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PROMUEVE DEMANDA POR ACCIDENTE DE TRABAJO

Señor Juez:

FABIO GABRIEL LIPOVETZKY, abogado, inscripto, al T° 36 F° 304


CPACF, CUIT 20-16960757-6 IVA Responsable Inscripto, constituyendo domicilio
procesal en la calle Esmeralda 339, Piso 2°, Oficina “7”, de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Zona de Notificación 130, (Teléfonos: 4328-8140 y/o 11-5-429-3520, y/o
email: flipovetzky@yahoo.com.ar), constituyendo domicilio legal electrónico en
20169607576, ante V.S. respetuosamente se presenta y dice:

I.- PERSONERIA

Tal como acredito con la Carta Poder para juicios laborales que acompaño, soy
apoderado del Sr. NORBERTO RAUL AGUERO, titular del D.N.I. 24.179.426, de
nacionalidad argentino, de estado civil casado, con domicilio real en Calle 827 número
2223, de la Localidad de San Francisco Solano, del Partido de Quilmes, de la Provincia
de Buenos Aires.
Declaro bajo juramento que el mandato conferido subsiste y que el mismo se
encuentra vigente en todas sus partes

II.- OBJETO

Que vengo por medio del presente a iniciar formal demandada contra CAMINOS
PROTEGIDOS ASEGURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO S.A., con
domicilio en la calle Bernardo de Irigoyen 682, de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Por la suma de Pesos Cuatrocientos Sesenta y Cuatro Mil Catorce con 02/100 ($
464.014,2.-), o lo que más o menos resulte de la prueba a producirse en autos, sus
intereses y costas, en concepto de indemnización por accidente de trabajo, basado en los
conceptos que se detallaran en la liquidación y de acuerdo a las circunstancias de hecho
y consideraciones de derecho que seguidamente se expondrán.

III.- COMPETENCIA DE LA JUSTICIA LABORAL

Que VS es competente para dilucidar la acción planteada atento a lo ordenado, por el


art. 20 de la ley 18345.
En efecto en dicha norma, se establece que, “serán de competencia de la Justicia
Nacional del Trabajo y las causas entre trabajadores y empleadores relativas a un
contrato de trabajo, aunque se funden en disposiciones del derecho común aplicables a
él”.
En el caso de marras, el objeto de la presente acción es un accidente de trabajo,
ocurrido en circunstancias que estaba realizando su trabajo y mientras el trabajador se
encontraba a disposición de su empleador.
La jurisprudencia es conteste con esta posición, atento a lo resuelto en los autos
caratulados “GONZALEZ, ROXANA C CANALE S.A. S ACCIDENTE” CNATrab,
SALA IV, Expte. Nº 6998/99, Sent. Nº 56498, del 30.9.03, donde se estableció que “si
bien es cierto que en el procedimiento marcado por la LRT finalmente el trabajador
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tiene acceso a la jurisdicción, puesto que luego de concurrir a la Comisión Médica, y
luego a la Comisión Médica Central, se garantiza el recurso amplio ante la Cámara
Federal de la seguridad Social, también lo es que la intervención del juez natural, que
otorgaría certeza al derecho podría decidir las divergencias jurídicas en torno a la
relación de causalidad/ concausalidad entre la incapacidad y las tareas, se aleja
ciertamente en el tiempo perjudicando el derecho a la salud del trabajador, puesto que
durante el trámite será postergada la atención médica y el proceso de rehabilitación que
asegura el régimen de Riesgos del Trabajo. Dado el carácter alimentario y de extrema
necesidad por el que atraviesa la víctima laboral, el dilatorio proceso que debe transitar
hasta llegar a la jurisdicción, se desnaturaliza el precepto constitucional de acceso a la
justicia, e invalida la citada doctrina para legitimar el sistema procesal de la LRT”.
En el mismo orden de ideas, en los autos caratulados “ABBONDIO, ELIANA
ISABLE C/ PROVINCIA ART S.A. S/ ACCIDENTE – LEY 9688”, CNATrab. Sala
VI, Exp. 31855/02, SD 57689, del 15.12.04, dicha Sala dictaminó que “Las Comisiones
Médicas son organismos típicamente administrativos conformados por cinco médicos,
respecto de los cuales no se encuentra en discusión su capacidad para evaluar desde los
conocimientos técnicos profesionales que disponen la existencia de dolencias, y la
incapacidad que ésta genera, sin embargo la determinación del carácter laboral o extra-
laboral de las secuelas depende de una indagación jurídica que requerirá la producción
de pruebas acerca de las tareas. Este punto, es decir, la determinación de la causalidad/
concausalidad excede el ámbito de competencia profesional, resultando una actividad
típicamente jurisdiccional”.
Asimismo, en los autos caratulados “UNGALED, JUANA C/ EL CONDOR ETSA
S/ INDEMNIZACION POR FALLECIMIENTO” a través del Dictamen del Sr.
Procurador Gral. del Trabajo, Nº 23100, del día 15.8.1997, al cual adhirió la
CNATrab. Sala I, mediante SD Nº 45057 del día 5.9.97, expresó: “resulta competente
la justicia nacional del trabajo para entender en las actuaciones que persiguen el cobro
de la reparación integral, con fundamento en el derecho civil, aun en el marco de la
24557 cuya inconstitucionalidad resulta planteada en subsidio por la parte actora.
Ello así pues está en presencia de una demanda dirigida contra la empleadora y
fundada en el derecho civil, por el fallecimiento del trabajador mientras prestaba
servicios para la demandada, que más allá de su admisibilidad o del acierto o error del
planteo, encuadra claramente en el diseño amplio del art. 20 de la ley 18345, que no ha
sido derogada …”.
Y concluye, en su dictamen el Sr. Procurador Gral., señalando que: “… En efecto, la
citada norma adjetiva establece la aptitud jurisdiccional de la Justicia Nacional del
Trabajo en las causas entre trabajadores y empleadores”… aunque se funden en
disposiciones del derecho común aplicables a él” …”sin argumentación del escrito de
inicio, que deberá ser analizada al dictar la sentencia definitiva.”.
Esta postura fue ratificada por el máximo Tribunal de la República en el fallo
“Castillo, Ángel Santos c Cerámica Alberti S.A.” CSJN 07/09/2004 “…que según lo
esclareció esta Corte para Octubre de 1917, y lo sostuvo de manera constante, las
responsabilidades por accidente de trabajo a que se refiere la ley 9688 y que nacen de
hechos ocurridos en la ejecución o cumplimiento de contratos entre patrones y
empleados u obreros, son de carácter común” (fallos: 126:315, 324 y 325:328;
Asimismo: fallos: 129:223; 151:315; 162:79; 184:390; 228:537; 239:239; 242:182;
245:174, entre muchos otros), vale decir, resultan sancionadas por el Congreso con
arreglo a las previsiones del art. 67, inc. 11, de la Constitución Nacional –actual art.

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75, inc. 12 – (fallos: 248:781, 782, considerando 1º y sus citas). De igual manera
corresponde discurrir respecto de la ley 24028, que sustituyó a la ley 9688.
A su turno, contemporáneamente con la incorporación del art. 14 bis a la ley
Fundamental, que introdujo los derechos relativos al trabajo y la seguridad social,
fue agregado provisoriamente, el código “del trabajo y seguridad social” a la nómina
de materias contenida en el Art. 67, Inc. 11. de tal suerte, la normativa concerniente a
las dos mencionadas ramas jurídicas quedó, expressis verbis, integrada en el conjunto
de aquellas otras que, si bien son del resorte legislativo del Congreso de la Nación, no
alteran “las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a los Tribunales
federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo sus
respectivas jurisdicciones” (Art. 67, Inc. 11, actual 75 Inc. 12).
El Art. 116 de la Constitución Nacional (anterior art. 100) no es sino un explícito
reforzador de la antedicha directriz, esencial de la forma federal que la Nación
Argentina adoptó para su gobierno (Constitucional Nacional, Art. 1), desde el
momento en que la competencia de esta Corte y de los tribunales inferiores de la
Nación se extiende al conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre
puntos regidos, inter alia, por las leyes de la nación”, “con la reserva hecha en el Inc.
12 del Art. 75”. De ahí que, desde su instalación, la corte haya sostenido que la
competencia de los tribunales federales es, por su naturaleza, restrictiva, de excepción
y con contribuciones limitadas a los casos que menciona el Art. 100 –actual Art. 116-
(fallos: 1: 170; 190:170; 283:429 y 302:1209, entre muchos otros), tal como, por lo
demás, lo establece la ley 27, e incluso la ley 48 para lo concerniente a la competencia
apelada extraordinaria del tribunal (Art. 15). El Art. 121 de la Constitución Nacional
(originario Art. 104) se emplaza en la misma línea.
Más aún; la reforma de la Constitución nacional producida en 1994 no ha hecho
más que profundizar este principio arquitectónico de nuestro orden constitucional, al
precisar, como ya lo había puesto en claro la jurisprudencia del Tribunal (fallos:
248:781, 782, considerando 1º, sus citas y otros), que el dictado de las normas
mentadas en el art. 75, Inc. 12, podía asumir, sin mengua de su naturaleza común, la
forma de cuerpos unificados o separados”.
Que, por ende, no es constitucionalmente aceptable que la Nación pueda, al
reglamentar materias que son como principio propias del derecho común, ejercer una
potestad distinta de la que específicamente le confiere el citado Art. 75, Inc. 12. Lo
contrario implicaría tanto como reconocer que las pautas limitativas que fija la
Constitución Nacional cuando se trata de derecho común, referentes a la no
alteración de las jurisdicciones locales y a la aplicación de esas leyes por los
Tribunales de provincias si las cosas o las personas cayeran bajo sus respectivas
jurisdicciones, pueden ser obviadas por la sola voluntad del legislador (fallos 271:
206, 209, considerando 4º…6º).
Que, en tal orden de ideas, la Ley de Riesgos del Trabajo no satisface los mentados
requerimientos. En primer lugar, la norma no contiene disposición expresa alguna
que declare federal el régimen de reparaciones del sub lite (doctrina de fallos
248:781, 783, considerando 3º).
Asimismo, es perfectamente trasladable al presente litigio la doctrina enunciada
por el tribunal a propósito de la Ley 9688: “la circunstancia de que la ley haya
adoptado formas o bases nuevas para reglar relaciones de derecho privado nacidas de
accidentes de trabajo por ser insuficientes las adoptadas en el código Civil a las
modernas necesidades creadas por el progreso industrial, no le quita ni puede

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quitarle a su carácter de ley común destinada a reglar derechos particulares,
cualquiera que fuese la denominación que se les dé” (fallos: 126:325, 329)…”.
A mayor abundamiento cabe agregar que recientemente nuestro máximo tribunal en
el fallo “Marchetti, Néstor Gabriel c/ La Caja A.R.T. S.A. s/ Ley Nº 24.557”, se
planteo la siguiente situación:
El Sr. Marchetti, se presento ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo Nº 78, con el objeto de que se reparen los daños sufridos en el accidente de
trabajo que oportunamente padeciera, basando su reclamo en los términos de la Ley
24.557, con el correspondiente planteo de inconstitucionalidad de varios de sus artículos
entre los cuales se encontraba el Art. 46 del mentado cuerpo legal. Así las cosas el
Juzgado Nº 78 del fuero declinó conocer por considerar abstractas las objeciones del
actor relativas al trámite previsto en la Ley de Riesgos del Trabajo (fs. 89);
temperamento, en definitiva, confirmado por la Cámara foral con énfasis en que la
actora, en un principio, transitó el procedimiento reglamentado por la Ley Nº 24.557.
A su vez, la Cámara Federal de la Seguridad Social, Sala III, se inhibió, igualmente,
con apoyo sustancial en la doctrina emanada del precedente de Fallos: 327:3610
("Castillo") (cfse. fs. 110).
En tales condiciones, se suscitó un conflicto -negativo- de competencia lo cual llevo
a nuestro máximo tribunal a dirimir la cuestión, en el marco del artículo 24, inciso 7, del
Decreto-Ley Nº 1285/58, en la versión de la Ley Nº 21.708.
Ante la situación planteada la Sra. Procuradora Fiscal determino, “Cabe recordar, en
primer término, que V.E. tiene reiteradamente dicho que para determinar la
competencia corresponde atender de modo principal a la exposición de los hechos
que el accionante hace en la demanda (v. Fallos: 324:647, 1477, 2736; entre otros).
En base a ello, como se expuso, la pretensora formalizó un planteo dirigido a obtener
el resarcimiento de los perjuicios invalidantes padecidos en un accidente de trabajo
(cfse. fs. 8vta.)
En las condiciones descriptas y a tenor de la doctrina sentada por V.E. en Fallos
327:3610 ("Castillo") -al que corresponde remitir, en todo lo pertinente, por razones
de brevedad- en orden a la naturaleza común de la legislación en materia de los
riesgos del trabajo, incumbe señalar que el caso resulta ajeno a la excepcional
competencia de la justicia federal.
Procede concluir, entonces, en un supuesto en que se demanda a una "entidad de
derecho privado", como son las aseguradoras de riesgos del trabajo, a propósito de
un planteo basado en disposiciones de naturaleza común, laboral o de la seguridad
social (cf. Fallos: 327:3610, cons. 6º), que el presente reclamo deberá proseguir su
trámite por ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo Nº 78, al que
habrá de remitirse, a sus efectos (En análogo sentido, S.C. Comp. Nº 1922, L. XL;
"Saldaño, Carlos Roque c/ Provincia ART S.A. s/ cobro de sumas de dinero", del
09.08.05).Dra. Marta A. Beiró de Goncalvez. (Procuradora Fiscal Subrrogante).
Ante dicho dictamen los integrantes de nuestro Máximo Tribunal resolvieron:
“Buenos Aires, 4 de diciembre de 2007. Autos y Vistos: De conformidad con lo
dictaminado por la señora Procuradora Fiscal Subrrogante, se declara que resulta
competente para conocer en las actuaciones el Juzgado Nacional de Primera
Instancia del Trabajo Nº 78, al que se le remitirán, por intermedio de la Sala IV de la
cámara de apelaciones de dicho fuero. Hágase saber a la Sala III de la Cámara
Federal de la Seguridad Social. ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI – JUAN
CARLOS MAQUEDA - E. RAUL ZAFFARONI - CARMEN M. ARGIBAY.”.-Según

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fallo (Marchetti, Néstor Gabriel c/ La Caja A.R.T. S.A. s/ Ley Nº 24.557 S.C. Comp.
Nº 804, L. XLIII. CSJN).
Por lo relatado, ha quedado debidamente fundamentado que V.S. resulta competente
para la dilucidación de la acción aquí planteada.

IV.- ART. 65 INC. 7 L.O

Que conforme lo establecido en el inc. 7 del art. 65 de la L.O. con fecha 7 de


diciembre de 2016, se ha comparecido y adoptado la instancia previa y al no haberse
llegado a una solución conciliadora es que se han iniciado las presentes actuaciones, a
tal efecto se adjunta acta de cierre de audiencia, en una foja en original.

V.- JURAMENTO

Que vengo a declarar bajo juramento no haber iniciado anteriormente a esta


presentación, reclamo alguno por los mismos rubros y contra las mismas demandas.

VI.- A.-) HECHOS REFERIDOS A LA RELACION DE DEPENDENCIA

El actor ingresó a laborar bajo relación de dependencia y subordinación para la firma


Transportadora Bonaerense S.A., con CUIT 30-70791077-8, el día 2 del mes de mayo
del año 2011, cumpliendo tareas de conductor de camiones transportando gas de la
empresa Shell hacia las empresas envasadoras de garrafas de gas pertenecientes a Shell
Gas ubicadas éstas en distintas Provincias de la República Argentina.

Esta demás señalar que el mismo ingreso a trabajar para la mencionada firma en
óptimas condiciones físicas, máxime la actividad que desarrolla para la empleadora, la
cual requiere estar en plena actitud física y psíquica.

El actor prestaba su labor para la demandada durante cinco días y medio a la semana
y luego descansaba por 36 horas, el horario depende del destino que el empleador le
asigne, por ejemplo si el destino asignado es la Provincia de Tucumán, el trayecto hacia
allí le lleva al actor 18 horas de viaje conduciendo el camión transportando el gas,
conduciendo el primer día 9 horas y el segundo día 10 horas para llegar al referido
destino, (dos días para llegar a destino y dos días para retornar), esa es la modalidad de
trabajo del actor por lo que no tiene un horario fijo a cumplimentar.

De esta manera a la fecha del accidente de trabajo (noviembre de 2016) el actor


percibía una compensación dineraria de Pesos Trece Mil Cuatrocientos Noventa y
Cuatro con 49/100 ($ 13.494,49.-), conforme recibos de haber (correspondiente al mes
noviembre de 2016) que se adjuntan a la presente y se ofrecen como prueba.

VI.- B.-) LAS TAREAS. EL ACCIDENTE

El actor con fecha 2 del mes de noviembre del año 2016, en ocasión que se
encontraba trabajando para su empleador en Shell Gas ubicada en la calle Genova de la
Localidad de Dock Sud (donde deja habitualmente el camión que el actor conduce
diariamente), siendo aproximadamente las 10:00 horas, cuando su empleador le ordena
que se dirija a la Estación de Servicio 2000 Shell, ubicada a unos tres kilómetros de
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Shell Gas (lugar de carga de gas en los camiones para su distribución) vaya en busca de
dos baterías nuevas, dirigiéndose con su automóvil particular.
Al llegar a la Estación de Servicio 2000 Shell retira las dos baterías cuyo peso es de
aproximadamente entre 55 kg a 70 kg c/u cargando una por vez y trasladándolas hacia
su automóvil que se encontraba estacionado a unos 70 metros aproximadamente. Una
vez puestas las baterías en el baúl de su automóvil se dirige hacia Shell Gas donde se
encontraba estacionado el camión.
El actor carga nuevamente cada una de las baterías sacándolas del baúl de su
automóvil y las traslada hacia el camión para realizar el cambio de las viejas baterías
por éstas nuevas que retiró de la Estación de Servicio 2000 Shell.
Es dable remarcar que para realizar el cambio de las baterías en el camión que
diariamente conduce el actor, debe cargar las baterías y levantarlas hasta una altura
aproximada de 1 metro 20 centímetro que se encuentra en el chasis del camión.
Finalizada dicha labor encomendada por su empleador se dirige a un taller mecánico
para reparar algún sector del camión, en circunstancias que procedía a bajar del camión
sintió un fuerte y doloroso tirón en la zona de la columna produciéndole una prolongada
inmovilidad, no pudiendo movilizarse del camión por un par de horas, y una vez
finalizado el trabajo del mecánico, con mucho dolor y reducida movilidad en la zona de
la columna, de todas maneras conduce el camión hasta dejarlo en la Puerta de Shell Gas.
A continuación pone en conocimiento a su empleador de la dolencia en su columna,
procediendo éste a efectuar la denuncia correspondiente por ante la Aseguradora.
El Sr. Agüero se dirige al prestador médico indicado por la ART, al momento de
recepción de la denuncia, Belgrano 964 Medicina Laboral SA, sito en la Camino
General Belgrano 964 de la Localidad de Quilmes de la Provincia de Buenos Aires
A raíz del accidente en cuestión y atento el profundo dolor que siente a la altura de
su columna, produciéndole además entumecimiento de la zona del cuello, y conmoción
generalizada producto del gran esfuerzo que a diario realiza en su trabajo, consistente en
cargar y descargar en forma continua y repetitiva cosas pesadas durante su extenuado
viaje, como por ejemplo levantaba una herramienta llamada brazo largo que pesa
aproximadamente 70 a 100 kg, cambiar los neumáticos lo que implica la carga y
descarga de aproximadamente 90 a 120 kg que pesa el neumático para que los arme la
gomería y luego el actor los carga al porta auxilio, es asistido por la A.R.T., aquí
demandada.
Caminos Protegidos A.R.T. S.A., le asiste en el prestador médico Belgrano 964
Medicina Laboral SA, allí se lo trata por lesión de lumbalgia post esfuerzo, le practican
RX y le colocan una inyección para calmar el dolor en la zona de la columna.
Finalmente le otorgan alta médica con fecha 10 de noviembre de 2016, con indicación
de retorna a su trabajo el día subsiguiente. Asimismo lo deriva a su Obra Social a los
fines de su recuperación y rehabilitación de la lesión padecida producto del accidente de
trabajo, haciéndolo y tras algunos estudios médicos –radiografías y resonancia
magnética- diagnosticaron médicos de la Obra Social de Choferes de Camiones
(OSCHOCA) que el Sr. Agüero padece la enfermedad hernia de disco.
Pero el dolor en la región cervical no cesó con el insuficiente tratamiento brindado
por el prestador médico de la demandada, igualmente se le entumecía la zona del cuello,
con dolor, y se le producía adormecimiento de las extremidades superiores, en la zona
de los dedos y manos. Esto resultaba más grave, ya que la actividad propia le agravaba
la lesión.
Una vez otorgada el alta médica por parte de la ART demandada, el empleador del
actor en fecha 23 de diciembre de 2016 le ordena que asistiera al médico laboral de la
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empresa “CentraLab” ubicado en Callao 25 Piso 2ª de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, quien le diagnosticó hernia de disco y a fin de no agravar la lesión del actor le
recetó “no hacer fuerza, no manejar muchas horas y realzar tratamiento kinesiológico”
Actualmente el actor padece hernia de disco, como consecuencia de la carga y
descarga de materiales de gran peso y la actividad misma de conducir por más de ocho
horas diarias un camión con destinos a las Provincias de nuestro país, todas estas
posiciones viciosas y repetitivas provocaron en el actor la enfermedad laboral que aquí
se reclama en ocasión de su trabajo y como consecuencia de varias de las actividades
riesgosas realizadas a diario sin ninguna clase de elementos de protección.
Es decir que el hecho daños de autos se ha dado en el marco de la llamada
enfermedad laboral –hernia de disco- (art. 6 apartado 2 LRT), vale decir que la ley es
'cerrada' sólo para los trabajadores que padecen enfermedades incluidas en el listado y
que acceden a las prestaciones y esta solución se condicen con la ecuación financiera
que subyace en el vínculo oneroso que une al empleador con la aseguradora. La norma
no presenta una redacción demasiado feliz, de manera que las leyes deben ser
interpretadas tratando de encontrarles un punto de coherencia con la Constitución
Nacional, siempre que la textura abierta de su lenguaje permita darle un alcance de
razonabilidad y no se condice con las disposiciones de nuestra Carta Magna de tutela de
los trabajadores y de garantía del "alterum non laedere " (art. 14 bis, art. 17 y art. 19 de
la C.N.) una hermeneútica que implica, en los hechos, que un trabajador dependiente,
dañado por el empleador, carece de derecho al 'integrum restituto'."
El actor en todo momento cumplió con lo dispuesto por la ley de Riesgos del
Trabajo, atento se sometió a las precarias atenciones y tratamientos que le fueran
indicados por el prestador que lo tiene afiliado, designado por la demandada (que fueron
prácticamente escasos,), cuando ante el padecimiento, el tratamiento suministrado se lo
consideró insuficiente.
Actualmente el Sr. Agüero padece dolor a la altura de su columna y cintura, con
movilidad reducida en dicha zona, contracturas habituales y periódicas, mareos, dolor y
adormecimiento de la pierna izquierda provocando disminución en la funcionalidad de
la misma y otras veces sucede lo mismo con la pierna derecha, como asi también el
adormecimiento de las extremidades superiores en la zona de los dedos de ambas
manos, todo consecuencia directa de la lesión sufrida, esta afección es habitual en este
tipo de patologías y la misma persiste consolidado el daño.
Destáquese que a su ingreso a trabajar a la empresa Transportadora Bonaerense S.A.,
en fecha 2 de mayo de 2011, el actor gozaba de muy buena salud, y no poseía ninguna
lesión a nivel de columna vertebral, mucho menos aún, se encontraba afectada su
columna a nivel cervical, y por el periodo que fue entre el ingreso citado, y la del
accidente de autos – (02/11/2016)-, desarrollo todas las tareas para su empleador sin la
menor dificultad física.
Como surge de lo hasta aquí expuesto, el accidente perturbó súbitamente el
equilibrio físico del que gozaba mi poderdante antes del hecho. Producto de la lesión
sufrida y el reposo que debió guardar, su vida cotidiana se ha visto alterada, ya que no
solo no pudo asistir a su lugar de trabajo, sino que también se vio impedido de realizar
de manera habitual sus actividades recreativas como por ejemplo deportes, sociales
como por ejemplo caminar o trotar, debido a la dificultad que presenta para desplazarse.
El actor sufre un accidente de trabajo, el cual ha sido reconocido por la demandada,
entre otras cuestiones porque: La demandada jamás ha rechazado a la fecha, el siniestro
de autos, por cuanto y atento ya no lo ha hecho en tiempo y forma oportuna (cfr Dec

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717/09, Art 6º párrafo segundo texto según Art. 22 del Dec 491/97), ello implica una
aceptación del hecho dañoso que nos ocupa en los términos del Dec 491/97.
Por otro lado no solo le otorgó todas las prestaciones médicas que le corresponde
conforme a derecho, sino que le dio el alta médica derivándolo a su Obra Social a los
fines de su recuperación y rehabilitación.
Iniciado el procedimiento de conciliación laboral ante el SECLO, la accionada se
negó rotundamente a reconocer cualquier tipo de indemnización.- (se adjunta acta de
cierre de audiencia).
En mérito de lo arriba descripto, mi poderdante me ha dado instrucciones para llevar
su caso ante V.S., con el fin que por medio del reclamo ante el juez natural, con las
garantías del derecho de defensa y el debido proceso, y con la asistencia letrada de las
partes, se determine la verdadera incapacidad sufrida por el mismo.
Persiguiéndose por la presente el resarcimiento conforme la indemnización tarifada
calculada conforme el método previsto por la Ley 24.557, con las modificaciones de la
ley 26.773, encontrándose el empleador del actor afiliado al régimen obligatorio
dispuesto por la L.R.T., y los costos de tratamiento médico futuro necesarios, con más
intereses, costos y costas.
Se estima que el actor padece una INCAPACIDAD FISICA DEL 20 %
DE LA TOTAL OBRERA.

VI.- C.-) INCAPACIDAD PSIQUICA

Puede hablarse de daño Psíquico en una persona, cuando esta presenta un deterioro,
una disfunción, un disturbio o trastorno, o desarrollo psicogénico o psico-orgánico que,
afectando sus esferas afectivas y/o intelectiva y/o volitiva, limita su capacidad al goce
individual, familiar laboral, social y/o recreativa, siendo oportuno tener presente que
cada ser humano tiene su peculiar campo de "tarea" y/o cualquier "quehacer vital" o –
también- "capacidad de goce", diferenciándose de las demás personas, no solo en su
extensión, sino también en cuanto a su compresión, término este que, en lógica menor-
conforme lo propone el diccionario de la lengua de castilla en su segunda acepción-,
implica al "conjunto de cualidades que integran una idea o concepto" (Conf. Mariano
N. Castex, hacia una definición del daño psíquico", comentario al seminario sobre
el traumatismo de cráneo- encefálico en medicina y psicología Forense Académica
Nac. De Ciencia, Nov. 1989, Bs. As. Y en actualizaciones en Medicina y Psicologías
Forenses N° 3, Academia Nacional de Ciencia de Buenos Aires, 1989/90.
El daño psíquico, ya que podrá verificarse que el hecho produjo una perturbación
patológica de la personalidad alterando el equilibrio, quebrantando la normal reacción
frente a contingencias habituales en la existencia, las que, probablemente de no haberse
ocasionado el evento hubiera repercutido de manera distinta, entendido como secuela
patológica derivada de un hecho, que no corresponde confundirlo con las afecciones que
configuran "el daño moral". (CNCiv. Sala K 2001/10/30 M.M c. Demirdjian Juan y
otros) LL 2001-F, 715.
Esta situación se agrava si tenemos en consideración el temor cierto sobre su futura
reinserción laboral con la disminución en su capacidad laborativa que presenta,
imprescindible para asegurar su futuro.
Cuando se sufre una lesión en cualquier parte del cuerpo y se enfrenta situaciones
límite como las de autos, la psiquis acusa el impacto e inmediatamente comienza con el

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proceso de elaboración con la finalidad de lograr nuevamente el equilibrio
momentáneamente perdido.
Este proceso por lo general es lento y trabajoso, y requiere que el accidentado se
someta a un tratamiento terapéutico - psicológico con la intención de ayudarlo y
prevenirle futuras complicaciones, como así también la reinserción social.
Se ha estimado que una terapia adecuada deberá continuar en dos sesiones semanales
durante al menos 1 años, ya que está comprobado que las patologías que presenta mi
mandante no remitirán espontáneamente.
El daño psicológico como secuela postraumática de índole patológica que produce
la perturbación del equilibrio emocional y espiritual de una persona víctima de un hecho
traumático, debe ser indemnizada en su totalidad teniendo en cuenta no solo la
incapacidad psicológica que ha dejado como secuela en el agente sino también los
gastos del tratamiento al que deberá someterse a fin de superar la misma.
Se ha dispuesto que "como toda disminución de la integridad física humana es
materia de obligado resarcimiento, ha de reconocerse que cualquier merma de las
aptitudes psíquicas de un individuo constituye también un daño resarcible, las neurosis
postraumáticas- especificas o inespecíficas- médicamente encuadran en las secuelas
posibles de un accidente, siendo variables según los casos y pudiéndoselas clasificar
mas allá del área neurológica, en neurosis de angustia, obsesivas y depresivas" (conf.
CNCiv. Sala B, 28.11.874 LL1975 A-688).
Respecto de la reparabilidad de los gastos que deparara el tratamiento psiquiátrico, se
ha resuelto que el "detrimento patrimonial que supone un tratamiento psiquiátrico,
indispensable para reparar lesiones en la salud suficientemente comprobadas y además
económicamente mensurable, configura un daño cierto, aunque las erogaciones
respectivas puedan o deban tener lugar en todo o en parte, en tiempo ulterior" (CNFede.
Civ. Y Com. Sala II, 10.04.81, JA 1981- IV –470).
Es de destacar que aparte de seguir padeciendo fortísimos dolores en la zona
afectada, no ha recuperado esa confianza necesaria para desenvolverse en la faz laboral
como privada, por los dolores lógicos que padece producto de la lesión que el accidente
de trabajo le produjo, a lo cual debe agregarse el riesgo lógico de volver a sufrir un
accidente de tránsito o lo que es aun peor que le produzca un agravamiento de la
cervicalgia en la zona de la columna que ya tiene producto del accidente de autos,
deberá tomar en cuenta V.S. y como anteriormente mencione que el uso de su espalda
es absolutamente necesario para desarrollar la actividad laboral del actor.
En definitiva, considero que el accidente que padeció el actor le causa
secuelas psicológicas del orden del 10 % esta es causa directa del
accidente de trabajo oportunamente denunciado, el cual deberá resarcirse por la
ART demandada en autos.

VII.- 1.-) PLANTEA INCONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY DE RIESGOS


DEL TRABAJO (ART. 8, art. 14.2.b, 21, 22, 39, 46 y 50)

En tiempo y forma oportunos vengo a plantear la inconstitucionalidad del art. 39


primer párrafo de la ley 24557 en cuanto dispone “1.- Las prestaciones de esta ley
eximen a los empleadores de toda responsabilidad civil, frente a sus trabajadores y a
los derechohabientes de estos, con la sola excepción de la derivada del art. 1072 del
Código Civil. 2. En este caso, el damnificado o sus derechohabientes podrán reclamar
la reparación de los daños y perjuicios, de acuerdo a las normas del Código Civil”.

9
Al respecto la CSJN ha señalado en el precedente “Aquino Isacio c/ Cargos
Servicios Industriales SA” entre otros, que la normativa cuestionada altera
profundamente los principios, derechos y garantías en que se basa nuestra ley
fundamental. En especial, quebranta los principios de no discriminación consagrado en
el art. 16 de la CN y del derecho de defensa en juicio conforme el art. 18 CN, del art. 14
bis CN en cuanto cercena el derecho a una reparación integral, el art. 19 CN en cuento
se funda en el principio de “no dañar a nadie”, el art. 17 CN referido al derecho de
propiedad en un sentido amplio, etc.
En su voto, la Dra. Higthon de Nolasco considero Que el impedimento de acceder a
la justicia que sufre el trabajador constituye una discriminación intolerable por su sola
condición de tal. Dice la ministra “que esa discriminación no encuentra razonable
apoyo en el texto constitucional, pues la igualdad de tratamiento ante la ley – no
exenta de razonables distinciones, según constante jurisprudencia del Tribunal- no
admite que se distinga negativamente a quienes ven lesionada su capacidad
laborativa por un infortunio, privándoles de aquello que se les concede a los restantes
habitantes en circunstancias similares. Ello debido a al ausencia de toda relación
lógica y normativa entre la condición de trabajador y la denegación de acceso a la
justicia para solicitar la aplicación del régimen general previsto en el Código Civil...”
Por su parte, los Ministros Petracchi y Zaffaroni, mencionan en su voto que la ley de
riesgos del Trabajo “ha negado a la hora de proteger la integridad psíquica y moral
del trabajador, frente a supuestos regidos por el principio “alterum non laedere”, la
consideración plena de la persona humana y los imperativos de justicia de la
reparación”.
En conclusión, el Máximo Tribunal cierra el debate y da una señal clara e inequívoca
para todos los tribunales del país de que, el art. 39 párrafo 1º de la ley es
inconstitucional, al eximir al empleador de toda responsabilidad civil mediante la
prestación del art. 15 inc. 2 segundo párrafo de la LRT.
Ha quedado definitivamente consagrado que el tema de accidentes de trabajo debe
analizarse a través de los principios de no dañar, protectorio y de razonabilidad. Por su
parte, las prestaciones dinerarias y en especie de la LRT constituyen una reparación
parcial e insuficiente de las remuneraciones del trabajador antes del infortunio como en
el caso del Sr. Addesso.
En tiempo y forma oportunos vengo a plantear la inconstitucionalidad del sistema
implementado por el art. 14.2.b LRT y del Decreto 1278/2000 modificado por el
decreto 1694/2009, en base al precedente elaborado por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación de fecha 26-10-2004, en autos “Milone, Juan Antonio c/ Asociart SA
Aseguradora de Riesgos del Trabajo s/ Accidente Ley 9688”.
Ello por cuanto la discapacidad sufrida por el actor repercutirá no solo en la esfera
económica de la víctima, sino también en los diversos aspectos de su personalidad que
hacen al ámbito doméstico, cultural y social, con la consiguiente frustración del
desarrollo pleno de la vida (fallos 315:2834, considerando 12). Además, la
discapacidad llevara seguramente al trabajador- y en su caso, a la familia de este-, a una
profunda reformulación de su proyecto de vida para lo cual la indemnización a la que
tenga derecho se presentara como un dato de importancia inocultable por mayúsculo y
el medio reparador, de ser inadecuado, puede añadir a la mentada infracción, una nueva,
tal como sucede con el sistema originario previsto por la LRT mediante el pago en
forma de renta periódica, porque reduce drásticamente el universo de opciones que le
permitan al trabajador reformular su proyecto. El Máximo Tribunal destaco que dicha
disposición violenta el art. 14 bis de la CN que prescribe el principió protectorio y
10
condiciones equitativas de valor, afecta también la libertad y por ende la capacidad
autónoma del individuo para elaborar un proyecto de vida como consecuencia de un
acto que no le es imputable, e impedírsele la perdida de disponibilidad y control de la
indemnizaciones de la que es acreedor. También la mentada norma importa un trato
discriminatorio frente a las demás categorías de dañados que pueden cobrar sus
indemnizaciones en un pago único sin imposiciones arbitrarías como dispone la LRT en
su art. 14 inc.2.b. (del fallo Milone antes citado).
Las circunstancias fácticas sobre las cuales decidió la Corte en “Milone” se reflejan
en la totalidad de los casos de altas incapacidades, como es el caso de autos, ya que el
perjuicio para las víctimas o sus derechohabientes se manifiesta siempre por cuanto las
cuotas irrisorias del sistema son insuficientes para sobrevivir, como también para que el
damnificado o sus derechohabientes, encaren una actividad productiva autónoma.
No obstante ello la corte Suprema de Justicia de La Nación mas precisamente el 24-
6-2008 en el fallo “Suarez Guimbard” declaro nuevamente la inconstitucionalidad del
pago mediante renta periódica que la LRT prevé para las indemnizaciones por
incapacidades mayores al 50% TO o muerte del y trabajador, ratificando la doctrina
fijada en el precedente “Milone”.
A mayor abundamiento, con la sanción de la cuestionada Ley 26.773, se vino a
reconocer ni más ni menos que el sistema de renta periódica importaba una franca
violación constitucional a los distintos preceptos ya enunciados, desde el momento que
su art. 17 inc.1 elimina el pago de renta periódica, transformando dichas prestaciones
dinerarias, en prestaciones indemnizatorias dinerarias de pago único.
En consecuencia, en tanto el art. 14 de la LRT consagra una solución incompatible
con el principio protectorio y los requerimientos de condiciones equitativas de labor
(art. 14 bis CN), al paso que mortifica el ámbito de libertad resultante de la autonomía
del sujeto para elaborar su proyecto de vida, e introduce un trato discriminatorio (art. 16
CN).
Por tal razón se plantea la inconstitucionalidad de dicha norma, solicitando se declare
inaplicable al caso de autos.
Cabe agregar también que vengo a plantear la inconstitucionalidad de los arts. 8,
21, 22 y 50 de la LRT por cuanto las mismas establecen la obligatoriedad de una
instancia ante las Comisiones Medicas, las que implican una atribución de facultades a
un órgano administrativo que son de índole inminentemente judicial y colocan a mi
mandante en situación de indefensión total, por los fundamentos que a continuación
expondré.
Dicho procedimiento que se efectúa ante un Organismo Público perteneciente a la
esfera del Poder Ejecutivo, afecta el sistema federal de gobierno adoptado por nuestra
CN, las facultades no delegadas por los gobiernos provinciales al Gobierno Nacional, la
exclusividad del Poder Judicial en el ejercicio de la jurisdicción, la división tripartita de
poderes, el principio de igualdad ante la ley de no discriminación.
El art. 75 Inc. 12 CN, dispone expresamente que el Congreso de la Nación, al dictar
normas referidas -entre otras materias- al Trabajo y la Seguridad Social, no deben
alterar las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a los tribunales
federales o provinciales según que las cosas o las personas cayeren bajo su respectiva
jurisdicción, por ello el Congreso al acordar funciones jurisdiccionales al Poder
Administrativo por medio de las Comisiones Medicas ha violentado lo dispuesto en la
norma constitucional.
Asimismo, la violación del acceso a la justicia, imponiendo una instancia previa
frente a la autoridad administrativa representada por las Comisiones Médicas, investidas
11
inconstitucionalmente de facultades jurisdiccionales, implica una flagrante violación a
los art. 16 y 18 de la CN. alejando al actor de sus jueces naturales e imponiéndole
cumplimentar una instancia prejudicial de la cual el resto de los habitantes se
encuentran eximidos de dar cumplimiento a fin de reclamar el resarcimiento de los
daños y perjuicios.
Evidentemente, se le otorgan indebidamente facultades jurisdiccionales a las
Comisiones Medicas, colocando a la víctima (actor) del infortunio en un virtual estado
de indefensión frente a las estructuras jurídicas y administrativas del sistema.
Además, estas Comisiones Médicas están solo integradas por médicos, designados y
dependientes del PEN y resuelven aspectos controvertidos de naturaleza jurídica, en un
verdadero juicio de conocimiento que se desenvuelve sin las garantías del debido
proceso y en abierta violación de las normas constitucionales que imponen la obligación
de no juzgar por comisiones especiales.
En tal sentido el Decreto 717/96 establece un procedimiento contencioso sin
asesoramiento letrado para el actor, con desmedidas funciones para los profesionales
médicos, VG. a) Determinar la naturaleza laboral del accidente o la enfermedad
profesional y a solicitud de la actora cuando la ART negara tal carácter (función
judicial); b) El carácter temporario o permanente de la incapacidad; c) El contenido y
alcance de las prestaciones en especie; d) la comisión medica puede homologar el
acuerdo al que hubieren arribado las partes sobre la base de “hechos” y pruebas que le
fueran sometidos a su jurisdicción y a las restantes probanzas y aclaraciones que pueda
requerir, señala el art. 19.
Al respecto, la Sala III de la C.N.A.T. ha expresado que “los arts. 21, 22 y 50
resultan violatorios de lo dispuesto por los arts. 108 y 109 de la CN puesto que sustraen
del conocimiento de los jueces las cuestiones que estos están llamados a decidir por
imperio de dichas normas, lo que vulnera el principio de división de poderes...ya que
tales controversias son sometidas al conocimiento de las comisiones medicas y de la
Comisión Medica Central, que son organismos ajenos al Poder Judicial...” “...estos
vicios no se purgan por la ulterior revisión judicial, que se prevé, aunque dichas
comisiones tienen a su cargo dirimir cuestiones ajenas al ámbito de su incumbencia,
como el carácter laboral del accidente y cualquier controversia que pudiera surgir entre
la ART y el damnificado o sus derechohabientes (Conf. C.N.A.T. Sala III, “IBÁÑEZ,
Ramón Rosa c/ Ford Argentina SA y otro s/ accidente-acción civil” sentencia 851140
del 20 de Agosto de 2003, boto preopinante Dr. Guibourg).
Siguiendo la lineatura de lo expuesto vengo a solicitar se declare la
inconstitucionalidad del art. 46 LRT. Dicha norma específicamente ha establecido la
competencia de la justicia federal, al indicar que la Cámara Federal de la Seguridad
Social, es la encargada de efectuar la revisión judicial de la etapa administrativa.
Sin embargo, de la lectura del art. 75 inc. 12 CN, se puede apreciar que la ley de
Riesgos del Trabajo es una norma de derecho común, sin especificar si pertenece las
misma al ámbito de trabajo o la seguridad social, su aplicación a los casos concretos
esta reservada “… a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las
personas cayeren bajo su respectivas jurisdicciones”.
Recientemente la Corte Suprema de Justicia de la Nación se pronunció sobre la
inconstitucionalidad del art. 46 LRT, en los autos “Castillo, Ángel Santos c/ Cerámica
Alberdi (SA) y Otro, por recurso de hecho deducido por la Segunda Aseguradora de
Riesgos del Trabajo (SA)”, con fecha 7 de septiembre de 2004.
El Superior Tribunal de la Republica Argentina afirmo que “… que según lo
esclareció esta corte para octubre de 1917, y lo sostuvo de manera constante, las
12
responsabilidades por accidente de trabajo a que se refiere la ley Nº 9688 y que nacen
de hechos ocurridos en la ejecución o cumplimientos de contratos entre patrones y
empleados u obreros, son de carácter común (fallos 126:315, 324 y 325: 328, entre
muchos otros), vale decir, resulta sancionadas por el congreso con arreglo a las
previsiones del art. 67 inc. 11 CN- actual art. 75 inc.12 (Fallos, 248:781, 782,
considerando 1 y sus citas)…”.
Atento al concepto trascripto, es que el Superior Magistrado ha dicho: “… de ahí que
desde su instalación, la corte haya sostenido que la competencia de los tribunales
federales es, por su naturaleza, restrictiva, de excepción y con atribuciones limitadas a
los casos que menciona en art. 100 – actual art. 116 CN, tal como, por lo demás lo
establece la Ley 27 e incluso la Ley 48 para lo concerniente a la competencia apelada
extraordinaria del tribunal (art. 15). El art. 121 CN (originario art. 104) se emplaza en la
misma línea…”.
A mayor abundamiento recientemente en un fallo realmente ejemplar, la Excma.
Cámara Nacional del Trabajo Sala V, en la causa “González Protacio c/ Berkley
Internacional Art S.A. s/ accidente – acción civil”, consideraron que la
determinación de un accidente laboral era una competencia que correspondía a la
Justicia laboral y no a las comisiones médicas.
El tribunal enfatizó que “la determinación del carácter laboral del accidente y la
relación causal con el factor laboral constituyen materias que exceden
notoriamente la competencia brindada por los conocimientos médicos, y requieren
indudablemente un conocimiento técnico-jurídico del cual los médicos carecen”.
(lo remarcado y en negro me corresponde)
También en el citado fallo se estableció que en el marco de la garantía constitucional
del debido proceso se encuentra incluida la exigencia de idoneidad técnico- jurídica de
los jueces o tribunales, “condición que no reúnen los integrantes de las comisiones
médicas previstas en el sistema de riesgos del trabajo”, (lo remarcado y en negro
me corresponde).
Otro ítem importante y que se considero, reitero en el citado fallo, los magistrados de
la Excma. Cámara Nacional del Trabajo Sala V para declarar la incompetencia de los
arts. 21, 22 iconos de la LRT, es que también conspira contra la actuación de las
comisiones médicas la ausencia de imparcialidad objetiva de sus integrantes.
Tal es así, que en una parte del fallo claramente se expone que: “LOS GASTOS
QUE DEMANDA EL FUNCIONAMIENTO DE LAS COMISIONES MÉDICAS
SON FINANCIADOS EN UN PORCENTAJE POR LAS ASEGURADORAS DE
RIESGOS DEL TRABAJO”
Indicaron además, “Es decir, los médicos que deben resolver cuestiones jurídicas
derivadas de los accidentes y enfermedades del trabajo en procesos administrativos en
los cuales son parte aquellas entidades privadas son retribuidos con los fondos que
parcialmente aportan éstas últimas”.
Debe recalcarse que esa “dependencia económica” constituye un dato insoslayable
que puede hacer nacer en los trabajadores que transiten ese procedimiento “temores
legítimos de que los profesionales integrantes de las comisiones médicas no abordaran
los casos con imparcialidad, lo que conlleva la descalificación constitucional del
sistema.
Sostenemos que el sistema pergeñado en la LRT es perfectible y genera
desigualdades y asimetrías, siendo inconstitucional, como en el caso del actor.
Ya tampoco caben dudas respecto de la inconstitucionalidad del decreto 717/96 y la
posibilidad del actor de recurrir ante la justicia nacional del trabajo, basta solamente con
13
remitir a lo resuelto por nuestro Máximo Tribunal, en los autos “Marchetti, Néstor
Gabriel c/ La Caja A.R.T. S.A. s/ Ley Nº 24.557”, en el cual se planteo la siguiente
situación.
El Sr. Marchetti, se presento ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo Nº 78, con el objeto de que se reparen los daños sufridos en el accidente de
trabajo que oportunamente padeciera, basando su reclamo en los términos de la Ley
24.557, con el correspondiente planteo de inconstitucionalidad de varios de sus artículos
entre los cuales se encontraba el Art. 46 del mentado cuerpo legal. Así las cosas el
juzgado Nº 78 del fuero declinó conocer por considerar abstractas las objeciones del
actor relativas al trámite previsto en la Ley de Riesgos del Trabajo (fs. 89);
temperamento, en definitiva, confirmado por la Cámara foral con énfasis en que la
actora, en un principio, transitó el procedimiento reglamentado por la ley Nº 24.557.
A su vez, la Cámara Federal de la Seguridad Social, Sala III, se inhibió, igualmente,
con apoyo sustancial en la doctrina emanada del precedente de Fallos: 327:3610
("Castillo") (cfse. fs. 110).
En tales condiciones, se suscitó un conflicto -negativo- de competencia lo cual llevo
a nuestro máximo tribunal a dirimir la cuestión, en el marco del artículo 24, inciso 7, del
decreto-Ley Nº 1285/58, en la versión de la Ley Nº 21.708.
Ante la situación planteada la Sra. Procuradora Fiscal determino, “Cabe recordar, en
primer término, que V.E. tiene reiteradamente dicho que para determinar la
competencia corresponde atender de modo principal a la exposición de los hechos
que el accionante hace en la demanda (v. Fallos: 324:647, 1477, 2736; entre otros).
En base a ello, como se expuso, la pretensora formalizó un planteo dirigido a obtener
el resarcimiento de los perjuicios invalidantes padecidos en un accidente de trabajo
(cfse. fs. 8vta.)
En las condiciones descriptas y a tenor de la doctrina sentada por V.E. en Fallos
327:3610 ("Castillo") -al que corresponde remitir, en todo lo pertinente, por razones
de brevedad- en orden a la naturaleza común de la legislación en materia de los
riesgos del trabajo, incumbe señalar que el caso resulta ajeno a la excepcional
competencia de la justicia federal.
Procede concluir, entonces, en un supuesto en que se demanda a una "entidad de
derecho privado", como son las aseguradoras de riesgos del trabajo, a propósito de
un planteo basado en disposiciones de naturaleza común, laboral o de la seguridad
social (cf. Fallos: 327:3610, cons. 6º), que el presente reclamo deberá proseguir su
trámite por ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo nº 78, al que
habrá de remitirse, a sus efectos (En análogo sentido, S.C. Comp. Nº 1922, L. XL;
"Saldaño, Carlos Roque c/ Provincia ART S.A. s/ cobro de sumas de dinero", del
09.08.05).Dra. Marta A. Beiró de Goncalvez. (Procuradora Fiscal Subrogante).
Ante dicho dictamen los integrantes de nuestro máximo tribunal resolvieron:
“Buenos Aires, 4 de diciembre de 2007. Autos y Vistos: De conformidad con lo
dictaminado por la señora Procuradora Fiscal Subrogante, se declara que resulta
competente para conocer en las actuaciones el Juzgado Nacional de Primera
Instancia del Trabajo nº 78, al que se le remitirán, por intermedio de la Sala IV de la
cámara de apelaciones de dicho fuero. Hágase saber a la Sala III de la Cámara
Federal de la Seguridad Social. ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI – JUAN
CARLOS MAQUEDA - E. RAUL ZAFFARONI - CARMEN M. ARGIBAY.” Según
fallo (Marchetti, Néstor Gabriel c/ La Caja A.R.T. S.A. s/ Ley Nº 24.557, S.C. Comp.
Nº 804, L. XLIII. CSJN).

14
De conformidad con lo expuesto precedentemente, las normas cuya tacha de
inconstitucionalidad se pretende son violatorias de los arts. 5, 17, 18,19, 75 Inc. 12, 108
y 109 de la CN, 18 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre, arts. 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y art. 10 de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Por todo ello es que solicito de V.S. se declare competente para entender en los
presentes obrados, sin exigir a mi instituyente el agotamiento de la vía administrativa
ante las Comisiones Medicas.

VII.- 2.-) PLANTEA INCONSTITUCIONALIDAD DECRETO 659/96

La sanción de la Ley de Riesgos del Trabajo Nº 24.557 -y todo el sistema normativo


que inaugura- importó un nivel de grosería constitucional de tal magnitud que hasta
permite la posibilidad de clasificar a sus numerosos atropellos de barrabasada normativa
en detrimento de los trabajadores, tal cual lo vengo sosteniendo a lo largo del presente
libelo.
Así, podemos incluir a aquellas inconstitucionalidades respecto de las cuales la Corte
Suprema de Justicia de la Nación ya se ha hecho cargo de descalificar, a través de los
conocidos precedentes “CASTILLO c/CERÁMICA ALBERDI S.A.”, “MILONE,
Juan c/ASOCIART S.A. A.R.T.” y “AQUINO, Isacio c/CARGO SERVICIOS
INDUSTRIALES S.A.”, entre otros tantos.
Este inconstitucional decreto 659/96 (B.O.: 27/06/96) es el que aprueba la Tabla de
Evaluación de las Incapacidades Laborales, y bajo el Título de “Criterios de evaluación
de la Tabla de Incapacidad Laboral” establece que la valoración del deterioro de la salud
e integridad física del trabajador se realiza sobre el total de la capacidad restante, se
trate de siniestros sucesivos o simultáneos.
Por ejemplo: si el primer accidente de trabajo priva al obrero del dedo de una mano,
éste se tarifa en el 10% del 100% porque el 100% es la capacidad inicial del trabajador;
pero si después de ese primer accidente pierde el mismo dedo pero de la otra mano, por
aplicación de la teoría que analizamos, este segundo dedo, se tarifa en el 10% del 90%,
porque 90% es la capacidad restante.
En el caso de daños simultáneos por un mismo accidente, si el obrero pierde su
brazo hábil y también tiene la desgracia de perder uno de sus ojos, y tres dedos de la
otra mano, entonces se tarifa comenzando por la pérdida de su brazo al 70% sobre
100%, pero los demás daños se tarifan sobre la capacidad restante, es decir, se aplica la
tarifa –en este caso- sobre el 30%, porque 30% es su capacidad restante, hasta llegar al
tope del 100%.
Cabe preguntarse ¿Cuál es la razón por la que se adoptó esta decisión reglamentaria?
La respuesta que equivocadamente dan los propulsores de este sistema es “Porque no se
puede sumar las tarifas calculadas en forma autónoma y superar el 100%; si esto
sucediera se estaría permitiendo a una víctima enriquecerse sin causa, dado que se la
podría indemnizar por un porcentaje mayor al cien por ciento”.
La realidad que este argumento es una falacia y está destinado a encubrir el real
interés que tiene la adopción de esta teoría, que es el de abaratamiento de costos de
financiación del sistema por parte de las ART.
Pero además, se consagra una manifiesta inconstitucionalidad porque se viola el
principio de igualdad (Art. 16 C.N.), el de progresividad y el protectorio para los
trabajadores (Arts. 14bis y 75 inciso 22 de la C.N.).
La violación al principio de igualdad.
15
Todos los empleadores del país pagan la misma prima por cada uno de sus
trabajadores, con indiferencia de la capacidad de la que éstos gocen. Es decir, pagan
siempre por obreros plenamente capaces.
Si algunos trabajadores padecen de grados de incapacidad que motivan que, frente a
un eventual siniestro, la ART pueda exonerarse pagando las prestaciones dinerarias
disminuidas en proporción a la capacidad restante; situación esta que es conocida de
antemano por las ART, entonces, cabe preguntarnos ¿por qué se obliga a los patrones a
abonar siempre como si las tarifas a pagar fueran sobre capacidades totales, aunque de
antemano se sepa que, por aplicación de la “fórmula de Balthazard”, la ART va a pagar
por una incapacidad menor?.
A la hora de cobrar las primas mensuales a los empleadores, las ART consideran a
todos los trabajadores sanos; pero a la hora de pagar a los trabajadores las prestaciones
dinerarias por las que cobraron las primas, les comienzan a computar las incapacidades
que padecen.
Es decir: las ART cobran por lo que saben de antemano que no van a pagar.
Una clara violación al principio de igualdad, porque se da trato igual a quien se
encuentra en situación diferente; y además coloca ilegítimamente en situación ventajosa
al contratante que cobra por los riesgos que nunca va a pagar.
La violación al principio de progresividad y protectorio de los trabajadores.
La teoría de Balthazard importa un retroceso en materia de reconocimiento de
derechos a la indemnización en caso de infortunios laborales, por cuanto permite la
disminución de los quantum reparatorios escudándose en un supuesto “enriquecimiento
sin causa” si las sumas totales de las tarifas indemnizatorias superan el 100%.
La miopía de la teoría radica en la confusión que supone que la tarifación importa
indemnización integral.
Si hay tarifa no hay indemnización integral: hay tarifa. La tarifación de los daños
laborales que hace el Derecho del Trabajo está relacionada con la previsibilidad exigida
por el sector dañador –para el caso actual, el responsable de pagar los costos- que
permite de antemano prever costos empresariales; pero de ninguna manera tarifando se
repara integralmente un daño. La tarifa es producto de una transacción inter partes que
supuso previsibilidad y menores costos para el sector empresarial, e inmediatez y
economía procesal para el sector obrero. Pero nunca la tarifa significó reparación
integral.
Por lo tanto, sumando tarifas no necesariamente se supera la reparación integral,
aunque la suma de los daños supere el cien por ciento.
La tarifa en sí importó una resignación de la reparación integral a la que todo
trabajador tiene derecho, con la aspiración de ser compensada con el pago inmediato;
esa fue y sigue siendo la razón jurídica de las tarifas reparatorias.
Y si a las ya recortadas –mediante tarifación- indemnizaciones laborales les
agregamos los montos irrisorios previstos por la LRT, con más la mengua por
aplicación de la Teoría de Balthazard, entonces las ART no alcanzan a pagar ni el 20%
de lo que aseguran, que es la vida y la integridad física de los trabajadores.
Tan ingenioso mecanismo de defraudación, además de estar rayano con lo delictivo,
viola el principio protectorio y de progresividad, dado que retacea ilegítimamente las
tarifas previstas para los daños en el trabajo, que deben ser calculadas en forma
autónoma, como toda tarifa.
De esta manera se desprotege más al más débil; y como contrapartida, por la
debilidad o incapacidad del débil, el dañador obtiene un lucro indebido cobrando por un
riesgo cuyo daño nunca va a reparar.
16
No recuerdo que la Constitución Nacional permita algo semejante; por lo que no
alcanzo a entender qué razones constitucionales sostienen jurídicamente tan lamentable
solución reglamentaria.
No obstante lo anteriormente dicho cabe destacar que la incapacidad psicofísica que
padece mi mandante (20% psicofísico) es producto directo del accidente de trabajo in
itinere que da origen a las presentes actuaciones, por ende la incapacidad del actor
deviene de un único hecho accidental, por lo cual corresponde aplicar el sistema de
sumatoria directa respecto de la incapacidad sobreviniente.
Dejo aclarado que, a mi juicio, en la especia no corresponde aplicar la denominada
formula de Balthazard o de la incapacidad residual, pues, según se invoco ut-supra, se
trata de un supuesto de lesiones múltiples como en el caso del actor, producidas por un
mismo hecho generador y, en tal contexto, en mi criterio no puede eludirse sumar las
incapacidades parciales (“… la formula de Balthazard para establecer la incapacidad
integral del trabajador es empleada para aquellos casos en que el segundo accidente,
separado en el tiempo del primero, afecta al miso órgano, aparato o sistema –
incapacidades múltiples sucesivas mono funcionales-, pero no frente a incapacidades
múltiples conjuntas poli funcionales-, cfr. C.N.A.Tr., Sala X, 29 de mayo de 2002,
“Montiel, Antonio A. c/ Tintorería Industrial del Sud S.A.”; “…cuando no se
encuentra acreditado cual de las incapacidades pudo haberse detectado en primer lugar,
resulta imposible aplicar el principio de la incapacidad residual, por lo que, tratándose
de dos incapacidades producidas por el mismo hecho generador, no corresponde la
aplicación de tal principio…”, cfr. C.N.A.Tr, Sala II, 31 de octubre de 1997,
“Salazar, Alberto c/ Seguros B. Rivadavia Coop. Ltda.”; en sentido similar, Sala V,
15 de marzo de 1995, “Rivello, José c/ Autolatina Argentina, D.T., 1195-B, 1347,
entre otros).
En apoyatura de mis argumentos y desde hace ya varios años la jurisprudencia viene
sostenido dicho criterio: “En el caso de incapacidades parciales simultaneas,
corresponde la sumatoria aritmética, por cuanto el espíritu de la Ley 9688 es
contrario a la capacidad restante y si se llegara al absurdo de que varias minusvalías
parciales superaran el 10% de la total obrera, art. 56 de su decreto reglamentario
expresa que si dicha suma superara el 50% de la total debe reputarse como
incapacidad absoluta – voto del Dr. Fernández Madrid- CNAT, SALA, IV, sent.
36.157, 30-10-91, “Rojas Inseran, Raimunda c/ Emilio Romano y Cia. S.R.L. s/ Ley
9688”.
“La Formula de Balthazard, a fin de establecer el índice de minusvalía laboral, se
respalda en la pauta de que las incapacidades sucesivas no se suman aritméticamente
sino que se van restando sucesivamente de la capacidad preexistente. Esta
metodología deviene inaplicable cuando la incapacidad que afecta al trabajador es
global, producto de afecciones contemporáneas y diversas, sin que pueda
determinarse su aparición en el tiempo en forma escalonada (NAT, Sala II, sent.
68.655, 9/8/91. (Lemos Ceferino c/ Petersen Thiele y Cruz S.A.de Construcciones s/
Accidente – Acción Civil”)).-
“La metodología de la “capacidad residual” a fin de establecer el monto final de
minusvalía es solo una formula valida como cualquier otra, pero no obliga al
sentenciante quien puede tomarla como pauta, entre otras. Por otra parte, la
concepción de la “incapacidad absoluta” no implica la reducción a un estado de
“Vida Vegetativa” en que el trabajador no puede trabajar en sus tareas o en otras
labores, ni nada. (CNAT, Sala IV, sent. 67.821, 24/8/92, “Acosta Colman, Agustín c/
Royo S.A. s/ acción Civil”).
17
Es por ello y en virtud de los argumentos vertidos precedentemente, que solicito a
V.S. decrete la inconstitucionalidad de la tabla de varemos del decreto 659/96,
ordenando aplicar al Perito medico a designarse en autos utilice el Baremo perteneciente
al Instituto Nacional de Previsión Social y/o la tabla de Baremos obrante en el Tratado
de Medicina Legal del Dr. Bonnet o del Dr. Rubinstein.

VIII.- A.-) RESPONSABILIDAD DE LA ART DEMANDADA EN AUTOS

Es así que la Aseguradora de Riesgos de Trabajo demandada en autos debe


responder por cuanto, el hecho ocurrido, única causa de la incapacidad psicofísica de
mi mandante, fue un accidente en ocasión de trabajo, cuyo concepto, con mayor o
menor precisión, fue definido por las distintas normas que se ocuparon de regular la
reparación y/o proyección de los trabajadores que se accidentaban mientras realizaban
sus labores habituales, como brevemente reseñaré.
El hecho ocurrido y en virtud del cual se reclama, es una de las contingencias
cubiertas por la Aseguradora demandada, como veremos.
Así la ley 9.688 lo definió como “los ocurridos a sus empleados u obreros, durante
en tiempo de prestación de servicios, con motivo y en ejercicio de la ocupación en que
se les emplea o por caso fortuito o fuerza mayor inherente al trabajo...”. (Art. 1). Esta
definición coincide con el convenio aprobado por la conferencia de la OIT en 1921,
ratificado por la ley 12.232, posteriormente la ley 12.631, sancionada en 1940 y
reformadora del art. 1 de la Ley 9.688, reemplazó la frase que indicaba... “con motivo y
en ejercicio de la ocupación en que se les emplea...”, por la de “...el hecho o en ocasión
de trabajo...”; de esta manera, la reforma amplió en ámbito personal de protección de
la Ley.
La Ley 24.028 estableció al respecto que: “Los empleadores serán responsables en
las condiciones y con los límites establecidos en esta ley por los daños psicofísicos
sufridos por sus trabajadores por el hecho o en ocasión del trabajo durante el tiempo en
que estos estuvieren a disposición de aquellos, en y para la ejecución del objeto del
contrato de trabajo. La responsabilidad del empleador se presume respecto de todo
accidente producido en los casos establecidos en esta norma, en cambio, no se presume
la responsabilidad del empleador respecto de las enfermedades cuyo origen o
agravamiento se imputen al trabajo ” (Art. 2).
La actual ley 24.557 lo define en su art. 6 como “...todo acontecimiento súbito y
violento ocurrido por el hecho o en ocasión del trabajo o en el trayecto entre el
domicilio del trabajador y el lugar de trabajo...”.
Como se advierte, las distintas normas se encargaron con mayor o menor claridad de
definir las consecuencias por las cuales quien aprovechaba la fuerza de trabajo de otro
debía responder, frente a los daños psicofísicos sufridos por quién pone a disposición de
otro su fuerza de trabajo, en el cumplimiento del contrato de trabajo.
A punto tal que, respecto de los accidentes, hubo legislaciones que la responsabilidad
de los empleadores se presumía frente a un accidente.
La última ley comentada 24.557, crea a las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo,
sujetos que asumen por contrato, la obligación de responder por determinadas
contingencias.
Dichas contingencias, enumeradas en el art. 6 de la ley, son los accidentes de trabajo,
que ya indiqué como lo define esta norma y las enfermedades profesionales, aunque en
este último punto, considera tales a las incluidas en el inconstitucional listado previsto

18
en el Decreto 658/96 y les asigna un porcentaje de incapacidad en virtud del
cuestionado baremo establecido en el Decreto 659/96.
Señálese también, en cuanto a las enfermedades, que podrán considerase
profesionales a aquellas que, a pesar de no estar incluidas en el insólito listado cerrado,
mediante la prueba pertinente se determine en Comisión Médica, que en el caso
concreto, la patología halla su causa eficiente en las tareas realizadas por el trabajador.
(Art. 6 inc. 2 b).
Esta modificación al art. 6 incorporada por el Decreto 1278/00, no significó otra cosa
que reconocer la palmaria violación que implicaba mantener sin más, el listado cerrado
de enfermedades.
Es decir la modificación introducida no hace más que tratar de tornar menos
inconstitucional la norma citada, al permitir en cada caso concreto demostrar que la
patología en virtud de la cual se reclama encuentra su causa u origen, en la tarea
realizada por el trabajador en cumplimiento del trabajo y por ende la obligación de
resarcirlo por parte de la ART.
No obstante, mantiene el organismo encargado de tal determinación, (Comisión
Médica Central), cuando sostenemos, que dicha determinación debe hacerse en la esfera
de la justicia laboral.
Como se dijo, no cabe duda alguna que, el hecho ocurrido, es un accidente de
trabajo, y como tal una de las contingencias cubiertas por la ley 24.557 y en virtud de
ello, la ART demandada debe responder por las consecuencias del mismo.
La jurisprudencia, coincidiendo con la postura que venimos argumentando, ha hecho
lugar a los reclamos de daños extrasistémicos sin mediar declaración de
inconstitucionalidad de los artículos 6to o 39 de la Ley de Riesgos del Trabajo. Citamos,
a continuación, algunos fallos de los más relevantes dictados en los últimos tiempos:
…”La C.N.A.T., Sala I, Sentencia Nro. 79.784, 30.08.02, en los autos “Sandoval
Eyzaguirre, Juan de la Cruz c/Asociación Francesa Filantrópica y de Beneficencia
s/Accidente”, en el voto del Dr. Vilela por la mayoría se expresó que “frente a un
daño ..que resulta resarcible por la vía aquí intentada...si la lesión que presenta el
trabajador no se encuentra comprendida en el sistema previsto en la ley 24.557,
entonces estamos frente a un daño que puede ser indemnizado, de cumplirse los
requisitos pertinentes, por la ley común”
…..”La C.N.A.T., Sala I, Vijarra, Pablo Antonio c/Decker Indelqui, Sentencia
79.191 del 28.02.2002, donde el Dr. Vázquez Vialard, por la mayoría, condenó en el
supuesto de una enfermedad extrasistémica a la A.R.T. por entender que la misma al
suscribir el contrato de seguro firmado con el empleador del reclamante que establece
la ley 24.557 se subrogó en las obligaciones del empleador conforme artículos 3.3 y
26.1 de la L.R.T. y porque la propia A.R.T. no cuestionó la competencia del Tribunal
para dirimir el reclamo por enfermedad incoado por el reclamante.
…..”En C.N.A.T, Sala VI, “Benítez, Fermín c/Decker Indelqui S.A. y otros
s/Accidente Sentencia Nro. 56.189, 27.06.03, donde el vocal preopinante Dr. Horacio
H. De la Fuente dijo: “que por tratarse de una enfermedad –lumbalgia con lesión
discal en su columna lumbosacra- no incluida en el listado de enfermedades resarcibles
resulta innecesario declarar la inconstitucionalidad del Art. 6 de la LRT...por ello al
quedar abierta la vía civil el actor tiene derecho a demandar directamente al
empleador según las reglas del derecho común, sin tener en cuenta las disposiciones de
la L.R.T.”
Por ello, me veo obligado a promover la presente acción a fin de demostrar a través
de la prueba a rendirse, cuales son las secuelas que dicho accidente ha provocado, la
19
determinación del grado de incapacidad de las mismas y el quantum de la
indemnización.

VIII.- B.-) RESPONSABILIDAD POR LAS ENFERMEDADES


EXTRASISTEMICAS
En este contexto de fuerte rechazo a la existencia de la mayoría de las enfermedades
laborales y sobre todo frente al criterio del listado cerrado de las enfermedades
profesionales, existía un sector minoritario de la doctrina, que aseveraba que el de la
LRT era un sistema cerrado, que no permitía fugas hacia otros esquemas reparatorios.
Esta postura valora la previsibilidad del sistema en orden a los costos de reparación y
su aseguramiento, propiciando reglas taxativas que determinen, en el pasado, qué daños
tendrán reparación, excluyendo otros no previstos en la norma.
Otro sector, haciendo una lectura literal de la norma, afirmaba que la única salida era
la declaración de inconstitucionalidad del art. 6° de la LRT, en la medida que impedía,
sin fundamento, que se repare el daño que es imputable a otra persona.
Diferenciada de estas dos posiciones se fue abriendo paso una corriente doctrinaria y
jurisprudencial que resultó mayoritaria, la cual afirmaba que una consecuencia no
querida ni prevista por los autores de la LRT, fue que las enfermedades no
contempladas en el listado cerrado, pero que guardaran nexo causal con las tareas
cumplidas para las obligadas, igualmente serían resarcibles, aunque por fuera del
sistema de la ley 24.557, a través del derecho común.
De lo contrario, se afirmaba que se produciría una verdadera autorización a los
empleadores para dañar, en abierta conculcación con el referido art. 19 de la
Constitución Nacional. Como contrapartida, se produciría el contrasentido según el cual
el daño, al no ser reparado, sería absorbido por la víctima del siniestro.
La expresión legal con respecto a que las enfermedades no contempladas en el
listado o los hechos no incluidos en la categoría de súbitos y violentos del art. 6° no
serán resarcidos por las prestaciones de la Ley de Riesgos del Trabajo, sólo tiene
virtualidad dentro del estrecho marco legal.
En este caso, la reparación de los daños extrasistémicos, fundada en la
responsabilidad extracontractual, no emerge de un incumplimiento convencional, sino
de la omisión de una obligación legal, preexistente al contrato entre la víctima y el
empleador.
Los doctores Corte y Machado han señalado, inicialmente, que "los daños que por
cualquiera de las causas mencionadas no fueran reconocidos como 'contingencias
sistémicas', quedan automáticamente fuera del universo fáctico-jurídico regulado
por la LRT y regidos por las disposiciones del derecho común en tanto, desde
luego, se verifiquen a su respecto los presupuestos convocantes de la
responsabilidad, conforme a las reglas de juego vigentes en dicho ámbito".
El creciente y sostenido cambio de los procesos técnicos y métodos productivos,
unido a la tardía inclusión de los resultados de las investigaciones médicas,
psicológicas, sociológicas y ergonométricas, hace que no exista una clara línea divisoria
entre las enfermedades profesionales y aquellas que no lo son.
Por lo tanto, surge evidente el retroceso legal del art. 6° de la LRT que trajo, como
consecuencia, la recurrencia de los damnificados al moderno derecho de daños que
admite que el progreso técnico venga acompañado de riesgos que, difícilmente, puedan
ser previstos o evitados. Es decir, esta doctrina moderna determina que ese daño no sea
soportado por quien lo sufrió, sino que se tiende a sistemas racionales de indemnización
que resguardan al individuo de las acciones de los dañantes.
20
La estructura organizativa predispuesta para la producción de bienes y servicios que
dispone el empleador, contiene situaciones para los trabajadores que con la prestación
de la actividad hacen posible la concreción material del fin perseguido por el
empresario-empleador.
El riesgo que asumen diariamente los trabajadores es un estado necesario, no
eludible y potencial para ellos. El empleador que crea esa situación de riesgo, debe
afrontar el daño sufrido por su dependiente, así como asume el resto de los aleas de su
actividad comercial o industrial: la competencia interna o externa o la incobrabilidad de
sus créditos.
La coacción vital y social lleva al prestador del trabajo a incorporarse a la esfera de
riesgos del dador de trabajo, asumiendo peligros y la posibilidad de un hecho generador
de daños y compromete al empleador, quien en forma lícita y permitida, crea riesgos o
los propicia. La cuestión planteada sobre el fundamento de la reparación no radica en la
antijuridicidad de la actividad del empleador ni en la imputación de determinado riesgo,
sino en las exigencias de la justicia conmutativa. Quien persigue su propio interés, aún
lícito, y daña el derecho de otro debe indemnizar al perjudicado.
La inobservancia de las normas de seguridad e higiene en el trabajo, que puede
impedir la previsión de las enfermedades en cuanto se refiere a los exámenes médicos
periódicos y a las condiciones de labor, constituye una conducta culposa en los términos
del art. 1721, 1724 y 1725 del Código Civil y Comercial. Se trata de la omisión de las
diligencias tendientes a prevenir cualquier daño.
Las disposiciones de la Ley de Seguridad e Higiene del Trabajo, constituyen la
especificación de la obligación genérica establecida por los arts. 1724 y 1725 del
Código Civil y Comercial y 75 y 76 de la LCT.
En conclusión, según esta posición mayoritaria, la redacción del art. 6° de la LRT no
habría inhibido la acción civil directa de la víctima o de los derechohabientes para
obtener un resarcimiento, de acuerdo con las posibilidades del derecho civil, por los
daños a causa de enfermedades laborales no listadas, adecuando la responsabilidad y la
extensión del resarcimiento conforme a la concordancia de los arts. 1727, 1728, 1740,
1741, 1742, 1746 del Código Civil y Comercial de la Nación.
La plena vigencia de la doctrina del fallo "Silva" de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación La Corte Suprema en el fallo "Silva" cerrando el debate, sentó la doctrina —
hoy pacífica— según la cual aunque una enfermedad laboral no esté incluida en el
listado de enfermedades de la LRT, confeccionado por el PEN, pero se demuestra que
dicha enfermedad está vinculada causalmente a la actividad laborativa, corresponde la
indemnización sobre la base de las disposiciones del derecho civil.
De acuerdo al fallo "Silva" las enfermedades no incluidas en el listado cerrado
del art. 6°, LRT, igualmente deben ser reparadas, ya no sobre la base de las
disposiciones de la LRT, sino sobre la del derecho civil, en la medida que se
comprobara que existe un nexo de causalidad adecuado entre el daño sufrido y la
actividad laborativa, desempeñada a favor de la empleadora.
Así la Corte Suprema, en su voto mayoritario, sostuvo: "La Cámara rechazó la
demanda por aplicación de la Ley de Riesgos del Trabajo sin advertir que la acción se
fundó en el derecho civil". En virtud de esta falsa premisa, resolvió que debía
aplicarse el sistema de numerus clausus en cuanto a las enfermedades resarcibles, en
el que no estaba contemplada la situación del actor... Desde esta forma rechaza y
repugna la base de sustentación de cuerpo normativo de riesgos del trabajo, al
considerar que no resarcir las enfermedades que no están en el listado —más allá de
que reconozcan, en el caso puntual, nexo causal con el factor laboral—, contradice
21
un precepto constitucional, ya que el legislador no puede establecer normas que
violenten el principio de no dañar, consagrado en el art. 19 de la Carta Magna. Para
la procedencia de la acción del derecho común debe probarse la existencia de los
presupuestos de la responsabilidad civil. Por lo tanto, si se demuestra que una
enfermedad está vinculada causalmente a un hecho anti-jurídico, la acción procede
con independencia del listado que prevea la Ley de Riesgos del Trabajo, que obedece
a un régimen especial, diferente del derecho común...".
En este sentido, no sólo cabría la acción —siempre que se logre probar el nexo
causal—, de la enfermedad profesional que no se encuentre en el listado que regula la
Ley de Riesgos del Trabajo, sino también en el caso de agravamiento de las existentes,
toda vez que las declaradas por el sistema, su agravamiento resulta ser extrasistémico.
Máxime cuando para ello no resulta necesario la declaración de inconstitucionalidad del
art. 6°, inc. 2°, ley 24.557, "...en tanto se persigue la reparación de una enfermedad que
no está comprendida en el listado que debe elaborar y revisar el Poder Ejecutivo, dentro
del sistema especial..." (Consid. 5°, voto de la mayoría).
Sobre la base de este precedente judicial de la Corte, es que se puede afirmar que la
situación jurídica sobre enfermedades laborales, tiene un marco dado por la base del
listado y la causalidad que regula la Ley de Riesgos del Trabajo, que sigue siendo
taxativo y limitado, y, por otro lado, tiene un marco de derecho generado por la
reparación del derecho común, sobre las enfermedades no contempladas en el listado.
Esta sentencia de la Corte Suprema zanjó definitivamente el debate jurisprudencial,
en el sentido de que las enfermedades no tipificadas como tales por el restrictivo listado
confeccionado por el Poder Ejecutivo Nacional, conforme a las facultades que le otorga
la LRT, deben ser igualmente reparadas, aunque ya no sobre la base de las pautas y
requisitos de la LRT, sino sobre la base del derecho civil.
El caso "Silva" no sólo cuestiona el listado cerrado del art. 6° párr. 2° de la LRT en
su versión original, sino que también, implícitamente, descalifica la supuesta apertura
del decreto de necesidad y urgencia 1278/2000. En efecto, el DNU citado sólo admitía
la apertura del listado respecto de la enfermedad que la Comisión Médica Central
declare por excepción, como consecuencia directa e inmediata de la ejecución del
trabajo, excluyendo la influencia de los factores constitucionales atribuidos al
trabajador, o que estén originados por causas ajenas al empleo.
Para la procedencia de la reparación de los daños laborales, sobre la base del derecho
común, la mayoría de la Corte estableció como único requisito, sin ninguna otra
limitación, la existencia de los presupuestos de la responsabilidad civil.
En definitiva, se consolidó la doctrina de que las enfermedades laborales que afecten
a los trabajadores que no se encuentren en el listado incluido en el dec. 658/96 y
ampliaciones posteriores o que hayan sido rechazadas por los operadores del sistema
(ART y comisiones médicas), dan derecho a los damnificados a la reparación integral
sobre la base del derecho civil, en la medida que exista un nexo de causalidad adecuada
entre la afección constatada y la actividad laboral prestada a favor del empleador.
Presupuestos de la responsabilidad extrasistémica El nexo de causalidad adecuada
que torna aplicable la responsabilidad civil, es el que surge de las reglas emergentes de
los arts. 1727, 1728, 1740, 1741, 1742, 1746 del Código Civil y Comercial.
Esta teoría implica que la relación causal debe ser analizada de acuerdo al desarrollo
regular de las circunstancias y la experiencia diaria. El análisis del caso debe ser hecho
ex post facto, de acuerdo a un cálculo de probabilidades y de reglas de previsibilidad
objetivas, como reafirma el art. 1726, 1727, 1728 del Código Civil y Comercial del
Nación.
22
Cabe destacar como un beneficio adicional para los damnificados, que la doctrina de
la reparación extrasistémica de las enfermedades laborales, dan un resarcimiento mayor
que las emergentes de las no listadas, individualmente reconocidas por el procedimiento
del DNU 1278/2000, por cuanto estas últimas limitan el quantum indemnizatorio a la
tarifa de la ley 24.557.
En cambio, las derivadas del derecho común, carecen de dichos límites y reconocen
un resarcimiento íntegro sobre la base de lo establecido por la Corte Suprema, en los
casos "Aquino" y "Arostegui", donde se estableció que el régimen del derecho civil
busca reparar el valor integral de la vida humana, el cual no puede ser apreciado con
criterios exclusivamente matemáticos, sino que en el cálculo de indemnizaciones civiles
deben contemplarse el menoscabo de la actividad productiva, la integridad psicofísica,
el daño moral, el psíquico, junto con los demás perjuicios en la vida de relación social,
deportiva, artística y todos los rubros que puedan acreditarse en juicio.
La afirmación constitucional del Derecho de no dañar constituye el sólido
fundamento que sustenta la doctrina mayoritaria, emanada de la Corte Suprema en el
caso "Silva".
Lo expuesto es para el supuesto de desconocer el carácter de
enfermedad laboral padecido por el actor, máxime cuando ha sido
reconocida como tal mediante Decreto-Ley 49/2014.

IX.- PLANTEA INCONSTITUCIONALIDAD DEL ART. 12 y 13 LRT IBM


(INGRESO BASE MENSUAL)

El artículo 13 de la Ley de Riesgos del Trabajo dispone que en tanto el trabajador


este incapacitado temporariamente, es decir, hasta tanto no se le dé el alta médica o en
su caso se dictamine sobre su incapacidad definitiva, el damnificado percibirá una
prestación de pago mensual, de cuantía igual al valor mensual del ingreso base, definido
por el art. 12, como el que resulta del coeficiente de “dividir la suma total de las
remuneraciones sujetas a aporte y contribuciones, con destino al Sistema Integrado de
jubilaciones y Pensiones, devengadas en los doce meses anteriores a la primera
manifestación invalidante, o en el tiempo de prestación de servicio si fuera menor a un
año, por el número de días corridos comprendidos en el período considerado. El valor
del ingreso base resulta de multiplicar la cantidad obtenida según el apartado anterior
por 3,4”.
Las normas citadas vulneran gravemente lo dispuesto por el art. 14 bis de la
CONSTITUCIÓN NACIONAL por cuanto se establece una caída del ingreso base en
relación al salario efectivamente percibido.
El ingreso base es inferior a los salarios del art. 208 de la LCT y a las previsiones del
sistema de la Ley 24028.
Las normas referidas son contrarias al principio de igualdad ante la ley, previsto por
el art. 16 de la C nacional, al generar un perjuicio y una desigualdad infundada del
trabajador que sufra un accidente de trabajo o aún peor una enfermedad profesional, en
detrimento de quien sufre una enfermedad inculpable por cuanto el art. 208 de la LCT
da una mejor tutela, al asignar una prestación equivalente a las remuneraciones
percibidas por el trabajador con anterioridad al siniestro, colocándolo en la misma
situación que si estuviera trabajando.

X.-LIQUIDACIÓN

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Se practica liquidación en función del monto $ 15.791,82 como así también el grado
de incapacidad laboral del 30 % de la total obrera. También manifestamos que el actor
tenía 42 años de edad al momento del accidente de trabajo lo que arroja un índice de
coeficiente por edad de 1,54 % (65/42=1,54); Se destaca que los porcentajes tomados
son estimativos y quedarán determinados con la prueba a producirse en autos.

IBM= $ 15.791,82

Fórmula base LRT: 53 x $ 15.791,82 x 30% x (65/42) = $ 386.678,5

Valor del piso indemnizatorio (según Resolución SSS 6/2015): $713.476 x 30 % = $


214.042,8

Corresponde Formula Base LRT por ser mayor al Piso Indemnizatorio ($ 386.678,5 >
$ 214.042,8)

Adicional 20% (ley 26.773, art. 3)= $ 386.678,5 x 20%= $ 77.335,7

Total (Piso indemnizatorio + adicional 20%): $ 464.014,2

Se manifiesta que la presente liquidación es meramente ejemplificativa dado que si


el Tribunal al momento de la sentencia a través de su doctrina fija sumas mayores para
el grado de incapacidad del actor en función de su salario y edad se deja reclamada
dicha suma, que represente una reparación integral de daño causado en los términos de
la legislación aplicable al caso conforme la mejor doctrina de la CSJN.

XI.- SOLICITA APLICACIÓN DE INTERESES Y ACTUALIZACIÓN

Esta parte deja sentado la solicitud de la aplicación de intereses compensatorios,


punitorios y resarcitorios, desde la fecha del siniestro hasta el efectivo pago.
Sobre el eventual monto de condena deben calcularse intereses a la tasa activa
promedio del Banco Nación para las operaciones de préstamos que es la más adecuada
para compensar la demora en la percepción del crédito alimentario al que accede y a las
variables económico-financieras.
Así lo ha sostenido la jurisprudencia en fallo plenario Nº 180 del 17/5/72, que
establece que en los casos de accidentes de trabajo, los intereses de la indemnización
correspondiente, debe correr desde la fecha del siniestro para que se alcance una
solución acorde con el espíritu del art. 275 de la ley de contrato de trabajo. En los
casos de accidentes del trabajo, los intereses deben correr a partir de la configuración
del daño, con más la correspondiente actualización monetaria de acuerdo a lo
establecido en el fallo plenario 231 y lo establecido por la CNATrab., sala IV, mayo
31, 984, en los autos: "SUAREZ, ENRIQUE D. c/ EMPRESA LINEAS
MARITIMAS ARGENTINAS S.A.": Para aplicar la doctrina del fallo plenario 231
corresponde tomar el promedio salarial a valores constantes a la fecha del accidente y
actualizar la indemnización que del mismo resulte desde ese momento".- , también hasta
el efectivo pago, con costas ejemplares. Quedando las multas sujetas al prudente arbitrio
de V.S., o lo que dicte la realidad económica o sea variación de precios que se sufre día
a día por una equivocada política económica contraria a los trabajadores y desocupados.
24
Por otro lado la Corte Suprema de Justicia de la Nación en "Zacarías Carlos
c/Provincia de Córdoba y otros" del 28.04.1998 ha considerado razonable la tasa
activa para las operaciones de descuento de documentos comerciales similar a la
propuesta.

XII.- A.-) RIPTE - SOLICITA APLICACIÓN Ley 26.773 ART. 17. 6


RESPECTO DE LAS PRESTACIONES DINERARIAS

Que con fecha 26/10/2012, entró en vigencia la Ley 26.773 que ordena la
actualización de las prestaciones de la Ley 24.557. El artículo 17 inciso 6) de dicha
norma establece por su parte: Las prestaciones en dinero por incapacidad permanente,
previstas en la ley 24.557 y sus modificatorias, y su actualización mediante el
decreto 1694/09, se ajustarán a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley
conforme al índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los
Trabajadores Estables), publicado por la Secretaría de Seguridad Social, desde el
1° de enero del año 2010.
Dicha norma pretende una actualización de las sumas a percibir en materia de
prestaciones de Riesgos del Trabajo, y representa un reconocimiento de dos fenómenos:
la inflación y los aumentos salariales nominales que pretenden mantener el valor de
compra de los salarios.
Si se paga, como en el caso de autos, una indemnización o prestación tomando como
base el valor histórico del salario del trabajador a la fecha del siniestro, se está
detrayendo de la reparación la pérdida del poder de compra ante la inflación y por lo
tanto se estaría pagando la reparación a moneda devaluada.
Por ello el art. 17 establece una actualización de los montos de las prestaciones, en
forma retroactiva, desde el 1 de Enero de 2010 hasta la fecha de entrada en vigencia de
la Ley (octubre 2010). Es decir que la indemnización (o prestaciones que surjan del
cálculo de la fórmula 53 x IBM x % incapacidad x 65/Edad) debe ser actualizada a la
fecha de pago por el índice RIPTE.

XII.- B.-) APLICACIÓN DEL ART. 17. 6 DE LA LEY 26773 RESPECTO DE


LAS PRESTACIONES DINERARIAS AL CASO DE AUTOS

La Ley 26.773 establece, al igual que en su oportunidad lo consagró el Decreto


1.278/00 y, más acá en el tiempo, el Decreto 1.694/09, en su art. 17, inc. 5), la misma
fórmula conceptual para determinar su entrada en vigencia: “Las disposiciones atinentes
a las prestaciones en dinero y en especie de esta ley entrarán en vigencia a partir de su
publicación en el B.O. y se aplicación a las contingencias previstas en la Ley 24.557 y
sus modificatorias, cuya primera manifestación invalidante se produzca a partir de esa
fecha.
A diferencia de la normativa de los Decreto 1.278/00 y Decreto 1.694, la Ley 26.773
contiene un principio general de aplicación temporal y una serie de excepciones al
mismo. El principio general se encuentra en el transcripto art. 17, inc. 5) de la ley: la
misma se aplica a las contingencias laborales cuya primera manifestación invalidante
sea posterior a su publicación en el B.O. lo que ocurrió el día 26-10-12. Y, una serie de
excepciones al mismo, en cuya virtud la Ley 26.773 se aplica a partir de su publicación
en el B.O. (art. 2 C.C.) y no a partir de aquellas contingencias laborales cuya “primera
manifestación invalidante” sean posteriores a su publicación en el B.O. En lo que
25
interesa a la resolución de la presente, el art. 17, inc. 6), 1º párrafo de la Ley 26.773,
determina su aplicación a las contingencias laborales acaecidas con anterioridad a la
“primera manifestación invalidante” luego de la publicación en el B.O. de la ley que nos
ocupa.
En efecto, el art. 17, inc. 5), establece el principio general en lo referido a la fecha de
su entrada en vigencia (primera manifestación invalidante posterior a su publicación en
el B.O.), mientras que el art. 17, inc. 6) consagra expresamente una excepción a dicho
principio general y, por ende, se aplica a partir de su publicación en el B.O. (art. 2
C.C.). Caso contrario que sentido práctico y jurídico tendría el art. 17, inc. 6) si no fuera
que el mismo se aplica a las contingencias laborales ocurridas con anterioridad a la
entrada en vigencia de la Ley 26.773, esto es, durante la vigencia de la L.R.T., Decreto
1.278/00 y Decreto 1.694. En efecto, si el legislador no hubiera querido que la fecha de
entrada en vigencia del dispositivo legal del art. 17, inc. 6) fuera diferente a la del
principio general establecido en el art. 17, inc. 5), directamente no hubiera sancionado
el art. 17, inc. 6) en cuyo caso, también, la situación fáctica prevista en el art. 17, inc. 6)
(prestaciones dinerarias por incapacidad permanente) hubieran comenzado a regir, al
igual que el resto de los artículos de la Ley 26.773, a partir de la “primera manifestación
invalidante” posterior a su publicación B.O., tal como lo dice el art. 17, inc. 5).
Una interpretación gramatical del art. 17, inc. 6), también, lleva a esta conclusión.
Repárese que a diferencia del art. 17, inc. 5) que hace alusión a “las disposiciones
atinentes a las prestaciones en dinero y en especie “de esta ley” entrarán en vigencia a
partir…”, el art. 17, inc. 6) no se refiere a la hipótesis prevista en el art. 17, inc. 5), sino
que contempla a “Las prestaciones en dinero por incapacidad permanente previstas en la
Ley 24.557 y sus modificatorias, y su actualización mediante el Decreto 1.694/09…”. El
texto legal, en este sentido, es claro y explícito: en él no se mencionan a las prestaciones
en dinero y en especie de esta ley, supuesto previsto en el art. 17, inc. 5), sino que por el
contrario, prevé a las prestaciones en dinero por incapacidad permanente previstas en la
L.R.T. y sus modificatorias (Decreto 1.278/00) y su actualización por el Decreto
1.694/09 y no a las “de esta ley” (Ley 26.773).
Una interpretación teleológica o finalista de la norma legal, también, se encamina a
este desenlace. Resulta evidente, a partir del texto legal del art. 17, inc. 6) que el
legislador pretendió ajustar las prestaciones dinerarias por incapacidad permanente de la
L.R.T., Decreto 1.278/00 y Decreto 1.694/09 a la fecha de publicación en el B.O. de la
Ley 26.773 (art. 2 C.C.), toda vez que el último “ajuste” a estas prestaciones dinerarias
del “sistema” ocurrió en el año 2.009 con la sanción del Decreto 1.694/09 y solamente
para aquellas contingencias laborales cuya “primera manifestación invalidante” fueran
posterior a su publicación en el B.O., dejando sin “ajuste” alguno a aquellas cuya
“primera manifestación invalidante” fueran anteriores a su publicación en el B.O.
El mensaje de elevación del P.E. del proyecto de ley que, luego del trámite
parlamentario fuera sancionado como Ley 26.773 avala esta postura al sostener que: “Se
prescribe, en otro orden, un ajuste general de los importes por incapacidad laboral
previstos en las normas de reparación de acuerdo a la variación del índice RIPTE
publicado por la S.S.S. del M.T.S.S.”. Me resulta incuestionable a partir del texto
mismo del proyecto de ley remitido por el P.E.N. al P.L. y que, finalmente, fuera
sancionado por el Congreso Nacional que, el Estado Nacional, tenía el objetivo de
ajustar las prestaciones dinerarias por incapacidad permanentes producidas durante la
vigencias de la L.R.T, el Decreto 1.278/00 y el Decreto 1.694/08, dado que de los
contrario hubiera hecho referencia solamente a las prestaciones dinerarias que cayeran
bajo la vigencia temporal de la nueva ley y no a un “… ajuste general de los importes
26
por incapacidad laboral previstos en las normas de reparación…” tal, como en
definitiva, quedó plasmado en el mensaje de elevación, lo cual, reitero, resulta
indudable que estaba haciendo alusión no solo a las prestaciones alcanzadas por la
nueva legislación, sino a todas “… las normas de reparación…”, lo cual lleva a sostener,
sin ninguna hesitación, que comprendía a las que cayeron bajo la vigencia de la L.R.T.,
al Decreto 1.278/00 y al Decreto 1.694/09.
En esta idea, entonces, la sanción del art. 17, inc. 6) trasunta la imperiosa o
impostergable necesidad de ajustar los montos de las prestaciones dinerarias por
incapacidad permanente de las contingencias laborales ocurridas con anterioridad a la
entrada en vigencia de la Ley 26.773, especialmente, a aquellas producidas durante la
vigencia de la Ley 24.557 que se han mantenido incólumes desde la entrada en vigencia
de la L.R.T. en el año 1.996 y aquellas producidas durante la vigencia del Decreto
1.278/00 que no han tenido variación alguna desde el año 2.001, en ambos casos, con
topes indemnizatorios totalmente desactualizados y desfasados que disminuyen o
rebajan aún más las prestaciones dinerarias ya de por sí totalmente envilecidas y
depreciadas.
Resulta evidente que el art. 17, inc. 6) de la Ley 26.773 se refiere a las
prestaciones dinerarias por incapacidad permanentes sucedidas durante la
vigencia de la Ley 24.557, el Decreto 1.278/00 y el Decreto 1.694/09, al disponer que
estas se ajustarán “a la fecha de entrada en vigencia de la ley conforme al índice
RIPTE desde el día 1-1-10. Y no a las prestaciones dinerarias por incapacidad
permanentes que caen bajo la aplicación temporal de la Ley 26.773, es decir, para
aquellas contingencias laborales cuya “primera manifestación invalidante” sean
posteriores a su publicación en el B.O., para las cuales rige no el art. 17, inc. 6) de
la Ley 26.773 sino el art. 8 de la Ley 26.773 que manda a ajustar semestralmente
las prestaciones dinerarias por incapacidad laboral permanente según la variación
del índice RIPTE. La diferencia conceptual y de aplicación temporal existente
entre lo normado por el art. 17, inc. 6) y el art. 8 de la Ley 26.773 ratifica por esta
vía de interpretación de la temática en cuestión la postura que he adoptado sobre
ella.
CABE DESTACAR QUE TODOS ESTOS FUNDAMENTOS EXPUESTOS
FUERON DEBIDAMENTE EXPUESTOS EN LOS AUTOS “Godoy Diego
Maximiliano c. MAPFRE argentina ART S.A. s/ accidente” (Cámara del Trabajo,
Mendoza).
A mayor abundamiento en igual sentido se ha expedido la sala IX) de la cámara foral
en los autos SD 18543 – Expte. 47.253/2010 – "Cruceño Santos Martin c/Mapfre
Argentina A.R.T. S.A. s/accidente – acción civil" – CNTRAB – SALA IX –
14/05/2013” y "Rodríguez Piriz Miguel c/Mapfre Argentina A.R.T. S.A.
s/accidente – ley especial", Expte. N° 11.422/2011, S.D. N° 18.514 del (30/04/2013)
Por ello solicito a V.S. que, al momento de dictar sentencia se proceda a aplicar a los
montos de esta el índice RIPTE (art. 17 Inciso 6 de la Ley citada) y a la suma resultante
deberán adicionarse los intereses desde la fecha de siniestro.

XIII.- 1.-) PLANTEA INAPLICABILIDAD DE LA LEY 24.432,


SUSIDIARIAMENTE SOLICITO SE DECLARE SU INCOSTITUCIONALIDAD

La Ley en cuestión fija un tope máximo a la responsabilidad por las costas judiciales
que debe soportar el obligado al pago en sus arts. 1 y 8, contrario del régimen federal de
gobierno y derechos individuales garantizados por la C.N. en los arts. 1, 4, 14, 14bis,
27
16, 17, 18, 19, 31, 33, 75 inc. 2, 121 y 125, referidos al sistema republicano y federal de
gobierno, derecho del trabajo, ejercicio de industria licita, justicia conmutativa,
igualdad, propiedad, no conficatoriedad, retribución justa y equitativa, acceso a la
jurisdicción, debido proceso, defensa en juicio, con irrazonabilidad manifiesta y
arbitrariedad. Por ello se requiere su inaplicabilidad en el caso y subsidiariamente se
plantea su inconstitucionalidad.

XIII.- 2.-) SE DECLARE LA INCONSTITUCIONALIDAD POR VIOLACION


AL SISTEMA FEDERAL

Se ha dicho que el régimen de las costas es, en efecto materia de la legislación


procesal y ajeno, como principio, a la legislación común (CSJN, Fallos 257:249, ED 8-
237; SCJBA, Ac y Snt. 1971v.I, entre otros). La circunstancia de dictarse normas
procesales que se dicen incorporadas a los códigos o leyes de fondo no cambia la
naturaleza de las mismas.-
Asimismo, la CSJN ha dicho que “El Congreso no esta facultado, cuando
reglamenta materias propias del derecho común, para ejercer una potestad
distinta de la que le confiere el art. 67 inc. 11 de la CN, alterando el principio de
reserva de la jurisdicción local y de l aplicación de esas leyes por los tribunales de
provincia” (Fallos 271:206).
Por lo tanto la Ley 24.432 es una norma dictada por el Congreso Nacional
interviniendo en la jurisdicción local, al establecer la limitación de responsabilidad de
los obligados al pago de los honorarios, en clara confrontación con el art. 75 inc. 12 de
la CN.
Atento lo cual solicito a VS. que en su oportunidad declare la inconstitucionalidad de
los arts. 1 y 8 de dicha norma y art. 277 de la LCT modificado por los artículos
anteriormente referenciados.

XIII.- 3.-) SE DECLARE LA INCOSNTITUCIONALIDAD POR VIOLACION


DEL ART. 16 CN

Los artículos cuestionados de la Ley 24.432 al limitar la responsabilidad de los


condenados al pago de las costas vulneran el art. 16 CN que establece el principio de
igualdad.
En efecto los letrados de la que no ha sido condenada en costas, y que por lo tanto
tiene derecho a percibir sus honorarios de la parte condenada, ven restringido el
ejercicio de dicho derecho, porque los arts. 1 y 8 de la Ley 247.4324, modificatorios del
art. 277 LCT limitan la responsabilidad de la parte deudora. Situación que no acontece
con los letrados de la condenada al cobro de honorarios, porque a los nombrados no les
comprende dicha responsabilidad.
Es decir que en un proceso judicial, los letrados que representan o patrocinan a la
parte no condenada en costas, no pueden reclamar la totalidad de los honorarios
regulados, situación que si es posible a los profesionales de parte condenada en costas.
En este orden de ideas, la jurisprudencia ha considerado que: “los arts. 1 y 8 de la Ley
24.432 son disposiciones que resultan Irrazonables pues e apartan de toso principio de
razón y consagran una inequidad toda vez que el remanente debe ser afrontado por
quien resultó vencedor y se vio obligado a litigar para obtener el reconocimiento de su
derecho. Del mismo modo resulta irrazonable que alguien que realizo su trabajo

28
profesional y que tiene un crédito a su favor reconocido por una sentencia firme pasada
en autoridad de cosa juzgada puede ejecutar el deudor.
Esta disposición legal resulta violatoria del art. 16 CN pues tanto el deudor como el
acreedor de un crédito por honorarios judiciales son tratados de un modo diferente al
resto de los deudores y acreedores, lo cual significa un menoscabo al derecho de
propiedad del trabajo profesional que se presume onerosos (art. 1871 del CC) y su
retribución tiene carácter de alimentario en sentido análogo (sala X “ Albornoz, José
c/ Establecimiento Gamar y otro” y sala III “Goncalvez Ramao, José c/ Mastellone
Hnos. S.A. s/ Accidente”).
Ratificando esta postura se ha resuelto que “… si conforme el párrafo agregado por
el Art. 8 Ley 24.432 al art. 277 LCT el condenado se encuentra exento de abonar en
concepto de costas toso lo que exceda el 25% del monto de la sentencia y si, por
imperio de la inconstitucionalidad propuesta en los que respecta al vencedor, este
también resulta exento, habría que concluir que – por lo que supere, ese tope- nadie
respondería frente al profesional ( en este caso el letrado de la demandante), lo cual, a
mi criterio, resulta tan absurdo y carente de razonabilidad como desde la óptica del
acreedor. Por ello no solamente no puede escindirse la constitucionalidad del proceso
según la articule el actor o el profesional interviniente sino que inclusive, si se propone
la admisión del planteo de aquel, más inicua y por lo tanto más inconstitucional es la
norma, en este caso para el letrado.
El letrado que trabajo y fue retribuido conforme las pautas arancelarias vigentes
(extremos que no se discuten) vería mermados sus ingresos dado que una porción de
ellos no podría perseguirlos de ninguna de las partes en el proceso, decir ello y decir
que, en definitiva, debe hacerse cargo de ellos el beneficiario de la regulación resulta
prácticamente lo mismo, lo cual nos lleva a otra faceta descalificable de la norma:
existen honorarios que han sido regulados pero nadie, absolutamente nadie, está
obligado a abonarlos con lo cual el absurdo se torna más patente todavía, desde que no
se aprecia el sentido de tan extraña situación.
No advierto la compatibilidad con los arts. 14 y 14 bis CN de una norma que, como
la estamos examinando, establece la gratuidad del trabajo profesional en un determinado
porcentaje, porcentaje que incluso, puede incrementarse según hayan intervenido o no
peritos en el proceso, e incluso en función de la cantidad de estos. Con relación a esta
última situación, no solo es inconstitucional sino poco serio establecer que si nos e
produce prueba pericial un letrado puede al menos intentar cobrar la totalidad de sus
honorarios, pero si intervinieron auxiliares de la justicia (peritos) no existe seguridad de
ello, y si se requirió varios de ellos es casi seguro que una porción de la tarea no será
retribuida.
Por todo ello y los fundamentos expuestos por el Dr. Simón en la articulación del
demandante, estimo que debe ratificarse la declaración de inconstitucionalidad de la
norma antedicha, también en lo que respecta al profesional que intervino (del fallo del
Dr. Scotti, Sala X. 13-7-2004. S.I. 12.858, Expte. 28432/93, en los autos “López,
Ramón c/ E.F.A. Empresa de Ferrocarriles Argentinos s/ accidente –Ley 9688”).
Lo dicho demuestra la afectación de principio de raigambre constitucional
mencionados por lo que se deja introducido el caso federal en los términos de la Ley 48.

XIV.- PRUEBA

1.-) DOCUMENTAL: Que ofrezco la siguiente prueba documental:

29
a) Acta Poder Número 106683 otorgado al suscripto en original
b) Acta de Cierre de Conciliación Obligatoria en original
c) Constancia de alta médica en original expedido por Caminos Protegidos ART
SA
d) Constancia de ingreso a la Superintendencia de Riesgos del Trabajo bajo el
número de expediente 250345/16 en original
e) Acta de Audiencia Medica de fecha 15/11/2016 en original expedida por la
Superintendencia de Riesgo del Trabajo
f) Copias de certificados médicos de fecha 11/11/2016, 14/11/2016, 21/11/2016,
15/12/2016 expedido por los Dres. Julio Cesar Martinez M MN 98803, Alderete
Horacio A. MN 61677, y Walter J. Brennan MN 80312 pertenecientes a la Obra
Social de Choferes de Camiones (OSCHOCA)
g) Recibos de haberes correspondientes a los periodos que van desde noviembre de
2015 a noviembre de 2016 pertenecientes al actor
h) Bono de derecho fijo conforme artículo 51 inciso d) de la Ley 23.187

2.-) DOCUMENTAL EN PODER DE LA DEMANDADA:

Solicito intime a la demandada a presentar ante el tribunal en oportunidad de


decretarse la apertura a prueba, la historia clínica del actor y toda documentación
relativa a su accidente desde la denuncia y hasta el día de la fecha, bajo los
apercibimientos previstos por los arts. 55 LCT, 38 ley 1504 y 388 del CPCC ante el
supuesto de falta de presentación de dichos documentos.

3.-) INFORMATIVA: Se ordene librar oficios a:

a) A Transportadora Bonaerense S.A., a los efectos que informe monto de los


salarios devengados por el Sr. AGÜERO NORBERTO RAUL con DNI
24.179.426 CUIL 20-24179426-2, mes a mes en el periodo que va desde
Noviembre de 2015 a Noviembre de 2016, además de los montos percibidos por
SAC 2ª de 2015 y 1ª de 2016. Así como informe: a) categoría laboral del actor,
b) fecha de ingreso y fecha de egreso c) Si conforme obra en sus registros en
fecha 02/11/2016, el actor sufrió accidente de trabajo, d) Que padecimientos
físicos le fueron detectados al actor al efectuársele su examen pre ocupacional,
e) Remita informe médico correspondiente a dicho examen.

b) A la Administración Federal de Ingresos Públicos, a los efectos que informe


conforme surge de sus archivos, la remuneración bruta, percibida mes a mes, por
el Sr. AGÜERO NORBERTO RAUL con DNI 24.179.426 CUIL 20-24179426-
2, mes a mes en el periodo que va desde Noviembre de 2015 a Noviembre de
2016, como empleado de la empresa de Transportadora Bonaerense S.A. Así
como haga saber fecha de ingreso del Sr. Agüero, para la empresa mencionada.

c) A Belgrano 964 Medicina Laboral S.A., a los efectos de que se expida sobre la
autenticidad del formulario de constancia de alta médica que en copias simple se
adjunta con el presente oficio. Asimismo remita la historia clínica o copia
certificada de la misma perteneciente al Sr. AGÜERO NORBERTO RAUL con
DNI 24.179.426 CUIL 20-24179426-2.

30
d) A la Obra Social de Choferes de Camiones (OSCHOCA) a los efectos de que a)
remita la historia clínica o copia certificada de la misma perteneciente al Sr.
AGÜERO NORBERTO RAUL con DNI 24.179.426 CUIL 20-24179426-2, b)
Asimismo informe si los Dres. Julio Cesar Martinez M MN 98803, Alderete
Horacio A. MN 61677, y Walter J. Brennan MN 80312 se desempeñan como
médico en dicha institución, en caso afirmativo, informe cual es la especialidad
de cada uno de los médicos, c) Asimismo expídase sobre la autenticidad de las
cuatro constancias médicas que en copia se acompañan con la presente

e) A Superintendencia de Riesgos del Trabajo a fin de que remita el expediente


número 250245/2016 y/o copia certificada de la misma perteneciente al Sr.
AGÜERO NORBERTO RAUL con DNI 24.179.426 CUIL 20-24179426-2.
Asimismo expídase sobre la autenticidad del acta de audiencia médica y
asignación de número de expediente que se adjuntan con el presente oficio.

f) A CentraLab a los efectos de que remita la historia clínica o copia certificada de


la misma perteneciente al Sr. AGÜERO NORBERTO RAUL con DNI
24.179.426 CUIL 20-24179426-2

4.-) CONFESIONAL Y RECONOCIMIENTO DE DOCUMENTOS:

Se cite a la demanda y/o representantes legales a absolver posiciones y reconocer


documentos bajo apercibimientos del art. 417 del CPCCN y arts. 86 Y 82 L.O. y
asimismo se reserva el derecho de preguntar en forma directa conforme el art 415
CPCCN.

5.-) TESTIMONIAL: Se ofrece la declaración de los siguientes testigos.

a) Juan Ignacio Politi, titular del D.N.I. 35.630.373, con domicilio en la calle Diaz
Velez 529, Piso Planta Baja, Departamento “A”, de la Localidad de Avellaneda,
de la Provincia de Buenos Aires.
b) Sergio Adrian Armijo, titular del D.N.I. 22.148.812, con domicilio en Calle 35
Número 464, de la Localidad de Florencio Varela, de la Provincia de Buenos
Aires.
c) Carlos Alberto Rosso, titular del D.N.I. 37.148.812, con domicilio en Calle 838
Número 2315, de la Localidad de Quilmes Oeste, de la Provincia de Buenos
Aires.

6.-) PRUEBA PERICIAL:


Se designe perito de oficio en cada una de las especialidades que a continuación se
detallan:

6.-1.-) PERICIA CONTABLE: Se designe Perito Contador único de oficio a


efectos de que, compulsando los libros y registros laborales y contables de la
demandada, informe:

a) Si cuenta con los libros exigidos por las leyes. laborales: 11.544,19.587, art. 52
Ley 20.744 y Ley 24.013; así como el libro especial exigido por la ley 19587
31
autoridades que los rubricaron, fecha de dichas rúbricas, y si son llevados en
legal forma. En caso contrario, el Perito deberá informar al Sr. Juez de la causa
toda anomalía hallada.

b) Si es correcto que el empleador Transportadora Bonaerense S.A., celebró con la


ART demandada., contrato de afiliación en los términos de la ley 24557, en su
caso informe número de póliza y vigencia de la misma.

c) Si el empleador efectuó la denuncia de accidente. Adjuntará copia de la


denuncia.

d) Si abrió legajo de siniestro en relación con la denuncia efectuada. Indicará


número de siniestro. Acompañará copia del mismo.

e) Prestaciones en especie y dinerarias otorgadas al trabajador, detalle de las


mismas, que contemple, prestador, fecha e importes.

f) Practique la liquidación de los rubros reclamados conforme la indemnización de


la Ley 24.557 y Ley 36.773 de acuerdo a los datos aportados por esta parte y/o
los que se hayan producido como prueba en el expediente.

g) Fuente de informaciones de cada punto, es decir, si es verbal o documental, y en


su caso, si los comprobantes exhibidos responden a asientos contables y
laborales de la demandada.

h) Todo otro dato que el Señor Perito considere de interés.

6.-2.-) PERICIAL MÉDICA: Se designe perito médico único y de oficio para que,
analizando las constancias médicas que se acompañan como Prueba Documental e
Historias Clínicas que se solicitan por prueba Informativa, se expida sobre los siguientes
puntos de pericia:

a) Si el actor sufrió como consecuencia del accidente de trabajo de fecha


02/11/2016 las lesiones denunciadas en la presente pieza procesal e indique cual
es el estado actual de las lesiones que presenta.

b) Las afecciones funcionales de carácter físico que se manifiesten en el actor,


realizando para ello todos los análisis principales y complementarios necesarios.

c) Las consideraciones médicas legales surgidas en virtud de los exámenes


anteriores con una adecuada y pormenorizada descripción de los resultados
obtenidos.

d) La presentación de las conclusiones derivadas del estudio pericial, determinando


las secuelas múltiples del siniestro laboral, con la manifestación expresa del
método y baremo adoptado a los efectos de la valoración de los daños
anatómicos y funcionales presentados y determine además, su incapacidad
teniendo en cuenta el tipo de tarea que desarrollaba.

32
e) El establecimiento del porcentaje de disminución de aptitud laboral, indicando
grado o gravedad de dicha disminución, en base a las conclusiones vertidas con
todos los datos pertinentes y referentes al método elegido.

f) La determinación de la relación de causalidad de las afecciones padecidas por el


trabajador con las tareas laborales desarrolladas y/o con el accidente de trabajo
padecido. Es decir si las tareas habituales realizadas por el actor como así
también el accidente mencionado en autos son la causa de las afecciones
denunciadas en la demanda que padece actualmente.

g) Si a consecuencia de las lesiones descriptas presenta una disminución que afecte


la realización de actividades de esparcimiento, deportes, sociales, etc.

h) La síntesis del estudio pericial, en relación a las consecuencias del accidente, las
secuelas padecidas y la disminución de la aptitud laboral registrada.

i) Asimismo, informe el Perito si para la discapacidad que presenta el trabajador


existe tratamiento de rehabilitación que le permita mejorar su condición; o en su
caso si la realización de dichos tratamientos impedirán la agravación de la
lesión. En cualquiera de los supuestos, deberá el Perito informar qué
tratamientos aconsejaría llevar a cabo y el costo probable de los mismos,
aportando cuanto averiguare al respecto y en su caso, -de ser posible- tres
presupuestos.

j) Antigüedad de las lesiones, si persisten en la actualidad.

k) Que incapacidad física estima en el actor como secuela del accidente. Cuál es la
incapacidad física actual del actor con los factores de ponderación considerados
en la ley 24.557, en razón del accidente de marras.

l) Todo otro dato que el Señor Perito considere de interés

Esta parte se opone enfáticamente a que se aplique el Baremo "Tablas de


Evaluación de Incapacidades Laborales" aprobadas por Decreto 659 del 24 de
junio de 1996, toda vez que, esta parte ha planteado su inconstitucionalidad, en
razón de encontrarse harto cuestionados por los órganos Jurisdiccionales de
nuestra Justicia Nacional, y a que se está reclamando la reparación integral de
acuerdo a las normas del Código Civil. Por ello, se solicita al Perito a designarse
utilice el Baremo perteneciente al Instituto Nacional de Previsión Social y/o la
tabla de Baremos obrante en el Tratado de Medicina Legal del Dr. Bonnet.

6.-3.-) PERICIAL PSICOLÓGICA: Se designe perito psicólogo único de oficio a


fin que se expida sobre los siguientes puntos de pericia:

a) Las afecciones psicológicas que se manifiesten en el actor, realizando para ello


todas las entrevistas y estudios o tests complementarios necesarios y si sufre de
trastorno adaptativo e indique grado de discapacidad.

33
b) Las consideraciones legales surgidas en virtud de lo anterior con una adecuada y
pormenorizada descripción de los resultados obtenidos.

c) La presentación de las conclusiones derivadas del estudio pericial, determinando


las secuelas múltiples del siniestro laboral, en la esfera síquica de la persona,
particularmente referidas a padecimientos sufridos "supra" referenciados.

d) Dictamine si el actor necesita tratamiento psicológico. En caso afirmativo,


indique dolencias que presenta y terapia indicada.

e) Estime cantidad de años y sesiones (semanales, mensuales y totales) requeridas,


el costo unitario de las mismas y su costo total.

f) El establecimiento del porcentaje de disminución de aptitud laboral, en base a


las conclusiones vertidas con todos los datos pertinentes y referentes al método
elegido. El establecimiento de la existencia o no de sufrimiento, o consecuencias
que fueran generadas por el siniestro sufrido, para el trabajador en cualquiera de
las esferas de su vida de relación.

g) La determinación de la relación de causalidad o concausalidad de las afecciones


sicológicas con las afecciones físicas padecidas e incapacidad ostentada.

h) La síntesis del estudio pericial, en relación a las consecuencias del accidente, las
secuelas padecidas y afecciones sicológicas manifestadas por el trabajador.

i) La contestación expresa y fundamentada a cada uno de los puntos.

j) Porcentaje de incapacidad psicológica que posee el actor.

k) Todo otro dato que el Señor Perito considere de interés

XV.- SOLICITA SE REGULEN HONORARIOS PROFESIONALES EN


SECLO

Vengo a solicitar se regulen honorarios por la actuación extrajudicial de este letrado


ante el SECLO, el cual se recuerda es de instancia y asistencia obligatoria, previa al
planteo de cualquier demanda judicial (artículo 36 de la Ley 18.345).
Además de la concurrencia a audiencias, y asistencia letrada en este caso a la parte
actora, el sistema requiere el llenado de formularios previos a la audiencia, siempre de
estilo a cargo del letrado.
Las sentencias normalmente regulan honorarios por la actuación y labor en la
instancia judicial, y no comprenden las mismas de ningún modo la etapa previa y
obligatoria de carácter extrajudicial conocida bajo las siglas de SECLO.
Habiendo acuerdo conciliatorio es habitual que en dicha etapa se acuerden los
honorarios de los letrados en especial de la parte actora o reclamante, pero cerrada la
etapa sin acuerdo conciliatorio, los honorarios quedan eternamente en suspenso. La
asistencia letrada a las audiencias en etapa SECLO es obligatoria (artículo 17 de la Ley
24.635).

34
El quantum de la regulación deberá seguir las pautas de la Ley 21.839 de regulación
de honorarios profesionales o la que la reemplace a futuro. Y desde ya para tornar dicha
regulación irrisoria la misma debe mesurarse en forma discriminada no solo de los
honorarios de regulados en juicio, sino que para su cálculo los mismos no deben
integrar el porcentaje que fija la Ley 24.432, atento que los honorarios por actuación en
SECLO no integra la etapa judicial..
El artículo 57 y ss, de la Ley 21.839 (capítulo III), refiere a los trabajos
extrajudiciales de los abogados, mensurando el mismo por el ordenamiento general.
Dichas actuaciones jamás pueden ser reputadas como gratuitas, conforme a lo
previsto en la ley arancelaria.
Sin duda es la parte vencida en el pleito quien debe soportar las costas u su
imposición, atento el dispendio de actividad jusrisdiccional, a la que obligase a la parte
actora.
Por otra parte la Ley 24.635, nada dice de la regulación de honorarios por la
actuación profesional del abogado, cuya asistencia la propia ley obliga, -quizás este un
descuido del legislador- que debe ser necesariamente suplido por la actividad
jurisdiccional, en salvaguarda del crédito de los letrados por su labor extrajudicial,
crédito que es previsto en la Ley 21.839, como ya se citase.
Así se ha dicho:..."Es procedente el reclamo a fin de que se le regulen los
honorarios de los letrados por su actuación en el SECLO, pues si en la sentencia
definitiva no se efectúa ningún tipo de salvedad, se entiende que los honorarios
regulados han de referirse a la labor desempeñada en sede judicial, para ello, se
devuelven las actuaciones a primera instancia a fin de que se proceda a fijar los
emolumentos correspondientes a los representantes del actor por su actuación ante el
SECLO (CNAT, Sala I, sent. 83813 31/12/06 "Frutos Tomás c/ Vilamowiski Damián
y otro", Pub. DT Dic/ 06 pág. 189)".
…”Dada la imposición del trámite previo por ante el SECLO, las tareas que esa
actuación impone generan derechos a retribución del letrado que las realizó. Por ello,
ante la íntima vinculación que posee el paso previo por el SWECLO con el acceso a
la Justicia Nacional del Trabajo, es justo que los jueces de primera instancia
determinen el monto de los honorarios que por dicha actividad le caben a los letrados
actuantes (CNAT, Sala VI Expte. Nº 17324/01 sent. Int. 27801 14/3/05, "Mamani
Olga c/ Albergue Jujuy 65 SRL s/ despido" (De la Fuente Fernandez Madrid)".
Por todo lo expuesto a V.E., respetuosamente solicito que se regulen los honorarios
de este letrado por la actuación extrajudicial ante el SECLO, disponiendo la imposición
de los mismos a la parte vencida, atento que la falta de proveer a un acuerdo, ha
obligado a la actora a concurrir ante V.E., en busca de justicia. Siendo además de uso y
costumbre, que los honorarios establecidos en acuerdo conciliatorio ante SECLO, son
siempre a cargo de la parte demandada.

XVI.- DERECHO

Fundo esta demanda en la Constitución Nacional y Provincial, Declaraciones,


Convenciones y Pactos Complementarios de Derechos y Garantías, especialmente, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, CPL,
LCT, 24.240 y sus reformas, 24.557, reformas y reglamentación, 26.773 y demás leyes
laborales, decretos, resoluciones, disposiciones y laudos reglamentarios, CCT y el
nuevo Código Civil y Comercial (2015), Código Penal y leyes complementarias que
establecen derechos considerados estándar para todos los habitantes de nuestro país, los
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que, sin violentar el principio de igualdad ante la ley y la propia ley antidiscriminatoria
n° 23.592, no pueden declararse negados al suscripto por su calidad de empleado u
obrero dependiente. A todo evento, pido a V.S. supla mis omisiones (iura novit curia).

XVII.- RESERVA DEL CASO FEDERAL

Que, para el improbable caso que no se hiciera lugar al planteo formulado, desde ya
hago reserva de Caso Federal (art. 14 de la ley 48), por cuanto se estarían violentando
garantías constitucionales, que hacen a los derechos de defensa, debido proceso (art. 18
CN), legalidad (art. 19 CN), derecho de propiedad (art. 17 CN) y la especial protección
establecida para el trabajador por nuestra Carta Magna: "El trabajo en sus diversas
formas gozará de la protección de las leyes.... El Estado otorgará los beneficios de la
seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable" (arts. 14 bis y 17 de la
CN).
Que estando en juego derechos y principios de raigambre constitucional, tales como
el derecho a la propiedad, el principio de legalidad, el principio de igualdad ante la ley,
etc., dejo desde ya planteado el caso federal, a los fines previstos por el art. 14 de la ley
48.

XVIII.- AUTORIZACIONES

Que autorizo a tomar vista de las actuaciones, extraer copias, dejar nota, realizar
desgloses, diligenciar cédulas, oficios y testimonios y efectuar todo tipo de acto
impulsorio de los presentes obrados a las personas que a continuación se detallan: Dres.
Fabio Gabriel Lipovetzky y/o Mónica Galván y/o quienes ellos designen.

XIX.- LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR: SANCION

La segunda –sanción ejemplar- solicito sea establecida teniendo en cuenta el


patrimonio de la parte demandada y la facturación anual y su comportamiento.
La pretensión indicada tiene la apariencia del instituto del derecho anglosajón, más
precisamente estadounidense, denominado en forma genérica como “punitive damages”
cuya traducción aparentemente literal nos imprime “daños punitivos”, título que ha sido
popularizado por los autores. Una correcta apreciación del instituto, requiere receptar el
de “sanción ejemplar”. Al respecto Pizarro expresa de la siguiente manera:…”la mera
reparación del perjuicio puede resultar insuficiente para desmantelar los efectos de
ciertos ilícitos, particularmente cuando quien contraría el ordenamiento jurídico,
causando un daño a otro, actúa deliberadamente con el propósito de obtener un rédito de
esa actividad o con grave menosprecio de los derechos de terceros. La idea de que, en
tales supuestos, es necesario mandar a pagar algo más que la mera reparación del daño,
fluye como un sentimiento de justicia, no disociado en modo alguno de los valores
seguridad y equidad” (pág. 333 y vta.).
Sin embargo, propone que la instalación en el derecho argentino de tales punitive
demages se produzca por ley expresa. En realidad, así lo ha entendido, en muchos casos
el legislador argentino, que ha introducido las punitive demages en diversos textos
legales: privación de la patria potestad (art. 307 C.C., según texto de la Ley 23.264),
indignidad para suceder (arts. 3291 y ss., C.C.), cláusula penal contractual (art. 652,
C.C., intereses punitorios convencionales, intereses punitorios judiciales contra la
conducta procesal maliciosa: art. 622, 2da. Parte, C.C., art. 565 del C. Com, art. 275,
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Ley de Contrato de Trabajo, astreintes: art. 666 bis, C.C., indemnizaciones de la Ley de
Empleo 24.013 para el trabajo no registrado o deficientemente registrado, CNAT
Plenario “Vazquez”, los recargos por incumplimiento de la legislación se seguridad e
higiene como factor de producción de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales (Ley de Riesgos del Trabajo, art. 5), indemnizaciones de la Ley 25.323
(por ejemplo deficientemente registrado y por no pago de la indemnización por
despido).
Por su parte, la doctrina revela tres visiones: 1) la naturaleza punitiva del daño moral
que se opone a 2) la tesis puramente reparatoria y que confluyen en 3) la tesis funcional
“reputando que la reparación tiene carácter sancionatorio y resarcitorio,
simultáneamente”, Las XIII Jornadas Nacionales de Derecho Civil, 1990, en el tema de
responsabilidad civil, recomendación “el resarcimiento debe mantener el poder de
disuasión preventiva”. Las XV Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Mar del Plata,
1995, en el tema Responsabilidad Civil por Actividad Industrial, recomendaron: “c)
Indemnización Punitiva: es conveniente que se incluya una regulación acerca de la
indemnización punitiva en supuestos especiales”.
La Jurisprudencia reitera la tesis doctrinarias: en un sentido (punitivo), en otro
(reparatorio), y en otro (mixta o funcional) y especialmente el fallo de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, 5/8/86, Santa Colomba Luis c/ Ferrocarriles
Argentinos, J.A., 1986, IV, 624, que fuera equivocadamente interpretado como
exponente de la tesis resarcitoria cuando el texto en realidad, expresa: ..”5) Que
también debe hacerse lugar a los agravios de los actores, en lo que se refiere al
capítulo de la sentencia que reduce la suma que por daño moral había fijado el juez
de primera instancia. En efecto, después de invocar que la reparación del daño
moral tendría una finalidad principalmente punitiva, el aquo fija por este rubro $
230.000, correspondiente al sufrido por los padres, no sin antes señalar –entre otras
consideraciones- que ha tenido en cuenta el obrar del culpable y las consecuencias de
su accionar. Los vicios que en esta parte presenta la sentencia apelada llevan al
tribunal a detenerse con cierto detalle en su análisis. Como dato esencial se observa
lo ínfimo de la suma por la que se hace progresar el reclamo…. La alzada ha
pretendido fundamentar su conclusión en este punto, en la concepción según la cual
lo punitivo o sancionatorio sería la única base que justificaría establecer una suma
por daño moral. A este respecto, la sentencia destaca “la gravedad de la conducta de
Ferrocarriles Argentinos, cuya notable negligencia surge con meridiana claridad”, y
no se desentiende de las que denomina “consecuencia del accionar”, acerca de lo que
manifiesta no olvidar “el tremendo dolor que han debido sufrir los progenitores”.
Como la capacidad económica de la demandada resulta obvia –lo que por notorio ha
hecho que el juzgador ni se detuviera en el punto- fácilmente se concluye que se
encuentran reunidos todos los requisitos que, desde la perspectiva asumida por la
Cámara, imponen la aplicación de una condigna sanción, resultado al que,
inexplicablemente, no se arriba. Ello revela una evidente contradicción con las
premisas aceptadas y descalifica el pronunciamiento “. La CSJN concluye: “al fijar
una suma cuyo alegado carácter sancionatorio es – por su menguado monto –
meramente nominal y al renunciar expresamente y en forma apriorística a mitigar de
alguna manera- por imperfecta que sea- el dolor que dice comprender, la sentencia
apelada lesiona el principio de “alterum nom laedere” que tiene raíz constitucional
(art. 19 Ley Fundamental) y ofende el sentido de justicia de la sociedad, cuya
vigencia debe ser afianzada por el tribunal, dentro del marco de sus atribuciones y en
consonancia con lo consagrado en el preámbulo de la Carta Magna”.
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La notable jurista Dra. Kemelmajer de Carlucci entiende que no se requiere ley
alguna, ya que el instituto está desarrollado implícitamente en la acción por
enriquecimiento ilícito o sin causa ya que “quien asume el riesgo de la comisión de un
ilícito y de él obtiene provechos, debe cargar con sus consecuencias”. Se verifica así,
una aceptación del instituto en el campo de la doctrina y la jurisprudencia, pero sujeto
operativamente a la consagración legislativa, o ligado a la acción in rem verso (tesis de
Kemelmajer de Carlucci).
El fundamento del porqué es necesario sancionar al dañador, porque si no se valora
la conducta del dañador y su patrimonio y su facturación, la reparación medida sólo por
el daño de la víctima, aquí donde la vida está subvaluada y se juzga por su capacidad de
ganancia (sólo se considera al homo faber, consagrará, como hoy sucede, “el derecho de
dañar” en cabeza de aquellos cuyos medios técnicos y económicos son monumentales
porque “es evidente que si el infractor es condenado a pagar sólo el perjuicio
efectivamente causado, puede convenirle delinquir pues obtendrá ganancias de su acto
ilícito”).
La ley, finalmente, la Ley de Defensa del Consumidor 24.240 y su reforma de la Ley
26.361, instalan la sanción ejemplar en el campo del derecho del consumidor, en el art.
52 bis. Dicha Ley, es de orden público (art. 65), y adhiriendo a la doctrina de la Cámara
Nacional Comercial Sala E del 26/9/2011, “Banco Comafi SA c/ Casares Edith s/
ejecución prendaria:…”tampoco puede pasarse por alto que la Ley de Defensa del
Consumidor es ley de “orden público” (art. 65) por lo cual, como allí se otorga al
consumidor un régimen especial derivado de su debilidad intrínseca en la relación con
el empresario o productor de bienes o servicios, sus normas son de aplicación
imperativa y deben tenerse como modificatorias de la legislación sustancial y procesal,
en todo aquello que esté regulado de forma incompatible”.
La mencionada reforma de la Ley 26.361, modificó además, el artículo 1ª,
incorporando –ahora claramente- a los consumidores indirectos. Y en relación al
“consumidor” de servicios de seguro, se ha dicho:…”Es consumidor la víctima de un
accidente de tránsito, por lo que la ley de defensa del consumidor adquiere aplicabilidad
preeminente frente a los restantes órdenes normativos, en virtud de lo normado por el
artículo 3ª. En consecuencia, la extensión del concepto de consumidor ha borrado la
distinción entre relaciones contractuales y extracontractuales, por lo cual, la víctima de
un accidente de tránsito no puede ser considerado como un tercero, atento su calidad de
beneficiario del seguro de responsabilidad civil (art. 68, de la Ley 24.449) debiendo ser
tenido-por imperio legal- como consumidor de seguros, dado que sin ser parte del
contrato, se encuentra expuesto a una relación de consumo”. Cito especialmente el
trabajo de Chamtropulos: Los trabajadores como consumidores frente a las
aseguradoras de riesgos del trabajo. Suprema Corte de Justicia de Mendoza,
23/2/2012 “Lavarello Maria Antonieta c/ Caja de Seguros”, el Dial.com, AA77A2”.
Con fundamento en la aplicabilidad directa del instituto de la sanción ejemplar del
derecho anglosajón, ya receptado por el derecho argentino (ley, jurisprudencia y
doctrina), o en la acción in rem verso por enriquecimiento sin causa o ilícita, o por la
naturaleza punitiva total o parcial de la indemnización del daño moral o finalmente, por
la consagración legislativa en el marco de la Ley de Defensa del Consumidor, que
comprende y ampara al consumidor directo e indirecto de seguros, corresponde a V.S.
disponer que el dañador (o quien lo sustituye) sea condenado a pagar a la víctima, en
concepto de sanción ejemplar, una suma de dinero que significativa para su patrimonio
y operación económica-financiera de tal manera que la obligue a modificar sus
conductas dolosas o culposas.
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Por todo ello, solicito a V.S. fije una sanción ejemplar a cargo de la parte
demandada, que teniendo en cuenta su patrimonio y facturación anual, cumpla con la
función punitiva requerida. En tal sentido, el instituto se ha expresado económicamente
con valores porcentuales del activo, o del patrimonio neto, o de las ganancias, o una
mezcla de varios o todos los indicadores económicos mencionados. Si V.S. acepta la
tesis de la necesidad de aplicar una sanción ejemplar (punitive damage) a la demandada,
en tal sentido, debe S.S. tener en cuenta la información económica de la demandada, por
la que estimo justo, conveniente y apropiado, quedando naturalmente a criterio y
arbitrio absoluto de V.S., el máximo previsto en el artículo 47 inciso b) de la Ley
24.240.

XX.- PETITORIO

Conforme todo lo expuesto de V.E. solicito:

a) Se me tenga por presentado, por parte y por constituido el domicilio procesal y


legal electrónico aquí denunciados;
b) Se tenga por interpuesta la demanda y por ofrecida la prueba;
c) Se tenga presente la reserva del Caso Federal;
d) Se declaren las inconstitucionalidades solicitadas;
e) Luego de los trámites de rigor se haga lugar a la demanda como se pide
(capital, intereses, actualización por depreciación monetaria y costas a la
contraria).

Proveer de conformidad, que


SERA JUSTICIA.

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