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La Teoría de los dos mundos, el mito de la caverna.

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412.html

Estructura Material e Inmaterial

Materialismo filosófico
Doctrina sistemática sobre la estructura de la realidad, caracterizada por su oposición al
materialismo monista (propio del Diamat) y al idealismo o espiritualismo monistas de cuño
teológico. El materialismo filosófico es un pluralismo de signo racionalista, que postula, sin
embargo, la unicidad del mundo en cuanto desarrollo de una materia ontológico general que no se
reduce al mundo empírico. El materialismo filosófico niega, contra el monismo continuista, y de
acuerdo con el principio de la symploké, que “todo tenga influencia en todo”, y niega, contra el
atomismo pluralista, “que nada tenga influencia en nada”.
El materialismo filosófico acaso solo tiene en común con el materialismo tradicional la negación
del espiritualismo, es decir, la negación de la existencia de sustancias espirituales. Es cierto que
cuando estas sustancias espirituales se definen como no materiales, poco avanzamos en la
definición del materialismo, puesto que no hacemos otra cosa sino postular la realidad de unas
sustancias no materiales, pero sin definirlas previamente. Y si en lugar de definir las sustancias
espirituales como sustancias inmateriales se definen como incorpóreas, estaremos presuponiendo
que el materialismo es un corporeísmo, tesis que rechaza de plano el materialismo filosófico, en
tanto admite la realidad de seres materiales pero incorpóreos (la distancia entre dos cuerpos es sin
duda una relación real, tan real como los cuerpos entre los que se establece, pero no es corpórea,
ni tampoco “mental”).
Por ello, el materialismo filosófico ve necesario, para romper el círculo vicioso (sustancia
espiritual es la sustancia no material, y sustancia material es la no espiritual), acudir a una tercera
Idea, a saber, la Idea de la Vida, definiendo la sustancia espiritual como sustancia viviente
incorpórea. El materialismo, en general, podría definirse como la negación de la existencia y
posibilidad de sustancias vivientes incorpóreas.

Esta definición de materialismo permite incluir al atomismo de Demócrito; pero el atomismo de


Demócrito es un corporeísmo, por cuanto identifica a lo incorpóreo como el no-Ser, con el vacío;
por ello el materialismo filosófico no tiene que ver con el materialismo de Demócrito, renovado en
los siglos XVII y XVIII en una concepción que bloqueó el desarrollo de la ciencia moderna y
especialmente la Química, la cual solamente pudo seguir adelante “rompiendo” el átomo. Pero,
aparte de Demócrito, el materialismo tradicional se desarrolló como monismo materialista
corporeísta, y éste es el hecho más extendido en los siglos XIX y XX (Büchner, Moleschott,
Ostwald, Haeckel, Marx, Engels, Monod, etc.). El materialismo filosófico, por tanto, tiene muy poco
que ver con este materialismo tradicional. El materialismo filosófico comienza negando el monismo
y el corporeísmo.

Niega el  monismo , por cuanto defiende el pluralismo ontológico, pluralismo que no se reduce al
reconocimiento de las diferencias entre los seres, sino a la afirmación de que entre estos hay
discontinuidades irreductibles (acogiéndose al principio de discontinuidad implicado en
la  symploké [54] platónica, según la cual “no todo está relacionado con todo”); y en esto se
diferencia del monismo materialista tradicional que, como el monismo teológico monoteísta,
defiende que “todo está relacionado con todo”.
Niega el  corporeísmo [68] porque la materia del mundo se estratifica en tres géneros de
materialidad (no en tres mundos) denominados materia primogenérica (corpórea, como los sólidos,
o incorpórea, como las ondas electromagnéticas), materia segundogenérica (como las operaciones
de los sujetos, los proyectos y planes sociales o políticos de los hombres, los recuerdos, los
deseos o las voluntades, o un dolor de apendicitis) y materia terciogenérica (como las relaciones
expresadas en los teoremas geométricos, como el de Pitágoras o el de Menelao). La materia del
mundo está dispuesta en morfologías características (que llamamos estromas) cuyo análisis
constituye el objetivo principal de la Ontología especial [72]. El Mundus adspectabilis es el campo
de la Ontología especial, y no se entiende como una totalidad continua y uniforme, sino como
una symploké, como una totalidad de contenidos discretos (que no son sustancias, ni causas, ni
objetos, sino estromas susceptibles de ser clasificados en tres géneros de materialidad: M 1, M2,
M3). Para el materialismo filosófico, la filosofía no es una disciplina particular, al lado de otras, que
se defina por un campo o dominio definido del Universo (como pudiera serlo “el conocimiento”, “el
espíritu”, “el alma”, “Dios”, “la ciencia”, “el hombre”, “la educación”, “la Cultura”, etc.). Para el
materialismo filosófico el campo de la filosofía es el Universo mismo, el Mundus adspectabilis (Mi,
en general); esta es la razón por la cual consideramos inicialmente a la filosofía como filosofía
mundana. En torno a alguna de estas morfologías o estromas, las tecnologías y las ciencias
categoriales forman Conceptos (pero estos conceptos no agotan la integridad de los
dominios, estromas o morfologías y, en consecuencia, no cabe suponer que tales morfologías sean
esencias megáricas) cuya confrontación da lugar a las Ideas [783] que desbordan los dominios
particulares y se extienden a varios o a todos los dominios morfológicos de nuestro Mundo.
Las líneas más importantes del materialismo filosófico, determinadas en función del espacio
antropológico [244] (en tanto este espacio abarca al “mundo íntegramente conceptualizado” de
nuestro presente), pueden trazarse siguiendo los tres ejes que organizan ese espacio, a saber,
el eje radial, el eje circular y el eje angular.
Desde el eje radial el materialismo filosófico se nos presenta como un materialismo
cosmológico, en tanto que él constituye la crítica (principalmente) a la visión del mundo en cuanto
efecto contingente de un Dios creador que poseyera a su vez la providencia y el gobierno del
mundo (el materialismo cósmico incluye también una concepción materialista de las ciencias
categoriales, es decir, un materialismo gnoseológico [168]).
Desde el eje circular, se aproxima, hasta confundirse con él, con el materialismo histórico, al
menos en la medida en que este materialismo constituye la crítica de todo idealismo histórico y de
su intento de explicar la historia humana en función de una “conciencia autónoma” desde la cual
estuviese planeándose el curso global de la humanidad.
Desde el eje angular, toma la forma de un materialismo religioso [351] que se enfrenta
críticamente con el espiritualismo (que concibe a los dioses, a los espíritus, a las almas y a los
númenes, en general, como incorpóreos), propugnando la naturaleza corpórea y real (no
alucinatoria o mental) de los sujetos numinosos que han rodeado a los hombres durante milenios
(el materialismo religioso identifica esos sujetos numinosos corpóreos con los animales y se guía
por el siguiente principio: “el hombre no hizo a los dioses a imagen y semejanza de los hombres,
sino a imagen y semejanza de los animales”). El materialismo histórico “ampliado” (tridimensional)
que defendemos tiene, con todo, más afinidad con el materialismo histórico “restringido” que con el
determinismo cultural, debido a la mayor afinidad que el orden de relaciones angulares guarda con
el orden de relaciones circulares, que con el orden de relaciones radiales. A fin de cuentas, las
relaciones circulares podrían interpretarse como una especificación (para los casos de simetría) de
las relaciones angulares (las relaciones entre los hombres podrían verse como una especificación
de las relaciones entre los hombres y los animales).
El materialismo filosófico incluye también la crítica a la identificación del espacio antropológico
con la omnitudo rerum, y esta crítica abre el camino de regressus [229] hacia la materia ontológico
general. En efecto, el materialismo filosófico utiliza también el concepto de Materia ontológico
general [82] como multiplicidad pura que se presenta en función del mundo de los fenómenos,
constituidos lisológicamente [824] por los tres géneros de materialidad (primogenérica, segundo
genérica y terciogenérica), pero morfológicamente organizado según
diferentes plataformas (materia inorgánica, materia orgánica, materia viviente, materia social,
materia etológica, antropológica, institucional) y categorías establecidas en función de las ciencias
positivas. El materialismo filosófico comporta una visión global del Mundo cuyas partes exponemos
sistemáticamente en este Diccionario.

TAREA: las siguientes preguntas debe responderlas en un archivo de WORD y subirlas a


plataforma el día sábado en su horario de clases, también recuerde que debe participar en el
FORO donde el tema a discusión será EL MITO DE LA CAVERNA.

(recuerde que sus respuestas deben ser bien fundamentadas y resultado de proceso de reflexión
pues es un curso de filosofía, en otras palabra argumentar sus respuestas)

1. A qué se refiere la teoría de los dos mundos?


2. Cuál es la diferencia entre el materialismo filosófico y el materialismo tradicional?
3. Qué es Materialismo?
4. Cómo identifica el atomismo de Demócrito a lo incorpóreo o inmaterial?

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