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I.

Resumen

Giorgio Colli trata de acercarnos a la filosofía teniendo como punto de partida la


Grecia arcaica. Estamos en la época de los sabios, considerados como maestros del saber y
relacionados con la religión griega, hablamos de Homero y Hesiodo. Pero no solo son éstos
los sabios, podemos incluir en esta categoría a los que en la historia de la filosofía tradicional
se les ha dado el nombre de presocráticos: Tales, Anaximandro, Heráclito, Parménides. Para
Nietzche es a partir de Sócrates cuando empieza el declive de la sabiduría.

El mito, pues, aparece como antecedente de la sabiduría, es anterior incluso a la


esfera del oráculo de Delfos, relacionado con el dios Apolo. La sabiduría es anterior y está por
encima de la filosofía, como nos comenta Platón, la filosofía es el anhelo de dicha sabiduría.
Todo paso hacia delante es una vuelta al principio.

Son muchos los temas de los que trata el libro todos unidos por una especie de hilo
de Ariadna, como he dicho anteriormente, parte de la mitología homérica y de Hesiodo:
Apolo, Dionisios, Dédalo, Teseo, Kore. Todos forman parte de alguna manera de la sabiduría.

Muy relacionado con Apolo encontramos al orfismo como fuente de


adivinación(manía), donde aparecen los adivinos como un escalón más hacia la filosofía.
Cuando aparece la interpretación del misterio aparecen los profetas, tras los profetas el sabio
aparece como el hombre que resuelve los enigmas o que puede salir del laberinto. Como
anteriormente referí también son sabios los presocráticos, sobre todo Heráclito y Parménides.
La esfera religiosa va dejando de ser una influencia decisiva, no es ya un dios el
elemento importante, son dos hombre en duelo, es el génesis de la dialéctica de manos del
sabio de Elea y de su discípulo, Zenón. De este tronco de la dialéctica surge una rama bastante
torcida, la retórica, no es ya la confrontación que tiene como base una realidad objetiva,
entramos en el arte del discurso, estamos en el tiempo de Gorgias. Aparece un debilitamiento
en el mundo de los sabios que conlleva la ruptura, Sócrates no es ya un sabio, ni Platón. Es el
tiempo de la filosofía.

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II. Ideas principales

La locura aparece como fuente de la sabiduría, dos conceptos deben de ser aclarados:
Locura y sabiduría. Según la filosofía griega existieron sabios en la antigüedad(Homero,
Hesiodo), una consideración es importante que tengamos en cuenta, Platón distingue
claramente la sabiduría de la filosofía, la filosofía debemos entenderla por su significación
literal: “amor a la sabiduría”. Platón nos dice que el camino es a la inversa, cuanto más
caminamos más cerca nos encontramos del comienzo, es una vuelta a lo ya conocido,
podemos ver la influencia que ejerció el orfismo en Platón a través del pitagorismo.

Para Colli no son solo sabios Homero y Hesiodo, pueden ser llamados por ese
nombre los pensadores presocráticos que vivieron en el siglo V y VI a.C: Tales,
Anaximandro, Heráclito, Parménides, Zenón, Anaxágoras, Demócrito. Pueden considerarse
sabios estos grandes pensadores que de alguna manera siguieron existiendo en la filosofía de
los filósofos clásicos, sobre todo con Platón.
La locura no podemos entenderla con el significado de hoy, Platón, en el Timeo,
dice: “Los bienes más grandes llegan a nosotros a través de la locura, concedida por un don
divino”. La locura está relacionada con el culto al dios Apolo, en el culto délfico, hablamos de
la “manía” entendida como adivinación. En el Fedro aparece la ”manía profética” como
fundamento del culto délfico. Apunta, pues el origen de la sabiduría hacia el oráculo de
Delfos, en definitiva con la acción del dios Apolo.
Pero Colli nos habla de un posible origen, aún más antiguo que el propio misterio
délfico, hablamos del mito. Aparece en el umbral de la filosofía griega, pero ciertamente no
entra en el ámbito filosófico, el mito es la fe del pueblo que aparece cuando el hombre se
enfrenta con las grandes cuestiones que le rodea. De especial importancia para el mito griego
son Homero y Hesiodo los cuales crean sus propias doctrinas sobre el origen de los
dioses(teogonías) y del mundo(cosmogonías).
Colli se centra en el mito del Laberinto y nos presenta a Ariadna como la señora de
ese laberinto. Platón, en el Eutidemo nos dice que el hombre es arrojado al laberinto. El
laberinto es obra de Dédalo, aparece como creación intermedia entre el juego, aparece como
nada útil y como un artificio de la mente. El laberinto es creación de la mente humana, es a
todas luces algo artificial, es una realidad creada por el hombre para el juego pero que puede
llevar a un final bastante aterrados. Colli nos habla del laberinto como inserto en la línea
dionisiaca al contrario que el enigma que aparece dentro de la esfera apolínea. Encontramos

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en el laberinto una representación del logos, algo intrínsecamente humano en el que el hombre
llega a perderse.
Un símbolo importante se nos presenta: El espejo. Es un símbolo ya usado por los
órficos y los neoplatónicos. La realidad del mundo, incluido el hombre, no es una realidad
propia, no hablamos de una ontología propia y subsistente, hablamos de una realidad
secundaria, la realidad es un reflejo de la ontología divina, emana del dios.
Es Aristóteles quien traza una primera línea diferenciadora entre el mito y la filosofía
aunque cierto es que el filósofo puede ser amigo del mito, y, aún mas, el mito filosofa a su
manera.

La adivinación aparece como parte de la locura, es intrínseca a la locura profética.


Una nota tener en cuenta es que la adivinación usa de la palabra, las palabras de Apolo se
entendían en la antigüedad relacionas con dos artilugios: Como el arco, en la que queda
patente la acción hostil de Apolo con el hombre, lanza saetas contra los soldados aqueos los
cuales mueren con dolores espantosos, como se nos narra en la Iliada. Puede aparecer también
como las notas sacadas de una lira, aparece una acción benévola y satisfactoria. Lo realmente
curioso es que tanto lira como arco tienen un origen común, los cuernos de una cabra y una
cuerda. Podemos hacer cierta hermeneútica y hablar de la neutralidad de las cosas en sí, todo
dependerá ciertamente del uso que quiera dársele, realidades con orígenes iguales tienen fines
distintos según su uso.

Platón nos plantea en el Timeo una distinción importante: Adivino y profeta. El


adivino es el hombre exaltado, las palabras que profiere no nacen de su ser sino que proceden
del dios. En contraposición está el profeta(pro-fao, el que habla por...) que interpreta lo que le
ha sido confiado. El profeta es dueño de sus pensamientos, razona y reflexiona, trata de dar
solución a los enigmas. La sabiduría tiene un pasar ineludible por el logos(palabra).
La adivinación y el destino son categorías muy unidas a la Grecia arcaica, todo
hombre tenía un destino determinado, esta obsesión quitó en cierta medida gusto por la
acción. Todas las acciones del hombre tenían que tener inexorablemente el beneplácito del
dios de turno, sin su aprobación no se comenzaba un viaje ni se tocaban los tambores de
guerra, éstos eran, por cierto, lo que menos agradaba a los griegos la guerra y la navegación a
mar abierto.

Si Dionisos estaba ligado a la figura del laberinto, Apolo está ligado al enigma,
aunque en definitiva los dos artilugios son desafíos del dios para el hombre, el dios aparece

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como hostil al hombre. El enigma podemos entenderlo como lo que está oculto, lo que no está
clarificado. El mito que mejor nos acerca al enigma es la Esfinge, vemos que el desafío es
asolador, no hay término medio como es del gusto de la virtud griega, es un pulso en toda
regla a la sabiduría humana. La no respuesta conlleva la perdición, la respuesta trae cierta
victoria. Solo Edipo responde, la Esfinge es derrotada. Una curiosidad que conlleva el enigma
es que hace referencia a una realidad palpable, un aspecto de la realidad se ve enrevesado por
parte de quien lanza el enigma, son triviales en la forma y en el contenido, este era una de los
quehaceres de los sabios, resolver enigmas.
Es el enigma una parte central en el pensamiento del oscuro Heráclito y enigmas
parecen muchas de sus estudiadas sentencias: “Dios es el día y la noche, invierno y verano,
guerra y paz, saciedad y hambre”. Incluso Sócrates antes de morir pronuncia unas palabras al
estilo de los enigmas: “Debemos un gallo a Asclepio, pagad la deuda, no lo olvidéis”.
Con Platón el enigma pasa a un segundo plano, pasa a ser un entretenimiento lúdico
de ambientes distendidos, ya no es una realidad vital que salve la vida del abismo.
Aristóteles define el enigma como “decir cosas reales juntando cosas imposibles”, es
decir, el enigma es una contradicción.
Un aspecto importante que debemos resaltar es que llega un momento en el que el
origen religioso del enigma se tiene por olvidado, no estamos pues en la esfera del adivino
sino en la del sabio. El enigma llega a ser motivo de frustración total que lleva a la perdición
del sabio pues siente la “mordedura de la víbora” como le ocurrió a Homero con los jóvenes
pescadores de la isla de Ios, el sabio no soporta la derrota y muere.
Heráclito hace referencia a ese hecho y llega a dar una definición del sabio como “el
que no se deja engañar”, pues el que se deja engañar es sabio.

Heráclito es conocido como el filósofo del devenir, lo aprehensible sensorialmente


no es algo estable, la experiencia no puede ser inmovilizada pues solo lograríamos falsificarla.
Ha sido esto una fuente infinita de controversias en la gnoseología, la cuestión es clara, ¿es la
experiencia fuente de conocimiento?
Para el sabio de Éfeso la divinidad viene unido a lo oculto, el fundamento último de
lo existente es algo escondido(“Phatos de lo oculto” según Colli). Si para Heráclito todo
fluye, lo que cambia es la corporeidad del mundo exterior, lo que confiere unidad es el logos,
es lo común en la adversidad. El alma humana participa del logos, es lo oculto, lo que unifica,
es fuente de la sabiduría. Pronto aparecieron críticas a este pensamiento, Aristóteles aseveraba
que si todo fluye no puede existir ciencia pues no tendría una base estable.

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Una tesis importante que propone Colli es la presentación de la dialéctica como
agente del paso dado que existe entre el fondo religioso del pensamiento y la aparición de un
pensamiento abstracto y racional. Según Aristóteles fue Zenón de Elea quien creó la
dialéctica, entendida ésta como el arte de la disputa(erística), pero parece ser que el maestro
de Zenón, Parménides, dominaba dialécticamente los conceptos más abstractos.
Con la dialéctica hay un alejamiento de la esfera religiosa, ya entramos en el terreno
puramente humano, dos hombres discuten y miden sus conocimientos. La dialéctica se
convierte en un arte con sus reglas propias.

Aristóteles en los Tópicos nos describe el proceso dialéctico, aparece un interrogador


y un interrogado, el fin del interrogador es que el interrogado llegue a una serie de
contradicciones en sus planteamientos, el interrogado trata de salir airoso, intenta impedir la
refutación de su crisis. Parece distinta esta concepción de la dialéctica a la desarrollada por
Hegel, tesis-antítesis-síntesis. No aparece en la concepción dialéctica que sostiene Aristóteles
el intento de síntesis.
Colli parte de la base de que la dialéctica tiene su origen en agonismo, al igual que
ocurre con el enigma y la retórica. Es a partir de la dialéctica cuando aparece con más fuerza
el logos como sistema de la razón, pero este logos no aparece como un medio constructivo
sino más bien destructivo. Llega un momento en que interrogador e interrogado no tratan de
clarificar sus posiciones, de dar luz a la realidad sobre la que dialogan, el fin pasa a ser
simplemente un salir airoso del encuentro. La victoria del interrogado se atribuye le atribuye
por los fallos dialécticos del interrogador. En la historia de la Grecia antigua vemos que este
salto fue dado por los sofistas, para unos, maestros de la virtud, para otros, simples
profesionales de la adulación. Queda al final que todo juicio puede ser refutado
independientemente de la esencia del juicio.

Con Parménides la dialéctica parece estar madura, en cierta manera, sus discursos
parten de la dialéctica: “ser o no ser”, la afirmación y la negación. Nos habla el sabio de Elea
del camino del no ser, que ha ningún lugar lleva y del camino del ser, puesto que el ser y el
pensar es lo mismo, lo que no es no puede ser pensado.
Parménides es para Colli el verdadero creador de la dialéctica y no Zenón, su
discípulo, aunque, tiene Zenón un método dialéctico bastante elaborado: “ Puede probarse que
un ser existe y no existe al mismo tiempo y además puede ser posible e imposible”.
Hay un alejamiento ostensible entre Zenón y su maestro, no sigue su mandato: “No
recorras el camino del no ser”.

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Si la dialéctica puede entenderse como un pulso privado entre dos hombres sobre un
tema, la retórica puede entenderse como un acto público cuyo objeto principal es la
persuasión por parte de un hombre hábil en el manejo de la palabra, la retórica aparece como
una rama torcida en el árbol de la dialéctica, con la retórica experimenta una terrible crisis la
dialéctica.
Gorgias de Leontini se presenta como padre de la retórica pero no podemos olvidar
que además fue un excelente dialéctico. Su nombre se una irremediablemente con el de los
sofistas, maestros de la virtud pero sobre todo maestros de la retórica. Son maestros llevados a
la polis para la educación de los jóvenes urbanitas griegos. Eran llamados sabios, aunque en
sus discursos pretendían persuadir a los oyentes y alcanzar el triunfo, el medio importaba
poco, dejan de ser hombres éticos, abandonan la justicia Las virtudes no son el punto fuerte de
los sofistas, esta actuación la conoce Sócrates y Platón, serán implacables con ellos, la retórica
usada en la política llega a ser principio de injusticias y de malos gobiernos.
Gorgias aparece como el sofista más ilustre aunque hay un elenco amplio:
Protágoras, Hipias, Calicles, Critias, Antifonte.
Platón fue un incansable enemigo de la retórica tal y como la presentaban los sofistas,
en el diálogo Gorgias muestra la retórica como un arte de la adulación, es la caricatura de la
justicia.
Pero no se conoce de Gorgias solo sus dotes oratorias, su frase más conocida es esta:
“Nada existe, si algo existe no lo podemos conocer y si algo existe y lo conocemos no podría
ser comunicado”. Cuando dice Gorgias que nada existe tenemos que tener en cuenta que la
existencia de algo se debe a que se ha pasado de la no-existencia a la existencia o puede
ocurrir que ese algo exista desde siempre, para los griegos de la nada no puede surgir algo,
por lo que las cosas que existen, existen desde un principio, pero lo que existe desde un
principio es infinito y lo que es infinito no puede colocarse en ningún sitio y lo que no está en
ningún no existe. Cuando dice Gorgias que si algo existe no puede ser conocido hace
referencia a que el conocimiento es conocimiento del ser, el no ser no puede ser pensado, pero
sabemos que ocurre lo contrario, sí conocemos el error, por esta vía llegamos a un
escepticismo que n nos permite conocer nada. Cuando nos dice que si algo existiera y fuera
conocido no podrá ser comunicado nos hace referencia a un escepticismo práctico, hay una
suspensión del juicio.
Gorgias al igual que Zenón rayan ostentosamente el nihilismo. Pero no solo Gorgias
es un gran pensador, también Protágoras hace filosofía, una filosofía muy marcada por el
escepticismo epistemológico. Su frase más conocida es: “El hombre es la medida de todas las
cosas que son en cuanto que son y que no son en cuanto que no son”. Parece más bien un

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enigma, son muchas las interpretaciones que se le han dado ha esta frase, a mi parecer la más
certera es la que hace Platón en el Teéteto, el individuo es conocedor de todas las cosas en su
conjunto.

Platón no mira con muy buenos ojos a la retórica, sobre todo si no va de la mano de
la justicia, si no van de la mano la retórica deja de ser un planteamiento ético aceptable. Un
gobernante que no tenga la ética por bandera un mal gobernante será.

Aparece en el último capítulo del libro un tema interesante como es el de la


“literaturalización” de la filosofía. Sócrates era sumo amante del diálogo, nada dejó escrito.
Mediante el diálogo imitaba a su madre en el oficio de la partera intentando sacar del otro lo
mejor que en el otro existe. El “logos” es espíritu que se desvirtúa cuando se plasma en un
escrito, Colli recoge el parecer de Platón en este aspecto.
Un primer pasaje en el Fedro se nos presenta la escritura como un instrumento de
rememoración que no llega a proporcionar una sabiduría verdadera. En un segundo pasaje, en
la Carta VII se nos dice que existe una incapacidad real de transmitir un pensamiento serio a
través de lo escrito.
Como podemos ver Platón está claramente en contra de la plasmación escrita de la
filosofía, pero una cosa ocurre, a parte de las discusiones sobre la autenticidad o no de varios
escritos, Platón dejó escritas unas cuarenta obras, parece que no existir mucha concordancia
entre su pensamiento y sus hechos.

Para Colli la filosofía surge de una disposición retórica acompañada de un


adiestramiento dialéctico.

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III. Valoración del texto

Hay una serie de cuestiones sobre las que quiero hacer un comentario:
Una primera cuestión que me suscita el libro es el acercamiento tan original que
sobre la filosofía y en especial su origen hace Colli, tras mi corto periodo de aprendizaje y
sobre todo tras estudiar la filosofía antigua, parece que los primeros filósofos aparecieron de
la noche a la mañana, como puede ser el caso de Tales de Mileto o Anaximandro. El libro va
guiado por una especie de hilo de Ariadna, uno de sus extremos es el mito y al final el cuerpo
filosófico de Platón, me parece estupendo el enfoque porque si aparecieron en ese lugar los
primeros filósofos no fue por el azar sino porque se dieron las condiciones para que se dieran.

Un aspecto que me resulta bastante atractivo es la antropología que plantea Colli, el


hombre aparece como un ser intermedio entre los seres del mundo y los dioses, esto es lo que
lo caracteriza, el hombre es el ser con “logos”. Bien podrá aplicarse los versos de Antonio
machado: “El hombre es por natura la bestia paradójica-un animal absurdo que necesita
lógica-Creó de nada un mundo y, su obra terminada-Ya estoy en el secreto(se dijo), todo es
nada.”

Otro aspecto importante es la introducción de ideas de Nietzsche sobre la Grecia


antigua, con una interpretación propia. Dionisos es el símbolo de la vida, no es ya un dios del
arte sino un dios de la guerra, “es la fórmula más antigua de voluntad de domino” como
escribe Baeumler. Dionisos es un dios bastante hostil con el hombre. No se puede dejar pasar
por alto la influencia que tuvo este filósofo y las innumerables polémicas que suscitó, también
agitadas por sus seguidores. Estamos ante los maestros de la sospecha(Freud, Marx,
Fauberbach), muchas veces discutidos pero que sin sus aportaciones no tendríamos la misma
concepción de filosofía o de teología

A mi parecer es una obra algo complicada de leer, se necesitan muchos apoyos


bibliográficos para hacer una lectura medianamente seria. También es necesario tener una
base de conocimientos sobre mitología griega, aunque es cierto que hace exposiciones
bastante buenas a las figuras de Heráclito y Parménides. Creo que no es un libro para todos
los públicos al contrario de lo que quiere hacernos parecer el autor. De todas formas da pie a
una inmensidad de temas actuales sobre los que se pueden discutir como hemos hecho a lo
largo del curso.

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Centro de Estudios Teológicos
Introducción a la Filosofía

COMENTARIO DE “EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA”


De Giorgio Colli

Gabriel Sánchez García

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