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Andres Felipe Franco Restrepo

Universidad Tecnológica de Pereira (UTP)

Facultad de Bellas Artes y Humanidades

Escuela de Filosofía

Disertación

Oscar Eduardo Ocampo Ortiz

En el siguiente trabajo. Se tratará de dar respuesta a la pregunta ¿el argumento ontológico

es verdadero o no? Para responder esta pregunta se usará como texto principal el

Proslogion de San Anselmo de Canterbury. Además de la critica que le hace Kant en el

texto critica a la razón pura, se dará una breve explicación sobre el argumento ontológico.

Además de un análisis corto al texto. Se expresarán los puntos en los cuales se puede

dividir el argumento de San Anselmo y finalmente las conclusiones a manera personal.

Los argumentos ontológicos son argumentos, para la conclusión de que Dios existe, a partir

de premisas que se supone que derivan de alguna fuente distinta de la observación del

mundo. O, dicho de otra forma, los argumentos ontológicos son argumentos de lo que

típicamente se alega que no son más que premisas analíticas, a priori y necesarias para la

conclusión de que Dios existe.


El primer y más conocido argumento ontológico fue propuesto por San Anselmo de

Canterbury en su Proslogion, allí San Anselmo, afirma derivar la existencia de Dios del

concepto de un ser que no se puede concebir más grande. Entendiendo en el razonamiento

de San Anselmo como si tal ser no existe, entonces se puede concebir un ser mayor, es

decir, un ser que no se puede concebir y que existe. Pero si aceptamos este argumento sería

absurdo: puesto que, nada puede ser más grande que un ser que no se puede concebir.

San Anselmo comienza su obra contando expresando su preocupación por que los hombres

puedan meditar en los misterios de la fe.

Motivado por esto, se pregunta ¿si no sería posible encontrar una sola prueba que no

necesitase para ser completa más que de sí misma y que demuestre que Dios existe

Verdaderamente? Dándonos a entender, que Dios es el bien supremo que no necesita de

ningún otro principio, y del cual, por el contrario, todos los otros seres tienen necesidad

para existir y ser buenos. Es así que nos sumergimos en el verdadero razonamiento de

Anselmo, en su verdadera incógnita: la cual es la pregunta ¿Existe lo que creo?, postura que

es extraña en nuestro tiempo, ya que no es la pregunta de quién se interesa por sus

pensamientos, sino de quien se interesa por la realidad. Precisamente la preocupación de

Anselmo, acerca del insensato, no es la de que éste no crea en Dios, sino que creyendo diga

no hay, no existe, no está en la realidad. Todo esto nos muestra. Que no se puede pensar

que Dios no existe y que ha sido motivo de grandes controversias, Para entender esta

proposición, debemos remitirnos a la idea del ser más grande que podamos pensar, pero

para hacerlo más sencillo, pensare en un ser, que, por ser común, nos es evidente que

existe, no porque lo pensemos, sino que porque existe lo hemos podido pensar.
me parece importante que tomemos conciencia de que Anselmo no dice que porque lo piensa

le ha dado la existencia, sino por el contrario, que lo piensa porque existe. Pensar para

Anselmo no es azar, sino una facultad otorgada con un sentido, útil para descubrir, entender la

realidad, conocer a Dios. Cuando nos adentramos en el pensamiento vamos en búsqueda de

Aquel existente tan grande que da sentido al resto de existentes, llegando a este ser “del cual

no podemos levantar otro”. Es en este momento donde exclamamos con San Anselmo: “Este

ser eres Tú”, ¡Oh Dios, Señor nuestro!, ¡Existes, pues, oh Señor!, como diciendo: así es que

puedo comprender lo que ya creía.

A continuación, en el Proslogion Anselmo se va a dedicar a profundizar en las perfecciones

de Dios, de este ser que está más allá de nuestros pensamientos. A continuación, enumerare

algunas de las diferentes perfecciones que San Anselmo atribuye a Dios.

 Dios es sensible, aunque no sea cuerpo.

 Dios es omnipotente, aunque muchas cosas le sean imposibles.

 Dios es misericordioso e impasible.

 Dios siendo absoluta y soberanamente justo perdona a los malos y les hace

misericordia con justicia.

 Cómo castiga justamente y cómo justamente también perdona a los malos.

 Cómo “todos los caminos del Señor son misericordia y verdad” y cómo el “Señor es

justo en todos sus caminos”.


 Que Dios es la vida misma de que vive y que otro tanto se puede decir de todos sus

atributos.

 Cómo el solo es sin límites y eterno, aunque los otros espíritus también sean sin límites

y eternos.

 Cómo y por qué Dios es visto y no visto de aquellos que le buscan.

 Que es demasiado grande para que se la pueda representar por el pensamiento.

 Que la luz que habita es inaccesible.

 Que en Dios se encuentre la armonía, el olor, el sabor, la belleza, de una manera

inefable y que le es propia. Entre muchas otras atribuciones.

Para finalizar esta obra, San Anselmo describe hermosamente la felicidad destinada al

hombre que ama a Dios. Es evidente que tiene una visión positiva de las realidades creadas,

que al descubrirlas como bienes lo hacen aspirar al Bien que ha creado las bondades. La

mirada de San Anselmo se dirige hacia los bienes, las perfecciones y en ese sentido

descubre que al creyente todavía le esperan muchos bienes más. Y de esta manera continua

hablando de la sabiduría, la amistad, la concordia, el poder, los honores, riquezas y

seguridad, para terminar, exclamando “¡Oh, cuán grande debe ser la alegría allí donde se

encuentra tan gran Bien!” entendiendo que, la realidad del Bien que inunda la Vida de San

Anselmo lo lleva a querer conocer y amar a Dios. Y finalmente termina su obra

suplicándole al Señor que le de la Fe para Creer: “Yo te suplico, ¡Oh Señor!: Haz que te

conozca, que te amé, a fin de que encuentre en ti toda mi alegría […]. Que sea lo que hable

mi corazón, lo que hable mi boca. Que mi alma tenga hambre de esa felicidad; que mi
cuerpo tenga sed; que mi sustancia entera la desee, hasta que entre en la gloria del Señor,

que es Dios trino y uno, bendito en todos los siglos.

De esta forma. El argumento ontológico de San Anselmo, entonces, podría resumirse del

siguiente modo:

1. Si pensamos en la cosa más grandiosa y perfecta que pudiera concebirse, lo primero que

se viene a la cabeza es la idea de Dios, pues parece más que evidente que Dios es lo

máximo pensable, ya que todos los hombres (incluso el ateo que afirma que Dios no existe)

tienen una idea o noción preconcebida de Dios, entendiendo por “Dios” un único ser

perfectísimo, un ser tal que es imposible pensar en otro ser mayor que él.

2. Ahora bien, si Dios existe en nuestra mente o entendimiento, ya que podemos pensar en

él, sería un contenido mental de nuestra inteligencia; pero si Dios existiese además fuera de

ese contenido mental, en la realidad sería aún más grandioso o perfecto. Así, si tenemos dos

objetos, uno que existe y otro que no, parece bastante lógico afirmar que el que existe es

más perfecto que el que no existe. Y la perfección es la característica que resume los

atributos esenciales de Dios (omnipotente, omnisciente y omnipresente).

3. Finalmente, si Dios sólo existiera en nuestra mente, se podría pensar en otro ser superior

a él que existiera también en la realidad. Pero como Dios es lo máximamente pensable (lo

más perfecto que la mente humana puede concebir), ha de existir también en la realidad, ya

que en caso contrario se caería en una contradicción patente y no sería lo máximamente

pensable. Por ello, Dios necesariamente ha de existir.


A todo esto, Kant le contesta a través de varias líneas de argumentación. En primer lugar,

a Kant no le termina de quedar claro que la idea de un ser absolutamente necesario tenga

sentido. En segundo lugar, al utilizar la noción de existencia en la definición de Dios y al

decir que Dios existe, no informamos de nada, simplemente estamos siendo redundantes.

De este modo: (1) Dios = el ser existente, y (2) Dios existe, sustituyendo en (2) «Dios» por «el

ser existente», en base a (1), obtenemos (3) como el ser existente existe.

En tercer lugar, Kant hace notar que «existir» no es una propiedad, ni de los conceptos ni

de los objetos. decir «x existe» no es afirmar algo del concepto de x, sino decir que hay

algo que se corresponde con ese concepto. Del mismo modo, tampoco es atribuirle una

propiedad a la cosa misma, a x, sino que cuando decimos que x existe afirmamos que

podemos encontrar a x localizado en el espacio y en el tiempo, es decir, fuera de nuestra

mente.

 La base de la crítica de Kant, es que el argumento es inválido porque se basa en la idea de

que un ser que existe realmente, es más perfecto que uno que sólo es un mero concepto del

entendimiento.

Como conclusión. De acuerdo a lo leído del Proslogion de San Anselmo. Considero que el

argumento ontológico que allí se expone no es válido, dado que es un argumento vasado

principalmente en ideas a priori. Las cuales son ideas cuyos fundamentos se dan a partir de

conclusiones del propio autor y sin un estudio anterior que afirme la verdad de esas ideas.

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