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DONES DEL ESPÍRITU SANTO

Un don es un regalo que proviene sólo de Dios. Los dones del Espíritu Santo son disposiciones que
hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.

SABIDURÍA:

Por este don logramos apreciar lo grande y maravilloso que es Dios (nos hace gustar de las cosas
divinas)  y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas. La sabiduría es la gracia de poder ver
cada cosa con los ojos de Dios: ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo,
con los ojos de Dios.

ENTENDIMIENTO:

Por medio de este don el Espíritu Santo nos da la capacidad de entender y descubrir con mayor
claridad las riquezas de la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina nuestra
mente, día tras día hace que aumente la comprensión de la Palabra de Dios y de las verdades de
la Fe.

CONSEJO:

Se trata de tener la capacidad de escuchar al Señor que nos habla y tratar de discernir lo que Él
quiere y espera de nosotros. la persona, por obra del Espíritu Santo, intuye lo que es voluntad de
Dios, es decir, lo que conviene hacer en cierta situación.

FORTALEZA:

El don de fortaleza nos es necesario para resistir las tentaciones fuertes o persistentes, para
emprender grandes obras, para superar la persecución, para practicar con perfección y
perseverancia las virtudes. Este Don nos da la capacidad de superar los momentos duros y
difíciles de nuestra vida. 

CIENCIA:

Este Don nos ayuda a descubrir la presencia de Dios en el mundo, en la vida, en la naturaleza, en el
día, la noche, en el mar, la montaña, en fin, en toda la creación y en todo lo creado. La belleza y
perfección de la creación nos habla del Creador.

PIEDAD:

El Don de piedad nos permite acercarnos confiadamente a Dios, hablarle con sencillez, abrir nuestro
corazón de hijo a un Padre Bueno. Este Don nos ha de motivar a la oración y al encuentro profundo
con el Señor en la Eucaristía y en su Palabra.

TEMOR DE DIOS:

Aquí no se trata de tenerle miedo a Dios, sino más bien reconocerse amado por Él. Por el don de
temor de Dios el cristiano teme sobre todas las cosas ofender a Dios, separarse de Él, aunque sólo
sea un poco, y desea someterse absolutamente a la voluntad divina.
FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

Un fruto del Espíritu Santo es el “resultado” de los dones del Espíritu Santo en nuestra vida. Y estos
frutos son como una muestra de lo que es la vida eterna.

1. AMOR O CARIDAD: Quien da este fruto hace ver a Cristo en su vida; es quien permite actuar a
Cristo en su vida (Ga2, 20). Si falta el amor no puede encontrarse ninguna acción sobrenatural,
ningún mérito para la vida eterna, ninguna verdadera y completa felicidad.
2. GOZO O ALEGRÍA: Es el fruto que emana naturalmente del amor; cuando se está en comunión
con Dios amor, la persona es feliz; y busca también hacer felices a los demás. Es una alegría
que supera todo goce fundado en la carne o en las cosas materiales.
3. PAZ: La paz es la perfección de la alegría, porque supone el goce del objeto amado. El “objeto”
amado, por excelencia, no puede ser otro sino Dios, y de ahí, la seguridad de la paz que brota
de tener a Dios en el corazón. La paz nos hace ser personas serenas y mantiene al alma en la
posesión de una constante alegría a pesar de todo.
4. PACIENCIA: La paciencia nos hace ser cristianos que se saben controlar e impide que seamos
resentidos o vengativos. Este fruto ayuda a superar la tristeza e impide que nos quejemos ante
los problemas y sufrimientos de la vida.
5. LONGANIMIDAD: es el mismo coraje o el ánimo en las dificultades que se oponen al bien; Es
un fruto que permite mantenernos perseverantes ante las dificultades.
6. BENIGNIDAD: Es un fruto que nos ayuda a ser gentiles y ayuda a defender la verdad sabiendo
‘discutir’. Da una dulzura especial en el trato con los demás. Es una gran señal de la santidad
de un alma y de la acción en ella del Espíritu Santo.
7. BONDAD: Es la fuerza que nos ayuda a ocuparnos del prójimo y beneficiarlo. Es como
consecuencia de la benignidad pero de manera más incisiva en quien sufre y necesita ayuda.
Quien da este fruto no critica malsanamente y tampoco condena a los demás; es más, ayuda a
sanar a ejemplo de Jesucristo.
8. MANSEDUMBRE: Ayuda a evitar la cólera y las reacciones violentas. Se opone a la ira y al
rencor, evita que el cristiano caiga en sentimientos de venganza. La mansedumbre hace al
cristiano suave en sus palabras y en el trato frente a la prepotencia de alguien. Es el fruto que
nos asemeja a Jesús manso y humilde de corazón.
9. FIDELIDAD: sólo el que ama es fiel. Quien da este fruto defiende la fe en público y no la oculta
por miedo o vergüenza.
10. MODESTIA: Ayuda a ser discreto y cuidadoso al cristiano en el vestir, en el hablar, en su
comportamiento, etc..
11. CONTINENCIA: La continencia mantiene el orden en el interior del hombre en lo que
concierne al comer, al beber, al divertirse y en los otros placeres de la vida terrenal.
12. CASTIDAD: La castidad es la victoria conseguida sobre la carne y ayuda a que el cristiano sea
más un templo vivo del Espíritu Santo. Quien da este fruto es cuidadoso y delicado en todo lo
que se refiere al uso de la sexualidad. Quien es casto (ya sea virgen o casado) experimenta la
alegría de la íntima amistad de Dios: felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.

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