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Control de Lectura N°2: Mazzoleni, G (2010) Cap.

2 Sistema Político y Medios de


Comunicación.

Por Paz Calquín Burgos

a) Resumen

Gianpietro Mazzoleni en el segundo capítulo de su texto La comunicación política aborda


la comunicación política según diversos actores, entre ellos varios tipos de agentes políticos
de la democracia y tipos de medios de comunicación, dejando a un lado al tercer actor: el
ciudadano elector pues:

“el intercambio entre los tres actores esta desequilibrado a favor de la interacción de los dos
primeros – el sistema político y los medios -, mientras que el tercer actor, el público de los
ciudadanos, se ve relegado a desempeñar a un papel residual (…) el ciudadano es más un
espectador que un actor de la comunicación política” (Mazzoleni, 2010:51).

Esta relación interdependiente que tienen los medios y la política ha provocado que los
primeros se consideren un nuevo poder que articula el espacio público junto con el poder
ejecutivo, el legislativo y el judicial; un poder que se ha ido gestando y ganando fuerza con
la mediatización de la política y el avance de las tecnologías, un poder industrializado que
transformó la política y que “reclama reconocimiento, comprensión y escucha” (Mazzoleni,
2010:89).

El autor destaca el carácter central de los medios, que es exclusivo de la época y de la


sociedad de masas ya que los medios conquistaron la política sin necesidad de campañas,
difundiéndose con éxito como el agente de sociabilización más importante de la esfera
pública. Sin embargo, se recalca que los medios no solo cumplen el rol de intermediarios,
sino que también son un emisor, pues cada medio puede censurar o no mensajes a su
conveniencia editorial, política o económica; así como también transformar y editar la
información o negociar con otros poderes la agenda noticiosa según sus necesidades.

Si bien desde un principio el papel de los medios de comunicación tenía un compromiso


cívico y de responsabilidad social más allá de los objetivos editoriales o comerciales, en la
actualidad esto no es así con el creciente “mercado de las ideas” (Mazzoleni, 2010: 78) y el
periodismo sensacionalista, fenómenos reflejados tanto en la prensa como en la televisión,
quienes tienen la “libertad de reflejar solo algunas opiniones y ser portavoz de algunos
intereses económicos, sociales o políticos, ya que se regula únicamente por las rígidas leyes
del mercado y por las más volátiles de la adhesión política e ideológica” (Mazzoleni, 2010:
43), intereses que gesticulan una industria del imaginario público, que construye un relato
en base a la conveniencia de los medios, la política y sus negociaciones, con consecuencias
en la vida cotidiana y política de los ciudadanos electores que confían en la información
entregada por estos agentes.

b) Opinión

Personalmente, me resulta peligroso el desplazamiento del rol inicial que tenían los medios
de comunicación en las sociedades, el olvido del compromiso cívico y la responsabilidad de
los medios para con sus comunidades que resulta en la industrialización de la información,
como un bien de consumo más y no como un bien social, como debería ser.

La concentración de los medios de comunicación en Chile tampoco ayuda a considerarlos


una institución comprometida con la sociedad y a la información de los medios como un
bien social, es más, según el Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y
Convergencia (Observacom) el 90% de los dueños de los medios chilenos concentra el
rubro de las comunicaciones, o sea estamos sumergidos en una esfera pública poco
pluralista y en donde existe una falsa representatividad de los medios, pues estos no
representan las demandas ciudadanas, o solo muestran una cara de la moneda.

Existe en Chile una necesidad por levantar y dar a conocer medios de comunicación
alternativos al duopolio, que sean capaces de rescatar las voces ciudadanas y que no se
sustenten en base a la publicidad de empresas o políticos, necesitamos medios que sean
capaces de ser plurales y objetivos, para que sus intereses editoriales no tengan que ver con
alterar o no el statu quo de sus dueños o sus socios, sino más bien que velen por una
comunicación por y para todos y todas.
En este deplorable escenario, no todos y todas tenemos el mismo acceso a la información y
a participar de la esfera pública. La mayoría de las personas en el país no tiene los medios
para informarse de forma plural para escuchar a todas las voces presentes en los conflictos,
pues confía en lo que se muestra en los medios tradicionales y no conoce medios
alternativos como la RadioJGM, la RadioVillaFrancia o el MapuExpress; quienes trabajan
una contrapropuesta a los medios del duopolio pero, lamentablemente, con mucho menor
alcance, por lo que conflictos como los medioambientales o los indígenas que se tratan
desde la institucionalidad del Estado y la conveniencia de los medios tradicionales llegan a
informarse solo desde un lado de la historia, y el poco levantamiento de lo alternativo
resulta en una falta de representación de las minorías y la desinformación del ciudadano
elector frente a los asuntos de interés público-político.

En lo anterior recae el compromiso ético y social que debemos tener los periodistas con la
población: comunicar correctamente, confrontando los poderes y las versiones en el
contenido, además de hacer un adecuado tratamiento de la información y las fuentes para
no sesgar al público frente a un tema, y que de esta manera, con ciudadanos bien
informados podamos construir una esfera pública donde todos podamos participar de
manera efectiva.

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