Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Curso de Filosofia Del Derecho Jorge Moreno Chavez PDF
Curso de Filosofia Del Derecho Jorge Moreno Chavez PDF
MANAGUA, 2011
INDICE
silabo de filosofía del derecho ................................................................................................ 4
TEMA I ................................................................................................................................ 17
TEMA II ............................................................................................................................... 22
TEMA IV.............................................................................................................................. 39
TEMA V ............................................................................................................................... 43
TEMA VI.............................................................................................................................. 46
EL IUSNATURALISMO ..................................................................................................... 51
TEMA IX.............................................................................................................................. 61
TEMA X ............................................................................................................................... 98
LA GOBERNABILIDAD .................................................................................................... 98
SILABO DE FILOSOFÍA DEL DERECHO
Sesión
Fecha Contenidos o temas de la unidad
de clase
1 16 de CONCEPTO DE DERECHO, naturaleza y problemática. Los principios
abril Generales del Derecho.
2 23 de LA NORMA JURÍDICA: Validez y eficacia.
abril
3 30 de LA SEGURIDAD JURÍDICA y el Derecho
abril
4 7 de LA MORAL y el Derecho.
VIRT mayo
5 14 de LA JUSTICIA y el derecho. Evolución del concepto de justicia.
mayo Justicia como equidad: John Rawls.
6 21 de EL PODER, La Democracia y Derecho. Tipos de Gobierno y
mayo legitimidad democrática.
7 28 de EL IUSNATURALISMO. Historia del Derecho Natural. El
mayo iusnaturalismo y su influencia en el sistema normativo. Hugo Grocio,
Baruch Spinoza. Carlos Descondand: Barón de Montesquieu.
8 4 de EL POSITIVISMO JURÍDICO. Hans Kelsen. Escuelas de Derecho
VIRT junio Positivo: Glosadores, Escuela exegética. Escuela Histórica: Savigny. La
escuela de la jurisprudencia de los conceptos. Alf Ross, H.L.A Hart,
Ronald Dworkin. Polémica entre Iusnaturalismo y Positivismo jurídico.
9 11 de EL ESTADO DE DERECHO, características y Elementos.
junio
10 18 de LA GOBERNABILIDAD. Indicadores. Tipos de gobernabilidad.
junio
1. La calificación mínima para aprobar esta asignatura es de 60 puntos, y se realizarán las siguientes
actividades:
2. Formas de evaluación:
- Dos evaluaciones sistemáticas: trabajos y exposiciones. 15 puntos.
- Dos sesiones virtuales. 15 puntos cada una.
Textos Básicos:
2. Objetivo:
Estudiar el Concepto de del Derecho desde una visión histórico-jurídica y desde una
dimensión ética y valorativa. Como una intelección más radical y crítica de la realidad del
derecho, trascendiendo su dimensión empírico-positiva.
4. Actividades de aprendizaje:
- Realizar un cuadro comparativo con los distintos conceptos de Derecho. Desde
Platón, Aristóteles, Cicerón, Santo Tomás, Maquiavelo, Bodino, Hobbes, Locke,
Puffendorf, Leibniz, Thomasio, Wolff, Rousseau. Elías Díaz.
5. Texto paralelo:
Escribe las semejanzas y diferencias entre los distintos conceptos y explica por qué el
concepto de derecho ha evolucionado histórica y jurídicamente.
GUIA NO. 2 LA NORMA JURIDICA, VALIDEZ, EFICACIA Y
LEGITIMIDAD
1. Presentación del tema: Este es un tema central en la filosofía moral y jurídica con
implicaciones importantes en la realidad. Frente a los que confunden derecho con
moral o incluso a identificarlas, o frente a los que sostienen su radical separación
tenemos que partir de que son cosas distintas pero a la vez interconectadas. Porque
solo desde una plataforma ética cabe la transformación del derecho.
2. Objetivo: Analizar la relación que existe entre derecho y moral. En una relación de
dependencia intrínseca ya que el derecho no puede eliminar el valor que subyace a
la norma jurídica.
1. Presentación del tema: La justicia es uno de los temas centrales de la Filosofía del
Derecho. Justicia no solo como virtud personal sino como criterio de legalidad,
como criterio de ordenación social. Justicia como igualdad. Justicia como equidad.
1. Presentación del tema: No hay sociedad sin normas y no hay normas sin poder. El
poder garantiza y organiza el sistema normativo. El derecho funciona como sistema
normativo con muy diversas relaciones de poder. En el Estado de Derecho cualquier
relación social que implique autoridad y obediencia es posible como aplicación de
un precepto jurídico abstracto a la situación de hecho concreta.
5. Texto paralelo: Contestar las siguientes preguntas: - Cómo surgen las Dictaduras?
–Cuáles son las reglas de las instituciones democráticas? Qué importancia tiene el
poder en el derecho?
GUIA NO. 7 EL IUSNATURALISMO
5. Texto paralelo: Hacer un mapa conceptual con los autores del iusnaturalismo y el
positivismo jurídico mas influyentes.
GUIA NO. 9: EL ESTADO DE DERECHO
1. Presentación del tema: Desde la antigüedad ha sido una preocupación los abusos
en que pueden incurrir los que tienen el Poder del Estado. La posibilidad de
Corrupción. La relación desigual que debilita al ciudadano frente a quien tiene el
Poder o el surgimiento de un poder estatal por encima de todas las fuerzas de la
sociedad que hace imposible su control o limita las iniciativas y acciones de la
sociedad civil.
5. Texto paralelo: Explique por qué en Nicaragua hay o no hay Estado de Derecho y
mencione las naciones que conoce donde se practica un verdadero Estado de
Derecho.
GUIA NO. 10: LA GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA
El derecho no se puede entender aislado del todo social del cual forma parte y segundo que
es algo situado en la historia. El derecho se presenta como un sistema o estructura llamado
ordenamiento jurídico. Una estructura implica una pluralidad de elementos distintos en una
totalidad integrada armónicamente. En él se dan relaciones de coordinación y
subordinación, en un sistema autosuficiente que no deriva su validez de otros sistemas
normativos, lo cual no excluye que el derecho se considere un subsistema dentro de uno
más amplio como es el sistema social en su conjunto.
De esta definición inicial podemos considerar que el derecho es un sistema de normas que
busca organizar la vida social mediante unos valores como la libertad, la justicia, la
equidad. Los objetivos básicos de este sistema son el orden, la justicia y la equidad. Y más
específicamente podemos afirmar que el derecho es un ordenamiento jurídico que intenta
realizar una idea de justicia. Y por último, todo derecho incorpora un sistema de valores
que depende de un marco ideológico que responde a los intereses de una clase dominante
en una sociedad concreta.
1
Díaz, Elías. “Sociología y Filosofía del Derecho. Madrid. Taurus. 1988. P. 11.
Epicuro en sus “Máximas Capitales” afirma que la justicia fijada por la naturaleza es la
piedra de toque de la conveniencia de no perjudicar ni ser perjudicado uno por otro. Henri-
David Thoreau, poeta norteamericano en su obra “Desobediencia Civil y otros escritos”
escribe que deberíamos ser hombres primero y ciudadanos después y que lo deseable no es
cultivar el respeto por la ley sino por la justicia y que lo única obligación que tenemos
derecho a asumir es la de hacer en cada momento lo que creemos que es justo y si una
sociedad está formada con hombres con conciencia es una sociedad con conciencia.2
En el derecho existen normas primarias y normas de segundo grado.3 Las normas primarias
representan el tipo básico de las normas reconocidas por los preceptos jurídicos, son guías
de comportamiento para los individuos en una determinada sociedad. Imponen formas de
conducta y sirven para realizar reclamaciones, demandas, reconocimientos, censuras,
castigos, permisos. Las normas secundarias son normas sobre normas. Y solo tienen
sentido por su relación a otras normas. Sirven para remediar situaciones de ineficacia
características de los sistemas de normas de obligaciones.
Las normas secundarias sirven como normas de reconocimiento para corregir la falta de
certeza de los sistemas normativos y fijan criterios para distinguir el alcance de las normas
de un sistema de orientación de la conducta de carácter explícito. También funcionan como
normas de aplicación de la coercibilidad del derecho. Pueden ser un refuerzo positivo o
negativo para alentar o disuadir determinadas conductas.
2
Onfray, Michel. “Antimanual de Filosofía. Ed Edaf, Madrid. 2005. P. 168.
3
Calvo García, Manuel. Teoría del Derecho. Ed Tecnos. Madrid. 1996. P. 28.
1.2. LA ESTRUCTURA DEL ORDENAMIENTO JURIDICO.
La totalidad de las normas del ordenamiento jurídico configuran un sistema unitario, pleno
y coherente, un sistema perfecto con soluciones únicas, claras, no contradictorias para
cualquier supuesto sobre el que haya que tomarse una decisión jurídica.4 Al menos esto es
lo que afirman los juristas.
La dogmática jurídica medieval se basa en una exégesis minuciosa de los textos del Digesto
por medio de Glosas marginales y comentarios. El Derecho Natural Escolástico fue un
método geométrico basado en axiomas o principios aplicables a cualquier situación,
verdades teológicas que se presentan como verdades racionales, evidentes por sí mismas.
Principios que seguirían siendo válidos universalmente aunque Dios no existiese.
4
Calvo García, Manuel. Teoría del Derecho. Ed Tecnos. Madrid. 1996. P. 74.
Los pandectistas alemanes del siglo XIX buscan la sistematización del derecho privado. Un
derecho histórico con residuos de diversas épocas partiendo de los principios generales del
derecho romano y la costumbre como el trasfondo de racionalidad unificante. Para Savigny
el Derecho es abstracto, profundo y racional y vive en la conciencia del pueblo, y es la
suma de las normas jurídicas vigentes, y el todo del derecho solo se puede descubrir en el
sistema, solo existe en el sistema.
La Jurisprudencia de los conceptos del siglo XIX concibe el sistema jurídico como un
sistema de contenidos, como un sistema conceptual a través de la metodología de la
construcción. El jurista debe investigar primero la esencia, los principios últimos de las
instituciones jurídicas (la posesión, la propiedad, etc) y a continuación debe integrar las
instituciones jurídicas en un cuerpo más amplio, en la totalidad del ordenamiento jurídico.
Los preceptos jurídicos son la expresión de un todo más profundo que el jurista debe
descubrir si quiere interpretarlos correctamente. Hay que buscar los principios que articulan
sistemáticamente los contenidos normativos del sistema jurídico.
En todas estas concepciones prevalece la imagen mitológica del legislador racional como
un legislador divino.5 Hoy en día los juristas no creen tanto en la racionalidad de facto del
legislador pero actúan como si el legislador fuera racional atribuyéndole una coherencia
sistemática y una presunción de plenitud al aplicar el derecho como persona, como maestro
y como garante.
5
Calvo García, Manuel. Ibid. Pag. 78
1.3. FUNDAMENTOS FILOSOFICOS DEL DERECHO.
Sócrates defendió los ideales comunitarios de la Polis ateniense en una paradoja con su
discurso moral individualista: Nosce te ipsum (conócete a ti mismo). El dominio de la
razón sobre las pasiones conduce a la armonía del alma.
Para Aristóteles y Santo Tomás de Aquino el hombre es por naturaleza un animal social. El
orden social descansa en la naturaleza social del hombre. Para Santo Tomás la ley positiva,
es la ley humana, que debe ser siempre obedecida, aunque no esté de acuerdo con la ley
natural, siempre que no se oponga a la ley divina. La ley injusta también hay que
obedecerla como un mal menor, para evitar los efectos negativos del desorden social.
Ante este panorama “ se nos presenta la tarea de retrotraernos hasta una consideración del
contenido del derecho según sus rasgos esenciales imperecederos. Para ello tenemos que
comenzar por considerar al derecho tal como se presenta a nuestra experiencia como
fenómeno irreductible y sustantivo de la vida social.6
TEMA II
En este mismo sentido Bobbio expresa sus seis proposiciones: 1. Una norma puede ser
válida sin ser eficaz. 2. Una norma puede ser válida sin ser justa. 3. Una norma puede ser
eficaz sin ser válida. 4. Una norma puede ser eficaz sin ser justa. 5. Una norma puede ser
justa sin ser válida. 6. Una norma puede ser justa sin ser eficaz.
De estas seis proposiciones surgen tres tipos de actitudes: la primera es una reducción de la
justicia a la validez, una norma es justa por el simple hecho de ser válida. Segunda: la
6
Rojas Amandi, Victor Manuel. Filosofía del Derecho. Harla. México. 1991. Pag. 68.
7
Bobbio, Norberto. Teoría de la Norma Jurídica. Turín. Curso académico. Pag. 37.
reducción de la validez a la eficacia, el derecho válido no es el formalmente vigente sino el
derecho aplicado socialmente. Y la tercera reducción es la de la validez a la justicia: una
norma es válida solamente si es justa. El derecho injusto no es considerado derecho.
8
Fuertes Cristina. Validez, obligatoriedad y eficacia del Derecho en H.L Hart.
http://revistas.ucm.es/der/02120364/articulos/ANDH0707110131A.PDF
La distinción entre enunciados internos y externos destaca aún más la importancia del
hecho del reconocimiento. Cualquier otra norma del sistema puede ser válida -y en ese
sentido existir en cuanto norma- aunque sea desobedecida por los destinatarios; sin
embargo la Regla de Reconocimiento solamente existe como una práctica compleja, pero
normalmente concordante, de los tribunales, funcionarios y particulares, al identificar el
Derecho por referencia a ciertos criterios. Su existencia es una cuestión de hecho que se da
o no se da: “decir que una determinada regla es válida es tanto como reconocer que
satisface todos los requisitos establecidos en la regla de reconocimiento y, por tanto, que es
una regla del sistema”.
Sólo cuando aparece una regla de reconocimiento, lo que sólo sucede en sistemas jurídicos
desarrollados, tiene sentido la noción de validez para designar aquellas normas cuya
“existencia” no depende de que sean efectivamente aceptadas y aplicadas por los jueces,
sino sólo de que reúnan los requisitos exigidos en la regla de reconocimiento.
En primer lugar hace referencia a la conexión entre validez y eficacia respecto de normas
jurídicas singulares, en cuyo caso expresa que no hay conexión necesaria entre la validez de
la norma particular y su eficacia, “salvo que la regla de reconocimiento del sistema incluya
entre sus criterios, como algunas lo hacen, la provisión (algunas veces llamada regla de
desuso) de que ninguna regla ha de valer como regla del sistema si hace mucho que ha
dejado de ser eficaz”, es decir, que la misma regla de reconocimiento incluya como uno de
sus criterios de validez la afirmación de que no puede haber norma válida que no sea eficaz.
Pero en realidad existe una estrechísima vinculación entre validez y eficacia de las normas
jurídicas particulares, ya que una persona que hace un enunciado interno referente a la vali-
dez de una norma particular de un sistema presupone -dice Hart- la verdad del enunciado
fáctico externo de que el sistema es generalmente eficaz, porque el uso normal de
enunciados internos se produce en un contexto de eficacia general.
Para Hart, la vigencia o existencia de una norma se comprueba verificando que es válida, es
decir, que se acomoda a los criterios de validez establecidos en la regla de reconocimiento.
Vigencia y validez son dos aspectos de una misma realidad; lógicamente, si una norma es
válida, existe como tal norma, y si existe como tal norma, es que es válida; en este sentido
hay acuerdo con la posición kelseniana, cuando se afirma que la validez y vigencia son dos
aspectos que posibilitan enfoques distintos y que deben ser diferenciados. La vigencia hace
normas sean más frecuentemente obedecidas que desobedecidas; “La efectividad es un
concepto formal, que sólo implica que se cumpla la norma. En cambio la eficacia tiene
contenido material, al conllevar que se logre el fin perseguido por dicha norma”; la
eficiencia, por otra parte, tiene una matización más propiamente política que jurídica.
Una norma vigente es una norma que tiene existencia física, empírica, histórica, en cuanto
tal norma. La validez, por contra, hace referencia al aspecto más ideal, es decir, a la
obligatoriedad, a la obediencia. Una norma es válida porque es obligatoria y se debe obe-
decer. El ser o la realidad de la norma se compone de vigencia y validez.
Y con respecto a la relación entre validez y eficacia del orden jurídico en general, si el
ordenamiento en su conjunto es ineficaz, se podría afirmar que falta “el contexto o
trasfondo normal para formular cualquier enunciado interno en términos de las reglas del
sistema. En tales casos generalmente carecería de objeto determinar la validez de sus
normas por referencia a su regla de reconocimiento. Insistir en aplicar un sistema de reglas
que nunca ha sido realmente eficaz, o que ha sido desechado, sería, excepto en
circunstancias especiales (...) inútil.
De forma excepcional, sin embargo, como cuando se intenta enseñar de forma vívida el
Derecho Romano, se puede hablar como “si el sistema fuera todavía eficaz, examinar la
validez de las reglas particulares y resolver problemas de acuerdo con ellas”. De otro modo,
sólo excepcionalmente, como en una situación de invasión extranjera, revolución, etc.
Así pues, en el esquema de Hart juega un papel fundamental la noción de aceptación: para
que un ordenamiento jurídico exista debe ser aceptado, es decir, debe ser eficaz. Pero es
suficiente con que sea aceptado por los funcionarios y obedecido por el resto de la
población en general, incluso bastaría con que fuese aceptada su Regla de Reconocimiento.
Aceptarla supone contemplarla desde el punto de vista interno, usándola como pauta de
conducta adecuada para identificar normas válidas y como justificación de las críticas
lanzadas contra quienes se apartan de su modelo de identificación normativa, es decir,
significa que los jueces acepten como vinculantes esos criterios, de forma que las
desviaciones respecto de ellos sean apreciadas críticamente, en general, como desviaciones
respecto de criterios vigentes y vinculantes.
En principio parece que la aceptación debe producirse por el grupo social en general. Pero
en El concepto del Derecho dice que es necesaria la armonía entre los funcionarios,
especialmente los jueces, y además los ciudadanos ordinarios obedecen en general las
normas jurídicas. Los ciudadanos no necesitan aceptar la regla de reconocimiento, basta
con que obedezcan las normas identificadas por ella. Pero si no aceptan la regla de
reconocimiento y tampoco las normas jurídicas que aquélla identifica la situación de los
ciudadanos ante la norma no sería la de “tener una obligación” sino la de “verse obligado”,
¿existiría respecto a ellos obligación jurídica?, y si no existe, ¿puede seguir hablándose de
Derecho en relación a un sistema normativo que carezca de un grado tan transcendental?
Hart lo afirma.
Dworkin mantiene una teoría crítica a la concepción positivista hartiana del ordenamiento
jurídico, como un conjunto de reglas primarias y secundarias y de la regla de
reconocimiento.
Ronald Dworkin añade a las normas los principios jurídicos en su definición del Derecho
-aunque Roscoe Pound ya lo había expresado con anterioridad: además de reglas, el sistema
jurídico contiene principios, expresamente reconocidos como parte del Derecho; o bien
implícitos en él como explicaciones más plausibles de la existencia de sus reglas. Tales
principios habrían de guiar las resoluciones de los casos difíciles, es decir, aquellos casos
en los que las reglas no proporcionan solución alguna.
Junto a las normas existen principios y directrices políticas que no se pueden identificar por
su origen sino por su contenido y fuerza argumentativa y cuyo criterio de identificación no
puede ser el test de origen. La regla de reconocimiento no serviría como criterio de
reconocimiento de principios (en general, es decir todo el material jurídico). Habría que
rechazar la tesis de la existencia de una regla de reconocimiento que determina qué
elementos pertenecen al Derecho de una comunidad.
Aquí laten dos cuestiones: por una parte la conceptualización ecléctica de las normas
jurídicas -por parte de Hart, y de otros autores- en términos de coexistencia de normas
imperativas y no imperativas, saliendo al paso de la concepción puramente imperativa y en
términos de coacción realizada por Austin-Kelsen, al propio tiempo que realiza una dura
crítica a la teoría predictiva, exponiendo su concepción plural del ordenamiento jurídico.
Con posterioridad, se han producido, como hemos podido comprobar múltiples críticas
porque se ha considerado que sólo incluía un tipo de estándares y que su concepción del
Derecho era puramente normativista. En este sentido se traduce la crítica de Dworkin,
sosteniendo que existen también principios. Más adelante, sin embargo, y a partir de nuevas
interpretaciones, van acoplándose nuevos elementos, apoyándose en la “textura abierta” de
la regla de reconocimiento.
La teoría imperativista de las normas contempla el Derecho desde el punto de vista del
poder. La norma se transforma así en un instrumento del poder que constituye la expresión
de un mandato de la voluntad soberana, con independencia de la forma de gobierno. Lo que
cuenta es la voluntad del gobernante, que finalmente se convierte en una teoría coactiva del
Derecho y, en última instancia, estatalista.
Las teorías antiimperativistas observan el Derecho desde el ángulo de la libertad. La norma
es una regla instrumental que ofrece un haz de posibilidades que el ser humano puede
elegir, en base a su libertad, siempre actuando de acuerdo con su responsabilidad, y dando
por supuesto que el sujeto puede o no obedecerlas, es decir, asumir el riesgo de su sanción.
El Derecho se constituiría así como un valor para la libertad, en el que la norma jurídica
cumpliría la misión de constituirse en coordinadora de las libertades de todos y expresión
de la libertad de cada uno.
Una teoría ecléctica de las normas hace referencia a las relaciones de complementariedad.
Y ha sido acogida por el ordenamiento en función de su valor pragmático. La clasificación
en categorías de las normas, dando por supuesto la diversidad funcional de las mismas
resulta de utilidad para su estudio, ya que nos permite tener una visión de conjunto de las
mismas como una clase de reglas de comportamiento social.
Las normas básicas de comportamiento encuentran apoyo en otras normas que ayudan a su
eficacia o les sirven de presupuesto y que no pueden imaginarse sino desde la preexistencia
de tales normas de comportamiento.
Las normas más importantes del ordenamiento jurídico, por su función y no por el orden de
prelación jerárquica, son las normas de conducta o normas primarias, que son las que
establecen los deberes positivos y negativos (obligaciones y prohibiciones).
Muchos autores, a partir de Kelsen tratan el problema de la validez jurídica de modo que
dan respuesta también al viejo problema de las fuentes del Derecho. Ofreciendo los
criterios que permiten identificar las normas jurídicas válidas juridifican también las
fuentes del derecho, y establecen una “regla maestra” sosteniendo que de ésta derivan los
criterios de validez.
En atención a ello, quizá donde Hart recoge mejor los problemas en los que se debate la
cultura jurídica contemporánea es en el reconocimiento de la “textura abierta” del Derecho,
la inevitable zona de penumbra de todo Derecho: “todas las reglas imponen, reconocen o
clasifican casos particulares como ejemplos de términos generales, y frente a cualquier
regla es posible distinguir casos centrales claros a los que ella se aplica, y otros casos en los
que hay tantas razones para afirmar como para negar que se aplica.
Un estudio sistematizado del Derecho es indispensable. Ello se debe en una buena medida a
que las sociedades complejas muestran una necesidad técnica de previsibilidad, certeza y
seguridad en el tráfico. Esto no quiere decir que la función del Derecho sea exclusivamente
técnica, pero, puesto que también lo es, es imprescindible un conocimiento técnico del
mismo.
Pero no es esta la cuestión en la que reside el mayor problema. Hay que saber qué
elementos se incluyen. Y ese es uno de los puntos de la discusión: ¿sólo normas?, ¿o
también principios, valores, instituciones, conceptos, ...?; ¿es un sistema abierto,
permeable, no encerrado en sí mismo y con muchos tipos de relaciones entre sus elementos,
¿o acaso es un sistema cerrado y autosuficiente? Pero después cabe hacerse otra pregunta,
quizá la más importante ¿estamos sistematizando realmente el Derecho o la teoría sobre el
Derecho? Y esta pregunta sólo tiene una respuesta: depende del concepto que se tenga del
Derecho.
9
Fuertes Cristina. Validez, obligatoriedad y eficacia del Derecho en H.L Hart.
http://revistas.ucm.es/der/02120364/articulos/ANDH0707110131A.PDF
TEMA III
El control social se considera como el conjunto de valores y normas que mitigan los
conflictos entre los individuos y grupos para mantener la solidaridad del grupo más general
y también se entiende como el sistema de instituciones que sirven para comunicar dichos
valores.
El derecho brinda seguridad para la sociedad a través del orden implantado y el control
ejercido por las normas coactivas, pero también seguridad para todos los individuos para
garantizarles zonas de actuación legal en las que cada uno puede saber con certeza a qué
atenerse. La seguridad mínima garantiza conocer lo que está permitido y lo que está
prohibido. Y esto es mejor que la total arbitrariedad o la absoluta inseguridad del no-
derecho.
El derecho solo puede garantizar a los individuos una esfera de libertad a condición de
reprimir las actividades de los demás individuos que constituyan una interferencia indebida
a esa libertad.
La seguridad jurídica garantiza la seguridad política y esta comienza cuando las exigencias
éticas de los derechos humanos, se incorporan al sistema legal intentando hacerlas eficaces
en el marco de una sociedad concreta.
El PNUD en este estudio sobre seguridad jurídica nos presenta cuatro determinantes de
seguridad jurídica: Capacidad de gobierno o estabilidad político institucional, Capacidad de
producir normas o dimensión normativa, capacidad de gestión o calidad del sistema
judicial. Y los Sistemas de Apoyo.
Como indicadores de seguridad jurídica nos presenta los siguientes: Estabilidad del sistema
político, Calidad de las normas, Reserva legal, tratamiento diferenciado a la inversión
extranjera, tener un sistema de resolución de controversias, sistema de protección de la
propiedad, propiedad intelectual e industrial protegidas por normas, legislación ambiental
adecuada, sistemas de registros, legislación laboral, legislación tributaria, independencia
judicial, Corrupción, duración de procedimientos judiciales, costos de litigación,
percepción de inseguridad, criminalidad incontrolada, respuesta institucional.
10
PNUD. Acceso a la justicia en Centroamérica. Seguridad Jurídica e inversión. Imprenta LIL s.a. San José.
2000. P. 11.
actuación de los poderes del Estado y de la injustificada inestabilidad de las instituciones
públicas.11
Qué provoca la inseguridad jurídica: Menos contratos, menos inversión, menos empleo,
menor actividad económica y social, menos consumo, más sustitutivos privados( seguridad
personal), mayor incentivo a la búsqueda de rentas.
A continuación transcribo el discurso que diera José Raúl Torres en la XIV Cumbre
Judicial iberoamericana en Venezuela en el año 200612.
11
PNUD. Idem. Pag. 15.
12
Torres, Raul. XIV Cumbre judicial Iberoamericana, Venezuela 2006.
cierto grado de permanencia y estabilidad que evita la volubilidad normativa y permite
comprobar su pertinencia respecto de las relaciones sociales que regula.
El punto acerca de la seguridad jurídica y los problemas que ella plantea, si bien no
es cuestión nueva dentro del fenómeno social, su planteamiento institucional y las posibles
soluciones formuladas al respecto sí constituyen una preocupación constante en las
sociedades modernas. El reconocimiento de las libertades fundamentales y la evolución que
éstas han tenido en las distintas instituciones político-jurídicas han posibilitado el ejercicio
cada vez más afirmado de esos derechos y, con ello, una multiplicidad de conductas que, a
la par de desarrollar esas libertades, permite también su fácil vulneración y crea un
ambiente de incertidumbres.
Los especialistas de la Filosofía del Derecho han sostenido que seguridad y justicia
no son valores jurídicos antitéticos sino, por el contrario, profundamente relacionados entre
sí.
“El verdadero sentido de la seguridad jurídica –opina Juan M. Farina en su libro Justicia,
Ficción y Realidad– radica en otorgar a cada persona la garantía de que, llegado el caso,
será juzgada con imparcialidad por jueces probos, de moral sin tacha, conocedores de la
materia que tienen que resolver, dispuestos a indagar en profundidad la verdad de los
hechos y de las concretas circunstancias del caso, buscar el derecho aplicable y poder así
resolver con prudencia y equidad”.
El mismo tratadista continúa diciendo: “Sin jueces virtuosos, dignos de respeto por
su conducta recta y su decidida voluntad de hacer justicia en el sentido moral y de equidad
que ello implica, la seguridad jurídica se convierte en algo aleatorio, diríamos inexistente,
pues seguridad jurídica en el proceso judicial implica saber que nadie será sorprendido con
medidas solapadas dictadas en violación de la normativa vigente; que cuando una norma es
claramente aplicable al caso, no se recurra a argumentos para no aplicarla con equidad;
cuando no es claramente aplicable, se busque la interpretación que sea compatible con la
moral, la prudencia y la equidad; que no se hagan trampas en el proceso; que no se violen
las garantías esenciales que consagra la Constitución Nacional; que no se violen el trato
igualitario y respetuoso que merecen ambas partes; que no se recurra a presunciones
arbitrarias carentes de fundamentos serios y ciertos; que no se haga del proceso judicial una
ficción donde, de antemano, todo está resuelto en favor de una de las partes; que no se
convierta el Juez en un espectador de un certamen de habilidades procesales”.
Cuando impera la ley para todos, ninguna persona puede sentir el temor a
arbitrariedades que son incompatibles con un verdadero Estado de Derecho.
A ese desarrollo que avanza pujante la seguridad jurídica respalda con el sentido claro y
firme de una fortaleza que hace resplandecer el Estado de Derecho entendido como
gobierno de la ley y no de los hombres. Esa seguridad jurídica implica la vigencia real de la
supremacía de la Constitución con plenas garantías para el hombre y la sociedad.
“La supremacía de la Constitución Nacional –ha dicho César Enrique Romero- es
principio fundamental de todo Estado de Derecho. En el fondo, no es sino respeto a la ley;
supremacía de la Constitución y no de los hombres o funcionarios encargados de
aplicarlas”.
La democracia republicana tiene, pues, por justificación y meta, por razón de ser, la
concreción de la seguridad jurídica para toda la sociedad sin distinción. Son los magistrados
los principales protagonistas en la realización de esta entelequia y permítaseme ser
reiterativo en este punto; digo entelequia, en su acepción aristotélica, ya que sin seguridad
jurídica el obrar del Estado sería una actividad vacía, incompleta e imperfecta; el anhelo de
justicia, una mentira y la arbitrariedad, una monstruosa realidad.”
TEMA IV
LA MORAL Y EL DERECHO
La relación entre derecho y moral es tan intrínseca que en realidad son dos caras de una
misma moneda. No hay derecho sin moral y viceversa. Ya que la norma jurídica lleva
implícita a la norma moral. El valor moral subyace en la norma jurídica.
Ante las normas jurídicas y las normas morales caben tres tipos de reacciones sociales: la
obediencia, la evasión y la desobediencia. El derecho persigue un fin social temporal, es
decir busca la justicia, la seguridad, el bienestar, mientras que la moral atiende al fin último
del individuo, su perfección personal y su destino trascendente. Aunque la ética también
tiene un fin social.
Freddy Quezada14 , docente nicaragüense, afirma que “la esencia la ética y la moral es de
ser traicionada. La ética del deber es falsa y la ética del derecho es injusta, y la única ética
que es real es la ética del poder. Los derechos son el medio mas seductor para obtener el
poder y los deberes el más eficaz para mantenerlo. La Mejor ética es la que no puede
decirse.”
José Ramos Pascua, profesor de filosofía del derecho de Salamanca15 cree que el derecho es
lo justo y lo concreto, la solución justa para cada caso. Derecho justo. San Agustín afirma
en su libro la Ciudad de Dios: ¿Qué serían los Estados sin justicia sino banda de
malhechores a gran escala?
Alf Ross, representante del Realismo Jurídico escandinavo cree que el derecho es un hecho,
aunque le guste a uno o no, independiente de que esté en armonía o no con el derecho
natural. y afirma que negar que un derecho injusto por el mero hecho de ser injusto sea
verdadero derecho, sería tan absurdo como negar que un cisne negro, por el mero hecho de
ser negro sea un verdadero cisne.
13
Icaza Gallard, Julio. “El Estado de Derecho y otros ensayos sobre el poder. Impresión Copy express.
Managua. 2005. Pag. 106.
14
Quezada, Freddy. Etica y Política. Edición de Alejandro Serrano C. Cielac-Upoli. Managua. Pag. 70.
15
Ramos Pascua, José. “ La ética interna del Derecho” Desclee de Brouwer. Bilbao. 2007. Pag. 22.
Hart piensa que la justicia debe acompañar al derecho aunque advierte que esa compañía le
puede faltar en algunos casos. Radbruch pensaba que un derecho que no tuviera ni la más
mínima inclinación hacia la justicia sería inconcebible como derecho.
Ronald Dworkin, en su obra “Los derechos en serio” recuerda que el derecho no está
integrado solo por un conjunto de normas mecánicamente identificables, sino por principios
que controlan la aplicación de las normas, porque rigen o inspiran su interpretación.
Dworkin ejemplifica con el caso Riggs vs Palmer en el que un heredero demasiado
diligente que conociendo la intención de su abuelo de contraer segundas nupcias y
pensando, seguramente con buen criterio, que la herencia peligraba, decide tomar
precauciones, tales como envenenarlo. Una vez descubierto el crimen y condenado el autor
del mismo se planteó el problema de si el asesino tendría derecho a percibir la herencia de
su víctima, puesto que así lo disponía el testamento. En ese entonces en Nueva York las
leyes sucesorias no preveían la excepción por asesinato. El tribunal decidió un resultado
injusto aplicando el principio jurídico: “nemini dolus sus prodesse debet (a nadie se le debe
permitir beneficiarse de sus infracciones o sacar partido de sus delitos)16
Para Hart si un concepto de derecho no fuera capaz de demostrar la relación de éste con la
moral, con la justicia, con el bien común, sería ininteligible por falta de sentido.
Los positivistas más radicales afirmaron que el derecho puede tener cualquier contenido
incluso el más inmoral e injusto que podamos imaginar. Los positivistas más moderados
como
16
Ramos Pascua. Ibid. Pag. 24.
Hart admiten que deben existir reglas con un contenido muy determinado, reglas que
limiten el uso de la violencia, por ejemplo. Reglas que exijan el cumplimiento de las
promesas y los acuerdos, reglas que protejan la vida humana en la sociedad. Reglas que se
derivan de los rasgos más evidentes de la naturaleza humana, es decir, el contenido mínimo
del derecho natural. Los requisitos de la moral interna del derecho son exigencias de todo
orden jurídico eficaz, sea moral o inmoral. Ya que puede existir un derecho claro,
coherente, estable, público, etc, pero profundamente inmoral.
El pensador norteamericano Lon Fuller piensa que la moralidad interna del derecho se
manifiesta en el lenguaje jurídico: deber, obligación, responsabilidad, culpa, buena o mala
fe, arrepentimiento, intención. Etc. Así todo derecho lleva una determinada opción moral,
un ideal de justicia, un sistema de convicciones socialmente compartido. Las constituciones
están impregnadas de valores morales, principios de justicia y derechos humanos.
TEMA V
LA JUSTICIA Y EL DERECHO
5.1. LA JUSTICIA.
Diké, lo que es como lo que debe ser, en el mundo humano como divino. Némesis, reparto
o distribución del destino, ajustamiento, orden del universo donde todo calza.17 Themis, la
norma que establece los límites que la acción del hombre no debe rebasar.
La justicia se puede entender como legalidad: Lo que está establecido dice Pascal, todas
nuestras leyes establecidas serán necesariamente consideradas justas sin ser examinadas ya
que son leyes establecidas. Para Alf Ross lo justo y lo injusto solo tiene sentido aplicado a
la decisión de un juez o cualquier otra persona, cuando debe aplicar un conjunto de reglas.
La justicia como igualdad es la equidad. Dikaion, viene de Dikha, que significa división en
dos. Como el símbolo de la justicia que es la balanza, el punto medio. Lo justo, para
Aristóteles es lo que se conforma a la ley, lo que respeta la igualdad. Herodoto habló de
Isonomía: igualdad ante la ley, isocratía, igualdad de poder, isegoría, igualdad de palabra.
Para Kant, es justa toda acción cuya máxima permite a la libre voluntad de cada uno
coexistir con la libertad de los demás siguiendo una ley universal. De ahí nace la epiqueya
17
Icaza Gallard. Julio. “El Estado de Derecho y otros ensayos sobre el poder”. Impresiones Copy express.
Managua. 2005. Pag. 115.
o equidad que es la parte subjetiva de la justicia legal. Es la virtud de la libertad frente a la
ley.
Robert Nozik presenta el esquema de justicia procesal en la cual debe excluirse todo
privilegio a los grupos y debe garantizarse el respeto a la legalidad. De cada cual según sus
libres elecciones a cada cual según las libres elecciones de los demás.
Carlos Marx sigue el criterio de la igualdad de bienestar: “a cada cual según sus
capacidades y a cada cual según sus necesidades”.
John Rawls propone tres tipos de justicia procesal: perfecta, imperfecta y pura. En la
perfecta se puede establecer el tipo de justicia y los procedimientos para alcanzarla. Un
ejemplo es repartir un pastel entre varias personas dándoles a cada cual un pedazo igual. En
la justicia procesal imperfecta tenemos un criterio de justicia pero procesalmente es
inalcanzable. Como ejemplo tenemos los casos penales en los que se puede determinar el
grado de culpabilidad y la pena que le corresponde a alguien que ha cometido un delito
pero los procedimientos jurídicos penales son incapaces de garantizar que todo culpable sea
condenado o que no se condene a ningún inocente. En el tercer esquema de justicia procesal
pura no contamos con un criterio de justicia pero sí tenemos un procedimiento que
garantice un resultado justo, independiente del contenido del resultado. Como ejemplo
tenemos la Lotería.
Rawls habla de justicia como imparcialidad en donde ha que partir de una posición
original18
18
Rawls, John. Teoría de la Justicia. Fondo de Cultura económica. México. 1997. Pag. 119.
19
Rawls. Op. Cit. Pag. 135.
TEMA VI
El derecho es una de las principales expresiones de la soberanía del Estado. Esta idea se
opone al pensamiento jurídico clásico que sustituía al poder por la idea del Derecho Natural
como fundamento del derecho Positivo.
Maquiavelo es uno de los primeros pensadores en plantear la relación entre derecho y poder
quien seculariza la política y desmitifica los fines del poder. Norberto Bobbio entiende el
poder como poder coercitivo, que hace respetar las leyes con la fuerza. Desde esta
concepción el ordenamiento jurídico es impensable sin el uso de la fuerza, aunque con esto
no debe interpretarse como la reducción del derecho a la fuerza.
Julio Icaza afirma que el poder está íntimamente ligado a la libertad.20Para Weber el poder
es autoridad y dominación. Es la organización de un todo con sentido, constituido por
individuos, dice Weber. Pero el orden no es todo, la legitimidad juega un papel importante.
Y la legitimidad tiene que ver con que el mandato sea obedecido por un grupo de personas.
No es tan importante la imposición del mandato sino la credibilidad del mandato que
genera la obediencia. El Estado es el tipo de organización política que monopoliza el
ejercicio de la fuerza física para imponer los mandatos.
20
Icaza Gallard, Julio. El Estado de Derecho y otros ensayos sobre el poder. Managua. 2005. Pag 59.
Para Weber la dominación debe estar legitimada para lo cual establece tres tipos de
dominación legítima: La autoridad legal, la autoridad tradicional y la autoridad carismática.
La primera descansa en el derecho, la segunda descansa en las tradiciones inmemoriales y
la tercera descansa en la devoción a la santidad excepcional.
Julio Icaza Gallard describe el Poder como algo oculto, desconcertante, fascinante, especie
de punto ciego en nuestra existencia, es como la digestión, y el símbolo del poder moderno
es el excremento, representación de la posesión absoluta de algo. El Bosco pinta un
monstruo con cabeza de pájaro que sentado en una letrina devora y defeca figuras
humanas. Y en la parte de abajo una persona excreta monedas de oro que caen en el negro
orificio.
Para Icaza la política moderna es la historia de la despersonalización del poder, el paso del
rey al soberano y de éste a la soberanía del Estado Nación. El Estado moderno se construirá
sobre una serie de ficciones, empezando por el Contrato Social, pasando por la igualdad
ante la ley y el concepto mismo de soberanía. Otro aspecto es el secreto de las democracias
modernas ya que el Estado de Derecho no puede quedar al arbitrio de los gobernantes.
Bobbio lo denomina: “poderes invisibles”, y son el subgobierno de la economía y el
criptogobierno de los servicios secretos. Hay poderes que son más silenciosos que
invisibles, actúan sin decir una palabra, al menos públicamente. En España se habla de
poderes fácticos al referirse al ejército y a la Iglesia. En nuestras latitudes estos poderes son
mediadores o aliados políticos.
Con la palabra y la filosofía el poder se hace argumentativo. Con la sofística nace la falacia
y la mentira. Caldo de cultivo de las tiranías. La mentira como recurso político de los
tiranos, que llevan a la falacia y la histeria. Anna Arendt desarrolla la tesis del antagonismo
entre opinión y verdad, conforme a la cual la primera estaría reservada para la política y la
última para la filosofía. La mentira vulnera la confianza ciudadana y degradan las
instituciones atentando contra la legitimidad democrática.
Victor Manuel Rojas Amandi, afirma que no hay sociedad sin normas y que no hay normas
sin poder.21 El derecho en las sociedades que funciona como sistema normativo se nos
aparece como un complejo de relaciones de poder, que cuando tiene una utilidad social,
este poder se convierte en mando. El mando como fuerza que constriñe a los individuos a
seguir el sentido socialmente deseado, forma el contenido del derecho.
Ahora bien, el poder se manifiesta en el mando como el medio que impone a las muy
diversas relaciones sociales las expectativas de conducta que se consideran socialmente
útiles. Pero el poder solo se manifiesta como legitimidad cuando es expresión de una
relación social.
José Ramos Pascua, profesor de Salamanca, considera que el poder político supremo es la
Soberanía.22Un poder que se manifiesta en la prerrogativa de dictar leyes. Juan Bodino la
define como “el poder absoluto y perpetuo de la República”, pero la soberanía no está en
manos del Monarca sino del pueblo. Francisco Suarez sostiene que Dios no deposita el
poder en el monarca sino en la comunidad, en el pueblo, quien se lo trasmite al monarca.
Juan Jacobo Rousseau defiende el poder del pueblo, que surge como resultado de una
especie de pacto o contrato social libremente estipulado por sus miembros. Este pacto le
otorga al pueblo un pode absoluto sobre todos sus integrantes, manifestación de la
“voluntad general” que recibe el nombre de soberanía.
Francisco de Vitoria, de la Escuela de Salamanca, dice que el individuo debe ser libre para
decidir su conducta, también habrá de serlo la comunidad, compuesta por individuos libres.
21
Rojas Amandi, Victor Manuel. Filosofía del Derecho. Editorial Harla. México. 1991. Pag. 179
22
Ramos Pascua, José A. “La ética interna del derecho. Desclee de Brouwer. Bilbao. 2007. Pag. 41.
La democracia es la forma de soberanía popular más indicada para legitimar el poder
político. Para Abraham Lincoln “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y
para el pueblo.” El despotismo ilustrado lo hacía todo para el pueblo pero sin el pueblo.
Norberto Bobbio propone la democracia como “el Poder en público”
Para Ernest R. House23el poder surge cuando surge un conflicto de intereses. Si se utilizan
sanciones el poder se convierte en coerción (amenaza de privación) y en fuerza (ausencia
de elección) y no se funda en la autoridad. Si no existen sanciones el poder puede ser una
forma de influencia, es decir, se ejerce dentro de los límites reconocidos de la autoridad.
Según Rojas Amandi, el Estado es una unidad suprema de decisión y acción que dispone
del monopolio del uso de la fuerza legítima en un territorio perfectamente determinado. En
su primera etapa histórica el desarrollo del Estado tuvo por objeto consolidar la
centralización del poder estatal por medio de la Monarquía Absoluta.
Herman Heller afirmaba que solo existe un Estado ahí donde el poder sobre la
organización social- territorial le pertenezca a ella misma, donde la decisión sobre el ser y
modo de la organización tenga lugar dentro de ella. El Estado como organizador territorial
soberana es creador supremo de las normas y tiene el monopolio del poder de coacción
física legítima, la última ratio de todo poder.
El derecho en este contexto aparece como el factor de integración del Estado. Derecho y
poder se autoimplican, dice Heller, pues las normas jurídicas positivas no se establecen por
sí mismas, sino que son queridas, establecidas y aseguradas mediante disposiciones reales.
23
House, Ernest R.” Evaluación, ética y poder”. Ediciones Morata. Madrid. 1997. Pag 167.
6.3. EL PODER Y LAS FORMAS DE GOBIERNO
La Dictadura abarca varias formas de ejercicio de la facultad de mando por una sola
persona. El dictador ha recibido varios nombres a lo largo de la historia: príncipe, césar,
mayordomo, lord protector, comisario imperial, primer cónsul, duce, guía, caudillo, el
hombre, pueblo presidente. Históricamente en Roma el dictador fue un ciudadano
nombrado por un cónsul a propuesta del senado a fin de que en un período de seis meses
diera cumplimiento a determinadas tareas. Actualmente hay tres tipos de dictaduras: la
política, la militar, y la religiosa. La dictadura política recibe el apoyo de un partido político
del cual él es el líder. La Militar es producto de un golpe de Estado, la religiosa tiene un
líder religioso que posee un carisma personal. Las dictaduras se preocupan por esconder su
verdadera naturaleza detrás de una fachada democrática y constitucional. Existe un culto
personal al dictador. Y éste puede transformar la dictadura en una monarquía electoral o
hereditaria.
La democracia es una forma de gobierno en la que el ejercicio del poder político lo detenta
el pueblo, en forma directa o por medio de sus representantes. El valor clásico de la
democracia es la libertad. El éxito de una democracia consiste en que el fin último de las
medidas gubernamentales tienen como base el bien común del pueblo que se encuentra
definido por la Constitución Política. Un principio central del gobierno democrático es
institucionalizar el gobierno con base a normas jurídicas.24
EL IUSNATURALISMO
7.1. EL IUSNATURALISMO.
La idea básica de derecho natural remite a la existencia de una legalidad superior radicada
en la naturaleza. La legitimidad de las leyes humanas positivas e incluso el concepto mismo
de derecho se hacen radicar en concordancia con las leyes superiores naturales.
De aquí surgen dos grandes tipos de Derecho Natural. el Ontológico, escolástico medieval
y el racionalista moderno, predominantemente deontológico.
La escolástica fue la filosofía de Santo Tomás de Aquino que se basó en los dogmas
cristianos. Como una síntesis omnicomprensiva de la realidad tanto mundana como
extramundana. El universo tiene un orden jerárquico donde cada ser ocupa un lugar
determinado en un orden ascendente. La esencia del esquema es la finalidad, teleológica. El
hombre tiene un lugar privilegiado entre todos los seres creados.
Dios es un dios personal que lo rige y gobierna todo. La LEY ETERNA es la razón divina
que gobierna al mundo. Comunicada al hombre por la Revelación divina y aceptada por
medio de la fe, la que no puede ser conocida plenamente por la razón humana. Ya que esa
revelación se encuentra en una tensión escatológica del “ya pero todavía no”.
LA LEY NATURAL es la ley de la naturaleza que los hombres pueden conocer por su
razón. Es la participación de la criatura racional en la ley eterna. Y que puede ser conocida
en la conciencia indicando lo que es bueno y lo que es malo. Haz el bien y evita el mal.
“obra racionalmente”. Están en la ley natural el instinto de conservación, la prohibición de
matar, el instinto sexual, el de procreación, el imperativo del matrimonio y de los hijos. El
conocimiento de la verdad, la vida en comunidad. No ofender a los demás semejantes.
Para Santo Tomás no todas las inclinaciones naturales de los hombres son buenas conforme
a la naturaleza de animal racional. El hombre posee dos naturalezas: una racional y otra
sensible. De esta última proviene el pecado y los vicios. Y si no todas las inclinaciones
naturales son buenas, el criterio de lo natural pierde su capacidad para determinar qué es lo
bueno y qué es lo malo.
De tal manera que lo natural no sirve para definir el contenido concreto de lo bueno, porque
es ambiguo, es lo bueno lo que tiene que decidir qué es lo natural. Lo bueno ha sido
presentado como lo “natural”, utilizado como criterio de conocimiento de lo bueno. Así
Santo Tomás nos presenta lo cristiano como lo natural, tenido ya como cierto y bueno de
antemano, y utilizándolo después como criterio de conocimiento de lo bueno y parte de la
ley natural. El carácter “natural” del mundo de los valores cristianos fue fijado de
antemano. Santo Tomás consideró la virginidad superior al matrimonio, y todos los
preceptos de los Diez mandamientos como naturales. Analicemos cada uno.
El contexto histórico social en que surge este derecho natural moderno tiene las siguientes
características: el surgimiento del capitalismo, la reforma protestante, la secularización, la
subjetividad de la conciencia humano (cogito ergo sum), ya no queremos contemplar la
naturaleza sin dominarla, el método científico moderno, autonomía de la razón humana. El
derecho justo es el derecho racional. Siendo sus representantes principales Descartes,
Spinoza y Leibniz.
Ronald Dworkin afirma que un sistema jurídico incluye no solamente el derecho explícito
reconocido como tal por el positivista sino también un conjunto de principios
jerárquicamente ordenados que están implícitos en el derecho explicito. Es como distinguir
la raíz y el tronco de un árbol, lo implícito y lo explícito, lo originario y permanente, lo
derivado y contingente, lo natural y lo positivo, lo dado y lo puesto.
25
Ballesteros, Jesús. “Sobre el sentido del derecho. Introducción a la Filosofía Jurídica. Tecnos. Madrid.
1994. Pag. 102
TEMA VIII
EL POSITIVISMO JURIDICO
A continuación presento un resumen de las ideas principales del texto de Filosofía del
Derecho de Héctor Samour, docente de la Universidad Centroamericana de San Salvador.26
El positivismo jurídico está caracterizado por una distinción entre derecho como hecho y
derecho como valor, entre el derecho que es y el derecho que debe ser. Positivista jurídico
es aquel que asume frente al derecho una postura a-valorativa u objetiva o éticamente
neutral; es decir que acepta como criterio para distinguir una norma jurídica de una no-
jurídica la existencia de hechos verificables; por ejemplo que emane de los órganos del
Estado mediante determinados procedimientos o que sea efectivamente obedecida durante
un lapso determinado por un cierto grupo de personas y no por su mayor o menor
correspondencia con un determinado sistema de valores.
El positivismo jurídico es la teoría del derecho que parte del presupuesto de que el objeto
de la ciencia jurídica es el derecho positivo entendiendo por derecho positivo el derecho
vigente en una determinada sociedad. Sistema de normas habitualmente obedecidas por los
ciudadanos y aplicadas por los jueces.
El positivista no niega que exista un derecho ideal o incluso que exista un sistema de
valores, pero sí afirma que este sistema de valores no debe ser objeto de investigación
científica, el derecho positivo sí.
26
Samour, Héctor. Filosofía del Derecho. Universidad Centroamericana Simeón Cañas. El Salvador.
El derecho positivo vincula al derecho positivo con la formación de un poder soberano
capaz de ejercer la coacción: El Estado, el cual tiene el monopolio de la producción
jurídica.
Las características del positivismo jurídico son en primer lugar la coactividad ya que el
derecho es un sistema de normas que se aplica por la fuerza en un grupo social
determinado; la supremacía de la ley sobre las demás fuentes del derecho, subestimando el
derecho judicial. Esta postura ha llevado al positivismo a un codicismo, una concepción
mecanicista de la interpretación judicial y el desconocimiento del poder creador del juez; el
sistema de normas se considera como una estructura plena y coherente; la actividad del juez
es esencialmente lógica.
Hans Kelsen en su Teoría pura del Derecho afirma que al derecho hay que deslindarlo de la
naturaleza ya que el derecho es una realidad espiritual y no natural.27
Como método el positivismo jurídico se fundamenta en el principio de que hay que partir
del derecho tal y como es y no del derecho que debe ser. El derecho positivo y vigente es
un conjunto de reglas cuya validez deriva del hecho de estar puestas por cierta autoridad y
del hecho de ser efectivamente obedecidas por los que deben aplicarlas.
27
Kelsen, Hans. “La teoría pura del Derecho. Introducción a la Problemática científica del Derecho. Editorial
Nacional. México. 1981. Pag. 37.
Una crítica a esta postura es que el positivismo cree que puede prescindir de los juicios de
valor. Y la misión del jurista no es solamente describir al derecho sino criticar su vigencia
por medio de la aplicación en los tribunales. El positivismo ha quedado reducido al
derecho estatal producido por el legislador. Las leyes válidas deben ser obedecidas
incondicionalmente con independencia de su contenido. Es como una obligación moral de
obedecer todas las leyes válidas. Como si el Estado fuera el supremo portador del bien y del
mal. Doctrina que llevó a los totalitarismos como el estatismo del régimen Nazi.
Primero, la teoría de la obediencia activa afirma que las leyes deben ser obedecidas en
cuanto tales porque en sí son justas. Este es un positivismo extremo. Segundo, La teoría de
la obediencia condicionada que afirma que las leyes deben ser obedecidas en cuanto tales
porque la legalidad por sí misma garantiza la realización de ciertos valores inherentes al
derecho, este es un positivismo moderado. Tercero, La teoría de la desobediencia activa,
según la cual las leyes deben ser obedecidas si y solo si son justas y no todas las leyes por
el hecho de ser válidas son justas por lo que existe un derecho a la desobediencia. Esta es
un iusnaturalismo extremo. Y cuarto, la teoría de la desobediencia pasiva, en la cual las
leyes pueden ser injustas pero deben ser igualmente obedecidas salvo en caso extremo,
iusnaturalismo moderado.
Las dos últimas son convergentes y la línea de separación se desvanece. En ambas hay un
respeto por la legalidad vigente e inducen a la gente a obedecer la mayor parte de las leyes
positivas. Para el positivismo moderado la legalidad es un bien aunque no sea el mayor de
los bienes, para el iusnaturalista moderado un mal menor.
8.3. AMBAS IDEOLOGIAS SE FLEXIBILIZAN
El mejor iusnaturalismo propone confrontar las concepciones del mundo y los sistemas del
legitimidad incorporados en la legalidad que impida caer en el relativismo. El
iusnaturalismo pretende extraer de la naturaleza humana los principios rectores del obrar
humano y social. Pero ninguno de los dos sistemas da una respuesta realista a los
problemas del fenómeno jurídico.
La naturaleza ya no es vista como una substancia, estática, sino como una realidad
estructural, con un dinamismo intrínseco que lleva a una relación dialéctica con la Historia.
El derecho natural hay que entenderlo hoy en día como una categoría mudable e histórica,
variable en el tiempo y en el espacio. Y que por encima del derecho positivo hay una
instancia superior que no depende de la voluntad de los hombres ya que tiene un carácter
objetivo.
Hart, citando a Samour28, sintetiza la posición positivista así: las normas jurídicas son
ordenes dadas por seres humanos, no hay conexión necesaria entre derecho y moral, el
sistema jurídico es un sistema cerrado y los juicios éticos no pueden fundamentarse
mediante pruebas racionales. Pero Norberto Bobbio con su positivismo moderado intenta
salvar la validez del derecho positivo y la posibilidad de una valoración ética de carácter
racional e histórico que incida sobre la normatividad jurídica e impida su total
sacralización.
Ballesteros afirma que el positivismo está en crisis.29Como ideología y como teoría. Ya que
políticamente el positivismo supone la aceptación del statu quo. Para Bobbio la pretendida
descriptividad de la ciencia jurídica resulta ya inaceptable. Y Hart en su libro “El Concepto
del Derecho” niega que el derecho pueda tener cualquier contenido y reconoce la existencia
del contenido mínimo del derecho natural, compuesto por los principios del “no matarás”,
de la delimitación de las libertades, de la igualdad mínima, del cumplimiento de las
promesas,. Hart afirma que la escisión radical entre el ser y el deber ser puede estar ahora
acabándose, y podemos estar al final de una época y al comienzo de una nueva. (la época
del pensamiento de Ronald Dworkin).
Podemos concluir con el positivismo jurídico que el derecho es un medio de control social,
es un orden coercitivo, es directivo, es una concepción particularista, es evolutivo y
cambiante de acuerdo con las relaciones sociopolíticas de cada sociedad determinada, la
28
Samour, op. Cit. Pag. 96.
29
Ballesteros Jesús. Op. Cit. Pag. 60.
creación normativa corresponde al Estado y su validez se fundamenta en el poder político y
no en su racionalidad natural.30
30
Rojas Amandi. Op. Cit. Pag. 274.
TEMA IX
ESTADO DE DERECHO31.
A la cuestión acerca de cómo había que dividir las formas de Estado, contestaban los
antiguos con su división tripartita: Monarquía, aristocracia y democracia, a la cual oponen
los modernos una más sencilla: Monarquía y Republica. Esta distinción no es esencial, si el
concepto de Republica comprende por igual la democracia y la aristocracia, es decir, todo
lo que no es “Monarquía”. Pero parece que en la división tripartita clásica prevalecía la
tendencia a señalar tipos reales, así como la moderna división bipartita se orienta hacia los
tipos ideales.
31
Villagra, William. Estado de Derecho. Apuntes de clase. 1995. Uca.
poderes legislativo y ejecutivos corresponden quizás a un pequeño grupo de personas,
representante de la plutocracia o la aristocracia. ¡Y ese Estado es incluido en la misma
categoría que la democracia directa! En la moderna división bipartita es exacto que la
diversidad de formas de Estado ha de referirse a una antítesis fundamental de dos tipos.
Pero es erróneo dividir en dos partes toda la serie de constituciones positivas. Hay que
limitarse a señalar el grado en que cada Estado positivo se aproxima a uno u otro de los
tipos ideales; toda constitución positiva –como han reconocido muchos autores- es una
mixtura de principios contrapuestos de organización. Pero estos principios no se dan
siempre mezclado en igual proporción en cada grado del orden estatal; no todos los grados
de ese orden necesitan ser creados conformes a métodos idénticos. Así por ejemplo, una
legislación predominantemente democrática puede darse unida a una ejecución autocrática;
siendo posible que los distintos grados de la ejecución se encuentren reunidos ambos
métodos (democrático y autocrático) de creación jurídica.
9.3. LA ARISTOCRACIA
9.4. LA DEMOCRACIA.
La democracia directa. La antigua democracia (Grecia y Roma) era directa, puesto que la
voluntad estatal era directamente creada por resolución mayoritaria de los ciudadanos
reunidos. Tal forma de Estado se encuentra también en otras partes, especialmente en los
pueblos primitivos y con anterioridad a la imposición del principio de mayorías, de modo
que las resoluciones de la Asamblea Popular eran adoptadas por unanimidad (así por
ejemplo, entre los germanos).
Sin embargo, esta manera de formación de voluntad se limita a ciertos actos salientes de la
ejecución: sentencias en juicio, elección de jefes, declaración de guerra, etc., pues las
normas jurídicas generales suelen ser consuetudinarias. En la dirección de la guerra impera
casi siempre el principio autocrático. Aún allí donde la Asamblea Popular adopta sus
acuerdos por mayoría de votos, la democracia directa no es posible sino para comunidades
pequeñas y situaciones de cultura poco diferenciadas. Por eso, prácticamente, a penas
interesa ya esta forma de Estado. Allí donde todavía se conserva como en los pequeños
cantones suizos, la constitución no puede renunciar a un parlamento u órgano de legislación
indirecta, quedando en vigencia el principio de la democracia directa para la creación de
normas generales y ciertos actos ejecutivos de cierta importancia pública como la elección
de funcionarios, la aprobación del presupuesto, etc.
9.5. DEMOCRACIA INDIRECTA O REPRESENTATIVA.
Segundo, que los principios del mandato libre y la prohibición de instrucciones de los
electores para la actuación de los diputados, adquiere especial fortaleza en la monarquía
constitucional y en la república parlamentaria; el mandato libre nació, precisamente, con la
monarquía constitucional. El diputado no es representante de intereses individuales o de
partido, sino órgano del interés colectivo estatal, según la tesis del constitucionalismo.
Pero no se advierte con la debida claridad que semejantes afirmaciones son incompatibles
con la concepción del parlamento como órgano representativo del pueblo. Por lo demás, la
ficción de la representación del pueblo es independiente del hecho de que el órgano que
recaba para sí esa ficción sea elegido por el pueblo, como la demuestra suficientemente el
que también ciertos órganos marcadamente autocráticos se sirven de este medio para
justificar su poder en el sentido de la soberanía popular, que no es incompatible, ni mucho
menos, con la ideología de la autocracia.
Es un derecho chocante el que, hasta hace poco, se haya considerado satisfecha la exigencia
democrática con la atribución al pueblo o a su representación de la tarea legislativa,
mientras que el problema de democratizar las dos ramas de la ejecución no pudo nunca
situarse en el primer plano del interés político y teórico.
Se aceptó como algo evidente el hecho de que una misma constitución enlazase la
democracia extrema de la legislación y la autocracia absoluta de la administración. En una
doctrina muy extendida, que distingue entre forma del Estado y forma de Gobierno el
concepto de la primera expresamente a la función legislativa, mientras que el de la última
no se fijaba en todos los restantes grados de la creación jurídica que únicamente calificaba
de “monárquica”, “democrática” o “aristocrática” a la actividad administrativa llamada
“gobierno”, según el número de los que formaban el órgano supremo de la ejecución; no
sin dejar de insistir más o menos en que de la naturaleza del gobierno se desprende el
principio monárquico, al paso que a la legislación se adaptan también los procedimientos
democráticos. El problema de la forma del Estado desvía su interés (con propósitos más o
menos conscientes) de los distintos grados de la ejecución para concentrarlos en la
legislación.
Pero si tal órgano existe, su designación por elección directa del pueblo (como en la
República presidencialista) es el medio de fortalecer su poder frente al parlamento. A
medida que el presidente, como jefe del poder ejecutivo, se independiza del parlamento,
que ni le nombra ni puede destituirlo, no sólo puede dar a la ejecución una orientación
divergente de la marcada en la ley, sino que incluso puede influenciar el poder legislativo;
pues el principio de separación de poderes (en cuyo nombre se concede al jefe del Estado
en la República presidencialista una posición independiente del parlamento, y para cuya
celosa guarda se prohíbe al presidente todo contacto con el parlamento) se restringe a favor
del presidente, concediéndosele el derecho de promulgar las leyes votadas por el
parlamento.
Como tipo de dominio parlamentario debe mencionarse también el caso de que las
funciones propias del jefe del Estado se atribuyan al Presidente del Parlamento o a la del
Gobierno elegido por el parlamento, al jefe del “Gabinete” o “Consejo de Ministros”. El
principio democrático requiere que no se exija ninguna condición especial para poder ser
elegido Jefe de Estado. Pero, en general, se exige una edad superior a la requerida para el
ejercicio de los demás derechos políticos. El principio democrático exige también una
duración lo más corta posible del mandato presidencial, y la prohibición o limitación de la
posibilidad de ser reelegido.
Legalidad (ningún poder del Estado, organismo de gobierno o funcionario, tendrá una
autoridad, facultad o jurisdicción que les confiere la Constitución y las leyes de
Republica,); Irretroactividad de la Ley (la ley no tiene efecto retroactivo, excepto en
materia penal cuando favorezca al reo:); Presunción de Inocencia (toda persona es inocente
mientras no se pruebe lo contrario, entre otros.
El Estado de Derecho surge de la mano con el Estado liberal, razón por la cual se le
denomina Estado Liberal de Derecho, superando los antiguos Estados patriarcales,
patrimoniales, teocráticos y despóticos. Se generaliza con la Revolución francesa.
La existencia de un orden jurídico no convierte por ese solo hecho al Estado en un Estado
de Derecho, pues el Derecho podría estar al servicio de un Estado totalitario o despótico,
sin base en la división y limitación de poderes y el respeto a la libertad y derechos
fundamentales (como ocurre en los Estados fascistas y comunistas), todo lo cual es
contrario al Estado de Derecho.
Se exigen varias condiciones para la existencia del Estado de Derecho: el imperio de la ley,
la separación de poderes, el establecimiento de derechos, libertades fundamentales y las
garantías de su cumplimiento, y una opinión pública sana. Estas son las condiciones que
gozan de mayor aceptación en la doctrina (aunque algunos autores exigen otras), y sobre
ellas haré un breve análisis.
El fracaso del fascismo, las necesidades del desarrollo técnico, social y económico y la
influencia de las ideas sociales, impulsan a dar un paso adelante creándose el Estado Social
de Derecho, pero con características particulares: son consagrados en las constituciones los
derechos sociales y económicos, el Estado crece en volumen, interviene para promover el
bienestar y la igualdad de oportunidades, crea los organismos de defensa y de beneficencia
o de aseguramiento para los obreros, pobres y discapacitados, aparece el Derecho Social y
el Derecho Público ensancha su ámbito avanzando sobre las fronteras del Derecho Privado.
Todo esto da origen a un ejecutivo fuerte, intervencionista y a la cabeza del gobierno.
La primacía del ejecutivo da lugar para criticar el parlamentarismo de ineficaz. A tal
crítica tampoco se escapan los partidos políticos y otras instituciones liberales.
Dentro de esta corriente se piensa que no es el parlamento clásico, lento y con reducida
especialización, el indicado para la función inmediata y directa de la actividad económica y
social, sino que lo es el ejecutivo a través de la Administración y sus técnicos, lo que ha
dado lugar a llamar a este tipo de organización social de Estado como “Estado
Administrador” o “Estado de la Administración”.
El ejecutivo fuerte de este tipo de Estado reclama día a día legislar, lo que ha dado lugar a
la delegación legislativa, en receso del congreso, en el poder ejecutivo. De este también
puede emanar una amplia gama de regulaciones normativas de carácter general.
Esta situación coloca al individuo en una relación en una relación de dependencia frente al
Estado, lo cual le resta movilidad y libertad. De aquí la imperiosa necesidad de terminar
con las discrecionalidades de la administración pública y establecer un control contencioso
administrativo.
Se acusa a este tipo de Estado de priorizar la técnica como factor indispensable del
desarrollo económico y social. Sus partidarios consideran que la política y las ideologías
son un estorbo. El Estado debe ser controlado por los técnicos (tecnocracia), apartando a
los políticos, aunque éste no es un criterio uniforme de los simpatizantes de este tipo de
Estado. Se dice que el Estado Social de Derecho está en crisis por ser complicado y caro.
Este tipo de Estado se estructura respetando las condiciones fundamentales del Estado de
Derecho: Imperio de la Ley como expresión de la voluntad popular; divisiones de poderes y
legalidad de la administración; respeto, garantía y realización material de los derechos y
libertades fundamentales.
Este tipo de Estado es un poco utópico y de poca aceptación. Además puede conducir al
totalitarismo como sistema de control de toda la vida nacional.
Con la supremacía de la constitución, su rigidez y el establecimiento del control de la
constitucionalidad del ordenamiento jurídico y de los actos, resoluciones, disposiciones de
las autoridades y hasta de los particulares, surge el Estado Constitucional de Derecho.
La primacía de la ley la ocupa la constitución, a la cual deben someterse los poderes del
Estado y los particulares. Todo el ordenamiento jurídico está sometido a y condicionado
por la constitución. Además todo el ordenamiento jurídico debe interpretarse a la luz de sus
disposiciones y valores. Los políticos y constitucionalistas hablan de un destronamiento de
la ley por la constitución y del gobierno de los jueces.
Dentro del desarrollo del control constitucional han surgido las figuras, instituciones y
situaciones siguientes: Una jurisdicción constitucional encargada fundamentalmente de
controlar el cumplimiento de la constitución; la creación de tribunales constitucionales
especiales; la aparición de una copiosa jurisprudencia, en buena parte creativa y propulsora
de los cambios políticos, sociales y económicos, que está logrando un mejor cumplimiento
de las disposiciones constitucionales; la defensa de los derechos humanos es mas efectiva;
se han creado una serie de procesos e instituciones de protección como el recurso de
inconstitucionalidad, el habeas corpus, el amparo, el habeas data, etc.; se avanza en la
consolidación de la calidad normativa efectiva de las cláusulas constitucionales
principalmente las programáticas, y en la aceptación de la inconstitucionalidad por la
omisión legislativa; el derecho procesal constitucional parece ganar su autonomía; buena
cantidad de juristas se especializa en esta materia y aparece en las librerías abundante
bibliografía; algunos tribunales ordinarios, como la Suprema Corte de los Estados Unidos,
prácticamente solo conocen de las cuestiones constitucionales, a semejanza de un tribunal;
se abre un nuevo horizonte de esperanza en el cual paulatinamente las cláusulas
constitucionales dejen de ser sólo promesas que no se cumplen.
Entre los principios fundamentales al Estado de Derecho hay que hacer referencia al
principio de legalidad, el cual, consiste en la obligación de ajustar todas las actuaciones de
los poderes, órganos y funcionarios del Estado, a la constitución y Leyes de la Republica.
“Por lo tanto, sostiene Rizo, el ámbito de vigencia del principio de legalidad de la actividad
administrativa supone:
1) La sumisión de los actos administrativos concretos a las disposiciones vigentes de
carácter general;
Junto a estos principios esta el Sistema de recursos que hace efectiva la protección de los
derechos y garantía individuales, y el cual se considera necesario para la existencia del
Estado de Derecho. Estos recursos son administrativo (Revisión y Apelación);
jurisdiccionales ordinarios (revisión, reposición, apelación); jurisdiccionales extraordinarios
(casación); Constitucionales Extraordinarios (Habeas Corpus, Amparo, Recursos de
Inconstitucionalidad de la ley, Contencioso-Administrativo).
El Estado social de derecho es aquel que reconoce la titularidad jurídica de los grupos
sociales, entendidos estos como sujetos de derecho y la conveniencia sociológica de la
participación de la sociedad civil en la construcción de la democracia política, económica y
social. Tiene que ver directamente con el concepto de la democracia participativa. El
Estado social de derecho es un concepto cuantitativo y cualitativamente más amplio que el
concepto clásico de Estado de derecho caracterizado, este último, entre otros, por dos
rasgos principales: en primer lugar, al poder público y a la potestad del Estado por el
derecho, en beneficios de los derechos y garantías individuales, y la tendencia de la
juridificación de lo político. Es la formulación clásica de la democracia liberal.
Por ese primer rasgo, la protección jurídica a la persona frente al Estado, se opera, el
control de las potestades estatales y el sometimiento del poder, cualquiera este sea, a la ley.
Es el imperio de la ley; el gobierno de leyes y no de hombres que hablaba de preámbulos de
la constitución francesa de 1791.
En segundo lugar, lo que los tratadistas de Derecho Político han llamado la juridificacion
de lo político por el liberalismo. Es decir, la consideración del fenómeno político absorbido
por el derecho, o más preciso todavía, por el formalismo normativo del Derecho.
Pablo Lucas Verdu, en su curso de derecho político dice: ”La tradición liberal se encamino,
tanto en la línea del pensamiento (Locke, Montesquieu, Constant, Tocqueville, J.S. Mill),
como el constitucionalismo escrito, a la configuración del poder político dentro de unos
cauces limitados que garantizaren la libertad, sea mediante instrumentos jurídicos-formales
(constitucionales escritos difícilmente reformables, separación de poderes). Sea subrayando
la importancia de los grupos intermedios y de las minorías instruidas (Tocqueville, J.J.
Mill), el liberalismo trazo la arquitectura de un Estado de derecho dentro del cual los
factores políticos sociales quedan casi volatilizados.
Existen elementos propios al Estado social de derecho, yuxtapuestos a las formas clásicas
de la democracia liberal. Hay que reconocer la intención de los legisladores de dejarlo
enunciado en el texto constitucional, pero la realidad es que el Estado Nicaragüense, tanto
en el contexto Constitucional, como en la práctica, se acerca más, al modelo jurídico del
Estado Liberal, que al del Estado Social de Derecho. No obstante, debe asumirse la
definición del Artículo 130 constitucional, más que un imperativo categórico que determina
una realidad política y jurídica, como un objetivo a alcanzar, si la Teoría del Derecho y la
voluntad política, se disponen a concretarlos en la realidad.
Ese sería el primer paso: establecer en plenitud el principio de legalidad, fundamento del
Estado de derecho, y mediante el cual se somete el poder a la ley y se entiende
categóricamente que el poder es lo que la ley dice que es el poder.
De este necesario primer paso, pero también de las astucias y manipulaciones que la
política hace de estos principios, nace una nueva dificultad: si el Estado de Derecho es la
subordinación del poder a la ley, la ley ¿a que o a quien debe estar subordinada?
En el primer caso, cuando la ley es violentada y destrozada, la lucha debe ser por la
reivindicación de la legalidad y de su imperio. En el segundo caso, debe lucharse para que
la ley coincida con la voluntad general.
Muchos son los momentos de nuestra historia en los que la ley ha sido manipulada o
confeccionada para ajustarla a las pretensiones del poder unilateral o compartido.
En no pocas ocasiones la ley ha sido hecha a la medida de los intereses políticos
dominantes, los que luego han invocado el principio de legalidad y el apego a las
instituciones para realizar sus ambiciones y satisfacer sus intereses. Bastaría tener el control
sobre los mecanismos de producción de la ley, mayoría parlamentaria, facultad de legislar
por decreto en ciertos ámbitos, potestad reglamentaria… para hacer que la ley haga lo que
el poder quiere que haga. De esta manera se invocaría el cumplimiento de la ley y de la
institución, a la vez que se realizaría un verdadero fraude al concepto y principio del Estado
de Derecho, pues, en nombre de la subordinación del poder a la ley, se estaría realizando la
subordinación de la ley al poder.
Pero además de estos riesgos, que en nuestra historia han sido dramáticas realidades, no se
debe asumir que las leyes y las instituciones por si solas bastan para encontrar solución a
los problemas. Son necesarias pero no suficientes, pues, es imprescindible que ellas
respondan a la voluntad general; es decir, a las necesidades y aspiraciones de la sociedad.
La ley debe ser expresión del sentir colectivo, pues si no lo es lo traiciona y en vez de
solución se transforma en problema.
Pensar que la ley y la institución por si solas son suficientes, es vaciarlas de su contenido
esencial, pues toda ley no es otra cosa que la forma de expresar normativa e
imperativamente la voluntad colectiva.
En su más recto sentido, el Derecho es la última fase de todo proceso social, histórico y
cultural. No basta pues la legalidad, se requiere también la legitimidad. La legalidad la da
la participación del órgano competente y el cumplimiento de las formalidades procesales; la
legitimidad, el respeto a la opinión pública y a la voluntad general.
La formación de la democracia y el Estado de Derecho en Nicaragua exigen que ambas
cosas vayan unidas: La Legalidad como supeditación del poder a la ley y las instituciones, y
la Legitimidad como subordinación de ambas a la comunidad y sus necesidades y a la ética
y los valores sustentados en la filosofía moral y en las disposiciones normativas que
conforman los Derechos Humanos.
Es absolutamente necesaria esa nueva cultura política y esa nueva educación que
contribuya a afianzarla si realmente queremos contribuir a la formación de la democracia y
el Estado de Derecho. Si no hay un cambio cualitativo en ese sentido seguiremos en mismo
con una “democracia de baja intensidad” y un anémico Estado de Derecho, consecuencia de
la manipulación de la ley para adaptarla a intereses pocas veces legítimos.
Las elecciones periódicas, que por supuesto son necesarias, no son suficientes para alentar
una transformación verdadera que además es urgente y debe ser integral. Es imperativo,
impulsar un serio proceso de concertación institucional y de legitimidad política, que a
través de la educación nos lleve a superar esa conciencia política crepuscular y coyuntural
que nos domina y a impulsar una visión estratégica de la política y un Proyecto de Estado –
Nación fundado sobre un Nuevo Contrato Social.
9.12. INDEPENDENCIA DE PODERES.
El Estado es la cúspide del poder efectivo, cuando se apoya sobre la base sólida
conformada por la concurrencia de las diferentes formas de poder que se ejerce en la
sociedad civil y en la sociedad política las cuales convergen a ese punto de cristalización y
de consolidación.
Claro está que el Estado es consecuencia de un poder determinado, pero al mismo tiempo,
es también una fuente generatriz de poder, que emana de su propia estructura y
funcionamiento, de su propia forma orgánica y de su dinámica el que va a reforzar la fuente
originaria del poder en la estructura misma de la sociedad.
Las leyes, las decisiones judiciales, las instituciones con sus particularidades deben tender a
formar parte de un sistema homogéneo, de un todo orgánico, con una lógica determinada y
con una racionalidad específica entre el todo y las partes.
Cuando esto no ocurre se producen los desajustes, los conflictos y hasta las contradicciones
al interior del sistema, por lo que todo poder, cualquiera que éste sea, busca o debe buscar,
la coherencia de tas sus partes, sobre la base de políticas claras en las que se establezcan las
prioridades, objetivos, metas, estructuras y tácticas es decir la coherencia necesaria entre
los objetivos y los instrumentos para su realización, entre las causas y los cauces a través de
los cuales el poder se ejercita.
Pero todo esto supone la integración de las diferentes formas y niveles sociales y políticos
en un sistema coherente; esto significa que la unidad que forma la reunión de las
diversidades sociales funciona y armoniza. Así como el sistema no presupone la
homogeneidad, ni la naturaleza única de todas sus partes producidas y determinadas por
una causa exclusiva, así tampoco la heterogeneidad y especificidad de cada parte debe
significar conflicto y contradicción.
La separación de poderes a nivel del Estado no puede ser causa de la fragmentación del
poder en la sociedad. Al contrario, el tipo de poder que se da en la sociedad se reproduce a
nivel del Estado, desde donde se retroalimenta, recompone y consolida.
Toda ley debe realizar esa doble función: la de expresar la realidad y la de reproducirla.
Los autores han propuesto diferentes formas para asegurar el postulado del Estado de
Derecho; pero se acepta por lo general que son 4 las instituciones que garantizan su
funcionamiento: la opinión pública; la separación de poderes; una constitución escrita; y
las acciones contra los actos de las autoridades.
Una vigorosa opinión pública contribuye al buen funcionamiento del Estado de Derecho.
Los partidos políticos, los grupos de presión, el capital, los sistemas de enseñanza, los
medios de comunicación social, los sistemas electorales, deben colaborar honestamente, sin
manipulaciones y monopolios, en la formación de una opinión pública, sana y constructiva.
Es preciso una constitución escrita que consagre los derechos fundamentales y además no
se violen por el Estado o en su defecto, una constitución no escrita, sólida y respetada,
como la inglesa.
Para el buen funcionamiento del Estado de Derecho no sólo se exige que la constitución
sea escrita, sino también que sea rígida, porque el legislativo debe estar sometido a ella.
Según parece, es de la esencia de las constituciones escritas ser rígidas.
En virtud de esta teoría, el poder político se descentraliza y distribuye entre órganos que
tienen funciones específicas y limitadas. Así se evita que el poder quede concentrado en
manos de una sola persona o grupo, o de cualquiera de los otros poderes del Estado.
Se conceden estas acciones para que los gobernados pidan al órgano competente revisar,
reformar o anular los actos ilegales o inconstitucionales que les perjudiquen. Operan estas
acciones dentro de la jurisdicción constitucional y la contenciosa administrativa, dando pie
a la creación de dos ramas autónomas del derecho procesal bajo los nombres de derecho
procesal constitucional y derecho procesal administrativo.
El reconocimiento y protección a los Derechos Humanos es una condición sine qua non de
la existencia del Estado de Derecho.
Lincoln: “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.”
ARISTOTELES: EN LA POLITICA:
LA GOBERNABILIDAD
El Banco Mundial apoya estos países, y sus aliados para el desarrollo en la sociedad civil y
la comunidad de donantes, al proporcionar un conjunto de indicadores de gobernabilidad
que contribuyen a despolitizar los esfuerzos para dar seguimiento a la calidad de las
instituciones, apoyar la formación de capacidades, mejorar la gobernabilidad y luchar
contra la corrupción.
32
Banco Mundial. Indicadores de Gobernabilidad para el 2010.
http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/BANCOMUNDIAL/NEWSSPANISH/0,,contentMDK:204
83194~pagePK:64257043~piPK:437376~theSitePK:1074568,00.html
En un nuevo reporte de investigación publicado hoy, Daniel Kaufmann, Director de
Gobernabilidad Global en el Instituto del Banco Mundial, y Aart Kraay, Economista Líder
en el Grupo de Investigación del Banco, dan a conocer un conjunto ampliado y actualizado
de indicadores de gobernabilidad para todo el mundo, los cuales abarcan 209 países para el
periodo 1996-2004. Desde finales de los años noventa ellos empezaron a desarrollar y
analizar mediciones para seis componentes de buena gobernabilidad:
Mientras que este nuevo estudio con los indicadores de gobernabilidad actualizados
representa un paso adelante significativo para ayudar a los países a medir y monitorear su
desempeño en aspectos de gobernabilidad con un grado de precisión más alto que antes,
Kaufmann y Kraay aclaran que los márgenes de error todavía requieren tener cuidado en la
interpretación de estos indicadores, y de cualquier otro tipo de indicador de gobernabilidad.
10.2. GOBERNABILIDAD 33
Por último, para cerrar este Módulo de trabajo para el curso de Filosofía del Derecho para
la Educación a Distancia transcribo el siguiente documento del Instituto Interamericano de
Derechos humanos sobre el concepto de Gobernabilidad.
10.2.1 Concepto
33
Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Gobernabilidad. Concepto.
http://www.iidh.ed.cr/comunidades/redelectoral/docs/red_diccionario/gobernabilidad.htm
gobernabilidad viene condicionada por los mecanismos en que se produce la acción de
gobierno, que tienen que ver con una dimensión de carácter múltiple más propia del mismo.
Se trata de los criterios de representación política, de los niveles de participación política,
de los sistemas de partidos existentes y de los arreglos institucionales que regulan las
relaciones entre los poderes Legislativo y Ejecutivo.
Los orígenes del término pueden situarse en el giro crítico sufrido por la política occidental
al iniciarse la década de 1970, un lapso en el que se concentraron en diversos fenómenos de
distinta naturaleza. Por un lado, una crisis cultural protagonizada por los herederos de la
primera generación de beneficiarios del Estado del Bienestar expresada en el movimiento
estudiantil caracterizado como “mayo del 68”. En segundo término, el paulatino incremento
de los precios de las materias primas que condujo al “boom” energético de 1973. Un reflujo
conservador al que no fueron ajenos los fenómenos anteriores así como la crisis de
liderazgo político vivida en Francia y en Estados Unidos tras la renuncia, respectivamente,
de Charles de Gaulle en 1969 y de Richard Nixon en 1973, así como la derrota
estadounidense en Vietnam. Finalmente, cierto desgaste en el terreno de las ideas que hasta
la fecha habían impulsado el Estado del Bienestar.
Para los países menos industrializados esta visión terminó iluminando el denominado
Consenso de Washington que se basaba en la disciplina fiscal, las nuevas prioridades en el
gasto público, la reforma impositiva, la liberalización financiera, los tipos de cambios
unificados y competitivos, la liberalización comercial, y de las inversiones directas
extranjeras, las privatizaciones, la desregulación y la seguridad en los derechos de
propiedad.