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“La Corte Suprema ya aplica el nuevo Código Civil y Comercial”,

por Claudia Caputi.

La Corte Suprema ya aplica el Nuevo Código Civil y Comercial

por Claudia Caputi

En un fallo fechado el 6 de este mes de agosto, y a pocos días de entrar en


vigencia el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación se ha pronunciado sobre el mismo, aplicándolo a un caso
concreto.
Con el caso “D.I.P., V.G. y otro c/Registro del Estado Civil y Capacidad de
las Personas s/amparo” 1, se inaugura entonces la faceta jurisprudencial de este
Código “novísimo”, según la adjetivación que se le reconoce en el considerando 7°
del decisorio comentado.
El caso resuelto tiene que ver con el apellido de un niño que al día de hoy ha
cumplido los 3 años, y la posibilidad de que su primer apellido sea el de su madre.
Imagino que dentro de unos 7 años, algún día de fines de junio de 2022, cuando el
niño cumpla 10 años y tenga cierto uso de razón, sus padres le explicarán que él
tiene el especial honor de haber suscitado la primera ocasión en que el Máximo
Tribunal del país falló sobre el nuevo Código. Más allá de eso, el tema de fondo
que se resolvió lo “emparenta” con tantos otros niños, como Manuel Vázquez
Bernal, el conocido bebé platense nacido el 29 de diciembre de 2012, y cuyos
padres lograron (sin intervención judicial), a mediados de 2013, que el Registro
Civil local inscriba como primer apellido del niño al de su madre, por elección de
ambos progenitores. Entonces, la cuestión de fondo, consistente en ordenar la
rectificación de la inscripción de un niño, suma un plus singular al fallo, al recaer
sobre cuestiones que ponen en juego la efectiva vigencia de la equidad de Género
en el ámbito del matrimonio.
En las líneas que siguen, vamos a presentar resumidamente los rasgos
destacables de esta trascendente decisión.
En cuanto a su estructura general, el fallo se extiende a lo largo de poco más
de cinco carillas, y se organiza en once “considerandos”.
Respecto de los antecedentes del conflicto sobre el que resuelve el Máximo
Tribunal, valga señalar que se trata de una demanda contra las autoridades porteñas,
para que el registro público correspondiente inscriba el nombre del hijo de los
actores, consignando primeramente el apellido de la madre, seguido del del padre.

1
El expediente se identifica como: CIV 34.570/2012/1/RHl. El texto completo de la sentencia
comentada se puede consultar en: <http://www.csjn.gov.ar/docus/documentos/novedades.jsp>.
“La Corte Suprema ya aplica el nuevo Código Civil y Comercial”,
por Claudia Caputi.

Ante la denegatoria en sede administrativa, los afectados acudieron a la vía judicial,


en cuyo marco triunfaron en esta pretensión, en los estrados del más Alto Tribunal.
Ante todo, tengamos en cuenta que el texto de la ley vigente hasta hace una
semana, no avalaba la petición del matrimonio actor; por ello, la misma incluía la
solicitud de que se declare la inconstitucionalidad de los arts. 4° y 5° de la ley
18.248, modificada por la ley 26.618. Según dicho ordenamiento, los hijos
matrimoniales de cónyuges de distinto sexo llevarían el primer apellido del padre,
si bien a pedido de los progenitores podría inscribirse el apellido compuesto del
padre, o agregarse el de la madre. En todo caso, también cabe destacar que en otras
ocasiones, varias autoridades administrativas habían entendido que el texto vigente,
adecuadamente interpretado, sí autorizaba a concluir que bien podía inscribirse a
un niño con el apellido de la madre en primer lugar, en función de principios de
raigambre convencional y constitucional.
Volviendo concretamente a nuestro caso, cabe observar que, en primera
instancia, la acción fue rechazada en un Juzgado del Fuero en lo Civil de esta
capital. A su turno, la Sala “E” de la Cámara de Apelaciones respectiva dejó sin
efecto aquel decisorio, y se pronunció admitiendo la pretensión de los actores. Para
decidir en este sentido, la alzada se basó en los arts. 16 de la Constitución Nacional
y 16 de la Convención sobre la Eliminación de todas Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW, según sus conocidas siglas en inglés), y declaró la
inconstitucionalidad del art. 4º de la ley 18.248, en cuanto disponía –en lo que al
caso interesa– la manera de inscribir el apellido de los hijos. En consecuencia, la
Sala interviniente dispuso que se inscriba al menor con el apellido materno y
después el paterno a continuación del nombre, ordenando entonces que se
rectifique la partida pertinente en razón de que el niño ya se encontraba inscripto
en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas.
Contra dicha sentencia, la parte demandada –el Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires– dedujo el recurso extraordinario federal, dando así lugar a la
intervención de la Corte Suprema. Para ese momento, el niño ya había nacido,
hecho que sucedió el 22 de junio de 2012.
Efectuada esta somera referencia, advirtamos que la decisión de la Corte que,
como dijimos, ratifica la admisión del reclamo actoral, transita sobre dos aspectos:
uno atañe a determinar si había sido derogada la normativa sobre la cual se venía
debatiendo la controversia, y el otro –estrechamente conectado con el anterior– se
relaciona con establecer si el nuevo ordenamiento podía regir la disputa, según que
la misma estuviera, o no, agotada o cristalizada.
“La Corte Suprema ya aplica el nuevo Código Civil y Comercial”,
por Claudia Caputi.

Así, lo primero que dejó sentado la Corte se vincula con las normas
aplicables al caso, y al respecto comenzó por precisar y establecer que la ley
invocada en el recurso extraordinario estaba derogada en virtud de la vigencia del
nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, aprobado por la ley nº 26.994 (ver,
al respecto, el considerando 6º del fallo). Obviamente, el dato de la derogación no
era menor, en atención a que se planteaba una controversia sobre la validez
constitucional de la Ley de Nombre.
Cabe poner de resalto que, según se destacó en la sentencia, el “contenido
material” de la cuestión debatida había quedado “redefinido”, a raíz del novísimo
Código aplicable, y para ello se tuvo en cuenta el texto del art. 64 del mismo, que
justamente está en consonancia y avala la pretensión de los actores. Es importante
tener en cuenta que la Corte no soslayó una apreciación sobre esta nueva norma, al
señalar que la misma “guarda consonancia” con el “régimen constitucional y
convencional de los derechos humanos (arts. 10 y 20 del Código Civil y Comercial
de la Nación)” y, obviamente, también con el ordenamiento “civil actual”, según
se expresó en el considerando 7°. Este pasaje le agrega un señalamiento axiológico
relevante a la solución que se adopta, al ratificar su coherencia con mandatos
normativos fundamentales y superiores, y plasmar también, de este modo, una
solución con clara perspectiva de género.
Respecto de la operatividad temporal del nuevo art. 64 C.C.C. y su aplicación
a un caso como el analizado, leemos en el considerando 8º del pronunciamiento
que se deja bien aclarado que el art. 64 es aplicable al caso suscitado. Esto es así,
según la Corte Suprema, en virtud del art. 7º del nuevo Código Civil y Comercial;
sobre el mismo, afirmó que no podía prescindirse de él 2 , con lo que ingresó a
construir jurisprudencia sobre este pasaje tan decisivo y debatido del nuevo
ordenamiento.
La cuestión de la aplicación temporal (e inmediata) de la nueva norma, que
sabemos cobra singular trascendencia en esta etapa transicional, aparece tratada
con especial precisión y cuidado en el considerando 10º de la decisión, en el cual
el conflicto es implícitamente enfocado como de tipo abierto. En este sentido, se
ensaya una definición del mismo, negándose que se trate de una “situación jurídica
agotada o consumida” bajo el anterior régimen. Entonces, y justamente bajo el
2
En este pasaje de la sentencia, se invocó la doctrina del caso “Cordero, Domingo c/ANSeS
s/jubilación por edad avanzada”, de la Corte Suprema –publ. en Fallos, 327:1139, sent. del
15/04/2004–, en el cual se había interpretado que la aplicación inmediata de lo dispuesto en el art.
193 de la ley 24.241 a las consecuencias de una situación jurídica preexistente, se adecuaba al
principio general establecido por el art. 3° del Código Civil.
“La Corte Suprema ya aplica el nuevo Código Civil y Comercial”,
por Claudia Caputi.

entendimiento de que no se dan las notas de “agotada” ni de “consumida”,


corresponde la solución que en definitiva se toma: la de ordenar que sea rectificada
la actual inscripción del niño en el sentido pretendido por los actores. A fin de
explicar que la situación analizada no había quedado cristalizada y, por ende, la
nueva normativa es aplicable inmediatamente, también se destacó que, según
constaba en la causa, la inscripción realizada había obedecido a motivos de orden
público y fuerza mayor, que resultaban “ajenos a la voluntad” del matrimonio actor,
que “siempre” mantuvo vigente su pretensión, en el sentido que hemos reseñado al
inicio de este comentario.
De todas maneras, el Máximo Tribunal no reniega de la irretroactividad
como principio del Derecho –de hecho, la menciona tangencialmente–, pero esta
vez es la aplicación inmediata de la norma el elemento que cobra protagonismo,
dado el contexto y particulares circunstancias del caso.
En definitiva, rescatamos que el nuevo Código ya tiene jurisprudencia en la
máxima instancia, y que la inauguración de la misma se produce en un caso de
especial significación por los derechos en juego, atento a que además de la situación
innegablemente propia del niño sobre cuya apellidación se discutía, también tercia
la reivindicación de los derechos de la mujer en el matrimonio, con lo que se
robustece la equidad de género. Cabe recordar que la “igualdad en el matrimonio y
en las relaciones familiares” resultó ser el tema específico de la Recomendación
General nº 213 , emitida por el Comité CEDAW, que se erige como el análisis
fundamental de las expertas del comité respecto del artículo 16 de la Convención
CEDAW4, y cuyos términos revelan los vastos desafíos que sigue enfrentando la
aspiración de la igualdad de las mujeres.

3 La versión en español de la citada R.G. nº 21, puede ser consultada en:


<http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/recommendations/recomm-sp.htm#recom21>.
4
El artículo 16 de la CEDAW, prevé en su inciso 1º que “[l]os Estados Partes adoptarán todas las
medidas adecuadas para eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados
con el matrimonio y las relaciones familiares y, en particular, asegurarán, en condiciones de igualdad
entre hombres y mujeres”, contemplándose 8 acápites, donde el d-) prevé que se asegurarán: “[l]os
mismos derechos y responsabilidades como progenitores, cualquiera que sea su estado civil, en
materias relacionadas con sus hijos; en todos los casos, los intereses de los hijos serán la
consideración primordial”. Un estudio detallado de dicha disposición, y de todo el articulado de la
Convención, puede consultarse en: CAPUTI, María Claudia, “La Convención sobre la Eliminación de
todas las formas de Discriminación contra la Mujer”, en: CARNOTA, Walter F. (Director), Tratado de
los Tratados Internacionales: Comentados, Buenos Aires, editorial La Ley, Volumen III, págs. 83 a
252.

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