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La lactancia materna y una alimentación complementaria adecuada durante los primeros 1000 días de vida, que incluye dos porciones diarias de frutas y verduras, son fundamentales para el desarrollo cerebral, físico e intelectual de los niños y para prevenir problemas de salud a futuro. Una mala nutrición en esta etapa crítica puede generar daños irreversibles en el cerebro y retrasos en el aprendizaje. Se requiere promover una alimentación más saludable y accesible para los niños de Boyacá.
Descripción original:
Título original
7. LA LACTANCIA Y LA NUTRICION SON LA BASE DEL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA Y LA SALUD YADY BUSTOS BALLESTEROS
La lactancia materna y una alimentación complementaria adecuada durante los primeros 1000 días de vida, que incluye dos porciones diarias de frutas y verduras, son fundamentales para el desarrollo cerebral, físico e intelectual de los niños y para prevenir problemas de salud a futuro. Una mala nutrición en esta etapa crítica puede generar daños irreversibles en el cerebro y retrasos en el aprendizaje. Se requiere promover una alimentación más saludable y accesible para los niños de Boyacá.
La lactancia materna y una alimentación complementaria adecuada durante los primeros 1000 días de vida, que incluye dos porciones diarias de frutas y verduras, son fundamentales para el desarrollo cerebral, físico e intelectual de los niños y para prevenir problemas de salud a futuro. Una mala nutrición en esta etapa crítica puede generar daños irreversibles en el cerebro y retrasos en el aprendizaje. Se requiere promover una alimentación más saludable y accesible para los niños de Boyacá.
LA LACTANCIA Y LA NUTRICION SON LA BASE DEL DESARROLLO DE LA
INTELIGENCIA Y DE LA SALUD
Dra. YADY SILDANA BUSTOS BALLESTEROS, MD
Boyacá vive una etapa nutricional de transición, donde evidenciamos dos
situaciones derivadas de la ingesta inadecuada de nutrientes como lo son la desnutrición y la obesidad, problemas que se inician desde el comienzo de la vida, que pueden ser modificados positivamente desde la primera infancia, brindando lactancia materna y dieta complementaria adecuadas. La alimentación tiene un papel estratégico durante los primeros mil días de vida (contados desde el periodo de gestación 270 días y los 730 días del primer y segundo año de edad del niño), para el desarrollo del cerebro y el estado de salud del adulto. Este periodo es donde el cuerpo humano requiere más energía, pues ocurre la formación de miles de millones de células nerviosas y la red de comunicación entre ellas, que permite la transmisión y recepción de la información entre el cerebro, el cuerpo y el medio ambiente, proceso que esta determinado por la lactancia materna y la alimentación complementaria, lo cual tendrá efectos a corto y largo plazo en el desarrollo de habilidades cognitivas, motoras y socioemocionales definiendo el futuro rendimiento escolar y los ingresos económicos en el adulto, que van a determinar el éxito del niño y por lo tanto de la sociedad. La alimentación es el proceso voluntario de consumir alimentos que proporcionan al cuerpo los nutrientes necesarios (proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales, fibra y agua) para su crecimiento y desarrollo, el cual está condicionado por la distribución, disponibilidad, selección, acceso y el conocimiento que se tenga acerca de estos. La nutrición es un proceso involuntario por el cual el organismo humano toma de los alimentos los nutrientes indispensables para su buen funcionamiento, crecimiento y desarrollo, mantenimiento de la salud y adquisición de defensas. El estado nutricional es un indicador de la calidad de vida de las poblaciones ya que refleja el desarrollo físico e intelectual de los individuos y está íntimamente relacionado con los factores alimentarios, la condición de salud, la situación socioeconómica, los factores ambientales, culturales e históricos de una comunidad, además está influenciado por el peso al nacer, la duración de la lactancia materna, las prácticas de alimentación durante la primera infancia, el grado de educación y el nivel de saneamiento ambiental. El objetivo es consumir alimentos de alta calidad nutricional como lo son la leche materna, carnes, hígado, pescado, hortalizas, verduras, frutas, lácteos, cereales integrales y legúminosas, para garantizarlo. El derecho de los niños a no tener hambre, constituye al alimento como un bien que debe ser alcanzable por las personas y garantizado por el Estado, para que esto se haga realidad se requiere contar con seguridad alimentaria, que hace referencia a la disponibilidad de los alimentos, las posibilidades de acceder a estos, la escogencia que realizan las familias con base al conocimiento de las cualidades de dichos alimentos, el aprovechamiento que el cuerpo tiene de sus nutrientes, la calidad e inocuidad de ellos; todas estas condiciones que finalmente reflejaran el desarrollo local y progreso social. Boyacá es una de las unidades productoras agropecuarias sostenibles más importantes del país, tiene terrenos que pueden generar cultivos variados muy útiles nutricionalmente para nuestros niños. Desafortunadamente reemplazados por monocultivos como la papa y la cebolla entre otros, que aumentan la vulnerabilidad nutricional y reducen el acceso a alimentos en tiempos de caídas de precios o crisis económicas, generando que las familias accedan con más facilidad y a más bajo precio a alimentos de pobre valor biológico como los carbohidratos (papa, arroz, pasta, pan, etc.), y que las carnes que se producen (ganado, aves, pescado), las frutas y las verduras sean vendidas por los campesinos a las clases de mayor poder económico para lograr recursos que equivocadamente invierten en comidas de poco sustento, generando inequidad nutricional. La alimentación que recibe la madre durante el embarazo y la lactancia, así como las prácticas de alimentación complementaria del niño, pueden alterar los programas y funciones metabólicas, pudiendo prevenir y/o revertir enfermedades, generando consecuencias a corto y largo plazo que pueden ser diferentes según el momento de la intervención nutricional y de la respuesta del cuerpo, a esto hace referencia la Epigenética. El crecimiento óptimo en los primeros 1000 días de vida es esencial para la prevención del sobrepeso y la obesidad, ya que en esta edad se establecen los patrones alimentarios para toda la vida, el peso alcanzado en cualquier momento de estos primeros años se relaciona con el peso en la edad adulta, determinando la posibilidad de padecer o no obesidad enfermedades asociadas a esta. Existen evidencias que sugieren que la lactancia materna es un factor protector contra la obesidad y las enfermedades no transmisibles que se presentan en la edad adulta como lo son: enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes mellitus, estas son enfermedades que se constituyen como el mayor problema de mobi-mortalidad en el mundo, en cuyo desarrollo están involucradas tres causas: el fondo genético, el estilo de vida y dicha programación temprana (mil primeros días de vida). Estos acontecimientos sucedidos en etapas tempranas pueden tener consecuencias de por vida y son llamados “eventos de impronta”, y por lo tanto van a definir el futuro del adulto, constituyéndose en una ventana de oportunidades, ya que en este periodo se desarrolla el potencial físico e intelectual. Si se interviene en nutrición durante esta edad del niño, se pueden obtener unos resultados positivos que perdurarán toda la vida. La lactancia materna entre el nacimiento y los primeros 2 años de vida es indiscutiblemente, el mejor alimento para el niño, ya que proporciona de forma completa todos sus requerimientos nutricionales, genera seguridad emocional, reduce el riesgo de padecer enfermedades crónicas en etapas posteriores de la vida, mejora el sistema inmunológico previniendo enfermedades infecciosas y está directamente relacionada con el adecuado desarrollo cerebral, generando niños más inteligentes, con mejor rendimiento escolar, más sanos y por lo tanto adultos más productivos. La recomendación es dar lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad y continuarla hasta los dos años o más, bajo una adecuada alimentación materna, junto con alimentos complementarios apropiados. Los estudios demuestran que si los niños reciben leche materna de manera adecuada, a futuro se tendrán reducción de la carga de enfermedad y de costos en salud, así como niños hasta con 7.5 puntos más en: coeficiente intelectual en inteligencia verbal, inteligencia no verbal y desarrollo cognitivo, comparados con el resto de la población; además de un desarrollo conductual más alto, demostrándose una asociación directa entre la duración de la lactancia materna en meses y el nivel de inteligencia alcanzada en la vida adulta. Durante el primer año de vida el niño debe cambiar de una dieta exclusivamente líquida a una dieta mixta constituida por diversos alimentos ricos en sabores, texturas, olores, colores, que se deben iniciar a partir de los 6 meses de edad incorporando progresivamente alimentos distintos, ya que estos aportan al menos el 50% del requerimiento nutricional, representando este un periodo crítico en términos de crecimiento, desarrollo cerebral y del sentido del gusto, preferencias por alimentos y conducta alimentaria. Es importante atender las señales de hambre y saciedad de los niños alimentándolos con amor y paciencia, manteniendo comunicación asertiva, minimizando distracciones y favoreciendo la autonomía, preparando los alimentos y almacenándolos de forma segura y administrándolos en cantidad adecuada, asimismo comer en familia crea vínculos afectivos y genera aprendizaje en convivencia. Un niño debe recibir al día mínimo dos porciones de frutas, tres de verduras, dos de lácteos, dos o tres porciones de proteínas como carne de res, cerdo, pescado o pollo y seis de carbohidratos, cantidades muy lejanas de las dietas habituales de la mayoría de los niños Boyacenses. Además se deben suministrar suplementos de hierro, zinc, vitamina A y otras vitaminas a partir de los seis meses y hasta los seis años con fines preventivos o terapéuticos. Proveer una alimentación complementaria inadecuada genera en el desarrollo cerebral del niño secuelas irreversibles e irreparables. El déficit de proteínas genera lesion difusa en toda la corteza cerebral, donde las funciones comprometidas son: la atención, la memoria, la fluidez verbal, la percepción, la construcción visual, el razonamiento conceptual, la comprensión verbal y el aprendizaje. El déficit de minerales como: el hierro, zinc y yodo causan anormalidades en el metabolismo de los neurotransmisores como: la dopamina, la serotonina y la norepinefrina que son indispensables para el aprendizaje, la fluidez del pensamiento, el estado ánimo y los patrones de sueño. Las vitaminas interactúan entre sí y la deficiencia de una puede afectar el funcionamiento de otra, causando malformaciones en el cerebro y en el cuerpo, hidrocefalia, enfermedades mentales como la psicosis, reducción del número de neuronas y disminución del peso cerebral, alteraciones en la mielinización, reducción en la trasmisión de los impulsos nerviosos, daños en la función visual, alteraciones en la coordinación motora, alteraciones en la conducta, nerviosismo, irritabilidad, convulsiones, regresión neurológica y retardo mental. Desafortunadamente un importante porcentaje de los niños boyacenses no consumen fuentes de nutrientes adecuadas, ya que son más costosas y por lo tanto inasequibles para muchas familias, y por otro lado los campesinos venden los animales, las frutas y las verduras para comprar otros alimentos que no proporcionan los requerimientos que el cerebro necesita para su desarrollo. Hay tres elementos fundamentales para garantizar el bienestar del niño: Cuidado, interés e información, que deben ser garantizados por la familia, las comunidades, las instituciones y los entes gubernamentales; en efecto el descuido, el desinterés y la desinformación se asientan cómo amenazas en contra del desarrollo de los pequeños infantes. En consecuencia, bajo una nutrición inadecuada recibida durante la primera infancia, los niños además de cursar con baja inteligencia, enfermedades cerebrales incurables y enfermedades crónicas de alto costo físico y emocional para sus familias y económico tanto para ellos, como para sistema de salud, llegaran a la edad adulta con pocas posibilidades para desarrollar trabajos que los hagan felices en sus entorno y que sean productivos económica y socialmente, generando descontento emocional y un aporte mísero al desarrollo de las comunidades y como consecuencia pobreza, que tendrá como efecto condiciones e reiniciación del ciclo del hambre, la malnutrición y por ende el daño cerebral, que perpetúan la enfermedad, la falta de oportunidades y la baja productividad, lo cual se repetirá generación tras generación, manteniendo a nuestro departamento y nuestro país en el vestigio del tercer mundo. Es por ello preciso reiterar, educar y reproducir de todas las formas, que la lactancia materna exclusiva hasta los primeros seis meses de edad y continuada hasta los dos años junto con una nutrición correcta durante los primeros seis años de vida, previenen esta situación, genera niños y adultos más sanos e inteligentes que marcaran la diferencia de las futuras generaciones para si mismos, sus familias, su entorno social y para el departamento de Boyacá. Por ende, es nuestra obligación como seres humanos y boyacenses de grandeza histórica prevenir esta situación desde ya, por nuestros bebes, nuestros niños y nuestros adultos de aguerrida raza, ávidos de triunfos y nuevas oportunidades.
Investigación"Desarrollo Psicomotor y Madurez Social Con Relación Al Estado Nutricional de Niños de 3 Meses A 6 Años de La Cuna Jardín Del Instituto Nacional de Salud Del Niño"
Fuerza de asociación entre manifestaciones depresivas y estado nutricional en adultos mayores institucionalizados en la congregación de las hermanitas de los ancianos desamparados del distrito de breña y callao