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LA CONFORMIDAD Y LA SIGNIFICATIVIDAD

(LA MUNDANIDAD DEL MUNDO)

SEIN UND ZEIT – HEIDEGGER

Nicolás Fernando Gutiérrez Aguirre

Universidad Tecnológica de Pereira

La apertura de la significatividad, que comprendemos como estructura existenciaria del ser


en el mundo referente al Dasein, se presenta como una condición óntica para la posibilidad
de descubrir una totalidad de conformidad. Lo que compete ahora mismo es dar a conocer
lo que desarrolla Heidegger en el parágrafo 18 de Ser y Tiempo referente a la conformidad
y la significatividad, correspondientes a la mundanidad del mundo.

Así, hemos de ver que el carácter del ser de lo a la mano lo comprendemos dentro de la
conformidad. El ser de lo a la mano posee ese carácter de ser referido, que entendemos
como la referencia, así Heidegger dirá que: “El ente es descubierto en cuanto que, como
este ente que él es, es referido a algo” (Heidegger, P.98), de modo que hemos de
conformarnos con él en algo. Pero con esta conformidad no se trata de dar una construcción
óntica sobre los entes, sino que se considera una determinación ontológica del ser de estos
en el guardar la conformidad; en sí, la conformidad se da como una posibilidad del ser.
Ahora, la totalidad de conformidad es aquello que nos señala qué conformidad ha de ser
guardada respecto con algo a la mano; este va hasta donde no existe el guardar
conformidad, retrocede al para qué, donde el ente ya se considera no en la forma de lo a la
mano contenida en un mundo, sino como ser en el mundo. De modo que podemos notar una
relación entre la estructura de la conformidad y el ser mismo del Dasein, dado a que el
primario para qué, al que retrocede la totalidad de conformidad, va al por mor del que, el
cual es exclusivo del Dasein.

Seguidamente, hemos de aclarar lo que acontece con el hablar del conformarse tanto óntica
como ontológicamente, para entender la libertad basada en el fondo de la conformidad y su
caracterización hacia el ser del Dasein. El sentido óntico del conformarse comprende el
curarse de, donde se ha de dejar ser algo que se entiende en sentido ontológico; pero no un
dejar ser en sentido de dar por definido el ser de algo, sino el descubrir un ente, en su ser a
la mano, para que haga frente y el Dasein, en su andar óntico, se conforme en ellos. Por otra
parte, el conformarse ontológicamente es el que da el estado de libertad a todo ente a la
mano -dentro del mundo circundante-, sea que uno se conforme o no ónticamente con él.
Así, en lo a la mano que hace frente, la conformidad descubierta, se encuentra la
mundiformidad de lo a la mano; entendiendo que la descubierta forma de ser no puede
concebirse como un ente de aquello sobre el fondo de lo cual se da la libertad de lo a la
mano.

Pero es el comprender el mundo ese previo abrir aquello sobre el fondo de lo cual se da la
libertad a lo que hace frente dentro del mundo, y es algo en lo cual, en cuanto ente, el
Dasein se desenvuelve. Es claro pues que al ser del Dasein se le presenta la particularidad
de serle inherente una comprensión del ser, y Heidegger dirá: “La comprensión tiene su ser
en el comprender” (Heidegger, P.100), de modo que si al Dasein le es principalmente
pertinente la forma de ser del ser en el mundo, su comprensión debe ser un comprender el
mundo.

Paralelamente, el fenómeno del mundo se presenta como algo necesario de aclarar y, es


cuando Heidegger se cuestiona por el comprender preontológicamente del Dasein, en
cuanto ser en el mundo, donde se marca la comprensión del fenómeno del mundo. Dentro
de esta cuestión, vemos pues que el Dasein al permitir, en la medida en que es, que hagan
frente los entes como a la mano, se refiere desde un con qué de la conformidad que surge
del por mor que. Así, el Dasein se comprende en el modo de referirse desde el permitir que
los entes hagan frente en la forma de ser de la conformidad, lo cual constituye el fenómeno
del mundo y, a su vez, dentro de la estructura de aquello dentro de lo cual se refiere el
Dasein, la mundanidad del mundo. De igual manera, se entiende cierta familiaridad en esta
estructura del comprender del Dasein, expresando la abertura a una proposición ontológico-
existenciaria de las relaciones que constituyen al mundo, y esto puede verse desde el
momento en que el Dasein piensa en un sentido de su ser.
Por otra parte, la significatividad contiene en sí la condición ontológica para que el Dasein,
en su comprensión e interpretación, abra significaciones fundando el posible ser de la
palabra y el lenguaje. El comprender, que se mantiene en un estado de abierto, y la
familiaridad, que se comprende como un mantenerse previo, es lo que permite un
movimiento del referirse, y como espresa Heidegger: “El carácter de relación de estas
relaciones del referir lo consideramos como un significar” (Heidegger, P. 101), lo que nos
lleva a considerar la significatividad como el conjunto de relaciones del significar. El
Dasein como condición óntica para hacer notar a los entes en un mundo en su en sí, se
constituye en la familiaridad con la significatividad, pues así se abre la posibilidad del
descubrimiento de los entes que hacen frente en la forma de ser de lo a la mano; así,
comprendemos la inherencia del estado de referido al ser del Dasein.

Por último, vemos que Heidegger precisa unos problemas referentes a la mundanidad desde
un aspecto ontológico, pues quiere aclarar ontológicamente el punto de partida del análisis,
que es el ente intramundano, para lo cual ha de hacer uso de los supuestos de Descartes,
con el fin de discutir los fundamentos ontológicos en que se mueven las interpretaciones del
mundo posteriores y anteriores al mismo Descartes.

Heidegger, Ser y Tiempo; Fondo de cultura económica, México 1951.

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