Está en la página 1de 2

Siempre me arrepiento, pero por alguna razón, Dios no me ha dado victoria sobre

mi pecado.

Como se ha explicado en las preguntas anteriores, la caída del hombre ocasionó la


entrada del pecado a toda la humanidad (Ro. 5.12), una naturaleza pecaminosa. Sin
embargo, los que han sido justificados del pecado por Cristo reciben la promesa de ser
nuevas criaturas (2 Co. 5.17). Si los creyentes son nuevas criaturas ¿por qué siguen
pecando?

Es correcto afirmar que los cristianos han sido creados nuevamente ¿qué ha sido creado
nuevamente? La Escritura enseña que nuestro corazón es nuevo, sensible, receptivo,
además de un espíritu nuevo (Ez. 36.26), estos elementos del ser, junto con la presencia
del Espíritu Santo producen obediencia en el creyente (Ez. 36.27). ¿Cómo viene esta
transformación en una persona? A través de la reconciliación con Dios (2 Co. 5.18),
esta reconciliación se efectúa por medio del arrepentimiento verdadero, en donde la
persona reconoce su estado frente a Dios y se arrepiente (Lc. 13.3,5; Mt. 4.17)1,
creyendo en el sacrificio de Cristo para perdón de pecados, la autoridad que ha
adquirido por su humillación y la entrega incondicional de la persona a aceptar su
señorío sobre su vida.

A pesar de todos estos beneficios que ha recibido una persona de parte de Dios como
garantías de la reconciliación, es importante entender que nuestros cuerpos aún se
encuentran en un estado corrupto. Así como la creación espera ansiosamente la
manifestación de los hijos de Dios (Ro. 8. 19) nosotros también como hijos somos
puestos en esperanza para el momento glorioso de nuestra transformación de cuerpos
corruptibles a cuerpos incorruptibles (Ro. 8.23; 1 Co. 15. 42-43). Cabe aclarar que esta
transformación aún no ha ocurrido, es por esto que sólo la muerte puede lograr sacarnos
de esta condición; Sin embargo, Dios también nos permite en esta vida someter nuestra
humanidad a la obediencia a Cristo, es por esto que Pablo manda a los cristianos a ser
sacrificios vivos y agradables delante de Dios (Ro. 12.1). Con esto no pretendemos
decir que la condición de pecaminosidad es común en un cristiano; ya que el mismo
Pablo dice que hagamos morir las obras de la carne y después da una extensa lista de
qué actividades son aquellas que nos hacen vivir en la carne. Los cristianos carnales no

1
Como lo menciona John MacArthur en su libro ‘El evangelio según Jesucristo’: “Las palabras
iniciales de su primer sermón caracterizaron todo el ministerio terrenal de Jesús.” [CITATION
Jon91 \p 197 \l 3082 ] Este estaba enfocado en llamar a las personas al arrepentimiento
existen. Lo que queremos decir es que aún los cristianos tienen caídas pecaminosas por
su estado corporal (1 Co. 15.46-50), necesitamos ser regenerados para recibir la
promesa de la transformación de nuestros cuerpos. Si decimos que no pecamos,
mentimos (1 Jn. 1.8). Sin embargo, el cristiano no se caracteriza por una vida que
practica el pecado, esto es lo que nos hace diferentes de los no creyentes (1 Jn. 3.7-10)

El capítulo de Romanos 7 es un claro ejemplo de la lucha que como cristianos, tenemos


que enfrentar todos los días de nuestra vida peregrina en la tierra. El primer elemento a
reconocer es la condición del escritor del capítulo: él se encuentra en una difícil
situación entre lo que quiere hacer para obedecer a Dios y su condición humana caída
(V. 19). ¿Cómo podemos saber que es un creyente? El hombre convertido tiene la
capacidad de escoger lo bueno, el escritor está haciendo referencia a la lucha interna que
tiene el creyente diariamente al enfrentarse a los deseos de la carne que batallan contra
el Espíritu (Gá. 5.17), esta postura es confirmada por la angustia del escritor (V. 24) y
el resultado de la confianza que tiene en Dios para transformar su vida y seguir adelante
en esperanza (V. 25) de ahí que el capítulo 8 de Romanos haga énfasis en la excelencia
del amor que Dios ha otorgado a todo aquel que crea y se rinda a Cristo.

También podría gustarte