Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Blas Roldán
La rama del fresno en las manos de la druida
no hay velas bajo la lluvia frente a las bahías del asfalto, hay puertos
la druida desciende y dice
ve al martes como vas al fresno.
El anuncio del martes
el miércoles regreso a mí
con el papel flechado, con heridas
con vástagos, más allá de la vista
transgresora de horizontes y pájaros
blando el acero
que fraguó el fuego del volcán
mis ojos tienen una espera degollada
y el viento abandona su nido
el hambre del madero reclama su presa
rinde culto a la empuñadura sin gualda
no es descanso ni muerte
es el origen de la sangre en la palabra
la pérdida del bosque por el solo árbol
lugar donde nacen los cuervos
(soy de los que no derraman arena en el agua)
vengo
segando la vida
en busca de la sombra
guardados las palabras y el poema
cada paso lo pierdo en los claros
en la espesura de la lengua
a golpe seco
las palabras inútiles caen
duro tajo que avanza en círculo
la línea recta
son estrellas cerradas
el viento aúlla
el oso es una piedra enorme con garras
el águila sobrevuela, paloma pico corvo
desde la nube el arroyo murmura
escupo grillos
mis dedos dialogan en el río con canoas y rápidos
me acerco al fresno sin agua
comas enloquecidas al borde de la hoja
el ripio suelta su veneno azul
el gerundio devora acentos, da gritos en la maleza
la luna ha girado
las sombras del día son las de la noche
las del fresno brillan
el fresno espera
que las hojas de otoño
sean el nacimiento de mis nuevas palabras.
Porque la rama, porque las manos
el sabía de palabras
en mente del extraño
de imágenes frescas en la permisión del vidrio
aquel hombre
murió sin decirme
cómo arrancar el pedazo sangrante del fresno
se apagó su corazón mucho antes
que su cuerpo
Levanto mi hacha
y brota aire fresco
sin haber amputado rama
caen días de acero y sol, viruta estelar
una vuelta al mundo en mis dedos
encontraré versos
y días nuevos en la lluvia fría
La avenida y las sombras
el payaso inválido
mira en la plaza un camino para sus ojos
un jardín que cruza una parvada, rojo sol de fondo, ocaso
su habla sin fuerza para poner mañanas en sus recuerdos
en cuclillas
dedico un círculo de homenaje al piso cuadriculado
y rodeo la estela
una mirada inquisitiva brota de la sierpe
se me acercan, preguntan mis motivos
su pregunta a punto de ser parida
los dejo preguntarse dónde está la ranura
y la llave de una entrada al subsuelo
(túnel cristero a donde el sol no ha entrado
desde el año 29)
la tarde es un presagio
el sol en medio del arco a su izquierda la araña
a su derecha un papel que vuela
el cocimiento de las papas y el humo de los escapes ablandan sus rayos
cae el sol
los minutos son polvo
hubo un camino con todos los nombres
que muchos cargaron sin sentirlo
Forestas
frente a mí el parque
aquí corrí hace más de mil días
rodeado de frescura tengo la costumbre de hacer olvido
y dejar en los árboles promesa de regreso
busco el invernadero
donde crecen los bosques de otros bosques
el camión que me lleva suelta un vaho sulfuroso
veo imágenes,
el día y el mundo son lo mismo en la planicie africana de la ceiba y el antílope
la lluvia y el estío les cambia la mirada
asiento y salgo
aquí sólo es auténtica la sonrisa del delfín
en el juego mecánico
en el parque Alcalde el estanque opaco de heces
viejos decrépitos y emplumados
trouppe alrededor de un panfleto de la bella durmiente
busco el lugar
mitad llano foresta el resto, mestiza tendida
con aire de campo elíseo y calidez
chapoteos en la alberca
de agua apenas clara, su fondo es un misterio
¿cómo le hago
para estar frente al sol, guiándolo?
en el llano
soy el mezquite que la ciudad no quiere
y hacia esta loma viene llegando la ciudad
que no me quiere, árbol feo, rudo en el llano
mis parientes han muerto
ningún parque me ofrece asilo
moriré solo?
Pájaros
gorrioncillo
tu casa es el giro, curva de la luz
planeas más intrépido que la golondrina
burlas al halcón en el arco del patio
tu cuerpo zigzaguea
la rata que escudriña el meteoro en tu sangre
vive en un parpadeo infinito, la haces imaginar bajo la lluvia
tomas el grano, plantas la semilla
pero no desprecias los juegos del mosquito
lo engulles cuando te da la espalda al amanecer
en parvada eres un fogonazo de semillas naranja
el tintineo de monedas
nido de golondrinas adentro del camión
hace encoger y estirar sus pies
su sendero viaja encajonado, quiere salir
baja del arbusto de mil caras
entre brazos atados al pasamanos