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ILOBLO~3

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Nuestros yogures más caros allá eran los más
baratos

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Será un gusano, pero que labios


Angelino Jolie

Scarlet Johanso

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él 2

No estoy mojada mucho peor; estoy reproductiva. Mimosa, entusiasta,


fucsia. Una sandia que refresca comida bajo el sol, rica, reconoces, más
bien Llena de semillas. Momentos decisorios, humus de lo que vendrá.
Jugándose apostadores encubiertos, espías. Un movimiento de las capas
tectónicas o el agua subterránea de quién lo mueva, dios, naturaleza, yo,
por lo menos mi cuerpo. Pienso, reflexiono, queloqueyoquiero y despierta,
cachetes encendidos, pezón. Y no es sexual, o si, pero en la machine. Es
engranar orgánico. Árbol, en tierra y tiempo. Sexual como puedo serlo
olvidada de lo que no me olvido. Reproductiva, una pausa; junto aire, listos
a sus marcas. Una vez corrí carrera de velocidad y yo vaga, conversadora
gane todo lo que me interesaba y mi perfil no corredora, corriendo sin saber
porqué, sin querer queriendo la termine. Líneas en el suelo, las zapatillas
golpean rítmicas la polvareda se levanta - musculosas y calcitas. Fibra y
percusión al polvo, oponentes que efectivamente me destrozan. No era
pensable. No era pensable salvo haber sido siempre tan tozonuda,
campeona de mi salto en largo. Confió en mí, perdida onda el túnel: pasaje
al otro lado y caigo. Una vida de gatos, caminando en el tejado mis primeros
pasos ¿Qué imagen te podría dar? ¿El hierro, el oxido, las floraciones? la
vegetación enmascarando, reproduciendo trenzadas a los rieles de un tren
que de aquí se va. Partidas para siempre, piedras antiquísimas laminadas
al contacto cíclico de la vibración

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Suave tacto siliconado pienso en vos y no, que no querés. Que la termine,
de una vez. Y te puedo ver, figura dentro mío menea la cabeza lenta, esta
vez sin risa, nada queda ya de la ternura que tantas veces maldisimulaste.
Pidiéndote perdón sin que te lo pida, sin saber por qué y vos perdonándome
como si me perdonaras. Algo muy sensual, éramos gatos. En las dos camas
unidas nos hablábamos, distinguidos. Dormir y retozar. Tu voz en la
oscuridad: educada y felina: ¿que yo te mordí alguna vez? y así afloja mi
mandíbula. Pelea que amansa, ronronea y rasguña. Ningún daño.
Enredados nos dormimos. Un tiempo verbal pretérito. No quiero hablar así.

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Cabeza en tierra: proliferar de polvo. cabeza en las nubes: una aeronave de


vapor a chorro: intacto el mundo de las cosas. Lleva en la palma de la mano
el secreto de lo que no pasó. La llave de una puerta calcinada por la que se
ingresa a las ruinas de su casa. Antiparras y el tubito de la respiración,
aprestabasé jovial a introducirse la joven a la basta mar, cuando de pronto,
cae, como en un salto y retumba, pesada y ridícula. Los pies en el blanco
salar. Encandilada y abyecta. ¿Si el celeste está en el cielo, esto qué es? y
reubica la flecha de su dedo hacia la bastedad desértica. En su bolsillo
objetos de un mundo que ya no existe, que existió, hasta hace media hora.
Justo después de la irrupción. Con la cadenita puesta. Los lleva en la
cartera, en la camisa, en el bolsillo de la campera que mejor dejate puesta.
Semillitas enfilen a la guerra. Resuelve podar las plantas que no crecieron,
como se poda el cabello, primera medida, más a mano. Chocándose con las
sillas al pasar, sospechando que una se está viendo mal, bien mal. Pulóver
de llama con moco de llorar en los puños se descascara. Pelo graso,
cachetes de autoaceitados a áridos quebrados y un volcán que no tiene
boca. Justo en el centro. Cada vez más espesa, no se baña porque tiene un
miedo nuevo, un extraño miedo al agua. Le erraba tanto. ¿Qué tanto se
puede uno equivocar? Me equivocaba tanto. Acaba todas las veces.
Acabada: Polvo de agua, y en sueños verse deshecha. Tornasolado que es
aceite de camión chorreado, de maquina que procesa sin insumo ni pausa.
En el aceite fundido de repetición pepitas de comerse la uva flotan en la
mancha. Cada uva que comíamos era una semilla que tirábamos
convencidos. De que así, la guardábamos. Que donde pisáramos, amor,
todo crece.

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No te miro, te huelo. Escucho aunque no tenga idea de lo que decís.


Aunque no quiera te escucho, aunque me canse. Con la mirada lejos, por
una cuestión de principio. Te mido por el destello que das al moverte por el
cuadro y yo de refilón: sos brillo en el ojo izquierdo que se mueve,
coreográfico y acuoso. Ingreso a la cantina hecha de sed en la que atendés
impecable. Como si no fuera que me llamás ni que yo te busco, aplaudo.
Pega y reta, al mismo tiempo, a que me la aguante. Respiro hondo como si
no lo sintiera mientras me lame una oreja. Sube una ceja para su pregunta,
pregunta y cree que creó en eso. Por que en todo él yo creo. Es mi credo.
Habla lento, pausado, entre la seducción y la postergación. Una cara
maquillada de no tengo plan. De que cómo voy a creer en el control mental.

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Todo como si no. Y cada vez que te vas, volvés. Improvisado. Un chiste
malo, no me río porque no traspaso de mirarte, hecha un cerebro de pájaro
ante su gracia. Al nado desenrosca un cable viejo, chispea por aquí, chispea
por allá. Pasa y es una medusa por el aire, asciende succional por un fondo
de monoblocs pintados; Patricio Rey, viejas declaraciones de amor y caos.
El Lobo que se va a la B fumando faso te amaré por siempre. Lagrima de
mar en un viaje de placer sin fin. Trepando el amazonas, avanza,
chispeante la cabeza abierta de su cable. Las quinientas treinta donde
tuvimos el primer electroshock / como si no. Como si no lo tuviéramos.
Luminiscencia acuosa se retira blanquecina y mansa. Bicho indiferente de
ciudad.

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Ya en tierra me acaricia y peina, una nutria. Un felino anfibio, quiero dormir


con vos, mañana y mañana de mañana. Mezclados en mi mente, dónde
termina uno, dónde el otro, quién dijo qué. Queda una cadena eslabonada
de giros de conversación, muecas... Es que nunca supimos
diferenciarnos bien. Cuero desplumado, piel de pollo -¿Tan temprano te
vas? Apenas comienza la mañana.

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Músculo molusco mar adentro. Me estira los brazos, aleja los dedos de los
pies y un escalofrío; no diría frío. Más acuoso que luminiscente, sube una
ceja, pregunta. Cuero: desplumado. Baile de la espuma, repaso tus
recorridos -afluentes. Corta la pradera. Mano humana. Sana, dijo, ninguna
dureza.

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Enredado Pulpo entre el poliéster, enraizado, pinta de negro mi almohada.


Una exhalación que hace cuando te abraza. Ni se da cuenta ni deja de
darse cuenta te diría. Lavo la funda en el agua y extraigo esta tinta amarga.
Reciclados, vamos otra vez haciendo la mueca. La sopla, se apoya en él.
Conectada genital a tierra, calibra el músculo molusco. ¿Cómo acabas que
te vas? cuando no te esperaba nada. Namorados, felinos, vestidos se les
huele la cosa animal Ni perdices ni infelices, miguitas en el bosque para
recuperar un rastro.

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Un fuego de pupilas en rostro de labio carnoso. Y dobla aún, maniobra un


condescendiente no. Cambia de carril -agradecida. Giro obligatorio.
Bastante de escalón por escalón, nunca levantó la vista. Para ser un avión
lo que le falta es rutas aéreas. Coordenadas. Algún tipo de dato que no se
modifique. Y ya planeaba, no te dije acaso, que mires por donde caminas?
Abrocha el cinturón paracaidista, buscando qué botón, qué cordón trasforma
la caída en un placido mecerse que te invite a la acrobacia. Entre sus pies lo
ve, amazonía y víboras, una vibración, desciendo por el aire. Escalón por
escalón lo tenía escrito. Una estrella de metal al pecho. Condecorada en lo
más banal.

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Cómo almorzas, -¿desayunas?, cómo te vestís, desnudo


–te vas? Que extraño tu cuerpo vestido.

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Adorable ser, extraño ser, te quiero cerca mío.- mano mío/ bello pleno. un
beso me debés. Lamer piel. Una transformación elástica. Te vas y te vibro.
Radiando de vos en la despensa compro una leche, cruzo una avenida.
Llena, ser de melón, a medias real. Se que me llena. Porque cuando acaba
me vacía. Penetra y despenetra. Desgarbada, golpea una puerta, golpea
otra. Todo es amor: luz y caída

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Todo calor ese cuerpo, playa soleada siete de la tarde, crepuscular. Naranja
melosa la temperatura. Sombras larguísimas de las piedras. Blanda, suave,
tierra mansa, humus blanco y tu pelo negro. Algo muy azul. Del
encandilamiento a la sombra y lo contrario. Panadería abierta por la
madrugada, cruzo la avenida, dos medialunas en bandeja, recién
horneadas, contra el vidrio en cucharita. Me llama la atención que nos
aclaremos lo que pensamos sobre tener hijos, no se si nos salteamos de
conversación o dimos todas las previas porsupuestas.

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Mojarme los labios, saliva mía, manteca a las paredes. Agua viva. Cegada
en tinta. Qué ciega? qué quiero ver? despierto y te veo; cornisa que rebalsa
un agua mansa. Gelatinosa, de aguas vivas con trasfondo soleado al rojo
atardecer carioca. Encapsuladas de sí rebalsan con destellos en los bordes
que perlados, retienen tu atención y te quitan reacción. Para tu bien
supongo. Reproductivas, almibaradas, se tentaculizan y ya están aquí. Entre
tus cosas. No tan de a poco, reconoce en el extrañamiento ¿cómo llegaron?
Dulce, declara haciendo uso de un sentido mentiroso. Esa que va allá, y
señala: parece una cereza, pero es un agua viva teñida de cereza, esa
clase de medusa. Rebálsame.

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Una gelatina de huevos de pez tiburón, y los tiburones chiquiiitos cada cual
en su burbujita a esa edad en que se viene manso. Secretá, de secretado,
una fibra muscular elástica. Permeable, enciende luz en la habitación del
charco. Descalza y a saltitos por escombro mojado. Cable caído, la chispa a
la cabeza se sacude demencial y atraviesa el agua, vibrante. Coagula /
desecha, con un ritmo convulso. Dame una forma, ameba, para que me
parezca, exenta, suspendida de contradicción. Esa agua esta viva y te va a
quemar. Yo pensaba que agua viva era agua hervida digamos, ya sin
microorganismos

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Acechando por una transparencia sólida que descomponga la luz más


obvia. Parte de la propiedad traslucida del agua viva y llega a un diamante
que no sea masticable. Una caja torácica que es un alhajero de piedritas
blancas. Que con eso te propongas un collar de perlas, me parece un
exceso.

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Cagona, pero insisto y al menos por cansancio: ¿Cómo me puedo


equivocar en todo, no hay algún límite, no se, físico, para esto de la pata
siempre a punto en la trampa? Abre una cantina en la que contemplarse con
sed: decirse; esta bien tener siempre un poco de hambre, lo dijo Patti
Smith, repite, como si eso lo justificara todo. Nuestras cicatrices de la
infancia, indicialmente similares. Algo difícil de desatender. Te sacaste botín
y media, lo que me pareció; intimo precoz, y ahí estaba: enorme tajo en el
talón.

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Debería ser otra galaxia. Más allá de tu café con leche ¿no querés, no?
Cruza descalza una isla entre la florescencia. Abre el follaje: en el centro de
la noche un oasis que no esperaba. Sensato. Un ecosistema extraño,
ingresa despacio, hacelo más real, como en pelis. La noche del cazador,
avanzan nuestros héroes apacibles, huérfanos de nueva familia electa, en
un ritmo placido. Balsa en el agua que destella un brillo lunar. Detrás, en
tierra, en contraste con el día que se aproxima, la silueta oscura del villano
galopa a una distancia por siempre próxima. Mirando la escena con ojos de
sapo, linda sorpresa; sorpreso. Toma entereza, penetra, se va.. qué
obsesión. Cruza, patina una frontera para atrás y adelante. Muscular la
molusca, mírala. Bicho de borde en la cresta: unos pasitos en el agua, unos
pasitos en la arena. Plantita de la grieta, tajo en la muñeca. Hay exterior
sagrado. Te embriaga el movimiento: bajamos de una nube espesa.

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Ya no me deshago en llanto, pero quiero entender. Busco, primero hambre,


ganas de reventar y ahora hierbas
hierbas medicinales y cantar
que injusto bebe
¿por qué si yo te quiero vos ya no me queres?

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Frío en las encías. Con un rayo te olvidas de tu glacial modo de relacionarte.


Beso bronceante para derretimiento de dos seres árticos. Sólido y traslucido
de mediodía –Que piel bebé... Entre dormida y despertando.

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Se sella y despertar duele. Duele una costra pelada. Duele los ojos
emblocados, solo puedo ver oscuridad.

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Mantequita, una baba elástica entre tu cuerpo y lo que resta del mío.
Recién, apenas separados, invirtiendo cierta fuerza para eso. Un sabor a
miel que se solidifica cual lagaña y que mañana será ámbar. Una piedra
marrón claro con insectos atrapados en pleno vuelo. Moco de ojo, lágrima
salada, en verdad; involuntaria. Miró partir lo que aleje de mí. Conjuntivado.
Costra de párpado de pavimento, despierta cansado. Todo lo ve turbio y
arenoso, una enredadera de sangre, nervaduras al rojo. Raíces de un
crecimiento extraño de pupilas que te coagula en una visión única. Esa
contracción particular que a partir de ahora reconocerá, de ripio y sangre.

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Un montón de dedos caminando por mi espalda. Sube por las piernas, me


da vuelta y tira mi pelo de la nuca. Eso no es algo que pase realmente.
Sentada frente a voz, con esa mirada tan fría. Pies por debajo de la mesa,
quiero derretir un hielo que me puse entre los dedos. Pausa y ya no está,
era solo un acto de mi imaginación. Así que play. Y yo me rasco. Trato la
nuca con cuidado, dice que eso le gusta. Una textura de sedación. Leones
chiquitos, primeros polvos en la polvareda. Un gato frotándose con la
remera. Agita, rezonga, se ablanda y tensa. Rosaronro humedeciéndose y
te vas, y ahí quedo, tecleando.

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Curtido se recibe de intemperie. Titulación en la piel que se vuelve signo de


realeza. Ahí estaba todo su poder, en ese borde. Tan elegante.

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4.000 tonalidades de urdimbre vegetal, media de serpiente en la flamenca


rosa, chapoteaba en el agua. Todo encajando en su divina forma. La divina
forma encajándose en todo, casi todo, lo poco. Que me incluye pero no me
pregunta. No todo es voluntad, con vos nada era voluntad. Qué significa
voluntaa. Por prolífica, no hay juego que me guste más. Cambio de
dirección, se afina otro borde. Divisorias del corazón de la manzana.

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Nudos en el pelo, en el estómago. La garganta, en los dedos, en el tronco


del árbol, venas de nuevo nudo. Varices que revientan pictórico y violeta.
Sangre sin oxigeno. Venitas de cobre conductoras. Quemadas antes de ser
nudo. Sin necesidad de encontrarse con ninguna Vena que se habrá en
otra. Nudo de rutas. Encrucijada, mapas de un cuerpo que se anuda. El
estomago vacío que me queda de voz entre los cableríos. El ramaje, él
montón de aire, él agujero que te dejó traslucida. Arbolada, mis costillas
mutando en ramas, no trasciendo del hombre, solo desciendo. Soy su
descendencia. Crecimientos de mi pelo. Follaje de agua mineral, lo que
menos me importa es mi entrepierna tengo los dedos que me vibran. Se me
enreda la cabeza. Me desenredo y peino de cara al nudo.

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Dos labios dibujados besándose que del lado en que no se besan se


desangran en una sangre explosiva. Síndrome de la
vegetafagocitacircularidad de trinchera. Brillos obscenos cada milímetro.

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En mayita caminando descalza por las piedras al sol que no se enfrían al


contacto cíclico del río. Baby you can light my fire. Filosa, una capacidad de
abstracción notable, concretízame piedra con una sola mirada. Un salto en
los ojos. Con el salto en los ojos. Rocas rodar abajo, sólido y con gracia, tu
danza. Tu edad dorada con tormenta y melena negra, una ciudad que se
desertifica y las siete plagas. Cinco años y una lata de leche condensada.
Tomando por el pico. Succionando por el pico. Y te vas tirando esas
piedritas en el agua. Ternura viene de carne tierna, de ternero. Algo rosa,
algo tostado y lácteo.

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Esos panes dulces que arriba tienen esa cobertura tipo medialunas,
facturas, masitas, m, sí, esas son las sensaciones.

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Trigales mi pelo, semillas. Fecundada de la cabeza. Muy de la cabeza.


Crecimiento arborescente. Una neurona sola, de neón haciendo lo suyo.
Recibir y secretar electroquímica. Luz verde, a veces una trenza que se
deshace en las puntas cardinales y florecidas, cosas de la vida en la
intemperie. Entiendo los árboles como brotes, primero que nada. Brote tras
brote. Crece, se endurece y arboriza nudosa. No hay, otra manera. Hoja que
se parte engrosa su ser.

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Árboles cortados por el medio. Arbolvasectomía y las ramas 3D, las ramas
que salen de la hoja y avanzan, las ramas de lo que vendrá.

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Abrazada a su árbol una enredadera a la que ya nunca le faltará nada.


Arborizados en un árbol mixto, un nuevo ser. Por azar, pero interpreto el
azar; cada rama es un nudo, de cada nudo nace una rama.

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Estrella orgánica muererenace muererenace barro que se fecunda barro


que se deshace. Se fagocita mirándote. Abono de las fecundidades que
vendrán. Entonces te encuentra y despertás. Una vez cada cuatro años soy
un muerto que camina, al mes una planta tropical.

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Ya van a venir a verte. Ellos también son
curiosos

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De la niebla al acolchado, salir? de ahí? Hay afuera algo más que bichos en
la oscuridad?, yarara mojada de rocío durmiendo en mi vieja piel entre los
yuyerales. Lo frío o caliente de mi sangre, por suerte, ya no lo pienso
mucho. Una versión Barcena de la nada, aterciopelada y nubosa, aprendo a
respirar. Una muñeca articulada y pulmonar ampliada para las alturas.
Entonces obedezco, caigo maciza y me dejo esquilar mirando piedritas
blancas que brillan en el agua de correr traslucida.

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Contenta, las cosas se ven más blancas, suaves, luminosas. Celestiales


desde que me volví creyente. Se enoja y el clima ennegrece, una tormenta
concentrada y hace una noche turbia y violenta en pleno día. Diurno recibe
un baldazo de sombra. Mojada y en sueños tocándome con vos.

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Patty Diphusa: ya que no soy chino y mi talento es uno y no triple, he


decidido que la ley del deseo debía evitar la metáfora y hacer hincapié en la
transparencia. Aunque que describa una plantación de piedra, o
desarmadero de roca, como lo quieras ver. Patinado entre flujo y leche, sin
gravedad recibís las turbulencias que son piedras de aire y voz. La ley del
deseo este melodrama hiperrealista y carnoso en formato policial. Mojados
por un sudor de taxi a la madrugada en el verano madrileño (de: sin amor, la
vida no se llama vida) Y la piel brillante del conductor.

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En el cuadro ambiguo de un pintor expresionista una forma de aire se


materializa frente a un flujo de agua que se detiene. Perturba una mente
suave. Claro que tampoco hay cosa que se pueda explicar y bueno; así me
enamore.

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El palomo excitado consigo mismo. Inflado, tornasolado realgallizado las


plumas en eréctil y rastros de paloma que se le huelen en el aire.

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Todo el poder. Todo el poder de decirme lo mismo: que no. Lo ejerce dos de
tres, la tercera muere. Cree que sigue vivo, pero de lejos, se le nota. Pis en
la puerta de casa, el agua es diurética purgante y dormís. El que rechaza, el
que planea planea planea, se pierde un avión en nieblas. Va perdiendo
tierra creyendo que la encuentra. Encuentra Venus sin codificar que no
brinda tu canal. Un no que es un naufragio oceánico. Todo el poder de la
disolución por decreto y lo ejerce dos de tres. Hacer como que no me ves,
nada está bien. Siempre lo descubro justo, debo ser como un ángel de mi
guarda sin el menor poder. Hipnotizado en la disgregación que le toca de
paisaje.

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Mi primera impresión: filoso, vistoso una flecha entra a la carne. Pero que
ojos tan glandes. Agua congelada vuelve a su versión liquida. Al puro azar.
Ves mi derretirme helada de corrientes que pasaron en para mí solo deseo
piedras. Capas anexadas a este corazón frío. Cálculos de vesícula
oceánica. No despego la vista del calculador. Vísceras ralladas como chapa
de un auto con llavero. Un agujero negro que se da vuelta como una
capucha y te lo ponés para que llueva. Para protegerte de mojar a alguien.

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Decí que al menos me muevo rápido. Primer remolino y me enredo de solo


verlo. ¿Eso succiona? tan lindo, con esas estelas expandiéndose en el
agua. Imantada ingreso, entro más. El problema siempre me pareció
desesperarse por lo único. Contacto contacto como si no hubiera otra
palabra. Una programación de software. Pinto la intimidad donde no la había
y entonces hubo.

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-Quiero ser un río que no acabe en el mar, que tenga los días contados. Eso
me aliviaría mucho. Nada de mar y de disolución salada, dejame una
catarata hecha de lluvia destilada, ya sin microorganismos, bruta,
convencida. Y salta de la nube al vacío con sabor a sal. Y vos catarata sin
corales. Sin necesidad de ningún coral. Ruego, no se viva 12 mil años.

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atada a la silla enamordazada. Calibrando la mirada sucia, transpirada.


Famélica, habitada en la magnitud del avance de la orgánica reconstrucción
del hormiguero que se ve desde mi cautiverio.

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Bajo la lluvia caminando veloz con sombrero media ala. Chorreándole en los
hombros cosas fundamentales. Una mente pastoril cavilando sobre lo
mundano. Escribir enamorado es escribir tarado.

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Crack. Bifurca, trifurca. Un alambrado de púas, esquivando la yarará que


por ahí ni morderte quiera, solo tu compañía. Vértebras y animalitos que me
cruzan súbitamente iluminados por la luz de tus faroles iluminando el
camino. Cables pelados parasitados por arborescencias. Gomas
encendidas en filas dobles en la puerta del funcionario que si quisiera, lo
solucionaría. Eso se lo digo a dios.

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Me canso de vivir como pobre, comienzo a vivir como si no. Hormiga con
melena hecha un león. Trayendo la pelota para que me la vuelvas a tirar,
repitamos el juego hasta la noche. Cabalgar en pelo, ritmo condensada
forma de vibrar, como si no. Me elevo por el aire que es aguado y marino,
bordes turquesa. Una letra que fuera una gimnasia rítmica, una cinta.

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Todas las argucias. Mi nueva y radiante faz de piedra blanca. Sopa de


piedra cocinándose desde temprano. Pulido concentras y me juzgas con tu
parámetro. Haces de color, cuadraditos de la luz girando disco en mi
cabeza. Pensé que teníamos poderes. Ejercíamos la telekinesis, no tenía
duda era como volar dormida. Una cosa de la que te podría haber descripto
el cómo sin dificultad. Un metal que al ser atravesado por la luz de un tipo
de diamante, adquiere la propiedad de lo volátil, y el resto es neuroquímica.
Dos imanes magnetizados a una distancia que se acorta, no queda más que
quedar soldados. Condecorados, una chispa azul dentro del casco, que no
te permita dispararte. Solo esperar, cuerpo a tierra.

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Ser anfibio. Un café temprano y recargado. Me conforma, soportable. Que


se suspenda la neblina para disfrute nuestro. Entidad suficiente como para
ponerte nombres. Uno más exótico melódico que el otro. Mirarte decir papa
frita. Liquido, dice Belén que las mejores uvas crecen en suelos arenosos.
Te invito a mi jugo de uvas, este mecerse placido. Quizá prefiera la
trivialidad divina de un moverse con maletas, pero hoy no.

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Una avenida en rojos donde todo se va poniendo verde sin que nunca
nunca tengas que frenar. Hasta el siniestro, entonces comprendés que hubo
un exceso de fe. Un cachorrito blanco por su peso en sal, para que no
crezca. Para siempre un cachorro de ser. Una avenida en rojos donde todo
se va poniendo verde sin frenar, eso es cuando estas a tono. A tono con la
cosa.

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Cambié las sábanas, tiré perfume a los almohadones. Vela de siete colores.
Deje mi gato afuera que me miro con esos ojos húmedos. Recién bañada fui
hasta la puerta tres o cuatro veces imaginando el timbre. Pero se quiere
levantar temprano, le digo que me parece bien, corto y me desinflo para
después inflarme como un pez globo, enojadísimo. Si ahora cayera así de
improviso me caso. Por eso no creo que vaya a casarme. Desínflome volátil
a lo piñata en cámara lenta. Azul violento, instantáneo y definitivo. Una
fisonomía del aire. Olvidarme de comer y ahí podemos ver el ancla que
detiene el barco. Cuando acabes evitá dejar el forro al lado de la cama,
podría desnucarme de una cosa así.

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Como el remolino chupa (movimiento centrípeto hacía abajo. Independiente,


pudiente y con amor. Un té de 12 mil flores. Entra silbando a una masacre
personal de la cual, sale amándote. Completamente incapaz de lo natural
voy. Viscosa forma con una capacidad inusitada de doler, ondulando sus
extremidades sube la tensión, solo pueden morir de un accidente, así que
calcula.

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Hicimos fuego y ni siquiera nos encandilamos, pasábamos a otra cosa, todo


natural. Lo que pasa en los incendios acá no teniendo cuerpo de bombero,
es que se instalan criaderos. Un juego de mesa que termina en mansión o
bancarrota, la cual, sin embargo tiene ovejitas, árboles al rededor y una
dimensión más humana. Espantándome unos mosquitos descomunales. Ni
ríos quedan, todo es ceniza, productos de una pirotecnia de especie. Ruedo
a vos y la fricción nos enciende la boba piel y sábanas. Dinamita. Horas que
te fuiste y siento el retumbar. Explosiones de una playa cerebral. Llegan
destellos, lucecitas breves en la conducción acuática de mis ojos frente al
mar. Y así veo. Pelos de la luz y tu rostro sentado frente al mío opinando
sobre alguna cosa. Un año nuevo vestida de blanco brasilero estúpidamente
transparente y feliz.

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Hoy que soy de trapo viejo, tarro oxidado, piedra filosa que se quiebra,
sobra de río estancada, arcilla que no se modela, cáscara de zanahoria. La
balada de la dependencia sexual total. Chupo tu dedo si lo llevas a mi boca.
Rico tu dedo.

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La planta es tan grande que el planeta no la puede sostener. Esa es la


situación. Todo ramas, no hay entrañas, acá no las necesita nadie. Lo
absolutamente imprescindible es un relámpago que pause el agua tomando
su cauce natural. Una cabrita, camino focalizada en el presente y próximo
literal paso. Pensando en alguien chiquitito allá subiendo la montaña entre
la niebla.

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Con un animal ya podrías salvar el tema de la textura y el calor si lo que no


queres es relacionarte con humanos. Lo que por ahí te puede agotar es que
nunca hable.

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Mutando en algo gélido. De hielo y cubista. Si somos intercambiables, para


esta navidad pido .. no ser siempre la última en saberlo.

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Año nuevo, él acaba con el amor y yo bajo esta luz helada. Estrellas de
neón en un cielo de zona industrial. Ni la naturaleza me salva, apenas me
distrae. Cada tanto desenchufo el cartel de alguna de tus frases en mi
cabeza y los insectos se me alejan. Recuerdo de una noche arábica, el
firmamento artificial que nos cobijó. La maquina de hacer olas. Interno
Hospital del Quemado. Una animalito de luz tan tierno proyectamos en el
techo de la habitación, te hubieras muerto. Luminoso y manso.

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Mi mente, frecuente, caminando me descubro en monólogos para él


Mala & Durito, linda pareja.

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Lluvia de arena se mezcla en el yogurt,
paspados

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yo te diría cosas lindas (le toca la oreja, él maneja. Un copiloto siempre es


muy importante, pero hablando en tu retórica, digo que lo nuestro me
parece, conveniente.

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Pulpo, medusas de un tinto muscular. Animales extrañísimos del baldío que


suben por la noche hasta tu habitación en la claridad lunar forrados de la
sombra. Pausa, mi botón favorito. Cualquier industria es un éxito, pero en
este estanque de fitoplancton no me interesara nada que no sea respirar
oxígeno, huevos de microorganismos sanos con brillo perla en el pastizal.

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Postal de la zorra con la pata en la trampa. Anota desde el agujero: la mía


es una libertad plena. Argumentos y contrargumentos; ni loba ni leona, gato
montés, escribe todo terreno y la sirena espiando entre las hojas. No fue
cuando olí o cuando me acerqué, fue cuando entré, anota la zorra desde el
oscuro subterráneo de la trampa, bajo la única luz que ingresa, del mismo
agujero en la red de cañas rota por donde cayó.

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Libre para qué. Pata en la trampa. Veía juntarse vientos y el vacío eléctrico,
el cielo violetizándose, no sé cómo lo hice, llevo una nube negra de
fabricación casera. Niños en la pileta bajo la tormenta. No dijo que quisiera
una tormenta, y desmiente. Cada quien es responsable de por donde
camina si te va a caer un rayo, pero no del rayo. Cambie una por otras que
eran la misma pero rebajadas, todos una porquería, pero lo nuestra era
pura.

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Después volvió la calma y la destrozó como una porcelana china. Abre el


día polar y lo acaba norte, viento calido para la nochecita. Solo despierta en
el impacto de los accidentes. Pide que por favor no escriba obscenidades.
Saca la cáscara del chocolate y play. Entro al sueño y leo una incapacidad
congénita para tener una vida regular y debajo Destaco que ya no me
preocupan las mismas cosas anoto y descanso. Tengo una especie de furor
por el detalle.

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Como decir la manzana que pudre el cajón o lo transforma en otra cosa.


Nadie diría eso de una manzana que pudre el cajón. Jarrón de porcelana
china indignada. La zorra jugando, pata alrededor de la trampa, sin saber
sabiendo toca y esquiva ¿cuánto puede durar? Dejame que busque alguna
forma. Alguna donde corté una canción de imágenes. Veo una cabaña
tamizada por la resolana y la claridad, rodeándola el bosque. Después
figuras, gente que obstinadamente permanece desenfocada, pixelada como
rostro de menor en riesgo ante la ley. Ladrillos de color lo preservan de
cualquier exposición. En una pared rugosa, ladrillo visto y fosas, cráteres de
las explosiones en el muro que se reconstruye semanal.

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Hay personas más delineadas que otras. Esta, de las que se difuminan.
Áreas sobresaturadas en plena cara, lo demás barrido.. Enormes garabatos
le salían de la nuca mirando al sur. Huraño y extraño, el mamífero.

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Laberinto de espejos con salida rápida. Lo menos que se le puede pedir a


un laberinto de espejos es que tenga una salida rápida. Una secuencia
lindo-grotesco-galáctica de versiones de los mismos ojos. Primera explosión
cercana y de eso no queda nada. Una vibración hace caer los vidrios, se
sabe que si hay algo imposible de sostener es un vidrio. Camina, alterna,
salta de escombro en escombro, cristal y ceniza. Nace una flor de un tallo
verde oxigenante. Su travesía tuvo el efecto ensordecedor de avanzar
olímpico. Un garabato que camina y echa una sombra sólida.

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Un camino de yogurt con agujeros negros: la vida láctea. No hay fuego que
no desemboque en un pájaro polar. Escrito y kaboom. Inyecta latido a un
fósil que despierta. Una inyección de adrenalina para salir a buscar. De
nuevo. Una vida de perfeccionarte en la recepción de una descargue que no
mate. Ligeramente apático, aprendo lo que se me enseña. Todos los días
un poquito y en algún momento y en algún momento

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Llamado a la piel de serpiente, superficialidad programada estilo


Thundercats: proyecta una zorra al cielo de la noche. Te contaba, sin que de
contabilidad entienda nada. Sí mío, si tuya, qué tipo de preguntas son
esas?. Volví al futuro y era huérfano. Toda la literatura infantil hasta la fecha
explica algo como eso. No me lo hubiera imaginado. Uno no sabe lo que
sabe hasta que lo sabe sórdido. Auno le cae sórdido. Una roca desde el
puente cayendo en el río Grande, atraviesa la corriente en línea recta hacía
el fondo. Todo termina como sí terminara. No hay que ser muy bicho. Lo
que sucede es lo que conviene, dice mi tía. ¿Cómo puede todo convenirme?

(A Pilar Ortega)

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Superficialidad de órganos radiante reversible, toda rojita y nerviosa, pura


fibra muscular. Eso dice mi amiga Ceci que es el tango. Apenas un rastro de
sangre salpicando cuando das la vuelta. Sabanas peladas que se van
enrojeciendo de repetir cada noche lo mismo. Y los ojos se me estiran
alienígenas en ese gesto tan particular, sensualista para soportar. Veo el
camino doble línea amarilla brillando en mi luz baja, terminan las
intermitencias. Me disparo. Que inofensivos pensé, haciendo su naturaleza.
La única prueba que tiene que atravesar un durazno es la permanecer
frutilla, su gusto mas cruel.

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Pero luego te convidan otro y bueno, no sabes si lo vas a querer o no.

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Barro condensado, millones de años de férrea fe en un millón de polvos. Y


en cada grano grabados nos. Texturados vinimos a la vida, una textura para
la otra. Una especie de complementariedad de fibra. Un nylon que dijeron
podía resistirlo todo. Arcilla de los fondos, la misma corriente de ingenuidad
fecunda. Cabellos de alga sostenidos de la piedra en mitad de la corriente.
Un borde embellecido de pepitas reposan blancas hidratándose de agua
cristalina.

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Las piernas haciéndose nudo con otras piernas. Dormir trenzados y


amanecer en el cuerpo la conciencia de la trenza. Ese tipo de elasticidad
para llevar. Erguidos y lejanos continuar trenzados y que lluevan meteoritos.
Vos allá, yo acá.

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Trigueña piel de lagarto espera su chico lácteo. Mueren casi todas pero
algunas permanecen. Para recorrer el mismo camino una y otra vez. Un
paso intacto y la arborescencia sin eje de enredaderas. Red de
fosforescencias de tu centro en movimiento. Caprichos enquistados
ramifican y electrizan superficies de dolor que por miles producen sedación.

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A quién pudo ocurrírsele que comerse una manzana pudiera desatar una
fiera. Murmurando cosas al oído. Soñé que construía un muro en el frente
de mi casa y por falta de insumos, o de convicción mutaba en cerco de
leños largos, algo relativamente fácil de saltar. Pasaba baldíos y mi papá en
una habitación precaria cuidaba un fuego.

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Relámpago. Duele la mente. La fuerza se manifiesta con finura y


autodominio. Turbia y pulida atroz cascarita que sin embargo logra un aura
cristalina. Fuertes tensiones en la corteza terrestre generaron las fallas o
fracturas, que dieron tierra a nativos de pulmones grandes. Entonces te
estrecho la mano. Black mamba. Azabache, Relámpago nombre de caballo
negro por la noche que musculoso y brillante galopa en la luz blanca de la
luna llena. Una droga que primero produce euforia.

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Vidrio molido, con la gotita pedacito por pedacito, programa una paciencia
zen, para que después venga un martillo cualquiera. Reviví eso. Lo miro y
me ilumina la cara deslumbrada.

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Ventaja: un flash. Desventaja: esto. Otra locura del desierto: esta viendo
pasar un helicóptero persiguiendo una liebre. Las flechas no lo pueden
tocar. La cola del diablo es un corazón. Un corazón es una cabeza de pene.
El amor la carne roja. Me jacto de que nunca devuelvo el plato con sobra.
Cosecho lo que siembro. Voluptoboy. Me abría de los pies a la garganta.
Era un cierre reversible. Red hot chili pene. Toda la vida buscando la pura,
la más pura. No se bien de qué me quejo. De las desaparecidas, del
triangulo de la Bermuda. De la succión de un molusco pre-penetracional.

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Mamífera viendo pasar las anguilas que piensa va a digerir. Orgánica la


habitación del sexo, un cuerpo sumergible que no se eche a perder en la
primer inundación para la próxima vida. Corta el mamífero deviene anguila y
su pureza transmoral. La real penetración bárbara. Abierto el gajo de la
mandarina a la oxidación final. Come perlas, una a una.

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Vuelve del sol, el día, la intemperie y trenzado, con ruido de televisión y una
proyección a la pared que nos rebota cíclica variocolor. Veo su rostro
iluminarse. Ensayo formas de elasticidad no embasable.

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Ya se dijo toda mi opinión. Regla es que todo lo que cae adentro se


yoguriza. Sobre cómo se abre una lechería y se embotella para la venta
enlatados y embasados de la seducción industrial. Abrí la ventana para
ventilar la azúcar que te asfixia. Refrescate en el aire de la noche y aparecé.
De mamífero a comerciante lácteo adicto a ser pasteurizado, contaminado
de tanto en tanto. Una pelota de goma sacudida entre las seis caras de una
misma roca universal ¿Aprender qué?

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Hacé lo que sabés yo quiero verte y cantar alguien ha sido un despiadado.


Muela craquelada, demasiada hambre para que lo mejor sea comer. Un
milenio de rocas arrojadas a su espalda, finamente craterizada. Una década
de efectos después del gran golpe. Tormenta y atardece, se introduce
aguada en la noche fértil.

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Se rompe mi cabeza con la punta de la mesa al caérsete de las manos.


Descubro una cañería rota que se ve de ahí, a la altura del mosaico.
Descubro una cristalería escondida. Cada quiebre una recreación mutante.
Y así el mundo de las cosas, mudémonos a otro siglo queres?

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Frené con el hombro en el asfalto. Need a lover with a soul o al menos, una
capacidad notable de cicatrización. Aloe me. Pedaleante la espalda mojada
perpetua, el punto sería que aprenda. Orqueste el caos, respire en el vapor
de lava mojada.

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84

Que te sacaran el cuero cabelludo era eso, te volaban la tapa de los sesos
que girando como felino de pelo fino, con gran movimiento y brillo en su
caída al desierto, te dejaba un pensamiento único ante el que arrodillarte: un
trascender monoteísta. Y a qué le debo este turbio placer?. Trazo una lista
de acciones inútiles y las ejecuto una a una, literal literal regreso por los
medanos al sol de la tarde. Un pez aleteando en la alfombra y un pez sin
aletear en la alfombra. Gracias Bill.

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Exuberante el follaje del borde del volcán. Fundición de una nueva vía, río
de metales al rojo, luces altas después del cruce con otro conductor
apuesto.

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86

Fénix golpeándose con la ventana que nunca llegó a dejar abierta,


revoloteando en llamas de un sillón al otro. Una mañana de cenizas y
encierro. Y es porque siempre lo dejo entrar. ¿Cómo no? ¿Cómo no lo voy a
dejar entrar?. Nació, brilló, fosforeció, listo.

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