Está en la página 1de 4

Seminario Ortodoxo de Formación para Iberoamérica

Instituto de Teología San Juan Damasceno

Universidad del Balamand

SOFI271: LOS SACRAMENTOS


EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO (II)
LECCIÓN 3 - SECCIÓN 2
3.2. ¿Inmersión o infusión en el Bautismo?

a. La Triple Inmersión y Emersión en el Agua


El modo antiguo y original de bautizar es la inmersión completa del
bautizado en el agua. La palabra misma “bautizar”, sinónimo de 'sumergir',
significa una sumersión completa del cuerpo en el agua. El bautismo de Juan,
que era administrado en las corrientes abundantes del Jordán, lo confirma
también, pues así dice San Juan: “En Enón, junto a Salim, porque había allí
muchas aguas” (Juan 3: 23). En cuanto al bautismo de Jesús, ¿no se atestigua
definitivamente a que “Jesús, después que fue bautizado, subió luego del
agua?” (Mateo 3:16). Lo mismo se dice del bautismo cristiano del eunuco, que
él y Felipe su bautizador “descendieron ambos al agua... y subieron del agua”
(Hechos 8: 38-39). Además, los tipos y los símbolos del bautismo que los
inspirados Apóstoles encontraron en el Antiguo Testamento indicaban también
la inmersión: Noé salvado con los suyos del diluvio de agua y el paso del Mar
Rojo por Israel demuestran el salvamento y un pasaje a través de una gran
cantidad de agua que los rodeaba por todas partes.
La completa inmersión del bautizado en el agua se comprende también
por el hecho de que según San Pablo, el bautismo simboliza la co-crucifixión
del bautizado y su resurrección con Jesucristo: el bautizado llega a ser “en la
semejanza de su muerte” y “en la de su resurrección” (Romanos 6: 5). Dicho
en otros términos: “sepultados con El en el bautismo, en el cual fuisteis también
resucitados con El” (Colosenses 2: 12). En el bautismo, “imitamos la
1
Seminario Ortodoxo de Formación para Iberoamérica
Instituto de Teología San Juan Damasceno

Universidad del Balamand

resurrección de Cristo. Si los cuerpos de los bautizados son sepultados, el agua


provee la imagen de la muerte, que recibe el cuerpo en la tumba” (San Basilio,
Del Espíritu Santo, cap. 15).
San Juan Crisóstomo dirá: “Algunos símbolos divinos se realizan en el
agua, la tumba y la muerte, la resurrección y la vida, y todos son simultáneos.
En efecto, como en una tumba, cuando nos sumergimos la cabeza en el agua, el
hombre viejo es sepultado y sumergido al fondo, es escondido todo entero una
vez; pues cuando nos levantamos, el hombre nuevo se levanta. Como nos es
fácil ser bautizados y levantarnos, así es fácil que Dios sepulte al hombre viejo
y levante al nuevo” (Sobre Juan, Homilía 25, 2).

Esta inmersión y esta emersión tienen lugar tres veces. No tenemos


ciertamente indicios en el Nuevo Testamento, de que al principio había una
triple inmersión en el agua, sin embargo, ya en Tertuliano encontramos
testimonio de ella (Contra Praxeas 26).
Notemos que el Canon Apostólico 50 define netamente: “Si un obispo o
un sacerdote no administra tres inmersiones sino una sola, la que confiere en la
muerte del Señor, que sea excluido.” La triple inmersión y emersión, según
Tertuliano, tiene lugar en honor de las Tres Personas de la Santa Trinidad.
San Juan Crisóstomo está de acuerdo con esto y comenta: “Esto (la
inmersión y la emersión) tiene lugar tres veces, a fin de que sepas que la
potencia del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo lo llena todo;” y la
invocación de cada una de las Personas de la Trinidad a cada una de las

2
Seminario Ortodoxo de Formación para Iberoamérica
Instituto de Teología San Juan Damasceno

Universidad del Balamand

inmersiones se explica así completamente. Para otros Padres, la triple


inmersión hace alusión: “por símbolo de la sepultura de Cristo durante tres
días y tres noches en el hueco de la tierra, así los bautizados imitan por la
triple inmersión esta sepultura de tres días, y el bautismo por las tres
inmersiones significa los tres días de la sepultura del Señor”1.
En breve, San Basilio define los dos conceptos: “El gran sacramento del
bautismo se confiere en tres inmersiones y en igual número de epíclesis, a fin de
que el símbolo de la muerte sea representado y que los bautizados tengan el
alma iluminada por la transmisión del conocimiento divino”2.

b. El Bautismo por Infusión o por Aspersión

La innovación de la Iglesia Católica-Romana, que generalizo el


bautismo por aspersión o por infusión en lugar de la inmersión era
conocida ya en la antigüedad, como atestigua a ello la Didache. Era
aplicada solamente en algunos casos excepcionales, sobre todo para los
enfermos para quienes la inmersión hubiera sido imposible. Es el bautismo
llamado clínico (bautísmus clinicorum). Pero aún en occidente la manera
habitual de administrar el bautismo era la inmersión; los numerosos
baptisterios conservados, sobre todo en Italia, dan testimonio a esto. Allí
también se había puesto en duda la validez del bautismo por aspersión o
infusión: Cipriano se vio obligado a escribir en particular sobre este tema para
disipar las dudas. En Oriente, el bautismo por infusión era reconocido para los
enfermos, sin embargo, los que lo habían recibido eran excluidos del sacerdocio
(Concilio de Neo-Cesarea, Canon 12). Hasta qué punto se consideraba

1
Tertuliano, Contra Praxeas, loc. Cit., San Juan Crisóstomo, loc. cit.; San Cirilo de Jerusalén, Cate. 11, San Juan
Damasceno, Op. cit., IV, 9.
2
Gregorio de Nisa, Gran Catecismo, loc. cit.; San Basilio, Del Espíritu Santo, cap. 15.

3
Seminario Ortodoxo de Formación para Iberoamérica
Instituto de Teología San Juan Damasceno

Universidad del Balamand

desfavorable aún en occidente lo muestra una alusión del Papa Cornelio en una
carta al obispo Focio de Antioquía: relata el caso del bautismo de Novato,
“atacado de una enfermedad grave, hasta el punto de que se consideraba que
debía morir,” “en el mismo lecho donde yacía, recibió el bautismo por
infusión,” agregando de una manera característica: Si hay que decir que
semejante bautismo ha sido recibido” (En Eusebio, Historia eclesiástica, VI, 43,
14).
Los católicos-romanos buscaban indicios a favor de su innovación:
creyeron encontrarlos en el hecho de que el día de Pentecostés, tres mil personas
fueron bautizados en Jerusalén y en el bautismo de familias enteras, la de
Cornelío y la del carcelero de la prisión de Filipos (Hechos 10:47 y 16:33). ¿Era
posible que las tres mil personas fueran bautizadas todas por inmersión? Para
convencerse de ello, uno no tiene más que recordar el gran número de fuentes
que había en Jerusalén, en las que los Apóstoles, dividiéndose, hubieran podido
bautizar libremente las multitudes: la fuente de Betsaida sola podía, utilizada
durante unas cuantas horas, bastar para la tarea. En fin, suponiendo que en
algunos casos excepcionales los Apóstoles hubieran permitido el bautismo por
aspersión o infusión, nunca fue una regla, tal como lo introdujeron los
católicos-romanos.

También podría gustarte