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Impuesto sobre Renta

El impuesto sobre la renta es un impuesto que grava la utilidad de las personas, empresas, u otras
entidades legales. El impuesto a la renta es la columna vertebral del sistema tributario porque liga
el ahorro con la inversión, y tiene repercusiones sobre los incentivos en los mercados laborales y
los emprendimientos.

Se define como un impuesto sobre las utilidades, a los beneficios, o sobre los ingresos netos.
Como característica saliente, y netamente diferencial del tributo, es la de gravar los beneficios,
producidos o ingresos como tales, esto es, independientemente de los capitales o fuentes de
renta que los generen, considerando que con ello se obtiene una medida ideal de la capacidad
contributiva de los beneficiarios que los perciben, lo que permite una óptima aplicación del
principio de equidad en la imposición.

La definición del concepto renta presenta dos alternativas: a) La suma de los consumos más el
crecimiento en el patrimonio neto durante un período de tiempo y b) flujo de riqueza hacia el
beneficiario.

Antecedentes en nuestro país y sus modificaciones.

Los antecedentes se remontan al primer proyecto presentado al Congreso por el Poder Ejecutivo
en 1917, basado en el deseo de mayor equidad y justicia y en la afirmación de principios
democráticos, pero el mismo no fue tratado, hasta que en 1919 el Poder Ejecutivo reprodujo su
proyecto y el Congreso lo trató en sesiones extraordinarias del año 1920, aprobándolo en general,
pero su discusión en particular se postergó y no llegó a concretarse, volviendo a comisión al
reiniciarse las sesiones ordinarias de ese año.

En 1922 el Poder Ejecutivo proyectó nuevamente el gravamen a las rentas pero si bien fue tratado
en la Cámara de Diputados, no se llegó a considerar en el Senado.

En 1924 fue presentado al Congreso el que es conocido con el nombre de proyecto Molina,
originado en el ministerio de Hacienda, pero tampoco llegó a considerarse, en él se afirmaba que
la introducción del gravamen tendía a que el Sistema Impositivo se halle a la altura del significado
político y económico que tiene en el mundo la tributación, aparte de señalar los aspectos de
equidad y elasticidad que caracterizan al impuesto como Recurso Fiscal.

Sólo en 1932, estando el país regido por un gobierno de facto, el gravamen se instituye por
Decreto Ley dictado en acuerdo general de ministros de fecha 19 de enero de ese año, con el
carácter de Impuesto de emergencia sobre los réditos y con el propósito de enfrentar la difícil
situación financiera por la que atravesaba el erario.

El gravamen nació así como Impuesto Nacional, tal como hoy se aplica en el país y bajo la forma
de impuesto cedular y global a la vez, delineando, a través de sus cuatro cédulas, las categorías de
contribuyentes que todavía subsisten, gravadas en su origen con alícuotas diferentes, sin perjuicio
de impuesto global.

Una vez normalizada la situación institucional, fue ratificado y de ahí el carácter de emergencia y
término precario por el cual obtuvo sanción, concordante del art 67, inc 2, de la Constitución
Nacional que permite al Poder Legislativo imponer contribuciones directas, por tiempo
determinado y proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación, siempre que la
defensa, seguridad común y bien general del estado lo exijan. Iguales razones han servido de base
para que hasta el momento actual, el impuesto se haya mantenido en vigencia mediante
sucesivas prórrogas establecidas, en cada caso, por término fijo de vigencia.

La principal modificación introducida por la sanción legislativa, Ley 11586, al primitivo Decreto
Ley, consistió en eliminar el impuesto cedular, desde eses momento, el impuesto argentino tomó
la forma de impuesto global sobre el conjunto de las rentas, estructurado con alícuota progresiva,
dividida en dos partes, la básica y el adicional progresivo. Junto con esta modificación se
introdujo las deducciones personales, mínimo no imponible y cargas de familia.

Desde entonces todos los años se introdujeron modificaciones parciales al gravamen.

Una modificación importante fue dada por el decreto Ley 18.229/43, con respecto al carácter de
renta gravable de los dividendos de acciones independientemente del origen de los fondos con
los cuales se efectúe su integración y pago, esto subrayó en nuestro régimen fiscal la personalidad
de la Sociedad de Capital como ente separado de los accionistas o socios.

Aplicación del Impuesto en el mundo

Los antecedentes del impuesto se remontan a la Edad Media, por los tributos locales sobre la
Propiedad, que se fijaban principalmente teniendo en vista su producción. Esto se observa en las
diferentes partes de Alemania, Francia, Bélgica, Inglaterra y Escocia. Fue una excepción el caso de
las Villas Italianas sobre todo en Florencia, donde la imposición sobre la renta subsistió, se
conoció con el nombre de scala, pero se abolió en el siglo XVI.

Hasta ese momento y un poco antes del siglo XIX, era de carácter local, a partir de ahí se reconoce
como impuesto general o bien del Estado central en Francia y conocido como la talla, en donde se
transforma en el principal impuesto directo, dividido en dos partes, la talla real y la talla personal.

En el siglo XVIII, Inglaterra propone el reemplazo de las denominadas assessed taxes por un
impuesto general sobre las personas que posean fortuna, tan proporcional a sus medios como sea
posible. El proyecto finalmente se aprueba en 1798, fecha que debe considerarse como de
adopción del precursor inmediato del impuesto a las rentas moderno, aprobado con el nombre de
acta de ayuda y contribución (Aid and Contribution Act), que clasificaba a los contribuyentes en
tres clases, de acuerdo con las riqueza que poseyeran, y para cada clase establecía escalas de
impuesto, conforme con sus rentas, que denotaba la idea de progresividad, apareciendo ya las
reducciones de impuesto en atención al número de miembros de la familia. A este impuesto se lo
llamo también la triple contribución.

La moderna evolución del gravamen lo orienta hacia su aplicación sobre el monto global de las
rentas, dándole, pues, carácter eminentemente personal y estableciendo las tasas sobre las bases
de la progresividad. Así en Estados Unidos es el impuesto income tax, en Gran Bretaña, en
cambio, el impuesto progresivo global sobre el conjunto de la renta no impide el mantenimiento
de impuestos cedulares sobre las rentas de distintas categorías, consideradas objetivamente y en
forma cerrada para cada una de ellas.
La imposición cedular, sin embargo, rigió hasta hace poco en numeroso países, aun cuando en la
mayor parte de ellos se complementaba con el impuesto progresivo global. Así se ha manifestado
entre otros, además del caso de Gran Bretaña, en los impuestos aplicados en Bélgica, Brasil,
Francia, Grecia, Italia, Turquía, Chile, España, México e Irán que mantuvieron la forma de
imposición exclusivamente cedular hasta hace relativamente pocas décadas y la han abandonado
o complementado con el impuesto progresivo global en rechas recientes.

Por el contrario, en los Estados Unidos, Canadá, Alemania, Suiza, Colombia, Israel, Filipinas,
Australia y Sudáfrica ha sido tradicional la imposición sobre la renta global, sin perjuicio del
impuesto separado sobre las rentas de las sociedades de capital. Este es el impuesto que desde
los orígenes del impuesto y en los últimos años se ha aplicado en la Argentina.

Características del Impuesto

Se considera al mismo como un impuesto directo porque recae de manera definitiva en el


contribuyente obligado al pago, aunque han surgido algunas controversias al tomar en cuenta el
caso del impuesto personal, ya sea progresivo global sobre el conjunto de los beneficios del
individuo, o ya sea el que afecta a algunos tipos de ingresos que éste posea del impuesto sobre las
sociedades de capital y en particular sobre las sociedades anónimas.

También es caracterizado como un gravamen personal típico por excelencia. Esta afirmación se
basa en las condiciones personales – tales como estado civil y familia – dado que tratándose del
impuesto global, se calcule sobre el conjunto de las rentas, su peso resulte en definitiva de la cifra
total que el individuo acumule, y se admitan ciertas deducciones inherentes a la persona, como
los de gastos de sepelio, las relativas a seguro de vida, etc.

Los gravámenes cedulares a la renta y particularmente el impuesto a la renta de sociedades de


capital son, en cambio, manifestaciones de la imposición real u objetiva, pues recaen sobre los
beneficios considerados independientemente de las personas humanas que habrán de tener su
goce económico.

Global: significa aplicar al conjunto de beneficios de un contribuyente una determinada alícuota


sin tener en cuenta el origen u otro carácter distintivo del beneficio de tal modo que surge un
único impuesto a los beneficios a tributar.

Cedular: significa crear categorías de beneficios sobre la base de su origen homogéneo por lo que
reúnen características similares que permiten hacer una distinción en su tratamiento,
principalmente a las alícuotas de aplicación.

Categorías:

Renta del Suelo: Comprende al producido por la locación o sublocación de inmuebles


urbanos o rurales. El valor locativo de los inmuebles ocupados por su propietario se considera
ganancias si lo es para recreo u otro fin que no sea vivienda familiar.

Renta de capitales mobiliarios: Comprenden esta categoría los intereses de títulos,


bonos, etc.
Beneficios de empresas y ciertos auxiliares del comercio: Se incluye en esta categoría los
beneficios que provengan del comercio, la industria, la minería, la explotación agropecuaria, etc.,
obtenidos en forma personal o a través de cualquier tipo de sociedades. Además comprenden a
los auxiliares del comercio, el ejercicio profesional en forma comercial y las demás ganancias no
incluidas en otras categorías.

Renta del trabajo personal: Comprende las remuneraciones y jubilaciones por trabajos en
relación de dependencia o cargos públicos; las que provienen del ejercicio de profesiones
liberales y otras afines; directores de sociedades de capital y administradores de sociedades de
personas, etc.

Alícuotas:

Para el impuesto a la renta de los individuos, caracterizado como tributo personal, se aplican
alícuotas de progresividad por escalas. Esto significa que el impuesto total que debe pagar un
individuo resulta de adicionar la suma correspondiente al límite superior de la escala inmediata a
aquella en la cual se encuentran comprendidas sus rentas y el impuesto resultante de aplicar la
alícuota marginal al excedente, respecto del referido limite.

Cuando aparte del impuesto global se aplican impuestos cedulares, se aplican alícuotas
proporcionales. Lo mismo ocurre con el impuesto sobre la renta de las sociedades de capital.

Por último analizaremos los siguientes efectos económicos:

Formación de Capital

Los impuestos sobre los ingresos pueden afectar la formación del capital de dos formas: alterando
la cantidad de ahorro disponible – función de la oferta - y afectando la disposición para realizar
inversiones y en consecuencia, el nivel efectivo de la formación de capital real – función de la
demanda -.

Efectos en la oferta de trabajo

El impuesto produce efectos tantos de sustitución como de ingresos. Los primeros, alejando el
deseo de trabajar más, por el menor ingreso neto que resultaría a quienes estén ubicados en los
altos escalones de la progresividad – pagarían más impuesto -; en cambio el efecto ingreso se
produce en los sectores de medianos y bajos ingresos alcanzados por el gravamen y provoca en
los individuos un deseo de trabajar más para mantener el nivel de ingresos.

Eficiencia económica

Se considera que la introducción de un impuesto a la renta produce una cierta alteración en la


asignación de recursos y la organización de la producción provocando distorsiones como
diferentes tratamientos impositivos a inversiones en distintas industrias; los precios relativos de
factores que se alterarán por el impuesto en la medida en que la oferta de los factores sea
elástica; la cobertura limitadas del impuesto que estimula a las persona a producir bienes y
servicios para su uso propio o consumo, en vez de trabajar para aumentar su renta monetaria y la
disminución de motivaciones hacia mayor eficiencia, al hacerse cargo el gobierno de una parte del
costo de la ineficiencia, sobre todo cuando las tasas del impuesto son suficientemente altas.

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