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Manual de CARREÑO PDF
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CAPITULO II
MARCO TEÓRICO SOBRE ETIQUETA, BUENOS MODALES,
RELACIONES HUMANAS Y RELACIONES PÚBLICAS.
A. Generalidades de la etiqueta
B. La Etiqueta
1
/ Manual de Urbanidad, Manuel Antonio Carreño,Editorial Nacional, México D.F 1979
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1. Historia de la Etiqueta
Ser educado no es una moda, aunque algunos piensen lo contrario. Ahora bien,
tampoco se debe abusar, y caer en la pedantería. Todos los excesos son malos.
La buena educación abre muchas puertas y dice mucho de las personas. Dice
una conocida frase de Tayllerand, Príncipe de Benevento: "Solo los tontos se
ríen de la buena educación". Hay que ser natural en sus modales, y no forzarlos.
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Una frase muy utilizada es “si no sabe, es mejor no fingir (puede caer en un
ridículo espantoso); observe al resto de la gente como se comporta. /2
Así como existen reglas para normar los aspectos de la vida social, también hay
ciertos principios generales aceptados respecto a la presentación física; es decir,
reglas de pulcritud de la propia persona y del vestido. Este último no obstante
esta sujeto a los vaivenes de la moda, requiere la consideración de principios
fundamentales e independientes de los dictados, a veces un tanto veleidosos, de
los estilistas.
2
/ http://www.protocolo.org
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Y las mujeres son las más obsesionadas por esta actividad. Recientes
estadísticas mundiales al respecto indican que los varones gastan actualmente
35% más que las mujeres en cosméticos. /3
En culturas como la griega solo los hombres de cierta edad y de cierto prestigio
podía usar barba, justo lo contrario de lo que sucede en nuestro mundo actual.
En la época romántica se prefería a los personajes masculinos lánguidos y
flacuchos.
Los antiguos mayas colocaban una cuenta de jade en la frente de los niños
recién nacidos para que desarrollaran el estrabismo, que era un signo de
belleza.
3
/ Modos Modas y Modales, Rasha Labón Collado, Editorial Trillas, México
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Los zapatos de metal que se pusieron las mujeres por muchos siglos, en China
los utilizaban para deformar el pie y pareciera pequeño y por lo tanto bello.
Por fortuna, en nuestros tiempos se ha logrado desvanecer muchos de estos
mitos y las costumbres se han hecho más racionales, cómodas y funcionales.
Sin embargo, existen aún ciertas preconcepciones que nos obligan a sacrificios
físicos y económicos, para adecuarnos a los actuales cánones de belleza y
aceptabilidad de nuestra cultura impone.
La tensión y la angustia que nos consumen por la vida agitada de estos tiempos
impiden lograr un descanso realmente reparador. Controlar la angustia y la
tensión requiere de un entrenamiento de años, pero se puede lograr.
4. Ocasiones Sociales
Los invitados no deben ser más de 12 de manera que la conversación sea una y
general. Estos serán seleccionados de forma que sus profesionales sean
distintas, pero sus gustos análogos; que todos puedan conocerse entre sí y se
eviten así las aburridas presentaciones. La iluminación del comedor será tenue,
el servicio limpísimo y la temperatura entre 13 y 16 grados.
Los señores, ocurrentes, pero no burdos; las señoras coquetearán con gracia y
delicadeza.
El orden de los platillos exige que se sirvan de los más delicados a los más
condimentados; y los vinos se comienza por los más claros, luego los mas
perfumados y oscuros.
La cena debe transcurrir con tranquilidad, ya que es la última actividad del día, y
los invitados son como viajeros que comparten la misma meta.
El café se servirá muy caliente y los licores serán escogidos con gran cuidado
por el anfitrión.
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Es deber del anfitrión que los invitados se sientan cómodos, en serena compañía
y tal vez puedan hasta tener esperanzas de alguna bella sorpresa
posteriormente.
5. De la mesa en general
4
/ Modos Modas y Modales, Rasha Collado,Editorial Trillas, Primera Edición 1992 México.
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1. No tomar nunca asiento en la mesa antes que lo hayan hecho los padres,
ó cualesquiera otras personas de mayor respetabilidad que nosotros de
quienes estemos acompañados.
3. El vaso se toma por la parte más inmediata a su base, con los dedos
índice, cordial y anular todos unidos por el lado del frente, y el pulgar por
el lado interior; recogiendo el meñique de manera que no quede
demasiado separado del anular, y dejando el mayor espacio posible entre
la superficie del vaso y la palma de la mano.
4. Una copa se toma por la columnilla que une el pie a la parte cóncava, con
los dedos índice y cordial por el lado del frente, y el pulgar por el lado
interior, y recogiendo los últimos dedos sin que lleguen á tocar la palma
de la mano.
5. Una botella se toma por el centro de su parte más ancha, con los cuatro
últimos dedos a la derecha, y el pulgar a la izquierda. Siendo de advertir
que cuando la botella haya de manejarse con la mano izquierda, los
dedos tendrán naturalmente una situación inversa, es decir, que los
cuatro últimos dedos quedarán a la izquierda y el pulgar a la derecha.
3. Al partir el pan, situar las manos de manera que las migajas que en este
acto se desprenden, caigan siempre dentro del plato en que se está
comiendo.
1. Por regla general, en la mesa no tomar con las manos, ni tocar otra
comida que no este destinado para nosotros. Respecto de las frutas,
jamás despojarlas de su corteza sino por medio del tenedor y el cuchillo;
absteniéndose de servir y de comer aquellas que para esta operación
necesiten de tomarse en las manos, para esta operación necesiten de
tomarse en las manos, las cuales vienen comúnmente a la mesa tan sólo
a constituir fuentes de adorno, o a contribuir a la belleza de otras fuentes.
En las mesas bien dispuestas, con excepción de aquellas pequeñas frutas
de corteza muy sutil, como el durazno, la manzana, etc., las demás se
presentan por lo común despojadas de su corteza y convenientemente
divididas.
4. Son también actos groseros, 1º. ,abrir la boca y hacer ruido al mascar: 2º.,
sorber con ruido la sopa y los líquidos calientes, en lugar de atraerlos ala
boca suave y silenciosamente: 3º., hacer sopas en el plato en que se está
comiendo: 4º., dejar en la cuchara una parte del líquido que se ha llevado
a la boca, y vaciarla luego dentro de la taza en que aquél se está
tomando: 5o., tomar bocados tan grandes que impidan el libre uso de la
palabra: 6o., llevar huesos a la boca, por pequeños que sean: 7º.
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Tomar la comida por medio del pan: 8º., arrojar al suelo alguna parte de
las comidas o bebidas: 9º recoger las últimas partículas del contenido de
un plato por medio del pan o de la cuchara: 10o., suspender el plato de un
lado para poder agotar enteramente el líquido que en el se
encuentre:11º., derramar en el plato las gotas de vino que han quedado
en el vaso, para poner en éste el agua que va a beberse: 12º., hacer
muecas o ruido con la boca, para limpiar las encías o extraer de la
dentadura partículas de comida por medio de la lengua.
Pero tener presente que este acto, de cualquiera manera que se ejecute,
será siempre desagradable a los que nos observen, y evitarlo por tanto
cuidadosamente en cuanto sea posible, procurando despojar en el plato
las comidas de todas aquellas adherencias antes de llevarlas a la boca.
6. Jamás usar para nada de la orilla del plato. La mantequilla, la sal, la salsa,
y todo lo demás que se sirvan para acompañar la comida principal, son
ejemplos de lo que no se debe poner en la orilla del plato.
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9. Para tomar los líquidos, apoyar el borde del vaso o de la taza en la parte
exterior del labio inferior, y sólo aplicar el labio superior cuando sea
absolutamente indispensable para beber sin ruido. Es altamente impropio
y grosero el introducir el borde del vaso o de la taza en la boca, de modo
que el labio inferior quede cubriendo una parte de su superficie, y el
superior sumergido en el líquido.
10. Jamás beber licor o agua, cuando se tenga aún ocupada la boca con
alguna comida.
12. En el acto de beber, ya sea licor, ya sea agua, fijar la vista en el vaso o en
la copa, y no dirijirla nunca hacia ninguna otra parte.
No nada hay más desagradable que ver a una persona que sirve un plato
intempestivamente, que derrama los líquidos, que distribuye los manjares en
cantidades excesivas, que aparece, en fin, en tales actos llena de perplejidad
y de embarazo.
4. Jamás ponerse de pie ni para trinchar ni para servir. Este es un acto que
reúne a la vulgaridad e inelegancia, la circunstancia de ser
extraordinariamente molesto y fastidioso para las personas que se
encuentran inmediatas. Y cuando el plato que hayamos de acercarnos con
uno u otro objeto esté distante de nosotros, hagámoslo traer a nuestro puesto
con alguno de los sirvientes.
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5. Para trinchar una ave, se principia por separar de ella el ala y el muslo,
prendiéndola y asegurándola con el tenedor, e introduciendo acertadamente
el cuchillo en las articulaciones; y ejecutada esta operación, se van cortando
longitudinalmente rebanadas delgadas de la parte pulposa, la cual ha
quedado ya descubierta y desembarazada.
12. Todos los demás platos se sirven por medio del tenedor el cuchillo, o de la
cuchara, según la naturaleza de cada uno; y cuando es necesario auxiliar la
cuchara, esto se hace con el tenedor.
13. La forma de las partes que se tomen de un original, y la colocación que se les
dé en cada plato al servirlas, deben ofrecer siempre una apariencia
agradable a la vista.
14. La sal y la salsa se toman con una cucharilla que acompaña siempre al
salero y a la salsera; y el azúcar, con unas pinzas que acompañan al
azucarero. La sal puede tomarse a falta de la cucharilla, con un cuchillo que
aun no se haya empleado en ningún otro uso.
15. Jamás tomar la comida del original haciéndola pasar por la orilla del plato, ya
sea que se use para ello del tenedor y el cuchillo, o de la cuchara.
16. Cuando se vaya a servir de un plato a todos los circunstantes, tener presente
el número de éstos, a fin de arreglar las proporciones de manera que no
llegue a apurarse el contenido del plato antes que todos queden servidos.
17. Servir siempre los platos con la delicadeza que es propia de la sobriedad que
en todos se supone, y ser en esto todavía más escrupulosos respecto de las
señoras; para quienes sería un verdadero insulto un plato servido con
exceso.
18. Siempre que toque servir a los demás, cuidar de destinar a las señoras y
demás personas a quienes se deba especial respeto, aquellas partes de los
manjares que sean más agradables y más fáciles de comerse.
19. Cuando se haya de servir salsa a una persona, ponerla siempre al lado y
nunca encima de lo que contenga su plato.
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22. En el caso del párrafo anterior, los caballeros dejarán siempre para las
señoras, y los inferiores para los superiores, la parte más agradable y más
fácil de comerse de lo que contenga el plato que circula.
25. Cuando se sirva licor o agua, o se sirva a una persona que éste situada a la
izquierda, tomar la botella con la mano derecha; y cuando se haya de servir a
una persona que ocupe a la derecha, tomarla con la mano izquierda, pues no
debemos jamás servir el licor ni el agua sino por el lado de la botella donde
se encuentre uno u otro pulgar.
27. Es sobre manera impropio servir a otra persona licor o agua, hasta llenar
enteramente el vaso o copa.
28. Cuando se nos sirva licor o agua por otra persona, luego que se tenga la
cantidad que es suficiente, indicarlo por medio de la palabra, o bien
levantando suavemente el cuello de la botella con el mismo vaso o con la
copa. Y cuando tengamos que servir a otra persona, hagcerlo sin
precipitación, a fin de que se pueda detener fácil e inmediatamente cuando
ella lo indique, y no vaya a quedar en su vaso o en su copa mayor cantidad
de la que quiera tomar.
29. Al poner en una taza café o cualquiera otro líquido, hacerlo de manera que
no llegue a rebosar.
30. Cuando se serva licor de una botella aun no decentada, poner primero en el
vaso o en la copa una pequeña cantidad, siempre que hayan podido caer
dentro de aquella, al destaparla, algunas partículas de corcho.
31. Siempre que se pida algo a una apersona que se encuentre en la mesa,
emplear una frase atenta, como hágame ud. el favor, tenga ud. la bondad,
etc. Cuando una persona pregunte si se desea tomar de algún plato o de
algún licor para servirnos, estar dispuestos a aceptar el ofrecimiento,
contestando con la frase si ud. me hace el favor, u otra semejante; y cuando
se haya de contestar que no se acepta, dar siempre las gracias a la persona
que nos hace el obsequio de dirigirnos la pregunta.
32. Cuando una persona nos sirva alguna cosa, ya sea a petición nuestra o por
ofrecimiento espontáneo, le daremos las gracias en breves palabras,
haciéndole al mismo tiempo una ligera inclinación de cabeza.
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g. La mesa.
5
/ Manual de Urbanidad, Manuel Antonio Carreño, Editora Nacional, 1979 México D.F.
pags.299-313
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6. Fiestas familiares
a. Nacimiento
Los amigos, al conocer la noticia, deberán felicitar a los padres, bien con un
telegrama, una nota cariñosa enviada por correo o una visita al hospital o a la
casa. Si la amistad es íntima o si se trata de un pariente cercano, la visita al
hospital es lo esperado; Esta deberá ser muy breve respetando los horarios del
nosocomio. Si se envían flores a la nueva mamá, es conveniente considerar que
las habitaciones del hospital suelen ser reducidas y que por lo tanto, el arreglo
floral no debe demasiado voluminoso. Se deben evitar flores de perfume intenso
o las de excesivo polen, por que pudieran molestar tanto a la madre como al
bebé. Otros regalos usuales para la ocasión son: jabón, loción, perfume,
bombones, revistas o libros de interés para la nueva mamá; no se recomienda
regalar, por ejemplo, un tratado de jurisprudencia medieval, ya que aunque se
trate de una mujer muy culta, después de haber dado a luz, las mujeres no
tienen mucho tiempo ni ganas de lecturas serias.
Cada familia se pone de acuerdo para surtir al nuevo miembro de las cosas
indispensables; si es el primer hijo o nieto, éstas suelen ser muchísimas. Desde
luego, los regalos voluminosos, como los que se han mencionado, no deben
llevarse por ningún motivo al hospital, lo ideal es que lo reciban al volver a casa.
Si la visita al neonato se hace en casa, se recomienda anunciarse con una
llamada telefónica. Una mamá recién desempacada del hospital en compañía de
un bebé siempre está ocupadísima y, la mayoría de las veces, no con la mejor
disposición. Por tanto, y a menos que sea su hermana o madre, conviene
preguntar cuál es la hora más apropiada para hacerle una visita. Una vez en
casa, no pretenda cargar en la criatura y, desde luego, no la bese; si está
dormida no insista en verla, es mejor que vuelva otra ocasión.
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b. Nombres
Una de las dificultades que con frecuencia surge entre los padres y los abuelos
es el nombre que se le pondrá al bebé. Para evitarlas, sígase la sabia costumbre
de que el padre escoja el nombre de la criatura si es niña, y que la madre elija si
es niño. En nuestra cultura es común que el primogénito lleve el nombre del
padre o de la madre, según el sexo, pero esto no es obligatorio. Esta no es la
costumbre de la mayoría de países occidentales; de hecho suele verse con
extrañeza que el padre y el hijo o la madre y la hija lleven el mismo nombre. Lo
que sí se recomienda enfáticamente, es no buscar nombres demasiado exótico
que a los padres pueden parecerles muy originales, pero que a través de los
años suelen causar innumerables bromas y desazones. También se recomienda,
por razones prácticas no usar más de dos nombres de pila, aunque un solo es
suficiente, cuanto más nombre tenga una persona, más posibilidades tienen de
que los equivoquen en los mil documentos que se tiene que obtener durante la
vida, acta de nacimiento, inscripción a la escuela, pasaporte o tarjeta de crédito.
Lo mismo es válido para nombre en lengua extranjera. Con ellos se corre el
peligro constante de que lo equivoquen en todas partes, amén de los
extravagantes que resulta llamarse Winfred Pérez, Betullah Moreno o peor aún
Iztaccihuatl Martínez.
c. Bautizo
Por lo tanto deben ser personas jóvenes con aceptable situación económica y
que pudieran desempeñar el papel de padres en caso necesario. En general,
los padrinos suelen ser también miembros de la familia.
En México se acostumbra todavía el “bolo”, que corre por cuenta del padrino, no
así la recepción, que es cubierta por los padres o los abuelos de la criatura
bautizada. El bolo consistía originalmente en moneditas de oro que se reparten
entre los asistentes.
Son pocas las familias que estos tiempos pueden repartir monedas de oro entre
los invitados por los que se regalan pequeños objetos de plata o metal plateado
(ceniceros, charolitas, o decoraciones con el nombre del niño y la fecha del
bautizo. El bolo se puede sustituir con una estampa decorativa, que tenga
religioso o infantil, que lleve impreso en el reverso el nombre de la criatura, de
los padres, de los padrinos, del sacerdote que ofició en la ceremonia y la fecha
en que esta se llevó a cabo. Esta costumbre a desaparecido paulatinamente,
por que es poco práctico y muy costosa, por ello es aceptable hacer una fiesta
de bautizo sin hacer “bolo”.
Desde luego, se espera que todos los convidados lleven un regalo para la
criatura o para la madre, como los descritos con anterioridad. Los almuerzos de
bautizos sólo se siguen realizando en las regiones rurales apartadas, en las
cualquier ocasión se aprovecha como pretexto para hacer una fiesta. En estos
bautizos por demás muy folclórico y alegre se lleva música y se sirve mole. Por
desgracia la vida agitada de las ciudades, impide conservar estas viejas
costumbres campesinas y provincianas, el vestido adecuado para el bautizo es
discreto, como para salir a cenar a un restaurante o para ir al teatro; no se
requiere en absoluto el traje de cóctel, ningún otro adorno llamativo.
d. Primera Comunión
Es una costumbre muy práctica que resulta económica para los padres. En
general, una sola persona se hace cargo de los preparativos a nombre de todo el
grupo y los padres simplemente comparten los gastos con la iglesia, las flores, la
música.
Si se desea, se comparten también los gastos del desayuno. O bien, cada uno
por su cuenta organiza el desayuno según sus necesidades y posibilidades
particulares.
Otra forma de hacer la primera comunión más íntima, es aquella que se organiza
entre los miembros de la misma familia; es decir, que dos o más hermanos o
primos de aproximadamente la misma edad (se supone que debe hacerse de los
siete años en adelante y no después de los 12) la realizan juntos.
Los regalos adecuados han cambiado mucho en los últimos 20 años, pues
originalmente se hacían regalos de tema religioso, lo cual ocasionaba que las
pobres criaturas, terminaran con tres o cuatro rosarios, varios libros de misa y
biografías de santos. En la actualidad, y con la creciente tendencia a ser más
práctico, se estila regalar cualquier cosa que pueda agradar a una criatura de
esa edad: libros, discos, cassettes, ropa, juguetes, alguna alhaja a las niñas (no
cara naturalmente), artículos deportivos, etc. los regalos religiosos
indispensables los hace la madrina.
El vestuario para los adultos debe ser informal, puesto que es de mañana:
señoras pocas alhajas, y absolutamente prohibido llevar pieles.
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e. Quince años
La fiesta de quince años es una de las ocasiones en las que fácilmente puede
caerse en el ridículo y resultar de una cursilería sin límite, sino se tiene el
suficiente tacto para celebrarla con sencillez, elegancia y austeridad.
En otros tiempos en los que las chicas efectivamente no tenían la pasión de ser
vistas y conocidas y en los que el matrimonio se concertaba a muy temprana
edad, esta fiesta tenía por objeto dar a conocer a las niñas casaderas las
amistades de la familia, y acercar candidatos aceptables para el matrimonio. En
la actualidad las muchachas gozan de una mayor libertad, para salir solas, o con
amigos para formar su propio círculo de amistad, por lo que esta fiesta resulta un
tanto obsoleta e innecesaria, sin embargo, existen familias que tienen especial
interés en celebrarla, si usted está incluida en entre estas personas e insiste en
hacerle la fiesta de quince años a su hija, tenga en cuenta lo siguiente: es
necesario que consulte con la muchacha si efectivamente quiere que se celebre
su cumpleaños o prefiere un regalo de otra índole; muchas prefieren hacer un
viaje, abrir su propia índole o comprarse otra cosa verdaderamente útil en vez de
comprarse un vestido de tul, pastel de tres pisos y “chambelán” acartonados, si
la chica está de acuerdo es ella quién debe decidir, quienes serán lo invitados a
su fiesta, entre los que destacarán naturalmente, la gente joven, es absurdo que
a las fiestas de quince años concurran las tía seniles, los tíos calvos, y las
amistades de trabajo del papá y de la mamá.
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No es justo que los padres tomen como pretexto el cumpleaños de una hija, para
agasajar a sus amistades personales o a sus relaciones de trabajo o de negocio.
Si se quiere verdaderamente festejar a una quinceañera hay que dejar que sea
ella la que decida en que forma desea que se haga.
f. Matrimonio
En las familias más tradicionales y cuando la novia es todavía muy joven y vive
en casa de sus padre, se acostumbra la petición de manos, es una ceremonia en
la cual el padre del novio, el hermano mayor o pariente cercano de mayor
prestigio, pide una cita con la familia de la contrayente, para solicitar
formalmente la autorización para el matrimonio. Se sobreentiende, por supuesto,
que esta será concedida.
En general, si los contrayentes son todavía muy jóvenes y no tienen los recursos
económicos necesarios, las familias respectivas se distribuyen los gastos de la
siguiente manera: La familia de la novia se encarga de las invitaciones, los
gastos de la fiesta y la ceremonia, si el matrimonio es religioso, la erogación
suele ser importante por el gasto en flores, música, contribución al templo, etc.
La familia del novio por su parte, cubrirá el costo del vestido de la novia, el ramo,
los anillos, la luna de miel, y el mobiliario del “nidito de amor”.
Pero si los contrayentes son personas autosuficientes, entre los dos cubren los
gastos según las posibilidades de cada uno, a este respecto, son las familias
más tradicionales las que tienden a conservar la costumbre de la división de las
erogaciones.
Una forma más sencilla y tal vez más elegante es que se prescinda del cortejo
en cuyo caso, la novia entrará en la iglesia del brazo de su padre y el novio la
espera a un lado del altar, los demás familiares ya se habrán acomodado
previamente. Para ellos se suele dejar libres las primeras dos filas de bancas
que ocupan, por general, la familia inmediata de los contrayentes.
iv. Recepción
v. Regalos
Los más importantes son los de los padres y testigos. Lo mejor es regalar cosas
prácticas y útiles, hace algún tiempo se acostumbraba consultar la lista de
regalos para bodas en tiendas de regalos comerciales. Infórmese si esta lista
existe; seguramente en ella podrá encontrar todo lo que los novios desean y
necesitan: desde una azucarera hasta piezas de plata, desde luego, la
elaboración de esta lista no es elegante ni discreta, pero se acepta solo gracias
a que resulta muy práctico.
6
/ Modos, Modas y Modales, Manual de Etiqueta, Editorial Trillas, primera edición, 1992 México.
Págs.106-130.
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Los espectáculos públicos son cada día más numerosos y a ellos asiste con
mayor frecuencia gran número de personas.
Las reglas de urbanidad o de simple respeto humano parecen no existir en
algunos de ellos, los prueba el hecho de que últimamente resulta inevitable la
violencia en los estadios de fútbol en los que se rige absolutamente la ley de la
selva. De cualquier manera, en otro ámbito poco menos cruentos si se observan
algunos principios fundamentales de cortesía y de buenas maneras que es útil
recordar. En este caso, se aplicaría el viejo principio de “no hagas a los demás,
lo que no querrías que te hicieran a tí”.
El mundo del espectáculo está integrado por tres grandes esferas: los
espectáculos que podríamos llamar de tipo deportivo, los espectáculos de masa,
y los que consideran de alta cultura. En el primer caso las reglas de
comportamiento son más flexibles y la única exigencia es la del respeto a la
dignidad y la integridad de los demás. En el segundo, que incluye el cine, el circo
y el teatro, ligero de vodevil, abarcan también espectáculos de carácter informal.
Las señoras y algunos jóvenes de la “onda punk” deben tener en cuenta que las
melenas voluminosas y los adornos vistosos en la cabeza pueden ser un
obstáculo para los desafortunados espectadores que se sienten detrás de ellos.
En los espectáculos que hemos llamado de alta cultura y entre los que se
contaría la opera, el teatro, los conciertos y las conferencias, se deben observar
ciertas reglas, no solo de cortesía hacia los demás sino de respeto para con los
interpretes o los músicos que se presenten.
• Hablar lo menos posible con la persona del lado, y si se hace procurar que
sea en voz muy baja.
• Con frecuencia las obras musicales tienen largo silencio entre un movimiento
y otro. Si usted no conoce la obra, absténgase de aplaudir en el primer
silencio cometerá una incorrección. Si no conoce la obra, espere a que la
mayoría del público aplauda o fíjese bien en la actitud del director que
generalmente baja los brazos cuando ha terminado la obra.
b. Comportamiento en el automóvil
Las reglas de buena educación al volante coinciden, como es natural, con las de
tránsito. Es decir, no se toca el claxon solo cuando es estrictamente necesario,
no se rebasa por la derecha, no se obstruye el tránsito ni se estaciona en doble
fila, se respetan los semáforos en rojo (el rojo de los semáforos no es una
sugerencia, es una orden, además de la multa se ganará la reprobación
silenciosa pero elocuente de la sociedad civil). Cuando se es un verdadero señor
o una verdadera señora lo es en todo momento, también al volante del
automóvil.
Si usted viaja en automóvil como huésped de los dueños del mismo, debe
comportarse como si estuviera en su casa. Es decir, use la máxima discreción,
agradezca después del viaje y en todo caso, ofrézcase a compartir los gastos de
la gasolina, aceite, peaje de la carretera, etc. no lleve demasiado equipaje.
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El disfrutar de la enorme dicha de tener un chofer que sea el que se destroce los
nervios en los embotellamientos de la dos de la tarde, implica conocer las reglas
principales en este caso, el sitio de un pasajero en un automóvil con chofer es el
asiento de la derecha de la parte trasera del vehículo.
Actualmente, en un alarde de democracia, si el pasajero es el dueño del
automóvil y viaja solo con el chofer, suele sentarse al lado de este. Si el dueño
del automóvil viaja con una señora, esta ocupa el lugar principal, es decir, el de
la derecha de atrás. En este caso es, naturalmente, el chofer el que abre y cierra
las portezuelas y es obligatorio que se baje para abrirle y cerrarle la portezuela al
pasajero (excepto en el caso en que su patrón va sentado junto a él).
Sin embargo, si pertenece usted a la privilegiada súper elite de los que todavía
tienen servicio de planta en su casa, es justo y conveniente que recuerde
algunos principios de decencia humana para con las personas que le sirven las
24 horas al día, y que tienen ciertos derechos sacrosantos como seres
humanos, por ejemplo:
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• Que los obsequios que usted desee hacerles tipo de ropa que ya no le sirve-
no tenga nada que ver con sus derechos laborales (sueldo y horas de
descanso).
• Por otra parte, una verdadera señora no discute sus asuntos íntimos con la
servidumbre, y mucho menos con el chofer.
Últimamente, conformarse con los servicios de personas que trabajan por día o
hasta por hora – práctica normal en la mayoría de los países altamente
industrializados en los que la doméstica suele llegar a trabajar e un automóvil
mejor que el de la señora de la casa.
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En este caso, las obligaciones del patrón ya señaladas son igualmente válidas
con la excepción de que no es obligatorio hacerse cargo de los gastos médicos
de este tipo de personal. Obviamente, no viviendo e la casa, tampoco subsiste
el renglón de las habitaciones. /7
C. BUENOS MODALES
7
/ Modos, Modas y Modales, Rasha Labon Collado, Editorial Trillas, Primera Edición, México 1992
Págs 178-188.
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Fray Francés representa una voz medieval que proporciona datos acerca de las
normas de comportamiento que regían la convivencia en aquella época.
Las que se pintaban las pestañas de catorce colores y pasaban el día “cantando,
siempre cantando canciones francesas” andaban todas olorosas con perfumes
escandalosos y zapatos de larga punta, en verano usaban guantes dorados,
cosa que enfurecía a sus maridos.
Durante una reunión tenga cuidado de no bostezar jamás, por ninguna razón,
sino pudiera evitarlo cúbrase la boca y no produzca ruidos horribles que
molestan a las personas.
El fraile también sugiere prestar atención para no hacer ruido con los dientes o
con los labios, porque no se deben oír ruidos extraños en un convite, y mientras
esta sentado a la mesa evite limpiarse los dientes o las uñas o hacer otra cosa
que provoque asco, como hablar de excrementos, enfermedades repugnantes o
de muerte.
3. La cortesía en el renacimiento
Muchos siglos han pasado y miles de paginas se han escrito sobre el tema
desde que el Galateo hizo su entrada en el mundo civilizado. Hoy algunas de
estas máximas provocan risa, otras sin embargo siguen siendo validas y se
basan en el principio de no ofender a otros de manera alguna.
4. La educación
Con tiempo y paciencia, en la difícil tarea de convivir con otros, uno se da cuenta
de los grandes y pequeños hechos que puedan ayudar a conducirse con mayor
soltura en la vida familiar, laboral y social. Son pequeños detalles que nadie
enseña y que, a pesar de ser tan obvios, son también muy útiles.
Estrechar la mano con cordialidad, pedir las cosas con gentileza agradecer
efusivamente cualquier servicio que se recibe, evitar la arrogancia a toda costa,
ceder los propios derechos en favor de los más débiles, hacer a un lado el
egoísmo, pensar primero en los demás contestar con educación, aun cuando el
interlocutor haya sido agresivo, jamas recurrir a la violencia son características
del verdadero señor y de la autentica dama.
Aun las personas más ordinarias advierten esta actividad y terminan en respetar,
como los otros, al individuo que posee actitud y terminan en respetar, como los
otros, al individuo que posee estas cualidades.
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A la larga, quien más se beneficia es aquel que a pesar de todo demuestra ser
superior, no por tener poder, dinero o belleza.
5. Cortesía en el trabajo
Cada centro laboral tiene sus propias leyes de comportamiento según el tipo de
trabajo, él numero de personas que lo frecuentas, el nivel cultural de los
trabajadores, etc. En todas circunstancia, el recién llegado debe tratar de
adaptarse lo más pronto posible y de aprender el código de conducta ya
existente /8
8
/ Modos y Modales, Rasha Labon Collado, Editorial Trillas, Primera Edición, México, 1992.
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6. La conversación
a. De la conversation en General
Por muy discretas y muy cultas que sean las personas con quienes
acostumbremos conversar, pensemos que alguna vez podremos oír palabras
que algún irrespecto nos sean desagradables, pues en el ancho espacio que
recorre la conversación, difícil es que sean siempre agradados todos los gustos,
todas las opiniones y todos los caprichos. La tolerancia, que es la virtud más
conservadora de la armonía social, será en semejantes casos nuestra única
guía; y así, dejaremos correr libremente todas las especies que se viertan en
medio de una conversación pacífica y amistosa, sin manifestarnos nunca
ofendidos por lo que evidentemente no se haya dicho con la dañada intención
de mortificarnos.
No tomar nunca la palabra, sin estar seguros que se halles con facilidad todos
los términos y frases que sean indispensables para expresar claramente las
ideas.
En ningún caso entrar en discusión con una persona, sobre materiales que no
interesen evidentemente a los demás circulantes. Desde el momento en que
una discusión se observe que el adversario echa mano de sofismas, interpreta
torcidamente los conceptos, o bien empieza a perder la calma y a exaltarse,
abandonar decididamente la cuestión por medio de palabras suaves y corteses.
Siempre que una persona canta, toca o hace cualquiera otra cosa con el objeto
de agradar a la sociedad, es una imperdonable incivilidad el conversar, aun
cuando se haga en voz baja.
La distracción incluye casi siempre una grave falta, que puede conducirnos a
lances de una desagradable trascendencia, por cuanto indica generalmente
menosprecio a la persona que nos habla y no siempre encontramos indulgencia
en el que llega a creerse de esta suerte ofendido. Las frecuentes preguntas
sobre la inteligencia de lo que nos está hablando, la excitación a que se nos
repitan palabras o frases de difícil comprensión, y una mirada fija, inanimada e
inteligente, revelan distracción en el que oye; y nada puede haber más desatento
y más bochornoso, de llegar a un punto de la conversación, en que nos toque
hablar o contestar una pregunta, y tener que confesar nuestra incapacidad de
hacerlo, por haber permanecidos extraños a los antecedentes.
Por regla general, jamás interrumpir de modo alguno a la persona que habla. En
los diálogos rápidos y animados, en donde se cruzan las observaciones con
demasiada viveza, suelen ser excusables aquellas ligeras e impremeditadas
interrupciones que nacen del movimiento mismo de la conversación. En todo
otro caso, este acto está justamente considerado como incivil y grosero, y por lo
tanto proscrito entre la gente fina.
Así mismo es considerado incivil, cuando una persona no refiere algo a que
presta entera fe, el contestarle bruscamente oponiéndole incredulidad o dudas.
El que cree firmemente lo que refiere, se siente siempre mortificado, si para
advertirle su engaño no se procede con mesura y cortesía, y si no se reconoce
por lo menos, la verosimilitud de aquello que ha creído.
Cuando por algún motivo nos sea desagradable el asunto de que nos hable una
persona, y se crea prudente variar de conversación, no hacerlo repentinamente,
ni valerse de ningún medio que pueda dejar de entrever la intención que motivo.
Siempre que se oiga una palabra o frase que sólo admita una inteligencia
absurda, procuremos discretamente hacer que la persona que nos habla nos
repita el concepto; pues sería para ello ofensivo que la consideremos capaz de
expresarse de semejante modo, cuando e realidad no hubiese habido de su
parte sino una simple equivocación.
Guardar de dar por entendido y sobretodo de reírse de alguna palabra o frase
poco culta que involuntariamente se escape a la persona que habla.
Finalmente son faltas contra la atención que se deben prestar a la persona que
habla, 1° interrumpirla a cada instante con las palabras, sí, sí, señor y otras
semejantes; 2° emplear para excitarla a repetir lo que no oímos claramente, las
palabras ¿cómo? ¿Eh? Y otras que indican poco respeto, 3° suministrarle las
palabras que ha de usar, cuando se detiene algunos instantes por no
encontrarlas prontamente, 4° corregirle las palabras o frases, cada vez que se
incurre en una equivocación. 5° usar con frecuencia de interjecciones, y de
palabras y frases de admiración o de sorpresa.
97
c. Apelativos
Para dirigirse a una persona es necesarios saber como llamarla. Por ese medio
se establece cierto tipo de relación: de respecto, de autoridad, de poder,
amistosa, íntima, agresiva, etc.
En otras palabras, se llama a una persona con un “oiga usted” autoritario o con
un amable “perdone usted, doctor” se está determinando como se desarrollará el
encuentro.
7. Presentaciones
a. De las presentaciones en general
Las presentaciones pueden ser especiales u ocasionales, las primeras son las
que se hacen premeditadamente, y con la intensión de poner a dos o más
personas en contacto amistoso; las segundas son las que se nacen de
encuentros casuales o de circunstancias puramente transitorias, y solo tienden a
establecer relaciones accidentales. Una y otras, pueden hacerse por medio de
cartas de recomendación o de simple introducción.
Este convencimiento no autoriza, sin embargo, sino para presentar una a otra
siendo ambas de un mismo sexo, y no creándose de hecho relaciones que se
hagan extensivas a una familia, para presentar un caballero a una señora, o a un
padre o madre de familia, es requisito indispensable el expreso y formal
consentimiento de la persona a quién se ha de hacer la presentación.
Los dueños de casa no podrán ser en ella los presentados, si no en los casos
en que el presentante sea uno de ellos mismos.
Cuando la persona social ocupa una posición social muy elevada, y esta
investida de un título de naturaleza permanente, es muestra de respeto y de
obsequiosa cortesanía silenciar su nombre, mencionando únicamente su título y
su apellido.
100
Cuando se encuentre en una reunión con amigo recién casado, el cual no nos
haya participado formalmente su enlace, no pretender que presente a su
señora; y caso de que él lo haga espontáneamente, consideremos este acto
como una simple presentación.
O que, por lo menos, las relaciones con ella no sean recientes; é idénticas
circunstancias deben mediar respecto de la persona a quién pedimos no
presenten.
Ser, pues, muy circunspecto para pedir que se nos presente a nosotros, y serlo
todavía mucha más para acceder a sugerencias de ésta especie.
Para presentar a una persona en una casa no elijir nunca un día en que se
prepare en ella algún festín, en que se celebre un acontecimiento feliz, o que por
cualquier motivo se experimente un gran pesar. A menos que medie alguna
particular circunstancia, que evidentemente nos autorice para prescindir de tales
consideración no sólo a la persona, sino también a la que se va a presentar.
Cuando se presente a una persona en una casa, procurar que durante la visita
permanezca a nuestro lado y tan cerca como sea posible de los dueños de la
casa. Si una señora es la presentada, la señora de la casa la situará
precisamente a su lado.
1° A los padre o tutores de una señorita son los llamados a presentarle a una
persona cualquiera y su consentimiento es condición indispensable para toda
presentación que no hagan ellos mismos; 2° ningún hermano y menos otro
pariente cualquiera de la señorita, podrá creerse jamás autorizado por sí mismo
para presentarle un amigo suyo; 3° cuando en una sociedad nos encontremos
con una señorita perteneciente a una familia amiga a la nuestra, ya que por
singulares circunstancias no hayamos sido sin embargo presentados, no
podemos pretender que nos presente a ella por ninguna persona que no sea el
jefe de su familia.
La etiqueta no admite sin embargo, que esta visita se haga al día siguiente
cuando ello no obliga alguna particular circunstancia.
La persona que es presentada por medio de una carta, es relevada del deber
que impone, y así, luego que ha hecho su visita de presentación, no hace
ninguna otra hasta que aquella no le ha sido pagada.
Según se ha visto ya, una presentación ocasional no es otra cosa, que aquellas
ceremonias por las cuales quedan autorizadas dos o más personas entre sí
desconocidas, para comunicarse en una visita, en un festín, o en un lugar
cualquiera, donde se reúnan con un amigo en común sin que ninguno de ellos
pueda considerarse obligados por este solo hecho, a darse por conocida de las
demás, en ninguna otra ocasión en que se encuentre.
Esto no obsta para que personas de un mismo sexo, que así hayan sido puestas
en comunicación, se saluden o se comuniquen en otra parte, y aún
establezcan relaciones permanentes, cuando a ello las mueva una reciproca
compañía y según las circunstancias particulares que medien en cada caso.
Pero jamás podrá entenderse que sea esta intención del presentado, el cual con
las únicas excepciones que aquí se verán cuenta y debe contar siempre conque
los efectos de su presentación cesan enteradamente desde el momento en que
se disuelve la reunión en que ella ha ocurrido.
Más téngase presente, que la discreción aconseja esperar para esto a descubrir
en los demás cierta disposición a prescindir de aquella ceremonia y la etiqueta
prescribe que sin ningún motivo justificado, no sea nunca el inferior, el que se
anticipe a dirigir la palabra al superior.
Cuando se esté en otra casa con una persona amiga, y llegue otra para ella
desconocida, ponerlas inmediatamente en comunicación, por medio de una
presentación ocasional, siempre que entre ambas medien circunstancias
análogas. Si son dos las personas con quienes estamos y llegare otra
desconocida para entrambas, procederemos de la misma manera.
Si son más de dos sin exceder de seis u ocho la que llegue será presentada a
todas en general, sin mencionarle a ella sus nombre, y si la reunión fuera
numerosa nos abstendremos de presentar a la que entre, la cual estará
naturalmente autorizada para tomar parte en la conversación, conforme a las
reglas anteriormente establecidas.
Si yendo por la calle acompañados por un amigo, se nos acercare otro para el
desconocido, y no creamos prudente ponerlos en comunicación, procurar no
detener al que encontramos para que no se haga notable la falta de aquella
ceremonia.
Por regla general siempre que yendo por la calle con un amigo, la persona para
él desconocida que se nos acerque, no haya de permanecer con nosotros sino
breves instantes, abstenerse de ponerlos en comunicación, sino existe para ello
el motivo especial.
107
Una presentación ocasional puede dar origen a la más larga y sólida amistad;
pero esto, como se ha dicho antes, es obra de las simpatías de otras
circunstancias particulares que pueden influir en cada caso, las cuales no entran
en la mente del que hace la presentación, así como no podrían comprenderse en
los estrechos límites de un libro elemental.
d. Saludos
Cada país tiene costumbre diversa para otorgar este tipo de efusiones; pero si
uno esta en él, es conveniente avenirse a los hábitos locales.
8. Diálogo telefónico
Llamar por teléfono es una actividad social como cualquier otra, lo cual implica
ciertas reglas de cortesía elementales que a continuación se enumeran.
Cuando se hace una llamada telefónica, la persona que llama es la que debe
identificarse; es ilógico preguntar ¿quien habla? Más bien dirá: Soy fulano de tal
y quiero hablar con X”.
En las llamadas de trabajo es importante mencionar el asunto que se desea
tratar porque a menudo la persona que contestar el telefonista y se le debe
informar del asunto para saber a quien pasar la comunicación.
El teléfono es muy útil para acortar las distancias y su uso ahorra en gran
medida el tener que ir a un lugar para obtener la información necesaria; Por esta
razón, las llamadas telefónicas deben ser lo más breve posible.
109
i. Los movimientos del cuerpo deben ser naturales y propios de la edad, del
sexo y de las demás circunstancias de cada persona. Formalidad en el
anciano, en el sacerdote, en el magistrado: suavidad y respeto en la
señora: modestia y gentileza en la señorita: moderación y cortesía en el
joven.
ii. Los brazos ni deben dejarse caer de su propio peso de modo que giren
libremente, ni contraerse hasta el punto que vayan como adheridos al
cuerpo, sino que deben gobernarse lo suficiente para que lleven un
movimiento suave y elegante. En cuanto a las señoras, ellas no deben
llevar nunca los brazos sueltos como los hombres.
iii. No está admitido llevar las manos ocultas en la parte del vestido que
cubre el pecho, ni en las bolsas del pantalón. Las manos deben ir
siempre a la vista y en disposición natural, sin recoger los dedos ni
extenderlos.
110
iv. Las pisadas deben ser suaves, y los pasos proporcionados a la estatura
de la persona.
vii. No acercarse nunca a las ventanas de una casa con el objeto de dirigir la
mirada hacia dentro. Esto es un acto incivil y grosero, y al mismo tiempo
un ataque a la libertad inviolable que cada cual debe gozar en el hogar
doméstico. Una persona de educación, especialmente si es una señora,
no se detiene delante de las ventanas de la casa donde se celebra un
festín.
viii. Cuidar de no hablar nunca tan recio que los demás puedan percibir
distintamente lo que conversamos.
ix. Siempre es un acto incivil y tan solo propio de gente vulgares el fumar por
la calle; pero no podría expresarse nunca debidamente locura de la falta
que comete el que lo hace cuando va con señoras.
xiv. Por regla general jamás se debe detener a los hombres de negocios en
las horas de trabajo, sino con el objeto de hablarles de asuntos para ellos
importantes o de recíproca conveniencia.
xv. Una vez detenidas dos personas en la calle, toca a la más caracterizada
de ellas adelantar la despedida; más si se han detenido tres, no hay
inconveniente para que se separe primero la menos caracterizada.
i. Jamás pasar entre dos o más personas, sean quienes fueren, que se
hayan detenido a conversar; y en el caso que no podamos evitarlo, por
ser el lugar estrecho o por cualquiera otra causa, suspenderemos por un
momento nuestra marcha, y pediremos cortésmente permiso para pasar
por en medio.
112
ii. Las personas que se encuentran detenidas evitaran por su parte que el
que se acerca llegue a solicitar permiso para pasar, ofreciéndole de
antemano el necesario espacio; y harán que pase por en medio.
iv. Se debe un saludo, y a las mujeres una ligera inclinación de cabeza, a las
personas que encontrándose detenidas, se abren para dejar libre el paso
por la acera de por en medio de ellas.
i. Toca siempre a las señoras autorizar con una mirada el saludo de los
caballeros de su amistad, y a los superiores de los inferiores.
ii. No debe saludarse nunca a la persona con quien no se tiene amistad. Sin
embargo, debemos siempre un saludo a las personas de alta
respetabilidad a quienes encontramos de cerca, y a todas aquellas que de
un modo notable nos hayan cedido la acera con la intención de
obsequiarnos el paso.
113
vi. En el caso del párrafo anterior la persona que va con nuestro amigo, si es
una señora, deberá contestarnos con una ligera inclinación de cabeza, si
es un hombre, se tocará el sombrero. En cuanto a un amigo, se
abstendrá de contestar en tono de confianza, aunque así lo acostumbre,
pues de este modo faltaría a la consideración debida a la persona que le
acompaña.
vii. No saludar nunca desde lejos a ninguna persona con quien no tengamos
una íntima confianza, y en ningún caso, a una señora ni a otra persona
cualquiera de respetabilidad.
x. Pero a las señoras y a todas las personas que saben han de recibir esta
muestra de consideración, deberán por lo mismo evitar el entrar en
conversación en la calle con aquellos que deben tributársela, cuando para
ello no tengan un motivo urgente.
iii. Evitar, en cuanto sea posible, el detenerse por largo rato a conversar con
señoras que estén en sus ventanas, aunque sean personas de edad o se
encuentre acompañadas.
i. Una persona sola debe ceder la acera a dos o tres personas que
encuentren juntas; a menos que le sean todas inferiores, pues entonces
serán ellas las que deberán cederla.
ii. Cuando van tres caballeros juntos deben marchar en una misma línea
lateral, tomando el centro el más caracterizado y el lado de la acera el que
le siguen respetabilidad. Pero si yendo un sujeto de alto carácter los dos
que le acompañan le son muy inferiores, entonces llevará aquél el lado de
la acera, y estos se situarán en el orden que les indique sus respectivas
circunstancias.
iii. En ningún caso deberán marchar más de tres personas en una misma
línea lateral. Cuando de dos ó tres personas que encuentren a otra sola
le sea una superior y a las demás inferiores, éstas se abrirán dejando a
aquella la acera, para que la persona sola pase por en medio.
vi. Las persona bien educadas siempre procuran ceder la acera a los demás;
bien que nunca a aquellos que les son muy inferiores, porque, en
realidad, sería intolerablemente ridículo que un anciano tratara de hacer
este obsequio a un niño, o una señora a un joven.
ii. Pueden encontrarse señoras que de una y otra parte vayan acompañadas
de caballeros, y para tales casos se tendrán presentes las siguientes
reglas: 1ª. Cuando en todos los que encuentran mediante circunstancias
iguales, así respecto del número de personas, como de su respetabilidad,
la acera corresponde, según la regla general, a los que la tienen a su
derecha: 2ª. Cuando entre una y otra parte existe en totalidad una
diferencia notable de respetabilidad, también se aplicará la regla general,
y los inferiores cederán la acera a los superiores, 3ª. Cuando entre una y
otras parte hay diferencia en el número de las personas, se dará la
preferencia al mayor número; a menos que en la parte del menor número
concurran circunstancias de una notable superioridad.
117
iv. Cuando una persona va en la misma dirección y por la misma acera que
otra, a la cual va a dejar por detrás, por llevar un paso más acelerado, no
debe tomar la acera, aunque a ella tenga derecho, si no encuentra fácil y
cómodamente el suficiente espacio. Pero el que siente pasos por detrás
debe cuidar de dejar siempre este espacio pues debería serle penoso que
una señora o cualquier otra persona respetable, tuviera que tomar el lado
de la calle para pasar. Siempre que en estos casos media una
superioridad notable, como la que existe entre una señora y un niño, es
lícito abrirse paso por el lado de la acera, por medio de una ligera y
delicada insinuación.
vi. Al ofrecer un caballero el brazo a dos señoras debe entrar por detrás de
ellas, y nunca presentarse por delante, de manera que le dé la espalda al
colocarse en el centro.
vii. Cuando un caballero que conduce señoras encuentra un mal piso, hace
que las señoras ocupen el lugar más cómodo y decente, aunque tenga
que abandonar la posición que había tomado según las reglas aquí
establecidas. El caballero que conduce señoras debe adaptar su paso al
de aquella que marche más lentamente.
ii. Mostrar un respeto profundo a todos los actos religiosos que se celebren
en la calle; y tener siempre muy presente que una persona culta y bien
educada no toma más parte en los desórdenes que suelen formarse en
las procesiones, en los cuales se falta.
iii. No sólo a los deberes que la religión y la moral nos imponen sino a la
consideración que se debe a las personas que ellas asisten con una mira
puramente devota.
Hay sin embargo casos excepcionales, en que puede ser lícito hacer una visita
en su escritorio a un hombre de negocios con quien no tengamos íntima
confianza; pero esta visita habrá de ser tan corta, que podamos quedar seguros
de no haberle causado ningún perjuicio, aun dado que para recibirnos haya
tenido que interrumpir una ocupación importante.
Cuando nos encontremos en una fonda, jamás paguemos lo que se haya servido
a una persona con quien no tengamos amistad, puesto esto, lejos de ser un
obsequio, es un acto incivil y hasta cierto punto ofensivo.
121
Evitemos, en cuanto nos sea posible, el que otro pague lo que nosotros
hayamos tomado; fuera de los casos en que preceda una invitación especial,
pues entonces la sola pretensión de pagar nosotros, seria una ofensa que
haríamos al amigo que ha querido obsequiarnos.
c. En los viajes
que los asientos más cómodos son los del fondo del coche, y los menos
cómodos, todos los que tienen la espalda hacia su frente y que de los
primeros preferentes son siempre los de la derecha y de los segundos los de
la izquierda. Cuando los asientos son laterales, los más cómodos y al mismo
tiempo los preferentes, son los que están más al fondo del coche; a menos
que en éste lugar esté la puerta como sucede en los ómnibus, pues entonces
la comodidad y la preferencia están en razón de la mayor distancia de
aquella.
En los lugares donde se detenga el coche, ver si las señoras que vayan con
nosotros algo que les podamos proporcionar y ofrezcámosles de las comidas y
bebidas que encontremos.
En los viajes por mar se observarán los mismos principios que rigen para los
viajes en coche; debiendo siempre el hombre de buena educación sacrificar su
comodidad a la de las señoras, y mostrarse en todas ocasiones amable, cortes y
con descendiente.
9
/ Manual de Urbanidad y Buenas Maneras, Manuel Antonio Carreño, Editora Nacional, México
1979, Págs.126-184
124
Más bien sucede todo lo contrario. Pero lograr que el ambiente en que
desarrollemos nuestra actividad profesional sea agradable, solo depende de
nosotros, al margen de problemas, cambios y discusiones.
En todo caso, los escenarios escogidos son válidos para otros ambientes de
trabajo y la aplicación de normas y sugerencias requeriría tan sólo un cambio de
decorado.
No hay mejor maestro que el ejemplo. El trato entre personas de distinto nivel
profesional vendrá establecido por lo que se haga en el punto más elevado de la
pirámide hasta el último escalón.
Siempre se ha dicho que para saber mandar hay que saber obedecer. Una
reunión de trabajo dará resultados nulos y contraproducentes si el máximo
responsable no sabe mantener el orden con firme cortesía.
Cortar enfrentamientos dialécticos y violentos compete a quien ostenta la
autoridad. Saberla ejercer a tiempo y con moderación, es un arte que todo
directivo debe practicar.
125
D. RELACIONES HUMANAS
1. Concepto de las Relaciones Humanas
Las relaciones humanas son las habilidades de llevarse bien con los demás. Es
importante que recuerde esta definición, también hay que recordar que las
relaciones humanas no son un juego que efectúas contigo mismo o con los
demás. Ellos saben generalmente cuando eres hipócrita en tus acciones o
comentarios.
Las relaciones humanas son una actividad “instantánea” o algo que es inflexible,
son un proceso continuo que varia en su naturaleza dependiente de los
individuos que participen.
Si las relaciones humanas no son un juego que practicas con sigo mismo, no
son tampoco un juego que practicas con los demás. Las Relaciones Públicas
son un arte y una ciencia.
10
/ El Libro de las Buenas Maneras, Bárbara Quiros,Editorial Agata Libsa, España 1998. Págs 94-96.
126
Después al final del siglo XIX, en Inglaterra y más aún en Los Estados Unidos,
las teorías del Darwinismo social, justifican la autoridad empresarial y la riqueza
por medio de la mayor habilidad para sobrevivir, de aquellos que la detectan.
127
La división del trabajo en proceso simple y la apropiación del control por parte de
la gerencia, trajo por consecuencia la destrucción de los oficios, el
abarrotamiento de la fuerza de trabajo, un menor costo de mantenimiento, una
mayor productividad y por lo tanto, la polarización de los extremos, de aquellos
cuyo tiempo es infinitamente valioso y aquellos cuyo tiempo no vale nada.
Además una consecuencia importante de la detallada división del trabajo fue el
desmembramiento del obrero, su alineación y su conversión, en simple
mercancía.
Para dilucidar esta cuestión que podría establecer explícitamente el nivel al que
se está hablando a saber: nivel social, nivel de la empresa, o de las relaciones
humanas. El sistema económico enmarcado dentro del sistema social debería en
primer lugar satisfacer las necesidades principalmente materiales y legítimas de
la comunidad, dentro de un marco de disponibilidad de recursos y de una
tecnología dada.
130
Los temas centrales de las relaciones humanas, que casi nunca se pasan por
alto en las relaciones de texto, libros de lecturas y en la literatura general del
comportamiento en las organizaciones son:
a. Liderazgo y autoridad
b. Motivación y conducta
c. Estructura organizacional
d. Comunicación
e. Cambio organizacional
Otros de los temas que a menudo encontramos en la literatura de
relaciones humanas son:
f. Diferencias y afinidades individuales
g. Estudio de grupos pequeños: estructura, funciones, interacción y
cohesividad
h. Participación de lo subordinados
i. Guía y consejo de los empleados
j. Investigación
Algunos de estos últimos solo son subtemas de los de arriba indicados; por
ejemplo la participación generalmente se incluye en la administración de
cambios. Para tener una idea más precisa del contenido general de las
relaciones humanas, pasemos a ver brevemente cada uno de los temas
centrales.
Los incentivos económicos bien utilizados por la gerencia, pueden constituir una
motivación fuerte para los subordinados; sin embargo, siempre existe una región
donde dicho incentivo no trabajan, región donde será necesario descubrir los
objetivos de tipo económico hacia los que el individuo se sienta motivado, que
pueden ser, por ejemplo, culturales, sociales, morales, de propia realización, etc.
Por otro lado, la estructura formal por sí misma puede ser fuente de problemas
de conductas y está pobremente concebida o sino se adapta a las circunstancias
operacionales de la empresa.
Ahora bien, sin olvidar que cada individuo es distinto, es menester enfatizar que
desde el punto de vista social, el marco básico de las relaciones humanas está
constituido por la equidad y la justicia entre los hombres. Las diferencias
individuales inciden principalmente en el trato interpersonal y en los grupos
pequeños. Pero, si en verdad queremos que las relaciones humanas florezcan,
es necesario que las reglas del juego sean justas. Cuando tales bases no
existen en la sociedad y en la empresa, las relaciones humanas se convierten en
mera manipulación de los subordinados por los dirigentes.
9. Influencias genéticas
E. RELACIONES PÚBLICAS
Las relacionas públicas son cualquier situación, acto, o palabra que incluye
sobre la gente.
11
/ Relaciones Humanas, Agustín Reyes Ponce, Editorial Limusa, México 1966
12
/ Relaciones Públicas Modernas, John E. Marston, Editorial McGraw-Hill, Primera edición 1988.
142
Las relaciones públicas son el arte de hacer que su compañía sea agradable
para sus empleados, sus clientes, las personas que le compran y las personas a
las que les vende, y que éstos la respeten.
Las relaciones públicas son tan difíciles de definir con la educación o la religión.
Todo mundo está de acuerdo en que la religión y la educación son importantes;
sin embargo, no existen dos personas que las definan de la misma forma.
No es necesario ser un experto para saber como afectan a las personas los
conflictos conyugales, las problemáticas familiares (relaciones padres-hijos,
relaciones entre hermanos, crisis de adolescencia, etc.) o las relaciones
humanas insatisfactorias en el trabajo.
En suma, para tener una vida feliz es requisito indispensable el gozar de buenas
relaciones humanas.
143
6. LA ÉTICA
a. Concepto de Etica
Es, pues, inherente a las personas al sentido ético, entiendes por tal no sólo la
necesidad personas de una normativa que nos suministre criterios mediante los
cuales podamos calificar nuestro comportamiento y el ajeno, sino también la
tendencia de toda persona a valora el comportamiento propio y el de los demás.
Y cuando hablamos del sentido ético de la persona, nos estamos refiriendo al
hombre social.
c. Importancia
Una persona sin ética es una persona sociológicamente inmadura, por otro lado,
siempre hay una ética, quien dice no tener ética moral, tiene en realidad la moral
de la amoralidad o de la inmoralidad. /13
13
/ Relaciones Humanas, Agustin Reyes Ponce, Editorial Limusa, México 1966. Págs 80-85
147
d. El hombre y la ética
e. Ética profesional
h. Opinión pública
Esto defiere de las actitudes públicas, que son las predisposiciones, ideas, o
sentimientos de las personas hacia los conceptos que aún no se han
materializado de cierta manera.
14
/ Dirección de Mercadotecnia, Philip Kotler, Prentice-Hall Hispanoamericana, S.A., Octava edición,
México, 1996. Pág.s 763.
149