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SEGUNDO PARCIAL
i) Sinopsis
ii) Analizar la película empleando conceptos y autores trabajados en el módulo 4
sobre revolución industrial, el industrialismo, condiciones de vida y de trabajo, sistema fabril, explotación
infantil, ley de pobres.
iii) Identificar los aspectos que se consideren actualmente superados, y los aspectos que se
consideren vigentes en la realidad social contemporánea.
Grupo de trabajo
Agustina Cabral C.I. 5.208.053-9
“…Un fantasma recorre Europa.” (1) en el siglo XIX advirtiendo el progresivo avance del
socialismo abonado por las nefastas consecuencias sociales de la escalada capitalista.
“Pero allí abajo también crecían los hombres, un ejército oscuro y vengador, que germinaba
lentamente para quien sabe qué futuras cosechas” (….) termina Emile Zola su relato en 1848. (3)
El fenómeno a la explotación infantil, de género (la condición de la mujer no solo obrera sino
su valor social), la caducidad prematura de los trabajadores por temas sanitarios, la intransigencia de
clase empleadora ante los reclamos de mejora de condiciones y salario, etc. También la obra dibuja
En este caso lo esencial no es invisible a los ojos. Claramente el perfil central de las
actividades en la película es el trabajo manual (si bien toda actividad, por lógica, tiene una cuota de
intelectualidad en virtud de que visualiza a priori resultados en el plan mental del ejecutante). A tal
punto es manual que no requiere tanta calificación, habilitando a los niños a ejecutarlas. Sobre ese
tema nos gustaría ampliar unas líneas.
Los niños que vemos en varias escenas, están descentrados de cualquier sistema educativo
formal. Su función es ser un elemento más de generación de ingresos al hogar desde temprana edad.
Algunos nefastos discursos de época consagraban que la educación del pobre debe ser funcional a su
futuro como tal y la del rico otro tanto. (7) Amputa de esta manera cualquier idea de tener un destino
que no fuera el manifiesto por su clase. En algunos países estos niños se preparaban prontamente para
las tareas que deberían cumplir luego (workhouses). Sus dimensiones físicas eran particularmente
útiles para algunas funciones del industrialismo aun a costa mutilaciones o la vida misma.
El factor trabajo es determinante para el desarrollo de esta sociedad que excede al ejecutante y
genera productos con valor ulterior para terceros transitivamente, en este caso el insumo del carbón. Y
para ese desarrollo colectivo el ser humano hace una inversión: de insumos físicos pero también de
una motivación en base a su rol y valores socio-morales.
Estos seres humanos afrontan la lucha contra la naturaleza en crudo (precaria, pero
tecnológicamente armados) y aquella al ser intervenida se “defiende” y “modifica” al mismo hombre,
(filosóficamente recordando a Friedmann) (5). En el film estudiado esta “modificación” está muy
simbolizada en los efectos del trabajo causados en el personaje “Buena muerte”.
En la obra de Arendt de 1961 (“La condición humana”) hay una disociación interesante de
matices en cuanto a la actividad humana “del hacer”. Concibe las actividades laboriosas y las distancia
del trabajo del tipo analizado en la película. Y esto nos interesa pues asigna a este último concepto la
pena y la desgracia humana. Y vaya si en la obra de Zola hay pena y desgracia asociada al trabajo.
Lo cierto es que la creación de valor de una actividad tiene una cuota de dolor y sacrificio
inherente, pues “no hay capitalismo sin lágrimas” (4). La misma autora recuerda que el trabajo en la
antigüedad helénica era reservado a los esclavos (“ocupaciones de naturaleza servil”). Siglos después
en la Renum Novarum, León XIII reconocía que unos pocos titulares del capital someten a la masa
proletaria a condiciones de vida equiparables a la del esclavo.
En las palabras de Haya de la Torre recordamos algunas escenas en las que hay quienes” viven
de su trabajo y quienes viven del trabajo ajeno” (5) dejando al dudoso juicio de la conciencia el papel
que juegan en la sociedad. En la película vemos una característica del industrialismo donde el
trabajador ejerce intuitu personae su rol sin embargo los empleadores de sociedades son representados
por terceros y nunca están presentes en forma directa.
Es necesario en este punto no olvidar el rol sustantivo en lo social de la mujer. La que ayuda a
nacer, la que ayuda a vivir, la que ayuda a morir. Guardiana del hogar, la labor en cuidados
(culturalmente asignada al sexo femenino por defecto) no la exoneraba de su papel activo en las
labores más duras de la industria en el sentido más amplio del término. Nunca suficientemente
cotizada es sin duda quien lleva adelante la sociedad desde siempre. Factor de generación de prole, no
solo como algo propio sino como futuros generadores de ingresos para el hogar.
La miseria que vemos sumida la clase trabajadora industrial no dista mucho de la vida de los
campesinos feudales. Trabajos pesados a cambio de sustentos al límite de lo básico. Generación de
recursos propios pero sobre todo generación de riqueza para el empleador. Esa riqueza que en la
visión capitalista era sinónimo de éxito.
Esto como contraparte de jornadas de trabajo muy distantes de las que Tomas Moro concibió
en “Utopía”. Las jornadas en esta etapa del industrialismo estaban entre 10 y 16 horas para todo
operario. Esto sin perjuicio del elemento “riesgo” siempre presente, elemento de incertidumbre y
angustia por sus consecuencias, nunca abordado por los empleadores en justa medida y espada de
Damocles permanente para cada obrero.
Los avances, a pasos de paloma, de las clases más pauperizadas fueron pagados por altos
precios en vidas e incesante sacrificio.
En los tiempos que corren hay sin duda aspectos del pasado que están ampliamente superados,
sin perjuicio de ellos, hay otros nos interpelan como civilización.
Lo que no ha cambiado es que las relaciones industriales (y más genéricamente laborales) sean
un ámbito de alto voltaje emocional y tensión subyacente. Esa polarización, si bien atenuada en
realidades de otras culturas, al final del día es el perfil de la interacción de partes en la órbita del
trabajo asalariado.
Esta posibilidad de agruparse para la lucha por intereses comunes y el hecho de que existe una
contraparte, ha generado en las sociedades la necesidad de una normativa jurídica cada vez más
afinada respecto al trabajo. Hoy más que antes asistimos al tutelaje sistemático del orden jurídico
domestico enriquecido jerárquicamente con el bloque de constitucionalidad. Las normas
internacionales toman rango constitucional y se consolidan en los estados como garantía de derechos.
En cuanto a la dicotomía de trabajo manual contra intelectual, esta figura se ha ido difuminando
respecto a los criterios de antaño. Hoy el capital cognitivo, intelectual adquiere con las nuevas formas
de organización del trabajo papel sustantivo. Lejos de ser símbolo de ocio es símbolo de especificidad
El largo derrotero desde el Medioevo, pasando por la “ley de pobres isabelina”, en la acción de
asistir al que menos tiene y la consolidación de sistemas de seguridad social (con participación de
todos los actores sociales) es hoy realidad. Los sistemas de asistencia que nacieron polarizados en las
parroquias se han establecido y desarrollado, con distintos criterios de acuerdo a las regiones y países,
para dar un amparo institucional a las personas en todas sus etapas de la vida, no solo la laboral. La
protección de la Seguridad Social frente a los riesgos del trabajo ha evolucionado hacia un principio de
universalidad subjetiva con un dominio mucho más amplio que el que vemos en las épocas de la
película abarcativo de toda la colectividad social.
El papel de la formación desde aquellos workhouses, pasando por las escuelas industriales y
llegando a los contemporáneos institutos de formación ha ganado en humanidad y potencial. El hecho
de prepararse en oficios no es visto hoy como desmerecido en contraste con las carreras profesionales.
Se van fusionando las fuentes de capacitación pues cada vez más especificidad es requerida para jugar
un papel exitoso en el mercado de empleo. El ser formado puede ser pasaporte, a diferencia de antes,
para una elevación de la condición social. El niño pobre condenado a convertirse en aprendiz, obrero
perpetuo, hoy puede aspirar a un futuro más promisorio mediante el trabajo.
Un concepto que hemos logrado superar es aquel del “trabajo como mercancía”. Se recoge ese
espíritu en la Parte XIII del Tratado de Versalles y luego en la Declaración de Filadelfia de 1944. (8)
Finalmente decir que el mundo del trabajo ha evolucionado sustancialmente de la mano de OIT
en todos sus aspectos, los que en un renovado compromiso global se recogen en la Declaración de los
100 años de OIT (12)
Desde aquel abordaje de grupos reclamantes en la casa del administrador de la mina, hasta los
ámbitos de dialogo, hemos consolidado un razonable y nunca perfecto avance como civilización.
donde-el-silencio-de-dios-es
https://freeditorial.com/es/books/germinal--3
por-conrado.html
7) ISAAC WATTS, "An essay towards the encouragement of Charity Schools (1728).
https://www.ilo.org/ilc/ILCSessions/108/reports/texts-adopted/WCMS_711699/lang--es/index.htm