Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
presentan en la perra que cicla normalmente, pero con difícultad para determinar el
momento adecuado para el apareamiento.
Estro Silencioso: Puede confundirse con el anterior. Por lo general, hay una mínima
manifestación clínica del celo, lo que provoca una mala detección del mismo, por ejemplo,
sangrado disminuido, poca edematización de la vulva, exagerada limpieza de la casa o
lugares que ocupa el animal o bien porque la perra se limpia constantemente los genitales.
Este fenómeno no se considera patológico, o al menos no ha sido informado como tal. El
color del pelo y el tamaño de la perra son factores que también deben ser considerados
(pelaje oscuro y razas como el yorkshire).
Errores de manejo: Este grupo es necesario explicarlo ya que es frecuente que se presente
al consultorio alguna perra sospechosa de sufrir infertilidad porque no permite la monta, o
no ha quedado gestante después de la misma o de la inseminación artificial, incluso en
aquellas ocasiones en las que se la ha "ayudado", situación que por lo general significa
forzarla a aceptar al macho ya que, desde el punto de vista del propietario, la perra ya está
en el momento adecuado porque la cuenta de los días es la correcta, o porque al parecer
la perra se deja montar. Esta apreciación es falsa si se entiende que el momento de la
aceptación sexual es altamente variable en la perra, y que existe gran evidencia científica
que ha demostrado que no hay correlación alguna entre el período de receptividad sexual
y la ovulación, de tal forma que puede haber perras que acepten al macho y no estén
fértiles o viceversa. Basado en esto, la mayoría de este tipo de pacientes, recibe un manejo
inadecuado por parte del propietario, y para corregirlo se debe considerar que existen
factores de comportamiento, o físicos, que pueden interferir de manera muy significativa
para que no se presente la aceptación sexual, por ejemplo, la inexperiencia del macho
donde la dominancia la establece la hembra, o la presencia de bandas en la vagina (himen
persistente) que no alteran la ciclicidad de la hembra, pero son un obstáculo para la
penetración. En conclusión, se puede decir que para determinar el momento en el cual se
debe realizar el apareamiento, no sólo hay que basarse en la observación de los signos
clínicos del celo, sino que se debe hacer una revisión más profunda y cuidadosa de la
paciente (un adecuado examen físico general que incluya tanto aspectos clínicos como de
comportamiento).
a) Para la testosterona, las unidades se expresan en miligramos por decilitro (mg/dl donde
mg = 1x10-6 gramos/dl).
c) Para los estrógenos, las unidades se expresan en picogramos por mililitro (pg/ml donde
pg = 1x10-12 gramos/ml).
En el ciclo de formación del pelo, la fase inicial de crecimiento del folículo piloso conocida
como "anágeno" se ve muy afectada por los estrógenos. En algunas especies de mustélidos
como el hurón, es notoria la alopecia durante la etapa reproductora. En forma general, se
piensa que hay zonas específicas en la piel que contienen un gran número de receptores
para estrógenos, lo que quizás pueda explicar que en estos casos, la alopecia sea de tipo
bilateral. Causas de hiperestrogenismo:
a) Quistes foliculares
b) Desbalance ovárico tipo I
c) Tumor de las células de Sertoli
En estos padecimientos la signología clínica es muy similar, con las excepciones obvias para
cada caso, por ejemplo, prepucio péndulo en el macho.
En diversas investigaciones ha quedado claro que en perros(as) a los que se les ha retirado
la fuente de producción de estrógenos (ovario, testículo y la zona reticular de las
adrenales), el pelo no presenta cambio alguno, lo que sugiere que los esteroides no son
totalmente necesarios para el metabolismo de la piel. Sin embargo, de manera contraria,
cuando en un paciente se sospecha de hipoestrogenismo, se ha formulado la hipótesis de
que una deficiencia severa de esteroides puede producir alteraciones en le piel. Esta
situación parece contradictoria, por lo que se piensa que estas hormonas deben tener
alguna conexión con otras para que un nivel equilibrado en la concentración de las
mismas, mantenga la salud de la piel.
ANDRÓGENOS: Son esteroides que se producen en las células de la teca, de Leydig y de la
zona reticular de la glándula adrenal. Al igual que los estrógenos, estimulan la mitosis de la
epidermis, pero se ha visto que este grupo hormonal no produce hiperpigmentación
generalizada, ya que en especies de roedores como el cuyo y el hámster, se han detectado
zonas altamente sensibles a la estimulación androgénica. Al contrario de los estrógenos,
los andrógenos incrementan el tamaño de la glándula sebácea, lo que se ha observado al
aplicar altas dosis de estos compuestos en especies como el ser humano, manifestando
una hipersecreción de sebo. También participan de la misma forma que los estrógenos
sobre la fase de anágeno en el ciclo de crecimiento del pelo. Sin embargo, la controversia
con respecto a su deficiencia, todavía persiste entre los investigadores.
Proestro y estro prolongados: Cuando el sangrado dura más de 40 días (el proestro y el
estro pueden durar en conjunto de 6 a 40 días, 3 a 20 días por etapa). Generalmente, estas
perras presentan un patrón de células superficiales en sus citologías vaginales lo que indica
un efecto de los estrógenos. Sin embargo, al realizar la medición de los niveles de
progesterona, si no se observa un incremento de la misma, se puede pensar en la
existencia de quistes o tumores ováricos productores de estrógenos. Es importante
recordar que la progesterona es necesaria para que se presente la receptividad sexual. Los
quistes ováricos se pueden presentar en perras menores de 5 años, y los tumores en
perras mayores de 5 años. Por otro lado puede haber diversas causas que provoquen un
sangrado persistente como son: Infecciones, inflamación, cuerpos extraños, y exagerada
administración de compuestos estrogénicos. Por esto es muy importante realizar estudios
de citología vaginal, medición de estrógenos y progesterona (P4), y ultrasonografía del
aparato genital.
INERCIA UTERINA: Se refiere a la fatiga que presenta el útero durante el parto. Este
problema se clasifica en dos:
- Primaria: Cuando no hay suficiente fuerza contráctil para completar la expulsión del total
de cachorros. Los productos son normales e incluso los diámetros pélvicos de la perra son
adecuados, pero por alguna razón que hasta el momento no ha sido completamente
aclarada, el útero deja de contraerse. Probablemente haya insuficiencia hormonal o
trauma uterino, por ejemplo, ruptura muscular o torsión uterina.
- Secundaria: Se presenta cuando además de la fatiga uterina existe mala estática fetal o
alguna anormalidad en el canal del parto de tal forma que el mecanismo del parto en algún
momento se detiene porque los intentos por expulsar al feto son improductivos y por lo
tanto, el músculo se fatiga.
HIMEN PERSISTENTE: Es una banda de tejido fibroso que permanece aun después de la
pubertad, que puede estar ubicada de lado a lado del lumen vaginal (banda vertical), o
puede ser en forma de anillo reduciendo el diámetro de la bóveda vaginal (banda anular).
Ambas entidades pueden ser fácilmente localizadas en la parte craneal a la abertura
uretral.
VAGINA DOBLE: También de origen congénito, se debe a la mala fusión de los conductos
de Müller, lo que produce la formación de un tabique que divide la vagina en dos
porciones, así como el útero y el cérvix. Las perras que presentan cualquiera de las
entidades arriba descritas, no tienen alteración de la fisiología reproductora, por lo que
ciclan normalmente e incluso pueden concebir sin problemas, sin embargo, es muy
importante la revisión genológica de estas pacientes para poder emitir un pronóstico para
el momento de la cópula y para el momento de la presentación del parto, evitando de esta
manera la aparición de problemas como son el dolor y la distocia, respectivamente.
VAGINITIS : Este problema, al igual que las infecciones vaginales, por lo general se presenta
en perras de cualquier edad sin importar si se trata de pacientes ovariohisterectomizadas
o pacientes enteras. Hablar de vaginitis significa la inflamación de esta estructura, la que
puede deberse a varios factores. Algunos autores afirman que la vaginitis de origen
bacteriano es consecuencia (secundaria) a la acción de otros factores como son:
traumatismos, obstrucciones e irritaciones por cuerpos extraños; de tal forma que no
siempre una inflamación vaginal está asociada con una contaminación bacteriana. Es bien
sabido que la vagina contiene una flora bacteriana normal que es mantenida a través de
mecanismos homeostáticos de la perra; este control se manifiesta mediante secreciones
normales que salen por vulva (secreción mucosa ó ligeramente purulenta), sin embargo,
por efecto de algunos factores externos como el estrés, medicaciones antibióticas etc.,
esta flora empieza a crecer y es entonces cuando se puede hablar de infección vaginal; en
otras palabras, se puede decir que el término vaginitis no siempre se refiere a una
infección. Algunos criadores e incluso veterinarios tienen como práctica de manejo
recomendar la realización de un cultivo de la flora bacteriana de la vagina antes de que se
lleve a cabo el apareamiento como medida de precaución. En mi opinión personal, que
incluso coincide con la de otros autores, creo que esta práctica es altamente cuestionable,
sobre todo si se considera que la vagina contiene microorganismos, y es difícil establecer
qué bacterias pueden ser las que estén produciendo el problema; además, si no se ha
realizado la exploración adecuada de la vagina a través de la palpación digital o la
utilización de un vaginoscopio, la observación de secreción purulenta no necesariamente
significa que haya una infección, sobre todo si se toma en cuenta el concepto 9
anteriormente descrito que dice que una infección vaginal es secundaria a otras
circunstancias. Es claro que si realmente existe infección, es entonces cuando la realización
de un cultivo es procedente. En comparación con el macho, la presencia constante de una
secreción de color verde, no causa un conflicto para el veterinario o el propietario del
perro porque se considera normal; a esta secreción se la conoce con el nombre de
esmegma y es la forma en que la flora bacteriana del prepucio es controlada, pero, si en la
perra se detecta un flujo, por pequeño que éste sea e independientemente del color que
éste tenga, inmediatamente surge la preocupación de que pueda tratarse de una vaginitis
o de una piómetra, de tal forma que yo sugiero mantener la calma y tratar de llegar a un
diagnóstico correcto, ya que puede tratarse de un simple mantenimiento de la ecología
bacteriana realizado a través de esta secreción. Por otro lado es importante mencionar
que la secreción que se observa en las perras con vaginitis, puede ser mucosa, purulenta,
sanguinolenta o una combinación de éstas (mucopurulenta, mucosanguinolenta,
sanguinopurulenta). El diagnóstico debe establecerse no solamente basándose en la
observación del tipo de secreción que, como ya se dijo anteriormente, puede tener un
margen de error. La técnica de citología vaginal es una muy buena alternativa para llegar al
diagnóstico. Si durante el proceso diagnóstico, se confirma que existe una infección
entonces es recomendable la utilización de antibióticos de amplio espectro (previo
antibiograma, pero el uso de tetraciclinas y cloranfenicol está indicado), o la aplicación de
duchas vaginales, ya que con esto último la probabilidad de que se desarrolle resistencia
bacteriana es nula.