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Stevenson

“El Significado Emotivo de los Términos Éticos” (1937)

Ante preguntas éticas como: ¿es bueno esto?, tenemos que intentar aclarar estas
preguntas, sustituyéndolas por preguntas libres de ambigüedades, vaguedades y
confusión.
La meta-ética sirve para aclarar el significado de los términos éticos. Se trata de
un discurso elucidatorio sobre los términos morales. En el reemplazo a la pregunta
original ¿Qué es bueno?, esta no debe ser, por un lado, ni totalmente diferente
(por ejemplo “x es bueno” por “x es rosa”). Ni tampoco ser idéntica a la primera,
por el otro, pues volvería a caer en ambigüedades, vaguedad o confusiones.
El significado definido de “bueno” debe relacionarse con el significado original de
manera relevante. Una vez que se haya definido, este tiene que expresar el
sentido original que antes pretendía expresar. Algunas teorías tradicionales de
interés parcialmente relevante son las Hobbes y la de Hume:

 Hobbes dirá que “x es bueno” por es deseado por mí, es decir, bueno se
refiere a un interés favorable del hablante.

 Hume, en cambio, dice que “x es bueno” si lo aprueban la mayoría de las


personas de la comunidad.

Las teorías tradicionales del interés son criticadas por no ser totalmente
relevantes, al no incluir una definición para el sentido más importante de bueno. El
sentido relevante del término bueno debe cumplir, para Stevenson, tres (3)
requisitos:
 Disentimiento (o disentir): si una cosa es buena. La bondad debe ser un
tema para un desacuerdo inteligente. La teoría de Hobbes no cumple con
este requisito, ya que sus interlocutores no se contradicen entre sí. La
teoría de Hume tampoco cumple con este requisito, porque no pueden
disentir personas de diferentes comunidades.
 Magnetismo: lo bueno debe generar una cierta atracción, es decir,
motivarnos (que no es lo mismo que decir que hay que hacerlo porque es
bueno). Algo nos tiene que motivar a hacer una determinada acción. Es
importante esto para la ética como disciplina práctica que busca orientar
las acciones. Para Stevenson, tanto Hobbes como Hume cumplen con este
requisito.

 No verificable solamente por el método científico : La bondad de algo no


debe ser verificable sólo mediante el método científico. (Stevenson siempre
va a la cuestión de que “bueno” está vinculado con un interés favorable
pero que él quiere diferenciar su relación de bueno con el interés del resto
de las teorías del interés… Entonces no podría servir una definición de
“bueno” que dijera: “bueno es lo que está en el interés de la mayoría o
bueno es lo que la mayoría considera bueno” porque eso sí es verificable
por el método científico. “Si la mayoría aprueba “x”, “x” es bueno” y “si la
mayoría no aprueba “x”, “x” es malo”…)

Estos tres requisitos son razonables y según Stevenson hay al menos un sentido
de bueno que satisface los tres requisitos. Las teorías tradicionales del interés
no cumplen con los tres requisitos, ya que parten del error de considerar
que los enunciados éticos son enunciados descriptivos: cuando se afirma que
algo es bueno es sólo para dar información sobre los intereses, es decir, que los
juicios éticos describen cual es, fue o será el estado de los intereses o indican
como sería ese estado bajo determinadas circunstancias. Esta insistencia en la
descripción hace incompleta su relevancia.
Siempre hay algún elemento descriptivo en los enunciados éticos pero esto no es
lo fundamental para Stevenson: el uso más importante de los juicios éticos no
es indicar (o demostrar) los hechos sino crear una influencia (o sugestión),
que eso es el uso dinámico, es decir, estos juicios éticos se usan para
recomendar un interés o influir en los intereses del oyente. El uso más
importante de los juicios éticos es crear una influencia. Recominedan el interés por
un objeto más que enunciar ese interés que ya existe.
Algunos ejemplos, como el del robo, donde el hablante afirma que no debe robar.
La idea no es que la gente desapruebe el robo sino que intenta operar mediante
este juicio como una sugestión para influir sobre los intereses de los individuos.
Los términos éticos son usados como instrumentos en la interacción entre
humanos, facilitando la influencia social, siendo adecuados para sugerir. Se
convierten en medio por los cuales de las personas pueden orientarse en uno u
otro sentido.

El lenguaje tiene dos (2) usos:


 Un uso descriptivo: pretende aclarar, registrar o comunicar creencias,
es lo que se cree con respecto a algo.

 Un uso dinámico: expresa sentimientos, o crea estados de ánimo, o


bien, incita a las persona a acciones o actitudes.

Los enunciados éticos sirven como estrategias para persuadir, de una manera
implícita (tal vez inconsciente), en vez de apelar a las facultades conscientes de
las personas de manera explícita.
El uso descriptivo y el uso dinámico no se excluyen. Lo que determina el uso que
el hablante hace de una oración es el uso del lenguaje (sea descriptivo y/o
dinámico), son los gestos, tono de voz y eso depende de la intención que se
tenga. Una oración puede tener un uso descriptivo en una ocasión y en otra, un
uso dinámico. Por ejemplo “estoy abrumado de trabajo”, puede buscar demostrar
un estado actual frente al trabajo, o un uso dinámico, buscando despertar simpatía
o como pedido de ayuda.
El uso que pueda tener un término es más variado, en cambio, el significado de
un término es más estable. El significado de un término no se da en los objetos,
sino en las causas y efectos psicológicos que nos da el término, como procesos
mentales de los hablantes que se conectan persistentemente con aquellos que
hablan el mismo idioma.
El significado emotivo tiene una relación íntima con el uso dinámico del lenguaje.
El significado emotivo de una palabra es una tendencia de la palabra que
surge de la historia de su uso, tendencia que da por resultado reacciones
afectivas en las personas. Hay términos que, a causa de su significado emotivo,
son apropiados para cierto tipo de uso dinámico, pretendiendo producir reacciones
positivas o negativas en las personas.
La teoría del interés refiere a un interés favorable de un hablante y de un oyente
con un fin dinámico. El interés es persuadir. Por ejemplo, “a todos nos gusta estar
limpios” es un interés favorable de la madre con respecto a sus hijos, es una forma
muy sutil de sugestión, de inducir al oyente a hacer lo que se dice (que el hijo se
bañe).
Este ejemplo, a través de la sugestión, muestra la relación entre “x es bueno” y
“me gusta x, que te guste a vos también”. Ambos significados expresan un interés
favorable para sugerir algo. Pero se diferencian en que “que te gusta a vos
también” apela a una facultad consciente, no apela a sus emociones (no es sutil la
sugestión). Una oración ética, para Stevenson, difiere de una oración
imperativa en que le permite a una operar cambios de un modo más sutil, se
centra en el objeto de interés y facilita la sugestión.
La tosca descripción del significado de bueno, según Stevenson, cumple con
el fin sólo en un interés favorable. Esta no es una definición pero sirve para la
misma función aclaradora que ordinariamente desempeña una definición. Posee,
además, un significado emotivo agradable que conviene a las palabras para
usarlas en sugestiones.
Cuando una persona aprueba moralmente algo, experimenta un sentimiento de
seguridad cuando ello prospera y se indigna o molesta cuando no. El uso no moral
se ocupa de lo que gusta al oyente y al hablante. El uso moral refiere a la
aprobación. Estos dos usos refieren a clases diferentes de interés, pero ambos
usos (moral y no moral) de “bueno” tienen un significado emotivo propio de la
sugestión.
Cuando aparecen desacuerdos respecto a los intereses, cuando A dice esto es
bueno y B dice esto es malo, tenemos un caso de sugestión y contrasugestión:
cada individuo trata de rectificar el interés del otro. Los desacuerdos sobre lo
“bueno” no se resuelven sólo por el método empírico, salvo aquellos casos en que
ese desacuerdo nazca de un desacuerdo en creencias (típico de las ciencias).
Tampoco es una discusión ética si se usan imperativos, por ejemplo, A quiere ir al
cine y B quiere ir al concierto. Cada uno da razones empíricas para apoyar sus
imperativos.
La influencia que se puede usar para resolver los desacuerdos en intereses (que
no están basados en desacuerdos en creencias) es la persuasión, porque es el
modo de influir en nuestros intereses. Según Stevenson si preguntamos si algo
es bueno estamos buscando persuadir o influir sobre los intereses de otros.
Entender la naturaleza de las preguntas éticas nos ayuda a responder las
preguntas de la ética normativa, como disciplina que busca responder a la
pregunta ¿Qué es lo bueno?, ésta se le puede predicar a cualquier persona y su
función es de instrumento social.

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