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Sujeto activo del delito: Es la persona física, la persona natural, el individuo de la

especie humana, el hombre que comete el delito. Sólo las personas físicas
pueden ser sujetos activos de delito. No pueden serlo las personas jurídicas, por
cuanto falta en ellas la conciencia y voluntad que constituyen la base de la
imputabilidad y por lo tanto la base de la responsabilidad penal.

Sin embargo en las modernas teorías de responsabilidad de las personas jurídica,


se establece por delegación la responsabilidad de ellas en los dueños o
administradores.

Sujeto pasivo del delito: Es el titular del bien jurídico destruido, lesionado o puesto
en peligro mediante la comisión de un delito. Por lo regular, es una persona física
o natural, pero también puede ser una persona jurídica, como por Ejemplo, el
hurto cometido contra el patrimonio de una persona jurídica. Los animales no
pueden ser sujeto pasivo de delito, sólo pueden ser objetos materiales de delito.

Objeto material del delito: Es la persona o cosa sobre la cual recae la actividad del
delincuente. Por Ejemplo, cuando una cosa ha sido destruida, cuando una
persona ha sido lesionada, entre otros. En ciertos casos pueden coincidir en la
misma persona física las cualidades de sujeto pasivo y objeto material del delito.
Por Ejemplo, el delito de lesiones personales, en el cual la persona lesionada es
al mismo tiempo sujeto pasivo y objeto material del delito.

Objeto jurídico del delito: Es el bien jurídico destruido, lesionado, perjudicado o


tan siquiera puesto en peligro mediante la perpetración de un delito, Por Ejemplo,
el derecho a la propiedad, a la vida, a la libertad personal, al libre tránsito, entre
otros. En el delito de homicidio el bien jurídico corresponde a la vida humana; en
el delito de lesiones personales el bien jurídico corresponde a la integridad
personal o física que es el bien jurídico ofendido.
El artículo establece que “Los que tomasen parte en la ejecución del hecho
o prestasen al autor o autores un auxilio o cooperación sin los cuales no habría
podido cometerse, tendrán la pena establecida para el delito. En la misma pena
incurrirán los que hubiesen determinado directamente a otro a cometerlo.” En este
sentido, lo que se presupone es la existencia de un acuerdo y/o contrato entre las
partes para la perpetración del delito. La inducción en este sentido es dolosa de
otra persona a cometer intencionalmente un delito12. Quien instiga a la producción
de un hecho criminoso, responde por el hecho que cometió el autor, pero por él
inducido. En cambio, en la instigación, no existe acuerdo de voluntades, solo se
estima una realización de carácter general direccionada a personas colectivas y/o
instituciones determinadas. Debe resaltarse que existen dos grandes diferencias
entre la instigación a la que hace referencia el Art. 45 del Código Penal, y la
establecida en la figura penal en estudio. Por un lado, la instigación debe ser
pública y en segundo término, la inducción, debe estar dirigida a una generalidad
de personas.

Artículo 283. Cualquiera que públicamente o por cualquier medio instigare a


otro u otros a ejecutar actos en contravención a las leyes, por el solo hecho de la
instigación será castigado: 1. Si la instigación fuere para inducir a cometer delitos
para los cuales se ha establecido pena de prisión, con prisión de una tercera parte
del delito instigado. 2. En todos los demás casos, con multas de ciento cincuenta
unidades tributarias (150 U.T.), según la entidad del hecho instigado. Artículo 284.
En el caso indicado con el numeral 1 del artículo 283, nunca podrá excederse de
la tercera parte de la pena señalada al hecho punible a que se refiere la
instigación. Artículo 285. Quien instigare a la desobediencia de las leyes o al odio
entre sus habitantes o hiciere apología de hechos que la ley prevé como delitos,
de modo que ponga en peligro la tranquilidad pública, será castigado con prisión
de tres años a seis años.
Bien Jurídico Protegido El bien jurídico por excelencia, es el mantenimiento
del orden público, considerando a tal como la limitación a la pretensión punitiva
estatal y la correcta aplicación de la interpretación de las normas penales. El orden
público, es un concepto ambivalente, de difícil definición por su amplitud e
indeterminación. La mayoría de los catedráticos en Derecho, han establecido que
antes de procurar el término orden público, sería preferible considerar el concepto
como “tranquilidad pública”, siendo éste el bien jurídico protegido en el Título en
estudio. Soler, por su parte, considera que el concepto de “tranquilidad pública
viene a traer más precisión que el de “orden público”1 , por la diversidad de
sentidos, especialmente cuando lo que está en juego es el orden jurídico en
general y los principios constitucionales. Lo entiende como tranquilidad y
confianza social en el pacífico desenvolvimiento de la vida civil; y lo que se trata
de defender es la opinión de la seguridad social, que a su vez, constituye un factor
más de refuerzo de aquella

 De la instigación a delinquir

Se encuentra previsto en el Capítulo II, y comprende tres artículos, el primero de


los cuales, el 283, establece:
Cualquiera que públicamente o por cualquier medio instigare a otro u otros a
ejecutar actos en contravención a las leyes, por el solo hecho de la instigación
será castigado:
1°. Si la instigación fuere para inducir a cometer delitos para los cuales se ha
establecido pena de prisión, con prisión de una tercera parte del delito instigado.
2°. En todos los demás casos, con multas de ciento cincuenta unidades tributarias
(150 U.T.), según la entidad del hecho instigado.

 Del agavillamiento

Según el artículo 286 del Código Penal, el agavillamiento consiste en la asociación


de dos o más personas con el fin de cometer delitos. Cada una de esas personas
se hace acreedora, por el sólo hecho de la asociación, a la pena de de dos a cinco
años de prisión. Se trata por consiguiente de un delito colectivo, como que, para
su consumación, se requiere que se asocien, por lo menos dos personas
imputables.

 De los que excitan a la guerra civil, organizan cuerpos armados o


intimidan al público
Se encuentra tipificado en el Capítulo IV del Código Penal, que comprende seis
artículos, del 293 al 297.
El primero de los artículos, el 293, establece: “El que haya ejecutado algún acto
que tenga por objeto exponer alguna parte dela Repúblicaa la devastación o al
saqueo, será castigado con prisión de dieciocho meses a cinco años. Si la
tentativa se efectuare, siquiera en parte, se impondrá la pena de presidio de cinco
a nueve años”.
En la referida disposición legal aparecen contempladas dos hipótesis: la primera,
la comisión «de algún acto que tenga por objeto exponer alguna parte dela
Repúblicaa la devastación o al saqueo»; la segunda, «si la tentativa se efectuare,
siquiera en parte». La acción, en el primer supuesto, consiste en ejecutar un acto
con el objeto de exponer alguna parte dela Repúblicaa la devastación o al saqueo.
Consiguientemente, si ese acto es ejecutado por alguna persona, queda
consumado el delito. Mal pudo el legislador, entonces, considerar, como lo hizo, el
caso de que «la tentativa se efectuare, siquiera en parte», porque no es cierto que
se trate «de una tentativa configurada como hecho punible» de que habla
Mendoza Troconis.
No basta con que el agente haya ejecutado el acto con el expresado objeto; es
indispensable además, que el mismo sea capaz de alcanzarlo.
Devastar, según el Diccionario Académico, significa «destruir un territorio,
arrasando sus edificios, o asolando sus campos». Saquear quiere decir:
«apoderarse violentamente los soldados de lo que hallan en un paraje. Entrar en
una plaza o lugar robando cuanto se halla».
La segunda hipótesis ocurre «si la tentativa se efectuare, siquiera en parte». Pero
es obvio que, si el hecho que el agente intenta cometer se efectúa, ya no será
tentativa, sino consumación.
Sujeto activo de este delito puede ser cualquiera; y la consumación ocurre, en la
primera hipótesis, tan pronto como el agente ejecute el acto con el objeto de
exponer alguna parte dela Repúblicaa la devastación o al saqueo, y siempre que
ese acto sea idóneo para producir uno cualquiera de los efectos perseguidos; y,
en la segunda, cuando se haya producido la devastación o el saqueo. En aquel
caso, se trata de un delito de peligro; y, en éste, de uno de daño. En cualquiera de
ellos, la imputación es a título de dolo genérico, representado por la voluntad
consciente de alterar el orden público mediante la ejecución de un acto susceptible
de producir la devastación o el saqueo de alguna parte dela República. Lapena
aplicable al autor de este hecho delictuoso es la de prisión, por tiempo de
dieciocho meses a cinco años; y si la devastación o el saqueo se producen, será
la de presidio de cinco a nueve años.
El artículo 294 dispone: «El que, para cometer un hecho punible determinado,
haya formado un cuerpo armado o ejerza en él un mando superior o alguna
función especial, por este solo hecho, con presidio de uno a cuatro años. Los
demás individuos que hagan parte del cuerpo armado se castigarán con presidio
de uno a dos años. Serán aplicables las disposiciones de los artículos 162 y 289
del presente Código».
Sujeto activo de este delito puede ser cualquiera: aunque, si se trata de militares,
habrá que acudir al Código de Justicia Militar para calificar la conducta de los
mismos.
Este delito es imputable a título de dolo genérico y específico. El primero
representado por la voluntad consciente de formar un cuerpo armado; y el
segundo, por la intención de destinarlo a cometer un hecho punible previamente
elegido.
La pena será en todo caso de presidio: de uno a cuatro años para el que forme el
cuerpo armado, tenga en él mando superior o desempeñe alguna función especial;
y por tiempo de uno a dos años para cada uno de los demás individuos que hagan
parte de aquél.
El artículo 295 dispone: «El que, sin estar legalmente autorizado, forma un cuerpo
armado, aun cuando no esté destinado a cometer hechos punibles, será castigado
con arresto en fortaleza o cárcel política por tiempo de tres a seis meses».
Lo primero que sorprende en este precepto legal, es la naturaleza de la pena en él
señalada. El arresto en fortaleza o cárcel política es reservado sistemáticamente
por el legislador para castigar los delitos políticos. Tal circunstancia impone la
conclusión de que la formación de un cuerpo armado que no esté destinado a
cometer hechos punibles, por quien no está legalmente autorizado para ello, es
para aquél un delito político, como ocurre en los códigos penales de todos los
países, a pesar de que lo haya incluido entre los delitos contra el orden público.
La acción consiste en formar un cuerpo armado no destinado a cometer hechos
punibles, no estando legalmente autorizado para ello. A muchos sorprenderá,
seguramente, el caso de que se autorice a particulares para formar cuerpos
armados, puesto que el reclutamiento para el servicio militar, el adiestramiento de
los reclutas, su distribución en las distintas armas y el licenciamiento de los
mismos son atribuciones del Ministro dela Defensa, quien debe ejercerlas de
acuerdo con las disposiciones legales que regulan el expresado servicio. Pero
bien sabido es que, bajo el régimen autocrático del General Juan Vicente Gómez,
no pocos de sus amigos, generalmente hacendados residentes en el interior del
país, y expresamente facultados al efecto, formaban con los peones de sus fincas,
cuerpos paramilitares para la defensa y vigilancia de las mismas, pero que
estaban en todo tiempo a las órdenes de aquél.
Se trata de un delito de sujeto activo indiferente, puesto que puede ser cometido
por cualquiera.
Es imputable a título de dolo genérico, representado por la consciente voluntad de
formar un cuerpo armado, no destinado a cometer hechos punible s, sin estar
legalmente autorizado para ello.
La pena aplicable es, como

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