Feroe-ra nuìfie-lina -1.' volvió a jalar al jmfem ahora de la
La vzlriedad de las negras había cnnìenzadn. Y lns dns jóvenes solapa.
que estaban juntn a la nìesa de Óscar y Rngelin- solicitaron permisn -Hay muchas (Salinas dnnde quiera. Si le interesa le doy
para sentarse allí. Óscar accedió, cortés: después algunas direccifmes. ._
-Encaniaclos, sírvanse sentarse -pero mientras se hacian las Ceiim: Celina dónde estás dias y rwcites esperámiote scfrzarzas
mutuas presentaciones. él pensaba, presa de la desesperacicän. que ennzrras sin dorrmr sin cnrmrr iiúriric estás Ceiirra riirneto porfavor
ahora si había lraspuesto las puertas mismas del ìnfierno. satms Celina yn voy u tem-rr un bum sueido te compraré rn1icims cosas
-¿Cono-ceus-tedd (hip) aCe-lina? mrichras uqriciios mpfifos de cimroi que muro te grismbrari voy u ser
-No Lung-J cl gusto. rico Cetime subes :muy rico muy rim de veras remincis todos tos
-Ccli-nacs muy bc-11:1 (hip) lic-nc lu:-zu-jua azules -(hip) yc] pc- 1›f_›.sI:`dos que tú quieras de noche migo tus pasas subiemin ia escuiern y
lu si clpc-lo ni:-gm ncihìpflgru ysus di-cn-tcs s011n1uj( blan-cos tí- tu risa tf cumpmré cientus ¿ie pefrfunrcs miies :ie pcrjƒhnrfs crimiiw
ene 1050-jos azules curnun-lis-tún :L-zul (hip) sí. :1-:ul den-ma-nacer haras y iwras busccimiute ya mi tmgo zapatos ni pies te imsco par
cnmndi-ce e1ma(hip)estr0 La-ra ¿ver-dadd? y ti-eneun cu-erpn me- todas partes en ios ¡mrqucs fi ia sniida de iris cines para ya sé que te
jm' sise-ñor me-jor [hip] lndi-go yn pon'-que 1.-'filo cn-nnz-co sinna-- cricoritraré Cciirm Fiji se va a morir si tú rm vufiwrs y ya tamiïién ya
da sintap-a[|1ip}|rrahns cn-nmlns desas -*y señaló a las mulatas rm sé quién tiene ia cam más triste si Fifl ci ya haré io que tú quieras
platinadas-, des-nudn sinna-da porrques: mí-0 ¿sa-beustedd?, tie- todo ir- que tú quieras iavflré ias trclstes que tanto odias iremos n
neel ca-bello ne-gro, nc-(hip)grn ïasi hassta-bajo delos h-mn-bros jiestas te ccrrrprflré una casa como ¿sm con muciws árbnies yflnrfl.-2 y
}fc›n-du-lado... -1,' cun la mano ejecutó el oleaje del cabello de pi.-icirm te ticvaré fit cima ios :icmtingos y tosjueves y ri diario si qiiieres
Celina- yloso-_ius(hip}a-z1|1es lana-zules camu-na tra-la la lala lala parque ya seré rfmy rico tendré dinero fx rriofmroraes un mimmcìvii para
lalaaa... fi siffmpre a ¿mias haras vago tu voz npupachando a .Fiƒï le 1-'oy :J
-Ya cslá bien Rugclìu, mejor mira la varirrdnd. regular un vesiídn rojo como aqxicvi que tie»-abras crmmio min*
-¿Dcz-:can beber algo los scñurcs? ¿Un w'hísl-qf, un coñac, un gin cmwcimos cuántos upimfsus curiniu ruido quién ima: muro ruifiu
and tunìc? (feiirm yr: quiero estar soicr contigo qué m1fjr.=.re's fan iwrríiflies se van ca
-Yube-bn luque sea pe-ruCc-lina sent)-ja cu-n[hip]mí-go, di-ce rmnper en petit:-2:05 en muciws pffiaz-ns tcricirân qui' :'ccr›gcrir±s con
queyn... nígauss-tedd -y jaló de la manga del saco al joven que esmim ya rw tengo escoba barro in casa tucius iris ciias para que ia
tenia a su lada- , Ce ['hip]lina css máslín-da quesa mu(hip}jer cricucntrfs iimpia te estay vifircin caminar mm-'icridri ias cadera:-7
vestida debl:m[hip}cn, essann valena-da cen'-cada Cali-na, Ce-lina déjariic verte caminar sicinprc J.-' rcir reir a carcajadas camp tri sabes
(hip} ti-ene elca-he-llo más:-1 ne-gm 3; lnsn-}c›s máss azu-les si pe- enserìimdo ios iiientes no quiero verte cuajada ni triste ei agua ricm*

250-251 354 ° °
a Sahr Cuentos reunidos - Da |Ia iïinip-ar-:I

un cuiur muy oscura no se parece ci tus ojos me paso ias iruras Y entre aquel frenesí, entre gritos jr aplausos. unas lnurlnujas 1,'
cuntempiariciu ei cieio aiii ilay nniciws ej-es tuyos nuestra casa me ria una nndulacidn en el agua nn fueran 1.-'istas pnr nadie.
rniedo me da macim miede estar suit; pera cuánta ruido par qué imita
ruia'o y tanta gente a'ri-ncie estay (Íeiirm dónde esteis tai...
-Qui-em he-herr, he-herr, tengoia gar-gantn (hip) seca quequi-
ero u-na cnpa queme den u-mico-papnrrr que...
-Ya viene el mes-ero, cálmate. ._
-Qiieyn qui-etc: be-berr ¿me oyen? be-berr be-berfr. ..
Y sin esperar más se levmiló gr se fue I:-unbaleanclo antes de que
Óscar pudiera del-:-nerlu. Rogelio sorteaba las mesas con gran
clìficultad, tania, que Oscar nu dudó tie que su cayera tlf.:-. hruces
sulnre alguna. Sin embargo. no inieniú ya seguirlo y decidió dejarlo a
su sucric. Además. pensaba que al encontrar la copa regrcsarin. ¿A
dú-nde más pndria ir en ese estado?
Rogelio se fue trnpezandn a cada paso, hasta el extremo opuesto
del jardin. Se quedó un buen ratn apoyándose en el grueso trnncn
de un árh-nl, mirando fijamente la piscina en cuyas aguas nscilahan
las luces de los faroles celgades en los árboles, prnducieiidn dentro
del agua fc›rn'|as indefinibles.
aiii has de estar escomiiéndaie rie mi si aii-mi abajo w'c'rz¢2'mn±: sufrir
y sufrir hasta ya no poder mas acuimrirío ms ojos azules en la
ascurifirm' dei agua riémiote riémiufe de que no he sido ni soy capaz
de encentrarte para ya se sí ahora to sé que esrris aiii en ei _.f'mm'a
recostada y fiesnutia esperando y riénduie riesparranmdus ias negros
criiveiios en ei agua y ies peces entrnntio y sriiieircicr rec0nr.|`entio torio tu
cnerpn descansancicl sabre tus sentis seiire tu vientre juganciu en ese
cuerpn que es stiin mio súin min pero úyeln nn serás rie las peces ni rici
agua que te rmiea xv te esconde agua nmiiiita que te cubre que me
aparta de ti fic tu cuerpfl mia sóio min eyes ni de ios peces ni del agua
mio solamente mio mio...

252-253 354
tr Salir Cuentos reunidos- La tla Htiip-at'-1

cuando llego hasta la orilla de una alberca que las plantas v los
árboles ocultaban. Una mujer vestida también de negro se
encontraba sentada en una banca bajo la sombra de un álamo. Al
Griselda descubrirla, la muchacha pensó regresarse; pero la mujer ya se habia
percatado de su presencia, a causa de la ruidosa hojarasca.
-Perdona usted, señora, que haya entrado así, pero no resisti la
curiosidad de conocer esta tìnca. que siempre me ha intrigado por
su soledad.
-Desde hace años está abandonada. yo soy la única que viene
de vez en cuando pero, no se vaya, quédese un momento a platicar;
La muchacha rubia se detuvo unos instantes, indecisa, frente a la por favor, sienlese usted.
puerta entornada, pero se decidio por Eìn a entrar. No dejo de La joven titubeo 1,' quiso inventar alguna disculpa: “seria
eittrañarle el total abandono del jardín, donde apenas se podía bastante dcscortcs no aceptar, despues de haber entrado asi...", v sc
caminar por la maleza que todo lo invadia, hasta el sendero que sentó en el extremo de la banca.
llevaba hacia la casa, que se veia al fondo entre los altos árboles. Las -lvle llamo Griselda -dijo por toda presentacion la mujer que
plantas crccían dcsordenadamente: sin duda hacia tiempo que no usaba unas gruesas gafas oscuras.
habian sido podaclas. El sol de las cuatro de la tarde era abrasaclor, -Yo, Martha -correspondió la muchacha, tj' conietizo a
de.slumbrante_, jr la muchacha tenia que colocarse las manos a modo observarla de reojo. Debía tener cincuenta años o más. El cabello
de visera para poder caminar. Un pájaro que voló a su paso la hizo eanoso conservaba aún algunos mecbones negros. No usaba
s›ohresaltarse, y el suétel' negro se quedo prencliclo entre las ramas maquillaje v las gafas impedían apreciar bien sus facciones. Sin
espinosas de un rosal de Castilla. l.o desprendió con todo cuidado embargo, se podia advertir que aún era una mujer guapa, una mujer
para no romperlo v resolvió llevarlo sobre el brazo. Se sentia que debio ser muy hermosa.
nerviosa por haber penetrado en esa Finca de una manera tan -Uno siempre vuelve al sitio de sus recuerdos -dijo Griselda,
incorrecta; pero no habia resistido la tentacion de conocer la vieja como si tratara de explicar su presencia cn aquella finca
residencia que ella siempre veia cerrada v probablemente sola, abandonada.
cuando pasaba en su diaria caminata hacia el correo dc San -Es verdad -contestó Martha-_ Nosotros, es decir mi madre,
Jeronimo. Ésa. si se la podia llamar pequeña aventura. era algo por se empeña en buscar los recuerdos de papá. Él murio hace poco
lo menos novedoso. Algo que rompía aunque fuera por breves tiempo.
instantes la monotonía de su existencia. reducida a oir las eternas -Cuánto lo lamento.
lame-ntaciones de su inadre. En eso pensaba la muchacha rubia -Mi madre está inconsolahle v quiso que nos vinìér-amos una

',_,' 254-255 384


e Salir Cuentos reunidos- La ila +unp-aro

temporada aqui, en donde pas-abamos siempre las vacaciones v que óvalo perfecto. 'jr los extraordinarios ojos que Martha no podia dejar
a papá tanto le gustaba. Pero. más que otra cosa, vo se que mamá de admirar.
quiere estar lejos de la ciudad jr de todos. Listed sabe, yo a veces -Una bella pareja. 1,' las copias muy fieles -jr sintio que algo.
temo que ella... por dentro. le dolía al contemplar a la mujer de ahora.
-Si. es duro tj' muy dificil resignarse a esas pérdidas, vo lo sé. -Él fue muy guapo. Tanto, que las mujeres se volvían en la calle
-Yo también he sentido mucho a papá, pero..., vo tengo para mirarlo.
esperanzas. proyectos, planes, en cambio, ella. .¬ -Y usted también, señora. y qué ojos más increíbles los suyos.
-Se termina todo para siempre, no queda nada ni nadie. Yo con un color conto no lie visto otros -dijo Martha al regresarle el
también perdí a mi marido. medallon.
Martha no supo de pronto que decirle. comnovida por aquel -A el también le encantaban.
tono de voz estremecido, y la desolación total que las palabras -¿line hace mttelto tiempo? -y al terminar la pregunta Martha
revelaban. Recordó la noche cuando su prima teleloneo para reparú que era la segunda vez que la hacia.
avisarle que Ricardo habia muerto en Nueva York. Todo se habia -Si. hace años. Estábamos aqui en esta finca, a donde vcniarnos
detenido en aquel instante. como si el tiempo jr la vida misma se a pasar el verano. Entonces habia muv pocas residencias jr no existia
pararan de golpe. Se habia quedado anonadada, sin saber qué hacer. carretera; se sentia uno en pleno campo. lejos de la ciudad.
que pensar... Reparó entonces en el largo silencio en que habia - -Asi me siento vo ahora, desc-onectada por completo de mis
caido jr trato de disculpame: amigos *jr de mis actividades; en un aislamiento que me deprime
-Mi primer novio murió, murio repentinamente. Nos terriblemente.
conocíamos desde niños v fue un golpe terrible. -Yo fui muy dichosa en este lugar, nunca lo olvidaré...
-Tambien él murio cuando vo trienios lo hubiera creido. Era -En cambio para mi lia sido una verdadera tortura, sin tener
aún bastante joven, jr nos queríanios de una manera tan. .. que hacer ni adonde ir; oyendo todo el dia las constantes
-¿Fue hace mucho tiempo? lamentaciones de mamá. o mirándola llorar sin consuelo. Hay veces
Griselda no la oyo. Se había quedado ensimìsìnada. que no soporto mas, jr me desespera no poder hacer nada. nada...
-Le voy a mostrar su retrato -dijo de pronto. como si volviera Por eso salgo por las tardes. aprovechando que ella duerme un poco
de muy lejos. v se quitó con manos temblorosas un medallón. despues de comer jr son las únicas horas en que descansa, porque
M abrirlo. Martha encontro dos miniaturas notablemente pasa toda la noche en vela. recorriendo la casa entre sollozos.
logradas. El retrato de un hombre jr el de Griselda. Los dos eran Cuando salgo voy' al correo a dejar las cartas que le escribo a mi
jovenes y hermosos; sobre todo ella, con enormes ojos de un novio que esta en Merida.
extraño color. azul, gris, verde. Un color increible de humo verde -¡Pobre-cital, es muy pesado a su edad pasar por estas
aaul_ El cabello oscuro le caia sobre los hombros enmarcanclo un situaciones. Cuando se es viejo, uno vive ya sólo de sus recuerdos.

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e Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.inp-aro

los persigue queriendo recuperarlos, como si fueran los pedazos de -No, a Mexico solamente. Ilacia el travecto a caballo, era un
un objeto roto que se quisiera reconstruir. estupendo jinete. Esa vez. _., esa vez vo me pase la tarde aqui junto al
Martha la escuchaba hablar jr pensaba en la injusticia que su estanque, bordando, hasta que anocbeció_ Después me fui a la casa a
madre cometia con ella, al condenarla a ese aislamiento absurdo. Ya disponer la cena para esperarlo. (Iomen:-to a llover. I.lovia
tenia bastante con haber perdido a su padre; jr miraba el estanque torrencialmente coino llueve siempre en este lugar, 1,' el no
invadido de lirios acuáticos. regresaba...
-Por eso mismo no me he hecho el animo de vender esta finca. El sol estaba ocultandose; se iba la tarde. Martha inird el reloj
Aqui lo vi por última vez. aqui quedaron tantas cosas. con disiniulo. Eran pasadas las seis. Su madre ya debia de haber
-Mi padre murio en Me:-tico, pero mamá dice que en este lugar despertado de la siesta, y la estaria esperando muy intranqiiila.
tiene muy bellos recuerdos v, ademas, corrio no quiere ver a nadie... hltinca tardaba tanto. pero ¿como irse ahora? No podia interrumpir
-Mi único deseo seria qiierlarme aquí. Sin embargo. .. el relato de la mujer.
-¿Nunca más ha vuelto a vivir en este lugar? -... yo estaba mujr inquieta, como nunca lo habia estado antes,
-Nunca más. Solo en tardes como esta en que me escapo sin con una extraña ne1¬.'iosidad, como si presíntiera algo. Dieron las
avisarle a nadie. diez, las once, habiamos recalentado la cena varias veces. Él no
-Deben haber sido muy duros todos estos años. llegaba 'jr seguia lloviendo, lloviendo sin cesar. ._
- -No se puede usted imaginar cuanto - -dijo la mujer con voz El viento refresco la tarde jr traia el perfume de los jaamines jr las
entrecortada-. Cuando lo vi muerto pensé que ya no seria posible madreselvas. Fl crepúsculo se desinadejaba entre los altos árboles.
sufrir más; después... -_.. los relámpagos surcaban el cielo eiinegi'ecido; no se oía el
-¿Y no liajr posibilidad de olvidar, que con el tiempo la galope de su caballo, aquel galope que vo conocia hasta en sueños.
memoria sea menos persistente 3; aniinore la intensidad del dolor? Esperaba impaciente, cada vez in-ás agitada, con un desasosiego que
-No. eso seria lo más terrible de todo. lo inadmisible. Esta me rola las entrañas. De pronto entraron los moros con él, bañado
búsqueda continua de recuerdos, de peqiierìas cosas como un olor. CII Si-lI\gl'E`¬ . .

un sonido, o una palabra, que reconstruvan dentro de uno lo que se La vox de Griselda se deshizo en solloaos que esiremecían todo
ha ido, es lo único que nos queda, lo único que sostiene j' aviida a su cuerpo. Martha la contemplaba muy perturbada. Ilubiera
seguir viviendo. querido estar va de regreso en casa con su madre. Ilubiera querido
-Así piensa tambien mamá. no haber entrado nunca en aquel lugar.
-Siempre que vuelvo aqui regreso deshecha, casi muerta. Es El olor de los jazmines jr de las madreselvas comenzaba a ser
por eso que no me dejan venir. Cada vea revivo todo lo que paso demasiado fuerte, tanto que, de tan intenso, se iba tornando oscuro
aquella tarde, escucho sus palabras de despedida, lo veo partir. jf siniestro, coino la tarde misma *y los árboles v el agua
-¿Se fue lejos? ensoinbreclda del estanque.

',_,' 258-259 384


ti Salir Cuentos reunidos - Da ila +iinp-aro

-El caballo se habia asustado con un ravo -dijo Griselda sombras vivas de aquel jardin.
recomponiendose un poco-, v lo estrelló contra un árbol.
-¡Que terrible! -fue lo único que supo decir Ívlartha.
- -Aquella noche decidi arrancarme los ojos... - -jr se llevó el
pañuelo a la boca ahogando un grito.
También Martha había pensado hacer inuchas cosas aquella
noche, cuando se entero que Ricardo había muerto eii Nueva York:
tirarse por la ventana, tornar pastillas, aventarse al paso de un
tren...
_i.ifl C505 IHÚITIÚIIÍÚS UIIÚ plffflfia Úl"l l1i:lC'lÍ.'l.` ltiïìlälå CUB-i.'l5 3.lJSl.|l'diå¬5.

Es natural.
-... me arranqui': los ojos 1,' los arroje al estanque para que
nadie más los viera -decia Griselda quitándose las gafas jr
cubriéndose el rostro con el pañuelo para sollozar sordamente.
Así permaneció minutos o siglos, una eternidad, mientras el
viento movía las hojas de los árboles v era como otro largo solloao
que la acompañaba.
l'-.-lartha no deseaba ahora sino huir cuanto antes de aquella
mujer, del trágico jardin va en sonibras j' del denso perfume que la
envolvia.
-Debo irme, señora, ya es nniv tarde -dijo ponieiidose de pie
v tocando siiavemerite el hombro de Griselda-, mi madre ha de
estar preocuparla por mí.
La mujer dejó de llorar jr alirú la cara. Martha contempló
entonces un rostro transfigurado por el dolor j-' dos enormes
cuencas vacías; mientras los ojos de Griselda, cientos, miles de ojos,
lirios en el estanque, la traspasaban con sus inmensas pupilas
verdes, azules, grises. v después la perseguian apareciendo por todos
lados como tratando de cercarla, de ahalanzarse sobre ella 1,'
devoi'ai'la. cuando ella corria desesperada abriéndose paso entre las

250-261 asa
tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.|up-aio

mamà?“, le pregunto Ricardo, porque se había quedado con la cara


escondida entre las manos, sentada alli, frente al tocador. a donde
habia ido a arreglarse un poco para salir. (Ion gran desaliento se
El último verano
cambio de ropa sf se arreglo, “claro que no es posible sentirse
contenta sf animosa cuando de sobra se sahe que una no es ya una
mujer sino una sombra, una sombra que se irá desvaneciendo
lentamente, lentainente...” Ahora tuvo que taparse la boca con el
pañuelo para ahogar un solloao. Porque aquel tiltitno tiempo se
habia sentido demasiado sensible y deprimida. y lloraba fácilmente.
i-'ue a principios del verano, de ese verano seco v astìxiarite, que
Llevaba un vestido de gasa con volantes en el cuello v en las mangas; habia empesado a sentirse mal; a veces era una intensa náusea al
el pelo castaño oscuro. recogido hacia atras con un moño de despertar sf unas como oleadas de calor que lc subían hasta la
terciopelo negro, dejaba despejado un rostro joven de arrnoniosas cabeza, o fuertes mareos, como si el cuarto sf los muebles se
facciones en el cual resaltaban los ojos sombrcados por largas movieron; mareos que en algunas ocasiones persistian durante todo
pestañas. No solo irradiaba juventud v frescura aquella muchacha. el dia; también habia perdido el apetito. no se le antojaba nada jr
sino una gran paz y felicidad. Pero aquella muchacha herrn-osa. todo le daba asco. 1-' de su cuenta se habria pasado los dias sin
porque en verdad lo era, 1,' tan bien arreglada sf respirando comer, solo con un café o un jugo. Lina inmensa fatiga se iba
tranquilidad por todos los poros. estaba dentro de un marco. apoderando de ella 3; la imposibilitaba para el cumplimiento de las
colocado sobre el tocador, cerca del espejo. Asi era a los dieciocho tareas diarias, ella que siempre había trabajado de la mañana a la
años, antes de casarse. Pepe habia querido que le diera un retrato noche, como una negra. Todo lo que hacia ahora era con un gran
como regalo de cumpleaños. Habia salido muy bien. sí. realmente, 1,' esfuerzo, un esfuerzo que cada dia iba siendo mayor. "I-la de ser la
ei-:perimentó un inmenso dolor al comparar a la joven de la edad." lisa edad que la mayoria delas mujeres teme tanto v que ella
fotografia con la imagen que se reflejaba en el espejo. su propia en especial veia llegar como el final de todo: esterilidad,
imagen: la de una mujer madura. gruesa. con un rostro fatigado. envejecimiento, serenidad, muerte... Los dias pasaban jr cl malestar
marehito, donde empezaban a notarse las arrugas y el poco cuidado aumentaba a ta] punto que decidio ir a ver al medico. Tal vez le
o más bien el descuido de toda su persona: el pelo opaco, canoso, diera algo con que hacer menos pesada esa dificil etapa.
calisada con :tapatos de tacún bajo y un vestido gastado sf pasado de Después de examinarla detenidamente, el doctor le dio una
moda. Nadie pensaría que esa que estaba mirándola detrás del palmada cariñosa en el hombro jr la felicito. Sería madre de nuevo.
vidrio del portarretratos habia sido ella, sí, ella, cuando estaba tan No podia creer lo que estaba escuchando. “Nunca lo hubiera creído,
llena de ilusiones 1,' de proyectos. en cambio, ahora... "¿Que te pasa. pero a mis años. yo pensaba que era... es decir, que ya serian los

252-zsa sas
a Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|up-aio

sintomas de... pero ¿cómo es posible, doctori" Y tuvo que la mejilla con un beso. “Cada hijo trae su comida jr su vestido, no te
preguntarle varias veces si estaba realmente seguro de su preocupes, saldremos adelante como hemos salido siempre." Y ella
diagnostico. pues era n1uj.r raro que eso sucediera a su edad. “Eso es. se quedo mirando aquella pantalla de television donde algo se
hija, 1.-' nada más. sigue mis indicaciones j' vienes a verme dentro de movia sin sentido. mientras en su interior un mundo de
un mes. no tengas temor, si te cuidas todo saldrá bien, ya verás, te pensamientos v sentimientos se apretujaba. Pasaban los dias, las
espero dentro de un mes.” Le re-:eto algunas medicinas que deberia semanas, j' seguía sin encontrar resignación ni esperanza. l.a fatiga
tomar. Y ella que durante dias jr dias, jr todavia unas horas antes. aumentaba con los dias jr una gran debilidad la obligaba a
habia llorado de solo pensar que va había llegado a esa terrible edad recostarse, en ocasiones, varias veces durante el dia. Así transcurría
en la que la maternidad, la lozanía 1,' el vigor terminan, ahora, al el verano.
recibir la noticia, no experimento ninguna alegría, por el contrario i-'or las noches jr un poco entre sueños Pepe la ola llorar o la
una gran confusion v una gran fatiga. Porque. claro, era bien pesado sentia eslremecerse, pero el apenas si se daba cuenta de que ella no
despues de siete años volver a tener otro niño, cuando ya se han dormia. Era natural que Pepe dcscansara a pierna suelta, ¡claro!, él
tenido seis más 3,' una ya no tiene veinte años, jr no cuenta con quien no tendría que dar a luz un hijo mas, ni que cuidarlo, “los hijos son
le ayude para nada jr tiene que hacerlo todo en la casa v arreglárselas un premio, una dàdiva". pero cuando se tienen cuarenta 1,' cinco
con poco dinero, v con todo subiendo dia a dia. Asi iba pensando en años jr seis hijos otro hijo mas no es un premio sino un castigo
el camion, de regreso a su casa, mirando pasar las calles que le porque pa no se cuenta con Fuerzas ni alientos para seguir adelante.
parecian tan tristes como la tarde, como ella misma. Porque tj-'a no A veces se levantaba a mitad de la noche j; se sentaba cerca de la
queria volver a empesar; otra ver. las botellas cada tres horas. lavar ventana, ahí, a oscuras, oia los grillos abajo en el pequeño huerto
pañales todo el día 1,' las desveladas, cuando ella ya no queria sino donde ella cultivaba algunas hortalizas, Y el alba la sorprendía con
dormir jr dormir, dormir mucho, no, no podia ser, va no tenia los ojos abiertos aun v las manos crispadas por la angustia.
fuerzas ni paciencia para cuidar otro niño, va era bastante con lidiar Habia ido a ver al médico al cumplirse el mes jr, después, al
con seis v con Pepe, tan seco, tan indiferente, “no es partido para ti, siguiente. Le cambiaba un poco las prescripciones, pero siempre las
hija, nunca lograra nada en la vida. no tiene aspiraciones v lo único recomendaciones eran las mismas: “Procura no cansarte tanto, hija,
que hará será llenarte de hijos”. si. otro hijo más jr el no haria el mas reposa rnas, tranquiliaale". Ella regresaba a su casa caminando
minimo esfuerzo por buscarse otro trabajo v ganar más dinero, que pcsadamcnte.
le importaba que ella hiciera milagros con el gasto. o que se muriera Una de esas noches en que no lograba conciliar el sueño jf el
de fatiga. calor v la desesperación la hacian levantarse jr caminar, salió a
Esa noche le dio la noticia. Los niños ya se habian acostado v refrescarse un poco jr se recargo en el baraodal de la escalera que
ellos estaban en la estancia viendo la television como todos los dias bajaba de las habitaciones hacia el huerto. Hasta ella llegaba el
después de cenar. Pepe le paso un brazo sobre los hombros jr le roao perfume del huele de noche que tanto le gustaba. pero que ahora le

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.|np-aro


parecía demasiado intenso 1,' le repugnaba. Estaba observando rcrnordimientos. lrataba de olviclarlo todo, de no recordar aquel
indiferente a las luciernagas, que se encendian y se apagaban desquiciante verano que por fin habia terminado, sf casi lo habia
poblando la noche de pequeñas sr breves lucecitas, cuando algo logrado hasta ese dia en que le pidio a Pepito que le cortara unos
caliente ¬_u gelatinoso empezo a correr entre sus piernas. Miró hacia jitomates. “.\lo. mami, porque ahi también hay gusanos."
abajo y vio sobre el piso un ramo de amapolas deshojadas. Sintió la Comenzaron a :zumbarle los oidos p todos los muebles y las
Frente bañada en sudor trio, las piernas que se le iban aflojando ji' se cosas a girar a su alrededor, se le nublo la vista y tuvo que sentarse
ai"|an;r.ó al barandal mientras le gritaba a su marido. Pepe la llevo a la para no caer. Estaba empapada en sudor y la angustia le devoraba
cama sf corrio a buscar al niedico. "Te recomende mucho que las entrañas. Seguramente que Pepe. tan torpe como siempre. no
de-scansaras, hija, que no le fatigaras tanto”, dijo el doctor cuando habia escarbado lo suficiente y entonces... pero, qué horror, que
lerrnino de alenderla 3,- le dio una breve palrnada en el hombro. horror, los gusanos saliendo, saliendo. ..
"traia de dormir, mañana ventlré a verle". ñnles de caer en el sueño, Ese dia apenas si hubo eornìda sf lo que logro hacer o estaba
le pidio a Pepe que enxfolviera los coágulos en unos periódicos 1,' los salado o medio crudo o quemado, pues ella habia empezado a girar
eriterrara en un rincón del huerto, para que los niños no los vieran. dentro de un torbellino de ideas 3-' temores dcsquiciantes.
El sol llenaba la habitación cuando despertó. I-labia dormido Toda su vida 'if la diaria rutina cambiaron de golpe. I-Iacia el
muchas horas. Sus hijos se habian ido a la escuela sin hacer ruido. quehacer muy nerviosa, presa de una gran ansiedad, mal tendía las
Pepe le llevo una taza de café con leche tv' pan que comio con agrado. camas, daba unos cuantos escobazos 1,' corría a asomarse a las
Tenia hambre. Y cuando Pepe salio a buscar a su hermana para que ventanas que daban hacia el huerto; ernpe-:taba a quitar el polvo de
viniera unos días mientras ella se recuperaba, se quedo pensando jr los muebles, 3,' otra vez a la ventana; se le olvidaba In que estaba
no pudo menos que experimentar un gran descanso por haber haciendo, al trapear dejaba los pisos encharcados, se le caían las
salido de aquella tremenda pesadilla. Claro que le dolía que hubiera cosas de las manos, rompía la loza. recogía rapidamente los pedazos
sido en una forma tan triste, lan desagradable, pero las cosas no son y los echaba al bote de la basura para que nadie los viera 1,'
como uno las desea, nì las piensa, sino como tienen que ser. Desde sospechara; pasaba largas horas reeargada en el barandal,
luego que ya no quería otro hijo, no, hubiera sido superior a sus observando, observa odo. ..
Íuerisas, pero no asi, que no hubiera sucedido asi, asi, cómo le Apenas si hablaba con Pepe y con los chicos, todo le molestaba:
afectaba jr la conmovia, y comcniaú a llorar desconsoladamentc, que le preguntaran algo, que le platicaran, que hicieran ruido, que
largo rato, hasta que se quedo nuevamente dormida. pusieran el radio, que jugaran, que gritaran, que vieran la
A los pocos dias todo habia vuelto a la normalidad jr cu1nplia tele1.risir'm..__, ella queria estar sola, pensar, obse1¬.far... que no la
con sus tareas domesticas, como siempre lo había hecho. (Íuidando distrajeran, necesitaba estar atenta, escuchando, observando,
de no fatigarse demasiado procuraba estar ocupada todo el dia, para escuchando, observando. ._
asi no tener tiempo de ponerse a pensar 1,' que la invadieran los Esa tarde, Pepe habia ido al centro a comprar unos zapatos y a la

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e Salir Cuentos reunidos- La tla +unparo

peluqueria. Los tres niños mas pequeños a la doctrina como todos


los sabados, jr los mayores a jugar basquet. Estaba sola en la modesta
estancia tratando inútilmente de zurcir calcetines y remendar las
camisas tj' los pantalones, lo que antes hacia con bastante habilidad jr
Óscar
rapidez mientras veia en la television los “Sábados con Saldaña” que
tanto le gustaban, sobre todo "Nostalgia"“... pero eso ya no era
posible. a ella ya no le interesaba nada que no fuera escuchar,
observar, estar atenta observando, escuchando... Cerca de las seis
de la tarde alcanzo a percibir como un leve roce, algo que se
arrastraba sobre el piso apenas toeandolot se quedo quieta, sin
respirar... si, no cabía la menor duda, eso era, se iban acercando, La joven dio la contrasena al empleado gr espero pacientemente a
acercando, acercando lentamente, cada vez mas, cada vea más... jr que le entregaran su equipaje. Se sento en una banca 1- encendió un
sus ojos descubrieron una leve sombra bajo la puerta... sí, estaban cigarrillo. tal vea el último que iba a fumar durante el tiempo que
ahi, habian llegado, no había ya tiempo que perder o estaria a su pasara con su familia. Sus ojos revisaban cuidadosamente el local
merced... (Íorrio hacia la mesa donde estaba el quinqué de tratando de descubrir si. en esos años de ausencia. habia habido
porcelana antiguo que fuera de su madre si que ella conservaba algún cambio. Pero todo estaba igual. Sólo ella habia cambiado, jr
como una reliquia. Con manos temblorosas desatornillo el deposito bastante. Recordó como iba arreglada cuando se fue a la capital: el
de petroleo y se lo fue virtiendo desde la cabeza hasta los pies hasta vestido largo holgado, la cara la'-rada y con su cola de caballo.
quedar bien impregnada; despues, con el sobrante, rocio una zapatos bajos J'<'-¬-: 5tedias de algodon... Ahora traia un bonito sueter
circunferencia, un pequeño circulo a su alrededor. Todavia antes de negro, una falda bien cortada 1_,f angosta, pegada al cuerpo, zapatillas
encender el cerillo los alcanzó a ver entrando trabajosamente por la negras sf gabardina beige; pintada con discrecion y peinacla a la
rendija de la puerta... pero ella había sido más lista 1,' les había moda, era una nmchacha atractiva, guapa, ella lo sabia; es decir, lo
ganado la partida. No les quedaria para eonsttmar su tfenganaa sino fue descubriendo a medida que aprendió a vestirse sf a arreglar-se...
un monton de cenizas humeantes. lil empleado le llevo sus dos maletas y le dijo:
-Si usted quiere, el eoehe del correo la puede llevar al pueblo.
sólo cobra dos pesos, porque el camion tarda mucho en pasar.
La muchacha tomo asiento junto al gordo chofer del correo ff' lc
dio la direccion de su casa.
-¿A la casa de don Carlos Román? -preguntó sonriente el
chofer _ Yo toco con él en la banda municipal los domingos en la

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tt Salir Cuentos reunidos- Ea ila ifi.inpai'o

tarde, 1,' después lo acompaño hasta su casa. Si me permite voy a -Como siempre -dijo laconicamente la mujer jr suspiro. Su
detenerme en el correo a dejar el saco de la correspondencia, no me rostro parecía en ese momento mas ceniciento jr sus ojos m¡i.s
tardo nada. hundidos.
El hombre entro a la oficina de correos con el saco de la Al entrar a la recomara que habia compartido con Cristina
correspondencia casi vacio. Ella pudo ver desde alli la vieja durante tantos años, Mónica sintio reinordiinientos tj' dolor de
parroquia del pueblo con sus esbeltas torres, la Plaza de Armas con haber dejado a su hermana languideciendo, consuiniéndose en
su quiosco 3-' sus bancas de tìerro 1,', al lado de la parroquia, la notaria aquel encierro, jr no habérsela llevado con ella cuando se fue a la
de su padre. Siii duda estaba ahora inclinado sobre algún papel de capital. La habitacion estaba igual: las dos camas de laton con sus
oficio, escribiendo con pluma de inanguillo sus letras tan bonitas jr colchas tejidas de hilaza blanca, nitidas y estiradas, como acabadas
uniformes. de poner: el viejo ropero de rnadera de ojo de pajaro que ellas
La muchacha pago al chofer los dos pesos com-enidos jr se quedo habian heredado de la abuela; el tocador con sti plancha de marmol,
un momento, antes de decidirse a tocar, contemplando la casa del jr el aguamanil y la jarra de porcelana; cl buró con su candelero
notario, su propia casa. Vinicndo de la capital parecia pequeña jr dorado 1,' su vela lista para ser encendida, jr el florero con jazmincs
modesta, pero alli era una buena casa pues tenia dos pisos y' un que Cristina habia cortado para recibirla sabiendo cuánto le gustaba
sótano, cualidades raras en el pueblo. La pintura se veia maltratada. su perfume.
las ventanas ji' la puerta descoloridas, sin duda hacia tiempo que no - -Cristina, hermana, ¡cómo te be extrañado, no sabes cuánto! -
se preocupahaii por la casa. Tocó por tin la puerta jr esperó, 'jr era sincera Mónica. En ese momento supo claramente que habia
mientras el corazon le laiía apresuradamente. extrañado a Cristina más que a nadie: la Faiiiilia, la casa, el pueblo.
-¡Monica! -grito al verla Cristina jr la estrecho cariñosamente. todo era Cristina: esbelta, pálida, callada siempre, liacendosa 1,'
Los pasos de alguien que llegaba las hicieron separarse, jf li-lonica sufrida, resigiiada.
corrio a abrazar a su madre, a aquella niujercita flaca, de rostro -Y yo, ¡no te puedes iniaginar, cuánto! -jr sus ojos se
ceniciento y ojos lnindidos jr sin brillo. itl abrairarla, Monica se dio empañaron-, solo me consolaba pensando que volverias, pero ¿te
cuenta de la extrema delgadez de la mujer, de su rostro tan marchilo iras a quedar?, ¿no le vas a \-'olifer a ir?
jr acabado, j' se apreto a ella con ternura jr dolor. -Ya platicarernos, Cristina.
-¡Qué bueno que rcgrcsastc, hija! -decia la madre mientras sc -Tienes razon. li-'oy a ayudar a mamá a terminar de hacer la
limpiaba una lagrima. comida, descansa un poco, te ves fatigada.
-¿Y papa? ¿Y Carlos? Mónica se miró en el espejo del tocador-lavabo. Tenia razon
- -Papá está en la notaría, 'jr Carlos sigue en la escuela. Ahora Cristina, se veia fatigada jr lo estaba. El temor a enfrentarse con
tiene a los niños de quinto. todos los de la familia la habia puesto iriuijf neiviosa jr' tensa. Pero era
-¿`r'... Óscar_..? preciso correr el riesgo porque necesitaba mucho el afecto jf la

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e Salir Cuentos reunidos- La ila rnnp-ar-:I

cercania de los suyos. Enipeaú a sacar la ropa de las maletas jr a trayendo una charola con pedazos de platos 'jr vasos. Iadeaba un
colgar sus vestidos en el viejo ropero, al lado de los de Cristina. poco y su rostro tenia un leve color.
Aquellas prendas alli colgadas, unas al lado de otras, hablaban -Esta muy nervioso, creo que es por... -1,' sus ojos se tijaron
claramente de las dos mujeres que las usaban tf del medio en que se en Monica- -_ Deberías darle algo, papa.
movían. El padre terminó de comer rapidamente, se limpio la boca con la
Como a las dos de la tarde llegaron el padre jf el hermano. El servilleta, sirvio un poco de agua en un vaso jr se dirigió al sótano. El
recibimiento fue cortés. pero Frío. Monica no había esperado nada hermano se lei.-'ani-fi -:le la mesa, cogió unos libros 1; se marchó.
distinto. Inniediatamente despues de lavarse las manos se sentaron al dia siguiente de su llegada Moriiea comenzo a lia-cer la parte
a la mesa. El padre rezo una breve oracion, como acostumbraba de los queliaeeres de la casa que le correspondía, como antes de que
hacerlo, gr eornenaaron a corner. Qué buena le supo a ls-tónica la se marehara para la capital. La rnìsrna rutina de siempre: a las seis y
comida de su casa. heeha con tanto euid-ado 3,' esmero por su madre. media de la mañana se letfaniaban; la madre daba de comer a los
Poco se hablaba durante las comidas, al padre le molestaba 3' lo pajaros jr limpiaba las jaulas; las dos hermanas ponian la mesa del
ponia de mal humor. Monica le observaba de reojo, en realidad casi comedor j' preparaban el desajfuno. y a las ocho se sentaban todos a
no habia cambiado. tal vez estaba algo más grueso ¬jf más calvo, pero la mesa. Pero antes se le llevaba el desayuno a Óscar porque pasaba
continuaba igual de callado 'f metodico, de bueno jr ordenado; con el dia de mujr mal humor si no era atendido primero 1,' èl, desde el
su servilleta puesta desde el cuello seguia sorbiendo la sopa, como sótano, tenia gran conocimiento de los ruidos de la casa jf de las
siempre lo habia hecho. En la otra cabecera de la mesa la madre horas; sabia cuando se leeantahan, cuando entraban a la cocina.
servia la comida en silencio. “Ella no solo ha cambiado -se dijo cuándo salian. todo. .-K las ocho jr media se iba Carlos a la escuela y
\«tonii:a-, se acabo por completo." F.nflao_ue|;ida en extremo, con la el padre. un poco más tarde, a abrir la notaria. F.ntonces las tres
cara afilada sf cenicienta 3; los o_ios hundidos jr sin brillo, más que un mujeres limpiaban la casa cuidadosamente. Cristina se encargaba de
ser humano parecía una sombra dolorosa. Cristina. agobiada por el arreglar la cocina 1.' de lavar la loza, la madre saeudia la sala 3; el
silencio, la soledad 3,- la desesperanza, era una joven vieja, una llor comedor ;r Monica se dedicaba a las recamaras 3.» al baño. Mientras
marehiia. 1' Carlos. abstraído, encerrado en si mismo, se veía mas la madre salia a hacer la compra para la eo-mida, las muchachas
grande. representaba mas edad que la que tenía. Me-niea sintió una barrian jr irapeaban el palio y el zaguán. Después, cuando la mujer
gran ternura jr mucho dolor por todos ellos sf gusto tambien por regresaba con el mandado, Cristina le ayudaba a preparar la comida
haber regresado. Un ruido, como de trastos que caen por el suelo, 'jr a arreglar la mesa jr Monica la'-.taba la ropa sucia. En aquella casa
hizo estremecer a Mónica. Los demás se miraron sin asombro. siempre habia algo que hacer: al terminar de comer se levantaba la
- -Ya debe de haber terminado de comer - -dijo la madre mesa jf la cocina. se remendaba jr planchaba la ropa, 1,' solo después
levantandose de la mesa. Salió apresuradamente sf desaparecio por de la cena, cuando ya todo estaba recogido jr acomodado, jr el padre
la puerta que conducía al sótano. A los cuantos minutos regreso se ponia a estudiar en el violonchelo las piezas que se tocaban en la

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serenata de los domingos jr el hermano corregia los trabajos de sus podia suceder. Despues, en silencio, salia de la habitacion, bajaba
alumnos, las tres mujeres hacían alguna labor de tejido o de pesadamente la escalera jr entraba al sótano a acostarse. En aquella
bordado. casa nadie bahía dormido jamás tranquila ni normalmente, su
Desde el sótano Óscar manejaba la vida de aquellas gentes. Asi sueño era ligero, atento siempre al menor ruido. Pero nadie se
había sido siempre, así continuaría siendo. Comía primero que quejaba nunca, resignados ante lo irremediable, aceptaban su cruel
nadie jr no permitía que nadie probara la comida antes que el. Lo destino j' lo padecían en silencio. En los días de luna llena Óscar
sabia todo, lo veia todo. Movía la puerta de íìerro del sotano con aullaba como un lobo todo el tiempo del plenilunio Y se negaba a
furia, jr gritaba cuando algo no le parecía. Por las noches les CÚITIÉIÄ

indicaba con ruidos jr señales de protesta cuando jra quería que se Podia decirse que la familia Roman era una de las familias mas
aeostaran, jr muchas veces también la hora de levantarse. Cornía aeomodadas del pueblo: tenían casa propia jr grande, una not-aria.
mucho, con voracidad jr sin gusto. con las manos, groteseamente. Et un hijo maestro de escuela jr, sin embargo, apenas les alcanzaba el
la menor cosa que le incomodaba aveniaba los platos con todo jr dinero que el padre jr el hijo ganaban para solventar los gastos de
comida, se golpeaba contra las paredes jr cernía la puerta. Raras aquella casa; es decir, los muchos gastos que originaba Óscar. Con
veces permanecía silencioso, siempre estaba monologando entre bastante frecuencia había que reponer cinco, diez., muchas macetas,
dientes palabras incomprensibles. Cuando todos se habían retirado jr ni qué decir de la loza, continuamente se compraban platos, tazas,
a sus habitaciones Óscar salia del sótano. Sacaba entonces el agua vasos, jr ademas la ropa que desgarraba jr hacia jirones: camisas,
del por-r.o jr regaba las macetas cuidadosamente jr, si estaba enojado, pantalones, sabanas, colchas, cohertores; también destroaaba sillas jr
las rompía estrellandolas contra el piso; pero el día siguiente había muebles jr, agregado a todo esto, las medicinas que constantemente
que reponer todas las macetas rotas, pues el no soportaba que se le administraban jr que eran bastante caras.
disminujeran. siempre tenía que haber el mismo numero de Contadas eran las visitas que se recibían en la casa del notario.
macetas. Cuando terminaba de regar las macetas entraba a la casa jr lan sólo algunos familiares o amigos mujr íntimos cujras voces Óscar
subía la escalera que eonduela a las Iiabitaeiones. Hacia la conocía muy bien, desde pequeño, los cuales iban muy de tiempo en
medianoche se escuchaba el crttjir de la vieja madera de la escalera tiempo a saludarlos j- a tomar un chocolate mientras platìcaban un
bajo el tremendo peso de Ús-car. A veces abría la puerta de una de rato a la caída de la tarde. Una persona desconocida nunca hubiera
las recamaras jr tan solo se asomaba, volvia a cerrar la puerta jr se podido entrar en aquella casa, Óscar no lo hubiera soportado ni
regresaba al sótano. Pero otras veces entraba a todos los cuartos jr se tolerado. Las mujeres sólo salian a lo indispensable: el mandado, las
acercaba hasta las camas jr allí se quedaba un rato, inmóvil, varia.s compras, la misa de los domingos jr alguna vez entre semana
observando, jr sólo su brusca jr fuerte respiracion rompía el silencio al Rosario, algún pésame o entierro, algo verdaderamente mujr
de la noche. Nadie se movía entonces, todos permanecían rígidos jr especial, pues estas cosas lo escitaban sobremanera, él no admitía
paralirados ante su presencia, pues con Óscar nunca se sabía que nada que rompiera o alterase el ritmo jr la rutina de su vida jr de sus

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a Saltr Cuentos reuntdos- La tla +tmj:-ar-:I

habitos. Cuando ellas salian. el padre o el hermano se quedaban en so rber el ctddo.


la casa porque Óscar temia a la soledad hasta un punto increible j' -Se ha negado a probar bocado. no quiso desayunar ni c-omer
conmovedor jr. además. existia el peligro de que pudiera escaparse. -volvio a decir la madre. como si no lo hubiera comentado ya
Mónica habia perdido la costumbre de acostarse temprano 1,' cuando llegaron el notario jr su hijo.
pasaba largas horas despierta escuchando la leve respiracion de -Ha despedazado todo lo que ha podido -comento Cristina.
Cristina y pensando en tantas jr tantas cosas, hasta que oía las sordas -Creo que sería conveniente ir a avisarle al doctor del estado en
pisadas de Óscar. Entonces Mottica se quedaba ntuï quieta y que se encuentra -dijo Carlos.
cerraba los ojos para que el creyera que dormia. Óscar permanecía La angustia habia logrado romper aque] silencio que el padre
junto a su canta algunos minutos, que a Monica le parecian habia impuesto en las comidas. durante tantos años.
interminables, eternos. Iba todas las noches a observarla, tal ver -si sera prudente atunentarle la dosis
extrañado de verla de nuevo alli o queriendo cerciorarse de si era -pero. .. a lo mejor...
ella. Los años vividos en la ciudad la habian hecho olvidar aquella -¡que hacer. Dios mío, que hacerl
pesadilla que no terminaba nunca. -yo creo que es efecto de la luna
Ese dia, seis de agosto. Óscar habia estado insoportable desde el -o de la canicula
amanecer. Una de las medicinas que tomaba. jr que lo tranquilizaba -sólo Dios sabe. ¡solo Dios sabe!
bastante, se encontraba agotada jr el medico la habia suplicio con - -ésta es la peor de las crisis
otra, que no le surtia gran efecto. Durante horas habia estado -tiene los ojos enrojecidos 'jr como saltados
gritando. aullando, vociterando, rompiendo todo lo que tenía a su -se ha golpeado mucho 1,' sangrado
alcance en el sótano. moviendo con Furia la puerta de tierro cerrada -ha estado tratando de abrir el can-darlo
con candado, aventando los muebles contra ella. Habia botado la -yo creo que la medicina lo ha puesto asi
charola del desaj,'uno, la de la comida; no oía ni atendía a nadie. -a veces los médicos no saben ni que recetan
“Úsear está peor que nunca”, dijo la madre citando llegaron a corner -estaba tan ealrnado. tan bien
su marido 3; su hijo. “Yo no se qué vamos a hacer -seguia diciendo -ayer estuvo cantando, la misma cancion todo el dia 1,- toda la
la mujer y se apretaba las manos. agobiada por la angustia-. se ha noche, pero cantaba
negado a comer. lo ha roto todo. .." -si, pero anoche rompio todas las macetas
Sin decir una palabra más se sentaron a la mesa. entre aquel -¡ay Dios. mio. Dios miof
insoportable ruido y gritos 1.' aullidos ji' carcajadas; abatidos por -dicen que hay un yerbero en Agua Prieta que es muy bueno
aquella tortura que les estrujaba el alma. La madre se limpiaba con - -a veces son puros charlatanes que roban tiempo 1,' dinero -
los dedos las lágrimas que no lograba contener. Ni siquiera se intervino el padre-, yo creo que lo mejor será inyectarlo jr que se
escuchaba ahora el acostumbrado sonido que hacia el padre al duerma, ojalá jr cuando despierte ya haya pasado la crisis. voy a

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tt Saltr Cuentos reuntdos- Ea tla »fi.|np-aro

preparar la jeringa -v se levanto dela mesa. mas que un ser vivo parecia un espiritu, una figura fantasma] o la
-Tengo miedo, papa -dijo la madre acercándose a su esposo tj' sombra de otro cuerpo, y Carlos, cabizbajo, amordazado por la
tomándolo de un brazo-, tnucho miedo. angustia jr el sufrimiento, sabiéndose caminar en un callejon sin
- -Ya lo he inyectado en otras ocasiones v no ha pasado nada. salida, acorralado, sin encontrar ni solucion ni esperanza para aquel
tranquili:-rate, mujer, ten calma. infortunio, que venian padeciendo jf arrastrando penosamente a
-Ya esta lista la lampara -dijo Carlos. 't' los dos hombres través de la vida. l.a fatalielad se imponía jr eran sus victimas, sus
bajaron al sótano. las mujeres se quedaron alli, intrnâviles jr tnudas. presas. no había salvacion.
CCIITIÚ ÍÍES ÉSÍHÍUEIS. rt la semana de haber muerto el notario la madre cavo enferma,
Gritos inarticulados, ruidos de lucha, de golpes, de cuerpos que un dia no se levanto más aquella mujer que se habia consumido por
caen, gemidos, esclariiaciones. .. De pronto todo ceso, sólo se oian completo. Y ni siquiera el médico podia entrar a la casa a reeetarla.
las respiraciones jadeantes de los dos hombres, que bañados en Úsear no lo hubiera permitido. Carlos le informaba diariamente
sudor salian del sótano, agotados j.-' maltrechos como si hubieran como se encontraba su madre y compraba las medicinas qtte
luchado con una fiera. ordenaba. Pero todo esfuerzo era inutil, aquella vida se apagaba
Aquel tremendo esfuerzo fue excesivo para el cansado corazon lentamente, sin una queja ni un lamento. Pasaba el dia entero
del notario, que se paró de pronto, al dia siguiente. cuando se sumida en un protbndo sopor, sin moverse, sin hablar, yendose.
encontraba copiando una escritura en su Protocolo. Ya estaba Pocos dias vivio la madre. solo un suspiro tf' nada más; ni
muerto cuando lo llevaron a su casa. Lo velaron en la sala toda la estertores, ni convulsiones, ni estremecimientos, ni gritos de dolor,
noche. A pesar de ser un hombre tan querido jr respetado en el nada, solamente un suspiro v se fue a seguir al compañero con
pueblo, solo pudieron asistir al velorio los pocos familiares v amigos quien había compartido la vida ¿tf la desdicha. Fue velada en el
que frecuentaban a los Roman v cuvas voces Óscar conocia. El dolor mismo lugar donde lo habia sido don Carlos. enterrada también
de la familia fue enorme, clestrozados por la pena permanecieron junto a él. Esa noche, la del entierro, Óscar la paso en la recamara
todo el tiempo junto a su muerto llorando en silencio. nl día vacia aullando v rechinando los dientes.
siguiente fue el entierro despues de la misa de cuerpo presente, y a la Siguieron pasando los dias de aquel verano luminoso v
parroquia v al cementerio si asistió todo el pueblo. Sus compañeros perfumado, dias largos, noches interminables, los tres hermanos
de la banda municipal lo despidieron tocandole sus valses favoritos: encerrados dentro de si mismos, sin atreverse a hablar, a
Morir' por .tn nrnor tj' Tristes jnrrlirres. comunicarse, tan ensimismados v huecos como si los pensamientos
Desde ese dia en que murio don Carlos Roman empeoro la vida jr las palabras se les hubieran extraviado o se los hubieran llevado los
de aquellas gentes: la casa con sus crespones negros en la puerta jr en que se fueron. Cada domingo, despues de asistir a misa, Cristina jr
las ventanas, las ventanas entrecerradas, las mujeres enlutadas, Monica iban al cementerio a Ilevarles flores a sus queridos muertos.
silenciosas, ensimismadas o ausentes, especialmente la madre que Carlos se quedaba en la casa cuidando a Óscar. Por la tarde se

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serttaban las dos hermanas a tejer junto a la ventana de la sala, jr


desde allí miraban pasar la vida, como los prisioneros a traves de los
barrotes de su celda. Carlos aparentaba leer jr se mecia en la
mecedora de bejuco, donde su padre dormia unas breves siestas
Lacarta
antes de irse a tocar a las serenatas de la Pla:-r.a de Arntas.
lnmensa se veia la luna esa noche de plenilunio en agosto, habia
hecho bastante calor durante el dia jr continuaba aún en la noche,
apenas si se soportaba una sábana sobre el cuerpo. Óscar aullaba
como siempre lo hacia en las noches de luna llena jr nadie lograba
conciliar el sueño, aullaba jr rompía macetas. subía jr bajaba las
escaleras, voeifcraba, aullaba, gritaba, sttbia jr bajaba... ,rftgobiados Hablo para ti. Para esos dias en que uno elige una ruta en un pais
por el calor que habia aumentado fueron dejándose caer poco a desconocido jr sucurnbe de melancolía jr soledad. Para esos
poco en el sueño, en un sueño rojo, ardiente como una llamarada amaneceres en que los ojos son vigias incansables. Por los instantes
abrasadora, qtte los envolvia, hasta que llego la tos, una tos seca jr que rjro queria apresar a tu lado, mientras tu me enscnabas la dificil
obstinada que los despertó. (Ion ojos desorbitados contemplaron las disciplina de alejarme. Por los castillos que construi en la arena v
lenguas de fuego que llegaban ya hasta las habitaciones subiendo que ttn leve viento derrumbaba. Por la rosa que te di, un poco
desde la planta baja, jr el humo denso jr asfixiante que los hacia marchita, es cierto, jr que tu dejaste morir en un vaso sin agua. Por
toser. llorar, toser. jr los aullidos de Óscar, que estaba sin duda abajo las palabras nunca dichas, pero leidas en tus ojos claros. Hoy hablo
en el sótano, aullidos jr carcajadas. carcajadas de júbilo como nunca para ti, horj.-' que tengo todo el tiempo para hacerlo jr no aquellas
las habian oido, v las llamas entrando, casi alcanaandolos. No entrevistas, que me permitían stilo decir tan poco o nada, jr quedar
podian perder tiempo, la escalera había sido devorada por el fuego. ahogada en palabras 'jr pensamientos jr sensaciones. En todo lo que
solo quedaban las ventanas. rknudando sabanas Carlos bajo a no supe ni pude expresar nunca. Yo sabia que cada momento era
Cristina, despues a Monica jr por último el se descolgo. Cuando irremplazable jr no queria perder uno solo a tu lado, pero tu los
Carlos tocó piso la casa estaba completarnenle invadida por las dejabas ir, corrio se dejan pasar los años, o la vida. Quizás ahora ya
llamas que salian por las ventanas, por la puerta, por todos lados. pueda decirte algo, o dentro de un mes. o de un siglo, o de un
Aún se escuchaban las carcajadas de Óscar cuando los tres tomados instante; -que importa el tiempo que transcurra si finalmente es tan
de la mano, empezaron a caminar hacia la salida del pueblo. solo una linea, una division convencional para ordenar la diaria
Ninguno volvio la cabeza para mirar por última vea la casa existencia, sitttar al pasado o al futuro. Tal vez un dia, el menos
incendiada. pensado, un dia gris o lluvioso, pueda contar bien nuestra historia,
porque tu nunca me dejaste hablar de nuestro verdadero encuentro.

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

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lenías miedo v por eso no me escuchabas, o te hacias el dentro de ti: el alumbrado mortecino, los automoviles con prisa, los
desentendido, ¿te acuerdas? Cada vez que vo empezaba a hablar de transeúntes con el diario bajo el brazo jr el cigarrillo consumiendose
lugares, personas, alegrias o tristezas, de tantas cosas compartidas o entre los labios. Todo estaba igual, también la lluvia con su
de nuestro primer rompimiento, era como un puente que vo tendía monotono caer. Tal ver. tú pensaste "ahora que me vov se habrá
eri el espacio 1,' que tú no querias, te negabas a cruzar, para asi no sentado a ver la television o a escuchar la radio, estará tomando café
recordar y comprenderme mejor. Y comprender, tú bien lo sabes, es jr tomando sus largos cigarrillos". Pero no, todo estaba igual Fuera v
ahondar, llegar hasta el alma. pero llegar alli estremece por temor a dentro de ti, pero detrás de la puerta que cerraste, quedaba este
encontrar solo tedio. o quizas el desluinbramiento, algo que amor que no entendlste tr que se quedo inventándose el sonido de
eneadene para siempre, o también diversas formas de amor o de tus pasos en la escalera, el timbre del teléfono. En tus ausencias me
miedo. Y del amor muchos huyen como de una catástrofe o de un habilue a la silenciosa espera, buscando una forma de virtud en ello.
violento huracan. Yo nunca hní del amor, lo supiste; me precipitó Sin embargo, te lo eonlìe-so, me desesperaba el paso igual de los días,
siempre a ciegas en sus aguas; lo apure con una sed inmensa jamas sin que surgiera ni una solucion ni una esperanza. Me proponía
saciada: buscaba mi paraiso. Y en ese empeño agote la vida. Los entonces olvidar las horas, las cosas qtie me rodeaban, todo lo que
relámpagos desgarran el cielo v destruven su azul, presagian las me inquietaba, v me perdía, como en una selva, en alguna lectura.
tempestadesj, asi rasguè mi alma, mi fantasia siempre equivocada. La ¡Ah, si supieras cuantas noches imaginé que llegariamos juntos al
claridad de una dicha se filtraba en mi vida en instantes solo creados alba, a la tierra va conocida donde la paz nos aguardaba! Hubo veces
por la ilusion, para caer después en la tiniebla más densa. en el vacio en que quise comunicar la alegria o la tristeza, las que tú me dabas,
sin tin, en el poao sin fondo. Solo contigo puedo hablar asi; llamar pero las guarde siempre dentro de mi por temor a estropearlas, v
las cosas por su nombre v decirles noche, tlor o lluvia: noinbrarlas todo mi ser se llenaba de una gran plenitud. .al reencomrarte rompi
como lo que son o fueron. .Mgunas veces, te contaba, arribe a los los hilos de mi pasado, de todo lo que no estaba ligado a ti v
umbrales de la dicha; pero después llegaba la luz y todo el misterio aeoinpase mi paso al tuvo. hasta donde tú quisiste. Nunca te he
se des-faneeia, todo reeobraba su forma verdadera y era preciso, hablado de los crepiiseulos desrnadejados en el árbol enorme que
entonces, partir hacia el dia infinito 3.-' real. No basta saber que el habia frente a mi ventana, por donde me fugaba siempre jf' te llevaba
amor existe, hay que sentirlo en el oorazon 3.-' en todas las celulas. a conocer los lugares y los sitios amados: jardines v huertos, cuartos
Saber darlo todo a manos llenas, pero recibir algo a cambio; una llenos de cosas viejas, queridos juguetes rotos, retratos de familia, de
correspondencia del alma, aceite o leña, para alimentar el fuego. perros jr de gatos inolvidables, rincones, cuevas y alamedas
Nunca has sabido de este amor caido de bruces sobre sus propias umbrosas; el parque hundido con su estanque, más hundido aún
brasas. Ni siquiera aquella noche que te marchaste encolerizado sin que el mismo viejo parque; su Fondo estaba lleno de lama 1,' musgos,
decir rii adios reparaste en la sorda pesadas. de mis pasos, en las hierbas acuáticas v misteriosas grietas por donde los peces
lagrimas que me caían por dentro. Todo estaba igual en la calle v desaparecian; peces de colores que brillaban jr relucian, como si

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tt Salir Cuentos reunidos- La lla aittp-ai'-:I

fueran de oro v plata, cuando los tocaba la luz del sol. Alli pasaba vo estov aqui, a tu lado, hablando, mirandote, esperando,... no existo
las tardes de mi infancia, j.-' solo me marchaba cuando ya no se veian para ti en este momento, ni en presencia ni en recuerdo. Me voy. Te
los peces en el agua ensombrecida ju' el viento soplaba fuerte. A lo dejo contigo mismo, en ese mundo tan tuyo en donde no necesitas
largo de mi vida camine por las plaj.-'as ovendo el mar, conoci las de nada ni de nadie para vivir, encerrado en tu circulo, en tu torre
alturas de las montañas v los extensos valles, las tardes malva tf los de niarfil in¬ipenet1'ah|e.... pero se de cierto que no encontraras paz
cielos amarillos del otoño. Caminé siempre a solas sin más ni reposo, y tendrás que buscarme, como en la vea anterior 1,'
compañia que la esperanza. Espere largos años como siglos, solo me completar la historia... ¡ahl, si tú pudieras saber cuantas veces en la
quedaron las manos vacías v el corazon aterido de frio. Por todo eso soledad sin reposo, bajo la lluvia que se filtra, en el lento fluir de la
hablo solamente para ti que me enseñaste el gusto amargo de la vida ausencia. o en el rio de azogue que corre por mi sueno, bajo el leve
v a buscar belleea en todo lo que nos rodea; a no desear sino lo que peso de los pajaros o con solo recordar nuestras frustradas
se nos da jr a encontrar en ello la satisfaccion completa; a separar vacaciones en el mar, los ojos nocturnos de los peces, cn medio del
cada instante 1,' retener su goce aislado; a apurar el dolor del silencio que me rodea cortado por sonidos de viento, de sombras jr
renunciamiento v seguir como un ave nómada. Iiablo para ti por de agua, a traves de la larga noche, siento recuperar tu rostro, tu voz,
todo esto v mucho más; para ti que abriste ventanas clausuradas v tus palabras. . _, si, sé que algún dia darás con e.stas rocas cubiertas de
de la mano me ajfudaste a transitar a través de la estación más liquenes v musgos. Bajo ellas ahi estoj-'_
amarga 'jr dolorosa. ¿Por -que, dimelo ahora, cambiabas tanto? Tu
actitud abria largos corredores a las dudas 'jr a los temores. Me
preguntaba 1,' me pregunto aún, porque nunca lo supe de cierto. si
solo fui una estacion, una etapa mas en tu vida. o r-air. que sostiene v
nutre. Altora mismo te estov hablando, quiero decirte más cosas,
todas las que he callado dia tras día, j' saber por ti otras, otras
muchas, las que necesito para aclarar mis dudas y esa incertidumlne
que me ha consumido siempre. 'te hablo, te hablo, pero tú no me
escuchas. Miras a traves de la ventana la caida del sol, v tin paisaje
de árboles jr altos edificios. Te has quedado ensimismado. ¿En que
piensas? Lo supe muchas veces, tus ojos me lo revelaban siempre:
los silencios eran para nosotros un lenguaje claro donde todo se
entendía; pero otras, era como si un ala negra se desplegara, y vo me
quedaba sumida en la oscuridad sin conseguir penetrar tu
pensamiento, así como ahora que ni siquiera te percatas de que

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea iia ifi.|np-aro

nueva casa. Yo trataba de explicarles todo lo que me habia ocurrido


jr por que no me habia sido posible visitarlos antes.
Un poco aclaradas las cosas, Betty me quito el abrigo jr se
Estocolmo 3
encaminó al dormitorio a dejarlo, mientras I-Ioniero me mostraba la
estancia.
-Tiene una vista estupenda -decia al tiempo en que descorria
la cortina para que jfo pudiera admirar tin inagnifico panorama que
el crepúsculo inatizaba con toiialidaiies rosas jf acres. Le asegure qiie
el departamento me parecía niuy bonito, 1,' era verdad, pues aquella
pequeña estancia, lo único que conocía hasta ese rnornento, con su
A pesar de ser otofio hacía un tiempo espléndido la tarde en que yo gran ventanal, muro.s recubiertos de madera 3,- chimenea, era de lo
caminaba por la colonia juárez rumbo a la calle de Iistocolmo. Allí mas agradable jr acogedor, jr ellos la habian amueblado con buen
vivian, cn cl niirncro 3, desde hacia dos meses, Homero 3; Betty. Sin gusto: un sofá amplio jf dos butacas [de esas en que uno se hunde
embargo, era la primera vez que iba a su nuevo departamento. coniodanientel, varios estantes llenos de libros, una mesa de trabajo,
Primero habia sido la enfermedad de ntantá, que nte tuvo a su lado cuadros, lámparas, jr muchas otras pequeñas cosas que uno gusta de
todo el tiempo, como sucedía siempre que algo perturbaba su salud, ver 'y tener cerca.
lo que me habia impedido visitarlos. Mania es de esas personas -Los pisos altos tienen muchas ventajas -seguia diciendo
demasiado aprensivas a quienes hay que dedicarse en cuerpo jr Homero.
alma, pues si llegan a sentirse poco atendidas o descuidadas caen en Estuve de acuerdo con él, pero no dejé de hacerle notar que la
Fuertes crisis depresivos que ponen en peligro su recuperacioii. escalera era bien pesada, 3' que yo aiin no recobraba ini aliento. “Se
Después. por el trabajo rezagado y la intencion de ponerlo al acostumbra uno pronto y, además. es un buen ejercicio que lo
corriente se fue pasando el tiempo, jf éramos tan amigos que solo mantiene a uno ágil ;r favorece la circulación." Nos sent-anios 3,'
por incoiwenientes asi se justiiìcaba que Iiubieran pasado tantos Homero siguio platicánilome de lo contentos que estaban con el
dias sin verlos. En el reloj de la l-'rofesa daban las seis de la tarde dcpartarnento; que cada dia le descubrian rnaj,-'ores ventajas; que
cuando toque el timbre de Estocolmo 3. Casi sin aliento llegue hasta habia sido una gran suerte encontrarlo en ese punto de la ciudad,
el quinto piso, donde estaba el departamento de mis amigos. tan bien comunicado, como si hubiera sido hecho precisamente
-Pero que agradable sorpresa. para ellos. de acuerdo con sus necesidades, con una renta bastante
-Por fin te dejas ver. moderada, sin ningún ruido, jj' donde el podía trabajar a gusto.
Y los dos comenzaron a hacerrne n1il reproches por el largo Betty regreso de la recamara con una caja de bombones *jr una
tiempo que habia dejado de verlos, tanto. que ni siquiera conocia la cajetilla de cigarrillos y, tras ella, una muchacha rubia vestida de

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e Salir Cuentos reunidos- La lla +imparo

blanco. Al verlas llegar intente moverme hasta un extremo del sofá -Leer todos los periodicos, recortar notas, archivarlas, eso es
para dejarles lugar donde sentarse. todo...
-bio, no te incomodes, estás bien ahi, 'yo me voy a sentar aqui -Tienes suerte, no cabe duda, pues me parece un trabajo
junto a l-Ioniero - v acerco una silla. perfecto.
-¿Qué opinan si tomamos un ron? -propuso Homero. -l.o mejor seria no trabajar -dijo riéndose Betty-, ¿no les
-Desde luego -aiìrmo Betty. parece?
-Me parece buena idea -dije vo, que. debo confesar, estaba Seguimos platicando un poco de todo. Homero jr Hettjr casi se
bastante sorprendida y desconcertada por aquella descortesia, ¿o de quitaban la palabra. Realmente estaban nniv aniinados esa tarde.
que otra manera llamarla?, de no presentarme a la joven de blanco. Eritretanto. la muchacha se acerco hacia donde estábamos y se sento
.fi lo mejor pensaban que ya la conocia; pero, de todos modos... ls-le en una silla de bejuco, tan frágil y lina como ella misma. Desde ahi
preguntaba también si no seria alguna pariente de Betty, pues yo no nos observaba en silencio. Yo mire a mis amigos con mirada
conocia a su familia que vivia en Nueva York. inquisidora, pero ellos no se dieron por aludidos, como si no
-.-fi. ti no te gusta muy fuerte, ¿verdad? -recordaba llomero quisieran tomarla en cuenta. Entonces me puse a pensar si seria una
cuando estaba preparando las copas. de esas personas que abusan de la amistad, que acostumbran
-Lo dejo a tu gusto. perturbar la intimidad de amigos v vecinos, ji' de las que nunca se
- -¿Y como está tu madre ahora? - preguntó Betty. sabe como desembarazarse jr se termina por odiarlas
Comencé a informarle a grandes rasgos sobre la salud de mania. Frenéticamente. Era indudable que ellos sabian lo que estaban
sin dejar de observar de reojo a la muchacha, que se habia quedado haciendo. Trate, entonces, de no preocuparme demasiado por su
de pie junto a un librero niiranclo los vol1,'imenes. l-loincro vino con presencia, pero tampoco lograba ignorarla, sentada allí, tan quieta.
las copas para Betty ja para ini. luego trajo la suya v se sento. Los dos en coninovedor silencio.
hacian caso omiso dela mucliaclia 1,' yo no me atrevía a preguntarles Pocas veces he estado tan incomoda como esa tarde en que visité
nada, porque su misma presencia me intimidaba jr no entendía que a l-lomero 3-f a Betty en su departamento de lístocolrno 3. Soy de esas
estaba suoediendo alli. personas con una rígida educacion y me mortilica profunilamente
-Por el gusto de tenerte aqui. cometer lo que a mi juicio pueda calificarse de fallas elementales de
-Ya teniamos ganas de verte. buenos modales o de cortesia. Asi que, sólo mediante un gran
-Y vo no menos que ustedes. Y ¿como te va con tu nuevo esfuerzo, lograba soportar aquella absurda jr molesta situacion v me
trabajo, Homero? decía que más tarde, o cuando hubiera oportunidad, ellos me
- -Bastante bien. Dos o tres horas por las mañanas solamente. explicarian los motivos especiales 'jr sin duda justificados que tenian
No se puede decir que sea pesado. para tratar de esa manera a la muchacha de blanco. Homero insistió
-Y ¿es interesante lo que haces? en que tonniramos otra copa v, mientras el la preparaba, Betty se

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rr Sahr Cuentos reunldos- La |Ia Hrnp-a|'-:I

levantó a encender las lamparas porque ya habia oscurecido if -De ella -conteste simplemente, 'y con la vista indique a la
apenas si nos veíamos las caras. M pasar junto a la muchacha muchacha que ya entraba en el dormitorio, mientras me preguntaba
tropezti con su silla. y por poco la tira ai suelo; pero ni siquiera por qué les sucedia a Homero y a Betty.
esto Fue para pedirle la mas mínima disculpa 1.-' siguio como si nada - -No te entiendo -dijo Betty.
hubiera ocurrido. Yo no me enteré de que cara puso la joven, pues -¿No seran los rones? -comento, hurlon, Homero.
no me atrevi a mirarla. Ahora si ya no sabia que pensar de todo -Nunca pensé que esto fuera una broma de ustedes -les
aquello sf habia empezado a sufrir por la pobre chica que, sin duda. reproclié. A decir verdad, todo me parecia muy extraño.
no tenia el menor sentido de la dignidad, o el tacto de irse. En tin, la -Esta si que es la eoni'nsion de las lenguas -dijo Homero-.
gente es tan rara a veces. .. Nadie sabe de que habla el otro.
1-lornero regreso con las copas 3,* seguimos nuestra charla. Me -Claro que si sabemos, pero ya terminen de una vez -
contaron que les habian pintado todo cl departamento según su supliqné.
deseo. pues antes tenia un papel tapiz oscuro que lo ensornbreeia -'l`e aseguro que no sabemos de que. _.
demasiado y le daba un aspecto fúnebre. Tarnbien les habian puesto -Bueno, de todos modos fue demasiado tenerla asi, todo este
una estufa nueva porque la que habia no fiincitinaba bien. El dueño tiempo -les dije.
del edificio era una finisima persona. que habia accedido a todo -¿Tenerla así. do nde?
cuanto ellos le solicitaron, ni siquiera fianaa ies había pedido, 1.' solo - -Pero, ¿conio dónde? Aqui - 1,' señale la silla que acababa de
habian dado una renta adelantada. I.es subian la correspondencia desocupar la muchacha-, sentada horas 3.-' horas sin hablar. como si
para que no tuvieran que molestarse en bajar a recogerla; tenian Fuera una pobre muda. Creo que fue excesivo jf desconsiderado.
agua caliente todo el dia; el gas 1,' la lu: estaban incluidos en el -¿Sentada aquí? -comento Betty, como sin entender, 1,' miro a
alquiler y, en fln, Homero 1,' Betty nunca habian soñado en Homero fijaniente.
encontrar un departamento con tantas vetitajas como ése. -¿Y quién es? ¿Cón1o se llama? -se nie ocurrio preguntar.
lil reloj de la Profesa dio ocho earnpanadas que me sonaron -1:'-ueno... el caso es, que... -comenzo a decir Homero
trislisimas, asi se lo dije a ellos. Betty aseguro que no tenian nada de mientras se írotaba las manos como solia hacerlo cuando estaba
tristes y que eran iguales a las de otros templos. Entonces fue nervio-so.
cuando ia muchacha se levanto y se encamín-EJ hacia la reciiniara sin -¿Para tlúnde se fue? -pregtintó de pronto Betty,
decir nada, asi como habia llegado. interrumpiendo lo que I-Ioniero iba a decir.
-Por tin se va... -comenté en voz muy baja, para que ella no -A la recamara -contesté.
pudiera oirme. Sin decir mas los dos se levantaron 1.-' se dirigieron hacia el
-¿Quién se va? dormitorio. 1,' yo detrás de ellos. Entramos a la recamara 'Fr-' no habia
_¿ De que h ablas? nadie alli, solo un fuerte olor a gardenias jr a nardos. un olor

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tu Saltr Cuentos reunldos- Ea tla »fi.|np-aro

demasiado dulce jf pegajoso, denso sf oscuro, atrayente jf repulsivo,


que no se podia dejar de aspirar j' que contraia el estórnago en una
náusea incontenible.
El pabellón del descanso
- -Pero, ¿tú crees que...? ¿Si será la...i' - le preguntaba Betty a
Homero. Bettjf tenia los ojos muy abiertos sf le temblaba la boca al
hablar.
-Uno que sabe de esas cosas -comento sencillamente Homero
que seguía restregandose las manos, presa de una gran nerviosidad.
Yo decidi marcltarnte en ese momento. Además de tener el
pendiente de mamá que se habia quedado sola, me sentía bastante
pertttrbada. Por más que lo intentaba no podia dejar de pensar que todo habia
Despues supe que Ilomero jr Betty se mudaron de Estocolmo 3 comen'¿ado, o se habia desencadenado, con la visita de In Nena y de
al dia siguiente. Despues supe, tambien, muchas otras cosas. Billy. Angelina se habia esfonrado demasiado en tener la casa
impecable, y todo correctamente organizado para impresionar bien
al cuñado norteamericano 3; que el tuviera la mejor opinión de la
familia de su mujer 'jr de su casa. Cosas como estas son muy
importantes al principio del matrimonio, 'jr rnás si se toma en cuenta
que Billy pertenecía, según la Nena le había platicado en sus cartas.
a una familia muy distinguida, conservadora sf en extremo
escrupulosa, que habia puesto varias objeciones al matrimonio de
Billy 'jr de la Nena, por no saber -¡claro estal- de que origen era En
.'“-.'er±n, pero que tìnalmente habia tenido que dar su consentimiento.
Ni angelina ni su tia pudieron asistir a la boda por encontrarse la
señora nun' delicada de salud en esos dias, 3; ella no se habia hecho
el ánimo dc dejarla enferma y sola. La Nena se habia casado a lines
del año anterior 1,' siempre mencionaba en sus cartas lo feliz que era,
la suerte que habia tenido de casarse con Billy 3; lo orgullosa que
estaba de su familia politica. tan reiinada jf distinguida. Cuando
anuncio lo Nena que vendrían Billjf jf ella para las vacaciones del
verano tan sólo con un mes de anticipación, Angelina ya no tuvo

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a Salir Cuentos reunidos- |I'a ila »fi.|np-aio

paz. Se dedico en cuerpo 'jr alma al arreglo 'jf limpieza de aquella muchacha tan llamativa 'ji exagerada, que un dia se fuera a trabajar a
vieja casa porfiriana que, a decir verdad, estaba muy descuidado, los Estados Unidos. "No cabe duda de que Billjr si ha sabido manejar
porque su tía hacía tiempo que va no podia o no queria hacer nada, a la Nena -decia la tia a cada momento-, pero ¿te fijas con qué
Iulia. la nana, vieja también, solo se dedicaba a la cocina y a atender tacto se comporta la Nena? ¡Quien lo hubiera creídolg vo no me
los caprichos de la señora, v Angelina, que trabajaba hasta las cinco esperaba este cambio tan radical. _ _”
o seis de la tarde, solamente disponía de unas horas para hacer mil Si los preparativos para la visita Fueron agotadores, los dias en
cosas 3-' entretener un poco a su tía, quien siempre se estaba que estuvieron Billy v la Nena resultaron exhaustivos, Billy era todo
lantentandc- de su triste vida de mujer enferma v sola. Comenzó un caballero, sumamente educado, muy tino v en extremo
bajando de los estantes todos los libros de la biblioteca 1,' metúdico: acostumbraba des-avttriar a las ocho de la mañana, comer
sacudiéndolos uno por uno. Quito las cortinas de todas las a la una en punto y cenar entre siete y media gr ocho de la noche.
habitaciones y las lavo 1; plancho ella misma, por temor de que si las Para que ese horario pudiera llevarse a cabo sin ningún tropiezo, la
enviaba a la lavanderia a lo mejor la.s maltrataban o rompian, puesto pobre Angelina tenia que levantarse a las seis de la mañana v dejar
que va eran algo viejas y habia que tratarlas con mucho cuidado. preparada la comida antes de irse a su trabajo. Porque la vieja Iulia
Encer-ti *jr lustro todos los pisos asi como los muebles de madera. muy claro habia dicho que ella no se comprometía a darles de
Tuvo que almidonar manteles 1.-' colchas, limpiar 'jr pulir la plata. comer a esa hora, tj' cuando decia una cosa, asi era. A la salida del
desempolvar los marcos de los cuadros, los muebles v las alfombras. trabajo, Angelina corría al supermercado a hacer las compras para
alisto la vajilla, lavo los candiles y los espejos, jr reviso tantos jf el dia siguiente jr luego, a toda prisa. se ponia a preparar la cena.
tantos pequeños detalles que no se deben descuidar si uno quiere Después de cenar salian al cine o al teatro. visitaban a algunos
queclar bien v producir una buena impresión. amigos de En Nena ct de la familia, iban a tomar una copa. o
Citando Billy 1,' tu Hem: llegaron, la casa estaba reluciente, 't' simplemente daban una vuelta por la ciudad, cosa que a Billy le
ƒtngelirta se sentia contenta v satisfeclta. Et la Nena le habia sentado agradaba mucho. Angelina se excusaba algunas veces de no salir en
el matrimonio, no cabía duda; se veia tranquila y repusada. la noche, pero como notara que esto molestaba a Billy, no volvio a
También su manera de vestir habia cambiado: usaba ropa sencilla negarse. Si se quetlaban en la casa la velada transcurría platicando
de corte clásico v de colores neutros o tonos suaves: se maquillaba con la tia Carlota -u viendo la televisión 1.-' asi daban las doce o la una
con mucha discrecion 1.' habia olvidado por completo las pestañas de la mañana igual que cuando salian. Y ella, que se levantaba tan
postizas, las pelucas v los trajes extravagantes que antes usaba. temprano, a esa hora se encontraba totalmente rendida, muerta de
Consultaba a Billy para todo 1,' no lo molestaba en nada. Qué gusto sueño *jr de cansancio, soñando con la tibieza de su cama. Cuando
daba ver a la Nena convertida en una verdadera señora. Esto lo por tin se acostaba, la fatiga v la tensi-r'1n nerviosa le impedían
comentaron muchas veces Angelina 'j-' su tia, quien no podia creer conciliar el sueño, v solo lograba dorn1irse casi a la bora de
que esa recién casada tan discreta y moderada fuera aquella levantarse. AI sonar el despertador a las cinco v media. Angelina

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a Salir Cuentos reunidos- Ea lla aiitp-at'-:t

sentia que no tenia fuerzas para levantarse, que su cuerpo no podía cuando Angelina le llevo los resultados del laboratorio-. ¿Que
mas con aquel enorme esii.|e1¬zo que estaba haciendo dia tras dia, v familiares cercanos tiene usted, señorita Ruiz?. pues me gustaria
stilo era su voluntad la que la hacía ponerse en pie tj* seguir adelante, hablar con alguno de ellos.
otro dia más, otro más... Asi transcurrieron las tres semanas que - -Realmente estov sola. Mi hermana jr su esposo radican en los
duro la visita de in Neira y de Flillj-'_ Estados Unidos, tj.-' la tia con quien vivo es una mujer vieja *jr enfernia
Cuando por fin se marcharon -[v conste que .angelina adoraba a -estuvo a punto de decir: demasiado egoista para preocuparse
la i\.ï¿zr-zo, a quien habia querido siempre no como hermana menor, por alguien.
sitio como hija, porque cuando la Nena nacio v murio su madre. _Bl.lÉi`lÚ, ¢I`l ÉSÉ C350. . ¬

ƒtngeliita v la tia Carlota cuidaron a la niña que fue una muñeca de -¿Qué enfermedad tengo, doctor?
carne y hueso para rtrigelirta, quien entonces dejo de jugar con las -Leucemia, señorita Ruiz, lamento mucho tener que decírselo a
ele pasta v de celuloide] Angelina ya no tenia ropa que ponerse, todo usted.
le quedaba tristemente Ilojo, como si no fuera de ella. llabia perdido -¿Leucemia? lle oido que es una enfermedad mortal, ¿no es asi,
peso v estaba demacrada, jr aunque no le gustaba tuvo que empezar doctor?
a usar un poco de rubor para disimular aquella tremenda palidez. -Bueno, si, en general asi es, pero siempre hay algo que hacer,
“Si vieras qué cansada me siento. como si tuviera un fuerte algo que intentar. tj' en este caso. en que el mal no está aún en su
agotamiento”, le dijo varias veces a la tia Carlota. "Te aseguro que completo desarrollo. haremos todo lo que este a nuestro alcance
no tanto como vo”, contestaba invariablemente la tia, quien no para detenerlo. Hablaré hov tnismo con el señor De la Garaa v le
podia admitir que otra persona estuviera más enferma que ella. "`¬r'o. haré ver la necesidad de internarla de inmediato en un sanatorio
a tu edad. nunca senti fatiga, era incansable, me movía dela mañana donde reciba usted toda la atencion que estos casos requieren.
a la noche y como si nada; en cambio, ahora. los años, las rtngelina escuchaba lo que proponía el doctor sin decir nada.
enfennedades tan serias que he tenido, y que tengo, más bien dicho. como si estuviera refiriéndose a otra persona v no a ella. Se habia
porque lo que yo tengo si son cosas serias 3,- delicadas, y ya ves como quedado anonadada. conslernada. Asi de pronto, sin preánibulos,
las hr soportado.. Y Angelina entonces hablaba de otra cosa, sentenciada a muerte, a una muerte tal ver inminente. ir' uno nunca
porque su lia nunca tomaría en cuenta otra enfermedad que no está preparado para morir, menos asi, cuando no se espera, v que se
fuera la suya propia, lo digan sin rodeos, friamcnte. Salio del consultorio caminando
Una mañana Angelina se desmajfd en la -oficina al estar tomando lenta jr pesadamente, agobiada por aquella fatal sentencia.
un dictado de su jefe. Inmediatamente la enviaron con el médico de El señor De la Garza se porto maravillosamente cuando supo
la compania, quien ordeno una serie de analisis, como es la por el médico la gravedad del caso. Ordeno que Angelina se
costumbre. internara en el sanatorio Inglés, a donde solo iban los altos
-Esto es más serio de lo que vo pensaba -dijo el médico empleados de la compañia, v que no se escatimaran gastos en la

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ti Salir Cuentos reunidos- |I'a lla »fi.|np-aro

atencion de su secretaria, a quien profesaba gran afecto, porque era carrito de ruedas con una manta sobre las piernas, jr así recorrian
la secretaria mas educada 1,' eficiente qtte habia tenido. los senderos de grava de ese grande y bien cuidado jardin que tanto
Cuando la tía Carlota supo que Angelina se iba a internar en el le gustaba. Se cletenian a saludar a otros enfermos, platicaban con
sanatorio Ingles para someterse a un tratamiento, va que tenia una ellos §¡, después. Esperanza situaba el carrito bajo alguna sombra 1,'
Fuerte anemia, no pudo menos de comentar con su sirvienta que eso ahi permanecían hasta que llegaba la hora de la comida. A veces
eran puras esageraciones de Angelina. “Tener anemia no es nada platicaban. Otras veces Angelina no tenía ganas de hacerlo jr
del otro niundo. Si Angelina tuviera todo lo que *yo tengo no sé que entrecerraba los ojos je se perdia en sus pensamientos jr en sus
haria. jr sin embargo. yo aqui sufriendo en silencio.” Estos 1,' otros recuerdos. Entonces la enfermera sacaba sii fotonovela v se ponía a
muchos conientarios hacía a cada momento. leer.
Angelina quedó encarnada en el cuarto 253, un sábado 20 de Casi al fondo del jardin había un pabellón mas pequeño 1,'
julio. til cuarto era agradable, tenia buena ternperatura, bastante luz separado de los demás, en donde no se atlvertia ningún movimiento
v vista al jardin. Ella llevo solamente su radio portátil v unos v a donde nadie entraba ni salia. listo atrajo la atencion. más bien la
cuantos libros. 'I' que maravilloso fue poder permanecer todo el dia curiosidad de Angelina, gr cttantas veces pasaba por alli o estaba
en una cama tibia, amable. sin tener que hacer aquellos tremendos cerca, sentada en su carrito. se dedicaba a obse1¬rar atentamente
esfuerzos para levantarse diariamente, ir al trabajo, al algún indicio de vida. Un día le preguntó a la enfermera por qué
supermercado, correr de un lado a otro 'jr atender a todos los estaba tan solo ese pabellón.
caprichos sf necedades de la tia Carlota. Poder estar en silencio. -Es el Pabellon del Descanso -contesto Esperanza.
pensando. sin oir gritos ni lamentaciones: "es tan triste la vida -¿FJ Pabellon del Descanso? Y ¿qué es eso?
cuando se está vieja ¿if enferma, todo el mundo se cansa de uno, -Es adonde traen a los que se mueren. Inmediatamente que
nadie se preocupa por nii, soy un estorbo, va no sirvo para nada...” ocurre una defunción se los traen a toda prisa. antes de que los
Poder :contemplar el cielo desde su cama, los árboles del jardín, ver demas enfermos se den cuenta y se pongan nerviosos. Y ahi los
pasar las nubes, los pájaros; oir los programas de Radio tienen hasta que llega la familia y ordena a que agencia funeraria se
Universidad, aquella rntlsíca celestial que llenaba su espiritu de una les envia. Cuando los difuntos no son de la capital gr han venido a
paz infinita. Que cierto era eso de que no hay mal que por bien no curarse de algún lugar de la República, permanecen en el Descanso,
venga. Que dulce bienestar la invadia, una tranquilidad nunca a veces varios dias, mientras llegan los familiares o alguien que los
soñada. reclame. Claro que en esos casos los preparan debidamente para que
Por la mañana, cuando hacia buen tiempo, ya que a veces llovia aguanten la espera v no se clescompongan.
todo el dia o estaba nublado jr frio. la enfermera la sacaba a pasear al - -¿Y cuando nadie se muere?
jardin. Como no le permitían caminar sino lo indispensable para -Pues entonces el Descanso está vacio, asi como ahora.
que no se debilitara más, la enfermera Esperanza la llevaba en un -[Está vacio, así como ahora. esta vacio. asi como ahora, esta

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ti Salir Cuentos reunidos- Ea ila ifi.inpaii:i


vacío, así como ahora. esta vacio, esta vacio, asi como ahora...) - como seguia. [ambien de la oficina se informaban de su salud, jf los
Angelina repetia dentro de si las palabras de la enfermera. Esas dos domingos, día de visita, iba alguien enviado por el sentir De la Garza
frases la habían conirioviclo ji perturbado. Sin duda removieron algo a saludarla jr saber si estaba bien atendida jr si necesitaba alguna
tan hondo jr escondido como un manantial suhterr:-íneo. cosa. El señor De la Garita iiie a verla en dos ocasiones; fueron unas
Desde ese día Angelina le pedia siempre a la ent`ermera visitas inujr breves, pero que ella agradeció enormemente pues.
Fsperanra que colocara el carrito enfrente o a un lado del Pabellon. conociendolo tanto. sabia muy bien lo que detestaba ir a los
como si este fuera el modelo que ella iba a pintar en un lien:-to. Pero hospitales jr visitar enfermos. Al principio de sii internamiento
el dibujo era interior. Y ella observaba con gran deteniniiento e iluigeliiia esperaba el domingo con impaciencia. Le hacia uiia gran
interes aquel edificio un poco diferente de los otros pabellones: más ilusion platicar con alguien de la oficina, conocer las iiovedades.
sobrio, más sencillo, pintado de blanco. lira tan agradable, que todo lo que ocurría durante su aiisencia. Su trabajo, la oficina, su
cleberia estar siempre lleno de gente, de ruido, de movimiento. jr no jefe jr sus compañeros eran todo su muntlo. Despues, poco a poco,
así sumido en el mas completo abandono, rodeado de silencio, emp-exo a desear que no fuera nadie a visitarla; ya no queria tener
como situado en el silencio mismo jf en la soledad. “Que injusto ji visitas, porque le impedían ir hasta el Pabellon, sentarse frente a el,
que triste", pensaba Angelina. esperando con gran ansiedad que estuviera ocupado o
Algunos dias no la querían sacar a pasear, bien porque el dia compartiendo su soledad.
estaba frio o porque _-'ltngelina tenia algo de fiebre jr podia pescar un Una mañana, como a los dos meses de estar internada, los
resfriado o alguna otra cosa más seria. Ella insistía jr volvía a insistir médicos que la atendían le dieron la noticia:
en que le permitieran salir al jardin a dar una vueltecita solamente. -Si todo sigue marchando bien, así como hasta ahora, pronto le
A veces el permiso era negado jr ella pasaba todo el dia suinida en la permitireinos irse para su casa. señorita Rui?. -la sorpresa la hi:-to
depresion v en la angustia por no saber si el Pabellon seguia solo o si abrir mucho los ojos, siii dar credito a lo que oia.
estaba ocupado. Esos dias r\ngelina perdia el apetito y la Fiebre -¿A mi casa?
aumentaba. Con mucho tacto preguntaba por los enfermos :nas -'l`al como usted lo oye. Su enfermedad lia evolucionado tan
graves: ¿como seguían?, ¿estaban igual o habian empeorado?, favorablemente que podra dejar cl sanatorio en poco tiempo jf
¿cuiindo?, ¿cúmo?, ¿que decían los medicos? continuar en sti casa con cl tratamiento.
Una vez por semana llegaba carta de iri Neriri jr Billy con sus Los medicos salieron del cuarto 1,' dejaron a Angelina en total
mejores deseos porque Angelina saliera adelante con su desconcierto 'y ttirbacion. Sus pensamientos eran potros
enfermedad. Cartas mujr cariñosas siempre, llenas de aliento jr desbocados: “dejar el sanatorio cuando menos lo pensaba, irse para
optimismo. invitándola a ir a pasar con ellos una buena temporada su casa, abandonar el Pabellon, dejar el sanatorio en poco tiempo.
tan pronto los médicos la autoriaaran. Iulia. la sirvienta. hablaba dos dentro de unos dias, irse para su casa dejando el Pabellon más solo
o tres veces por semana, de parte de la tia Carlota, para preguntar aún, porque ahora él había eneoiitrado quién lo compadeciera.

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ti Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.inpai'o

quién lo entendiera, quien se preoctipara por sti soledad, por su flores, el pasto verde, los arboles, los pájaros, respirar hondo aire
abandono, eso no contaba en sus planes, irse de allí cuando menos puro, sentir la tibieza del sol, contemplar el cielo, las nubes, todo,
lo esperaba, tener que irse j,-' dejarlo, más solo ahora, más solo ji' mas pero ¿para que perder el tiempo hablando?, rnejor nos vamos al
triste, no podia ser, ella no lo podia aceptar, no podia...“ jardin.
-Señorita Ruiz, su pastilla, señorita Ruiz... esta usted muy Alli, frente al Descanso, bajo la amable sombra de un fresno,
pensativa, ¿le preocupa algo? Angelina se sintio reconfortada. Todo cambiaba con solo poder
-No, Fsperanra. nada. Estaba distraida. eso es todo. mirar el Pabellón, su Pabellon, si. bien podia decirlo, era su
Esa noche Angelina no durmio. agobiada por aqiiel torbellino de Pabellon, le pertenecía porque ella habia descubierto su soledad, la
pensamieiitos que se agolpaban en sti ineitte sin lograr encontrar habia entendido 1,' compartido. ella habia compadecido esa larga
una solucion satisfactoria. Cuando la enfermera del turno de la espera, su silencio profundo, ella habia desctibierto la gran tristeisa
noche llego, a las seis de la mañana, a tomar la temperatura v los de estar siempre solo, siempre vacio, tan pocas veces ocupado y por
signos vitales, encontro a Angelina despierta jr muy decaitla por la tan breve tiempo, unas horas, tin dia o dos, jr después, otra vez la
noche de insomnio, jr bastante pálida 1,' ojerosa. espera, la espera, la espera. . _
-Pero... ¿qué le pasa señorita Angelina? ¿Se siente mal? ¿Le -Ya es la una -decía la voz de Esperanza como llegando de
duele algo? Está usted muy pálida v demacrada. mujr lejos-, hay que regresar o encontraremos la comida fria.
- -No, (Íarmelita, estoy bien - -contesto rltrigelina con vor. F.sa noche tampoco durmió Angelina, paso la noche entera
apagada-; lo que sucede es que no pude dormir en toda la noche, cavilando. Tenia que encontrar algo, algo que evitara su partida, no
eso es todo. podia irse jr dejar el Pabellon abandonado, ella no era capaz de una
-¡Pero qué mala suertel, ¡tanbien que estaba ustedl, ¡tan buena cosa así, no, ella no conocía la traicion ni el engaño, sería tan cruel,
cara que tenia ayerl, parecia que va no estaba enferma. Ya ve que tan despiadado hacer una cosa asi, no podia, no podia, no queria
contentos se fueron los doctores... irse, se quedaría ahi porque ése era sti deseo, pero ¿que hacer?, ¿qué
Angelina desayuno con desgano jr lentamente, abatida, objetar? Y asi daba vueltas y vueltas en la cama y el sueno ni se
abismada. Tenia que encontrar una solucion cuanto antes, pero asomaba, ademiis ella no queria dormir, queria encontrar la
¿com-oi', ¿cual?, la que fuera, pero ella no podia irse 1,' dejar el solución qtic necesitaba v que tenia que hallar pronto, antes de que
Pabellon, sería tan cruel, tan despiadado, seria una traicion, sí, eso la enviaran a su casa v la arrancaran para siempre de su Pabellon,
era justamente, una traicion, jr ella nunca habia... ella se iria con una infinita tristeza v un inmenso dolor jr él se
-lvle imagino que hoijf no tendra ganas de salir al jardín a dar su quedaria mas solo aún, sin nadie que se sentara enfrente a
paseo - pregunto Esperanza, sacándola de su ensimismamiento. contemplarlo jr a compadecerlo, a espiar si alguien llegaba, si
-¿Gonio dice? ¡Claro que si quiero salir! Sabe usted que ese rato llevaban a algún muerto, hacía muchos dias que no se moria nadie,
que paso en el jardin nie hace mucho bien, me gusta tanto ver las ¡era el colmol. con tantos enfermos tan graves como habia, v

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a Salir Cuentos reunidos- Ba tla +imp-ar-:I

pasaban un dia y otro jr otro 1,' no se morían, ir ella prcgttntando con codicia cuenta su tesoro diariamente. A pesar de que no tomaba la
gran disimulo. dominando su ansiedad. “¿con1o sigue la señora pastilla dormia bien. Muy quedo, para no molestar a los demás
Escol:-ar?“, “pues ahi está todavia sufriendo la pobre, es increible la enfermos. escuchaba su musica clásica que tanto le gustaba hasta
resistencia que tienen algunas personas. la semana pasada le dieron que terminaban los programas a la media noche. Después cerraba
la extremaunción tf ahi sigue...“`, "¿}f el señor del 3t`]5?”'. "¿don los ojos 'y comenzaba a soñar despierta como seria estar ahi, por tin
Severo?, pues también en el mismo estado, a veces ya parece que se ahi en el Pabellón, stum`o'o.< en su mutuo siiencio y io perfecto paz en
va tf al otro dia se reanima, la familia ya está desesperada jr también io mismo soledad en ia iorga y doiorosa espero a través de in vida o
cansada y muy g-astada...'°`, “¿j,' la señora españolai”, "ay, esa pobre través det' optico y gris peregrinnr sin eco sin resonancia sin sentido en
mujer ya más parece muerta que viva, pero todavia respira, como ha ei largo vrici'o sin conniriicncióri iderttiƒïcoffos piennrnente
sufrido la pobre...”, eso le decian, y ella que tenía la secreta confiirididos 1-' contpfetos reaiiaofios... "sí, es per1`eelo°°. se dijo
esperanza de que alguno hubiera muerto y estuviera ahi en su Angelina aquella noche y decidió no retardar más ese sueno tantas
Pabellón. haciendole compania. aunque fuera un rato solamente, veces soñado.
pero nadie se moria y el pobre Pabellon condenado a la más terrible
e injusta soledad. a la más angustiosa de las esperas. eso era su vida,
esperar. esperar. esperar siempre, pero ¿por que ese terrible
destino?, los otros pabellones llenos de gente. sin un solo cuarto
vacio tf el pobrecito solo...
-Otra vez despierta, qué mal está eso, no les va a gustar nada a
los doctores -dijo la enfermera de la noche.
Desde ese dia los ntedicos acordaron que Angelina tomara un
mogadon a la hora de tnerendar para que durmiera bien. Y asi fue.
lisa noche Angeliris durmió como duermen los niños, con un sueño
profundo y reparador. Dados los buenos resultados obtenidos con la
medicina, la preseribieron diariamente. Pero Angelina habia
encontrado de pronto la solucion que tanto anbelaba y la cual
buscaba desesperadamente a traves del insomnio. Esa noche cuando
después de merendar le dieron su pastilla. ella fingió que se la
tomaba, pero la escondió con todo cuidado. Y asi dia tras día.
Atigeliiia estaba ahora tranquila. aguardaba pacientemente 1,'
contaba sus pastillas como el avaro que con ojos desbordados de

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a Salir Cuentos reunidos- lI'a lla ifi.|np-aro

los visillos de la ventana, inquictandose hasta la muerte si el no


venia a tiempo. A medida que los minutos pasaban se iba poniendo
más nerviosa. se miraba al espejo cada cinco minutos einpolvátidose
El abrazo
la nariz una vez y otra. se ponia perfume. crema en las manos, se
peinaba. vols-'ia a peinarse, de nuevo perfume. se limaba las uñas.
enderezaba la línea de las medias, intentaba leer pero ninguna
lectura lograba interesaria jr botaba el libro con disgusto; iba gr venia
por la casa consultando el reloj, el espejo, corría a la ventana.
¡Cuántas veces había llorado temiendo que algo le hubiera ocurrido,
o que ya no la quisiera más 1,- no regresara nunca! `l`ambtért se
Sentada frente a la ventana se entretenia mirando las gotas de agua atormentaba pensando que estuviera con otra mujer, y sollozaba
que se desllzaban por los cristales. Era una lluviosa y oscura noche cslropeando lamentablemente el maquillaje, consumidndose de
de otoño, una de esas noches en que la lluvia cae lenta 1,' dolor y desesperacion hasta que por tin oia la llave dando vueltas en
conlinuadamcnte con monotonía de llanto asordinado, de ese llanto la cerradura... El largo cbirrido, como un doloroso lamento, de una
que se escucha por los rincones de las casas abandonadas. Desde su puerta que el viento abrir':› la hizo estremecer, ir la ráfaga de aire que
asiento podía ver los relámpagos que ccntelleaban en aquel sombrio llego hasta ella fue como un aliento frio junto a su cara. un leve
horizonte de siluetas de edificios. iluminados solo breves instantes soplo helado. Marina se acomodo el cha] de lana 3.-' f1.|e a cerrar la
con la luz de los rayos. De vez en cuando se recargaba sobre la puerta. X-'olvio a sentarse jr continuo su tejido. Raquel la habia
ventana tj' se ponia a contemplar la calle solitaria y la lluvia que caia enseñado a tejer, Raquel, y una gran nostalgia la invadio al evocar el
sobre las viejas baldosas formando charcas o fugándose en nombre de su amiga, su única amiga. Desde la escuela habian sido
corrientes Fra casi todo lo que podia hacer en esas noches cuando inseparables, Marina le contaba todas sus cosas a pesar de que
el deficiente alumbrado de la ciudad bajaba considerablemente o se Raquel siempre censurú su rnanera de ser y de pensar gr a toda costa
interruntpía por intervalos, debido a las constantes descargas queria cambiarla. lira natural que Raquel. educada dentro de una
eléctricas. Nocltes tristlsimas en que sentia el peso de un pasado moral demasiado rígida tf llena de escrúpulos. no pudiese aceptar ni
plenamente vivido. 3.' la soledad presente que la envolt-la corno ese aprobar nada que se saliera de sus principios, pero a pesar de todo
inmenso silencio, solo cortado por los truenos, los aullidos de los habia sido su gran confidente. ¡Qué lejanas y diluidas en el pasado
perros que los vecinos amarraban, o por el viento anotando puertas estaban aquellas tardes cuando tomaban el te en el saloncito con
sf ventanas. Cansado de mirar la calle desierta tomo su labor dc muebles I.uis XV de la casa de Raquel! Alli hablaban horas jr horas.
gancho 1_,' se sento a tejer, a tejer también sus recuerdos cuando ella. hasta que la tarde caia jr ella se iba casi corriendo para arreglarse 'jr
Marina, lo esperaba noche tras noche espiando su llegada por entre esperarlo. "Nunca crei ser capaz de amar tanto, Raquel”, le decia

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rr Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

siempre, tf Raquel expresaba su desaprobacion moviendo la cabeza. recibido ni una carta en todos esos años. Tal vez el marido, más
jr esbozaba una sonrisa sin decir nada. ¡Como le dolio cuando lleno de prejuicios que la misma Raquel, le habia prohibido su
Raquel se casó 1,' se fue a vivir a Vienal, nada menos que a 'l-'ie-na, un amistad, tal vez... ¿Quién lo podía saber? Los había perdido casi al
lugar tan distante. Ella se habia sentido rnuv triste 1.-' deprimida el dia mismo tiempo. En unos cuantos meses se quedo completamente
de la boda, como si tuviera el presentimiento de perderlo. sola; pero Marina prefería recordar otras cosas. otros momentos que
presentimiento que se realizo muy pronto. Nunca le habian gustado habian llenado su vida. Aquellas noches en las que ella. ahora,
las bodas, v a muy pocas había asistido. A la de Raquel, y a aquella hubiera querido haberse muerto de placer entre sus brazos, habria
otra. Aqtiella que decidio su vida... Estrené- vestido 3; sombrero, un sido hermoso haber muerto asi: las manos enlazadas, las bocas
vestido de encaje lila que todos opinaron que era nnly hermoso; unidas, una sola respiracion, un solo estremeeimiento 3;, después...
pero ella no se sentia contenta, le molestaba, no, no era solo eso, se I'-flarina comenzo a percibir un olor, como de azahar o de limon o de
trataba de algo más grave; le dolía mucho, muchisimo, más de lo hojas de naranjo, un perfume que im-adia la habitación. Se ollo las
que nunca hubiera podido imaginar, que se easara el, el amigo que manos, no olian a nada, a jabón quizá; aspir-ú hondamente; era el
tanto queria desde la infancia, quien habia estado siempre tan cerca olor que tanto le gustaba. el olor de el, a limpio, a lavanda. “Los
de ella en todos los momentos alegres 1,' dolorosos. Durante la misa aromas permanecen como los recuerdos, se quedan para siempre."
no pudo contenerse si habia llorado desconsoladamente 1,' sin Cuando él se iba, Marina buscaba en el lecho el olor de su cuerpo tj'
importarle nada, en aquella iglesia pletorica de gente elegantisima, volvía a dormirse pensando que seguía a su lado. Cuando se lo
de flores 1.' de música. Sabia que resultaba absurdo jr sob re todo cursi contaba, el se reía. ¡Como le gustaba verlo reirl, se veia más joven
ir a llorar a una boda, pero su sentimiento era superior a toda aún, con ese mechon rubio que al primer descuido le caía sobre la
formalidad 1,' simulación. No soportaba verlo uniéndose para frente, v esa como mueca irónica que hacían sus labios tau fiuos 1,'
siempre con una mujer insignifieante, vulgar, sin ningún atractivo; bien dibujados. Era tan niño cuando se reía. Citanto lo habia
no, no podía soportarlo porque supo entonces, con toda certera. amado, euainto lo amaba, tanto, que ella estaba alli, sin tiempo, sin
que lo amaba y lo queria solo para ella. Lìespnes de la ceremonia fue importarle ya nada. lejos de todo y de lodos, eonlinada. se-lo
con Raquel a la saerìstia a felicitar a los novios. Raquel no le habia recordando momento tras momento, palabra por palabra, como si
hecho ningún comentario hasta ese momento, pero era innegable no hubieran pasado los años, oorno si solo ayer... Y Marina sintió
que había descubierto lo que le pasaba. Al abrazarlo no pudo una imperiosa necesidad de verlo, de saber corno habia sido. Se
impedir que volvieran a brotar las lágrimas. “Es absurdo, ¿no levanto 1.-' fue a buscar un cofre donde conservaba cartas, retratos, un
crees?", Fue lo único que se le habia ocurrido decir, pero en los ojos pañuelo, flores secas, 1: todas esas pequeñas cosas que se van
de el tj' en el mutuo temblor del abrazo vio que no era absurdo y que guardando... Ahí estaba rodeado de los maestros el dia de su
la vida comenzaba para los dos en ese instante... Nunca volvio a recepcion de abogado; al contemplarlo Marina sintió como un
saber nada de Raquel. Desde que se fue a vivir a \-'iena, no había hormigueo que le subía por las venas 1,' un sollozo que la ahogaba.

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea lla ifi.|np-aro

Una descarga eléctrica sacudió la noche v la luz sc fue. Marina se el silencio de la noche es como un pendulo imponcnte...“ Él se
quedó inmóvil con el cofre abierto esperando que volviera. habia quedado fumando, recargado sobre el pretil de la cortina de la
Lentamente las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, Presa, mirandola correr, sin decir nada, se veia tan pálido bajo la luz
después de tanto tiempo de no poder llorar. Cuando creía que ya las de la luna llena, tan terriblemente..., tan terriblemente pálido 'jr
habia agotado todas, llegaban ahora, como una lluvia tibia, a hermoso como ahora que la contemplaba inmóvil 1,' sereno alli, de
refrescar los ojos ardidos por la falta de sueno. F.l débil resplandor pie cerca del piano. Marina se fue incorporando mientras su
de una lamparilla de aceite. que acostumbraba tener en su recamara, corazon golpeaba sordo 1; acelerado, 3; colocó el cofre sobre una
dejaba llegar hasta la sala una leve claridad. Conservaba esa lampara mesa que estaba a su lado. Se quedó sin saber que hacer ni que
encendida constantemente. porque queria que fuera como un pensar, paralizada, como si de pronto hubiera caido en el vacio,
testimonio de su amor intacto. nl regresar la lua contempló la debia ser la sorpresa. la emocion de volver a verlo citando ya no
íntogralia humetleeida por las lágrimas. .. Llevaba un traje oscuro la abrigaba ninguna esperanita 1,', también, ¿cómo entenderlo, cómo
noche de la recepción, se veia muy serio, los nervios sin duda, era explicarseloi', el no saber si seria su cuerpo, ese cuerpo que ella
muy nervioso, demasiado nervioso, mas de lo que sus amigos conocia tan bien, o si sólo seria humo o algo que se desbiciera entre
pensaban, siempre tenia las manos frias v húmedas, ella se las sus manos, ella habia visto la caja bajando hacia la fosa, también
tomaba entre las suyas hasta lograr quitarles la rigidez tj* calentarlas, entonces se habia preguntado una v mil veces si era él, su cuerpo, el
sus manos delgadas, largas... En aquella otra fotografia estaban los que estaba dentro de aquella caja metálica que no habia podido
dos, con amigos... Después de la cena habian bailado, bailaba muy abrir, porque resultaba superior a sus fuer:-tas jr porque no era
bien, recordó aquel paso tan suyo como si arrastrara un poco el pie posible que el estuviera ahi dentro, rigido. muerto. alguien habia
al dar las vueltas, era bastante alto. ella le llegaba hasta el hombro v insistido en que lo viera. que eso era lo mejor, otros opinaron que
ahi recostaba su cabeza, siempre bailaban estrechamente abrazados no soportaria ver su rostro destrozado, despues empezaron a echar
como si fueran un solo cuerpo, v ella reviviú un hondo la tierra, las palas de los enterradores fueron llenando la sepultura,
eslrernecimiento, una vibración de todo su ser, a su solo recuerdo. aquella tarde neblinosa y fría de noviembre... No, no podia
Un poco marcados por los cocteles habian ido a dar un pasen a la moverse, era como si hubiera enraizatlo y no consiguiera romper
Presa, ella se quitó los zapatos 1,' habia corrido descalra por la esos cuantos pasos que los separaban y correr hacia él, echarle los
cortina... Marina escuchó unas leves pisadas como si alguien braxus al cuello corno antes cuando lo veia llegar, no se atrevía a
hubiera entrado en la sala, ese ruido de la madera vieja cuando uno tocarlo jr era lo que más deseaba, lo que esperó tanto tiempo, nunca
camina. “Son .sólo los muebles que rechinan jr truenan con la pudo contenerse ante él, invadida por una vehemencia irrefrenable,
humedad, las cómodas, las mesas, las sillas, todo cruje, todo se una pasión que la precipitaba hacia sus brazos, queria abrazarlo,
lamenta, las he oido tantas veces, de noche todos los ruidos se besarlo, recorrer su cuerpo reconociéndolo todo..., pero el humo, el
agrandan, el tict-ac del reloj que durante el día apenas se escucha, en polvo. los huesos solos, no podia dejar de pensar en esas cosas,

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tu Sahr Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

quitadas de su mente. no, no podía, pero que el no la rnirara así. asi, verte partir diariamente, cuando la puerta se cerraba tras de ti yo
de esa manera. _. corría a la ventana; hasta mirarte desaparecer entre las sombras de
-¡No. por Diosl. no me mires asi -grito Marina y comenzo a la calle. despues me tendia en la cama con los ojos abiertos a
sollozar sordamente cubriéndose el rostro... Cuando se enojaban reconstruir todos los instantes, te esperé rnucho, mucho tiempo, ya
ella siempre lloraba y decia muchas cosas lamentándose de su no se cuantos años, largas noches pegada al cristal de la ventana
crueldad, él se quedaba serio 3; callado, pensativo, mtrandola con esa espiando las sombras que pasaban por la calle. corriendo después
mirada suya llena de tristeza. como un reproche mudo, una tìorma tras alguien que podia ser tú, hasta lograr verle la cara 3,' descubrir
de decirle que no lo atormentara con tonterias, con esa misma otro rostro t1_ue no me decia nada, un dia perdi la esperanza de que
mirada con que ahora... Los aullidos de los perros llenaron la volvieras gr he vivido todos estos largos. eternos años, solo de tu
noche. Marina ceso de llorar 3,- alzó la cal:-era. recuerdo. le he recordado siempre, a todas horas, a cada momento.
-l\'o te sobresaltos, amor, solo son los perros que aúllan en la sobre todo de noche cuando llueve 1,- uno se siente tan solo y sin
noche 1,' el viento que muere las puertas. no hay nadie mas en esta consuelo. oyendo la lluvia caer inlerminablemente, espera. amor,
casa. sòlo tú tf yo. separados por unos cuantos pasos, invadidos por espera un instante más. tengo que decirte que no estos' igual que
un deseo de años, ha sido tan larga la ausencia. déjame que te cuente antes. tú sabes. uno deja de comer sf de dormir jr se enflaquece. pero
de esas eternas noches en que te llamaba hasta quedar sin voz sf solo no digas nada ni te pongas triste. aún puedo darte el mismo amor, el
un ruido áspero *_-r seco salía de mi garganta enronquecida. sf en que mismo placer, ven ya, amor. ven, ahrázame fuerte.
sublevada por no verte más, me golpeaba furiosamente contra los
muros y las cosas hasta caer desfaliectda y muerta de desesperacion
sobre la canta, en esa eaina dura que nunca te gusto jf' que hacía
tanto ruido, ¿te acuerdas?, espera, no te tnuevas, espera un poco
más, ya no sé lo que te estoy diciendo, pienso tantas cosas
deshilvanadas, yo no sé lo que es la muerte, nunca lo lie entendido.
pero ui no estás muerto. estas igual que antes. 3; si lo estuvieras no
está muerto mi amor ni el tuyo. 1,' estamos solos, solos jr juntos con
la misma ansiedad de poseemos, se ha parado el reloj, ¿escucl1as?, ya
no hay tiempo. podremos amarnos sin relojes que nos amenacen
con el 1nartilleo de sus horas, sin que tengamos que separar nuestros
cuerpos nunca más, ¡ahh que duro era cuando te despreudias de mi
sf te apresurabas a vestirte sf a marcharte antes de que amaneciera 3'
alguien pudiera descubrirte saliendo de mi casa, que doloroso era

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a Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|ttp-aro

Afuera transcurre plácida la noche jr en el viento llega un lejano


rumor de campanas. No quisiera escucharlas. Suenan a ausencia 'jr a
muerte. 1,' me ciño de nuevo a tu cuerpo como si me afianzara a la
Árboles petrificados
vida. La desesperanza florece en una pasion que está más allá de las
palabras 1.-' las lágrimas. ntuv tarde", dices. “Tendrás que irte...”
Me siento al borde de la canta como si estuviera a la orilla del
mundo. del espacio ett que hemos navegado conto planetas
reencontrados. Te cotttentplo vistiéndote con prisa v sin cuidado, vo
me pongo una bata con desgano 1,' tengo que hacer un gran esfuerzo
para levantarme y caminar hasta la puerta a despedirte. No
Es de noche, estoy acostada v sola. Todo pesa sobre mi conto un aire hablamos. Pueden oirnos y descubrir que nos hemos amado
nttterlo; las cuatro paredes me caen encima conto el silencio y la apresurada 3' clandestinamente en esta noche que empieza a
soledad que me aprisionan. Llueve. Escucho la lluvia cayendo lenta caërseme en pcdaeos. Las campanas siguen tocando jr llegan cada
v los automoviles que pasan veloces. lil silbato de un vigilante suena vez más claras en el viento de la madrugada, su sonido nos envuelve
como un grito agónico. Pasa el último camion de media noche. como un agua azul llena de peces. Llegamos cogidos de la mano
Media noche. tambien entonces era la media noche... Rcposamos, hasta la puerta 1.-' nos besamos allí como los que se hesan en los
la respiración se ha ido calmando v es cada vez más leve. Somos dos muelles. l.a puerta se cierra tras de ti 1; es como una página que
naufragos tirados en la misma playa, con tanta prisa o ninguna termina ya uno quisiera alargar toda la vida. No logro entender que
conto el que sabe que tiene la eternidad para mirarse. Nada que no va te has ido y que estoy' de nuevo sola. Abro la ventana 1; el aire frio
sea nosotros mismos importa ahora, sorprendidos por una verdad del amanecer me azota la cara. Tientblo de pies a cabeza v contienzo
que sin saberlo conocíamos. Nos hemos buscado a tientas desde el de pronto a sentir miedo, miedo de que mañana, hoy, todo se
otro lado del mundo. presintiendonos en la soledad tr el sueño. .›'tq_t1i desvanezca o termine como niebla que la lttz deshace. N-'ivintos una
estamos. Reconociettdonos a traves del cuerpo. Nos ltetttos quedado noche que no nos pertenece. hemos robado manzanas y nos
inmovíles, largo rato en silencio. uno al lado del otro. '1`u mano persiguen. Quiero verme el rostro en un espejo, saber como sos'
vuelve a acariciarmc y nuestros labios se encuentran. Una ola ahora, despues de esta noche... lla llegado. La llave da vuelta en la
ardiente nos inunda, caemos nuevamente, nos hundimos en un cerradura. La puerta se abre. Voy a fingir que duermo para que no
agua profunda y nos perdemos juntos. äuspiras. Yo tambien. me moleste. no quiero que me interrumpa ahora que estoy en esa
Estamos de vuelta. Ha pasado el tiempo, minutos o años, ya nada noche, esa que el no puede recordar, noches v dias solo nuestros.
está igual. Todo se ha transformado. Se abren jardines sf huertos; se que no le pertenecen. Ha entrado a ver si estoy dormida, me está
abre una ciudad bajo el sol, jr un templo olvidado resplandece. mirando, suspira fastidiado, enciende un cigarrillo, busca junto al

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a Salir Cuentos reunidos- Ea ila Aittt:-ai'-:i

telefono si hay recados, sale, camina por la estancia, conecta el quede tu recuerdo jr tenga que descifrar lo que no me dices ahora.
radio, ya no hav nada, es tarde, stilo iriirsicfor drmcirig, recorre todas Una parte de mi vida, estos minutos, se van contigo. No decir las
las estaciones, va hacia la cocina, abre el refrigerador, no ha de cosas que siento. Tal vez. algún dia te las escriba sentada frente a otra
haber cenado, dijo que no le guardara nada, hay un poco de pollo, si ventana. No sé tampoco hasta donde soy feliz. (lada despedida es un
quiere puede hacer un sándwich, ya tiro algo, siempre tan torpe, estarse desangrando, un dolor que nos asesina lentamente. Estamos
esta cantando ahora. debe estar muy contento. Sigue lloviendo. llenos de palabras ji' sentimientos, de un silencio que nos contina en
Suenan las llantas de los automóviles en el asfalto mojado. También nosotros mismos. Tal vez esta habitacion nos queda demasiado
aquel dia habia llovido en la inadriigada 1,' la mañana estaba un poco grande o demasiado estrecha v por eso no sabeiitos que hacer con
fresca, ¿te aciierdas...? Llegaste muy tenipraito con un ramo de itiiestros cuerpos v las palabras. Miras el reloj. El tientpo es una daga
claveles rojos; yo me quede con ellos entre las manos... No se bien suspendida sobre nuestra cabeza. Después vendra la tarde vacia
lo que te estoy diciendo, he caído dentro de un remolino de como esas citando no estas conmigo, citando nos sep-aramos v nos
sorpresas v turbació-n. l\`unca me han regalado llores, es la primera falta la mitad del cuerpo... Siento que me esta mirando fijamente tj'
vez, quisiera decirtelo pero empe:-:amos a hablar de cosas que no nos suspira, debe estar cansado, bostcza, ha de ser ya rntty tarde, bosteza
pertenecen mientras vo arreglo los claveles en un florero. Tú miras otra vez y comienza a desnudarse. La ropa va cavendo sobre la silla,
los libros del estante 1,' los hojeas mostrando un desmedido interes. la cama se hunde cuando se sienta a quitarse los zapatos. Se mete
Se que los dos estamos huyendo de este momento o de las palabras bajo las cobijas pegándose a mi cuerpo v su mano empieza a
directas, de una emoción que nos aturde 'jr nos ciega como una luz acariciarme. Quisiera poder decirle que no me toque, que es inútil,
incandescente. Nos quedamos suspendidos sobre el instante que no estoy aqui, que sus labios no busquen los mios, vo ya he
mientras Llii clavoii suena en la esquina como si sonara en el más salido, estoy' lejos concluciendo el automóvil por la avenida de los
remoto pasado. Ese pasado antes de ti que ahora se desvanece 1,' sauces. oyendo el zuntbido de las llaittas sobre el pavimento, vieitdo
pierde todo sentido. Solo tienen validez estos ittoineiitos tan ltonda de reojo como avanza la aguja en el cuadrante, setenta, ochenta, las
v confusainente vividos dentro de nosotros inistnos. Nos sentamos casas v los arboles pasan cada vez in-as rapido, noventa, cien, una
junto a la ventana v miramos hacia afuera como si estuviéramos niña llora sentada en la banqueta, necesito llegar pronto, la calle se
dentro de una jaula o de una armadura. Quisiera vivir este mismo alarga hasta la eternidad, un hombre me saluda v sonrie, no quiero
instante mañana, en un dia abierto para nosotros. Pienso en una haccrtc esperar, paso las luces rojas, sólo importa llegar, me has
ciudad donde pudiéramos caminar por las calles sin que nadie nos estado esperando a traves de los dias jr los años, a pesar de la dicha 'jr
conociera ni nos saludara, estar tirados en una plava sola o vagar la desdicha, por eso es tan cierto nuestro encuentro, no hay otra
por el campo cogidos de la maito. Quisiera conocer contigo el manera de decirlo. Corro hacia ti v nos abrazamos largamente.
mundo, quisiera entrar contigo en el sueño tj' despertar siempre a tu Caminamos cogidos de la inario. Caminainos hacia el tin del
lado. Te miro fijamente, quiero aprenderte bien para cuando solo muitdo. l.a noche lia caido sobre nosotros como una profecía largo

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<= Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.mp-ai'-:I

tiempo esperada. Las calles están dcsícrtas, sunws los únicos


snbrevivientes del verano. Este viejo jardin nns estaba esperando. E]
tie1¬n|:|o ha dejado de ser una angustia. Estamos tan completos que
nn deseamos hacer nada. sólo sentarnns en esta banca y quedamos
como dns snnámhulns dentro del mismo sueñn. I.ns pájaros Con los ojos
' abiertos
revnlotean entre las ramas. caen hojas. Estamos unidos por las
manos 1,' por los ojos. por todo lo que sonms hoy je hemos logra-:ln (2003)
rescatar dela rutina delos días iguales. .›"u.1_L1í sentados hemos estado
siempre, aqui segllirenios sin despedidas ni distancias en un
conlinilo revivir. Suenan las doce en esta nociie perdimible. 1-lan
pasada mii añus, han pasado un scgundu 0 dns. Los pájarus
rcvuluican entre las ramas, caen hojas. Miramus la fachada dc una
vieja iglesia entre la bruma cálida del amanecer. Miramus las
cnlumnas jf lns nichos conm zi tmvés de un recuerdo. Ne: hables
ahora, guárdame en tus mancis. (lnnsen-fa la mnneda. tu rnstm y' el
mio. para tardes Iluvinsas en que el tedio pesa elmrmemente. T-adn
sentimientn aparte de nnsntrns se ha hormdn. Velada por nubes
altas pasa la luna mmm una herida luminosa en el cielo- negro. Los
pájaros revoinrean entre las ramas, caen hojas. Se anudan las
palabras en la garg-mira. son dennasiado usadas para decirlas.
\='ivin1os una noche: siempre nuestra. ]'\/le afianza a tus manos y a tus
ojos. lis tan claro el silencio que nuestra sangre se escilcha. lil
alumbradü dc las calles ha palìdctidu. Ni un alma transita pur
ninguna parte. Los árbulcs qui: nos rudcan csián pclrificad-us. Tal
vez ya estamos rnur:rtu5... tal vez estamos más allá de nucstru
cuerpo...

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tu Salir Cuentos reunidos - Da'.-'iIa. Amparo

La casa nueva

A Luis Mo rio Sc.imei`der †

Que la E:-¿portadora Saldiifar era una compania importante y fuerte.


nadie lo ponia en duda, pero ¿qué negocio por grande que fuera su
capital podia resistir los viajes cada tres meses a Rochester y las
largas estancias ahi de su presidente, don Ramón Saldivar, los
costosísimus tratamientos y medicinas que requería su enfermedad?
Muerto don Raniú-n. después cle tres años de inútil lucha. su
esposa sf colaboradora en el negocio, doña Isabel. se encontró ante la
desoladora realidad de que el capital de la compañia estaba
seriamente disminuido. Ella. mujer de negocios, práctica, que
siempre se habia distinguido por tener los pies en la tierra, se dio
cuenta de inmediato de que si no se le inyectaba pronto capital a la
compañia, en poco tiempo sobrevendria un desastre irremediable.
La familia Saldivar vivia en una ntagnifica residencia de más de
dos mil metros en Prado Sur, con cancha de tenis, piscina y un bien
cuidado 3- hermoso jardin. Una residencia hecha con muy buen
gusto y todas las comodidades.
Despues de mucho pensarlo doña Isabel llegó a la conclusión de
que para salvar a la exportadora habia que vender aquella hermosa
casa. no habia otra opción. Una noche habló con sus hijos sf les
expuso ampliamente la grave situación.

320-321 ass ° °
ti Salir Cuentos reunidos- La ila Hiiip-ai'-:i

-¿Vendcr esta casa? No. eso no puede ser... -replicó Sofia, la quedaban algunos árboles frutales cn total abandono al igual que los
hija mavor. rosales 1.-' otras plantas florales.
-Pero. mamá -dijo jorge-. ¿te das cuenta de lo que estás El domingo comieron todos en la casa. como siempre lo hacian,
diciendo, de lo que nos estás proponiendo. _ _? ya que entre semana comían a distintas horas o fiiera de la casa. La
-¿Es tan grave la situacion de la exportadora como para tener comida transcurrió casi en silencio, todos se veian cansados por la
que clesprendernos de nuestra casa? -pregunto Sofia. mudanza. desilusionados. sin lograr ocultar la tristeza 3; el
-La situacion de la exportadora es desesperada, no podemos desencanto ante aquel vuelco tan dramático que bahia dado su vida:
pedir preïstainos bancarios porque los intereses nos acabarian a la pasar de una lujosa 1,' bella residencia a una casa vieja, deteriorada if
larga. La única solucion logica es inyectarle stiticìerite capital, ¿y que sombría.
otra cosa tenemos sino esta casa? Alina, tt'i qiie estás en el -Metiéndcile algo de dinero 1,' con tin buen decorador cambiará
departamento de contabilidad revisa estos libros jr cxpliealcs a tus cl aspecto de esta casa, van a ver que con una pintada, tinas bonitas
hermanos lo que dicen. cortinas v una alfombra nueva, la casa va a quedar bastante bien. lo
Ante la fria realidad de los números. no había nada más qtte importante cs que la construccion cs buena jr el estilo conservador
pensar. nada más que hacer... -explico doi`1a Isabel. tratando de animar a sus hijos.
La residencia de Prado Sur se vendió 1,' doña Isabel compró por -El jardin es un verdadero desastre -comentó Alina.
medio de una agencia de bienes raíces una casa en Tizaprin. una - -Va a venir Iulián a encargarse de él jr va verás qué bien lo deja;
casa grande que debio de haber sido agradable pero que en el èl es el mejor jardinero que po he tenido -aseguro doña Isabel.
presente se encontraba completamente deteriorada, con un jardín Cuando terminaron de comer, todos, menos Alina, se fueron a
de buen tamaño pero en total estado de abandono. Cuando los hijos seguir arreglando sus habitaciones. Alina se sirvio otra taza de café 1,'
de doña Isabel conocieron la casa nueva. no pudieron ocultar la se sento a tomarlo. El comedor tenia un ventanal que daba hacia el
tristeza v el desencanto ante aquella casa tan destruida y sombría. jardin. por ahi entraba el sol de la tarde, tin sol pálido v triste. "tan
-Metiéndole algo de dinero sf con tin buen decorador cambiará triste como mi alma", pensaba Alina. De pronto algo la hizo voltear
el aspecto de esta casa -les dijo doña isabel. jr vio, pegado al cristal dc la ventana, un rostro borroso, macilento,
La más afectada por el cambio de casa fue Alina. que nadaba casi espectral, cuyos labios se movían diciendo algo. Alina pego tin
a diario. y desde que Enrique. su novio, se fue a Londres a hacer una fuerte grito y salio corriendo del comedor. Todos actidieron de
maestría. había perdido el interés por salir los fines de semana jr se inmediato a ver qué le pasaba.
los pasaba en la piscina 1,' en el jardín. Ahora tendria que ir al club a -Hay alguien en el jardin. vi una horrible cara. desencajada v
nadar. Ni siquiera tenía el consuelo de un bonito jardín donde macilenta, o una máscara cadavérica pegada al cristal del ventanal.
correr *Jr hacer gimnasia; el jardin de la casa iiueva tardaría mucho liaj' que hablar a la policía -decía Alina rnuy asustada.
en recuperarse; donde una ver. hubo pasto. crecía la malera, -No creo que sea para tanto, vo iré a revisar el jardin -dijo

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila »fi.|np-sin

Iorge-, voy por la pistola. Ese dia Alina regresó a media tarde jr salio al jardin a hacer
-De ninguna manera vas a ir -reconvino du-ña Isabel-, ejercicio. Era una tarde agradable, aún había sol jr soplaba un viento
pueden ser varios ladrones jr agredirte, esos malhechores no se tibio de verano. Hizo gimnasia un buen rato j' después conienzo a
tientan el coraaòlu para hacer daño. correr, el sol ya se habia metido 1,' el viento empezaba a ser frio.
-l.o mejor es hablar a la patrulla -opino Sofia. Alina siguio corriendo. comenzaban a caer las sombras sobre los
-Si. eso es lo más sensato -afirmo doña Isabel. arboles jr los arbustos que se iban poblando de Formas grotescas 3,'
l.a patrulla llego pronto 1,' revisaron cuidadosamente todo el amenazantes. F.I viento se volvio pesado, oscuro, cortante... Alina
jardin sin encontrar nada, ni un rastro ni una huella. Y tanto los de etnpeao a sentir frio sf miedo, un miedo absurdo, inexplicable. ._ y en
la patrulla como la familia pensaron que todo había sido producto aquel viento aeiago llegaban ahora como lamentos o quejidos. como
de la imaginación de Mina. gritos agonieos... entonces oyó: “ria .. li... na... r'i...1i... na... ven...
Alina se iba siempre a la oficina con doña isabel, salia de la casa een... ven... a... j-'ú... da... me... a... jfú... da... rne..." Alina fue
un poco antes para calentar el automovil en el garaje 1,' ahi la presa del terror 1,' aquel ejercicio acompasado se convirtio en una
esperaba. Ese día iba caminando rumbo al garaje cuando ojfo que la carrera desenfrenada hacia la casa. Al pasar frente al cuarto donde
llamaban: se guardaban las podadoras 1; tu-das las herramientas del jardin.
-A... Ii.__ na. A... li... na. ten... ven... ven... -era una voz alcanzó a ver de reojo. en la puerta entreabierta, un bulto oscuro 1.-' el
cavernosa, agonica. como salida de ultratumba. horrible rostro cadaverico que viera pegado al cristal. en el ventanal
Un escalofrío helado recorrió la espalda de .Mina j' la invadió el del comedor. el primer clia que llegaron a la casa. Alina entro a la
terror 1,' corrió despavorida hacia el garaje, se subio al autonróvil 1,' casa 1,' se dejo caer en un sillon del hall, se cubrió la cara con las
puso los seguros. manos, como si quisiera borrar aquella vision espectral, respiraba
-Alina, hija, ¿qué te pasa? -preguntó doña Isabel. al encontrar agitadamente por la carrera desenfrenada. temblaba... así la
a Alina niuj' pálida 3' temblorosa, eiieerrada en el automóvil. encontró Rosa, la cocinera.
-Oi que me llamaban jf me dio mucho miedo. .. -¿Qué le pasa. niña Alina, que tiene. ..?
-Estás muy nerviosa, hija mia, y te imaginas cosas, anda. -C-orri mucho jr me cansé -repuso ñlina.
vanion-os a la exportadora que se hace tarde. No podia decirle nada a Rosa, no lo iba a creer o a lo mejor se
Iorge trabajaba también en la exportadora. llevaba la cartera de asustaba jr se iba...
cliente.s jr se iba temprano a visitarlos. Alina regresaba a su casa a -Voy a traerle un tecito. está usted muy pálida. _.
veces, a media tarde, otras hasta las siete o siete jr media cuando Alina no volvio a salir al jardín a correr o a hacer gimnasia;
doña Isabel se desocupaba jr volvían juntas. Cuando Alina regresaba cuando iba por las mañanas a calentar el coche. peclia que la
temprano se ponia sus pants jr sus tenis jf salia al jardin a correr o a acompañaran llevandole el portafolios o algunos libros o papeles, no
hacer gimnasia. volvio a mirar hacia las ventanas jr nunca descorría las cortinas.

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rr Salir Cuentos reunidos- lI'a lla rfi.|np-aro

dormia muy mal, el miedo de ver aquel horrible rostro o de oir que -Por Dios, Isabel, vo no digo eso, los psiquiatras atienden todo
la llamaban, le impedía dormir, le impedía vivir. tipo de enfermedades v trastornos nerviosos. fijate que a Fito lo ha
Se veia desmejorada, pálida jr ojerosa, había perdido su natural sacado adelante, va volvió a estudiar jr está realmente mujr bien...
alegria de vivir. A veces le pedía a la Neira, su hermanita, que se me gustaría que lo vieras.
fuera a dormir con ella o que la dejara irse a su recamara. Después de mucho pensarlo doña Isabel fue a ver al doctor
Nunca más volvio al club. En la otìcina se quedaba, muchas Montaño.
veces, dormida sobre los libros de contabilidad. El contador Gamer. -¿En qué puedo servlrla, mi querida señora?
le contento un dia a doña Isabel que estaba preocupado por la -Mi hija Alina cree ver caras, ove voces, siempre está asustada,
señorita Alina, que seguramente algo le pasaba porque su comportamiento jr sus habitos han variado, esta desniejorada,
frecuentemente se quedaba dormida jr que si alguien se le acercaba a come mal, duerme mal. no sale a ningún lado, ha perdido su natural
preguntarle algo o a llevarle algunos papeles. gritaba asustada. listo alegria. ¿Que puede ser, doctor?
que el contador le dijo a doña lsabel vino a corroborar lo que ella, -Me parece que se trata de una esqtiirofrenia atipica, que se
desde hacia algún tiempo, venia notando en el comportamiento de presenta, a veces, en gente joven sin previos antecedentes, o con
Alina, pero que ella, demasiado entregada a sacar adelante a la alguna motivación. ¿No ha tenido ella alguna frustración en sus
exportadora, veia sin detenerse a reflexionar. Pero ahora si tuvo que estudios o en su carrera, alguna decepción amorosa?
enfrentarse a una realidad ineludible: Alina estaba mal, no tenia - -Enrique, su novio, se fue a hacer una maestria a Inglaterra, al
apetito, dormia mal. no queria quedarse sola, no salia a ningun lado. principio le escribia mujr seguido, después se fueron espaciando las
va no iba al club a nadar v siempre estaba asustada v temerosa... si, cartas. jr ya casi no escribe. ._
Alina estaba mal v doña Isabel comenzó a preocuparse seriamente -Ya veo, va veo... -decía el doctor Montaño.
por ella. -¿Podrá usted hacer algo por mi hija. doctor?
Desde hacia años, doña Isabel jugaba póquer los jueves. con sus -Siempre hay algo que se puede hacer o intentar por lo menos
amigas de toda la vida: le Nena r\risrnendi,'1`oj,-a Prieto, Paz 3,' Elena -decía el doctor Montaño, mientras revisaba su agenda-. ¿Podrá
liernrindea. Doña Isabel casi siempre ganaba porque todo lo que ella usted traerme o mandarme a su hija el próximo jueves a las cinco de
hacia en la vida lo hacia bien. Ese jueves 25 de junio, perdió. Sus la tarde?
amigas sospecharon que algo le pasaba, que algo le preocupaba. Doña Isabel estuvo de acuerdo v a la mañana siguiente, cuando
Tuvo que admitir que estaba mujr preocupada por Alina jr les contó iban hacia la oficina, le dijo a su hija:
lo que le pasaba a su hija. -Te hice una cita con el doctor Montaño, un niagnifico
- -Yo te aconsejo que la lleves con el doctor Montaño, es un especialista en enfermedades nerviosas. _.
magnífico psiquiatra. -Pero ¿para qué, mamá? -la interrumpió Álina-, jr-'o no tengo
-¿Psiquiatra?, ¿qué quieres decir, Nena, que Alina está loca? ninguna enfermedad nerviosa...

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

-Bueno, nada se pierde con una consulta... dormida, no sabe, doctor, corno me duele verla asi.
Y el jueves, a las cinco en punto, llegaron doña Isabel jf Alina al -Eso es efecto de los medicamentos, asi sucede muchas veces al
consultorio del doctor Montaño. principio del tratamiento, después se va normalizando todo. ¿Y las
- -Bien, Alina, digame usted, ¿que le pasa?, cuenteme si ha visto voces. las alucinaciones, se terminaron?
alguna cosa rara, oido voces. _. -No, doctor, todo sigue igual.
-Si -contesto Alina. -Creo que lo mejor es internarla un tiempo. así se pueden
-¿Que cosa o cosas ve, Alina? dosificar mejor los inedicamentos.
-Un rostro espectral, horrible... -¿lnternarla?, ¿donde doctor? -pregunto angnstiada doña
-¿Solo un rostro? Isabel.
-Si. .. se asorna por las ventanas o entre las plantas del jardín... -En una clinica psiquiátrica, por supuesto.
-Y las voces, ¿que dicen? Cuando doña Isabel les dijo a sus otros hijos lo que el doctor
-Dicen mi nombre jf me piden que vaya. _. que vaya. _. Montaño recomendaba, todos protestaron, especialmente Sofia, la
-¿Y como son esas voces? mayor.
-Es como un lamento doloroso, de.sgarrador, como de alguien -No, mamá, no, eso no, ¡pobrecito Alinal, hay que buscar otra
que están torturando o que se está muriendo, agonizando. _. opcion...
- -¿Y usted siente miedo al escuchar las voces? - -El doctor l't-'Iontaño dice que eso es lo mejor para ella, jr el es
-No solo miedo, doctor, un terror incontrolable v un escalotiio un profesionista muy respetado, me dio varios nombres de
que recorre mi cuerpo v me hiela los huesos... sanatorios para que elija el mas conveniente. Iré a verlos lo más
Alina salto del consultorio con una receta llena de pronto posible.
prescripciones. Pero nada cambio con los medicamentos. Alina nlina recibio la noticia de su proximo internamiento sin
siguio ovendo aquellas voces que la llamaban. que llegaban con el demostrar ninguna emocion, sin protestar, como si va nada le
viento, en el silencio de la noche. en la quietud de la siesta, siguió import-ara, o corrio si en lo rn:-is profundo de su ser sintiera que era
viendo el rostro desencajado, espectral... Lo único que hicieron los una forma de evasion, de alejarse de lo que tanto la atormentaba.
medicamentos fue sumir a Alina en una gran somnolencia, a cada Doña Isabel visitó todos los sanatorios psiquiátricos que le
rato se quedaba dormida, a cualquier hora, en cualquier lugari la recomendo el doctor Montaño jf eligió el que, sin lugar a dudas, era
oficina, la casa, el coche, viendo la television, hojeando una el mejor de todos: un moderno edificio rodeado de jardines, con
revista... no tenia deseos de hacer nada, ni alientos, ni energias, cafeteria, capilla, salon de juegos, dormitorios sencillos pero
parecia una aut-ómata, apenas si hablaba, pasaba muchos ratos sin confortables, en fin, un lugar nada deprimente donde Alina estaria
decir palabra, cabeceando. _ _ bien atendida. Cuando doña Isabel les comunico a sus hijos que ya
-Ahora mi hija es como una sombra, callada siempre o habia encontrado el sanatorio adecuado para internar a Alina, todos

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

se entristecieron, especialmente Sofía, quien trató en vano de enfermedad de Alina... acaba uno por imaginar cosas", regreso a la
disuadir a su madre de internar a Alina. Le dolía profundamente biblioteca v siguio revisando papeles.
que Alina fuera internada en un sanatorio psiquiátrico... veia a Al dia siguiente, después de desayunar, doña Isabel ordeno que
.-¿tlina cruaando a nado la piscina de la otra casa, tirada a la orilla le calentaran su coche para irse a la exportadora, hacia dias que
tomando el sol o corriendo alegremente por el jardin... .-'tlina tan Alina ya no iba, pasaba todo el dia somnolienta durmiéndose a cada
alegre, tan sana de cuerpo v alma, tan buena muchacha, tan buena rato. Doña Isabel atravesaba el jardín rumbo al garaje cuando ovo
hermana... no podía ser, no podía ser... que la llamaban:
La fecha del internamiento quedo fijada para el sábado. El -I... sa... bel... I... sa... bel... ven... ven... ven... te... ne...
miercoles la exportadora no se abrio por ser dia festivo, lo cual ce... si... to...
aprovecho doña Isabel para poner en orden rnucltos papeles que lira un lamento desgarrador, agónico, como de ultraturnba, que
tenía apilados en la biblioteca desde el cambio de casa. Toda la enchinaba el cuerpo, asi lo sintió doña Isabel aunque trataba a to-da
mañana habia estado doña Isabel ordenando papeles v más papeles. costa de sobreponerse y de controlarse como siempre lo hacia.
Durante la comida, de una comida triste como de duelo, que nadie Apresuro el paso hasta llegar al garaje donde Benito va le tenia listo
tenia ganas de hablar: Alina con la mirada lejana, comiendo como su carro.
automata; la Nena a punto de soltar el llanto; Sofía muy ojerosa, con -¿No oiste como que alguien me llamaba? -le pregunto a
aspecto cansado, sin poder ocultar una gran preocupacion o un Benito.
gran dolor; el hermano tratando de platicar de las carreras de autos -No, señora, vo no he oido nada.
que habia visto en la mañana, v doña isabel intentando en vano "Tengo que quitarme de la cabeza estas absurdas cosas. sin
animar la comida sin lograrlo. Después de la comida doña isabel querer Atina me esta sugestionanclo, sí, eso es, pura sugestion, no
volvio a su tarea de ordenar sus papeles. .-'tbrio bien la cortina del puede ser otra cosa.” Y cuantas veces le llegaban esos pensamientos
ventanal para tener mas luz v siguio revisando papeles v más los sacaba de su mente v pensaba en otras cosas. Su dia de trabajo
papeles. Estaba de espaldas al ventanal cuando de pronto algo le transcurrió como de costumbre: una junta con el personal de
hi'¿o voltear la cabeza ¬_v mirar hacia la ventana, se llevo las manos atencion al cliente, revision de presupuestos, lìrmas de contratos,
hacia la boca tratando de ahogar el grito ronco que salio de su alguna entrevista con un cliente. Como todos los jueves, fue a jugar
garganta al ver el rostro cadavórico v espectral que la contemplaba póquer con sus amigas. después cenaron v platicaron hasta tarde. `t'
pegado al cristal de la ventana, no pudo tampoco evitar el regreso a su casa cerca de la media noche. Al bajar del coche, en el
estremecimiento que sacudió su cuerpo. “¡Í“~Ilo, no, no puede ser, no garaje, sintio un involuntario escalofrío ¬jf recordó... “Es ridículo
es verdad, esto no es verdad! -se decia a si misma, mientras cerraba que me pase esto", jr se encamino hacia la casa iluminacla, a traves
rápidamente la cortina v salia de la biblioteca-, estoy cansada, eso del oscuro jardin.
es todo, mucho trabajo, tantas preocupaciones, tantas presiones, la -I... sa... bel... I... bel... I... sa... bel... ven... ven... a...

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila +-.mparo

¬jfI.i...da... me... a... yu... da... me... siguio cuestionàndosc 3; cuestionandose sin encontrar una
Otra vez aquella lúgubre voz como salida de ultratumba jr un explicacion logica 1; convincente que la dejara satisfecha. No logro
incontrolable terror desconocido por completo para ella se apoderó dormir en toda la noche if' se levanto tan pronto hubo luz. Ese
de doña Isabel. un terror inaudito que hacia que un frio como de viernes. un día antes del internamiento de _-ftlina. doña Isabel salió
aaogue corriera por su espalda... 1,' doña Isahel no solo apresuro el de la casa rnujf' temprano 1,' regreso al atardecer, no sin antes pedirle
paso. corrio hacia la casa, conto nunca en su vida había corrido. a Benito. el mozo, que la esperara en el garaje porque llevaba
pero alcanzo a ver en la puerta entreabierta de la casa de las algunas cosas. Había estado rnuv ocupada todo el día arreglando
herramientas el rostro espectral que viera pegado al cristal del cosas urgentes e iinpostergables. Tainbién el sábado salio muy
ventanal de la biblioteca. Doña Isabel entro a la casa v se dejo caer temprano de la easa, pero dejo dicho que la esperaran a comer.
en un sillon del lifill, su corazon Ialia acelerado, le sudaban las Dona Isabel llego justo a la hora de la eornida cuando ya todos
manos y la frente, temblaba, se cubría la cara con las manos. “No es estaban ahi. Empezaron a corner, todos con cara de triste-.ra v
verdad, esto no puede ser, es mi imaginacion, es pura sugesliónu." tanibien de angustia, esperando el momento en que doña Isabel
Por fortuna, penso, no habia nadie en la planta baja, todos estaban dijera que ya era hora de ir a dejar a Alina al psiquiátrico. Solo doña
ya en sus habitaciones, pero no era asi: Iorge salio de la cocina con Isabel se veia como siempre, como si nada pasara, inicio varias
una botellita de agua en la mano. conversaciones que no progresaron, nadie tenia ganas de hablar.
- -Mania, mamá, ¿qué te pasa, que tienes. estás enfermai' `I.*'o1_,' a Cuando estaban tomando el café jr todos esperaban el momento
llamar a Sofia fr al doctor. temido. doña Isabel comenzo a hablar de lo cansada jr Fatigada que
-No. hijo, no, espera, no tengo nada, tuve un dia muy pesado se habia sentido en los últimos dias: el trabajo, las preocupacioiies
en la oficina v nie fui a jugar... como el jardin estaba rntljf oscuro de toda índole. las tensiones, todo eso se le habia juntado, 3; había
me vine corriendo, eso es todo, no te preocupes, acompáítante tt ini decidido tomar unas vacaciones y hacer un viajecito a Europa...
recamara. -Si. niainá, es lo mejor que puedes hacer -exclamó Sofla.
-lista bien, mama, pero antes le voy a dar un tecito caliente - -Un descanso te hará muy bien -comento Jorge-, lo
dijo Iorge y se fue hacia la cocina. necesitas mucho.
Doña Isabel hundia los de-dos entre el bien peinado cabello. -Alina se irá conmigo -agregó doña Isabel.
“sucederme esto a mi que siempre he sido tan dueña de mi misma. -Entonces, ¿ya no piensas iriternarlai' -preguntaron todos al
tan controlada 1,' serena". Ella que nunca habia conocido el miedo. mismo tiempo.
estaba ahora temblando de miedo, aterrorieada como una criatura. -Creo que un cambio de aire jf de paisaje le hara bien a Alina.
Iorge regreso con una taza de té bien caliente que doña Isabel tomo - -¿A donde irán, inainá? - preguntó lo Nena.
lentamente, después subio a su habitacion, no sin antes pedirle a -lremos primero a España a ver al tio Manolo, luego a Francia.
large que no les dijera nada a sus hermanas. Allí, en su recamara. a Italia jr, por supuesto, a londres para que Alina vea a Enrique.

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-te Salir Cuentos reunidos- Ea lla s-.mp-aio

-¿Citando serti el viaje? -pregunto dc pronto r-fitlina. como


despertando de su profunda somnolencia.
-Mañana mismo nos iremos -contesto doña Isabel-, ya
El Hotel Chelsea
tengo los pasajes del avion para Madrid, 1,' como la exportadora no
solo se ha recuperado, sino, a Dios gracias, está mejor que antes de (Breve crónica de ima larga noche)
que papá se enfermara, es tiempo de que podamos empesar a
disfrutar de las cosas que nos hemos privado: viajes v una casa como
la que siempre tuvimos -dijo doña Isabel.
-Como. ¿ya no te gusta esta casa, mamá? -preguntaron todos Para Alberto Mmiguel
nntv asornbi-ados-; con todo lo que se le Itiao mejoro bastante...
-lis una casa vieja 1,- iría, triste, sombría, deprimente... -dijo Llegue a Nueva York la noche de I-Iallot-veen. Por sugerencia de mi
doña Isabel. amiga Erica Frouman Smith, Lori Carlson me habia invitado a dar
-Tú opinabas distinto, mamá -interrumpió Sofía. una lectura de cuentos en el Center For Inter-American Relations.
-Yo tenia que levantarles el ánimo v ayudarlos a salir adelante Cuando Erica me preguntó en que hotel me harían la reservación
-contesto doña I.sabel-. Esta mañana pasé a la agencia Larios de no titubeé en decir que en el Hotel Chelsea. Hacia tiempo que yo
bienes raíces, van a poner en venta esta casa jf a mostrarles a ustedes deseaba conocer ese hotel, mucho me habian hablado de el jf de los
varias fincas mientras nosotras estemos de viaje, ustedes eligen una personajes notables que ahí Itabían vivido, como Thomas Wolfe,
bonita residencia v hacen la mudanza para que cuando Alina jf vo Dylan Thoinas, Brendan Belt-an; ahi hospedaron a muchos de los
regresemos podamos llegar a la casa nueva sobrevivientes del 'I`i`inm`r cuando llegaron a Nueva York en otros
barcos. ahi habia llegado siempre rni amigo Francisco Zendejas. “Un
sitio hecho para intelectuales, algunos han vivido ahi por años v ahi
han muerto”. decia. Yo imaginaba tin hermoso edificio de tinales
del siglo pasado o de principios de éste, con un ambiente romantico
'jr sugerente para los artistas, propicio para escribir jf pintar. La gente
deja, indudablemente, vibraciones jr algo de su espiritu en los
lugares donde habita; el Hotel Chelsea, con tantos artistas como
habia albergaclo. debia tener una bella 'jr inelancoiica atntosfera. En
todo esto pensaba cuando iba en el tasi que me llevaba del
aeropuerto a Manhattan. donde estaba el hotel.
Por todos lados habia movimiento, gente disfrazada que iba jf

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ti Salir Cuentos reunidos- lI'a ila aiirj:-ai'-:i

venia por las calles, música, ruido, alegria, grupos de niños con periodicos jr revistas de esos que hajr en las calles, adentro estaba cl
calabazas iluminadas pidiendo en las casas o en las calles su encargado, me pregunto n1i nombre jr busco entre cientos de
halloween. pero en Manhattan se veia mas gente j' mas movimiento. papeles j' cosas. "Si, aqui está su reservacion. tirme aquí." “Dios mio,
apenas podian pasar los automoviles en algunas calles. En la calle 23 Dios mio, ¿adonde he venido a n¬ietern¬ie?”_, me decía angustiada. Le
Oeste, la calle inisma era una tiesta popular de disfraces, con gente pregunté al administrador si podria comunicarme a larga distancia
que corría, bailaba. cantaba. gritaba. "Alla está el hotel. -dijo el desde mi habitacion. “Mejor baje a hablar acjui porque a veces se
chofer-, no se si podremos llegar hasta ahi..,” jr me señalo un dificulta hacerlo desde los cuartos.” Segui al hombre que llevaba mi
edificio sobrio de cantera. de varios pisos jr hermosos balcones de equipaje hasta el pequeño j' rústico elevador donde apenas cabiainos
fierro. Le supliqiié que hiciera todo lo posible por llegar hasta la el hombre, ini equipaje jr j'o, entre cientos de latas vacías de cerveïa.
puerta del ltotel. Las rnultiitides nie han atenioriaado siempre, más cajetillas agrupadas de cigarrillos, bolsas de papel jf demás basura
aún en plena noche tin mtindo de disfraces grotescos. que habia ahi. l.il elevador se detuvo en el tercer piso, peor
A vuelta de rueda llego el taxi hasta el hotel. El chofer llevo mi iluminado que el lobby, enfrente habia una gran escalinata de fierro,
equipaje hasta la puerta, se asomo al lobby jr grito algo, seguramente mal pintada de negro ji', a cada lado del elevador, largos jr oscuros
que vinieran a recogerlo, después se marcho. Espere al bell iwj' pero pasillos con habitaciones; una atmosfera deprimente jr lúgubre que
nunca llego éste sino un hombre corpulento en mangas de camisa. me tenia sobrecogida de miedo jr desencanto, de impotencia para
con aspecto mas de forajido o de cargador de muelle que de salir de aquel siniestro lugar a esa hora de la noche. El hombre se
botones, sin saludar, cogio mis maletas jr se metio al hotel. Entré detuvo frente a una puerta, que recien habian pintado para taparle
tras el hombre jr me quedé petrifìcada de espanto. Si la calle me la mugre que aun se traslucia, metio la llave en la cerradura jr le dio
habia atemorirado con tanta gente disfrazada, el lobby era un vueltas jf vueltas varias veces sin lograr abrirla, inascullo algo entre
verdadero aqiielarre pletorico de liorripilantes disfraces; brujas dientes j' luego le propino varias patadas hasta que la puerta cedio j'
pavorosas, tuertos, jorobados, personajes tenebrosos. pudimos entrar, encendió la luz jr... no podia ser inás deplorable lo
írankensteines, draculas, jack el deslripador blandiendo tin puñal que vo tenia ante mis ojos: una habitacion con la alfombra
rojo, mujeres sinicstras con el pelo hacia arriba como clectriaado, manchada jr sucia, una cama mal teritlitla con sábanas arrugatlas jr
otras con la cara encalada j' la cabellera suelta como salidas de las huellas de haber sido usadas, una mesa j-' unas sillas llenas de polvo,
tumbas, todos ricndose a carcajadas en aquella atmosfera cargada de una cocineta con una estufilla cochambrosa que olía a gas jr un
humo de cigarrillos j' de alcohol. I-Iabia poca iluminacion, los muros fregadero con llaves oiridadas que goteaban sin cesar. Le señalé al
pintados de gris jr en el centro del lmil una chimenea ennegrecida jr hombre la gota que caia. "Mañana vendré a arreglarla", dijo, jr se
unos muebles grandes de piel negra deteriorada por el tiempo que fue.
haciari más tétrico el lugar. El hoinhre que llevaba mi equipaje se Sentí deseos de llorar ante aquella ruina, aquel deterioro tan
detuvo frente a la administracion que más parecía un es-tanquillo de deprimente j' doloroso. Aquél era el lugar que vo ansiaba conocer,

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tt Salir Cuentos reunidos- La ila +nnp-ar-:I

que tanto imagine e idealiee, no era posible, no era posible v n1e vuelva a pegar -v jalú hacia afuera la cadena que se ponia por
du-lia profundamente como duelen las cosas bellas que se rompen o dentro para asegurar más la puerta.
se destruyen. que se acaban... pero yo tenia que hablar a Meitico jf A pesar del insoportable ruido, música estridente, gritos,
decir que habia llegado bien, quise abrir la puerta del cuarto ja fue carcajadas, pude comunicarme a mi casa. Cuando termine de
inútil, probe una 1,' otra vez, metia 1,' sacaba la llave, jalaba la puerta, hablar, subi al tercer piso jr, al salir del elevador, oi unas cliillonas tj'
la volvia a jalar, la llave otra vez, otra. otra, nada, la puerta no se extrañas carcajadas que provenían de uno de los largos y oscuros
abria, entonces llegó el terror, estaba encerrada ahi en aquella pasillos... el conde Drácula jr su compañera con una túnica blanca jf
repugnante lialiitacioii, encerrada, sin poder salir... corri hasta el la larga cabellera flotando, venian casi corriendo, no supe si por
teléfono 1.-' marque a la administracion, nada. nadie contestaba, otra alcanzar el elevador o a mí, en ese momento yo ya no sabia si era el
vea. otra, nadie, otra, otra, no habia nadie. otra vez, otra, otras. verdadero conde o un distrae perfecto, eso ya no importaba. vo era
cinco, diez, muchas veces. muchas, muchas. rnnchas. .. presa del panico, de un terror incontrolable, precipitadamcnte me
-¿Diga? meti en el elevador 1,' eerre la puerta antes que ellos pudieran entrar.
-No puedo salir, señor, estoy encerrada, no puedo salir... 'l`en1l:›|uro:-za jr con el corazòn latiendo acelerado volví al loiriij-' 'j'
-¿Que no puede salir? -oi que se reia-_ ¿Qué se lo impide? camine hasta la administracion, ahi me detuve de espaldas al
-No puedo abrir la puerta del cuarto... elevador, de reojo vi cuando la siniestra pareja salió del elevador v se
- -|.e ha de haber puesto llave. dirigió al loliliy riendose aún a carcajadas 1.' diciendo cosas en un
-No, señor, no tiene llave, pero no se abre jf vo quiero salir, por idioma que vo no entendía.
Favor, que la vengan a abrir. -¿Se le ofrece algo? -pregunto el hombre de la administracion
-No hay nadie a quien enviar, todo mundo anda en la calle que venia de algún lado.
divirtiendose. si alguien viene lo mando. -Preguntar la hora -fue lo primero que se me ocurrio decir.
-Por favor. se lo suplico, que me abran la puerta. .. -Son las tres menos diez.
ls-le desplome sobre una silla. agotada. Pasó un buen rato, de -Gracias -y me dirigí de nuevo al elevador.
pronto unos golpes en la puerta y unos gritos: Al llegar al tercer piso no sali del lodo del elevador mientras
-Quite la llave. ubserval:›a que no viniera nadie por los pasillos, cuando estuve
-No esta puesta, pero la puerta no se abre... segura corri hasta el cuarto. Acomode la cadena como el hombre nie
El hombre comenzo a dar patadas, puñetazos, golpes, metia tj' dijo que lo hiciera para que la puerta no se cerrara j' se fuera a pegar
sacaba algo como un desarmador hasta que al tin logró abrirla. de nuevo. Quedó abierta como veinte centimetros, pero por ahi no
- -Se pego con la pintura. cabría ninguna persona. Ya eran las tres de la mañana de aquella
-Voy a bajar a hablar por teléfono -le dije. descjuicianie jr larga noche. Tendría que esperar a que amaneciera
-Deje-la con esta cadena 1.-' el candado por fuera para que no se para irme de ahi. Me sentia en extremo fatigada, el viaje ji' el

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a Salir Cuentos reunidos- Ba lla +ï`unp-aro

desgaste ne1¬.'ioso me habian agotado, tenia mucho frio 'jr deseos dc estado ahi siempre se van encantadas. _.
meterme bajo las cobijas en una cama limpia j' acogedora, no en -No lo dudo -le conteste.
aquella sucia. Me senté en una silla v ni siquiera me quité las botas Sacaron mi equipaje a la calle jr en ese momento paso un taxi
que ya me estaban molestando. Intente leer pero the inútil. oia que abordé de inmediato, con el júbilo del que despierta de una
ruidos en el pasillo, pasos que llegaban hasta la puerta del cuarto, li orrenda pesadilla.
una respiracion 1.' la gota de agua que caía en el fregadero sin cesar.
A las siete de la mañana decidí salir a buscar donde tomar un
café, lo cual necesitaba con urgencia. También haria un poco de
tiempo para hablar con n1i amiga Erica j' preguntarle qué hotel me
recomendaba. Si el lobby me parecio tan tétrìco en la noche, a la luz
del dia era aún más lúguhrc 3- sombrío que cl hall de una agencia
funeraria, con los muros pintados de gris 3; los muebles de piel
negra. Todo estaba lleno dc basura y de polvo, pilas de periodicos
viejos por todos lados 1.-' botellas vacías y latas de cerveza por donde
quiera.
Sali a la calle que estaba muy sola pero con una cantidad de
basura impresionante. Camine varias cuadras hasta encontrar un
modesto cafe de chinos donde pude totnar una taza de café caliente
que me reconforto bastante.
Hablé por telefono con Erica v le platique a grandes rasgos mis
impresiones del Hotel Chelsea. "Ft mi me parecio muy raro que
insistier-as en llegar ahí... -dijo ella-, con la reputacion tan mala
que tiene." Y me recomendo un hotclito adonde llegaban los
escritores que el Center invitaba.
Cuando pedí mi cuenta en la administracion jf que subicran por
mi equipaje, muy sorprendido el empleado, dijo:
-Yo entendi que usted se iba a quedar con nosotros varios
dias...
-Cambie de opinion -le dije simpleinente.
-¿Acaso no le gusto la suite que le dimos?, las personas que han

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ru Salir Cuentos reunidos- |I'a lla »fi.|np-aro

cornpartiò un cuarto. oscuro 1.-' trio. con las dos hijas del
matrimonio. Lola, la niayor, le consiguio un empleo en la fábrica
donde ella trabajaba. Como habia extrañado a su familia, su casa tan
Estela Peña
grande :tf llena de sol, de macetas 1_,' de jaulas con pájaros, su cuarto
tan calientito, la comida de su mamá, los buñuelos del dia de Reyes
y los tamales jr' el mole de los cumpleaños. los higos y los duraznos.
las tivas jr las lirnas de la huerta, el silencio y la tranquilidad del
pueblo, aquellos dias largos donde parece que no pasan las horas.
donde rinde el tiempo Y se pueden hacer muchas cosas. las calles
empedradas llenas de jacarandas, el cielo siempre azul, el calor, los
A veces los recuerdos se desatan de prurito, como esos Iuertes rostros de la gente conocida de siempre, la misa de los domingos, el
aguaeeros que comienzan con unas cuantas gotas. Había lr-asta-do rosario en la tarde. las rondas en la plara de armas, las serenatas ff
sentarse en el camion. junto a aquella muchacha pueblerina, para los gallos. los dias de campo y las tárdeadas, las kerrneses de la
recordarse ella misma cuando llegó de Cerritos. Sí, le habia baslado escuela, las lunadas, la nieve de los portales jr las gorditas de horno,
ver a aquella muchachita con la cara lavada 1,' el pelo jalado hacia los jainoncillos 'y los merengues de doña Petra, “¡a§,', tantas cosas en
atrás en cola de caballo, el vestido largo y holgado, los mocasines las que hacia tiempo no pensahal"... Fstela tenia los ojos llenos de
gastados 3' esa expresión de susto, tan común en los que llegan de lágrimas 1,' rápidamente saco un pañuelo de su bolsa, “qué pena.
los pueblos a la capital. de los que temen perderse o que algo malo ojalá y nadie se haya dado <:uenta"`. _. Aqui todo era dificil, la ciudad
les pueda pasar... "Perdone_. ¿falta mucho para la parada de Xola?. ennrine, imponente, las distancias tan grandes, como le habia
como no soy de aqui. tengo miedo de que se me pase yn." "Todas-'ia costado trabajo orientarse. salir sola sf no perderse, y la lluvia a todas
faltan dos paradas. yo le digo cuando se baje.” l.a muchacha se bajo horas, en la mañana y en la noche, a veces toda la noche, el cielo
del camion cuando ella le dijo que ésa era la parada de Xola, 3; Estela siempre eneapotado, gris, solo de 1.-ez en cuando el sol, la ltumedad
se quedo con todos los recuerdos que se le habian venido encima. que hace doler los huesos, el ruido infernal. la multitud de
Ya hacia mas de cinco años que había llegado del pueblo, igual desconocidos, de caras que no nos dicen nada, ìmpasìbles, gente con
que esa pobre muchacha que apretaba en la mano el dinero, prisa siempre, corriendo, atfentando, pisoteando a los demás, los
anudado en el pañuelo para que no se lo fueran a robar, que camiones apretujados y tenia que tomar dos para ir a la fábrica.
preguntaba por una parada 1,' temblaba de susto cuando se creia comer por ahí cerca en media hora, unas tortas o la Fea comida de
perdida. ¡Qué duro habia sido tod-ol Que duros habian sido los las fondas... Muchas veces estuvo a punto de regresar al pueblo.
primeros meses, sf eso que tuvo la suerte de que los padrinos de pero se aguantaba pensando que si lograba salir adelante podria
bautismo de su hermana Lupe la recibieran en su casa, en donde mandarle dinero a su mama sf comprarles ropa a sus hermanos...

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ri Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

Casi al año de estar en l\-'léxico se cambio a vivir con Rosa; habia mi boca, clavaste tu mente en la mia. _ ." Con Ruben olvidó todas las
simpatizado con ella desde que la conocio en la fábrica, era también desdichas pasadas, la pobreza de su niñez, el dolor de dejar a su
de un pueblo v tal vez por eso congeniaron, “la gente de los pueblos familia v aquellos primeros meses en Mèxico tan duros v dificiles...
es muy distinta de la de la capital tan interesada v convenenciera. Vivía entre nubes, como ilotando en el aire, embriagada por aquel
muy doble, no es fácil hacer amigas v amigos”. C-ónio le habia sentimiento que llenaba toda su vida. A veces se pellizcaba Fuerte
costado trabajo tener amigos. Casi todos los sábados jr los domingos para cerciorarse de que no era un sueño, que era verdad lo que
iba con Rosa v otras dos muchachas al cine o a la neveria, a pasear a sentía v vivia. Ft medida que fiie pasando el tiempo aumento la
Chapultepec v algunas veces a bailar. Le habian presentado a varios confianza entre ellos v las caricias de Rubén fueron siendo más
muchachos, pero todos resultaban tan mandados v tan avorazados inteitsas, más audaces, “lo mejor ser:-S casarnos cuanto antes", habia
que ella tenia que defenderse a como diera lugar, “si no me quitas pensado liso;-la cuando se dio cuenta de que estaba jugando con
las manos de encima te juro que grito", ¡av que tristel, no querian fuego, pero era Ruben quien debia proponcrselo, jf los dias pasaban
más que manosearlá jf besuquearla j.-' eso que ella los paraba en seco v el no decia nada, nada. .. Estela habia empezado a sufrir jr a
v no volvia a salir con ellos, ¡qué se estaban crejfendol, pero se sentia descsperarse, a tener miedo, miedo de ella misma, de no poder
tan humillada 1.-' ofendida que se soltaba a llorar cada vea que se detenerse, ¡lo queria tantol, como nunca imagino que fuera capaz de
acordaba... Un dia, 15 de septiembre, por cierto, que nunca querer... casarse con el seria como sacarse la loteria, como deseaba
olvidaria, el novio de Rosa le presento a Rubén, le gusto desde luego estar siempre a su lado, tener hijos suyos, que tuvieran sus ojos jf su
luego, qué distinto de los otros muchachos que le habian presentado boca, vivir en un departamentito niuj' bonito, lo tendria siempre
antes; tan educado, correcto jr respetuoso, por algo trabajaba en la muy limpio v arreglado. aunque tuviera que trabajar de la mañana a
oficina de contabilidad dela fábrica v era tan apreciado. En el cine le la noche. "al rin que a mi el trabajo no me asusta". se esmeraria en la
tomaba la :nano jf le decia cosas muy bonitas, "¿te han dicho que comida, si, empezaría a ir a las clases de cocina que dan los sábados
tienes unos ojos preciosos?, que bien me siento contigo, Estelita. en Cristo Rev, no dejaria que los niños anduvieran nunca sucios, los
eres lan tierna como una paloma, listela, listelita, me gustas traería siempre como una gota de agua...
mucho..." Ella nunca habia sofiado en conocer a un muchacho Estela se bajo del camion jr casi corriendo llego al departamento
como Ruben, tan guapo v distinguido, sin duda de familia que compartía con Rosa. Eran cerca de la seis de la tarde jr a las ocho
acomodada, por lo educado que era v siempre bien vestido. Cuando pasarían por ellas. (Lomo ese dia era el cumpleaños de Ruben, iban a
bailaba con él, cerraba los ojos jr se sentia como si flotara entre ir a bailar con Rosa v Iuan v otras dos parejas de amigos de Rubén.
nubes, entre una dicha jamás imaginado, las mejillas tocándose Estela se arreglo con todo cuidado, como habia aprendido a hacerlo.
suavemente, las manos entrelazadas, moviéndose al compás de la Se miraba al espejo 'jr se volvía a mirar, daba media vuelta, se
música, o sentados niujf juntos, escuchando a Iosé José: "si me dejas arreglaba el pelo, se acomodaba una flor. se la quitaba, se ponia más
ahora no seré capa?. de sobrevivir. ataste mi piel a tu piel y tu boca a sombra, más rimel... "¿cti-nio estov, Rosa?, ¿como me veo?”, "re

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rr Salir Cuentos reunidos- Ea tla »fi.|np-aro

guapa. ese vestido te queda muy bien. se te ve un cuerpo padre. decia juan. abrazando a Rosa. “No tanto como Estela y yo que
Rubén va a azotar cuando te vea". "¿de veras?. ¿no me veo pa§¡a?“. somos la pareja perfecta, ¿verdad que si, linda?“ Estela, radiante de
“¡qué tienes!_ te ves a todo dar", "¿tú ereesi", “mi palabra que estás felicidad. casi no podía dar crédito a lo que oía, “ahora si 1_,fa va a
como quieres. _ _” decirlo. ahora si. __”
Fueron al Barba ¡saul 1,' despues de 1-'arias cubas se pusieron muy "Soy tnuy feliz, Ruben, no sabes cuánto"`. le decia Estela casi al
alegres. Estela se sentía algo mareada. como siempre le sucedía oído mientras bailaban una tanda de música romántica. "no tanto
después de la segunda copa, pero estaba feliz porque tenía el como yo Estela, Estela. mi Estela”, y la beso largamente, "'¿s-ahes que
presentimiento de que esa noche Rubén le pediría que se cas-ara con quisiera, Estelita?, o ni-as bien ¿qué quiero?, pero, oye nomás lo que
él. están toeando"... "cuando yo senti de cerca tu mirar, de color de
-Por ti, Rubi.-En -dijo Juan, alaando la copa. cielo, de color de rnar, mi paisaje triste se vistio de a'euI_ con ese azul
-Por el del santo, por el del santo. ._ que tienes tú“... cantaba Rubén emocionado, brillantes los ojos,
-Por Estelita, que esta tan chula esta noche -dijo Ruben, "era un nomeoli.-'ides convertido en llor, azul como una ojera de
abrazándola. mujer. como un listón azul, azul de amanecer, dame un poquito de
-Si, por Este1ita_ por Estelita_ _. tu amor, siquiera (yt: te claré todo el amor del mundo. Rubén] dante
-Que bailen los novios-_ que bailen los novios... un poquito de tu amor. nomas (te haré muy feliz. muy feliz]- dale a
- -Para que se mueran de em-'idia -decia Ruben riendose sf mi boca la ilusion primera__ ese beso que nunca olvidará I-si, esta
jalando a Estela hacia la pista. noche será, esta noche será] porque deja la huella insensata del
"Voy reina, voy' reina". "es mucha pieza para ti, Rubén", "si primer olvido, porque así como yo te he querido no querrá
quieres te enseño unos pasitos. mano”. "muy bien, Esrelita, muy jamás"... ff estreehaba a Estela. le acariciaba el pelo, “porque así
bien. enséñale a este cuate conto se baila”, "mucho, mucho por ella". como yo te quiero no querre jamás ieu-ando me lleve a la casa, si.
“mejor bailo yo con llslelita”. "el baile no es tu fuerte, vale”, "¿por cuando estemos solos) no querrá jamás, no querre _ian1-ás". ._
que no me la prestas_ ni-ano?“, “nomas un danz»ún". "que más Cerca de las cuatro de la mariana salieron del Barba Atsui.
quisieras". “te prometo que te la devuelvo. de veras", “no hay que Cantando 1,' riéndose alegremente. Cuando llegaron frente a la
ser lan egoista". "a ver si se me iran calmando porque l:`_stelita solo privada donde vivia Estela, Rubén la abraeo apasionado mientras
baila conmigo". "no estes tan seguro, vale”, “mejor pregúntale a decia:
ella", “pero que lata dan, se han propuesto no dejarnos bailar. ¿por -No quisiera que esta noche se acabara, quisiera tenerte
que no se paran a bailar 1_,' se entretienen?"_ _ _ siempre conmigo. asi, juntito a mi, sintiendo el calor de tu cuerpo...
Y asi. bailando. riendo. platicando. se iba la noche 1,' Ruben no "si, ahora será. ahora será, ya lo va a decir, ya me lo va a pedir", pero
decia nada de lo que Estela esperaba, “tal ver-1 no quiere que los Rubén no dijo lo que Estela esperaba sf. como habia bebido mucho
demás se den cuenta"_.. "¿Verdad que hacemos una buena pare_ia?"', más de lo que acostumbraba, los besos je las caricias llegaron a un

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

grado tal que Estela, atcrrorizada, grito: rostro jr sin nombre, corría hacia lo desconocido, hacia ninguna
-¡Rubèn, Ruben, esto no puede ser, no puede seguir asi, parte, entre la oscuridad amenazante y el desolado silencio de la
tenemos que casarnos pronto! noche, de esa noche cerrada sin luna y sin estrellas, sin esperanza y
- -¿{Íasarnos, ¿casarnos_._? - -repitió Ruben como sin entender sin tin, en que se iba adentrando cada vez màs, cada 1.-'ez más,
lo que oia-_, ¿casarnos, dijiste?, pero ¿por que?, no veo la ra-adn por perdiendose entre sombras huecas, entre nieblas y brumas
la que tengamos que casarnos. enganosas hasta llegar a lo mas hondo y denso de la noche y de ella
Estela tenía los ojos llenos de lágrimas y la voz cortada cuando le misma. hasta encontrarse rodeada de tumbas y de sueños rotos, de
pregunto tímidamente: coronas funerarias descoloridas y secas como ilusiones destrozadas
-¿Es que tú nunca has pensado en cas-arte conmigo? y pisoteadas_._ "aqui contigo amor cuidando tu sueño de dia y de
-¡listo si que es gracioso, raya que eres ocurrente, Estela! noche bajo los rayos del sol y la fría lui; dela luna aquí contigo amor
-Pero, después de todo este tiempo de noviazgo, de qucrernos cn la tibia primavera y en las heladas noches del invierno aqui
tanto y de llegar adonde hemos llegado... ¿no has pensado casarte contigo amor cuidando que nadie te haga daño yelando tu sueño y
conmigo? -decia Estela entre sollozos. ttt reposo juntando los pedazos de tu rostro y las huellas de tus
-i\`o se como has podido pensar que yo me casaria contigo, pasos desenredados tus cabellos y calentando tus manos
Estelita, yo nunca te be dicho una sola palabra al respecto, nada que resguardándote de la lluvia y del sol y de los pájaros que picotean los
pudiera haberte hecho creer o pensar una cosa semejante... sabes, ojos aqui contigo amor diciéndote cosas al oido cantandote las
yo tengo muchas ambiciones en la vida, muchos planes para el canciones que tanto te gustaban aqui contigo amor en los largos
Futuro, quiero salir de donde estoy. progresar, subir... tú eres muy dias y las eternas noches en el tiempo sin fin de tu boca callada para
tierna, muy dulce, me gustas bastante y te aprecio mucho, de veras siempre de tus ojos tijos de tus manos Frías aqui contigo amor
mucho, me siento muy comento contigo, eres a todo dar pero... - buscando en el viento tus palabras y tu rostro en el agua aqui
Estela no oyo más, se tapó la cara con las manos y empezo a llorar y contigo amor ba|`u'i.ndote con mis lágrimas con el dolor que brota de
a solloear, que importaba ya lo que él siguiera diciendo, su amor todo mi cuerpo aqui contigo amor hasta que mis ojos se sequen de
estaba roto, hecho pedaeos, tlestroaatlo sin piedad, sin rnisericordia, tanto llorar jr mis huesos sc junten con los tuyos aquí contigo amor
sin compasión-. No es para tanto, listelita, cálrnate, nena, deja ya velando tu sueno abraitada a tu cuerpo destrozado y frio aqui
de llorar, rne apena ntucho verte así, ancla, cálmate, tranquilizate, yo contigo amor por siempre por siempre por siempre. _ ."
nunca imagine que tú pudieras pensar que yo... -Estela abrio la
portezuela y se bajo del coche solloaando sordamente y, antes que
Rubén pudiera impedirlo, se echo a correr y pronto se perdio entre
las calles, en medio de la noche. Corría desesperada por calles
oscuras y ciesiertas, por callejones llenos de sombras, por lugares sin

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e Saltr Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

sc quedo totalmente embelesada con la vo: del locutor, era la voz


mas bella que habia escuchado en su vida. una voz dulce. llena de
modulaciones que eran como una caricia... estaba anonaclada, no
Radio ¡mer Opus 94.5 sabia que hacer ni que pensar, nunca imaginó que pudiera sucederle
algo asi, aquella voz hizo vihrar todo su ser a sensaciones jamás
tniaginadas. tenia que saber de quien era esa vor., quién era ese
locutor... Se quedo sentada muy quietecita esperando que
terminara la música para volver a oir aquella cautivadora voz...
pasaron diez minutos, quince, veinte... oyó que la puerta del
departamento se abría, “ya llegamos. ya estamos aqui". y Lupita
Junto a la ventana, para tener más luz, Irene costa los botones de entro cual bolido. “qué bueno que lo tiene encendido porque ya ha
una blusa, mientras en el muro del edificio de enfrente, una lagarttja de haber empezado mi novela", sf antes de que lrene pudiera decir
subía 3- bajaba siguiendo el último s-ol de la tarde. "Son tristes 1,' algo cambio a otra estacion. donde una rnujer decia: “Yo te lo
largas las tardes de los domingos”. pensaba Irene, pero era preferible repetía y te lo repetía. Raul ha de andar con otra, si, era muy
estar sola en el departamento que en casa de Betty. su hermana. en sospechosa su actitud. _
medio de la griteria de sus sobrinos que corrian jr saltaban corrio - -¡i-fity, Lupita, me quitaste esa estación 'jr yo quería saber cuál es.
locos encima de su mania. de sus hermanas y de la propia Irene. No no te imaginas lo que...
cabía duda de que Betty los tenia demasiado consentidos jr mal -l.o que nunca me hubiera imaginado era que tú estuvieras
educados, “deja que tengas los tuyos 1,' ya verás como los aguanta:-¬."'. oyendo música clásica, pero ya call-ate y déjame oír, que está de lo
le decía Betty cuando Irene se quejaba de los chamacos. A lo mejor más emocionante. _.
Betty' tenía ra:-ici-ti, pero ella siempre que podía no iba con su manni 1,' Irene se quedo sin saber que estación era 3' a quien pertenecía
sus hermanas a comer a casa de Betty sf se quedaba en el aquella voz que ya no podria olvidar. Irene no tenia radio. en su
departamento. Cuando termino su costura se aeordo de que Lupita modesto departamento solo habia una television que habian
le habia dejado su radio para que oyen-1 una radtonovela. Coneetó el comprado entre todos. un viejo toeadisc-us y el radio de Lupita que
radio pero en vez de girar el boton del volumen rnovio el de las llevaba y traia siempre con ella.
estaciones 1; no se acordú en qué frecuencia pasaba la radionovela Aquella noche Irene casi no durmió. la emocion no le permitia
que Lupita le habia recomendado. iba a apagarlo cuando: “Acaban conciliar el sueño. extrañas sensaciones recorrian su cuerpo
ustedes de escuchar la primera parte de la programacion de la tarde llenándolo de ansiedad, de sorpresa jr también de temor. temor de
de este domingo. a continuacion disfrutarán del Concierto para no saber nunca de quién era esa voz.
Violín 1,' (`Jrquesta numero 5 de Wolfgang Amadeus l'-»'Ioza1't". Irene Coino todos los lunes, Irene salió a las 8:30 de la mañana para su

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tt Saltr Cuentos reunidos- Ea lla »fi.|np-aro

trabajo de recepcionista en el consultorio de un medico. Pero no iba volver a escuchar esa voz, ¿que estacion seria la que habia
como todos los días mirando por la ventanilla del camion pasar las sintonizado por mera casualidad?, ¿qué podía hacer para comprarse
casas jr los árboles jr la gente caminando con prisa, casi corriendo un radio?. si, con un radio ella encontraría la estación, estaba
para llegar a tiempo a su trabajo. ahora iba recordando, casi oyendo segura, pero-_. ¿como conseguir el dinero?, si su sueldo apenas
aquella voz que la habia cautívado como una tierna caricia... “¿de alcanzaba, tj.-' asi se iba el rato jr cuando se acordaba ya tenía que irse
quién será, de quién será?”'_. se preguntaba Irene 1,' se volvia a al consultorio. Por la noche Irene regresaba a su casa cerca de las
preguntar. Y ¿como haría ella para comprar un radio?. _. nueve, jf si Lupita aun no llegaba de la escuela cogía el radio jr
Irene no podia concentrarse en su trabajo, su mente estaba comenzaba a buscar v a buscar en una estacion ett otra v en otra, en
ocupada en saber a quién pertenecía aquella voz, ¿que estacion era una frecuencia, en otra v nada, era mu},' dificil dar con la estacion 1,'
esa de música tan bonita donde habia escuchado aquella vo;-_ también había que pensar que el no estaria anunciando todo el día 1,'
inolvidable, ¿ettal seria su nombre?, tendria que ser un nombre muy ella también tendría que estar oyendo el radio de la mañana a la
bonito, como su vox, jf el ¿como será. _ _? noche, todo el dia, ¿jr cuándo podria hacer eso?, sólo los sabados jf
-Señorita, tengo cinco minutos frente a Listed jr usted esta tan los domingos, jr los sábados aconlpañaba a su rnarná al mercado v
ensimismada, pensando en no se que cosas que ni siquiera me ve. . _ después arreglaba su ropa para la semana, jr los domingos, ¡av los
-¡.-fitjr, doctor, perdon! -dijo Irene tapzindose la cara con las domingos, se iban a comer a casa de Bettfj-'!, ¡como le gustaria
manos -, no se donde estaba... poderse quedar en el departamento jr dedicarse a buscar v buscar
Después de esa enorme vergüenza que paso Irene con el doctor hasta encontrar la estacion 1; su voz. _ _! Además de que no soportaba
Cervantes empezo a hacer enormes esfuerzos por estar atenta a los hijos de Betty, ahora tenia un interés muy especial, aunque su
contestando el teléfono, dando infornies, concertando citas. mama se molestara no iria a casa de Betty.
pasando a los pacientes. cobrando las consultas, dando recibos 1,' Pero Irene no se acordaba de que ese domingo era el
algunas otras cosas. No podia exponerse a que el doctor Cervantes cumpleaños de Betty, asi que tuvo que ir a comer. Y como si no
la despidtera porque necesitaba mucho el dinero de su sueldo; le fuera ya suliciente soportar a sus tremendos sobrinos ahi estaría
daba una parte a su mamá, otra parte era para la colegiatttra de Rogelio, el ettñado de í:l~ettj›': toda la familia se habia dado cuenta de
Lupita. que estudiaba computación, jf lo que le quedaba a [rene era que Rogelio mostraba una especial preferencia por Irene, la cual ella
para los camiones jr dos o tres cositas personales. Corno solo siempre ignoraba o pretendía ignorar. “Rogelio es muy buen
disponía de hora v media para ir a comer, Irene llevaba una torta mttchacho, trabajador, serio j-' sobre todo que uno sabe quién es su
que se comía en un parque cercano al consultorio. compraba un familia", solía decir su mairtá. “Pero a mi me tienen sin cuidado
refresco jr se sentaba en una banca a comerse su torta con toda todas esas cualidades, no me interesa ni me gusta". decía Irene.
calma. Pero ahora mientras comía lo torta se dedicaba a pensar jf Ese domingo no fue diferente a los otros domingos en casa de
pensar, a soñar jf a preguntarse una jf tnil veces como haria para Betty: la griteria de los chiquillos, la musica a todo volumen. las

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tt Salir Cuentos reunidos- Ea lla »fi.inp-ai'-:i

carcajadas de sus hermanas y de su mamá con los chistes de cerquita, en el 94.5, también de frecuencia modulada -y todo el
Esteban, su cuñado, los globos pinchados cayendo en los platos de camino hacia la casa fueron escuchando una música que nunca
pozole y. _. “¡Ay, Dios mio, si tan solo supiera su nombre, debe tener supieron qué era, porque llegaron a la casa antes de que se
un nombre muy bonito, si, con esa voir. tan bella su nombre ha de terminara. .-*il despedirse, Irene agradeció a Rogelio el que le hubiera
ser bien bonito, tal ve?. se llame I_uis Árigel o juan Antonio o Carlos indicado en que frecuencia sintoniaar esas dos estaciones de radio, y
Eduardo o_.." "Te sirvo refresco, lreiie?'”, "¿Quién?, ¿qué?, jay, por primera ver. Rogelio le fue un poco menos desagradable a li'ene_
perdon, estaba distraída, ¿qué me decias, Rogelioi” "Que si te sirvo Como los etoiineiies de Lupita estaban proximos, ella se iba,
refresco...” Y asi entre aquel alboroto, risas, gritos, carreras, saliendo de clases, a casa de una conipaíiera para estudiar juntas y
estampidas, se iba yendo la tarde... "pensar que hace apenas ocho regresaba después de las once de la noche, citando Alberto. sii
dias mi vida estaba vacia, vacia, sin nada, sin nadie en quién pensar hermano, pasaba por ella. Irene se sentia dichosa de potter disponer
jr ahora estoy llena de ti, invadida por esa voi; maravillosa. tu voz tanto tiempo del radio de Lupita. Paso varios días oyendo solo
que impregno todo mi ser, mi cuerpo jr mi alma, toda._." lrene se Radio Lfniversidad sin lograr volver a escuchar aquella inolvidable
asomo a la ventana, habia oscurecido y lluvia torrencialn1ente_ "El voz; hasta llego a pensar que tal vez la habia soñado o imaginado y
domingo pasado no llovio y la tarde fue soleada, calientita no, si que no existia... Así paso una semana y decidio cambiar a Radio
llovio pero hasta bien entrada la noche", comentó Irene. “¡Pero qué Iiner. _-'ftlgunas noches, cuando Lupita regresaba e [rene tenia que
aguacero! - -decia doña Leonor- , y ya son niás de las ocho._." darle su radio, Irene se iba a acostar muy desalenta-da, triste, sumida
Rogelio se ofrecio a llevarlas en su coche, y como es de suponer, eri la desesperanza al ver que los días se iban y se iban sin lograr
mandaron a Irene al asiento delantero coii Rogelio y doña Leonor y nada. Con la lu: del día renacia la esperanza y se levantaba animosa,
sus hijas se aconiodaron eii el de atrás. Rogelio encendió el radio al sonriente, con los ojos brillantes.
tiempo que preguntaba: Esa noche Irene encendió el radio como siempre y. _. "y con esto
-¿Qué te gustaria oir, Irene? damos por terminado este espacio de intisica clásica, estuvieron en
-Bueno, yo, a nii nie gusta la miisica clasica. ._ los controles tecnicos: don Juan ii-Iartinea y Miguel liiárez, jr al
-¿Desde cuando? -preguntaron sus hermanas. microfono sti servidor y amigo, Fernando del Rio". Irene se quedo
-Yo acostumbro oir Radio Universidad y Radio [mer como si un rayo la hubiera fulminado, inmovil, petrificada... era ol,
indistintamente -comento Rogelio-, en las dos estaciones hay èl, él, con esa vo: inconfundible, solo suya, y se llamaba Fernando
muy buena música y comentarios sobre literatura, música, politica y del Rio, n-ti lo podia creer, lo habia oido y todo su ser se estremecia
muchos otros temas, por gente muy preparada. de emocion, Fernando, Fernando del Río... (lomo era de esperarse,
- -¿En que frecuencia están esas estaciones? - interrumpió la emocicin no le permitía a Irene conciliar bien el sueño, dormía y
Irerie_ despertaba repitiendo el nombre: "Fernando, Fernando del Rio,
-¡Acabo de sintoiiii-:ar Radio Unirversidad, Radio lnier esta muy Fernando, Fer, Fer, Fer_._”

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e Salir Cuentos reunidos- Ea |Ia »fi.|np-aro

Ahora que Irene ya sabia como se llamaba el locutor. se cuando llegó al consultorio, aquel lunes. jf vio a Irene. Irene sonrió
dedicaba a pensar tj' a pensar e imaginar como seria su cara porque niuv complacida 1,' satisfecha. habia logrado lo que se proponía:
debia ser guapo. a lo mejor se parecia a Iuan Ferrara o a Arturo verse bonita. A un hombre guapo. muy guapo como debia de ser
Peniche... Fernando del Rio. no podia interesarle una mujer tea jf desarreglada;
Cuando Irene iba en el pesero rumbo al consultorio, en el sí, para gustarle a Fernando tenia que verse muy atractiva. cuidar
consultorio, en el tiempo de que disponía para comer, de regreso a mucho su apariencia.
su casa en la noche, a todas horas v en todos los momentos. Irene También las pacientes del doctor Cervantes se llevaron una gran
no hacia sino pensar jr pensar, imaginar, sonar en Fernando del Rio. sorpresa al ver a Irene tan arreglada v bonita: hubo señoras que al
Fer, ¿corno seria?. .. entrar al consultorio de momento creían que se trataba de otra
Desde ese dia en que Irene tuvo la suerte de saber de quien era persona jr grande era su asombro al darse cuenta de que aquella
aquella maravillosa vos. comenzo a interesarse por su apariencia 1,- linda muchacha era la misma señorita irene que ellas eonoeian de
por su persona. Irene era una muchacha atractiva, podia decirse cara lavada jr eola de caballo.
bonita, pero ella no hacia nada por sacar provecho de sus ojos, de su Como todos los sabados, Irene 1.' doña Leonor iban para el
bien delineada boca. de su pelo castaño. sedoso jr brillante. su bien mercado cuando encontraron en la puerta del edificio a la señora
formado cuerpo; siempre usaba pantalones, blusas camiseras 1,' Martinez, su vecina; después de comentar lo guapa que se veia Irene
sueter o algún saco, mocasines o zapatos de tacón bajo rnuj.-' sport. les platicó de lo atligida que estaba por las malas calificaciones de
_-fiicostumbraba un flequillo que le cubría la frente jf el resto del sus hijos *ji que a ese paso lo rnás seguro era que perdieran el año. jr
cabello recogido hacia atrás en cola de caballo. la cara limpia jf sólo ella, nomás de pensar en lo violento que era su marido, se moría de
nn poco de brillo en los labios. Ahora pasaba, los sabados y los la angustia... Doña Leonor le sugirio que buscara a alguien que
domingos, nn buen rato frente al espejo observando detenidamente ayudara a los muchachos a estudiar las materias en que estaban
su cara. Deeidiú pedirles a sus herinanas que le prestaran algunas mal... "Tiene usted razon, doña Leonor, eso sería muy bueno, pero
cosas para rnaquillarse, ante el asombro de Lupita jr de Inés. que se donde encontrar una persona que...” Irene la interrumpió
preguntaban que le habia pasado a Irene, si tendria algún dieiendoles que ella podia ponerlos a estudiar dos horas el sabado y
pretendiente o estaria interesada en alguien... Empezó por ponerse otras dos el domingo que eran los únicos dias en que ella no
un poco de rubor en las mejillas. algo de rimel en las pestañas. a trabajaba. Mttv agradecida, la vecina aceptó el ofrecimiento de
delinearse las cejas 1,' a ponerse en la boca un iipstick claro j' Irene. pero aclaro- que solo podria pagar cien pesos a la semana.
brillante, se soltó la cola de caballo *jr se puso en las puntas del Irene estuvo de acuerdo en el pago. pues a pesar que era poco, esa
cabello unos cuantos rulos... El resultado fue notable jf todos los entrada extra de dinero le permitiría sacar en pagos el radio que
que la veían quedaban gratamente sorprendidos. “Pero ¡què guapa tanto deseaba.
viene usted, Irene! ¿A donde va a ir?"', dijo el doctor Cervantes Compro en varios pagos un radio chico que podía llevar jr traer

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e Salir Cuentos reunidos- La lla rnnp-aro

a todos lados. Lo llevaba al consultorio y ponia el volumen muy bajo quedaba en el departamento, pasaba unas tardes muy placenteras
para no molestar al doctor Cervantes y asi podia escuchar toda la oyendo música clásica (que ya habia llegado a gustarle). y si tenia la
tarde música muy bella y cuando menos lo esperaba oir aquella voz suerte de que Fernando estuviera trabajando, escuchando su
única, singular. que ya era parte de su vida. "¡Que música más linda maravillosa vor.. su inconfundible voz sin que nadie la
están tocando, señorita lrene, ¿por qué no sube un poco más el interrumpiera y pensando, pensando, pensando... Y cuando tenia
volumen para poder disfrutarla mejorï”, le decian a veces las que ir a comer a casa de Betty porque doña l.eonor insistía:
pacientes del doctor Cervantes. lrene les explicaba que no queria "Necesitas distrae:-te un poco, hija -le decia-, 3; disfrutar la
que el doctor se fuera a molestar por la música. No faltaron algunas comida tan rica que tu hermana hace". Rogelio siempre procuraba
de las señoras que le comentaron al doctor que era muy agradable sentarse en la mesa frente a Irene y si era posible a su lado para
oír una buena música rnientras se está esperando y que la señorita platicar con ella. Y lo que antes era un verdadero tormento ya no le
Irene siempre ponia muy bella musica. molestaba a irene, porque se sentia de cierta manera agradecitla con
Un lunes el doctor Cervantes llego al consultorio un poco antes el por haberle dicho donde sintonizar las estaciones que ella queria
de la hora acostumbrada, cuando lrenc escuchaba una Sonata de oir.
Debussy completamente ensimismada o muy lejos, en ese territorio Asi se iban los dias para Irene, escuchando niúsica, oyendo la
a donde solo el amor transporta, y no lo escucho llegar. Al verla, el voz de Fernando, imaginandolo, soñandolo, pero... comenzxi a
doctor Cervantes movio la cabeza y sonrio. “Buenas tardes, Irene", pensar que no podía seguir asi. ella queria conocerlo, hablar con él,
dijo el doctor. La pobre de Irene se estremecio muy asustada y tratarlo. tenerlo cerca, abraaarlo, besarlo; si, él tenia que ser su
rápidamente apago el radio. "No, Irene, no me molesta su radio ni novio, su compañero; el era el hombre de su vida. pero como llegar
la música que usted pone. por el contrario. creo que es una buena hasta el, cómo, como Dios mio, como... lrene se desesperaba
idea que haya musica en los consultorios, ya que según me han pensando y pensando como llegar a él; por las noches antes de
comentado algunas señoras asi no se les hace pesado esperar.” Irene clormirse hasta que la fatiga y el sueno la vencían, cuando iba para el
dio gracias al cielo de que el doctor Cervantes hubiera aceptado la consultorio en el camion, en el consultorio, en cualquier lugar a
música en el consultorio. Los sabados y los domingos, cuando irene cualquier hora, en todo momento, ¿como llegar a Fernando, como
estudiaba con los muchachos ponia el radio muy bajito para que no hacer para conocerlo?. ..
se distrajeran, pero pronto se dio cuenta de que a ellos esa clase de Un dia penso Irene en platicar con Ines y Lupita, comentarles lo
nnisica los tenía sin cuidado. que le pasaba, pero a lo mejor se reian de ella y no le hacian caso, se
-¿Y eso que es? -preguntaron un dia. sentia tan desesperada sin hablar con nadie, sin desahogarse. que
- -Eso, es música clásica - -contesto Irene. una noche les platico y lo que ella temía sucedió: “¿(Íomo es posible
-¡Al1!... que una muchacha como tu se haya enamorado de alguien que ni
los domingos. cuando lrene no iba a comer a casa de Betty v se siquiera conoce y que solo oye hablar en el radio?, estas loca.

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a Salir Cuentos reunidos- La ila Hiiip-ai'-:i

hermaníta, quitate eso de la cabeza", dijeron sus hermanas. Fernando". no, no podía decirle querido Fernando aunque lo fuera.
Irene siguió pensando jr preguntándose qué hacer para llegar “Estimado Fernando", menos, sonaba a carta de negocios,
hasta Fernando. cuando de pronto un dia se dio cuenta de que lo “Adniirado Fernando", tampoco, sólo "Señor Fernando del Rio", si.
primero que tenia que hacer era conocer la dirección de la estación asi estaba bien.
de radio donde trabajaba Fernando. Y tan pronto llegó al
Sr. Fernando del Rio;
consultorio se dedicó a buscar en el directorio telefónico el teléfono
Soy una jti-ven de 22 años. recepcionista en un consultorio 1.' desde que
if la direccióii de Radio liner, if buscó 3,' buscó, siii encontrar nada. tuve la suerte de oir su '-'oa en Radio ltner. deseo conocerlo y esciiclizirlu
dos o tres dias. "¿Dé-ride estara, Dios iiiio, dónde estará?. . .” Al verla hablar en persona. ¿Podria Listed coneederiiie ese guste- y aceptar tornar un
repasando y repasando afanosamente las páginas del directorio c-.ifé coninìgo? Usted poiidrii la fecha, -el liigai' jr la liora, 1.' sólo le ruego que
me lo haga saber con anticipación. El Ielefoiio del consultorio donde trabajo
telefónico, tina paciente del doctor Cervantes le preguntó que estaba
es el. ._ 1_.f el de mi casa... O si usted prefiere irnviarnii: alguna nota por escrito.
bttscarido. irene le contesto que buscaba el teleieino 1.-' la dirección de
la dirección del consultorio es... ¦f' la de mi casa... En espera de sus noticias
Radio lmer, la estación que ella siempre escuchaba. Mii)-' amable, la me despido.
señora le explicó a Irene que Radio lmer era parte del Instituto
Irene
Mexicano de la Radio, el cual estaba en un costado del Palacio de
Hierro, Universidad, en la calle de Majforazgo. por si queria ir, o si La carta era iriiiy sobria, como debia de ser, pero Irene estaba
sólo le interesaba conocer el telefono podia pedirlo en inforn'iación segura de que ella sabria conto conquistar a Fernando cuando lo
para que ya no se molestara buscandolo. Irene le agradeció mucho a tuviera frente a ella. Irene puso la carta en el correo, personalmente.
la señora la ini`oi'niación que le dio. Y al día siguiente, eri su tiempo un dia lunes, ir esperó pacientemente algiiria respuesta diez dias,
para center, se dirigió a Plaza Universidad 1,' no tardó mucho en quince, tres semanas y nada, preguntaba en la portería del edificio
llegar a un portón grande con una placa de bronce: lnstitiito donde estaba el consultorio si habria llevado algo cl cartero jr en su
Mexicano de la Radio. A tin vigilante que estaba en la puerta le casa si no habria alguna carta para ella, contestaba el telefono del
pregunto si alii era Radio Irner. El vigilante dijo que si, y si la podia consultorio inmediatamente que sonaba, en su casa corria a
ayiidar en algo, pero irene le dio las gracias y le dijo que sólo queria contestar al primer timbrazo. nada, “seguramente no le llegó mi
saber si ahi estaba esa radiodiftisora. carta a Fernando”, a lo mejor no habia puesto bien la dirección, o la
Irene se sentia muy contenta de saber en donde trabajaba colonia, ei el código. a lo mejor... Irene volvió a hacer otra carta y
Fernando, en dónde podría encontrarlo, entonces se le ocurrió que decidio que la llevaria persoiialiiieiite jr se la dejaria con el vigilante.
podia hablarle por teléfono, pero no, sería mejor mandarle una carta así fue; dejo la carta con el vigilante 3; una propina, liaciendolo
y, ¿qué le diria?, ella podría decirle tantas cosas, pero n-o la primera prometer que se la entregaría al señor Del Rio al dia siguiente. Pero
ver. que se coinunicara cori él, la primera vez debía ser inuji-' sobria. sucedio lo mismo: pasó una seinana, dos, tres, nada. no, no podia
muy discreta, para ganarse su coiifiansxa, einpezaria: “Querido

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tu Salir Cuentos reunidos- Ea ila Aiiip-ai'-:i

ser, Irene estaba desesperada, no sabia que pensar... Pasó varios preguntarle cuánto mas tardaría en salir, cuando un hombre alto,
dias cavilando. haciendo conjeturas, suposiciones, se le ocurrieron delgado, joven jr mujr bien parecido pasó- en medio de ellos a toda
muchas cosas pero finalmente decidió que lo mejor era ir ji prisa, casi corriendo, :if se subió a un coche que se detuvo frente a la
preguntarle al vigilante si le había entregado la carta al señor Del entrada. "¡El señor Del Rio, el señor Del Riol”, dijo el vigilante jr se
Rio jr asi lo hizo; el vigilante le dijo que coino no había visto al señor fue tras el, pero el coche va se habia ido. "Se nos fue, señorita _
Del Rio para entregarle la carta 1,' el tuvo tres dias de permiso para ir regreso diciendo el vigilante-, salio tan a la carrera... siempre
a su pueblo, le dejo la carta en la oficina de la radiodifusora, pero vienen por él su esposa jr sus nii'ios`”... SLI ESPOSA Y SUS NtÑt)S...
que alii entregaban todo. Irene se fue al consultorio iniiv SU ESl*l_`lIS.r"i Y SUS NIÑOS... SU ESPOSFL Y SUS Í*-llÑ(_`ìIS.,. El ¢Sl'tìllÍi.`lCt
descorazonada, ¿por que no podia comunicarse con Fernando, por de uiia bomba o una explosión liiibiera sido menor al de esas
qué, Dios mio, por qtie? 'l`antos intentos, tantas tentativas v nada. [.'rHl¦i.l)1'¦i.S: SL? ESl'UÉh"-l. 'I' SUS NIÑOS... SU l:'.Sl'US.-'t Y SUS NIÑOS...
todo inútil... Esa noche se acosto sin cenar, no tenia hambre, no irene se quedo en la pttcrta, basta donde habia llegado tras el
tenia ganas de nada, sólo de cerrar los ojos v dormirse, dejar de vigilante, como paralizada por aquellas palabras que como los
pensar j-' de sufrir... pero con la luz del dia, con el sol entrando por terremotos lo habian destruido todo, habian derrumbado sus
la ventana de su cuarto v llenando todo de luz, de calor, de vida, las sueños jr sus esperanzas, todas sus ilusiones, ¡tanto amor, Dios mio,
cosas cambiaron. Camino al consultorio pensó Irene que haria otra tanto amor...[ “E-leñoirita, ¿se lleva usted la carta o me la deja?", dijo
carta que le llevaria al vigilante pero que ella se quedaria ahi hasta el vigilante inostrándole la carta. Irene cogió la carta casi
ver que se la entregara a Fernando. automáticamente v la arrugó entre las manos como algo que ya no
Fscribió la carta tranquilamente jr sin prisa ji ese viernes eii la sirve. Había empezado a llover pero Irene parecia no darse cuenta o
mañana le pidió permiso al doctor Cervantes de llegar un poco más no iinportarle. Ya nada iniportaba, solo tenia frente a ella un
tarde, conto a las cinco, v grande fue sti sorpresa cuando el doctor le horizonte de ruinas v desolación. iin sollozo abogado en la garganta
dijo que si queria podia tomarse la tarde. ya que él no iba a ir al v un inmenso dolor. el coraaón liecho pedazos j' la vida
consultorio porque tenia un compromiso, que caiicelara las destrozada... Bajo la bariqiieia 3,- un aiiloniovil entreno junto a ella,
consultas de esa tarde y las pasara para la semana proxima. "¡Cttitlitdo, señorita! -gritó el conductor, j-' se asomo por la
irene llegó al lnstituto Merticano de la Radio después de las tres ventanilla-. jlrerie, eres tú, por poco jr te atropello, ¿que haces por
de la tarde jr le dio la carta al vigilante, pero le aclaró que ella se iba a aqui...?", dijo Rogelio bajándose del coche; Irene dijo que habia ido
quedar abi para ver que se la diera al señor Del Rio, el vigilante a dejar unos papeles del doctor Ce1¬.'antes... "Ven, subete, que te
estuvo de acuerdo jr le dijo a Irene que el señor Del Río salia a las estás mojando", jr la tomó del bram para ayudarla a subir al
cuatro. Para Irene aquella espera se eternizó, fueron minutos. automóvil.
segundos interminables corno dias, como años, como siglos... Ya -Vas al consultorio?
eran las cuatro j' cinco; lrene se iba acercando al vigilante para -No. ya no vov a regresar -contestó Irene con una voz muy

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tt Salir Cuentos reunidos - Dat|'iIa. Ariiparo

apagada.
-Entonces. te vtijr a llevar a tomar algo caliente. porque veo que
tienes Frio. ¿prefieres algún lugar? con IDS ojos abiertas
Irene contesto con una voz cada ver. más queda 1.' lenta, apenas
audihle, una voz que parecia salir del mismo sueño o venir de muy
lejos:
-No... Fer... at... donde... tú... digas...

Pa ra Mrrrisel Moral'

Recargado en la puerta del hall. Mariana miraba a los cargadores


que bajaban del camion de niudansas caja tras caja, paquete tras
paquete, que iban metiendo a su casa, "¿y donde irá a caber todo
esto?", se preguntaba. Soplaba viento, un viento frio que presagiaba
un invierno duro jr remolineaba las hojas secas de los árboles en el
césped del jardin. Y su casa, es decir. aquel hall arreglado con tan
buen gusto. se convirtió, en menos de una hora, en una bodega por
donde apenas si se podía caminar. Cuando los cargadores metieron
la última caja 1,' la rnu-dttnxa sc fue, Mariana cerro la puerta del jardín
tf entro a la casa. Se quedó un rato contemplando aquel desastre en
que se había convertido el hall de su casa. Suspiró con gran
desalìento 1,' sorteando los obstáculos logró llegar hasta la cocina.
Ahí estaban, sobre la mesita redonda, las tazas del desayuno con
restos de café. l.a mudamza habia llegado antes de lo convenido jr no
le habia dado tiempo de recoger la mesa. E] radio se habia quedado
encendido pero apenas se escuchaba la música. le subio el volumen,
“quién sabe que estarán tocando", pero le pareció que era algo triste.
tan triste como su ánimo esa ntañana. Se sirvio una taza de café
caliente y se sento a tomárselo. Apenas había dado un trago o dos
cuando su estomago se contrajo en esa dolorosa sensacion, como de
tt Salir Cuentos reunidos- Da ila aniparo

angustia o de ansiedad, que hacia tiempo no sentia, “tal vez hubiera -La misma mudanza que trajo estas cosas se llevo todos los
sido mejor tomar una taza de te", pero el café estaba hecho jr muebles a la bodega -explico lo Nena. mientras jalaba una silla v se
caliente. Todas aquellas cosas de Armando, que habían llegado, eran sentaba enfrente de Mariana, en la mesita de la cocina-_ Estoy
como si él mismo volviera a instalarse ahi, en la casa que un dia cansadisima. mamá, ¡qué pesado es quitar una casaf. nunca pensé
habia dejado sin titubear, ni coi¬imovei'se, sin voltear atrás... que esto pudiera suceder, nunca pensé que papá se muriera. estaba
(parecia un nocturno lo que tocaban pero no estaba muy segura). tan fuerte jr se veia tan bien. _.
eran todas las cosas que iitririando había traído de sus largos viajes a Los dias que siguieron fueron de mucho trabajo, los tres
Europa v al Oriente, todo lo que habia reunido durante su vida, los desempacaron, con todo cuidado, caja por caja, paquete tras
tesoros que tanto queria v cuidaba... Niiitca olvidaria Mariana paquete. Había cuadros de todos tamaños, cientos de libros de arte.
aquella mañana, muy temprano, en que estaba apenas saliendo dela piezas prehìspanicas, tallas coloniales, esctilturas africanas, hindúes.
regatlera cuando alcanzo a oír el timbre del telefono que sonaba con una griega. muchisimos discos, libros de literatura, de historia, de
insistencia, “¿quii':n podra ser a esta hora?, ¿jr si fuera larga filosofia. .. Mariana se sintió sofocada j-' abrumada por aquel mundo
dìstanciai", pero ni lo Nena ni Armando la llamaban tan de cosas, cierto que habia cuadros jr piesas mujr bellas. que le
temprano... el teléfono seguia sonando 1,' sonando. . _, envuelta en la encantaban. pero era demasiado para una casa como la sujra.
toalla, Mariana corrió a la recamara a contestar: -¿No hubiera sido mejor dejar todas estas cosas bien
- -¿Bueno? empacadas en la bodega. junto con los muebles? - -pregunto
-¿ Es usted, señora? Mariana.
-Si. Iuanita, ¿qué pasa? -Pero ¡corno se te ocurre eso, man-iái, todas estas cosas son
-¡.~*\'_›=, señora, véngase pronto, el señor...! -luanita rompio a muv valiosas jr no puede uno arriesgarse a que se inaltraten, o a que
llorar v Mariana va no entendio lo que decia. se las roben. los inuebles es diferente... Ya se que tu casa va a
Se puso lo primero que encontro jr se fue al departamento de quedar convertida en tin bazar de antigüedades, pero mira -y la
firmando. ¡Que duro habia sido hablarles a la Neira jf a Armando 3,* abrazo cariñosamente-, no sera para siempre, solo un tiempo hasta
elecirles que su padre habia muerto! Nunca hubiera pensado que volvamos la Nena 3; vo tf cada quien se lleve lo que le
Mariana que fuera ella quien tuviera que encargarse del velorio jr del corresponde -Mariana no tuvo más que aoeptar las rasones de
entierro de Armando del Bosque. Afortunadamente sus hijos Armando sin objetar. Li: complacia sobremanera tener a sus hijos
habian llegado a tiempo para el entierro... En todo esto pensaba con ella, en la casa, como antes, cuando .lu Nena aún no se casaba jr
Mariana, cuando llegaron Armando 'jr ln Nena. Armando no se iba a hacer la maestría a Barcelona; comer con ellos.
- -¡Que barbaridad, es un mundo de cosasl, pero jra está platicar mucho, o simplemente verlos, oir su voz o sus carcajadas.
completamente desocupado el departamento para que lo pongan en sus pasos en la escalera subiendo o bajando, discutiendo por todo o
venta -dijo Armando. por nada... Todo esto habia aminorado el dolor que le causo la

Esta a punto determinar el libro Escnbir una resena


e Saltr Cuentos reunidos- Da tla amparo

muerte de Armando. puedes decir semejante cosa tú que sabes tanto de arte 'j' tienes tan
-l\'o se como puede afectarte tanto la muerte de årrnaudo -le buen gusto! Son esculturas muy 1.-'aliosas 'If ademas bellas que hay
coineiitó su tia Paulina. la misma nocbe del velorio-, estabas que consenfar. eran de las piezas preferidas de mi padre... -1,'
divorciado de él, además, el se volvio a casar. se volvió a divorciar tj' Mariana tuvo que resignarse a tener en su casa las piezas aiiicanas.
no sé cuantas cosas más... -si, era cierto. se habia di\›¬o1'ciado de àrniando reg1'eso a Barcelona tan pronto acomodaron la mayor
Armando del Bosque. pero era el hombre que habia querido parte de las cosas, las otras, las que ya no hubo donde poner. tïieron
profundainente, el padre de sus hijos, con el habia compartido nuevamente empaeadas jf las cajas -colocadas en la recamara de las
II1l1Cl"lil.S ¡Í-(1535, lllll-Cl¦'lÚS fIlÚll`l¢fiÍ05 ÍHÍEHSBIIIÉIIÍÉ 'r'l\-'idfiå Y I`.I]l.1CllU5 visitas y en el closet.
otros desdieliados. tantos años juntos. tantos recuerdos, no se Lu Nena se quedó unos cuantos dias más. La víspera del viaje la
pueden borrar tan fácilmente. no se pueden olvidar... dedico a despedirse de sus suegros y cuñadas, de las amigas, de la tía
Comenzaron por colgar cuadros hasta agotar todos los muros, Paulina y demas parientes 3,' al final de la tarde a hacer el equipaje.
despues aeomodaron todos los libros de arte que cupieron en los Despues de merendar con Mariana, muy cansada. se fue a dormir.
libreros y los discos. al último desernpacaron las piezas Mariana leía, como acostumbraba todas las noches. hasta que
prebispanicas. las tallas coloniales. una escultura románica jr otra llegaba el sueño. de pronto se escucharon unas sonoras jr' claras
griega. las figuras africanas. dos esculturas de Nueva Guinea en campanadas. doce campanadas... La Nena entró corriendo a la
madera de èbaoo 'ji unos Fetiches de ritos vudú, uno de ellos, una recámara de Mariana.
talla en madera negra de ébano como de ochenta centimetros -¿Oiste, mamá, oiste? Pregunto muy alterada.
parado sobre una media luna, una figura grotesca. siniestra, con las -Si. el reloj de la iglesia acaba de dar las doce -contesto
cuencas vacías, la cual no solo no le gusto a Mariana sino que le t`ue fifiariana.
especialmente desagradable y repulsiva. su sola vista le molestaba y -No, mama, no fue el reloj de la iglesia, se oyeron aqui, fue aqui
perturbaba. Y Marietta, que era tan buena decoradora y tenia tanta en el lmll, fue el reloj antiguo que está sobre la chimenea...
esperiencia gr sentido estético. no encontraba donde colocar las -'l`e digo que fue el reloj dela iglesia, hay ocasiones en que las
piezas africanas, especialmente al hombre de la media luna, no campanadas son tan claras en el silencio de la noche que se sienten
habia sitio donde se vieran bien, donde armonizaran con los completamente cerca -dijo Mariana.
muebles jr la decoracion de la sala comedor. De pronto se le ocurrio -¿ Estás segura, mamá?
lo que podia ser una buena solucion: -¡Claro que lo estoy', anda, vete a dormir tranquila. que
-Como aún les quedan por hacer algunos gastos. ¿por qué no mañana te espera un dia pesado.
venden estas piezas que son tan poco decorativas. o mejor dicho. Pero Mariana no solo no estaba segura de lo que le habia dicho a
tan desagradables? lo Nena, le habia mentido, ella también habia oído las campanadas
-¡Pero mani:-i -dijo Armando muy sorprendido-. cómo dentro de la casa, ahí arriba en el hall, las campanadas sonoras e

Esta a punto de termtnar el Itbro Escnbir una resena


a Salir Cuentos reunidos - Da lla +unp-aro

inconfundibles del reloj antiguo que estaba sobre la chimenea, que arte en general, con ellas iba al cine o al teatro, a los conciertos, a las
tenia la cuerda rota jr hacia años que no funcionaba, si, un reloj con exposiciones de pintura v a los museos, Los domingos por la
la cuerda rota habia dado doce campanadas... lvlariana habia mañana le hablaban por teletbno la Nena jr .-firmando, despues se
mentido porque la Nena era muy nerviosa jr aprensiva 1,' al dia preparaba algo de comer jr pasaba la tarde leyendo o viendo
siguiente iha a viajar jr además, ¿para que preocuparla por una de television, platicando por teléfono con alguna amiga o con el
esas cosas, extrañas jr misteriosas, que a veces suceden 3,' que uno no licenciado Cervantes o se iba con Leonor jr con Elisa a cenar a algún
puede entender ni eitplicari... Y Marietta siguio Iej-'endo un rato buen restaurante. Tres veces por semana Hortensia hacia la lintpieza
más hasta que le llego el sueño. de la casa, lavaba la ropa v preparaba algo de comida que Mariana
ll-lariaua llevaba una vida sencilla y rutinaria, ¿qué otra clase de calentaba en el horno de microondas, cuando comia en casa.
vida puede llevar una mujer cincuentona, divorciada jr- sola?, se Hortensia era una mujer eficiente y mu;-f segura a quien Mariana
preguntaba ella. Dos veces por semana, en la tarde, daba clases de podia dejar en su casa con toda confianza. Con la llegada de las
decoracion en una escuela v otra tarde asesoraba una casa de cosas de Armando, Mariana empeaó a tener miedo de que, al pasar
decoracion. Con el dinero de sus clases 'jr una pequeña renta que le el plumero o la franela, llortensia tirara alguna pieza jf la rompiera;
dejo su padre, Mariana podia vivir sin apuros. Los lunes, por la habia tantas cosas sobre las mesas tj' en todos los muebles que
mañana, iba a la tintoreria 1_,f al supermercado, los martes comía con costaba mucho trabajo sacudir sin tirar algo. ¿si que tuvo que
su tia Paulina 1,' por la tarde se iban de compras, los miercoles decirle a Hortensia que no sacudiera ninguna de las cosas que eran
pasaba al correo a recoger o enviar cartas antes de ir a visitar a su del arquitecto, que ella lo haria, los domingos en la mañana.
viejo amigo, el licenciado Cervantes, que estaba delicado de salud v Mariana no tenia un horario determinado para regresar a su casa
no salía ya de su casa, comía con el y despues tomaban café v oian por la noche, nadie la esperaba 'jf podia llegar cuando quisiera.
música hasta que Mariatia se iba a dar sti clase, los jueves pasaba por Desde que llegaron “las cosas de .-ìrmando”, asi decia Mariana, su
la farmacia 1,' después por la libreria para comprar algun libro de horario de llegada por la noche se empezo a restringir. Temia que,
arte, una revista de decoracion o una buena novela, por la tarde estatuto la casa sola por las noches, pudieran entrar los ladrones. Si
jugaba cartas con varias amigas; los viernes le tocaba ir al banco a los conciertos terminaban pasada la media noche, ella se salia antes
pagar los recibos que iban llegando: la lua, el telefono, el agua, las de las once, con el consiguiente disgusto de sus amigas, que trataban
tarjetas de credito o a depositar los cheques de la escuela jf de la casa de disuadirla, sin lograrlo. Lo mismo sucedía cuando iban al teatro,
de decoracion, por la tarde iba a su clase; los sabados, mujr al cine o a cenar. Mariana habia perdido la tranquilidad.
temprano, llegaba Raúl, el jardinero, v Mariana pasaba la mañana Mariana amaba el sol, la luz. el calor, la chimenea encendida
en el jardin, revisando el trabajo de Raúl jr cortando las llores que durante el invierno. Cuando Armando jr ella construyeron su casa,
ponia en los floreros, por la tarde salia con Leonor j' con Elisa, dos tuvieron buen cuidado de que estuviera bien orientada v asoleada.
amigas solteronas de la mejor sociedad, amantes de la música 1: del Por la mañana el sol entraba a la sala comedor. la cocina 1,' dos de las

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recamaras de la planta alta. El sol del poniente calentaba. por la “¿han de ser muy caras, vcrdadi" Sí, eso era, se le habia, sin duda
tarde, las otras dos recamaras. Una mañana se dio cuenta de que el alguna, despertado la codicia... “¡Dios mio, Dios miol, ¿qué voi.-' a
sol bañaba por completo varios cuadros ir las piezas africanas de hacer?, ¿que me irá a pasar?, ¿a que horas entrarán, me irán a matar?
madera negra que estaban sobre una mesa colonial jr, como no que se lleven todas las cosas, pero no, es el patrimonio de la Nena
habia manera de cambiar de lugar ni los cuadros ni la mesa, ir de Armando, lo que les dejo su padre, que se lleven todo pero que
Ii.-iariana decidio mandar hacer unas cortinas mas gruesas que me dejen con vida, mis hijos entenderán, ¿jr si me matan?... ¡Dios
protegieran del sol. Compro las telas 3; llamo a un tapicero que le mio, Dios miol, po no le he hecho nunca daño a nadie, ¿por qué me
recomendaron Leonor sf Elisa, para que tomara las medidas ¿if las toco a ini, por que?. .. -ya no veria mas a la Nerm if a Armando, no.
hiciera. El tapieero llego una ruañana temprano con su ayudante. todo menos eso, perderlo todo pero volver a ver a sus hijos. quedar
-¡Cuántas cosas bonitas tiene, señora! con vida para volverlos a ~.-er...- ¡ya van a entrar, Dios mío, si, ya
-Gracias. van a entrarl, que se lleven todo lo mio, todas las cosas que tanto me
-¿Y estas esculturas de madera negra, de donde son? gustan y quiero, pero no las de mis hijos. lo que les dejo su padre,
-Es arte negro de Nueva Guinea jr de África. no, no han entrado... ¿jr si se fueran sin entrar a mi pieza, sin
-¿Han de ser m uy caras, verdad? hacerme daño...?“ Asi pasaron, no supo Mariana, cuantas horas o
-Así es -contestó l'-rlariana. cuántos minutos que se eternizaron en aquella aciaga noche...
Esa noche Mariaiia dormia tranquilamente cuando la Mariana contó cinco campanadas en el reloj de la iglesia. Ya eran las
despertaron unos ruidos en el lmll de arriba. Se sento en la cama y se cinco de la mañana, la noche se habia ido... dejo de escuchar
puso a escuchar... ¡l`}ios, ya se me metieron a la casa! Pensé ruidos. ahora solo escuchaba el silencio, un silencio tan denso como
entonces correr a la ventana y gritar pidiendo auxilio, pero quién la azogue, una calma angustiosa. Trato de mover un poco las piernas
iba a oir a esas horas de la noche cuando todo mundo duerme que estaban entumecidas jr acalanibradas por la rígida 1,' sostenida
profundamente 1,', además, las casas de los vecinos no estaban postura, pero no se atrevía a levantarse... podian estar todavia ahi, a
pegadas a la suya, sino en medio de jardines o al final de ellos, y lo lo mejor estaban aún sacando cosas... asi permaneció hasta las siete
único que ganaría eon gritar seria que la rnataran a balazos o a de la mañana cuando la luz entro de lleno a su recamara.
puñaladas, ¡no. eso nol, seria mejor quedarse quietecita en la cama Mariana tenia por costumbre meterse al baño tan pronto se
como si estuviera dormida 'y tal ver asi no le hicieran nada... Se levantaba, vestirse, arreglarsc ff bajar a desayunar entre ocho ff
acosto, se tapó- bien ir se quedo quieta, muy quieta, como si de media y nueve, asi la encontraba Hortensia cuando llegaba. Esa
verdad durmiera, escuchando los ruidos en el lmil. su respiracion mañana se levantó muerta de miedo 'y' de trio. se puso la bata if abrió
acelerada y los latidos de su coraaon; estaba bañada en sudor frio 1,' un poco la puerta de la recainara, asomo la cabeza, no se veia nada
empezo a temblar... se acordó entonces del tapicero 3,' de la cara que Fuera de su lugar, al parecer todo estaba en su sitio. no habia
puso al contemplar las piezas africanas 3; el interés en saber su valor. desorden. Muy extrañada bajo la escalera pensando que iba a

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encontrarlo todo vacio, saqueado, pero al llegar al lroil vio con gran va no podian cancelar la invitacion. Dvltij-' tlcsalentada decidio que
sorpresa que todo estaba en su sitio v que no faltaba nada, despues Hortensia era su último recurso. Antes de irse a comer, como todos
entro a la sala comedor, que estaba igual, llena de cosas como bazar los miércoles. cori el licenciado Cervantes, tiie a su casa y le pidio a
de antigüedades, no faltaba nada, absolutamente nada, todo estaba Hortensia que Fuera a ac-ompañarla esa noche, va que la falta de
ahi, en su lugar... Sin dar crédito a lo que veia, Mariana se dirigió a sueño de la noche anterior la había puesto muy nerviosa. “jAv,
la cocina sin saber que pensar, que explicacion darle a lo que habia señora, nomás por tratarse de usted, vov a venir, pero usted sabe
sucedido. Hizo el café jr se sirvio una taza, no tenia alientos para que no me gusta dejar solos a mis mucIiai:l¬ii:is..."
hacer el jugo de naranja, arreglar la fruta jr tostar el pan. se sentia Esa noche, lvlariana quiso que Hortensia se quedara en la
desinoroitada por el gasto nervioso tan tremendo que había tenido 1,' recamara de las visitas, que se hallaba llena de cajas jr de cuadros, de
totalmente confundida 1,- anonadada, “tal ver. solo entraron a tantear todo lo que ya no hubo donde poner pero que estaba junto a su
el terreno, a tomar sus medidas 3,' a seleccionar las cosas que se van a recamara y no en el cuarto de servicio, en el jardin. Trato de leer, no
llevar. . _” Sumida en estas cavilacioncs la encontro llortcnsia. “Pero, para que le diera sueño, como lo hacía todas las noches, sino para
¿que lc pasa, señora, usted en bata 1,' sin arreglar a estas horas jr en pensar en otras cosas v tranquilizarse, encendió el radio ji la niüsica
silencio, sin su música?, ¿está enferma?". Mariana acostumbraba oir jr la lectura la hicieron caer suavemente en el sueño. De pronto unos
música clásica todo el dia, o más bien, todo el tiempo que estaba en ruidos jr voces la hicieron despertar de golpe 'jr sentarse eri la cama
su casa; tenia un radio en la cocina jr otro que llevaba jr traia por aterrorizada: “¡Dios mio, 'ya entraronl. _ .” Entonces se dio cuenta de
todos lados. l.e dijo a Hortensia que no habia podido dormir en que era la voz del locutor 'jr la inúsica lo que oía, que habia dejado
toda la noche v que le dolia la cabera. Hortensia le preparo el encendidos la lampara de buro 1.' el radio, va eran casi las seis, apago
desayuno y este la reanimo un poco. No habia querido decirle nada el radio v la lámpara, se aconiodoi en la cama, no se oía un solo
a Hortensia pensando que a lo mejor se as-ustaba 1,' va no iba a ruido, “yo creo que no vinieron. o vo no los oí, no sé como pude
trabajar, las sirvientas son a veces muy miedosas. Salio a la calle, dorit1irine...”, se reprocliaba lviariaiia cuando ovú unos leves
como de costumbre, pero sti mente seguia divagando. No podía toquìdos en la puerta de sii recamara: "Señora Mariaria, soy yo.
contarle nada. a sti tia. Paulina porque era una persona rrtiuj' dispense que la despierte pero tengo que ir a darles de alrnor;-:ar a
aprensiva 1.-' nerviosa y podia hasta enierniarse. Pensú en llamar a mis muchachos antes -de irme a trabajar, que siga bien, señora, el
una patrulla v pedirle que vigilara su casa, pero a veces son ellos viernes nos ven1os..." Cuando Mariana se estaba itlcsavunando sono
mismos, los agentes, los que cometen los robos, no, no podia el teléfono:
arriesgarse. ¿Y si les hablaba a Leonor jr a Elisa 'jr les pedia que la -Señora, buenos dias, habla el tapicero, va están listas sus
fueran a acompañar en la noche, porque no se sentia bien? Decidió cortinas, ¿se las podemos llevar?
que eso era lo más conveniente v se comunico con Leonor pero, -No. ahora no. tengo que salir, mañana lo espero a las once...
para su mala suerte. esa noche iban los sobrinos a cenar con ellas jf “Mañaiia estará aqui Hortensia ji no yo sola como ahora”, habia

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pensado Mariana. ¿Y si Mariana citaba a la patrulla para que pero asi son todos los pillos, tairnados jr ladinos. _ ."
aprchendieran al tapicero cuando llegara con las cortinas, pero ¿que -li-'Iire que bien quedaron sus cortinas, señora, asi ya no tiene
pruebas tenia ella de que el tapicero queria robar su casa jr llevarse que preocuparse por sus cuadros jr sus esculturas, ¡nie gustan tantol,
todas las cosas valiosas que ahi habia?, ella sabia que para acusar a realmente tiene usted cosas n1u'_r bellas jr muy valiosas. 'fo vojr a
una persona jf pedir que la aprehendan se necesita tener pruebas muchas casas, de personas muy importantes sf muy ricas jr le
evidentes e indiscuribles, pero ¿acaso el interés que el tapicero aseguro a usted que no tienen tantos cuadros ni tantas cosas de
mostro por las piezas de arte negro no era una prueba suficiente? tanto valor y lan hermosas como usted tiene... -l\›tari-ana lo
Por más que pensaba, no sabia que hacer, a quién recurrir, si escuchaba hablar, llena de confusion jr desconcierto-, ¿de donde
estuviera ahí su hijo, pero no, los jovenes son tan impnlsivos. qué tal me dijo que eran las esculturas de madera negra, que tanto me
si él trataba de cogerlos 3,' le hacian daño, los bandidos no se iientan gustan?
el corazon para matar, no, mejor que Armando esuiviera lejos... Y -Son de África j-' de Nueva Guinea -contestó Mariana, quien
asi, durante todo el dia, Mariana no hacia mas que pensar ff pensar ff habia caido dentro de un remolino de sospechas jr de dudas de
angustiarsc. indeciblc turbacion.
Esa noche vols.-'ici a suceder, los mismos ruidos en el hall de Cuando el hombre se marcho. Mariana se desplomó en un sillón
arriba la despertaron... "Aqui están otra vez, ¿qué me iran a hacer, de la sala. No podia mas, sus nervios estaban a punto de romperse
Dios mio, que ira a pasar, se llevaran todas las cosas, me iran a dejar en mil pedazos, como un vaso de cristal que se estrella en el piso.
con vida, o será este el iinal?_..” Otra vez el mismo terror, pasar Fscondio la cara entre las manos 3,' asi permaneció un huen rato. No
hora tras hora inmóvil, solo esperando que en cualquier momento encontraba ninguna solución; no podia irse a dormir a casa de su tia
entraran a su recamara jr la vicïimaran. Hacia la madrugada cesaron Paulina o a casa de Leonor jr de Elisa jr dejar su casa sola a merced
los ruidos. despues de un buen rato, Mariana logro dormirse, no sin de los ladrones, no. seria tanto corrio facilitarles todo, pero ¿a quien
antes liaber dado gracias, desde lo más profundo de su corazón, por podia pedirle que la acompaíiara por las noches?, ¿a quién podía
estar con vida. Mariana estaba completamente segura, cuando abrio pedirle que cuidara su casa y la protegiera a ella? Se sentía tan
la puerta de su recamara para bajar a desayunar, que sti-lo iba a des-valida, Lan insegura, ella, una mujer Lan dueña de si misma era,
encontrar unos cuantos muebles vacios ji' la desolación de una casa ahora, como un frágil velero en un mar de sombras amenaaantes. ..
saqucada por los ladrones, jr grande the otra vez su sorpresa al -¿Utra 1.-'cz se sicntc mal? -le preguntó Ilortcnsia.
comprobar que todo estaba en su lugar 1.' no faltaba nada. -Si, Hortensia, no estoy nada bien, como puedes ver. ..
El tapicero llego puntual a la bora en que lo habia citado -Y yo sin poder venir a acompañarla por las noches, ¿qué será
Mariana, 'jr muy sonriente 1,' amable colgó las cortinas. Mariana se bueno hacer, señora?. _ _
sentia niuy confundida. no sabia qué pensar: "¿Si será él. el ladron?. Esa noche Mariana estuvo leyendo hasta niusf tarde, después
jr si asi fuere, ¡qué cínico, qué hipócrita. parece tan buena persona. penso que era mejor apagar la luz jr estarse quieta, ya que asi corria

¿_;:- sra-ar? ass


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tr Salir Cuentos reunidos - Da ila +imp-aro

menos peligro. Y sin luz. tj' muy quietecita, estuvo esperando oir los Linus gatos que se meten a la casa tj' hacen todo ese ruido... Pero
ruidos v dormitando a ratos. No se ovti nada en toda la noche. En la ¿por donde se podian meter unos gatos?, podria ser c|ue Hortensia
mañana, cuando bajo a desayunar, todo estaba en su lugar. no cerrara bien la puerta de la cocina que daba al jardin, o que
Ese dia era el cumpleaños de Elisa. Cuando Mariana termino de alguna ventana se quedara abierta, o la puerta del garaje. o que se
dar su clase de decoracion en la escuela. fue a cenar a casa de sus rnetieran por el tiro de la chiinenea... Si. podian ser unos gatos
amigas. le extraño mucho a Mariaiia encontrar la elegante sala sin callejeros los que hicieran tanto ruido... Mariana se levanto más
cortinas. “¿Y Las -cortinas?'”, pregunto Mariana. Le platicaron que temprano que de costumbre ji' enipezo a revisar cuidadosamente
las habian inaiidado lavar v las habian encogido, v como don todas las puertas y las ventanas, el tiro de la chinienea, la puerta del
ƒitntonio. así se llamaba el tapicero, se habia ido a Valle de Bravo a garaje; todo estaba bien. Las puertas ji las ventanas perfectamente
poner todas las cortinas de un hotel. ellas iban a esperar a que cerradas. las cenizas dela cliinir-nea sin ninguna marca delatora. en
regresara en un mes o mas. era tan bien hecho y sobre todo una ningún mueble habia huellas de patitas, ni sobre las mesas donde
persona tan segura jr tan honrada a quien ellas dejaban solo en su siempre hay algo de polvo jr se marca todo, no habia tin solo rastro
casa, ya que era incapaz de tornar un alfilcr, asi que preferian estar que confirmara sus sospechas, nada, no habia nada, nada... Muj'
sin cortinas v no arriesgarse a meter a su casa a alguien que no desalentada, se sento a desayunar. En el radio tocaban tin concierto
conocieran, ¡h abia tantos ladrones. _ _! para ilauta jr piano, había un gran dejo de melancolia en aquella
De regreso a su casa Mariana repetía una jf otra vea: “tan seguro. bella melodia. una corno infinita tristeza... Esa noche era el segundo
tan honrado”. entonces, pensaba Mariana, el no es. no, él no puede concierto de la sinfónica. Mariana habia insistido mucho :i Leonor jf
ser... pero entonces ¿quién era. o quiénes eran los que querían a Elisa para que compraran el abono para todos los conciertos de la
robar-la, los que se metían a su casa?. .. teniporada, j' ahora le pesaba a ella tener que ir, no tenia deseos ni
A veces pasaban una o dos noches en las que no sucedía nada. alientos de arreglarse v si mucho miedo de quedarse dormida eii el
otras veces varias noches seguidas ocurría lo mismo. todo era concierto, se sentia muy cansada por tantas noches en que apenas
imprevisible, inusìtado. Mariana no habla vuelto a dorinir tranquila. dormia jr por la constante angustia de no saber que estaba
Dormia un poco, se despertaba sobresaltatla, creyendo oir ruidos, sucediendo... Regreso tarde del concierto gr se aeostú luego. La
volvia a dormir tin rato, de nuevo despertaba: “ahora si, ya estan despertaron los ruidos que Lan bien conocia. ¿Y si saliera al .lrrtll jr
aqui”, pero ¿quicnes?, don Antonio. el tapicero, estaba en Valle dc sorprendiera a los gatos en pleno juego?, pensaba Mariana, cuando
Bravo, definitivamente no era él. pero entonces ¿què eran aquellos tijró que se moi-'ia la manija de la puerta de su recamara: “¡Dios mio.
ruidos. de donde provenían?, se preguntaba *jr se preguntaba Dios mio, entonces si son ladrones jr van a entrar..." La puerta se
Mariana, llena de angustia v de desesperacion. abrio v Mariana escucho unos pasos lentos, pesados, que llegaron
Una noche creyó oir como un salto 1.' despues algo que caia. hasta la cabecera de su cama tj' ahi se detuvieron... Mariana era
como carreritas v algo que se deslizaba... ¡gatos!, sí, a lo mejor son presa del terror, un terror inaudito, aniquilador. tenía los ojos bien

;j;- :ira-ara sai


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tu Salir Cuentos reunidos- Da ila amparo

cerrados ji' las manos fuertemente apretadas. . _ "Señor, ten piedad de el licenciado Cenfantes. Despues de la comida, cuando estaban
mi, que esto sea rápido 1,' no me torturen"... repetia jr repetia tomando el cafe. a Mariana se le cerraban los ojos de sueño.
Mariana desde el fondo de su corazón desbocado, mientras el -Te ves muy cansada, Mariana. ¿o es que estás enferrna?
tiempo, los minutos se eternizaban en aquella nefasta noche sin tin. - -No. solo estoy cansada, hace dias que me siento asi.
Otra vez los pasos, pero ahora saliendo de la recamara, después la -¿Por qué no te vas unos dias con En Neira o con .-ftrmando?.
puerta se cerro v todo quedó envuelto en un silencio creo que un viajecito te vendrá bien.
s›obrecogedor.., Mariana temblaba de pies a cabeaa. estaba ateri-da -Nada me gustaria más, pero no puedo dejar la casa sola. Ii:-tj'
de frio jf de pavor, crevo no amanecer con vida. Pero con la luz del tantas cosas de valor...
dia todo volvió a ser igual que siempre: los pájaros cantando en los -Uno no se lleva nada, Mariana...
árboles del jardin, el sol entrando por las ventanas e inundando la -Lo sé, pero son todas las cosas que Armando les dejo a mis
casa. 'l'odas las cosas estaban en su lugar, no había desorden ni hijos 3; que ellos me pidieron que Ics cuidara mientras regresan, no
huellas, todo estaba igual, Lo más tremendo de todo, pensaba puedo arriesgar lo que es de ellos.
Mariana mientras se desajfunaba, es no saber que pasa 'jr no poder -Tienes razoon, pero insisto en que necesitas un descanso...
hacer nada, ni siquiera contarlo 1.-' pedir consejo a sus amigas o al Nadie entenderia sus razones, estaba segura, nadie podria hacer
licenciado Cervantes, ¿qué irian a pensar?, Mariana se lo imaginaba: nada por ella, sola tendria que afrontar lo que Fuera jr tener el valor
le aconsejarian que fuera a ver a un medico, que sus nei¬.'ios estaban de enfrentarse a lo desconocido, a lo inesperado, traspasar el
niuj-' alterados 1.-' necesitaba algún tranquilizante, y no le extrañaria umbral... Estaba sola, completamente sola 1,' desesperada. "después
nada que pensaran que se estaba volviendo loca... en el radio de todo, uno nace solo jr muere solo”. pensaba Mariana mientras iba
estaban tocando la Tempestad de Sibelius; la Furia de la naturalera, camino de la escuela a dar su clase.
los aullidos del viento, la hicieron estremecerse jf sentir más Los dias que siguieron hasta el domingo, no varió en nada su
angustia ante la manifestación de los imponderables, “buena estoy rutina: hacia todas las cosas que tenia que hacer conto si nada
en este momento para esta clase de música", jf apago el radio. No pasara, sin embargo su mente no desransaba, no dejaba de pensar
habia nada que hacer. tenia la sensacion de encontrarse en un cn la decision que habia tomado. Por las noches los mismos ruidos.
oscuro túnel sin salida 1,' sin tin, nadie podia ayudarla ni ac-unsejarla, los pasos que llegaban hasta la cabecera de su cama, el terror, la
ella sola tenia que... La llegada de Hortensia la saco de sus desesperación, la impotencia, ¿hasta cuando todo eso, hasta cuándo
cavilaciones. podria soportar aquella tortura, aquel suplicio sin fin. __?
-¿Y ahora qué. se descompuso el radio? El domingo por la ntañana le hablo por telefono ir: Neira. como
- -No me gusto lo que estaban tocando - -contesto Mariana tj' de costumbre: todos estaban bien, el niño jr su marido jr le
subió a terminar de arreglarse para salir. Después de hacer todo lo mandaban muchos besos, 1,' Mariana ¿como estaba?, ¿si se distraia
programado para ese dia, Fue. como todos los viernes, a comer con bastante, si salia con Leonor jr con Elisa a los conciertos v a las

:;_;- :iso-331 asa


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ti Salir Cuentos reunidos - El-si ila i-imparo

exposiciones de pinttira, al cinc, al teatro? Le habia comprado un cl radio jr la lttz. No había cerrado del todo la cortina de la ventana
vestido en Galerie Lafajrette que estaba segura que le iba a encantar. que daba al jardin jr por ahi entraba una leve claridad. Estuvo
jr la tia Paulina ¿cómo estaba?, ¿jr el licenciado Clervant-es...? dormitando jr despertando un buen rato, hasta que los ruidos jr el
Mariana le dijo que estaba inujr bien, que salia con sus amigas como movimiento de la manija de la puerta la hicieron despertar de golpe.
siempre, que la tia Paulina j' el licenciado Cervantes estaban bien, jr Cuando los pasos llegaron hasta la cabecera de su cama, un sudor
después de que la Nena le mandó miles de besos del nietecito, del Frio jr pegajoso cubrió todo su cuerpo jr fue presa del terror, a tal
jrerno jr de ella ntistnït, que Mariana retorno de igual manera, se grado que, por un momento. penso jr deseó posponer su decisión jr
despidieron. Mujr reconfortada por haber oído la voz de la Narra jr quedarse asi, quietecita. siii moverse como tantas veces, con los ojos
saber que todos estaban bien, Mariana se dedico a su tarea de los bien apretados, pero Mariana habia decidido enfreiitar lo que fuera
domingos: sacudir minuciosamente jr con todo cuidado todas las con los ojos abiertos, se clavo las tiñas en las palmas de las manos jr
cosas delicadas; estaba casi terminando citando llamo Armando: la ab rio los ojos.
misma preocupacion por la salud de Mariana j-' porque se distrajera,
siempre pensaba en ella, le habia enviado por correo un calendario
de Gaudí que sabia le iba a gustar... Cuando se despidieron
Mariana estaba feliz, oir la voz de sus hijos jr saber que estaban bien
la llenaba de tranquilidad jr alegria, tanto, que por un momento se
sintió ligera, liberada de aquel srirdido peso que la agobiaha. Por la
tarde pasaron por ella Leonor jr Elisa para ir al cine. Fscogierou una
película que les gusto mucho j' despues de cenar la llevaron a su
casa. Mariana se preparo para acostarse sin iiiugiina prisa, se quito
el inaqtiillaie con detenimiento, se cepillo los dieittes jr se metió a la
cama, en el radio estaban tocando tin Preliidio jr ƒiiga de Bach
hermosisimo, tomo su libro para leer un rato, como siempre lo
hacia, pero esa noche su mente estaba tan llena de pensamientos,
sentimientos jr sensaciones que no habia lugar para nada más.
Mariana había tornado una decision, una decision que no se podia
posponer ni postergar. no podia seguir ignorando o desconociendo
lo que la atormentaba, habia hablado con sus hijos, lo cual le daba
siempre la Fortaleza necesaria para soportar su ausencia, jr ahora.
para enfrentarse a lo que Fuera... Después de la media noche apago

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