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CIENCIAS DEL DESARROLLO

REVOLUCIÓN FEDERAL

Universitarios (a): FLORES TORRES IVER ELIAS , MENDOZA PILASI


MARIBEL,LAYME MACHACA GABY LIZETH

Carrera: CIENCIAS DEL DESARROLLO

Docente: ERNESTO HUGO RENGEL VEIZAGA

Materia: HISTORIA Y DESARROLLO DE LAS CULTURAS

Paralelo: PRIMERO A

Fecha: 22/03/2020
Ciento Veinte (120) años – 1899 – La
Revolución de Bolivia (La Guerra Federal)
El semanario argentino CARAS Y CARETAS, publicado el 28 de enero de 1899, muestra con el título "La

Revolución de Bolivia", la forma como se percibía en parte del continente, el conflicto interno que asoló a

nuestro país con el nombre de la Guerra Federal, resumiendo quizás en pocas líneas los antecedentes,

protagonistas y posible desenlace. Este hallazgo, hace pertinente aproximarnos a este enfrentamiento que

aún genera polémica a nivel interno por sus consecuencias y personajes.

Uno de los ejemplares del semanario argentino de actualidades de finales del Siglo XIX, denominado CARAS

Y CARETAS, de fecha 28 de enero de 1899, en su Número 17 del Año 2, que se encuentra en la Biblioteca
Nacional de Madrid, hace referencia en uno de sus artículos a nuestro país, con el título de "LA

REVOLUCIÓN DE BOLIVIA" que se transcribe a continuación:

Las incorregibles y más tenaces cuanto más viejas pretensiones de los habitantes de La Paz. La segunda

ciudad de Bolivia en el orden político y la primera en concepto de importancia, que quieren a todo trance

trasplantar a ese centro el gobierno central del país, cuy asiento legal, aunque no efectivo ha sido siempre la

histórica ciudad de Sucre, han recrudecido a tal punto, en estos últimos tiempos, que ahí tenemos a la vecina

república envuelta en los horrores de una guerra civil que amenaza ser tan larga como sangrienta.

Como capitán general de las fuerzas que rodean a los revolucionarios, encerrados en La Paz está el

Presidente de la República, Dr. Severo Fernández Alonso, hombre más bien de letras que de armas y a quien,

según se afirma, su espíritu conciliador, haciéndolo aparecer tal vez débil, lo ha llevado a ese conflicto. Si no

el alma de la revolución, el brazo fuerte por lo menos está encerrado en la personalidad del coronel José

Manuel Pando a cuya dirección está confiada la suerte del movimiento.

La Revolución o Guerra Federal enfrentó a dos regiones de Bolivia, el Norte contra el Sur, que se disputaban

a finales del siglo XIX, la preminencia y la hegemonía del país, tanto en el aspecto político como en el

económico. El Partido Constitucional o Conservador había detentado ininterrumpidamente el destino del país

desde 1884 (Los Demócratas de Gregorio Pacheco en sí eran conservadores de otra facción, frente a los

Constitucionales de Aniceto Arce y Mariano Baptista). Esta fue la época de los denominados “Patriarcas de la

Plata”, quienes tuvieron su fortaleza en los centros mineros de Huanchaca, Pulacayo, Portugalete, Guadalupe
primordialmente, siendo epicentros económicos que cobraban la forma de una colmena gigantesca, que

movía también el comercio, la industria y la agricultura alrededor de ellos.

Sin embargo, el declive económico originado por la baja del precio de la plata había generado la paulatina

decadencia de los denominados “Patriarcas” que se habían afincado en Sucre. Tanto Gregorio Pacheco como

Aniceto Arce salieron de sus presidencias con sus heredades notablemente disminuidas. El cambio

internacional al patrón oro, desplomó el precio de la plata hasta niveles paupérrimos. En lo político, el periplo

conservador siguió con Mariano Baptista, sin el mismo empuje de sus predecesores, acicateado por el

constante fantasma de la insurrección atizada por el Partido Liberal.

El péndulo empezó a virar hacia el Norte, hacia La Paz, región vinculada al activo comercio externo a través

del sur del Perú, emergiendo simultáneamente una nueva fuerza económica impulsada por la explotación del

estaño, cuyo precio se incrementaba en los mercados internacionales. Su baluarte y referente político era el

Partido Liberal, liderizado inicialmente por el Gral. Eliodoro Camacho quien había luchado infructuosamente

por llegar a la presidencia. El mencionado militar cansado de bregar inútilmente y habiendo perdido de nuevo

las elecciones en 1892 frente a los conservadores, finalmente se apartó, por lo que los liberales en su

convención partidaria eligieron a un nuevo líder, quien sería una de las figuras trascendentales de la Historia

de Bolivia: el Cnl. José Manuel Pando quien fue elegido candidato a la presidencia para hacer frente al Dr.

Severo Fernández Alonso por los constitucionales.

Fernández Alonso era un abogado chuquisaqueño, de apergaminada cuna, el único varón entre varias

hermanas, cuya vocación en un primer momento fue ser clérigo, sin embargo, pasados los años declinó vestir

hábito y estudió abogacía en la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca. Su carácter educado,

conciliador, cauto, apacible, era tomado por muchos de sus contemporáneos como signo de debilidad. No

obstante, tuvo éxito como abogado y fue propietario de minas, específicamente la de San José en Oruro, que

le rindió buenos dividendos y le proporcionó una holgada posición económica.


Frente a él se encontraba José Manuel Pando, nacido en Luribay, quien había cursado en su temprana

juventud la carrera de medicina, sin embargo, su verdadera vocación se encontraba en el ejército, siendo

particularmente hábil en el ámbito de la artillería, donde sus conocimientos descollaban por su estudio y

precisión. Pando llegó incluso a escribir manuales respecto al uso correcto de los cañones. Por las

innumerables revoluciones, rebeliones y reyertas que azotaron Bolivia, el joven militar ganó méritos, así como

sufrió persecución y destierro, ascendiendo lentamente en el escalafón militar, participando distinguidamente

en la Guerra del Pacífico, donde fue uno de los más destacados artilleros terrestres y navales. Peleó en la

Batalla del Alto de la Alianza, donde fue gravemente herido, un proyectil impactó en uno de sus brazos

fracturándolo y provocando la rotura de uno de los nervios principales, teniendo como consecuencia que

este quedara parcialmente inmovilizado.

Mientras en 1880, Pando luchaba en el desierto donde fue hecho prisionero, Fernández Alonso participaba

como convencional en la Asamblea que sancionó una Constitución que regiría el país por más de cincuenta

años, texto orientado al librecambio y al respeto irrestricto de la propiedad privada, enfrentando sórdidamente
a guerristas y pacifistas respecto a las consecuencias posteriores al conflicto. El abogado chuquisaqueño se

afilió militantemente a las filas conservadoras llegando a ser vicepresidente del país, esto explica que fuese

elegido como el candidato del Partido Constitucional para la justa electoral. En 1896 se convocó a elecciones,

Pando y Fernández Alonso se enfrentaron en las urnas, en una reñidísima contienda donde los

Conservadores nuevamente obtuvieron la victoria frente a los Liberales. Sin embargo, las circunstancias

hacían prever que este resultado no era una prenda de garantía para un periodo estable y pacífico.

El inevitable conflicto entre La Paz y Sucre, se avizoraba y el estallido vino con la promulgación el 31 de

octubre de 1898 de la Ley Radicatoria que determinaba que el Poder Ejecutivo debía quedarse permanente

en la ciudad de Sucre. En acaloradas sesiones donde el uso de la palabra se veía acicateado por la presencia

efervescente de los más connotados ciudadanos de Sucre y por una prensa que por ambos bandos, encendía

aún más la animadversión entre las partes con los epítetos más sañudos e insultantes, simplemente

prepararon el camino al enfrentamiento. En vista a la promulgación de la norma objetada, los representantes

paceños se retiraron alegando haber sido ultrajados, proclamándose por consiguiente la Junta Federal el 12

de diciembre de 1898 en La Paz. Tanto Pando como Fernández Alonso intercambian en una serie de cartas y

organizaban reuniones, donde el militar hábilmente parece jugar al entendimiento y al diálogo mientras en

forma simultánea en La Paz las fuerzas liberales se organizan, acantonan y se preparan para la batalla.

Téngase presente que paradójicamente Pando fue elegido representante por Chuquisaca y votó a favor de la

Ley Radicatoria.

Después de sentidas y premonitorias despedidas y desfiles en Sucre, Fernández Alonso dirigió a las huestes

del Sur hacia el altiplano, auxiliado por militares veteranos del Pacífico como Melitón Sanjinés que tendría un

final trágico, sin embargo, al frente tenían a Pando quien era no sólo hábil en la política o la artillería, era

talentoso para la organización logística, con un aditamento especial, el convencimiento de tener a los aimaras

del altiplano andino de su lado, mismos que se encontraban liderados por Pablo Zarate Willca, quien estaba

en continuo contacto con él. También un factor determinante fue la intermediación de su esposa Carmen

Guarachi, quien tenía un alto ascendiente sobre las comunidades indígenas al ser descendiente de caciques

con propiedades en Luribay, teniendo influencias que conectaban desde el Rio Desaguadero, enlazándose

con las provincias Pacajes, Loayza e Inquisivi.

El desarrollo de los acontecimientos tuvo su inicio en Oruro donde llegaron las tropas constitucionales para

concentrarse, para una posterior marcha hacia La Paz, sin embargo, la falta de cohesión de los

conservadores hizo que las fuerzas del sur se encontrasen desorganizadas y carentes de avituallamiento
adecuado, por lo que debieron buscar enseres básicos, comida, agua y forraje para sus cabalgaduras donde

pudiesen. Eso llevó, a que se realizaran requisas y saqueos que generaron resistencia y hostilidad a los

conservadores. Un nombre se encuentra en particular vinculado a la tragedia y es el símbolo del mal augurio

que vendría a continuación, el denominado Escuadrón Sucre, conformado por civiles inexpertos que se

enlistaron por la emoción del momento y empujados por el entusiasmo regional, mismos que comprendieron

muy tarde, que un conflicto bélico no era un paseo dominical. Al quedarse sin vituallas, ingresaron

violentamente a la población de Coro Coro en busca de pertrechos, encontrando una lógica resistencia local,

misma que fue respondida con fuego cruzado, abatiendo a indígenas y lugareños, generando odio entre los

pobladores quienes empezaron a cercar el pueblo para ajusticiar a los invasores, mismos que contaban, dicho

sea de paso, con municiones contadas, abriéndose paso en desbandada.

Posteriormente vino la denominada Batalla del Primer Crucero en el cruce denominado Cosmini, que más que

una batalla, fue un tiroteo que devino en la explosión de una carreta de municiones, más precisamente un

furgón, que produjo una retirada desordenada de los conservadores, que pretendían tomar y bombardear La

Paz, quienes se encontraban hostigados por el fuego liberal y las avanzadas indígenas desde los cerros

colindantes, las que agotaban a la maltrecha tropa, haciendo que el repliegue fuese tan anárquico como

desprolijo hacia Oruro, no se reparó en dejar en la zaga material bélico y a los heridos a su suerte.

Es en este momento en el que el 24 de enero de 1899, se produjo uno de los hechos más abominables de los

que se tenga recuerdo, los heridos y rezagados de las tropas constitucionales, entre los que se encontraba

Melitón Sanjinés y restos de Escuadrón Sucre, fueron brutalmente masacrados en el templo de Ayo Ayo. Las

huestes indígenas entraron a tropel en la población, cercando la iglesia y sacrificando a las víctimas de las

formas más atroces y abominables que puedan imaginarse, influidas por el alcohol y la barbarie. Pero este no

fue el único escenario en el que se vivió un hecho de terror de estas características tan crueles y salvajes,

más tarde las propias tropas liberales fueron masacradas en la población de Mohoza donde los indígenas

lograron desarmar a los combatientes, sacrificando a las desgraciadas víctimas en una orgia de sangre y

muerte.

Queda en la incógnita hasta el día de hoy: ¿Quién ordenó o instigó estos ataques?: ¿Fue Pablo Zarate

Willca? ¿Fue el resultado de los acontecimientos y de centurias de opresión y explotación que buscó una

válvula de escape brutal? ¿O era el preludio para un gran levantamiento indígena que tenía como objetivo la

emancipación definitiva y el exterminio de blancos y mestizos?


La habilidad de Pando y la pusilanimidad de Fernández Alonso, hicieron que después de infructuosas

tentativas de apaciguamiento y la fallida toma de Cochabamba por parte de los conservadores, el encuentro

definitivo se produjese el 10 de abril de 1899, en el cruce de Paria o Segundo Crucero cerca de Oruro, donde

las tropas liberales debidamente organizadas y mandadas, se impusieron a las tropas constitucionales cuyo

desplome partió del desánimo de sus fuerzas, la deficiente conducción militar de Julián María López que

conllevó al desorden de sus elementos y por ende a la derrota. El número de combatientes de ambos bandos

sumo cuatro mil hombres de los cuales casi mil cayeron en combate o fueron heridos.

El ingreso triunfante de las tropas liberales pero más que nada de la muchedumbre indígena a Oruro, hizo que

los ocasionales enemigos tendiesen puentes de paz para socavar cualquier intentona de sublevación que

parecía estar destinada a un levantamiento nacional, con consecuencias inciertas. Pando tenía como objetivo

apaciguar al país y más que nada desactivar la posibilidad de conflicto encabezado por Zarate Willca. El

triunfo parece frágil si no se deshacen del líder indígena.

Posteriormente la Convención reunida en Oruro, ahora dominada por los Liberales, decide finalmente

refrendar la Constitución de 1880 y designar formalmente al ya Gral. Pando como Presidente Constitucional

de Bolivia, con el matiz que ahora las decisiones políticas y legislativas se adoptarían desde La Paz, la nueva

Sede de Gobierno hasta nuestros días. El federalismo será archivado.


Severo Fernández Alonso, conociendo la derrota, pausadamente abordó un ferrocarril en un elegante coche

para dirigirse hacia Antofagasta, desde allí siguió manejando sus negocios mineros. Volvió a la arena pública

en 1920, paradójicamente, como miembro del Partido Republicano, fundado por su antagonista, José Manuel

Pando, llegando a ser Canciller de Bautista Saavedra. Murió en 1925. Aún, sin embargo, se recuerda lo que el

prohombre del conservadurismo boliviano, Aniceto Arce, exclamaba airado en detrimento del derrocado

gobernante, al enterarse de la derrota de las tropas constitucionales: “Faltó el hombre!!”

José Manuel Pando es una figura excluyente de Bolivia en todos los aspectos, ungido presidente no dudó en

dejar de lado el ideario federal para continuar con el estado unitario. El denominado “silencioso manco del

Pacífico”, por su parca y secante conversación, tuvo que soportar en su periodo de gobierno, una revolución

separatista en el Acre y un conflicto internacional con Brasil por el mismo territorio, siendo simultáneamente

baluarte defensor y explorador del territorio nacional. Fundador del Partido Republicano, su propia muerte en

1917 es un hecho de extraordinaria repercusión histórica que no ha sido totalmente esclarecido.


Pablo Zarate Willca es un personaje controversial y enigmático, que debe ser estudiado con una visión

imparcial ajena a los estímulos o preconceptos que puedan generarse en su favor o en su contra.

Evidentemente fue un hábil líder que pudo cohesionar a los indígenas en busca de reivindicar sus Derechos,

pero que no logró doblegar los acuerdos soterrados de liberales y conservadores para preservar sus intereses

ante una sublevación que más que política se hubiese convertido en un intento emancipador para devenir en

un estado indígena, algo que resultaba en ese entonces, extraño, subversivo y peligroso. Los hechos de Ayo

Ayo y Mohoza nunca fueron aclarados en cuanto a su autoría e instigación. El temible Willca fue ajusticiado y

muerto por la espalda en 1903, para apagar momentáneamente, por un tiempo, los clamores terrígenos que

aún no habían dicho su última palabra.

Paradójicamente, debía encontrarse en este grupo de

personajes claves Carmen Guarachi de Pando, en su

papel de articuladora y pieza fundamental para lograr la

victoria liberal obteniendo la alianza de los indígenas.

Su figura se desvaneció detrás del mandatario liberal.

Han transcurrido ciento veinte años y este conflicto aún

promueve el debate y el estudio dentro de nuestro país

y su repercusión incluso ahora, se hace evidente en el

hallazgo de esta sencilla reseña en una vieja revista

publicada en Buenos Aires y que se encuentra

resguardada en el silencio de una biblioteca lejana.


Información bibliográfica
Título La Revolución Federal de 1898-99: su cruento
desenlace y la frustración ideológica
Autores Carlos Ponce Sanginés, Ana María Montaño Durán
Editor Librería Editorial "Juventud,", 1999

Título Economía y Poder


Autor Carmen Dunia Sandoval Arenas, Ada Vania Sandoval,
Marco Antonio Del Rio, Franz Sandoval, Carlos Mertens,
Claudia Parada
Editor CEDURE

TITULO Revolución Triunfante

AUTOR Guillermo Rubio Navarrete

EDITOR Libros en Red

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