Juan 8:12 «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará lleno de maldad, buscando lo malo, alejado
alejado de Dios, odiamos las
en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.»
En el nombre del Padre, y del + Hijo, y del Espíritu Santo.
La oscuridad y la luz son algo cotidiano que lo podemos
experimentar todos los días. Tenemos el bello ejemplo del día y de
la noche. Cuando tu estas en el día, ves todo con mucha claridad y
puedes caminar, hacer tus oficios en tu casa, etc… mientras que
cuando estas en la noche necesitas algo para poderte guiar en la
calle, pues un tropiezo puedes caerte y hacerte daño, las calles son
más inseguras, sin luz dentro de la casa es difícil hacer oficios e
incluso hacer la comida.
Al principio la oscuridad se ve enorme, como si fuera difícil de
aclarar; sin embargo la luz, por muy pequeña que sea (la llama
de un fosforo por ejemplo) rápidamente disipa la oscuridad, ya
sea una vela como anteriormente se usaba, una linterna o una
bombilla. ¿Alguna vez has entrado a un cuarto oscuro? ¿Si verdad?
¿Que sientes? Quizás miedo, temor, inseguridad, no ves nada. Si vas
a buscar alguna cosa muchas veces no la hallas; pero basta solo con
encender un luz para que toda la oscuridad se vaya de inmediato.
Cristo mismo, te dice: Yo soy la luz del mundo. Cristo vino a este
mundo, porque este mundo estaba en tinieblas. Dios Padre, envía a
su Hijo, Jesucristo para enseñarte que solo existe un camino de
salvación: su persona que murió por ti y por mí. Hay muchos
caminos, muchas religiones, muchas formas de buscar a Dios. Pero
solo hay un mediador entre los hombres y Dios: Jesucristo.
El mundo está sumergido en una gran oscuridad. Esta oscuridad
fue introducida por el pecado que entró a este mundo. Nuestros
primeros padres, Adán y Eva, cayeron en la trampa de Satanás. Y
este acontecimiento marcará toda la humanidad, porque todos
nosotros somos herederos este pecado. Nosotros nacimos, en pecado,
cosas de Dios no nos gusta.
Pero hoy, en esta tarde, Cristo te dice: Yo soy la luz del mundo.
Jesucristo, vino no en pecado, sino puro, limpio de pecado.
Muriendo en una cruz por ti. Cristo viene a perdonar tus pecados.
Por eso, vino y se hizo como tú, Dios se hizo hombre, para derramar
su sangre para que tú puedas ir al cielo y estar con Dios siempre. ¡Es
increíble!, pero cierto.
Cristo te da su luz, para que tú tenga esa luz junto contigo a lo
largo de toda tu vida. Esta luz, es su palabra. Allá donde dos o tres,
están reunidos en el nombre de Jesús, allí está presente. Es
exactamente lo maravilloso de este mensaje: Cristo es la luz, que
está presente todos los días de tu vida cuando leas la biblia, hables
de él y compartas con todo los demás de Cristo.
Pero todo camino en esta vida, conlleva un seguimiento. Todos
vamos a una misma dirección: Jesucristo. Dice la palabra: «el que
me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».
Aquí nos muestra que la vida es un peregrinaje andando, todos los
días. Y el que deja de caminar, significa que ya está muerto.
Cuando caminas, nos presenta solo dos caminos o dos
direcciones: el camino de las tinieblas o el camino de la luz. Lo
verdaderamente significante es que uno realmente es consciente de
que existe dos caminos, cuando conoce a Cristo. Si no conoces a
Cristo, solo hay un camino, las tinieblas, la condenación.
Cuando estas en el camino de las tinieblas todo es más difícil.
Quizás ahora estas en este camino, y eres consciente de ello, porque
has tenido una infancia difícil, no sepas como salir de tu vicio,
pongas cosas primero del mundo y dejas a Dios cuando solo te
interesa. Este camino, no da seguridad, cuántas veces has tomado
malas decisiones por ir deprisa y sin pensar las consecuencias.
Pero cuando estas en el camino de la luz todo es un poco más
fácil. Cuando uno está reconciliado con Dios, pide perdón, uno se
siente confiado y seguro en las cosas. No tiene miedo, ve las cosas
desde otra perspectiva.
Pero la vida cristiana seguirá habiendo obstáculos. El enemigo te
atacará en donde menos te lo esperes, en tus debilidades. Habrá
gente que se burle de ti porque vas a visitar a una iglesia, quizás en
ocasiones te de vergüenza decir que lees la biblia. Habrá a veces,
que te persigan por causa de tu Fe. Pero ¡no tengas miedo! Dios está
a tu lado, él sabe guiarte.
Y lo más importante con la ayuda del Espíritu Santo superarás
todos los problemas. Si estas atrapado en cosas mundanas,
tranquilo, hay alguien que es tu luz, Cristo es tu salvador. ¡No tengas
miedo! Para Dios nada es imposible.
¡Pero la vida es muy larga, y caeré muchas veces!. La vida es un
constante ir hacia delante, es crecer, es aprender…y en la vida nos
encontraremos con muchas piedras en el camino. A veces, estas
piedras están dentro de casa, en tu matrimonio, con tus hijos, están
en tu trabajo… están en todas partes. Si me tropiezo, caigo. Y
algunas caídas son más fuertes. Estas piedras, queridos hermanos
son las tentaciones o debilidades que tenemos. Y las caídas son
nuestros pecados.
Cristo vino como luz del mundo, para cargar tus pecados en una
cruz y hacerte salvo. Dios conoce todo lo que haces, tanto en lo
público como en lo oculto. No podemos engañar a Dios. Dios
conoce tus debilidades, conoces tus pecados. Pero Cristo vino para
perdonarte esos pecados, y Dios cuando perdona, olvida. No
tenemos un Dios rencoroso, sino un Dios misericordioso, que ama y
perdona a todo aquel que se arrepiente. Es necesario pedir perdón a
Dios diariamente y también pedir perdón a las personas que le
hemos hecho daño.
La luz que es Cristo mismo, está aquí presente. Cuando Jesucristo
dijo Yo soy, es un atributo que solo Dios puede tener. Dios puede
estar presente en todos los lugares del mundo. Tenemos un Dios, que
no nos abandona. Si estas en momentos oscuros ahora, tú puedes
tener a Dios allí en ese mismo momento, porque Dios quiere que
salgas de la oscuridad y vengas a la luz. También tienes una iglesia
que puede orar por ti.
Cristo es la luz del mundo, Cristo murió por todos los seres
humanos para darle vida eterna. Solo por medio de Cristo puedes
obtener la vida eterna. Hay muchos caminos en esta vida, pide ayuda
a Dios para que te oriente hacia Cristo. En la mayoría de las veces,
queremos hacerlo todo por nuestras obras y esfuerzos. Pero la
realidad, es que no podemos hacer nada bien, todo lo hacemos mal.
Hay dos caminos con dos finales muy diferentes. El camino de las
tinieblas el final del camino es vivir eternamente en el infierno y
alejado de Dios. Y camino de la luz, el final del camino es vivir
eternamente con Dios y en su presencia.
Te invito a que tengas fe en Cristo. « Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» Cree con
corazón sincero de que Él, es la luz que te va ayudar a salir de la
oscuridad. Cristo vino para rescatarte a ti, da igual la situación en la
que vivas. Cristo es la solución y es la promesa para que tu vida
cambie para siempre.
En el nombre de + Jesús.