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Licenciatura en nutrición
6to. Semestre
R. Sí es muy importante debido a que el cambio climático es una realidad que afecta a
todos los ámbitos de nuestra vida, entre ellos a la alimentación y viceversa. Esta variación
de las temperaturas tiene un impacto negativo en campos y huertos de todo el mundo y
obliga a los agricultores a tomar medidas drásticas y costosas para enfrentarse a las sequías,
las altas temperaturas y las heladas (zonas frías). Tal como lo menciona Tárraga, Y. (2016)
“el cambio climático (variación global del clima) afecta negativamente a la agricultura y la
agricultura contribuye al cambio climático: una relación bidireccional a la que deberíamos
temer” (pág.1) (Figura I).
Desde el punto de vista de Maleta, H. (2011) “muchos de los problemas ecológicos más
importantes se asocian directamente a las prácticas vigentes de producción agrícola como la
reducción en la diversidad genética, la erosión del suelo, la salinización del suelo por
irrigación, la desertificación, el uso excesivo de fertilizantes o la deforestación y la pérdida
de hábitats” (pág.120). Por último, se puede recalcar que las consecuencias del cambio
climático están afectando a los cultivos y los alimentos que consumimos y esto repercute
directamente en nuestra alimentación y en consecuencia afecta nuestra salud (Figura III).
R. Las posibles soluciones empiezan en el día a día de cada uno y acaban por implantar
políticas pública alimentarias o modificar las existentes para que sean totalmente empáticos
con las personas y con el medio ambiente. Es posible un consumo de alimentos diferente al
asentado en nuestras sociedades. Para constuir un sistema alimentario más sostenible se
puede primero empezar en consultar los ingredientes de los productos que vamos a
comprar, si disponen de ecoetiquetas, indagar sobre las marcas, compararlos con otros o
dejar de consumir (o al menos reducir) alimentos insostenibles y desde mi profesión, al
momento de realizar la dieta de los pacientes, seleccionar aquellos alimentos cuyo impacto
ambiental sea mínimo o sí es necesario agregar un alimento que genere más emisiones de
carbono es necesario ajustar su frecuencia de consumo que no impacte tan drasticamente a
la problemática. Por último, cada vez tenemos mejor acceso a los productos ecológicos,
pero aún necesitamos que aumente la demanda para que los precios se estandaricen y para
que podamos encontrar estos alimentos en cualquier supermercado.
Tárraga, Y. (2016). El cambio climático y los alimentos: una relación de ida y vuelta.
Recuperado de https://www.vidasostenible.org/el-cambio-climatico-y-los-alimentos-una-
relacion-de-ida-y-vuelta/
Por una parte, se ha localizado el gen asociado a la obesidad , por otra parte, se han
promovido estilos de vida saludables y establecido medidas preventivas. En contraste con
algunas iniciativas gubernamentales, como la cruzada nacional contra el hambre, México es
el país con más personas obesas en el mundo, el 70% de los mexicanos padece sobrepeso y
una tercera parte sufre obesidad. Tomando en cuenta la magnitud, el ritmo de crecimiento y
las presiones que la obesidad y las ECNT ejercen sobre el Sistema Nacional de Salud, en el
2013 se publicó la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la
Obesidad y la Diabetes fue con el propósito de que la ciudadanía y su entorno interactuaran
en congruencia con la cultura de la prevención y protección frente a riesgos sanitarios, así
como lograr el reconocimiento de los determinantes sociales de la salud y la contención de
factores que definen y distribuyen socialmente la carga social y económica de las
enfermedades relacionadas con los estilos de vida no saludables.
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE),21 una
persona con sobrepeso gasta 25% más en servicios de salud, gana 18% menos que el resto
de la población sana y presenta ausentismo laboral, en dicho documento se reconoce una
transición nutricional con una tendencia al estilo occidental de la dieta. Ante dicha situación
surge la iniciativa del Código de Autorregulación de Publicidad de Alimentos y Bebidas No
Alcohólicas dirigida al Público Infantil (Código PABI), con la finalidad de promover la
realización y emisión de publicidad de alimentos y bebidas no alcohólicas dirigida al
público infantil de manera responsable en materia de salud, protección al consumidor y
orientación alimentaria. Al respecto, con la finalidad de normalizar los establecimientos
para el expendio y distribución de alimentos y bebidas para el consumo de la población
escolar en los planteles de educación primaria, se estableció el Acuerdo Nacional para la
Salud Alimentaria, Estrategia contra el Sobrepeso y la Obesidad (ANSA).
Referencia bibliográfica:
Rodríguez, A. & Casas, D. (2018). Determinantes sociales de la obesidad en México.
Revista de Enfermería del Instituto Mexicano del Seguro Social, 26(4), 281-290.
Recuperado de https://www.medigraphic.com/pdfs/enfermeriaimss/eim-2018/eim184h.pdf
Dado que el número de personas con malnutrición asciende a 3000 millones en todo el
mundo y contamos con un sistema de producción de alimentos que daña al planeta, la
publicación del Informe de la Comisión EAT-Lancet sobre dietas saludables a partir de
sistemas alimentarios sostenibles no podría haber sido más oportuna. La buena noticia es
que la transformación de los hábitos alimentarios mundiales, la mejora de los sistemas de
producción de alimentos y la reducción de los desperdicios alimentarios pueden permitir
que una población de 10 000 millones de personas lleve una dieta saludable y sostenible
para 2050.
Resultados:
En el informe se describe lo que constituye una dieta sostenible: una dieta principalmente
integrada por alimentos de origen vegetal con bajas cantidades de alimentos de origen
animal, cereales refinados, alimentos sumamente procesados o azúcares añadidos. Para
lograr este objetivo, será preciso reducir el consumo mundial de alimentos, como las carnes
rojas y el azúcar, en un 50 % y duplicar la ingesta de frutos secos, frutas, verduras y
legumbres. Los rangos de consumo en la tabla de arriba pretenden representar las
variaciones en los tipos de alimentos, los sistemas agrícolas, las tradiciones culturales y las
preferencias alimentarias individuales, es decir, dietas vegetarianas o veganas (Figura I).
Si bien se trazaron como objetivos mundiales, estos objetivos científicos puede que varíen
en el plano local a modo de representar los hábitos alimentarios, los sistemas de producción
de alimentos y la generación de desperdicios de cada país.. En este sentido, en los países
se deberán aplicar una medida distinta para crear una dieta saludable a partir de sistemas de
producción de alimentos sostenibles.
En lo que respecta a la nutrición, el patrón alimentario especificado aumentaría el consumo
de la mayoría de los nutrientes y micronutrientes. Al mismo tiempo, este sistema de
producción de alimentos a favor de una dieta saludable puede darse dentro de límites
planetarios en lo que respecta al uso de la tierra, los nutrientes, el agua dulce, la pérdida de
la biodiversidad y el cambio climático y se puede intensificar de manera sostenible para
alimentar a la creciente población mundial (Figura II).
Referencia bibliográfica:
Comisión EAT-Lancet. Informe Resumido de la Comisión EAT-Lancet. Dietas Saludables
a partir de Sistemas Alimentarios Sostenibles. Recuperado de
https://scalingupnutrition.org/es/news/informe-alimentos-en-el-antropoceno-la-comision-
eat-lancet-sobre-dietas-saludables-a-partir-de-sistemas-alimentarios-sostenibles/
c) Semillas ricas en proteínas, algunas son leguminosas como los frijoles y habas, y
otras oleaginosas como la pepita de calabaza, la chía, el amaranto, el cacahuate y el
piñón.
d) Frutos dulces como la guanábana, tuna, papaya, zapote negro, chicozapote, mamey,
guayaba, tejocote, capulín, piña, anona, xoconoxtle, chirimolla, nance, ciruela
amarilla y pitahaya
e) Aguacate.
f) Cereales integrales que en México está representado principalmente por el maíz.
k) Lácteos (quesos).
n) Carne roja.
Prejuicios culturales alrededor de la dieta de la milpa.
El consumo de los elementos de la dieta de la milpa, al igual que el del pulque, fue relegado
a los indígenas y a los pobres, por los intereses de los productores de carnes, hortalizas y
monocultivos, de manera que se asoció su consumo a los pobres. Todavía existe la creencia
de que esta alimentación favorece la desnutrición, asociándolo al estado económico y
nutricional de las comunidades rurales e indígenas, como si esta dieta fuera la fuente de esta
situación. Ahora se conoce que es la disponibilidad de los alimentos de la milpa en la
cantidad que se requiere y no su uso de manera abstracto, lo que favorece la situación de
mala alimentación de los pobladores del campo.
Disponibilidad originada primero por la escasa cantidad de tierra que ahora tienen los
campesinos para dedicar a la milpa como fuente de autoconsumo. En muchos casos se se
orientan a monocultivos para el mercado, descuidando la producción de alimentos que les
proporciona su autosustento. Esto influye en su depauperización en conjunto con otros
elementos.
Hoy es necesario, más que nunca, trabajar en equipos interdisciplinarios problemas que son
de suyo complejos y que tienen múltiples aristas, como el de la obesidad. Ante semejantes
problemas se necesitan equipos capaces de poder trabajar coordinados desde el
levantamiento de datos al levantamiento de conceptos que nos permitan poder llegar
efectivamente a soluciones reales. Pero todo esto puede perderse en el desierto de la
indiferencia si no logramos comprometer a cada uno de nosotros en el problema, pues de
esta forma nosotros mismos nos veremos como “obesos” que necesitamos decir ¡no! a las
políticas públicas ancladas en motivaciones capitalistas de ciertos holdings que han
capturado a la democracia en estas últimas décadas, no solamente en Chile, sino en el
mundo entero.
Referencia bibliográfica:
Espinoza, R., Moreno, A., & Gómez, F. (2019). El problema de la obesidad en tiempos de
capitalismo tardío: de la economía neoliberal a las políticas públicas colaborativas basadas
en el buen vivir. Revista Saúde e Sociedade São Paulo, 28(2), 239-248. Recuperado de
http://www.scielo.br/pdf/sausoc/v28n2/1984-0470-sausoc-28-02-239.pdf