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Porque los recursos de las empresas a veces se pueden trasladar al día a día de los
músicos.
Vista la definición os invito a que desfrunzáis el ceño y no os dejéis llevar por esa voz
que invita a cerrar la ventana mientras dice eso de “esto no es para mí”. En realidad lo
que os traigo hoy es una fórmula muy sencilla de evaluar si vais bien encaminados en
vuestra carrera y daros cuenta de qué deberéis cambiar para alcanzar vuestros
objetivos. El funcionamiento es muy simple, solamente hay que colocar en una lista o
una tabla el análisis interno – debilidades y fortalezas – y el análisis externo – amenazas
y oportunidades – de nuestra situación en el momento de realizarlo.
Como esto puede resultar muy complicado, con un ejemplo podremos verlo mucho
mejor: Supongamos que mi gran objetivo es ser profesor de clarinete de un
conservatorio superior/universidad. Soy un apasionado de la enseñanza y me gusta esa
forma de ganarme la vida, y actualmente me encuentro en la situación de estar cursando
tercero de grado superior. ¿Cuál podría ser nuestro DAFO? Veamos:
Fortalezas:
o Soy disciplinado y me gustan los retos.
o Domino mi instrumento.
o Tengo facilidad de palabra.
Debilidades:
o Me pongo nervioso con facilidad.
o No acepto bien las críticas.
o No domino otro idioma que no sea el español.
Análisis externo: Todos los factores que para bien o para mal no podemos controlar y
que pueden afectar, de una manera u otra la consecución de nuestros objetivos:
Oportunidades:
o No hay tanta gente que elija este camino como especialización.
o Soy joven y todavía tengo tiempo para mejorar.
o Fui a clase a una escuela de música privada y ahora están abriendo grado
superior allí.
Amenazas:
o Falta de oportunidades.
o Ambigua regulación de nuestro sector.
o Alta competitividad.
Todo esto y mucho más podría caber en el DAFO que estamos haciendo. Seguramente
cada uno tendrá sus oportunidades – como los contactos de este ejemplo en una escuela
de música – amenazas, debilidades y fortalezas, pero lo más importante es ser sincero
con uno mismo y aceptarlas como lo que son: aspectos buenos o aspectos a mejorar,
algo positivo también si sabemos cómo enfocarlo.
Llegados a este punto os dejo aquí debajo una matriz DAFO tipo para que podáis
utilizarla cara a vuestro propio análisis, que seguro os servirá para daros cuenta de cosas
que podréis mejorar con un poco de esfuerzo. ¡Mucho ánimo a todos!
Ahora viene la parte del ejercicio mental. Debemos trazar una serie de puntos entre
nuestra situación actual y la meta que aspiramos conseguir… pero de una forma un
tanto particular: no podemos empezar desde donde nos encontramos actualmente. ¿Os
acordáis de los dibujos de unir los puntos que hacíamos de pequeños? La idea es más o
menos esa, pero partiendo del 100 en vez del 1, pues sólo de esta manera podremos
anticiparnos a lo que vamos a necesitar. Como la semana pasada, un ejemplo nos
ayudará.
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Evidentemente esto es muy simplista, pero con estos pasos estamos hablando ya de unos
8 años de trabajo aproximadamente, con objetivos a corto (uno/dos años), medio
(tres/cinco años) y largo plazo (futuro ideal). Entremedias podremos dedicarnos a otras
cosas, por ejemplo mientras acabamos el superior tendremos que ver dónde hacer el
Máster de Formación del Profesorado y de paso sacarnos un título de inglés. Cuando
hagamos el máster podremos enfocar esfuerzos en buscar cómo hacer la tesis,
dirigiéndola hacia la docencia para aprovechar algo de trabajo cara a una oposición.
También podríamos hacer algún curso – que dé puntos en oposiciones si puede ser – y
así ir allanando el terreno para ponernos las cosas algo más fáciles, establecer contacto
en centros privados para coger experiencia… todo lo que se os ocurra que pueda ayudar,
dentro de vuestro esquema, a alcanzar ese futuro idílico que os habéis propuesto.
Una gran ventaja de este planteamiento es que siempre podéis reiniciarlo en el caso
de que vuestras prioridades y circunstancias cambien, colocando una nueva meta en el
horizonte, rehaciendo vuestro DAFO y volviendo a unir los puntos hacia la nueva
dirección. Evidentemente surgen muchas preguntas como ¿Y si la plaza que quiero no
sale? ¿Y si me sale mal? ¿Y si me desanimo? Lamentablemente la respuesta a esas
preguntas sólo la tenéis vosotros pues apostar – pues de eso se trata el asunto – y darlo
todo por vuestro objetivo es lo que os ha de motivar. Las ganas son vuestras, los
estímulos también – es una carrera de fondo, no nos olvidemos – y si llegamos y no hay
plaza… lo importante es estar en la estación con el billete en la mano y el equipaje listo,
porque el tren pasa sin avisar y no espera a nadie…
¿Y cuando lo logremos? Pues si todo va bien vuestra meta estará cubierta y ya sólo
depende de la ambición de cada uno fijar un nuevo rumbo… Como decía Bilbo –
aprovechemos que se cumple el 60 aniversario de la publicación de El Señor de los
Anillos – “El camino sigue y sigue desde la puerta…”